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ALFREDO M. SEIFERHELD R. (+)

  LOS AÑOS DE PENUMBRAS - Por ALFREDO M. SEIFERHELD


LOS AÑOS DE PENUMBRAS - Por ALFREDO M. SEIFERHELD

LOS AÑOS DE PENUMBRAS

© ALFREDO M. SEIFERHELD

 

"En muchas partes, espíritus justos e inquietos

mantienen la lucha, en un noble empeño para abrir

los ojos de sus gobiernos y mostrarles la faz

obscura de estos negocios".

"Chile Filatélico".

 

Que nuestra filatelia fue alterada en décadas pretéritas por impresores sin responsabilidad y, por abusos en maculaturas, no escapa al conocimiento del modesto coleccionista paraguayo; de ahí que en ningún caso los que calificamos como años de penumbras sean privativos de los días presentes. Ni mucho menos. Pero es sí exclusiva de ellos la deformación filatélica legalizada en una práctica dañina de emisión de sellos de venta restringida, de igual modo que su aceptación por algunos como medio normal de convivencia filatélica. Actitudes peculiares éstas, que desde el decenio de los años sesenta hasta el día de impresión de estas líneas son a enjuiciar, con objetividad y conciencia plena de las dificultades que envuelven.

Nos reservamos para el último capítulo de este trabajo el tratar estos hechos filatélico-postales de conocimiento si se quiere parcial. Bastante hesitamos sobre si incorporarlos aquí, y en su aprobación influyó en gran medida el apoyo de personas comprensivas -filatelistas y profanas- de los alcances de este problema. Y decidimos hacerlo, porque nuestro silencio hubiera sido un castigo aún mayor para la filatelia nacional. Nos impulsó el único deseo de sacar a luz cuanto sabemos y cuanto es firme en pruebas. Es una comprensión similar la que aguardamos del lector, considerando que nuestra opinión pública general muy poca importancia otorga a la filatelia como recreación espiritual.

Merced a quienes se autocalificaban de "filatelistas" y que eran comerciantes o colegas advenedizos, protegióse un sistema de emisiones injusto y perjudicial para nuestro prestigio filatélico. Sin más razones que las interesadas, se mantuvieron en vigencia los sellos postales que nos siguen dando tal mala fama en el mundo filatélico -sin aludir a las derivaciones que ello trae aparejado- que el sello paraguayo es poco menos que rechazado donde aparece.

Como paraguayos la lamentamos profundamente. Y nos duele comprobar que fueron sobre todo sujetos del extranjero quienes concertaron y consolidaron esta práctica colmada de entretelones sutilmente disfrazados. Hombres qué se consideraban de una sola pieza, íntegros, y cuyos actos los desnudaron y descubrieran como al rústico caballo de ajedrez, a dos piezas bien definidas, dando sus saltos correctos y las más de las veces, sus falsos.

Sus propiciadores y colaboradores filatélicos, que verbalmente se semejan, escritos quedarán por siempre marcados con el estigma de las comillas, al no haberse inspirado en tantos que desde el siglo XIX preconizaron un amor profundo hacia 1os sellos al rechazar todo atentado contra su pureza, sea legal o no desde un concepto oficial.

Quienes a su paso por la vida filatélica paraguaya ayudaron o simplemente callaron, y quienes no supieron ser sinceros cuando las circunstancias lo requerían, son culpables y como tales deben sentirse. Mas, reconforta saber que tarde o temprano volverán los sellos normales a imponerlo, para lavar las ofensas infligidas a nuestra filatelia, lo que equivale a decir a nuestra cultura y a su historia,

Excesivo tiempo ha transcurrido ya desde el epicentro en el año 1961, que señalara un glorioso sesquicentenario independiente en la vida nacional, y el comienzo de una notable desinteligencia y falta de asesoramiento en la filatélica. Las copiosas series postales llamadas "temáticas" y luego abiertamente "especulativas" por todos los colegas compatriotas han sido legalmente autorizadas, legalmente emitidas, legalmente vendidas y hasta legalmente coleccionadas. Pero legalmente en una interpretación caprichosa de la ley que para la filatelia deja de ser tal porque la daña y rebaja.

Para que el conocedor a medias del proceso pueda interpretarlo cabalmente, y para que sobre todo el colega ajeno, tanto en nuestro país como en el exterior, se entere de sus facetas, abrimos el capítulo de la continua emisión de series contratadas, que asestaron un durísimo golpe a los coleccionistas del Paraguay que se contaban por millares, en usufructo de un grupo de colectores de figuritas cuya comparación los deja coma superficiales juntadores de estas piezas.

Que si necesario fuere estamos dispuestos a demostrar con otras pruebas lo aquí desarrollado, queda en claro. Tampoco rehuiremos el diálogo positivo, tan imperioso en estas circunstancias. Serios escritos de años atrás, testimonios acumulados con el correr del tiempo y tantas cosas más que cobraron estado público, representan un material imposible de refutar.

Un noventa por ciento (90 %) de los sellos paraguayos se destina a los coleccionistas extranjeros. Ningún filatelista puede admitirlo. Y las cifras cantan. ¿Qué otra prueba más contundente se requiere?

Esto, mientras nuestros compatriotas, huérfanos de toda posibilidad de coleccionar su país, se vieron obligados a emigrar en el sentido de buscar horizontes filatélicos foráneos porque sus sellos, destinados a la exportación y al capital de las divisas, les estaban vedados. Los más, que filatélicamente murieron cuando nacían, y esa gran mayoría que ni pudo ver la luz por falta del estímulo requerido, son atributos negativos de estos años,

¿Cuántos más hacen falta para abrogar tan injusto sistema postal?

Con todo, la filatelia paraguaya pura aún sobrevive. Late con fuerza en muchos y en potencia está en otros como una semilla que germinará para producir. Sólo con ellos se juzgará definitivamente el árbol por sus frutos.

Y vosotros, queridos lectores, seréis testigos de que son buenos.

 

ANTECEDENTES

 

Delimitar desde cuándo rigen los años así calificados para la filatelia nacional equivaldría a fechar toda una época y clausurar otra con una simple línea. Dudamos que sea posible hacerlo.

Partiremos por ende de una base firme; estos años filatélicamente penumbrosos los tenemos en la actualidad sin ser de reciente data. Su origen se vislumbra en primer término de algunos contratos suscriptos con particulares para distribución de sellos postales, y más tarde bajo la protección de programas dé emisiones, originados en el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (M.O.P.C.) luego de presentaciones de contratos "ad-referéndum" entre sociedades privadas y la Dirección General de Correos, la que al dar su visto bueno abría las puertas para el logro legal de los mismos.

Porque en el pasado cada serie de sellos era decidida en forma individual, lo que impedía utilizar sus piezas con especulaciones indebidas, ya conocidas con demasiada antelación.

Trazaremos aquí un bosquejo de los antecedentes que desembocaron en los posteriores contratos de compra-venta, aún en vigor, y a los cuales dedicamos este capítulo que intenta demostrar su caducidad. Quien pretenda pese a ello dar a éstas hojas otra finalidad que no sea la de servir a la verdad, se encontrará desubicado e incompetente para analizarlas.

Retrocedamos al año 1952 en que por decreto N° 10.643 del 18 de abril se autorizaba a la Dirección General de Correos a emitir la serie "Bodas de Plata Sacerdotales de Monseñor Rodríguez", y a la Administración de las Obras Pontificias de Vocaciones Eclesiásticas de la Diócesis de Villarrica (Q. P. V. E.), a contratar su impresión con una casa francesa. La parte medular del decreto estaba contenida en su art. 4°, que estipulaba que la D. G. de Correos debía entregar a la O.P.V.E. un 75 % del total de sellos, ". . . que la misma colocará bajo el aspecto filatélico únicamente",

Este instrumento, posteriormente modificado en sus tiradas y valores faciales por otros dos de fecha 2 de agosto de 1952 y 4 de noviembre de 1953, todos surgidos del Ministerio de Hacienda, alteró por completo la relación correo-filatelia, hasta entonces mantenida. La impresión de los sellos se realizó el 3 de mayo de 1954 en la firma S. A. H. Baguenier Desormeaux & Cie., París, no siendo puestos a circulación sino el 19 de junio de 1955. Eran los valores sumamente bellos, pero lamentablemente medió un irregular manejo -reimpresión, habilitación adulterada, etc.- a los que fueron expuestos. Se había violado la estipulación del decreto original sobré las planchas de acero, que debieron ser inutilizadas y remitidas tras dos años al Museo Postal de Asunción.

