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ANTONIO V. PECCI
  CUANDO NI LOS BARROTES DE UNA CELDA PUEDEN ACALLAR EL CANTO - Por ANTONIO V. PECCI - Sábado, 18 de Diciembre de 2021


CUANDO NI LOS BARROTES DE UNA CELDA PUEDEN ACALLAR EL CANTO - Por ANTONIO V. PECCI - Sábado, 18 de Diciembre de 2021

CUANDO NI LOS BARROTES DE UNA CELDA PUEDEN ACALLAR EL CANTO


Por ANTONIO V. PECCI


 
Periodista y escritor
antonipeccipy@yahoo.com

El pasado 10 de diciembre se realizó el relanzamiento de Sonidos de la memoria, un álbum de dos cedés que recoge grabaciones clandestinas realizadas en un campo de concentración en la época stronista.

Conversamos con Fernando Robles, ex preso político y musiquero de alma, como se define, sobre una experiencia insólita, como fue el poder grabar testimonios y canciones en los años 70 en el Campo de Concentración de Emboscada. Burlando el estricto control que se hacía a las visitas a dicho penal, se logró introducir una pequeña grabadora de cassette, con la cual en algunas celdas se realizaban las grabaciones de solistas, dúos y hasta grupos que entonaban canciones del repertorio paraguayo y latinoamericano.

Estas grabaciones hechas de manera clandestina lograron traspasar el control militar y fueron editadas años después en cedes. Un relanzamiento de este material se dio el viernes 10 de diciembre en la Manzana de la Rivera, en el marco de la Semana de los Derechos Humanos, organizada por la Codehupy.

–¿Cómo fue posible que se grabaran canciones, poemas y relatos en el Campo de Concentración de Emboscada?

–La habilitación del Campo de Concentración de Emboscada se produjo en la primera semana de setiembre de 1976. El régimen de Stroessner alojó en esa cárcel a todos los presos políticos del Paraguay, mujeres, varones, niños, adultos mayores y bebés. Los inicios fueron muy duros. Vivíamos encerrados en los calabozos, incluidos los bebés con sus madres. Se nos ocurrió introducir clandestinamente una grabadorita, muy pequeña, para utilizarla en los hechos sonoros que sean producidos. Entró la grabadora, pasó el cerrado control. Era un momento muy excitante. Solo tres personas en principio conocíamos su existencia. ¿Qué hacer con ella? Nos vino como idea lanzar un mensaje a los familiares. Preparamos un breve discurso como mensaje de agradecimiento. Es el encabezamiento de los CD. Fue la primera utilización del aparato. Luego proyectamos registrar los hechos musicales que se produjesen. Yo había traído mi guitarra de la cárcel de Tacumbú donde estaba alojado con doce compas más al ser procesado por la nefasta Ley 209. Los demás músicos y cantantes entre los presos tomaron conocimiento y pronto el penal se llenó de música. Previamente, Arnaldo Llorens, músico y cantante, estuvo por mi celda y me lanzó una idea que a la postre significaría un hito artístico en Emboscada. Pidamos a la guardia que nos deje salir para ensayar; fue una idea genial. Se nos concedió el permiso y pronto, en semanas, comenzó un proceso inaudito. Al mismo tiempo la diaria Asamblea de Delegados de Celdas hizo presión para la apertura de puertas como también para otros beneficios. El patio del penal fue llenándose de actividades artísticas. Los teatristas también hicieron lo propio, se armaron tímidos elencos que fueron perfeccionándose. Así fue como el penal se llenó de arte. Música, teatro, danzas, poemas, recitados, etc. En dos meses más se habían ya organizado festivales bien montados, se hicieron puestas de obras famosas, de Molière inclusive, traducidas al guarani (Médico a palos, Médico garrotepúpe) para deleite de los familiares y la población penal en general. Gran parte de esos hechos artísticos fueron grabándose clandestinamente, incluso los hechos teatrales (sátiras políticas), con desconocimiento de casi toda la población del penal.

ARTISTAS

–¿Quiénes conformaron esos grupos artísticos, tenían tiempo para ensayar?

–Con Emilio Barreto, actor y cantante, habíamos conformado ya un dúo de canto y guitarra, con Hede Rojas, guitarrista. Yo había logrado meter mi guitarra en el calabozo de la Comisaría Séptima, es la primera guitarra en la historia de la prisión política, que la llevé a Tacumbú cuando fui procesado. De ahí la volví a llevar a Emboscada. Esto dio pie a que muchos músicos populares del penal se animaran a mandar traer sus instrumentos. Yo seguí cantando con Emilio Barreto. Celsa Ramírez mandó traer un arpa, Canuto Villasboa y Abrahán Riveros eran buenos músicos campesinos, Aquilino Vargas, un excelente guitarrista al estilo campestre. Se sumó Amado Cardozo, cantante y guitarrero, y Alfonso Silva, un refinado cantante lírico.

Mención especial merece la formación de Mayma Tetagua Purahéi (El canto de los compatriotas), coro formado por adultos mayores, adultos de ambos sexos, y jóvenes. Es tal vez, el mejor símbolo de la resistencia cultural de los presos políticos del Paraguay. La existencia de un coro formado exclusivamente por presos políticos fue toda una novedad habida cuenta que no existe rastros de haberse creado otro igual en ninguna otra cárcel política en Latinoamérica. En Emboscada fue una creación de los propios presos, ávidos de creatividad artística, expresión y comunicación. Los presos políticos son seres muy sensibles al arte, son buscadores por excelencia. Este álbum de dos CD es una elocuente prueba de ello.

