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MANUEL RIQUELME (+)

  GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA - CAMPAŅAS PRELIMINARES - Por MANUEL RIQUELME


GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA - CAMPAŅAS PRELIMINARES - Por MANUEL RIQUELME
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA - CAMPAÑAS PRELIMINARES

 
 
 

CAMPAÑAS PRELIMINARES
 
Bajo este título general hacemos el relato de las expediciones del ejército paraguayo llevadas a cabo, primeramente en la región brasileña de Matto-Grosso, luego en la provincia de Corrientes y en la llamada Río Grande. Por primera y única vez, el territorio de los adversarios se convierte en teatro de guerra. Se incluye el combate naval del Riachuelo.
 


CAMPAÑA DE MATTO-GROSSO

El 15 de diciembre de 1864 se embarca, en la bahía de Asunción, un ejército de tres mil hombres al mando del coronel VICENTE BARRIOS. Las cañoneras que conducen a estas tropas son el "TACUARÍ", "IGUREÍ", "PARAGUARÍ", "MARQUÉS DE OLINDA" e "YPORA". En tanto, otro contingente, bajo la dirección del coronel FRANCISCO ISIDORO RESQUÍN, parte desde la ciudad de Concepción, para desembarcar en la región ribereña de Matto-Grosso.

La expedición del coronel Barrios desembarca el 26 del citado mes en las cercanías de la ciudad y fortaleza de Coimbra. Las cañoneras se disponen a bombardearla. Pero, antes de dar inicio a la acción, el jefe paraguayo intimó rendición a las fuerzas brasileñas que se hallaban en la fortaleza. Su comandante, HERMENEGILDO PORTO-CARREIRO, se negó a deponer las armas, por lo que el coronel Barrios ordena el ataque, previo bombardeo intenso durante dos horas en el primer día y a la madrugada del día 28. El primer asalto se llevó a cabo con escasos hombres que llegaron al pie de los murallones. Algunos penetraron en el recinto del fuerte. El jefe de este reconocimiento sobre el peligroso terreno, sargento mayor LUIS GONZÁLEZ, resultó herido. Nuestra baja en esta acción fue de 100 a 150 hombres.

Al día siguiente, cuando se aprestaron a llevar el ataque decisivo, pudo notarse que había desaparecido la bandera de guerra en la fortaleza. Un breve reconocimiento dio la prueba de que las tropas enemigas la habían abandonado. Aprovechando la cerrada oscuridad de la noche se retiraron en dos embarcaciones. Los paraguayos hallaron en la fortaleza una gran cantidad de armas, víveres y pólvora. Inmediatamente Barrios se preparó a marchar sobre Alburquerque y Corumbá. Estas plazas estaban igualmente abandonadas. En ellas encontraron un apreciable número de cañones y diversas armas que fueron recogidos.

La cañonera brasileña "Amambai", que había escapado desde Corumbá con mucha gente y más de 400 de tropa, fue perseguida por los vapores paraguayos "Río Apa" e "Ypora". Este último le dio alcance en un recodo del río San Lorenzo. La cañonera brasileña, pese a ser muy superior en envergadura, se rindió, después de embicar en la costa, sin atinar su jefe a oponer resistencia en ningún momento. Esta captura estuvo a cargo del renombrado teniente de marina ANDRÉS HERREROS.

Así pues, en uso de su perfecto derecho, el gobierno paraguayo, mandó ocupar el territorio de su nación a la derecha del río Apa, hasta el río Mbotetéi, en la frontera norte de la República, con prevención de desalojar cualquier fuerza brasileña que se encontrase en dicho territorio cuestionado por el gobierno del Brasil desde 1850.
Con esta deliberación, el 15 de diciembre de 1864 despachó de la Asunción cinco buques de guerra, dos lanchas cañoneras y tres transportes con tres mil hombres de desembarque, al mando del coronel de infantería Vicente Barrios, y como segundo, el sargento mayor Luis González, a practicar las operaciones sobre el FUERTE DE COIMBRA y demás puntos militares brasileños situados sobre el alto Paraguay.

El 22 de diciembre del citado año 64, el coronel Barrios, comandante en jefe de la división naval, de acuerdo con el coronel de caballería, Francisco Isidoro Resquín, comandante de la división del Norte, que tenía como segundo al mayor de la misma arma, MARTÍN URBIETA, marcharon de Villa Concepción con un ejército de tres mil hombres, en su mayor parte de caballería, a practicar las operaciones sobre el río Mbotetéi, territorio paraguayo.