Los sellos originales, quinté valores componían la serie, muchos en manos religiosas, se ofrecieran desde un primer momento con buen descuento sobre el facial, desnaturalizándose así su condición de valor oficial. Una resolución postal N° 53/56 del 24 de septiembre de 1956, los inhabilitó para franqueo de correspondencia, Se creaba un clima extraño que habría de desembocar poco después en otros hechos que ningún favor harían a la filatelia.

Aquellos sellos, que traían imágenes de algunas ruinas jesuíticas, fueron en general bien acogidos y adquiridos en una proporción regular para los correos nacionales, que volvían así a emisiones de buena factura.

El verdadero precedente que suscitó protestas en su oportunidad fue el decreto N° 13.755 del 22 de julio de 1955 originado en el   M. O. P. C. por el cual se autorizaba la impresión de sellos postales en homenaje a los Héroes del Chaco, ". . . para cuya emisión se contratará con persona o  firma del ramo que se encargará de los trabajos correspondientes". Era esta la conclusión de la nota N° 170 del 20 de junio de 1955, elevada a dicho Ministerio por la Dirección General de Correos.

En fecha 3 de septiembre del mismo año se aprobó un contrato "Ad-referéndum" suscripto entre el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones y un representante particular sobre la emisión de estos sellos. La casa Cortot et Bandon de París se encargaría de imprimirlos; quedaba en manos particulares ". . . efectuar la organización, financiación y contratación" con la mencionada casa francesa. Distintos puntos de dicho contrato aprobado mostraban cómo el correo paraguayo perdió el control de esta emisión, con sus consecuencias naturales.

Y retrocediendo aun más, podríamos igualmente citar el decreto N° 5.630 del 13 de julio de 1951, que autorizaba a la "Asociación Civil San Roque" contratar por cuenta propia con una compañía norteamericana la confección de sellos postales con la imagen de la Iglesia de San Roque. Recibiría luego parte de las ventas (art. 4°) para la construcción de un nuevo templo.

Estábamos, pues, frente a una manera distinta de enfocar el tema de las emisiones postales, frente a una concepción equivocada, que nos trajo males en serie años después.

Así, los sellos en homenaje a los "Héroes del Chaco" con una inusitada cantidad de veinticinco diferentes valores, muchos de éstos tan bajos que ningún uso práctico podía dárseles, daban a entender que tendrían otro destino. Debieron ser puestos en circulación el 29 de septiembre de 1955, pero recién se las vio tras el 12 de junio de 1957.

El total de series completas autorizadas ascendió a 10.000. La Dirección General de Correos se reservó alrededor de la décima parte, la que fue puesta en venta por ella. Las restantes se negociaron con descuentos sobre su valor indicado. Su posterior reimpresión, que ya es historia aparte y concierne al campo delictivo, hizo que los sellos fueran oficialmente desmonetizados. Fueron casi íntegramente negociados en Buenos Aires y varios comerciantes figuraron en este "affaire" qué trajo desconfianza al coleccionista de sellos paraguayos, en especial al radicado en el exterior. Los restantes valores auténticos en poder de la D. G. de C., debieron marcarse con una estrella roja al reverso, aplicada una o más veces.

De esta forma, algo principiaba a manejarse entre bastidores, a espaldas del filatelista y aprovechándose la buena fe de las autoridades nacionales que cuando reaccionaron lo hicieron en leve medida. Analizaremos más tarde sus incidencias.

Por Ley N° 396 del 9 de septiembre de 1956 quedó reglamentada la emisión e impresión de estampillas y valores postales. Establecía que ". . . la emisión de todas las series de valores y estampillas postales será dispuesta exclusivamente por el Ministerio de Hacienda (art. 1°). Acordaba el art. 5°:       "Cada emisión de valores postales deberá ser autorizada por decreto originado en el Ministerio de Hacienda y refrendado por el titular del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones".

De esta manera, gracias a esta Ley, quedaba contemplada con claridad la nueva norma a seguir sobre impresión y circulación de sellos postales.

Es de citar aquí a otra, que tuvo una misión distinta, cual ser la N° 490 del 8 de noviembre de 1957; creadora de ". . . un timbre adicional dé 0,50(cincuenta céntimos de guaraníes) en estampillas de correos por cada carta a remitirse con destino al interior o exterior del país". Veremos luego cómo fue ella modificada diez años después; desvirtuóse la misión que le cupo cumplir, cual ser la de recaudar fondos para la erección de un monumento al Mariscal Francisco S, López.

Era la época en la cual se ignoraba el inc. G, art. 1°, del decreto N° 13.755, que había previsto el control y envío de las planchas de acero de la emisión "Héroes del Chaco" con destino al Museo Postal de Asunción, lo cual no se hizo. En perjuicio de las entradas del país fueron con ellas reimpresos numerosos valores.

Hacia el 24 de octubre de 1956 fue puesto a la venta un grupo de sellos "Escudo Nacional" de 90 céntimos, azul claro, con la sobrecarga "Día N. Unidas - 24 de octubre 1945-1956" a cuatro líneas. Era la primera "estrellita" individualmente habilitada desde 1929 y habría de ser la última, Su irregularidad consistió esta vez en su no circulación dentro del país, ya que fue vendida en bloque. Una resolución judicial (Exp. N° 3, Folio 351 del año 1958) determinó su devolución al propietario, de quien le fueran retenidas por dudas sobre si el pago por éste efectuado a Tesorería, había ingresado a la institución postal, Algunos catálogos incluyen este sello con reserva, otros lo ignoran por no haberse empleado en el Paraguay.

Hacia 1959 fueron descubiertas reimpresiones de los precitados sellos con estampas de ruinas jesuíticas. En vista de que los originales se habían habilitado en tanto con sobrecargas rojas y en valores a veces muy superiores a los primitivos faciales (decreto N° 1.619 del 26. XI. 58), también estas habilitaciones fueron falsificadas en Asunción. Se añadía otra nota negativa al asunto. Llamados a la atención sobre el hecho, los filatelistas pusieron cuidado en observar los sellos normales, hasta identificar rasgos diferenciales entre varios de una supuesta misma emisión. Así se descubrieron las reimpresiones.

El hallazgo de esta mal llamada segunda tirada, a tantos años de la salida de la serie original, motivó serias dudas sobre el futuro filatélico paraguayo. Escribía la revista argentina "Filatelia" (N° 73, del 30. IX. 1959)

"Es de lamentar que siga disminuyendo el interés hacia la filatelia de ese país hermano, que antes gozaba de tan buena aceptación por sus emisiones interesantes y bonitas. Creemos que ello es –en gran parte debido a la contratación particular directamente de las emisiones "Bodas de Plata de Monseñor Rodríguez" y "Homenaje a los Héroes del Chaco" que, aunque tienen autorización del correo, pueden prestarse a situaciones que en nada benefician a la filatelia paraguaya, a la vez que perjudican a la economía del Estado, que deja de percibir gran parte del total nominal facial de las emisiones, que por derecho le corresponde" (pp. 178/79).

Era así. Inclusive, numerosos sellos adulterados se emplearon para habilitarlos falsamente. La incompleta reorganización del C. F. P. contribuyó tal vez a esta situación, ya que faltaba una voz que plantease las interrogantes requeridas sobre la procedencia de estas emisiones e inclusive sobre la conveniencia de mantener estos contratos con particulares.

