CRIMEN ORGANIZADO EN PARAGUAY
SEGUNDA PARTE
LA MAFIA PARAGUAYA
EL STRONATO
CONSTRUCTIVO GOBIERNO
Por ANÍBAL MIRANDA
En su discurso inaugural del 20 de enero 1961, el presidente John F. Kennedy propuso la formación de una alianza entre Estados Unidos y las hermanas repúblicas del continente para acometer la empresa del desarrollo que abarcaría desde México hasta Argentina. En la Conferencia Interamericana de Punta del Este que se realizó en agosto aquel mismo año la Alianza para el Progreso fue formalmente establecida. Los gobiernos de las repúblicas hermanas, salvo el de Cuba, adoptaron gustosos aquel compromiso que implicaba por parte de Estados Unidos desembolsar unos USD 20.000 millones en 10 años para financiar proyectos de desarrollo económico-social y estabilizar los precios de materias primas que constituían la base de las exportaciones de América Latina. El Gobierno de Cuba tenía motivos de peso para desconfiar de las intenciones de Washington ya que en abril 1961 su territorio fue invadido por unos 1.700 contrarrevolucionarios cubanos entrenados por los norteamericanos y transportados en navíos contratados por la CIA. Aquella operación que apenas logró una precaria cabecera de puente en bahía de Cochinos (playa Girón para Cuba) terminó en 3 días con el fracaso de la fuerza invasora, La asistencia soviética a la isla que ya era sustancial en los campos económico y de defensa se incrementó notablemente desde ese punto con el ingreso de miles de asesores militares, técnicos y personal de apoyo enviados por Moscú.
La Alianza para el Progreso fue la respuesta de Washington para contrarrestar el nexo Moscú-La Habana y el surgimiento de movimientos insurgentes en la región. Componente político-económico de una estrategia más amplia, la Alianza tuvo como propósitos desgastar, aislar y eventualmente tumbar al Gobierno liderado por Fidel Castro, prevenir la instalación de gobiernos aliados a éste o prosoviéticos en los demás países y en una visión de conjunto, afrontar la amenaza comunista. En preparación de la Conferencia de Punta del Este el enviado especial de Kennedy, embajador Adlai Stevenson, visitó las Díez capitales sudamericanas a objeto de "considerar todos los medios y vías para mejorar la cooperación entre Norte y Sudamérica". Luego de entrevistarse con el presidente Janio Quadros en Rio de Janeiro, voló a Asunción donde fue recibido por Stroessner en medio de honores militares. En la entrevista que tuvo lugar en el Palacio de Gobierno, Stroessner expuso su tema favorito: más ayuda norteamericana para afrontar la amenaza comunista. Declaró que deseaba la participación de los partidos de oposición en el Congreso a través de elecciones. El día anterior había obligado a retornar al territorio argentino a Carlos Pastore y Rafal Franco y expulsado a Jorge H. Escobar, quienes como representantes de los partidos Liberal, Febrerista y Demócrata Cristiano intentaron obtener una entrevista con Stevenson.
Antes de abordar su avión de vuelta, Stevenson declaró que había llevado al presidente Stroessner la perspectiva de Estados Unidos sobre el obstáculo a la cooperación económica por el clima de tensión política existente en Paraguay. Stroessner le aseguró que se harían elecciones nacionales libres, limpias y esperaba que "todos los paraguayos tanto aquí como los que están afuera participen". En la evaluación de los resultados de su extensa gira y en relación a Paraguay, el enviado norteamericano expresó más adelante:
"El general Stroessner está claramente al mando. Su liderazgo está muy próximo a un estado totalitario-policial hasta ahora. Pero él se ve remiso, y espero que estas opiniones se vean desmentidas en un futuro cercano, a cumplir su promesa de democratización. Algunos observadores creen que las fuerzas subversivas, o por lo menos comunistas, son más poderosas de lo que parecen. Pero tengo gran esperanza por Paraguay..."1/.
En cuanto a las cuestiones objetivas de interés para Estados Unidos que encontró en América del Sur, Stevenson fue muy descriptivo. Dijo él:
"Hay una gran simpatía popular hacia los objetivos proclamados de la revolución cubana, incluyendo la reforma agraria, la educación popular, igualdad social, fin de la influencia del capital extranjero y desafío al coloso yanqui. El fracaso del intento de invasión de abril añadió ímpetu a la penetración comunista de Castro en cuanto el extremismo de izquierda en América Latina pareció inmune a las represalias de Estados Unidos... la abortada invasión a Cuba, unida a revelaciones públicas y controversias, no mejoró la opinión latinoamericana hacia Estados Unidos -creo que debemos reconocer esto dado que la no intervención es todavía un artículo cardinal de fe en todo nuestro buen vecindario. Pero creo que hay mucho de frustración no manifiesta, en realidad, porque la invasión falló" 2/.
REGLAS DE JUEGO
Las reglas de juego quedaron acordadas con el distinguido enviado del presidente Kennedy para que Stroessner continuase recibiendo ayuda norteamericana: participación opositora en las elecciones y acceso al Congreso. El necesitaba dinero para seguir pagando la lealtad de sus subordinados y, si bien con renuencia, para extender los beneficios a la oposición. Instruyó a J. Bernardino Gorostiaga, Tomás Romero Pereira, Edgar L. Ynsfrán y compañía para hacer trato solamente con los Liberales "que no sean bolches". Las instrucciones del jefe fueron cabalmente cumplimentadas, habiendo de por medio conversaciones previas con un grupo encabezado por los hermanos Carlos y Fernando Levi Ruffinelli. Los demás paraguayos dentro y fuera del país podían seguir esperando hasta comportarse debidamente, esto es, con respeto hacia el Superior Gobierno.
En el curso de aquel año hubo gestiones importantes que complementaron las conversaciones Stevenson-Stroessner. Arribaron de visita el canciller Diógenes Taboada de Argentina y el presidente del Consejo de Estado de Uruguay Eduardo Víctor Haedo. En una segunda visita, Stroessner impuso a Haedo la Orden Nacional del Mérito en el grado Gran Collar Mariscal Francisco Solano López por sus relevantes servicios a favor de las relaciones paraguayo-uruguayas. Pero las entrevistas de mayores resultados prácticos para el dictador paraguayo fueron con Arturo Frondizi en julio 1961 y noviembre 1961, en las cuales se trató el problema de los exiliados que continuaban sus actividades subversivas del otro lado de la frontera. Frondizi prometió detener esas actividades y en efecto ordenó implementar un dispositivo de control para cancelar lo que restaba de las organizaciones paraguayas insurgentes. Stroessner se refirió a tales entrevistas: "contribuyeron para que las autoridades argentinas tomaran un conocimiento más directo del problema de fronteras y se realizara consecuentemente un control firme y eficaz de la zona fronteriza, evitándose así la repetición de incursiones de maleantes políticos al Paraguay" 3/.
El apoyo de las autoridades militares y de gendarmería argentinas a los exiliados paraguayos cesó cuando quedó patente que éstos no contaban con capacidad suficiente para echar a Stroessner. Además Frondizi estaba teniendo problemas graves a raíz de su política interna respecto de los peronistas, considerada débil por los militares, a la que se agregó más tarde la negativa de expulsar del seno de la OEA al Gobierno de Cuba. La resolución pertinente fue adoptada en la 8a. Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores que tuvo lugar en Punta del Este a fines de enero 1962. En ella el ministro Sapena Pastor hizo una reseña de la "intervención comunista en los asuntos internos de Paraguay", señalando entre otros que poco después de haber llegado a Asunción el encargado de negocios de Cuba Héctor Gallo Portielles fue expulsado por haber tomado contacto con elementos comunistas y personeros de movimientos subversivos. Mencionó asimismo que "a mediados de 1960 un grupo de 25 comunistas paraguayos recibió adiestramiento para comandantes de guerrilla en La Habana, bajo la dirección de técnicos rusos, chinos y checoslovacos (sic)... el aporte financiero de Cuba, o de Rusia a través de Cuba, para crear y mantener un constante estado de subversión en el Paraguay fue considerable. Fuertes sumas de dinero fueron entregadas al Partido Comunista, Sección Paraguay, y también a ciertos elementos castristas de los partidos Liberal y Febrerista. La mayor parte de estos aportes fueron invertidos en la adquisición de armas, pertrechos, elementos sanitarios, comestible, mantenimiento de campos de adiestramiento y en anticipos de las sumas prometidas a cada uno de los futuros invasores, a quienes ofrecieron además el reparto de todas las casas, de las haciendas, las tierras y negocios que tomaran en Paraguay". Denunció diversos intentos de invasión que se produjeron desde abril 1958. En abril y junio 1960 las incursiones armadas aumentaron por parte del 14 de Mayo y FULNA, principalmente a través de Argentina, las que afectaron los departamentos de Itapúa, Alto Paraná y Guairá. Esas acciones, añadió Sapena Pastor, continuaron hasta mayo 1961 y las calificó de "importante infiltración comunista apoyada por Cuba". La 8° Reunión de Consulta resolvió por mayoría de votos de los estados miembros expulsar al Gobierno de Cuba de la OEA y Junta Interamericana de Defensa, prohibir el comercio de armas con Cuba y establecer el principio de incompatibilidad del marxismo-leninismo con el sistema interamericano. El presidente cubano Osvaldo Dorticós no pudo evitar la resolución de expulsión tomada con el voto en contra de Cuba, la abstención de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México 4/.
Previa dicha reunión de la OEA, el Partido Colorado por decisión de la Junta de Gobierno había emitido un comunicado en fecha 2 de mayo 1961 con los siguientes puntos: 1° Repudia al régimen político comunista imperante en la República de Cuba; 2° La solidaridad y la seguridad de los estados americanos se halla amenazada por la agresiva política comunista del gobierno cubano; 3° Condena la política de intervención que desarrolla el Gobierno de Cuba en el continente americano.
Durante el año 1961 el Gobierno de Paraguay suscribió convenios crediticios con el Fondo de Préstamos para el Desarrollo (DLF/Estados Unidos), Banco Interamericano de Desarrollo y Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial por un total de USD 17.3 millones. Mediante el programa PL-480 de Estados Unidos obtuvo otros USD 6.9 millones, de los cuales un 40 por ciento en concepto de donaciones, además la recomendación del Gobierno de Estados Unidos al BID para que se destinase más créditos blandos a infraestructura en Paraguay. El irrestricto alineamiento del régimen paraguayo a Washington daba sus frutos, y rápido. La deuda externa iba saltando como una línea quebrada, hacia arriba, pero a Stroessner eso le tenía sin cuidado. Era más importante hacer que la política anticomunista trajera dinero. Los gastos no cesaban de subir tampoco, siendo los mayores incrementos para los ministerios de Defensa, Interior y Educación. Gastos extras se canalizaban por trabajos de unidades del Ejército en construcción de caminos y puentes (con MOPC), extensión de agua corriente (con CORPOSANA), préstamos a jefes militares del Banco Nacional de Fomento y transacciones en COPACAR, acción cívica y otros rubros extraídos del presupuesto tal como reseñan los informes del FMI 5/.
Entre 1960 y 1970 el total de préstamos efectivamente desembolsados pasó de USD 33 millones a USD 152 millones, para ascender a USD 862 millones en 1980. Varias empresas y agencias públicas fueron creadas, a saber:
1954 - CORPOSANA 1961 - BNF
1962 - IPVU y Secretaría Técnica de Planificación
1963 - LAP, INTN, Instituto de Bienestar Rural, Programa Nacional de Colonización y Dirección de Colonización Militar
1965 - FCCAL [reestructuración]
1967/1968 - PRONIEGA, Programa Nacional del Trigo, Programa Nacional de Soja, Programa Nacional del Tabaco. Caja de Jubilaciones y Pensiones del Personal de la ANDE. Caja de Jubilaciones y Pensiones del Personal Municipal
1969 - Fondo Ganadero
1971 - BNAPV e Instituto de Desarrollo Municipal
1974 - Entidad Binacional Itaipú y Entidad Binacional Yacyretá
Otros desde 1963 - BNT, INC, PETROPAR, ACEPAR, FME [reestructuración], LATN, diversas facultades e institutos de la UNA.
En cada una de esas dependencias y entidades los afiliados Colorados encontraron fuente de empleo, los respectivos presidentes, consejeros y gerentes fuente de enriquecimiento al margen de las remuneraciones, y el círculo del poder una herramienta de doble utilidad. Primero, para controlar la fuerza de trabajo del sector público y dependientes por el lado del ingreso a la vez de usarla cual electorado cautivo. Esto posibilitó una graduación en la aplicación de la fuerza a propósito de someter a la población, sujetándola opcionalmente por el estómago y la mente. Segundo, para extraer de cada empresa pública que entraba a funcionar el dividendo correspondiente vía contratos arreglados y diversas formas de desvío de fondos que engrosaron las cuentas de los jefes. A los nucleados en la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (FEPRINCO), Asociación Rural del Paraguay (ARP), Cámara Paraguaya de Bancos, Cámara de Importadores y otras similares les tocó franquicias y exenciones para juntar y mover libremente el capital doméstico, habida cuenta las excepciones honrosas que hubo. Con los ministerios y entes acaparados para el saqueo institucionalizado más la colaboración y participación de hacendados, latifundistas y financistas se conformó una corporación de extensión nacional.
Aquella corporación se construyó siguiendo el modelo totalitario. Más centralizada que el Estado Novo diseñado por Getúlio Vargas -el primer presidente brasileño en visitar Paraguay en 1941 e iniciador de la relación privilegiada entre ambos países, profundizada por Kubitschek y los regímenes militares posteriores- devino viable por las condicionantes de la Guerra Fría. Para Washington esta anomalía totalitaria no fue obstáculo a la estrecha coordinación política con Asunción, dentro de su estrategia de seguridad hemisférica. Los créditos, asistencia técnica y militar norteamericana se dirigieron a estimular la producción a través de la reforma monetaria, fiscal y crediticia, la modernización de la estructura agraria y la educación, aumentando al mismo tiempo la capacidad de destrucción de focos insurreccionales y neutralización de las demás formas de organización popular. Stroessner puso en marcha lo que le instruyeron sus principales proveedores, revolución pacífica, reforma agraria, democratización, acción cívica, modernización institucional. Para lo que se propuso y en comparación a la sumatoria de lo realizado por gobiernos anteriores desde 1870, los logros materiales fueron extraordinarios. Como lo dijo sin ambages Felipe Herrera, presidente del BID, "aquí en el Paraguay se está operando una vigorosa transformación económica y social. Aquí se está viviendo una democracia del trabajo, una democracia efectiva en la cual el esfuerzo humano comienza al salir el sol y en la que vuestra preocupación por el destino de vuestro país y de vuestra familia no termina al ponerse el sol" `/
CORPORACIÓN COLORADO - MILITAR
LEGITIMACIÓN DEL RÉGIMEN
Con la corporación militar-partidaria firmemente instalada y bajo su control directo, a Stroessner le fue cómodo y rentable abrir espacio a una facción domeñada de la oposición. Ello le significaría de una buena vez complacer las exigencias de democratización insistentemente repetidas de fuera. Adlai Stevenson lo puso sobre la mesa con franqueza y sin rodeos, con autoridad de directiva presidencial. Stroessner sabía a quién responder y cómo hacerlo para lo que consideraba esencial: conseguir el dinero. Todo lo demás que se pudiera argumentar, con o sin buenas palabras, resultaba secundario. El era una persona práctica, absolutamente realista en cuanto a los intereses que había forjado. Aprovechó pues la fragmentación opositora para hacer su movida, teniendo a mano la Ley N° 600 promulgada en 1960 sobre reforma electoral que permitía el monopolio de la inscripción de votantes, preparación del acto comicial, votación, supervisión, escrutinio y difusión de resultados por parte del Partido Colorado. Sin negociar con ningún partido, aceptó que una facción minoritaria del directorio del Partido Liberal en Asunción entrase a competir en las elecciones generales de 1963. Este fue el Movimiento Renovación que tenía como presidente a Carlos Levi Ruffinelli y Guido M. Sisa de secretario. Stroessner eligió su oposición, con mano dura como le era habitual.
