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FRANCISCO GAONA (+)

  INTRODUCCION A LA HISTORIA GREMIAL Y SOCIAL DEL PARAGUAY - TOMO III (FRANCISCO GAONA)


INTRODUCCION A LA HISTORIA GREMIAL Y SOCIAL DEL PARAGUAY - TOMO III (FRANCISCO GAONA)

INTRODUCCIÓN A LA HISTORIA GREMIAL

Y SOCIAL DEL PARAGUAY. TOMO III

PROF. FRANCISCO GAONA

© Herederos Francisco Gaona Novapolis

Revista Web de Estudios Políticos

Contemporáneos www.novapolis.pyglobal.com

e-mail: novapolis@pyglobal.com

Germinal

Centro de Estudios y Educación Popular

www.germinal.pyglobal.com

e-mail: germinal@pyglobal.com

Arandurã Editorial

Telefax (595 21) 214 295

www.arandura.pyglobal.com

e-mail: arandura@telesurf.com.py

Diseño: CECILIA RIVAROLA

Impreso en Arandurã Editorial

Edición de 1000 ejemplares

 Enero 2008

Queda hecho el depósito que establece la ley ISBN 978-99953-28-4

 

 

 

 

ÍNDICE

 

 

CAPÍTULO XII

LA REVOLUCIÓN DEL 17 DE FEBRERO Y EL ROL OBRERO

Antecedentes

Significación histórica de la Revolución de Febrero

El Partido Nacional Revolucionario

El resurgimiento de gremios y sindicatos

El Comité Pro-Confederación Nacional de Trabajadores

Características del movimiento obrero en la nueva etapa

Conflictos obreros en los primeros meses de la Revolución

Opción política de la clase obrera

El Primero de Mayo de 1936

La contrarrevolución levanta cabeza: un complot en marcha.

A la punta de lanza de la traición, los dirigentes gráficos

Los acontecimientos de mayo de 1936. La huelga general

La creación del Departamento Nacional de Trabajo y la Ley de Reforma Agraria

La marcha de la Revolución

Reanimación de las organizaciones obreras y conflictos posteriores al golpe de mayo

La huelga tranviaria

Relaciones y conflictos entre el gobierno y la C.N.T.

CAPÍTULO XIII

PERIODO POSTERIOR AL DERROCAMIENTO DEL CORONEL FRANCO

Es derrocado el gobierno del coronel Franco

El golpe del 7 de setiembre de 1937

Conflictos obreros en el año 1938

La huelga de los obreros zapateros

La lucha de los obreros marítimos

C.N.T.: Contactos internacionales y lucha antifascista

CAPÍTULO XIV

DEL PRIMER CONGRESO OBRERO NACIONAL A LA HUELGA

GENERAL DE 1941

El gran acto de reafirmación democrática

El Primer Congreso Obrero Nacional

La C.T.P. y el gobierno del general Estigarribia

La huelga general de enero 1941

CAPÍTULO XV

LA LUCHA OBRERA HASTA FINES DE 1941 Y LA ORIENTACIÓN DE LA CÚPULA COMUNISTA

El informe a la zona sud de Confederación de Trabajadores de América Latina

El movimiento sindical de la posguerra del Chaco Boreal

Orientaciones respecto al quehacer sindical y falencias de la dirigencia comunista

El Congreso Constituyente de la C.T.P

La huelga general de enero de 1941

Resultados de la huelga general

¿Qué nos ha enseñado la huelga de enero?

Dos huelgas posteriores

Nuestro apoyo al Gobierno del Gral. Estigarribia

La política totalitaria en el Paraguay

La última reorganización de la C.T.P.

Mi actuación en la Argentina

Palabras finales

APÉNDICE I

LA DELEGACIÓN OBRERA PARAGUAYA EN MOSCÚ

La delegación en Leningrado

Nuestra permanencia en Moscú

Informe de la delegación obrera paraguaya al Congreso de la I.S.R.

Otras visitas

El Quinto Congreso de la Internacional Sindical Roja

La Conferencia Sindical Latinoamericana

APÉNDICE II

El manifiesto inédito de Francisco Gaona, Secretario General de la C.T.P

APÉNDICE III

Declaración de Principios de la C.T.P.

APÉNDICE IV

Decreto Ley de Reforma Agraria del Paraguay No. 1.060

La Confederación Nacional de Trabajadores hará llegar sus saludos al proletariado de México y al Gobierno del Gral. Cárdenas

Memorial presentado por la C.N. de Trabajadores al Ciudadano Presidente Coronel D. Rafael Franco

Trabajadores y ciudadanos del país unámonos

Pliego de condiciones

Lista de sindicatos constituidos durante el período inicial de la Revolución de Febrero

 

 

 

 

            Con este tercer y último tomo de la Introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay, del Prof. Francisco Gaona, el Centro de Estudios y Educación Popular Germinal completa el trabajo de recuperación de aquella que sin duda puede definirse como la principal obra nacional sobre la historia del sindicalismo paraguayo, finalmente publicada en una presentación gráfico-editorial conforme a su calidad e importancia.

            Como ya fue señalado por Roberto L. Céspedes R. en la introducción del Tomo I de esta obra, este trabajo de Francisco Gaona es un instrumento fundamental para conocer y comprender la historia del movimiento de los trabajadores, que por décadas ha sido el principal elemento dinamizador del desarrollo político y social del Paraguay. Por esto nuestro principal agradecimiento va a la Fundació Pau i Solidaritat de Comisiones Obreras (CCOO) de Catalunya que con el sostén financiero de la Generalitat de Catalunya, nos ha permitido recuperar esta obra del olvido y ponerla otra vez en los estantes de las librerías y en las casas de muchos estudiosos, estudiantes y sindicalistas, para que una vez más, como cuando fue escrita, sirva de guía para comprender la historia del movimiento de los trabajadores paraguayos, e interpretar, mediante sus enseñanzas, las perspectivas actuales del sindicalismo nacional.

            También por la existencia de este volumen, publicado después de la muerte de su autor, hay que agradecer a quienes han luchado para salvaguardar la memoria histórica del sindicalismo paraguayo y el esfuerzo de un autor que desde el exilio impuesto por la dictadura stronista ha continuado la lucha por un sindicalismo libre y pujante en el Paraguay. Nuestro agradecimiento entonces, por este inmenso regalo a las ciencias sociales paraguayas, va al editor de esa primera publicación de 1990, Rafael Peroni, y a quienes cuidaron su edición: Marilé Cancio y Juan Sánchez, así como a Roberto L. Céspedes R. y a Milda Rivarola, que proporcionaron los originales a partir de los cuales pudo realizarse el trabajo de edición.

            Esta nueva edición del Tomo III de la Introducción a la Historia Gremial y Social del Paraguay del Prof. Francisco Gaona recupera, al igual que el Tomo II, casi íntegramente aquella publicada en 1990; modificándose solamente la estructura de las notas al pie que; como en el Tomo I, han sido trasladadas al final de cada capítulo.

            Esperamos que el esfuerzo llevado a cabo para poner a disposición de todos los interesados una obra fundamental como la del Prof. Gaona, pueda ser leído como una contribución de Germinal al actual proceso de recuperación del movimiento sindical paraguayo, y que sirva de estímulo para superar la actual crisis sindical, luchando por la recuperación de su fuerza y credibilidad, con el fin de volver a ser un elemento importante en el desarrollo socioeconómico del país, así como lo fue durante el periodo descrito en esta obra. Desde Germinal continuaremos trabajando para que así sea.

GERMINAL

 

 

 

CAPÍTULO XII

 

LA REVOLUCIÓN DEL 17 DE FEBRERO DE 1936 Y EL MOVIMIENTO OBRERO

 

ANTECEDENTES

 

            La guerra del Chaco Boreal sorprendió al movimiento obrero en plena clandestinidad. El decreto N° 39.436 firmado por el entonces presidente José P. Guggiari (1), declarando disueltas todas las organizaciones obreras legales y el propósito del gobierno de sustituir todos los sindicatos por organizaciones de socorros mutuos no alcanzó el éxito deseado. Los trabajadores, secundados activamente por el Partido Comunista, crearon grupos gremiales en la clandestinidad que, vinculados a un Consejo Obrero de Resistencia, trataron de levantar a los sindicatos obreros del país. Luego se amplió este frente, con la creación de Comités Antiguerreros, en plena guerra, dentro y fuera de la república. En esta circunstancia, finalizó la guerra en junio de 1935. Pocos meses después estalló el movimiento del 17 de febrero de 1936, que canalizó de inmediato el ansia irredimible de los trabajadores de todo el país de contar con sus respectivos sindicatos.

            Los acontecimientos del 17 de febrero de 1936 marcaron la apertura de una nueva etapa en el Paraguay. Conocidos publicistas, en su oportunidad, expresaron sus opiniones sobre el significado y el contenido de este movimiento de la posguerra del Chaco. Facundo Recalde, en un artículo del 10 de agosto de 1936, afirmaba «que el movimiento armado del 17 de febrero no fue, como la reacción lo ha presentado, un atraco de idealistas que quebró definitivamente nuestro siempre endeble orden jurídico, en beneficio de una sucesión de oportunismos. No obstante su mecánica necesariamente militar, fue un movimiento eminentemente popular, de dinámica civil, por una restauración institucional más plena; su tónica no fue no más odio, sino un afán desesperado de rectificaciones históricas, viriles y patrióticas».

            El Dr. Justo P. Prieto, por su parte, en otro artículo titulado «Glosa a un libro de W E. Barrett», de fecha 17 de junio de 1943, sostiene que el movimiento de febrero fue un putsch, no fue una revolución, ni un movimiento de opinión ni por su forma ni por su contenido.

            El movimiento revolucionario del 17 de febrero de 1936 no puede ser juzgado como un hecho aislado en el tiempo y en el espacio, mucho menos con un criterio de encono partidista o despecho político; tampoco desde el ángulo de su mecánica militar que precipitó su irrupción prematura; sino como la exteriorización culminante de un largo y postergado proceso de recuperación nacional. Así apreciado el acontecimiento, fue una explosión política, popular y social acelerada por la guerra del Chaco Boreal y que surge como eslabón histórico en el proceso de nuestra revolución nacional yacente en el subsuelo histórico del país y en la conciencia nacional de la ciudadanía.

            El 17 de febrero de 1936 asume, por ello, la conformación de un hito histórico que restablece la continuidad, en el tiempo y en el espacio, de dos épocas, es decir el siglo XIX y el siglo XX dentro del proceso de nuestra independencia nacional. El movimiento del 17 de febrero, desde este ángulo, bajo ningún sentido puede ser considerado como un golpe militar más en nuestro calendario político militar, sino que es un hecho llamado a revolucionar toda la mecánica de la conducción política del país. Desde el 17 de febrero, en el Paraguay ya no se podrá gobernar como antes.

            El movimiento del 17 de febrero de 1936 tiene sus causas mediatas e inmediatas. Sin duda, fue un límpido reflejo de un señalado ascenso de la conciencia nacional -acelerado por la guerra y su irrupción violenta-. Fue la exteriorización del crónico desequilibrio que ha caracterizado siempre el raquítico y anquilosado cuadro de nuestro desarrollo, reducido, desde 1904, a consolidar la dependencia del Paraguay fundamentalmente de la Argentina agropecuaria.

            La teoría formulada por el Dr. Justo P. Prieto (2) respecto a las dos revoluciones desencadenadas en el siglo XX no resiste al menor análisis histórico. La revolución de 1904, según el criterio sustentado por el Dr. Eligio Ayala (3) «afectó a toda la sociedad, fue una revolución popular, ante la cual nadie quedó indiferente. Sepultó un mundo de bárbaras tradiciones, dislocó todo un régimen político retrógrado, esterilizador, tiránico, funesto. Sin embargo, el régimen político que sustituyó al demolido no produjo mejores efectos. En la actividad propiamente política se depositaron grandes esperanzas, hermosas ilusiones. Y esperanzas e ilusiones fueron desvanecidas por torpes extravíos. La revolución reavivó las antiguas rivalidades políticas, las intensificó y multiplicó porque la esfera de su influencia fue mayor». La revolución de 1904, en consecuencia, no promovió cambio estructural en la sociedad política paraguaya, ni creó condiciones para una gran transformación. La tesis del Dr. Eligio Ayala, prohombre del liberalismo (4) cuya muerte continúa... (5) es totalmente justa.

            Para que un movimiento como el de 1904 pueda ser considerado como una revolución no basta que cuente con el apoyo inicial del pueblo, sino debe ser analizado o comprendido desde el punto de vista del proceso que le dio origen y su ubicación frente a ese proceso, sin dejar de considerar el pensamiento de sus líderes, ya que la historia, según Hegel, es la historia del pensamiento. En este sentido, se impone la evaluación de la gravitación que tuvo sobre el destino del Paraguay la guerra de 1865-70 y el proceso posterior en el país. El de 1904, fue sin duda un gran movimiento popular.

            Nos habíamos sacudido la sombra del Brasil, pero no se hizo sino cambiar esta sombra por otra, la sombra de la Argentina. En tanto que la revolución del 17 de febrero de 1936, fue la reacción en profundidad contra esta dependencia de nuestros vecinos y la toma de conciencia del abandono y la orfandad en que nos hallábamos. El pueblo paraguayo está harto de ser tratado como una pelota en la cancha de fútbol.

            Ubicar la revolución de 1904 en el mismo nivel que la Revolución Comunera (6), como lo intenta el Dr. Prieto, es un exabrupto. Se trata de dos acontecimientos históricos desencadenados en tiempo y espacio diferentes del uno al otro, con dinámica y mecánica propias resultantes de las condiciones económicas, políticas y sociales imperantes, como objetivos predeterminados por sus propios medios históricos.

            Factores desencadenantes, como causas mediatas, debemos señalar los impactos de la crisis mundial del capitalismo sobre el Paraguay, desde 1928, agravados por la guerra del Chaco, de 1932 a 1935. Consecuencia de esta crisis económica fueron las huelgas de 1928, 1929  y 1931; el acrecentamiento de las contradicciones internas de los partidos políticos, de manera especial del partido gobernante; el disconformismo obrero estudiantil trasuntado en el Nuevo Ideario Nacional; las agitaciones y movilizaciones de los campesinos contra los usurpadores de sus tierras; la acentuada desvalorización del papel moneda; la falta de fuentes de trabajo; la aguda crisis agraria que estimuló el éxodo del agricultor a las ciudades. Todo esto conmovió seriamente la estructura de la economía artesanal del país; reducida solamente a extracción de materias primas como madera, yerba mate, tanino y citrus.

            El sepultado nacionalismo popular revolucionario del siglo XIX, resurrecto en los cañadones de la guerra del Chaco Boreal, floreció de nuevo e intentó sobreponerse al doloroso calvario del destino nacional impuesto por la centuria infame que contribuyó para aprisionarlo en el determinismo de su historia y en el drama de su geografía. Así nació el nacionalismo popular revolucionario del siglo XX. En resumen este es el espíritu del movimiento de febrero del 36, consagrado en el Acta del 17 de febrero de 1936 del Ejército Libertador. No fue casual la movilización militar argentina sobre la frontera paraguaya en marzo de 1936, ni estridencia demagógica la interpelación de Clement Attlee en los Comunes, contra esta inaudita presión militar oligárquica argentina.

 

 

SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA DE LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO

 

            Antes de determinar su ubicación y significación histórica, permítasenos discurrir sobre el proceso de nuestra evolución, desde la independencia de 1811, en el marco de los siglos XIX y XX. En un artículo publicado en la revista Internacional, con el título "El Paraguay, después de la guerra del Chaco Boreal" (7), sostenemos:

            La Historia del Paraguay, desde su independencia en 1811, registra dos hechos trascendentales, verdaderos hitos históricos que caracterizan y definen el curso sinuoso de nuestra evolución y desarrollo.

            1° - LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA, 1865-70, que marcó el fin de una etapa y dio nacimiento a otra nueva.

            2° - LA GUERRA DEL CHACO BOREAL, 1932-35, que arroja idéntico balance histórico, es decir, históricamente hablando, finaliza una época y nace otra.

            Con este análisis espectral de nuestra historia y el esquema en que nos basamos, fácil es definir la etapa que estamos atravesando y los anhelos candentes del pueblo paraguayo.

           

1. LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA, 1865-70

 

            La corriente revisionista paraguaya tendrá que sentar, alguna vez, que esta guerra de la Triple Alianza «la gran explosión política de la historia latinoamericana», al decir del catedrático de la Universidad de Londres, Dr. Pelhan Horton Box, fue la primera agresión imperialista, contrariando la opinión de Nicolás Lenin, quien sostuvo que fue la guerra contra los boer, iniciada en 1814...(8). El imperialismo inglés fue el agresor en lucha por el dominio del área latinoamericana.

            Con la derrota del pueblo paraguayo, muere el NACIONALISMO REVOLUCIONARIO DEL SIGLO XIX, cuyos intérpretes y estrategas fueron Gaspar Rodríguez de Francia y los López. Con esta derrota, nace el FACCIONALISMO POLÍTICO en el Paraguay, bajo la bandera del Liberalismo.

            EL NACIONALISMO REVOLUCIONARIO Y POPULAR DEL SIGLO XIX, estructuró un Estado independiente, organizó una economía de emancipación y de abundancia, cimentó una firme política de industrialización, estableció el usufructo de la tierra bajo el régimen de la enfiteusis, alentó una enérgica política de defensa de los recursos naturales del país y adoptó una política educacional y técnica de orientación popular.

            EL FACCIONALISMO POLÍTICO, régimen de facción y no de partido, dislocó y dificultó el proceso orgánico del resurgimiento nacional de posguerra; dividió la opinión política en dos facciones irreconciliables; hizo retroceder al país hacia una etapa ya superada; afirmó el señorío del desierto; creó una imagen falsa de la patria en la mente del pueblo; utilizó el espíritu de derrota para conformar el sentimiento fatalista del paraguayo, de resignación y conformismo; sepultó la soberanía política adecuando el quehacer nacional a los dictados de los vencedores de la Triple Alianza. -El Paraguay, desde entonces, o era brasilerista o argentinista-. Razón tenía, el Dr. Eligio Ayala, cuando afirmaba con frecuencia que en el Paraguay se hacía «política de prestado».

            Las actuales generaciones del Paraguay contemporáneo, no pueden perder el tiempo en investigar cuál de las facciones, roja o azul, fue la mejor durante todo el período inmediato a la tremenda colisión. Hemos recogido y saboreado los amargos frutos: el sub-desarrollo, el estancamiento, el atraso y la pobreza masiva, la política nacional convertida en «figura de cuadrilla» al decir del Dr. Vicente Quesada, el odio entre los paraguayos, generaciones de jóvenes frustradas, sin horizontes, sin fe y sin porvenir, el espíritu nacional deteriorado, los valores nativos arrojados a los perros, guerra sin cuartel al idioma guaraní para destruir la personalidad nacional, el hombre paraguayo, las continuas sangrías en jornadas «revolucionarias». Los paraguayos, desde entonces, son extranjeros o turistas en tierra guaraní.

 

II. LA GUERRA DEL CHACO BOREAL, 1932-1935

 

            Asume idéntica significación histórica. Termina históricamente con una época y engendra otra.

            La victoria militar y popular en esta guerra conmovió el espíritu nacional, sobre el que pesaba como una montaña la derrota sufrida en el 70. El pueblo, a partir de la guerra del Chaco, sintió nuevos bríos, una mayor confianza en su propia capacidad, tomó conciencia de su miseria, de su orfandad y de la monstruosa dependencia en que vivía.

            La guerra del Chaco Boreal es la tumba del faccionalismo. Es la cuna de un nuevo NACIONALISMO, EL NACIONALISMO REVOLUCIONARIO Y POPULAR DEL SIGLO XX heredero del nacionalismo paraguayo de Francia y López. En el caso paraguayo, este nacionalismo del siglo XX es el socialismo nacional paraguayo. El nacionalismo popular y revolucionario del siglo pasado, fue definido en su época como socialismo de Estado.

            EL NACIONALISMO REVOLUCIONARIO Y POPULAR DEL SIGLO XX, debe cumplir su misión histórica: estructurar un Estado independiente; crear las bases o condiciones de una economía de abundancia y de emancipación; organizar una democracia moderna e integrada, con justicia social, sepultar el faccionalismo; organizar la defensa de nuestras riquezas naturales en conjunción con todos los pueblos del continente latinoamericano; transformar al Paraguay en un país moderno e industrializado; evitar el éxodo masivo de los paraguayos; alejar al Paraguay de la controversia estratégica y geopolítica de los bandos oligárquicos y militaristas de sus dos poderosos vecinos: la Argentina y el Brasil.

 

III. LA REVOLUCIÓN DEL 17 DE FEBRERO DE 1936

 

            El 17 de febrero de 1936, apenas cesó la acción de los cañones en el Chaco Boreal, estalló la revolución bajo el empuje de los excombatientes y del Ejército. Esta revolución es la primera y auténtica revolución en el Paraguay contemporáneo. No fue el tradicional golpe de Estado, ni las "revoluciones" del siglo pasado y principio del actual con que el Paraguay sacudía a la opinión del continente. La revolución popular del 17 de febrero de 1936, debe interpretarse como un proceso revolucionario, cuya fundamentación debemos descubrir en el teatro de la guerra del Chaco Boreal. Esta revolución rompió el chaleco de fuerza con que se oprimía al Paraguay después de la derrota de 1870. El pueblo lo intuyó, lo sintió y lo interpretó. Por eso se largó a la calle, ocupó todos los caminos a lo largo y ancho del país. Cortó el cordón umbilical de la centuria infame y se constituyó como el respaldo histórico para el cambio que ya estaba reclamando toda la nación. La revolución del 17 de febrero de 1936 es una revolución precursora en América Latina. Define y anticipa la vocación revolucionaria nacionalista de todos los movimientos de liberación nacional que alientan los pueblos latinoamericanos. En el Paraguay, jamás se presenciaron jornadas populares, ni se movilizaron, total y espontáneamente, todos los sectores de la ciudadanía, como en 1936. En menos de un mes, los trabajadores organizaron la primera central obrera unitaria, la Confederación de Trabajadores del Paraguay, que tuve el honor de presidir. Todos los sectores políticos, sociales, obreros, campesinos, estudiantiles, incluso la Iglesia, se incorporaron en un gran movimiento nacional. El ejército libertador acompañó a este movimiento con una histórica proclama, el 17 de febrero de 1936, que anunciaba: «Hemos escuchado el mandato imperativo de las gestas solemnes de nuestra historia: PARAGUAYOS, pueblo ilustre de Antequera, de Rodríguez de Francia y de los López: la Nación será restituida al nivel de su historia en el Río de la Plata, al libre dominio de su suelo y a la grandeza de su porvenir.

            La reacción continental no se hizo esperar. Desde Buenos Aires, San Pablo y Rio de Janeiro fueron disparados los primeros cañonazos contra este movimiento popular emancipador en la Cuenca del Plata. "La Prensa», de Buenos Aires, «denunciaba» en aquel año que en las calles de Asunción, se repartía a raudales, oro de Moscú. El gran movimiento libertador de 1936, sufrió el primer gran zarpazo reaccionario, los días 13 y 14 de mayo de 1936. Fueron detenidos los líderes del movimiento obrero y popular, acusados de comunistas. El Gobierno argentino destacó para ello a un coronel de sus Fuerzas Armadas, con la misión de acallar al movimiento especialmente, contra el movimiento obrero que estaba ocupando los cuatro puntos cardinales del país y golpeando ya las puertas de los feudos anglo-argentinos del norte paraguayo. Un año después, cae derrocado el Gobierno del coronel Franco.

            Todo el proceso revolucionario iniciado el 17 de febrero de 1936, después de la total desorganización y destrucción del gran movimiento nacional que sustentaba la jornada revolucionaria, culminó en la «guerra civil», en marzo de 1947, cuyas consecuencias son de todos conocidas. El Paraguay volvió a caer en las telarañas del FACCIONALISMO POLÍTICO presa del imperialismo yanqui-brasilero.

 

IV - SALDO DE LA REVOLUCIÓN DEL 17 DE FEBRERO DE 1936

 

            No obstante la espontaneidad del movimiento revolucionario, su fugacidad por la lógica debilidad de un país de precario desarrollo, como el Paraguay que acababa de salir de una guerra, y la confusión imperante creada durante cien años de liberalismo faccionalista, la revolución del 17 de febrero de 1936 arrojó un saldo ponderable:

            1°).- Ningún movimiento nacional revolucionario puede triunfar, sin la conjunción del ejército con el pueblo.

            2°).- El nacionalismo popular y revolucionario exige, para su instauración y triunfo, la organización de un gran movimiento nacional fuerte, disciplinado.

            3°).- El nacionalismo popular requiere la existencia de un Estado independiente que controle los puntos claves de la economía nacional.

            4°).- El nacionalismo popular necesita para su propia supervivencia de una fuerte y disciplinada vanguardia obrera, estudiantil y campesina.

            5°).- El nacionalismo popular se apoya en una Central Obrera unitaria, como su principal soporte vertebral.

            6°).- El nacionalismo popular debe contar con el apoyo masivo de la juventud en todos los niveles.

            7°).- El nacionalismo popular planifica la economía y establece control sobre el capital extranjero.

            8°).- El nacionalismo popular valoriza lo nativo y toda la tradición nacional e histórica.

            9°).- El nacionalismo popular revoluciona el arte de gobernar.

            10°).- El nacionalismo popular se nutre del diálogo y las coincidencias entre todos los sectores integrantes.

            Estas conclusiones sintetizan las enseñanzas de esta gran experiencia nacional que hemos vivido y que incluso, fuimos sus activos protagonistas. De nuestra capacidad para aprovecharlas, depende que el futuro nos depare mejor destino.

 

V. LAS OBRAS REALIZADAS

 

            Entre las obras realizadas, cabe destacar:

            1°).- CREACIÓN DEL DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO (decreto-ley 2303/36). Originariamente se proyectó crear el Ministerio de Trabajo. La revolución del 17 de febrero de 1936 consideró, como prioridad, la cuestión social. Por ello, se abocó a la creación del organismo respectivo. Con la creación del Departamento Nacional del Trabajo por primera vez en el país se terminó una larga época. Bajo los regímenes del liberalismo faccionalista, la «cuestión obrera» se consideraba como problema de orden público y de consiguiente, caía en la órbita policial. La Policía actuaba contra los trabajadores controlando o restringiendo la creación de sus organizaciones sindicales; y en los casos de huelgas que, en aquellos años, eran promovidas por simples aumentos de jornales o sueldos, la Policía actuaba como si fueran actos subversivos y fuera de la ley. Desde junio de 1936, este panorama cambió radicalmente.

            Las reglas u orientación fundamental del Departamento Nacional del Trabajo consistieron en hacer cumplir sin cortapisa las siguientes reivindicaciones obreras: 8 horas de labor y 48 horas semanales de trabajo; descanso dominical; sindicalización libre; el derecho de contratación entre los obreros, sus organizaciones y los patrones; pago del salario en dinero efectivo; prohibición de pago por vales. Vivienda obrera; fomento de cooperativas; prohibición del trabajo de menores; registro del desempleo; registro de asociaciones obreras; vacaciones anuales pagas; reglamentación del trabajo nocturno y reglamentación de la conciliación y el arbitraje.

            2°).- EL PROBLEMA DE LA TIERRA: La reforma agraria fue uno y quizás el principal, entre los problemas encarados por la revolución del 17 de febrero de 1936. En mayo de 1936, proyectado por el ministro de Agricultura, don Bernardino Caballero, el Gobierno de la Revolución dictó el decreto 1.060/36, inspirado en el principio de que la tierra es de quien la trabaja. El régimen imperante es del latifundio, 35.000 propiedades rurales -dice el coronel don Rafael Franco-, más o menos distribuidas en la siguiente proporción: 3 millones de hectáreas, pertenecientes a 32 familias, y el resto, 300 mil hectáreas, a 3.000 medianos y pequeños propietarios. Dentro de esta repartición, un fenómeno aún más grave, era posible señalar cinco a seis latifundistas individuales (sociedades anónimas extranjeras), poseían más tierras que el millón de habitantes juntos en que se calcula la población del país.

            Se expropiaron, desde junio de 1936 a febrero de 1937, 84.825 hectáreas, con vista a radicar 10.000 familias campesinas.

            El Dr. Bernardino C. Horne, diputado nacional entonces, en sesión del 1° de julio de 1938, refiriéndose al decreto-ley 1.060/36, de reforma agraria de la revolución de 1936, expresó: «La liberación de todo país, comienza por la solución de este punto fundamental. El Paraguay es de los que tienen más concentrada la propiedad. Existen latifundios particulares de mil leguas cuadradas».

            Refiriéndose al drama paraguayo bajo el régimen del latifundio, recordó al sabio paraguayo, Dr. Moisés S. Bertoni, quien expresara en 1909: «El suelo que un día defendiera heroicamente con su sangre, ese suelo ya no es de él, es hoy día extranjero en su propio país. Quisiera fecundarlo con su sudor y le es prohibido; sólo puede regarlo con sus lágrimas, si no prefiere la vida del destierro. Su hogar fue un día feliz, su familia modelo. Hoy sin hogar, ni familia».

            Otra personalidad salió al cruce en esta defensa apasionada y desinteresada del decreto-ley 1.060/36, el señor Frederik Norman, en su obra «Fundamentos de la civilización»: «Es de extraordinario interés por sus nuevas orientaciones y por ser la primera gran conquista del nuevo régimen paraguayo. Es digno del mayor elogio el que un pueblo que acaba de salir de una larga y cruenta guerra, se apreste a seguir una política utilitaria social y sensata. La Nación paraguaya, tras de asegurar su independencia política, cimenta ahora su obra con una ley agraria que ha de asegurar su independencia económica».

            El señor Norman es una autoridad agrarista en los EE.UU. y en Centro América.

            3°).- EL CAPITAL EXTRANJERO. En una declaración difundida por boca del entonces canciller Dr. Juan Stefanich, el Gobierno Revolucionario expresó: a) La Revolución de Febrero no es enemiga del capital extranjero; b) toda inversión extranjera será bienvenida, siempre que respete al Estado paraguayo y sus leyes, no pretenda ejercer presión ni coacción; rechace en forma categórica y definitiva el sistema de coima; no se convierta en instrumento de expoliación de los trabajadores del país; no pretenda inmiscuirse en la política interna de la Nación y contribuya al progreso y desarrollo de la Nación paraguaya. En tales condiciones, toda inversión extranjera gozará de la protección del Estado paraguayo y sus leyes.

            4°).- EL REVISIONISMO HISTÓRICO. Se inició en los hechos, una verdadera revisión de la historia patria. Con medidas gubernativas, se limpió la memoria de los próceres, preclaros hombres como Gaspar Rodríguez de Francia, los López -declarándolos los máximos héroes de la Nación-. Fue desenmascarada la historia convencional, falsa y absurda dictada y escrita por los escritores vende patria al servicio de los vencedores de la guerra de la Triple Alianza.

            5°).- OFICIALIZACIÓN DEL IDIOMA GUARANÍ. Con un decreto de trascendencia revolucionaria, se declaró idioma oficial del pueblo paraguayo al guaraní, junto con el español. Desde entonces el pueblo paraguayo es un pueblo bilingüe.

            6°).- OTRAS OBRAS. Se encaró la reforma integral de la educación pública para adecuarla al cambio que se inicia con la revolución. Se crearon los Ministerios de Agricultura y de Salud Pública. El de Salud Pública abarcó la administración de 6 hospitales en el interior y 15 estaciones sanitarias. También se encaró la construcción y prolongación de las vías férreas; organización de estancias del Estado, chacras y granjas militares; se decretó la movilización de los trabajadores de 18 a 50 años para la intensificación y racionalización de la producción y de la economía nacional, se encaró la organización de la Marina Mercante, botando el primer barco de pasajeros y cargas, el «TENIENTE PRATT GILL», se proyectó la construcción de los caminos nacionales: se encaró la modernización de la ciudad capital y la construcción de modernos edificios para sede de los Ministerios. Se descentralizó el llamado Mercado Central, grotesco exponente del atraso nacional, proponiéndose su descentralización con la construcción de mercados en los principales barrios de la capital, Asunción.

            Todas estas obras se realizaron en el perentorio término de un año y medio.

 

            Buenos Aires, marzo de 1973.

            Francisco Gaona.

 

            La responsabilidad de la prematura caída del poder de este gran movimiento debe endosarse al equipo dirigente de la primera hora. Este equipo fue integrado ocasional y espontáneamente con la incorporación de hombres y sectores, unos, un grupo de intelectuales de extracción liberal, sin ninguna vinculación con sectores populares o laborales, otros por fracciones desplazadas o exoneradas de los viejos partidos tradicionales, como el Partido Liberal y la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado). A los integrantes de este equipo dirigente, salvo raras excepciones, bajo ningún sentido se podían considerar revolucionarios. Eran apenas tibios reformistas, cuya concepción no iba más allá de la suplantación del viejo régimen, que permanecían hostiles al auténtico pueblo. Se perdían en una lucha estéril de bandos, por consolidar cada uno su propia situación. No se preocuparon por organizar al pueblo, por estimular y consolidar sus organizaciones. No comprendieron el alcance ni la profundidad del movimiento. Pero sí se sintieron anonadados y asustados ante el empuje avasallador del pueblo, de manera especial ante el empuje del movimiento sindical que desde el primer momento se orientó a golpear fuertemente las puertas de los feudos anglo argentinos. Y trataron de confundir, debilitar y dividir al movimiento popular, otorgando patente a las patrañas oligárquicas, de dentro y de fuera del país, con el San Benito del comunismo. Y ahí tenemos el resultado. No obstante la obra colosal realizada en tan poco tiempo, el movimiento popular más grande que se registra en la historia de la Nación quedó desorientado, confundido, dividido y reducido a su mínima expresión, con sus líderes muertos unos, y otros desplazados o alejados, absorbidos por la vida de las comunidades de países vecinos. Y el Paraguay nuevamente derrotado, la sombra de Cerro Corá sigue obstruyendo el horizonte nacional.

            Definido el acontecimiento en su espíritu y contenido, su significación y jerarquía histórica no se puede negar. La revolución de febrero de 1936 es el reencuentro de la Nación consigo misma y la unidad histórica del pueblo con su ejército, sellada en la epopeya chaqueña.

            Después de la derrota de la Triple Alianza, el Estado paraguayo fue organizado para ejercer sus fundamentales atributos de espaldas a la Nación; había que profundizar la destrucción, la desorganización que trae aparejada la guerra de exterminio, el latrocinio, el bandidaje, la traición, el señorío del desierto y la pobreza. El olor pestilente de este saldo trágico invadió todas las esferas de la vida nacional. La tradición del pueblo, en sus más humildes exteriorizaciones, fue desterrada del Paraguay.

            El 17 de febrero de 1936, con una conciencia no de derrota sino de victoria, el pueblo sintió y vivió consustanciado con las más prístinas glorias del pasado. Sintió el júbilo inenarrable del retorno de héroes al solar nativo. «Lo nacional -como dice Atilio García Mellid (9)- a manera de la vieja y hermosa metáfora -como el río que permanece mientras las aguas cambian- volvió a fecundar y a insuflar el alma de las muchedumbres guaraníes». No fue una frase de circunstancia, redactada al azar, el histórico preámbulo de la proclama del Ejército Libertador: ¡Paraguayos! Pueblo ilustre de Antequera, de Rodríguez de Francia y de los López... os lo anunciamos. Hemos escuchado el mandato imperativo de las gestas solemnes de nuestra historia».

            Esta proclama militar tiene una inmensa trascendencia histórica, no sólo para el Paraguay, sino para toda América Latina. Su contenido ratifica el irreductible espíritu de nuestros grandes héroes de la primera hora, conductores de nuestra emancipación política del yugo opresor extranjero. Para el Paraguay es la resurrección del espíritu de nuestro legendario ejército conducido por nuestro inmortal Mariscal Francisco Solano López.

            Las generaciones venideras del Paraguay tienen el deber de conocerla. Se transcribe in extenso por ello, en el Apéndice de la obra. Sabemos que los obstáculos a vencer son enormes, dadas las condiciones actuales. Pero la revolución tiene que seguir adelante llenando el gran vacío que aún falta, por el hecho de haber conmovido la conducción nacionalista y haber planteado, por primera vez, los grandes y postergados problemas nacionales. Históricamente, inició la apertura de la etapa de la revolución nacional democrática, en el Paraguay.

 

 

EL PARTIDO NACIONAL REVOLUCIONARIO

 

            El movimiento febrerista es el intérprete de las clases y capas progresistas del país, vale decir los trabajadores de la ciudad y del campo, del estudiantado, de los industriales de la naciente manufactura nacional, de los hacendados disconformes con el viejo tipo de estancia colonial, sin posibilidades crediticias para aumentar y mejorar su producción vacuna, sin perspectivas ni mercados, y los propietarios de tierras deseosos de lograr la valorización de sus dominios, mediante la colonización.

            En el complejo proceso de desarrollo nacional, «los caminos del adelanto social y económico se han ampliado y se han vuelto accesibles para capas sociales cada vez más extensas» dice el Dr. Humayan Kabir, citado por Gunnar Myrdal (10). La revolución de febrero, por ello, se caracteriza fundamentalmente como un movimiento de desarrollo e integración nacional. «Dado el carácter de la revolución nacional, el Estado asume un papel intervencionista, o ‘Estado Benefactor’». «La base del estado benefactor -prosigue el Dr. Humayan Kabir- consiste en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana. En cuanto se reconoce que cada individuo tiene un valor único, el Estado trata de intervenir en las funciones normales de la sociedad para asegurarle ciertos derechos inherentes e inalienables».

            La revolución de febrero, en este sentido, se constituye en movimiento concurrente de fuerzas centrípetas. El primer instrumento político en que se materializa este profundo movimiento de integración nacional, recoge este sentir nacionalista, como expresión integral de lo más recóndito del ser nacional. Así nació la primera cifra política: el Partido Nacional Revolucionario, a iniciativa de la Confederación Nacional de Trabajadores en la que previamente los trabajadores habían sellado su unidad total para encarar la unidad de todo el pueblo paraguayo en su lucha por la liberación nacional del yugo imperialista. En homenaje a la clase trabajadora, los demás sectores integrantes del frente nacional revolucionario febrerista optaron por designar al secretario general de la CNT, Francisco Gaona, secretario general del Partido Nacional Revolucionario.

            La esencia y los objetivos del Partido Nacional Revolucionario fueron definidos en la proclama del mes de marzo de 1936, y en la primera tribuna levantada el 26 de abril en el Teatro Nacional (11). El Partido se conformó como un Frente Nacional Revolucionario de Liberación Nacional y fue integrado con las siguientes fuerzas políticas y sociales: la Confederación Nacional de Trabajadores, la Asociación Nacional de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco Boreal, la Federación de Estudiantes del Paraguay, la agrupación disidente del Partido liberal, la Liga Nacional Independiente, la Asociación Nacional Republicana (Partido Colorado) y grupos de personalidades independientes. El proyecto de declaración de principios abarcaba la enunciación de los fundamentales problemas relativos a la reconstrucción nacional, vale decir lo atingente al desarrollo integral de la Nación; afirmación de la soberanía nacional como fuente e inspiración de todo el poder del Estado; la democracia representativa y funcional como sistema de organización y la República unitaria como forma de gobierno; el sentimiento de independencia y la libertad personal, condicionados al bienestar social y nacional, definiendo los derechos y deberes del ciudadano en función de los supremos intereses de la sociedad y de la Nación; el reconocimiento de la conciencia igualitaria profunda de las masas populares paraguayas y su aceptación como base cardinal de la sociedad de la Nación y del Estado proscribiendo toda clase de privilegios de personas, familias o de clases; las bases para la reconstrucción, es decir, para el desarrollo fundadas sobre los principios y la técnica de la racionalización para promover enérgica y vigorosamente el más completo e integral desarrollo de la comunidad nacional, la organización y planificación científicas de la producción, el orden administrativo nacional y comunal y la afirmación definitiva e incontrastable de los valores étnicos e históricos de la raza; la socialización por el Estado y las Comunas de ciertos bienes, servicios e industrias indispensables para la salud, el bienestar y la economía del pueblo como suprema necesidad popular y nacional; la protección obrera y campesina como principio de redención social y nacional, constituye el punto básico del ideario de la revolución, considerando a las masas trabajadoras como los agentes más eficaces y positivos de la potencia económica, política y militar de la Nación.

            Proclama, en consecuencia, la unión nacional de todos los paraguayos.

            El Partido Nacional Revolucionario se convierte así en un partido de unión nacional y de significación política auténticamente paraguaya, en cuyas filas deben contarse todos los paraguayos que alientan el anhelo de dignificar y redimir a la Nación; y en tal sentido, asume el carácter de un gran movimiento popular, nacional y revolucionario.

            La estructura del Partido Nacional Revolucionario era totalmente diferente a la adoptada por los partidos tradicionales de la posguerra de la Triple Alianza, con adhesiones individuales, en su totalidad de analfabetos manejados por directorios oligárquicos a espaldas de tales afiliados. En tanto que el PNR estaba constituido por adhesiones de agrupaciones colectivas, combatientes por los derechos fundamentales del pueblo.

 

 

EL RESURGIMIENTO DE GREMIOS Y SINDICATOS

 

            Antes y durante el período de la guerra del Chaco, las organizaciones gremiales se hallaban en plena clandestinidad.

            Pero esta emergencia clandestina no fue óbice en el esfuerzo de los trabajadores para levantar cabeza y no permanecer en la resignación o en el abandono, desorganizados o desunidos. Hemos afirmado que a poco de firmar el presidente José P. Guggiari el decreto de disolución de todos los sindicatos obreros de resistencia, para ser substituidos por organismos mutuales, en la clandestinidad ya se había organizado el Comité Sindical Clasista, alentado por el Partido Comunista y posteriormente, en plena guerra, ampliado y reforzado por los Comités Anti-guerreros. En casi toda la zona de los sindicatos disueltos, funcionaban agrupaciones sindicales clasistas que ocupaban el lugar vacío y en algunos casos, como: en la empresa de la CALT, albañiles, zapateros, panaderos, pintores, telefonistas, ferroviarios, linotipistas, los trabajadores consiguieron reorganizar sus antiguos sindicatos en plena época del terror policíaco de Giménez Pecci, del estado de sitio y de la bárbara mordaza llamada «ley de defensa social», de las prisiones, deportaciones y torturas feroces. Estos gremios constituyeron grupos avanzados del proletariado nacional que renació a la vida con una potencialidad ejemplar.

            Estos mismos sindicatos reorganizados arrancaron importantes mejoras a los patrones y a la empresa negrera de la CALT, mediante la unidad, la lucha y huelgas victoriosas antes de la terminación de la guerra del Chaco; incluso lograron la incorporación del delegado sindical marítimo Mario Masi, en la representación gubernamental que el gobierno de Eusebio Ayala destacara a la Conferencia Americana del Trabajo, realizada en Santiago de Chile en enero de 1935 (12). En donde se aprobó la declaración que sigue...

            Restauradas las libertades para el pueblo con la Revolución de febrero, la clase trabajadora se movilizó a lo largo y ancho del país, organizando sus respectivos sindicatos y con sus directivas y formulando petitorios de mejoras con aumento de salarios y mejores condiciones de trabajo. En este sentido las primeras organizaciones sindicales fueron: La Asociación Ferroviaria, que realizó una grandiosa asamblea general en la Sección Capital el 26 de febrero, resolviendo expresar públicamente su apoyo al Gobierno del coronel Franco y denunciar a la empresa del ferrocarril por violaciones del convenio vigente. Anunció públicamente su plan de reivindicaciones inmediatas y resolvió adherirse al Comité pro-Confederación Nacional de Trabajadores.

            Las asambleas obreras se sucedieron unas a otras. Los pintores, después de una asamblea entusiasta, lanzaron un manifiesto expresando su apoyo al Gobierno Revolucionario y manifestando su decisión a trabajar por la unidad total de los trabajadores a través del Comité Pro- CNT. Los panaderos realizaron una asamblea en la misma fecha, designando como delegados ante el Comité Pro-CNT a Wilfrido Moreira y Andrés Pereyra.

            El 1° de marzo de 1936, en colaboración con los dirigentes zapateros y albañiles se reunieron las cocineras y las mucamas del servicio doméstico y organizaron su sindicato. Los obreros molineros también designaron en asamblea a su C.A.: Secretario General, Luciano Ruiz Díaz; Prosecretario General, Pedro Paredes; Tesorero, Manuel Dupong; Protesorero, Saturnino Olmedo; Vocales, Miguel Vargas, Luis Garcete, Liborio López Jara; Delegados ante la CNT, Eugenio Olmedo y Julián Mendoza.

            El mismo día se reunieron en asamblea los foguistas fluviales, para reorganizar su sindicato repudiando las normas vigentes a que se hallaban sometidos los trabajadores bajo la llamada Ley de Defensa Social y nombraron la Comisión Administrativa: Secretario, Juan Ramírez; Prosecretario, Froilán Patiño; Tesorero, Sinforiano Ferreira; Protesorero, Patrocinio Villasanti; Vocales, Luis Vázquez, Eladio Paredes; Revisores de Cuentas, Cleofe Adorno, Plutarco Ávalos, Rigoberto Zárate.

            El Sindicato de Estibadores de Comercio en asamblea designó a su vez, su directiva, en esos mismos días: Secretario General, Gregorio Galeano; Secretario de Actas, Bruno González; Tesorero, Victoriano Jara; Protesorero, Isidoro Sánchez; Vocales, Vicente Benítez, Juan E. González, Baldomero Barrios. Delegado ante la CNT, Gregorio Galeano.

            Los obreros tranviarios de la CALT, trabajando por la reorganización de su sindicato, realizaron un picnic de camaradería y de adhesión a la CNT, aprovechando la oportunidad para repudiar públicamente al agente patronal y delator policial Tomás Digalo, a la sazón jefe de tráfico de la empresa más negrera del país, liberal alcahuete de José P Guggiari.

            El 2 de marzo de 1936 se reunieron los distintos delegados de las seccionales de la aguerrida Liga de Obreros Marítimos (LOM), disuelta por el gobierno de Guggiari, para reorganizar la vieja entidad. La designación de los distintos cargos del Consejo Federal recayó en las siguientes personas: Secretario general, Florentín López; Prosecretario general, Julio Ramón Bernal; Tesorero, Silvio Corbeta; Protesorero, Juan Ramírez. Se resolvió la adhesión a la CNT. En los primeros días de marzo de 1936, los obreros y los fabricantes de calzado se pusieron de acuerdo en resolver sus conflictos sobre la base de un entendimiento común para hacer frente a la ruinosa competencia de la industria del calzado extranjera, de los acaparadores de suela, del tanino, etc.

            Al serle restituidos todos sus derechos ciudadanos, con la Revolución de Febrero de 1936, natural fue que se diera el afloramiento general de los gremios, tantos años perseguidos y reprimidos.

            A pocas semanas de establecido el Gobierno Revolucionario presidido por el coronel Rafael Franco, la gran mayoría de los gremios ya se habían reorganizado con sus respectivas directivas sindicales. La organización sindical avanzaba como un torbellino llegando hasta los rincones más apartados del país y de manera especial en los grandes feudos del Alto Paraguay, como el caso de Puerto Guaraní, donde los obreros y empleados festejaron por primera vez el 1° de mayo en 1936, con una manifestación que recorrió las calles con estandartes desplegados con las consignas de «unidad» y «lucha» por «pan, tierra y libertad».

 

 

EL COMITÉ PRO-CONFEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES

 

            La principal preocupación de todos los gremios obreros reorganizados, desde el primer momento, fue la unidad de acción y la constitución del organismo sindical correspondiente. Así surgió en la última semana del mes de febrero de 1936 el Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores (C.N.T.), en la primera reunión de un Consejo de Delegados de los siguientes gremios: Estibadores Unidos, Patrones de Cabotaje de Tercera, Albañiles, Pintores, Cargadores de Carros, Camiones y Vagones, Foguistas Navales, Panaderos, Personal de la CALT, Obreros en Calzado, Cocineros, Mucamas del Servicio doméstico, Aserraderos Unidos, Carpinteros, Ferroviarios, Joyeros y Plateros, Obreros del Molino Harinero, Empleados y Obreros Telefónicos, Estibadores de Comercio, y Obreros Cerveceros. En esta primera reunión del Consejo de Delegados, se designó al primer Comité Ejecutivo, integrado de la siguiente forma:

            Secretario General: Francisco Gaona

            Prosecretario General: Tomás Mayol

            Secretario de Actas: Alfredo Pereyra

            Tesorero: Nemesio Franco

            Vocales: Leonardo Dielma y Gregorio Galeano

            Suplentes: Álvarez y Juan Orué

 

            Entre las primeras medidas tomadas por la novel organización nacional centralista y única citamos la nota que el 5 de marzo de 1936 elevara al Gobierno Nacional, expresando su apoyo a la revolución y a su programa de reconstrucción nacional. La aludida presentación expresa (13):

 

 

ORIENTACIÓN Y BASES ORGANIZATIVAS

 

            El Consejo de Delegados, como organismo director y conductor del proletariado unificado, en su primera reunión, fijó también el principio general de orientación del movimiento obrero y sus bases organizativas, suscribiendo la Circular N° 1 que a continuación transcribimos.

 

 

CONFEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES

CONSEJO DE DELEGADOS

 

CIRCULAR No. I

            Con la participación de los gremios Estibadores Unidos, Patrones de 3a., Albañiles, Pintores, Cargadores de carros, Camiones y Vagones, Foguistas Navales, Panaderos, Personal de la C.A.L.T., Obreros en Calzados, Cocineros y mucamas, Aserraderos Unidos, Carpinteros, Ferroviarios, joyeros y Plateros, Obreros del Molino Nacional, Empleados y Obreros Telefónicos y Estibadores de Comercio, se reunió el Consejo de delegados del Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores acordando las siguientes resoluciones:

 

            1°.- DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

            El proletariado paraguayo unificado en su organismo provisorio Nacional, el «Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores de la República del Paraguay», teniendo fundamentalmente en cuenta su experiencia de lucha bajo el régimen depuesto e interpretando el momento histórico porque atraviesa el Paraguay, acuerda sumar sus fuerzas al resto de toda la población paraguaya para que alrededor de una gran unidad nacional de todos los elementos genuinamente paraguayos se marche hacia la conquista de la liberación nacional del yugo de la opresión del capitalismo imperialista extranjero.

            Por eso declara que apoyará y ayudará a todo gobierno popular cuyo programa tiende a arrancar del Capital extranjero, dueño del país, Pan, Tierra y Libertad, para todos los trabajadores del Paraguay. En consecuencia, desde hoy en adelante todo el proletariado nacional, liquida la bandera de la «prescindencia política» en su lucha contra la opresión del oro extranjero.

            2°.- BASE DE LA ORGANIZACIÓN SINDICAL

            El Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores orienta su trabajo de Organización Sindical creando las bases de los Sindicatos dentro mismo de los sitios de trabajo. Estos organismos sindicales de base podrán ser: Comités Sindicales por barco, por talleres, por fábricas, por departamentos de Empresas, etc. La directiva del Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores de llevar el Sindicato en la Fábrica, en los talleres, en las Empresas, es con el objeto de preparar al proletariado a organizar con ventaja, la lucha contra la reacción mundial del imperialismo capitalista.

            3°.- TODOS LOS SINDICATOS PROFESIONALES, gremios de Fábricas y Talleres de una misma industria, afiliados al Comité Pro Confederación Nacional de Trabajadores, deberán inmediatamente organizarse en federaciones por Industria o Sindicato por Empresa.

            4°.- En la capital y ciudades del interior asiento de actividades fabriles, los Sindicatos por Empresas o industrias menores, deberán crear las federaciones obreras locales.

            5°.- La Centralización de todas las federaciones, por industrias, sindicato por Empresa o federaciones obreras locales, forma la Confederación Nacional de Trabajadores.

            6°.- Administración provisoria

            El Comité Pro Confederación N. de Trabajadores se administra provisoriamente hasta la convocación del Congreso Obrero Nacional, por el Consejo de Delegados y por el Comité Ejecutivo.

            7°.- El Consejo de Delegados se forma por dos representantes de cada sindicato adherido. Los sindicatos de industria podrán tener una representación especial. A los efectos del cómputo de votos, se tendrá en cuenta la cantidad de gremios adheridos.

            8°. El Consejo de Delegados se reúne ordinariamente dos veces al mes. Y es el órgano encargado de resolver todas las cuestiones que atañen a los intereses generales del proletariado durante todo el período de emergencia.

            9°.- El Comité Ejecutivo se compone de siete miembros elegidos en el seno del Consejo de Delegados. Y es el órgano que ejecuta el plan de trabajo establecido por el Consejo de Delegados.