Por decreto del 16 de marzo de 1959 se autorizó por vez primera en el Paraguay un programa de emisiones, con sellos postales que habrían de ser impresos en Francia. Decían los considerandos: "Que es la primera vez que la institución postal paraguaya, en auspiciosa consonancia con el espíritu de laboriosidad y de progreso que anima al Superior Gobierno de la República, presenta un extenso programa de emisiones postales que cubre todo un año de gestión". (DEC. N° 3.323).

Quedaron confirmadas las series "Deportiva", "Paraguay en Marcha", "ONU - Derechos Humanas", "Homenaje a las Naciones Unidas" y "Abraham Lincoln', esta íntima preparada pero no emitida. La primera serie de este grupo, la "Deportiva" apareció el 17 de marzo de 1960. Le siguieron las demás con escaso intervalo. Se iniciaban los años sesenta y simultáneamente fue creada en Nueva York una agencia filatélica nacional para la distribución - de sellos postales paraguayos, la que desapareció poco después. Se llamaba "Paraguayan Philatelic Agency, Inc" y era su presidente Robert J. Lyon,

Los correos nacionales no habían lanzado aún a la fecha su primer millar de sellos diferentes.

Siguió luego la aparición de los sellos "ONU-Derechos humanos" en fecha 21 de abril. Traían dos hojitas recordatorios. La habilitación de la destinada al correo ordinario, con la inscripción resellada de "Año Mundial de los Refugiados 1959/ 60", y su símbolo, no pudo correr por defectuosa y fue incinerada oficialmente en su casi totalidad de diez mil ejemplares. La fecha de resolución: 31 de diciembre de 1960. Eran las primeras hojitas sobrecargadas y no circuladas. Este tipo de valor postal no, volvió a resellarse para alterar su valor o motivo central.

Por otro decreto del 6 de julio de 1960 se dio la conformidad necesaria para emitir varias series de sellos. Tales las del "Año Mundial del Refugiado", "Flota Mercante, "Puente Internacional", "Universidad  Católica", etc. Aparecieron después con respaldo de otro instrumento gubernativo. (DEC. 11.270 y 15.224 resp.).

Y llegamos al año del Sesquicentenario de la Independencia Nacional, que trajo amplios decretos sobre series postales contratadas. Fueron necesarios nada menos que siete diferentes para regular la emisión de los sellos en ese 1961.

Los filatelistas asistían mudos al desenlace, del cual sabían que saldrían perdidosos. Tal como supusieron, su voz fue la menos oída. Aceptaban que los sellos concedidos no podían ser ignorados postalmente porque estaban encuadrados dentro de normas legales, pero sí podían -y debían- serlo filatélicamente. Lo entendía así la mayoría del exterior y la de nuestro país.

En síntesis, la escuálida filatelia paraguaya recibió otro golpe y ni tan siquiera atinó defensa. Se equivoca, sin embargo, quien afirma que ella no existía; rechazamos que se encontraba "in articulo mortis" como suponen algunos o hace suponer su falta de reacción. Parte de esa actitud pasiva puede comprenderse, pero no justificarse, si nos trasladamos al momento de la contratación de las series, a los precedentes, y al hecho de que en más de un país tenían vigencia.

A fuer de sinceros, muchísimos fueron sorprendidos en su buena fe, los menos en su mala. Pero la elaboración definitiva de programas contratados no estaba en los planes del más pesimista de nuestros colegas.

La primera disposición relativa del año, bajo el N° 15.224 del 27 de marzo de 1961, era aun de comprensión simple: se autorizaba a emitir once series con sellos aéreos y comunes para el desenvolvimiento de la institución postal. Era digno conmemorar el 150° aniversario de nuestra emancipación política y nuestro asentimiento era total.

La Casa de la Moneda de Chile había sido escogida para el efecto en vista de las ventajas que en calidad y precio ofrecían sus trabajos, Por primera vez el Paraguay ordenaba imprimir sus sellos en aquella república andina.

 

CONTRATACIONES CONTINÚAS CON SOCIEDADES PRIVADAS

 

Por expediente N° 1571, la Dirección General de Correos elevaba al M. O. P. C. un contrato "Ad-referéndum", suscripto por ella el 30 de mayo de 1961 con los señores Dragomir Prodanov en representación de la firma "Filatelia Panamericana S. R. L." y el Dr. Mieczyslaw Pasynkievicz en representación de la firma "Parapol S. R. L." para la compra-venta de 25 series de sellos postales del Paraguay.

Dicho contrato tenía como base un ofrecimiento de los futuros compradores, recaído en el Exp. N° 942 del 3 de abril de 1961. Gracias al favorable informe de la Sub-Secretaría de Estado del M. O. P. C. -nota del 10 de mayo- el Ejecutivo decretó bajo el N° 17.063 en fecha 14 de julio la aprobación de dicho contrato, suscrito por las susodichas personas y la Dirección General de Correos.

Ambas sociedades, establecidas en la Argentina, se habían así beneficiado de un contrato sin precedentes en la vida postal del país. Se comprometían ellas a financiar los costos de impresión de los sellos, con cargo a deducción posterior de las compras. Estipulaba el inc. c), segunda cláusula:

"Los Compradores se obligan a adquirir sellos postales de las emisiones mencionadas en la cláusula primera (es decir 25 series) por un total no menor del 65 %  (sesenta y cinco por ciento) en forma proporcional de las estampillas perforadas (dentadas) de las emisiones ya mencionadas, y no menor del 90 % (noventa por ciento) del total de las estampillas sin dentar, y no menor del 90 % (noventa por ciento) del total de las hojas recordatorios.

Para un buen entendedor significaba esto una entrega de un mínimo de nueve series completas sobre cada diez emitidas, hecho diametralmente opuesto a todos los privilegios, si de ellos debemos hablar, que la filatelia había obtenido para sus cultores a través de los años. Es sorprendente cómo tantos responsables del control, etc., hayan dado su visto bueno a este contrato. La colusión anti filatélica estaba en marcha.

Y este contrato, que debió tener una validez de 18 meses a partir de la fecha de promulgación del decreto de aceptación, desmoronó mucho de lo logrado en filatelia a base de sacrificio y dedicación, para iniciar la larga serie de emisiones contratadas, cuyos compradores cambiaron de nombres, direcciones e intermediarios a efecto de sostener el esquema.

Con motivo del certamen sudamericano de tenis, la Asociación Paraguaya de Lawn Tennis solicitó y obtuvo el aporte de una de las series autorizadas, para sufragar gastos de organización. Fue logrado en forma de sellos conmemorativos, entregados

". . . para su venta en el mercado filatélico" (Decreto N° 17.271 del 25 de julio de 1961).

Por otro decreto Nº 17.328 de fecha 28 de julio de 1961 se autorizaba a la Dirección General de Correos a hacer imprimir y poner en circulación las veinticinco series contratadas por las dos firmas argentinas, Se iniciaba el irreversible retroceso: muy pronto varios sellos de la series "Fauna", "Tenis" y "Naciones Unidas" se acapararon en la totalidad de sus componentes perforados. Esto permitió adivinar que la intención de los contratistas era hacerse poco a poco, de todos los sellos a su alcance. Ante esto el Centro Filatélico del Paraguay exigió se labrase un acta notarial en la Dirección General, asegurándose luego el 5% (cinco por ciento) de cada emisión contratada.

Recién ahí se descorrió el velo de una triste realidad, cubierta tras las intenciones de quienes habían obtenido un perfecto monopolio de nuestras emisiones.

El 25 de agosto era ampliado bajo el N° 17.854 el decreto del 27 de marzo, en base a una oferta de las mismas firmas adquirentes, presentada a la D. G. de C., la que dio de nuevo su conformidad. Ya el citado decreto señalaba la venta a aquéllas del 90 % de todos los valores a emitirse, situación que se mantiene hasta el presente (Art. 3”).

