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TERESA MÉNDEZ-FAITH

  LITERATURA INFANTO-JUVENIL - TOMO I (A – H), 2011 - Por TERESA MÉNDEZ-FAITH


LITERATURA INFANTO-JUVENIL - TOMO I (A – H), 2011 - Por TERESA MÉNDEZ-FAITH

LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA DE AYER Y HOY

TOMO I (A – H)

TERESA MÉNDEZ-FAITH

INTERCONTINENTAL EDITORA S.A.

Teléfs.: 496 991 - 449 738;

Fax: (595-21) 448 721

Pág. web: www.libreriaintercontinental.com.py

E-mail: agatti@libreriaintercontinental.com.py

Asunción - Paraguay

2011 (424, Tomo I)

 

Composición, diagramación y armado: Gilberto Riveros Arce

Corrección: A cargo de la autora

Ilustración de tapa: "Alicia en el país de las maravillas 8",

Acrílico mix media, 61 x 91 cms. 2010. Obra de Catita (Amalia) Zelaya El-Masri.

 

Todas las ilustraciones reproducidas en este volumen fueron cedidas para esta edición por gentileza de sus respectivos autores -Catita (Amalia) Zelaya El-Masri, Enrique Collar, Edward P. Faith, Graciela Nery Huerta, Andrea Piccardo, Chester Swann, Nico Espinosa, Carmen Mendoza, Miriam Cabrera, Lourdes Espínola-, de Editorial Lina y/o de Editorial Servilibro.

Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/1998

ISBN: 978-99967-25-05-0 (Obra general)

ISBN: 978-99967-25-06-7 (Tomo I)

 

 

TERESA MÉNDEZ-FAITH nació en Asunción pero ha vivido en el exterior la mayor parte de su vida. Hija de Epifanio Méndez Fleitas, líder político muerto en el exilio, hizo el bachillerato en Montevideo (Uruguay) y com­pletó sus estudios universitarios en los Estados Unidos. Doctorada en Filosofía y Letras por la Universidad de Michigan (Ann Arbor) en 1979, reside actualmente en el área de Boston (Massachusetts). Ensayista, crí­tica literaria y docente universitaria, ejerce la cátedra de literatura hispa­noamericana en Saint Anselm College, universidad católica del noreste estadounidense. Autora de Paraguay: Novela y Exilio (1985), libro dis­tinguido por NECLAS (New England Council of Latin American Stu­dies) como el "Mejor libro del año" (1985), de tres antologías literarias hispanoamericanas -Contextos literarios hispanoamericanos (1986), Panoramas Literarios: América Hispana (1998; 2" edición, 2008) y Nue­vos Contextos: Doce Cuentistas Contemporáneos de Hispanoamérica (2002)-, de más de treinta artículos críticos (publicados en diversas revis­tas literarias), y co-autora de cuatro textos de lengua (española) y cultura hispánica, ha sido galardonada con varias distinciones académicas, entre las que figuran: dos becas de posgrado del NEH (National Endowment for the Humanities, USA), el premio anual de AAUP (American Associa­tion of University Professors) concedido por su universidad al (a la) mejor profesor(a) del año (1990) y, también ese mismo año, el "Sears-Roebuck Foundation Teaching Excellence and Campus Leadership Award". En diciembre de 1999, la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) le otor­gó un "Diploma de honor" por su trabajo en pro de "la difusión de la literatura paraguaya". Dicho proyecto de difusión empezó en 1994, con la aparición de dos libros publicados por Editorial El Lector: BREVE DIC­CIONARIO DE LA LITERATURA PARAGUAYA y BREVE ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA PARAGUAYA (2a ed., 1997-1998; 3a ed., 2004-2008). A este par inicial de obras siguieron después cuatro doble volúmenes antológicos, por géneros, publicados por Intercontinental Editora: POESÍA PARAGUAYA DE AYER Y DE HOY, Tomo I (1995) y Tomo II (1997), NARRATIVA PARAGUAYA DE AYER Y DE HOY, Tomos I y II (1999), TEATRO PARAGUAYO DE AYER Y DE HOY, Tomos I y II (2001) y CRÓNICAS Y ENSAYOS PARAGUAYOS DE AYER Y DE HOY (2009). De reciente publicación son LA BABOSA Y SUS CRÍTICOS (2007) -en co-autora con el escritor y crítico cubano Francisco Feito, gran conoce­dor de la obra casacciana-y una nueva edición corregida y aumentada de PARAGUAY: NOVELA Y EXILIO (2009).

 

PALABRAS LIMINARES

 

Con la publicación de estos dos tomos de Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy se concreta un sueño que se gestó a fines de 1994, luego de lanzar mi primer dúo textual aquí en Asunción: el Breve Diccionario (y la Breve Antología) de la Literatura Paraguaya, ambos libros publicados por Editorial El Lector. Fue entonces que me vino la idea de trabajar en un proyecto más ambicioso, a largo plazo, preparando una especie de "biblioteca portátil de la literatura paraguaya" para difun­dir y hacer conocer nuestras letras dentro y fuera del país. Gracias al interés y apoyo, intelectual y económico, de Intercontinental Editora, aquella idea y aquel sueño iniciales se fueron haciendo realidad a lo largo de los últimos dieciséis años: nacieron así, primero, los dos tomos de Poesía Paraguaya de Ayer y de Hoy (1995 y 1997), luego los dos de Narrativa Paraguaya de Ayer y de Hoy (1999), después el dúo Teatro Paraguayo de Ayer y de Hoy (2001) y hace dos años Crónicas y Ensayos Paraguayos de Ayer y de Hoy (2009). Ahora, al sentarme a escribir estas "palabras liminares", con la alegría y la satisfacción de ver que hemos logrado hacerrealidad aquel sueño literario y patrio, anuncio el nacimien­to de este quinto y último par de mellizos, Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy, y digo "misión cumplida".

Todo trabajo de carácter antológico implica, necesariamente, selec­ción de un gran número de posibles inclusiones. Por lo tanto, estos dos tomos de Literatura Infanto-Juvenil..., reflejan cierta dosis de subjetivi­dad y tienen, por lo mismo, inevitables limitaciones. Creo, no obstante, que los textos seleccionados para este doble volumen cumplen con un par de objetivos básicos: a) representatividad máxima, en lo posible, de lo que se escribe y publica en Paraguay sobre literatura infantil y juvenil, en todos los géneros (poesía, narrativa, teatro, textos híbridos...); y b) inclu­sión de autores de todos los tiempos, desde los más maduros y conocidos hasta los más jóvenes y nuevos en el oficio de la escritura.

Siguiendo la ordenación formal ya establecida en las cuatro series antológicas anteriores, LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA DE AYER Y DE HOY está estructurada por orden alfabético de autores. En este caso, los cuarenta y más autores incluidos en ambos tomos, con un total de dos­cientos cincuenta obras (algunas largas, otras breves o brevísimas), están distribuidos de la siguiente forma: 22 autores con 113 textos en el tomo I; y 21 autores con 137 textos en el tomo II. Con muy pocas excepciones, todos los cuentos, poemas, obritas teatrales y textos varios que aparecen en estos dos tomos han sido anteriormente publicados. Y para cada uno de ellos se dan las fuentes y los datos de publicación al final de la sección correspondiente. Además del material textual, estos dos tomos de Literatura Infanto-Juvenil..., como los ocho tomos anteriores (de las 4 series antológicas), constituyen verdaderos objetos artísticos al combinar en sus páginas literatura y arte. En efecto, los dos volúmenes van il ustrados con sesenta o más reproducciones de obras de pintores, dibujantes, ilustrado­res y artistas varios: Catita (Amalia) Zelaya El-Masri, Enrique Collar, Edward P. Faith, Graciela Neiy Huerta, Andrea Piccardo, Chester Swann, Nico Espinosa, Carmen Mendoza, Miriam Cabrera y Lourdes Espínola. Mis infinitas gracias a todos por permitirme reproducir en esta edición, y sin costo alguno, las más de sesenta obras visuales -pinturas, dibujos, ilustraciones digitales- que aparecen en ambos volúmenes, todas cauti­vantes, imaginativas, mágicas, sensuales, bellísimas...

Como en el caso de los cuatro doble volúmenes anteriores, quizás uno de los aportes más significativos de esta antología es que reúne obras representativas del género, en castellano (la mayoría) y en guaraní (cator­ce). También aquí, como lo hemos hecho en los volúmenes anteriores, los textos en guaraní van acompañados de su versión al castellano para así poder cumplir con uno de nuestros objetivos originales de difusión de nuestra literatura extrafronteras: el de darles idea del contenido temático de dichas obras a los lectores de otras tierras, que no entienden guaraní. Y ahora llegó el momento de dar gracias. Demás está decir que un trabajo de investigación, recopilación y selección de esta naturaleza sólo se puede llevar a cabo con la ayuda de mucha gente. Por lo tanto, inmensa es mi gratitud para todos aquellos-amigos, colegas, compatriotas, familiares...-que con tanta generosidad me han brindado su tiempo y su apoyo para que este quinto par de libros, Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy, haya dejado de ser un proyecto y se haya convertido en una linda realidad. En primer lugar, mis más profundas y sinceras gracias a todos los autores que respondieron a mi pedido (original o en segunda instancia...) de material, vía correo electrónico, y me acercaron sus textos como adjuntos en emails. Esta vez trabajé casi exclusivamente a larga distancia, desde mi rincón internético en mi casa del *norte*, y si no hubiera sido porque más de la mitad de los autores incluidos (27 del total de 43 ) me hicieron llegar sus obras por email, no estaríamos hoy aquí celebrando el nacimiento de estos dos mellizos textuales. Inmensa tam­bién es mi gratitud para mis hermanos Maricruz y Prudencio que me ayudaron a leer, cotejar y corregir varias veces todos los textos de ambos tomos, durante mis ocho días de incógnito aquí en junio pasado e igual­mente después de mi regreso a Boston y luego a mi vuelta a Asunción el mes pasado ya para el último cotejo del material en PDF antes de su ingreso a la imprenta.

Como no hay libro sin alguien que se encargue de la composición, diagramación y armado, van aquí mis más sinceras expresiones de grati­tud a Gilberto "Gili" Riveros, personaje de tareas y responsabilidades múltiples en casi todos mis libros "made in Paraguay". Y como tampoco puede haber libro publicado sin editor, otra dosis de millones de gracias a Alejandro Gatti, director de Intercontinental Editora, y a todo su equipo, que con su generoso respaldo editorial y su cuidadoso trabajo de edición han contribuido a realizar este proyecto. Agradezco igualmente a los algunos escritores -Augusto Casola, David Galeano Olivera, Alejandro Hernández y Von Eckstein, Dirma Patdo Carugati, Lita Pérez Cáceres, Victorio V. Suárez, Lourdes Talavera, Javier Viveros...-que me ayuda­ron de mil maneras: sugiriéndome nombres de autores o títulos de obras a considerar, enviándome emails de colegas que habían publicado en el género o haciendo de intermediarios para que otros -que ahora integran estos libros- se comunicaran conmigo y me enviaran su material. Infini­tas gracias también a Ray (mi esposo) y a Eddie (mi hijo), mis dos maes­tros del espacio cibernético, por toda la ayuda y el apoyo que me han brindado, en particular en las últimas semanas de finalización del manus­crito. Y a Eddie, además, "extra thanks" por las siete hermosas ilustracio­nes digitales que me preparó con tanto esmero, exactitud y paciencia y ahora ilustran siete cuentos de este dúo de antologías. Un agradecimiento muy especial para Betsy Partyka, por el valiosísimo trabajo de introduc­ción y análisis, texto magistral y pionero sobre "lo universal y lo particu­lar de la literatura infamo ,juvenil paraguaya" con que iniciamos esta tra­yectoria por la Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy.

Esperando que estos dos tomos sean bien recibidos por mis compa­triotas -en particular por los niños y jóvenes del Paraguay, público para el que están dirigidos- y de que sirvan también de complemento a los cuatro doble volúmenes anteriores, largo de la mano a estos mellizos textuales, Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy, para que las más de doscientas obras allí contenidas, circulen primero por las bibliotecas escolares, públicas y privadas de nuestro país, y luego, cru­zando fronteras espaciales y temporales, lleguen a los más remotos rinco­nes del planeta, a partir de hoy y a lo largo de este nuevo siglo y milenio...

TERESA MÉNDEZ-FAITH

Asunción, 15 de julio de 2011

 

A MODO DE INTRODUCCIÓN:

 

LO UNIVERSAL Y LO PARTICULAR

DE LA LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA

 

Los dos tomos de Literatura infanto juvenil paraguaya de ayer y de hoy constituyen el quinto doble volumen en una serie de antologías sobre la literatura paraguaya que pretende ofrecer un panorama extenso del mundo literario de este país tan remoto y aislado del canon de las letras hispánicas. Teresa Méndez-Faith realiza un proyecto monumental con el que siempre ha soñado, que muestra el amor que le tiene a su país natal y su respeto por las letras paraguayas. Empezando con un volumen de poesía paraguaya en español seguido por otro de la poesía en guaraní, Méndez-Faith aumentó su tarea para incluir un doble volumen sobre la narrativa paraguaya, otro sobre el teatro paraguayo y aún otro más sobre el ensayo paraguayo. Ahora el proyecto produce un doble volumen prodi­gioso sobre la literatura paraguaya para niños y jóvenes. Estos volúmenes representan una obra pionera en la literatura paraguaya y latinoamericana en que por décadas esta muna de las letras ha sido ignorada y considerada literatura de segunda clase.

Estamos seguros que al leer las selecciones incluidas en estos volú­menes (que solo son una pequeña representación de lo que ya existe o ha sido publicado hasta ahora), los lectores encontrarán un mundo maravi­lloso de realidades, fantasías, ideas y esperanzas que satisfacen las expec­tativas no solo de los niños, sino también de los adultos. La compilación incluye varias obras de 43 autores que han vivido la mayoría de su vida en el Paraguay y que se identifican con la literatura paraguaya. Aunque algunos nacieron fuera de las fronteras del país por razones políticas o iras, sus corazones son paraguayos y sus obras reflejan lo que llamaríamos algo así como la "paraguayidad" de sus almas. Estos libros contienen más de 200 textos que incluyen ejemplos de poesía, cuentos, mitos, fábulas, piezas teatrales y un par de ensayos. Lo temático varía desde la fantasía hacia la realidad dura de la vida actual, y el estilo varía desde lo más sencillo y directo hacia una complejidad intrincada que requiere por lo menos una doble lectura. Así, niños, jóvenes y adultos encontrarán variedad para todos los gustos en estos volúmenes tan cari­ñosamente compilados por la Dra. Teresa Méndez-Faith.

En orden alfabético según los autores, es fácil encontrarlos nombres más conocidos de la literatura paraguaya como los de Josefina Plá y de Augusto Roa Bastos, pero también se nota una cantidad de apellidos frescos para ampliar el conocimiento de la literatura paraguaya. Es inspi­rante saber que hay tanta gente escribiendo y pensando en las próximas generaciones que van a disfrutar de este legado literario. Nuevos cuentos de hadas y de ciencia ficción satisfacen la necesidad de alimentar la ima­ginación; cantos infantiles y haikus en mensajes de texto agradan a los que quieren selecciones cortas y humorísticas; y para los que quieren un toque de la realidad, hay comentarios sobre la pobreza, la condición de la mujer y la disfuncionalidad entre las generaciones. Y para los que quieren un desafío lingüístico, se ofrecen obras escritas en el castellano paragua­yo, el yopará y el guaraní. Al leer todas las selecciones, se adquiere un sabor de lo que es el Paraguay y su literatura: una mezcla de culturas, tradiciones, razas e historias. En breve, este doble volumen de la literatura infanto-juvenil toma el primer paso en mostrar al mundo lo que tiene para ofrecer el Paraguay.

Aunque varias de las selecciones fueron escogidas por los mismos autores, la mayoría -y en particular las de los ya fallecidos-fueron elegi­das por Méndez-Faith. Un obstáculo que constantemente se encuentra con el acceso a la literatura paraguaya es su escasez en el campo de publicaciones. Esto no quiere decir que el país carezca de escritores, sino que las posibilidades económicas para publicar y las dificultades invo­lucradas en la diseminación de la literatura-han resultado en la existencia de muchos libros guardados en forma de manuscrito o publicados por cuenta de los mismos autores, en cantidades limitadas y por lo tanto de poco alcance y distribución mundial prácticamente nula. Méndez-Faith, muy consciente del problema, está mejorando la situación con estas com­pilaciones antológicas. Este doble volumen de literatura infanto-juvenil representa la primera publicación dentro de este género en la historia de la literatura paraguaya y felicitamos el esfuerzo de nuestra colega.

En este prólogo nos proponemos identificar algunos de los temas prevalecientes en la literatura infanto-juvenil presentada en esta colec­ción, además de dar una idea del mundo de la crítica sobre la literatura para niños y jóvenes. Aunque la crítica sobre esta modalidad de la litera­tura paraguaya es casi inexistente, la correspondiente en inglés sobre la literatura del mundo anglosajón es extensa, y nos puede servir para enten­der mejor y guiar nuestros comentarios críticos sobre esta misma litera­tura que surge del Paraguay.