El candidato de la fracción del Partido Liberal reconocida, Ernesto Gavilán, obtuvo menos del 8 por ciento de los votos contra 91 por ciento para Stroessner. En premio a ese acto Carlos Levi Ruffinelli, Fernando Levi Ruffinelli y un selecto cuerpo de acólitos con impecables credenciales anticomunistas y antiexiliados ingresaron al Congreso. Ernesto Gavilán fue enviado como jefe de misión en Gran Bretaña. El comité ejecutivo del Partido Febrerista solicitó y obtuvo su reconocimiento legal para participar en las elecciones municipales de octubre 1965. De modo que ya fueron 3 los partidos en disputa por puestos electivos. A través del vocero El Pueblo, el Partido Febrerista había convocado a los demás partidos políticos a condenar la subversión como medio de conquistar el poder y el empleo de la fuerza como manera de retenerlo contra la voluntad popular. Afirmó además en otra nota que "para derrotar al comunismo es necesario oponerle una ideología revolucionaria... la batalla hay que ganarla en los espíritus y en las bases socioeconómicas". El PRF se declaraba anticomunista y según su vocero, el líder Rafael Franco debía figurar a la cabeza de los anticomunistas pues durante su gobierno se dictó el decreto que puso al Partido Comunista fuera de la ley 7/. Más adelante y ante la noticia que operaba una radio subversiva por medio de la cual se instaba a los paraguayos a emprender el camino de la lucha armada, respondió: "Esta guerra radiofónica revela la ceguera y extravío en que persisten los enemigos de nuestro pueblo, que desde sus cómodos refugios en el país vecino (Argentina) y en el Uruguay reinciden en la fratricida fórmula del choque armado. Industriales del odio, acorralados por el comunismo apátrida, convocan al pueblo a luchar pero ellos permanecen a prudente distancia..." Los artículos de admiración al presidente Kennedy y a la política exterior de Estados Unidos fueron usuales 8/.
Aquel año se produjeron dos hechos singulares. En Asunción se reunió el VIII Congreso Obrero convocado por la Confederación Paraguaya de Trabajadores, con una directiva totalmente dependiente de la Junta de Gobierno y el Ministerio de Justicia y Trabajo. Su resolución más importante fue solicitar al Congreso que dictara una ley para elevar a Stroessner al grado de mariscal de Ejército sólo Francisco Solano López y José Félix Estigarribia habían recibido póstumamente tal graduación por haber comandado las fuerzas paraguayas contra La Triple Alianza y guerra del Chaco respectivamente. Por otra resolución solicitaba al Superior Gobierno un reajuste del salario del 30 por ciento. Ni uno ni otro pedido fue atendido, quedando claro que lo previsto unos años antes por el ministro Ynsfrán ("el espinazo de los obreros debe ser quebrado") se cumplió. CPT no parecía siquiera una seccional Colorada de tan arrastrada que andaba.
El otro evento fue algo más movido. El presidente Lyndon Johnson envió los marines a restablecer el orden en Santo Domingo. Acto seguido solicitó la convocatoria a una sesión urgente de los representantes ministeriales ante la OEA para tratar la situación dominicana. Del 1° al 6 de mayo 1965 se realizó la 10a. Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores en Washington que decidió instalar una comisión especial para restablecer la paz en aquel país, integrar una fuerza interamericana de paz y al efecto pedir a los estados miembros las tropas necesarias para actuar bajo un comandante norteamericano y un subcomandante brasileño. Stroessner puso a disposición de Estados Unidos, a través de la OEA, un contingente bajo la orden del coronel Roberto Cubas Barbota. El 25 de junio 1965 salió para Santo Domingo la fuerza paraguaya compuesta de un batallón de Infantería, al que siguió poco después un pelotón de Transmisiones. Concluidas las elecciones presidenciales con la victoria del exasociado del dictador Rafael Trujillo, el populista Joaquín Balaguer, los militares comandados por Cubas Barboza retornaron al país 9/. Fue una misión de pocas semanas para los paraguayos, pero significativa para el Gobierno de Estados Unidos ya que confirmó la subordinación e identificación de Stroessner con la política de intervención dictada por la Casa Blanca. La gentileza sería adecuadamente retribuida cuando Stroessner visitó Washington en marzo 1968. Johnson lo recibió y atendió con deferencia el nuevo paquete de préstamo solicitado por su visitante.
Apoyo de Brasilia y Washington mediante y remitido el peligro de invasión desde territorio argentino, el régimen paraguayo tuvo amplío espacio de maniobra para diluir cualquier resto de oposición mediante el formalismo legal y la cooptación. Convocó a una Convención Nacional Constituyente para elaborar una nueva Constitución en reemplazo de la tan cuestionada que se hallaba vigente -todos los partidos y hasta movimientos del exilio coincidían en que ahí radicaba el principio de la problemática nacional. Como segundo paso en ese fino proceso permitió que el Partido Liberal, Partido Liberal Radical y Partido Febrerista participaran en la elaboración de la nueva carta magna con convencionales electos en medio de estrictas medidas policiales, censura de prensa, con padrones manipulados a gusto y antojo de la Junta Electoral Central que era un apéndice del Partido Colorado. Quedaron fuera el Partido Comunista, Partido Demócrata Cristiano, MOPOCO y toda esa vasta corriente de oposición en el exilio que se había involucrado, apoyado o al menos sospechado de haber alentado la subversión. En la Convención llevaron la voz cantante Juan R. Chaves, J. Bernardino Gorostiaga, Ezequiel González Alsina, Juan Manuel Frutos y los nuevos delfines Luis María Argaña y Carlos A. Saldívar. Francisco Sánchez Palacios y Francisco Sosa Jovellanos por el Partido Febrerista, Carlos Levi Ruffinelli y Fernando Levi Ruffinelli por el Partido Liberal, Carlos Alberto González, Justo Pastor Benítez, Rodrigo Campos Cervera y Rafael Eladio Velázquez por el Partido Liberal Radical complementaron con elegantes argumentaciones el debate. Era trascendente lo que se trataba pero sin sustancia ya que el proyecto arrimado por el Partido Colorado fue aprobado in extenso, con algunos retoques pro-forma 10/.
Todo lo que interesaba a Stroessner se incorporó al texto constitucional: facultad presidencial de decretar el estado de sitio, disolver el Congreso, nombrar a los miembros de la Corte Suprema y demás magistrados judiciales, dictar decretos con fuerza de ley. El presidente era inimputable por ausencia de juicio político y así continuó. Sobre todo le interesaba mantenerse en el poder y ése fue el objetivo primario de poner a punto una nueva Constitución. Le permitió comenzar de nuevo, presentarse como candidato por 2 períodos más y ganar a una oposición que aceptó entrar al juego. Esta ya no pudo argüir que el sistema político le vedaba el ingreso o que el Gobierno fuera ilegítimo. Para probarlo ante el mundo la Junta Electoral Central convocó a elecciones generales para febrero 1968 y de ellas participaron los 4 partidos que habían refrendado el texto que la Junta de Gobierno les puso enfrente. La democratización seguía avanzando.
Stroessner volvió a ganar por amplio margen, 71 por ciento de los votos. La primera minoría correspondió al Partido Liberal Radical con 21 por ciento de los votos. PL y PRF se repartieron otro 7 por ciento. Con la investidura presidencial firme en sus manos, Stroessner pasó a desempeñarse por otro período de 5 años con el aval de la oposición que ingresó a ambas Cámaras, Diputados y. Senadores. En términos estrictamente políticos la dictadura desapareció desde el momento que se honró el pluripartidismo. La oposición rentada se hizo parte del Gobierno. Solamente quedaba perfeccionar de ahí en más la democracia. Así se hizo mediante la propaganda política, insistente y repetitiva, que encontró lugar hasta en los libros escolares.
"La reforma agraria es la bandera agrarista de la Revolución Pacífica".
"La reforma agraria que estamos ejecutando con voluntad inspirada en el ideal de la justicia social es una de las realizaciones más trascendentes de mi Gobierno".
"Suscribimos y practicamos, con la honradez de nuestros sentimientos cristianos, los principios humanísticos de la Revolución Pacífica".
"El hombre con tierra, sustantivado por la responsabilidad y la oportunidad, es el mejor título que acredita a la Revolución Pacífica del Coloradismo".
Frases de Stroessner. Su lugarteniente Juan R. Chaves, presidente del Partido Colorado y presidente del Congreso Nacional, no podía sino decir otro tanto.
"La reforma agraria es la mejor Revolución Pacífica que conoce el Paraguay desde su independencia".
"La reforma agraria se inspira en los principios nacionalistas, cristianos y revolucionarios del Coloradismo paraguayo".
"La época de tierras sin hombre y hombres sin tierra ha sido superada porque el Gobierno ha sabido amalgamar voluntades, transformar estructuras injustas, en un plan pacífico de justas reivindicaciones"
Juan Manuel Frutos concluía con estos conceptos:
"La reforma agraria Colorada es un proceso revolucionario pacífico, nacionalista y antioligárquico. Una minoría plutocrática es cancelada en sus privilegios por los principios redentores de la Justicia Social. Los nuevos propietarios rurales son provenientes en mayoría de áreas minifundiarias donde no eran dueños de nada, ni de la más elemental dignidad humana. Ahora son dueños de sus tierras, gozan de estima y calificación social, económica y política... en pleno desarrollo en toda la dimensión de la capacidad creadora y civilizadora del hombre paraguayo en quien creemos y con quien creamos y crecemos" 11/.
A juzgar por el mensaje, Stroessner dejó las revoluciones norteamericana, soviética, china, cubana y todas las precedentes a la altura de un poroto. Los reaccionarios, los malos paraguayos y los antirrevolucionarios, la oligarquía y la plutocracia, a todos ellos de un solo golpe venció el Coloradismo de la Revolución Pacífica, esencia de la Patria.
ESTADO DE SITIO Y NEGOCIOS
La extracción de porcentaje por contrato de obras y provisión de insumos a las reparticiones ministeriales, militares y empresas estatales, el vaciamiento de instituciones financieras, la especulación con tierras fiscales, el contrabando en sus diferentes modalidades, la coima o soborno, los préstamos de la banca pública sin garantía real que pasaron a fondo perdido, los gastos reservados que terminaron en cuentas particulares y demás ilícitos ya eran usuales en los primeros años del stronato. Con el tiempo ellos fueron perfeccionados, ampliados con nuevos rubros de fuentes domésticas y externas, e incluso llevados al extremo de hacer partícipe pasivo a un amplio sector de la población mediante la oferta de productos robados o ingresados sin pago de impuestos. El fenómeno de la economía subterránea, preexistente al régimen Stroessner, tuvo auge desde que éste estableciera el latrocinio como actividad regular. Se hizo norma convivir con el delito y para los más competitivos, progresar en familia. El mayor ingreso de quienes escalaron posiciones derivó de la apropiación a veces disimulada y en parte con negocios lícitos, más comúnmente a cara descubierta y en negro. Lo que Paraguay experimentó como bancarrota masiva y agudo déficit fiscal desde 1995 en adelante tuvo correlato ya en la segunda mitad de los años '50. Un informe diplomático da cuenta de ello.
"La Resolución N° 5 del Banco Central publicada el 17 de junio (1955) decretó que todas las tenencias tanto fuera como dentro del país en moneda extranjera, depósito u oro que excedan USD 300 o su equivalente deben ser declaradas y su variación reportada continuamente. La resolución se aplica a todos los residentes de Paraguay excepto bancos, casas de cambio registradas, cuerpo consular y diplomático y miembros de misiones especiales... De acuerdo a fuentes del Banco Central solamente 50 informes fueron recibidos y la mayor tenencia declarada fue por el equivalente de USD 20.000. Esta falta de respuesta pone al Banco Central en una situación ridícula ya que es procedimiento corriente de negocios mantener al menos una porción de reservas en el exterior, y es sintomática de la escasa confianza que tiene el Banco Central en la comunidad empresarial.
Casi todos los hombres de negocios preguntados al respecto creen que la regulación es simplemente otro disparate administrativo imposible de implementar y una medida de la desesperación del Banco Central por aumentar sus reservas escamoteadas... Por supuesto no hay manera de saber los montos que mantienen afuera los paraguayos, pero se considera que ellos son considerables en relación a las reservas actuales del Banco Central. Una estimación que obtuvo la Embajada es de USD 90 millones exclusivamente en bancos de Nueva York, pero al parecer esta cifra sería demasiado elevada. Otras fuentes bien informadas estiman el desvío al exterior en 10% a 15% del total del comercio exterior, entre USD 3 y USD 4 millones por año" 12/.
En el otro banco estatal las cosas no iban mejor. Saqueado viciosamente por los tomadores de crédito de favor y los que sin llenar papeles retiraban efectivo para supuestos gastos oficiales, el Banco del Paraguay no pudo resistir y colapsó. Al final del ejercicio 1955 registraba en caja USD 5 millones y su activo era de USD 33 millones al cambio del mercado libre (USD 1= Gs 67). Al final del ejercicio 1960 tenía menos de USD 1 millón en caja y su activo era de USD 19 millones al cambio único de USD 1= Gs 123. Para cubrir las operaciones sin respaldo y las extracciones bajo el mostrador pasó al año siguiente lo que tenía, mayormente cuentas impagas, al flamante Banco Nacional de Fomento. Esta nueva entidad pudo despegar merced a la inyección de créditos de diverso origen a largo plazo y bajo interés, entre ellos del Banco Mundial, SID y del Gobierno de Estados Unidos. Esos créditos fueron canalizados, de nuevo, a los altos cargos del entorno stronista: el propio Stroessner a través de sus amigos José Pappalardo (con su hijo Conrado Pappalardo) y Julio Domínguez (con su hijo Humberto Domínguez Dibb), los generales Leodegar Cabello (ministro de Defensa), Juan Esteban Aguirre (delegado de Gobierno en Paraguarí), Marcial Samaniego (ministro de Obras Públicas), los ministros de Agricultura Ezequiel González Alsina y luego Hernando Bertoni, del Interior Edgar L. Ynsfrán y luego Sabino A. Montanaro, los jefes de Investigaciones Juan Erasmo Candia, Alberto Planás y Pastor Coronel, el presidente de COPACAR César Zotti, los jefes de Policía Ramón Duarte Vera y Alcibíades Britez Borges, los generales Otello Carpinelli Yegros, Adolfo Samaniego, Alejandro Fretes Dávalos, Adrián Jara, coroneles Antonio Oddone Sarubbi, Francisco Feliciano Duarte y Raúl Calvet, capitán José María Argaña y caudillos políticos como J. Bernardino Gorostiaga, Rosa Agustín González, Luis María Argaña y otros. En lo sustancial las obligaciones no fueron canceladas a pesar de su refinanciamiento y en no pocos casos siquiera fueron amortizadas las cuotas iniciales.