Su artículo cuarto se apartaba de la realidad. "La venta será efectuada al contado con un descuento del (21 %) veintiún por ciento sobre los valores faciales. . .". La negociación, sumamente simplificada si consideramos los precios demandados en el exterior para los sellos por las firmas compradores, venía a ser facilitada al entregárseles piezas oficiales con una increíble disminución sobré su verdadero valor. Tan sólo la falta de asesoramiento permitió este hecho, desconocido en esta etapa de nuestro historial.

Paralelamente, se acrecentaba y perfeccionaba la emisión continua de sellos con valores de 0,05, 0,10, 0,15, 0,20 guaraníes, etc. Es bien sabido que el costo de impresión y traspone de los mismos es superior a esos valores marcados, para exclusivo beneficio de los compradores ya que la impresión corre, como debe ser, a cargo del organismo competente paraguayo. Esta situación se mantiene con leves variantes, en una prueba más de lo injusto del sistema de contratos.

De esta manera surgió el complejo de concesiones. Quienes quedaron luego como responsables de la Dirección de Correos heredaron con sus imperfecciones este esquema, y lo ahondaron con modificaciones, ampliaciones. etc. Se engaña quien trata de desligar al Director General de responsabilidades, pues, éste no puede ser ajeno a ningún tipo de contrato. "El Director General es el jefe superior de la Administración, y el, único intermediario con el Superior Gobierno autoridades y administraciones extranjeras, en todas las relaciones del servicio". (Códigos Postal y Telegráfico, tomo I, cap. II, art. 3°).

El permanente desfile de comerciantes internacionales abrió los ojos a muchos que en adelante no buscaron sino beneficio a costa del filatelista, Apoyaron, pues, las emisiones por conveniencia.

Nadie creó un muro de contención, capaz de soportar la ola desatada mediante sellos postales con el nombre "Paraguay". Aunque la Federación Internacional de Filatelia (F. I. P.) los puso luego en su "lista negra", marginándolos de toda exposición por ella patrocinada, siguieron comerciándose. Es que el hecho de que antes se habían producido varias situaciones negativas, que hemos reconocido, sirvió de socapa para quienes comenzaban a obtener utilidades con estos sellos.

Los voceros filatélicos del exterior destacaban la realidad presente y daban a entender la necesidad de poner fin a este desenfreno. Centenares de escritos sobre el particular quedan como argumentos imborrables de publicaciones prestigiosas que advirtieron sobre el peligro de estas emisiones. Por supuesto, ellas nunca llegaron a manos de quienes podían haber extraído consejos y orientaciones. La belleza de los sellos era la única medida que colmaba de alabanzas su presentación; era lo externo, lo visible.

Simultáneamente, también aparecían sellos de venta normal para el franqueo de la correspondencia. Caso peculiar, por ejemplo, la efectuada a partir del 11 de septiembre de 1961 con la serie "Hotel Guaraní": por cada completa podían obtenerse hasta diez comunes, es decir para correo ordinario, sin restricciones.

Por decreto N° 18.359 del 25 de septiembre del mismo año se autorizó a la D. G. de C. a ordenar la impresión en "El Arte S. A." de Asunción, de series del decreto Nº 17.271, al tiempo que se ampliaban artículos de este. Del establecimiento gráfico designado se conocen piezas como ser hojas de sellos perforados con colores correspondientes a imperforados, y viceversa.

Siempre con el 21% de descuento en sus compras, los sellos se destinaban a la firma Parapol S. R. L., que quedó como compradora del 90 % legal. Por primera vez el Centro Filatélico del Paraguay estaba mencionado en un decreto: inc. 2; art. 5°; se le adjudicaba un cinco por ciento de los sellos a emitirse. Para el correo central también quedaba otro tanto destinado a ventas por ventanillas, las que no se efectuaron.

La conformidad del C. F. P. con tal proporción -recuérdese que era la única entidad representativa de los filatelistas nacionales- sorprendió a muchos. En adelante dicho porcentaje significó una mordaza que inhibió opiniones contrarias y sólo permitió asentimientos a cuantos programas se realizaron en su marco.

Cuando se hablaba de defender y prestigiar al sello paraguayo escudábanse estos "defensores" en los contratados como únicos símbolos de nuestra existencia filatélica. Era tomar al impostor como espécimen de los demás, invirtiendo supinamente una ordenación al parecer inalterable.

Entre tanto, la lucha por la supervivencia en los manejos comerciales creaba acercamientos y desplazamientos. Nuevos negociantes, en concordancia con los concesionarios, endurecían y radicalizaban el "trust". Nuestra ciudad era asediada por "representantes filatélicos" deseosos de no quedar a la vera del camino en las actividades del ramo; tenían un filón productivo en grado sumo.

Par disposición N° 19.661 de fecha 21 de diciembre de 1961, y en consideración de una presentación de las dos firmas compradoras, se modificaron parcialmente los decretos números 15.224, 15.573 y 17.850.

El 14 de febrero de 1962 se promulgaba otro en el que se citaba como confeccionadora de los sellos a Thomas de la Rue and Co. de Bogotá, Colombia, casa dé seriedad internacional que también dejó, empero, escapar material espúrio. Lo confirmarán quienes lo poseen en sus colecciones o lo han visto en escaparates extranjeras, (N° 20.686, art. 2°).

El decreto citado beneficiaba a la firma Parapol S. R. L., qué seguía sin establecerse legalmente en Asunción como sociedad, aunque su representante daba su domicilio establecido sobre la calle Chile N° 667.

En tanto, y por otra disposición del 18 de mayo de 1962 emanada del Ministerio de Defensa, volvió a tratarse el tema de los sellos adicionales arrobados por Ley del 8 de noviembre de 1957. Se designaba al Ministerio de Defensa como encargado de correr con algunos detalles de esté timbre adicional (N° 22.262).

Por su parte la firma Parapol S. R. L. se había dirigido a la D. G. de C. en fecha 28 de octubre: proponía modificación del decreto N° 17.328 a efecto de disminuir parte de las veinticinco series aprobadas con anterioridad. Un decreto del 26 de noviembre de 1962 aceptó esta solicitud, de forma qué las doce que restaban quedaron substituidas por otras seis series. Todas ellas contemplaban valores perforados, igual cantidad de imperforados diferentes y dos hojitas recordatorios. (DEC, N° 25.875).

Y estos sellos seguían por supuesto sin venderse libremente en ventanillas postales. Del porcentaje destinado al correo para ese fin -5%- casi todo iba a parar a manos comerciales, con seguridad destinada a la sociedad concesionaria. Quienes fueron testigos saben que más de una asamblea ordinaria del C.F.C. aprobó, en presencia de numerosos colegas, la venta de sellos de su porcentaje oficial a aquella sociedad, lo cual debe constar en actas.

En el anterior decreto se autorizaba igualmente por primera vez la impresión de hasta mil series de valores postales con la inscripción de "muestra", para ser distribuidas al exterior. Esta práctica también sigue, si bien parte de tales sellos se negocian como los normales. Los compradores corren con los gastos de impresión.

A manera de reminiscencia de la mentalidad rectora del Centro Filatélico del Paraguay, recordemos parte del editorial de julio-septiembre 1962, de su órgano oficial:

"Sabemos que en el mundo hay muchos miles de coleccionistas "temáticos", pera no deben olvidar que éstos en su gran mayoría son coleccionistas principiantes o coleccionistas de escasos recursos económicos, que por lo mismo buscan sólo series baratas, y las nuestras no lo son, ni tampoco tenemos interés en que lo sean" (sic) (N° 2, p.1) .

Hacíase referencia a los sellos contratados con una evidente falta de comprensión tanto de lo que significa "Filatelia Temática" como del sello en sí. Podía pensarse que por boca de la entidad hablaba ella y alguien más.

En fecha 31 de julio de 1962 suspendió el prestigioso catálogo inglés "Stanley Gibbons" la inclusión de los sellos paraguayos. ". . . por imposibilidad de proveer estas emisiones" y "... pérdida por el correo del Paraguay del control de sus emisiones". Y para el 1° de agosto también el poderoso colega norteamericano "Scott Standard Postage Stamp Catalogue" paró la reseña de estos sellos perjudiciales. Dos actitudes útiles v valientes, que en su oportunidad abrieron los ojos a miles de coleccionistas.