 

 

 

FINANCIACIÓN

 

            Para ejecutar el plan de trabajo acordado por el Consejo de Delegados y en primer término para destacar la delegación por la vía férrea a fin de echar las bases del sindicato de la industria del azúcar y las federaciones locales en las ciudades más importantes, se ha resuelto:

            1°) Solicitar de los Sindicatos Adheridos, una contribución voluntaria que deberán enviar a la secretaría general provisoria, en Sebastián Gaboto N° 400.

            2°) Encargar al Comité Ejecutivo la organización y resolución de un picnic a beneficio pro-fondo de la Confederación.

            3°) Someter a consideración de los gremios adheridos la posibilidad de una contribución permanente a la caja de la C. N. T. de acuerdo al número de afiliados de cada gremio.

           

DELEGACIÓN POR LA VÍA FÉRREA

 

            1°) Encargar al Comité Ejecutivo el envío de una delegación, tan pronto cuente con los medios del caso, que deberá tocar los siguientes puntos: Ypacaraí, Tebicuary, Villarrica, Iturbe, Carmen del P. y Encarnación, cuya misión es organizar a los operarios de los ingenios y echar las bases de las Uniones obreras, locales.

            2°) Recomendar a todos los Sindicatos adheridos a la C.N.T. que organicen entre sus asociados, el envío de correspondencias a sus amigos o conocidos que tienen en Alto Paraguay, en las grandes Empresas de Tanino en Guarambaré, Pilar y Colonia Benjamín Aceval, en los ingenios de azúcar, desmotadoras y fábricas de tejidos, informando la orientación de la C.N.T., su base de organización, el próximo envío de delegados y la futura convocación del Congreso Obrero Nacional.

 

PICNIC

 

            Encargar al Comité Ejecutivo la organización y realización de un picnic pro-fondo de la C.N.T.

            Todos los Sindicatos adheridos desde ya deberán realizar entre sus asociados las propagandas necesarias.

 

DELEGADOS PARA TAREAS REORGANIZATIVAS

 

            El Consejo de Delegados nombró al Prosecretario general, camarada Mayol, para ligarse con los cerveceros a fin de ayudarles a reorganizar su sindicato de los «Cerveceros Unidos». Así mismo se designa al camarada Tesorero, Franco y al delegado de la F. O. en Calzado, camarada Álvarez, para ayudar a los operarios carameleros en sus trabajos de sindicalización. Ambos delegados deberán dar cuentas de sus trabajos al Comité Ejecutivo.

 

            POR EL CONSEJO DE DELEGADOS

            Francisco Gaona

            Secretario General

 

 

 

 

CARACTERÍSTICAS DEL MOVIMIENTO OBRERO EN LA NUEVA ETAPA

 

            La Revolución del 17 de Febrero de 1936 repercutió hondamente sobre el movimiento obrero. Este abandonó su posición de «prescindencia política» frente al quehacer político, posición adoptada desde su nacimiento, se puede decir, durante el dominio del anarquismo y del reformismo. Se decidió a intervenir en la política, en la solución de los problemas políticos a «apoyar y ayudar -como reza su declaración de principios- a todo gobierno popular, cuyo programa tiende a arrancar del capital extranjero, pan, tierra y libertad para todo el pueblo paraguayo».

            Otra de las características que debe ser destacada en primera línea es su unidad y extensión nacional. El movimiento obrero, por primera vez, logró superar en forma rotunda las rencillas domésticas y concretar su unidad en una central obrera nacional y unitaria. «Esta unidad lograda -dice la declaración de principios- es fundamentalmente el fruto de la experiencia de lucha bajo el régimen depuesto y teniendo en cuenta el momento histórico por que atraviesa el Paraguay»; es la necesidad histórica de forjar la unidad nacional para la conquista de la liberación nacional de la opresión y explotación del imperialismo. El proletariado paraguayo ha tomado conciencia de lo perjudicial y nefasto del divisionismo como así de la necesidad perentoria de forjar su propia unidad a través de una central obrera unitaria que sirva de columna vertebral para concretar la unidad nacional contra los opresores del país. Esta decisión obrera de trascendencia histórica no tiene precedentes. El proletariado asume el papel de vanguardia del pueblo paraguayo en su lucha por la segunda emancipación nacional. Con esta actitud se identifica con toda la Nación. Adopta, en consecuencia, como insignia oficial la bandera tricolor de la Patria. Es también el abanderado del cambio reclamado por toda la Nación y en consecuencia, es el pionero de la industrialización del Paraguay.

            La extensión nacional que alcanza el movimiento obrero tampoco tiene precedente. Por primera vez en el país, se estaba golpeando las puertas mismas de los grandes feudos enseñoreados en las zonas fundamentales de la producción nacional, incorporándolos de hecho, a la vida de libertad y de los derechos consagrados en la Constitución Nacional. Es cuando la reacción nacional e internacional se sienten alarmadas, comenzando su campaña de infundios y difamación contra el movimiento febrerista y contra el propio gobierno revolucionario del coronel Franco, acusándolo de comunista. Es cuando también se avecina en el Paraguay la misión militar del coronel Schweitzer, que no solamente venía a presionar al Gobierno Revolucionario sino de manera fundamental a alentar a la contrarrevolución.

            Era natural, entonces, que la central obrera, la C. N. T., reflejara estas mismas características de sus sindicatos componentes. Es significativamente alentador ver confirmado el anhelo expresado en el diario «El Estudiante», órgano de la Federación de Estudiantes del Paraguay, de fecha 7 de marzo de 1936, en su artículo editorial, cuando expresa: «La acción principal francamente antiimperialista de todas las organizaciones proletarias del mundo debe ser también la característica de la Confederación de Trabajadores del Paraguay» (ver apéndice) (14).

            El 2 de marzo de 1936, Rufino Recalde Milesi tuvo que hacer frente a la reiterada y alevosa campaña de calumnias de la que fue víctima desde 1912 hasta entonces, publicando la carta que más abajo se transcribe:

            LA DEFENSA ES UN LEGÍTIMO DERECHO

            Sr. Director de VERDE OLIVO:

            He visto aparecer en las columnas de su órgano mi apellido Milesi, entre otros, con el mote de «traidor» de la causa o ideales del proletariado paraguayo.

            Como no tengo que ver nada con nadie en ninguna traición a los ideales sinceros del obrerismo nacional ni de ninguna otra nación, aunque haya tenido tantas veces como hayan sido necesarias fuertes choques en las discusiones ideológicas en este mi país, Argentina, Uruguay y Europa (Rusia) sobre las aplicaciones tácticas convenientes o inconvenientes de éstas en los sindicatos, federaciones o confederaciones de los obreros y campesinos durante mi actuación ininterrumpida de 25 años, 1905-1930, con amigos y enemigos, con compañeros de una misma organización profesional o con las de otros, pero siempre para trazar un sano derrotero con el fin de concretar bases fundamentales, principios y programas de orientación concorde con nuestra cultura, costumbre, psicología e historia de nuestro pueblo, cosas que no quisieron o no pudieron comprender algunos extranjeros y paraguayos contrarios a mi sostenido ideal socialista, motivos por los cuales he sido combatido de arriba y abajo, por el capitalismo extranjero y nacional espúreos, por los politicastros y caudillos conservadores, por todos los que ayer fueron enemigos de las organizaciones reivindicadoras y libertadoras del proletariado paraguayo en su triple forma: 1° Sindicación obrera; 2° Partido Político Obrero; 3° Economía social a base cooperativa de consumo, agrícola e industrial desde la más mínima hasta la más grande escala de carácter privado o con intervención y ayuda del Estado.

            Si por sostener esta exposición síntesis de mis ideales me llama «traidor» el cronista obrero, complicándome con otros, prevalido de la libertad de palabras e imprenta que renace, ésta que es mi templo de trabajo, de arte y cultura desde hace 36 años, espero de Ud. publicarme estas líneas mías como serena contestación justiciera y en homenaje a la armonía que debe reinar entre el proletariado paraguayo.

            Por si el señor Director quiera obsequiarme con la sana libertad de una exposición de ideas y motivos en las columnas de su diario, para desvirtuar toda campaña mal intencionada con mi lucha pasada y futura, ruego a Ud. la publicación de mi discurso pronunciado y publicado en el periódico «Hoy», que le adjunto con éste, en fecha 27 de octubre de 1935. Su amigo

 

            (15) Rufino Recalde Milesi

            Asunción, marzo 2 de 1936

 

            No puede considerarse ésta una inocente campaña. Se trataba de una acción orquestada por la oligarquía criolla para dificultar el paso de los dirigentes que pretendieran seguir el camino de Recalde Milesi, «el sostenido ideal socialista». Reproducimos dicha carta en homenaje a este gran líder del proletariado paraguayo.

            En fecha 5 de marzo de 1936, los obreros de la Industria Paraguaya de Carne dirigieron una nota al gerente, solicitando un aumento del «exiguo salario» que ganaban, siendo firmada por los siguientes:

            C. Moreno, L. Molinas, Miguel Ortiz, Ángel Ríos, Juan G. Palacios, Emeterio Penayo, D. Escobar, Sotero Bogado, J. Giménez y G. Franco, como encargados de secciones, con copia al Señor Ministro del Interior.

            El 9 de marzo de 1936, el sindicato obrero, ya reorganizado y constituido, del Molino Harinero del Paraguay, firma un convenio con la gerencia de la empresa, tras haber presentado un petitorio de reclamos. (Ver pliego de condiciones en el apéndice) (16).

            El 15 de marzo, los obreros gráficos convocaron a las distintas secciones, para tratar de reorganizar la Federación Gráfica del Paraguay, con el siguiente orden del día: «1° Lectura de actas de las reuniones preliminares; 2° Constituir en Sindicatos cada ramo de oficios, con sus respectivas comisiones; 3° Nombramiento de delegados del seno de cada sindicato para la formación del Consejo Federal, que constituirá la Federación Gráfica del Paraguay; 4° Nombramiento de una comisión especial para estudiar y proyectar los estatutos de cada sindicato y la Federación que uniformará sus principios y programas sindicales».

            La fusión del estado a la revolución, en lo que respecta a la clase obrera, se haría sobre la base de un renunciamiento a los derechos más elementales del proletariado, como por ejemplo, el derecho de huelga, nos dice el secretario general de la C.N. de Trabajadores, Francisco Gaona, y esto riñe, agrega el gran líder, con el espíritu y contenido de los estados democráticos del mundo.

            Ya que sabíamos que la Confederación Nacional de Trabajadores se había pronunciado en contra del liberticida Decreto-Ley N° 152 y ratificado su apoyo al coronel Franco en su programa, creímos necesario entrevistar al Secretario General de la Confederación, apreciado y abnegado baluarte de los intereses de la masa trabajadora: Francisco Gaona, quien nos hizo las siguientes declaraciones:

 

            LA CONFEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES Y EL DECRETO-LEY N° 152

 

            Enterada la masa obrera del texto del Decreto-Ley N° 152, cundió en el seno de ella una fuerte corriente de pesimismo, y una ola de desconfianza general está surgiendo en todas partes y en todos los sitios de trabajo sobre el Gobierno popular del coronel Franco. Hay que agregar a esto, el estímulo indispensable que recibe este ambiente de parte de todos los contrarrevolucionarios y derrotistas, que al amparo de las garantías y libertades constitucionales contribuyen a confusionar, y desorientar a las masas trabajadoras. Yo, que me encuentro en continuo contacto con ella en todas partes, puedo afirmar con autoridad, que pareciera que el corazón revolucionario tuviera síntoma de ataque cardíaco. Una lenta pero visible corriente divorcista de la masa obrera con el gobierno va diseñándose en todas partes, agravada ésta desde ya con aptitudes agresivas de ciertas gerencias de empresas y patrones de talleres que ayer ya pretendieran rebajas de salarios y desconocer ciertas conquistas obreras. Por lo que estoy notando en el ambiente obrero, corre serios peligros el gran prestigio y popularidad que rodean al Gobierno del coronel Franco.

            ... La Mesa Directiva de la Confederación Nacional de Trabajadores, frente a la realidad de los hechos apuntados, inmediatamente se reunió para considerar la situación. Después de un largo y concienzudo debate, fijó el siguiente criterio, que deberá someterse a consideración del Consejo de Delegados para fijarse definitivamente la posición del proletariado frente al Decreto-Ley N° 152.

            La obscuridad y ambigüedad del Decreto-Ley en lo que respecta al Control Sindical estatuido, crean legítimos y fundados recelos en el seno del proletariado. Pareciera que la función exclusiva y única asignada al Ministerio del Interior, a través de su órgano, el Departamento Nacional del Trabajo, es la del arbitraje obligatorio entre los conflictos entre el Capital y el Trabajo. A ser verdad este contenido, la clase obrera, una de las fuerzas de apoyo de la Revolución Libertadora del 17 de febrero, llegaría a la identificación con el Estado, sufriendo una especie de «CAPITI DIMINUCIO», es decir que la identificación revolucionaria establecida entre la Revolución y el Estado, en lo que respecta a la clase obrera, se haría sobre la base de un renunciamiento a los derechos más elementales del proletariado, como por ejemplo el Derecho de Huelga. Y esto riñe fundamentalmente con el espíritu y contenido de los Estados democráticos del mundo. Sólo en los estados fascistas de Italia y Alemania se admite esa sujeción de la clase obrera al Estado y en consecuencia la solución de los conflictos entre el Capital y el Trabajo, como facultad exclusiva y única del Estado.

            Si el gobierno del coronel Franco admitiera esta tesis, implicaría una desconfianza demasiado grande hacia la clase trabajadora y para nosotros sería un tratamiento muy injusto. La clase obrera apoya y seguirá apoyando al coronel Franco en la medida que se esfuerza por el cumplimiento de su programa mínimo.

            Con esto no significamos que su cumplimiento se haga en 24 horas. Sabemos y comprendemos que hay grandes dificultades en el camino de la reconstrucción nacional. Debe cumplirse el programa en la medida de las posibilidades y de acuerdo a las circunstancias. La consigna actual del proletariado es no crear dificultades prematuras ni artificiales al coronel Franco. Exigimos confianza de su gobierno para nosotros, como nosotros le otorgamos a él. Desde luego esta debe ser la corriente moral y el vínculo unionista entre todas las fuerzas de la unión nacional con respecto al Gobierno.

            Nunca como ahora, los trabajadores paraguayos desde 1870, a esta parte se sienten tan identificados con un gobierno también de paraguayos cuyo programa es nada menos el de levantar de la postración miserable y mendigante en que se encuentra la Nación paraguaya bajo la invocación gloriosa, arrancada de lo más hondo de nuestra historia: «PUEBLO ILUSTRE DE ANTEQUERA, RODRÍGUEZ DE FRANCIA Y DE LOS LÓPEZ».

            Por todas estas consideraciones juzga la mesa directiva de la C.N. de Trabajadores que debe suspenderse la aplicación del Decreto hasta un tiempo prudencial... (17)

 

DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO

 

            Creemos que la creación del Departamento Nacional del Trabajo es de lo más urgente y acertado. Y en este sentido urge crear las bases concretas para su funcionamiento sin pérdida de tiempo. Las funciones del Departamento del Trabajo, dentro de la democracia son: a) de conciliación o mediación; b) la de arbitraje obligatorio. Sin perderse de vista estas funciones especificativas del organismo aludido el Ministerio del Interior, debe echar mano a la tarea.

            La Confederación Nacional de Trabajadores, desde ya, va a plantear al Ministerio respectivo, su colaboración para dicho trabajo organizativo. Los sindicatos obreros, por el hecho de existir, deben ser considerados como órganos del bien público, con atribuciones de vigilancia en la aplicación de la legislación obrera. En consecuencia, debe conferírsele facultades para velar y defender las leyes del trabajo y su cumplimiento encomendándoseles las funciones que corresponden a los inspectores del Departamento Nacional del Trabajo. En esta forma -además- se haría una gran economía en el presupuesto que ha de acordarse para el funcionamiento de dicha institución.

            Lo que acabo de expresar son puntos de vista del Comité Ejecutivo de la C.N. de Trabajadores.

            Al día siguiente, la CNT publicó suposición oficial: en dicho documento pueden apreciarse los efectos de la aplicación del mencionado decreto reaccionario, señal evidente de que el Gobierno Revolucionario va cediendo posiciones a la presión contrarrevolucionaria en ascenso.

 

 

 

 

La Confederación Nacional de Trabajadores del Paraguay

y el Decreto - Ley N° 152

 

La aplicación del Decreto-Ley N° 152 va contra el programa

revolucionario del Cnel. Franco

 

            A los pocos días de la aplicación del Decreto - Ley 152 la clase trabajadora comprueba que la aplicación del mismo atenta contra los intereses de las fuerzas que han cooperado al triunfo de la revolución.

            Al negar al pueblo las libertades democráticas, de reunión, de prensa, y de opinar libremente sobre los problemas que interesan a todo el pueblo paraguayo.

            En carne propia ya hemos sentido los primeros efectos reaccionarios de la aplicación del decreto-ley, días pasados han sido detenidos en Trinidad varios obreros y estudiantes revolucionarios por intentar realizar un mitin de apoyo al gobierno y opinar sobre el decreto-ley, además fue clausurado el diario «Libertad» dirigido por el doctor Rafael Oddone, uno de los intelectuales revolucionarios más honestos, y también fueron deportados los conocidos luchadores revolucionarios Oscar Creydt, Obdulio Barthe, Augusto Cañete reiniciándose para ello las persecuciones que durante siete años desencadenaron los gobiernos vendidos al oro extranjero de Guggiari, Ayala, Estigarribia.

            Además ayer fue disuelta la asamblea de las obreras domésticas por agentes de investigaciones del viejo régimen depuesto y soldados de la Nación armados con fusil, amenazando en la misma forma a la asamblea de las obreras carameleras.

            Estos hechos del gobierno hacen que los patrones empiecen a desconocer las insignificantes mejoras conseguidas a duras luchas y a hacer la propaganda de que ya pe poti pama se van a disolver todos los sindicatos impidiendo así que los obreros vayan a sus asambleas creando el desconcierto en sus filas la duda si se cumplirá el programa del Cnel. Franco.

            Esto lejos de fortalecer al gobierno revolucionario crea la dispersión y la desconfianza entre sus sostenedores levantando una muralla entre el pueblo y el gobierno restándole poder de resistencia a la contrarrevolución e impidiendo la unión de todos los paraguayos para la Reconstrucción Nacional.

            En esta forma el decreto-ley está cumpliendo lo que los de las fuerzas del viejo régimen tratan de realizar desde un principio: dividir el frente revolucionario.

            El programa del Cnel. Franco se encuentra amenazado por la contrarrevolución imperialista del exterior y sus agentes ayalistas de adentro que aún están por todos lados en la policía, en el ejército y en libertad algunos de sus principales dirigentes como Belisario Rivarola.

            Ante esta situación la Confederación Nacional de Trabajadores hace un llamado a todos los trabajadores para rodear al coronel Franco y ayudarle a cumplir su programa que es el programa de todo el pueblo paraguayo.

            Con este objeto la Confederación Nacional de Trabajadores resolvió en su Consejo de Delegados apoyado por toda la asamblea realizada el domingo pedir al gobierno la suspensión de la aplicación del Decreto Ley N° 152 y dar amplias libertades y garantías para que el pueblo se pronuncie sobre el mismo.

            Ha resuelto además proponer la formación de un Comité de relaciones con la Federación de Estudiantes y Asociación de Ex combatientes y preparar un gran mitin de reafirmación de apoyo al gobierno y programa del coronel Franco.

            Pedimos también se proceda con mano de hierro con los enemigos de la revolución, apresamiento de los pyragués y dirigentes del ayalismo que aprovechando el descontento popular contra el Decreto Ley conspiran contra el gobierno revolucionario.

            Todos los que intentan impedir la unidad de las clases trabajadoras son agentes del imperialismo y de los Ayala Guggiari y demás capangas del oro extranjero.

            Esta es la hora en que todas las masas trabajadoras deben acudir al llamado de la Confederación Nacional de Trabajadores para fortificar su apoyo al gobierno revolucionario para el cumplimiento de su programa.

 

            Asunción, marzo 16 de 1936.

 

            La multiplicación de los sindicatos obreros del país iba en ascenso. En todo el país, incluso en los más apartados rincones del territorio, los trabajadores se reunían, organizaban su gremio y presentaban sus petitorios de mejoras y reconocimiento de su organismo sindical. Jamás la República se encontró ante semejante maravilloso espectáculo (18). En este capítulo, nos referimos solamente a los gremios reorganizados u organizados que firmaron con sus patrones o empleadores convenios de trabajo que durante el período del régimen de los vendepatrias del liberalismo, constituían raras excepciones. Estos convenios de trabajo se reducían, fundamentalmente, a la implantación de la jornada de 8 horas de labor, reconocimiento del sindicato, a modestísimos aumentos de salarios y en algunos casos, accidentes de trabajo. Los trabajadores paraguayos, en su total mayoría carecían de estos beneficios y de la protección legal. La Revolución de Febrero incorporó de hecho y luego de derecho, estos beneficios sociales en favor del proletariado. A pesar de la alarma causada por este despertar obrero, no sólo a la reacción oligárquica nacional e internacional, sino también entre los miembros integrantes del gobierno revolucionario, incluso ante el pronunciamiento de la Federación Nacional de Trabajadores, que interpretó el sentir unánime de sus filiales, contra el Decreto liberticida N° 152 el 16 de marzo de 1936.

            Las provocaciones empresarias en esta emergencia no estaban ausentes. Tal fue el caso del establecimiento fabril de Forno y Valle, uno de mil que hallándose en tratativas amistosas para la firma del convenio de trabajo con el sindicato respectivo, alentaba de forma alevosa y descarada inauditas provocaciones, respaldado en la vigencia del Decreto N° 152, que motivó, por parte del Comité Ejecutivo de la CNT una enérgica nota de repudio, por tales actitudes anticaballerescas (19).

            Precisamente ante este cuadro político y social negativo, el Comité Ejecutivo de la CNT se dirigió a la Federación de Estudiantes del Paraguay y a la Asociación Nacional de Ex combatientes de la Guerra del Chaco Boreal proponiendo la formación inmediata de un frente único de todas las fuerzas populares y la organización sin pérdida de tiempo del Partido de la Revolución, frente a la grave situación interna del país.

 

 

CONFLICTOS OBREROS EN LOS PRIMEROS MESES DE LA REVOLUCIÓN

 

            El 20 de marzo de 1936, tanto la Sociedad de Resistencia y Colocación Panaderos Unidos como la Federación de Obreros en Calzado dirigieron sendos manifiestos explicativos a la Nación, sobre los motivos de la huelga decretada. Los obreros panaderos decían que ya no estaban dispuestos a soportar jornadas de 14 y 15 horas de trabajo, como se vieron forzados a hacerlo bajo los gobiernos «violadores de nuestra Carta Magna» de José P Guggiari y Eusebio Ayala. La Federación de Obreros en Calzado expresaba que «desde hace cinco meses se viene golpeando las puertas de los patrones, pidiendo un poco más de mejoras, teniendo en cuenta que se ha triplicado el costo de los artículos de primera necesidad, alquileres y los materiales para el trabajo. Cuando la actuación del régimen depuesto, esta Federación tuvo que aceptar la mediación o mejor dicho el arbitraje obligatorio de Giménez Pecci y Antola en donde los patrones, apoyados directamente por esas autoridades hicieron la reforma a gusto y satisfacción de ellos. La Federación buscando como siempre por la vía pacífica arreglar sus asuntos, tuvo que recurrir al Ministerio del Interior, al jefe de Policía y a la sociedad patronal, tropezando esta vez con peores obstáculos de parte de los patrones, quienes prevaleciéndose del Decreto-Ley N° 152, comienzan a despedir a algunas compañeras y compañeros de los talleres y fábricas».

            En otro manifiesto, denunciaban a los patrones intransigentes: Cayetano Alfieri, Pusineri, Fiorito, Juan Bellasai, Tossi, Scribano, Cipolla y otros, demostrando al público el precio de costo de un calzado de hombre, de Oscaria extranjero, cosido y las ganancias que recibe el patrón sobre este artículo, «ya que los patrones de zapatería indican al pueblo que el precio de costo de un calzado es exorbitante por causa del elevado jornal del obrero».

            Explicaban a renglón seguido lo siguiente: «2 pies de Oscaria extranjero, a $ 60 c/u, $120; 700 gramos de suela, a $ 70 el kilo, $ 50; mano de obra del oficial $ 180; un pie de tafilete, $ 15; lienzo del aparador, $ 30; del fondero, $ 4; cordones, $ 3; cortados $ 5; Total $ 407». «Este calzado -dice el manifiesto- es vendido al precio mínimo de $ 600 y máximo de $ 700. Por lo tanto el patrón recibe la ganancia de $ 193 en el precio mínimo y de $ 293 en el máximo». «Deseamos enterar al público -continúa- del costo del material extranjero en moneda argentina, el pie de la mejor Oscaria argentina, cuesta $ 0,75, el pie del mejor tafilete cuesta $ 0,20, la gruesa de los mejores cordones, cuesta $1,80. Nosotros agregamos a la Oscaria argentina, $ 0,25 puesto en esta capital con derecho de transporte y aduana, exponiendo que esta cantidad es ya demasiado elevada para un pie de Oscaria argentina». Denuncia al mismo tiempo, «que hay zapaterías en la capital que emplean los peores materiales, como ser, Oscaria de la más barata, suela de la peor clase que no puede costar más de $ 40 m/arg. el kilo, en vez de emplear tafiletes, emplean cueros de chancho, lienzo de $ 10 el metro y todavía, prevaleciéndose de la necesidad pecuniaria del obrero no le paga la tarifa que le corresponde. El público debe tener en cuenta –dice- que con estos materiales malos, el obrero debe sacrificarse enormemente 10 a 12 horas diarias para entregar al patrón un buen trabajo, porque de lo contrario lo despide. «Hay también –decían- patrones de zapaterías que exigen al obrero trabajo como ser, dibujado en hilo, picados, serruchados, y hasta imitación del calzado extranjero», sin embargo se niegan a pagar «un aumento de $ 2 y de $ 8 y especificación de trabajo que exigen los oficiales aparadores». La reacción no desaprovecha para calumniar a los obreros en huelga, difundiendo infundios como ser de que los obreros están instigados por gente extraña a los gremios en conflictos. Está demás decir que las dos huelgas triunfaron ampliamente.

            El 23 de marzo de 1936 estalló la huelga de los obreros y empleados de Puerto Pinasco, feudo extranjero del Alto Paraguay, reclamando la implantación de la jornada de 8 horas de labor, aumentos de salarios, reconocimiento del sindicato y libertad para mercar.

            El Ministerio del Interior destacó a dos universitarios, como comisionados para arreglar el conflicto, quienes informaron haberse solucionado la huelga, pero que el gerente norteamericano «aceptaba la jornada de 8 horas tan pronto que el gobierno provisional legisle el asunto». El 31 de marzo, el Comité Ejecutivo de la CNT destacó a uno de sus miembros a Puerto Pinasco, Leonardo Dielma, con el siguiente mensaje:

 

            A los Camaradas de Puerto Pinasco

            ¡Luchemos por la formación y organización de un poderoso Sindicato Nacional de los Obreros de la Industria del Tanino!

            El camarada Leonardo Dielma va designado por esta Central para ayudaros a formar en esa Empresa la primera base dula organización sindical de la Industria del Tanino.

            Los obreros de Pinasco, con el primer grito de libertad que proclamaron, se han puesto a la cabeza de esa gran obra que constituye toda una página de la causa nacional, espíritu y contenido de la revolución liberadora del 17 de febrero.

            ¡La Confederación Nacional de Trabajadores que ya en estos momentos representa más de 12 mil afiliados, espera que los obreros de Pinasco han de poner toda su voluntad, todo su empeño y todos sus entusiasmos al servicio de la liberación de más de 10.000 trabajadores de toda la industria del Tanino del país, que aún siguen sufriendo la exterminadora jornada de 12 horas y la más grande inseguridad, como el más irrisorio salario, en sus puestos!

            Organizarse para mejorar las condiciones inhumanas, semisalvajes a que se hallan sometidos los obreros, obrajeros e indios de las grandes empresas extranjeras del norte, ayudar y secundar activamente la obra profundamente nacional a que se halla abocado el Gobierno del coronel Franco.

            ¡LUCHAD POR LA JORNADA DE OCHO HORAS, POR MEJORES TRATOS, POR REBAJAS DE LOS ARTÍCULOS DE PRIMERA NECESIDAD, POR EL AUMENTO DE LOS SALARIOS Y SUELDOS Y POR EL RECONOCIMIENTO DE VUESTRA ORGANIZACIÓN SINDICAL, SON LAS PALABRAS DE LA CONFEDERACIÓN NNAL. DE TRABAJADORES QUE LLEVA SU DELEGADO, EL CAMARADA DIELMA!

 

            Por el Comité Ejecutivo

            FRANCISCO GAONA

            Secretario General

            Asunción, marzo 31 de 1936.

 

            El personal organizado en el Sindicato Unión de Aserraderos y Anexos, después de una huelga exitosa concluyeron un convenio de trabajo con la firma Compañía Fassardi Ltda. SA. Forestal y Agropecuaria, en fecha 24 de marzo de 1936. (Ver apéndice convenio de trabajo) (20).

            Los picapedreros del jardín Botánico también iniciaron su movilización para organizar su sindicato y mejorar salarios y condiciones de trabajo. De la misma manera, los cocineros terrestres organizaron su sindicato en los primeros días del mes de marzo: Presidente, Francisco González; Vicepresidente, Emiliano Pereira; Secretario, Blas Pereira; Tesorero, Wenceslao Campos; Vocales, Isidro Velázquez, Juan Martínez y B. Ávila.

            El 28 de marzo fue detenido el compañero Juan B. Denis, dirigente de los obreros joyeros y miembro del Consejo de Delegados de la CNT. La central obrera designó al Dr. Sinforiano Buzó Gómez para encarar la libertad de Denis y plantear el recurso de hábeas corpus en favor del compañero, quien se halla alojado en la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Capital. Tanto los obreros panaderos como la Unión de Obreros Unidos de Astilleros declarados en huelga presentaron sus respectivos pliegos de condiciones a la patronal. Los obreros panaderos concluyeron un Acta de Conciliación con la patronal, mientras que los obreros de astilleros lograron solucionar la huelga siendo aceptado en todas sus partes el pliego de condiciones. Por su parte, los picapedreros dieron término al conflicto planteado firmando el convenio de trabajo que se adjunta en el apéndice.

            También el personal del establecimiento industrial algodonero Forno y Valle, y M. Comero y Cía. organizado en sindicato, firmó convenio de trabajo en los primeros días de abril de 1936 (21) que también se adjunta, al mismo apéndice de la obra. De la misma manera hicieron los obreros de la construcción de Concepción, la Indopecuaria, industria de la carne, y del kilómetro 37 del ramal ferroviario de Charará se hallaban entregados a la organización de sus respectivos sindicatos y a la preparación de convenios de trabajo en los primeros días de abril de 1936.

            Por su parte los empleados del comercio y los bancarios en el mismo mes de abril comenzaron a movilizarse para la constitución de su sindicato. En este sentido, formaron una Comisión Especial de 10 miembros para preparar una segunda reunión a fin de constituir el centro que los agrupara. El 3 de abril de 1936 los obreros en calzado y los empresarios del ramo firmaron el acta de conciliación con el fin de solucionar la huelga existente. Las obreras carameleras, organizadas en el Sindicato de Carameleras Unidas, presentaron su pliego de condiciones, en fecha 1° de abril, y el 7 de abril se firmó el correspondiente convenio de trabajo con lo que se dio término a otro conflicto. El 5 de abril de 1936, los radio operadores ex combatientes reunidos en asamblea echaron las bases de una asociación denominada «Asociación Nacional de Radio operadores Ex combatientes», con los siguientes fines:

            l) Elevar el nivel profesional, moral y cultural de los radio operadores nacionales, con especialidad de los que se hallan afectados en el servicio del Ejército y Armada en la pasada contienda del Chaco; 2) Establecer una Escuela de perfeccionamiento profesional, teórica y práctica con un personal de profesores técnicos y operadores radiotelegrafistas capacitados profesionalmente; 3) Conseguir de los poderes públicos respectivos el reconocimiento legal de su funcionamiento, por los nobles y altos fines que persigue la Asociación hasta ponerse en condiciones capaces de hacerse conocer como una institución oficializada ya que en el país no existe un organismo de la especie en donde se ilustren y perfeccionen los mencionados profesionales, que deben atender los diferentes servicios de Radio-Comunicaciones, cuyo ejercicio se halla reglamentado internacionalmente; 4) Expedirá títulos provisorios con establecimiento de las categorías respectivas, ajustándose en todo a las condiciones que para el efecto se hallan reglamentadas en la última convención internacional de Madrid.

            Se integró la Comisión Directiva de la siguiente manera: Presidente, Benito García Martínez; Secretario Interior, Mateo Pollitti; Secretario Exterior, Moisés Andreotti; Tesorero, De la Cruz Vera Chamorro; Protesorero, Eliseo Scappini; Vocales, Julio Barudi, Quirino Guerrero, Pedro Cabrera, Teodoro S. Mongelós y Rafael Arrúa. Suplentes, Pedro Zuchini (h), Francisco García y Fermín Franco.

            Señalamos sobre la formación de esta Asociación como expresión de la iniciativa creadora de los trabajadores que no sólo se inspira en la consecución de beneficios específicos del gremio, sino fundamentalmente por llenar un gran vacío en el país, producto de las experiencias recogidas en la guerra del Chaco Boreal.

            Los fideeros, constituidos en sindicato, presentaron sus pliegos de condiciones a los patrones en la última semana de abril, y a los pocos días obreros y patrones concluyeron y firmaron el respectivo convenio de trabajo. De la misma manera, los obreros municipales organizaron el sindicato de obreros municipales y firmaron el 23 de abril de 1936 con el intendente de Asunción el convenio de trabajo. También se dedicaron a organizar a los obreros municipales en ciudades del interior, como Villarrica, Encarnación, Concepción, etc. Los hojalateros, con la ayuda de la Federación de Obreros de la industria del Calzado, progresan en la formación de su sindicato y en la preparación de su Pliego de Condiciones de Trabajo. Más o menos en la misma fecha, el 23 de abril, los Oficiales peluqueros, fundaron el Centro de Oficiales Peluqueros, constituyendo de inmediato la Comisión directiva, de la forma siguiente: Presidente: Leonardo Gaona; Secretario: Ángel Gamarra; Tesorero: Rufino Galeano (22); Protesorero: Victoriano Moreno Jaquet; Vice Presidente: Rufino Galeano; los restantes cargos: Pedro P Cuéllar, Damiano Ruiz, José M. Bordón, Tomás Rodríguez y Román Acuña.

            Una iniciativa que debe ser señalada a la posterioridad es la de la Dirección de Propaganda y Misiones Culturales, que recogiendo un antecedente de la Comisión Directiva de la Federación de Estudiantes del Paraguay del 31 de marzo de 1928, en colaboración con la Unión Obrera del Paraguay, el Centro Obrero Regional del Paraguay y la Asociación de Maestros de la Capital, resolvió crear la Universidad Popular (23), nuevamente pero extendiendo la función educativa de la misma, tomando la siguiente resolución: 1) Que participen de la enseñanza no sólo los trabajadores adolescentes y adultos, sino también sus hijos menores, en atención a que los niños pobres también forman parte del concepto de pueblo; 2) Que la Universidad Popular extienda su esfera de acción a la campaña, creando sucursales, organizando embajadas universitarias compuestas de maestros, obreros y estudiantes y confiriendo delegación a todos los socios que se ausenten ocasionalmente del radio urbano de la capital, a fin de dar conferencias populares bajo el patrocinio y en representación de la Universidad Popular. A más de estas finalidades, la Universidad Popular tendrá como misión particular, como centro de estudios sociales, la de organizar reuniones y certámenes entre maestros, obreros y estudiantes con el objeto de estudiar y discutir problemas de carácter político, económico, jurídico y filosófico. Desde este punto de vista, la Universidad Popular será un centro de ilustración no tan sólo para los trabajadores sino también para los universitarios asociados y los maestros adherentes.

            La creación de una biblioteca, la publicación de una revista o de un periódico o folletín, la edición de libros, la organización de conferencias públicas de carácter académico y de encuestas científicas sobre temas atingentes al programa de estudios de la institución, la discusión, elaboración y proposición de fórmulas de legislación obrera y de sistemas de organización social -dice la resolución comentada- serían atributos propios de la Universidad Popular como Centro de Estudios Sociales.

            A este objeto, el concurso de los trabajadores era considerado indispensable por los datos ilustrativos que pueden aportar al estudio de las cuestiones económicas. Además, la Universidad Popular tendría una tercera finalidad como centro social, en su carácter cultural: fomentar la solidaridad y promover un acercamiento entre obreros, maestros, estudiantes o intelectuales. Bajo el patrocinio de la Universidad Popular se organizarían fiestas, paseos, picnics y otros actos públicos que tengan por fin afirmar en comunidad los ideales culturales pregonados por la institución.

            En este sentido -dice por último- no sería ajena a la finalidad de la Universidad Popular la realización de mítines, manifestaciones y conferencias que tengan por objeto hacer pública la adhesión o la protesta de la Universidad Popular en favor o en contra de determinados hechos o sucesos de trascendencia social y cultural.

            En su carácter de centro social, la Universidad Popular también organizará consultorios jurídicos y médicos que presten asistencia gratuita a los trabajadores adheridos a la institución (24).

            Después de la declaración de huelga del personal de Puerto Pinasco y con la intervención del compañero Leonardo Dielma, delegado nacional de la CNT, los trabajadores de Puerto Guaraní -otro de los grandes feudos del alto Paraguay- siguieron el ejemplo de sus compañeros de Puerto Pinasco, declarándose en huelga; el 16 de abril se firmó, por primera vez, el Convenio de Trabajo. El 1° de mayo, toda la población de Puerto Guaraní festejó alborozada el triunfo obrero. El 15 de abril se firmó el Convenio de Trabajo entre los Obreros y la Gerencia de Puerto Casado, el más grande feudo norteño. Y el 28 de abril de 1936, se firmó el Convenio de Trabajo con el personal de Puerto Sastre. Todos estos convenios van en el apéndice (25). Como puede apreciarse, se estaban cumpliendo al pie de la letra las directivas dadas al delegado Dielma por la Confederación Nacional de Trabajadores. Por primera vez en la historia gremial y social del Paraguay, la libertad, en todos los órdenes, imperaba en esos dominios latifundistas con jerarquía de Estados, dentro del Estado paraguayo.

            Natural era que la reacción internacional, en este caso, la oligarquía anglo-argentina, se sintiera profundamente herida en sus entrañas y que a la manera de las víboras, se acurrucara, para dar el asalto y terminar con la ignominia.

            En los últimos días de abril se solucionó la huelga de los obreros carpinteros, firmándose el pliego de condiciones presentado por el Sindicato de Obreros Carpinteros y Anexos. Y con ello ha quedado totalmente solucionado el conflicto. El 1° de mayo de 1936, se reunieron en el pueblo de Guarambaré en el domicilio del señor Alejandro Herrera, los conductores de carretas y dejaron constituida, por primera vez en el Paraguay, la SOCIEDAD DE CONDUCTORES DE CARRETAS. De inmediato, se designó la Comisión Directiva, presidida por el compañero Manuel Antonio Zunini y pasó el pliego de condiciones a los empleadores. Tanto el Acta de fundación de la entidad como el pliego de condiciones van en el apéndice por tratarse de otra (...) (26) (27).

 

EN CONCEPCIÓN

 

            No queremos silenciar los esfuerzos de los trabajadores de la ciudad de Concepción, en la zona norte del país, bajo la dirección y asesoría del compañero Eulogio Portillo, dirigente nacional de la Liga de Obreros Marítimos (LOM), por evidenciar una alta conciencia sindical y política y por las conquistas logradas.

            La Federación obrera local de Concepción, filial de la CNT, en cumplimiento del programa de reorganización general de los gremios obreros y de los agricultores de la zona, que ya tienen en sus anales de lucha el heroico ejemplo de los campesinos de agaguigo, editó en primer término, en abril de 1936, su vocero oficial con el nombre de «Mariscal López», con la comprensión del papel de la prensa no sólo como medio de agitación sino para la organización de los trabajadores y la multiplicación de sus organizaciones, como el más adecuado instrumento para sus respectivas movilizaciones. En el primer número, «Mariscal López» destacó la significación de la CNT como entidad sindical nacional y unitaria y su papel en la revolución, denunciando vigorosamente la descarada explotación del capital extranjero en el país. También publicó los petitorios presentados por los trabajadores organizados en sindicatos en toda la zona de Concepción.

            Con la intervención de los delegados de la Confederación Nacional de Trabajadores del Paraguay y la Liga de Obreros Marítimos se firmaron los siguientes pliegos de condiciones, con las distintas empresas, industriales y comerciales de la zona: 1°) Con la Casa Segundo Antonioli S.A. de Concepción: Reconociendo el sindicato, aceptación de la jornada de 8 horas y del pago de pesos 20 por horas extraordinarias de labor; reconocimiento de los días feriados y domingos; reconocimiento de los accidentes de trabajo abonándose como jornada extra $ 100. Quedaron establecidos los siguientes sueldos: Foguistas $ 2.000; compresores $1.800; ayudantes $ 1.600; mensualeros $ 1.800; menores de edad, gozarán de medio sueldo. El convenio fue firmado: por la empresa, Santiago Antoniolo; por el personal, C. Sanabria, por la CNT Eulogio Portillo. 2°) PLIEGO DE CONDICIONES para los obreros del Molino Harinero de Concepción: reconoce el sindicato organizado del personal, la jornada de 8 horas, abonando por hora la suma de $ 100, provisoriamente, hasta tanto el Gobierno determine el salario mínimo. Las demás condiciones establecidas se refieren al despido de los obreros, que en caso de no ser efectivo, se le abonará 20 días de sueldo y siendo efectivo, un mes de sueldo, reconocimiento de accidentes de trabajo, la obligación de tener para los casos de accidentes un botiquín completo de primeros auxilios. 3°) CONVENIO DE TRABAJO entre el señor Abundio Martínez, Gerente de la sucursal Rius y Jorba S.A. y el Sindicato Obrero del Personal con los idénticos reconocimientos de los anteriores convenios de trabajo citados más arriba. 4°) CONVENIO de los trabajadores con los Sres. Peluffo y Otaño, Agentes Marítimos y su personal. 5°) PLIEGOS DE CONDICIONES PARA LOS OBREROS DEL TALLER ASERRADERO Y TALLER MECÁNICO «SAN  NICOLÁS», reconociendo estas dos últimas empresas, las mismas conquistas numeradas más arriba. (Se agregan al apéndice los convenios firmados (28)).

 

 

OPCIÓN POLÍTICA DE LA CLASE OBRERA

 

            Como organización nacional representativa de los trabajadores y de conformidad con el objetivo de formar una gran fuerza que sirva de respaldo popular al Gobierno Revolucionario, posibilitando al mismo tiempo crear las condiciones necesarias para la reconstrucción nacional de un país como el Paraguay, grandemente consumido y debilitado a consecuencia de la reciente guerra del Chaco Boreal y de la negativa y de la suicida política antinacional de la oligarquía depuesta, la Confederación Nacional de Trabajadores planteó al Gobierno Revolucionario del coronel Franco la consideración y solución de problemas álgidos que hacen al proceso de liberación patria.

            En este sentido, cabe hacer mención a los documentos entregados inicialmente al Gobierno. En fecha 5 de marzo de 1936, fue presentado el primer memorial que comenzaba expresando: «La central obrera nacional que acaba de dar su primer paso declara que apoyará al Gobierno Popular del coronel Franco para ayudarle a realizar su programa de mejoramiento y elevación de la Patria paraguaya». Continúa después: «El Comité Pro-Confederación Nacional de Trabajadores aspira a organizarse en un fuerte puntal del Gobierno Popular del coronel Franco por ver en este gobierno el renacimiento del más puro y del más profundo espíritu de paraguayismo aplastado en Cerro Corá en 1870».

            Para el cumplimiento de este objetivo trazado, reclama las siguientes reivindicaciones inmediatas: implantación en todo el país de la jornada de 8 horas de labor; reajuste de todos los sueldos y salarios en proporción del costo de vida y del numerario; sanción de la legislación obrera y social; anulación de los decretos y leyes que restringen la actividad política y sindical; afianzamiento de la paz interior y exterior y medidas de protección y ayuda a la industria nacional. La clase obrera consideraba de fundamental interés revolucionario para la superación del país de su estado colonial de postración, la industrialización y la elevación del nivel político y social de la conciencia popular.

            La presidencia            del coronel Franco tiene un innegable mérito histórico. El movimiento popular que encabezó este gran héroe nacional de la guerra del Chaco Boreal marca la iniciación de la rotura de los diques de contención de este país subdesarrollado, al que entonces se le abren las perspectivas de desarrollo. Por primera vez se plantearon con énfasis los vitales problemas que tienen relación con esta trascendente perspectiva. Será siempre necesario recordar a las generaciones contemporáneas que este movimiento nacional de la posguerra contó con el apoyo de las grandes organizaciones representativas del quehacer patrio. El Partido Colorado, la Liga Nacional Independiente, los grupos disidentes del      Partido Liberal, la Asociación de Excombatientes de la Guerra del Chaco Boreal, la Confederación de Trabajadores del Paraguay, la Federación Nacional de Estudiantes, ponderables sectores del Clero paraguayo y nuestro heroico y legendario Ejército Libertador.

            Unidos férreamente durante la guerra, afirmamos entonces nuestra decisión de seguir unidos en la paz, para asegurar la estabilidad política e iniciar la marcha hacia el progreso de la Nación. Este acontecimiento trascendental evidencia que las masas populares excombatientes habían tomado conciencia de la miseria y el atraso en que se debatía la República. Fundamentalmente, tres grandes enfoques se plantearon: el problema agrario, el problema social y las relaciones del nuevo Estado con el capital extranjero.

            La revolución democrática de febrero de 1936 dio nacimiento a una nueva etapa en la historia del sindicalismo paraguayo. Nuestro movimiento obrero abandona la prescindencia política y adopta una firme actitud de apoyo a los objetivos y propósitos de la revolución. Sin renunciar a sus reivindicaciones torturantes e inmediatas, elevó sus miras hacia más altos y amplios horizontes. Vinculó sus esfuerzos con el quehacer de otros sectores económicos y sociales del país. Reclamó soluciones inmediatas para los problemas pavorosos del campo. Solicitó créditos preferenciales para la reactivación económica y el desarrollo de la industria nacional. Señaló la necesidad perentoria de encarar la preparación técnica y superior de la juventud. Reclamó asistencia médico-social para el pueblo y atención preferencial para la niñez desvalida. Pidió la creación del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

            La campaña nacional emprendida tuvo amplia resonancia en el ámbito de la República. Sectores importantes de la economía del país, sin discriminación, expresaron su simpatía y apoyo a estas nobilísimas preocupaciones obreras. Los propietarios de los ingenios de azúcar de Benjamín Aceval y Guarambaré llegaron hasta la sede de la central obrera incluso para ofrecer su colaboración en favor de la campaña y fundamentalmente para romper el monopolio azucarero imperante por medio de la innovación técnica en la producción azucarera.

            Con motivo de la firma del primer convenio de trabajo de la zona taninera del Alto Paraguay, en marzo de 1936, el gerente de la compañía norteamericana de Puerto Pinasco, expresó a la delegación de la Confederación de Trabajadores del Paraguay lo siguiente: «Miramos con simpatía los esfuerzos del pueblo, paraguayo por lograr que una parte, aunque sea mínima, de las ganancias de las empresas extranjeras quede en el país. Considero esto patriótico. Nosotros los norteamericanos cuando salimos afuera a invertir capital, asumimos como un deber de honor reintegrar, en la brevedad, el capital. Hace más de dos décadas que esto se cumplió. Todo lo que tenemos en esta zona rica del Paraguay, plantado y construido, es sudor y sangre del pueblo paraguayo. No objeto el derecho que le asiste a este heroico pueblo, para usufructuarlo» (29).

            Como parte de esta campaña, la CNT se preocupaba por encontrar la colaboración de firmas industriales, de forma a crear nuevas fuentes de trabajo o medios de lograr el abaratamiento del costo de vida. Surgió así la primera cooperativa de consumo de carne en la localidad de Zeballos Cué. Honroso es recordar la actitud positiva del personal superior de dicha empresa: se ofreció desde el primer instante a ingresar en masa en la cooperativa, e incluso aportó importantes óbolos para integrar el inicial capital cooperario.

            Durante las presidencias de los Dres. Eligio Ayala y José P Guggiari, emprendimos la campaña por la creación de la Marina Mercante Nacional. Ya entonces, y a pesar de la precariedad de medios, los trabajadores nos atrevimos a fundar la primera cooperativa de trabajo en la rama del transporte. La iniciativa de la Liga de Obreros Marítimos contó con la simpatía de sectores empresarios navieros. Lázaro Aranda fue uno de los primeros en aplaudir la iniciativa obrera marítima.

            El 7 de abril de 1936 la CNT hizo entrega al Gobierno Revolucionario de un segundo memorial ante la evidencia del cuadro de recrudecimiento de las viejas prácticas persecutorias a la actividad popular, En primer término se señala «la necesidad y conveniencia de estrechar vínculos con la República de México». El Paraguay, desde la terminación de la criminal guerra de exterminio de 1865-70 estuvo cerrado, sitiado y aislado, no podía levantarse y mirar hacia afuera, sino a través de anteojeras Argentina o Brasil. Era natural y necesario que el primer gobierno independiente desde la guerra del 70 se empeñara en proyectar una política de acercamiento con los países de América Latina. Comenzar esta vinculación con México nada más justo, dado que los problemas paraguayos son idénticos a los de México, con la diferencia que en aquella república había un cúmulo de valiosas experiencias que pueden servir de guía a la revolución paraguaya, ante la creciente traba que se está poniendo al libre desenvolvimiento de la actividad sindical, la C.N.T. reclamaba al Gobierno del coronel Franco garantías, ya que se trataba de una fuerza de apoyo a su gobierno.

            El coronel Franco expresó a la delegación obrera que lo entrevistó en aquella oportunidad: «Ninguna autoridad pública ni empresa debe obstaculizar la organización de los trabajadores. Ustedes pueden organizarse libremente con la garantía del Estado de la Revolución. A aquellos que pretenden obstaculizarlos podéis decirles: nosotros estamos en nuestro país y nos organizaremos fuertemente porque estamos garantizados por el Estado» (30).

            En el citado memorial, se denunciaba a la gerencia del Frigorífico de Zeballos Cué señor Nestor Werges por las trabas opuestas a la iniciativa del personal del sindicato para la formación de la segunda cooperativa de consumo en el país (31); la primera El Sauce había sido organizada por la Asociación Ferroviaria, después de la firma del convenio de trabajo en 1929. El Sindicato Obrero de la Carne de Zeballos Cué, cumpliendo directiva de la CNT en pro del abaratamiento a la vida, el domingo 19 de abril de 1936 fundó la cooperativa «1º de Mayo». Tanto los memoriales mencionados y comentados, como la fundación de la Cooperativa, su directiva y estatutos van en el apéndice (32) por tratarse de importantes documentos sindicales históricos.

 

 

EL PRIMERO DE MAYO DE 1936

 

            El 1° de mayo de 1936 coincidió con el más alto grado de desarrollo y amplitud de la actividad sindical del proletariado. La paralización del trabajo fue total, a excepción de los servicios imprescindibles de la comunidad. Las concentraciones de trabajadores en los distintos sitios de la ciudad fueron numerosas e impresionantes. Ese 1° de mayo se volcaron a las calles asuncenas no solamente los trabajadores sino también los estudiantes, los ex combatientes de la guerra del Chaco Boreal y numerosas delegaciones de obreros y agricultores del interior del país. Se puede considerar que fue una jubilosa fiesta celebrada por todo el pueblo y una afirmación rotunda de la Revolución de Febrero.

            Pero, así también en ese día comenzó a hacerse palpable la hostilidad contra los trabajadores de parte de un sector gubernamental. El equipo de Freire Esteves, cuyo jefe de Policía, Fulgencio Duarte, anónimo y desconocido personaje, ordenó en nombre del gabinete, evidenciando el odio cardinal que sentía contra los obreros, que se arriase la bandera roja de la CNT, porque lesionaba, decía, la dignidad de la enseña tricolor, que flameaba al frente de la gran columna en marcha hacia el Palacio de gobierno a presentar el saludo de los trabajadores y rendir el homenaje que se merecía el Primer Magistrado del Gobierno Revolucionario, coronel don Rafael Franco.