El 29 del mismo mes y año el coronel Resquín -mandó desalojar las pequeñas guarniciones brasileñas de las colonias Miranda y Dorado, afluente del río Brillante, antes Ygureí, que desemboca en el río Paraná y aquel desemboca en el Paraguay, frente a la población brasileña de Alburquerque.
 


COMBATE EN PASO FEO

El 30 de diciembre del precitado año 64, marchando el coronel brasileño sobre el punto militar de Nioac, descubrió, al llegar a Paso Feo, los exploradores en el otro lado de dicho paso, que formaban una fuerza brasileña de trescientos hombres, con una banda de música. Entonces el coronel Resquín, valiéndose de parlamentarios, intimó al jefe brasileño a la pronta desocupación del territorio antes de ser desalojados por la fuerza.

El comandante brasileño, don JOSÉ DÍAZ DE SILVA, contestó la intimación con una negativa provocadora, obligando al coronel Resquín a forzar el paso.

Después de un fuerte tiroteo de fusilería y algunos disparos de artillería, la fuerza brasileña se puso en fuga, hasta la otra parte del paso Desbarrancado; donde fue alcanzada y sableada quedando en el campo sesenta y dos muertos y muchos heridos, algunos de los cuales huyeron con el resto de la fuerza, en completa derrota. Quince prisioneros brasileños, tornados en la acción del Desbarrancado, fueron remitidos al comandante de Villa Concepción, con todas las atenciones impuestas por el derecho de gentes.

Las fuerzas paraguayas tuvieron cinco heridos de bala. Al siguiente día, o sea el 31 de diciembre, fue ocupado el punto militar Nioac, y después de haber despachado destacamentos a los puertos de los ríos Brillante y Vacarías, marchó el coronel Resquín sobre la Villa de Miranda, situada a la izquierda del Mbotetéi, donde creyó pudieran rehacerse los derrotados, pero no fue así, y encontró abandonada dicha villa, razón por la que la ocupó el 9 de enero de 1865. El 12 de dicho mes mandó una exploración de trescientos hombres de caballería, al mando del capitán de la misma arma don JUAN BAUTISTA AGÜERO, hasta la colonia Cuchín, situada sobre la derecha de las nacientes del río Tacuarí, entre el río Mbotetéi y la Cordillera Mbaracayú, en cuyo punto, a la llegada de las fuerzas paraguayas, la guarnición brasileña se puso en fuga y la expedición regresó sin ningún suceso de armas.
 


ASALTO AL FUERTE DE COIMBRA

El 26 de diciembre de 1864, el coronel don VICENTE BARRIOS mandó ocupar las posiciones más convenientes, para sus operaciones, sobre el fuerte de Coimbra, primera fortificación brasileña sobre el Alto Paraguay, abajo de la desembocadura del río Mbotetéi.

Al día siguiente, el mismo coronel dirigió un parlamento al comandante de aquel fuerte, intimándole la desocupación, al cual contestó el coronel PORTO CARRERO, jefe del fuerte, negándose a cumplir la orden.

Entonces el coronel Barrios mandó hacer fuego, que fue contestado inmediatamente, sufriendo los brasileños muchos perjuicios producidos por las cañoneras paraguayas, artilladas con piezas de a 68. El sargento mayor GONZÁLEZ se ocupa a la vez en la apertura de varias picadas, a retaguardia del fuerte, para colocar en batería su artillería ligera, que debía apoyar el asalto sobre el murallón del fuerte brasileño. El 28 del mismo mes, dicho mayor González dio principio al asalto, logrando treparse con sus valientes tropas de infantería sobre aquel muro trabajado con todas las precauciones de la guerra.

Sin embargo, las fuerzas paraguayas fueron rechazadas a las seis de la tarde por los defensores del fuerte y merced a un vapor de guerra que éstos tenían arriba del fuerte, cuyos fuegos perjudicaban mucho el asalto.

En la misma noche del 28 de diciembre, y aprovechando la oscuridad, los brasileños abandonaron el fuerte y se fugaron en el vapor de que disponían.

En vista de esto, el coronel Barrios mandó guarnecer aquel punto con fuerzas de su comando y luego siguió sus operaciones sobre Alburquerque y Coimbra, cuyos puntos también halló abandonados, por haberse refugiado sus respectivas guarniciones en la provincia de Matto-Grosso.

