LAS SIETE CABRILLAS
Letra: FRANCISCO MARTÍN BARRIOS
Música: MAURICIO CARDOZO OCAMPO
LAS SIETE CABRILLAS
DEL CIELO A LA TIERRA
La extraordinaria estatura artística de AGUSTÍN PÍO BARRIOS (MANGORÉ) opacó a su hermano FRANCISCO M. (MARTÍN) BARRIOS, nacido en San Juan Bautista de las Misiones en 1893. Las referencias a él aparecen por lo general vinculadas al gran creador e intérprete guitarrístico, cortándole su vuelo personal.
FRANCISCO MARTÍN; sin embargo, contaba con suficiente talento como para ocupar, por sí mismo, un sitial elevado dentro del arte paraguayo. Como poeta y dramaturgo brilla con luces propias. Es cierto que no tiene el esplendor del que lo llevó -desde 1916 según menciona el investigador de la vida de Mangoré, CARLOS SALCEDO- como compañero en sus giras y estuvo a su lado hasta marzo de 1931. "Oficiaba de secretario y manager", mencionan CAYO SILA GODOY y LUIS SZARÁN "organizando las giras, la publicidad e interviniendo en importantes decisiones en la vida del guitarrista"
Uniendo la palabra y la música en los espectáculos montados en torno a las presentaciones de AGUSTÍN PÍO, el papel de su hermano menor era recitar en el intermedio de sus actuaciones. Mientras los versos se remontaban al infinito, el guitarrista le ponía un fondo musical que -sin proponerse, obviamente- competía en emoción con los versos.
Pionero del teatro en guaraní, escribió piezas que mostraron a otros el camino a seguir. KARAI OCTUBRE, MBORAYBU HA TESAY, LA CHISPA ROBADA, TUPÁSY CAACUPÉ y MARISCAL LÓPEZ son algunas de las piezas de su autoría. Dueño del lenguaje de la dramaturgia, sus obras eran vigorosas y, al mismo tiempo, tiernas.
Es, sin embargo, en la poesía donde FRANCISCO MARTÍN BARRIOS adquiere su mayor relevancia. Para que su nombre figurara en un sitial privilegiado de las letras paraguayas bastarían estos tres poemas: CHEKUÃIRŨ RESA, LAS SIETE CABRILLAS y CHE TUPÃSYMI.
LAS SIETE CABRILLAS unen a la belleza de su expresión poética un misterio y una tensión infrecuentes en la poesía en guaraní de corte más bien lineal, por lo general.
El poema parte de la observación del firmamento donde las siete cabrillas ocupan un lugar privilegiado entre los astros de la bóveda celeste. En realidad las "siete cabrillas de Sancho"-su nombre completo, aludiendo a la novela del Quijote, de Miguel de Cervantes, donde el escudero (que alguna vez había sido cabrero) del 'caballero andante' estuvo alguna vez son las Pléyades, un conjunto de unas tres mil estrellas estrellas que está a 400 años-luz de la Tierra. Se las llama también LAS SIETE HERMANAS.
Pues bien, FRANCISCO MARTÍN observaba siete ojos brillantes -sus nombres mitológicos son Electra, Merope, Celaeno, Alcyone, Maia, Asterope y Pleione- en la altura inalcanzable. Sin embargo, he aquí que una noche solo observó cinco. ¿Qué había pasado con las dos que faltaban? Pues, estaban cerca de él en los ojos de una trigueña inigualable.
Don MAURICIO CARDOZO OCAMPO le puso la música -en ritmo de purahéi, como lo llama su autor- a la preciosa letra. "Con esta página debutó en discos el que con el tiempo sería el famoso dúo de los Hermanos Cáceres, en el año 1939, con el conjunto Ñande kóga, en el sello Odeón", escribe el compositor (CARDOZO OCAMPO, MAURICIO, MIS BODAS DE ORO CON EL FOLKLORE, Asunción, 1980, pág. 154) para ubicar en el tiempo y en el espacio su creación musical.
Las coordenadas de la época en que escribió Francisco Martín se pierden entre las brumas. También la forma en que llegó a manos de Cardozo Ocampo. "Lo más probable es que haya sido en Buenos Aires, donde pudieron encontrarse en algún momento dado", conjetura ANIBAL CARDOZO OCAMPO, hijo de don Mauricio.
Lo cierto es que FRANCISCO MARTÍN BARRIOS-quien se suicidó el 21 o el 22 de setiembre de 1939 (los autores no concuerdan en la fecha) creyendo que había matado a su esposa a la que había herido luego de encontrarla en su casa en brazos de otro hombre- dejó al repertorio poético paraguayo una joya de incalculable valor.
LAS SIETE CABRILLAS
Las siete cabrillas pehechávapa
pyharepyte yvate omimbi
mba’énte nipo chemomandu’a
Torygui apuka che añomirei.
Ajesarekóvanteko che hese
ha’eténte chéve ku ovechamimi
oguata joáva ñu hovy mbytére
Iñasañunbahápe agosto poty.
Las siete cabrillas Tupã rataindy
ahayhúva che chemitã guive
mba'éiko ko’ãga la ndéve ojehúva
Pe mokóĩ estrella ndehegui ogue.
Aipapa che kuãre cinconte atopa
mokóĩ nde yvoty nipo ojepo'o
añeporandúvo che jupe apyta
mamoitépane ha’ekuéra oho.
Upe pyharépe Tupãsy ahecha
che keguypeguáicha chemomarandu
ku mokóĩ estrella nderehayhuetéva
mokóĩ tesarã oime ojereru.
Ha ne’irãiténte peteĩ trigueña
hesa jajaipáva cheresapepa
ha che ku tuicha pyhare apáyva
tataindy rendýpe hovái apyta.
Upete guivénte chetindy aguatávo
ni pe ñasaindyre namañasevéi
ku música púicha che apysápe oiko
ha herakuemínte aropurahéi.
Letra: FRANCISCO MARTÍN BARRIOS
Música: MAURICIO CARDOZO OCAMPO
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