            «La clase obrera -decía un periódico capitalino (33)- ha demostrado un entusiasmo clamoroso al conmemorar después de largos años de reacción antiobrera, antinacional, que perseguía toda manifestación de redención patria». En las primeras horas de la mañana ya estaban concentrados los trabajadores en la plaza Uruguaya, con sus respectivos estandartes y carteles de propaganda. Los carteles de los sindicatos, como de la C.N.T., expresaban las reivindicaciones más sentidas por los trabajadores. Un cartel expresaba: «SÓLO PEDIMOS UN PEDAZO MÁS DE PAN Y UN POCO MÁS DE RESPETO. FUERA LAS INTRIGAS PATRONALES». - Sindicato de Obreras domésticas.

            Del Sindicato de Obreros del Ministerio de Guerra y Marina: «OBREROS PARA LA PATRIA. PATRIA PARA LOS OBREROS».

            Del Sindicato de Cargadores de Carro: «POR 8 HORAS COMO JORNADA MÁXIMA EN TODA LA REPÚBLICA». «DEROGACIÓN DEL DECRETO LEY 152. «VUELTA DE LOS DESTERRADOS». «ANTIIMPERIALISTA». Del Sindicato de Obreros hojalateros y anexos: «QUE UNA DE LAS CALLES SE DENOMINE 1° DE MAYO». «ABARATAMIENTO DEL COSTO DE LOS ARTÍCULOS DE PRIMERA NECESIDAD». De la Federación Gráfica del Paraguay: «QUEREMOS UN PARAGUAY LIBRE DE EXPLOTADORES EXTRANJEROS». «VIVA EL 1° DE MAYO». «VIVA  LA C.N.T.». «VIVA EL PROLETARIADO». «TRABAJADORES DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS...». «QUEREMOS LIBERTAD DE PRENSA, LIBERTAD DE PALABRA». Por la Unión Femenina del Paraguay: «TIERRAS PARA LOS CAMPESINOS». «ESTÍMULO PARA LA PRODUCCIÓN NACIONAL: GUERRA AL IMPERIALISMO». «VUELTA DE LOS DESTERRADOS». «VIVA EL FRENTE POPULAR LIBERTADOR ANTI-IMPERIALISTA». «POR LA ABOLICIÓN DE LOS TRABAJOS NOCTURNOS».

            El primer orador, en nombre de la C.N.T. en la plaza Uruguaya, abrió el acto el dirigente Tomás Mayol, quien se refirió a la unidad obrera para afianzar la revolución, y al fascismo. Luego el dirigente marítimo Blas Basi, secretario de la Sociedad Maquinistas navales, recordando las resoluciones tomadas por el bloque obrero en la conferencia de países latinoamericanos en Santiago de Chile, instando a luchar por su realización, sobre la base de la formidable unidad del proletariado paraguayo. El activo obrero marítimo del Comité pro 1º de Mayo, Julián Sosa, usó de la palabra para subrayar la unidad sindical, que nos permitirá -dijo- conquistar y asegurar los derechos de los trabajadores y en esa forma consolidar al Gobierno de la Revolución.

            Un miembro del Comité Central de la Asociación Nacional de Ex Combatientes trajo la adhesión de la entidad a la jornada antiimperialista del 1° de Mayo organizada por la CNT. Significó la importancia del desarrollo del movimiento revolucionario de Febrero, para abatir las posiciones del imperialismo.

            De la plaza Uruguaya la gran columna de manifestantes se dirigió por la calle Palma y14 de Julio hasta el City Bar, en donde se organizó otra tribuna; por la Federación Gráfica del Paraguay habló el compañero Rufino Recalde Milesi; Sinforiano Buzó Gómez, por el Magisterio; Roberto Ruiz Díaz por la Federación de Estudiantes del Paraguay; Gerardo Noceda, por la Asociación Ferroviaria; Rosita Chiper, por la Unión Femenina del Paraguay y Perfecto Ibarra, por la CNT. Del City Bar la gran manifestación se dirigió al Palacio de Gobierno, donde esperaba el presidente de la República, coronel Franco, los miembros de su gabinete y miembros del cuerpo diplomático. Se escucharon los acordes del Himno Nacional entonado por la Banda de Músicos de la Policía, cedida por las autoridades. Luego el secretario general de la CNT, Francisco Gaona, pronunció -dice la prensa local- el más completo y brillante discurso que escucháramos hasta ahora durante la Revolución, y que transcribimos íntegramente. Terminado de hablar el secretario general de la C.N.T. contestó el coronel Franco, cuyo discurso también se transcribe en el presente capítulo.

 

            Ciudadano Presidente Provisional del Gobierno de la Revolución; Pueblo de la   República:

 

            Hoy en el cincuentenario del Primero de Mayo voy a emplear aquí ante todos los presentes; obreros, campesinos, soldados, oficiales, trabajadores en general, ante nuestro mismo Presidente coronel Franco, la palabra que utilizamos en nuestras reuniones gremiales y asambleas: ¡COMPAÑEROS!

            La «Confederación Nacional de Trabajadores del Paraguay» ha calificado esta fecha de hoy como una jornada popular antiimperialista y de afirmación del 17 de febrero, como fecha de la liberación nacional.

            Todos los progresos de la humanidad han sido conquistados en tesoneras luchas en las que el proletariado ha marchado a la vanguardia. Ya en la revolución francesa, en que la burguesía se irguió contra el feudalismo y al absolutismo político, ha sido el proletariado, entonces en embrión el que más se ha consagrado; pero el capitalismo en el poder, inauguró una explotación más inicua aún con el régimen de la propiedad privada, exacerbando la lucha de clases continuas revueltas.

            Son las contradicciones del capitalismo que engendra en sus propias entrañas el proletariado y la anarquía en la producción que le conduce a su muerte.

            Los trusts; los monopolios, la concentración de las finanzas que constituyen el imperialismo, como la etapa superior del capitalismo centralizado mundialmente en pocas manos, y en algunos países como Inglaterra, Norte América y últimamente Japón no pudiendo estos países resistir en sus fronteras tanto oro acumulado, buscan expansión por todos los medios, fuera de sus límites.

            La guerra imperialista del 14 al 18 que costó 10 millones de vidas, más 20 millones de mutilados, los dolores inmensos de la posguerra, se ha llevado a cabo solamente para un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas más potentes.

            A 18 años de aquella masacre, el imperialismo prepara una nueva carnicería más cruenta y de más vastas proyecciones todavía, técnicos y químicos, para un nuevo reparto: truenan los cañones fascistas italianos, exterminando el heroico pueblo etíope, las tropas japonesas ocupan militarmente provincias del gran territorio chino, la Alemania nazi provoca la guerra contra la URSS y prepara la guerra mundial.

            El imperialismo, en extensión económica y política, ha ocupado las partes del mundo denominadas colonias y semicolonias explotando inicuamente a los centenares de millares de sus habitantes; deforma su economía, destruye su cultura aborigen y sus idiomas, deforma y corrompe sus clases gobernantes y como los mismos países imperialistas compiten entre sí buscando cada uno la dominación exclusiva, fomentan guerras internas en los pueblos hermanos. Nuestro continente formado por 20 países que se dicen independientes, corren la misma suerte que los países coloniales, los gobiernos, mal llamados nacionales, son impuestos por las compañías extranjeras radicadas en el país. La economía de nuestros países está totalmente conquistada por los imperialistas. ¿Quiénes son los dueños del cereal y la ganadería argentina y uruguaya, del café del Brasil, del estaño de Bolivia, del salitre y cobre en Chile, del azúcar de Cuba, de los jamones del Perú, del transporte marítimo y terrestre, del petróleo, de la banca? LOS IMPERIALISTAS. ¿Quién es el dueño del tanino, del algodón, de los quebrachales, de la yerba, maderas, del ferrocarril y la marina mercante del Paraguay? ¡¡EL IMPERIALISMO!!

            ¿Quiénes son los interesados en las guerras internas encabezadas   por los políticos vendepatria? ¡¡EL IMPERIALISMO!! La guerra del Chaco que ha desangrado a dos pueblos hermanos durante tres años, soportada por nuestro ejército y por toda la Nación con heroísmo formidable en él de nuestro pueblo a igual que el boliviano, creyendo defender los intereses de la Patria, han derramado su sangre generosa en beneficio de distintos grupos imperialistas.

            Con esto no quitamos nada al valor legendario del ejército paraguayo. Reconocemos su abnegación, su sacrificio, duros de la guerra del Chaco, por la integridad de la nación. Afirmamos solamente que ha sido vilmente engañado por los Ayala-Estigarribia, así como lo fue el pueblo hermano de Bolivia por los Salamanca- Kundt y Sorzano.

            Pero ni los crímenes, las maniobras, las guerras provocadas por los imperialistas y sus agentes traidores, han sido capaces de parar el progreso humano.

            La nueva era iniciada por la Revolución Francesa sigue su marcha: en 1917 abrió la brecha el proletariado ruso. Le siguen en este camino los millones de explotados del heroico pueblo chino, los FRENTES POPULARES victoriosos de España y de Francia marcan nuevos rumbos. México forja su revolución agraria antiimperialista y lo sigue el pueblo guaraní con el 17 de febrero y el programa vuestro, coronel Franco.

            Las naciones que todavía no han roto con la cadena imperialista, con la Alemania nazista, la Italia fascista y en otros países de Europa traen los mayores horrores; aquellos países en que los nazifascistas dirigen sus territorios se han convertido en técnicos campos de concentraciones; y la Humanidad ha retrocedido hasta llegar a los extremos casi increíbles de cortar cabezas con hachas, de fusilar por la espalda, de quemar libros en la vía pública; y sus gobernantes se convierten en incendiarios, como Goering, incendiario del Reichstag.

            En nuestro continente son aquellos que imitan a los gobiernos fascistas los que convierten nuestros suelos fértiles en grandes cárceles como sucede en el Brasil, Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Sobre este panorama mundial se levanta el pueblo paraguayo enarbolando la bandera de la Liberación Nacional, tomando participación activa en el camino hacia una mejor humanidad.

            Ciudadano Coronel Franco:

            La clase obrera del Paraguay reivindica hoy en el cincuentenario del 1° de Mayo la inmediata vuelta de los tiempos de López en que nuestra patria ha sido soberana e independiente. No queremos tolerar ni un día más a lo largo de todo el territorio paraguayo otras leyes que las emanadas de la Nación. No permitiremos desde hoy a ninguna empresa extranjera por más fuerte que sea mantener su propio estado dentro del Estado Nacional Soberano. En el Paraguay hay una sola bandera patria, la tricolor legendaria, que hoy es la bandera de la Liberación Nacional.

            En la lucha por la soberanía nacional, no debemos hacer ninguna tregua, ni concesión al imperialismo, ni conciliación con los elementos del viejo régimen, porque cada vacilación, cada concesión es tomada por el enemigo como una debilidad y de los débiles ellos se aprovechan.

            El gobierno del coronel Franco apoyándose en el ejército libertador y en las organizaciones de masa, permitiendo la más amplia libertad de organización y de prensa a todos los sectores nacionales antiimperialistas, será invencible.

            Desde esta tribuna llamo a todos los obreros y campesinos del Paraguay a organizarse para reclamar sus reivindicaciones. Llamo a los ex combatientes, estudiantes, intelectuales y profesionales a plantear sus respectivos programas revolucionarios. Cuidar celosamente, junto con la clase obrera, las conquistas del 17 de Febrero y conducir hasta su total realización la LIBERACIÓN NACIONAL.

            Finalmente en esta fecha del cincuentenario del 1° de mayo, jornada histórica del proletariado mundial, me dirijo al proletariado de todo el continente bregando por la Unión Sindical Nacional de cada país, para llegar rápidamente a la Central única Continental.

            En nombre del pueblo revolucionario reclamo la amnistía para todos los presos y exiliados antiimperialistas, que es el anhelo más hondo y sentido por todos los oprimidos de América.

            ¡Ciudadano Presidente de la República! Cumplo en poner en vuestras manos, ciudadano, presidente, el siguiente modesto petitorio que sintetiza todo el anhelo ferviente del proletariado nacional.

            Este petitorio se refiere a cuatro decretos-leyes que el pueblo trabajador de la República espera de vuestras manos su sanción urgente.

            1º. Decreto Ley estableciendo la jornada máxima de 8 horas en toda la república sin lesionare (34).

            En la situación actual de atraso colosal en que nos debatimos, necesitamos medidas urgentes para recuperar nuestro atraso. Sabemos que la situación de un pueblo no se cambia con una «varita mágica», pero nuestro pueblo necesita sentir, palpar que ha cambiado con el 17 de Febrero.

            Los obreros organizados en la Confederación Nacional de Trabajadores, han conquistado en algunos sectores de la producción nacional, algunas mejoras, que les permiten COMER ALGO, ya que antes del 17 de Febrero, se puede decir que no comían nada. Pero no en todos los sectores del trabajo se ha conquistado este algo, y además, hay reivindicaciones urgentes que necesita la clase obrera, como la jornada Máxima de Ocho Horas, la seguridad en el puesto, reglamentación de la Ley de Accidentes de trabajo, de Prevención Social. La clase obrera, consciente de su misión, no quiere en la lucha por la liberación nacional, pesar sobre la nación y crear dificultades al gobierno revolucionario. Por eso es que la clase obrera está tan interesada en la conquista de mejoras para los campesinos, para los soldados, para las vendedoras descalzas, para los ex combatientes, para las viudas, para los huérfanos y mutilados de guerra, para el pequeño comerciante, el artesano y la industria nacional.

            El nuevo gobierno del Paraguay será fuerte solamente teniendo la confianza de todo el pueblo paraguayo, y para tener esta confianza urge no excluir ningún sector antiimperialista, que está interesado en la reconstrucción de la Patria.

            El Gobierno del coronel Franco será fuerte únicamente cuando todos los sectores económicos y políticos anti-imperialistas colaboren con él en la tarea de la Reconstrucción Nacional.

            Esta colaboración es sumamente necesaria y urgente. Sin ella la revolución no irá adelante, se va a estancar; y estancamiento en momentos históricos como los que vivimos debilita las fuerzas revolucionarias, fortificando las fuerzas contra-revolucionarias.

            He dicho anteriormente que somos fuertes y no debemos temer a nadie, pero eso está condicionado a que los obreros, los campesinos y el ejército libertador, estén mancomunados en la lucha de liberación nacional. Sólo así el Paraguay seguirá su camino aceleradamente hacia la revolución agraria anti-imperialista, meta hoy marcada por el programa del coronel Franco y por el Gobierno de la revolución.

            Subrayo, que el estancamiento en los momentos actuales es muy peligroso para la liberación nacional. El enemigo ha recibido un formidable golpe el 17 de Febrero, pero no ha muerto todavía, acecha nuestros pasos, conspira en la sombra, siembra la alarma, tiene interés que el hacha sanguinaria del fascismo impere en el Paraguay, tiene interés en dividir al ejército libertador del pueblo, con el oro corruptor pretenderá sobornar al gobierno. Por eso es necesario pertrecharse contra el enemigo.

            ¡Coronel Franco! ¡Pueblo de la República del Paraguay!

            Sabemos que el imperialismo presiona, sabemos que los imperialistas no quieren dejar en paz al pueblo paraguayo; pero fijaos cómo México lucha ventajosamente contra todas las fuerzas imperialistas.

            México y el Paraguay, uniendo sus esfuerzos, van hoy a la vanguardia del continente en la lucha por la liberación nacional.

            No debemos temer a nadie. Unidos toda la Nación contra el imperialismo con un gran Ejército Libertador consciente, con los obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, profesionales, mujeres, etc., organizados, en el Paraguay, muy fuerte, podrá defender en todo momento su suelo, su río y su independencia.

            Nuestra Fuerza crece con la más amplia solidaridad en todo el mundo trabajador y con la simpatía de todos los sectores populares del continente, y en los mismos centros extranjeros donde pululan los vende-patrias, que difaman a nuestra Nación liberada, en la Argentina y en el Uruguay se constituyen sendas organizaciones populares en defensa de la Revolución Paraguaya.

            Debemos seguir el camino para volver a los tiempos de López, alcanzar el retraso del pueblo guaraní, llegar a ser dueño de nuestro suelo y de nuestra economía propia, volver a contar con ferrocarriles propios, con la marina nacional, con un signo monetario QUE NO SEA EL SINÓNIMO DE DESPRECIO EN EL MUNDO ENTERO; con una finanza nacional consolidada y explotada con nuestras propias fuerzas, nuestras riquezas naturales y minerales.

            Es por la obra traidora de los 66 años de dominación extranjera, en combinación con los vende-patrias «paraguayos», que nuestra capital, Asunción, tiene el mismo aspecto de como la dejó Solano López. (Creo que Asunción es la única capital del continente sin canalización ni aguas corrientes, cuando tenemos la mejor agua potable del mundo). Nuestras campiñas con aspectos medioevales: sin edificación moderna, sin caminos. Tenemos que proseguir las obras públicas paralizadas con la inmolación de Solano López.

            Debemos volver a los tiempos de los López: levantar el nivel cultural de nuestro pueblo, crear escuelas, fomentar bibliotecas, llevar la palabra escrita a los rincones más apartados del país.

            ¿Acaso es nuestra la culpa de que nuestras mujeres, mal vestidas y descalzadas, anden hambrientas? ¿Qué el niño paraguayo esté completamente abandonado? ¿Qué todavía haya esclavitud en los yerbales? ¿Que un coronel de la Nación gane el sueldo equivalente al sueldo de un vigilante de la Argentina? ¡¡NO!! Que se cubran de vergüenza los Ayalas, Schaerer, Rivarola, Casal Ribeiro; Estigarribia y Guggiari. Ellos son los principales responsables de esta situación vergonzosa de nuestra Patria.

            Para terminar con esta ignominia nacional es necesario que los Casados, Pinasco, Liebig's, Mihanovich, la C.A.L.T., F.C.C.P., etc., dejen de regir los destinos de la Nación. ¡Y para ello, debemos volver a los tiempos de los López para regir efectivamente nuestro patrimonio nacional!

 

 

PALABRAS DEL CORONEL RAFAEL FRANCO

EN LA GRAN MANIFESTACIÓN DEL PRIMERO DE MAYO

 

            Trabajadores del Paraguay:

            El gobierno provisional elevado a la dirección suprema de los destinos de la República por la Revolución Libertadora de Febrero, os recibe en pleno en este palacio histórico y celebra con vosotros este día nacional e internacional del trabajo, incorporado al calendario dé nuestro pueblo y de nuestra revolución, como un símbolo de liberación y de dignificación de los trabajadores.

            Momentos laboriosos y difíciles de restauración del nuevo Estado paraguayo, todavía no difunden en el interior del país y fuera de él, noticias contradictorias, y a veces alarmantes, sobre principios directivos de gobierno y sobre el alcance real y profundo del momento revolucionario paraguayo.

            No hay razón para que subsista esta intranquilidad en el seno de nuestro pueblo, ni hay motivo de alarma de ninguna especie respecto a los propósitos del gobierno y de su programa básico, institucional y social.

            Vamos a la liberación de las clases trabajadoras del campo y de las ciudades, pero tal propósito no significa de ningún modo un atropello inconsiderado al capital que este país necesita arraigar, defender y estimular para el aprovechamiento útil y fecundo de sus grandes fuentes de producción y para el fomento vigoroso de sus fuerzas económicas.

            Toda incorporación de capital, de técnica y de brazos extranjeros será bienvenida en la República, y obtendrá del gobierno la protección racional que merezcan como factores eficaces del resurgimiento nacional. La Revolución no consiste en hacer tabla rasa del capital, de la industria y del comercio, sino de racionalizarlo y de hacerlo servir solidaria y armoniosamente, a los grandes fines sociales, políticos y nacionales de nuestro país.

            Estamos asistiendo a un movimiento de significación, de redención paraguaya y, en tal sentido, nuestra revolución es genuina y profundamente nacionalista, pero tal directiva no significa que exista, en nuestro espíritu, ni en nuestros propósitos, ningún sentimiento de resistencia o repulsión contra los extranjeros, que han sido y son tradicionalmente considerados y estimados por nuestro pueblo, como colaboradores reales en la grandeza nacional y en la defensa de los vitales intereses del país.

            Gobierno de organización y de orden, no se permitirá en ningún caso el atropello a los legítimos intereses de los habitantes de la República y cualquier exceso que se cometa en nombre de la revolución o del Gobierno, será pronta y eficazmente reprimido y sancionado.

            La revolución dará tierra a los agricultores y les facilitará cuanto esté a su alcance para estimularlos en su trabajo y para asegurarles precios remuneradores a sus productos. Pero, si al amparo de este programa se pretende el despojo y la violencia, el Gobierno provisional hará uso de los medios legítimos que dispone, para garantir la vida, los intereses y el honor de las personas, con las más enérgicas disposiciones.

            En presencia de los temores que todavía subsisten en algunos sectores de opinión de que la Nación Paraguaya pudiese caer en algún exceso de doctrina extremista, nos complace ratificar nuestras primeras declaraciones en la forma más firme y categórica: NO HAY RIESGO NINGUNO DE QUE EL PARAGUAY ABRACE LA DOCTRINA COMUNISTA, NI ADOPTE SUS EMBLEMAS NI SUS PROCEDIMIENTOS DE LUCHA O DE GOBIERNO.

            La revolución paraguaya tiene personalidad y fisonomía propias, y si bien aprovechará las experiencias extrañas, y las fórmulas universales, no acepta para su gobierno, formas o doctrinas que son exóticas y no se ajusten a las realidades naturales y orgánicas de nuestro pueblo.

            Es necesario finalmente, que todos los hombres que sirven lealmente la causa de la revolución, se perciban de que el mejor modo de consolidar su obra y asegurar su estabilidad, consiste en no crearle dificultades y en comprender que el mejor modo de hacer obra duradera, es proceder con método, con prudencia y con serenidad. Todo exceso de palabra es perjudicial, todo ataque inmoderado es nocivo y es contrario a los intereses bien entendidos de la revolución.

            Una revolución que tiene en sus manos el poder no necesita usar improperios: DEBE CONSUMAR LA OBRA REVOLUCIONARIA METODICA Y PACIENTEMENTE CALMANDO LA INQUIETUD PÚBLICA, SERENANDO LOS ÁNIMOS Y CREANDO EL AMBIENTE DE SEGURIDAD QUE REQUIERE LA OBRA MEMORABLE DEL PARAGUAY NUEVO

            La responsabilidad de la obra revolucionaria reposa sobre todos y cada uno de los ciudadanos que militan en los sectores revolucionarios y, en consecuencia, cada uno debe darse perfecta cuenta de que sus palabras y sus actos implican la más alta responsabilidad y deben ser medidos y pensados para ser eficaces y fructíferos en la obra grande y gloriosa de la Revolución que traerá días de prosperidad y grandeza a nuestra Patria.

           

            Finalizado el acto central frente al Palacio de Gobierno, los manifestantes se dispusieron a volver al local de la CNT ubicado en la calle Sebastián Gaboto N° 400, comenzando el desplazamiento hacia la Plazoleta del Puerto, en donde se levantó una tribuna usando de la palabra el señor Facundo Recalde, en nombre de la Unión de Artistas y Escritores; Juan Orué, en nombre de la CNT; el estudiante de comercio Vega; la compañera Benítez, por las mujeres de Clorinda (R.A.); Agustina Cardozo por el Sindicato de Carameleras Unidas. Todos los oradores instaron a la permanente unidad nacional y de todos los sectores revolucionarios para la garantía del movimiento nacional revolucionario libertador. La manifestación siguió luego por la calle Colón hasta la calle General Díaz. Allí Perfecto Ibarra, dos compañeras proletarias, Salvador González por la Sociedad de Empleados del Comercio, un compañero ebanista y Gregorio Galeano, por la CNT, dirigieron la palabra al público.

            Los manifestantes siguieron por la calle General Díaz, luego Azara, Tacuarí, llegaron al local de la CNT, donde por último hablaron Juanita Brizuela, Leopoldo Ruiz, el estudiante Martínez Díaz; Venancia Maldonado por el Sindicato de Empleadas Domésticas, Ramón Álvarez por la CNT. Este último cerró el acto, cuando eran las 13 horas. Un periódico local, haciendo el comentario del acto decía: «La manifestación del 1º de Mayo ha demostrado al Gobierno una de las fuerzas organizadas de que dispone para realizar el objetivo del movimiento revolucionario del 17 de febrero. Demuestra a la opinión pública en general la conciencia social del proletariado y todo el justo sentido de responsabilidad revolucionaria que él tiene. No terminaremos -decía por último- sin expresar nuestra simpatía y la del pueblo, particularmente, respecto de la forma disciplinada en que se ha presentado el Sindicato de Carameleras Unidas. Ha demostrado ser el conjunto más homogéneo y armónico entre todos los gremios de la Capital» (35).

            Antes de dar término a estos comentarios con motivo del 1° de mayo de 1936, permítasenos mencionar el mensaje que el secretario general de la C.N.T., profesor Francisco Gaona, dirigiera en la víspera al pueblo paraguayo y a todos los pueblos que luchan contra el imperialismo y contra el fascismo.

 

 

MENSAJE DE LA CONFEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES

AL PUEBLO PARAGUAYO Y A TODOS LOS PUEBLOS QUE LUCHAN

CONTRA EL IMPERIALISMO Y CONTRA EL FASCISMO.

 

            Trabajadores de la República:

            Ciudadanos libres de la Nación paraguaya:

            En este primero de mayo de nuestra revolución libertadora, saludo a los obreros organizados de la patria nueva y especialmente a los trabajadores de la industria del Tanino, que con su formidable triunfo en todos los establecimientos fabriles del norte no sólo han mejorado sus pésimas condiciones de vida y trabajo, sino que por primera vez readquirieron su condición de ciudadanos libres dentro de los preceptos y espíritu de la constitución del 70.

            Y en vísperas del cincuentenario de esta fecha magna y Universal de la Historia, saludo fervorosamente en nombre de la Confederación Nacional de Trabajadores, al gran Ejército libertador y a su gran guía, el coronel Franco.

            Los obreros nunca fueron enemigos del Ejército nacional. En tiempos de Ayala y Estigarribia, cuando se comerciaba con nuestra sangre, con nuestro sudor, con nuestras vidas, entró la del Ejército que es sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne. Y hoy después de la revolución triunfante de 17 de Febrero y llevado al coronel Franco frente a los destinos nacionales, tenemos pueblo y Ejército, los mismos anhelos y las mismas necesidades.

            El Ejército, compuesto de obreros, campesinos y estudiantes de aulas secundarias y universitarias y del Colegio Militar con los obreros, los campesinos y demás capas sociales, debemos rodear a nuestro presidente Franco para acelerar el triunfo de su gran programa.

            Un pueblo se hace fuerte cuando todos sus habitantes colaboran con su gobierno. Los campesinos para quienes envío en la víspera de esta fecha trascendental mi más cálido saludo, forman la mayoría de la Patria. Y para asegurar esta colaboración, es de suma urgencia la organización campesina, para que a la par de la organización obrera, pueda concurrir a apoyar al coronel Franco y su programa de liberación nacional a fin de que sea llevado a la práctica.

            ¡Campesinos del Paraguay, reserva fecunda, esperanza risueña de una Patria mejor, mis palabras no han de ser sino llamaros a organizar vuestras fuerzas!

            Saludo a todos los demás sectores económicos del país en su lucha contra el imperialismo.

            ¡Hoy más que nunca, se hace indispensable la unidad nacional contra el único enemigo que tenemos: EL IMPERIALISMO EXTRANJERO Y SUS AGENTES QUE AÚN VIVEN DENTRO DE NUESTRA PATRIA!

            Saludo al Proletariado Continental en nombre de la Confederación Nacional de Trabajadores.

            Llamo a los Sindicatos de obreros y a todas las masas populares de los cuatro países limítrofes a defender bajo la bandera de la unidad sindical nacional y continental, la revolución liberadora de mi patria contra todos los intentos de sus gobiernos reaccionarios y de los judas paraguayos, que como en los tiempos de López lucharon contra el Paraguay. Ponedlos en la picota, porque ellos al oponerse a la liberación del pueblo de mi Patria Guaraní se oponen al mismo tiempo a vuestra liberación.

            Saludo al pueblo azteca del heroico México y al pueblo ruso por el esfuerzo que hacen en mitigar las penurias de la Humanidad. Saludo al pueblo boliviano. Y en nombre de los trabajadores de mi patria hago un llamado para que imiten el ejemplo paraguayo, porque sólo por ese camino aseguraremos una paz justa, definitiva y fraternal.

            Saludo a todos los mártires antiimperialistas que sufren en las cárceles en los exilios del continente.

            Saludo también a los pueblos etíopes y chinos que defienden, con abnegación sublime, su independencia contra la política colonial imperialista, palmo a palmo el suelo de sus patrias.

            El pueblo paraguayo, la Confederación Nacional de Trabajadores, el Ejército Libertador, la Federación de Estudiantes del Paraguay, la Asociación Nacional de Ex Combatientes, Federación del Magisterio Paraguayo, Agrupación Femenina, La Unión de Intelectuales y Artistas, el Círculo de la Prensa Revolucionaria. Junto con nuestro Presidente, el coronel Franco, cabeza de la Revolución de Febrero, haremos todo lo posible, lo indecible, lo indescriptible para que nuestro 17 de Febrero sea un faro luminoso en el camino de la emancipación de nuestro continente.

 

            FRANCISCO GAONA

            Secretario Gral. de la C.N.T.

 

 

 

LA CONTRARREVOLUCIÓN LEVANTA CABEZA:

UN COMPLOT EN MARCHA. A LA PUNTA DE LANZA DE LA TRAICIÓN,

LOS DIRIGENTES GRÁFICOS

 

            A vista y paciencia del Gobierno Revolucionario, incluso con el manifiesto apoyo de un sector del Gabinete, el proceso contrarrevolucionario se hacía cada vez más evidente. Primeramente, con la súbita persecución desatada por la Policía so pretexto del comunismo contra los más dinámicos militantes sindicales; luego, invocando la urgencia para organizar a las fuerzas revolucionarias, se dicta el liberticida decreto N° 152 que impone la tregua sindical y política por el término de un año; y por último, el arribo del coronel argentino Schweitzer, destacado por el gobierno de la oligarquía reaccionaria del Gral. Justo, que no sólo venía con inauditas pretensiones de imponer al Gobierno Revolucionario que cesara de alentar a las fuerzas populares, y fundamentalmente a alentar y quizás preparar la organización de la contrarrevolución, marcando los jalones de este proceso reaccionario antifebrerista.

            La aparición del diario «La Verdad», vocero de este abigarrado grupo de completados, marca un paso firme del golpe contrarrevolucionario. Este grupo opositor estaba integrado por un sector del Gabinete del gobierno revolucionario, el equipo, del Dr. Gomes Freire Esteves, ministro del Interior -un hombre raro que había soñado un día con un socialismo extraño-; y exponente de los ...(36) toda la oligarquía del régimen depuesto; un sector reaccionario de la jerarquía católica; un minúsculo grupo de civiles adláteres de Freire Esteves que dirigía el diario «Paraguay», bajo la dirección de un tal Bordón; y un sector militara cuya cabeza se hallaba el famoso teniente coronel Federico Smith, a la sazón jefe de Estado Mayor General del Ejército. El momento señalado para el desencadenamiento del golpe contrarrevolucionario fue la asamblea general de los obreros gráficos, realizada el 10 de mayo de 1936. En el mencionado día se dieron cita a más de los obreros -unos 300 afiliados de la Federación Gráfica del Paraguay- el Dr., Juan Francisco Recalde, presidente del Ateneo Paraguayo, local en el que se efectuaba el evento, el señor Bernardes, director del diario contrarrevolucionario «La Verdad», el Sr. Agustín Ávila, secretario del Ministerio del Interior, que respondía a la línea fascistizante del ministro Dr. Gomes Freire Esteves; el jefe de Policía, Fulgencio Duarte y Plutarco Recalde, secretario general de la Policía, acompañados ambos por una numerosísima brigada de agentes de investigaciones; el señor Bordón, director de «Paraguay», acompañado de un grupo de civiles ajenos a la asamblea. Como primer punto a tratarse, figuraba la adhesión de los obreros gráficos a la CNT.

            «El delegado de los gráficos -decía el diario «La Verdad» del 12 de mayo de 1936-, señor Milesi, expuso en forma mesurada y correcta sus ideas sobre la necesidad de la adhesión, pidiendo a sus colaboradores de trabajo votaran la adhesión de la Federación Gráfica del Paraguay a la Central Obrera. Terminada la exposición del señor Milesi pidió la palabra el señor Pettengil, quien expresó no haber llegado el momento aún para que la Federación Gráfica se afiliara a la CNT. Otro militante gráfico, el señor Capdevila, se sumó a esta oposición». Rufino Recalde Milesi, nuevamente en uso de la palabra, insistió en la necesidad y urgencia de esta afiliación, invocando la tradición revolucionaria del gremio de los gráficos, desde la constitución de la primera central obrera del país.

            Rufino Recalde Milesi, en esta oportunidad del debate sobre la necesidad de la afiliación de los gráficos a la C.N.T. reiteró sus sentimientos unitarios demostrados en sus largos años de lucha y el apoyo a la línea revolucionaria de febrero y al Gobierno del coronel Franco. A esta altura del debate -dice La Verdad- hace su aparición el señor Francisco Gaona, es invitado por las autoridades dirigentes de los gráficos a tomar parte en la reunión, cediéndole después el uso de la palabra. La aparición en escena del secretario general de la C.N.T. provocó de inmediato manifestaciones hostiles de la barra (enviada por el ministro del Interior Gomes Freire Esteves, director del complot contrarrevolucionario).

            Al exponer las razones del porqué la clase obrera apoya al gobierno del coronel Franco, rompiendo toda la larga tradición del apoliticismo de los gremios de los trabajadores, fue interrumpido varias veces por un minúsculo grupo de obreros gráficos, encabezado por los hermanos Pettengil y Capdevila. Estas interrupciones eran aplaudidas ruidosamente por la barra enviada por el ministro del Interior que pudieron ingresar en el recinto de la asamblea por contar con la complicidad criminal de los dirigentes SERGIO GÓMEZ, los HERMANOS PETTENGIL y CAPDEVILA.

            Estas perturbaciones no lograron desorientar a la asamblea que comenzaba a manifestar su decidido apoyo a la CNT, con aplausos y vítores. Es cuando irrumpió violentamente el Dr. Juan Francisco Recalde (presidente del Ateneo Paraguayo y conocido sabueso de la oligarquía liberal depuesta), quien en actitud descontrolada terció en el debate avasallando la autonomía sindical, expresando: «En mi carácter de presidente del Ateneo Paraguayo cedí el local para tratar asuntos exclusivamente sindicales y no para que se utilice en favor del comunismo. El señor Gaona -dijo- está hablando y predicando el comunismo en favor de un gobierno comunista como lo es el gobierno del sargento Franco». La palabra del miserable y desvergonzado instrumento de la oligarquía liberal merecieron de parte de los funcionarios del Ministerio del Interior presentes y de toda la intrusa barra una gritería general de apoyo, motivando el desbande, pretexto suficiente para que el miserable e imperdonable traidor a su gremio, al proletariado y a su patria, Sergio Gómez, secretario general de la Federación Gráfica del Paraguay, que oficiaba de presidente de la asamblea, la levantara de inmediato, sin permitir se tome la resolución en favor a la adhesión a la C.N.T.

            El diario «La Verdad» del 12 de mayo de 1936 decía: «Repudiaron enérgicamente el comunismo y rechazaron la presión que quiso ejercitar el Sr. Francisco Gaona en contra de La Verdad». Sergio Gómez, en dicha ocasión, expresó al director del pasquín: «La Verdad puede tener la seguridad de que mientras no se manifieste contra los intereses de los obreros gráficos, le prestarán su colaboración».

            Yo no acierto a comprender cómo este miserable traidor que no merece otra pena que el fusilamiento por la espalda, comprendería los intereses de los obreros gráficos. Estaba traicionando a los trabajadores, a la Revolución nacional febrerista, y a la patria paraguaya que soñaron nuestros próceres. Y sin embargo, el pasquín de la traición, consideraba a estos actos deleznables y repudiables, «NOTA DE PROBIDAD MORAL, DE PATRIOTISMO Y DE INTEGRIDAD DE CARÁCTER». No debemos de sorprendemos, es la teoría de los vendepatrias, son los principios sacrosantos de los falsificadores de nuestra historia. Y sin embargo, la historia deberá recoger y recordar los hechos a las generaciones venideras de estos viles traidores (37).

            Diametralmente opuesta fue la actitud ejemplar de RUFINO RECALDE MILESI, quien al dirigir su última, improvisada y fogosa arenga al gremio, en momento tan expectante y decisivo, instándolo a no rehuir su responsabilidad histórica y a no restar su contribución en favor del desarrollo nacional y de la unidad obrera y popular, formuló, asimismo, una enérgica advertencia contra las maquinaciones de la conspiración internacional, contra el progreso y la paz de la República.

            He aquí al egregio y recio combatiente de la clase obrera. En aquellos álgidos trascendentes días de la Revolución de Febrero, RUFINO RECALDE MILESI, ubicado en el meridiano de la hora histórica que vivía toda la Nación, recogía en su palabra, en sus gestos y en su conducta, toda la gloriosa herencia de este gremio decano del gremialismo paraguayo, fundador del primer periódico gremial y popular -«EL ARTESANO», el veinticinco de octubre de 1885-. Veía en cada gremio una columna de la prosperidad pública y en cada trabajador un hermano de la tarea que conduce al adelanto social y material del país -formulador del primer programa popular desarrollista y fundador del primer sindicato obrero en el Paraguay, la Sociedad Tipográfica del Paraguay, el 16 de mayo de 1886-. Es que Rufino Recalde Milesi, militante socialista, maestro y apóstol del gremialismo paraguayo, resumía todos los afanes progresistas de esta vanguardia gremial de los gráficos de nuestro movimiento obrero que jamás podrán mancillar las sucias manos del judas SERGIO GÓMEZ. Ni la pobreza ni el permanente desempleo, ni la persecución, ni la calumnia, ni la difamación, ni la humillación ni el olvido pudieron quebrar su recio carácter de combatiente; permaneció y vivió fiel hasta la muerte con la trayectoria gloriosa de su gremio.

            Sirvió con altura y dignidad, sabiduría y jerarquía, inspirada en la profunda entraña de nuestra realidad gremial y nacional, a los supremos intereses de la clase obrera del Paraguay.

            El proletariado paraguayo está en deuda con este egregio líder nacional obrero. Llegará el día en que las falanges gremiales se harán presentes ante la tumba que guarda sus restos para gritar a pulmón abierto: Rufino Recalde Milesi, militante ejemplar de los gráficos, apóstol del sindicalismo paraguayo, primer diputado socialista del Paraguay: Salud.

 

 

LOS ACONTECIMIENTOS DE MAYO DE 1936.

LA HUELGA GENERAL

 

            Y aconteció lo que se esperaba. En la noche del 11 de mayo de 1936, siendo las 21 horas, al salir de una sesión del Comité Confederal de la CNT, fuimos asaltados por una patrulla militar antes de llegar al edificio del Congreso Nacional, en donde se realizaba una reunión del Partido Nacional Revolucionario. La reacción nacional e internacional con el apoyo del ministro del Interior y el jefe del Estado Mayor daba el primer zarpazo cuartelero con vista al derrocamiento del presidente Franco y la desorganización y destrucción de todo el movimiento obrero y popular. A la media noche estábamos detenidos en el Batallón de Zapadores: el Dr. Máximo Pereira, Francisco Gaona, Víctor M. Martínez, Tomás Mayol, Sinforiano Bareiro, Pedro Martínez Díaz, Alejandro Castell Lamarque y Modesto Villasanti. La reacción de la CNT no se hizo esperar. Antes de la medianoche, declaró huelga general en el país obteniendo la respuesta afirmativa y unánime de todos los trabajadores. El país amaneció el 12 de mayo totalmente paralizado. El mismo día, el presidente Franco, sin percibir o no queriendo hacerlo, que el golpe contrarrevolucionario iba contra su propio régimen, suscribió la proclama que agregamos, redactada -dicho sea de paso- de puño y letra del ministro del Interior Gomes Freire Esteves, director del golpe tipo fascista, antipopular y antiobrero.

 

 

PROCLAMA DEL PRESIDENTE PROVISIONAL DE LA REPÚBLICA

CORONEL DON RAFAEL FRANCO

 

            ¡Pueblo de la Revolución! ¡Obreros de la Revolución!

            Hemos ordenado alto en la marcha.

            Había necesidad de descubrir la existencia de una táctica de fementida adhesión al poder revolucionario con que los peores enemigos internos de nuestra patria han pretendido sorprender nuestra fe y herirnos por la espalda, mientras afanosamente estábamos absorbidos en las soluciones de mejor gobierno de la república que os hemos prometido.

            La ciudad es testigo del paro general decretado, como por un resorte, por los agitadores que simulaban adhesión al gobierno revolucionario, para, infiltrarse en las filas de las masas obreras y    organizar entre ellas la máquina infernal de los demagogos que operan de concierto con la internacional roja.

            Ante esa realidad cumplo el deber de dirigirme al pueblo auténtico de la revolución, a los obreros auténticos de la revolución, para decirles lo mismo qué dijera a mis soldados en los trances decisivos de nuestras batallas contra el enemigo exterior: ¡Adelante, con la gloriosa bandera de nuestro Paraguay resucitado, que ella tremola inmaculada en las manos del ejército libertador del 17 de febrero y en las del primer mandatario de la revolución, frente a todas las asechanzas y amenazas que se ciernan sobre la república!

            Desenmascarados los agentes del desorden que estaban operando en las filas revolucionarias para asestar un golpe mortal a la causa nacional que, antes que todo, representa nuestra revolución, toca a todo ciudadano paraguayo incontaminado la obligación de aprestarse a una nueva defensa de la nación contra el enemigo interior, la anarquía y la guerra civil anheladas por el hampa de la irresponsabilidad.

            ¡Pueblo de la revolución! ¡Obreros de la revolución!

            Vuestro brazo fuerte, el ejército libertador del Chaco y del 17 de febrero, está alerta, para hacer frente a todos los peligros que osen asomar con la saña de Caín en nuestro suelo, vengan de dentro o de fuera.

            ¡Podéis estar seguros que se reconstruirá la patria nueva!

            Podéis estar seguros que ninguna calumnia logrará jamás alcanzarnos.

            Realizaremos con método, con serenidad, el programa de reformas sociales más profundas que permita la evolución política de nuestros tiempos en la América del Sud.

            Pero no permitiremos que nuestro país sea pasto de reos paranoicos de la ambición de poder que en mil formas procuran desviar nuestra Gloriosa revolución de su verdadero destino desde el advenimiento de mi Gobierno.

            ¡Pueblo invencible y amado de mi patria!

            ¡Pueblo ilustre de la revolución!       

            ¡Obreros viriles de la revolución!

            Un alto en la marcha. Y adelante, hasta cumplir la hazaña de clavar el pendón revolucionario en el triunfo definitivo de las santas reivindicaciones que os he anunciado en mi juramento de presidente provisional de la república y primer soldado de la revolución libertadora.

 

            Asunción, mayo 12 de 1936.

            RAFAEL FRANCO

            Presidente provisional de la República

 

            El 14 de mayo de 1936 se reunió la primera convención de la Asociación Nacional de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco, que reclamó la renuncia del ministro del Interior y de todo su equipo, produciéndose la crisis ministerial. La crisis fue capitalizada por la Liga Nacional Independiente copando el Gabinete, pero con sentido de transacción como la reacción imperialista. Superadas algunas dificultades derivadas de la huelga general decretada por la CNT, la Revolución recobró su ritmo pero no con la fuerza y el empuje de los primeros momentos. La reacción oligárquico-imperialista había logrado su objetivo, descabezando a la CNT, logrando marginar a los elementos de izquierda y populistas del Gobierno y paralizando la organización del Partido Nacional Revolucionario. Razón sobrada tuvo el Dr. Arnaldo Valdovinos, dirigente de la Asociación Nacional de Ex Combatientes, cuando en un momento excepcional del proceso revolucionario declaró: «La revolución se nos está escapando de las manos».

            Respecto a los detenidos ya mencionados, fueron fletados en un avión de guerra a la ciudad argentina de Corrientes, cuyo gobierno se rehusó a recibirlos, por lo que el transporte tuvo que dar la media vuelta y de nuevo a Asunción. Los detenidos fueron nuevamente alojados en el Batallón de Seguridad. Con el objeto de secundar la campaña pro-libertad de los presos sociales, los detenidos Francisco Gaona, Dr. Máximo Pereira, Víctor M. Martínez, Tomás E. Mayol, Sinforiano Bareiro, Pedro Martínez Díaz, Alejandro Castell Lamarque y Modesto Villasanti declararon una huelga de hambre el 24 de mayo de 1936. El 30 del mismo mes resolvieron levantar dicha huelga dirigiendo la carta que más abajo se publica al Presidente de la República, coronel Franco.

 

            Los presos revolucionarios levantan la huelga de hambre

            Batallón de Seguridad, a 30 de mayo de 1936.

            S.E. ciudadano Presidente Provisional de la República, coronel Rafael Franco.

            S/Despacho.

 

            En la seguridad de que los últimos acontecimientos habrán evidenciado al Gobierno de VE. con certeza indudable, quiénes son los verdaderos conspiradores contra la estabilidad de vuestro gobierno y la tranquilidad pública, tan necesaria para la gran obra de la Reconstrucción Nacional sobre bases sólidas y populares, así como la cueva tenebrosa donde se han agazapado los propósitos deleznables, para cuyo éxito se pretendía minar, previamente, las bases populares de vuestro Gobierno, desencadenando persecuciones injustas contra organizaciones obreras, estudiantiles e intelectuales consecuentes que no se cansaron advirtiendo a VE. los manejos delictuosos de la Reacción. En la confianza, asimismo, de que se habrán evidenciado, a vuestros propios ojos, nuestra inocencia como la rectitud y consecuencia de nuestros actos, puesto a prueba aún en el duro trance de nuestro desfallecimiento lento por el hambre, nos dirigimos, nuevamente, ante V.E. en pedimento, ahora, de nuestra libertad para proseguir la limpieza general de todos los elementos perturbadores que preparan la vuelta del régimen oprobioso felizmente depuesto y para aportar en bien de la tranquilidad y progreso públicos, nuestros esfuerzos, recobrando, así, íntegramente el impulso de confianza popular del Gobierno de VE.

            Considerando los suscritos que, mantener la huelga de hambre, comenzada el 24 del corriente, es, políticamente, crear dificultades al Gobierno que pueden ser aprovechadas, únicamente, por la Reacción desembozada que ha evidenciado sus propósitos criminales de desencadenar en toda la Nación el desquicio, la anarquía y hacer correr a torrente la sangre de nuestros hermanos, obreros, campesinos y estudiantes, hemos resuelto: Levantar la huelga de hambre hoy a las 12 horas y comunicar a nuestros familiares y amigos a que se abstengan de realizar toda agitación y propaganda respecto a nuestra situación.

 

            Saludámosle atte.

            Dr. Máximo Pereira, Francisco Gaona, Víctor M. Martínez, Tomás E. Mayol,       Sinforiano Bareiro, Pedro Martínez Díaz, Alejandro Castell Lamarque, Modesto        Villasanti.

 

            No se consiguió la libertad reclamada, sirio por el contrario, todos fueron confinados a la prisión militar de Peña Hermosa, distante cerca de 500 kilómetros de la capital. Desde dicha prisión, todos los detenidos y confinados -menos Pedro Martínez Díaz y Alejandro Castell Lamarque- y dos nuevos confinados, Leonardo Dielma y José Luis Nicora, dirigieron una nota de reconocimiento al Comité Ejecutivo de la CNT por la ayuda solidaria recibida, en fecha 28 de agosto de 1936. Finalmente, todos los confinados fueron recuperando su libertad. El secretario general de la C.N.T. fue remitido a la capital, guardando arresto, después de semanas de reclusión en la cárcel pública, en su domicilio particular.

            La grandiosa acción emprendida por la C.N.T. que provocó la crisis ministerial con el apoyo de la Asociación Nacional de Ex Combatientes, no logró el total de su objetivo, pero afirmó sus conquistas y en cierta medida, paralizó la acción contrarrevolucionaria que buscaba el derrocamiento del Gobierno, aplastando a la Revolución. La ausencia del Partido Nacional Revolucionario, todavía no organizado, como instrumento político de la Revolución y vehículo de la unidad nacional, contribuyó poderosamente a restar el logro total de los objetivos de la gran huelga general, decretada por la C.N.T., los días 12 y 13 de mayo de 1936.

            Prueba inequívoca de esta grandiosa jornada de la Central Obrera, es la Circular enviada ponla C.N.T. alas filiales del interior y que transcribimos.

 

            De la Confederación Nacional de Trabajadores

 

            A continuación, damos la circular de la Confederación Nacional de Trabajadores, como una prueba fehaciente del espíritu que anima a la clase obrera de nuestra patria y de su inquebrantable adhesión al gobierno del coronel Franco, que tiene la firme decisión de llevar adelante el plan de reconstrucción integral en que está empeñado.

            CIRCULAR

            Después de la grandiosa jornada de lucha que el proletariado paraguayo rindió en los días 12 y 13 del cte. contra la reacción, es deber de la Secretaría de la C.N.T. dar explicación a sus adherentes del Interior.

            En esta hora en que el Paraguay emprende viaje hacia la liberación nacional, la C.N.T. surge como el pedestal más fuerte del coronel Franco, por eso, los primeros ataques de la reacción son dirigidos precisamente contra las organizaciones obreras del país con el fin de divorciar esta gran fuerza del gobierno; luego sería fácil, adueñarse del poder los contrarrevolucionarios. Por eso sistemáticamente nos intrigan, con el falso comunismo, y fueron anulando a los mejores compañeros, ayer: Denis, Contrera, Sotera, Ibarra, etc.

            Luego el 11 por la noche, el atropello fue más descarado, fueron secuestrados de la vía pública a los compañeros Francisco Gaona y Tomás Mayol, secretario general y pro secretario, respectivamente. Ante este hecho, el proletariado paraguayo no podía permanecer en silencio, callar sería un crimen; la revolución estaba en peligro; sin pérdida de tiempo esa misma noche, la C.N.T. decretó el Paro General.

            Al día siguiente y subsiguiente la ciudad amaneció muda, los obreros abandonaron sus herramientas para salir a la calle a protestar y demostrar al enemigo común, que el proletariado tiene conciencia de clase y está en pie para defender al coronel Franco y su programa.

            Realizamos mítines en varios lugares de la ciudad: varias veces fueron destacadas delegaciones ante el Presidente y el ministro del Interior, se nos concedió permiso, no obstante varias veces también fuimos atropellados por la fuerza policial a sablazo, con gases, a culatazos y a tiros, hubo heridos entre compañeros.

            A pesar de toda solidaridad, se mantuvo firme durante las 48 horas de paro y podemos decir que ahora están más fuertes aún todas las organizaciones obreras. El 13, después de una gloriosa jornada, el C.E. de la C.N.T. resolvió levantar el paro a las 12 de la noche de ese día; porque comprendía que continuar el paro también sería un peligro para la estabilidad del gobierno, porque durante esta jornada, muchas maniobras contrarrevolucionarias fueron descubiertas, y se encontraban comprometidos altos funcionarios del Estado, como los Freire Esteves, jefe de Policía y jefe de Investigaciones.

            Después de esta jornada podemos decir que algo hemos ganado, verdad es que no conseguimos aún reintegrar entre nosotros a los compañeros presos y detenidos, pero al menos hemos frenado la contrarrevolución y la reacción, esto es una victoria.

            Con esto demostramos una vez más, que estando unidos todos los trabajadores del país, en un fuerte block de músculo y conciencia de clase, es y será siempre la guía del país por el sendero señalado por la revolución del 17 de Febrero, hacia la liberación nacional, hacia el Paraguay libre de explotadores, constituir sindicatos, reclutar afiliados, seguir adelante con las organizaciones.

            Urge pues más que nunca aunar fuerzas en las acciones, sólo así afianzaremos las conquistas hasta hoy obtenidas en nuestra acción, sólo así llegaremos al cumplimiento íntegro del programa del coronel Franco.

            El C.E. cree oportuno hacer recordar a sus adherentes que para la vida orgánica de la C.N.T. es necesario que se dé cumplimiento a lo resuelto por esta Central. Todos los Sindicatos y Federaciones adheridos a la C.N.T. aportarán el 20% de las entradas de sus respectivas Cajas Sociales.

            También se recomienda a todas las organizaciones que hayan recibido el órgano de la C.N.T. «Voz Proletaria» para que se sirvan rendir cuenta a este C.E. antes del 31 del cte.

            Dejan constancia que: el 17 del cte. en reunión del Consejo de Delegados fueron nombrados Leonardo Dielma, José R. Álvarez como Secretario y Pro Secretario General interinos respectivamente. Cumplido el deber y en espera de los solicitados, saludamos fraternalmente.

            Por el Comité Ejecutivo.

            LEONARDO DIELMA

            Secretario General

            Manuscrito: mayo de 1936.