El 8 de enero de 1865, los vapores paraguayos, en sus exploraciones del río San Lorenzo, logran apresar el vapor brasileño AÑAMAY, con su tripulación, el cual fue conducido a Corumbá (1).
 


CAMPAÑA DE CORRIENTES

Aprestado el ejército paraguayo para llevar a cabo la expedición a la provincia argentina de Corrientes, el Mariscal López dispuso la captura de dos vapores de guerra del enemigo; "25 DE MAYO" y "GUALEGUAY" que se hallaban anclados en la cercanía de la mencionada ciudad. Realizada la misma por las cañoneras paraguayas "PARAGUARÍ" y "MARQUÉS DE OLINDA", fueron traídos los citados buques a Humaitá. Allí prestaron servicio en la flotilla que llevó a Corrientes las tropas del general WENCESLAO ROBLES.

Al recibirse la noticia en Buenos Aires del abordaje y captura de ambos barcos, se formó una manifestación popular que llegó hasta la casa del Presidente, en donde hablaron varios oradores. El general Mitre contestó: "Después de la provocación lanzada, el insulto hecho a nuestra bandera por el tirano del Paraguay, vuestro gobierno no os puede decir otra cosa, sino que las proclamas y las manifestaciones van a ser traducidas en hechos, que dentro de veinticuatro horas estaremos en los cuarteles; dentro de quince días en campaña, y a los tres meses en la Asunción" (2)

Este primer contingente de tres mil hombres llegó a Corrientes el 14 de abril de 1865. En un comienzo gran parte de la población, recelosa por lo que pudiere ocurrir, abandonó la ciudad. Pero viendo el ánimo amistoso con que la trataban los paraguayos, las gentes volvieron a sus casas. El comercio reanudó sus actividades.

Por tierra había partido un contingente de 800 hombres de caballería que, llegando a su destino, acampó dentro del recinto de la ciudad.

López envió a Corrientes una comisión de civiles, encabezada por el ministro Berges. Su propósito era levantar el espíritu de los correntinos y tratar de volcar la opinión de la ciudadanía a favor del Paraguay. Formóse un gobierno triunviral y provisorio, compuesto por naturales de la provincia (Guana, Silveiro y Cáceres) y cuyo desempeño, pese al esfuerzo desplegado, no dio resultado satisfactorio como se esperaba.

El general Robles con un ejército de 20.000 hombres, que fueron reuniéndose poco a poco, marchó al sur hasta concentrarse con el ejército del Tte. coronel JUAN DE LA CRUZ ESTIGARRIBIA, que avanzaba paralelamente al río Uruguay. El general Robles llegó a Goya el 3 de junio, después de librar pequeños combates en Bella Vista y otros puntos, con fuerzas argentinas del GENERAL PAUNERO. Mientras tanto una escuadra fluvial enemiga; compuesta de 10 vapores y 4.000 de tropa, arribó sorpresivamente a Corrientes. Ésta no estaba guarnecida sino con 1.500 paraguayos, a la orden del mayor José Martínez. Desembarcaron más de 2.000 hombres y artillería pesada en los aledaños de la ciudad. Los combates sobrevinieron inmediatamente con furia inusitada por ambas partes, especialmente en el área de un puente de piedra que daba a la ciudad. Los soldados paraguayos, la mayoría reclutas, dieron muestra de una audacia y valentía ejemplar. Lucharon contra un enemigo superior en número y bajo la nutrida artillería de la escuadra.

Los paraguayos se retiraron hacia la parte norte de la ciudad, mientras que las tropas atacantes penetraron en ella y acamparon en la plaza 25 de Mayo. Por la noche el general Wencelsao Paunero, comandante de las tropas argentinas, decidió retirarse, en previsión a una arremetida de los paraguayos. El reembarco de sus tropas se hizo tan apresuradamente que hubo hasta ahogados y heridos (3). En junio de 1565, López se alejó definitivamente de Asunción para ponerse al frente de su ejército.

En tanto, el general Robles, que se hallaba en Goya, como dijimos, recibió del mariscal López, la orden de retroceder con toda la fuerza de su mando, recorriendo la costa izquierda del río Santa Lucía y cruzarlo en el paso de San Roque o de Cáceres, cuatro leguas más arriba, haciendo recogida de caballo entre Santa Lucía y el Batel, a distancia proporcionada y prudente del grueso de su columna. Además le daba el itinerario hasta San Antonio, cerca de Corrientes.