En los considerandos de otro decreto N° 27.147 del 22 de febrero de 1963 se mencionaba que ". . . la firma Parapol S. R. L., concesionaria para la adquisición de las emisiones a que se refieren los decretos expresados. . .", proponía el cambio de la serie UNICEF por la de "Lucha Mundial contra el Hambre". Del producido se destinarían 300.000 guaraníes a la lucha citada. Esta serie apareció luego dentro del esquema en boga.

Otro decreto del 2 de agosto de 1963 sustituyó una serie, por otra de las contratadas, para su venta al exterior en condiciones similares, (N° 30.358).

El ocho de abril de 1964 se suscribió el decreto N° 4006 emanado ahora del Ministerio de Hacienda, como fueron casi todos los posteriores, que contemplaba la emisión de cinco series de sellos, con adicionales destinados a "Líneas Aéreas Paraguayas". La compradora se llamaba ahora "P.LC.S.A. Filatélica S. A." y sucedía a la anterior. Daba como Dirección Postal la Casilla N° 1320, pero, que sepamos, no estaba registrada en nuestro medio. Obtenía un descuento del 20 % sobre el valor facial de los sellos recibidos. (Art. 2°).

Comprobamos tras la aparición de estos sellos con sobretasa, la falta de noción sobre la aplicación como franqueo de algunos valores. Los vimos hasta el cansancio usarse o servir con el valor adicional calculado como franqueo, en contravención a la convención U. P. U.

Con posterioridad a la presentación de una solicitud de la Comisión de Administración de la ciudad de Puerto Presidente Stroessner, se decretó la emisión de tres series de sellos perforados e imperforados con hojitas recordatorios, cuyo producido debía destinarse a la construcción de una iglesia en dicha ciudad. "Picsa Filatélica S. A." tenía opción de adquirir el noventa por ciento de la emisión (Decreto del 29 de junio de 1964, N° 5.837).

En consideración de otra presentación, esta vez de la firma “Delta S. A.” a la Dirección General de Correos, elevada al Ministerio de Hacienda por conducto del M. O. P. C., el Superior Gobierno autorizó  a la D. G. de C. en fecha 7 de diciembre de 1964 a emitir un total de catorce series de sellos. (Dec. N° 8.375),

Con un descuento del 20% sobre el valor facial, esta sociedad anónima era heredera de la anterior, con otro nombre por razones que escapan a nuestro conocimiento. En aquel decreto se suspendían nuevas emisiones "destinadas al mercado filatélico internacional". Era una forma de evitar sellos de venta normal con temas selectos que podían interesar a los colegas compitiendo con los valores contratados.

Sin investigación quedó el caso del cambio de tapas efectuado con una hojita de la serie paraguaya "Monedas del Vaticano", emitida el 11 de diciembre de 1964, Un poseedor de buena cantidad de ellas trató de alterar su significación al darles actualidad con la visita del Papa Paulo VI a las Naciones Unidas, realizada en octubre de 1965.

Ante la continuación diríamos normal de los programas de emisiones contratadas, los directivos filatélicos no se inmutaron. Seguían impenitentes frente a una situación que se tornaba difícil para el que mantenía su colección de sellos nacionales, sobre todo en el exterior, y que no podía obtener las piezas al valor facial. Ni hablar de los colegas que principiaban con el Paraguay y cuyo destino era aún más triste. Verdad es que la mayor parte del cinco por ciento recibido por él C. F. P. se distribuía al valor marcado, pero no es menos cierto que la proporción de colegas asociados apenas un centenar no representaba sino una ínfima parte del caudal de filatelistas paraguayos obligados a arrinconar sus álbumes hasta mejores días.

En documentos oficiales se cometía el error de incorporar la "Filatelia" como rubro de ingreso, cuando lo lógico era el de "sellos contratados", y no el término que designa toda nuestra afición, que aquí nada tiene que hacer.

La F. I. P., decidida a combatir este mal qué se extendía a varios países cuyas autoridades habían sido parcialmente asesoradas, dispúsose con especial ahínco desde el congreso de París en 1964 a preparar y divulgar una "lista negra", con aquellos sellos cuya venta no era libre y entre los que se encontraban los paraguayos emitidos en el régimen dé contratos. Quedaron así dichos sellos en la lista, marcados como era de suponer. Y con su inclusión, amén de la de todos los por emitirse en iguales condiciones, se cerraban las puertas a su presentación en exposiciones patrocinadas por la F. I. P.

Esta postura no era nueva en la federación. Si recordamos el Congreso de Copenhaguen, Dinamarca, celebrado del 24 al 26 de junio de 1951 -y a otros anteriores- en cuyo orden del día figuraba la lucha contra las emisiones abusivas y donde se decidiera pedir a las administraciones postales limitar las emisiones conmemorativas, las de bloques, etc., nos percataremos del significado de esta lucha en la que estaba empeñado el alto organismo.

Acá, en tanto, se daban detalles al parecer baladíes pero notorios de improbidad. Así, aquél que dejó sorprendido al usuario postal -antes bien al filatélico- cuando a principios de 1966 cayó en las ventanillas postales un saldo de las sellos de Gs. 36,00 de la serie denominada "Europa II", es decir su valor más alto y de menor tirada. Provenían de quien debió haber recibido una gran partida de la emisión y que combinó con el correo en devolver buen número de ellos, na sabemos en qué condiciones. Atónitos quedaron todos al comprobar que los sellos habían sido previamente perforados en su centro con un punzón, tomando las planchas en grupos y a efectos de impedir que otros se hicieran de ellas; fiel demostración de cómo se actúa cuando se pierden las normas más elementales.

Tras la visita a Asunción del señor Pierre Seguy, representante oficial de la F. I. P., esta federación levantó la sanción sobre nuestros sellos, con el compromiso de no emitirse ya aquí sellos no dentados. El sistema siguió sin ellos y con muchos bloques sin perforación. ¿Por qué el máximo organismo filatélico legalizó lo ilícito? No lo sabemos, aunque hemos oído explicaciones nada convincentes. Cualquiera podía haber comprobado la "venta normal" en ventanillas de correos de los sellos perforados, ahora puras para su ingreso en exposiciones patrocinadas por la Federación Internacional.

A partir de la serie de "Famosos Escritores", emitida el 11 de junio de 1966, el catálogo francés Yvert et Tellier, tradicionalmente el más empleado en el Paraguay, dejó de incluir estas emisiones, siguiendo la línea adoptada por los dos grandes de expresión inglesa. Luego de unos años de pausa cambió parcialmente su actitud con incorporaciones escuetas y en letras pequeñas, que equivalen en este caso a sellos. . . cuya emisión no responde a ninguna necesidad postal" (Clef du catalogue). Amén de esto, el catálogo galo eliminó toda reproducción de esos sellos. Ya no cita detalles de los valores coma ser sus colores, dentados, diseños, etc. Aplaudimos esta postura salvo en lo referente a los sellos de venta normal, también así injustamente tratados de un tiempo a esta parte.

La "Financiera Panameña Delta S. A." con su representante establecido sobre las calles Tte. Delgado y Gral., Santos propuso un nuevo plan de emisiones, ya casi cumplido el anterior. Por decreto originado en el Ministerio de Hacienda, la D. G. de C. quedó autorizada, a partir del 6 de diciembre de 1966, a editar un total de doce series de sellos y hojitas. Era el mismo día en que por otro decreto se consideraba intervenida la Dirección General por razonas de servicio. Sus compras gozaron en adelante de un descuento del 14 %, siempre sobre el valor marcado en las sellos. (Dec. N° 23.183 y 23.185 resp.).