Uno de los problemas relacionados con la literatura juvenil es encontrar una definición apropiada. Algunos críticos intentan identificar los parámetros considerando el estilo lingüístico o lo temático. Esto resulta más fácil cuando se evalúa la intención o el objetivo de las selecciones; si, por ejemplo, se trata de enseñar tácticas de lectura o identificación de letras y palabras. Sin embargo, hay tantas variables que resulta casi impo­sible definir lo que constituye lo infantil o lo juvenil. En su artículo sobre su posición de no definir la literatura para jóvenes, Marah Gubar explica que " la literatura para niños siempre se escribe pensando en ambos, niños y adultos; para publicarse [la literatura] debe satisfacer a por lo menos algunos adultos" (209 traducción mía). Ella insiste en que si limitamos la definición de la literatura para jóvenes, también limitamos su valor. Jack Zipes, un crítico muy conocido, reitera que el concepto de una literatura para niños es imaginario puesto que los niños no son dueños de la litera­tura, no la imaginan, no la escriben y no la producen, y, en la mayoría de los casos, tampoco la compran (40). Sin embargo, se pueden identificar tendencias temáticas en la literatura que se dirige a lectores no adultos, y es lo que vamos a hacer en las siguientes páginas de este estudio introductorio al doble volumen de Literatura Infanto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy.

Usando Literature for Children. A Short Introduction por David Russell, que ahora se encuentra en su sexta edición, podemos llegar a algunas conclusiones en cuanto a lo temático, y notar cómo la literatura paraguaya sigue estas tendencias y también se desvía de ellas para mejor representarlo particularmente paraguayo. Russell identifica varios géne­ros del folklore que servirán para orientarnos bien en la literatura paragua­ya, entre ellos incluye: mitos, leyendas, fábulas, cuentos de animales, cuentos de hadas, cuentos de fantasmas, la fantasía, lo sobrenatural, viajes en el tiempo y la ciencia ficción. En cuanto a lo temático incluye asuntos sociales como la familia, la aceptación en la sociedad, y los desafíos físicos y mentales. El tema más pertinente que añadimos es un enfoque sobre la naturaleza. Para mejor identificar los temas con sus autores para­guayos, empezamos con el género más antiguo: el mito.

Mitos

Para los paraguayos el género del mito es tan importante como cual­quier otro tipo de ficción o historia. Desde antes de la palabra escrita, los mitos Tupi-Guaraní han pasado de generación en generación de manera oral, con la doble meta de enseñar un sistema de creencias y como forma de entretenimiento. Un mito es un cuento de la creación del mundo y explica fenómenos que no tienen explicación científica. Son narracio­nes en forma de prosa que, en la sociedad donde se cuentan, se consi­deran explicaciones verdaderas de lo que ocurrió en el pasado remoto (Bascom 9).

En el Paraguay estos mitos conservan una importancia especial por­que con ellos se preserva la lengua guaraní y una cosmogonía que todavía tiene significancia en la vida diaria para mucha gente. Aunque existen colecciones de mitos estudiados desde la perspectiva antropológica (ver Curt Nimuendaju-Unkel, León Cadogan, entre otros), las versiones encontradas aquí son adaptaciones modernas que siguen sirviendo las mis­mas metas: enseñar y entretener.

Los siete micro-mitos de las figuras mitológicas paraguayas más conocidas, presentados por Dirma Pardo Carugati, sirven para recordar los nombres de Tupá, Keraná y Taú, entre otros, y para indicar que están todavía vivos en la conciencia colectiva. Feliciano Acosta Alcaraz cuenta el mito de la creación de la flor Yrupé en "Victoria Regia", y David Galeano Olivera explica la creación de la flora y la fauna paraguayas como el Jata'y, el Urunde'y, la yerba mate y el picaflor. Al publicar los mitos vía un "blog", estos están al alcance de todos en un medio ecológi­camente inteligente. Leni Pane de Pérez-Maricevich narra el mito de porqué el sol y la luna ya no cruzan camino en "Juncu'clai y Jiveclá". Un elemento importante de la presentación de estos cuentos es que también preservan la lengua guaraní, además de proveer una explicación hermosa de la existencia de la flora y la fauna. Roa Bastos crea un nuevo mito bíblico con "El país donde los niños no querían nacer" en el que imagina cómo sería un mundo tan terrible y lleno de guerra donde "los niños del país se negaron a nacer". El único niño sobreviviente, Nada (Adán), debe encontrarse con Ave (Eva) y re-crear el mundo.

Además de la re-interpretación de los mitos tradicionales con metas didácticas, escritores como Nila López y Lourdes Talavera han adaptado sus creaciones para cumplir con las necesidades del mundo actual. Aun­que solo vemos algunos capítulos del Bosque sagrado, López reconoce que los jóvenes de hoy han perdido el contacto con y la apreciación por la naturaleza. Consumidos por la vida electrónica e ignorantes de las voces secretas del bosque, son llevados por una abuela a escuchar las palabras mágicas de la brisa que abren un camino al mundo encantado del bosque. La brisa crea "un halo fosforescente sobre toda espesura visible". El cuento cruza las fronteras entre mito, eco-literatura y fantasía con sus encantos y lecciones.

"Espejo y máscaras" de Talavera reitera el mito del famoso Jasy Jateré, un niño rubio con una vara mágica que encanta a los niños que se niegan adormir la siesta. Pero aquí, de una manera chistosa, se trata de dos chicos traviesos que ni hacen la siesta, ni le tienen miedo a la figura mitológica, ni han aprendido bien el mito de su profe de guaraní, diciendo que "es el hijo del Pombero". El cuento muestra cómo el viejo mundo de la mitología juega paralelamente con el siglo XXI, y los chicos se hacen amigos del Jasy Jateré prometiéndose hacerse favores. Según Sandra Beckett, la técnica de contar mal (o al revés) un cuento puede generar la participación del joven lector cuyo conocimiento anterior de la historia requiere que corrija el error, resultando en una experiencia de lectura muy agradable.

Leyendas

Otro género de narrativa semejante al mito es la leyenda. Las leyen­das, como los mitos, se creen y se consideran verdaderas por los narrado­res y su audiencia, pero tienen lugar en un mundo reciente, donde todo era muy similar al hoy (Bascom 9). Con los años una leyenda puede exage­rarse y transformarse en mito, cruzando fronteras temporales. A veces una leyenda aún puede ser interpretada como historia, o sea entrar en el dominio de lo verídico. Por ejemplo en "El gigante del cerro" de Maribel Barreto, la gente cree que un gigante que toca la flauta vive en el cerro y come las ovejas del pueblo. Según el narrador niño, el supuesto gigante es solo un pastor que protege las ovejas de otros animales.

Los cuatro cuentos de Josefina Plá se asemejan a las leyendas pero también contienen elementos de la fantasía infantil. Escritos al estilo del realismo mágico, sus dilemas casi se creen a un nivel metafórico, pero para los jóvenes son simplemente cuentos para divertirse. En "Las gordu­ras de Villaflacos", la gente es tan flaca que experimenta con cualquier cosa para engordar. En "Las pesadillas de Ciudadsueños", sus habitantes felizmente se duermen en cualquier momento pensando que han termina­do con sus tareas. En "Los olvidos de Villaolvidos", todos "nacían con una memoria muy frágil, o mejor decir, no tenían ninguna". Las leyendas gozan de una verosimilitud con la vida que conocen los niños.

Cuentos de hadas

Uno de los subgéneros del folklore más familiar entre los jóvenes son los cuentos de hadas, que también se originaron de forma oral. Casi todos hemos escuchado una versión de los cuentos de Grimm o de Ander­sen. Allí pueden aparecer hadas, ogros, duendes y dioses, pero normal­mente cuentan aventuras de animales o de seres humanos (Bascom 8). Uno de los más populares es la historia de la Cenicienta en que aparece una mujer en peligro, después entra un héroe que debe rescatarla. A con­tinuación él debe confrontar una serie de obstáculos antes de ganar su amor. Al final, la pobre se casa con su príncipe azul y todos viven felices. En un país de mucha pobreza, como el Paraguay, un cuento de pasar de "harapos a riqueza" es un cuento de hadas anhelado por todos. "El puen­te" y "Desprecio" de Raúl Silva Alonso y "Quiero ser doctora" de Nelson Aguilera son ejemplos en los que alguien pobre debe conquistar todo tipo de pruebas y obstáculos antes de ser rescatado de la miseria para vivir felizmente con estabilidad y éxito después, con o sin su "Príncipe azul".

El cuento de hadas más citado, cambiado, reinterpretado y contado, es "Caperucita roja" (Beckett). Gino Canese reproduce una versión para­guaya en "Caperucita roja y su prima", pero esta vez las primas, Caperu­cita y Caperuzota, se encuentran con el jaguareté, versión paraguaya del lobo, y le enseñan una lección tirándolo lejos. Cuando su torso vuela por el aire se escuchan las frases cautivadoras de Superhombre: "es un mísil, es un meteorito, es un plato volador", que dan mucho humor al texto. Canese también ofrece una versión de "Patito feo" y de un mito del Jasy Jateré contados usando la fórmula de un cuento de hadas. Sara Karlik juega con el género en "La muñeca de Malo" donde aparecen Alicia del País de las Maravillas, el Sabio de Oz, el Lobo Feroz y una muñeca llamada Malo que tiene como novia a Caperucita, todos en un mundo de fantasía que es paralelo al mundo verdadero.

Alejandro Hernández y Von Eckstein escribe "El aprendiz de brujo y el hada" que nos recuerda del destino precario de Campanilla cuando es capturada y enjaulada por el Capitán Garfío en el cuento de Peter Pan. Cuando su luz disminuye señala que está muriéndose. Augusto Casola presenta "Las gemelas y el caballero enamorado", un cuento de hadas al revés, donde no hay éxito sino fracaso porque no hay amor eterno al final.

Dirma Pardo Carugati ofrece un comentario, quizás feminista, sobre los cuentos de hadas en su "Cuentos de hadas y princesas". Se mofa de este género en que las mujeres tienen como "la razón de sus vidas [era] conquistar un galán azul (¿como un pitufo?)". Rompe el sueño ilusorio de estas fantasías al explicarnos que ha visto varios príncipes y princesas y que la mayoría son bastante feos y que todos `.son falibles. Ella concluye de una manera directa, prosaica y realista que "En fin; cuentos eran los de antes. Ahora la gente los llama noticias del jet set".

Fábulas

Otro subgénero (de tipo formulaico) de la fantasía son las fábulas, un favorito entre los niños. Estos son cuentos cortos didácticos protagoniza­dos por animales donde normalmente uno intenta engañar al otro, pero pierde el juego al final. En cuanto a la literatura dedicada a los niños, Gladys Carmagnola reflexiona y dice: "Creo que los libros más importan­tes en la vida del ser humano, son los que nos leen, y leemos después, antes de llegar al metro de estatura. Ellos nos acompañan y ayudan a crecer hasta donde no puede alcanzar-¡pobrecita!-la medida de longitud que conocemos" (11).

Félix de Guarania escribe sus fábulas "De cuando el conejo quiso ser más grande" y "El espantapájaros que se hizo amigo de los pájaros" con versiones en guaraní. Leni Pane de Pérez-Maricevich cuenta del "Tigre que quiso volar" y Margarita María Prieto Yegros imita una fábula de Esopo de zorros y pirañas en guaraní: "Don Aguará y Alonsito". Mario Halley Mora escoge la forma teatral para jugar con otra fábula de Esopo, "El burro y el caballo", en que los animales se insultan pero el dominado gana y el dominante aprende una lección. Y Luis Hernáez presenta una forma de la fábula de Esopo de "El niño y el lobo" con la pieza "Pedro achicado" en que un niño aprende a no mentir y a tratar bien a los animales cuando él mismo se encuentra reducido al tamaño de una hormiga.

Fantasía

Dejando de lado los cuentos formulaicos, muchos autores paragua­yos han escrito y escriben relatos de pura fantasía en los cuales los anima­les y las plantas hablan, la naturaleza decide si quiere llover o no, los gusanos se maravillan sobre la metamorfosis de su propio cuerpo, y tiene lugar todo tipo de posibilidades imaginarias o reales. María Eugenia Garay incorpora duendes en sus cuentos, Sara Karlik cede la palabra a un hipo­pótamo. Con un tono más serio, en "Lincoln Salvador" Lita Pérez Cáce­res personifica a unos perros que descubren el tráfico ilegal de animales. En "Una rabona televisada" de Nidia Sanabria de Romero, un par de perros traviesos humanizados que se hacen la rabona de la escuela, se encuentran en un programa de televisión. Otro perro actúa en "Astolfo, el romántico" de Irina Ráfols, y en "La criatura", también de Ráfols, un bicho preso por un niño curioso e inocente piensa desesperadamente en su familia. La descripción del niño da una perspectiva particular a cómo los animales ven a los seres humanos:

... me mira con sus gigantescos ojos, dando vueltas... Unos ojos inmensos marrones como cuevas de lombrices... Así son sus ojos, curiosos y odiosos ojos... tiene dos enormes agujeros en las narices que se le dilatan, y me parecen tan siniestros que a veces llego a pensar que también me mira a través de sus horrorosos orificios nasales. Por sus patas presenta cinco tentáculos rosados y sucios, miles de púas doradas emergen alborotadas desde su cabezota y una especie de asquerosas arañas le temblaban alrededor de los ojos...

Otros autores que juegan con la fantasía donde hablan los animales y las plantas para divertir a niños y jóvenes son Jeu Azarru, María Luisa Artecona de Thompson, Lourdes Talavera, Augusto Casola y Margarita María Prieto Yegros.

Eco-literatura

Como hemos visto con los cuentos de hadas, un cuento típico de aventuras requiere un héroe, una complicación, una víctima y una conclu­sión feliz donde se asegure el triunfo del héroe (Hourihan 9). En la eco­literatura infanto-juvenil paraguaya, generalmente se encuentra un héroe niño cuya gran preocupación, en vez de ser una princesa en peligro, es la tierra en peligro de destrucción. La literatura paraguaya toca muchos temas que aparecen en la literatura universal para jóvenes, pero el tema más recurrente es el de interés en la naturaleza y en la protección de la tierra. Como en los mitos del Paraguay en que la naturaleza se personifica y lucha contra las idioteces del hombre, siempre ganando de una manera u otra, muchas veces de una forma maligna, en estos eco-cuentos la na­turaleza se personifica de varias formas positivas. Puede ser que los árbo­les lloran, o que las aves añoran los tiempos lejanos cuando había plenitud de sombra, alimentos y seguridad, o simplemente que un niño puede comunicarse cariñosamente con lo autóctono. A través de eco-cuentos, eco-poesía, y aún en los cuentos de ciencia ficción donde el héroe ha tenido que abandonar el planeta Tierra en busca de otro lugar que pueda sostener la vida, son los niños los que pueden rescatar la naturaleza de su derrota. Probablemente el tema más sobresaliente en la literatura infanto­juvenil de hoy en día es el del futuro del planeta. El Paraguay se encuentra en una situación peligrosa en que ha sufrido una cantidad desproporciona) de deforestación a través de las décadas que solo recientemente ha empe­zado a resolverse. Consecuentemente, el tema aparece con frecuencia en la literatura para niños y jóvenes con el afán de concientizar a las próxi­mas generaciones del peligro y salvar lo que queda de la naturaleza y así también al ser humano.

Esta antología muestra una gran variedad de selecciones que enfo­can en la tierra, desde poemas sencillos para niños de corta edad, hasta cuentos para adolescentes y adultos que siguen llamando la atención al tema. Con el mundo en un vórtice de movimiento cibemético, en que la ciencia y la tecnología dominan, y donde si uno no está al tanto de lo que pasa en su entorno pronto estará perdido, estos autores se detienen y nos obligan a detenemos un momento para valorizar lo que de veras importa y lo que sostiene la vida: la salud del agua, de la tierra y de la atmósfera.

Existe escasa crítica sobre la eco-literatura en Latinoamérica, pero la plétora de eco-cuentos y eco-poesía que surge del mundo literario para­guayo es impresionante. Esta literatura cruza todas las fronteras entre mito, leyenda, folklore, fantasía y ciencia ficción, pero el mensaje es el mismo: si no se protege la naturaleza, nos encontraremos cara a cara con la muerte. A pesar de la existencia de una rica mitología que adora la flora y la fauna, el siglo XX resultó devastador para el bosque paraguayo. La tasa de deforestación llegó a tal punto que pensaron que no habría bosque para el año 2010. Sin embargo, con los esfuerzos de grupos ecológicos y escritores que se dedicaron y siguen dedicándose a escribir a favor del planeta y a educar a la gente, ha disminuido mucho la devastación siste­mática del bosque, y ahora hay un gran esfuerzo para proteger la natura­leza y restaurarla tierra. Los autores reunidos en esta obra cuyas seleccio­nes se pueden considerar eco-literatura incluyen a: Maribel Barreto, Gil­berto Ramírez Santacruz, Feliciano Acosta Alcaraz, Renée Ferrer, Osval­do González Real, Lita Pérez Cáceres, Luisa Moreno Sartorio, Margarita María Prieto Yegros y Chester Swann, entre otros que incorporan el tema en otros géneros. En los poemas bilingües de Acosta Alcaraz surge un pesimismo hacia el futuro cuando la tierra grita y ruega pidiendo que alguien pare la destrucción. En los cuentos de Ferrer de la colección Desde el encendido corazón del monte los animales protagonistas lamen­tan el sacrificio que han hecho los hombres de ellos, y se rebelan contra el hombre. La perspectiva de los cuentos es desde los animales, las plantas o de un niño héroe que vive en el bosque. En "La rebelión de los montes" los árboles bajo amenaza de ser cortados, se arrancan y dejan la tierra un desierto, pero "¡Oh sorpresa! Los animales iban cayendo en la congoja. Los hombres, sentenciados a vivir sin sombra, deambulaban por los pá­ramos; y las nubes, sin el llamado del follaje, retenían los aguaceros, mientras se agrietaba la tierra como una fruta sin pulpa". Y en "De cómo un niño salvó un cedro" el héroe joven encuentra una manera para prote­ger el árbol sagrado de las máquinas del hombre. El estilo de Ferrer es de una prosa poética con una proliferación de descripciones que evocan los sentimientos de dolor, pérdida y desesperanza. No siempre todo ni todos terminan felices, así rompiendo a veces con el cuento típico del heroísmo.