 

            Nota: Toda circular de la C.N T. se recomienda que se lea en Asamblea y se hagan copias de la misma para las seccionales.

 

 

 

LA CREACIÓN DEL DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO

Y LA LEY DE REFORMA AGRARIA

 

            Lo Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) y sus sindicatos afiliados no cesaban en su insistente reclamación para lograr de parte del Gobierno Revolucionario la creación del Departamento Nacional del Trabajo, o en su defecto, del Ministerio de Trabajo y Previsión Social, como medio idóneo de sentar definitivamente los nuevos principios sustentados por la Revolución; los problemas de trabajo no deben ser considerados como cuestión de orden público y de consiguiente, deben dejar de ser problemas policiales para transformarse en problemas de derecho. El Poder Ejecutivo, recogiendo este clamor obrero suscribió el Decreto N° 2303/36, en fecha 24 de junio de 1936, creando el mencionado organismo: el Departamento Nacional del Trabajo se erige sobre los siguientes principios:

            lº) La Revolución de Febrero persigue como objetivo fundamental el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros.

            2°) La solución de los problemas sociales está justificada por los principios que rigen la nueva organización de la sociedad y satisface una pública aspiración nacional.

            3°) La política social de la Revolución tiende a regular la solidaridad y la cooperación de los agentes productores de la economía nacional.

            4°) El jefe o patrón no debe desentenderse de la suerte de sus obreros, no sólo le corresponde contemplar la justa retribución de su trabajo sino también sus condiciones generales de vida, instrucción y asistencia social.

            5°) Corresponde establecer una responsabilidad cierta en el régimen de las relaciones del patrón con el obrero, basado en la justicia y el respeto a los fueros humanos; eliminando el viejo concepto de la explotación del hombre por el hombre.

            6°) El Departamento Nacional del Trabajo debe conformar su funcionamiento y su acción al cumplimiento progresivo de los siguientes principios y reglas de acción: A) La libertad de Sindicalización obrera; B) La libertad de trabajo; C) La jornada de ocho horas diarias o 48 horas semanales; D) El descanso dominical; E) El derecho a un justo salario; F) El derecho a la asistencia sanitaria; G) El derecho a la Instrucción Técnica, Profesional y a la Instrucción General para la elevación de su cultura; H) Indemnización por accidentes de trabajo; I) La Reglamentación del trabajo de las mujeres y los menores; J) La prohibición del trabajo nocturno de los niños; K) La asistencia a la maternidad y a la niñez, L) La organización de cooperativas obreras; M) El pago de los jornales en dinero en efectivo; N) La intervención necesaria de un delegado obrero y de un delegado patronal en el Departamento Nacional del Trabajo; etc. etc.

            Para el mejor y cabal conocimiento del organismo creado transcribimos, a continuación el Decreto Ley N° 2303/36.

           

 

 

            DECRETO LEY, N° 2303

            ASUNCIÓN, JUNIO 24 DE 1936

           

            CONSIDERANDO

            -Que la Revolución Libertadora del 17 de Febrero, persigue como uno de sus objetivos fundamentales el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros.

            -Que la intervención del Estado en la solución de los problemas sociales está justificada por los principios que rigen la nueva Organización de la Sociedad y satisface una pública aspiración nacional.

            -Que la solución de los Conflictos y Problemas de carácter social requiere la adopción de ciertas normas ajustadas a las reivindicaciones legítimas de los Trabajadores a la Libertad y seguridad del Trabajo y de los habitantes de la República.

            -Que la Política Social de la Revolución tiende a regular la Solidaridad y la cooperación de los agentes productores de la Economía Nacional.

            -Que el jefe o patrón no debe desentenderse de la suerte de sus Obreros, y no sólo le corresponde contemplar la justa retribución de su trabajo sino también sus condiciones generales de vida, Instrucción y Asistencia Social.

            -Que corresponde establecer una responsabilidad cierta en el régimen de las relaciones del Patrón con el Obrero, basado en la justicia y el respeto a los fueros humanos. Debe eliminarse el viejo concepto de la explotación del Hombre por el Hombre, por medio de la sistemática educación, tanto de los dirigentes de una empresa como del personal a su cargo.

            -Que la experiencia adquirida a raíz de la Revolución de Febrero demuestra la eficacia de los procedimientos conciliatorios en la solución de los conflictos entre patrones y obreros.

            -Que es indispensable la creación del Departamento Nacional del Trabajo para el mejor estudio y solución de los Problemas Sociales, y a fin de realizar el programa de la Revolución en este orden.

            -Que el nuevo Organismo Administrativo debe conformar su funcionamiento y su acción al cumplimiento progresivo de los siguientes Principios y Reglas: A) La libertad de Sindicalización Obrera; B) La Libertad de Trabajo; C) La jornada de ocho horas diarias o 48 horas semanales; D) El descanso dominical; E) El derecho a un justo salario; F) El derecho a la Asistencia Sanitaria; G) El derecho del Obrero a la Instrucción Técnica y Profesional, a la Instrucción General para la elevación de su cultura; H) Indemnización por accidentes de trabajo; I) La Reglamentación del trabajo de las mujeres y de los menores; J) La prohibición del trabajo nocturno de los niños, K) La Asistencia a la maternidad y a la niñez: L) La Organización de las Cooperativas Obreras; M) El pago de los jornales en dinero en efectivo; N) La Intervención necesaria de un Delegado Obrero y de un Delegado Patronal en el Departamento Nacional de Trabajo; O) El procedimiento preventivo de conciliación para la Solución de cuestiones entre Obreros y Patrones; P) El Arbitraje facultativo; Q) El servicio permanente de Inspección y vigilancia de los Establecimientos Industriales y Comerciales sobre el cumplimiento de las Leyes Relativas al Trabajo y al contrato de los Obreros:

            Por tanto y oído el parecer del Consejo de Ministros, el Presidente Provisional de la República, decreta con fuerza de Ley.

 

           

 

 

            CREACIÓN Y CONSTITUCIÓN

           

            1) Créase el Departamento Nacional del Trabajo que será integrado por un Presidente y cuatro Vocales nombrados por el P Ejecutivo, y que funcionará bajo la Superintendencia del Ministerio del Interior.

            2) El Departamento Nacional de Trabajo designará el personal auxiliar de su dependencia y procederá a dictar, dentro de los quince días de su constitución, reglamento interno de su funcionamiento, conforme a las Disposiciones del presente Decreto Ley; dicho reglamento entrará en vigencia previa aprobación del Poder Ejecutivo.

            3) Un representante Obrero y un representante Patronal integrarán necesariamente el Departamento Nacional del Trabajo.

 

            ATRIBUCIONES

 

            4) Son atribuciones del Departamento Nacional del Trabajo: A) Prevenir los conflictos entre Patrones y Obreros; B) Entender en las cuestiones que se promueven entre Patrones y Obreros dentro del territorio de la República de acuerdo al procedimiento de conciliación y arbitraje facultativo que se establece en esta Ley; C) Organizar un servicio permanente de Inspección de Centros, Edificios, Establecimientos y lugares en que se realice el trabajo; D) Solicitar informes a Instituciones Públicas y a Particulares, los que deberán enunciarse y evacuarse en carácter reservado; E) Estudiar y proponer planes adecuados para facilitar a los Trabajadores la vivienda propia; F) Promover la constitución de Asociaciones Cooperativas de producción y consumo; G) Contemplar las condiciones del trabajo de los menores de edad y de las mujeres y proponer fórmulas que tiendan a mejorarla; H) Abrir un registro de Sindicatos y Asociaciones Obreras y de Patrones, con cargo de estudiar, revisar y aprobar los Estatutos respectivos, previa vista del Ministerio del Interior; I) Examinar y aprobar las Credenciales de los Representantes en conflictos; J) Compilar y conservar las publicaciones procedentes de las Oficinas del Trabajo y de la Oficina Internacional del Trabajo; K) Ordenar los informes, datos y experiencias a los fines de proyectar una Legislación Nacional del Trabajo adecuada a las modalidades del país; L) Abrir un registro de Obreros sin trabajo y establecer agencias de colocaciones bajo la vigilancia directa del Departamento.

            Estudiar y realizar un plan de medidas preventivas de carácter general con mira de combatir el alcoholismo, la disipación y otros factores que conducen al descenso de la moralidad pública y las buenas costumbres.

            Establecer las condiciones higiénicas obligatorias de los locales de trabajos de acuerdo al dictamen de las reparticiones sanitarias.

            Plantear y promover la adopción de las vacaciones anuales con goce de sueldo: Reglamentar las condiciones de trabajo nocturno y prohibir el trabajo nocturno de los Niños.

            5) Las atribuciones y facultades especiales del Presidente se consignarán en el reglamento que se dicte.

            6) En los casos en que lo considere necesario el Departamento Nacional del Trabajo podrá intervenir de oficio con el objeto de constatar el trato que se da a los Trabajadores y las condiciones en que viven ellos y sus familias y plantear y ordenar las mejoras indispensables.

            7) Los Miembros del Departamento del Trabajo y empleados dependientes de la repartición guardarán la mayor reserva respecto a los secretos Comerciales o Industriales que conozcan por razón de su cargo, e incurrirán en caso de infracción en las que el Código Penal establece por la revelación de secretos.

            8) Las personas o empresas que se nieguen a suministrar datos que puedan servir al cumplimiento de los fines de esta Ley incurrirán en multas que variarán de 500 a 20.000 pesos moneda nacional, según la gravedad del caso.

            9) Los comisionados o Inspectores del Departamento Nacional del Trabajo, con autorización suficiente, o en caso de oposición con la Orden Judicial de allanamiento, podrán penetrar en los locales donde se ejerza una Industria o comercio en las horas destinadas al trabajo. En los casos de oposición se incurrirá en multas que variarán de 500 a 10.000 pesos de curso legal sin perjuicio del allanamiento que se efectúe.

            10) El Departamento del Trabajo podrá nombrar asesores técnicos o jurídicos para el mejor desempeño de sus funciones debiendo apreciarse, en cada caso, los honorarios que correspondan a aquellos según la importancia y la eficacia de la colaboración que hubieren prestado.

            11) El Departamento del Trabajo vigilará el cumplimiento estricto de las Leyes Nacionales de carácter obrero y de los acuerdos entre patrones y obreros inscriptos en el Departamento.

            12) Las funciones del Departamento del Trabajo serán compatibles con el ejercicio de cualquier profesión o industria lícita.

 

            REGLAS APLICABLES

 

            13) A los efectos del estudio y soluciones de los conflictos entre patrones y obreros el Departamento Nacional del Trabajo tendrá presente las siguientes reglas fundamentales: a) La jornada de ocho horas o la semana de cuarenta y ocho horas de trabajo; b) La Libertad de comercio en todo el Territorio de la República, salvo las medidas de seguridad que dicte el P.E. y las zonas de temperancia que se establezcan por disposiciones gubernativas; c) El descanso dominical; d) La Sindicación Obrera es libre pero no obligatoria, los Gremios no Sindicados, en los casos de conflicto con sus patrones tendrán los mismos derechos ante el Departamento Nacional del Trabajo; e) Los Sindicatos Obreros tendrán derecho al reconocimiento siempre que llenen los requisitos que se expresan en este Decreto Ley, la misma reglamentación se aplicará a las asociaciones de patrones; f) Los pliegos de condiciones suscritos normalmente por los patrones y obreros antes o después de la promulgación de este Decreto tendrán fuerza de Ley por el término que se hubiese acordado, previa la inscripción correspondiente, en caso de no consignarse término en dicho acuerdo, tendrán validez durante dos años a contar desde la fecha de esta Ley; g) Los salarios sueldos en general deberán ser abonados en dinero efectivo.

 

            PROCEDIMIENTO PREVENTIVO Y DE CONCILIACIÓN

 

            14) Antes de producirse cualquier diferencia entre obreros y patrones y con el propósito de prevenir aquellas; las partes deberán buscar verbalmente la intervención del Departamento Nacional del Trabajo.

            15) Promovido un conflicto entre patrones y obreros, la parte que se considere lesionada o ambas simultáneamente someterán aquel por escrito al Departamento del Trabajo.

            16) El escrito deberá ser presentado en triplicado y en él la parte autora o ambas expondrán en forma clara y concisa los puntos del diferendo y la exigencia que presentan.

            17) Notificada debidamente la otra parte, deberá contestar la presentación también por escrito, dentro del plazo de diez días para la Capital y un mes para la Campaña.

            18) Transcurridos los plazos fijados, producida o no contestación, el Departamento del Trabajo llamará a las partes a conciliación, la que procurará obtener por todos los medios de que pueda disponer, labrándose Acta de las audiencias realizadas.

            19) Si no pudiese llegarse a un arreglo, el Departamento del Trabajo invitará a las partes a someter el diferendo a un fallo arbitral en cuyo caso éste será definitivo, inapelable y obligatorio para las partes por el término de dos años.

            20) Si hubiese oposición al procedimiento del art. anterior o las partes no se pusiesen de acuerdo para la designación del árbitro, el Departamento Nacional del Trabajo dictará su pronunciamiento aconsejando la solución que a su juicio sea la más justa.

            21) Tanto el fallo arbitral como el pronunciamiento del Departamento del Trabajo en su caso, se producirán previo, un estudio minucioso de las causas del conflicto, de las justicias de las reclamaciones de las partes, de la condición en que se desarrolla la industria o comercio afectado por el diferendo y todos cuantos puedan esclarecer los puntos dudosos y faciliten la solución de las cuestiones.

            22) El fallo arbitral o el pronunciamiento a que se refiere el art. anterior, deberá hacerse conocer dentro de los quince días de cerrado el procedimiento de conciliación o arbitraje.

            23) El presente Decreto Ley regirá durante diez y ocho meses a contar desde su promulgación.

            24) El P.E. reglamentará el presente Decreto Ley a petición del Departamento del Trabajo.

            25) El P.E. fijará el presupuesto de gastos que demande el cumplimiento de los fines del Departamento Nacional del Trabajo.

            26) Comuníquese, publíquese y dese al registro oficial.

 

            Firmado

 

            R. Franco                    Juan Stefanich                                    Emilio Gardel

            Germán Soler              Bernardino Caballero            Pedro Duarte Ortellado.

 

 

 

LA LEY DE REFORMA AGRARIA

 

            «Difícilmente exista un problema que afecte tan hondamente a un país -dice el Dr. Bernardino C. Horne en su libro «Reformas Agrarias en América y Europa» - como el Paraguay: el de su estado agrario. Hoy el Paraguay pertenece a un grupo de personas y compañías que actúan casi todas desde el extranjero. Repercusión en gran parte del imperialismo que reina en la Argentina. Según datos basados en un cálculo, de un millón y pico de habitantes, serían propietarios de algún pedazo de tierras, incluso de las ciudades, solamente 30 mil personas» (38).

            La Revolución de Febrero de 1936 se dio como uno de sus puntos básicos la reforma agraria, para cambiar esta irritante situación. En efecto, en fecha 5 de mayo de 1936, se dictó el Decreto-Ley N° 1060, recogiendo el clamor campesino, sector éste fuertemente apoyado por el proletariado urbano. En el cap. VI de la presente obra nos ocupamos especialmente de este apoyo obrero a los agricultores (39).

            El mencionado decreto es la culminación de luchas agrarias que habían comenzado antes de la guerra del Chaco. El estatuto agrario sancionado adopta como criterio para la reestructuración agraria del país el principio de que la tierra es de quien la trabaja y tiende a destruir el latifundio que anula el usufructo del suelo.

            Las disposiciones del decreto-ley N° 1060 se pusieron de inmediato en vigencia, constituyéndose el Consejo Agrario, integrado por el director de Tierras y Colonización, el administrador del Banco Agrícola, el director del Departamento de Agricultura, el fiscal general del Estado y bajo la presidencia del ministro de Agricultura. Debemos señalar que el estatuto contribuyó para legalizar y legitimar la situación de numerosos agricultores que se hallaban ocupando y explotando la tierra; además impulsó a las asociaciones de agricultores que se habían formado antes de la guerra del Chaco, de resistencia contra los desalojos que decretaban los gobiernos liberales.

            Entre algunas importantes medidas o normas determinadas en el estatuto agrario, pueden citarse las siguientes: A pedido del Consejo Agrario, el Poder Ejecutivo podía expropiar las tierras necesarias paró las obras a realizarse: la indemnización y pago de la tierra se haría con bonos emitidos por el Banco Agrícola; «declara obligatoria la enseñanza de los rudimentos de la agricultura en todas las escuelas de la República». Una trascendente medida establece que en cada Colonia o cercana a ella, debe dejarse una extensión de tierra reservada que será destinada al uso común de los pobladores para el pastoreo de los animales u otros usos colectivos. Naturalmente que esto de tener una parcela común, adyacente a los poblados, llámese colonia o compañía, es de larga data. Es una vieja tradición que arranca del Tupambaé de los guaraníes primitivos, pasa por el régimen determinado por los jesuitas, se afianza en el régimen de Francia y de los López, perdurando el hábito en el Paraguay contemporáneo. Con el objeto de dar a conocer el texto del decreto ley, número 1060, se lo transcribe in extenso en el Apéndice 2.

 

 

LA MARCHA DE LA REVOLUCIÓN

 

            Dice el economista Nicasio Martínez Díaz en su obra «La moneda y la política monetaria en el Paraguay» (1945): «los obreros, domésticos, maestros y empleados continúan rindiendo el mismo trabajo y percibiendo la misma retribución nominal; en pesos, pero con esta diferencia muy grande: esos pesos tienen un poder adquisitivo rebajado en la mitad o en la cuarta parte. Esto significa, nada menos, que estos sectores, con sus familias, están asistiendo a un descenso acelerado de su standard de vida, es decir comen menos o poco, que privan de pequeñas comodidades y modestas diversiones» (40). Sobrada razón asiste al mencionado autor al llamar a este drama monetario «el drama del pueblo paraguayo», dado que marca la etapa de la más dura y sin precedentes expoliación de la masa trabajadora del país que se inauguró fundamentalmente a partir de la derrota en la guerra de 1865-70.

            La situación de los trabajadores, de suyo precaria, se agravó considerablemente durante la guerra del Chaco Boreal. Precisamente, al amparo de las libertades públicas restauradas por la Revolución de Febrero, se explica la impetuosidad del movimiento obrero. La clase trabajadora se esforzaba en reducir la enorme diferencia que mediaba entre el salario obrero y el costo de vida, proceso éste que a medida que la reacción se venía acentuando en el país se convirtió en una constante que ha caracterizado a la política reaccionaria implantada en el Paraguay, pues en el período 1946-1955 el costo de vida alcanzó 3.261 y el salario obrero 1.850, y de 1950 a 1955 el aumento marcaba 646% para el costo de vida y 623% para el salario obrero (41).

            La reacción, naturalmente, ante el inusitado desarrollo del movimiento obrero calificó al mismo desde un comienzo, con la influencia o manifestación del comunismo internacional, según «La Prensa» de Buenos Aires, los líderes obreros en aquellos años repartían oro de Moscú por las calles de Asunción. Y el propio Gobierno Revolucionario y sectores importantes del gran movimiento popular febrerista fueron cegados por el fantasma comunista, de manera que ante el primer golpe reaccionario del 11 de mayo de 1936 unos apoyaron e incluso dirigieron el golpe en tanto que otros permanecieron inmóviles. Solamente la clase obrera y el estudiantado se movilizaron vigorosamente contra este primer golpe de la reacción, razón por la cual no pudo barrer con las conquistas obreras y populares logradas.

            Tardíamente, los sectores populares de la Revolución tomaron conciencia de tal macañifa; entre ellos, la Asociación Nacional de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco (ANEO), organismo popular vertebral del Gobierno Revolucionario, cuyo Congreso Constituyente del 14 de mayo de 1936 exigió el retiro del Gabinete del ministro del Interior, Gomes Freire Esteves, cabeza visible dirigente del golpe reaccionario; recién en el editorial de su vocero oficial, el diario «La Época» del 19 de abril de 1937, se afirmaba: «En cierto sector de la opinión pública se ha enraizado el falso concepto de que cualquier actividad obrera, o que tienda a interesarse por la organización de las masas trabajadoras, es siempre una actividad comunista o comunizante. Nada más falso ni más injusto. No vemos en las actividades que tiendan a ese fin, un fantasma inadecuado a nuestra realidad, como es el comunismo, sino el propósito sincero de organizar las fuerzas productivas de la Nación sobre bases justas, en la convicción de que ese será el único puente posible, entre los viejos y antagónicos reductos del capital y el trabajo».

            Sin embargo, después del primer golpe contrarrevolucionario, el impulso de la primera hora decayó sensiblemente; la marcha de la Revolución se hizo lenta, erizado el camino de innumerables obstáculos. La reacción se perfiló en forma desafiante, en abierta disposición a barrer con el Gobierno Revolucionario, que en lugar de tomar medidas para neutralizar y luego aplastar a la hidra reaccionaria se manifestó ostensiblemente contra la clase trabajadora, recelando de su lealtad.

 

 

REANIMACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES OBRERAS

Y CONFLICTOS POSTERIORES AL GOLPE DE MAYO

 

            Después del colapso del 11 de mayo de 1936, la CNT fue clausurada y sus principales dirigentes todavía en libertad fueron perseguidos acusados de militancia comunista, incluso algunos fueron detenidos, como el caso de Leonardo Dielma, designado primero como delegado obrero ante el Departamento Nacional del Trabajo, y luego secretario general provisorio, en reemplazo de Francisco Gaona. Dielma fue confinado a Peña Hermosa. Las organizaciones obreras, poco a poco, comenzaron nuevamente sus actividades.

            En los últimos días de junio de 1936, los obreros de las curtiembres de San Lorenzo se declararon en huelga ante la negativa de los patrones de considerar y aceptar el pliego de condiciones presentado por aquellos. El 2 de agosto fue solucionado satisfactoriamente el conflicto que sostenían los trabajadores de la fábrica de chocolates «La Mascota», logrando un aumento de los salarios, reconocimiento del sindicato y la jornada máxima de 8 horas, como los casos de accidentes de trabajo y el pago de jornadas extraordinarias. En los primeros días de agosto de 1936, los conductores de carretas declararon la huelga en la jurisdicción de Yuquyty del partido de Villeta, por incumplimiento de parte de los patrones del pliego de condiciones vigente. Este conflicto fue solucionado con la intervención del comité de la ANEC de Villeta. El 20 de agosto, fue solucionado un conflicto de los obreros en calzado que habían solicitado un aumento de salarios y otras mejoras.

            Asimismo los obreros de oficios varios de Bobi, presentaron un pliego de condiciones solicitando aumento de salarios, 8 horas como jornada máxima de trabajo y otras mejoras y que dado el conflicto planteado por los obreros, fue necesaria la intervención del Departamento N. del Trabajo, de acuerdo al Decreto-Ley 2.303/36 que acuerda a los sindicatos obreros la intervención previa de dicho organismo; antes de apelar a los medios violentos de resistencia.      En los últimos días de agosto de 1936, se firmó el pliego de condiciones entre el sindicato de los obreros del Ingenio de Azúcar de la Colonia Benjamín Aceval y la firma comercial e industrial Censi y Pirota, con la intervención del señor Pedro Da Rosa, inspector del D.N.T.  

            La firma Censi yPirota, reconoce a la Sociedad de Trabajadores del Ingenio de Azúcar de Benjamín Aceval y acuerda el aumento de los salarios, en las siguientes bases: 1º) A los que perciben un salario de $ 6 a 8,50 por hora, el aumento de $ 1,50; 2°) A los que perciben un salario de $ 9 a 10, el aumento de 1 peso; 3°) A los que perciben un salario de $14 a 20, por hora, un aumento de $ 2 c/l.

            En octubre de 1936, se firmó el Pliego de Condiciones entre los patrones y la Sociedad de Resistencia Obreros Cargadores de Carros, Wagones y Camiones, estableciendo:

 

 

PLIEGO DE CONDICIONES

CONVENIO CELEBRADO ENTRE PATRONES Y LA SOCIEDAD

DE R. OBREROS CARGADORES DE CARROS, WAGONES Y CAMIONES

 

            1°.- Ocho horas de trabajo diario.

            2°.- Los operarios gozarán de un jornal de $130 c/l por día de trabajo.

            3°.- Los operarios que trabajan en la carga o descarga de ladrillos, cal y piedra gozarán de un jornal de $ 135 c/l por día. El operario que cargue más de 4 carradas de tirantes, planchas, llantas y planchuelas de hierro en el día, percibirá de 145 c/l diario.

            4°.- Las horas de trabajo extraordinario se computarán a razón de $ 40 c/l.

            5°.- Por los trabajos nocturnos y el de los días feriados, se abonará el doble del jornal establecido en el Art. 2° y las horas extras se computarán a razón de $ 50 c/l.

            6°.- El patrón o encargado elegirá la mitad del personal de trabajo.

            7°.- El trabajo efectuado dentro del radio portuario, se regirá por la hora oficial de la Aduana; si se trabaja solamente medio día durante 5 horas se abonará una hora extra.

            8°.- El personal que trabaje en Cambio Grande u otra parte lo hará de acuerdo al siguiente horario: en verano de 6 1/2 a 10  1/2 a.m. y de 2 1/2 a 6 1/2 p.m., en invierno de 7 a 11 a.m. y de 11/2 a 5 1/2 p.m.

            9°.- El personal que trabaje en la descarga de fardos de tabacos en la Aduana, gozará de un jornal de $ 150 c/l por día y la hora extra a razón de $ 50 c/l, hasta la cantidad de cien fardos se tomará a tres obreros y de ciento uno en adelante cuatro obreros. Esta cláusula regirá hasta tanto se consiga la disminución del peso de los fardos de tabaco a 70 Kg c/u, según petición que se hará por los patrones y obreros a donde corresponda, rigiendo desde entonces el jornal de acuerdo al Art. 2°.

            10°.- El personal tomado para la descarga de tabaco, mientras no tenga ningún vehículo a la descarga, cargará o descargará cualquier clase de mercadería que se le ordene.

            11º.- El personal tomado por día que trabaje en Cambio Grande, cargará o descargará lo que le ordene el capataz o encargado con derecho a objetar por ninguna clase de vehículo.

            12°.- No se aceptará a ningún obrero en estado de ebriedad en el trabajo.

            13°.- Los obreros accidentados, siempre que no sea por culpa, o ebriedad de los mismos, se acogerán a la Ley de Accidente de trabajo y si es leve el accidente, se le abonará medio jornal hasta su curación.

            14º.- El obrero que no está en la hora oficial de Aduana en el trabajo será reemplazado y no tendrá derecho a la hora extra si ha trabajado las cinco horas.

            15°.- Ningún delegado u obrero podrá exigir que el trabajo se le dé por un tanto el cual se hará solamente las veces que el patrón así lo desee y de mutuo acuerdo con los obreros.

            16°.- Los jornales serán abonados en las jurisdicciones del puerto o Cambio Grande.

            17°.- Los carros y camiones que están cargando en horas de trabajo, deberán completar la carga aún después de la hora o toque de campana.

            18°.- El personal tomado para mudanza percibirá $130 c/l por día.

            19°.- El personal tomado por día será ocupado en la Aduana o playa indistintamente.

            20°.- Los trabajos por viaje, se abonarán de acuerdo a las condiciones siguientes.

De 100 a 500 kilos $ 10. De 500 a 1.000 kilos $ 20. De 1.000 a 1.500 kilos $ 30. De 1.500 a 2.000 kilos $ 40.

En bultos menudos o manuales.

            21º.- En cada wagón trabajarán 4 obreros y si se descarga otro wagón regirá otro nuevo jornal, el patrón puede poner los vehículos de cualquier empresa para carga o descarga de wagones.

            22°.- Los trabajos de carga o descarga de wagones se harán por los asociados de este sindicato hasta el kilómetro 9 de la vía del F.C.C.P igualmente en los desvíos.

            23°:- Los trabajos de carga o descarga de carros o camiones en los portalones de la Oficina de Cargas de F.C.C.P. se efectuarán igualmente por obreros de este Sindicato.

            24°.- Igualmente en los trabajos de la Playa Convención trabajarán obreros de esta entidad.

            25°.- Los trabajos de carga o descarga de carros y camiones en el Puerto Nuevo se harán igualmente por los asociados a este Sindicato como regía con toda normalidad antes de ahora.

            26°.- Todo wagón que sea descargado y terminada o no en esta operación el patrón o encargado quiera volver a cargar el mismo wagón debe tomar otro igual personal, pero en caso de emplear el mismo personal éste ganará el doble jornal.

            27°.- Los trabajos de carga o descarga de carros y camiones se harán por los socios de esta entidad en toda ribera hasta Zevallos Cué.

            Dado en Asunción, a los 5 días del mes de octubre de mil novecientos treinta (42), firmándose el presente convenio en cuatro ejemplares, comprometiéndose ambas partes observar el fiel cumplimiento de los que en él se mencionan.

           

            En fecha 6 de octubre, el Departamento Nacional del Trabajo dictaminó sobre el conflicto surgido entre choferes y patrones:

            «El Departamento Nacional del Trabajo -decía la resolución- considerando agotados los procedimientos establecidos en la ley N° 2303 en el conflicto surgido entre la Federación de Choferes Unidos y los propietarios de camiones de cargas y empresarios de transporte; y teniendo además en cuenta que, sobre las condiciones generales de trabajo ya han arribado las partes a un acuerdo en la audiencia realizada en este DNT en fecha 22 de setiembre del corriente año, quedando solamente en lo que respecta al salario; oído el parecer de las partes y los informes que ha estimado conveniente recabar, declara: 1) la necesidad de establecer un sueldo mensual de $ 3.600 curso legal para choferes de camiones de todo tonelaje; 2) que las empresas mantengan un personal a sueldo en número mínimo igual al 50% del número de máquinas que posean; 3) que para las plazas restantes las empresas podrán contratar el

personal eventual que le fuere necesario, abonándole el salario de 170 c/u por día; 4) gozarán los sueldos mensuales preferentemente los choferes que en las empresas respectivas tuviesen el carácter de permanente y entre estos, los más antiguos; 5) que el DNT estima de justicia la reposición de todo el personal que hubiese abandonado el trabajo desde el día 30 de setiembre último; 6) remítase copia del presente pronunciamiento a las empresas de transporte, a la Federación Choferes Unidos y al Ministerio del Interior. Asunción, octubre 6 de 1936. Firmado: Oscar Pinho Insfrán, Roberto Sánchez Palacios, Juan B. Cubilla.

 

            En los primeros días de diciembre de 1936, se produjo un incidente entre el personal y el encargado del kilómetro 5 de la jurisdicción de la compañía taninera de Puerto Sastre, por un motivo baladí que después fue solucionado satisfactoriamente. La Federación Obrera, por intermedio de su secretario general, informó a la opinión pública sobre los detalles del conflicto y la solución arbitrada en el caso (43). En agosto de 1936, los obreros del sindicato organizado en la localidad de Charará presentaron un pliego de condiciones, reclamando un aumento de los salarios, reconocimiento del sindicato, disminución de horas de trabajo y otras mejoras, interviniendo el delegado del DNT, señor Fretes, que luego fue solucionado satisfactoriamente por el propietario de la compañía de Aserraderos, señor Fassardi. Los obreros de la fábrica de Vidrio de Puerto Sajonia presentaron un pliego de condiciones, solicitando aumento de salarios, reconocimiento del sindicato y reglamentación del trabajo en dicha fábrica. El señor Roberto Sánchez Palacios, fue designado comisionado del D.N.T. para estudiar en el terreno las condiciones imperantes de trabajo en la fábrica a fin de solucionar en forma satisfactoria el pedido obrero. En la misma fecha, 20 de agosto, las obreras cantoneras presentaron su pliego de condiciones, solicitando aumentos de salarios y otras ventajas. Surgió, asimismo, un conflicto de los obreros con la compañía de tanino de Puerto Sastre. El D.N.T. formuló un llamado a las partes en conflicto, en el sentido de confiar en las funciones mediadoras del organismo y esperar el fallo justiciero del D.N.T., antes de apelar a procedimientos violentos estériles.

            Ante la dimensión que asumían las reclamaciones obreras, los trabajadores militantes consideraron llegado el momento de reorganizar la CNT, para cubrir la ausencia de coordinación y dirección nacional de los reclamos. Fue entonces convocada una reunión -con previa autorización policial, cuyo resultado se denuncia en la carta abierta que transcribimos a continuación:

 

            Batallón de Seguridad, 10 de octubre de 1936.

            A la opinión pública:

            Los miembros de la CNT y los delegados dé los distintos gremios detenidos en la reunión del Consejo de Delegados el 10 de octubre, declaramos en nombre de la verdad y para dejar las cosas en su       debido lugar, lo siguiente:

            Que para la reunión del Consejo de Delegados efectuada el día jueves 10 del corriente, revestida de contornos trágicos, malignos y fatales por el señor ministro del Interior Germán Soler, autorizada por las autoridades correspondientes previamente llenados los requisitos legales, impuesto y trámites policiales. Que dichos miembros en forma pacífica y pública en presencia de los señores empleados de policía Ferreira, Mujica, Vicente Jara y otros ejercían de controladores hasta el momento en que fue asaltado el local por pelotones de soldados armados con fusiles y ametralladoras para efectuar el apresamiento de todos los concurrentes al acto.

            Que en dicho acto estaban presentes los señores Facundo Recalde y Aparicio Gutiérrez como simples oyentes en las deliberaciones de los delegados obreros. Hacemos constar que los señores Fa-Re y Gutiérrez, como así mismo varios intelectuales, estudiantes y excombatientes revolucionarios y todos aquellos que han querido escuchar nuestras palabras sinceras siempre han acudido a quienes desde luego invitábamos por no tener nada oculto que tratar y como un acto público sin que intervengan en las cuestiones obreras ni hacerse o dejarse influenciar como pretende el señor ministro del Interior deliberadamente de investir ante la opinión pública para encausar inocentemente a muchos e injustamente a otros, por los atropellos doblemente inicuos, tomando a tantos pacíficos obreros que estudiaban como arrancar un pedazo más de pan para sus hogares de las grandes empresas extranjeras succionadoras de nuestra economía nacional, y de unos patrones intransigentes, culpables de los 50 pliegos de condiciones sin salida en el Dto. Nac. del Trabajo y únicos que han dado con este asalto a la CNT el golpe de muerte a la revolución de febrero.

            Además no es por casualidad que el señor presidente del Comité de Defensa de la Revolución, don Facundo Recalde, haya estado en la reunión del Consejo de Delegados, pues la CNT consecuente con la revolución de febrero y sus postulados está adherida a este comité para trabajar por la formación de la verdadera Unión Nacional Revolucionaria para salvar los intereses de la revolución y así hacer marchar el gran aparato revolucionario que significa adelanto económico, social, cultural y político de todo el pueblo.

            Protestamos, pues, por las acusaciones que la reacción fascista ha lanzado injuriosamente contra la CNT pretendiendo «justificar» el atropello de que fuimos objeto como dejamos sentado.

            Los empleados de Investigaciones arriba mencionados, pueden testificar que en dicho público Consejo de Delegados no se habló de ningún complot liberal, comunista-colorado contra el gobierno como se pretende hacer creer al pueblo, tampoco tomó intervención en las deliberaciones el conocido intelectual y director espiritual de la revolución de febrero, don Facundo Recalde y Aparicio Gutiérrez, teniente 1° de reserva y activo dirigente de los excombatientes de brillante actuación en los combates de febrero...

            Dejando constancia para lo que hubiere lugar, firman: Claudelino Ríos, Nicolás Yegros, Marcelino Cáceres, Reynaldo Pereira, Marcelino Samaniego, Máximo Aristides, A. Ayala, Antonio Doto, Escolástico Portillo, Alberto Angelacio, Eusebio Amarilla, Concepción Bareiro, P. Silvero, Jacobo Maldonado, Eustaquio Aguilera, Mauricio Dielma, Gerardo Noceda, Perfecto Ibarra, Brígido López, Andrés R. Guereño, Feliciano Solís, Julio Roca, Quintín Solís, Ángel Portillo, G. de la Cruz, José Ortega, C. Borja, Nemesio Franco, Eliodoro Cler, T. Villalba, Juan Orué... siguen las firmas.

 

             LA HUELGA DE LOS OBREROS Y EMPLEADOS DE LA APCC

 

            La entrada de 1937 coincidió con el desencadenamiento de una gran huelga de los obreros y empleados de la APCC (Puerto Nuevo), una conocida empresa extranjera negrera. Ante la intransigencia de la compañía, los dirigentes obreros dieron a conocer los motivos que los empujaron a declarar la huelga.

            Transcribimos a continuación un artículo aparecido el 14 de enero en el diario «La Época», en donde los trabajadores relatan los hechos y fundamentan su posición:

           

            LA SOCIEDAD DE EMPLEADOS Y OBREROS DE LA A.P. C.C. EXPLICA LOS MOTIVOS DE LA HUELGA

 

            Para que la opinión pública no sea llamada a engaño por comentarios mal intencionados o productos de mala información, que atribuyen a la Huelga del Personal de A.P.C.C. un carácter que no tiene, nos hacemos un deber de dar a publicidad una relación, aunque breve, de los antecedentes de este asunto.

            Como ya un miembro de la Comisión Directiva lo ha declarado a uno de los órganos de publicidad de esta capital, en junio de 1936 y por intermedio del Departamento de Trabajo fue presentado a la Dirección de A.P.C.C, un pliego de condiciones en el que no se pedían muchas cosas comparándolas con las exigencias reales del costo de medio de la vida actual. La Empresa dio contestación a este pliego en larga nota dirigida al Ministerio del Interior rechazando la mayor parte de nuestras pretensiones y aceptando otras en principio, aunque sin resolver nada de momento. Referente a los sueldos y jornales reconocía que la mayoría estaba muy por debajo del nivel necesario para un standard de vida corriente, pero alegaba imposibilidad de acordar aumento alguno hasta tanto no le fuera reconocido por el Superior Gobierno su derecho de percibir las Tasas Portuarias a un Cambio de Conversión de las mismas equivalente a la proporción fijada para el efecto en la Ley de Concesión (N° 940) y agregaba que si se le acordaba el cambio solicitado, no sólo las mejoras pedidas por el personal sino otras mayores podrían efectuarse. De paso, mencionaba -como una prueba de su buena disposición para con sus empleados y obreros- porcentajes de aumentos en sueldos y jornales que -decía- no creía hubiera otra institución, ni privada ni oficial, que pudiera señalar iguales mejoras (pero callaba los sueldos básicos sobre los cuales se aplicaban tales aumentos...).

            Condicionaba la solución del asunto a un aumento de cambio de las Tasas, nuestra actitud fue la de una espera confiada, pues en ningún momento abrigamos sentimientos adversos a las reglas que rigen las convivencias entre las personas. Y en esa espera estábamos, cuando fuimos sorprendidos con la cesantía brusca de alrededor de setenta empleados y obreros. Se recordará el hecho, pues no hace mucho que ocurrió. La intervención patriótica y criteriosa del Gobierno del coronel don Rafael Franco puso fin a este estado de cosas y los cesantes volvieron a sus puestos. Creemos innecesario hacer resaltar que tampoco entonces fuimos a la huelga, como una prueba de nuestro espíritu predispuesto a la concordia. Aún entonces, nos dirigimos a la Dirección de A. P C. C. proponiéndole un acuerdo directo, que fue rechazado una vez más. Y seguimos esperando, puesta nuestra fe en la justicia de nuestra causa y en la del coronel Franco.

            Así las cosas, los obreros de la Empresa, que ella llama «Flotantes» porque son enganchados según las necesidades diarias del trabajo portuario, pararon en sus faenas hasta tanto les fuera acordado el aumento que solicitaban. Teníamos para con ellos un compromiso de solidaridad y debimos hacer otro tanto; pero postergamos esa medida -mejor dicho, la quisimos evitar en absoluto- buscando medios pacíficos de solucionar el conflicto.

            Estaba solucionado ya el conflicto puede decirse -sólo faltaban detalles de fórmula- cuando con sorpresa nuestra surgió la cuestión que ha dado pie a este paro.

            Sabemos, extraoficialmente, pero de fuente segura, que la A. P C. C. obtendrá la autorización para aumentar el cambio de las Tasas en una proporción bastante menor de la autorizada por la Ley N° 940; sabemos igualmente, de manera irrefutable que la A. P. C. C. con ese aumento de sus entradas, sólo mejorará la suerte de los obreros «flotantes», postergando la del resto del personal para otra oportunidad, y sabemos, asimismo, que la A. P. C. C. puede aumentar a todo su personal sueldos y jornales en la misma proporción en que aumentará el cambio de las Tasas Portuarias. Y porque sabemos todo eso, hemos querido demostrar a la Empresa que no queremos ser expectantes permanentes de promesas indefinidas, POR ESO HICIMOS ESTA HUELGA EN LA CUAL NO DEBE BUSCARSE ni odio, ni precipitación puesto que estamos abiertos cordialmente a cualquier arreglo razonable, siempre que ella consulte verdaderamente nuestros intereses y aspiraciones.

            Sepa la opinión pública que las tasas portuarias son propiedad del Estado paraguayo y que la A. P. C. C. las cobra en representación suya reteniendo actualmente, por disposición expresa de la Ley N° 940, una proporción del 50% para GASTOS DE EXPLOTACION y MANTENIMIENTO DE LAS OBRAS CONSTRUIDAS.

            Para finalizar, he aquí la prueba que la A. P C. C. puede hacer el aumento a todo su personal con el aumento de las tasas que reciba; $ 3.500.000, 50% para:

 


 

 

            No abrigando lo repetimos, sentimientos de hostilidad hacia nadie agradecemos al señor Director la publicación de nuestra carta.

 

            Ángel Delpino                                    José Torres

               Presidente                                       Secretario

          

  «El Día», en fecha 12 de enero había reclamado la investigación pericial sobre el cumplimiento de la ley de concesión a dicha empresa, teniendo en cuenta el cuadro de recaudaciones de la APCC desde diciembre de 1929 hasta julio de 1936:

           

            Debe ser objeto de una investigación pericial el cumplimiento de la ley de concesión por la APCC

           

            En lo tocante a los gastos de explotación que está obligada a realizar Tenemos a la vista un cuadro de recaudaciones de la A. P. C. C. desde diciembre de 1929, hasta el 31 de julio de 1936. Según estipula la ley de concesión otorgada a la empresa que explota el servicio portuario, el 50% de esas entradas debe estar aplicado íntegramente a los gastos de explotación. Tanto las entradas como las inversiones en el concepto expresado, deben estar sujetas al control y la fiscalización del Estado.

            Cabe ahora preguntar si la A.P. C.C. se ha ceñido estrictamente a los términos de la precitada disposición legal, vale decir, si ha destinado íntegramente el importe del 50% de sus recaudaciones en gastos de explotación, como ser sueldos, salarios, mejoras, ampliaciones de sus locales y dependencias, etc. etc. Porque las sumas destinadas a ese fin, nos parecen muy superiores a las empleadas en realidad por la empresa, ya que las deficiencias de sus servicios son harto evidentes y no compensan su elevado costo.

            Por otro lado nos informa que el control ejercido por el Estado ha sido muy deficiente o prácticamente no ha existido, circunstancia que pudo haber permitido a la A. P C. C. evadir cómodamente el cumplimiento de sus compromisos y obligaciones.

            La comprobación de estas irregularidades, si existen, puede hacerse muy fácilmente mediante la compulsa de los libros de contabilidad de la empresa. Por lo pronto, es exigido el monto de las recaudaciones y ellas se consignan a continuación para mejor ilustración del público.

            Repetimos ¿ha invertido la A.PC.C. el 50% de esas entradas, como manda la ley, en los gastos de explotación realizados?

            Una comisión interventora integrada por peritos podría dar la respuesta a esta interrogante, ya que suponemos que la A.PC.C. contabilizará sus operaciones en el país.

 

 


 

            Debemos recordar que la concesión de las obras del puerto nuevo, otorgada en el año 1929, había dado origen a una vigorosa resistencia popular, con actos públicos de protesta (44).

            La huelga de los obreros y empleados de la APCC contó con la adhesión de todos los gremios y también con el apoyo de la Asociación Nacional de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco, que en su sesión del 19 de enero resolvió declararse solidaria con los obreros y empleados en huelga.

            Días después, con la intervención del ministro del Interior, Dr. Germán Soler, se dio término al conflicto, firmándose entre las partes el acta correspondiente:

            A la intervención acertada del ministro Soler se debe la solución satisfactoria de la huelga portuaria (45).

            Acta suscripta ayer entre los representantes de la A.PC.C. y la Sociedad de Empleados y Obreros.

            Entre Asunción Port Concession Corporation, que más abajo se llamará La Compañía, representada por el señor Director de Explotación, don Camilo Denois, y la Sociedad «Puerto Nuevo», en representación de todo el personal de empleados y obreros del Puerto, permanentes y flotantes, que más adelante se denominará La Sociedad, reunidas para este acto bajo los altos auspicios del señor Ministro del Interior, se ha convenido lo siguiente:

            1°) La Compañía, a partir del mismo día en que comenzó a aplicar en la liquidación de las tasas portuarias el adicional de 25%, autorizado por Decreto Ley del 11 de enero de 1937, reconoce como sueldos y jornales de su personal permanente y flotante, y retribuciones por trabajos extras, los siguientes:

            A) Los peones flotantes tendrán jornal de $ 170 curso legal.

            B) Los guincheros flotantes tendrán jornal de $187.50 curso legal.

            C) Los Guardas de Depósito tendrán sueldo básico de $ 4.000 curso legal, más el aumento de escala que se indica más abajo, en el apartado F.

            D) Los peones permanentes y flotantes gozarán una retribución de $ 40 por hora extra de trabajo. Pasado media noche, el doble.

            E) Cuando se trate de trabajos extras inmediatos a la conclusión del servicio de mañana o de tarde, se pagará doble la primera hora siguiente al horario hábil de mañana o tarde.

            F) Todos los sueldos del personal permanente de La Compañía, hasta la suma de cinco mil pesos c/l ($ 5.000.-) gozarán de un aumento de 25%.

            G) Todos los sueldos del personal permanente de La Compañía, desde 5.001 a $ 8.000 c/legal mensuales, gozarán de un aumento del 20%.

            H) Todas las retribuciones extras que no estén especialmente determinadas en los apartados precedentes, se pagarán conforme al sueldo de cada empleado u obrero, computado el aumento establecido.

            2°) La Compañía se compromete a reanudar el servicio de los Talleres de la Explotación, tomando nuevamente para ese fin al mismo personal de medio-oficiales y obreros existente antes del conflicto; y los medio-oficiales deberán ganar $190 c/l por día.

            3°) La Compañía dejará sin efecto, a partir del día de mañana, la oficialización de los servicios portuarios, y La Sociedad queda igualmente comprometida desde la misma fecha a dar por terminada la huelga general que vienen sosteniendo sus integrantes, permanentes y flotantes.

            4°) La Compañía se compromete, de inmediato a la firma de este Convenio, a reincorporar en sus puestos y oficios, con las mismas funciones, atribuciones y deberes anteriores al conflicto, a todo el personal alejado de sus tareas como consecuencia de la huelga y sus derivaciones, cualquiera sea su categoría, y a no tomar represalias de ningún género contra el mismo.

            5°) La Sociedad, en nombre de todo el personal cuyas retribuciones mensuales son superiores a ocho mil ($ 8.000 c/l) pesos curso legal, significa que éste hace expresa renuncia de todo derecho a un aumento nacido de la autorización dada por el Superior Gobierno, de un adicional de 25% en las tasas de la Compañía, y pone de relieve su actitud, de desinteresada solidaridad con el resto del personal en huelga.

            6°) La Sociedad hace presente y La Compañía reconoce que, de adoptarse por el Superior Gobierno nuevas disposiciones, sea referentes al tipo de cambio de las tasas o a las tarifas básicas portuarias, que importen de cualquier modo un aumento de las recaudaciones de La Compañía, será necesaria y justa una revisación general de los sueldos y jornales, sin excepción alguna, para mejorar las retribuciones de los empleados y obreros en forma proporcional a las nuevas entradas de La Compañía.

            7°) La Compañía y La Sociedad ponen de relieve que, durante el curso de las negociaciones finalizadas con este Convenio, han hallado en el Superior Gobierno de la República la más decidida buena voluntad para que las partes llegaran a un avenimiento justo y equitativo, y expresan su profundo agradecimiento al Primer Magistrado, coronel don Rafael Franco, al señor Ministro del Interior, Dr. Germán Soler, y a todos los señores Ministros del Poder Ejecutivo.

 

            En fe de lo cual se firman cuatro ejemplares de un mismo tenor siendo el original para el Ministerio del Interior; el duplicado para La Compañía, el triplicado para La Sociedad; y el cuadruplicado para el Departamento Nacional del Trabajo; suscribiéndose todos ellos en Asunción, Capital de la República, a veintidós días de enero de 1937.

 

Camilo Denois

  p. A.P.C.C.

 

José Torres                              Juan A. Delpino

Secretario                                  Presidente

 

por la Sociedad Pto. Nuevo

 

            Con fecha 20 de enero, una delegación de obreros marítimos, ferroviarios, tranviarios, pintores, albañiles y zapateros en representación de sus respectivos sindicatos, visitó al ministro del Interior en su despacho para entregarle las siguientes reclamaciones obreras: libertad de Francisco Gaona, restauración legal de la CNT y libertad de reunión. El ministro contestó: Francisco Gaona sería confinado; se hallaba a estudio suyo un proyecto de reorganización de la CNT; y que para fines de la semana entrante caducaría la resolución de la policía que había dispuesto la prohibición de reunirse libremente.

            El cuco comunista seguía siendo usado por la reacción antiobrera para inducir al gobierno a la represión. No obstante haberse publicado la declaración de Francisco Gaona en el diario «La Nación» de la capital bajo el título «El fantasma comunista en acción» expresando: «Y la verdad es que ni antes ni después de la revolución de Febrero, he militado en las filas del Partido Comunista», el diario «La Reforma» del 25 de setiembre publicó una denuncia sin firma acusando que los dirigentes de la Liga de Obreros Marítimos fueron puestos en sus cargos por Francisco Gaona, conocidos como comunistas y confesos, prontuariados como tales en la Policía de la Capital, dignos de ser deportados, etc.

            La LOM, en un comunicado publicado en «La Tribuna» del 1° de octubre, denunció esta patraña. Entre otras cosas, afirmaba: «Si el diario ‘La Reforma’ o cualquier otro diario acoge en sus columnas algunas denuncias contra los dirigentes de la Liga, se les invita a dar el nombre o los nombres de los denunciantes para acusarlos por calumnia ante los Tribunales» Firman la declaración Florentín López, Juan Ramírez, Miguel González, José Gill Araujo, Rafael Caballero, Epifanio Cañete, Atanacio Martínez, Manuel Barboza, Rodríguez y Ceferino Núñez.

            En el tapete del Departamento Nacional del Trabajo se hallaba la reclamación de la Asociación Ferroviaria por la conclusión de un nuevo convenio de trabajo, hecho que pretendió aprovechar la gerencia del Ferrocarril Central del Paraguay, so pretexto de dar

garantías para el normal funcionamiento de sus servicios, para suprimir el derecho de huelga, a lo que el DNT contestó el 20 de febrero de 1937, en resolución firmada por sus miembros Juan B. Cubilla, Sindulfo Casco, Manuel W. Chaves (h) y Albino Arriola: «1) Que no puede coartarse el derecho de huelga a los sindicatos obreros siempre que para apelar se haya seguido el procedimiento establecido en la ley de organización de esta institución; 2) Que los directores y administradores del FCCP pueden suscribir válidamente un convenio de trabajo que no contenga la supresión del derecho de huelga de los trabajadores y resuelve: Invitar a las partes a reanudar de inmediato las tratativas conciliatorias».

            Los obreros de la desmotadora de Cai-puente, pertenencia de la firma capitalista Anderson Clayton, reclamaron la destitución del administrador Paredes, hermano del teniente coronel Ramón L. Paredes, y se declararon en huelga a mediados del mes de abril. Mas o menos en la misma fecha los obreros tranviarios resolvieron, en asamblea general, dejar constituido definitivamente su sindicato de resistencia y liquidar la organización reaccionaria, pro patronal, en que fueron anteriormente agrupados con el señuelo de los «socorros mutuos», en la cual estaban sujetos a las directivas de la gerencia de la CALT que así consiguió explotarlos durante mucho tiempo, con la complicidad de los gobiernos liberales. También en la misma época fueron solucionadas las reclamaciones de los obreros del calzado y del personal de la industria tabacalera, el 26 de junio de 1937 los obrajeros de Yhú obtuvieron similar victoria.

            En el mes de julio, se concluyó un convenio de trabajo entre la Sociedad de Conductores de Carretas de Yukyty partido de Villeta y la S.A. Algodones logrando los trabajadores importantes mejoras. En dicho mes los gráficos fueron a la huelga y en los primeros días de agosto fue la Sociedad de Resistencia Ladrilleros Unidos la que presentó un reclamo de aumento de salarios, ante el alza del costo de vida.