Mientras, por decreto N° 24.450 del 10 de febrero de 1967 se autorizó la circulación de los timbres adicionales mencionados por Ley N° 490 de 1957. Emanado del Ministerio de Defensa, aquél dejaba vislumbrar que otro grupo comercial había logrado el manejo de estos sellos y hojitas. Se llamaba "Cofinú S. A." (En formación) y había obtenido el 90 % de los mismos, que principiaban a emitirse con valor unitario de 0,50 guaraníes. Fueron impresos en el Uruguay. Nuestra filatelia sufría otro trastorno puesto que el art. 3° aclaraba que "Los timbres y hojas recordatorios llevarán la leyenda Correos del Paraguay. . .", hecho que sé prestaba a confusión si recordamos que carecían de valor de franqueo.

Estos sellos debían rechazarse del mismo modo que los demás contratados. El C.F.P. dispuso una buena campaña en contra de ellos, tan nocivos desde el punto de vista filatélica coma los otros. El contraste con su notorio silencio sobre los sellos de venta idénticamente restringida saltaba a la vista: Varias disposiciones oficiales fueron necesarias para permitir y regular la emisión de estas piezas adicionales.

Tal, la promulgada en fecha 13 de diciembre de 1968. En un corto tiempo, cuatro grupos de sellos y hojitas recordatorios emitidos marcaron su ocaso; su existencia legal acabaría años después al fusionarse las autorizaciones de los sellos por emitirse. El total previsto correspondía a doce series individuales.

Con anterioridad, y bajo el N° 27.631 del 5 de julio de 1967, se había promulgado otro decreto en favor de "Financiera Panameña Delta S. A." que ampliaba el anterior del pasado 6 de diciembre. Su incorporación representó una nueva autorización para el correo paraguayo de emitir doce series de sellos postales en las condiciones tradicionales.

A manera de paréntesis vertiremos algunos conceptos sobre la postura del periodismo nacional en lo que respecta a estos contratos, La prensa escrita nunca tomó partido en tratar los otorgamientos de sellos postales en un 90 % a sociedades anónimas. Salvo excepciones en sueltos políticamente opositores que enfocaron el tema con sentido político, ajeno al caso, y que no llegaron nunca a la médula del asunto porque se circunscribían en tratar superficialmente la cuestión económica y no la del desprestigio, la prensa nacional permaneció indiferente. Es de suponer que los diarios capitalinos o semanarios no se ocuparon del tema por falta de datos y conocimientos en la materia, que comprendemos, es muy particular. Son desconocidos los editoriales o artículos al respecto, y las veces que sus columnas hicieron referencia fue como intermediarias para "solicitadas" y "cartas abiertas". Ojalá que tras los datos entregados en estas páginas, la prensa tome cartas en el asunto, sopese el pro y el contra, sondee a la opinión pública y opine objetivamente. En estos pensamientos hay ante todo objetividad filatélica, y ello no es comprensible de buenas a primeras. Es menester comprobar una vez más que de los roces saltan las chispas que pueden aclarar el panorama para bien de quienes siguen errados.

Por decreto N° 5.777 del 25 de junio de 1969 se modificó el art. 2° del anterior instrumento resolutivo en lo referente a los timbres adicionales. Quedaba a exclusiva competencia del Ministerio de Defensa, el decidir sobre los temas, diseños, colores, tamaños y tipos de impresión. De igual modo fue modificado el art. 4° del decreto N° 24.450.

El 9 de julio de 1969 fue lanzada una nueva serie correspondiente al decreto N° 27.631 del 5 de julio de 1967, segundo grupo. Ante la sorpresa general, todos los valores se duplicaron, demediándose las cantidades de ejemplares por sello. Desde entonces siempre aparecieron dos series simultáneamente sin ninguna relación salvo igual fecha de emisión. Esto hasta el año 1974.

Consecuencia de estas y otras ligerezas, nuestra filatelia paga los platos rotos. Ella paga las cuotas protectoras de sus traficantes, ella se depaupera, ella abona el campo para que germinen otras, ella se desangra mientras otras más fuertes latinoamericanas casi la desconocen y se benefician de anuncios comerciales, de aportes "anónimos", de exposiciones financiadas, de estudios filatélicos comerciales, de catálogos temáticos ilustrados, de series completas de "muestra" y de tantas cositas más; en suma, de espejitos de la colonia.

Es nuestra filatelia la que paga eso y mucho más, en efectivo y con su sufrimiento que impide la aparición de nuevos colegas en el país.

Nos comprometimos desde un inicio a no enfocar el aspecto financiero de estas contratos -de competencia ante todo estatal pero no podemos menos que incorporar algunas cifras dadas por personas conocedoras del tema, y a manera ilustrativa. Servirán para que cada lector- se haga un juicio más próximo al real sobre la cuestión, tal vez el definitivo.

En una extensa "solicitada", inserta en el diario "ABC Color" de Asunción en fecha 13 de agosto de 1970 y firmada J. Kobylanski, se hacía entre otras cosas la siguiente relación, que transcribimos por ser la única que conocemos directamente de un responsable de las firmas concesionarias:

. . . Las emisiones postales con estampillas que vende la firma "Financiera Panameña Delta S. A.", aportan enormes beneficios al Fisco del Paraguay, beneficios qué no existían con anterioridad:

a) Ingresos registrados en concepto de ventas filatélicas desde 1953 hasta 1960, inclusive. Gs. 8.815.898,79

b) Ingresosregistradosdesde1961 hasta 1970, inclusive, conforme a las compras de las firmas que se citan:

Parapol S. R. L. . . . . . . . . . . . . . . . .Gs.    50.224.528,35

PICSA. . . . . . . . … . . . . . . . . . . . . . Gs.   18.453.195,00

F. Delta S. A.       . . . . . . . . . . . . . . .Gs.    91.986.853,00

Gs.    160.664.576,35 (Diario cit.p.7).

Tal la relación precitada. A la primera cifra puede anteponerse otra cuya procedencia merece fe, ya que es una del Director General de Correos. En reunión de prensa del 24 de enero de 1961 decía don Enrique Volta Gaona sobre ventas de sellos postales:

. . En 1960, aun cuando el correo no pudo cumplir totalmente su programa de emisiones -se hizo en un 50 °/o aproximadamente- superó el cálculo de ingresos que le asignó el Ministerio de Hacienda: en vez de 14.000.000 de Gs. aportó casi 17.000.000 de guaraníes". (“La Tribuna", 25 de enero de 1961, p. 5, Asunción)

A la segunda cifra total, que cualquier filatelista estudioso de los sellos) y del valor potencial que representa la filatelia puede analizar, antepondremos una estadística citada por un conocedor de la materia, el Dr. Alberto Nogués, bajo "Nuestros sellos impresos en el extranjero" (Revista de Correos y Telégrafos, año I, N° 1 de enero 1942). Reproducía entre otros datos un cuadro estadístico suministrado por la contaduría de correos. ". . . sobre lo que ha costado cada emisión y lo que hasta la fecha se ha recaudado por venta de las mismas".

 

Paz del Chaco. . . .             2.624.302.45       15.929.683.-       13.305.380.55

Homenaje al Pueblo           1.046.954.08       12.474.575.-        11.427.620.92

Feria Mundial de N. York        757.058.64       4.4.15.910.-         3.658.851.36

Cent. Sello Postal                  713.345.20       2.402.130.-           1.688.784.80

Unión Panamericana              628.930         12.097.212.-          11.468.282.00

Cent. Muerte Dr. Francia       796.970.39       3.429.820.-           2.632.849.61

Total:     44.181.769.24

A deducir gastos transporte aéreo:                                             7.388.601.63

Beneficio líquido:                                                                       36.793.167.61

(Revista citada, p. 24).

Tal el beneficio estatal por seis series vendidas normalmente en el lapso del 15 de agosto de 1939 al 31 de diciembre de 1941. Se estaba en plena 2ª guerra mundial, viviendo la crisis que acarreaba dicha conflagración.

Ahondando nuestro comentario y sin atrevernos a comparar "1 guaraní" de hoy a "1 peso" de entonces, que en cuanto a su valor adquisitivo no está muy lejano y en tarifas postales casi se asemejan, se demostraría que ya hace siete lustros el ingreso por venta de sellos era tal que no precisaba contratos ni intermediarios.