El general Robles contestó en fecha 29 de mayo que se daba por enterado de las informaciones y esperaba otra orden de movimiento, ya que la situación embarazosa de Corrientes estaba salvada. Molesto el Mariscal, le reprochó y volvió a ordenarle el cumplimiento de la primera orden. Acatándola Robles, el día 23 de julio llegó lentamente de vuelta a la localidad de Empedrado.

En conocimiento el Mariscal de ciertos actos irregulares del general Robles, su conducta sospechosa con respecto a cierta correspondencia con emisarios del enemigo y su falta de cualidad para el mando, dispuso su apresamiento. A este efecto, envió a su Ministro de Guerra, general Vicente Barrios, quien se hizo cargo de las fuerzas. Delegó su mando, poco después, en el general Francisco Isidoro Resquín. Este jefe recibió de López orden de contramarchar a territorio paraguayo. Así concluyo la campaña de Corrientes.

(1)       Francisco I. Resquín. "Datos Históricos de la Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza". Vol. I. Edic. Imprenta Militar. Año 1942. Págs. 15/13.

(2)       Thompson. Obra cit., pág. 71

(3)       López creó la condecoración de "La Estrella de la Orden del Mérito".
 


INCORPORACIÓN DEL GRAL. RESQUÍN

En medio del desarrollo de los sucesos referidos fue llamado por el gobierno del mariscal López el coronel de caballería FRANCISCO ISIDORO RESQUÍN, que ocupaba el puesto de comandante de Villa Miranda, situada en la frontera norte de la República; en la nota de llamamiento, fechada el 9 de junio de 1865, se le manifestaba al coronel Resquín que su remoción era a fin de que bajara a ocupar su puesto en el ejército nacional, indicándole al propio tiempo que llenara el mismo su vacante con el nombramiento del sargento mayor de la misma arma, don MARTÍN URBIETA, comandante militar de la comarca de Villa Miranda.

El 22 de junio de 1865 el coronel Resquín se presentó en el campamento de Humaitá al mariscal Solano López, el cual tuvo la confianza de informarle del mal estado en que se hallaban las operaciones del sur tanto del general Robles como del comandante Estigarribia y manifestarle la posición de éste último, que se hallaba encerrado en la Villa de Uruguayana, territorio brasileño, y lo peor del caso era que no había probabilidad de salvarse sino se les remitía una protección de fuerzas considerable, pero que no había tiempo para ello.

El 24 de junio del 65, el coronel Resquín, provisto brigadier general de los ejércitos de la República, y 2º Comandante de la División del Sur y jefe especial de la caballería de dichas fuerzas gobernadas por el general Robles, a quien se presentó el general Resquín con sus diplomas, siendo éste bien recibido y colmado con las mejores atenciones y, por consiguiente, reconocido inmediatamente en tal carácter en la división del Sur.
 
 

EL GRAL. ROBLES ES RELEVADO

El ministro de Guerra y Marina, brigadier general VICENTE BARRIOS, se constituyó en el campamento del general Robles, el 24 de julio de 1865, con el objeto de notificarle el decreto de su destitución del mando de la división del Sur, por deliberación del gobierno de la República, para responder a los cargos que existían contra él, quedando al mando inmediato de la división el general Resquín, provisto Comandante de dichas fuerzas.

El ministro de Guerra y Marina, después de haber notificado el citado decreto al general WENCESLAO ROBLES, le condujo al campamento de Humaitá, donde fue procesado por los motivos ya indicados y cuyos resultados lo llevaron al patíbulo poco tiempo después.
 

COMBATE DEL BATEL

El 24 de julio de 1865 recibió orden el general Resquín de mover su campamento de Empedrado y ocupar la derecha del río Santa Lucía, desde la capilla de San Roque, esperando en dicho punto nuevas órdenes.

El día anterior, o sea el 23, había hecho montar una fuerza de tres mil hombres, al mando del sargento mayor de infantería, JOSÉ E. DÍAZ y de caballería AVELINO CABRAL, con prevención de atacar por sorpresa a las fuerzas correntinas acampadas en la rinconada de la izquierda del arroyo Ambrosio, al mando del general CÁCERES, como así lo hicieron; poniendo a estas fuerzas en dispersión, y obligándolas a retirarse a la otra parte de Batel.