            Además de estos hechos, dos acontecimientos importantes ocurrieron en el curso del año 1937. Por un lado, la movilización de los cañeros agricultores, cuya delegación llegó a la capital en los últimos días de mayo, para gestionar mejoras en el precio de la caña de azúcar. La delegación estaba integrada por Francisco Villalba y Aniceto Torres, por la Sociedad de Cañeros Unidos de Alonso-Cue, partido de Ybytymí, Dionisio López y Dionisio Cabral, por la Sociedad de Cañeros Unidos de Iturbe, Adolfo de Ipola Araujo, por la Sociedad de Cañeros Unidos de Villarrica.

            Solicitaron el aumento de la tarifa de precios vigente; expresaron que $ 500 por tonelada fijado por los ingenios era enteramente insuficiente para compensar el trabajo y el sacrificio de los cañeros. El delegado de los cañeros de Villarrica dejó constancia de que el precio de $ 500 por tonelada representaba para los cañeros una pérdida de $1.500 a $ 2.000 por hectárea de cultivo, según la distancia que media entre los cañaverales y los ingenios. «Este $ 500 la Tn. fue fijado el año pasado, pero condicionado al precio de venta del azúcar por los ingenios, que fue fijado en $12 el kilo. Pero ahora, el azúcar se vende en Iturbe y Villarrica a $ 24 el kilo y en Ybytymí a $ 20, es decir, al doble del precio fijado. Justo es que nos compense en alguna forma este doble sacrificio pecuniario que nos exige la adquisición del azúcar que consumimos», expresaron los delegados.

            Los cañeros -por otro lado- solicitaron la intervención del Estado en el contralor de las operaciones de venta de la caña dulce a los ingenios, mediante la inspección de las básculas y también con la intervención directa de los cañeros en dichas operaciones. Los delegados expresaron a la redacción del diario «El Día», el 25 de mayo de 1937, que en los ingenios Friedmann Hnos. de Ybytymí y en la Azucarera Paraguaya, los cañeros no intervienen en las operaciones de pesaje ni siquiera como espectadores, realizándose éstas a puertas cerradas. Por último, los delegados expresaron; «no sólo nos fijan precios viles por el producto, sino, ni siquiera se nos permite controlar el peso de lo que suministramos». Naturalmente que el sistema denunciado por los delegados de las sociedades de los cañeros, era la norma general impuesta por todos los ingenios del país. Razón sobrada asistió a la redacción del diario El Día, para reclamar que «el pesaje oculto de la caña dulce en los ingenios, es una práctica viciosa e ilegal que no puede ni debe subsistir» -agrega el mencionado diario-. En este sentido lo que los cañeros solicitan no puede ser más justo y razonable: quieren sencillamente controlar en forma personal y directa las operaciones del pesaje de la caña que venden a los ingenios y que las básculas respectivas, sean revisadas y controladas como lo dispone expresamente la ley de pesas y medidas. Su pretensión -dice por último- es pues, apenas la invocación de un derecho elemental que asiste a todo ciudadano para intervenir, controlar o por lo menos asistir al acto de enajenar a traspasar cosas de su legítima propiedad a terceros». Demás está decir que el Gobierno Revolucionario acogió calurosamente el planteamiento de los cañeros, cuyos delegados fueron invitados especialmente por la Dirección del Departamento de Industria y Comercio del Ministerio respectivo...

            En el conflicto de la Federación de Obreros Portuarios y Oficios Varios de Villeta y la empresa Algodones S.A. La Federación presentó el petitorio el 2 de enero de 1937 al Departamento Nacional del Trabajo; no habiéndose llegado a una solución conciliatoria entre las partes y a pedido de las mismas, el D.N.T., con fecha 19 de febrero del mismo año, dictó resolución, como árbitro, reconociendo las mejoras reclamadas por los obreros, teniendo en cuenta el encarecimiento de la vida motivado por la depreciación monetaria. La empresa extranjera aludida no cumplió, dando nuevamente origen a la prosecución de la huelga que los obreros habían suspendido a solicitud del D. N. T.

            La empresa, mientras tanto, recurrió al Ministerio del Interior, luego de alegar la nulidad del fallo del organismo de trabajo competente. El ministro del Interior se abocó a buscar la necesaria conciliación entre las partes, no logrando tampoco su propósito; en vista de tal situación, hubo que plantear a la empresa Algodones S. A. lo siguiente: o aceptar la conciliación que se propusiera, o acatar el pronunciamiento del D. N. T. de fecha 19 de febrero de 1937.

            Así las cosas y a varios meses del conflicto, la Federación de Obreros Portuarios y Oficios Varios decretó nuevamente la paralización total de los trabajos. Ante tan grave situación, la comisión provisoria de la Unión Nacional Revolucionaria, organismo político del Gobierno, destacó a Villeta a los señores comandante Enrique Oliver, Roque Gaona y Mario Ferrario, con la misión de solucionar la huelga.

            El 22 de abril de 1937 las partes, con la mediación de la UNR, la ANEO de Villeta, la Comisión provisoria de la UNR local y el comisario policial, firmaban el pliego de condiciones que transcribimos, y que puso término a la huelga del personal portuario y de oficios varios de Villeta (46).

            (La Época. Asunción (Paraguay), viernes 23 de abril de 1937).

 

           

 

 

            FUE SOLUCIONADO EL CONFLICTO EN LA FEDERACIÓN DE OBREROS PORTUARIOS Y OFICIOS VARIOS DE VILLETA Y ALGODONES S.A.

            Esta madrugada regresó de Villeta la delegación de la U.N.R. compuesta por los señores comandante Enrique Oliver, Roque Gaona y Mario Ferrario, que partiera ayer para esa localidad con el objeto de intervenir, conjuntamente con las autoridades del Comité de Ex Combatientes de Villeta, para la solución satisfactoria del conflicto obrero patronal surgido en la desmotadora de Algodones S.A.

            En las conferencias que se mantuvieron con tal motivo, pudo arribarse a un acuerdo entre las partes en pugna, suscribiéndose un pliego de condiciones, del siguiente tenor:

            «En la Ciudad de Villeta, a los veintidós días del mes de abril de mil novecientos treinta y siete, reunidos en el local de la Municipalidad los señores R. H. Hubbard Jr., por la Compañía Algodones S. A., Ricardo González, Luis Pastor y Bernardino Britos, por la Federación de Obreros Portuarios y Oficios Varios de Villeta, estipulan el siguiente convenio de trabajo, con base para la solución de la huelga existente:

            «1°- La Compañía Algodones S. A. reconoce a la Federación de Obreros Portuarios y Oficios Varios de Villeta, a los efectos previstos en este convenio y de acuerdo a la Ley respectiva.

            «2°-En caso de igualdad de condiciones para el trabajo, la Compañía Algodones S. A. debe emplear personal de la Federación. Esta disposición regirá desde la fecha del presente convenio.

            «3°- La jornada diaria de trabajo será de ocho horas dentro de las veinticuatro del día. Toda ocupación que se halle fuera de este tiempo será considerada como extraordinaria.

            «4°-Por los trabajos nocturnos de los Estibadores se pagará un 50% de aumento.

            «5°- En casos de accidentes de trabajo, se estará a lo dispuesto por la Ley N° 926 (de Accidentes de Trabajo), y el Decreto Reglamentario N° 46.467.

            «6°- Los obreros no podrán ser despedidos sin causas debidamente justificadas. Son causas justificadas para el despido: incapacidad profesional o física: graves y reiteradas faltas de respeto a los superiores; faltas de asistencia repetidas, sin aviso y causas justificadas; llegar tarde reiteradamente; abandonar o descuidar los trabajos en horas de labor. La huelga no será motivo bastante para despedir al personal.

            «7°- Los trabajos de playa o muelle no podrán ser efectuados por los operarios afectados a las fábricas, sino en caso de que la Federación no pudiere ofrecer el número de Estibadores necesarios.

            «8°- La Compañía Algodones S. A. dispondrá que los muelles y planchadas del puerto (muebles y planchadas de su propiedad), estén en condiciones de asegurar al obrero en su trabajo.

            «9°- Por los movimientos del Puerto (trabajo de carga y descarga de buques en general) se pagará: pesos 60 (sesenta) moneda nacional, por cada tonelada. Los obreros que ganaban pesos 15 (quince) moneda nacional, por hora, ganarán en adelante pesos 18 (diez y ocho) moneda nacional; y el resto percibirá pesos 2 (dos) moneda nacional más, por hora, sobre los jornales de que han venido gozando hasta ahora. Este último aumento es, pues, de $ 2 (pesos dos) moneda nacional por cada hora de trabajo.

            «10°- Por los trabajos extraordinarios se aumentará un 50% más sobre los jornales estipulados; y por los que se realizaren en días feriados, el 100%.

            «11°- En caso que «La Fabril S.A.» aumente el salario mínimo de los obreros de la desmotadora, lo hará «Algodones S.A.» en igual proporción.

            «12°-La cláusula 14 de la Resolución N° 8 del D. N. T., será sometida al fallo del señor Presidente de la República, coronel de la Nación don Rafael Franco.

            Se hace constar que el presente acto se formaliza con la presencia de los señores Comandante Enrique Oliver, Roque Gaona y Mario Ferrario, delegados de la C.C. provisoria de la Unión Nacional Revolucionaria; Víctor Valdovinos, presidente del Comité Regional de la Asociación Nacional de Ex Combatientes de Villeta; Daniel Delgado Rodas, por la C. P de la U. N. R. y del comisario policial local, don Carlos Aquino, quienes firman al pie».

 

            LA HUELGA TRANVIARIA

 

            Por la duración del conflicto suscitado y sus derivaciones haremos una referencia más detallada a esta huelga realizada por los obreros y empleados de la compañía anglo-argentina CALT, la empresa extranjera más negrera que se registra en los anales sociales del país, la oponente intransigente e irreductible de la organización sindical de su personal desde 1919; en efecto, el 31 de octubre de 1936 se declaro la huelga ante la intransigencia de la empresa. El 18 de aquel mes la Asociación Tranviaria adherida á la C.N.T. había emitido un manifiesto desenmascarando dicha actitud empresaria. «Hoy hace 12 días del fallo del DNT (que la CALT se negó a acatar) en el conflicto suscitado entre la empresa y nosotros trabajadores paraguayos, explotados por ella. Ella no acepta fallo alguno -continúa afirmándose en el manifiesto-, nunca le importó el hambre de sus obreros y empleados, nunca respetó a la población de la capital. Hemos esperado mucho, hemos agotado los recursos legales y conciliatorios establecidos. Hemos manifestado nuestro acatamiento al fallo del Departamento del Trabajo contrariando en parte nuestros principios de que no cargue ni un peso más en tarifas a la población, para dar un corte al largo conflicto, porque en nuestros hogares hay hambre y a fin de no poner el menor obstáculo al Gobierno provisorio, porque muy bien sabemos que la reacción conspira detrás de la empresa y es ella la que atiza su intransigencia buscando el desorden para sus propósitos reaccionarios. En el curso de esta lucha que hasta hoy venimos librando solos con tan formidable enemigo, hemos recibido la adhesión entusiasta y solidaria del Centro de Estudiantes de Comercio, grupos de izquierdistas que organizan colectas de ayuda, albañiles, zapateros, panaderos, Carpinteros y últimamente la Federación Nacional del Transporte. Cada día que pasa sin solución conspira contra nuestro bienestar y contra la estabilidad del Gobierno». Con verdadero acierto, el manifiesto proclama: «Nuestra lucha no es sólo contra la CALT sino contra todas las fuerzas ocultas que la empujan. Nuestro conflicto no es sólo una cuestión gremial, sino una cuestión nacional». El manifiesto concluye llamando a todos los gremios, a los estudiantes y al pueblo de la capital a la solidaridad efectiva y material con los huelguistas.

            Una manifestación pública de solidaridad con los tranviarios en conflicto con la CALT partió de los Comités de Ex-Combatientes de la Guerra del Chaco de los barrios de Encarnación, Ciudad Nueva, San Roque, Chacarita, Mariscal López y Recoleta, que emitieron el 24 de noviembre un manifiesto sosteniendo públicamente que «el conflicto entre la Gerencia y el personal de la CALT se ha transformado en una verdadera guerra que esa empresa ha declarado al pueblo paraguayo... La compañía acostumbrada a la explotación sin límites y a imponer su voluntad por sobre todas las leyes del país se niega ahora a aceptar el fallo del DNT y exige condiciones vergonzosas que no sólo afectan a los intereses del público sino que humillan la dignidad y la soberanía nacional, pretendiendo desconocer la intervención ordenada por el Poder Ejecutivo de la Nación con el insólito ‘argumento’ de ser una empresa que no se rige por nuestras leyes.

            En presencia de estos hechos los excombatientes no podemos permanecer ajenos como tampoco deben estarlo los demás sectores nacionales. En consecuencia -dice por último el aludido manifiesto- los excombatientes que suscribimos hacemos público nuestro repudio a la intransigencia y soberbia de la CALT, en acecho para dar el golpe definitivo y mortal a la Revolución».

            Los ex-combatientes reclamaban: Aceptación del fallo del DNT; que no se eleven las tarifas de los servicios de la CALT; derogación de la ley que autoriza el cobro de alquiler de medidores; respeto a las leyes del país. Por fin, después de 42 días de conflicto, se llegó a un acuerdo entre la Asociación Tranviaria y la Gerencia de la CALT, con la intervención de la Unión Nacional Revolucionaria, partido del Gobierno y el ministro del Interior Dr. Germán Soler.

            El pliego de condiciones firmado por las partes establecía las siguientes cláusulas: 1) La empresa admite la representación de tres miembros de la Asociación Tranviaria para considerar en cada caso los conflictos de trabajo que se presentarán. Si las partes no pudieren avenirse para la solución de las diferencias surgidas, la Asociación Tranviaria se reserva el derecho de recurrir al Departamento Nacional del Trabajo, como órgano conciliatorio. 2) La compañía no podrá obstaculizar en ningún momento la buena marcha de la Asociación Tranviaria. 3) La empresa no ejercerá represalias contra el personal declarado en huelga, debiendo aceptar la vuelta a sus respectivos puestos de todos los obreros y empleados que asumieron dicha actitud. 4) El presente convenio será provisorio. 5) Con respecto a la jornada de 8 horas, la empresa se atiene a las disposiciones de las leyes que rigen en la materia. 6) Se requiere del personal que indemnice únicamente los daños y desperfectos ocasionados por el obrero y por culpa del mismo en el material de la compañía. Acepta, además, que el personal de turno no podrá ser multado, sin causa debidamente justificada, y que las multas no podrán exceder del 50% o sea el importe correspondiente a 4 horas de trabajo. 7) Deberá ser declarado efectivo el obrero después de 3 meses en el puesto. 8) Se establece el aumento de los salarios al personal de acuerdo a la siguiente escala: Para el personal obrero: a) de 1 a 10 $ la hora... 60%; b) de 11 a 14 $ la hora... 55%; c) de 15 a 20 $ la hora... 50%; d) de 21 a 26 $ la hora... 40%. Para el personal a sueldo mensual: a) de 1.000 a 1.600 $ mensuales... 60%; b) de 2.000 a 3.900$... 50%; c) de 4.000 a 5.500 $...40%; d) de 6.000 a 8.500$... 30%.

            Esta victoria de la Asociación Tranviaria, no obstante algunas concesiones obreras, constituye una magnífica victoria de los trabajadores, logrado con un apoyo popular masivo.

            Debemos dejar constancia que con motivo de esta huelga tranviaria y ante la actitud beligerante avasalladora, prepotente e irrespetuosa de la compañía anglo-argentina, CALT, que estaba en la onda del complot contrarrevolucionario preparado por la oligarquía liberal depuesta con la colaboración de su similar argentina, se desató una intensa campaña periodística contra la insólita actitud de dicha compañía imperialista, especialmente por negarse la compañía a someter sus balances a las autoridades paraguayas. «El Día», vocero de los sectores populares de la revolución, señaló desde el primer momento la responsabilidad de la empresa en relación a la huelga de larga duración y los propósitos ocultos que guiaban a la misma para dilatar la concreción de un arreglo. No se olvide que se negó a aceptar el fallo dictado en el caso, por el D.N.T., organismo técnico del Estado. Recuérdese también, que en su oportunidad, la Asociación Tranviaria, en un documento público, desenmascaró los propósitos ocultos contrarrevolucionarios de la C.A.L.T. sosteniendo que el litigio no es solamente una cuestión gremial, sino una cuestión nacional, involucrando la propia estabilidad del Gobierno Revolucionario. «LA NACIÓN», vocero oficioso de la Liga Nacional Independiente, sector que capitalizó la crisis política del 11 de mayo de 1936, con un criterio transaccional con el imperialismo, en tanto -antes que aclarar y denunciar la posición conspirativa de la C.A.L.T.- no cumplía sino con el papel, en tan decisivo momento de confundir a la opinión pública, buscando causas ficticias para la prolongación injustificada de la huelga, sosteniendo la falta de serenidad de las partes en pugna, la intransigencia de las mismas y la no ubicación del problema en el plano que correspondía.

            «El Día», en edición de noviembre de 1936 (47) fustigaba enérgicamente la decisión de la CALT de no someter sus balances a las autoridades paraguayas, alegando que correspondía a la Inspección General de justicia de la República Argentina, sostenía que la inspección de sociedades anónimas de la inspección general de justicia de la R. Argentina no aprobaría los balances de la CALT, si conociera los siguientes QUID PRO QUO: 1) que la CALT regula y fiscaliza ella misma a sus propios contadores; 2) que la CALT en complicidad con un gobierno venal obtuvo la modificación de su concesión prolongando su término al doble: de 30 a 70 años (desde 1910 a 1980); 3) que la CALT, que por la primera concesión debía entregar a la Municipalidad de la Capital, sin indemnización alguna, todas sus instalaciones y materiales al término de 30 años, es decir en 1940, consiguió con el mismo gobierno ser indemnizada al precio comercial de sus instalaciones al final de la prolongación de su concesión; 4) que la empresa cobra a los vecinos la extensión de sus cables conductores; 5) que la CALT se tomó la molestia de cobrar desde 1921 un soberbio alquiler de medidores, en virtud de un decreto ilegal del señor Eusebio Ayala; 6) que la CALT tiene usufructo de varios millones depositados como garantía por los usuarios, en virtud del referido decreto ilegal; 7) que las lámparas de alumbrado público dan poca luz; 8) que teniendo las instalaciones más baratas que se conocen, vende la luz más cara del mundo; 9) que la corriente eléctrica vendida es pésima; 10) que esta infeliz compañía que pierde plata cobra por 19 kilómetros de transporte (del Puerto a San Lorenzo) 6 pesos, mientras que del Puerto a Villa Morra, 4 kilómetros, el pasaje vale 4 pesos, o sea, donde no hay competencia el pasaje vale un peso por kilómetro, y donde hay competencia, sólo 4 céntimos por kilómetro; 11) que la CALT tiene instalada su administración en el Paraguay, desde hace 26 años, en una antigua caballeriza, cueva de ratas y murciélagos; 12) que en cambio su directorio y su Contabilidad, que por nuestras leyes deben estar en territorio paraguayo, funcionan en Buenos Aires en un rascacielos; 13) que la CALT distribuye un uniforme a sus empleados cada 7 años, etc. etc.

            El editorial del mismo diario, el 17 de noviembre de 1936, bajo el título «Beligerancia ilegal», sostenía: «Nuevamente la CALT tiene la avilantez de pretender que la nación paraguaya «no puede desconocer o enmendar sus balances aceptados por la inspección de sociedades anónimas de la Inspección General de justicia argentina» y nosotros lo proclamamos nuevamente para los paraguayos: aquella inspección argentina no existe. Es una afrenta para nuestra soberanía que una Inspección argentina se tome la facultad de fiscalizar los servicios públicos que se prestan en el Paraguay». «El Día» reclamaba del Gobierno Revolucionario tomar medidas contra la CALT. Entre otras medidas reclamaba: Derogar por ilegal el infamante decreto dictado por el Presidente de la Victoria que permitió a la C.A.L.T. explotar a sus queridos clientes con un leonino alquiler de medidores; obligar a la CALT a trasladar su contabilidad y la sede de su Directorio dentro del territorio nacional; ordenar que los balances sean fiscalizados únicamente por las autoridades paraguayas; obligar a la CALT a respetar las leyes nacionales del trabajo, aplicándole las multas pertinentes en caso de rebeldía.

            Por último, el citado diario revolucionario, en editorial del 23 de noviembre de 1936, planteaba la nacionalización de los servicios de la CALT como única solución de la hora. En dicho artículo sostenía que «el gobierno revolucionario no debe, no puede pactar con la CALT. La Revolución de Febrero tuvo como objetivo primordial, elemental, librar al país de los tentáculos que succionaban su vigor, su vida, al amparo del viejo régimen liberal depuesto. Uno de esos pulpos formidables es la CALT. Con una ley de concesión inicua, criminal, esta empresa desangró en sus buenos tiempos (los años anteriores a la guerra) a la pobre ciudad de Asunción con la fabulosa suma de 80.000 pesos moneda argentina semanales que la administración de Asunción ha estado girando como cuota fija al Directorio de Buenos Aires durante varios lustros. Y esa asombrosa suma de 80.000 pesos moneda argentina semanales cobrados por la CALT por quemar nuestras leñas con nuestros obreros y darnos una mala luz ha empobrecido a nuestra capital. La nacionalización de los servicios es tal vez la única solución para este enojoso conflicto».

            Pero las medidas reclamadas por los revolucionarios no fueron atendidas por el Gobierno Revolucionario. Estos vacíos dejados contribuyeron grandemente al refuerzo de la reacción imperialista-oligárquica que afanosamente trabajaba para derrocar al gobierno del coronel Franco, en tanto que los angelicales infantes de la Liga Nacional Independiente, dirigentes del gobierno, se cuidaban más de no ser motejados de «comunistas» antes que dar la solución reclamada por la ciudadanía revolucionaria. Y por alejar toda sospecha de parte de los agentes del imperialismo, persiguieron sin, cesar a los más activos militantes de la clase trabajadora, confinándolos a la prisión militar de Peña Hermosa, imponiendo el pago de un impuesto a las reuniones o asambleas obreras, negándose sistemáticamente a permitir la reorganización de las actividades sindicales de la Confederación Nacional de Trabajadores clausurada con motivo del golpe contrarrevolucionario del 11 de mayo de 1936 (48).

 

            RELACIONES Y CONFLICTOS ENTRE EL GOBIERNO Y LA C.N.T.

 

            El movimiento contrarrevolucionario del 11 de mayo de 1936, a pesar de que no pudo lograr el derrocamiento del Gobierno Revolucionario del coronel Franco ni barrer con las conquistas logradas por el proletariado paraguayo, obtuvo sin embargo una importante victoria parcial: la liquidación del Partido Nacional Revolucionario y el descabezamiento de la cúpula nacional superior de la Confederación Nacional de Trabajadores, cuyos miembros fueron detenidos y confinados acusados de comunistas.

            Las fuerzas revolucionarias trataron inmediatamente de reorganizarse. Reunidos los delegados de la Asociación Nacional de Ex Combatientes de la Guerra del Chaco, la Confederación Nacional de Trabajadores, los estudiantes y los artistas, constituyeron el Comité de Defensa de la Revolución, bajo la dirección del escritor y poeta Facundo Recalde.

            Luego de la anulación del Partido Nacional Revolucionario, a iniciativa del sector de la Liga Nacional Independiente, y con la participación de los organismos gremiales revolucionarios, se creó el partido del Gobierno, la Unión Nacional Revolucionaria; el coronel Franco fue nombrado presidente de la U.N.R. y el cargo de vicepresidente correspondió a la eminencia gris del gobierno, el Dr. Juan Stefanich; la organización y estructura adoptadas para el partido fueron las de los partidos tradicionales.

            La clase obrera, no obstante la participación de su organización en la UNR, en la ANEC y en el Comité de Defensa de la Revolución, organizaciones oficiales del gran movimiento popular de febrero, bases de apoyo en que descansaba la revolución nacional, y a pesar de su reiterada lealtad con la causa revolucionaria, era mirada y considerada con suma desconfianza por el gobierno del coronel Franco y muy especialmente por su nuevo ministro del Interior, Dr. Germán Soler, quien partiendo de la supuesta creencia de que todas las organizaciones populares de la Revolución y muy especialmente las organizaciones gremiales de los obreros eran dirigidas por el Partido Comunista, trató de hallar un camino que facilitara una total dependencia del movimiento obrero, tanto de la UNR como de la ANEC. Para tales fines, dichas organizaciones implementaron un programa casi paralelo con el de la CNT, como se puede constatar en los documentos siguientes, emitidos tanto por la ANEC como por la UNR, que si bien son dignos de elogios y aplausos, estaban viciados por un designio oculto y subalterno.

            La ANEC y el mejoramiento económico y cultural de las clases trabajadoras (publicado en «La Hora», 6 de marzo 1937).

            En cumplimiento de una de sus disposiciones estatutarias, la ANEC dedica atención preferente al problema del mejoramiento económico y cultural de las clases trabajadoras. Esta función la cumple con criterio moderno y nacionalista, rehuyendo sistemas y modalidades exóticas, procedimientos tortuosos y finalidades subalternas. No la limita al trabajador de la ciudad, a los obreros de fábricas, talleres, o de empresas explotadoras de servicios públicos o dedicadas al lucro privado, sino la extiende al trabajador del agro, de la estancia, del yerbal, de los obrajes madereros, que por primera vez ve interesarse por su suerte y empieza a sentir los beneficios positivos de la Revolución.

            Recientemente hemos dado a publicidad un memorial presentado al señor ministro del Interior por la Comisión Central de la ANEC, en el que se hace la sugestión para que el gobierno provisional legisle un sistema de trabajo en los yerbales, a objeto de terminar para siempre con la infamia de la explotación del bracero paraguayo por las empresas negreras. Para llegar a ese resultado, propone concretamente:

            1) Garantización y protección de las organizaciones gremiales. Inspección permanente del DNT.

            2) Creación de una Comisión encargada de estudiar y redactar en la brevedad posible y conveniente un Proyecto de Legislación del Trabajo en obrajes y yerbales.

            3) Promulgación de una legislación protectora de la Industria Yerbatera, mediante la liberación de las cargas impositivas que pesan sobre ella, la aplicación de un régimen de explotación adecuado de los yerbales; la reglamentación del sistema o sistemas de elaboración; y la fijación de un «tipo» o «tipos» autorizados para el producto.

            4) Modificación del régimen legal de cabotaje del Alto Paraná y reorganización del cabotaje nacional sobre la base de barcos del Estado tripulados por personal de la Marina Nacional como base de la competencia y abaratamiento del flete.

            5) Organización de un Plan de Colonización y Repoblación de ejecución inmediata sobre la base de los 20.000 connacionales de las zonas limítrofes, a fin de iniciar la ubicación de los mismos en las tierras recientemente expropiadas por el Gobierno provisional.

            6) Organización de un plan vial y apertura por el Ejército de caminos troncales que unan Encarnación con los principales puntos, colonias y núcleos de población obrera del Alto Paraná.

            7) Reorganización del servicio policial y de justicia mediante la creación de una «Delegación Civil (o Militar) del Alto Paraná» y el sometimiento de los comisarios y jueces a un régimen que impida toda subvención de las empresas a las autoridades.

            8) La creación y organización de escuelas en los núcleos de población del Alto Paraná.

            9) La creación de Inspectorías anexas a la delegación y encargadas del control de los montes y yerbales fiscales y del régimen de explotación de los mismos.

            La obra fundamental que con esta presentación persigue la ANEC señala una orientación social avanzada, progresista y justa, y su realización ha de significar otro de los pasos efectivos dados por la Revolución en la ejecución de su programa de liberación nacional. Sigue ahora el documento sobre la posición de la UNR en relación al problema obrero, publicado en «La Época», el 23 de abril de 1937:

 

            LA INTERVENCIÓN DE LA U. N. R. EN LOS CONFLICTOS OBREROS

 

            En cumplimiento de su programa de asistencia a las masas trabajadoras en todas sus justas pretensiones, así como al capital en sus actividades productivas para la economía nacional, la U. N. R. ha intervenido en todos los conflictos del trabajo suscitados después de su constitución como entidad política. La huelga de los ferrocarrileros, la de los tranviarios, la de los trabajadores de la A.P.C.C., la de los obreros de Liebig's y la de los miembros de la Federación de Obreros Portuarios y Oficios Varios de Villeta, han contado, para su solución, con el eficaz concurso de los delegados del C.C.P. de la U.N.R. Otros conflictos inminentes, como los de Cangó y San Pedro del Paraná, entre obreros y patrones de la Compañía Uruguaya Pons Hnos., han sido también evitados, con la Intervención de la U. N. R. En todos estos casos, y en otros que no mencionamos, se ha buscado solamente el justo nivel de las pretensiones contrapuestas. Es decir, no una solución salomónica, sino equitativa, y dentro, siempre, naturalmente, de lo preceptuado por la escasa legislación nacional sobre la materia. Una cuestión controvertida en forma reiterada es la que se refiere al reconocimiento de los sindicatos obreros por la clase patronal. La ley garantiza la libertad de asociación y la libertad del trabajo, lo que, si bien ha permitido la organización de los sindicatos, ha hecho imposible el cumplimiento de ciertos objetivos de los asociados, como el de obligar a los patrones a excluir de sus empresas a los obreros que no lo sean. Se ha podido satisfacer a medias esta aspiración, acordando a los obreros sindicados la preferencia, en igualdad de condiciones con los trabajadores libres, y reconociendo a la asociación el derecho de controlar y discutir la observación estricta, por parte de los patrones de los convenios de trabajo. Cualquier diferencia de apreciación será resuelta, en cada caso, por el organismo técnico del Estado, que es el D. N. T.

            Muchos problemas que se refieren a las masas trabajadoras quedan todavía pendientes de solución. La U.N.R. está dispuesta a colaborar con el gobierno, y con los directamente interesados, para hallar la mejor manera de plantearlos, y, si posible fuera, resolverlos. Pero, es necesario, como justa reciprocidad a esta preocupación, que los obreros, antes de lanzarse por el atajo de las actividades precipitadas, que pueden obedecer a intereses personales, o políticos, pero no gremiales, busquen la colaboración sincera y patriótica de quienes, hasta ahora, para con ellos, usan una conducta solidaria, sin ánimo proselitista, pero sí con el noble, elevado y humano propósito de romper lanzas contra la explotación del hombre por el hombre.

            Ante la desconfianza expresada públicamente por el Ministro del Interior y el intento de controlar la CNT, el Comité Ejecutivo de la Central Obrera, en fecha 17 de julio de 1937, dio una respuesta al Gobierno y posteriormente fijó normas en las relaciones con la U.N.R. y la A.N.E.C.

            Transcribimos a renglón seguido los documentos de referencia:

 

Confederación Nacional de Trabajadores

 

            Señor Director de EL DÍA

            Rogámosle quiera dar a publicidad en su ilustrado periódico lo que sigue:

            Declaraciones del Comité Ejecutivo de la C.N.T. a la declaración ministerial aparecida en «La Capital».

            No interpreta con exactitud los verdaderos propósitos perseguidos por la C.N.T.

            Duda de la posición revolucionaria de la clase obrera, juzga la actuación anterior de la C. N. T. y afirma las intenciones ocultas de sus actuales dirigentes.

            El Comité Ejecutivo de la C. N. T. considera infundada la desconfianza del señor Ministro del Interior por las siguientes razones:

            1º) «La Confederación Nacional de Trabajadores del Paraguay» lucha por el mejoramiento económico social de la clase obrera oprimida por el imperialismo. Colaborando en esta forma en las tareas de liberación y reconstrucción nacional. Lucha contra la reacción liberal y fascista, prestando una decidida cooperación al gobierno provisional, sirviendo con lealtad a una causa verdaderamente nacionalista.

            2º) La clausura de la C. N. T. ha sido el resultado de una larga y feroz campaña de intriga de las fuerzas reaccionarias del país, de la opresión y sabotaje de las grandes empresas extranjeras, quienes deliberadamente han esgrimido el arma reaccionaria del «Peligro Obrero», para negar los justos reclamos del proletariado paraguayo.

            3º) La C. N. T. por voluntad mayoritaria de los obreros organizados, representados en Consejo Nacional de Delegados, con sobrada justicia ha resuelto mantener su independencia orgánica. Esta posición no implica de ningún modo aisladamente de las demás fuerzas democráticas, al contrario, la C. N. T. está dispuesta como siempre a colaborar con los organismos populares como la U. N. R. y la A. N. E. C., etc, en la lucha por las reivindicaciones fundamentales del pueblo y la liberación nacional, contra la vuelta de los liberales vende patria, contra una dictadura fascista, etc.

            Esta conducta de la C.N.T. ha sido expresada y mantenida en forma invariable y pública. En consecuencia, no existe «actuación recelosa» ni existe «acción solapada» ni tampoco se discute en la C. N. T. la «dictadura de clases» del proletariado.

            Reafirmamos nuestro espíritu y deseo de: Orden, Trabajo y Disciplina.

            Con estas declaraciones dejamos aclaradas ante el gobierno provisional, las organizaciones democráticas y las masas populares del país, la conducta consecuente de la C. N. T.

 

            El Comité Ejecutivo

 

            En espera de que el señor Director dará el deseado a nuestra petición, salúdale atte.

 

            Felipe Bosch

            Secretario General

            Asunción, julio 17 de 1937

 

            El 11 de agosto de 1937, la CNT divulgó su posición respecto a las relaciones con la UNR y la ANEC, en el documento que se transcribe, publicado en «El Día» de la fecha mencionada:

 

Confederación N. de Trabajadores del Paraguay

 

            Declaraciones respecto a las relaciones de la C. N. T. con la U. N. R. y A. N. E. C.

            Con la asistencia de los delegados de los Sindicatos Obreros y de la U.N.R. y A.N.E.C. se reunió el Consejo de Delegados de la C.N.T. el día viernes 30 de julio, a las 19 horas, y se deliberó sobre las relaciones de la CNT con la UNR y la ANEC.

            CONSIDERANDO: Que es necesario poner término a la desconfianza infundada del Gobierno Provisional y de los organismos que apoyan su gestión, la UNR y ANEC de la lealtad de la clase obrera, que se quiere poner en duda a consecuencia de las intrigas y el ambiente confusionista creado por la reacción liberal, para debilitar la base popular de la revolución de Febrero y asegurar así campo libre para el logro de sus planes contrarrevolucionarios, criminales y antipatrióticos.

            El avance impetuoso de la reacción que amenaza con energía las conquistas de la revolución de Febrero bajo la pretendida bandera de defensa de la constitución que jamás respetó, por cuyas razones urge la necesidad de la estrecha colaboración de todas las fuerzas que apoyan el orden revolucionario de Febrero; y habiendo el proletariado, con el advenimiento augural del 17 de Febrero, abandonado la prescindencia política, el «apoliticismo», acordando aunar sus fuerzas al resto de toda la población paraguaya para que alrededor de una gran entidad revolucionaria se marche contra el yugo opresor del imperialismo, hasta la liberación integral de nuestra patria debiendo por tanto, apoyar o pactar con todo gobierno progresista y popular y con las agrupaciones o partidos políticos inspirados en los sentimientos de superación y grandeza nacional. La CNT, central única de los obreros del Paraguay, declara que mantiene celosamente su independencia orgánica fijada en su declaración de principios y no admite (como organismo) filiación ni supeditación política. Respeta las convicciones políticas y religiosas de sus afiliados, pero, se opondrá tenazmente contra toda tendencia o corriente, cual fuere su naturaleza, que pretenda dividir la unidad sindical de todos los trabajadores del país, una de las columnas fuertes de la unión de todas las fuerzas populares y revolucionarias del Paraguay.

 

            Por tanto,

            RESUELVE:

            1°. Admitir en el seno de la CNT a los representantes de la UNR y ANEC y sentar precedentes, con voz y voto y ad referéndum del primer congreso nacional de obreros, próximo a convocarse, donde se definirá la relación permanente entre dichos organismos, y no pudiendo ocupar sus representantes cargos de dirección.

            2°. La concurrencia oficial de la UNR y ANEC en el seno de la CNT deberá traducirse en una mayor garantía y protección al normal desarrollo de la acción obrera en el país.

            3°. La UNR y la ANEC respetarán la democracia sindical y todos los derechos fundamentales del proletariado.

            4°. La UNR y la ANEC lucharán conjuntamente con la CNT por la restauración democrática en el país contra la reacción y por la libertad de los militantes obreros presos, desterrados y confinados.

            5°. La UNR y la ANEC permiten la representación de la CNT en seno de sus órganos directivos con las mismas atribuciones con que aquellas se representan en la CNT.

            Reorganizada en el mes de junio de 1937 la CNT, su primera preocupación fue considerar la reglamentación del Departamento Nacional del Trabajo. El Comité Ejecutivo, en su sesión del 1° de julio de 1937, concretó su observación en los siguientes puntos: 1) La creación del DNT es una conquista del proletariado, determinada por su avance disciplinado y organizado, por tanto considera que es un error del Estado haber prescindido de la Confederación Nacional de Trabajadores, organismo máximo del proletariado, en la estructuración de la reglamentación del mismo; 2) Considera perjudicial para la clase trabajadora el inciso B, artículo 9 del considerando, que dice «Libertad de Trabajo», como así también el inciso D artículo 13 de las reglas aplicables que dice «La sindicalización obrera es libre pero no obligatoria». Los gremios no sindicados en el caso con sus patrones tendrán los mismos derechos ante el DNT; porque estos dos artículos tienden a fomentar el «carnerismo» y destruir en esa forma los sindicatos. 3) En la reglamentación no se establece la fijación de salario mínimo, por cuanto que el inciso E del artículo 9 del considerando «El derecho un justo salario» no significa salario mínimo, por cuya implantación lucha y seguirá luchando el proletariado mundial. 4) Desaprobar el inciso 1 artículo 4 de las Atribuciones que dice: «Examinar y aprobar las credenciales de las partes en conflictos» por considerar que el delegado elegido por la voluntad del proletariado no podrá ser rechazado por las autoridades del Departamento. 5) Nuestra disconformidad con el inciso F, artículo 13 de las Reglas Aplicables que dice: «Los pliegos de condiciones suscritos normalmente por patrones y obreros antes y después de la promulgación de este decreto tendrán fuerza de ley por el término que se hubiere acordado, previa la inscripción correspondiente. En caso de no consignarse término en dichos acuerdos tendrán validez durante dos años a contar de la fecha de esta ley»; esto no contempla la mayoría de las reivindicaciones inmediatas del proletariado, además no tiene en cuenta las fluctuaciones de la moneda, que exige modificaciones en los acuerdos; 6) nuestra disconformidad con la cláusula N del artículo 9, por cuanto no especifica si el delegado obrero debe o no surgir de la CNT.

            En los primeros días de julio de 1937, el DNT designó al señor Vicente Zayas como delegado para trasladarse a Villarrica, a fin de intervenir en conflictos planteados por los obreros tabacaleros, albañiles y cañeros de Hyaty. Estos últimos cuestionaban la forma del pesaje impuesta por el ingenio Friedmann.

            En Asunción, presentaron un pliego de condiciones al DNT los albañiles, así como también los capitanes y prácticos del cabotaje nacional. Asimismo los obreros metalúrgicos que acababan de constituir la Federación de Obreros Metalúrgicos, a cargo de José del C. Cáceres como secretario general obteniendo un importante aumento de salarios.

            En el curso del año 1937, los obreros se dispusieron a conmemorar dignamente e11° de Mayo con la participación de la ANEC, la UNR y la juventud Católica.

 

 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍAS

 

(1) N. del E. Decreto Ley 39436. Ver Tomo II Pág. 116.

(2) N. del Ed. Cita indicada por Gaona y extraviada en nuestros originales.

(3) Ídem.

(4) N. del E. No indica la fuente.

(5) N. del Ed.- Manuscrito de Gaona ilegible en nuestra copia del original.

(6) N. del E. El autor parecía establecer la comparación con la revolución de febrero de 1936 no con la Comunera. Transcripción fiel.

(7) Nota Revista Internacional No. 160, junio de 1973.

(8) Nota del Editor. Manuscrito de Gaona entre líneas, ilegible en nuestra copia del original.

(9) Nota del Editor. No se indica el título de la obra.

(10) Del libro «Solidaridad o Desintegración». N. del E. No indica otros datos.

(11) Nota del editor: el original indica «ver apéndice», mas no hallamos referencia en nuestros originales.

(12) Nota del editor, dicha declaración no se encontraba entre nuestros originales.

(13) Nota del Editor, dicha nota no se encontraba entre los originales.

(14) N. del E. No fue hallado entre nuestros originales.

(15) N. del E. Los subrayados son del autor.

(16) Nota del Editor: No se hallaba entre nuestros originales.

(17) La entrevista continúa con una manifestación del apoyo por parte de Gaona para con el Departamento Nacional del Trabajo. En uno de los originales encontramos un texto que se transcribe a continuación y que consideramos corresponde a la misma entrevista.

(18) N. del E. Iba aquí una cita de Gaona que dada su extensión preferimos incluir como apéndice IV - 7.

(19) Nota del Editor: como ejemplo de la reacción al decreto Ley 152 ver apéndice IV-5.

(20) Nota del Editor: No se encontraba en nuestros originales.

(21) Nota del Editor: Ninguno de los pliegos mencionados se hallaba entre nuestros originales a excepción de algunos firmados en Concepción y publicados en Apéndice IV - 6.

(22) Nota del Editor: Rufino Galeano aparece como tesorero y vicepresidente (transcripción fiel).

(23) Nota del Editor: Ver creación de la primera Universidad Popular Tomo II Pág. 91

(24) Nota del Editor: Subrayado en uno de nuestros originales.

(25) Nota del Editor: No se hallaba entre nuestros originales.

(26) Nota del Editor: Dichos documentos no se hallaban en nuestro original.

(27) Los datos de ese capítulo fueron recogidos de los diarios «Verde Olivo», «El Estudiante», «La Hora», «El Día», «La Época», «La Nación» y «Hoy» de febrero a mayo de 1936.

(28) Ver Apéndice N° IV - 6.

(29) Nota del Editor: No hay datos ni referencia a la cita.

(30) Publicado en «La Lucha», 8 de abril de 1936.

(31) Nota del Editor: Aparentemente se contradice con la afirmación anterior de que el personal superior del frigorífico había colaborado con la cooperativa. Transcripción textual.

(32) Nota del Editor: No se hallaban en el original.

(33) Nota del Editor: No hay otros datos acerca de la referida publicación.

(34) Nota del Editor: Mutilado en el original.

(35) Nota del Editor: Gaona no proporciona otros datos sobre esta publicación, transcribimos textualmente el entrecomillado.

(36) Nota del Editor: Ilegible en nuestra copia del original.

(37) Nota del Editor: Manuscrito ilegible en nuestra copia del original.

(38) Nota del Editor: No hay más datos acerca del libro citado.

(39) N. del E. Ver tomo II Cap. 9.

(40) Nota del Editor: No hay otros datos acerca de la citada obra.

(41) Algunos Aspectos de la Economía Paraguaya al finalizar el año 1955. Artículo de «Vida Económica». Órgano de la Federación de la Producción, de la Industria y el Comercio (FEPRINCO).

(42) Nota del Editor: Posible error de imprenta. Fue incluido por Gaona en 1936 sin comentarios: Transcripción fiel del original.

(43) «La Época», 15 de diciembre de 1936.

(44) Nota del Editor: Ver Tomo II Pág. 111.

(45) «La Hora», 23 de enero de 1937.

(46) «La Época», viernes 23 de abril de 1937.

(47) Nota del Editor: No indica la fecha de publicación.

(48) Prueba de estos hechos se agregan en el apéndice. N. del E.: Los documentos sobre estos atropellos y persecuciones en Villarrica y Asunción el 1° de octubre de 1936 y en junio de 1937 con los demás antecedentes de la huelga tranviaria no se encontraban entre nuestros originales.

 

 

 

CAPITULO XIV

 

DEL PRIMER CONGRESO OBRERO NACIONAL

A LA HUELGA GENERAL DE 1941

 

            EL GRAN ACTO DE REAFIRMACIÓN DEMOCRÁTICA

 

            Con el objetivo de explorar el ambiente político-social del país, la C.T.P. organizó un gran acto de reafirmación democrática el 2 de abril de 1939 en el Teatro Municipal. Para dicho efecto, cursó las invitaciones de rigor a todas las agrupaciones políticas y a los gremios de trabajadores. Participaron del acto varios miembros de la Juventud liberal que se adherían así, con el fervor de su vocación democrática, a este acto público.

            El mismo contó con la participación de varios oradores y una crecida concurrencia, compuesta por obreros en su mayor parte, que ocupaba completamente el local del Teatro dándole un imponente aspecto.

            «Numerosos oradores ocuparon la tribuna -dice «El País» del 3 de abril-, representantes de las clases trabajadoras, quienes se refirieron a los problemas actuales, haciendo una exposición de reafirmación democrática, condenando duramente las tentativas de infiltración de corrientes ideológicas extremas, que no tienen ambiente en nuestras masas educadas en la práctica de la democracia. Se refirieron asimismo a la candidatura del general Estigarribia para la próxima presidencia de la República, abundando en altos y elogiosos comentarios para la figura del ilustre jefe de nuestro Ejército y señalaron la esperanza que en él tiene cifrada el proletariado paraguayo para encauzar el país a su reajuste institucional, sobre bases democráticas, conforme al espíritu de nuestra constitución y a la tradición de civismo de pueblo paraguayo. Hablaron los miembros de la juventud liberal, Dres. Cardozo, Mereles y Pavón -continúa la citada publicación- y se refirieron en palabras llenas de unción patriótica de los principios fundamentales sobre los cuales la juventud intelectual del Paraguay que actúa en el Partido Liberal se había nucleado para el perfeccionamiento de las normas democráticas, de atención a las clases trabajadoras anónimas y abnegadas luchadoras de la grandeza nacional y que la juventud liberal, por su educación universitaria, por su tradición cívica y por los principios fundamentales sobre los cuales actuaba en la vida pública, acompañarían a los obreros nacionales en sus reivindicaciones legítimas, sobre la base de la justicia social y del profundo sentido de patria, de exclusivo nacionalismo, oponiéndose a toda corriente ideológica extranjera de extremismo, más o menos encubiertos unas veces o visibles y claros según la oportunidad, pero sin arraigo en la masa popular. Hizo uso de la palabra un representante de la Federación de Estudiantes Secundarios, Sr. Guerra».

 

            EL CONGRESO DE LA DEMOCRACIA

 

            Al llamado «Congreso de la Democracia» realizado en Montevideo (Uruguay) en marzo de 1939, fue enviado como delegado Francisco Gaona, secretario general de la C.N.T. El diario «Crítica» de Buenos Aires, del 16 de marzo de 1939, escribía: «El Congreso de la Democracia. El lunes próximo se inaugurará en el gran estadio Centenario el Congreso Internacional de las Democracias de América, que pasará revista a los más palpitantes problemas que afectan a nuestro continente, y muy especialmente, al de la defensa contra la penetración nazi. Calificadas delegaciones participarán en esa asamblea. Llegó ya a Montevideo la de los Estados Unidos, encabezada por la señorita Lewis que representó recientemente a su gobierno en la VIII Conferencia Panamericana de Lima y que es hija del conocido obrero. De Brasil concurrirá una representación presidida por el Dr. Eros de Moura, presidente del Directorio Académico de la Facultad de Derecho de Rio y por la profesora Hortensia Pereyra Barreto, presidente de la Asociación de Profesores de San Pablo. De Chile participarán el senador radical Gabriel González Videla, los senadores socialistas Marmaduke Greve y Schanake, el Dr. Praderas Muñoz, del Partido Democrático, el poeta Neruda y numerosas personas más. La filial de la Oficina Internacional del Trabajo con sede en Santiago de Chile estará representada por su director Dr. Moisés. De México, asistirá el presidente del Partido Nacional Revolucionario, señor Rodríguez, al frente de numerosos delegados. Del Perú, delegaciones apristas, la escritora católica, señorita Cáceres por la Asociación de Escritoras y del movimiento feminista, etc. Del Paraguay, los doctores Insaurralde por el Partido Nacional Republicano; Riart, por el Liberal, el Sr. Gaona por la Confederación del Trabajo y numerosas personalidades a título individual. De Cuba, Colombia, Ecuador, etc. habrá amplias representaciones. La Argentina figura con no menos de 250 delegados. Los doctores Repetto, Luciano Molinas, Díaz Arana, Araujo, Peco, Anastasi, Frondizi, Troise, Meerof, Augusto Bunge, Araoz Alfaro, el ingeniero Noble, los señores Agosti, Córdoba Iturburu, Chiarante, participarán como representantes de los partidos políticos democráticos y de diversas organizaciones populares. Las deliberaciones del Congreso se prolongarán durante diez días trabajando en ese intervalo de tiempo numerosas comisiones de estudio».

            Por razones de salud, no pude asistir a dicho Congreso. Pero envié una carta al Presidente del mismo, en los siguientes términos:

            Buenos Aires, 20 de marzo de 1939

            Señor Presidente del Congreso Continental de la Democracia

            Montevideo. República del Uruguay

            De mi estima:

            Adjunta envío la credencial que acredita mi carácter de delegado de la CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DEL PARAGUAY, ante el Congreso de la Democracia que se reúne en Montevideo.

            Motivos de salud imposibilitan mi presencia en el Congreso.

            Juzgo, no obstante, de mi deber hacer llegar, por su intermedio señor Presidente, a todos los delegados concurrentes, el fervoroso saludo de los trabajadores del Paraguay.

            Mi país es una de las naciones de la América Latina que más se resienten de los beneficios de todo orden que reporta la democracia. Su vida institucional, desde la terminación de la contienda de 1870, se ha caracterizado por una cadena aniquiladora de golpes de estado y «revoluciones» entre las camarillas oligárquicas, estancando su desarrollo económico, político y cultural. Esta anormalidad ha repercutido muy hondamente sobre el movimiento obrero dificultando su desenvolvimiento formal y legal y su necesaria consolidación.

            La guerra del Chaco Boreal ha reagravado aún más este mal, a tal punto que ha hecho insoportable la vida a la mayoría de las gentes laboriosas. Las consecuencias nefastas de este régimen de inseguridad, son incalculables. A más de ser indescriptibles las privaciones de todo género que sufre la masa de la población, todavía se le roba el sueño tranquilo.

            La Confederación de Trabajadores del Paraguay, recogiendo las aspiraciones de mejoramiento y de tranquilidad que anhelan todos los trabajadores de la República, se ha planteado dos fundamentales preocupaciones políticas: la lucha por la paz y por la normalización institucional, ya que sin la solución de estos problemas, es imposible realizar en forma normal gestiones positivas de mejoramiento económico y cultural.

            Felizmente la paz se ha concertado con la República hermana de Bolivia, y el país se ha descargado de un peso terrible que agobiaba sus energías. Pero aún resta obtener su consolidación por medio de la normalización institucional interna.

            La presencia de la acción disolvente del fascismo, de la oligarquía criolla y de los promotores de golpes cuarteleros, han dificultado este heroico esfuerzo de la clase obrera que ha venido luchando en medio de grandes obstáculos, sola y hasta enfrentando a la hostilidad del Gobierno y de la oposición política.

            A la hora actual, empero, cabe esperarse en el país un avance lento y progresivo hacia la normalización.

            La Confederación de Trabajadores realizará en breve su primer Congreso Obrero Nacional, cuya preocupación básica girará en torno a la restauración democrática y la consolidación de la paz. La honda convicción de todos los trabajadores de mi país, es que con un pequeño esfuerzo tendiente a conseguir una mayor tolerancia, una menor intransigencia que lime las asperezas y encuentre puntos comunes entre todos los sectores de opinión de la población paraguaya, con el ideal puesto en el deber imperioso de reconstruir el Paraguay con el esfuerzo unido de todos sus hijos que tienen fe en la Democracia, en la Paz, en un orden basado en el libre juego de las instituciones, el país podrá salir a breve plazo de la anormalidad en que vive y que estrangula sus posibilidades de progreso.

            Es éste el llamado caluroso que desde la alta tribuna democrática del Congreso de Montevideo, formula la Confederación de Trabajadores del Paraguay a todos los representantes de todos los partidos, de todas las agrupaciones y de todas las creencias, presentes o ausentes, que concurren o que se han adherido, en nombre de mi patria.

            No se consolidará la paz, ni se obtendrá el retorno a la Democracia, si no se opone una resistencia enérgica al fascismo agresivo y no se abandona el errado camino de los golpes de estado, por la acción edificante de la lucha cívica que tonifica, educa y disciplina a las masas populares y las inyecta del espíritu de sacrificio y abnegación en el esfuerzo de construir una patria grande, próspera e independiente.