Había gente que invertía. Otros simple y llanamente se pegaban la gran vida derrochando. En la familia presidencial invertían y derrochaban a manos llenas los hijos Gustavo, Graciela y Alfredo Stroessner (h) sin necesidad de esfuerzo. En todos los casos una cantidad variable se depositaba fuera el Citibank instalado a partir de 1958 en Asunción era un activo canal para trasladar dinero y los potentados lo preferían sobre el Banco del Londres, Banco de la Nación Argentina o el Banco Exterior de España. Donde no se sabía si era más lo que entraba o salía era el Banco de Asunción, especie de santuario de los negocios rápidos y desprolijos. Sus conexiones se refieren más adelante. También este fue vaciado pero exclusivamente desde arriba y por sus propios grandes accionistas, práctica que se repitió con numerosos otros bancos bajo el Gobierno Wasmosy.
El Instituto de Bienestar Rural (IBR), de donde partió la Revolución Pacífica que convirtió al Paraguay en el país con más propietarios por cantidad de población en todo el continente, distribuyó tierra. Las grandes extensiones que anteriormente pertenecían a La Industrial Paraguaya, Sucesión Domingo Barthe, Antonio Lunardelli y Mate Larangeira, Unión Paraguaya, The River Plate Quebracho Co., Campos y Quebrachales Puerto Sastre, Ganadera San Cosme, Carlos Casado S.A., Liebig´s, International Products Corp., GAFE, Casimiro Brodsiah Filho y otros fueron reivindicadas, adquiridas en subasta o compra directa, obtenidas en permuta y en menor proporción expropiadas. Entre las décadas del '60 y '70 muchos agricultores tanto paraguayos como brasileños -de estos últimos un total de 350.000 cruzaron para colonizar el `cinturón de la soja' a lo largo del rio Paraná- compraron lotes que en promedio tenían entre 20 a 50 ha. Con ellos se expandió extraordinariamente la frontera agrícola y tomó fuerza la marcha hacia el este. Ciudad Presidente Stroessner se convirtió prácticamente del día a la noche en un emporio comercial primero fronterizo, después regional y más tarde mundial. Paralelo a esa migración, la construcción de la hidroeléctrica Itaipú atrajo a la zona Puerto Presidente Franco, Presidente Stroessner-Hernandarias y aledaños a la mayor cantidad de técnicos y mano de obra que se haya movilizado en Paraguay.
En los informes de IBR comenzaron a saltar nombres de `agricultores de ciudad' que, extrañamente, recibían no el promedio sino miles de hectáreas. En Hernandarias Emilio Cubas Grau (presídeme de IPS), en Curuguaty Ángel Roberto Seifart (diputado), Tomás Alder y coronel Pablo Rojas (jefe de la Intendencia del Ejército), en Ygatimí Edgar Acuña, en Capitán Meza el contralmirante Guillermo Haywood, en Capitán Bado Larlo Caporelli, en Hernandarias Tertuliano Nogueira Filho, en Horqueta el embajador Nicolás Luthold y Fernando Mazzei, en Maldonado y Gaona Cué (Concepción) José Pappalardo, en Puerto Max el empresario Rolf Rieder, en Capiibary y Zona A el empresario Pedro Zuccolillo e hijos, en Pirayu Cué Carlos Mersán, en Yacaré Pytá (Ñeembucú) de nuevo José Pappalardo e hijos, en Agatapé (Ñeembucú) el ministro Edgar L. Ynsfrán, en Añaretá (San Pedro) el empresario Heriberto Rodel. Además se transfirieron tierras de la reforma agraria a empresas tales como Agro-Industrial Canindeyú, Ybel Paraguaya, Agriex, Ganadera Ypoá, La Inmobiliaria S.A., Espirito Santo Agroindustrial, COPAGRO, Toro Blanco S.A., Ganadera Piripucú, Yguazú S.A. y Grupo Central Lusipar, las que constituyeron reservas o explotaciones de elevada superficie (unas 45.000 ha. en promedio) 13/.
De 1904 a 1953 se entregaron 13.015 títulos, de 1954 a 1974 se habilitaron 84.000 títulos de los cuales la colonización privada entregó 13.000. Tales las impresionantes estadísticas oficiales para 20 años de reforma agraria bajo el régimen Stroessner en comparación con los 50 años precedentes. En los registros hubo exceso de entusiasmo por parte del presidente de IBR y presidente de la Liga Mundial Anticomunista Capítulo Paraguay, Juan Manuel Frutos. Su colaborador de propaganda fue Carlos Podestá, quien le sobrevivió políticamente y llegó a senador. Los títulos de esa reforma agraria en realidad no eran tales sino en un alto número habilitaciones, esto es, derechos de posesión sobre lotes que iban siendo abonados en cuotas contra las cuales se expedían recibo. Además se guardaba o escondía la información más relevantes. La reforma agraria era para los que ya eran ricos y para los en camino de ser ricos con ayuda del cargo oficial o del correligionario bien ubicado.
Comenzando por el mismo Frutos, convertido en latifundista y gran hacendado, IBR adjudicó las mejores y a menudo más extensas tierras a los cofrades del círculo del poder. El listado público los omitió. Los generales Alfredo Stroessner, Andrés Rodríguez, Alcibíades Bretes Borges, Guillermo Clebsch, Germán Martínez, Adolfo Samaniego, Alejandro Fretes Dávalos, Benito Guanes Serrano, Roberto Knopfelmacher, Marcial Samaniego, Juan A. Cáceres, César Barrientos, Francisco Ruiz Díaz, Rogelio Bartolomé Argaña, Otello Carpinelli Yegros, Porfirio Pereira Ruiz Díaz, Eumelio Bernal, contra y vicealmirantes Benito Pereira Saguier, César Cortese, Hugo González, Eduardo González Petit, prácticamente toda la plana mayor del Partido Colorado desde Tomás Romero Pereira y Sabino A. Montanaro hasta Mario Abdo Benítez y Blas N. Riquelme pasando por acomodados como Bonifacio bala Amarilla y Hassel Aguilar Sosa obtuvieron extensos campos con bosques y abundante agua dentro. Los propios miembros del Consejo y funcionarios superiores del IBR como Miguel Ángel Ramírez (actual senador), Carlos Podestá (actual vocero presidencial), Julio César Frutos (actual embajador en España), Mario Halley Mora y otros fueron adjudicatarios de la reforma agraria. En el IBR hubo además un interesante flujo de dinero que en vez de ingresar a caja se desviaba hacia las cuentas del presidente y los gerentes, compras sobrefacturadas, pagos no transferidos por los cobradores a más de los infaltables planilleros [personas que figuraban en planilla con sueldo pero no trabajaban]. Planilleros había en todas las instituciones del Gobierno, sus empresas, municipalidades y en el servicio exterior 14/.
Grandes empresarios, comerciantes y un ascendente cuerpo de briosos panegiristas del Constructivo Gobierno obtuvieron asimismo sus preciados títulos. Entre ellos los Liberales Fermín Ramírez, Horacio Fernández Estigarribia y Emilio Forestieri, los comunicadores de la prensa Mario Halley Mora, Humberto Rubín, Alberto Lares, Alejandro Cáceres Almada y Adán Godoy Jiménez (quien ascendió hasta el puesto de ministro de Salud Pública), los empresarios paraguayos Nicolás Bo, Aldo Zuccolillo, Antonio Zuccolillo [consuegro de Alfredo Stroessner desde que María Olivia Stroessner se casara con Hugo Fernando Zuccolillo], Genaro Peña, Luis María Zubizarreta, Felipe Oscar Ármele, José Félix Matiauda, Estela Legal (mujer de Alfredo Stroessner) y su hermano Virgilio Ramón Legal a la par que los empresarios extranjeros Francisco da Motta, Joao Muxfeld, Abdo Jamil Georges, Adelino Vitorelli y otros. Se les concedió adicionalmente exenciones impositivas y créditos públicos, a diferencia de los compatriotas colonos de menores recursos que no recibían siquiera sus títulos de propiedad. En posteriores ediciones del fecundo programa de la reforma agraria le tocó su parte al genocida nicaragüense Anastasio Somoza Debayle, amigo y colega de Stroessner. Abandonado a su suerte con más de USD 300 millones robados durante la dinastía Somoza García-Somoza Debayle, este último recaló en Asunción con parte de aquella fortuna. No fue el primer criminal internacional que lo hiciera. Al igual que Alexander y 'Thomas Barton -australianos prófugos por estafa y quiebra fraudulenta- Somoza Debayle gozó del privilegio de insertarse entre los beneficiarios de tierra fiscal. En la frondosa lista también se encontraba José María Argaña y Luis María Argaña, primos hermanos de gran predicamento uno como edecán de Stroessner y el otro como líder de la bancada Colorada en la Cámara de Diputados, abogado de los Barton y luego presidente de la Corte Suprema de Justicia. Las promociones durante el stronato tenían su sesgo peculiar: dependían del `buen servicio' entre mafiosos.
Los mismos beneficiarios de la reforma agraria recibieron luego créditos del BNF y Fondo Ganadero para explotación agrícola y ganadera. No pocos de ellos recibieron divisas a precio oficial del Banco Central durante la Presidencia de César Romeo Acosta (otro agraciado por la reforma agraria) para importar maquinarias, semillas e insecticidas. Con la diferencia de cambio entre dólar preferencia) y dólar del mercado libre cada vez más alta en la década del '80, ellos tuvieron por otro lado un margen que les sirvió para engrosar sus cuentas bancarias. Esta maniobra fraudulenta drenó las reservas monetarias internacionales de manera similar a la descrita en el informe para el período 1955-1960. El modus operandi fue el mismo.
La repartija de tierra no se circunscribió al campo. En colonias y hasta ciudades de rápido crecimiento también hubo generosas donaciones y adjudicaciones de favor. En Ciudad Presidente Stroessner recibieron hectáreas enteras las siguientes autoridades: Alfredo Stroessner (29 ha. que luego quedó en propiedad a su nieto Alfredo Stroessner Domínguez, dueño de Surinmobiliaria), Gustavo Stroessner, Mario Abdo Benítez, generales Leodegar Cabello (Ganadera San Dionisio), Marcial Samaniego y Marcial Alborno, coronel Antonio Oddone Sarubbi, intendente César Gagliardone, generales Juan Esteban Aguirre, Pablo Ávila y Carlos Jorge Fretes Dávalos, coronel Pablo Rojas, Patricia Seifart y Fernando Augusto Otazú. No faltó alguno que otro religioso junto a jefes políticos de acelerada trayectoria en la lista. Así por ejemplo el paí Guido Coronel se hizo hacendado en Minga Guazú y el intendente Carlos Barreto Sarubbi, luego gobernador del departamento de Alto Paraná, obtuvo tierras en Ciudad Presidente Stroessner y Hernandarias a partir de las cuales desarrolló un conglomerado que surtió con artículos de contrabando las principales ciudades de Brasil 15/.
La malversación de bienes públicos era acompañante a tiempo completo de los jerarcas stronistas. Ninguno de los que tenían control sobre inversiones, gastos y adjudicaciones se excluyó. Ellos debían meter la mano porque de lo contrario algún otro podía adelantarse. El que tuviese algún pudor o remilgo corría el riesgo de ser acusado de `mal Colorado`, cargo grave en aquella época. La intriga bien podía acabar con la carrera de alguien promisorio profesionalmente. La normativa no escrita dictaba enriquecerse en el puesto, apartar para los gastos de jubilación, contribuir en las elecciones y aportar a obras sociales. Se esperaba que el desvío no desbordara de un límite. El que llevaba a la quiebra la institución a su cargo era pasible de despido (por tonto o demasiado ávido).
Mientras tanto ¿qué hacían los opositores ungidos senadores y diputados con beneplácito de Stroessner? No mucho. Aparte de cobrar sus dietas y hablar desde sus mullidas bancas, aparecer en las notas de prensa y pelear entre ellos por lugares en los respectivos directorios, eran como figuras decorativas privilegiadas y alejadas de la dura vida que llevaban sus correligionarios excluidos. No molestaban al Superior Gobierno más que cuando se propasaban con críticas puntuales de nombre y apellido sobre el círculo del poder. Esto era poco común pues sabían que los fueros les protegían sólo hasta cierto punto y nunca se lo dejaban de recordar sus adversarios Colorados, en público y amenazadoramente si fuere necesario. Uno de los temas tabú era el negocio de los altos mandos militares. Su mención no era tolerada si bien la generalidad de los políticos conocía de dónde y cómo sacaron fortuna los generales-comerciantes, `pundonorosos' era la palabra que los Colorados utilizaban para enaltecerlos. Había razones para el silencio.
Uno, el peligro. El largo brazo de la policía secreta era capaz de agarrar a cualquiera, independientemente del cargo o posición social, que osara deslustrar el 'pundonor' de algún general o la honra de los lugartenientes cercanos al dictador. Ni hablar de agredir al jefe o su familia con palabras imprudentes. Todo político poseía el conocimiento cierto de que incurrir en tales excesos aparejaba represalia: detención por orden del presidente bajo los recaudos del estado de sitio, tortura, confinamiento, destierro. Estaba también el exilio interno que operaba por destitución, retención de documento de identidad y pasaporte, imposibilidad de cruzar la frontera, prohibición de participar en actos públicos.
Dos, el miedo. La experiencia de vejámenes previos y sufrimiento que en el momento estaban soportando los tirados en comisarías policiales, los ingresados en las cámaras de tortura y los exiliados que ya no podían retornar oponía una valla invisible pero poderosa a la manifestación del pensamiento y a la libertad de expresión. Más que censura abierta, lo preponderante era una autocensura tremenda dictada por el instinto de supervivencia. El miedo servía naturalmente para evitar acercarse demasiado al peligro.
Tres, la aceptación. Quien más quien menos era consciente de los límites impuestos desde el poder que después de 10 o 15 años se había solidificado. No había modo de vencerlo ni ablandarlo, lección aprendida e internalizada a partir de las conspiraciones fallidas, la insurrección fracasada y la solidaridad del cuerpo social malamente herida. En la política se instaló el derrotismo y su consecuencia fue aceptar -aunque lo contrario se dijese de boca para fuera- lo que el stronato permitía. La población siguió esa pauta tras sus referentes políticos.