Al mismo tiempo, el comandante de artillería, JOSÉ MARÍA BRUGUÉZ, marchó a ocupar la posición de las Cuevas,  abajo de Bella Vista, sobre la barranca del río Paraná, apuntando toda su artillería contra la escuadra aliada, que se hallaba estacionada más abajo del paso de Mercedes.
 

COMBATE DE LAS CUEVAS

El 12 de agosto del 65, viéndose la escuadra aliada sin comunicación, pues la cortaban las baterías del comandante Bruguez, reforzadas con tres baterías, más la división del Sur, resolvióse a forzar el paso de las Cuevas.

En efecto, como a las ocho de la mañana empezaron los buques a desfilar, uno a uno, bajo los fuegos de nuestros cañones. Tantas pérdidas y perjuicios sufrieron, que tuvieron que permanecer reparando sus averías en el puerto de Goya hasta el mes de octubre, después de haber enterrado muchos muertos en el mismo punto (4).
 

CAMPAÑA DE RIO GRANDE (URUGUAYANA)

El 16 de enero de 1865 el ejército de 12.000 hombres que se hallaba acampado en Villa Encarnación, al mando del mayor PEDRO DUARTE, recibió la orden de pasar el río Paraná y establecer ser campamento en las orillas de un pequeño río, veinte kilómetros al sur de la localidad de Candelaria. Ahí se hace cargo de las tropas el teniente coronel JUAN DE LA CRUZ ESTIGARRIBIA, quedando Duarte como segundo jefe. Tenía instrucciones de marchar paralelamente al río Uruguay y cruzarlo por San Borja, para adentrarse en territorio uruguayo. Esta tropa debía unirse a los orientales, contrarios al general VENANCIO FLORES, y tratar de tomar contacto con el ejército del general WENCESLAO ROBLES.

El 5 de mayo, el mayor Pedro Duarte se desprende del grueso del ejército, con 2.500 hombres, para hacer un reconocimiento en territorio correntino y ocupar el pueblo de Santo Tomé. Hecho esto, libró varios combates contra las fuerzas superiores del ejército argentino, con suerte favorable. Prosiguió su camino hasta acampar en las cercanías del pueblo llamado Cruz, el 19 de mayo.

El comandante ESTIGARRIBIA, en tanto, el día 10 de mayo, cruzó el río Uruguay, marchando por la izquierda, paralelamente a las tropas del mayor Duarte. Continuó Duarte su marcha de reconocimiento. Llega a Paso de los Libres y se establece cerca del arroyo Yatai, tras vencer a pequeñas fuerzas hostiles que se le oponían aisladamente. En los primeros días de agosto, patrullas de reconocimiento le dan cuenta de que un ejército numeroso del enemigo, al mando del general Venancio Flores, avanzaba a su encuentro.

Efectivamente, 8.000 hombres comandados por el general oriental, más 4.000 argentinos bajo la dirección del general Paunero, y 32 piezas de artillería, se acercaban para batirlo. Ante esta situación, el jefe paraguayo solícita refuerzos para el comandante Estigarribia, después de ponerle en conocimiento de las circunstancias desventajosas en que se hallaba. Por respuesta obtuvo solamente reprimendas, criticándole su vacilación para batirse con Firmeza. Comprometido el mayor Duarte, tuvo que verse en la obligación de pelear con sus 2.500 hombres, aproximadamente, y sin artillería, contra un efectivo cuatro veces mayor que el suyo.

El 17 de agosto, el general FLORES, enterado del aislado contingente de DUARTE, lo atacó entre los arroyos Ombucito y Yataí, insistiendo en el centro, mientras que PAUNERO lo hacía por el flanco izquierdo y el jefe argentino Goyo Suárez, presionaba con su caballería en el otro extremo. El jefe paraguayo se puso al frente de sus tropas y mostrando una valentía incomparable, resistió a pie firme la avalancha, el combate se caracterizó por el vigor de las acciones. Las cargas continuas de uno y otro lado dejaban una baja enorme de muertos y heridos. En los últimos momentos, volvió el mayor Duarte a insistir en su pedido al comandante Estigarribia. Envió Duarte al alférez LUGO con 18 canoas para que embarcasen en ellas los refuerzos solicitados con angustiosa insistencia, pero no consiguió convencerlo (5).

1.600 muertos paraguayos quedaron en el campo y 1.500 de los aliados, entre éstos varios oficiales de alta graduación. El mayor PEDRO DUARTE fue tornado prisionero cuando, en una de las refriegas, cayó del caballo en medio de soldados enemigos. Llevado ante el general FLORES, éste amenazó fusilarlo (6). Salvó, empero, gracias a la intervención del coronel uruguayo MAGARIÑOS.