En los cuentos didácticos de Prieto Yegros los animales mismos deciden informar al hombre de la destrucción que causan. Estos cuentos terminan de una manera positiva: "Cuando los seres humanos recibieron esta advertencia entendieron que sus vidas dependen de los seres bióticos y de los seres abióticos, y que no deben usarlos irracionalmente; por eso han creado Áreas silvestres protegidas y Corredores Biológicos dentro del BAAPA" - ha vuelto la alegría al bosque.

Pero no siempre es así. En la lucha eterna entre el hombre y la natu­raleza siempre hay algunos que quieren aprovecharse económicamente, sea de la flora o sea de la fauna. En "Princesita" de Maribel Barreto, cuento situado en África, los "hombres malos" negocian la venta ilegal de elefantes; en "Lincoln Salvador" de Pérez Cáceres se revela el tráfico de animales chaqueños; y en "El mapa del BAAPA" de Prieto Yegros habla un animal que se escapó de la jaula en la cual lo encarcelaron para vender­lo como mascota. El bosque, el agua, el aire y el planeta en general son preciosos, y muchos autores paraguayos han adoptado la misión de con­cientizar a la gente y enseñar a los niños a proteger el mundo. Como dice Ferrer: "estos cuentos, narrados en voz alta o en la intimidad de cada uno de nosotros, servirán también para abonar nuestra sensibilidad ante la impotencia de la naturaleza frente a la pérdida de ese latido indefenso". El micro-cuento de Gilberto Ramírez Santacruz, "La batalla semántica", resume satisfactoriamente el malentendido que divide a los de la ciudad de los del campo: "Por algo ustedes se llaman ciudadanos, porque viven en la ciudad. También por algo a nosotros nos llaman erróneamente sal­vajes, aunque debería ser salvajes, porque vivimos en la selva". Concluye el indio diciendo que todos los seres humanos son iguales, pero en la ciudad mandamos a los niños a la escuela para "educar en todo" mientras que en la selva aprenden sus lecciones en el bosque donde aprenden "de todo". "Ustedes viven de la naturaleza, nosotros vivimos con la naturale­za". Pero sin la naturaleza, nadie vive.

Las selecciones de Ecos del monte de Luisa Moreno Sartorio, aun­que hablan de una familia de carpinchos y enfocan en los regionalismos del Paraguay, se entiende universalmente. El héroe niño campesino ob­serva las injusticias cometidas por los hombres blancos y crueles de la ciudad que vienen al campo para cazar animales como deporte. El texto enfatiza la pared de ignorancia que se ha construido entre lo urbano y el campo. El padre del niño sirve a los de la ciudad por razones económicas, pero el niño es más sensible a la naturaleza. Aunque sabe que no puede cambiar la mentalidad de los adultos, sí puede rescatar a los cachorros en peligro. Los cuentos son para niños, usando un lenguaje sencillo y un argumento directo, y con un niño héroe como protagonista. Él está muy consciente de la condición precaria de los carpinchos y entiende su mun­do mientras los observa crecer y empezar su propia familia. El texto es emotivo y sirve para mostrar la- realidad del abuso del bosque y de los animales salvajes.

Los lectores de estos cuentos no siempre son jóvenes, pero pueden com­partir los valores del héroe, lo que es especialmente importante cuando esos lectores son niños porque sirven para guiarlos en la vida, tomar decisiones inteligentes y apreciar el valor de lo autóctono.

Ciencia ficción

El futuro siempre será un tema de fascinación para los jóvenes pues­to que tienen toda su vida por delante. "Imaginar cómo sería la vida si..." resulta en una rica plétora de escenarios que varían desde la destrucción del planeta como se conoce hoy hasta la realización de una mítica Tierra­ sin-mal. Engdahl explica que los jóvenes de hoy no se identifican con el pasado sino con el futuro; así que si queremos "hacer generalizaciones sobre la condición humana... tendremos más suerte comunicándonos sobre el futuro que describiendo el pasado" (426 traducción mía).

Aunque la ciencia ficción no es un género muy desarrollado todavía en la literatura paraguaya, los ejemplos incluidos de Jeu Azarru, Osvaldo González Real y Chester Swann no divergen demasiado de lo que se espera universalmente de la ciencia ficción: se confrontan las fuerzas del bien y del mal; el destino de la civilización se encuentra en una situación delicada; y se dramatizan las maravillas de la tecnología (Russell 198-9).

No obstante, lo impresionante es la correlación entre la visión cos­mogónica del futuro y el futuro del planeta si no preservamos el balance delicado de la ecología. En "Otra vez Adán" de González Real todavía existe un árbol viejísimo que ha resistido todos los intentos de aniquila­ción. Este árbol representa el mítico "árbol del que fluye la palabra" (yvyra ñe'ery), el árbol sagrado de la mitología guaraní, o el árbol de la vida de la Biblia. El gobierno de esa futura civilización lo quiere cortar para que no haya ningún resto natural de la vida anterior. Han creado una nueva vida completamente sintética donde la gente vive en permanente estado de paz y hasta "se ha desterrado el pensamiento". González Real imagina cómo sería la vida y todo lo que se perdería si no hubiera árboles, lo cual resultaría en el efecto dominó. "Con la destrucción de los árboles, se habían ido el otoño, la primavera, las aves, y con ellas, el canto. Nadie podría ya encender una fogata en medio de la noche estrellada para contar extrañas historias, ni sentarse ante una mesa de sólido roble, frente a un cuenco de frutillas. Todas las rosas y su mudo lenguaje del amor desapa­recieron, implacablemente segadas por los jardineros de la muerte".

En "Asteroides" de Azarru y "Los pioneros de Cygnus X-1" de Swann la tierra ha sido abandonada como consecuencia del abuso de los seres humanos, y se busca un héroe para mejorar la situación. "Asteroides" sirve como una advertencia al futuro de nuestro planeta que aparen­temente desaparecerá del universo. Los extraterrestres (con "reminiscen­cias morfológicas humanas") que están en una misión para contar todos los planetas, notan que ha desaparecido la Tierra, como el planeta de los Atlantes. Pero en vez de rescatar a sus habitantes que han huido a otros planetas, deciden abortar la misión: "Una civilización que es capaz de destruir su propio planeta dos veces, porque no se puede atribuir a un accidente casual lo que ocurrió en menos de diez mil años, y huir antes del foral... No sé, tal vez en cinco mil años hagan explotar su nuevo planeta y huyan nuevamente". Azarru deja un comentario sobre la salud de la Tierra dentro de su mundo de ciencia ficción. Los extraterrestres abortan su misión de encontrar el planeta perdido porque deciden que no vale la pena rescatar a una civilización tan abusadora. Asimismo, en el cuento de Swann, los seres encuentran un nuevo planeta "con las condiciones de habitabilidad requeridas para colonizarlo", pero el contramaestre Wrenn sabe que los seres no han aprendido de su pasado ni del bombardeo ter­monuclear que destruyó la primera tierra. La lección es desmoralizadora pero la desesperación a veces es necesaria para concientizar a los jóvenes sobre el futuro estado de nuestro planeta, si no lo cuidamos. El cuento nos advierte del desastre inminente si no aprendemos de los errores del pasa­do, o sea, del presente en que vivimos ahora. "Vamos a echar a perder de nuevo otro planeta virginal e inocente. Los cyber-libros de historia ya lo dijeron. Ocurrió en América precolombina y en Marte. Y siempre, con las bendiciones del bendito Señor a quien no tengo el gusto de conocer y creo que éstos tampoco" (Swann).

Azarru nos ofrece otros cuentos en el género de ciencia ficción que tampoco se desvían demasiado de lo temático de la ciencia ficción univer­sal. Con una referencia al mundo al revés de Alicia en el País de las Maravillas, en "Alicia y los universos alternativos" la joven Alicia viaja en el tiempo entre universos, y debe funcionar como guardián para unir los planos y vigilar los universos. En "El origen de las ideas" las ideas mismas filosofan entre sí sobre la diferencia entre la mente y el cerebro, contemplando el buen momento para lanzar una nueva idea al cerebro de un ser humano. Temen que "se est[é]n acabando las mentes capaces de recibir ideas". Y en "Fútbol" solo funciona el cerebro de un viejo cuando está conectado a un aparato que le facilita usar su memoria y su mente.

Según Millicent Lenz y Ramona Mahood la capacidad de fantasear es la capacidad de sobrevivir (415). Crear un mundo alternativo estimula la imaginación a dos opciones: corregir los problemas de ahora o empezar a poner en acción los pasos hacia una nueva manera de vivir. Ellas con­cluyen que los elementos que separan la ciencia ficción de la fantasía son tres: "una racionalización científica o seudocientífica para explicar los eventos; la extrapolación de la tecnología existente; y un énfasis sobre lo intelectual en lugar de lo emocional" (416 - traducción mía).

Concientización social

La naturaleza juega un rol esencial en la formación de la moral de un niño; sin embargo, la mayoría de los niños viven en un lugar urbano donde las presiones y desafíos de la ciudad manipulan las decisiones que toman. Algunos de los cuentos más fuertes y con mucha influencia sobre los jóvenes de hoy en día contemplan temas actuales incorporados en sus argumentos. Esta literatura aparece en las últimas décadas y, aunque la mayoría tiene referencias regionales al Paraguay, los problemas son uni­versales. Estas historias evocan emociones de frustración y lástima, y ojalá los temas sean efímeros. No obstante, el mundo se encuentra en crisis a varios niveles: económica, social, familiarmente.

Según Russell, la literatura para jóvenes no solo incluye la fantasía y todos sus subgéneros, sino también muchos asuntos sociales verdade­ros como: la diversidad social y cultural, una conciencia de los géneros, las familias y maneras alternativas de vivir, los problemas familiares y las diferencias físicas, mentales e intelectuales, además de los temas difíciles como la muerte, la vejez y la sexualidad. A esta lista se pueden también añadir los temas de la violencia, la autoestima y la diferencia de generaciones. Stringer nos recuerda que la literatura para jóvenes y adolescentes presenta poderosos dilemas éticos e incluye temas como: la violencia de las pandillas, el abuso de las drogas, la homosexualidad, el suicidio y el abuso sexual (xi), todos los cuales requieren discusión y contemplación. La literatura paraguaya no se distancia de estos temas que aparecen en varias selecciones, y relacionado con estas cuestiones está el tema de la identidad. Estudios sicológicos y la literatura para jóvenes ofrecen ejem­plos de cómo la identidad se puede desarrollar como resultado de las luchas de un adolescente en circunstancias extraordinarias. Episodios de vida y muerte pueden quitar cualquier pretensión de una persona, resul­tando en la habilidad de re-identificarse (Stringer2). Miremos unos ejem­plos de cuentos que tocan los temas de: el mundo virtual, ser diferente, las razas y clases, las generaciones, las mujeres y la muerte.

Cualquier niño o adolescente podría decir que lo más difícil de ser joven es el sentimiento de no pertenecer a, ser o formar parte de un grupo. La presión de los amigos, de la familia, de la escuela y de la sociedad en general de ser iguales a los demás es enorme. Sean cuestiones de aparien­cias, intelectualidad, religión, o raza, ser diferente puede causar estigmas y complejos de inferioridad dañinos por el resto de la vida.

Mundo virtual / tecnológico

Junto con una afición por la ciencia ficción, para los jóvenes la cul­tura pop es más o menos su vida (Latrobe y Drury 234). Viven a través de su tecnología y están en constante contacto instantáneo. Incluso existe nuevo vocabulario para explicarlas nuevas adicciones al ciberespacio. Los jóvenes deben aprender a filtrar la información y escoger las buenas opciones.

Nelson Aguilera y Javier Viveros se identifican con este mundo virtual en sus escritos. Viveros comparte varios ejemplos cortos de men­sajes en texto de su colección "Mensajeámena". El humor de sus textos es ligero y actual. Afortunadamente para nosotros que no crecimos con esta forma abreviada de comunicarnos con los demás a la velocidad de la luz, también provee una traducción en castellano. Así, "Acompasa2 mis d2 y lati2 labran tu haiku" no entra en lo incomprensible.

Aguilera hace un esfuerzo para representar la realidad de nuestra sociedad en su cuento "El primer televisor" donde lo más importante para una familia humilde en este mundo materialista es conseguir su propio televisor, cueste lo que cueste. El hijo héroe del cuento y de la vida urbana no aspira a salvar el planeta del abuso ni la sociedad de la maldad; pero, sí, salvar a su familia de "mendigar en las casas ajenas" para mirar dibu­jitos, y para que su madre pueda mirar la novela "Los ricos también lloran". La banalidad de la sociedad es una realidad casi incomprensible.

Pero más asombrosa es la subcultura de la violencia que acompaña la adicción a los videojuegos. En "Papá, vos no sabes nada" las diferen­cias generacionales terminan en una confrontación violenta que requiere terapia. Este cuento presenta una imagen espejo del mundo actual en el que una cantidad insondable de jóvenes se encuentran esclavos de los juegos electrónicos; no salen de sus casas; y sufren de obesidad y enfer­medades psicológicas. En este cuento horrible y tierno a la vez, el hijo adicto le amenaza a su papá "Me volvés a molestar y te voy a clavar con esto [un cuchillo]". Su papá debe llamar a las autoridades e internarlo a fin de salvarlo de la locura y de la muerte. Latrobe y Drury señalan la inevi­tabilidad de la formación de subculturas alrededor de los iconos de la cultura pop (234).

Ser diferente

Según Russell, la literatura para niños debe tratar el tema de ser diferente con sensibilidad, sinceridad y cuidado. Para no crear estereoti­pos o reforzar prejuicios, el autor debe tratar las situaciones individual­mente, dejar que el lector llegue a sus propias conclusiones, ayudar al lector a explorar varias emociones. y presentar el tema con sinceridad (48). Sugiere que presenten los casos de niños especiales de una manera semejante, evitando el uso de lenguaje peyorativo (47).

En "La princesa" Augusto Casola crea un bonito cuento de hadas en que la niña vive una vida privilegiada donde todos sus juguetes están vivos y sus padres son cariñosos y pacientes. Solo se descubre al final que el maravilloso carruaje que llega a su palacio es el ómnibus para niños especiales. Y en "Carta para Narita" de Milia Gayoso, la narradora le escribe a su hermana especial con un tono sencillo y hermoso. En estas selecciones las niñas son especiales, pero respetadas como individuos y por sus características particulares (Russell 45).

El niño pobre nacido sordomudo y rengo de "El puente" de Raúl Silva Alonso, escapa de la pobreza y del abuso entrenando a unas palo­mas que lo llevan a an bonito orfanato al otro lado del río donde los huérfanos viven felices. Milia Gayoso describe a una familia cariñosa y buena que cría a dos huérfanas como si fueran sus propias hijas, sin prejuicios y con amor y felicidad en "Un vals para Adriana". Y Carolina y Gaspar en el cuento del mismo nombre por Augusto Roa Bastos "eran los peores del grado, pero eran los mejores en los juegos". Los niños encuentran su lugar con una confianza en la fuerza de su imaginación. En estos cuentos sencillos e inocentes, los niños aprenden que ser diferente no es problemático, sino una aventura. Cada persona es un individuo que tiene sus atributos positivos, y siempre hay un lugar en el mundo donde cada individuo puede encontrar amor y cariño.

Razas y clases sociales

Un tema particularmente pertinente a la situación social paraguaya es el de las razas y clases sociales. No siempre van juntas, pero con mucha frecuencia el color de la piel indica la clase social o si se identifica con la raza indígena. La gente paraguaya sejacta de ser una raza mestiza en que todos tienen sangre indígena; no obstante, la realidad es que la sociedad usa el color de lapiel para crear una sociedad de dominantes y dominados. Los cuentos incluidos en esta antología demuestran cómo las clases y las razas diferentes pueden respetarse y vivir juntas.

En un cuento simple y hermoso, "Naomi", Milia Gayoso muestra cómo dos niñas, una blanca y la otra maká, pueden ser amigas para siem­pre, respetando y valorando sus diferencias. En "La princesa india" de Sara Karlik, durante un camping de boy scouts, una niña se viste de la princesa indígena Anahí y aparece tras las llamas frente a sus amigos para explicarles: "te darás cuenta de que los colores de la piel o las formas de las caras no tienen por qué hacernos diferentes".

En otros cuentos verosímiles de Maribel Barreto, Susy Delgado, Milia Gayoso y Osvaldo González Real, niños de la clase baja deben encontrar su lugar en el mundo luchando contra la pobreza y el menospre­cio. Algunos lo encuentran con su imaginación, si no físicamente, y otros con la fuerza de su carácter. En una conversación filosófica entre el fran­cés St. Exupery y el paraguayo Herib Campos Cervera en "El príncipe lustrabotas", Campos Cervera dice: "En el Paraguay... existen muchos niños huérfanos y abandonados, que tienen que ganarse la vida de este modo... Estos inquilinos de la plaza son grandes filósofos. Podemos apren­der de ellos, porque sin ir a la escuela han llegado a los límites de la experiencia humana" (González Real). Susy Delgado capta el poder de la imaginación entre dos niños que viven en un basural en "Cacho Necho y un paseo por un país invisible". En una conversación transcrita en yopará, Cacho busca comida mientras Necho maneja su carrito imaginando un mundo en que todos son ricos y -nunca falta la comida. Su amigo contempla sus alrededores y al final decide entrar en el mundo mágico de su amigo, "Ndé... Espera un poco, Necho. Yo me voy contigo a ése tu paseo...".

