EL PROCESO Y EL PRO SESO
Desde El Ybytyruzú
Por CAIO SCAVONE
caio.scavone@abc.com.py
Después de cada fracaso que padecemos los paraguayos en cualquier momento de nuestra vida, la palabra mágica que solucionará todas las frustraciones, los desengaños y los acontecimientos que decepcionan ocurrirá con el “proceso”.
Y hablamos de las desilusiones que nos dejan la política partidaria, el manejo educativo, en el quehacer económico y, ni qué decir, en el campo deportivo, sobre todo lo que nos pasa en un campo de fútbol después del baile que nos dieron los franceses para que todos piensen nuevamente en que la solución debe deslizarse sobre un necesario y urgente proceso.
Las frustraciones que tienen los pequeños agricultores ya se tornan alarmantes, no existe un cultivo con el rótulo de buque insignia que consiga llevarles lejos del oleaje que les empapa de pérdidas, desgracias e infortunios. La agricultura familiar y su mala praxis, con subsidios y populismos de parches solo canta alguna comida y ventajas para hoy y hambre para mañana. Los emplastos populistas momentáneos son los que permiten que las corrientes contrarias a cualquier gobierno de turno proponen que debe realizarse el nunca bien ponderado proceso.
En materia de salud la atención médica está cada vez más deficitaria y enferma. Los puestos sanitarios de las capitales departamentales se llenan de pacientes arreados por alguna autoridad partidaria de la zona que se llega con un regimiento de pacientes cuando que la política sanitaria no debe permitir esa gentil práctica de usar el dinero público para llegarse a un centro asistencial. Lo que un proceso debe hacer es procurar que el líder partidario de la región no lleve enfermos al hospital sino gestionar que la gente no se enferme ni se luzca comprando ataudes con la plata del pueblo.
En materia de deportes y específicamente con el fútbol el proceso consiste en chuparse todo el enorme caudal de dinero que este campo proporciona. La matufia ocurrida y comprobada en muchos dirigentes futbolísticos refleja que el proceso solo se hace para que los sinvergüenzas tengan aun más y se debilite el fútbol con poca presencia de espectadores, referís mediocres, directores técnicos torpes y un nivel futbolístico deprimente.
Y el proceso no equivale a tener la varita mágica que transforme todo en un instante. Consiste en un conjunto de procedimientos que lleva su tiempo para evolucionar paulatinamente el estancamiento en desarrollo. Para eso existe la planificación que nos dirá el cómo, el para, el quién, el cuándo y el cuánto costará el proceso. Que se conozca, al final de cada proceso en este país, los resultados solo sirven para deglutir polietileno y para recomenzar todo de cero.
Todo proceso en el Paraguay debe iniciarse con un pro seso como sinónimo de cerebro, capacidad e inteligencia y eso no se consigue con una tallarinada o pollada que se realiza para salvar una situación de emergencia. Pocos son los que usan el cerebro para las ideas y hechos brillantes y muchos lo utilizan solo para el beneficio propio.
Con el proceso paraguayo se tienen los candidatos mequetrefes a cargos públicos, cranean estrategias equivocadas para cambiar gobernadores, conciben cerebrales maniobras que no sirven para enmendar sus limitadas neuronas, solo sirven para insensatos proyectos y conseguir firmas de los inquilinos de camposantos, para suspender a fiscales que cumplen con sus obligaciones y para discriminar, como criminales que son, la entrega de comida a los que chapotean en los hoy muchos pantanos del Ñeembucú.
Todo proceso debe iniciarse en este país con un pro seso pero de eso, de la sensatez, del conocimiento y de la inteligencia estamos cada vez más lejos...
Fuente: ABC Color - Edición Impresa
Sección OPINIÓN
Martes, 06 de Junio de 2017
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