Aquella red espesa de peligro, miedo y aceptación no paralizó solamente al estamento político prestado al juego del dictador sino en gran medida a la sociedad entera. Fue más evidente en aquellos que por su posición de autoridad todavía pretendieron hacer oposición cuando en realidad ya estaban colaborando. En Nicaragua le llamaban a la oposición rentada de Somoza `la puta' y `la putita'. Eran dos partidos que al igual que sus pares paraguayos insertados en el aparato gubernamental sirvieron a la mafia por defección. Somoza allá y Stroessner aquí los utilizaron como máscaras para cubrir la fealdad de sus crímenes, la mutilación y muerte de sus víctimas.
Dentro mismo de los partidos que hicieron de furgón de cola y máscara al stronato había chispas de rebeldía que no se apagaban. Se las puede observar a distancia en el activismo del ALON, por ejemplo, o en algunas notas de la prensa partidaria. El Radical y El Pueblo en ocasiones mostraban esas chispas. El semanario Comunidad de la Conferencia Episcopal, desde otra posición, también las producía. En el exilio la corriente anti-Stroessner era menos inhibida. Pero los países de radicación cayeron uno tras otro bajo dictaduras militares, comenzando con Brasil donde un golpe depuso en 1964 al presidente civil Joao Goulart. Le seguiría Chile en el cruento golpe de setiembre 1973 que llevó al poder al general Augusto Pinochet, a quien Stroessner recibió con altos honores en Asunción el 13 de mayo 1974. Los dos dictadores se intercambiaron presentes, medallas oficiales y cumplidos, pero más importante que esas demostraciones públicas de afinidad fue lo tratado en privado. Echaron las bases de lo que sería el Plan Cóndor para buscar, localizar y neutralizar elementos subversivos mediante operaciones encubiertas con alcance regional y al cual se unieron sucesivamente los regímenes de Brasil, Argentina, Uruguay y Bolivia con apoyo financiero y de inteligencia ordenados por el presidente Richard Nixon. La guerra total llegaba a su apogeo y en el Cono sur ella se libró como guerra sucia en Santiago y Asunción, en Buenos Aires, Mar del Plata y Córdoba, en Sao Paulo, Rio, Montevideo y La Paz. No hubo campos de combate ni ejércitos enfrentados como en Vietnam pero lo que fue allá aplicado también se aplicó en el subcontinente americano. Fuerzas conjuntas, grupos de tareas y unidades especiales detuvieron, ejecutaron sumariamente o hicieron desaparecer a militantes de izquierda junto con sospechosos y fueron tras los líderes expatriados para asesinarlos. Así cayeron Orlando Letelier y Carlos Prats, Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y así fue como secuestrado en Rosario, Argentina, Agustín Goiburú fue interrogado en el Departamento de Investigaciones de Asunción desde donde se perdió definitivamente su rastro 16/.
El recuento de la guerra sucia con todos sus macabros detalles recién se hizo oficial después que Raúl Alfonsín ordenara una investigación sobre los crímenes de lesa humanidad en Argentina, y el presidente Patricio Aylwin hiciera otro tanto en Chile. En Paraguay y Bolivia nunca se abrió esa oportunidad a nivel oficial, pero aquí ya se tiene historia del Nunca Más mediante el esfuerzo ecuménico y la tarea de algunas víctimas 1'/. Esa historia, si bien incompleta y no sistematizada aún, tiene el respaldo de varias toneladas de documentos que se hallan en el Archivo del Horror. Los juicios por violaciones de derechos humanos en los que fueron incriminados Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner, Jorge Rafael Videla, Hugo Bánzer Suárez y otros ofrecen pruebas contestes y uniformes de que el Plan Cóndor fue una asociación criminal transnacional que utilizó los recursos del Estado para secuestrar, torturar y asesinar. El apoyo tanto de planificación como inteligencia y operaciones fue proveído por la CIA, directamente a sus pares del Cono Sur e indirectamente a través de agentes de organizaciones criminales como Alfa 66, Movimiento Nacionalista Cubano y otros radicados en Estados Unidos.
Pero hubo otro juicio que precedió a todos ellos, en el que se probó delito organizado en conexión con el poder. Por esas paradojas de la política, fue Richard Nixon quien ordenó reunir las pruebas y forzó la extradición del responsable principal.
JUICIO AL CRIMEN ORGANIZADO
Cuando Nixon ganó las elecciones de 1968, Stroessner confidenció a algunos allegados cercanos que con su gran y leal amigo el presidente norteamericano el progreso de Paraguay estaba asegurado. Con los Republicanos siempre tuvo mejor comunicación y se sentía más a gusto que con los sofisticados y para él petulantes Demócratas de quienes en el pasado recibió lecciones doctorales sobre democracia. El mejor signo de respeto para él era ser recibido en visitas de estado en los centros de poder mundial y nunca desaprovechó la oportunidad de sus encuentros con los gobernantes extranjeros para promover la causa paraguaya. El libreto era sencillo: en el Paraguay anticomunista había tranquilidad y garantía para invertir, la paz y el trabajo dejaron atrás las luchas fratricidas y la inestabilidad, el progreso era una realidad en todos los órdenes. Con estas notas a favor, el crédito tenía positivo respaldo. Stroessner sabía lo que Nixon deseaba de un aliado, especialmente en momentos que la guerra de Vietnam iba escalando. Tan pronto pudo ofreció tropas paraguayas para colaborar en la cruzada anticomunista que estaba librando el gran país del Norte en Vietnam, y a través de su hábil ministro Sapena Pastor inició las gestiones para ser recibido en la Casa Blanca de nuevo. Moverse en ese ambiente lo vigorizaba y dinámico como era se hallaba dispuesto a seguir trabajando por la prosperidad de la República.
La suerte parecía estar de su lado. En 1970 el primer presidente marxista en el continente tomó posesión luego de ganar limpiamente las elecciones. Salvador Allende no solamente significó una amenaza para Washington sino que por su posición ideológica y amistad con líderes paraguayos en el exilio con quienes había alternado en Montevideo era una amenaza para Stroessner. Pero también una oportunidad. Un gobierno tan cerca de Asunción con el que Estados Unidos no se sentía nada cómodo representaba tareas conjuntas que se podían realizar a través del Estado Paraguayo y del servicio diplomático en Santiago. Una de las tácticas que mayor provecho le redituó a Stroessner en sus contactos con otros presidentes fue desde luego adelantarse en ofrecer lo que aquellos precisaran, para obtener otros favores o concesiones a cambio. Siempre funcionó. De modo que en la campaña de desestabilización contra Allende, la cual comenzó por orden de Nixon con atención directa del consejero de seguridad nacional Henry Kissinger ya antes de la toma de posesión, el nexo con Asunción cobró importancia. Los papeles del Estado Mayor General y Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay, cuando se logre hurgar en ellos, revelarán la extensión de ese nexo más allá de lo que se conoce a partir de la desclasificación de documentos del Departamento de Estado y la CIA por parte del Comité Selecto de Inteligencia del Senado 18/. Sin ninguna duda que para el Gobierno Nixon Chile fue, desde el momento que Allende ganó en las urnas al frente de una coalición de Socialistas y Comunistas, el principal problema en toda América sólo un pequeño rango más abajo que Cuba. Todos los medios debían utilizarse para acabar con ese foco de probable penetración soviético-cubana en el patio trasero de Estados Unidos, como de hecho fueron utilizados. El régimen cliente encabezado por Stroessner fue uno de esos medios.
Pero desde mediados de 1965 pasaba por Paraguay otro vital tráfico y su alcance cobró notoriedad desde que se supo quien lo dirigía. Era Lucien Darguelles, alias Auguste Joseph Ricord, el jefe de la Conexión Latina. Su principal actividad era el contrabando de heroína que del sur de Europa iba rumbo a la costa este y sur norteamericana desviando del canal directo del Atlántico norte por seguridad. La droga ingresaba a Paraguay sin ninguna dificultad ya que Ricord había desenvuelto excelentes relaciones comerciales con varios altos cargos que le brindaban protección. El general Patricio Colmán lo tenía entre sus amigos a partir que Enio Varela, un tipo de rebusques diversos en el hampa, los presentó. El general Andrés Rodríguez ya de algunos años atrás operaba su propio servicio de contrabando con productos norteamericanos que mandaba por avión a Buenos Aíres, Sao Paulo, Rio de Janeiro, Rosario y Montevideo. Cigarrillos, wiskey, prendas de nylon, vaqueros, cosméticos, aparatos de radio y Tv, armas livianas y cualquier artículo que tuviese demanda él lo transportaba. A objeto de aumentar sus réditos estableció más adelante la empresa Taxi Aéreo Guaraní S.A. (TAGSA). Ricord hizo negocios con Rodríguez, comenzando por alquilar sus aviones y aeródromos para el trasbordo de heroína. La pista de Santa Elena en la estancia de Colmán y la pista Hernandarias en la propiedad de Rodríguez sirvieron para ese efecto, como también el aeropuerto internacional de Luque donde TAGSA tenía sus depósitos y hangares principales. El resguardo no podía ser mejor, con tropas de Infantería y Caballería al mando de dichos generales.
Colmán y Rodríguez eran intocables. Gozaban de la confianza de Stroessner. Habían conducido a sus hombres en las batidas contrainsurgencia y toda vez que hubo conspiraciones se pusieron del lado del jefe. Eran probadamente leales, buenos Colorados, hombres de honor. En los cuarteles bajo su jurisdicción la disciplina era estricta, los oficiales obedientes y nada les faltaba. Casa, víveres, escuela y servicio médico para familias eran parte de los beneficios. Los generales tenían carta blanca para todo tipo de actividades lucrativas lícitas e ilícitas y fue en base a ellas que pudieron levantarse a la opulencia. En el ramo de importación-exportación ganaron mucho dinero, respaldados en dos decretos del Poder Ejecutivo que les permitió triangular todo tipo de mercaderías. El Decreto N° 679 del 27 de setiembre 1963 y otro complementario de febrero 1964 establecieron tratamiento preferencial para las mercaderías en tránsito, esto es, aquellas ingresadas y despachadas sin necesidad de trámites aduaneros 19/. El régimen impositivo y control de importación para ellas se fijó de tal manera a expeditar su movimiento, pero tales requisitos en realidad no se aplicaron a comerciantes como Colmán y Rodríguez que poseían discrecionalidad alta. En sus pistas no hubo control alguno y lo que ellos debían en impuestos nadie tuvo la audacia suficiente para requerirles. Era un manejo cerrado de mandos militares en el que no se rendía cuentas de actividades privadas [negocios]. Al fin y al cabo, ellos estaban por encima de la ley.
Era por tanto lícito traer mercaderías y sacarlas fuera del país, lo que se hizo en abundancia como si Paraguay fuese un gran puerto franco. Técnicamente, recién cuando esas mercaderías ingresaban a un tercer país sin pagar tasas se producía contrabando. En medio de tanta liberalidad también se triangularon drogas. El 18 de octubre 1970 un Cessna monomotor que había partido de la estancia de Colmán aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami. El piloto era Roberto Galluci, alias César Bianchi, y el copiloto Renato Balestra. Llevaban 421 kilos de heroína casi pura que representaba unos USD 10 millones en el mercado de la calle. Ambos fueron detenidos y conducidos a Nueva York siguiendo el plan previsto para la entrega del cargamento. En aquella ciudad los agentes atraparon a otros miembros de la red, entre ellos a Enio Varela, el protegido de Colmán y encargado de recepcionar el dinero contra entrega de la carga. Más de un año de paciente investigación en territorios peligrosos por la complicidad de autoridades locales dio su fruto grande. Droga, dinero y avión fueron incautados como prueba para acusar a los primeros miembros de aquella red desbaratada en una de sus puntas. Tenía varias y a partir de la deposición de los acusados quedó claro que su centro neurálgico se localizaba en Asunción. En tanto la justicia neoyorquina se encargaba de ellos, los agentes antinarcóticos prosiguieron su trabajo aquí. Lo que descubrieron hizo sonar la alarma, ruidosamente, en la Oficina Oval del presidente Nixon. A más de un funcionario se le erizaron los pelos al leer los reportes de aquella investigación.
Ricord tenía su residencia y un motel en las afueras de Asunción, camino a Itá Enramada. A1 frente una pequeña réplica de la torre Eiffel con el cartel París-Niza en luces de neón denotaba la procedencia del propietario. Ahí se instaló a fines de 1967, luego de sucesivos viajes ida y vuelta desde Buenos Aires en cuyo transcurso trabó sus contactos iniciales con las autoridades paraguayas. Era un refugio perfecto pues el pequeño puerto sobre el rio Paraguay donde atracaban lanchas y una balsa con servicio regular a la costa argentina se hallaba a escasos 5 minutos de travesía por una ruta asfaltada. Parte del cargamento llegaba por ese cruce, disimulado en bolsos de viaje dentro de Citroen baratos. El ingenioso traficante los importaba de Francia como vehículos de segunda mano vía Montevideo o Buenos Aires. En el acogedor barcomedor del motel se reunían a beber personajes del hampa prófugos de Europa a quienes el soleado suelo guaraní y sus jefes militares dieron refugio, documentos de identidad falsos y protección. Todo tenía su precio. Permiso de inmigración con pasaporte costaba USD 500 el juego. Alquiler de pista de aterrizaje para cargueros tipo DC-3, DC-6 y trasbordo a avionetas costaba USD 25.000 por carga completa con servicio de personal incluido. Los muchachos de Pastor Coronel vendían las fotos de agentes antinarcóticos y soplones a USD 50 cada uno, y no era demasiado raro que pistoleros contratados los despacharan como uno que fue baleado dentro del cine Splendid en pleno centro de Asunción 20/. Las averiguaciones en tales casos languidecían por el camino, la Policía informaba no encontrar a los sospechosos [que trabajaban asociados a ella] y el contrabando continuaba sin perturbaciones. La paz y tranquilidad de la República tenía esos costos, marginales y menores en comparación a los beneficios.