Esto puede volver a obtenerse si se impone una sabia política de reconquista del mercado del coleccionista del Paraguay como país, y luego del de sus sellos como temas. Los gastos por flete serían menores si los sellos se transportasen por vía marítima en caso de una imprenta europea, o por vía terrestre si fuese limítrofe. Mejor aun de ser nacional, lo que ahorraría varias gastos inútiles.

Por los años cuarenta la cuestión era defender los sellos impresos en el extranjero, en lugar de hacerlos acá con maquinarias anticuadas. Con invertir el orden, la situación actual reclamaría su venta normal en el país y en el extranjero, pero sin intermediarios.

Volviendo a la solicitada, aquella señalaba además: "Hoy día, las mejores entradas provenientes de la filatelia las obtienen los países situados detrás de la cortina de hierro; en Sudamérica solamente Cuba. Por esta razón tratan de eliminar de la competencia dentro del mercado filatélico internacional a los países sudamericanos, a fin de incrementar sus ingresos. Es nula la entrada por filatelia que perciben tantas Repúblicas en Sudamérica. La única que en los últimos años recibió entradas por ese concepto es Paraguay. Anteriormente las tenían también Ecuador y Panamá, pero, debido a cambios ocurridos en estos países por escuchar tontos y falsos consejos, las han perdido. . .".

Estos justificativos no merecen otros comentarios que los que se dan a sí mismo el filatelista conocedor, o los responsables de los ingresos filatélicos en América del Sur.

Hasta aquí los elementos traídos a colación sobre el tema, con el único objeto de poner algunos puntos sobré las íes. En otro orden de cosas, las modernas emisiones paraguayas contratadas arrastran notables equivocaciones sin que nadie intente una mejor ordenación y control. Es lamentable porque aun siendo todas restringidas, llevan nuestro nombre y deben dentro de lo posible tratar de paliarse. Esto no excluye su reconocimiento.

Errores ortográficos que pondrían los pelos de punta a la Real Academia de la Lengua Española, ausencia de orientación en muchas frases, reproducciones fuera de lugar, réplica de un ejemplar falso, etc., salpican de incertidumbre estos valores. Y conste que en más de una ocasión se hizo alarde de las "serias" imprentas que actualmente los fabrican. De qué seriedad puede hablarse cuando en letras de molde aparece la palabra "adehsión" en lugar de "adhesión"; cuando se reproduce un sello paraguayo totalmente falso (Yvert N° 4); cuando aparecen textos como el dé ". . . Collins sacó una carta del bordo de la Agená" (cápsula espacial); cuando se reproducen inexistentes ganadores de especialidades olímpicas; cuando se menciona a 1925 como año de fabricación de la locomotora de Stephenson; cuando se invierten los colores de la bandera francesa, y tantos defectos más.

Mucho más laudatorio es consignar por su parte que los sellos impresos aquí en los últimos años carecen de errores, lo cual es de felicitar y merece el aplauso por el modesto empeño de manos nacionales en lograrlos.

Llamamos la atención a quienes dejan en manos de desconocedores de la lengua castellana la confección de los textos de estos sellos; extranjeros que tal vez dominan mejor el inglés, alemán o polaco, o simplemente el mudo idioma de los billetes de banco, pero cuyo acceso al de Cervantes es imperdonable.

En prosecución de nuestra reseña señalemos que el 6 de abril de 1971 se promulgó un decreto bajo el N° 18.730, iniciado en el M.O. P C. Autorizaba a la. D. G. de C. a emitir doce series de sellos postales y hojitas recordatorias sobre el esquema conocido, con un descuento del 10 % para los compradores. Las hojitas recordatorias debían ser de tamaño chico, '`. . . con la estampilla de tamaño grande" (art, 6°), lo cual no se cumplió con varias series. La presentación-solicitud fue hecha por "Delta S. A." y "Cofinú Paraguaya S. A.". Los ingresos se destinaban a la cuenta "Tasas Postales" N° 33, "Filatelia," - Rubro 3002. Como siempre, se mantenían los porcentajes otorgados.

El 8 de junio de 1971 modificáronse por decreto algunos puntos del antedicho instrumento; con alteración de las cantidades y valores. El mismo se había igualmente originado en el M. O. P'. C. Se indicaba que "El Poder Ejecutivo llamará a licitación pública, nacional e internacional, con debida anticipación, para las emisiones futuras de conformidad con la Ley N° 396/56". Que sepamos, esto no se ha cumplido (Decreto N° 19.999).

Desde 1960, es decir, en casi doce años de emisiones normales y contratadas, el correo paraguayo había lanzada un total de 1.314 sellos diferentes: 952 de ellos dentados y 362 sin perforar. Además de 187 hojitas recordatorias diferentes, en cifras que ampliamente superaban a las de las aparecidas en los anteriores noventa años. Quienes creyeron que amainaría el temporal se equivocaron, porque el alud posterior a esa fecha, casi sin óbice, hizo que los guarismos se elevasen aún considerablemente. Hasta fines de 1974 la cantidad de hojitas recordatorias diferentes ascendía a la friolera de 251, la mayor del mundo y a despecho de la filatelia paraguaya.

Mientras en otros núcleos la lucha entre los filatelistas era por la preeminencia en cuanto a conocimientos, aquí era por lo material. Errados estaban los conductores filatélicos; que el resto haya caído tras un soplo coma naipes alineados en pares, es muy comprensible.

Con la circulación a partir del 22 de diciembre de 1971 de una hojita recordatoria en homenaje al escritor ucraniano (!?) Taras Chevtchenko (1814-1861) principiaron a aparecer sobre nuestros sellos nombres e iniciales de comerciantes filatélicos. La costumbre siguió al punto qué hasta la fecha decenas de valores llevan estas inscripciones fuera de lugar.

Los sellos nacionales, que honraban en forma de oropel todo tipo de olimpiada eran rechazados debido a la no participación del Paraguay en los juegos destacados. Este hecho desconoce quién no es filatelista. Los atletas compatriotas presentes en las Olimpiadas de Munido 1972 fueron instrumentos para la obtención de beneficios con su participación y posterior emisión de numerosos sellos (Diario "ABC Color", 18. VIII. 1972, pág. 33:). El matasellos de correo sobre el "Viaje del equipo oficial" a Alemania en esa fecha, logró buenas ganancias aunque sea casi desconocido en nuestro medio. Quien está compenetrado en los manejos de estas emisiones, así lo comprende. Lo confirman de igual apodo los altos precios de estos sellos y sobres.

Por decreto N° 28.252 originado en el Ministerio de Defensa de fecha 11 de septiembre de 1972 se reestructuraron emisiones y se homologaron contratos. "Cofinú Paraguaya S. A.", que había recibido cuatro de las doce series con adicionales, cedió sus derechos, acciones y obligaciones respecto de las autorizadas series de sellos (ocho restantes) a la firma "F. Panameña Delta S.A.", que así obtenía un nuevo total de 17 emisiones reestructuradas para comercializar. Ellas, en dos grupos y con valores inusuales como ser los de guaraníes 4, 5 y 10 c/u. para correo aéreo. Como de costumbre, el 90 % de los sellos impresos o a imprimirse pasaba a sus manos.

Todo esto mientras las "variedades" aparecían para asombro de propios y extraños. El sensato filatelista nacional sabe que san símbolos del descontrol y de la falta de seriedad. Su aparición obliga a ver los sellos normales al conjuro de tales piezas.

El N° 11 del "Michel-Rundschau", año 1972 -suplemento mensual del catálogo alemán Michel que incluye todos los sellos nacionales- trajo una información muy sugestiva: La Dirección General de. Correos del Paraguay anunciaba dos nuevas series mediante reproducción fotográfica de cuatro hojitas, dos de ellas emitidas el 25 de noviembre de ese año: El detalle que muchas pasaron por alto de que ninguna de ellas llevaba impresa su obligatoria numeración (Decreto N° 18.730, art. 6°). La "Litografía Nacional Ltda. Porto" de Portugal, donde se imprimen los sellos, no pudo haber cedido estas hojitas para propaganda, pues, es misión que cumplen las "muestras". Y no son las únicas, pues varios colegas han visto hojitas no numeradas. Con anterioridad, el Michel Rundschau había reproducido otras en tamaño reducido, también sin numeración, la que hace remontar esta irregularidad a bastante tiempo.