Después de la infortunada suerte del mayor Duarte, el comandante Estigarribia que se hallaba en Uruguayana, abandonó la ciudad como para obligar a las tropas del general CANAVARRO, con 8.000 hombres que tenía en las cercanías, a entrar en combate, pero no consiguiendo su propósito, cometió el grave error de volver a la ciudad, contra la expresa instrucción del mariscal López, quien le había ordenado emprender la retirada hacia el territorio paraguayo.

El ejército aliado, ya entonces con 20.000 hombres y la incorporación de una flotilla con cuatro cañoneras al mando del vizconde TAMANDARÉ, más un número de cañones, alrededor de 40, decidió rodear Uruguayana y aplastar a Estigarribia. Había transcurrido más o menos un mes desde el encierro. Los efectos del hambre y otros factores propios de la situación, se dejaron sentir gravemente. Los aliados le intimaron rendirse. Estigarribia contestó negándose rotundamente. No obstante cedió después, ante la reiteración del pedido. Entregó sus fuerzas y armas al enemigo (7). Esta conducta causó una honda amargura al Mariscal, quien vio así perderse la última esperanza para desarrollar la guerra en territorio enemigo.

Este lamentable fracaso determinó la retirada de Corrientes y obligó al mariscal López a convertir la ofensiva inicial de su ejército, en una línea defensiva en la frontera sur de nuestro territorio. Dispuso que la fortaleza de Humaitá sirviera de centro y bastión de la defensa, como lo fue en realidad.

Mucha sangre había corrido en las filas del ejército expedicionario, y perdido las mejores tropas. Se debe en gran parte a la escasa preparación militar de los jefes paraguayos. (8)

(4)       F.I. Resquín. Obra cit., págs. 23/25.

(5)       Seguramente porque a Estigarribia, dice el historiador coronel Centurión, le animaba una antipatía personal hacia Duarte.

(6)       Lanzándole una retahilla de groserías, se cuenta que el jefe paraguayo contestó a la promesa de 4 balazos con las siguiente palabras: "¡Los recibiré como de sus manos. General....!”

(7)       Parece que hubo, para la rendición, influencia muy poderosa de parte de la Legión Paraguaya.

(8)       Ante los jefes aliados "López había perdido completamente su reputación de general, por el hecho de haber lanzado la columna de Estigarribia al centro del país enemigo, sin apoyo de ninguna naturaleza. Es más que probable que tenía esperanza de que Urquiza ayudara a Estigarribia, pero nada había tratado al respecto. Urquiza indujo a López a esperar su apoyo, pues sus gentes iban y venían constantemente...". Cnel. Thompson, obra. cit. pág. 114. Edic. 1869. Bs. As.
 

COMBATE NAVAL DEL RIACHUELO

El punto llamado Riachuelo, en el Paraná, situado un poco más abajo de Corrientes, es la parte más ancha del río. Tiene 7 a 8 millas de ancho, antes de abrirse en dos brazos por una isla. Ahí se hallaba la escuadra naval brasileña. El mariscal LÓPEZ dispuso que se llevara un ataque con el objeto de apoderarse de ella, más no sea de algunas unidades que, a parte de ser tan necesarias para el dominio del río, significaría un fuerte golpe para el adversario.

Preparó en Humaitá la expedición con todos los buques con que contaba más algunas chatas equipadas con uno o dos cañones cada una. El 10 de junio de 1865, por la noche, emprendieron la marcha los siguientes vapores: el «TACUARÍ» con 6 cañones, «PARAGUARI» artillado con 4 cañones, «YGUREÍ» 5, «YPORÁ» 4, «MARQUÉS DE OLINDA» 4, «JEJUÍ» 2, «SALTO» 4, «PIRABEBÉ» 1 e «YBERÁ» 4, además de 6 pequeñas chatas con un cañón cada una.

La escuadra brasileña estaba compuesta de los siguientes acorazados, todos a hélice, de fácil maniobra, aparte de su enorme potencial de fuego: «AMAZONAS» 6, «BELMONTE» 8, «BERBERIBE» 8, «JIQUITINHONHA» 8, «IPIRANGA» 7, «MEARIM BARROS» 8, «PARANAHIBA» 7, «IGUATIMI» 5, «ARAGUARÍ» 3. En total 60 cañones de mayor calibre que los nuestros.