El juicio en Nueva York ni siquiera había comenzado cuando el 24 de enero 1971 Enio Varela y otros operadores de la Conexión Latina huyeron del edificio para encausados de Manhattan donde esperaban turno. El abogado paraguayo Cecilio Fleitas, administrador de Cambios Guaraní S.A. propiedad del general Rodríguez, los había visitado poco antes y llevó el dinero para la fuga. Varela eludió los controles de aeropuertos y aduanas, volvió a Asunción y retomó sus actividades con sigilo. El juez John Cannella a cargo del caso solicitó la extradición de Ricord y en cumplimiento del mismo éste fue detenido cuando intentaba escapar a Argentina por el puerto de Itá Enramada. El viceministro del Interior Miguel Ángel Bestard, colaborador de la CIA, fue instrumental en lograr que un equipo a su cargo junto con agentes norteamericanos aprehendiese al escurridizo traficante. Fue a parar a Tacumbú. Contrató como abogado al diputado Roberto Velázquez Escobar y se inició a partir de aquel momento uno de esos procesos con barniz legal pero trasfondo político, en este particular de alto vuelo. En primera instancia hubo dos resoluciones importantes:
a) Se rechazó el pedido de la justicia norteamericana ya que no se hallaban reunidos los requisitos estipulados en el tratado de extradición de 1913 firmado por Paraguay y Estados Unidos, y por tanto se ordenó la libertad del detenido. El Departamento de Estado presionó a través del embajador Raymond Ylítalo, quien recordó al Gobierno de Paraguay los párrafos centrales de la acusación, que Ricord era responsable de haber introducido a Estados Unidos 5 toneladas de heroína por un valor de mercado de USD 2.500 millones. El detenido permaneció todavía en Tacumbú.
b) Se concedió la libertad bajo fianza cuyo monto inicial ante una mayor presión de Washington fue súbitamente revocada y aumentada considerablemente. Esto frustró de nuevo la excarcelación del detenido. La Cámara de Apelaciones en lo Criminal confirmó en sus términos la fianza, en tanto los trámites diplomáticos iban teniendo efecto a medias.
Stroessner no se decidía, habiendo quedado en sus manos resolver el problema como se estilaba cuando los intereses tocaban a figuras públicas prominentes. Pero la dilación del proceso no jugó a favor suyo ya que en Washington, donde lo que no se podía obtener por la diplomacia se forzaba de otro modo, el Congreso aprobó una ley por la cual el presidente quedaba autorizado a suspender la asistencia económica a cualquier país que no cooperase para contener el tráfico de drogas a Estados Unidos. En el más influyente periódico norteamericano apareció una serie sobre el tema. La más explícita señalaba cuanto sigue, de acuerdo a su versión en castellano.
"Jack Anderson acusa a ministros y altos jefes militares".
"Denuncia el tráfico de drogas en Paraguay".
"Washington, 24 (de mayo 1972) - El influyente columnista Jack Anderson denunció hoy que desde Raúl Sapena Pastor hasta los más altos jefes militares y policiales de Paraguay se hallan implicados directamente en el tráfico de narcóticos.
El columnista del Washington Post reiteró que el canciller Sapena Pastor aprueba personalmente los pasaportes diplomáticos y oficiales y que ha otorgado pasaportes a conocidos contrabandistas de droga, indicando que aun las valijas diplomáticas son utilizadas para transportar tóxicos.
Para muchos observadores, la denuncia de Anderson refleja un cambio de rumbo de la política norteamericana hacia Paraguay, tendiente a presionar al gobierno del general Stroessner precisamente en uno de los puntos que más interesa a Estados Unidos: limitar la afluencia de droga proveniente de países latinoamericanos. Recientemente Anderson había fustigado al gobierno paraguayo acusándolo de fomentar la corrupción administrativa y el contrabando...
Pastor M. Coronel: jefe de Investigaciones de la Policía.
General Andrés Rodríguez: el firme y apuesto comandante de los 3.000 soldados equipados con pertrechos norteamericanos con base cerca de Asunción. Sus tropas custodian depósitos de contrabando, señaló Anderson.
General Patricio Colmán: según Anderson, obtuvo una franquicia para contrabando después de desbaratar un intento de sublevación en 1960.
Sabino A. Montanaro: secretario del Interior.
General Francisco (Alcibíades) Britez: jefe nacional de Policía. De acuerdo con el columnista ningún tráfico de drogas en gran escala dentro del Paraguay podría ser posible sin su complicidad.
General Leodegar Cabello: ministro de Defensa, quien está al tanto de las maniobras con narcóticos de los generales Rodríguez y Colmán, de acuerdo con el periodista cuya columna es publicada en 600 diarios de Estados Unidos y América Latina.
La lista se completa con el vicealmirante Hugo González y el jefe de la Fuerza Aérea general Vicente Quiñones. El columnista destacó que entregó la lista personalmente al embajador paraguayo en Washington Roque Ávila, debido al interés manifestado por el presidente Stroessner en desbaratar el tráfico de narcóticos.
La información del periodista se basó en un informe de la Agencia Central de Inteligencia, según indicó el propio Anderson" 21/.
Anderson también escribió que importantes cantidades de productos químicos que servían para procesar drogas habían entrado a Paraguay dentro de ataúdes que supuestamente procedían de Alemania Federal. Stroessner no se sintió muy feliz con esta andanada de información. "Es falsedad completa... Anderson escribió ficción sobre nuestro país, la suya fue una novela difamatoria, irresponsable y sensacionalista... jamás estuvo en Paraguay, escribe lo que escucha". El columnista tenía demasiado buen oído, o fuentes que sabían exactamente cómo funcionaban las cosas por aquí. Sapena Pastor calificó las alegaciones de "infamia", al igual que el subsecretario de Relaciones Exteriores Alberto Nogués.
Puesto contra la espada y la pared, el embajador Ylítalo hizo unos comentarios que le costarían el puesto. "E1 ataque sobre los funcionarios del Gobierno de Paraguay... es irresponsable y de brocha gorda", afirmó. Tres meses después fue retirado de misión sin tiempo siquiera para las cortesías de protocolo. Interín hubo más presión de la Casa Blanca: el enviado especial de Nixon Nelson Gross se entrevistó con Stroessner para solicitar por instrucción directa la extradición de Ricord. Dejó en claro que de no producirse de inmediato la resolución Paraguay dejaría de recibir asistencia económica y militar de Estados Unidos 22/.
Era suficiente argumento para convencer a Stroessner. Atento, éste encaminó a su visitante para conversar con el presidente de la Corte Suprema Juan Félix Morales. El general Colmán entretanto había empeorado de una herida que recibió 2 años antes, el 17 de mayo 1970, cuando uno de los últimos comandantes de lo que fue el FULNA le disparó en el vientre antes de caer acribillado él mismo. Su nombre, Arturo López, decía muy poco. Se lo conocía por un seudónimo, Agapito Valiente. El disparo no lo mató a Colmán, sí el tratamiento local inapropiado. Perdida esa pieza que era la decisiva tras Ricord y ante la certeza de que Nixon le cortaría los víveres si continuaba la indefinición judicial, Stroessner intervino. Unos días después el Tribunal de Apelaciones revocó el auto interlocutorio de la. Instancia y dio vía libre a la extradición. Recurrida de nuevo por el defensor Velázquez Escobar el expediente pasó a la Corte Suprema y en horas ésta confirmó la resolución.
Ricord fue literalmente fletado a Nueva York en un vuelo especial contratado por el Gobierno de Estados Unidos. El juez Cannella lo estaba esperando con todas las pruebas a mano. El juicio terminó con la sentencia a 20 años de cárcel para el procesado, la que a su edad era prácticamente cadena perpetua. Pero 10 años después se le permitió salir ya gravemente enfermo, paralítico y sin habla. Regresó a Asunción el 10 de marzo 1983 y fue a recluirse en una modesta casa no lejos del local donde funcionó el motel París-Niza. Dos años después falleció 23/.
Lo que dejó aquel juicio fue notable. Por un lado se condenó al jefe de la Conexión Latina. Sin embargo y pese a las pruebas de complicidad de los altos cargos paraguayos arriba citados, ninguno fue citado siquiera a deponer. Sencillamente no hubo acusación contra ellos. La DEA y la CIA, el Departamento de Estado y la Presidencia contaban con elementos de sobra que incriminaban a la cúpula del régimen paraguayo. Nixon no estaba interesado en hundir a un aliado teniendo otros problemas mayores que apremiaban. El no era un evangelista, era un político duro y brutal como demostró con el bombardeo masivo a las ciudades de Vietnam del Norte. Y como lo demostró asimismo en la otra guerra encubierta que llevó a Chile para la cual hizo buen uso de su cliente en Asunción. En esta guerra Stroessner nunca puso reparos en cooperar. Al contrario hizo todo lo que estuvo a su alcance para mover el piso debajo de Allende. A través de la Embajada Paraguaya en Santiago las organizaciones de agitación y sabotaje chilenas recibieron continuados envíos de fondos puestos por la CIA para provocar el golpe. Uno de sus agentes, Michael Townley, estuvo activo en aquel trabajo. Una vez que el servicio de inteligencia del general Pinochet quedó estructurado, Townley entró como agente. Doble agente, de la CIA y DINA, agencias que operaron codo a codo en varias operaciones especiales. A Townley se lo recuerda como el asesino de Orlando Letelier en Washington, crimen que fue develado y tuvo juicio cuando Jimmy Carter ocupaba la Casa Blanca.
Las operaciones encubiertas fueron hechos corrientes en tiempos de Nixon. Chile fue una entre tantas. En medio de ella se destapó el affaire Ricord. En Paraguay no se abrió investigación pese al estado público que tomó el caso con nombres específicos de las autoridades involucradas. Ningún juez o fiscal, ninguna oficina gubernamental procesó acusación alguna contra ellas. No era permitido indagar sobre los pilares del poder. El entorno inmediato del dictador, bajo el código del mbareté y el orden de la mafia, era inimputable. Cruda y sólida verdad.
Quedó patente tanto por las pruebas y sentencia contra Ricord que el círculo del poder del cual Stroessner era cabeza indiscutida y bien informada, estaba corrompido hasta la médula. Lo único que no apareció en la prensa de Estados Unidos en aquella ocasión fue el nombre del jefe protector del narcotráfico. Los intereses políticoestratégicos dictaron desde el más alto nivel que así quedara. Pero a nadie que tuviera algún conocimiento de la estructura del poder en Paraguay pudo haber escapado que Stroessner era primer y directo responsable.
Muy de vez en cuando y sin denunciar concretamente, los legisladores de la oposición rentada hicieron mención del narcotráfico. El año 1977 tuvo un inicio poco agradable para quienes esperaron que Stroessner mostrara cierta consideración por los servicios prestados. La Constitución establecía la reelección presidencial por un periodo. De modo que Stroessner ya no era elegible al completar el segundo mandato. El modo de salirse de esto fue convocar a una nueva Convención Nacional para dejar sin efecto tal limitación. Esto lo hicieron sin ningún pudor los Colorados. Stroessner sería votado en la subsiguiente elección una vez más. La parodia formalista proseguía. Pero a la oposición que durante una década hizo el juego ya no le gustó esa audacia. Dos grupos Liberales que andaban peleados se unieron (por corto tiempo) y conformaron un directorio unificado. En su semanario se animaron a sacar lo que se escribía afuera acerca de Paraguay. Le Monde de París, ABC de Madrid y un artículo de ABC de Asunción fueron transcriptos con cortes 24/. ¿Qué estaba pasando? Desde Washington soplaban otros vientos, la oposición local sintió sus efectos y pretendió mejores condiciones de servicio mediante presión periodística. Un tiempo después aquel semanario fue clausurado, como tantos otros antes y tantos más después.
Ese era el trato de la mafia cuando alguien ya no le servía. Le bajaba la cortina.
NOTAS
1/ Sobre la gira de Stevenson y sus entrevistas en Asunción, New York Times, 13 June 1961, p.2, y 14 June 1961, p.8. Evaluación de la gira en Department of State Bulletin, "Los problemas que afronta la Alianza para el Progreso en las Américas", vol. XLV N° 1152, 24 July 1961. A Stevenson, quien ocupaba el cargo de representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, lo acompañaron en dicha gira los embajadores Lincoln Gordon y Ellis Briggs.
2/ Department of State Bulletin cit.
3/ Presidencia de la República, Mensaje del Excelentísimo Señor Presidente de la República y
Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, Gral. de Ejército Alfredo Stroessner, a la Honorable Cámara de Representantes, 1° de abril 1962.
4/ El País, 1° febrero 1962, pp. 1-3. La referencia de Sapena Pastor al entrenamiento que recibieron grupos de exiliados paraguayos en Cuba es correcta, pero no en La Habana como afirmó sino en la Escuela de Guerrilla ubicada en Minas del Frio. Entretanto, militares paraguayos fueron entrenados en la Escuela de las Américas en Fort Gulick y otras bases de la Zona del Canal por instructores norteamericanos con el propósito inverso, es decir combatir la guerrilla. También fueron instruidos varios contingentes de jefes y oficiales en `acción cívica', definida por el secretario de Defensa Robert McNamara cual "arma contra la subversión comunista... técnica de lucha de guerrilla y contra-insurgencia mediante el uso preponderante de fuerzas militares domésticas... en proyectos beneficiosos para la población local a todo nivel en campos tales como educación, entrenamiento, obras públicas, agricultura..." Department of Defense, Armed Forces informatíon and education for commanders, "Civic Action: the military role in nation-building", vol. III N° 14, January 1964.
5/ IMF, Paraguay-1960 Consultations. 1963 Consultations. A fines de 1960 las reservas monetarias internacionales eran de USD 2.3 millones solamente, habiendo aumentado en el curso de aquel año aproximadamente 44 por ciento la deuda externa. La tasa de cambio en el mercado no oficial de un promedio USD 1= Gs 110 entre noviembre 1957 y febrero 1959 trepó a USD 1= Gs 126 en noviembre 1960 y USD 1= Gs 133 un año después. Entre la tasa oficial y la del mercado hubo escasa fluctuación en los siguientes 10 años.
6/ Discurso de Felipe Herrera en alabanza a Stroessner, 17 de agosto 1965, en Presidencia de la República, Mensaje del Excelentísimo Señor Presidente de la República y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, Gral. de Ejército Alfredo Stroessner, a la Honorable Cámara de Representantes, 1° de abril 1965. Durante 1964 el BID concedió a Paraguay préstamos para seguir la construcción de la central hidroeléctrica Acaray por USD 14,5 millones destinados a la ANDE, al BNF para desarrollo industrial por USD 4 millones y a IPVU para construcción de viviendas económicas por valor de USD 3.4 millones.
7/ El Pueblo, 13 de mayo 1965 y 22 de julio 1965, p. l. La invitación de Rafael Franco para que todos los partidos se unieran en condenar la subversión fue rechazada de plano por la Junta de Gobierno del Partido Colorado, la que desconfiaba de los motivos del jefe Febrerista. Franco se radicó en Asunción desde mediados de aquel año.
8/ El Pueblo, 24 junio 1965 y 19 de agosto 1965, p.1
9/ Brasil, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Paraguay enviaron tropas para colaborar con las de Estados Unidos. Aquella integración a la Fuerza Interamericana de Paz en 1965 fue la primera experiencia de este tipo para las Fuerzas Armadas de Paraguay que habían pasado a ser Coloradas por la afiliación de todos sus miembros. A la crisis de Santo Domingo le precedió otra de mayor envergadura, la crisis de los misiles en Cuba, octubre 1962. En la 9a Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA que tuvo lugar en Washington se resolvió que los estados miembros rompiesen relaciones diplomáticas y comerciales con el Gobierno de Cuba, julio 1964. A excepción de México, todos los estados miembros así lo hicieron.
