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ROBERTO PAREDES RODRÍGUEZ

  UN INFORME CLAVE SOBRE EL GOLPE MILITAR - Por ROBERTO PAREDES - Sábado, 05 de Febrero de 2022


UN INFORME CLAVE SOBRE EL GOLPE MILITAR - Por ROBERTO PAREDES - Sábado, 05 de Febrero de 2022

UN INFORME CLAVE SOBRE EL GOLPE MILITAR

 

Por ROBERTO PAREDES

 

Periodista e investigador

En el libro Operación 33 se relatan los entretelones del golpe del 2 y 3 de febrero, de lo que sucedía en la sede del Comando en Jefe, donde el dictador se había refugiado esa noche. Aquí un fragmento.

El día 14 de febrero de 1989, a 11 días del golpe de Estado, el coronel Pedro Hugo Cañete, testigo privilegiado de los hechos ocurridos en la sede del Comando en Jefe, por dentro, ya que acompañó de cerca todos los acontecimientos al interior de la unidad militar, presentó un informe al nuevo presidente, general Andrés Rodríguez. El documento revela datos inéditos, enteramente fidedignos, por lo que se reproduce íntegramente:

“Tengo el honor de dirigirme al Señor Presidente de la República y Comandante en Jefe de la Nación, a fin de elevar a su conocimiento pormenores relacionados con los hechos ocurridos en la noche y madrugada de los días 2 y 3 de febrero próximo pasado y de los cuales he sido testigo presencial.

En la noche del día 2 de febrero, aproximadamente a las 21:35, fui avisado por la telefónica de la presencia del Ex Presidente de la República y Comandante en Jefe en el local del Comando en Jefe. En razón de que las llaves del Despacho y Oficinas adyacentes se encontraban en mi poder por ser el ayudante general y no teniendo ninguna información de situación de anormalidad y con el único propósito de proceder a abrir las dependencias a fin de cumplir con mi obligación y facilitar algún trámite relacionado con mi función, ya que estaban elaborando documentos sobre nombramientos, traslados y listas de retiro; aproximadamente a las 21:45 horas concurrí (de civil y sin arma) al Estado Mayor General.

Al llegar, un oficial me avisó de que el Ex Comandante en Jefe ya estaba en el Edificio, razón por la cual rápidamente subí al primer piso y abrí el Despacho del Comandante en Jefe. Una vez abierto consulté dónde se encontraba y siendo alertado de que estaba en el 2º piso (Despacho del General Fretes Dávalos) me apersoné presentándome a comunicar que el despacho ya estaba abierto. Me brindó muy poca atención, razón por la cual me trasladé a mi oficina (primer piso), donde esperé alguna instrucción.

No pasó nada y sintiendo la necesidad de saber lo que estaba ocurriendo, subí de nuevo al Despacho del general Fretes Dávalos. Allí sentí que algo fuera de lo normal ocurría o estaba por ocurrir. Me percaté de la presencia de las siguientes personas: -General Alfredo Stroessner, general Germán Martínez, general Alejandro Fretes Dávalos, general Alberto Johannsen, general César Machuca Vargas, general Bernardino Peralta Báez, general Rafael Benito Guanes, general Francisco Ruiz Díaz (se presentó después, Iba y venía al cuartel del Regimiento Escolta), -coronel Gustavo Stroessner y señora, Sra. Graciela Stroessner, Sr. Pedro Miranda (chofer), coronel Ramón Martínez (Seguridad Presidencial), coronel Benito Pereira (yerno del general Johannsen), coronel Luis González Rojas (Aydte. del general Fretes Dávalos), coronel Carlos Maggi (Jefe del III Dpto. del EMFA), coronel Rva. Arza (Aydte. del General César Machuca Vargas), coronel Barrios (Aydte. del coronel Maggi), mayor de Reserva Orlando Oviedo (Cmdte. Cuartel del Estado Mayor), 6 a 8 soldados con fusil (Seguridad del Ex Presidente), Tte. Lefebre de la PM (con radio), Sr. Benítez Rickman (c/fusil. Luego desapareció del lugar).

Los generales estaban en el Despacho (también Gustavo) y los demás en el corredor, Ayudantía de la Jefatura y hall de espera.

Había una confusión general pues no se sabía con certeza lo que afuera estaba pasando (desde mi punto de vista). Sobrevino un apagón de luces que no solo aumentó la confusión, sino que ya se vislumbró una suerte de temor e inseguridad. Se habló de un levantamiento de la Caballería.

Enseguida el coronel Gustavo Stroessner aconsejó a su padre a entregarse para solucionar rápidamente todo y no complicar las cosas. El general Alfredo Stroessner no aceptó la opinión de su hijo y ordenó al general Johannsen que hable a Gustavo para desechar tal postura. “Vamos a esperar para saber qué realmente está sucediendo”, “debemos ganar tiempo”, repetía, “para saber quiénes están a favor y quiénes están en contra”.

El general Fretes Dávalos y el general Johannsen eran los más activos, los demás preferían sentarse en el suelo para mayor seguridad. A las 23:00 se inició el primer ataque con toque de sirena de los tanques y fuego nutrido. Creó mucha confusión porque en la oscuridad no se sabía quién era atacante o defensor, ni se sabía si los fuegos tenían objetivos bien definidos. Después de varios minutos cesó el fuego. Se pensó que el ataque fue rechazado y el general Stroessner reclamó la presencia del general Ruiz Díaz para saber sobre la situación; pidió una linterna, cigarrillo, encendedor y mudó la ubicación de su silla, buscando la mayor protección.