Y en "Regalo de amor" Maribel Barreto presenta la solución a un dilema social que ocurre con alguna frecuencia. Un chico de la clase alta se casa contra los deseos de sus padres con una niña de la clase baja. La familia rica rechaza a la pareja hasta que nace el primer nieto "rubio igual al patrón". El progenitor hace que la abuela por fin acepte el matrimonio. La literatura para jóvenes invita a los lectores a disputar los dilemas morales de la sociedad (Wolk).

Generaciones

Anteriormente vimos cómo la violencia surge de la obsesión con los videojuegos y la distancia entre las generaciones. Ahora en el siglo XXI, con los avances en la tecnología y la rapidez del mundo con el bombardeo de información 24/7, y la falta de conversaciones cara a cara, la diferencia entre las generaciones parece ser de años de luz en vez de décadas. En Bosque sagrado Nila López abre la obra con una discusión entre una nieta y su abuela en que la abuela critica a la gente por mirar tanto fútbol y no leer. La nieta le llama malcriada a la abuela mostrando la creciente falta de respeto por las generaciones mayores. Y Mario Halley Mora presenta dos diálogos entre mayores y menores, "El candidato" y "Todo es según el color", en que la falta de respeto se transmite desde arriba hacia abajo. En los dos casos el joven continúa el diálogo hasta que por fin hay un entendimiento y todo se resuelve; pero los ejemplos indican que sin con­versaciones habrá mucha tensión y una posible ruptura completa entre las varias generaciones. Estos cuentos sirven, si no para enseñar una lección, al menos para mostrar porqué los malos entendimientos entre las genera­ciones ocurren con más y más frecuencia.

La mujer

Otro tema relacionado con la sociedad que aparece en estos textos es el rol de la mujer. Aquí vemos una yuxtaposición con otros temas como las clases sociales, las generaciones, y el pertenecer a un grupo. En "Can­ciones sin sentido" de Milla Gayoso, una niña viene del campo a la ciudad para encontrar trabajo, pero es abusada y tratada como esclava por sus patrones. Así, deja su trabajo para vivir en la calle donde, a los trece años, "alguien la poseyó salvajemente". Según Franzak y Noll, la peor violen­cia no es la violencia individual, la visible, sino la violencia instituciona­lizada o invisible (663). La violación de esta niña resulta de la pobreza, una estructura económica ya aceptada en la sociedad como inevitable. El resultado de la violación es un niño cuando ella no es más que una niña ella misma. Cuando no puede cuidar bien a su hijo se lo llevan a un orfanato, dejando a la pobre vagabundeando las calles y refugiándose en la locura. Aunque la verosimilitud del cuento es tremenda, y sirve para concientizar a los lectores, también hay cuentos de "harapos a riqueza" como "Yo quiero ser doctora" de Nelson Aguilera, en que una mujer pobre del campo alcanza sus metas honorablemente en la ciudad y tiene éxito en su vida.

En cuanto a la mujer, también surge el problema de la perfección y el complejo de baja autoestima, como se ve en la protagonista joven de "Estoy gorda y fea" de Aguilera. Este cuento revela la obsesión por las apariencias y el dinero desechable cuando todas en un grupo de niñas han tenido cirugía plástica y liposucción para adquirir las codiciadas aparien­cias de Barbie. Con una de las niñas todo salió un desastre; pero ella no puede dejar de obsesionarse con la cara hasta que conoce a una mujer terriblemente deformada por un incendio. "El rostro de esa mujer estaba lleno de cicatrices de quemaduras. Sus manos y brazos también. Pero ella transmitía una paz y una alegría indescriptibles. Raquel se le acercó sin miedo. Se sentía como atraída por ese rostro deformado, por esa imper­fección monstruosa".

Según Younger la sexualidad y la imagen del cuerpo son aspectos cruciales para el desarrollo de los personajes en la literatura para jóvenes, y afectan al lector y su autoimagen (45). Sus estudios revelan que la literatura refleja las ansiedades que tienen las jóvenes sobre su cuerpo. El cuento de Aguilera muestra la triste realidad en que las niñas solo quieren el amor de sus padres, pero en su lugar reciben atenciones materiales. "Durante la adolescencia la popularidad entre amigos puede producir emociones de alegría y bienestar. La falta de popularidad puede terminar en un sentimiento intenso de soledad, rechazo y aislamiento. La impor­tancia de la popularidad temprana en la adolescencia es exagerada por la creencia de los jóvenes de que `el ahora es para siempre' " (Stringer 30 - traducción mía).

Para concluir el tema de la mujer, hay que mencionar el micro­cuento de Dirma Pardo Carugati, "Etapas de la vida de la mujer perfecta",

que critica sarcásticamente la sociedad que obliga que la mujer se confor­me a las expectativas de la sociedad para ser perfecta: "No seas una bebé malcriada... No seas una niña problema... No seas una alumna diferente". La muerte

La violencia y la muerte son elementos típicos de los mitos y a veces de los cuentos de hadas, pero la muerte solo aparece como tema principal en dos selecciones muy distintas de esta antología: "Yo no maté al obispo (Relato de un joven en la cárcel de menores)" de Catalo Bogado Bordón y "La niña que abrió el cielo" de Chiquita Barreto. El primer cuento trata de un joven encarcelado por haber matado al obispo, pero él solo confiesa haber matado a su "querido Ángel". El chico vive con su madre en una extraña locura donde cree que un ángel negro le sigue matando a todos sus seres queridos, incluso a su mamá.

Los críticos dicen que es importante decir la verdad sobre la muerte para que el niño entienda lo que significa y no espere inconsolablemente la vuelta de un ser querido que nunca va a volver. Es mejor entender que sentir el abandono (Russell48). En el cuento de Barreto le dijeron a la niña que su padre estaba en el cielo. Entonces, con el poder de la imaginación ella abre el cielo porque "todo es posible en el tiempo mágico de la niñez". Mientras visita a su padre, también conoce por primera vez a su abuelo. Con una simple conversación en silencio con su papá, la niña se entera y acepta que su papá y su abuelo viven en el mundo del silencio y ella en el de los sonidos. Es un cuento infantil, con un estilo simple y una explica­ción prosaica que satisface a la niña.

Otros temas: Costumbres

Las costumbres de cualquier país deben encontrar su lugar en la literatura para preservar su valor. En un mundo donde las generaciones se diferencian más y más, es importante recordar que hay tradiciones que se deben conservar porque involucran y definen a la familia. Elly Mercado de Vera, Pilar Ruiz Nestosa y María Eugenia Ayala describen, a su ma­nera, los ritos y las prácticas de la Navidad, poniendo énfasis en la comi­da, las decoraciones y las tradiciones de los pesebres tanto en la ciudad de Asunción como en el campo. Con estas selecciones se aprende sobre la historia del Paraguay, su comida, sus celebraciones y los valores intrínse­cos de su cultura. En "Cómo es la Navidad en Paraguay" Ayala cuenta la leyenda de Caacupé que incluye referencias al lago Ypacaraí, a fray Luis de Bolaños y a la aparición de la Virgen en un pedazo de madera -la misma leyenda que se puede ver en las pinturas y en los vitrales de la Basílica de Caacupé. Mercado de Vera hace referencia a las joyas perdi­das de Mme. Lynch en el cuento "Las joyas de doña Natí" que también explica con detalles la comida tradicional de las celebraciones navideñas. Y Ruiz Nestosa en "Tacalaguana, el Príncipe del Pilcomayo", que es un tipo de cuento de hadas, explica los regionalismos de las celebraciones de la Navidad al mismo tiempo que incluye también referencias a las razas y compara lo urbano con el campo.

Historia y política

Aveces es difícil convencer a los jóvenes de la importancia de apren­der la historia y la política de su país. Esta antología presenta algunas selecciones con referencias fuertes a la historia del Paraguay y a la historia en general. En "La búsqueda", primer texto de una ingeniosa colección de cinco cuentos, María Irma Betzel combina el presente y el pasado mien­tras cuenta la historia de la Guerra de la Triple Alianza. Una niña encuen­tra un diario en una casa vieja, y cada día lee una de las cartas. Al día siguiente comparte lo que ha aprendido de la historia paraguaya con sus padres y hace preguntas curiosas. En "Paráfrasis de la fundación mítica de Buenos Aires de Borges", Catalo Bogado Bordón parodia la obra de Borges. En 1536 todos los líderes indígenas del Paraguay se reúnen para gozar de una increíble cena preparada por una cocinera indígena famosa. Pero ningún plato sale sabroso y no se entiende por qué. Al final se revela que la carne provenía de un lugar donde había estado Juan Díaz, el con­quistador que vino con Mendoza, quien simboliza el fin del mundo indí­gena como era.

El patriotismo es evidente en estos cuentos y también sirve de tema principal de varios poemas de Gilberto Ramírez Santacruz, Gladys Car­magnola, María Luisa Artecona de Thompson, Elsa Wiezell y Nidia Sanabria de Romero que glorifican la libertad, la raza indígena y los niños héroes. El poema "Libertad" de Sanabria de Romero deja un fuerte sabor de patriotismo que recuerda a los jóvenes de la historia tumultuosa de su país: "Si me quitan la libertad, me dejarán sin aire, sin agua y sin luz. Ya no habrá razón de existir. Entonces iré detrás de ella, hasta lograrla".

En un cuasi ensayo titulado "El día que los niños dejaron de jugar", Gilberto Ramírez Santacruz empieza quejándose de la molestia que son los niños, pero después decide que "Los niños verdaderamente son un problema en un mundo diseñado para adultos. Sería un gran perjuicio hacerlo para niños, ya que estos pronto serán también adultos y se queda­rán sin nada si no tuviesen un mundo para esa edad. Porque la infancia pasa como una fiebre ligera, pero la adultez dura hasta la muerte". Para protestar las muchas guerras irracionales que hay por todo el mundo, los niños globalmente deciden hacer una huelga de no jugar hasta que termi­nen todas las guerras. Todos los niños hablan electrónicamente y se po­nen de acuerdo. Así, las guerras terminan. Pero de veras nada ha cambia­do y los adultos siguen con sus convicciones y prejuicios.

Y en "Los espectros de la floresta" de Chester Swann, que también estilísticamente parece ser un cuasi ensayo, el narrador cree que ha visto y hablado con algunos soldados de la Guerra de la Triple Alianza que son "custodios de la nación". El narrador vuelve al sitio muchos años más tarde, y desilusionado llega a la conclusión de que el Paraguay ha perdido tres guerras: "la primera, contra la triple alianza,... la segunda contra la cobardía, que nos hiciera ceder gran parte del territorio conquistado en la guerra del Chaco... ¿y la tercera? Pues, contra la ignorancia, la delincuencia y la corrupción. El crimen organizado ya forma parte indivisa de la estructura del poder, es decir: del Estado".

Poesía infantil

Muchas de las selecciones de esta antología son tanto para jóvenes como para adultos; pero también algunos autores han dedicado sus selec­ciones a los niños más jóvenes y han escogido el género de la poesía para expresarse. Los niños aprenden de la belleza de la naturaleza, que las flores y los animales son sus amigos, y que también hay que proteger la naturaleza para poder disfrutar de ella en el futuro. Entre los poetas que enseñan y entretienen con sus versos y cantos infantiles se destacan: Gla­dys Gloria Luna. Maribel Barreto, Gladys Carmagnola, Feliciano Acosta Alcaraz, Renée Ferrer, Elsa Wiezell y Lita Pérez Cáceres. Hay demasia­dos poemas para hablar de ellos individualmente, pero todos, con su estilo personal, captan la imaginación infantil con su rima y ritmo, y su vocabu­lario sencillo y simpático.

Además de enfocar en las delicias del mundo natural, otras poetas como Elly Mercado de Vera, Lillian Stratta, María Eugenia Garay y Nidia Sanabria de Romero, se dedican a explicar en sus versos el amor de un niño, las maravillas de la vida, y las costumbres de su país. Los poemas seleccionados para niños pequeños ponen una sonrisa en el rostro y los lectores fácilmente pueden imaginar los dibujos ilustrativos. Gladys Car­magnola en su introducción al poemario de María Luisa Artecona de Thompson, Viaje al país de las campanas, resume la importancia de la poesía infantil: "La que llamamos poesía ínflintil es la menos infantil de todas. Quien la escribe, generalmente una persona que ha superado el tiempo de la inocencia y del deslumbramiento, ha de liberar de su honta­nar profundo lo que de niñez conserva, para que sus textos resulten al menos relativamente infantiles" (7). Continúa diciendo que "El tema se vuelve algo más complejo cuando el texto debe cumplir (además, o sobre todo) un fin didáctico, ya en la línea, ya en la entrelínea. Y ya se sabe el efecto que produce la literatura con moralina".

Conclusión

En síntesis y después de lo ya anotado, no nos queda duda de que dentro de estos dos tomos hay una riqueza de temas, estilos, géneros y amor que nunca se han visto juntos en blanco y negro. Es casi seguro que hay muchas más selecciones todavía no editadas que van a surgir después de la publicación de este doble volumen de Literatura Infarto-Juvenil Paraguaya de Ayer y de Hoy. Desde la tradición oral hasta los mensajes de texto, esta literatura goza de binarismos y dualidades que abren las puertas a la interpretación y a la discusión. El mundo de los jóvenes y de los niños es complejo y maravilloso. Héroes y víctimas viven juntos, la razón y la emoción están en constante fricción, la civilización y la barba­rie todavía no se pueden separar, el orden y el caos deben compartir el mismo lugar, y la realidad y la fantasía se confunden de manera regular. Y si no podemos definir la literatura para jóvenes, quizás podemos apren­der de los jóvenes que leen literatura leyendo lo que les interesa a ellos y así entrar un poco en el mundo de la imaginación. Teresa Méndez-Faith con esta maravillosa colección literaria nos proporciona los elementos y la herramienta necesarios para sentamos a leer por horas y horas. Desde ya, espero con impaciencia la segunda edición de esta publicación que incluirá, indudablemente, aún más ejemplos de la creatividad paraguaya.

BETSY PARTYKA, PhD

Jefa, Departamento de Lenguas Modernas Ohio University

Athens, Ohio

14 de julio de 2011

 

 

 

 

INDICE GENERAL

Tomo I

Dedicatoria, Biografía de la autora

Palabras liminares, A modo de introducción

 

OBSERVACIÓN : LOS ENLACES EN EL NOMBRE DE LOS AUTORES

LO LLEVARÁN A LA GALERÍA DE LETRAS DEL PORTALGUARANI.COM

EN EL ESPACIO DE CADA AUTOR

DONDE ENCONTRARÁN DATOS BIOGRÁFICOS,

OBRAS EDITADAS y OBRAS INCLUIDAS EN TRABAJOS ANTOLÓGICOS

 

 

 

A

 

FELICIANO ACOSTA ALCARAZ

Yvy Sapukái (El grito de la tierra)

Yvyra la Omano (El árbol ha muerto)

Ani...(No ...)       

Kai Ojepopete (El mono aplaude)

Che Mbarakaja (Mi gato)

Koreko (Koreko)

Okai Yvytu (Arde el viento)

Yrupe (versión en guaraní)/ Victoria regia (versión en castellano)

 

NELSON AGUILERA

Estoy gorda y fea

Papá, vos no sabes nada

El primer televisor

Yo quiero ser doctora

 

MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON

El ángel guardián de la amapola

El. sueño heroico

Estrofas para América

La Casa de la Independencia

Asunción

Amandáu

 

MARÍA EUGENIA AYALA

¿Cómo es la Navidad en Paraguay?

Del "Niño Ara" al "Día de Reyes". Paraguay: ka'avove'i, flor de coco y kamba kua

 

JEU AZARRU

Asteroides

El gusano

El origen de las ideas

Alicia y los universos alternativos

Fútbol

 

B

 

MARIBEL BARRERO

Princesita

Revuelta en el bosque

El gigante del cerro

El arpa mágica

Regalo de amor

Pececillo dorado

Cada mes una flor

Amor y fama

El lagarto y la lagarta

Sapitos verdes

Niño del Bicentenario

 

CHIQUITA BARRETO

La niña que abrió el cielo

 

MARÍA IRMA BETZEL

La búsqueda

Una ahijada prodigiosa

Piel oscura, corazón de paraguayo

El arraigo del río

Se llamaba Manuela

 

CATALO BOGADO BORDÓN

Yo no maté al obispo (Relato de un joven en la cárcel de menores)

Paráfrasis de la fundación mítica de Buenos Aires de Borges

 

C

 

GINO CANESE

Caperucita Roja y su prima (versión libre)

Los palitos y pollitos feos

Karai vosa y Jasyjatere

 

GLADYS CARMAGNOLA

Chiquitito

Ojitos negros

Lo que me gusta

Burrito de Navidad

Fiesta en Cualquierparte (prohibida para mayores)

El circo de Cualquier parte

Crónicas de Cualquierparte

Municipalidad

Canchita de Cualquierparte

Sopa de Cualquierparte

Patria

 

AUGUSTO CASOLA

La princesa

Primer amor

Las gemelas y el caballero enamorado

 

D

 

FÉLIX DE GUARANIA

Tapiti tuichasevé ruco guare (versión en guaraní)

De cuando el conejo quiso ser más grande (versión en castellano)

Ta'anga kapi'i oñemoirir ramo guare guyra kuérare (versión en guaraní)

El espantapájaros que se hizo amigo de los pájaros (versión en castellano)

 

SUSY DELGADO

Cacho, Necho y un paseo por un país invisible

EI sueño de Juanchí

Mediodía de abril, ni mberu para lustrar

 

F

 

RENÉE FERRER

Yo cuento arbolitos (Una nueva propuesta Frente a la destrucción)

El zorzal y la fronda

De cómo un niño salvó un cedro

El día que se desplomaron las estrellas

La rebelión de los montes

Cacería

Playa

Pintando

Cascarita de nuez

Paseo

Pandorga

Circo

Bolitas

Arco iris

Reyes magos

 

G

 

DAVID A. GALEANO OLIVERA

Jata'y: la leyenda

La leyenda de Urunde. Urunde'y

Mainumby-Picaflor (leyenda guaraní)

Leyenda de la yerba mate

 

MARÍA EUGENIA GARAY

La canción de la tierra

Escalera al cielo

Himno a la alegría

Duendes viajando en un rayo de luz

La maravillosa Cruz del Sur

¡Abracadabra! La Tierra nos habla

Vacaciones de verano

La casa de la colina

Duendes en el ropero

 

MILIA GAYOSO

Carta para Narita

La casita de Caacupé

Vamos a bailar bajo la lluvia

Naomi

Todo irá mejorando

Un vals para Adriana

Canciones sin sentido

Los pequeños gorros de muñecos

 

OSVALDO GONZÁLEZ REAL

El Príncipe Lustrabotas

 Otra vez Adán

 

H

 

MARIO HALLEY MORA

El burro y el caballo

El candidato

Todo según el color

El profesor

En tiempo de vals

 

LUIS HERNÁEZ

Pedro achicado

 

ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN

El aprendiz de brujo y el hada

 

 

 ALGUNAS OBRAS INCLUIDAS EN LA ANTOLOGÍA

 

 

 

 

EL PRIMER TELEVISOR

 

Cuento de NELSON AGUILERA

 

-Mi mamá está enferma y hoy no vamos a ver la tele.