La flotilla paraguaya debía accionar por sorpresa en la madrugada del día 11, lo cual no fue posible. El YBERÁ, después de pasar Tres Bocas, sufrió una avería, saliéndosele la hélice. Este percance motivó una demora de varias horas. Cuando alcanzaron el punto donde estaba apostado el enemigo, eran más de las 8:00 AM. Al ser avistados los buques paraguayos, la escuadra brasileña se preparó apresuradamente para la lucha. Pero, con asombro inexplicable, los atacantes pasaron de largo, aguas abajo, por frente al enemigo y en medio de un vivo fuego por ambas partes. Después de un trecho dieron media vuelta y volvieron con el propósito de acercarse a la escuadra brasileña, con el fin de abordarlos (9).

Al sur de la boca del Riachuelo, el mayor JOSÉ MARÍA BRUGUEZ había apostado unas cuantas piezas de artillería sobre la barranca, para ayudar en la acción. El almirante FRANCISCO MANUEL BARROSO DA SILVA, jefe de la escuadra enemiga, en un comienzo, no supo qué hacer (10). Ordenó marchar al sur como para desprenderse del ataque y tuvo que pasar a corta distancia de las baterías de tierra, recibiendo andanadas continuas que le castigaron severamente. Así fue que el acorazado "JIQUITINHONHA" encalló en un banco de tierra, sin dejar empero de hacer fuego, así como el “PARANAHIBA" que no atinó a pasar, recibiendo serias averías. Los demás buques entraron en la lucha obligados por la difícil situación en que se encontraban, dándose comienzo a un choque tremendo, en el que hubo combates cuerpo a cuerpo.

El "PARANAHIBA" fue abordado por treinta de tropas. Parte de su tripulación se metió en la bodega y parte se tiró al agua. Fue izada en él la bandera paraguaya.

Posteriormente, el "AMAZONAS" se acercó y pudo desalojar a los asaltantes, barriendo con sus cañones la cubierta. El "PARAGUARÍ", que recibió un proazo, fue a varar en la costa en el lado del Chaco. Igualmente el "BELMONTE", que recibió numerosos impactos, dio en la barranca, en donde quedó semihundido. El "MARQUÉS DE OLINDA" quedó también fuera de combate. Sufrió averías en la caldera, siendo arrastrado por la corriente hasta varar en un banco de arena.

Los paraguayos se retiraron lentamente con los buques que  estaban en condiciones de navegar, protegidos por el "TACUARÍ". Los brasileños nada hicieron por perseguirlos. Se concretaron a navegar detrás de los nuestros, pero a larga distancia y deteniéndose a cada rato, sobre todo el "AMAZONAS", cuando el "TACUARÍ" lo esperaba decidido a enfrentarlo. Esta vez, con sorpresa de los nuestros, la escuadra brasileña viró hacia aguas abajo, hostigada constantemente por la artillería del mayor BRUGUEZ. No paró hasta Bella Vista. Nuestra artillería volante de tierra la siguió, castigándola con certeros tiros y obligándola a emprender de nuevo la retirada.

Los brasileños tuvieron cuantiosas bajas, sobretodo en la dotación de la cubierta. La escuadra enemiga retrocedió seis millas más abajo, en donde la artillería volante del coronel AQUINO se presentó a bombardearla. Esta vez, los buques brasileños, sin ningún hombre en la cubierta, huyeron precipitadamente hacia el sur. La formidable flota del Imperio desapareció de la escena durante diez meses (11).

(9)       Thompson refiere que "Los paraguayos cometieron el grave error de pasar primero frente a los brasileños en vez de aproximarse rápidamente a ellos. Perdieron así un precioso tiempo que ellos aprovecharon para aprestarse al combate. Además, los paraguayos no llevaron garfios para amarrarse debidamente". ("Guerra del Paraguay", pág. 87).

(10)     Centurión refiere que el almirante Barroso, del susto no supo qué camino tomar y se entregó a las directivas de un práctico correntino, que así ofició de almirante de la escuadra. "Memorias". Págs. 248/9.

(11)     Dice Thompson que los brasileños se pasaron ese tiempo pensando cómo podrían evitar el acecho de esa fantasmal artillería volante. Obra citada, pág. 95.
 

Por MANUEL RIQUELME

Editorial Servilibro, Asunción, Paraguay 2008.


 
 
 

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