Se tomó contacto con el general Brítez (jefe de Policía), quien informó que contaba con 50 hombres y que estaba rodeado por personal de la Marina. Aseguró que iba a resistir hasta el final. Informó que la FOPE (Fuerza Policial) había recibido orden de desplazarse para reforzar al Regimiento Escolta, pero que no tenía noticias sobre esta fuerza. Se le pidió enviar más refuerzos al Regimiento Escolta, contestando que ya no disponía de personal y que muy poca munición le sobraba para defender su propio cuartel.

Preguntado sobre la aviación, el general Johannsen contestó que no había hablado con el general Soto, pero habló con el general Eduardo Sosa, quien se puso a disposición y recibió orden de defender la periferia de la aviación. Dijo que el general Soto no estaba, pero que llegaría en cualquier momento.

Estando en esta situación llegó el teniente coronel de Sanidad Figueredo, quien tenía a su cargo una ambulancia para recoger a los muertos y heridos. Trajo un mensaje del coronel Lino Oviedo, comandante de las fuerzas atacantes, exigiendo la rendición del general Ruiz Díaz y enviándole un aviso de que su hijo estaba prisionero en la Caballería.

Ante esta situación la consigna era “ganar tiempo” y fue comisionado el general César Machuca para hablar con el coronel Oviedo y cerciorarse si el general Rodríguez realmente estaba al frente de la operación.

Mientras esto sucedía se intensificaron las llamadas y recibían el apoyo de Unidades que comprometían su apoyo al General Stroessner. El general Olmedo recibió orden del general Johannsen para desplazar el efectivo del Colegio Militar hasta el asiento del Centro de Reclutamiento y Movilización (seleccionado como base de operaciones). Se le dio instrucciones que desplace los tanques hasta el cruce de General Santos y Eusebio Ayala para neutralizar a los que se encontraban en ese lugar.

Ínterin sucedía todo hubo una llamada de Punta del Este (según escuche comentarios) de parte del Sr. Alfredo Stroessner (hijo) averiguando qué estaba pasando, contestándole Gustavo que estaba aconteciendo lo que él suponía y que ya sabía.

El general Machuca Vargas volvió muy nervioso y con voz temblorosa confirmó que la Caballería tenía cercado al Regimiento Escolta con tanques y que habló con el general Rodríguez por radio.

El coronel Gustavo Stroessner insistió en entregarse y evitar derramamiento de sangre, pero su padre no aceptó tal proposición y dijo: “Aquí lo que conviene es ganar tiempo y saber quiénes están a favor”. Para ganar tiempo y saber lo que quieren era necesario hablar con el general Rodríguez dijo el general Stroessner. Para el efecto designó al general Frentes Dávalos para hablar con el general Rodríguez.

Se tomó contacto con el coronel Aquino, de la Artillería, y se contó con el apoyo de este. El general Johannsen le ordenó desplazar toda su fuerza hacia la capital y comunicar permanentemente su posición. (…) El general Prieto Busto llamó por teléfono justificando que no pudo llegar al Comando en Jefe pues casi le mataron frente al Olimpia. Se le indicó ir a Reclutamiento.

El general Schreiber también ofreció su apoyo por teléfono. El comandante del III Cuerpo de Ejército, general Eduardo Sánchez, puso a disposición (320) hombres con (8) ocho camiones. Recibió instrucciones de desplazarse inmediatamente y llegar por lo menos hasta Cerrito, que se suponía estaba desguarnecida a esa hora.

Cuando ya se sabía que el Regimiento Escolta estaba rodeado por tanques se dijo que la mejor defensa era tanque contra tanque. El general Ruiz Díaz informó que los (3) tres tanques SHERMAN con cañón 150 mm ya habían salido para caer a la espalda de los tanques de la Caballería que se encontraban en las cercanías del Ministerio de Defensa. Consultado si los (3) tres tanques que se encontraban en las inmediaciones del Club Olimpia, a quién pertenecían, contestó que eran tanques del Regimiento Escolta que controlaban esa vía de acceso. Esto alegró al general Stroessner, (después se comprobó que era totalmente falso).

A las 3:00 se inició el ataque con toda la potencia de fuego disponible. No hubo oposición (según mi parecer). Yo me encontraba en la oficina, recomendando a mi señora por teléfono que no salga a la calle pues mi casa quedaba próxima al lugar de los hechos.

La situación era insostenible. El coronel Gustavo Stroessner pedía al general Ruiz Díaz que ordene la rendición de su tropa, pero este le contestaba que el comandante en Jefe no le había dado la orden al respecto. En un momento dado el general Ruiz Díaz va en el 1er. piso, próximo al lugar donde yo me guarecía, fue abordado por el coronel Stroessner para que ordene la rendición. Se dirigió hacia donde yo estaba y me pidió identificarme y le dije que era el coronel Cañete, expresándole que no había ya nada que hacer.

Eran las 3:30.

Nos dirigimos hasta el primer tanque donde se encontraba el mayor Sisa. Vi al coronel Oviedo en tierra y me dirigí a él, luego del saludo le informé que el general Stroessner se encontraba en el edificio del Estado Mayor acompañado de su familia. El coronel Maggi también habló con él. Fuimos muy bien tratados por el coronel Oviedo y los oficiales.

Siendo aproximadamente las 04:45 abandonaron el Estado Mayor en el vehículo presidencial las siguientes personas: General Alfredo Stroessner, coronel Gustavo Stroessner, Sra. Graciela Stroessner, Sra. del coronel Stroessner, Sr. Pedro Miranda (chofer). Los detenidos fueron llevados a la Caballería por el Coronel Lino Oviedo”.

Así concluye el informe del coronel Pedro Hugo Cañete.

 

Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)

www.ultimahora.com

Sección CORREO SEMANAL

Sábado, 05 de Febrero de 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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