-Pero y nuestra novela de la siesta.

-Ella dice que se le subió la presión.

-Bueno, que se mejore, decile.

Ña Guillermina no tuvo otra alternativa que buscar otra vecina con quien pudiera ver su novela Los ricos también lloran. Su comadre, Ña Juanita, amaneció de mal humor y no quiso recibir a nadie en su casa, ni siquiera a su querida comadre.

 

Milciades vio que su madre estaba decepcionada y fastidiada por no tener un televisor. Vio también que sus hermanitos tenían que ir a men­digar en las casas ajenas para ver los dibujitos animados. Se sintió frustra­do y se decidió a conseguir un televisor para su familia cueste lo que cueste.

Él trabajaba de ordenanza en una empresa donde ganaba doce mil guaraníes al mes, era el único que traía algo a la casa. Su hermano menor Alcides contaba con once años y su hermanita Susana con siete. El padre se había esfumado como neblina al amanecer. Ña Guillermina lavaba ropa ajena cuando su dolor de cintura le permitía.

Milciades era urn joven de diecisiete años, vivaz y astuto para trabajar y ganarse algún dinerito extra. Fue así que se ofreció a una tienda de la calle Cerro Corá avender cintos, anatómicos y hasta bombachas en forma paralela con su otro empleo. Él no tenía problemas para llevar estos pro­ductos en su maletín y ofrecer a los empleados bancarios y a los funcio­narios públicos mientras realizaba las gestiones de la otra empresa.

-Che, aquí tengo unos cintos hermosos que te van a gustar.

-Vamos a ver, un poco.

-Mil nomás te sale.

-Déjame uno.

-Ah, y mirana un poco estos anatómicos, son súper cómodos.

-¿Cuánto salen?

-Quiniento'i nomas.

- Dame dos.

-Y este si que le va quedar genial a tu patrona.

-Vos me vas a dejar en la lona, Miliciades. Déjame uno, pero disimuladamente para que los perros no serían de mí.

Así, con las ganancias de las ventas y su sueldo mensual Milciades iba juntando para la entrega inicial del primer televisor que llevaría a su casa. Les pidió a sus compañeras de trabajo para que le salieran de garante y la unica que se animó fue Estela.

Milciades fúe con Estela a la Casa Elvor y así consiguió firmar los quince pagares de mil quinientos guaraníes cada uno para retirar el aparato. Fue un viernes de tardecita, el calor de diciembre se sentía en todas partes. Milciades retiró un televisor Phillips de 24 pulgadas y sonrió sa­tisfecho. El problema que surgió es que no tenía ni un centavo para ir en colectivo y menos aún en taxi con el preciado obsequio para la familia. Entonces, con el televisor al hombro, resolvió caminar desde 14 de Mayo y Oliva hasta el barrio Sajonia.

El sudor le chorreaba de todo el cuerpo, pero a Milciades no le importó ese detalle. Su alegría era más grande que el peso del televisor y que el calor de diciembre. Se imaginaba a sus hermanitos sentados frente a la pantalla y reírse a carcajadas de las aventuras de Tom y Jerry. Tam­bién a su madre secarse las lágrimas cuando la pobre Mariana era víctima de las traiciones de Esther. Su familia ya no mendigaría para ver televi­sión.

Al llegar a General Díaz y Hernandarias, un señor mayor de aproxi­madamente sesenta años se le acerca y le dice:

-Mi hijo, mi esposa está internada en el Hospital Militar y tengo que comprarle este remedio y no tengo la plata.

-Señor, Yo ...

-Y te quiero empeñar este anillo carretón por cinco mil guaraníes para...

-Don, yo te quiero ayudar pero no tengo ni siquiera para mi pasaje.

-Por si acaso, ¿no sabes dónde puedo empeñar este anillo?

-Y si te vas aquí derecho vas a encontrar la Casa Rosada. Allí podés empeñar tu anillo, don.

-Gracias, che ra’y.

Milciades continuó su camino hasta llegar a su casa. Sus hermanitos saltaron de alegría con el regalo y su madre estaba agradecida por el esfuerzo que su hijo había hecho en favor de la familia. Ahora podía acostarse en su cama, olvidarse de las humillaciones de sus vecinas, so­plarse con su pantalla paraguaya y ver Los ricos también lloran desde su apoltronada pobreza.

Milciades no se conformó con el televisor, vio que su familia debería ahuyentar el calor con agua helada de una heladera y con algún ventilador de pie; por lo tanto, no pararía de seguir trabajando como ordenanza y vendiendo cintos, anatómicos y hasta bombachas, con tal de satisfacerlas necesidades de su familia.


DE: Cuentirrelatos para jóvenes

(Asunción: Edición del autor, 2009)



ASUNCIÓN y AMANDÁU

Obras de MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON

 

 

ASUNCIÓN

 

Esta mi ciudad hermosa,

a quien llamo mi Asunción,

tiene un porte de princesa

de caserón colonial.

 

Esta mi ciudad hermosa

la fundó un noble español

cuyo nombre nos decía

-soy don Juan de Salazar.

 

Esta mi ciudad florida

tiene un misterio de amor

que encanta a los caminantes

con su cielo tan azul.

 

Asunción, mi ciudad linda,

mi ciudad de ardiente sol,

arpegio de madreselvas,

guitarra de mi canción.

 

DE: Viaje al país de las campanas[Poemas escolares]

(Asunción: Criterio Ediciones, 2005)

 

AMANDÁU

 

Era el tiempo en que Tupã repetía sus dones a la naturaleza. Dio al reino vegetal el sol y el agua para que las plantas brotasen abundantes y lozanas. Con el verdor de las hojas, el colorido de las flores y de los frutos, los paisajes se pondrían más bellos.

El agua de los ríos y de las fuentes era el espejo de la hermosa naturaleza.

Entre los vegetales creó plantas de todas las especies. Arboles cor­pulentos, hierbecillas frágiles, dándole también la canción de las aves y el murmullo de las hojas. Así pintó este mundo que observamos con tanta alegría.

Un día llamó a Y, genio de la lluvia, personificado en un joven de largos cabellos negroazulados y profundos ojos grises.

-Hermoso príncipe que reinas soberano sobre uno de los elementos -le dijo Tupã-, hace tiempo que no visitas la región de los cerros de Ybytyruzú. Allí, los pobladores no consumen el producto de la tierra porque les hace falta tus beneficios.

-¡Oh gran Tupã! -respondió Y-. Tengo motivos para esta vengan­za, pues tú sabes que son mis enemigos la pereza y la desidia de esos pobladores.

-Comprendo tus razones, pero no olvides que estás destinado al bien de la tierra. Yvy da frutos; tú habrás de ser generoso con ella. -Convocaré a todos mis vasal los. El esplendor sea siempre tu mora­da, gran Tupã.

Dichas estas últimas palabras, el genio de las aguas desapareció para dar cumplimiento a su promesa.

A poco, montados en el frío viento invemal y oleadas de ventiscas, llegaron los grises habitantes del espacio, dominados por la voz del ge­nio de las aguas.

Fueron tomando sitio en derredor del trono, Amá, Amamgy, Amandayvi y sus hijos.

Desde su trono, Y les manifestó de esa asamblea. A lo lejos se dejo oír un trueno profundo. Aravera hacía sentir su protesta.

Todos estuvieron conformes con manifestar que cuantas veces ha­bían prodigado el bien de la lluvia en aquellos lugares, los habían encontrado­sin sementeras, con los bosques empobrecidos, pues los indios se servían de la buena madera para hacer fogatas con que desentumecerse en los dias de invierno o cocinar la carne de los animales que se procura­ban conpoco esfuerzo, ya que en la caza eran diestros y ligeros.

También Amá se negó a obedecer, creyendo que Y aceptaría su protesta, pues hacía tiempo que la amaba con la misma pasión con que la Tierra seca bebe la lluvia después de la sequía.

Pero aquel príncipe hubo de hacerjusticia y castigó la soberbia de Ainá, diciéndole:

-Tú sabes que eres para Yvy el supremo bien. Cuando a ella llegas, te reciben alborozados los corazones humanos. Pero yo haré que el la­briego, la bestia, las aves, desprecien tu endurecido corazón. Haré que él sea de roca cristalina y cuantas veces llores de tristeza, tus lágrimas cai­gan como castigo sobre las débiles criaturas de la naturaleza.

Y desde aquel día cayó sobre Yvy el corazón de Ama, convertido en pequeños cristales que destruyen los sembrados. Pero como el amor hosca siempre el milagro, hizo Y que Amandáu se convirtiera también en la delicia de los niños.

El castigo de Amá fue perdonado, porque al tocar su corazón de cristal los labios de un niño, su tristeza se volvió alegría después de aquel beso purísimo que no era otra cosa que el amor de aquel hermoso prínci­pe.

Tupã: Dios

Y: Agua

Yvy: Tierra

Ama: Lluvia

Amangy: Chubasco, racha de lluvia

Amandáu: Granizo

Aravera: Relámpago

Amandayvi: Llovizna.

DE: La flor del maíz [Calendario Escolar Paraguayo]

(Asunción: Centro Editorial Paraguayo S.R.L., 1992)



ALICIA Y LOS UNIVERSOS ALTERNATIVOS y FÚTBOL

Cuentos de JEU AZARRU

 

ALICIA Y LOS UNIVERSOS ALTERNATIVOS

 

Alicia, una vez más, como otras tantas veces, se hallabaen un mundo desconocido y completamente diferente al que solía habitar. Como en previas ocasiones, el contacto con algún objeto o portal, en un momento casi mágico, o tal vez místico, la transportó por los pasillos entre planos y universos hasta un lugar usualmente inalcanzable desde su propio mundo. Pero en este caso, a diferencia de los anteriores, no se encontró con fantásticas criaturas ni con persecuciones o juegos de lógica que pusieran su vida en riesgo. Y como por tantos años vivió de esa forma, saltando de un mundo a otro, siempre en viajes de ida y vuelta, ya nada la sorprendía ni le parecía sobrenatural, todo lo contrario, estas experiencias eran co­munes y ordinarias para ella, aunque nadie jamás le creyese lo que le sucedía. Finalmente dejó de relatar a sus allegados dichas vivencias, puesto que sólo servían para poner en duda su cordura, ya que no existían prue­bas de que lo que dijera fuera verdad.

Pero no dejó de viajar. En los primeros casos regresaba a su mundo despertando de un sueño, pero con el tiempo se dio cuenta de que ésa era una estrategia de los universos para devolverla a donde pertenecía, y no significaba que realmente hubiera dormido y soñado los eventos fantás­ticos que vivía en el "otro lado", sino que era la salida de su estado de trance, o la reinserción de su propio cuerpo físico en el mundo que usual­mente habitaba... Además, sus viajes fueron volviéndose cada vez más largos, y a veces regresaba al mismo punto y momento de partida, pero en otros casos transcurría un tiempo considerable en su propio mundo, o peor aún, regresaba a un tiempo muy posterior al de la partida, y aparecía en ubicaciones muy diferentes y alejadas del lugar donde el recorrido se había iniciado.

Pero en este caso, Alicia, como se mencionó, no llegó a otro de esos mundos extraños, de seres increíbles, o de futuros y presentes alternati­vos. Simplemente apareció en un gran salón esférico, blanco, gigantesco, de cientos de metros de diámetro, carente de objetos, y donde la luz parecía proceder de lo más alto, pero al mismo tiempo de todas las direc­ciones.

La jovencita caminó por varios minutos en descenso, hacia el centro inferior de la esfera, donde inicialmente se veía un punto, pero acercán­dose empezó a vislumbrar a una figura humana, que finalmente terminó convirtiéndose en una hermosa mujer, muy sensual, que flotaba a un metro sobre el suelo. Sus insinuantes ropajes flotaban a la par de ella, armoniosa y delicadamente. La mujer parecía estar dormida, o incons­ciente, puesto que se mantenía inmóvil, con los brazos levemente exten­didos y los ojos cerrados.

Cuando Alicia estuvo a unos metros de ella, sin embargo, ésta los abrió repentinamente y la miró fijamente, con una expresión difícil de descifrar, puesto que no era de enojo ni dureza, pero tampoco amable ni cariñosa. Simplemente la escudriñó profundamente, como traspasando su carne y buscando algo en su interior.

-Eres tú -le dijo luego con voz dulce-. Has llegado, me has encon­trado... Siéntate-la invitó, al tiempo que el suelo dejaba de ser curvo, y surgían del mismo unas salientes que tenninaron conformando un sillón. La luz disminuyó su intensidad y dejó de verse el blanco infinito, para formarse un horizonte de sombras cada vez más cercano. La mujer des­cendió y se sentó frente a ella en otro sillón similar.

-Alicia -continuó hablando, una vez sentada-, te he visto, y me he cruzado contigo en diversos universos. Posees un don especial, o al me­nos una gran suerte, para lograr encontrar los puntos de enlace entre los diferentes universos existentes.

-¿Quién eres tú? -preguntó Alicia a la mujer-. ¿Cómo sabes mi nombre?

-Yo soy la reina de los planos, guardiana de los infinitos universos, la que hace y deshace los entuertos y las uniones entre los mundos. Soy la tejedora de destinos, y la artesana del caos. Soy el bien, el mal y la neutralidad, todos juntos, según me plazca, soy la totalidad, o Dios, para muchos... Hace eones que llevo esta responsabilidad, convertida en la guardiana de los planos de existencia. Pero en realidad no soy más que un ser humano como tú, atrapada entre los universos, rodando por ellos gracias a este lugar fruto de mi pensamiento, controlando lo que sucede en cada uno, y siendo la custodia que impide que la entropía crezca y los domine. Siempre creí que otro guardián tomaría mi lugar, y así podría ,llevar adelante una vida corta, superflua y carnal, donde un hombre me poseyera completamente y donde pudiera regalar mi amor, mi vida, a él y a mis vástagos. Pero estoy encarcelada dentro de esta inmortalidad infinita, dentro de esta omnipotencia divina, que he recibido y aceptado. Soy la aduana, el puesto de control que decide quién pasa y quién no entre

los universos, quien vigila todos los enlaces de un lugar y tiempo a otros lugares y tiempos...

-No lo comprendo alcanzó a decir Alicia.

-No me decepcionas. Tú y yo tenemos mucho en común, tenemos la capacidad de ver más allá de la ilusión de los mundos, y encontrar las conexiones entre ellos. Tú eres el único ser que puede comprenderme. Yo tengo la esperanza de que lo hagas. Necesito que lo hagas.

-Yo ya no sé qué creer o pensar --insistió la joven-. A veces me parece que simplemente estoy loca y alucino. Otras veces siento que tengo algo especial que me permite recorrer lugares vedados a la huma­nidad...

-Eso no importa. Yo puedo darte las respuestas que siempre has buscado. Y asegurarte que no estás loca. Sólo debes prestarme atención y escuchar lo que tengo para decir. Por experiencia propia ya lo sabes, de manera intuitiva, yo sólo voy a formalizar el conocimiento que posees. La verdad es que en realidad no existe un único universo, sino un cosmos de universos. Cada universo se rige por sus propias reglas, y tiene desde una hasta infinitas dimensiones. Usualmente, en la investigación científica y en el pensamiento filosófico, a esta situación se la conoce como la de "universos paralelos", pero ésa es una acepción errónea, puesto que el paralelismo sólo tiene sentido entre dos rectas en un mismo plano, o entre dos planos para un cierto eje de coordenadas, ya sean espaciales o tempo­rales. Pero la verdad es que los universos, en muchos casos, se superpo­nen unos con otros, o son paralelos en alguna dimensión pero no en otras. A veces tienen las coordenadas espaciales similares, pero las coordena­das temporales no, tal vez opuestas inclusive, entonces mientras un uni­verso avanza, el otro retrocede. O hay universos que avanzan mucho más rápido que otros, o que tienen más o menos dimensiones...

-Creo entenderlo que me explicas-indicó Alicia-, pero no por ello deja de ser confuso.