            Las decisiones del Congreso de Montevideo, no cabe duda, han de contribuir grandemente a orientar y ayudar esta lucha democrática y progresista en mi país haciendo que el Gobierno paraguayo restablezca, lo antes posible, las libertades públicas y sancione una amplia ley de amnistía.

            No quiero terminar -señor Presidente- este modesto mensaje, sin recordar especialmente al Congreso, en materia de Legislación Social, la tristísima situación de los trabajadores yerbateros de América, empeorada hoy particularmente en el Brasil, con la introducción del sistema de trabajo por contrato.

            La gran mayoría, actualmente, de los "mensú", está formada por gente paraguaya que trabaja y vive en las más intolerables condiciones. Seguramente no me equivoco cuando afirmo que tanto en la zona brasileña, como en la Argentina, hay un promedio de 70 a 80% de trabajadores paraguayos. Este hecho justifica una reclamación especial de nuestra parte. En el Congreso de la Democracia de Montevideo debe elaborarse una resolución en el sentido de que los partidos políticos obreros y democráticos, las Centrales Obreras, las organizaciones de toda índole, especialmente de los países afectados, y la Confederación de Trabajadores de América Latina, deben suscribir formal compromiso de organizar en sus respectivos países una gran campaña de ilustración continental y plantear ante los respectivos parlamentos la sanción de una ley que autorice participar en "una Comisión Internacional que investigue la situación de los trabajadores del Alto Paraná" y proyecte una ley de alcance continental que uniforme las condiciones legales de trabajo en toda la zona yerbatera de esta parte de América, tan enérgicamente reclamada ya en el Parlamento argentino en junio de 1914 por el ilustre fundador del Socialismo argentino, Dr. Juan B. Justo, a quien en nombre de los trabajadores de mi patria, rindo el más justiciero homenaje.

            Con tal motivo, salúdole con toda consideración y estima.

 

            Francisco Gaona, Delegado de C.T.P.

 

 

            EL PRIMER CONGRESO OBRERO NACIONAL

 

            La realización del Congreso Obrero fue preocupación principalísima de la militancia sindical, tan pronto quedó constituido el Comité Pro-Confederación Nacional de Trabajadores en marzo de 1936. Pero las circunstancias adversas y los frecuentes y continuos obstáculos puestos por la policía, dificultaron la convocatoria. El Comité Ejecutivo de la C.N.T. (63) por último fijó los días del 6 al 10 de mayo de 1939 para la reunión del Congreso Constituyente.

            Pero en carta del 29 de abril, la Secretaría General de la C.N.T., a cargo de Román Zárate, comunicó que el Consejo de Delegados de la Central Obrera en su reunión del 26 de abril, resolvió suspender la convocatoria fijada «por las medidas policiales coercitivas que no han permitido la realización de reuniones en los locales sindicales por varios días, lo que entorpece sensiblemente y en gran forma los preparativos que tienden a hacer de nuestro congreso una grandiosa jornada de unidad que cuente con la adhesión entusiasta de todo el proletariado nacional y los sectores democráticos anti-fascistas». Realmente la necesidad y urgencia del Congreso Obrero se imponían dado el ambiente de extraordinario reforzamiento del proceso reaccionario oligárquico-nazi-fascista y la evidente madurez del movimiento obrero cuyos signos constituían la incesante multiplicación de los sindicatos en todo el país y la publicación y el sostenimiento de sus voceros, tales como «Voz Proletaria» y «C.N.T.», luego «C.T.R».

            Sin embargo, en medio de alarmantes rumores golpistas -iniciados posiblemente por una organización constituida en el seno del Ejército bajo la denominación de «Frente de Guerra», de orientación nazi-fascista, con su vocero oficioso, el coronel Higinio Morínigo -ministro del Interior del Gobierno del Dr. Paiva-, fue convocado el Congreso Constituyente para el 28 de mayo de 1939 en el Teatro Municipal.

            El autor de la presente obra tuvo el honor de ser saludado con el siguiente telegrama: «CONGRESO CONSTITUYENTE SALUDA LIDER MÁXIMO. ABOCA GESTIÓN SU VUELTA. ABRAZOS. ZÁRATE. SECRETARIO GENERAL».

            Posiblemente, tanto las resoluciones tomadas por el Congreso Obrero, como los informes dados por los miembros designados, aparezcan un poco truncos por el hecho de que la policía atropelló la reunión, incautándose de todos los papeles y quemándolos después. Hemos de dejar expresa constancia de que por orden del ministro del Interior, coronel Higinio Morínigo, la policía prohibió que durante el desarrollo de las sesiones del Congreso se hiciera referencia al NAZI-FASCISMO.

            Una delegación militar encabezada por el teniente coronel Rolón se hizo presente en el Congreso. El teniente coronel Rolón transmitió el saludo del Ejército Nacional al magno Congreso. Expresó que consideraba el hecho auspicioso e importante en el camino de la unión nacional; condenó las ideas exóticas que quieren perturbar la vida institucional del país y abogó por la más pronta unidad de todo el pueblo paraguayo.

            Las últimas palabras del teniente coronel Rolón fueron estruendosamente aplaudidas. El sacerdote Pérez, presente en el acto, pidió que el teniente coronel Raimundo Rolón, jefe del Estado Mayor del Ejército y jefe de la delegación militar al Congreso Constituyente, abrazara a un obrero y a un campesino, simbolizando en esta forma la indisoluble unidad nacional. Seguidamente usó de la palabra el Dr. Rafael Oddone, prestigiosa figura intelectual del país, quien formuló un ardiente llamado para luchar contra el fascismo y contra la política de los conspiradores. Luego el Congreso escuchó los mensajes de Gaona, Mayol y de varios otros obreros desterrados; los de Gaona y Mayol se transcriben a continuación (64).

            El Congreso Constituyente envió mensajes a los presidentes Roosevelt, Cárdenas y Aguirre Cerda, como así también al general Estigarribia, quien se desempeñaba en el cargo de embajador paraguayo en los EE.UU. El Congreso, asimismo, dirigió notas al clero y al Ejército nacional.

            Este Congreso, como lo afirmó «C.G.T.», órgano de la Central Obrera argentina, constituyó «un acto soberbio y magistral», por ello vale la pena registrar su desarrollo, publicando el Acta que fue levantada en dicha oportunidad, pues se trata de un valioso documento histórico sindical.

            El texto completo de dicho documento se incluye en el apéndice.

 

            Informe del Comité Ejecutivo al Congreso Constituyente

 

            Como dijimos, el primer Congreso Obrero Nacional fue realizado por los trabajadores de la República después de más de medio siglo de duro batallar desde la aparición de las primeras agremiaciones en la posguerra de 1864-70.

            En dicho Congreso, el Comité Ejecutivo de la Central Obrera presentó un informe global sobre las actividades sindicales desarrolladas en el período difícil que se estaba atravesando en esos momentos, en que el Paraguay se hallaba amenazado de caer bajo una nueva dependencia de distinta característica que la que había sufrido desde 1870. Se trata de un documento sindical histórico, por lo que lo publicamos a continuación para el conocimiento de todos los trabajadores del Paraguay.

 

 

            INFORME DEL COMITÉ EJECUTIVO AL CONGRESO CONSTITUYENTE DE LA C.T.P.

 

 

            1. PALABRAS PREVIAS

 

            El informe que voy a leer a continuación en esta soberana asamblea, a pesar nuestro carece de muchos datos importantes y fechas en que se tomaron resoluciones trascendentales para la masa obrera de todo el país. Así mismo los balances de la Caja Confederal son incompletos, porque los libros de Actas, archivos con documentos y demás papeles de la central han sido secuestrados por la Policía cuando fue clausurado por la fuerza armada en octubre de 1936 y en setiembre de 1937. No obstante, se ha hecho, el máximo esfuerzo para que el informe abarque en la forma más extensiva posible tocando los pasajes más importantes de la lucha del proletariado paraguayo en el orden de reivindicaciones económicas y políticas, dando una idea del conjunto de los problemas a resolver.

            En el corto periodo de su existencia, la C.T.F., con todos los rudos golpes recibidos, pudo organizar muchos gremios, estar rodeados de cerca de 80 sindicatos el primer año y mantener en pie un poco más de la mitad hasta este momento con 30 mil miembros individuales más o menos, habiendo desaparecido muchos gremios a causa de la dificultad para el control, motivada por las persecuciones y la presión policial, por las trabas de toda laya, por la inestabilidad política del país, los golpes cuarteleros; habiendo la reacción asestado sus golpes a las organizaciones obreras, en perjuicio de las masas explotadas y de la nación que necesita unidad de la clase obrera y campesina y de las masas populares para la vigencia de una democracia efectiva frente al avance del fascismo, para defender de sus zarpazos mortales nuestra costumbre, la cultura, el régimen republicano democrático de gobierno, la Constitución, las libertades.

            Desde marzo de 1939, fecha en que empezó a tener vida orgánica la C.T.P., han transcurrido tres años con una ruta de lucha de clases invariable: muchos de los más abnegados dirigentes y activistas han sido expulsados del país, encarcelados unos y asesinados otros, por los agentes del fascismo internacional, por los servidores del imperialismo, sin conseguir menguar la voluntad de los que hemos quedado para continuar el trabajo por la organización, la lucha por más pan, por la cultura y por la independencia de nuestro país de la garra imperialista que consume toda su economía a costa del hambreamiento del pueblo. Hemos hecho poco y lo que estaba al alcance de nuestras manos. Y sobre lo poco que hemos hecho estamos dispuestos a escuchar la crítica constructiva de los compañeros y discutir los puntos de vista, y en consecuencia fijar las tareas del futuro, siempre con miras de fortalecer y consolidar la organización y la unidad obrera.

            En estos momentos en que estamos cruzando por un período decisivo, en que el fascismo internacional atropella pueblos, provoca guerras, avanza sobre nuestro continente y ha penetrado en nuestro país, necesitamos antes que nada que nuestros hermanos de clase sepan distinguir a los enemigos del pueblo para salir exitosos de este Congreso; sólo así corregiremos nuestros errores y aplicaremos con toda fuerza las resoluciones tomadas. El momento exige abandonar las pasiones mezquinas, el sectarismo y los intereses personales en homenaje a la causa obrera y la unidad nacional, necesarias para destruir las calumnias y maniobras de la reacción oligárquica, de los fascistas y golpistas de cualquier procedencia que impotentes y rabiosos por el fracaso de sus tentativas golpistas contra el Tratado de Paz y la normalidad descargan su odio contra la C.T.P. y sus dirigentes por su posición firme a favor de la Paz, del Orden y del Progreso, atizando a la Policía para que tome medidas más restrictivas aún, a fin de disgregar las fuerzas de las organizaciones obreras y populares en toda la República y salir triunfantes en sus funestos propósitos dictatoriales.

            Debemos comprender que la magnitud de nuestra tarea es grande y que necesitamos conjuncionar esfuerzos, movilizar todas nuestras fuerzas. El camino a recorrer es largo y de esta soberana Asamblea debemos salir con voluntad expresa de los obreros (...) obligaciones a ejecutar, condición única para elevar el standard de vida de la clase proletaria, campesina y del pueblo en general.

 

CAPÍTULO 1

ORIGEN DE LA C.T.P.

 

            La clase obrera del Paraguay hace 40 años más o menos que empezó a organizarse y a luchar bajo la dirección del anarco-sindicalismo y del reformismo, que siendo una concepción estrecha y con táctica falsa no le permitió encarar la lucha social desde el punto de vista de clase productora contra el imperialismo y los patrones. Aprovechando la práctica del falso apoliticismo era arrastrado por los caudillos burgueses, que generalmente eran los dirigentes en los sindicatos, y llevados a las revueltas cuarteleras desde 1904 sucesivamente a derramar la sangre de sus hermanos de clase, los trabajadores, en beneficio exclusivo de los imperialistas o sus servidores criollos. Por esa misma razón estaban los obreros paraguayos divididos en diversos núcleos; aparecieron algunos años antes de la guerra imperialista del Chaco Boreal centrales que pugnaban entre (...) el proponerse a enfocar una lucha uniforme en beneficio de los obreros. Sin embargo la masa oprimida, cansada de la agobiante situación económica y política que pesaba sobre sus espaldas, venía ya preparando el acercamiento para la unificación por encima de sus dirigentes y más tarde recogiendo las mejores tradiciones de luchas, el espíritu de unidad, surgió el Comité Pro Unidad sindical clasista, uno de los esfuerzos más serios realizados a favor de la unidad orgánica del proletariado, a pesar de sus defectos y errores, constituyendo la primera piedra para la Central Obrera unitaria nacional.

            En la posguerra del Chaco y después del advenimiento del movimiento militar y popular del 17 de febrero, la clase proletaria del Paraguay recogiendo sus propias experiencias y las de los obreros de otros países y rectificando sus errores del pasado constituyó en el mes de marzo de 1936, por voluntad expresada de los obreros organizados, la Confederación Nacional de Trabajadores. La C.N.T. en poco tiempo consiguió lograr la confianza de la masa por la justa línea de lucha sindical adoptada "a lucha revolucionaria e independiente de clase" y "abandono del apoliticismo".

            La Confederación Nacional de Trabajadores no se limitó a organizar a los obreros, sino que ayudó a los campesinos, brotando al poco tiempo asociaciones de agricultores de Sapucay, Caballero, Encarnación, Rubio-Ñu, Santa Elena, Guarambaré y los carreteros de Itá, los cañeros de Iturbe, etc.

            Tan grande es el deseo de las masas de organizarse y unificarse alrededor de esta Central, que se han agregado nuevas adhesiones de los puntos más lejanos del país. Sólo faltan garantías y libertad sindical para llegar a las grandes masas obreras de los yerbales, de los feudos del norte, de las estancias y obrajes, para organizar y orientarlas de acuerdo al espíritu de lucha de clases. Existen en toda la República ansias profundas de unidad, de organización, de mejoramiento. Conseguiremos imponer amplias garantías en el terreno de la lucha misma, continuando nuestra justa línea táctica y cuando las masas populares y democráticas comprendan la necesidad de luchar unidos hasta destruir los focos del fascismo internacional existentes en el país, peligrando la tradición democrática de nuestro pueblo y los derechos establecidos por la Constitución Nacional: sólo así conseguiremos vencer la oligarquía anti-nacional que trabaja al servicio de las grandes empresas filibusteras, en cuyas manos están todos los resortes de nuestra deficiente economía. Conseguiremos mejorar la suerte del pueblo, atenuar el sufrimiento de los trabajadores a través de una lucha persistente, amplia, sin sectarismos, sin caer en desviaciones y en las emboscadas urdidas por los "seudos-nacionalistas" que pretendan entregarnos maniatados a los países totalitarios.

            La C.N.T., gracias a su posición justa y unidad combativa consiguió mejoras de salarios, la Ley N° 3.080 de creación del D.N.T. y la Ley N° 3.544, que fija jornada de labor diaria de 6 y 8 horas en todo el país. Este triunfo le dio prestigio y autoridad, fortaleciendo los gremios existentes, creando nuevos organismos obreros.

            Estructurado los organismos que sirven a la C.N.T. como puntales y sostenedores, en 1937, se pretendió efectuar el Congreso Constituyente, pero las condiciones desventajosas ofrecidas por el ambiente político y el trabajo de postergar la realización de la soberana Asamblea que hoy efectuamos mediante la aspiración unánime y la fuerte voluntad de la masa obrera arrancando de las autoridades las pequeñas garantías para reunir en este gran Congreso Constituyente a todas las fuerzas obreras organizadas del país, para el mejoramiento material y moral de la clase oprimida, la normalización del país, el afianzamiento de la Democracia y la Paz y el Progreso de nuestra Nación.

 

 

CAPÍTULO II

CLAUSURA DE LA C.N.T. - CAMBIO DE SU DENOMINACIÓN

 

            La C.N.T. fue clausurada dos veces. La primera vez, el 1° de octubre de 1936, estando en pleno los miembros del Consejo de Delegados, fue asaltada por tropas del Ejército, apresados sus miembros, 61 compañeros y encerrados durante cerca de tres meses y cerradas las puertas de la C.N.T. por imposición policial cerca de 4 meses. La segunda vez, el 7 de setiembre de 1937, durante cerca de un mes clausurada por la fuerza.

            La clausura de la C.N.T. no obedece a desviaciones de su táctica de lucha sindical, sino fue clausurada por presión de las empresas imperialistas extranjeras que veían y ven con malos ojos el florecimiento de la fuerza obrera que lucha contra la explotación y la injusticia.

            Por un Decreto del Poder Ejecutivo en el presente año, prohíbe usar la palabra NACIONAL para la denominación de una institución no oficial, por esa razón en un Consejo de Delegados fue resuelto cambiar de nombre por CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DEL PARAGUAY.

 

 

CAPÍTULO III

DOCTRINA Y TÁCTICA DE LUCHA DE LA C.T.P.

 

            La C.T.P., Central Unitaria, es un frente sindical nacional dentro de la lucha de clases, al servicio del proletariado paraguayo y en defensa de los intereses del pueblo. Desde su fundación ha roto con el apoliticismo, porque han llegado a comprender las masas obreras que la prescindencia política en la lucha sindical es la traba más grande para su desenvolvimiento en el orden nacional, y para encarar la lucha con eficacia hacia su liberación definitiva. La C.T.P. en medio a la restricción de la libertad de organización de prensa, de palabra, ha abierto las mejores perspectivas a los campesinos, obreros agrícolas, a los empleados del comercio y del Estado, a los obreros municipales y demás trabajadores a organizarse para la defensa de sus intereses. Existe fuerza ponderable adormecida en nuestro pueblo, que organizada de acuerdo a la orientación de la C.T.P., será el factor preponderante para el desarrollo de la riqueza del país y un conducto para encaminar a la nación hacia el industrialismo y el engrandecimiento nacional, sacándola del estado semi-feudal en que se debate y se debatirá mientras las fuerzas populares no se organizan junto al proletariado; por la presión sistemática del imperialismo que sólo interesa sacar materias primas de esta pródiga tierra para alimentar sus industrias pesadas en Europa y en América del Norte.

            La C.T.P, consciente de la hora actual en que la sociedad capitalista se divide en dos frentes enemigos, fascismo y democracia, desde el primer momento de su existencia luchó con todas sus fuerzas por el reinado de una democracia efectiva y llamó a todos los sectores a la unidad nacional, y trabajó consecuentemente por todos los medios a su alcance por una alianza de los sectores democráticos antifascistas para cerrar el paso de los agentes del eje Roma-Berlín-Tokio, para defender la soberanía patria y las libertades democráticas, para luchar contra la carestía de la vida y por la independencia económica del país. Este clamor y entusiasmo de nuestra clase no encontró aún eco en las demás capas sociales, por una situación especial, la confusión política, y como resultado de la organización económica todavía semi-feudal, pero ello no será motivo de desaliento, al contrario, nos indica que debemos redoblar nuestra actividad sin abandonar bajo ningún punto de vista la lucha por el mejoramiento de los salarios y las condiciones de trabajo.

 

 

CAPÍTULO IV

ESTRUCTURA DE LA C.T.P.

 

            La fuerza generadora de la C.T.P. lógicamente son las organizaciones adheridas a ella. Por tanto, la estructura de la C.T.P. radica en los sindicatos de Oficios, de Transportes y algunas organizaciones de industrias. Causa del carácter semi-colonial del país por su independencia del imperialismo extranjero y por su organización económica y por tanto social impuesta por los capitales de que depende no existen grandes fábricas que nucleen numerosas masas de obreros. Existen más trabajadores a domicilio y en pequeños talleres, artesanos, que dificultan la formación de fuertes organizaciones. La C.T.P. es una Central Sindical que abarca a todo el interior del país, que nuclea en su seno también provisoriamente a los agricultores hasta que pueda constituirse la Central Agraria del Paraguay con la que formará alianza. Todo ello nos exige un esfuerzo mayor para llegar a organizar a todos los asalariados que agrupados en la Central madre, la C.T.P, será una potencia por la solidaridad, conciencia unitaria y de clase para la defensa de sus intereses específicos.

            Nuestro país carece de industria, salvo las extractivas de tanino, de carne y otras en gestación, como la del calzado. Está definido justamente como un país agrario (el desarrollo y dificultades de su florecimiento como tal, analizaremos en otro capítulo).

 

 

CAPÍTULO V

LA C.T.P. EN ESTOS MOMENTOS CUENTA CON LOS SIGUIENTES GREMIOS AFILIADOS:

 

1) Sociedad de Resistencia de Oficiales Albañiles y Anexos.

2) Liga de Obreros Marítimos (12 secciones).

3) Asociación Ferroviaria.

4) Asociación Tranviaria.

5) Sociedad de Empleados y Obreros de la A.PC.C. (Puerto Nuevo).

6) Mosaístas.

7) Carpinteros, Ebanistas, Similares y A.

8) Colocadores de Piso.

9) Cocineros Terrestres.

10) Cerveceros Unidos.

11) Federación de Obreros del Calzado.

12) Obreros Pintores.

13) Cigarreras Unidas.

14) Cigarrilleros Unidos.

15) M.H.P.

16) Cargadores de Carros y Vagones.

17) Centro Obreros Panaderos.

18) Fideeros Unidos.

19) Desmenuzadores y Serruchadores de Carne.

20) Estibadores de Carne.

21) Sindicato Obreros de la Industria Paraguaya de Carne, Piquete-Cué.

22) Sindicato Obreros de la Industria Paraguaya de Carne, San Antonio.

23) Sindicato Obreros de la Industria Paraguaya de Carne, Zeballos-Cué.

24) Estibadores de Comercio.

25) Costureras Unidas.

26) Licoristas Unidas.

27) Astillero San Isidro.

28) Yerbateros Unidos.

29) Asociación de Músicos.

30) Obreros Sastres.

31) Sindicatos Obreros de la "Empresa Grau".

32) Nogués Ferrario (Obreros de la casa).

33) Carameleras Unidas.

 

            Organizaciones del interior

 

34) Empleados y Obreros de San Solano, de San Pedro del Paraná.

35) Sindicato de Motoristas Fluviales de Concepción.

36) Obreros Sastres de Villarrica.

37) Sociedad de R. de Oficiales Albañiles y A. de Villarrica.

38) Obreros Aserraderos de Salitre-Cué

39) Obreros Aserradores de Fassardi (Km. 37).

40) Obreros Sastres de Luque.

41) Picapedreros de Ybycuíti.

42) Federación Obrera local de Concepción (con 11 secciones).

43) Federación Obrera de la Industria del Tanino de Puerto Pinasco.

44) Federación Obrera de la Industria del Tanino de Puerto Casado.

45) Federación obrera de la Industria del Tanino de Puerto Sastre.

46) Federación Obrera de la Industria del Tanino de Puerto Guaraní.

47) Sindicato Obreros de Puerto Ybapobó.

48) Asociación Agricultores de (...) Naranjaty.

 

CAPÍTULO VI

LA LUCHA CONTRA LA CLASE PATRONAL

 

            Como en todos los países de América del Sur, tomando como ejemplo nuestro continente, en el Paraguay la clase patronal está dividida en dos grupos: el de la burguesía nacional, compuesto por paraguayos y por extranjeros radicados en el país, y el de la burguesía imperialista, que forman los empresarios, industriales y bancarios, que monopolizan las importaciones y exportaciones y manejan los trusts de acuerdo a sus intereses, controlando las fundamentales fuentes de riquezas nacionales. En sus manos están las industrias del tanino. Pinasco, Casado, Sastre, Guaraní, la única red ferrocarrilera, el servicio tranviario y de luz, el servicio de teléfono.

            Las Cías. de Navegación, Mihanovich, Camihort. Los dueños de los aserraderos, de los yerbales, las mayorías de las grandes estancias, etc. Los capitales que invierte la burguesía imperialista en el país no aumentan sino en los muy necesarios para nuevas explotaciones, evitando desde luego fomentar la industria, pero llevan ganancias de millones comprobadas por sus libros de contabilidad (caso de la C.A.L.T.) arrancadas a base del hambreamiento de los trabajadores y de concesiones leoninas cedidas a espaldas del pueblo a depositar en los Bancos Europeos o Norteamericanos como poderosa divisa y reserva formidable, manteniendo en esa forma nuestro país bajo su poderío y por la influencia económica controla y vigila desde el movimiento político y social más importante hasta el más detalle que les interesa para ejercer mejor su soberanía sobre gobiernos que se suceden y sobre los partidos y los sectores manejan a base de componendas para presionar y mantener bajos salarios a los obreros. En estas condiciones los trabajado paraguayos viven en las más espantosas miserias, no comen dos veces al día, la tuberculosis hace estragos en sus medios, no existe higiene ni medicamento, falta escuela, etc.; estos motivos llevan a la raza a una dolorosa degeneración evitable con la unidad de los sectores democráticos y con una actitud firme y verdaderamente nacionalista.

            La burguesía nacional, formada en su mayoría de pequeños comerciantes dueños de algunos talleres, hacendados y propietarios de algunas hectáreas de tierras que no pueden exportar, ni importar por las trabas impuestas. Gran parte de ella se arruina y cae en la miseria, donde está sumido el obrero, absorbido por el imperialismo implacable. La clase obrera del Paraguay con este sector económico tiene la más buena predisposición de trabajar y de ayudarle a levantar su economía, levantando la grandeza de la patria, con la lucha conjunta, la independencia económica del yugo imperialista extranjero, creando un ambiente de garantía de libertad y efectivizando una democracia concreta en hecho.

            Los sectores reaccionarios vende patria, fascistas y fascistizantes criollos completan el cuadro económico-político del país, eternos enemigos del mejoramiento material y cultural de las masas del pueblo, sirvientes de la parte putrefacta del capital financiero, como "El Tiempo", "Legión de Hierro", "Frente de Guerra", etc., que continúan obstaculizando la marcha ascendente de la unidad obrero- nacional. Son ellos los anti-normalizacionistas, los que conspiran contra la paz y la tranquilidad del pueblo paraguayo.     

            Corresponde urgentemente al proletariado, al campesino y empleados en general unir sus fuerzas, fortaleciendo la C.T.P., con perspectiva de ampliar más tarde aliándose a otras capas sociales. Sólo en estas condiciones habremos conseguido los objetivos:

primero, mejores salarios, mejor trabajo de parte de los patrones, tierras, semillas, herramientas gratis, fijación de precios a los productos agrícolas: escuelas, higiene en los lugares de trabajo, médicos y medicamentos gratis, atención a los desocupados. Sobre esta base llamó a la unidad la C.T.P. a todos los trabajadores desde el primer momento y ésta es la hora que (...) entre las masas (...) porque ha combatido desde el primer momento (...).

 

 

CAPÍTULO VII

EL MOVIMIENTO HUELGUÍSTICO

 

            En los primeros tiempos de su existencia la C.T.P. y especialmente en el curso del movimiento popular de febrero ha recurrido al arma extrema de la huelga general. En efecto: a raíz del primer zarpazo de la reacción contra el movimiento obrero renaciente y popular, en que fueron apresados sin ningún motivo, el Secretario y Sub Secretario General de la C.N.T., compañeros Gaona y Mayol, el proletariado organizado respondió con una huelga general los días 11 y 12 de mayo, preparando el terreno al Congreso Ex Combatientes que frenó en sus comienzos la mano de la reacción, aún cuando no haya conseguido la libertad de sus presos.

            Esa primera huelga general llevada a cabo por la C.N.T. ha sido saludable porque ha clarificado el ambiente político y ha templado el espíritu combativo de la masa. Dada su corta existencia y el golpe sorpresivo de la reacción, la huelga logró el éxito deseado por la falta de preparación suficiente en el sentido de asegurarse el apoyo de los sectores populares. Ha sido una huelga justa, porque no puede existir huelga injusta, defendiendo los intereses y la libertad de los trabajadores y del pueblo explotado y oprimido, solicitando mejoras de salarios, mejores condiciones de trabajos y mejoras sociales en los servicios.

            Las huelgas parciales por reivindicaciones económicas y por reconocimientos de sindicatos fueron numerosas. Pero en muchos casos ha habido error en procedimiento que daba lugar a fuerte represalia por parte de la fuerza policial y del ejército. Dada la situación especial del país; la presión imperialista y oligárquica sobre el gobierno de facto, la delicada situación política interna, el estado de sitio, el trabajo fascista y la fuerte represión policial sobre el sector obrero, y a fin de evitar la provocación de los perturbadores, la clase obrera ha soportado los interminables trámites legales burocráticos y se ha ajustado a sus fallos no siempre justos, recurriendo a la huelga sólo fracasadas todas las tratativas. En muchos casos los obreros sacrificaron también sus mejores entusiasmos, energía e intereses para no violentar la ya señalada situación interna del país, para encaminarlo hacia la normalización y no dar arma a los golpistas a aprovecharse de un movimiento de masa (huelgas de obreros de la C.A.L.T., Marítimos, Zeballos-Cué), para explotar con sus planes anti-nacionales.

            En los últimos tiempos sostuvimos tres huelgas importantes que resultaron coronadas de éxitos por su planteamiento justo, buena orientación y dirección, unidad combativa y la solidaridad efectiva de clase: Federación de Obreros del Calzado. Liga Marítima y Obreros del Peñón.

            Los compañeros del Calzado afrontaron con la huelga, la formidable arma del proletariado frente a los fabricantes de calzados. Pusineri y Cía., Abate Lacarruba, Burgel, que pretendieron los unos monopolizar la industria del calzado, desconocer el contrato colectivo de trabajo en vigencia y otros renovar su personal por elementos allegados a ellos para formar sus cuadros de carneros y desconocer a la Federación de O. del Calzado como organismo representante de los obreros de este ramo. Pero la férrea unidad mantenida durante los ocho meses de lucha obligó al secretario del grupo fascista italiano en el Paraguay, señor Pusineri, a ceder, durante este lapso de tiempo se parcializó la huelga, cediendo también Abate Lacarruba y poco después Burgel, cuando vieron la imposibilidad de vencer ni desmoralizar la fuerza viva y siempre latente de los compañeros. Las ayudas solidarias alcanzaron cerca de un millón de pesos de curso legal. La Liga de Obreros Marítimos recogiendo sus mejores tradiciones de lucha venció a las casas armadoras y las grandes empresas navieras, como Mihanovich; Camihort, con la poderosa fuerza de la organización y la unidad imponiendo en poco tiempo, los compañeros sus pedidos y haciendo deponer la actitud reaccionaria y caprichosa de estas empresas. Los compañeros del Peñón igualmente vencieron en medio de todas las reacciones y las persecuciones a sus hombres más activos y capaces. La expulsión en masa y el confinamiento ordenado por el comisario del feudo, no hizo decaer a la masa que vibraba de entusiasmo y era consciente de su lucha, siendo el motor que conducía hacia el triunfo.

            La huelga de los obreros tanineros de Puerto Guaraní es otro alto ejemplo del deseo de lucha de las masas. Pero a pesar del heroísmo y la abnegación de los compañeros no ha podido triunfar ampliamente por insuficiencia de la dirección local, la falla en la solidaridad y unidad de los compañeros de otros feudos tanineros y del proletariado nacional, resultando impotente para lograr sus reivindicaciones, evitar el destierro, prisión de sus dirigentes y desalojo de sus familiares. Sin embargo, la huelga fue completamente justa. Se produjo después de espera, de la respuesta de los accionistas residentes en el extranjero y el fallo del D.N.T.

            La estadística internacional de los conflictos obreros y la experiencia de los compañeros mexicanos aplicables a nuestro caso demuestra que en los períodos de bonanza o de recuperación para la clase patronal lo mismo que los períodos de garantía posibles para los trabajadores las huelgas aumentan considerablemente: mientras que en los momentos de depresión económica o de opresión política los trabajadores disminuyen sus demandas, estimando que cuando los patrones no pueden negarse a aceptar sus peticiones cuando existe la posibilidad de recibir justicia, es cuando se lucha con mayor ímpetu, en tanto que bajo un gobierno enemigo de la clase trabajadora o en los momentos de crisis económica es imposible aumentar el standard de vida de las masas limitándose entonces el proletariado a conservar las posiciones adquiridas. Así ha acontecido en los Estados Unidos de Norteamérica durante la administración del presidente Roosevelt, en Francia bajo el régimen del gobierno del Frente Popular y en España durante el gobierno republicano, excepto en el lapso de tiempo que manejó la República el Partido Conservador. De esta manera contesta la C.T.P. a la pregunta, por qué ha disminuido la huelga en el período transcurrido desde el 3 de agosto de 1937.

            Antes de la existencia de la C.T.P. se lanzaban los gremios a las huelgas aisladamente, sin tener un apoyo moral, ni una ayuda solidaria. Los elementos rompe huelga aparecían con más facilidad en el escenario de la lucha. Aún recuerda la masa obrera las sangrientas huelgas de los obreros marítimos, albañiles y ferroviarios. Pero con la Confederación se pudo neutralizar esas corrientes divisionistas, distribuir la fuerza, dar calor y apoyo a los compañeros que sostienen sus luchas frente a la patronal. Ello se ha comprobado en la famosa intervención del Estado conseguida por C.T.P. y los tranviarios en los libros de contabilidad de la C.A.L.T., donde comprobó los millones de ganancias de la Cía, a pesar de todas las astucias empleadas para no ceder a aumentos de salarios solicitados.

            Así como con la lucha la masa obrera ha conquistado leyes sociales ha logrado que el 1° de Mayo sea incluido en los calendarios burgueses universalmente como feriado con la lucha, debemos conseguir que la huelga sea contemplada en los códigos de Derecho, como derecho inalienable de la clase obrera, como ya contemplan leyes especiales en los países más democráticos.

 

 

CAPÍTULO VIII

EL AUMENTO DE LOS SALARIOS Y LA CARESTÍA DE LA VIDA

 

            Abarcaremos desde la ante-guerra para demostrar mejor en qué situación económica y social se encuentra la clase obrera en nuestro país. Demostraremos cómo las autoridades del Estado se complican en forma vergonzosa con las empresas extranjeras, permitiendo que éstas eleven el costo de la vida de la población, dejando margen de odio y tirantez sobre nuestra clase, argumentando que los aumentos solicitados por los obreros perjudican a todas las capas sociales con el aumento de la subsistencia, poniendo así en auge la teoría de Proudhon.

            El presente cuadro demostrativo nos servirá de base, cómo las organizaciones pudieron mejorar en algo la carestía de la vida en la posguerra del Chaco, quedando siempre un déficit de porcentaje ponderable para poder vivir modestamente.

 


 

            Como puede notarse no existe en la posguerra salario que llega a $ 290 c/l en jornada de 8 horas. A través de la lucha titánica se ha podido elevar a la suma marcada en el cuadro (...), los demás gremios se omiten porque los salarios son menos que éstos que figuran de acuerdo a los datos estadísticos que obran en nuestro archivo.

            Ahora bien, desde 1931 hasta la fecha el costo de la vida ha subido ocho veces más, primero con el auge de la "Bolsa Negra", elevando los tipos de cambios que aumentaron hasta en 500 por ciento, después con impuestos de todas layas, con la suba inmoderada de los artículos de primera necesidad. El presente cuadro demostrativo puede hacer ver con mucha claridad esta afirmación.

 


 

            La ropa de vestir ha aumentado 1000 por ciento de precio. El alquiler de un rancho de $ 200 y 250 ha aumentado a $ 600 y $ 700 mensualmente, sin agua por lo general.

            Esto demuestra que un obrero con 3 hijos en la actual crisis en que vivimos necesita ganar por lo menos $350 diarios para comer malamente dos veces por día. Esto explica la degeneración de la raza y por qué la tuberculosis hace estragos entre la clase asalariada, solamente entre los obreros, Patrones Cabotaje de 3a. clase, anualmente se retiran del trabajo de 6 a 8 por ciento y mueren de 2 a 4 por ciento. Los obreros del interior de la República (obrajeros, mensús, peones de estancia y agricultores) se encuentran en peores condiciones porque ganan de 50 a 60 pesos por día y son más caros los artículos de primera necesidad. La clase obrera ha demostrado al D.N.T. en numerosos casos por medio de cuadros demostrativos, alegatos, etc., la excesiva disminución de los salarios en relación a los de ante-guerra, pero la posición empresaria de sus miembros y del Estado no permitió considerar la apremiante situación del pueblo, dando fallos arbitrales netamente favorables a las Empresas tras los pliegos de condiciones. El caso de los Ferroviarios que en el mismo fallo; arbitral, contempló aumento de tarifas de cargas, encomiendas y pasajes por valor de 15 millones de c/l mensual (...) el personal aclara ya nuestra acusación ante el fallo arbitral sobre el pedido de aumento de salarios de los obreros de la C.A.L.T., el D.N.T. tuvo nuevamente una neta actuación muy empresista, contemplando en el mismo fallo una autorización a la Compañía de elevar tarifas de luz y pasajes en un 25 por ciento que implica millones de pesos de entradas en la Caja de la Compañía a cambio de un misérrimo porcentaje de aumento para los obreros. Pero es que estas empresas, como la casa mucho más serio todavía cuando Llerandi y Cía. y otras al tener conocimiento del deseo de pedir aumento los obreros han elevado ya el importe de sus servicios y de sus productos y que los fallos del D.N.T. vinieron en 6 meses y un año y medio después, oficializando las arbitrariedades de las empresas. He aquí pues que no es por el pedido de aumento de salarios que hacen los obreros que se encarece la vida, sino porque hay complicidad, que la reacción fascista utiliza para preparar un ambiente propicio a sus maquinaciones golpistas. Frente a esta situación la C.T.P. ha llamado a la unidad obrera y democrática de los sectores. En esta soberana Asamblea vuelve a recordar a la masa que sólo una poderosa acción sindical unificada puede destruir o impedir las maniobras patronales, las maniobras imperialistas o fascistas que llevan a la ruina a nuestro país sin cumplir su proceso "revolución democrático-burguesa". Al mismo tiempo necesitamos que todas las fuerzas de opinión nos acompañen, que será positivo cuando las masas entren a analizar y comprender la función social del proletariado, sólo así habremos arrancado la Legislación del Trabajo que venimos agitando. Si pretendemos continuar en un círculo netamente nuestro nos envolverán siempre las fuerzas imperialistas que trabajan en el sentido del fascismo.

            La C.T.P. continuará luchando contra el reacio procedimiento que consiste aumentar de precio los artículos de consumo necesario no sólo en la proporción en que los salarios habían aumentado, sino en cantidad mucho mayor -esto es donde no existe un gobierno rodeado de calor popular-, de tal manera que bien pronto se produce una crisis seria, que luego se transforma en crisis general. Este procedimiento es el caballo de batalla en estos momentos que vivimos en nuestro país, en que la reacción fascista y oligárquica utiliza por la falta de fuerza popular que reprima esa actitud, para preparar todo un descontento en el pueblo y un caos político para llegar al poder por el putsch.

            La C.T.P. ha dado la directiva de continuar luchando por mejoras de salarios, de condiciones de trabajo, frente a todas las injurias expedidas contra la clase obrera, así mismo ha pretendido formar comités mixtos de obreros y estudiantes, empleados y sectores políticos contra la carestía de la vida, pero este ideal no se ha materializado aún. Como vemos, la clase obrera no es culpable de esta situación calamitosa. Ella por su situación miserable de vida no puede esperar más para lanzarse a la lucha. La situación está pues a la acción conjunta y enérgica de todos los sectores populares y de la clase obrera para hacer posible el abaratamiento de la vida.

 

 

CAPÍTULO IX

LOS SALARIOS Y LA ALIMENTACIÓN DEL PROLETARIADO PARAGUAYO

 

            Como hemos visto en el capítulo anterior, los salarios percibidos por los obreros llevan en sí o entraña un déficit en contra de la familia obrera en una proporción de 30, 50 y 100 por ciento, según el ramo de trabajo y la casa en que se ocupa. El salario medio expresado en moneda argentina es de 2 pesos y en muchos casos menos, llegando en casos excepcionales a pesos 4. En cambio el obrero argentino empieza su labor con un salario mínimo de $ SEIS, que al cambio de (...) hace $ 20 c/l paraguayo, con un costo de vida mucho menor. Estos datos hablan en forma contundente, porque los obreros de las ciudades y de las campiñas sufren hipo-alimentación.

            Teniendo en cuenta que el país no tiene industrias sino en gestación, plantaciones agrícolas extensivas ni intensivas, sino con miras a ellas, porque existen tierras en miles de kilómetros que guardan aún las plantas vírgenes del trópico, plantadas por la naturaleza y no por la mano fecunda del labriego, se comprenderá sin duda alguna que el factor hombre es primordial en este país y justifica plenamente la lucha de la C.T.P. por la elevación del nivel de vida de los obreros y demás sectores del pueblo paraguayo. (Continuará.)

 

 

CAPÍTULO X

EL PROBLEMA AGRARIO

 

            Después del movimiento del 17 de febrero de 1936, los campesinos recibieron más de 6.000 hectáreas del gobierno del coronel Franco; siendo después despojados en numerosos lugares por los terratenientes y caudillos lugareños, durante el ejercicio del Gobierno de Paiva.

            Ya nadie desconoce que la Central Obrera ha agitado por todos los medios a su alcance el reparto de tierras a los agricultores para trabajar. La C.T.P., comprendiendo que la materialización de este ideal debe venir aparejada con la organización campesina, ha procurado sin desaliento alguno agrupar a los agricultores, pero la falta de garantías para llegar hasta el campesinado a agitar y orientar hacia la organización, ha retardado el plan trazado por la C.T.P. No obstante, el anhelo de organizarse ha penetrado en el seno de todos los campesinos; de ello prueban las iniciativas de los agricultores de Caazapá, Rubio Ñu, de la Colonia General Díaz, Sapucay, Caballero, Itá, Carapeguá, Belén y otros lugares importantes, así como de los carreteros de Guarambaré, Itá y Carapeguá.

            Esto demuestra, fundamentalmente que el reparto de la tierra es un problema candente, ya que la posesión de la tierra debe ser antes que nada para trabajar y adelantar la agricultura.

            El doctor Rodolfo Ritter ha dado datos estadísticos muy importantes que nosotros consideramos dignos de inclusión en nuestro informe, porque no hay un catastro oficial, una publicación de la oficina encargada que haga saber al pueblo la verdadera distribución de la tierra en nuestro país, y por otro lado vemos cómo los campesinos son parias, sin hogares, no porque quieren sino porque les obligan, lo que más nos afirma la veracidad de estos datos que a continuación damos.

            Decía el doctor Ritter, "en toda la República hay 38.348 propiedades particulares que ocupan una superficie de 32.766.938 Has. Calculando la extensión del Paraguay en 40.000.000 de Has, resulta que al Estado le restan todavía más de 7 millones de Has. De las 38.348 propiedades rurales en que se divide el territorio paraguayo, 3.378 propiedades ocupan menos de una ha., esos son los títulos que tienen por objeto las casas en los municipios. Deduciendo el segundo N° del primero obtendremos 34.970 propiedades rurales".

            ¿Cómo se distribuyen esas propiedades según su extensión? Podemos verlo en el cuadro siguiente:

 


           

Este cuadro demuestra la desigualdad extraordinaria de la propiedad territorial. Mientras que para propiedades de 49 hs. hay 28.093 títulos por un total de sólo 301.719 has., 133 propiedades ocupan extensiones más allá de 50.000 has. cada una, en el total monstruoso de 15.380.008. Esta cantidad representa 136 propiedades particulares. Y hay que tener presente que esas 136 propiedades representan un número mucho más reducido de propietarios. ¿Quién sabe si llegan a 60? ¿En qué proporción la población del Paraguay participa en la posesión del suelo?

            Tomando las 38.000 propiedades y calculando la población 700.000 habitantes y admitiendo lo que está lejos de corresponder a la realidad, que cada propiedad corresponde a un propietario, obtendremos que el 58 por ciento de la población del Paraguay participa de la propiedad. Es decir, que sólo el 5 por ciento de sus habitantes tienen casa o chacra propia. En realidad esta proporción es menor, apenas llega a 4 por ciento.

            La influencia de los terratenientes, si bien ha anulado prácticamente la reforma de la Ley Agraria que el movimiento de masas ha arrancado después del 17 de febrero de 1936, no debemos perder la perspectiva que con la consolidación de la unidad obrera y el movimiento del campesinado podemos arrancar nuevas leyes agrarias que contemplen ampliamente los intereses campesinos, que aseguren a cada agricultor una parcela de tierra para trabajar, con título de propiedad efectiva y no a título precario. La Central Obrera, C.T.P., ha luchado y seguirá luchando con energía por organizar a los trabajadores campesinos para sacudir su yugo con la ayuda del proletariado, por la colonización mediante la subdivisión de los latifundios, repartiendo a los 20.000 paraguayos dispersos en la frontera en territorio argentino y brasileño, huidos por causa de persecuciones, desalojos, etc., igualmente no variará en su norma de lucha legal de masa organizada gremialmente hasta arrancar semillas gratis, secaderos para productos agrícolas, crédito a largo plazo y a bajo interés del Estado, herramientas, insecticidas, fijación de precios a los productos agrícolas, etc., para los agricultores, comprendiendo que nuestra país es netamente agrario y que debe florecer como tal.

            Sólo la unidad de las masas populares puede ofrecemos la normalidad institucional y conseguida esta, la marcha por la vida democrática marcará la ruta del mejoramiento económico y cultural de los trabajadores del campo y de todo el pueblo. Pero, nuestra posición nos dice que debemos trabajar sin desmayos por forjar la organización campesina en todos los lugares, en los pueblos, en los valles, en los partidos y compañías y centralizar a medida de su desarrollo en una Central campesina con la que la C.T.P. formará alianza, solidaridad y ayuda mutua.

 

 

CAPÍTULO XI

LA C.T.P. Y EL ESTADO

 

            La clase obrera como base principal de la economía nacional no puede permanecer indiferente ante los vitales intereses generales confiados a los gobiernos. De ahí que la C.T.P, como organismo independiente de clase, tiene interés de la constitución de gobiernos nacionales progresistas, democráticos y populares que sean la fiel expresión de su voluntad y de sus aspiraciones de bienestar. Esta injerencia política de la central obrera, se hará en todo momento en función a los intereses de las masas trabajadoras y del pueblo paraguayo. Ella considera, en estos momentos; que la única solución a la crisis interna ya las amenazas que se ciernen sobre el presente y porvenir de la nacionalidad, está en un gobierno de unidad nacional, que restaure la vigencia plena de la Constitución, dicte una amnistía para nuestros dirigentes Gaona, Mayol y todos los demócratas; reconozca los derechos económicos y políticos del proletariado, adopte medidas contra la infiltración del fascismo, como acaba de hacerlo el presidente argentino Dr. Ortiz, etc., porque éste es el camino de la normalidad institucional y del afianzamiento definitivo de la paz, que ahogará en germen los golpes de Estado y conatos fascistas.

 

 

CAPITULO XII

LA C.T.P. LUCHA CONTRA EL FASCISMO Y LA GUERRA,

CONTRA LA PENETRACIÓN DEL FASCISMO EN NUESTRO PAÍS

 

            La clase obrera tiene un enemigo irreconciliable: el fascismo. El fascismo es la parte putrefacta y guerrerista del capitalismo imperialista, que ya no confía, en lo político, en el régimen liberal de la burguesía ni a sus principios "dejar hacer, dejar pasar, no gobernéis demasiado", ni en lo económico, a su forma de desenvolvimiento "la libre concurrencia".

            El fascismo en nuestro país, como en todas partes, representa la violencia, la barbarie, la anormalidad institucional, las provocaciones y los putsch, la represión del movimiento obrero, la explotación refinada del proletariado y del campesinado, la pérdida de la libertad del pueblo, la forma de gobierno republicano democrático, la conquista de la civilización y la culminación de nuevas guerras, de nuevas masacres y nuevos incendios, como en España, invade y anexiona naciones libres: Austria, Checoslovaquia, Memel, Albania, Etiopía.

            Por estos motivos fundamentales la clase obrera del Paraguay, siguiendo el digno camino del proletariado español y de todos los obreros bien orientados del mundo, luchará contra el fascismo hasta el final.

            En nuestro país el fascismo ha penetrado sin obstáculo alguno aprovechando desde la anteguerra del comercio internacional, la tolerancia de los gobiernos. Durante la guerra han venido en inmensas caravanas en carácter de inmigrantes los agentes del fascismo internacional, y en la posguerra hasta nuestros días continúan llegando libres de control de sus actividades dentro del país.

            La C.T.P. ha denunciado a las autoridades las actividades ilegales del fascismo en las colonias que son verdaderas guarniciones nazistas, pero continúan aún gozando de todos los privilegios en flagrantes violaciones de las leyes del país y la Constitución

Nacional. Estas colonias alemanas, italianas y japonesas ubica en el interior del país, tenían ligazones con su central del Plata hasta la intervención ordenada por el gobierno argentino del Dr. Ortiz en "las actividades nazis de aquel país, (...) denunciado desde sus columnas las actividades fascistas en el Paraguay y la existencia de depósitos de armas en una de las colonias alemanas en nuestro país. Frente a estos hechos, frente a este fascismo pues muchos no le dan importancia por apatía, y otros por darle apoyo, hay un silencio cómplice de parte de las autoridades gubernamentales. De esta manera se van formando "las minorías" que mañana pedirán la anexión de nuestro territorio al tercer Reich, con la fuerza equipada y ejercitada que ya tienen y que tienden a aumentar en el taller del Colegio Alemán, donde se enseña fascismo, violentando las disposiciones y reglamentos de enseñanza (...).

            Ante estos trabajos del fascismo, en nombre de la patria, de su independencia y de la libertad proclamada por nuestra Constitución, la clase obrera unificada en la C.T.P. ha desplegado su actividad denunciando los trabajos ilegales y golpistas ante la opinión pública, en forma limitada por la falta de libertad de palabra y de reunión, Ha llamado a los partidos políticos democráticos a una acei6n común, a todos los sectores, estudiantes, católicos y pueblo en general amante de la libertad y del sistema de gobierno republicano democrático.

            La organización del campesinado y de todos los trabajadores del país alrededor de la C.T.P. debe ser el eje sobre el cual gire la máquina constructora del dique que detenga a los bárbaros del triángulo Roma-Berlín-Tokio.

            Luchando por más pan, por más escuelas, por mejores condiciones de trabajo, por más higiene, por la normalización del país, contra la guerra, por el progreso en general, seguiremos luchando contra el fascismo que significa retroceso de la historia, y el desmoronamiento de la civilización humana.

 

 

CAPÍTULO XIII

POSICIÓN DE LA C.T.P. FRENTE AL TRATADO Y

PLEBISCITO DE PAZ, DE AMISTAD Y LÍMITES" CON BOLIVIA

 

            La C. T. P, Central Obrera Unitaria de la República, por unanimidad de sus componentes se pronunció ante el Tratado de Paz con Bolivia en los momentos en que se reunía la Conferencia de Paz en la capital argentina, con la participación de los países mediadores compuesto de Norteamérica, Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay.

            La C.T.P. en ese sentido después, hizo público por medio de un manifiesto su posición frente al magno acontecimiento (...).

            La C.T.P., de amplia estructura democrática y hondo sentimiento pacifista, al unir su voz de aplauso al coro unánime de América y del mundo democrático que reconoce en la paz el (...).

            Declaró entonces y declara hoy con todo el fervor de sus convicciones de fraternidad universal.

            1.- Que saluda el procedimiento pacifista y humano del arbitraje, empleado por los gobiernos del Paraguay y Bolivia, para dar solución satisfactoria a su viejo diferendo que ha llegado a ensangrentar el gran Chaco, con la sangre preciosa de la mejor juventud de ambos pueblos hermanos.

            2.- Que acepta el Tratado suscrito en Buenos Aires el 21 de julio de 1938, por el cual queda restablecida la paz entre los dos países: adjudica al Paraguay 232 mil 600 Km cuadrados de territorio de los 263.150 Km cuadrados ocupados por nuestra fuerza al terminar la última contienda; debiendo someterse a arbitraje de buena equidad compuesta de los seis mediadores, la octava parte del Chaco o sea 45.000 Km cuadrados y se otorga a Bolivia la misma cantidad de territorio (45 mil Km cuadrados), debiendo nuestro país conceder a la misma un puerto franco sobre el río Paraguay, en la zona de Casado, bajo nuestra soberanía.

            3.- Que no afectando en lo fundamental la integridad, ni la soberanía de la Nación, no lesiona en consecuencia, el decoro y la dignidad de la misma.

            4.- Que el puerto franco concedido a Bolivia bajo la soberanía del Paraguay con un convenio económico-comercial equitativo y ecuánime, antes de perjudicar a nuestra economía, puede desarrollar los intereses recíprocos de ambos pueblos en beneficio de la paz y la grandeza de América.

            5.- Que en mérito a tales razones, nuestro organismo eminentemente pacifista y democrático, bregará en el próximo plebiscito de Paz, con todas sus fuerzas en favor de la ratificación del acuerdo de Paz, Amistad y de Límites suscrito en Buenos Aires.