10/ Constitución de la República sancionada por la Convención Nacional Constituyente y promulgada por el Poder Ejecutivo de la Nación el 25 de agosto 1967. Presidente de la Convención Tomás Romero Pereira, Secretarios Luis María Argaña y Carlos A. Saldívar. Promulgan Alfredo Stroessner {presidente de la República) y Juan R. Chaves (ministro del Interior).
11/ Conceptos acerca de la Revolución Pacífica Agrarista y Colorada entresacados de Juan Manuel Frutos, Con el hombre y la tierra hacia el bienestar rural (Asunción: Cuadernos Republicanos, 1982).
12/ Department of State, Foreign Service Depatch N° 32, Amembassy Asuncion, 26 July 1955. El presidente del Banco Central era entonces Epifanio Méndez Fleitas, quien fue reemplazado a fines de 1955 por el que fuera presidente de CORPOSANA, Gustavo Storm.
13/ Juan Manuel Frutos, El bienestar rural (Asunción: IBR, 1977), p. 130 ss. Juan Manuel Frutos, Con el hombre y la tierra hacia el bienestar rural cit., pp. 221-283
14/ Tomás Palau, Félix Lugo y Gloria Estragó (comp.), Dictadura, corrupción y transición (Asunción: BASE/IS, 1990), estudio sobre negociado de tierras fiscales, pp. 152-173.
15/ Dirección General de Registros Públicos, Sección Bienes Inmobiliarios, estudio s/ distritos Ciudad del Este, Hernandarias, Minga Guazú y denuncia presentada por el concejal de la Municipalidad de Ciudad del Este, Darío Aguayo, a la Contraloría General año 2000. El nieto de A. Stroessner cambió de apellido por resolución judicial de Alfredo Domínguez Stroessner a Alfredo Stroessner Domínguez.
16/ Ver de Eugene Propper y Taylor Branch, Laberinto (Buenos Aires: Javier Vergara Editor, 1990). Stella Calloni, Los años del lobo. Operación Cóndor (Buenos Aires: Ediciones Continente, 1999). Bob Woodward, Veil: Las guerras secretas de la CIA 1981-1987 (Buenos Aires: Sudamericana, 1988). Gladys Meilinger de Sannemann, Paraguay en el Operativo Cóndor (Asunción: RP Ediciones, 1989). En julio 1976 el general Manuel Contreras, Jefe de la DINA de Chile, entregó al jefe de la Inteligencia Militar de Paraguay general Benito Guanes Serrano, una medalla de reconocimiento con la inscripción: "En recuerdo de la adhesión del Paraguay a la OPERACIÓN CONDOR". Estaba en marcha el plan para asesinar a Orlando Letelier en el que participó el Gobierno de Paraguay con documentación falsa para los agentes chilenos.
17/ José Luis Simón, La dictadura de Stroessner y los derechos humanos (Asunción: CIPAE, 1990). Guido Rodríguez Alcalá, Testimonio de la represión política en el Paraguay 1975-1989 (Asunción: CIPAE, 1990). José Luis Simón, Testimonio de la represión política en el Paraguay 1954-1974 (Asunción: CIPAE, 1991). Las 3 obras corresponden a la serie Nunca Más. También José María Blanch, Edith Acuña, Line Bareiro y otros, El precio de la paz (Asunción: CEPAG, 1991).
18/ Reseña y análisis de tales documentos en Clarín, 15 de noviembre 1998, p.34, y 21 de febrero 1999, p.9 Más información en Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, Chile, Informe de la Comisión, 3 vol. (Santiago: Secretaría de Comunicación y Cultura/Presidencia, 1991). U.S. Senate, Select Committee on Intelligence, Overthrow of President Salvador Allende, Chile (Committee chaired by Senator Frank Church, 1978).
19/ Fortnightly Review, vol. 28, September 1963, p.87, y vol. 29, February 1964, p. 80. En otros periódicos de la época también hay referencias acerca del creciente contrabando por Paraguay, especialmente _La Razón (Buenos Aires), 26 de julio 1962. Patria Libre (vocero de MOPOCO en el destierro), año III, febrero julio 1963, pp. 1-8. El tráfico de cigarrillos, wiskey, artículos de nylon y perfumería, radios portátiles, grabadoras, auto-radios, máquinas de escribir y calcular en aviones C-46, Curtis y otros bimotores ya eran reportados entonces en la ruta Miami-Asunción-Buenos Aires. En esta última ciudad aterrizaban en Ezeiza y en un campo de Saladillo. De vuelta conducían cocaína boliviana. Según fuentes de inteligencia militar en Asunción, Patricio Colmán y José María Argaña eran operadores principales en dicho tráfico.
20/ Reader's Digest, "The hunt for André", June 1973 special section. Este volumen fue incautado totalmente cuando ingresó a Paraguay. Ningún periódico local reprodujo los nombres ahí mencionados como cómplices en el narcotráfico, Andrés Rodríguez, Patricio Colmán y Pastor Coronel.
21/ Washington Post, 24 Mayo 1972, columna de Jack Anderson en página central. La Opinión (Buenos Aires), 25 de mayo 1972, p.2. Detalles adicionales en Nicholas Horrock y Evert Clark, Conexión Latina (Buenos Aires: Alfa, 1982).
22/ Ver detalles en Anibal Miranda, Dossier Paraguay-Los dueños de grandes fortunas cit., negocios de Andrés Rodríguez, Auguste Joseph Ricord & co.
23/ Ñandé, 9 de agosto 1985, p.20.
24/ El Radical, año IX época V, marzo 1977, órgano del Partido Liberal Radical y Partido Liberal, directorio unificado. Sus miembros principales fueron Carlos Levi Ruffinelli, Francisco Servián, Justo P. Prieto, Luis María Vega, Carlos Alberto González, Alcibíades Irrazábal, Domingo Laíno, Persio Franco, Cástulo César Franco, Gabriel Núñez Carballo, Antonio Arbo, Manuel Mangabeira, Fernando Levi Ruffinelli, Carlos Riveros.
SEIS
PRIMERA GUERRA DE MAFIAS
Stroessner manejaba el país como una hacienda, su hacienda, habiendo puesto de rodillas a cuanto competidor intentó disputarle el mando y bajo tierra o en las mazmorras de la policía secreta a sus enemigos. El frente partidario lo dejó a su fiel de fechos Juan R. Chaves, un abogado de mucho oficio en lograr consensos entre cuatro paredes que nunca trató de sobrepasar los límites dictados desde arriba ni estribó sobre callos ajenos. Chaves fue hombre de partido, el perfecto practicante de la sana política que los Colorados se sentían orgullosos de haber impuesto como solución a los enfrentamientos estériles del pasado. Sabía muy bien cuál era su lugar y papel en el engranaje del poder. No envidiaba la suerte corrida por Méndez Fleitas, Ynsfrán y otros correligionarios que por exceso de apetencia habían desviado del camino, y no pretendía seguirlos hacia abajo tampoco. Tenía a su cargo la dirección de la Junta de Gobierno, ora era titular del Congreso Nacional o ministro interino del Interior, ora ministro sin Cartera y presidente en funciones cuando Stroessner se ausentaba. Fue por bastante tiempo decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional, burócrata versátil que durante el receso parlamentario ocupó además una banca en el Consejo de Estado.
A diferencia de la amplia mayoría de los miembros del círculo del poder que eran viciosos, putañeros o andaban en constantes arreglos para agenciarse algún negocio, Chaves llevaba una vida ordenada al lado de su señora en una casa sin lujos. No era persona que acumulara dinero y de hecho no hizo fortuna para sí. Atendía a docenas de correligionarios a veces hasta bien entrada la tarde, les recomendaba para conseguir trabajo y cuando alguien precisaba urgente para gastos de salud o entierro instruía al encargado de la caja partidaria extender el abono correspondiente. De todos los políticos que medraron tras el dictador, probablemente fue quien más favores hizo. Tanto reconocimiento tuvo el profesor doctor que cuando cayó Stroessner, el primer acto de la nueva Junta de Gobierna fue restituirlo en la posición de presidente partidario. Hasta su avanzada ancianidad él conservó tal privilegio.
Con Chaves en la dirección el Partido Colorado patrocinó la redacción y estudio de una pieza más del rompecabezas, literalmente rompe-cabezas, represiva. Fue aprobada en el Congreso como Ley Nº 209 de Defensa de la Paz Pública y Libertad de las Personas con 17 artículos liberticidas. Entre sus vastas tipificaciones de delito se insertó el formar parte de cualquier partido comunista u organización que se propusiera destruir por la violencia "el régimen democrático-republicano de la Nación", la difamación a ministros, legisladores o jueces de la Corte Suprema, la prédica pública por cualquier medio "del odio entre paraguayos o la destrucción de las clases sociales". El objetivo fundamental de esta aberración jurídica fue perseguir a los líderes políticos, sindicales, religiosos, de derechos humanos y cuanta otra persona osara levantar cabeza contra la corporación militar-partidaria y sus venerables autoridades democrático-republicanas. Contradictoriamente, su aprobación correspondió a la Legislatura que nació al amparo de la Constitución de 1967 con representantes de la oposición cuyo sector más amplio, Liberales Radicales, contaba con destacados juristas. Ellos no sentaron postura, no renunciaron a sus bancas ni impugnaron aquella ley, como tampoco lo hicieron cuando ella fue aplicada a partir de 1975 en el caso conocido como de los 13 Febreristas. Fueron más de 13 y algunos no pertenecían al Partido Febrerista. El juez instructor Diógenes Martínez (luego fiscal general del Estado, ministro de Relaciones Exteriores y actual senador por el Partido Colorado) hizo del parte policial la cabeza de proceso e instrumento de prueba. El documento con firma del jefe de Investigaciones Pastor Coronel señalaba en uno de sus párrafos:
"Que a raíz de un procedimiento efectuado en el mes de setiembre del año 1974, fue detenido un grupo de jóvenes, de tendencia marxistaleninistas y pertenecientes al grupo denominado E.R.P. (EJERCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO), que opera en la República Argentina, de cuyas declaraciones se desprende que ingresaron al Paraguay, con la finalidad de tomar contactos y formar un grupo similar al citado, con la denominación de E.P.R. (EJERCITO PARAGUAYO REVOLUCIONARIO). Que una vez en. el Paraguay, tomó contacto con jóvenes de tendencias terroristas revolucionarias de los diferentes partidos políticos de nuestro país" 1/. Aparte los errores gramaticales y de sintaxis (Pastor Coronel tenía más arte con la picana eléctrica que con la pluma) el extenso velatorio es un culebrón propio del imaginativo Departamento donde las declaraciones no eran tales sino extractos de auto-inculpación extraídos en sesiones de tortura. Una de las víctimas fue Agripina Portillo, secretaria del dentista Roberto Grau Vera, ambos apresados en relación a panfletos con propaganda política impresos en un mimeógrafo propiedad del mencionado profesional. La señora Portillo padeció todo tipo de tormentos: golpes, choques eléctricos e inmersiones en la pileta, a consecuencia de los cuales perdió un oído. Los demás detenidos sufrieron similar castigo por `actividades subversivas' que en realidad fueron discusiones entre políticos en medio de prolongados asados en casa de Ricardo Lugo Rodríguez. Este principal acusado, Febrerista y hábil parrillero, tenía debilidad por las costillas tanto como varios amigos que compartieron su mesa. Hablaban de política, de la necesidad de formar un acuerdo entre partidos para hacer frente a la dictadura y las maneras de concretar el proyectado acuerdo, cuando la policía se les tiró encima de postre. Los arrestos sin orden judicial tuvieron lugar entre setiembre y diciembre 1974. A más de Lugo Rodríguez, Grau Vera y la señora Portillo que ni siquiera estuvo en aquellos asados, fueron apresados Euclides Acevedo, Cantalicio Bernal Font, Arnaldo Llorens, Esteban Riquelme, Odón Oviedo, Fernando Robles, Bernardo Rojas, Sebastián Romero, Roberto Paredes, Arnaldo Rojas Centurión, Enrique Sánchez y Julián Cubas. También Carlos Mancuello, Amílcar Oviedo, Benjamín Ramírez Villalba y Carlos Ramírez Villalba quienes más adelante serían asesinados, y Gladis de Mancuello con su hijita de un año, personas acusadas de "tener propósitos de comenzar actividades guerrilleras en Paraguay" 2/. La denuncia policial se remitió al Juzgado un año después de aquellos procedimientos, estando en prisión los sospechosos aunque no el sindicado como responsable máximo, diputado Domingo Laíno.
Las tratativas para la formación de un frente de partidos realmente se produjeron aunque sin ninguna conexión con los militantes del EPR que también existió. EPR no tuvo actividad abierta, siendo un grupo subversivo de izquierda efectivamente relacionado al ERP argentino. Pastor Coronel los juntó a todos en su informe policial y el juez Diógenes Martínez tomó el texto como verdad corroborada, de modo que ordenó la instrucción de sumario y la detención de los detenidos. Estas pequeñas transgresiones al debido proceso eran rutinarias en los juicios stronistas, nada que invalidara las actuaciones policiales ni inhibiera a los jueces para dictar sentencia. Lugo Rodríguez y sus amigos de cena, que obviamente les cayó bastante pesada, fueron condenados a 3 años de cárcel. Parte de la condena algunos cumplieron en el penal de Emboscada, donde se les sumaron desde mediados de 1976 otros perseguidos políticos. De estos nuevos, más del millar vinculado a la Organización 1° de Marzo (OPM) fueron igualmente procesados bajo los recaudos de la flexible Ley N° 209. Pero a diferencia de los anteriores no recayó condena sobre ellos. Por presión del Gobierno de Estados Unidos que con Jimmy Carter testeó la política de derechos humanos en Paraguay, se los liberó como se los tomó. Esto es, mediante orden superior.
La política de derechos humanos habría de tener más que esa repercusión en Paraguay.
EL PRESIDENTE VITALICIO
Atrás quedaron la fanfarria, brindis y congratulaciones que coronaron los dos más importantes actos de la política exterior del régimen paraguayo. Los tratados con Brasil y Argentina para el aprovechamiento de los recursos hidráulicos del rio Paraná fueron firmados en 1973 con sólo meses de diferencia, ubicando a Stroessner en las primeras planas de los rotativos del mundo en un mismo pie de igualdad con sus colegas Emilio Garrastazu Médici y Juan Domingo Perón. No era para menos. En la frontera paraguayo-brasileña pocos kilómetros aguas arriba de Ciudad Presidente Stroessner se acordó levantar la mayor obra hidroenergética de todos los tiempos con una capacidad instalada de 12.600 MW, seis veces superior a la de Asuán en Egipto. Dieciocho gigantescas turbinas de 700 MW cada una harían el trabajo con espacio para dos adicionales de igual tamaño si hiciera falta según demanda futura. En la frontera paraguayoargentina a la altura de la isla Yacyretá se acordó construir otra represa de menor altura pero mayor longitud que la anterior para una capacidad instalada final de 4.050 MW. Con las inversiones en obras civiles, equipo electromecánico, montaje y obras auxiliares en ambos proyectos habría de generarse tal demanda de técnicos de alto nivel, mando medios y personal calificado que la cantidad de fuentes de trabajo rebasaría la disponibilidad interna por aproximadamente 10 años 3/.