-¡Pero claro que lo es! -rió la reina, echando su larga y renegrida cabellera hacia atrás, dejando entrever las pronunciadas curvas bajo su túnica semitransparente-. Hasta para mí. No puedo pedir que entiendas todo tan rápido, pero por lo menos necesito que comprendas lo que suce­de. Llamaremos a partir de ahora, a lo que conoces como universos o mundos paralelos, simplemente "universos alternativos". Estos univer­sos son independientes unos de otros, pero para evitar el caos que causaría el hecho que estén todos a la deriva, sobre todo los que son similares entre sí, o realmente paralelos, desde el punto de vista de ser reflejos unos de otros, es necesario anclarlos de alguna manera a algún lugar, y mantener­los juntos, en algún tipo de sistema de referencia absoluto. Estas anclas son puntos en común entre dos o más universos, es como pinchar varias hojas con un alfiler y fijarlas por el mismo lugar. El alfiler, en ese caso, sería el ancla, y quien fuera capaz de encontrarla, podría utilizarla como medio para moverse de un universo a otro... Obviamente, existen nume­rosas anclas en cada universo, fijándolo a su vez a otros universos, y entre todos formando el cosmos infinito, estable, gracias a esas uniones, siendo el centro inamovible de todas ellas este lugar. Tú has encontrado en más de una ocasión esos puntos de anclaje. A veces es un túnel, que es similar en los dos universos, y al cruzarlo puede llevarte del uno al otro. Otras veces es un espejo, o una llave, o una puerta... El punto deconexión puede ser cualquier cosa. Normalmente dicho conector tiene un umbral recono­cible, pero en algunos casos no.

-Creo entender. Aunque me parece asombroso que yo, por mí mis­ma, haya encontrado tantas anclas en mi universo, y que las personas que me rodean no hayan encontrado ninguna.

-O tal vez las encontraron, pero simplemente no se dieron cuenta. Hay universos tan similares entre sí que uno no notaría la diferencia entre uno y otro... Hasta poseen exactamente el mismo desarrollo, los mismos habitantes, las mismas ciudades, las mismas reglas físicas... Mucha gente migró de uno a otro sin haberlo notado, y su alter ego fue intercambiado al misino tiempo al universo donde él pertenecía, por lo que finalmente ambos creyeron que seguían en su propio mundo, cuando esto ya no era así.

-Entiendo... -murmuróAlicia,:aunque no estaba del todo convenci­da- . ¿Y tú qué haces aquí? ¿Qué tienes que ver con todo eso, como sabes tanto? ¿Eres realmente Dios, disfrazado de una hermosa mujer?

-Gracias por lo de hermosa -le respondió la reina de los planos, sonriente-. Esta esfera donde estamos actualmente es mi universo, mi razón de ser, y al mismo tiempo rni prisión. Es el eje de todo, y gira lentamente, manteniendo en movimiento todos los otros universos, te­niendo además al menos un punto de conexión con cada uno de los exis­tentes, ya que se halla en el centro absoluto del cosmos, y puede crecer o reducirse de tamaño infinitamente, a mi voluntad. Así, lo que hago es recoger todos los mundos posibles e imposibles, todos los tiempos, todas las realidades, todos los sueños, y buscar situaciones o entidades que estén causando algún tipo de desequilibrio entre ellos, para destruirlas, o corregirlas.

-¿Y yo estoy aquí por eso?-inquirió Alicia, preocupada-. ¿Para ser destruida por ser una causa de todo tipo de perturbaciones entre los uni­versos alternativos?

La reina sonrió y la miró con amabilidad.

-Querida, si deseara destruirte hace tiempo lo hubiera hecho, sin darte explicaciones. Pero ésa no es la situación, yo deseo mucho más de ti.

Alicia se mostraba visiblemente confundida, y continuaba sin poder descubrir lo que la reina pretendía de ella.

-¿Y qué quieres de mí, entonces?-preguntó nuevamente-. No creo que nadie llegue hasta aquí por curiosidad, ni gracias a las anclas de los demás universos, sino porque es tu propio deseo...

-Así es, Alicia-asintió la reina-. Estás aquí porque yo lo deseo y te he abierto un camino hasta este lugar... Yo te he observado recorrer nume­rosas realidades, siempre encontrando pasajes de ida y vuelta a tu mundo. Al principio pensé que eran casualidades, pero últimamente, debido a la gran frecuencia con que eso sucede, aunado al hecho que no existen realmente más puntos de conexión en tu área queen cualquier otra área de cualquier universo, llegué a la conclusión de que tú no eres una viajera, como otros descubridores de anclas, ¡Sino que eres tú misma un ancla! ¡Eres un ancla capaz de conectar a los universos a su antojo, traspasarlos y unirlos con simplemente desearlo, sólo que no sabes aún utilizar com­pletamente dicho poder! Y en todos los universos posibles, he encontrado solamente otra entidad con esas mismas cualidades...

-¿Sí? ¿Quién es?-preguntó intrigada Alicia.

-Yo, mi princesa, yo misma, y sé que gracias a mis súplicas final­mente has venido a sustituirme como guardiana de los planos, y a permi­tirme morir en una vida humana como merezco, luego de tantas eras al servicio de los universos...

28/07/2007

DE: Alicia y los Universos Alterativos

(Asunción: Editorial Servilibro, 2009)

 

FÚTBOL

 

Diego observó con detenimiento a la barrera. La estudió en cada aspecto. La altura de cada jugador, el ángulo en que se ordenaban, los resquicios que dejaban libres, el temor que cada rostro mostraba... Años de experiencia le permitían comprender a cabalidad la situación, y selec­cionar el mejor curso de acción, que le asegurara el éxito... Cinco hom­bres, altos y fornidos, se interponían entre él y la gloria... O más bien, entre la pelota y el arco. Obviamente que el arquero también era un obs­táculo a tener en cuenta en su plan, pero estaba seguro de que lo batiría si lograba colocar el balón como había decidido.

Esperó unos instantes... Calculó la fuerza con la que debería azotar a la bola, tomó en cuenta el viento y la comba que le daría, así como la sustancia para que llegue justo a clavarse en el ángulo, y así asombrar a la multitud, pero más importante, elevarlo a la gloria.

Estaba cansado. Sus piernas ya no respondían bien, y era notorio debía realizar ese último esfuerzo. El partido iba 3 a 3, y se jugaba el descuento del segundo tiempo del alargue. El destino de su equipo, y de la copa, estaba depositado en sus manos, o mejor dicho, en sus pies. La tribuna rugía con cánticos, bombos y tambores... La lluvia de papeles cubría el estadio entero... Era su momento de gloria, como tantos años atrás lo había sido, en otro ámbito, pero tan real y palpable como ahora.

Una gota golpeó su rostro. Luego de unos interminables segundos otras más empezaron a caer sobre el terreno de juego, anunciando un ya omnipresente chaparrón. La impaciencia sumía a rivales y compañeros por igual, y ni qué decir al público, cuyas gargantas no resistirían mucho más. Esto era todo. El fracaso o la gloria. Una vez más.

Respiró hondo, no podía prolongar más la situación. Confió y remató con fuerza golpeando el balón con la parte interna del pie, y dándole un efecto parabólico asombroso. La bola esquivó a la barrera casi rozándola, para luego girar en el aire debido a la fuerza de rotación impuesta, diri­giéndose directamente al arco, tal cual él lo había planeado. El arquero, sorprendido por un chute casi imposible, cubría el palo opuesto, y apenas alcanzó a saltar en la dirección contraria estirándose como un felino al acecho de una escurridiza presa. Alargó los dedos, rozando levemente el balón, húmedo ya, que se le resbaló burlonamente, para incrustarse en el ángulo sin posibilidad de ser detenido.

Los espectadores se lanzaron aullando contra la alambrada, las bom­bas explotaron con fuerza, los papeles cubrieron todo el escenario. Los compañeros de Diego corrieron hasta él y lo abrazaron, cargándolo en andas, mientras los rivales se tomaban el rostro, presos por la impotencia y desazón. El goleador se sacó la remera y la revoleó henchido de alegría. El árbitro, por su parte, dio el doble pitazo final que certificaba su victoria definitiva, luego de mostrarle la cartulina amarilla.

Los vencedores corrieron la vuelta olímpica gritando y vitoreando, saludando a la gente, y festejando hasta regresar al túnel de los vestuarios, donde poco a poco la oscuridad los fue envolviendo, y el rugido de la gente fue opacándose hasta desaparecer.

Luego de unos instantes, una luz blanca brillante lo despertó de su ensimismamiento. Un enfermero muy cordial le desconectó los contactos neuronales de la cabeza con cuidado.

-¡Felicitaciones! -le dijo-. ¡Veo que ganaron el partido! ¡Son los campeones!

El anciano asintió con la cabeza y sonrió. Trató de responder pero sólo balbuceó unas palabras inteligibles. El cambio brusco del mundo virtual a su cruda realidad siempre se le hacía muy difícil. Allí él corría libre, como en su juventud, con la energía y fuerza de siempre, pero en cambio aquí estaba postrado en una cama y apenas podía ir y venir de un lugar a otro en sillas de ruedas, con la ayuda de un enfermero, así como utilizar el baño asistido por alguien más... Ese partido semanal que jugaba con sus compañeros de equipo de antaño era el único alivio que tenía dentro de su mísera existencia, y lo único que lo mantenía (y hacía sentir) vivo. Nada más importaba para ese entonces. Ya no quedaba ningún miembro de su familia viva, no tenía un lugar al que perteneciera, no recibía visitas, no le quedaba nada de su antigua vida, exceptuando los recuerdos de glorias pasadas y unos pocos compañeros vivos de equipo.

Así que simplemente sonrió, y agradeció al enfermero. Con gestos le solicitó que lo llevara hasta su habitación, puesto que estaba fatigado. Sólo le quedaba vegetar otra semana hasta poder volver a la cancha, a la gloria, a lo único que le importaba.

08/11/2010

DE: Cuento inédito.



EL ARPA MÁGICA y REGALO DE AMOR

Obras de MARIBEL BARRETO

 

 

EL ARPA MÁGICA

 

 

En las afueras del pueblo vivía con su mujer y sus nueve hijos, un zapatero remendón. Todos ellos vivían pobremente, lo que ganaba el padre apenas alcanzaba para el locro de cada día. Un día cuando los hijos volvían de la escuelita, el padre les dijo: deben salir a trabajar para ganar el pan, lo que yo gano ya no alcanza, los vecinos están tan pobres que ya no hacen reparar sus zapatos, ya van descalzos por las calles.

¿Qué podemos hacer?, preguntó Juan. Vos sabés pintar, ofrecete para pintar las murallas, le dijo la madre. ¿Y yo? Dijo Felipe. Vos podés ser jardinero, te gustan las flores, cuídalas, vos sabés cómo combinar las plantas para formar los setos floridos.

A mí rne gusta sembrar las hortalizas, seré hortelano, sugiere An­drés. Yo seré una buena repostera, dice Jacinta, soy hábil para preparar masitas. A mí me gusta coser, dice Pablina, procuraré ser una excelente camisera.

Ya Ramón salía de la pieza con un serrucho en la mano y se disponía para pedir trabajo en el taller de don Cantalicio, cuando el menor de todos,

Nicolás, dijo: yo sólo quiero ser arpista, no deseo dedicarme a nada más. ¿Arpista?, dijo la madre. ¿Arpista?, repitió el padre. ¿Arpista?, gritaron en coro sus hermanos.

-Sí, quiero un arpa.

El arpa es un instrumento musical caro, le explicó Vicente, que quería ser albañil.

Don Tomás tiene un arpa, que dejó abandonada un músico para irse a la guerra y nunca volvió. ¡Veré si me la puede dar a cambio de mi trabajo!, él necesita que le ayuden con la curtiembre, con los cueros. Dicho esto, se encaminó a la casa de don Tomás. La tarde languidecía, ya el sol se perdía detrás de los cerros. Lo encontró desinfectando unos cueros ya curtidos, se lo veía muy cansado; tenía la espalda encorvada por el peso de la edad. Vengo a ayudarle, le dijo el muchacho.

¡Oh!, desde que mi hijo salió de casa, no tengo más ayudante, porque todos quieren ganar mucho; hoy día ya no se gana mucho con la curtiem­bre.

-¿Por qué?

-Porque en vez de cuero, se usa la cuerina, sale más económica. Desde que inventaron el plástico, nosotros perdimos, la gente prefiere zapatos y carteras de plástico. ¡Qué pena! ¿Verdad?

Don Tomás le asignó una habitación en el fondo de la casa. Allí acomodó su escasa ropa y un par de zapatones que le había regalado su padre. Don Tomás le dio de comer y se fue a su habitación; allí en un rincón estaba el arpa dormida, él la miró con ansiedad.

La tocó, la acarició y susurró, yo te quiero mucho..., tienes magia, me atraes, deseo pulsar las notas dormidas en tus cuerdas, notas alegres como chispitas de risa, como gotitas de lluvia, suaves como el rocío, como rayitos de luz.

¿Pero... qué estoy diciendo? Nunca me salieron palabras como es­tas, se dijo cuando, de pronto, oyó una voz: Claro que tengo magia.

Y su cerchro y su corazón se llenaron de arpegios encantados y melodías dulcísimas que invilaban al encantamiento, a la ensoñación. Se acostó con una canción en el corazón.

Esa noche, soñó que el arpa era suya. El patrón le dijo que podía tocarla, mimarla, pero que era ajena, porque aquel músico soldado quizá volvería.

Nicolás no perdió la esperanza, siguió trabajando con ahínco, y al llegar la noche, se acercaba al arpa y le sacaba unos sonidos encantados que le sumergían en el río, le hacían bogar en un bote, o lo arrastraban en el torrente del arroyo, y hasta se creía estar metido en una jaula de paja­ritos. Eran muchos los fragantes arpegios que poblaban su imaginación y se instalaban en sus oídos y él lo escuchaba claramente, insistentemente.

¡Tengo que sacar esos sonidos!, ¡me vuelven loco! Pulsó las cuer­das, las encontró tensas ¿cómo eso, si nadie la ha tocado desde hacia Tiempo?

Yo tengo el secreto, le dijo la voz. Sal esta noche y recorre los cami­nos y la magia del arpa te convertirá en un gran músico.

Partiré esta madrugada con mi arpa mágica, recorreré los pueblo... y volveré con mucho dinero para pagarle a don Tomás.

Salió con el primer canto del gallo, el patrón dormía. Nicolás se encaminó hacia la ruta. Pasó un camión transganado que no se detuvo, a poco avanzó entre ruidos ensordecedores, un camioncito mandioquero, que iba al mercado de Carapeguá, detuvo su marcha y lo alzó. Cuando llegó a su destino, el camioncito parecía dar su último suspiro, tosió dos veces y después quedó callado, tan calladito que parecía enfermo. El pobre camionero se entristeció, casi llorando le dijo a Nicolás: apenas llegó, está muy viejito... con lo que gano no me da para comprar uno nuevo.

Nicolás bajó el arpa del camión y empezó a tocar una música alegre que semejaba al sonido de campanitas o al trino de la calandria, al poco rato, se vio rodeando de mucha gente que entusiasmada aplaudía. Una chipera le ofreció chipá de maíz calentito, otra le ofreció refresco de naranja y otra miel de caña.

Cargó el arpa y salió del mercado cuando se cruzó con un caballero de aspecto de buen patrón, se detuvo para decirle que era el cumpleaños de su única hija y deseaba darle una serenata, porque ella hacía tiempo que sufría de tristeza, ¡ya ni sonríe!, le contó con voz apenada.

Partió con él, cuando llegó a la casa encontró que estaba llena de invitados, se sintió emocionado. Apenas puso sus pies en la sala, acarició el arpa y ella despertó como el canturreo de las olas sobre las rocas, como el ruido del viento en el naranjal, como el cuchicheo de la lluvia en el tejado o el júbilo del arroyo entre las hierbas o como el picoteo de dos avecillas enlazadas por el amor. Parece el hilillo del agua que brota del estanque-dijo una señora copetuda-. Todos quedaron encantados con su músicade alas, de oro, de luz, de agua... Mariela, la joven de cumpleaños, comenzó a bailar y a reír alegremente.

Despertó la admiración de sus invitados. Cada vez la música fluía más alegre, más chispeante. Los jóvenes se sentían enamorados con solo mirarse; el arpa encantada había producido la magia de unir no sólo sus miradas, sino sus corazones.

Una mañana soleada de abril, los vecinos se engalanaron para asistir a la boda más bonita y más alegre. Una tierna ceremonia en la que el joven arpista y la bella Mariela se juraban amor eterno.

 

DE: El país de las aguas y otros cuentos

(Asunción: Editorial Servilibro, 2003)

 

 

REGALO DE AMOR

 

Se frota el vientre

florecido, en primavera

aletean mariposas,

ritmo suave el anhelo.

Hijo del niño Andrés

vástago de patrón

que en noches calientes

visita el catre crujiente

escondido en el desván.

Siente ese tierno latido

de la entraña bendecida

soñando con un destino

feliz del hijo que espera.

Amor, confianza, ternura

los jóvenes se prodigan;

nada separa a las almas:

mujer pobre, rico el varón.

Ante el amor verdadero

Florencia al soñar desvaría

de dicha, de fantasía.

Ayer sola, hoy somos dos,

nuestro el futuro será

goce, permanente afán.

Cuando llega la señora madre

del joven Andrés,

que ciega de ira y despecho

maldice el amor con saña.

Yo voy contigo, le dice

su amor muy decidido,

y salen corriendo ambos

sin mirar atrás, no rendidos,

pusieron los pies en la calle.

El sin dinero, ella sin nada

pero ambos convencidos

que siempre estarán unidos.

Nació un niñito rubio

igualito que el patrón.

Presurosa trae la abuela

pañales y biberones,

y entona bella canción

meciendo al rubio niño

igualito que el patrón,

tan pequeño, tan querido

hermoso regalo de amor.