            6.- Que para hacer posible un gran movimiento de opinión en favor de la Paz, o sea el triunfo de las fuerzas democráticas en el Plebiscito Nacional a realizarse el 10 de agosto, por otro lado es menester un ambiente de confianza y legalidad; la C.T.P. reclamó del gobierno las siguientes medidas: a) amplias libertades sindicales; b) libertad de palabra, reunión, prensa y levantamiento del Estado de Sitio (...).

            En este sentido propuso en aquella oportunidad la C.T.P. el siguiente programa, que el pueblo paraguayo no tomó en su justo valor, razón por la cual no existe una acción mancomunada para traer la felicidad a nuestro pueblo sobre la práctica de estos puntos; este soberano Congreso debe ratificar y poner sus empeños para la materialización de estas reivindicaciones.

            1.- Reivindicaciones políticas: a) Efectiva normalización institucional del país y efectiva observancia de la Constitución Nacional, para liquidar de los anales de la República el método de los cuartelazo; b) Amnistía amplia para todos los dirigentes sindicales y para todos los partidos políticos dispuestos a contribuir en el afianzamiento del retorno a la normalidad constitucional; c) Amplia protección para el desarrollo legal y normal de la organización obrera en todo el país: libertad de reunión, asociación y prensa obrera; d) Consolidación y mayor autonomía del D.N.T.

            2.- Reivindicaciones económicas: a) Firme política tendiente a la estabilización monetaria y control sobre los precios para asegurar la urgente e impostergable estabilización de los salarios y sueldos; b) Fijación de salario mínimo tomando como base la escala imperante de los precios de los artículos de primera necesidad por medio de comisiones paritarias en cada industria formadas con representantes del D.N.T., empresarios y obreros; c) Esfuerzo hacia el establecimiento de precios mínimos del algodón, tomando como base, costo de vida, de producción, flete, precios, mercados por medio de representantes del Departamento de Industria y Monopolio, empresas compradoras y gremios de algodoneros; d) Progresiva liberación de las (...).

            3.- Política exterior. a) Convención continental sobre el problema yerbatero entre los países productores. Argentina, Brasil y Paraguay, tendiente a uniformar las condiciones legales de trabajo; b) Preferente preocupación del gobierno para mejorar y estimular la concurrencia de la producción nacional en el mercado del Río de la Plata, especialmente en la Argentina, a fin de remediar la angustiosa situación de los trabajadores de la madera, ganadera (cueros), de los cultivadores de fruta (naranjas) y para el abaratamiento de flete, supresión de las restricciones aduaneras y facilidades. Paraguay para readquirir su soberanía sobre el Ferrocarril Central del Paraguay, sobre la base de la transferencia de las acciones del gobierno argentino al del Paraguay en dicho ferrocarril. c) Especial preocupación por echar las bases para el intercambio económico -cultural-comercial con Bolivia; d) Confirmación de la Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra y por supuesto en la Liga de las Naciones.

            4.- Cultura: a) Esfuerzo por aumentar incesantemente el número de escuelas en todo el país; b) Establecimiento en la Capital y ciudades importantes de Escuelas elementales nocturnas para adultos: c) Tomar iniciativa o ayudar para la creación de una Universidad Obrera de especialidades en la Capital, para la capacitación técnica del personal obrero de las empresas del transporte y establecimientos industriales.

            5.- Generales: a) Ayuda a los trabajadores de la tierra por medio de una progresiva y racional división de la propiedad agraria y el establecimiento de crédito agrario bajo el control del Banco Agrícola de la Nación; b) Preocupación para dar facilidades de transporte por medio de trazados de caminos carreteros pavimentados que permitan su mayor utilización popular, que reclama el actual desarrollo económico del país y ofrezcan la mayor perspectiva para el futuro desarrollo de la colonización; c) Incremento de la inmigración amplia; d) Incorporación del estudio de la legislación del trabajo en la Universidad de Derecho y Ciencias Sociales y en la de Ciencias Económicas.

            Declaró también la C.T.P. en aquella oportunidad que no obstante de recibir de las autoridades del Gobierno la afirmación que no existían cláusulas secretas en el Tratado de Paz, la masa obrera sin embargo no se hacía responsable sino por los documentos y bases de arreglo publicados.

            Compañeros, de esta soberana asamblea debemos salir sobre la base señalada a trabajar para llegar a una definitiva consolidación de la Paz y canalizar la corriente democrática aplastando la oligarquía y al fascismo terminando con ellos los malos designios de la Patria.

 

 

CAPÍTULO XIV

LA C.T.P. - LA NORMALIZACIÓN INSTITUCIONAL

Y SU POSICIÓN FRENTE A LOS GOLPES CUARTELEROS

 

            La C.T.P. ha fijado su posición y orientación frente a la situación política del país. La clase obrera del Paraguay, de acuerdo a su lema, por el orden, la paz y el progreso, no puede acompañar a los sectores antinacionales a mantener este estado de zozobra y de caos político en el ambiente nacional, máxime comprendiendo que toda situación política anormal (...) por la reacción repercute directamente y descarga todas sus consecuencias sobre el obrerismo, sin descartar que la capa social media se resiente también sin variaciones. En ese sentido, esta Central Obrera viene bregando consecuentemente por la efectivización de las elecciones, como puede verse en numerosos documentos y apreciar por el acto del 2 de abril ppdo., llevado a cabo en el Teatro Municipal, acto por la normalización del país y por la democracia, en que fueran invitados todos los sectores políticos, centros estudiantiles y culturales a participar, sin poder la reacción fascista con su campaña disolvente deshonrar nuestra actitud. La C.T.P. como medida primera consecuente con su ideal de paz y sus deseos fervorosos de tranquilidad ha reclamado del gobierno del Dr. Paiva la garantía para la organización sindical, la realización de elecciones libres y limpias, libertad de prensa y de palabra, levantamiento del Estado de Sitio, libertad de presos y vuelta de exiliados. Nos hemos dirigido al Poder Ejecutivo con un memorial, pidiendo la vuelta y la libertad de nuestros compañeros: Francisco Gaona, Tomás Mayol, Leonardo Dielma, Felipe Bosch, Manuel Borja, Julio Roca, Eulogio Portillo, Marcos Zeida, Lorenzo Agüero, Ramón Habermehll, Concepción Bareiro, Eduardo Rojas, Joaquín Piñánez, M. Arístides y J. Arévalo, sin respuesta hasta hoy.

            La C.T.P. tiene experiencia, desde 1902, de los golpes cuarteleros, todas las cargas de fatalidad de las revueltas militares de 1904, 1912, 1915, 1922, 1932, 1936 y 1937, han caído sobre sus espaldas: más hambre, más opresión, más degeneración después de cada matanza y guerrilla entre hermanos de clase; las grandes empresas extranjeras y sus abogados se repartían del botín de guerra, en este período cualquier golpe cuartelero que se desencadena en el país tendrá sello fascista, estilo Plinio Salgado, porqué los preparativos de golpes no han cesado hasta la fecha, por el contrario se agita más con la coalición fascista y la oligarquía regenerada.

            La clase obrera se ha pronunciado y se reafirma hoy en su posición normalizacionista declarando su repudio a todos los golpes o cuartelazos. Ha resuelto en su pleno del Consejo de Delegados del presente mes declararse en huelga si con una intentona se implantare una dictadura militar o un gobierno de tendencia fascista.


 

 

CAPÍTULO XV

LA GUERRA EN ESPAÑA

 

            La C.T.P ha hecho poco por la causa del proletariado español que defendió la independencia y la soberanía de su tierra frente a la invasión del ejército moro-nazi-fascista; poco porque no basta en este caso la simple declaración de solidaridad con su causa.

            El ambiente político gubernamental no nos ayudó completamente a realizar manifestaciones públicas, lanzar manifiestos, iniciar campaña de ayuda, efectuar concentraciones a favor de la causa republicana para colocar en su lugar las cosas mal informadas por los agentes del fascismo.

            Sin embargo la causa de todo el pueblo español en tragedia vivió en el corazón del proletariado paraguayo, porque siempre tuvo conciencia de su responsabilidad y sabe que la defensa de la causa española, de la soberanía y la libertad de la madre patria, de la garra del fascismo y de la voracidad de sus generales traidores constituyen la defensa misma de la democracia universal.

            El compañero Perfecto Ibarra, vigoroso líder obrero conjuntamente con el estudiante Aparicio Gutiérrez y el joven Facundo Duarte ofrendaron sus vidas por la liberación de España en las trincheras del ejército popular; fueron allá en la seguridad de que en la defensa de España estaba la defensa de los niños y mujeres de su patria. La muerte de Perfecto Ibarra es el aporte generoso de todo el proletariado paraguayo que cubre así en parte la deuda que tenemos hacia el pueblo español. El compañero Ibarra es todo un símbolo y una figura gigantesca del proletariado paraguayo. En este sentido esta soberana asamblea debe jurar seguir su ejemplo cuando la patria esté amenazada por la fuerza funesta del fascismo.

            El Comité de Ayuda a la España Leal constituido por la C.T.P. y otros sindicatos como por ejemplo la Federación de Obreros del Calzado, no ha podido cumplir con sus objetivos por la falta de garantía para su organización.

 

 

CAPÍTULO XVI

PARTICIPACIÓN DE LA C.T.P. EN ACTOS DE CARÁCTER INTERNACIONAL

 

            La C.T.P. desde su fundación ha enviado delegados en los siguientes actos internacionales, rompiendo el circulismo que existiera en otros tiempos entre sindicatos autónomos, para estrechar vínculos de solidaridad internacional ante la 24 Conferencia de la Oficina Internacional del Trabajo, reunida en Ginebra el 2 de junio de 1938, delegado compañero Nicolás Yegros.

            Ante el Congreso Obreros de América Latina, realizado en México el 7 de setiembre de 1938, delegado compañero Cirilo Aguayo. Ante el Congreso de las Democracias de América, realizado en Montevideo en el mes de marzo del presente año, delegado compañero Francisco Gaona.

 

 

CAPÍTULO XVII

LA OBRA CONSTRUCTIVA DE LA C.T.P.

 

            La C.T.P. desde su constitución trabajó con todas las organizaciones obreras adheridas y no adheridas, forjó una unidad que debe ser todavía consolidada, igualmente puso todo el empeño por organizar al campesinado, pero obstáculos y trabas de todas clases no permitieron a esta Central llegar hasta el campesinado para indicarle el verdadero camino a seguir en la organización para la conquista de sus reivindicaciones más sentidas y de algunas leyes protectoras para avanzar por la senda del mejoramiento constante sobre las primeras conquistas al (...).

            Merced a la fuerza obrera nucleada alrededor de esta Central, se ha arrancado la Ley N° 3.080 de creación del Departamento Nacional del Trabajo. Ley que contempla que un representante designado por la C.T.P. debe ser precisamente miembro de esa institución. Igualmente mediante una fuerza bien dirigida, el proletariado de toda la República se benefició con la Ley N° 3.544, sobre jornada legal de seis y ocho horas de labor. La Ley de Reforma Agraria y otras leyes de menor importancia fueron arrancadas. Estas Leyes si bien son violadas en toda su extensión, ello obedece a la falta de una acción conjunta, ayuda y solidaridad mutua. La ley sobre la jornada de 6 y 8 horas de labor se cumple allí donde existe organización; ello da la medida del inmenso valor de la organización obrera para la defensa colectiva de los intereses de nuestra clase. En esta misma capital los empleados de comercio no reciben el beneficio de esta ley, porque no están organizados. En los yerbales, en las estancias y los obrajes, los peones trabajan 12 y 16 horas por día sin tenerse en cuenta la Ley. Significa, pues, que las leyes protectoras para la clase obrera tendrán valor toda vez que exista una organización para hacer regirlas.

            Desde que esta Central apareció en el escenario de la lucha sindical, ha puesto su visto bueno por más de 80 contratos colectivos de trabajos a presentarse a los patrones o discutirse ante el D.N.T., que han mejorado indiscutiblemente en algo los obreros por estos acuerdos o contratos sus salarios la seguridad en los puestos y los tratos por parte de los encargados y patrones.

            La Central Obrera Unitaria, la C.T.R. defiende los intereses no sólo obreros, sino del pueblo en los lugares de trabajo, higiene en los barrios, agua para la población, escuela nocturna para los obreros y para los hijos de los obreros. Ha reclamado para la mujer obrera embarazada, descanso con goce de salario, sala-cuna en los lugares de trabajo, etc., que se materializará a medida de nuestra organización.

 

 

CAPÍTULO XVIII

EL DEPARTAMENTO NACIONAL DEL TRABAJO Y LA C.T.P.

 

            Esta Central ha colaborado en todos los momentos con el D.N.T. para mejorar su funcionamiento; ha gestionado una mayor autonomía, para su mejor desenvolvimiento, con tendencia a una total autonomía y a la creación del Ministerio del Trabajo. Ha criticado en forma constructiva por el exagerado burocratismo y la insolencia de sus miembros y empleados. Ha protestado con toda la masa obrera por la falta de actividad de los miembros frente a las acumulaciones de los expedientes y de los reclamos obreros en dicha oficina, igualmente por la prolongada tratativa de los pliegos de condiciones: a los ferroviarios hicieron esperar cerca de dos años, a los marítimos más de seis meses, a los tranviarios cerca de un año, a los zapateros 18 meses, a los obreros albañiles más de cuatro meses y así en todos los aspectos de las tramitaciones en los conflictos obreros-patronales.

            Necesitamos una oficina expeditiva, un D.N.T. que contemple ampliamente las necesidades de la clase obrera del país. Urge tener además, secciones de esta oficina en los puntos más importantes (yerbales, obrajes, industrias tanineras del norte y ciudades más importantes). Sólo en esa condición puede cumplir el rol que corresponde a una institución que debe solucionar problemas de urden económico y por ende social.

            Una vasta organización obrera en todo el país debe ser el impulsor de todos los grandes ideales proletarios.


 

 

CAPÍTULO XIX

EL REPRESENTANTE OBRERO ANTE EL D.N.T.

Y LA RESOLUCIÓN DEL CONSEJO DE DELEGADOS DE LA C.T.P.

 

            El señor Raúl Insaurralde, que fuera nombrado por la C.T.P. como representante obrero ante el D.N.T., en vista a su mala actuación y traición a la masa anotada por varias organizaciones afiliadas a esta Central, fue desautorizado por el supremo Consejo de Delegados y repudiado por toda la clase obrera que se manifiesta en asambleas, volantes, notas, etc. En ese mismo Consejo de Delegados fueron nombrados los compañeros Adolfo Yegros, Eliodoro Cler y Román Zárate, constituyendo la terna de candidatos exigida por la ley N° (...), terna que ha sido pasada al P .E. para la elección y nombramiento, pero hasta el presente no existe una resolución satisfactoria a este deseo unánime de los obreros. La permanencia del señor Insaurralde ante el organismo regulador de las relaciones entre obreros y patrones obstaculiza seriamente toda tratativa para llegar a los acuerdos entre las partes contratantes. Y que el Congreso Constituyente debe ratificar la sanción de que fue objeto Insaurralde por el Consejo de Delegados y expulsarlo de su seno, recabando del P.E. la designación del miembro de la terna que obra en su poder, para dar solución definitiva a esta actuación anormal del D.N.T.

 

 

CAPÍTULO XX

PALABRAS FINALES

 

            El proletariado paraguayo va a empezar a vivir y para que su existencia se prolongue y aumente su influencia, no debe salir del camino trazado, la lucha independiente revolucionaria de clase, limar las asperezas, abandonar todo sectarismo y por sobre todas las pasiones e intereses egoístas trabajar por la consolidación de la unidad y el fortalecimiento de las organizaciones proletarias y campesinas.

            Al poner la dirección de la C.T.P en manos de la asamblea soberana de su Congreso, el Comité Ejecutivo que suscribe, hace votos por la realización de las tareas que sus miembros no pudieron cumplir y que exigen, en esta hora, los trabajadores y pueblo paraguayo.

            Por el reinado de una democracia efectiva en el país. Por la libertad de prensa, de palabra, de organización. Por la amnistía de los líderes obreros, Gaona, Mayol y demás compañeros.

            Por la legislación obrera progresista, por la consolidación de la paz y medidas contra las actividades fascistas en el país (65).

 

 

PONENCIAS APROBADAS POR EL CONGRESO OBRERO

 

            Oportunas, interesantes e importantes ponencias fueron sometidas a la consideración y aprobación del congreso.

            Dichas ponencias fueron: 1a.) Sobre la unidad obrera y democrática de los sectores políticos y culturales contra el fascismo y la reacción. Informante: Eliodoro Cler. 2a.) Afirmación de los derechos sociales, culturales y políticos del proletariado. Libertad sindical, de prensa, propaganda oral y escrita. Garantía de enseñanza laica. Libertad ideológica. Informante: Aurelio Ramírez. 3a.) Cultura popular, arte, deporte, Prensa y Escuela Obrera. Informante: José C. Acosta. 4a.) Sobre las grandes empresas extranjeras. Lucha contra los monopolios y los trust. El fascismo. Informante: Nicolás Yegros. 5a.) La defensa de la democracia. La normalidad institucional. Afianzamiento de la Paz. Amnistía. Informante: Adolfo Yegros. 6a.) Organización de la ayuda material, moral y jurídica de los presos y perseguidos. Caja de Previsión Social. Derechos de la mujer, amparo de la niñez y la ancianidad. El problema de la salud. Informante: Alberto R. Angelacio. 7a.) Defensa de la economía nacional, de los sectores económicos de la clase media, empleados, pequeños industriales y comerciantes. Informante: Quintín Lezcano. Los textos de otras ponencias, tales como las que versaban sobre la industrialización del país, el problema agrario, el problema de la educación, etc., fueron incautados por la policía en su violenta irrupción al recinto del Congreso.

 

RESOLUCIONES ADOPTADAS

 

            En el Primer Congreso Obrero se resolvió la adhesión de la C.T.P., a la Confederación de Trabajadores de América Latina y a la Federación Internacional de Ámsterdam (Segunda Internacional). También se dejó constituido el Consejo Central que debía dirigir los destinos de la C.T.P. Este quedó constituido en la forma que sigue: Francisco Gaona (exiliado), José M. Barbosa (marítimo), Román Zárate (albañil), Adolfo Yegros (zapatero), José C. Acosta (panadero), Fabriciano Duarte (carpintero), Manuel Benítez (ferroviario), Isasio Acosta (tranviario), Juan Orué (albañil), Quintín Lezcano (marítimo), Gregorio Galeano (estibador de comercio), Alberto Candia (A.P.C.C.), Eliodoro Cler (pintor), Aurelio Ramírez (cervecero), Alfredo Sánchez (molinero), Pablo Franco (sastre), Alejandro Zaracho (fideero), Cirilo Aguayo (marítimo), Nicolás Yegros (albañil), Patrocinia González (costurera), Felipe López (zapatero), Josefa Fariña (tabacalera), Victoriano Silvero (carpintero), Marcelino Cáceres (albañil), Porfirio Núñez (marítimo), Gilberto Torres (cervecero), Juan Miloslavich (tranviario), Juan G. Escobar (ferroviario), Timoteo Ojeda (A.P.C.C.), Miguel R. Vázquez (panadero), Alberto Angelacio (albañil), Santos Ibarrola (zapatero), Marcelino Ledesma (marítimo).

            El Comité Ejecutivo quedó integrado como sigue: Francisco Gaona, Secretario General; Adolfo Yegros, Pro-Srio. General; Alberto Candia, Srio. De Actas y Correspondencia; Eliodoro Cler, Srio. De Finanzas; Cirilo Aguayo, Srio. De Organización; José C. Acosta, Srio. De Prensa y Propaganda; Felipe López, Srio. De Ayuda Campesina. Las distintas Comisiones Especiales quedaron integradas con los siguientes miembros. FINANZAS: E. Cler, A. Sánchez, S. Ibarrola, T. Ojeda, P. González, J. Fariña; RECLAMOS Y LEGISLACIÓN: R. Zárate, J. Orué, M. Cáceres, A. Angelacio, „W. Benítez, J M. Barbosa; PRENSA Y PROPAGANDA: J.C. Acosta, M. Ledesma, I. Acosta, P. Ñúnez, J.S. Escobar; AYUDA CAMPESINA: F. López, G. Torres, A. Zaracho, Q. Lezcano; ORGANIZACIÓN: C. Aguayo, V Silvero, M. Yegros, A. Ramírez, G. Galeano, P. Franco, J. Miloslavich, M.R.

Vázquez, F. Duarte; TERNA PARA DNT.: J. Orué, R. Zárate, M. Cáceres; REVISORES DE CUENTA: José Torres y Francisco Ramírez.

            El Congreso entró a considerar la necesidad de una carta orgánica que definiera y afianzara el proceso orgánico del movimiento obrero, plasmando las experiencias recogidas en el país, y elaboró, previo un intenso debate, la Declaración de Principios y los Estatutos de la Central Obrera, a los que a partir de entonces debía ceñirse. En el apéndice X transcribimos estos documentos (66).


 

 

LA C.T.P. Y EL GOBIERNO DEL GENERAL ESTIGARRIBIA

 

            El Congreso se ocupó de la situación de los dirigentes presos, deportados y perseguidos de muy especial manera, por la vuelta inmediata del compañero Francisco Gaona, cuya figura como afirma «CTP» constituyó la bandera y guía del gran certamen obrero nacional. El Congreso destacó delegaciones para reclamar el retorno de los deportados y para saludar al compañero Tomás Mayol, recluido en la cárcel pública. Estas gestiones fueron permanentes y reiteradas en sinnúmero de oportunidades, incluso tuvieron eco en los Estados Unidos. En efecto, en fecha 14 de junio de 1939, el compañero Anthony Wayne Smith, secretario del Departamento Latino-Americano del Comité Industrial de Organización (C.I.O.), comunicó haber sido destacada una delegación de dicha organización, presidida por John Lewis ante el presidente electo, general Estigarribia, para solicitar el retorno de Gaona.

            Pero a la reiterada reclamación por dicho retorno a lo largo de toda la existencia legal de la C.T.P. se oponía la tenaz e irreductible resistencia patronal y de toda la reacción oligárquico-fascista que seguramente estaría esperando la oportunidad para asestar el golpe mortal a las organizaciones obreras.

            Esta reacción organizada y dirigida por el nazi-fascismo criollo, cuyo personero visible era el ministro del Interior, Cnel. Morínigo, se hizo patente y provocativa en oportunidad de la llegada del general Estigarribia de los Estados Unidos.

            La C.T.P. por recomendación de su Congreso Constituyente, adoptó la siguiente resolución: «Considerando que el general Estigarribia en el curso de las entrevistas mantenidas con representantes de la C.T.R, exaltó el sistema republicano-democrático de gobierno, expresando sus propósitos indeclinables de RECONSTRUCCIÓN NACIONAL, en un ambiente de completa libertad con la participación de todos los sectores y ciudadanos progresistas, que en base a esas formulaciones, el CONGRESO OBRERO CONSTITUYENTE DE LA CONFEDERACIÓN DE TRABAJADORES DEL PARAGUAY, por aclamación y unanimidad, votó un mensaje al Presidente electo, afirmando en su texto la acción consecuente del proletariado en la lucha por la normalidad constitucional y en ese sentido, la C.T.P. como fuerza de orden y de progreso ayudará firmemente las gestiones gubernativas que tiendan a mejorar la situación del país, practicadas en el espíritu amplio y de tolerancia de nuestra Carta Magna; que el general Estigarribia ha reiterado en sus recientes declaraciones a la prensa del Río de la Plata, cuyo pueblo lo acogió calurosa y entusiastamente, su solidaridad con la política democrática y pacifista del gran presidente Roosevelt, que constituye una sólida garantía para nuestra independencia y nuestras instituciones, amenazadas por el fascismo y la reacción obscurantista, y su firme intención de mejorar la situación del obrero y del campesino. Que su llegada a esta ciudad es una oportunidad para exponer, una vez más, la inalterable conducta que orienta y prestigia las actividades de la C.T.P. para significar nuestra adhesión a sus manifestaciones. El Comité Ejecutivo de la C.T.P., RESUELVE: 1º) Acudir al puerto el día del arribo del Presidente electo, general José F. Estigarribia, debiendo todos los sindicatos reclamar por conducto de sus carteles la amnistía de los dirigentes obreros; el levantamiento del Estado de Sitio; el imperio efectivo de la Constitución, como medio de alcanzar la unidad nacional, suprema aspiración del pueblo paraguayo; 2°) El Secretario General de la C.T.P. camarada Adolfo Yegros, dará la bienvenida al futuro mandatario en nombre de la Central Obrera, fijando conforme a las resoluciones del Congreso Constituyente la posición de la C.T.P. ante los diversos problemas nacionales y solicitar la vuelta del Secretario General camarada Francisco Gaona; 3°) Comunicar la presente resolución a todos los sindicatos para su cumplimiento e invitar al pueblo a concurrir al puerto; 4°) Dar a publicidad en toda la prensa de la Capital y recabar su lectura en las radiodifusoras. Firmado: Adolfo Yegros, Cirilo Aguayo, Alberto Candia, José C. Acosta y Eliodoro Cler (67)».

            En cumplimiento de la antedicha resolución, la C.T.P. concurrió oficialmente al recibimiento del general Estigarribia. «Pero nuestra participación -me dice en una carta fechada el 13 de julio de 1939, el compañero Yegros- fue coartada por la policía. Se prohibió que hablase el representante de la C.T.P. y se censuraron y anularon varios carteles. A última hora y ya en la Plaza Uruguaya, habló Acosta y como consecuencia, estuvo tres días incomunicado. Por poco no lo deportan. Conseguimos a duras penas su libertad haciendo intervenir a Estigarribia, PL., etc.». En la mencionada carta dice: «En estos días enviaremos una delegación a Estigarribia para señalar esa forma de actuar de la reacción... que nos provoca continuamente». Se trataba, naturalmente, de la policía de Higinio Morínigo M., visible instrumento de la reacción nazi-fascista en el gobierno del Dr. Paiva. Morínigo se hallaba respaldado por el diario «El Tiempo», dirigido entonces por el Dr. Luis Argaña, católico de filiación nazista. Cuyo diario luego fue clausurado por el gobierno por su abierta campaña pro-golpe de estado nazi-fascista. Clausurado «El Tiempo» quedó otro diario, «Patria», del Partido Colorado, que estaba empeñado en obtener la reaparición de «El Tiempo» porque ambos se hallaban coaligados en la conspiración para derrocar al gobierno y quebrar el proceso normalizador del país. Por ello mismo, la C.T.P. era un obstáculo muy serio para el avance progresivo del nazi-fascismo en el Paraguay. Hasta el escritor Facundo Recalde, que fuera Presidente del Comité de Defensa de la Revolución de Febrero, publicó, precisamente en «El Tiempo» un artículo titulado: «El fascismo, única salida». Ambos diarios orquestaron una campaña permanente contra la C.T.P. tratando de crear dificultades a la Central Obrera y abrir brechas en sus filas, dada la ampliación vertiginosa de sus bases, pues ya llevaba más de 20 sindicatos organizados y adheridos a la C.T.P. después de su Congreso Constituyente. Aquellos contaban para el efecto con un Departamento Nacional del Trabajo (D.N.T.) en manos de la reacción oligárquico-fascista y del miembro obrero, el panadero Raúl Insaurralde, combatido enérgicamente por sus deslealtades y traiciones a la causa obrera.

            La reacción oligárquico-fascista buscaba por todos los medios dividir a las fuerzas obreras. Y nada más oportuno que utilizar los servicios del traidor Insaurralde, quien valiéndose de un audaz golpe de mano logró separar de la C.T.P. al Centro Nacional de Panaderos. Precisamente en esos instantes se logró formar el Centro de Universitarios y Obreros encabezado por el universitario Duarte Bordón, quien era dirigente de la Federación Universitaria Paraguaya, la cual se hallaba en la línea de la conspiración golpista. Con la cooperación de Insaurralde desde el Centro de Obreros Panaderos, trataron de ampliar la brecha abierta del divisionismo. Primeramente intentaron alejar a la Asociación Ferroviaria, luego a la Asociación tranviaria, al Sindicato de Obreros del M. Nacional, al de Obreros Carpinteros y a varios sindicatos del interior cuyos dirigentes se sentían disconformes con algunos miembros del C.E. de la C.T.P. Los divisionistas no lograron éxitos dada la rapidez con que obraron los directivos de la Central Obrera. La división del movimiento obrero fue vencida, pero no muerta. La crisis que sufrió la C.T.P. en esos instantes, por primera vez, fue verdaderamente seria. Se trataba del primer conato de desalojar de la dirección nacional de la C.T.P. a los elementos catalogados como comunistas. Este es un hecho que no debe perderse de vista, dado el reforzamiento del proceso reaccionario oligárquico-fascista que cada día se acentuaba en el país.

            En efecto, aprovechando la trágica muerte del general Estigarribia en un sospechoso accidente aéreo el 7 de septiembre de 1940, fue designado presidente provisional de la República el coronel Higinio Morínigo M., evidente personero del nazi-fascismo criollo, quien iba a preparar las condiciones de la nueva dependencia bajo el signo de las «fronteras vivas» pregonadas por el imperialismo norteamericano y sus acólitos.

            De acuerdo con su afirmación de que la reconstrucción nacional no es obra de un solo partido, sino de todos los partidos y de todos los sectores de la ciudadanía, el general Estigarribia anunció que se encararía la sanción de importantes y perentorias leyes obreras. En este sentido, la primera ley que se encaró fue la que se refería a la sindicalización, cuyo proyecto fue enviado a la C.T.P para su estudio y observación. El C.E. de la Central Obrera hizo conocer al general Estigarribia que, aparte de que el proyecto adolecía de grandes lagunas y ambigüedades, encerraba tres grandes amenazas: la anulación del derecho de huelga, la muerte del Departamento Nacional del Trabajo (D.N.T.), la más preciada conquista de los trabajadores y el intervencionismo del Estado sumamente exagerado. En lo particular, se observaba que para la constitución de las asociaciones se determinaba el número de 10 miembros para las patronales y de 30 para las obreras y además los informes sindicales cada seis meses, lo cual no estaban de acuerdo con el desarrollo y volumen de nuestra industria. Se estableció también la prohibición de formar sindicatos para los empleados de las reparticiones públicas y la fiscalización de los mismos. La C.T.P. afirmaba que la identidad con el Estado de todo lo que existe dentro de la «órbita del Estado», no es una concepción democrática. Respecto al problema del arbitraje, la Central Obrera era partidaria del arbitraje facultativo. La pérdida de la condición de obrero (Art. 12) ofrecía grandes peligros para los perseguidos y dados de baja en las empresas, particularmente, las extranjeras. La Central Obrera afirmaba también que la constitución de una asociación o sindicato, es libre. Sólo debe sujetarse a las normas establecidas en la ley.             No hay razón para que la autoridad se abrogue el derecho de autorizar su constitución. La cancelación de los cargos en un sindicato debía determinarse conforme con los estatutos de las entidades. El texto del proyecto de sindicalización va en el apéndice (68).

            En los últimos días de agosto de 1939, una delegación de la Federación Obrera Marítima de la Argentina, integrada por los compañeros Marinelli y Eduardo Pereyra, llegó al país en visita de confraternidad gremial. Los delegados argentinos fueron recibidos en reunión especial en la Liga de Obreros Marítimos y posteriormente, agasajados con un «lunch» por la Confederación de Trabajadores del Paraguay. El 8 de noviembre del mismo año llegó el delegado de la Confederación de Trabajadores de América Latina (C.T.L.), Ángel C. Borlenghi, Secretario General de la Confederación General de Empleados de Comercio y miembro directivo de la C.G.T. argentina. La llegada de este delegado fue motivo para que la C.T.P. determinara un vasto plan de movilización. La reacción oligárquico-fascista, alertada, y para trabar la movilización obrera, no permitió el desembarco de dicho delegado so pretexto de tratarse de un agitador extranjero. El general Morínigo M., integrante del gabinete gubernamental, naturalmente no estaría ajeno a esta traba para evitar el desembarco del delegado de la C.G.T. Desde luego, se estaban viviendo jornadas de intensa agitación después de realizado el Congreso Constituyente de la Central Obrera. A pedido de los obreros fueron enviadas delegaciones a Concepción, Villarrica y Pilar con el objeto de organizar sindicatos en esas ciudades. Varios conflictos se desencadenaron en el año de 1939, tales como los de los obreros de Salitre-Cué, los obreros albañiles, marítimos y tranviarios de la Capital, siendo solucionados todos satisfactoriamente.

            La reacción no dormía. A medida que aumentaba la arremetida obrera, el gobierno ponía trabas al desenvolvimiento de la C.T.P, cuyo órgano de prensa volvió a caer bajo la censura. Frecuentemente eran detenidos los militantes sindicales más activos, como fue el caso de la detención de Yegros, Cler y otros, el 20 de octubre de 1939. Se concluyeron importantes convenios de trabajo, como el firmado entre el Sindicato de Cocineros Terrestres con varios hoteles, por el término de un año, como así también el firmado entre los sindicatos de estibadores de comercio y conductores de carros, con la firma Villagra Hnos. de Concepción; como prueba de la amplitud del movimiento popular, podemos citar los congresos constituyentes de la Federación de Estudiantes Secundarios y de la Federación Universitaria del Paraguay en septiembre de 1939.

            El año 1940 se inició con un buen augurio. El gobierno del general Estigarribia por medio de un decreto constituyó una comisión redactora del Código del Trabajo. La misma fue integrada con personas de concepción modernista y de filiación claramente democrática como el presidente del Departamento Nacional del Trabajo (D.N.T.), Dr. Francisco Sosa Jovellanos, y los doctores Rafael Oddone y Salvador Villagra Maffiodo.

            La movilización de la clase obrera ante la inusitada provocación del sector patronal que se alzaba contra los fallos del D.N.T., y despedía injustificadamente a los trabajadores, especialmente las empresas extranjeras del norte paraguayo, asumía una amplitud sin precedentes con el refuerzo de las reclamaciones de los agricultores de Puerto Elsa, Beterete-Cué, Sapucai, Caballero y Arroyos y Esteros, y las actividades desplegadas por los estudiantes. Numerosos gremios se hallaban en movimiento solicitando aumentos de salarios y seguridad en el trabajo. Entre ellos podemos citar a los obreros de Puerto Guaraní, Puerto Pinasco, Molino Harinero de Villarrica, textiles y zapateros de la ciudad de Pilar, del ingenio de azúcar (obreros y cañeros) de Iturbe, vendedoras del Mercado Central y de la Av. Pettirossi de la capital, los obreros electricistas, los de la industria de seda de Villa Morra, albañiles, los trabajadores de la fábrica de fósforos «El Sol», del frigorífico de Zeballos Cué (que sostuvieron una prolongada huelga), marítimos y portuarios, lecheros y tamberos, etc. Muchos de estos gremios en lucha concluyeron con sus patrones convenios colectivos de trabajo, como los tranviarios, carpinteros y marítimos.

            Las repercusiones de esta vasta movilización obrera fueron evidentes y quedaron demostrados en ocasión del aniversario del Sindicato de Obreros Sastres y en la jornada del 1° de mayo, que fue grandiosa.

            En esa oportunidad el compañero Adolfo Yegros pronunció un conceptuoso discurso que agregamos en el apéndice (69) (70).

Mientras tanto los elementos retrógrados, alertados por la amplitud del empuje popular, conspiraban febrilmente para dar el golpe contra el gobierno normalizador del general Estigarribia, quien falleció trágicamente el 7 de septiembre de 1940.

            La reacción oligarco-fascista criolla aprovechó esta trágica circunstancia y dio su golpe, elevando a la primera magistratura a su hombre, el general Higinio Morínigo M. Este hecho cambió el panorama político del país. Desde aquel momento el monstruo exhibió sus afilados dientes. El gobierno de Higinio Morínigo se hallaba en manos de la pandilla criolla nazi-fascista del Dr. Luis Argaña, con un aliado recogido en el camino: los dirigentes del Partido Colorado, tradicionales e históricos instrumentos de la hegemonía brasileña, después de la guerra de 1865-70. Pero esta vez iban a trabajar para imponer al Paraguay un nuevo tipo de dependencia, naturalmente, conforme a la estrategia del imperialismo yanqui-brasileño, dependencia que se acentuó después de la Segunda Guerra Mundial.


 

 

LA HUELGA GENERAL DE ENERO 1941

 

            La reacción oligarco-nazi-fascista criolla seguía seriamente avanzando. El Consejo Central de la C.T.P., en sus sesiones del 22 y 29 de noviembre de 1940, consideró la gravísima situación planteada a la C. T.P., con el avance de la reacción y expresadas en las medidas gubernativas contra el Secretario General Interino, Adolfo Yegros, que lo excluye de su cargo; y en las manifestaciones de hombres responsables del gobierno en el sentido de instaurar en el país un régimen corporativo. En esas circunstancias el Consejo Central resolvió: «1°.) Agotar ante los poderes del Estado las gestiones tendientes a anular las disposiciones gubernativas que limitan la autonomía sindical. Y 2°.) Decretar la HUELGA GENERAL, si los acontecimientos imponen esta determinación, como medida de salvación nacional».

            El art. 28 de los Estatutos vigentes, desde luego, aconseja la medida en caso de que se lesionen los derechos fundamentales de la clase obrera, como el derecho de huelga, de asociación, reunión o manifestaciones públicas, en caso de «lock-out» patronal, en caso de implantarse el sindicalismo corporativo, cuando se proyectare la instauración de sistemas contra los principios democráticos o en caso de amenaza inminente de disolución de la C.T.P. Las gestiones tuvieron resultados favorables.

            Posteriormente en un manifiesto público que la C.T.P dirigió al proletariado y al pueblo el 2 de diciembre del 40 expresaba: la reacción va ganando serias posiciones, en su orden del día, está la destrucción de los sindicatos y de la Central Madre y la implantación del sistema corporativo (fascismo). En el editorial del N° 56, del 15 de diciembre de 1940, de C.T.F., órgano oficial de la Central Obrera, se afirmaba: «Señalamos que mientras por un lado arrecian los atropellos empresistas: Mihanovich contra modestos reclamos de los trabajadores marítimos y portuarios; Pinasco acusando de sediciosos a los dirigentes obreros para justificar la exclusión de los mismos, su prisión y deportación, las empresas cierran sus fábricas, arrojando a la desocupación a miles de trabajadores; los monopolios y trust imperialistas atentan contra la vida de la clase obrera y el pueblo, a quienes les roban sus ganancias y les condenan al hambre, etc.; por otro lado, la reacción aprovecha para llevar a cabo su vasto plan anti-obrero y antinacional, utilizando a sus hombres colocados en altos cargos públicos (los nuevos abogados de empresas) para desencadenar sus medidas represivas. Tales como la resolución N° 54 de Prefectura General de Puertos, Proyecto de Código de Trabajo de bases o principios corporativistas, etc. Estas primeras medidas reaccionarias van acompañadas de una campaña confusionista, de intriga contra la Central Obrera. Ocultan e incluso niegan que abriguen tales propósitos de sindicalización corporativa. Y salen pregoneros de un supuesto programa de redención y de bienestar nacionales... y prometen graciosamente que ese fantástico programa, afectará necesariamente al sector obrero (La Razón, 11 de diciembre de 1940). A cambio de esta promesa (reforma que vendrá de arriba), piden a la clase obrera que se curen de temores infundados; y que tengan confianza en los propósitos revolucionarios.

            Con esas declaraciones buscan ilusionar a las masas y burlar su vigilancia combativa. Al mismo tiempo que proclaman su respeto a las organizaciones y conquistas obreras y aspiraciones legítimas de justicia social -continúa expresando el mencionado editorial- en distintos tonos y de diferentes reductos reaccionarios, lanzan sus amenazas contra los dirigentes obreros más capaces y responsables, acusándoles de elementos extraños. En esa forma pretenden garantir el derecho de organización obrera, negando el derecho a la militancia de los dirigentes más queridos y abnegados de esas organizaciones. ¿Qué se pretende con esas maniobras? Bajo el señuelo de una hipócrita postura obrerista, se pretende descabezar al movimiento obrero, como primer paso para liquidar la independencia sindical y el derecho vital y pleno de organización obrera. Y sobre ruinas, levantar los Sindicatos Mixtos de obreros y patrones, como en la Italia de Mussolini».

            La dirección nacional de la C.T.P., apreciaba con suma claridad la situación del momento y sus perspectivas sombrías, llamando a la clase obrera a la reflexión, a la vigilancia activa y a colocarse en pie de 'lucha... contra los propósitos criminales de la reacción. Y sin embargo, la dirección nacional careció, en el momento decisivo de la serenidad, de esa reflexión que recomendaba a los trabajadores, y cayó en las redes de la provocación reaccionaria.

            Con el propósito de detener la movilización obrera, por sus torturantes reivindicaciones y crear las condiciones que posibilitaran el cumplimiento del programa reaccionario y demagógico, el Gobierno de Higinio Morínigo M -de tendencia nazi-fascista y oligárquica- el 8 de enero de 1941, decretó la tregua sindical. La política ya estaba vigente.

            El Gobierno reaccionario de Morínigo M. echó mano a todo su arsenal demagógico de contenido radicalmente nazi-fascista, tan magníficamente desenmascarado en el editorial de «C.T.P.», del 15 de diciembre de 1940.

            El 9 de enero de 1941 la Confederación de Trabajadores del Paraguay (C.T.P.), en apoyo de la Liga de Obreros Marítimos (L.O.M.), declaró la huelga general. Los obreros marítimos ya se hallaban en huelga contra la Resolución N° 54 de la Prefectura General de Puertos, que no es sino la Resolución N° 11 , del 6 de octubre de 1938, que los obreros marítimos, tras una huelga victoriosa habían conseguido dejar sin efecto.

            Se agregan a continuación varios documentos relacionados con la huelga general (71).

 

 

POLICÍA DE LA CAPITAL EDICTO DE POLICÍA

 

El Jefe de Policía en uso de sus facultades y por razones de orden público.

HACE SABER:

1°. Queda prohibida la reunión de más de cuatro personas en la vía pública.

2°. A partir de las 22 horas, todo tránsito debe cesar ponlas calles de la Ciudad, excepto para el personal de vigilancia constituido por tropas Militares, Navales y Policiales.

3°. Se previene a las personas de que se tomarán enérgicas medidas contras todas aquellas que hagan circular versiones alarmistas, de supuestos intentos de perturbaciones políticas, etc., manteniendo a la población en constante zozobra.

4°. Hágase conocer al público por todos los medios de publicidad y cumplido archívese.

Asunción, enero 9 de 1941.

Tte. Cnel. LUIS SANTIVIAGO

Jefe de Policía

 

 

 

EL GOBIERNO DEL GENERAL MORÍNIGO HA DECRETADO LA TREGUA SINDICAL (72)

 

            En momento en que el jefe de Estado, general Morínigo, se proponía inaugurar un gobierno de orden y de respeto para todos, la honda anarquía acaba de asomar, una vez más, su siniestra cabeza que ya parecía sumirse en la impotencia. Los ocultos designios que siguen trabajando desde la sombra pretenden enturbiar el ambiente político y social de la República con cuantas perturbaciones puedan todavía desencadenarse sobre nuestro infortunado país.

            La presente huelga obrera no es sino una de las tantas maniobras de que se valen los perturbadores del orden establecido para obstaculizar la obra gubernativa que, con los mejores auspicios, se iniciaba con la firme decisión de amparar los intereses del trabajador del campo, de los talleres y empresas, tal como declarara el Primer Mandatario ante la nación entera en su reciente programa de gobierno. Esta huelga que viene a agravar el estado precario en que se desenvuelve la clase proletaria, es desde todo punto de vista impopular, y, en consecuencia no consulta los verdaderos intereses del proletariado paraguayo. Por tanto, el gobierno del general Morínigo se ha visto forzado a lanzar el Decreto-Ley N° 4.545, por el cual declara la tregua sindical por el presente año, pero garantizando, no obstante, el trabajo libre para todos.

            La ligereza con que han obrado esta vez los responsables de la presente huelga resalta a la vista. El gobierno del general Morínigo, surgido con la simpatía popular precisamente porque es un amigo del pueblo y por este hecho capaz de todas las larguezas en favor del proletariado paraguayo, no podría desde luego obrar con la energía que informa su aludido Decreto-Ley, si no existiese una razón de Estado de reprimir en su verdadera fuente un movimiento de tal naturaleza.

            Con esta medida gubernativa los vividores de los contubernios políticos y pescadores en ríos revueltos están irremediablemente perdidos, pero en cambio la vida diaria del país entero habría adquirido su habitual ritmo, y una esperanza optimista habría renacido en todos los corazones paraguayos.

 

 

HA SIDO ESTABLECIDA LA TREGUA SINDICAL DURANTE EL TRANSCURSO DEL PRESENTE AÑO (73)

 

 

Decreto-Ley N° 4.545 por el cual se regula la relación económico-social entre el capital y el trabajo

Asunción, enero 8 de 1941

 

            VISTA: La necesidad de determinar ciertas normas que rijan las relaciones entre el capital y el trabajo; y

            CONSIDERANDO: Que con motivo de la actual guerra europea, tanto la producción como el consumo, se hallan restringidos por numerosas causas que afectan profundamente el desarrollo de las actividades productivas;

            Que a más de las cuestiones económicas, existen otras de carácter social, que tienen relación estrecha entre el capital y el trabajo: Que existen en ciertos gremios obreros actividades tendientes a desnaturalizar sus verdaderos fines, desviándolos hacia cuestiones de índole de política interna. Influenciados por factores extraños a los fines de sindicalización.

            Por tanto, en mérito a las consideraciones expuestas.

 

El Presidente dula República del Paraguay

 

DECRETA CON FUERZA DE LEY

 

            Art. 1°.- Declárase la tregua sindical durante el transcurso del presente año.

            Art. 2°.- Todas las cuestiones emergentes de los conflictos entre el capital y el trabajo quedan sometidas a la exclusiva jurisdicción y competencia del Departamento Nacional del Trabajo, conforme a los términos del Decreto-Ley. N° 3.080, y sus reglamentaciones.

            Art. 3°.- Los convenios colectivos de trabajo y los salarios que rigen actualmente no podrán ser modificados mientras se halle en vigencia el presente Decreto-Ley, salvo acuerdo de las partes directamente interesadas en los mismos.

            Art. 4°.- Los patrones u obreros acatarán desde esta fecha el régimen de trabajo establecido en los convenios que se hallen en vigor.

            Art. 5°.- Toda transgresión a los términos de este Decreto-Ley, por los obreros o los patrones, será sancionada con la disolución del sindicato obrero o la oficialización de la administración de las fábricas o empresas, sin perjuicio de las sanciones individuales previstas en el Decreto-Ley N° 3.492 que legisla sobre la efectividad de la tregua política.

            Art. 6°.- La declaración de huelga o paro en el trabajo implica la inmediata movilización de los trabajadores que se ejecutará conforme a las disposiciones previstas en las respectivas ordenanzas militares.

            Art. 7°.- Dése oportunamente cuenta a la Cámara de Representantes.

            Art. 8°.- Comuníquese, publíquese y dése al Registro Oficial.

(Fdo.) H. MORÍNIGO M.

"          Dámaso Sosa Valdez

"          G. Núñez

"          R. Espinoza

"          Ramón E. Martino A. Delmás

"          Luis A. Argaña

"          G. Buongermini

"          F. Esculies

            Esta actitud asumida por el Gobierno del general Morínigo, lejos de constituir un peligro para las organizaciones obreras, como se pretenderá inculcar a las masas, no es sino el dique de contención que se opone a los trabajos sectaristas de ciertos dirigentes obreros, quienes aprovechándose de un fácil dominio de palabras, y de frases ampulosas que tienen la virtud de crear una psicosis rebelde en las masas, han logrado arrastrarlas a un movimiento que no lleva la relación alguna con ningún ideal elevado.

            Es bueno advertir también a los obreros, que en lo que concierne a los salarios actuales no sufrirán modificación alguna, como asimismo los contratos colectivos que rigen por ahora.

            Se demuestra con ello, que el Gobierno, lejos de peligrar la estabilidad económica de los hogares obreros, busca la mejor forma de crearles un medio de vida más a tono con sus necesidades, todo ello encuadrado desde luego en la consigna de la hora actual: sacrificio colectivo, en aras del bienestar colectivo.

            El Decreto-Ley N° 1.517 tiene pues el carácter de un muro de contención a las ambiciones mezquinas de ciertos dirigentes obreros, que validos de un privilegio efímero, tratan de arrastrar a los masas por caminos errados, pintándoles horizontes promisorios donde sólo hallarán ruinas (...). Las masas obreras están en el deber de reaccionar contra estos mercaderes de sus sacrificios, (...) general Morínigo no adoptará medida alguna que no sea tendiente al bienestar de toda la nacionalidad.

            (De la Sección Prensa del Ministerio del Interior).

 

 

COMUNICADO DEL MINISTERIO DEL INTERIOR (74)

 

 

            Habiéndose pretendido tergiversar el alcance exacto del DecretoLey N° 4.545, por el que se regula la relación económico-social entre el capital y el trabajo, este Ministerio cree necesario precisar algunas aclaraciones al respecto.

            El Decreto-Ley N° 4.545 no se halla inspirado en una política antiobrerista o antisindical, la que estaría fundamentalmente en pugna con el programa del Presidente de la República y con el sentir unánime de los hombres que integran el gobierno. Unos de los postulados esenciales de la Revolución Paraguaya, a cuyo logro se tenderá inflexiblemente, consisten en elevar el nivel económico y cultural de los obreros. La masa proletaria, la que lo es en verdad y contribuye con su trabajo a levantar la economía del país, merece toda clase de consideraciones de parte del gobierno que no ahorrará esfuerzos para colocarla en el lugar preferente que le corresponde dentro de la vida nacional. En este sentido, tiene en estudio un Código del Trabajo que habrá de contemplar y salvaguardar todas las justas aspiraciones del trabajador y su familia.

            Pero así también, el gobierno no está dispuesto a tolerar que la obra de resurgimiento nacional en que se halla empeñado actualmente sea obstaculizada por agentes provocadores que, después de apoderarse de la Dirección de los Sindicatos, pretendan arrastrar a éstos hacia una disolvente lucha de clases o convertirlos en instrumentos de oposición sistemática al servicio de políticos profesionales.

            El paro general decretado no tiene fundamento alguno, no es consecuencia del rechazo de justas pretensiones obreras, sino que claramente obedece al propósito de crear dificultades al gobierno creyéndose acaso contar con una presunta debilidad de su parte. En estas condiciones aquel renunciaría a uno de sus fines primordiales, cual es el de asegurar el orden público, sino adoptar las medidas consiguientes.

            La Tregua Sindical decretada no significa la suspensión de las legítimas actividades sindicales, sino una forma de impedir que ellas continúen desviándose hacia la lucha de clases o la politiquería subalterna, que riñen con los intereses bien entendidos de la Nación. La grave crisis porque atraviesa nuestro país, como consecuencia de la guerra europea y de otras causas que no son del caso señalar ahora, exige imperiosamente la adopción de remedios heroicos de carácter temporario que tiendan a atenuarlas en lo posible. Ello se conseguirá únicamente al precio de sacrificar sin vacilaciones las conveniencias de los individuos o de los grupos al supremo interés de la Nación.

            El Gobierno espera que los trabajadores conscientes y de buena fe comprenderán las razones que le asiste y facilitarán su misión reanudando el trabajo interrumpido. En caso contrario, se verá en la obligación de proceder con todo el rigor que las circunstancias exigieren, al cumplimiento estricto del Decreto-Ley que acaba de dictarse.

DAMASO SOSA VALDEZ

Ministro del Interior

 

 

PARO OBRERO (75)

 

            El paro es la última razón que esgrimen los obreros para hacer que sus patrones modifiquen las condiciones del contrato de trabajo o mejoren su situación en otro sentido. El paro tiene así significado legítimo pero tiene un contenido revolucionario, cuando con él se quiere presionar al Gobierno. Y es absolutamente condenable cuando el gobierno se halla precisamente empeñado más que nadie en mejorar las condiciones sociales, morales y económicas en que sesenta años de desgobierno y anarquía sumieron al obrerismo paraguayo.

            No hay pues, razón alguna, ni grande ni pequeña, que justifique. semejante actitud. Esto lo ha entendido el Presidente de la República al declarar categóricamente a una comisión obrera que debe volver al trabajo, y así lo ha entendido la opinión pública que ve en esa enérgica actitud una verdadera garantía de tranquilidad, orden y confianza para el desenvolvimiento de la vida nacional.

            Se aplaude y celebra porque se ve a la confirmación de que el Gobierno está dispuesto a hacer triunfar por sobre todas las cosas, por sobre todos los apetitos, por sobre todas las intrigas de la política, el concepto legal y constitucional de sus deberes.