Atrás quedaron los cuestionamientos a las cláusulas de los tratados que en distintos ámbitos fueron expuestos, desde la oposición en el Congreso hasta gremios empresariales, debate que fluyó libremente, tuvo cabida en la prensa y Stroessner usó a su manera para obtener de uno y otro lado ventajas sobre las inicialmente acordadas. De resultado él se erigió en dignatario nacionalista y genial estadista tal como los voceros adictos no cesaron de repetir. Honores que recibió al par que rentas por los contratos adjudicados a las empresas de consultoría Alto Paraná, de construcciones CONEMPA, de seguros Mundo S.A. y Alianza S.A. y otras en las que él tuvo participación a través de su hijo Gustavo Stroessner, su apoderado Hirán Delgado Von Leppel e ilustrados lugartenientes oficiales como Raúl Sapena Pastor (no mucho tiempo después defenestrado), Enzo Debernardi y Fidencio Tardivo. Beneficiarios privados como Juan Carlos Wasmosy, Raúl Cubas Grau y Raúl Sapena Brugada también contaron con aval del dictador y compartieron beneficios dentro del equipo. Desde fines de 1974 hubo demasiado trabajo y beneficios a repartir, lo que posibilitó ingresar nuevos miembros a los cuadros técnicos y profesionales de las entidades binacionales, reparticiones públicas y empresas contratistas. El milagro económico tomaría fuerza en años sucesivos al mismo tiempo que el distanciamiento entre Asunción y Washington por la continuada política represiva del régimen Stroessner.
Con la llegada del nuevo embajador Robert White aquel distanciamiento comenzó y se ahondó en la medida que éste multiplicó sus contactos con la oposición. Tomó contacto también con la jerarquía de la Iglesia Católica encabezada por el arzobispo Ismael Rolón cuya actuación pastoral el establecimiento Colorado puso en tela de juicio desde la comunicación suya al Consejo de Estado, teniendo investidura de miembro nato en dicho cuerpo oficial, de no asistir sin nombrar tampoco sustituto. Simplemente dejó libre esa banca y aun cuando la nota fue cortés y diplomática, evidenció que la docilidad permisiva del anterior arzobispo Aníbal Mena Porta quedó cancelada con su partida.
A Stroessner no le agradó que White se reuniera con malos paraguayos asiduamente, mucho menos le agradó escuchar sus críticas públicas por las violaciones del debido proceso y el uso arbitrario del estado de sitio. White alentó a los miembros de los partidos opositores con representación parlamentaria a no participar de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente. Esta se llevó a cabo en febrero 1977 y su única agenda fue la modificación del artículo 173 que prohibía la reelección presidencial por más de dos periodos. Los convencionales Colorados sesionaron y derogaron tal limitación, sin voz disidente dentro.
Quedó de esa forma expedita la re-reelección de Stroessner, lo que se concretó en las elecciones de 1978 con nada menos un 90 por ciento de votos a su favor. El presidente se volvió vitalicio, con disciplinado beneplácito de las huestes partidarias lideradas por el profesor doctor Chaves más una murga de Liberales y Liberales Radicales desmembrados de los anteriores directorios a quienes se concedió bancas en el Congreso 4/.
Unos salían, otros entraban a hacer oposición con sueldo. A Stroessner no se le acababan los políticos con deseos de figurar, cobrar las dietas y poner el sello a cuanto él decidiera. Esa era la política bajo el stronato. Había opositores para rato y ex-opositores que al perder sus bancas se volvían acérrimos enemigos de los nuevos ubicados. Era un juego endiablado que permitía al capomafioso mandar con tranquilidad aun en contra del embajador norteamericano.
Rodeado de regímenes militares amigos por los cuatro costados y con una bonanza sin precedentes, fruto eso último de las inversiones masivas en Itaipú y Yacyretá junto con exportaciones en aumento de soja, algodón y productos de contrabando, Stroessner pudo resistir sin fatiga la presión norteamericana. El costo fue bajo: tuvo que liberar a la mayoría de los presos políticos, clausurar el campo penal de Emboscada y ordenar a sus asesinos asalariados que dejasen de matar hasta nuevo aviso. Las detenciones sin orden judicial, las golpizas y demás mecanismos de disuasión forzada siguieron. La plata dulce hizo el resto, arma tanto más apta para hipotecar conciencias que la cachiporra. Un alto número de empresarios se rindió ante los encantos de aquella plata dulce. Bancos, financieras, casas de cambio, empresas de turismo y viajes, de seguro y transporte, de importación-exportación, hoteles, casinos y lupanares para clientela exquisita y toda una amplia gama de servicios personales dirigidos al estrato de altos ingresos proliferaron de súbito. La burguesía fraudulenta prefirió pasar sus vacaciones en Punta del Este o Miami, ya no más en la villa veraniega San Bernardino inundada de familias del estrato medio en ascenso. Punta del Este se convirtió en el refugio casi obligado del jet set doméstico agrandado, indolente y soberbio. La droga corrió como el dinero, demasiado fácilmente. El hijo menor del jefe, Alfredo hijo (Fredy), se volvió drogadicto. El otro, Gustavo, dedicó su tiempo libre a las orgías. Ese fue el otro costo que las familias opulentas y decadentes pagaron. La degradación del poder en parte lo reflejó un documento de la Conferencia Episcopal Paraguaya titulado El saneamiento moral de la nación (1979). La corrupción sin límites que ya no escandalizaba a nadie, el consumismo exacerbado de los corruptos, la tolerancia hacia transgresiones a las leyes y la impunidad de sus autores no sólo iban minando el tejido social sino hundiendo tras los ídolos del poder, del placer y de la riqueza a sus mismos propiciadores y a sus hijos.
La esclarecedora carta pastoral de la CEP fue acompañada por otros importantes acontecimientos. Nació como entidad política el Acuerdo Nacional integrado por los partidos Liberal Radical Auténtico (PLRA), Febrerista (PRF), Demócrata Cristiano (PDC) y Movimiento Popular Colorado (MOPOCO). Finalmente los directorios se disponían hacer oposición seria ya que sus fuerzas dispersas no lo habían hecho en el pasado, más allá de agitar sin consecuencias. Algunas personas individualmente habían estado defendiendo a los perseguidos, asistiéndolos en su lugar de reclusión, promoviendo trámites ante las instancias judiciales y llevando casos no resueltos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La exdiputada Carmen de Lara Castro, Ña Coca, fue una activísima protagonista en esta difícil tarea al frente de la Comisión Paraguaya de Derechos Humanos que ayudó a fundar y presidió con admirable entrega. Ella recibía a los familiares de perseguidos políticos, tomaba las denuncias, redactaba memoriales, gestionaba libertades y mejores condiciones de prisión ante las autoridades (que no siempre la recibían), elevaba petitorios al secretario ejecutivo de la CIDH y a Naciones Unidas, promovía visitas de delegaciones internacionales para verificar el estado de la justicia en Paraguay y llevaba consuelo a las víctimas que precisaban al menos ser escuchadas. Junta con la asistencia que puso en marcha el Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (CIPAE) fundado en 1976 por las iglesias Católica Apostólica, Discípulos de Cristo y Evangélica Alemana con un consejo del cual fueron miembros el obispo Juan Bockwinkel, pastor George Wíley y pastor Armín Ihle, la Comisión Paraguaya de Derechos Humanos realizó una valiosa labor humanitaria,
Carmen de Lara Castro visitó en Washington a congresistas, funcionarios del Departamento de Estado y miembros de la CIDH que habían estado siguiendo atentamente el caso paraguayo. El presidente de la CIDH, Andrés Aguilar, consecuente con el mandato de velar por los derechos humanos, elevó a la Secretaría General de la OEA los informes y recomendaciones pertinentes. En la VIII Asamblea General de la OEA en Washington, junio 1978, los representantes oficiales tuvieron ante sí el texto del Libro Azul redactado por la CIDH sobre el caso paraguayo. En base a los datos recogidos mencionaba las desapariciones forzosas, asesinatos en tortura, los presos sin orden judicial entre los cuales había mujeres con niños pequeños, 14 recién nacidos solamente en el campo penal de Emboscada, las condiciones insalubres e infrahumanas de prisión por motivo político, la tortura utilizada como instrumento de confesión a la vez que castigo. Mencionaba asimismo que los derechos y garantías consagrados en la Constitución se hallaban supeditados a la voluntad omnímoda del presidente, quien gobernaba bajo estado de sitio permanente y usaba de esa potestad para detener y mantener en prisión por tiempo indefinido a estudiantes, campesinos, sindicalistas, políticos y ciudadanos de cualquier edad y condición sin el más mínimo respeto por sus derechos básicos. Previo a la Asamblea, el ex-diputado Domingo Laíno había pedido el cese de toda asistencia económica al régimen paraguayo y Ña Coca expuso las miserias de la larga dictadura violadora de derechos humanos. El canciller Alberto Nogués refutó los términos del informe por `falaces', pero las pruebas vivientes en los calabozos de Asunción, prisiones de AbrahamCué y Emboscada señalaban todo lo contrario 5/.
Una fuerte reacción desató la prensa Colorada ante el informe, las declaraciones y resolución final con fuerte tono condenatorio al Gobierno de Paraguay tomada por la OEA. El Gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Estado y su Embajada en Asunción, en pleno coincidió acerca de las medidas que forzaran a Stroessner para restituir libertades cívicas y derechos básicos de la persona humana. Dos créditos tramitados con el BID fueron bloqueados por oposición de Washington, uno para continuación de la ruta Transchaco y otro para expansión del sistema eléctrico encarado por ANDE. Patria puso el grito en el cielo. "Legionarios", "traidores", "propaladores de infundios contra el Paraguay" fueron algunas de las frases utilizadas para calificar a Ña Coca y Laíno. "Elementos extremistas se hallan infiltrados en altas esferas del Gobierno de Estados Unidos empeñados en una campaña de desprestigio para perjudicar al Paraguay y sus autoridades", acusó. Por primera vez en las relaciones paraguayonorteamericanas una manifestación convocada por la cúpula de la oficialista Federación Universitaria del Paraguay (FUP) llegó hasta la Embajada Americana. "Yankee go home", "Democracia sí, Colonialismo no", "Extremistas fuera", "No nos gusta Black and White", rezaban algunas de las pancartas. Sus portadores, funcionarios públicos que hacían política servil en diversas facultades de la Universidad Nacional, insultaron, tiraron piedras y cigarrillos encendidos al embajador cuando éste se acercó a la verja de la sede diplomática. Antes de retirarse, teniendo protección policial, los patoteros hicieron burras al Partido Colorado, al general Stroessner y cantaron el himno nacional. El agredido respondió en una conferencia de prensa a los ataques que se habían vuelto constantes:
"Tanto ciertos medios de comunicación como el propio Partido Colorado a través de sus audiciones radiales, han venido tratando por todos los medios de empañar nuestras francas y sinceras relaciones con insultos no sólo a mi persona sino también a mi país y mi pueblo y a la política exterior de mi gobierno" 6/.
Patria y La Voz del Coloradismo -apodada localmente La Voz del Canibalismo- continuaron su furibunda campaña contra "los extremistas" y "el embajador borracho", en tanto la Cancillería pidió formalmente a su par norteamericana el relevo de White. Stroessner no se debilitó internamente. Pero sus excesos fueron efectivamente rebajados y expuestos internacionalmente a partir de las cartas pastorales de la Conferencia Episcopal, el trabajo del Comité de Iglesias y el Acuerdo Nacional. El embajador White realizó una contribución a favor de los derechos humanos en Paraguay y en cumplimiento de la política exterior norteamericana pro-defensa de esos derechos. El fue trasladado a El Salvador en enero 1980 no sin antes recibir muestras de gratitud ciudadana.
Tomaría otra década llevar la oposición al punto crítico de forzar el relevo de Stroessner, gradualmente y por etapas como él hiciera para consolidarse en el poder.
TRADICIONALISTAS VS. MILITANTES
Stroessner se sintió muy bien con la partida de su enemigo Robert White. Había resistido la presión norteamericana con una que otra concesión respecto de los presos políticos y las actividades políticas, pero su dominio dentro de las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado seguía imperturbable. Las relaciones con Brasil se habían incrementado en profundidad e importancia desde el inicio de las obras en Itaipú durante la Presidencia del general Ernesto Geisel. El presidente brasileño fue un buen y pródigo amigo. Tuvo ocasión de recibirlo en el Palacio de Gobierno con los máximos honores como a un hermano mayor que llega con presentes. Acompañado de un distinguido séquito que incluyó al canciller Antonio Azeredo da Silveira y 5 ministros más, Geisel le regaló a Stroessner un Jeep todo terreno, un fusil FAL, una carabina automática, un avión turbo-hélice Bandeirante todos ellos de fabricación brasileña y la noticia excelente del megacrédito por USD 3.500 millones puestos a disposición de Itaipú Binacional por ELETROBRAS 7/. Con ello quedó asegurada la rápida implementación del proyecto para construcción de obras civiles principales y obras secundarias en y alrededor de la represa, hasta su terminación. La represa y las obras auxiliares se levantaron con ese crédito a un ritmo que rompió todos los esquemas.
Las trabas interpuestas por Argentina al aprovechamiento Itaipú fueron positivamente resueltas en un encuentro de los ministros de Relaciones Exteriores Alberto Nogués, Ramiro Saraiva Guerreiro y Carlos Washington Pastor en Ciudad Presidente Stroessner el 19 de octubre 1979. En esa fecha se firmó el acuerdo de compatibilización Itaipú-Corpus por el cual la represa paraguayo-brasileña llegaría a una altura que permitiera el aprovechamiento óptimo de una futura represa paraguayo-argentina en la localidad de Corpus. Paraguay sería el mayor beneficiario a largo plazo en los proyectos de explotación energética del rio Paraná, y lo que fue destacado reiteradamente a nivel oficial, sin poner un solo guaraní. Paraguay no avaló ninguno de los créditos públicos para la construcción de Itaipú y Yacyretá, los cuales provinieron mayoritariamente del financiamiento interno brasileño y argentino. Pero por las cláusulas contractuales de los tratados de 1973 resultaba claro que era co-propietario y codeudor solidario en el pago de esos créditos, a través de las entidades binacionales. Es más, al poner Brasil y Argentina dinero en proyectos de segura rentabilidad con aval estatal y concentrar las inversiones en sus territorios se beneficiaron en una proporción próxima al 75 por ciento del total de aquéllas. El 25 por ciento restante fluyó hacia Paraguay, el socio menor. Así y todo fue un logro mayor del régimen paraguayo firmar dichos tratados, materializarlos en el terreno y dar continuidad a las obras en una fructífera operación de ingeniería político-financiera muy compleja.