Sabemos que décadas atrás los decretos mencionaban el número de series que iba destinado a la U.P.U. de nuestro país, para su correspondiente intercambio con otras administraciones postales. Como una prueba más de la irregularidad de ellas, digamos que las mismas no son remitidas a la U.P.U., razón por la cual se apartan aún más de lo que significa emisiones normales de sellos postales.

En el entretiempo de venta de estos sellos no se descuidaron los destinados al normal uso en los correos. También esporádicos valores que sobraban de emisiones contratadas sirvieron para franquear correspondencia.

Por apartarse del tema central omitimos referirnos a los sellos de venta normal y a las resoluciones que los amparan desde 1961. Existen en proporción saludable y deben tenerse en cuenta.

Mientras tanto, la Federación Interamericana de Filatelia; F1AF, venía confeccionando un proyecto de lista de aquellos sellos que a juicio de ella debían quedar como marcados y excluidos de sus exposiciones por razones obvias. Recibido el proyecto por las entidades federadas, el Centro Filatélico del Paraguay en misiva del 5 de abril de 1973 (Boletín Oficial 1T° 3) se dirigió al Presidente de la Federación Sr. Álvaro Bonilla Lara para referirse a dicha lista, que incluía todos los sellos paraguayos emitidos bajo el régimen de contratos desde el año 1967.

Luego de afirmar los directivos del C. F. P. que la FIAF no podía inmiscuirse en aspectos que eran patrimonio exclusivo de los países soberanos, y aquello de la lucha por la soberanía, el pasado histórico, etc., agregaba:

"No admitimos, señor Presidente, quiera supeditar la labor a lo que diga la "American Philatelic Society", precisamente en este momento en que todos los países latino americanos están estrechando filas para combatir a los intereses creados de los norteamericanos como se ha manifestado en Panamá recientemente y está ocurriendo ahora en Washington" (p, 35) .

Argumentos que en filatelia nada tienen que hacer y son aquí sí, producto de intereses por mantener el sistema de concesión particular.

Pesé a la representación paraguaya del C. F. P., opuesta a la inclusión de nuestros sellos como nocivos, la plenaria filatélica celebrada en Guayaquil, Ecuador, en noviembre de 1973, demostró con argumentos irrefutables que sí eran abusivos y perniciosos. Aprobó su inclusión en la lista, en actitud que merece el aplauso del filatelista honesto. Estos sellos no podrían incluirse en adelante en exposiciones patrocinadas por la F. I. A. F. Había que darse cuenta que los filatelistas no eran benefactores, y que su limitación sería la de los contratistas de sus sellos. Ninguna entidad del gremio deseaba tener en su casa la concesión, pero su actitud había sido, hasta entonces, contemplativa cuando se trataba de suprimirla de un país hermano.

Aunque la aprobada lista-FIAF incluye aún varias series normalmente circuladas en ésta, esperamos que el error se subsane próximamente. El C. F. P, resolvió por su parte marginarse de la federación, sin renunciar de ella.

Ninguna duda cabe que poco costará a cualquier filatelista demostrar que todas los sellos paraguayos impresos en ésta y vendidos libremente se agotaron sin necesidad de descuentos, contratos, etc. Es razón suficiente de que el Paraguay hace mucho tiempo superó una etapa en la cual algunos desean hacernos creer que seguimos.

La edición 1975 del catálogo norteamericano "Scott" ha mejorado notoriamente en lo que hace a la reseña de las emisiones normales. Manteniendo la línea de exclusión radical de los sellos contratados, trae un buen detalle de los vendidos en ventanillas, como correcta orientación paya el filatelista que desea transitar por senderos naturales.       

Y en nuestro medio ha llegado el momento de despejar la ruta de numularios; sólo al numismático puede disculpársele su exagerado apego a las monedas. Porque no debe olvidarse que nuestros sellos pueden beneficiar a muchas entidades caritativas bien necesitadas, sea con otorgamientos totales o con adicionales a su valor nominal como tienen tantos países. ¿Qué esperamos para hacerlo?

Nuestra intención ha sido aquí hacer crítica constructiva para mejorar el futuro de nuestras emisiones postales. Hay colegas capaces de integrar una comisión asesora si se requiere orientación. ¿Por qué no se la convoca?

Con los procederes citados, nuestro "hobby" fue despojado de sus prendas más nobles. Los que habían coleccionado el Paraguay con cariño y con amor hacia sus sellos que jamás dejaron de pintar sus costumbres, su vida misma o su historia salpicada de heroísmo, mantienen la esperanza de volver por el camino normal. A tanto tiempo de la implantación de sus primeros timbres, la filatelia quiere reencontrar su destino en el Paraguay. Quienes la abandonaron temporalmente en sus álbumes; pero no en sus espíritus, están dispuestos a retomar la pinza y a recibir con los brazos abiertos a un hermano que, sin culpa, fue encausado por la mala senda. Sólo así el Paraguay surgirá otra vez para todos las que aprecian aquellas bonitas emisiones de un pasado no lejano -que por éstas circunstancias no dejarán de serlas - que duermen a la espera de una justa rehabilitación.

Rehabilitación por la que venimos luchando al dar a nuestros colegas páginas esclarecedoras, con la fe puesta en una filatelia paraguaya mejor, donde sus sellos puedan ser obtenidos normalmente cuándo y cuántos se deseen para satisfacción personal y de los filatelistas corresponsales que admitan al Paraguay nuevamente en sus bibliotecas, en sus álbumes y en sus corazones.

La filatelia es una rama cultural que alcanzará en el futuro una proyección superior a la actual. Sin querer ni por asomo condensar las ciencias, es sí capaz de constituirse en una biblioteca con anaqueles abiertos para nutrir al visitante de historia, de geografía, de ciencias naturales. Si los modernos sellos paraguayos no están en su amplia mayoría capacitados de ilustrar por lo menos sobre el país a los coleccionistas extranjeros que buscan tales ejemplares, mal podría pretenderse que otros países dedicados a la tarea de llevar al mundo a través de sus sellos, sus realizaciones más dignas, lo hagan.

Que los hombres van y las ideas quedan no lo inventamos nosotros: Esperamos que se actualice y se arrime a nuestra realidad filatélica cotidiana. Resaltará a simple vista el cambio operado.

Una filatelia ensanchada y rica es el fin; lo material, si se tiene la fortuna de poseerlo bien habido, debe ser sólo un medio. Distorsionando la lógica como sucede al convertir a la filatelia en el medio con objeto de llegar a la material, es pura hipocresía. Quienquiera que conozca nuestra situación está impelido -si actúa de buena fe- a cambiarla y a hacerla más llevadera.

La realidad es ésa, y depende del esfuerzo que se realice en un futuro para modificarla para bien. Continuar como hasta hoy equivaldría a quedar marcados por los que vendrán. Este mensaje, tan normal en otras latitudes, no hallaría el eco deseado y se perdería como uno más.

Conservamos pese a ello la esperanza de que no todo esté perdido.

Y ojalá pronto lo resumido en este último capítulo dejé de tener validez y pase a la historia para quedar en el recuerdo como un manchón, producto de años de incomprensión e indiferencia hacia lo que busca la filatelia de hondo sentido: un permanente encuentro con la verdad, mediante auténticos sellos.

Porque si a grandes males, grandes remedios, creemos que no nos resta otra salida que la puesta aquí a consideración, La última palabra no es, empero, la nuestra.

 

 

 

Fuente (enlace interno) :

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FILATELIA, CORREOS Y SELLOS PARAGUAYOS
 
 
MUNDO FILATELICO
 
BUENOS AIRES – ASUNCIÓN
 
1975
 
 
 
 

 

 

 

 





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