DE: Romancero de Amor y de Olvido

(Asunción: Ediciones y Arte, 2008)



KARAI VOSA Y JASYJATERE

Cuento de GINO CANESE

 

En los comienzos del siglo XX, el Bañado era un barrio despoblado de Asunción, situado al sur de la avenida 15 de Mayo (hoy Carlos Antonio López), que abarcaba, a partir de allí, hasta la calle Colón por un lado y el río Paraguay por el otro.

Era un barrio de verduleros y pescadores cuyos productos eran trans­portados, a lomo de burro, cada mañana, desde antes que despuntara el sol, para acceder de esa manera al mercado de Asunción situado en la manzana limitada por las calles: Estrella, Oliva, Independencia Nacional y 25 de Noviembre (hoy N. S. de la Asunción). La manzana contigua que estaba hacia el sur era un establo en donde se dejaban estacionados los burros. El concierto de melodiosos rebuznos dentro de este predio se podía escuchar hasta varias cuadras a la redonda y a veces hasta a un kilómetro de distancia, especialmente cuando los jumentos estaban sumi­dos en sus bochornosos períodos de celos.

La vida de los pobladores del Bañado era monótona y tranquila. Las personas mayores, hombres y mujeres que habitualmente comenzaban sus tareas a las 4:00 horas de la madrugada, volvían muy cansadas a sus casas poco después del mediodía y tras un breve almuerzo, lo que más querían era dormir una siesta reparadora. Para poder descansar sin pro­blemas debían luchar con la numerosa prole, que por lo general tenían, prohibiéndoles a los niños que jugaran fútbol o que deambularan por el bosque por el peligro que entrañaba la presencia de alimañas que había en ellos.

La mejor arma que tenían los padres para tener a los infantes dentro de la casa era amenazarlos con el Jasyjatere y el Karai vosa, temibles personajes que durante la asaje (siesta, mediodía), recorrían los bosques vecinos y los estrechos canúnos peatonales en busca de niños cabezudos y desobedientes.

-El Karai vosa te va a meter dentro de la bolsa y te va a cortar el cuello para sacarte la sangre y el Jasyjatere te va a llevar al bosque y te vas a extraviar para siempre -le decían las madres todos los días a sus hijos.

El Karai vosa (el señor de la bolsa) o Mitã rerahaha (raptor de niños) lo describían los padres, como un señor de edad madura o un anciano que llevaba sobre su espalda una bolsa en la que ponía a los niños que raptaba, y a los cuales los desangraba para usar su sangre joven como remedio infalible para la cura de la lepra, sangre que la vendía, generalmente, a algún señor adinerado enfermo, que vivía en alguna oscura mansión, rodeada de frondosos árboles y que por su enfermedad, nunca salía a la calle.

El Jasyjatere, según también los padres, es un niño pequeño, como de 4 a 5 años, de piel muy blanca, ojos azules, cabellos rubios, que deam­bula en los bosques y llanuras solitarias, preferentemente al mediodía y en horas de la siesta. Le gusta, muy especialmente, la miel silvestre y nunca se desprende de un pequeño bastoncito que tiene, vara que le confiere el poder de ser invisible cuando quiere y que además es mágica. Este duen­decito es un protector de las flores, de los fruto, y de las avecillas cantoras que tanto abundaban en la zona del Bañado.

Una siesta en la que numerosos niños, desobedeciendo a sus padres, estaban jugando, muy entusiasmados, al fútbol, un desconocido Karai vosa, se acercó sigilosamente y se escondió detrás de un árbol situado cerca del arco en el que estaba Juancito, un niño de apenas 6 años, ocupan­do el puesto de arquero de uno de los equipos.

Cuando el juego se trasladó hacia el arco contrario y todos los niños estaban embobados mirando el desarrollo del partido, el siniestro Karai vosa se acercó a Juancito, quien por estar de espaldas, no lo vio venir. Entonces el viejo, en un santiamén, lo aprisionó con el brazo izquierdo y le tapó la boca con la mano derecha. Para introducir a Juancito dentro de la bolsa el Karai vosa tuvo que dejar de taparle la boca a Juancito, opor­tunidad en la que éste aprovechó para gritar con todas sus fuerzas: -¡Socorro! ¡Socorro!

Los compañeros, al oír los gritos de Juancito, observaron que el Karai vosa lo estaba metiendo dentro de una bolsa para llevarlo. En el acto quedaron paralizados por el miedo y casi todos huyeron a sus casas. Sólo quedó en el lugar su gran amigo Pedrito, quien escondiéndose detrás del grueso tronco de una gigantesca planta de mango, observó cómo el viejo llevaba a Juancito en su bolsa, mientras éste no dejaba de chillar ni un solo instante. Pedrito lo siguió al temible personaje, escondiéndose a cada rato, para no ser visto y atacado por el Mitá rerahaha. Así pudo ver Pedrito cómo el maléfico raptor se dirigía hacia la casa de un conocido gigantesco anciano, que tenía la mala fama de comprar sangre de los niños para bañarse con ella.

Pedrito se dio cuenta de que si iba a pedir auxilio a los padres que estaban durmiendo la siesta, éstos no llegarían a tiempo para salvar la vida de Juancito. Optó entonces por ir a buscar a su amigo Jasyjatere, que en ese momento estaría cerca del lugar, cuidando las flores silvestres y enseñando a cantar a los pájaros zorzales.

Al llegar Pedrito, muy asustado y jadeante, junto a Jasyjatete, le ­urgió:

-Vení pronto Jasyjatere, solamente vos podés salvar a mi amigo Juancito.

-¿Qué le pasó a Juancito? -preguntó el aludido.

-Lo acaba de raptar el Karai vosa -le contestó Pedrito.

-Vamos corriendo antes de que sea muy tarde -asintió Jasyjatere. Sin perder un solo instante fueron corriendo ambos hasta la tenebro­sa casa en donde estaban discutiendo el precio los dos maleantes. Una vez que llegaron a un acuerdo, Karai vosa recibió el dinero convenido y salió de la lúgubre mansión, huyendo del lugar sin cerrar el portón de la casa. En ese momento llegaron Jasyjatere y Pedrito y viendo que el portón estaba abierto, entraron en la enorme mansión. Buscaron a Juancito en todos los ambientes de la casa sin poder encontrarlo. En el momento en que entraron a la cocina descubrieron que el pequeño Juancito estaba acostado sobre una de las mesas atado de pies y manos. Cuando intenta­ron acercarse a él, el descomunal gigante les cerró el paso. Al querer Jasyjatere usar su varita mágica para inmovilizar al dueño de la mansión, éste le golpeó la mano que la sostenía y el bastoncito cayó al suelo. Cuan­do el enorme anciano se agachó para agarrarlo, Pedrito fue más rápido y se apoderó del bastón. Al instante le apuntó al temible anciano con la varita mágica y le ordenó:

-¡Te ordeno que duermas!

El gigante soltó a Jasyjatere, cayó al suelo y quedó profundamente dormido.

Pedrito corrió a desatar a Juancito, el que, a pesar de tener un gran tembleque motivado por el tremendo susto que había pasado, no presen­taba ninguna lesión.

Pedrito, Juancito y Jasyjatere salieron corriendo de la casa. Todos estaban muy contentos, aunque Jasyjatere no estaba satisfecho del todo. Por eso les propuso a sus amigos:

-Yo pienso que nos hace falta darle una buena lección, la más dura posible, al Karai vosa, porque él es el responsable de la desaparición de tantos niños de nuestra comunidad y luego hace correr la voz de que yo, Jasyjatere, soy el que extravío a los niños en el bosque. Para eso tengo un plan. Como el Mitã rerahaha no me conoce, voy a ponerme en su camino para que me meta dentro de su bolsa. Para que mi bastoncito no se pierda, te lo daré, momentáneamente, a vos Pedrito, que ya he visto que sabés manejarlo muy bien. Cuando el viejo me haya puesto en su bolsa, vos Pedrito le cerrarás el paso y le tocarás con la vara mágica, a la vez que le dirás:

-Malino Karai vosa, convertite en un feo sapo.

Así lo hicieron. El Mitã rerahaha quedó convertido en un tonto sapo, que solo sabía saltar, comer cucarachas y todo tipo de asquerosos insectos y cantar horriblemente en la laguna con voz gruesa diciendo:

-¡Croac! ¡Croac!

Pedrito y Juancito desataron, inmediatamente, la bolsa y abrazaron cariñosamente a Jasyjatere. Enseguida llamaron a los otros compañeritos de juego, que temerosos todavía, no se atrevían a acercarse. A partir de ese momento, los niños se hicieron tan amigos de Jasyjatere que desde ese día en adelante todos se peleaban para que Jasyjatere formara parte de su equipo de fútbol.

DE: Alí Babá y los 40.000 ladrones (Asunción: Editorial Servilibro, 2007)



TA’ANGA KAPI’I OÑEMOIRŨ RAMO GUARE GUYRA KUÉRARE

/ EL ESPANTAPÁJAROS QUE SE HIZO AMIGO DE LOS PÁJAROS

Cuento de FÉLIX DE GUARANIA

 

 

TA’ANGA KAPI’I OÑEMOIRŨ RAMO GUARE GUYRA KUÉRARE

 

Kóva ha’e peteĩ mba’e ñemombe’u Ta’anga Kapi’i guyra mondyiha rehegua. Ojehu niko peteĩ mba’e ojehu’ỹ katúva. Guyra kuéra, oñemondýi rangue chugui, oguejy joa hese, ogueropurahéi ha ohavi’ũ ha….¡Upéakatu! Ndopokoiete hikuái karai Chive kokuére, opu’ã porã hovy’ũ asýva. Ojehecháko mba'éichapa, ko'ẽ vovénte umi guyra opaichagua opytarangue yvyra ru'ãre tapiaguáicha, oguyje joa Ta'anga Kapi'i rendape, vya pope ijayvu ha opurahéi hikua upépe. Peteĩ-teĩ-ogueru vaerã katuete ijurúpeumi aguekue pytã, hũva, hovýra, hesa'yjúva, morotĩva hamba'e, hamba’e ha oja pete Ta'anga kapi'íre ombojeguávo. Ipahápe oiko chugui peteĩ ta'angane ne porãva, overapáva, ko'ẽre ojegua-jeguave.

Peteĩ árape karai chive ohechakuaa sapy'a, pe Ta'anga Kapi'i ogueraha vaekue upépe guyra mondýi haguã, ndaha'evéima pe ha'e ogueraha vaekue. Overapa niko ha opukavy vaicha... ¡Ha mba'éichapa umi guyta oguerohory chupe. Ou vaerã hikuai ko'ẽ soróvo omomaitei haguã kua­rahy resẽ, ha ka'aru pytũ katu, oñembo'e haguã oke mboyve. Upéi ave, opoko rangue avatitýre, oñangareko uvei katu hese. Ohecha vove hikuái Ka'ípe ojere hina upe rupi, oko'i joa hikuái hese ombotatapeju upégui.

Ha...Oje'éva voí niko mba'eporã ha vy'a ndaipukuivaha! Ha upei­chaíte ojehu peteĩ ára. Pyhare tuichaiterei oky. Pe yvytu ratã omondyryrýva yvyra rakã. Pe ára ho'apáta vaicha, ojetyvyro, osunu ha otiri. Mymba ka'aguy itarovapa. Oime ho'áva ýpe, oñembotáva ápe ha pepe, oikéva yvykuápe téra itakuápe, oime hasẽ soróva ha osapukái vaipáva. Guyra kuéra ndoikuaái mba'épa ojapota, otyryry joa yvýre... ¡Mba'e niko ko mba'e!

Ta'anga Kapi'i opyta ivã. Umi jeguaka por{aita oĩ vaekue hese ovevepa. Ojehecha isarambi umi yvyra rakãre.

-Mamóiko oime umi mba'evera ne mbojegua morãite vaekue-he'i gua'a.

-Ha moóiko oime umi yvoty rope ojaho' ipa vaekue Ta'anga kapi'ípe -oñembyasy Korochire.

-¡Na pe amo, umi yvyra rakãre isarambi joa -he'iMasakara­gua'i-,Jahana jaru jey!

Karai Chive ou ohechávo mba'éichapa opyta ijavatity ha ohechávo ta'anga Kapiípe iñeke'ã yvývo, oho omoñembo'y jeý. Guyra kuéra oñ­embojapa hese  he'ívarõguáicha ombyasyeteha ha oporandu joa mba'épa ikatu ojejapo.

Karaí Chive he’i oñembojegua jeyt haguã pe Ta’anga Kapi’i ha guyra kuéra vokóive oveve ha vy’ápe ombyaty oja umi mba¡e vera ombojegua jey haguã ta’anga Kapi’ípe. ¡Néike! ¡Néike! Oñomyakãraku ha arareore henyhẽ jey ayvu guasu ha purahéipe ha oime oturuñe’ẽva ha okarakakáva.

Kuarahy hendy vera amo yvate, ombyaku ára ha omoheñói temity. Ára hovy asy, arai morotĩ avoá oñani mbeguakatu yvytu pepo ári. Ha karai Chive katu, pe avatity rembe'y guive opukavy rory ohechávo mba’éichapa  ñopytyvõmba guasúpe ojevy'a ko tekovépe.

 

EL ESPANTAPÁJAROS QUE SE HIZO AMIGO DE LOS PÁJAROS


Mi padre había plantado mucho maíz porque se decía que iba avenir nua época de carestía, "carencia" como decía la gente. Y tuvo suerte que las oportunas lluvias y el cuidado que le daba él, hicieron que creciesen muybien y muy pronto ya se insinuaban las espigas. Pero he aquí que al Mismo tiempo comenzaron a venir aves de las más diversas especies a picotear las mazorcas. Entonces mi padre hizo un gran espantapájaros y lo puso en medio del plantío. Pero resultó que éste, en vez de asustar y espantar a los pájaros, los llamaba para conversar y cantar y estar juntos, pues el espantapájaros no quería estar solo en un lugar tan solitario.

Por eso, apenas amanecía y ya el espantapájaros se encontraba ro­deado por una multitud de pájaros de todos los tamaños y colores, trayen­do en sus picos plumas de colores, papel, trapo, pajita y las más diversas cosas, como brillantes y coloridos envoltorios de alfajores y caramelos. A más día se lo veía chusco y elegante con tantos adornos. Mi padre que siempre iba a dar un vistazo a su maizal se dio atenta de repente que el espantapájaros estaba cada vez más bello y adornado, y que los pajarillos solo cantaban y no picoteaban las mazorcas, que sonreían a todo maíz con sus grandes dientes blancos. Las aves se convirtieron en guardianes del maizal y acometían a picotazos si los monos se atrevían a acercarse.

Una noche se desató una tormenta y lluvia de todos los diablos, El viento huracanado todo se lo llevavaba. Los árboles caían desgajados y los animales del bosque buscaban dónde refugiarse. El espantapajaros se vio en apurones y estaba desesperado. El viento le arrancaba sus adornos y en pocos minutos se encontró como desnudo. Los papeles de colores, las plumas, flores, ramitas desaparecían en la vorágine del huracán. Sintió frío y miedo de que de un momento a otro fuese arrancado por el viento.

Amaneció en calma. Los destrozos se veían por doquier. Muchísi­mas matas de maíz se hallaban por el suelo, arrancadas de raíz, torcidas o rotas. El sol empezó a dorar la tierra y los pájaros empezaron a aparecer. Se sentían extrañados y dolidos por la apariencia que tenía el espantapá­jaros después de la tormenta.

-Dónde están los hermosos adornos que te hemos traído -dijo el guacamayo.

-Dónde están las flores y los papeles y trapos de colores-se condo­lió el zorzal.

-¡Allá están en las ramas de aquel árbol! -dijo de repente el chingo­lo-. Vayamos a traerlos.

Entonces todo de nuevo alegría, los pájaros se posaban en los hom­bros, en la cabeza, en los brazos del espantapájaros. Saltaban y saracutea­han a su alrededor. Se reían, gritaban, cantaban, acompañados por el propio espantapájaros, que aunque no podía moverse, participaba de tan­ta alegría.

El sol se levantaba majestuosamente. Sus dorados rayos daban vida a la naturaleza. El cielo era azul, surcado por nubes blancas como torun­das de algodón. Y no lejos, en la orilla de la chacra estaba el dueño sonriente y admirado, escuchando el multitudinario concierto de las aves, que así expresaban su solidaridad.

DE: Temimboe'u ha purahei mitãrne guarã/ Cuentos y poemas para niños

(Asunción: Editorial Servilibro, 2004)



LA REBELIÓN DE LOS MONTES y CACERÍA

Obras de RENÉE FERRER

 

LA REBELIÓN DE LOS MONTES

 

         Los árboles se despertaron antes que el sol sacara los brazos del horizonte. Ni el canto del corochiré, ni las corridas del venado, ni las cosquillas del rocío en las nervaduras de las hojas, fueron la causa. Tam­poco las disputas de los loros o la acechanza del cazador: algo más sinies­tro se cernía sobre la calma del monte.

         Con los ojos chorreando sueño escucharon el tronar de los motores, como un presagio de malos tiempos. Los golpes iniciales, liberando la leche de las cortezas,provocaron la alarma del palo santo y la indignación de los coronillos. Nuevamente estaban allí, los hombres.

         Un estremecimiento recorrió el follaje. Un sollozo menudo comen­zó a fluir de las alburas, impregnando el aire de un aroma triste.

         Las lianas gritaban,enardecidas. Los arbustos, engalanados para sus próximas bodas, lamentaban la pérdida inminente de las compañeras. Y los árboles añosos guardaban silencio.

         Los animales corren, saltan, se escabullen entre las matas. Por aquí, por allá, pronto, que ya se acercan. Las aves, despavoridas, piden refugio a la distancia.