–La coordinación y selección de temas ¿cómo se realizaban?

–La coordinación de los festivales era de modalidad colectiva. Cada grupo o solista iba dando a conocer su propuesta como cinco días antes de los festivales para el diseño de presentaciones. Se armó un escenario muy modesto, pero completo, incluso de luces. La selección de temas no fue necesaria, pues cada artista o grupo era totalmente autónomo en su propuesta. La euforia era contagiante y los compas artistas se esmeraron en presentar los mejor.

–¿Había eventos culturales periódicos en el penal, como lo hacían?

–Cuando se iniciaron los festivales, pudieron ser desde marzo/77, primero se realizaba los jueves, día de visitas. Luego se mudó a los sábados para ofrecer arte mejor trabajados y para alcanzar a más personas visitantes. La construcción de un escenario estable bajo el gigantesco guapo’y fue vital, muy adecuado. Mientras algunas madres estaban actuando o cantando, los hijos jugaban al lado, en la arena.

–¿Podrías recordar el nombre de los grupos y sus integrantes?

–Cada artista o grupo creado fue armando su propio repertorio. Se armó también un cuarteto conformado por Emilio Barreto, Alfonso Silva, Rogelio Mora y Fernando Robles, con el nombre de Ñande Purahéi (Nuestro canto). Algunas veces alternaba Carlos Fontclara. Celsa Ramírez, con su arpa, acompañaba a los hermanos Peña o tocaba como solista y yo la acompañaba con guitarra.

–¿Cómo contribuía eso a la vida de la gente en el penal?

–En Emboscada nunca se perdió la alegría y el optimismo. La emergencia de las actividades artísticas fortaleció el ambiente de camaradería, la solidaridad y la fraternidad entre los más de 400 internos, de diferentes grupos políticos, sociales, asuncenos, campesinos y distintas edades… Los ex emboscadeños nos consideramos todos hermanos. Se formaron también las inevitables parejas sentimentales, hubo dos matrimonios y varios noviazgos. Los varones éramos los padres de los hijos de desaparecidos, nadie los podía tocar, nunca maltratar.

–¿Aproximadamente cuántos reclusos había en Emboscada entre hombres, mujeres y niños?

–Al principio había alrededor de quinientas personas, entre mayores, adultos, niños y bebés. Número exacto es difícil de saber, pues había gente que salía en libertad y gente que llegaba, nuevos presos. Antonio Pecci, con el grupo denominado Criterio, del Movimiento Independiente, se incorporó en junio del 77 y se dedicó a hacer teatro. Hay otros grupos que llegaron más tarde, pues la represión nunca cesó durante el gobierno de Stroessner.

–¿Algunas anécdotas que puedas recordar?

–Hay varias. Carlos Salaberry, como teatrero que era, formó una escuelita de expresión corporal estilo moderno. Su rutina gimnástica era muy rara para los ojos campesinos. Una vez un campesino de Misiones, perplejo, me dijo al pasar: Amo Salaberry ningo itarovaitéma (aquel Salaberry ya se volvió loco). Otra: un campesino muy maltratado por la policía en Investigaciones me pidió una conversa. Tenía que ir a una declaración judicial. Su documento de citación decía: “Causa ….. Morínigo sobre violación a la Ley 209. Misiones”. Este señor, un analfabeto total, lloriqueando me muestra su papel, yo ignorante total, le pregunto: mba’e piko reikotevê, don… (qué necesita ud., don Morínigo), cabizbajo me responde: Chéngo la che káso ipohýi eterei, mba’éicha piko amopu’ãta (mi caso es sumamente grave, cómo levanto los cargos), por qué, le pregunto: Ha ojeskrivíngo chelómore 209 kuñame voi aviola hague. (Y me acusan de violar nada menos que a 209 mujeres)... Crueldad y perversidad del gobierno stronista: Fue exhibido por la prensa como un peligrosísimo dirigente guerrillero.

EL ARTE DE LAS PRISIONES

–El pasado 10 de diciembre se realizó el relanzamiento de los CD en la Manzana de la Rivera, ¿cuál es tu impresión del mismo?

–Un acto como ese está cargado de emotividad. En mi caso más aún porque fui protagonista principal en el caso de la grabadora, de las grabaciones y la música. Soy un musiquero de alma. Además, los encuentros con los compas ex presos políticos tienen un componente emotivo muy fuerte, está clavado en la memoria. Necesariamente nos retrotrae a momentos muy hondos. A mí me conmovió encontrarme con tan selectas personas. Son las mejores que en mi vida he conocido. Formalmente puede que el acto haya tenido sus defectos. Yo me quedo con lo humanamente significativo del encuentro. Espero que Sonidos de la Memoria tenga su valor práctico, más allá de las formas musicales y otras manifestaciones artísticas. Siempre voy a estar orgulloso de haber compartido parte de mi vida con esos compas de Emboscada y haber hecho arte en situaciones límites.

Nos cuenta, finalmente, que los cedés de Sonidos de la tierra han llegado a algunas instituciones culturales y universidades del exterior. Coriún Aharonián, antropólogo cultural, docente universitario en Montevideo, no retacea elogios, dice que Sonidos… es una pieza única, increíble, insólita. “No conozco otra igual en ningún país donde haya estado”, le escribía a Fernando.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección CORREO SEMANAL

Sábado, 18 de Diciembre de 2021

 www.ultimahora.com


 

 

 

 

 

 

 

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