 

            Para conseguir orden, disciplina, trabajo y bienestar como se ha hecho en otras partes, el Estado ha adoptado medidas radicales con el Decreto-Ley de tregua sindical. El país aplaudirá dicha medida porque toda la opinión sensata sabe que en los momentos actuales de profundo sentido renovador, de honda tribulación económica, de graves problemas financieros y sociales, es inoportuno y antipatriótico agregar un nuevo motivo de malestar, a los muchos que existen y a los que el Conductor de la Nación se empeña en encontrar justa solución.

            No se resuelve nada con paros inconsultos, con medidas revolucionarias, con exageraciones pasionales y gritería ociosa en los momentos mismos en que la única verdadera Revolución que ha habido en el Paraguay, prosigue su marcha triunfal en pos del bienestar colectivo, que a los obreros ha de alcanzar antes que a los demás.

            La situación actual del país es muy seria para entorpecer el manejo de las actividades nacionales y para hacer presión indebida sobre un gobierno que infunde respeto y confianza a toda la opinión sana de la República.

            Los que acostumbran vivir en perpetua inquietud y están siempre a la cabeza de la protesta cualquiera que ella sea y venga de donde viniere, deben haber sentido una dolorosa sorpresa al ver que están poco menos que solos en su antipatriótica aventura.

Es necesario que se sepa y se vea claro que se pretendía y aún se pretende usar de la clase obrera como instrumento, como arma, para conseguir fines ajenos a sus necesidades, a su mentalidad y a sus aspiraciones.

            Y la misma clase obrera al darse cuenta del verdadero móvil de quienes la empujan en la aventura, se ha de alegrar del fracaso del paso que ha pretendido dar estérilmente.

            El Gobierno que conoce su inmensa responsabilidad ante la Historia, no consiente nada que desmedre su autoridad, y como sabe cumplir con su deber, sabrá hacer cumplir a los ciudadanos sus obligaciones, para hacer ver que la inmensa mayoría de los habitantes de este suelo anhelan paz para curar las hondas heridas de un largo período de desgobierno, y reposo para reconstruir sus fuerzas perdidas y sus reservas agotadas.

 

 

SE VAN NORMALIZANDO LOS SERVICIOS AFECTADOS POR EL PARO.

LA FEDERACIÓN GRÁFICA DEL PARAGUAY RESOLVIÓ LEVANTAR LA HUELGA (76)


            Los efectos de la huelga decretada por la Confederación General de Trabajadores que afectó una parte de las actividades obreras de la capital, van declinando a medida que pasan las horas, y los trabajos paralizados tienden a normalizarse por completo en todos los servicios que fueron momentáneamente trastornados.

            Como era desde luego de esperar, los obreros, mejor impuestos de la situación que se creaba en cumplimiento de una resolución que no podía ser eficaz ni benéfica por su ligereza, y el vasto alcance de los propósitos enunciados por el gobierno en su plan de realizaciones sociales, han resuelto concurrir a sus tareas habituales sin necesidad de ser impelidos para ello.

 

 

SE HA NORMALIZADO EL SERVICIO DÉ TRANSPORTE

 

            Uno de los servicios que no se resintió mayormente con la ejecución de la resolución de la Central Obrera, es el de transporte. El paro comprendió a los obreros de la S.A.P. T. que se plegaron a la huelga el jueves a medio día. No obstante el servicio de transporte de pasajeros se efectuó con regularidad con los ómnibus que no dejaron de trabajar un solo momento. El viernes de tarde, varios operarios de la S.A.P.T. volvieron a sus trabajos reanudándose en parte el servicio tranviario. Ayer de mañana, con la vuelta de la casi totalidad de los operarios este servicio quedó normalizado.

 

 

EN LA LIGA DE OBREROS MARÍTIMOS

 

            Un porcentaje considerable del personal de la Liga de Obreros Marítimos se ha presentado a trabajar, habiéndose completado la tripulación de algunos barcos. En este gremio la medida careció de eficacia habiendo manifestado su disconformidad por la resolución un sector ponderable de afiliados. Horas tras horas los obreros se presentan a reanudar sus actividades, creyéndose, fundadamente, que pronto esta importante rama del servicio público quedará completamente normalizada.

 

LOS MOZOS DE CAFÉ NO SE PLEGARON AL PARO

 

            El gremio de Mozos de Cafés, afiliado a la Central Obrera, antes de dar cumplimiento a la orden de paro, examinó la situación y resolvió no.

            Esta medida revela que al frente de dicha entidad obrera se encuentran dirigentes capacitados y serenos que no se prestan a maniobras para arrastrara su gremio a una situación de hecho que perjudica a los mismos trabajadores.

 

 

ANOCHE LLEGÓ EL TREN INTERNACIONAL

 

            El servicio ferroviario volvió a reanudarse ayer, circulando algunos trenes suburbanos, tripulados con obreros de la empresa que se presentaron a reanudar sus trabajos. Anoche llegó el tren internacional, y según informaciones recogidas en esferas completamente autorizadas, hoy circularon más trenes.

 

SE PUEDE TRANSITAR HASTA LAS 24 HORAS

 

            La Policía de la Capital dio a conocer ayer el Edicto N° 2, por el cual se modifica el N° 1 disponiéndose que desde la misma fecha se podrá transitar por la ciudad hasta las 24.

 

LOS ESPECTÁCULOS PIJBLICOS

 

            Los espectáculos públicos volvieron a funcionar normalmente desde ayer, y otros centros de diversiones que tuvieron que suspender sus funciones nocturnas en cumplimiento de la disposición policial, han vuelto a funcionar desde ayer hasta las 24.

 

EL ORDEN PÚBLICO

 

            El orden público se halla perfectamente garantizado. Agentes de Policía y tropas de las unidades de guarnición en la Capital, tienen a su cargo la delicada misión de resguardar la tranquilidad y la cumplen con una abnegación y patriotismo dignos de todo encomio.


 

 

LA FEDERACIÓN GRÁFICA DEL PARAGUAY RESOLVIÓ LEVANTARLA HUELGA

 

            Minutos antes de cerrar nuestra edición hemos sido informados de la Federación Gráfica del Paraguay que esta entidad resolvió ayer a mediodía levantar la huelga disponiendo en consecuencia que sus afiliados volvieran a sus trabajos desde hoy. La medida ha sido resuelta en una reunión en donde se explicó a los obreros la resolución de la Central Obrera, adoptándose la decisión de levantar el paro por disconformidad de la mayoría.

«LA RAZÓN» 11 de enero de 1941

 

 

DECRETO-LEY N° 4.591(77)

POR EL QUE SE MOVILIZAN LOS GREMIOS OBREROS

QUE SE DECLAREN EN HUELGA Y DECRETA CON FUERZA DE LEY:

 

Asunción, enero 10 de 1941.

 

            VISTO: El art. 6° del Decreto-Ley N° 4.545; y

CONSIDERANDO:

            Que es necesario garantizar el orden público y el normal desenvolvimiento del trabajo,

 

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

DECRETA CON FUERZA DE LEY

 

            Artículo 1°.- Movilízanse en sus respectivos lugares de trabajo y durante las horas reglamentarias a todos los ciudadanos pertenecientes a las agremiaciones obreras que infrinjan las disposiciones del Decreto-Ley N° 4.545, declarando la huelga o el paro en el trabajo.

            Artículo 2°.- Desde la promulgación del presente Decreto-Ley, todos los ciudadanos movilizados en estas condiciones, están considerados como soldados y sometidos a las Leyes, Reglamentos y Código Penal Militares.

            Artículo 3°.- La ausencia en el trabajo implica el abandono de sus puestos y será castigado de acuerdo a los artículos 86 y 87 del Código Penal Militar.

            Artículo 4°.- La negligencia en la ejecución de los trabajos y los actos de sabotaje de los movilizados, tendrá como resultado la comparecencia ante el Tribunal Militar y serán castigados de acuerdo a los artículos 99, y 186 del Código Penal' Militar.

            Artículo 5°.- Toda tentativa de subversión en el trabajo de los obreros movilizados será considerada como incitación a la desobediencia e insubordinación siendo pasibles de las penas previstas en los artículos 195 y 201 del Código Penal Militar.

            Artículo 6°.- El control de la presentación de los trabajadores movilizados en sus empleos queda a cargo de las autoridades competentes y normalmente constituidas para mantener el orden público y hacer respetar la Ley.

            Artículo 7°.- El Ministerio del Interior y el Ministerio de Guerra y Marina harán cumplir las disposiciones de este Decreto-Ley, que entrará en vigencia a las 12 horas del día de hoy.

            Artículo 8°.- La ejecución de la movilización de todos los gremios dentro del territorio de la República, está a cargo exclusivo del Estado Mayor General que se realizará por sus respectivos organismos.

            Artículo 9°.- Dése oportunamente cuenta a la Cámara de Representantes.

            Articulo 10°.- Comuníquese, publíquese y dése al Registro Oficial.

Fdo. H. Morínigo M.

"          Dámaso Sosa Valdez

"          Luis A. Argaña

"          Aníbal Delmás

"          G. Núñez

"          Ramón Martino

"          Francisco Esculies

"          Rogelio Espinoza

"          G. Buongermini

 

 

INFORMATIVO DE M. DEL INTERIOR (78)

 

            Como una prueba acabada de la impopularidad de la actual huelga, aún dentro de los mismos números obreros, en el día de hoy se han reanudado varios servicios públicos.

            Los barcos Iris y Pingo, han zarpado del puerto con su personal completo, quien en cumplimiento del Decreto N° 4.591 se presentó espontáneamente.

            Los servicios de suministro de luz y fuerza por parte de la C.A.L.T. prosiguen normalmente, con personal también presentado voluntariamente en cumplimiento del decreto de movilización. Varios tranvías y autobuses de la S.A.P. T. también ya con el personal antiguo en su mayoría.

            Es bueno destacar que muchos obreros, de los que van presentándose, declaran ignorar por completo los verdaderos fines de esta huelga, y agregan que se han plegado a ella en un principio, por simple acto de solidaridad, lo que evidencia el origen político del movimiento, creado por ciertos dirigentes que han logrado engañar a la masa trabajadora conduciéndola a una situación angustiosa, con el solo fin de lograr la satisfacción de sus apetitos mezquinos y de sus ocultos designios.

            Los obreros marítimos, que promovieron la huelga, pretextando su disconformidad con una resolución de la Prefectura, son los primeros que van presentándose, como lo prueba la reanudación de los servicios de los barcos Iris y Pingo, dejando por lo tanto, a los demás obreros sin motivos ciertos para continuar la huelga.

            En esta forma, el movimiento obrero, en el cual personas interesadas pretenden encontrar un signo evidente de la impopularidad del gobierno actual está demostrando por el contrario, que se debió a las maniobras de núcleos políticos que buscan crear un telón tras el cual han de trabajar por el retroceso del país hacia una época que la nacionalidad toda condena, y que ya nunca ha de tornar a ser característica de la vida del pueblo paraguayo.

 

 

TREGUA SINDICAL NO IMPLICA LA SUPRESIÓN DE LOS SINDICATOS OBREROS (79)

 

            Por el cual se reglamenta la aplicación del Decreto-Ley No. 4.545. Asunción, 13 de enero de 1941.

            Siendo necesario reglamentar la aplicación del Decreto-Ley No. 4.545, de fecha 8 de los corrientes.

            El Presidente de la República del Paraguay.

 

DECRETA:

 

            Artículo 1°.- La tregua sindical no implica la supresión de los sindicatos obreros, sino la limitación circunstancial de sus actividades concretamente enunciadas en el Decreto-Ley No. 4.545.

            Artículo 2°.- Los sindicatos que no tuvieren convenios estipulados con los Patrones o lo tuvieren sólo hasta el año 1938 inclusive, sea sobre condiciones de trabajo o salarios, podrán celebrados y si no llegaren a un acuerdo, someter sus diferendos a la decisión arbitral del Departamento Nacional del Trabajo.

            Artículo 3°.- Las cuestiones sobre salarios pendientes ante el Departamento Nacional del Trabajo, sólo podrán ser resueltas durante la vigencia del Decreto-Ley No. 4.545, cuando se compruebe que los jornales discutidos son inferiores al salario mínimo, cuya determinación queda a cargo del mismo Departamento.

            Artículo 4°.- Los sindicatos obreros disueltos a raíz de la transgresión del Decreto Ley No. 4.545 podrán reanudar sus actividades gremiales una vez que comprueben ante el Departamento Nacional del Trabajo que sus afiliados han reanudado sus labores y manifiesten expreso acatamiento a las disposiciones legales que regían el trabajo.

            Artículo 5°.- Comuníquese y dése al Registro Oficial.

 

Fdo. HIGINIO MORÍNIGO

Dámaso Sosa Valdez

 

 

INFORMATIVO DEL MINISTERIO DEL INTERIOR (80)

 

            En el día de ayer, la Comisión de Control y Vigilancia constituida por representantes del Ejército y la Armada, Ministerio del Interior, Policía y Departamento Nacional del Trabajo, estuvo a visitar las dependencias industriales y manufactureras de la Capital, habiendo elevado el siguiente informe:

            F.C.C.P.- Servicio de trenes. Normal. La empresa destacó, en el tren que salía ayer de la Capital, una comisión de empleados y obreros que irán a ocupar los cargos que quedaron abandonados a raíz de la huelga en las estaciones del interior. El servicio administrativo de la empresa sigue normalmente pues su personal no se declaró en huelga.

            S.A.PT.- La Gerencia informó que se encuentran ya en circulación 19 coches eléctricos, habiendo prometido que desde hoy van a circular los tranvías hasta las 23 horas. Respecto a los autobuses, su circulación es normal. En la Sub-estática central de la calle 14 de Mayo, se han normalizado los trabajos.

            FORNO Y VALLE (tejidos).- Se efectúan los trabajos con regularidad. DRAGOTTO (curtiembre).- Se han normalizado todos los trabajos.

            MEILICKE (curtiembre).- Sus operarios no se declararon en huelga, por lo cual en esta fábrica no se suspendieron en ningún momento los trabajos.

            COINDU (aceites, jabones).- Reanudó sus trabajos con entera normalidad.

            CERVECERÍA NACIONAL.- Completamente normalizado. FÁBRICA DE ALPARGATAS, ZAPATILLAS E HILANDERÍA DE JOAQUÍN GRAU.- Obreros de ambos sexos, han reanudado sus tareas.

            TELEGRAMAS RECIBIDOS DEL INTERIOR Y REFERENTES A LA HUELGA ÚLTIMA

            DE ENCARNACIÓN.- Comunico a S.E. que el paro de los obreros albañiles de esta ciudad ha quedado solucionado hoy.- Andrés Morel, Delegado Civil.

            DE VILLETA.- Obreros esta ciudad, levantaron paro. Están trabajando fábrica como de costumbre. A. Martínez. Comisario Policial.

            DE PILAR.- Obreros marítimos y estibadores movilizados realizan normalmente trabajo este puerto presentándose hora señalada. Antonio Dos Santos, Delegado Civil.

            SAN PEDRO.- Gremios Obreros huelguistas de Puerto Rosario y Antequera reanudaron sus tareas sin ninguna oposición después de la explicación del contenido del Decreto N'4591, del 10 de enero del cte. Manuel Cristaldo, Comisario Policial

            Por un decreto originado en el Ministerio de Guerra y Marina, se crea una Comisión de Presentación y Colocación que tendrá a su cargo la anotación de los obreros y empleados que se presenten en virtud del decreto de movilización N° 4.591.

            Por Decreto originado en el Departamento de Relaciones Exteriores se encarga de la cartera de Relaciones Exteriores al ciudadano, ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Dr. D. Aníbal Delmás, mientras dure la ausencia del titular quien ha sido designado para presidir la delegación del Paraguay a la Conferencia Regional de los países del Plata, que se realizará en Montevideo (Uruguay).

 

 

SE CREA UNA COMISIÓN DE PRESENTACIÓN

 

Y COLOCACIÓN Y SE NOMBRA A SUS INTEGRANTES (81)

 

DECRETO Nº 4.664

 

Asunción, 14 de enero de 1941

            VISTO: Los Decretos-Leyes Nos. 4.545 y 4.591 de fechas 8 y 9 de los corrientes, por los cuales se establece la tregua sindical y la movilización de los obreros declarados en huelga, y

            CONSIDERANDO: Que es necesario crear una Comisión de presentación y colocación, que deba tener a su cargo la anotación de los Obreros y Empleados que se presenten en virtud del Decreto de Movilización N° 4.591 de fecha 9 de los corrientes y su ubicación correspondiente en las Empresas, Fábricas, Obras de Construcción, Casas Comerciales o Industriales, o de cualquier otra índole, a fin de continuar sus trabajos respectivos suspendidos con motivo del Paro General decretado por la Confederación de Trabajadores del Paraguay, últimamente.

 

POR TANTO:

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY

DECRETA:

 

            Art. 1°.- Créase una Comisión de Presentación y colocación en carácter temporario mientras dure la vigencia de los Decretos Leyes Nos. 4.545 y 4.591 de fechas 8 y 9 de los corrientes respectivamente que dependerá directamente del Comando en Jefe, y compuesta por un representante del Ejército, como Presidente de la Comisión, un representante de la Armada, un funcionario del Ministerio del Interior y un funcionario del Departamento Nacional del Trabajo como miembro de dicha Comisión.

            Art. 2°.- Nómbrense a los señores mayor de ingenieros don Demetrio Cardozo, ingeniero maquinista de corbeta don Augusto Ruiz Díaz, don Alfredo Oscar Boettner y don Facian Andrada, como presidente y miembros integrantes de la Comisión de presentación y colocación respectivamente.

            Art. 3°.- Establécense las siguientes atribuciones a la Comisión de Presentación y Colocación.

            a) Llevar un libro de Registro de manos de obra ofrecidas.

            b) Llevar un libro de Registro de obras pedidas.

            c) Estudiar el desarrollo del trabajo en general en lo atingente a la colocación de obreros y llevar la estadística correspondiente.

            d) Clasificar las ofertas y demandas de colocaciones a los efectos de su difusión y publicidad.

            e) Solicitar la cooperación de los patrones de empresas industriales, comerciales o de cualquier otra índole en lo que respecta a las necesidades de brazos para el trabajo.

            f) Buscar ubicar a los obreros que se presenten en, virtud del decreto de movilización No. 4.591 de acuerdo a'sus respectivas profesiones u oficios y al pedido formulado por los patrones.

            g) Suministrar todos los datos, antecedentes y consejos destinados a facilitar los empleos ofrecidos o pedidos.

            h) Recibir todas las denuncias formuladas por los obreros y patrones que se hallan relacionadas con el actual conflicto obrero que tengan atingencia con los decretos Nos. 14.519 y 1.791.

            Art. 4°. - Esta comisión podrá solicitar toda clase de informaciones a las Empresas, civiles, casas comerciales e industriales o de cualquier otra índole que le fueren necesarias para el desempeño de sus fines y las asociaciones privadas tendrán la obligación de facilitar los datos requeridos.

            Art. 5°.- El Departamento Nacional del Trabajo facilitará a esta Comisión todo lo indispensable para el mejor cometido de sumisión, como así también el local donde ella debe funcionar.

            Art. 6°.- Anótese, comníquese, publíquese y dese al Registro Oficial.

 

H. MORÍNIGO G. NÚÑEZ

Dámaso A. Sosa Valdez

 

 

EL GOBIERNO ANTE EL PARO (82)

 

            Las declaraciones que el señor Ministro del Interior ha formulado con motivo del paro obrero y que nuestros lectores ya conocen, condensan la doctrina del gobierno en esta materia, basada en las conveniencias generales del Estado y, muy especialmente, en las de esos mismos obreros arrastrados a esta oscura encrucijada por malos elementos infiltrados en el seno de las asociaciones y en connivencia con políticos fracasados.

            Hay que grabar bien en la mentalidad obrera y en la del país en general, que los paros y movimientos huelguísticos sólo pueden ser tolerados cuando obedecen a una situación real de tensión y conflicto, producido entre las fuerzas del capital y del trabajo y si se han agotado todos los medios de conciliación y arbitraje.

            Pero en el caso actual, nada justifica la actitud de ciertos gremios, actitud que sólo demuestra que están sirviendo intereses políticos inconfesables, fuerzas reaccionarias que en vano pugnan por detener la marcha triunfal de la Revolución Paraguaya, empeñada en conseguir mayor bienestar para esos mismos obreros a quienes se emplea inconscientemente, para un acto de sabotaje que es una verdadera traición a la Patria.

            En efecto, un decreto firmado el 11 de junio de 1938, por el cual se faculta a la Prefectura General de Puertos para resolver los conflictos entre armadores y obreros exceptuando los derivados del salario que quedan bajo el control del Departamento del Trabajo, ha servido como pretexto para decretar el paro general fracasado.

            Durante dos años y medio justos, ese decreto ha estado en vigencia sin merecer objeciones de parte de los obreros. Sólo ahora se hace cuestión, con el pretexto de que se afecta con la resolución No. 54, fundada en el decreto citado, la organización interna de la Liga Marítima, cuya disciplina interna -dicen- se relajaría, al disponer la Prefectura G. de Puertos que el personal expulsado por aquella siga trabajando a bordo.

            La Prefectura, por su parte, sostiene que es de su sola incumbencia dictar medidas de expulsión o suspensión de personal marítimo que no reconoce las sanciones impuestas directamente por los gremios marítimos a sus asociados.

            Y esto lo hace por tratarse de servicio de transporte indispensable, cuya regularidad no puede quedar librada al capricho de asociaciones obreras, en muchos casos, como en el presente presionadas por políticos fracasados.

            Como se ve, no hay motivo para una huelga, mucho menos para un paro general. No se trata de un conflicto entre el capital y el trabajo, sino de la mera interpretación de una resolución, que pudo ser estudiada de común acuerdo y llegarse a un entendimiento -como el gobierno quería- sin necesidad de recurrir a una medida de carácter verdaderamente revolucionario.

            Así como el patrón puede usar el lock-out, que es paro patronal, el obrero puede llegar en las situaciones extremas, a una cesación parcial o total de sus faenas.

            Pero esta arma, para ser legítima y eficaz, debe ser usada para los fines únicos y precisos de que deriva su origen. Darle cualquier otro empleo es restarle prestigio y transformarla en un instrumento de pasiones e intereses que no son ni pueden ser los de la clase obrera.

            Es lo que en esta ocasión ha pasado. Por eso la inmensa mayoría de la opinión pública nacional, que quiere orden, trabajo y disciplina para salvar a la República, está de acuerdo con la decisión del Gobierno de plantear esta cuestión en el único terreno en que puede ser colocado.

            El gobierno defiende la buena doctrina y al anunciar públicamente la política a que ajustará su acción, se encuentra asistido por la opinión pública que quiere el término de las agitaciones estériles y el comienzo de una era fecunda de producción y trabajo, manera única de redimirnos de la ruina de todo orden en que nos dejó sumido el largo período de liberalismo anárquico.

            Los obreros paraguayos deben saber que la Revolución Paraguaya es sinceramente proletaria (83).

 

 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

 

(63) Nota del Editor: Nótese que mientras Gaona firma la carta de mayo dirigida al Congreso de la Democracia en Montevideo en nombre de la C.T.P. continúa ~i refiriéndose aquí a la C.N.T. Un Decreto del Poder Ejecutivo había prohibido a inicios de 1939 el uso de la palabra «nacional» a cualquier institución no oficial, lo !~ que explicaría esta aparente contradicción. Ver al respecto el informe del Comité Ejecutivo al Congreso Constituyente de la C.T.P. publicado en este mismo capítulo.

(64) Nota del Editor: No se hallaban entre nuestros originales.

(65) Nota del Editor: (...) Ilegible en nuestra copia del original.

(66) Nota del Editor: No se hallaban entre nuestros originales.

(67) «CTP» N° 29 de julio de 1939.

(68) Nota del Editor: No se hallaba entre nuestros originales.

(69). Nota del Editor: Entre líneas una frase manuscrita de Gaona ilegible en nuestro original.

(70) Nota del Editor: El discurso no se encuentra en nuestro original.

(71) Nota del Editor: Ver también una descripción y análisis pormenorizado de la huelga en el Capítulo XV

(72) Nota del Editor: No indica la fuente.

(73) Asunción, jueves 9 de enero de 1941. Nota del Editor no indica el nombre del periódico.

(74) «La Razón», 11 de enero de 1941.

(75) «La Razón», 11 de enero de 1941.

(76) «La Razón», 11 de enero de 1941.

(77) Ídem.

(78) Nota del Editor: No indica la fuente.

(79) Asunción, 13 de enero de 1941. Nota del Editor: No indica el periódico.

(80) Nota del Editor: No indica la fuente.

(81) Asunción, 14 de enero de 1941. Nota del Editor: No indica la fuente ni el periódico.

(82) Nota del Editor: No indica la fuente.

(83) Consigna lanzada por el diario «La Razón» adicto al gobierno dictatorial de Morínigo. Enero de 1941.

 

 

APÉNDICE II

EL MANIFIESTO INÉDITO DE FRANCISCO GAONA SECRETARIO GENERAL DE LA C.T.F.

 

INTRODUCCIÓN

 

            ¿Por qué publicamos este manifiesto escrito hace 38 años?

            Naturalmente hay motivos que lo justifican. Se trata fundamentalmente de la existencia de un chantaje, que no dejaba de salpicar a los febreristas, porque dejaba en pie la impresión cierta de que como miembro protagonista del gran movimiento nacional de Febrero de 1936 y de su concreción política, era también afiliado del Partido Comunista, infiltrado en las filas febreristas.

            Los acusadores estaban tratando de crear un ambiente de desconfianza sobre la persona del autor del presente libro.

            Los febreristas jamás se preocuparon, ni me molestaron por ello.

            Antes de la guerra y después de los acontecimientos del año 1931, me vinculé con los comunistas, especialmente para los trabajos sindicales clandestinos, con el objeto de lograr la reorganización de los sindicatos obreros clausurados por el gobierno del Dr. José P. Guggiari. Por principio, soy partidario de la acción sindical, sin exclusión de ninguna laya. El sindicalismo, precisamente, por su carácter y naturaleza dentro de la comunidad, se distingue por su amplitud y espíritu unitario. Y además, los comunistas siempre se distinguieron por organizar un aparato para la acción clandestina.

En aquellos años previos a la guerra y dado el éxito que habíamos logrado en nuestro trabajo sindical clandestino, incluso pensé incorporarme a las filas comunistas, dada la ausencia en el país de una cifra política que interpretara y recogiera las candentes aspiraciones de la juventud. El sector juvenil, dentro de la comunidad, es el sector que siempre busca realizarse.

            Durante la era del régimen liberal, uno de sus grandes dirigentes, el Dr. Eligio Ayala, a mi juicio, fue el que más se acercó a la frontera juvenil y trató de interpretar y recoger las ansias juveniles. Pero para ello, había que remozar el viejo tronco liberal. Su pensamiento político se dirigía fundamentalmente a modificar el viejo tronco del Partido Liberal e inyectarle la sangre y el esfuerzo de la juventud insurgente, que comenzaba en aquellos años a tomar conciencia de la sombría realidad nacional, extendiéndose hacia los amplios sectores de obreros, estudiantes y campesinos. Sin embargo, su inesperada y sospechosa muerte dejó en el vacío este despertar que hubiera anticipado los acontecimientos desencadenados en febrero de 1936. La juventud, en el Paraguay, más que en ningún otro pueblo de América Latina, desempeña un papel gravitante en el quehacer nacional. El movimiento político-social apoyado por la juventud, es el que llega. «Porque los que luchan, son los que llegan».

            No puedo dejar de recordar, como expresión de gratitud, la colaboración que, en los cruciales meses iniciales de 1936, me prestaron con sus valiosos consejos los compañeros Aurelio Alcaraz, Tomás Mayol, Augusto Cañete y Leonardo Dielma para lograr la materialización de la central obrera unitaria, la C.N.T.

            Al proletariado paraguayo

            El Partido Comunista, a cuya cabeza se encuentran Oscar Creydt y Obdulio Barthe, lanzó contra mi actuación una cadena de acusaciones falsas desde principio hasta el fin.

            En el corto período que corre de junio a septiembre de 1941, con absoluta ausencia de responsabilidad han ensayado los más variables argumentos para disimular el chantaje político-gremial con que pretenden hacerme víctima. Creo necesario, a pesar de todo, contestarlos punto por punto y denunciar estos hechos a los trabajadores y la ciudadanía responsable que milita en el Partido Comunista, ante cuyo congreso llevaron, una vez más, CREYDT y BARTHE, sus conocidas y reiteradas calumnias, pretendiendo darles un valor que trascendiera del campo de sus ingenios personales, ya que siempre están rodeados de «espías», elementos patronales, nazis, y policías a quienes descubren o encuentran hasta en sus propios platos de sopa.

            En los documentos fechados el 27 de junio al 17 de julio y en un folleto de septiembre, denuncian:

            1a. ACUSACIÓN: haberme «expulsado del Partido Comunista, por haber sido ‘carnero’ en un movimiento huelguístico del magisterio en 1925». Corresponde al Magisterio, en caso de ser cierta la acusación, juzgarla. Desafío a mis acusadores (que en 1929, se declararon partidarios del fascismo de Mussolini, ver página 53 del «Nuevo Ideario Nacional») a que encuentren mi firma en los libros de asistencia de la Escuela Normal de Profesores entre los de aquellos Maestros que no se plegaron a la huelga y concurrieron a dictar clases al llamado del Gobierno.

            2a. ACUSACIÓN: ser «compinche» de los policías y traidores de la L. Marítima: Villalba y R. R. Milesi. Yo no comprendo el porqué de esta cita. Hace años que Villalba y Milesi no actúan en las organizaciones obreras, y hace años que yo ni siquiera los veo. Además, corresponde a los gremios en cuyo seno actuaron manifestarse sobre la actuación de Villalba y Milesi. Como se ve, en este caso no logran más que convertirse simplemente en gratuitos herederos de los irresponsables difamadores anarquistas del pasado.

            3a. ACUSACIÓN: «RELACIONES CON ELEMENTOS TROTSKISTAS». Los únicos hombres que se relacionaron conmigo y frecuentaron mi casa en Buenos Aires, fueron Barthe, Cañete, Noceda, Alvarenga, Ferriol, Cardozo Ocampo. Si entre los citados hay algún elemento trotskista, qué tengo que ver yo. Esto prueba hasta la evidencia que se trata de un argumento rebuscado, con vista a obtener el mejor efecto, el chantaje. Practicaban el lema de Hitler, «Cuando más grosera es la mentira, tanto más pronto creen en ella».

            4a. ACUSACIÓN: «aún persiste tenazmente en la vieja orientación reformista». Qué pueden hablar de reformismo obrero estos señores, especialmente CREYDT y BARTHE, enfermos de un extremismo infantil y de ilusiones utópicas, que jamás organizaron un sindicato, carentes de las experiencias de lo que se dice una escuela de masa. ¿Reformismo, es acaso, rebelarse contra sus imposiciones absurdas? No están acostumbrados a convencer, sino a imponer. Son caudillos intelectuales, para dirigir y no ser dirigidos, que no tienen fe, no creen en la capacidad e ingenio de los obreros, por el hecho de no conocerlos.

            Están en el deber de aclarar en qué consiste ese «viejo reformismo» para que los trabajadores puedan enriquecer sus conocimientos y adquirir conciencia sobre los peligros que les acechan. Soy de los que creen que nadie está exento del error en la acción. Lo importante es corregirlo y superarlo.

            Además, no me explico, si soy amigo de la burguesía y de los reaccionarios, por qué soy tan perseguido, tanto en el Paraguay como en la Argentina.

            5a. ACUSACIÓN: «combate la posición de la C.T.F., como órgano de lucha de clases y propugna la misma orientación amarillista, patronal que propugna la pandilla policíaca de Duarte, Barboza y Ríos». Con esta temeraria acusación sin pruebas, se pretende disfrazar la tremenda derrota de la huelga de enero, ocultada a los trabajadores, presentándola luego como una «formidable victoria obrera» que salvó a la democracia, «permitiendo la reagrupación de las fuerzas democráticas».

            ¿No fue el resultado del desastroso movimiento, todo lo contrario? A lo que yo me opuse, y seguiré oponiéndome, fue a la orientación impresa a la conducción de la C.T.P. Esta fue utilizada como órgano del Partido Comunista, empleando el mismo lenguaje partidario para plantear los problemas sindicales y nacionales, incluso con un criterio de infantilismo revolucionario extremista, propio de los anarquistas. El sectarismo y el exclusivismo con que se conducía a la C.T.P, sin la más leve noción de la necesidad de aliados; la deficiente preparación nacional de la huelga, con el agravante de subestimar las internas dificultades de la C.TTP, que anteriormente había sufrido un serio intento de división que si bien es cierto se había neutralizado, pero no estaba muerto, son algunas de las consecuencias de esta orientación equivocada, marcadamente partidaria, cuyo rasgo esencial en manos de esos intelectuales revolucionarios, se expresaba al rojo vivo y cuyas exigencias llegaban al ridículo de pretender imponer directivas y opiniones únicas a todo el mundo, ha facilitado en el Paraguay los argumentos y oportunidades a las fuerzas reaccionarias para atacar y dividir a los trabajadores, utilizando a todos los disconformes. Los «resultados victoriosos» de la huelga de enero, ya los tenemos a la vista: división, disgregación y discordias en los sindicatos, cuya magnífica unificación habíamos logrado tras el advenimiento de la Revolución de Febrero de 1936, con la constitución de la primera Central Obrera Unitaria de América Latina, la Confederación de Trabajadores del Paraguay.

            6a. ACUSACIÓN: «que mi actuación en la Argentina es la de un disgregador de obreros». Corresponde a los sindicatos obreros argentinos contestar a esta acusación, naturalmente, en los gremios en que he actuado. En este sentido, más abajo transcribo cartas del COMITÉ DE JUBILACIÓN DE LA MARINA MERCANTE ARGENTINA, del CONSEJO DE REACCIONES DEL PERSONAL DE CARGAS Y DESCARGAS de la UNIÓN DE TRABAJADORES DE CASAS PARTICULARES, quedando enterrada esta infame calumnia de los «grandes revolucionarios», cuyo estúpido método, veremos en el futuro en qué puerto los desembarcan.

            7a. ACUSACIÓN: «GAONA se manifestó siempre en franca y completa disidencia con la orientación del Primer Congreso Nacional de la C.T.P. sosteniendo que su declaración de principios debían ser modificada para hacerlos más suaves al paladar de la burguesía y de la reacción».

            Alguna vez publicaré un informe que, bajo el título de MOMENTO SINDICAL PARAGUAYO, presenté a la Regional Sur de la C.T.A.L., en agosto de 1941. En dicho informe hay un Capítulo que se refiere al Congreso Constituyente de la C.T.P. Señalé siempre y en este informe también, los excesos y las utopías sostenidas en las ponencias presentadas al Congreso. Estoy más que seguro que tales ponencias no fueron redactadas por los obreros informantes. Es la contribución de los «grandes» genios intelectuales, CREYDT, BARTHE y CÍA., que suelen distinguirse, como buenos intelectuales, por sus dictatoriales procedimientos de proceder al cambio de un obrero por un estudiante o a la radical expulsión de todos los que no acatan sus peregrinas directivas. Soy de los que creen en los hechos pero ajustado a la realidad viviente. Mis críticas y observaciones a muchos aspectos del primer Congreso Obrero antes que buscar ajustarlos al «suave paladar de la burguesía y de la reacción», se concretaban en señalar la necesidad de no apartarse de la viva realidad nacional. Sostengo y estoy dispuesto a discutir públicamente que: 1°) No obstante la importancia del Congreso y el gran esfuerzo realizado, no se selló la necesaria, fuerte y auténtica unidad sindical, 2°) Los problemas considerados y las resoluciones acordadas, en su mayoría, fueron, unas ambiguas, otras demagógicas, y otras rociadas con pinceladas de infantilismo extremista y que los problemas debatidos corresponden más bien a un partido político revolucionario antes que a la CT.P, como organización sindical; 3°) No abordó en absoluto los perentorios problemas nacionales, tanto en lo que respecta a los trabajadores, como a la Nación. No encaró con la necesaria atención la protección a los mensús de los yerbales, a los feudos de las empresas extranjeras, al problema agrario, al problema jubilatorio, a la educación popular de niños y adultos, al problema de la industrialización nacional, al problema y desarrollo de la agricultura, al problema de la vialidad nacional. El Congreso, ni por asomo, se ocupó del problema de la especial dependencia que sufre el país, después de la guerra de 1865-70, de nuestros dos poderosos vecinos que fomentan la dispersión y la anarquía que vienen trabando nuestra organización nacional definitiva. Fue más bien un Congreso de informes abstractos, fríos, alejados de la viva realidad nacional. La declaración de principios es frondosa y vaga, dejando en el tintero el tipo de sindicalismo alentador dentro de la orientación de la CT.P Una extensa e innecesaria consideración teórica, sin mencionar las experiencias concretas y vividas por el proletariado en las distintas etapas de su formación. El Programa es superior a la capacidad de las organizaciones sindicales existentes en el país. A más de ser demagógico, concreta reivindicaciones irrealizables en la etapa actual de evolución y desarrollo de la Economía nacional; 4°) El Congreso se exhibió como una mesa de mera agitación de cuestiones teóricas y ajenas a la realidad nacional con ribetes de suficiencias intelectualistas; 5°) El Consejo Central de la C.T.P. cayó en manos de delegados de los sindicatos de artesanos y de talleres, los delegados de las industrias fundamentales en total minoría. Este es el resultado de ese sectarismo circulista y asfixiante practicado e impuesto por las directivas de los grandes genios intelectuales revolucionarios Creydt, Barthe y Cía.

            8a. ACUSACIÓN: «En una carta dirigida a la C.T.P. y publicada en «C.T.P», Gaona proclamó la tesis de que los sindicatos no son órganos de lucha de clases».

            Contestando algunos conceptos expresados por el ministro de Gobierno y Trabajo del gobierno de Estigarribia, el Dr. Marín Iglesias, dirigí una carta al CE. de la C.T.P. (ver CTP N° 45 de junio de 1940) en la que expresaba: «Se esfuerza la reacción para presentar a los gremios proletarios como organismos estructurados con el único fin de provocar conflictos al capital. Para esa reacción inicua y sin entrañas, gritamos de una vez por todas, en el lenguaje varonil y enérgico de nuestro Secretario General, camarada Francisco Gaona, que los «sindicatos obreros» son instituciones de bien público y organismos de vigilancia y cumplimiento de la legislación del trabajo... que el objeto fundamental de los gremios obreros, no es la lucha de clases sino su mejoramiento material, moral y cultural. La lucha de clases constituye una de las contradicciones del capitalismo. Y la sindicalización obrera y patronal, es la expresión de esa contradicción o existencia de las clases, no está hoy en manos de la clase obrera, ni del gobierno abolirla. Hablar de supresión de la lucha de clases por el camino de la «conciliación», TIENE OLOR TOTALITARIO y un poco de la maroma oligárquica que tanto daño ha causado al país». Creo que el párrafo de mi carta expresa conceptos totalmente distintos de los que afirman mis acusadores. Los obreros dirigentes de la C.T.P. aprobaron y publicaron este párrafo porque comprendieron su oportunidad y sabían que así estaban esquivando el golpe que buscaba la reacción.

            ¿Qué hay detrás de esta agresión chantajista?

            Antes de la desastrosa huelga general de enero último, la persona del Secretario General de la C.T.P. merecía, de parte de los acusadores, los más entusiastas elogios. Pero de repente, tras el tremendo fracaso, «descubrieron» un cúmulo de hechos que los «avergonzaron», obligándolos a cortar repentinamente los inmerecidos elogios. Comenzó entonces la campaña de calumnias, difamaciones e insultos, primero expulsándolo del Partido Comunista al cual nunca perteneció, reduciendo el hecho al nivel de problema de disciplina interna, creando, al, mismo tiempo, la desconfianza frente a los demás trabajadores acerca de la persona del Secretario General de la C.T.P.

            PERO LOS TRABAJADORES SE PREGUNTARÁN: ¿Qué es lo que pasa con Francisco Gaona? Yo les contestaré: Detrás de este chantaje hay dos cosas: 1°) Levantar un muro ante los ojos de los trabajadores para poder ocultar los groseros errores cometidos en la preparación y conducción de la huelga general, desviando la atención de los trabajadores hacia el campo de la discordia que apasiona los ánimos y pone en tensión los nervios de la gente sencilla; 2°) Actualizar una miserable rivalidad personal. Es la propicia oportunidad de Obdulio BARTHE. No es la primera vez que este señor pone a pruebas su ingenio. Ya lo hemos visto actuar en estas acciones de confusión y división, desde las filas anarquistas. Primero durante la estadía del líder revolucionario popular boliviano, Roberto Hinojosa, en una asamblea de los obreros marítimos. Luego en el Congreso Antiguerrero de Montevideo, en el que denunció a Francisco Gaona como elemento del Gobierno del Dr. Guggiari y Secretario de la Comisión Pro-Fusil de la comisión guerrerista de Zeballos-Cué, con el objeto de avivar la querella entre el Centro Obrero Regional y la Unión Obrera del Paraguay, en el momento en que más necesaria era la unidad popular antibélica. En el frigorífico de Zeballos-Cué, se desempeñaba como contador, un joven de nombre Francisco Gaona, pero hermano de Roque Gaona. ¿Obdulio Barthe no lo sabía? Sí, pero se trata del trabajo de un provocador para el cual el anarquista Barthe se presta maravillosamente.

            La política sectaria, impuesta a la conducción de la C.T.P. aprovechando nuestra ausencia y que culminara en los episodios que quebraron el movimiento gremial al que ellos pomposamente llaman «huelga victoriosa de 1941», terminó cayendo en un rabioso histerismo y una desenfrenada campaña de calumnias y difamaciones contra todos los compañeros y amigos que se negaron a aceptar sus absurdas directivas impuestas a la conducción sindical, sin la previa clarificación y necesario convencimiento sobre los objetivos que se proponían.

            El desesperado esfuerzo que realizaron para desviar la atención de los trabajadores sobre los desastrosos resultados de la política sindical oportunista y aventurera que se define en «estar con quien manda y conspirar contra quien no se está», impuesta a la conducción de la C.T.P. aprovechando nuestra ausencia.

            Para los genios conductores revolucionarios CREYDT, BARTHE Y CÍA., todos hombres que estaban reclamando normas y métodos democráticos parada convivencia y la acción, eran «patronales», «espías policiales», «nazis», «reaccionarios», etc. etc. De esto se deduce, naturalmente, que la política concretada y seguida era la política de las obsesiones que se les ocurrían a estos genios revolucionarios. También intentaban presentarse como los mejores consejeros en el planteamiento de la unidad al estilo de aquel cura aldeano: «Haced lo que yo digo, mas no lo que yo hago».

            Los trabajadores fueron conducidos, antes y después de esta huelga general, por estos golpistas «revolucionarios», enamorados de sí mismos, por un camino que favorecía la estrategia de la reacción. Naturalmente que «la huelga de enero sacudió el ambiente político»; pero lejos de reafirmar la «conciencia y combatividad de clases» favoreció la disgregación, el desaliento y la división, al par de comenzar a poblar los primeros campos de concentración moriniguistas ubicados en el lejano e inhóspito Chaco Boreal.

            Frente a los resultados desastrosos de la política sindical sectaria, aventurera y de espaldas a la realidad nacional, se hace necesario encarar la reorganización del movimiento obrero, sin excesos de ninguna clase, por encima de las diferencias políticas, religiosas e ideológicas.

            Urge sanear nuestra actividad sindical de los atolondramientos, de los hábitos, de las prácticas improvisadas, de los oportunismos irresponsables, del apego al revolucionarismo infantil, extremista y utópico, de ese sindicalismo, un tanto primitivo, de pan llevar. Este se puede lograr buscando la consolidación de los gremios por el camino de la extensión de los beneficios económicos y sociales a la unidad familiar, sin despreocuparse a ta vez, de la consideración y participación en los grandes problemas nacionales.

            Volvamos las miradas hacia la Nación. Dentro de ella, encontraremos los elementos y las voluntades que nos ayudarán a encarar y resolver la tarea de la hora: crear y consolidar un gran movimiento gremial adentrado en el conocimiento profundo de todo lo relacionado con la formación histórica del pueblo paraguayo, de sus etapas evolutivas, de sus luchas y de sus recursos, con espíritu y práctica paraguayistas. Un movimiento que se sienta y viva como carne y sangre de la gloriosa Nación Paraguaya, al mismo tiempo que solidario y fraterno con el proletariado mundial, orientando sus esfuerzos firmemente hacia la instauración de la verdadera y auténtica DEMOCRACIA, y no la que pretende la reacción nazi-fascista oligárquica, una democracia dirigida, es decir, bajo permanente control militar.

            Llamo a los trabajadores de mi patria y reclamo su concurso para la realización de esta patriótica tarea de afirmación obrera y democrática. ¡VIVA LA UNIÓN OBRERA! ¡VIVA LA UNIÓN NACIONAL!

 

FRANCISCO GAONA

Buenos Aires, Destierro, septiembre de 1941.

 

 

 

LISTA DE SINDICATOS CONSTITUIDOS

DURANTE EL PERÍODO INICIAL DE LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO

 

            Una lista de los sindicatos constituidos durante el período inicial de la Revolución de Febrero (febrero a mayo de 1936) es un indicador apropiado para mostrar el crecimiento de la organización obrera en ese entonces:

            Asociación Ferroviaria, Liga de Obreros Marítimos, Sindicato Obrero del Molino Harinero del Paraguay, de Panaderos Unidos, Sociedad de Capitanes y Prácticos, Sindicato de Obreros Municipales, de Jaboneros y Anexos, de Cargadores de Carro, Vagones, Federación de Obreros en Calzado, de Cerveceros Unidos, de Hojalateros y Anexos, Federación Nacional de Empleados de Comercio, Unión Cocineros de Abordo, Federación Gráfica del Paraguay, Unión de Aserraderos y Anexos, Sociedad de Obreros y Empleados de la CALT (después Asociación Tranviaria), Centro Motoristas Navales, Sociedad de Timoneles de los ríos del Paraguay, Sociedad de Mozos y Anexos de Abordo, de Oficiales Albañiles y Anexos, Sindicato Obreros de las Industrias de la Carne de Piquete Cue (Limpio), de Obreros Ebanistas, Similares y Anexos, de Carameleras Unidas, Sindicato Obrero de la Industria de la Carne de Zeballos Cué, de Marineros Unidos, de Fideeros Unidos, Sociedad de Estibadores y Anexos de Comercio, de Pintores Unidos, Unión Obrera de la Manufactura de Tabaco, Sociedad del Personal de Empleados y Obreros del APCC, de Joyeros y Plateros, Centro Naval de Maquinistas, Centro de Contramaestres, Centro de Cabotaje de 1a., Centro de Cabotaje de 2a., Centro de Cabotaje de 3a., Sociedad de Licoristas Unidos, Centro de Mozos Unidos Terrestres, Sociedad de Foguistas Profesionales, de Obreros y Empleados de CIT, de Obreras Domésticas, de Comisarios de Abordo, de Cocineras Terrestres, Unión Obrera de la Industria del Azul, Sindicato Obrero de la Industria del Algodón, de Carpinteros de Ribera y Anexos, de Astilleros San Isidro, de Sastres Unidos y Anexos, de Indopecuaria, Asociación de Trabajadores del Estado, Arsenales de Guerra y Marina, Sociedad de Obreros Mosaístas y Anexos, Federación de Chauffeurs, Unión Obrera de la Costura, Unión Obrera del Mimbre, Unión de Talabarteros, de Yerbateros y Anexos, de Vendedoras del Mercado, Sindicato Obrero de la Industria del Vidrio, Sindicato Obrero de la Industria del Cartón, de Talleres Nacionales de Kraus, Sociedad de Calafates y Anexos, Sociedad de Obreros Repartidores de Pan, Sociedad de Obreros Chocolateros, Sociedad de Conductores de Carro, de Carpinteros y Anexos.

            Otros gremios del interior: Sociedad de Picapedreros de Ybytymí, Sociedad de Oficios Varios de San Lorenzo, de Ladrilleros Unidos de Tablada Nueva, Sindicato Obrero del Azúcar de Benjamín Aceval, Sociedad de Cañeros Unidos de Alonso Cué (Ybytymí), Sociedad Obreros Unidos de Bobi, Federación Obrera de la Industria del Tanino de Puerto Pinasco, de Puerto Sastre, de Puerto Casado, de Puerto Guaraní, Sociedad de Empleados, Agricultores y jornaleros de la Industrial Paraguaya de la Zona Sur (Itakyry), Sociedad de Barraqueros de Trinidad, Sociedad de Obreros del Molino San Antonio de Villarrica, Sindicato Obreros Unidos del Molino Harinero de Concepción, Sociedad de Oficiales Profesionales de Carmen del Paraná (Encarnación), Sindicato de Obreros Unidos de San Pedro del Paraná, Sociedad de Conductores de Carreta de Itá, de Yaguarón, de Guarambaré, Sindicato de Obreros del Frigorífico de San Antonio, Federación Obrera Local de Concepción, constituida por los siguientes gremios: Albañiles, Zapateros, Estibadores Unidos, Estibadores de Comercio, Sindicato único de la Madera, de Conductores de Vehículos, del Molino Harinero, de Mozos de Cordel, de Ferroviarios, Sociedad de Agricultores, Federación Obrera Local de Villeta, compuesta por: Portuarios, Obreros del Algodón, Oficios Varios; Federación Obrera Local de Ypacaraí, con los Sindicatos de Obreros de Desmotadoras, Estibadores de Comercio, Ladrilleros, de Vidrio, de la Usina; Federación Obrera Local de Encarnación, con los gremios de Albañiles, Empleados de Comercio, Zapateros, Marítimos, Ferroviarios; Federación Obrera Local de Guarambaré, con los sindicatos Unión Obrera Fabril, de Arroceros, Barracas, Desmotadoras, Ingenio de Azúcar, de Jaboneros, Conductores de Vehículos, Oficios Varios; Sindicatos de Obreros de Ingenios de Azúcar: Benjamín Aceval (ya citado), Tebicuary, Villarrica, Iturbe, San Lorenzo, Ibytymí; Unión Trabajadores de Obrajes de Estación Fassardi, Km 37 de Carayaó (que incluye Obrajeros, Cuadrilleros, Ferroviarios, Empleados de Administración); Yerbales, de la localidad de Abaí, San Agustín, Curuzú, Capúbary, Pastoreo, Ciervo-Cuá, Charará, Tacuaras, Ishoú, y otras localidades; la Asociación Ferroviaria cuenta con secciones: Capital, Sapucai, Borja y Encarnación; Federación Obrera Local de San Juan Bautista de las Misiones, con gremios de Oficios Varios, Empleados de Comercio, Aserraderos, Usina Ybapobó, Unión de Obreros de Yerbales de San Estanislao; Federación Obrera Local de Carapeguá, con gremios de Conductores de Carreta, Obreros de Ingenios de Azúcar, Aserraderos, Oficios Varios (Albañiles, Zapateros y Panaderos); Sociedad de Obreros de Fábricas y Peones de Estancias de los Puertos Cooper y Fonciere; Unión de Aserraderos y Anexos de Salitre Cué; Sociedad de Obreros de Coronel Bogado y Carmen del Paraná; Federación Obrera Local de la Ciudad de Pilar, con gremios de Obreros Textiles y Empleados Municipales.

Organizaciones de agricultores: de Puerto Paraíso, Arroyos y Esteros, Caballero, Puerto Bello, Itané, Guarambaré, Villeta, Concepción, Curumbacué (Limpio), Puerto Elsa, General Díaz.

            Movimiento Cooperativo: El Sauce, de los Ferroviarios, 1° de Mayo, de los Obreros y Empleados del Frigorífico de Zeballos Cué, de los Arsenales de Guerra y Marina, de los Trabajadores de San Estanislao. Una caja de asistencia social organizada por la Unión Obrera de la Manufactura del Tabaco.

            Como se puede apreciar, muchos de estos sindicatos no fueron en realidad fundados en el período mencionado, sino que resurgieron al trabajo legal tras el período de clandestinidad y represión anterior. En la lista, existe cierta imprecisión y repetición, lo que sin embargo no resta su valor como indicador del grado de resurgimiento sindical.

            Todos los datos consignados en el capítulo sobre la reorganización sindical provienen de los periódicos «Verde Olivo», «El Estudiante», «La Hora», «La Lucha», «El Diario», «La Época», «La Nación», «Hoy», del año 1936, de febrero a mayo. 

 

 

 

 

INTRODUCCION A LA HISTORIA GREMIAL Y SOCIAL DEL PARAGUAY - TOMO III - PORTALGUARANI by PortalGuarani4

 

Fuente: CDE.org.py

Registro: Enero 2015

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  ENLACE INTERNO A DOCUMENTO RELACIONADO

INTRODUCCIÓN A LA

HISTORIA GREMIAL Y SOCIAL DEL PARAGUAY - TOMO I

PROF. FRANCISCO GAONA

 

 

 

 

 

 

 





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