         Año tras año tenemos que aguantarlos, protesta un lapacho amarillo. Nos despojan de nuestros amigos, se queja el timbó, vertiendo un agua espesa. Nos arrebatan la sombra, se rebela un tarumá. Desbaratan las colmenas. Ultrajan el perfume. Silencian el murmullo que nos habita.

         El campamento cobra vida. Cuatro estacas y un cuero sobre el enva­rillado precario, algo de paja y palmas, es todo el resguardo contra la susurrante vitalidad del monte.

         El vientre de los montes es la gran matriz del universo. En él muere y renace lavida:, el incomprendido lenguaje de la naturaleza, medita un cedro en voz alta.

         Aquella noche hubo un concilio en la floresta. Escogidos los ejem­plares de buen fuste; condenada con la incisión precisa la resina aromática de los más vigorosos, todos sabían que a la mañana siguiente, sin reparos en la floración o en el albergue que otorgaban a los pájaros, comenzaría la tala.

         Agobiados por tamaña indiferencia, y por la fatiga de rebrotar para morir sin tregua, los árboles conjeturaron el camino a seguir. Se acabó la paciencia, la estoica conformidad, el duelo después de la mutilación y del abandono. No estaban dispuestos a dejarse avasallar una vez más, aunque sí resueltos a impedir que el filo del invasor los volteara.

         Se irían para siempre. Por rigurosa votación se decidió la partida. ¿Pero adónde?, preguntaban los retoños sin experiencia. A un lugar don­de no nos destruyan, respondían, resignados, los ancianos.

         Luego de mucho discutir, se pusieron de acuerdo sobre los porme­nores de la fuga.

         No era cosa de trasladar su pena mudando de paraje simplemente, olvidándose de florecer a fin de pasar inadvertidos. No era justo exigir a los pájaros que no cantaran o a las comadrejas que abandonasen sus guaridas, como tampoco podían negarles refugio a los coatís solitarios contra los disparos del predador.

         Ocultarse era imposible. Ningún sitio escapa a la rapiña de los hom­bres, confirmaron los más altos desde sus copas lejanas. Adonde fuesen, estarían a la vista como pilares verdecidos.

         Las deliberaciones se tornaron intrincadas. ¿Qué alternativa tenían? Ninguna. Antes de amanecer desprenderían sus raíces partiendo para siempre con las bestias.

         No fue fácil acordar los detalles. Algunos árboles cobijaban familias enteras que se negaban al traslado; otros pretextaron la pesada carga de sus frutos, y la mayoría temia que se le cayeran los nidos de los brazos.

Finalmente se decidió que esa noche, no bien saliera la luna, el monte entero escaparía hacia la altura, dejando al hombre huérfano de fronda.

         Cuando se dio la señal, levantaron las ramas como si hubieran sido alas y, a la voz de libertad, ascendieron hacia el cielo, islade savia y de sombra.

         Grande fue su estupor al comprobar el desatino de las aves, el escape precipitado de los lagartos, los aullidos de los zorros rojos, el fúnebre graznido del urutaú. Los animales se fueron resbalando hacia las fosas que quedaron, mientras ellos remontaban vuelo, sin posibilidad de dete­nerlos.

         Llegaron, porfin, a una región exenta de amenazas, desde donde observaron el mundo suspendido, como un ojo vacío del universo.

         ¡Oh sorpresa! Los animales iban cayendo en la congoja. Los hom­bres, sentenciados a vivir sin sombra, deambulaban por los páramos; y las nubes, sin el llamado del follaje, retenían los aguaceros, mientras se agrie­taba la tierra como una fruta sin pulpa.

         No se llevaron consigo un picaflor, una colmena, una serpiente. Todos permanecieron abajo para extrañar su ausencia.

         A la vista de aquella desolación, y arrepentidos de las consecuencias de su fuga, los árboles decidieron volver. Desilusión. Anclados en el cielo, impedidos del más leve movimiento, presenciaron la claudicación de las especies.

         Una mañana, algo extraño aconteció. Mirando el erial en que se había convertido su antiguo asentamiento, entreabrieron los troncos y, desde el corazón que esconde la médula olorosa, fluyó una tupida lluvia de semillas, que lentamente fue cubriendo los campos desmochados.

         Al verlas, desvalidas sobre tanta aridez, se pusieron a llorar, hasta que el sol hizo germinar nuevamente la vida.

 

DE: Desde el encendido corazón del monte. Edición bilingüe [español­-francés]

(Asunción: Fausto Cultural Ediciones, 1994)

 

 

         CACERÍA

 

Salemoviendo la cola,

el gato de su rincón;

somnoliento despereza

su espalda de dormilón;

cuando en la clara mañana

dorada de tanto sol,

escucha en los corredores

las patitas de un ratón.

 

Las orejas se le paran,

curva su lomo marrón,

las pezuñas afiladas

ensayan un manotón.

 

Muy despacio y sigiloso

-mira que duerme el patrón­-

se desliza contoneando

su elegancia de salón.

 

De repente se detiene,

corta la respiración.

-En el silencio se escuchan

corridas de refilón-­

y aparece ante sus ojos,

encendidos cual tizón,

indefensa y sorprendida

la carita del ratón.

Comienza la cacería.

 

El pequeño es muy veloz,

pero el gato sus pezuñas,

ya le ha puesto alrededor.

 

Se le escapa entre las patas.

 

Corre, vuela, salta atrás,

buscando desesperado

un hoyito donde entrar.

 

Los bigotes expectantes

tras su mirada sagaz;

el gato paciente deja

que se canse su rival;

y cuando ya sin aliento

suspira sin ilusión,

el glotón se desayuna

con colita de ratón.

DE: Cascarita de nuez. Ediciónbilingüe [español-inglés]

(Asunción Fausto Cultural Ediciones, 2009)


 

 

LEYENDA DE LA YERBA MATE

Por DAVID GALEANO OLIVERA

 

         Sedice que antes que Jasy bajara, los hombres estaban tan ocupados en sus propios quehaceres que apenas se miraban o conversaban un poco. Jasy era inmensa, refulgente, poderosa. Era magia y luz. Porque Jasy era la luna, y plantada sobre el firmamento, alumbraba cada noche las copas de los árboles y los caminos, pintaba de color plata el curso de los ríos y revelaba los sonidos, que sigilosos y aterrorizantes, se escondían en la penumbra de la selva.

       Una mañana Jasy bajó a la tierra, acompañada por la nube Arai. Convertidas en muchachas, caminaron por los senderos apartados de la aldea,entre el laberinto

de sauces, lapachos, cedros y palmeras. Y entonces, de improviso, se presentó un jaguarete. La mirada tranquila y desafiante. El paso lento y decidido. Las zarpas listas para ser clavadas y las fauces dispuestas a atacar. Pero una flecha atravesó como la luz el corazónde la bestia. Jasy y Arai no acababan de entender lo sucedido cuando vieron a un viejo cazador que desde el otro extremo de la selva las saludaba con un gesto amistoso. El hombre dio media vuelta y se retiró en silencio.

         Aquella noche, mientras dormía en su hamaca bajo la luz de la luna, el viejo cazador tuvo un sueño revelador. Volvió a ver el jaguarete agaza­pado y la fragilidad de las dos jóvenes que había salvado aquella tarde, que esta vez le hablaron:  - Somos Jasy y Arai, y queremos recompensarte por lo que has hecho. Mañana cuando despiertes encontrarás en la puerta de tu casa una planta nueva. Su nombre es Ka'a, y tiene la propiedad de acercar los corazones de los hombres. Para ello, debes tostar y moler sus hojas. Prepara una infusión y compártela con tu gente: es el premio por la amistad que demostraste esta tarde a dos desconocidas.

         En efecto, a la mañana siguiente el hombre halló la planta y siguió las instrucciones que en sueños se le habían dado. Colocó la infusión en una calabaza hueca y con una caña fina probó la bebida. Y la compartió. Aquel día los hombres, entre mate y mate, conocieron las horas compar­tidas y nunca más quisieron volver a estar solos.

 

De: Blog “Guaraní Ñe’ẽ”:

http://dgaleanolivera.wordpress.com

 

 


DUENDES EN EL ROPERO

Cuento de MARÍA EUGENIA GARAY

 

         Todo ocurrió por azar. Si no hubiera sido noche de luna llena y si Pablito no hubiese revuelto los cajones de la vieja cómoda provenzal, la flauta había continuado cubierta de polvo y olvido. Pero el niño la encon­tró y la hizo sonar. La melodía era contagiosa e invitaba a danzar.

         Paloma, entusiasmada, bailaba arrastrando por el piso su camión de etéreo algodón.

         - ¡Chicos, duerman ya! -se escuchó decir al abuelito Pedro desde la habitación de al lado.

         Pablito decidió esconder la flauta debajo de su almohada. Apagaron la vela y se acostaron a dormir.

         La quietud se extendió como un manto de silencio sobre toda la casa. En el jardín sólo se escuchaba el sonido del viento entre el follaje. Desde el fondo del patio llegaba la cadencia del agua del arroyo, con su canto monótono y armónico.

         La redonda luna se asomó a la ventana. Parecía estar espiando ¿o esperando algo? Su fulgor era inusitado. El pueblo entero dormía. No había ruido de coches ni parlantes bochincheros. En el campo se disfru­taba de paz.

         Un grillo trasnochado emitía su clásico crick-crick, oculto en algún lugar del corredo.

         Las cigarras, que habían armado tanto alboroto al caer el sol, ahora estaban calladas.

         Paloma aguzó el oído. Le pareció percibir un ruido apagado, apenas perceptible, que venía de alguna parte de la pieza, totalmente ajeno y diferente a los sonidos de la noche abierta como un fruto maduro ante la intemperie infinita.

         - ¿Serán ratas?- pensó.

         El ruido cesó. Paloma se dio vuelta en la cama, acomodó su almoha­da y se propuso dormir. Sentía claramente la respiración pausada de Pa­blito.

         Un rato después el ruido volvió a producirse, esta vez con mayor intensidad. Paloma se sentó en la cama y trató de adivinar de dónde provenía. Con el mayor sigilo se levantó, caminando en puntas de pie. Lentamente se dejó guiar por el sonido. Atravesó la habitación, miró a uno y otro lado y, finalmente, optó por dirigirse hacia el ropero. Apoyo el oído contra la puerta cerrada y contuvo la respiración.

         - ¡Sí, el ruido provenía de allí, algo se movía adentro del armario! Dio media vuelta y se acercó a Pablito. Lo despertó moviéndolo cuidadosamente por los hombros. Nada. Su hermano dormía profunda­mente. Repitió la sacudida. El niño entreabrió los ojos somnolientos y la miró. Ella, poniendo el dedo índice sobre los labios, le indicó "silencio".

         - ¡Shhhhh!

         Luego le sugirió con gestos que la siguiera. El niño, medio amodo­rrado, se sentó en la cama refregándose los ojos. Luego también escuchó el ruido. Se despabiló de inmediato y aguzó el oído. Entonces, suponien­do de que se trataba de algo inusual, carcomido por la curiosidad, siguió a su hermana en puntillas de pie hasta el ropero.

         Adentro parecía haber gran alboroto, se escuchaban golpecitos, pi­sadas, corridas, revoltijo de ropas y entuertos de zapatos.

         Los chicos se miraron interrogantes. ¿Qué podría estar sucediendo? Las cucarachas no harían ese ruido y las ratas tampoco. Así fue como, poniéndose de acuerdo con mímicas, decidieron abrir las puertas del pla­card, abruptamente.

         Paloma estiró la manija de la derecha y Pablito la de la izquierda. El mueble se abrió de súbito, de par en par. Y ¡oh, sorpresa! Se encontraron con unos pequeños duendecitos que habían desordenado por completo toda la ropa tan cuidadosamente guardada por ellos esa tarde.

         Al ser pescados en falta los visitantes quedaron como petrificados, con la sonrisa congelada en sus rostros. Parecían tímidos y sensibles. Algunos hasta se pusieron colorados de vergüenza. Otros agacharon las cabezas mirándose los zapatos, sin atreverse a alzar la vista.

         Se distinguían claramente dos tipos de enanitos: unos más formales, con largas barbas blancas, chaquetas azules con botones dorados, panta­lones a rayas y gorros rojos, y otros vestidos totalmente de verde con cascabeles en los gorritos y en la punta de sus zapatos.

         Parecían graciosos adolescentes prestos a hacer bromas y piruetas. Los geniecillos no tendrían más de tres centímetros de altura.

         Paloma fue la primera en reaccionar:

         - ¿Quiénes son ustedes? - les preguntó.

         - ¿Y qué están haciendo aquí? - inquirió su hermanito.

         Apenas podían contener la risa, porque los diminutos seres resul­taban tan cómicos y parecían tan tiernos, que era imposible enojarse con ellos a pesar de que habían revuelto todo el contenido del ropero.



LOS PEQUEÑOS GORROS DE MUÑECOS

Cuento de MILIA GAYOSO MANZUR

 

         Los de la pieza seis sólo estaban al atardecer y los fines de semana. Ella trabajaba en una fábrica de muñecos: pequeños y simpáticos; se encargaba de colocar los bracitos y las piernas en los diminutos agujeros creados para ello. Solía comentar que colocaba cientos de miembros por día.

         Volvía al atardecer, generalmente cargada con dos enormes bolso­nes de papel madera de los cuales sobresalían dos largos panes para la cena y los sandwiches que llevarían al trabajo al amanecer, ella y su esposo. Estaban casados desde hacía varios años pero no tenían hijos. Ella era fea de rostro pero tenía hermosas piernas: largas, blancas y rectas, caminaba con gracia y elegancia, pero cuando abría la boca lo arruinaba todo.

         Una tarde trajo trabajo extra: gorritas para muñecos hechos a cro­chet. Anahí se ofreció a ayudarla, sabiendo que su vecina tenía poco tiempo, pero finalmente la ayuda de los primeros días se convirtió en trabajo constante y muy bien remunerado: juntas produjeron grandes cantidades de anaranjados gorritos para muñequitos montañeses y otros marrones y verdes para estibadores y soldaditos.

         En la primavera siguiente ella encargó un bebé que a su tiempo llegó sana y hermosa y logró que su semi hundido matrimonio resurgiera con fortaleza. Ella dejó a cargo de Anahí los gorritos y se encargó de lleno a cuidar a su hija cuando volvía a casa. Mientras tanto, como su esposo llegaba mucho antes, él se convertía en padre y madre: la retiraba de la casa de enfrente donde la cuidaban durante el día, la bañaba, le daba la merienda, y jugaba largas horas en el piso con su pequeña.

         Ocurrió una tarde cualquiera. Ya había anochecido cuando padre e hija volvían del almacén, él empujando el carrito con la mano derecha y cargando un paquete en la otra. Cruzaban la calle cuando las luces del semáforo cambiaron de color, de pronto se trabaron las ruedas del coche­cito y se les vino encima un automóvil sin freno.

         El carrito lila con patitos quedó aplastado, hecho añicos en el asfalto.

         Y él no supo nunca quién pudo haberle puesto aquellas alas que le hicieron elevar a su hijita del asiento y tirarse los dos hacia la vereda.

 

De: Antología de Abril

(Asunción: Editorial Servilibro, 2003)



EL BURRO Y EL CABALLO

Teatro de MARIO HALLEY MORA

 

Se requieren dos actorcitos. Uno tendrá orejas debunoyotra cola de caballo.

 

Caballo:      (Mirando al burro) Dios mío, qué feo eres. Y pensar que la maestra dice que somos parientes.

Burro:        Vos serás más hermoso que yo, pero yo soy más feliz.

Caballo:      ¿Un burro feliz? Jamás he visto eso.

Burro:        ¡Lo que yo no he visto nunca es un caballo feliz!

Caballo:      ¡Yo soy feliz porque el hombre me aprecia más!

Burro:        ¿Te aprecia? ¡Linda manera de apreciar! Te usa.

Caballo:      ¿Me usa?

Burro:        Te pone una montura y se va a la guerra sobre tu lomo. Si te matan no te da las gracias y pide otro caballo para seguir combatiendo. ¡Pobres caballos!

Caballo:      Pero los burros también van a la guerra, como las mulas.

Burro:        Sí, pero para llevar las balas de cañón con que te dispara­ran a ti.

Caballo:      Que yo sepa, no existen burros de circo, pero sí elegantes caballos de circo. ¿Qué me dices a eso?

Burro:        ¿Y tú crees que los caballos de circo son felices? ¡Pobre­citos! Repitiendo siempre las mismas cabriolas con una señorita encima o un jinete.

Caballo:      ¡Pero el público aplaude!

Burro:        ¡Aplaude al jinete, pero no al caballo! Después, cuando seas viejo, te venden para tirar un carro.

Caballo:      Pero no me vas a negar. Tú, el burro, eres el símbolo de la  ignorancia. Por eso se dice que "Fulano es un burro" cuan­do no sabe de nada.

Burro:        Eso es cierto. Los seres humanos dicen "burro" al igno­rante. Pero te voy a hacer una pregunta: "¿Los seres hu­manos llaman “caballo” al hombre inteligente"?

Caballo:      En verdad, no.

Burro:        Entonces... ¿Por qué te envaneces?

Caballo:      Porque soy mejor que tú. La gente se ríe cuando rebuznas.

Burro:        ¿Y aplaude cuando relinchas?

Caballo:      Hum ... me parece que no. No nos vamos a poner de acuer­do.

Burro:       Sí, podemos ponernos de acuerdo. Yo estoy conforme con ser burro, y tú deberías estar conforme con ser caba­llo. De modo que siendo parientes, dejemos de discutir y démonos las manos, o mejor dicho, las patas.

                   (Se dan la mano)

 

FIN

 

 

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TOMO II (K – Z)

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2011 (431 a 786, Tomo II)

 

 

 

 
 
 
 

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