Nunca antes algo tan colosal se había concretado. Para comienzos de la década del '80 la estructura de la represa en Itaipú estaba concluida dentro de cronograma. En octubre 1982 se procedió al llenado del embalse sin que ocurriese ningún inconveniente a la mole de hormigón de alta densidad construida en el cauce del rio ni al flujo agua abajo, el cual se mantuvo en un caudal superior al mínimo de 5.000 m3/segundo a la altura de Encarnación y Posadas fijado por el convenio tripartito antes mencionado. El mérito de este lado fue sin duda la determinación de Stroessner y la lucidez de Enzo Debernardi, director general adjunto de la Entidad Binacional y planificador jefe de aquel emprendimiento por Paraguay. Los problemas económicos parecían haber terminado con la puesta en operaciones de las máquinas y el continuado flujo de inversiones, pero no fue así. Aquellas obras debieron haber impulsado una transformación estructural tanto en lo económico como social. Abrieron una oportunidad que pocos pueblos sobre la tierra tuvieron en una magnitud tan alta y concentrada en el tiempo, susceptible de propulsar una recta constante de crecimiento. Ello hubiese permitido el desarrollo sustentable de haber estado acompañado por un aumento general del nivel de ingreso. La población, sin embargo, se mantuvo en un porcentaje mayoritario fuera de los beneficios del milagro económico que fue notorio y muy real para las familias integrantes del círculo del poder. La concentración del ingreso antes que disminuir como las proyecciones estadísticas manipuladas del sector público sugirieran, se mantuvo inalterada 8/. Se comprobaría con el paso de los años que un núcleo duro de los dueños del poder se apropió del producto y más allá de eso robó, mudó gran parte del dinero al exterior y contaminó sus prácticas corruptas por encima del Partido Colorado a otras asociaciones emergentes de la comunidad política y empresarial. Recuperar lo robado para la nación no se hizo, salir de la contaminación fue imposible. Las precisiones acerca del porqué se verán más adelante.
Restaba un accidentado camino para los paraguayos con el ya sazonado jefe de la Revolución Pacífica y líder anticomunista al timón. De esta especie hubo varios en la región. Los distinguía el común denominador de la rapacidad y a pesar de repelerse mutuamente pactaban en defensa de la libertad. No se molestaban con definiciones. Eran diestros en acomodar la palabra a sus intereses particulares y en tal sentido lo que ellos defendieron fue la libertad para explotar sin medida los recursos -población, tierra, capital- y comerciar con ellos. Uno recaló en Asunción corrido por los sandinistas, el canten-comunismo y sobre todo por sus brutales crímenes. El nombre lo decía todo: Anastasio Somoza Debayle. Su historial era más abultado que el de Stroessner, unos 30.000 nicaragüenses asesinados entre los cuales el periodista Pedro Joaquín Chamorro, la economía arrasada y el Banco Central vaciado íntegramente. En las entrevistas que concedió luego de huir de Managua admitió poseer una fortuna de USD 100 millones, `fruto de su honesto trabajo', pero era voz corriente que la cifra real era unas 10 veces superior. El lujoso yate de su propiedad en el que fue fotografiado y los baúles repletos de dinero exhibidos para pedir asilo en las Bahamas acabaron de convencer a Stroessner sobre la conveniencia de brindarle hospitalidad. De modo que Somoza arribó con expreso permiso de su cofrade paraguayo en un vuelo chárter de Líneas Aéreas Paraguayas con los baúles y abundante vodka a cuestas. Para variar, trajo consigo unos cuantos parientes viciosos. No tardó mucho para que esa bazofia chocara con sus interesados anfitriones, primero por faltar al compromiso de invertir en el país (léxico de la mafia paraguaya que significa poner dinero sobre la mesa para retribuir gentilezas) y segundo por llevar Somoza una linda dama a la cama. El celoso amante, Humberto Domínguez Dibb, desató contra su poco civilizado rival una virulenta campaña a través del diario HOY del cual era director propietario. Esa campaña duró meses y por cierto captó más atención que el fútbol y todas las telenovelas juntas. De paso se enemistó con Aldo Zuccolillo y con el ministro Sabino A. Montanaro por su disputa con el mono nicaragüense que lo hacía echar bilis de ira. Con Zuccolillo se enojó porque éste publicó un poema florido que en círculos literarios fue bautizado `la botella del culo roto' por sus estrofas altamente alusivas. Dos días seguidos lo anduvo buscando el director de HOY al director de ABC para pegarle un tiro y de no ser porque éste optara por esconderse prudentemente lo hubiera liquidado sin decir bala va. Con Montanaro la cosa fue algo más rebuscada y de efecto retardado. Domínguez Dibb pretendió que la serie Somoza en su diario, una especie de biografía desnuda, llevara a Stroessner a cancelar el asilo del molesto rival ex-dictador prófugo. Visto que no lo logró comenzó a atacar a su ex-suegro (Domínguez Dibb se había separado no mucho antes de Graciela Stroessner y don Stroessner vengó la afrenta anulándole un par de franquicias como libre importación de alambres y apuestas deportivas). Las veleidades amatorias y borracheras de Somoza se sumaron a su antipático gesto de no repartir el dinero entre sus protectores en la cuantía prevista. En vez de honrar la cortesía del asilo, servicio que bajo el stronato tenía su precio, se dedicó a financiar una banda de ex-oficiales de la Guardia Nacional que más tarde integrarían la contra nicaragüense. En el Chaco apenas compró 8.000 ha a bajo precio de una reserva fiscal que le traspasó el IBR 9/. A Juan Manuel Frutos le financió unos gastos de la Liga Mundial Anticomunista del cual aquél era miembro. Después cerró la bolsa. Se convirtió en foco de discordia dentro del Partido Colorado. Los antecedentes de la división entre tradicionalistas y militantes surgieron en parte del problema Somoza que años después, con la agregación de otros elementos, impulsaron a Domínguez Dibb a jugarse por los tradicionalistas en contra de su ex-suegro.
Así las cosas y en los intervalos de aquella puja que fue tomando proporciones insospechadas, Montanaro terció con algunas frases entre descalificadoras y amenazantes contra el amante despechado tratando de ponerle en vereda, consiguiendo por el contrario agrias respuestas en notas de tapa y editoriales. Estas respuestas fueron ulteriores, señal del rencor que dejaron aquellos líos del amor.
De momento el problema se resolvió con el proyectil de bazooka que destripó a Somoza el 17 de setiembre 1980 en Asunción, atentado exitoso que se atribuyó a un comando del ERP argentino y, en corrillos informados, a la ayuda que le prestó Domínguez Dibb. Imposible saber exactamente cómo y quién se involucró en aquella operación cuyos detalles fueron relatados por Claribel Alegría y D. J. Flakoll en Somoza: expediente cerrado (1993). Como derivación el Gobierno de Paraguay suspendió relaciones diplomáticas con Nicaragua, lo que fue anunciado por el canciller Alberto Nogués en ocasión de la 35a Asamblea General de la ONU. La decisión se basó en los numerosos indicios que coincidían en señalar la participación del Frente Sandinista de Liberación Nacional en el ataque contra Somoza, según Nogués. El acusó a Rafael Córdoba, miembro de la Junta de Gobierno de Nicaragua, de haber incurrido en graves injurias contra el presidente Stroessner y ellas "constituyen un agravio al pueblo paraguayo que lo ha elegido como jefe de Estado en libre sufragio y por abrumadora mayoría". Nogués manifestó que el asesinato fue "una bárbara agresión del terrorismo internacional al Paraguay". Cuando entonces estaba en su tramo decisivo la campaña electoral para las presidenciales en Estados Unidos y Ronald Reagan encabezaba las encuestas. Las manifestaciones de Nogués fueron dirigidas a los oídos de Reagan y tuvieron la virtualidad de ganar su favor futuro. No se equivocó.
Los contactos Asunción-Washington se volvieron de nuevo fluidos tan pronto asumió Reagan. Alberto Nogués viajó en agosto 1981 para entrevistarse con el secretario de Estado Alexander Haig y otras autoridades del Departamento de Estado. Cuba, Nicaragua y la insurrección eran asuntos prioritarios. Nogués coincidió con Haig que Cuba "es enemiga del continente" por su intervención directa en América Central 10/. También se reunió con el secretario adjunto Thomas Enders y con el general Vernon Waiters, a la sazón consejero especial de Haig. Waiters era un viejo amigo de Stroessner desde que se encontraron en Asunción cuando la visita del vicepresidente Nixon en mayo 1958 y Panamá en julio 1956. El Gobierno Reagan buscaba mejorar relaciones con los regímenes autoritarios del continente (Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay) a los que Carter había sometido a intensas presiones por el tema de los derechos humanos. Las antiguas amistades se reanudaron con la política anticomunista de choque, para utilidad de Reagan en el asunto Nicaragua y de Stroessner en todos los órdenes. La luna de miel duraría unos cuantos años, no tanto en éxtasis sino en interés compartido. Pero Reagan no fue muy constante en esa relación.
En abril 1984 Stroessner ordenó clausurar ABC y a continuación tuvo disputas con el presidente Raúl Alfonsín, cada cual tratando de forzar al otro mediante adversarios internos y juego diplomático. Stroessner apoyó la candidatura de Peronistas en las provincias limítrofes donde se disputaron cargos a gobernador y Alfonsín devolvió la mano apoyando a los opositores Liberales y Colorados vedados de ingresar al Paraguay. Los antiguos exiliados como Miguel Ángel González Casabianca, Waldino R. Lovera, Mario Mallorquín y los más recientes como Domingo Laíno acusaron positivo eco a sus pretensiones en la Casa Rosada y el Palacio San Martín, en tanto la prensa de Buenos Aires les daba cobertura y destacaba como fuera de lugar, anacrónica e ilegal la medida contra ABC. El Acuerdo Nacional hizo división de tareas con visitas a distintas autoridades argentinas, brasileñas, norteamericanas, españolas y significativamente comunicándose con la jerarquía Católica en un plano de diálogo franco y amable. Muy diferente era el trato del Gobierno y Partido Colorado hacia las autoridades eclesiásticas a quienes acusaban crudamente de inmiscuirse en política. Estas cuestiones no podían pasar desapercibidas en Washington. No lo fueron. A insistencia del Congreso de Estados Unidos el Ejecutivo reexaminó las relaciones con los regímenes militares de Chile y Paraguay. Los vientos de democratización soplaban por el continente y en el Cono Sur se mantenían como rémoras Pinochet y Stroessner. En el transcurso de una visita de estado a Madrid en mayo 1985 y sin duda para sentar coincidencia con la política exterior española, Reagan se refirió a las `dictaduras militares' de Cuba, Nicaragua, Chile y Paraguay. Las atónitas autoridades paraguayas no supieron si aquello fue un error de dicción o información del presidente norteamericano. Algunos astutos Colorados supieron de inmediato que la frase `dictadura militar' presagiaba descomposición, aparte de proyectar mala imagen. Consecuentemente comenzaron a tomar distancia. Ángel Roberto Seifart y Carlos Romero Pereira hicieron su acto en tal dirección. Eran jóvenes, ambiciosos y miraban muy al frente, al poststronismo.
Fue entre los veteranos, sin embargo, donde las tácticas de reacomodo pasaron de un principio de temblor al ruido de una erupción. Su génesis fue casi banal. Mario Abdo Benítez, el secretario palaciego de Stroessner, fue postulado por adherentes de distintas seccionales para el cargo de vicepresidente de la Junta de Gobierno. En rápida sucesión esa candidatura inicialmente bloqueada ganó el respaldo de varios ministros del Ejecutivo, entre los más prominentes el de Justicia y Trabajo J. Eugenio Jacquet, el de Salud Adán Godoy Jiménez y luego de cerciorarse olfativamente dónde había más alimento, el ministro del Interior Sabino A. Montanaro. Este grupo acordó relevar a Juan R. Chaves de la cabeza de la Junta y preparar para lo que hubiere lugar la fórmula Gustavo Stroessner Presidente. En términos sencillos y prácticos fueron tejiendo los lazos y creando las bases para una dinastía al estilo mafioso -algunos la interpretaron como feudal, que no era el caso. Por decisión de los capos el hijo mayor debía suceder al padre para beneficio de las familias, ese fue el objetivo último. Pero no todos estuvieron felices con la decisión ya que Gustavo Stroessner era visto con reparo entre los amigos del general Rodríguez quien abrigaba la ambición de suceder a su consuegro. Entre esos amigos se encontraban Luis María Argaña, Aldo Zuccolillo y Conrado Pappalardo. Zuccolillo mantenía una tirante relación con Argaña, por otro lado, debido al fallo de éste en su calidad de presidente de la Corte Suprema que desestimó la demanda para reabrir el periódico ABC. Ellos se profesaban una cordial inquina.
Los militantes con Montanaro, Jacquet y compañía se movieron rápido frente a los indecisos tradicionalistas congregados alrededor de Juan R. Chaves. Stroessner le mandó decir a su fiel de fechos que diera el paso al costado pero presionado por los Colorados que se resistían al eclipse político, Chaves desoyó la instrucción. No entendió que el propio Stroessner era quien manejaba la estrategia. Intentó negociar, buscó la bendición del jefe y al final se encomendó a los resultados de las urnas. El tenía vasta experiencia: las urnas solamente servían para convalidar la fuerza. Cuando llegó la Convención de 1987 pudo cerciorarse que esa práctica continuaba vigente. La policía impidió por la fuerza que los convencionales tradicionalistas ingresen a la Casa de los Colorados y al viejo por poco no le echan a puntapiés 11/. Los stronistas ganaron en su juego a los stronistas, todo entre Colorados.
UNIDAD GRANÍTICA QUEBRADA
La Convención Colorada del 1° de agosto 1987 sirvió a dos propósitos. Uno, desalojar a los tradicionalistas del control de la Junta de Gobierno. Dos, postular al líder único candidato a las elecciones generales para el periodo 1988-1993. Era demasiado caradurez aun para una sociedad criminal, mantenida por el erario público y sostenida por el aparato policial-militar, asaltar a sus propios miembros en su propio local. Esa vez se sacaron las máscaras los inquisidores del 'odio entre paraguayos', hecho que decían repudiar mientras lo practicaban continuamente. Fue tan burda la maniobra precisamente cuando el jefe ya estaba enfermo que el siguiente tiro les salió por la culata. Dos porquerías trancaron el caño, de las tantas propias a la cúpula Colorada.
Primera cuestión, hubo un destape de gran corrupción en el Banco Central. Los ladrones iban sacando cada vez más dinero, prendidos a las ubres de la vaca lechera Estado y mamando furiosamente no obstante haber mermado el ingreso de divisas por Itaipú y Yacyretá que los malacostumbró fuera de todo remedio. El monto de depósitos de paraguayos en la banca de Estados Unidos pasó de USD 46 millones en 1974 a USD 459 millones en 1985 según el Departamento del Tesoro de aquel país, es decir que se multiplicó en diez veces durante aquel periodo 12/. De los otros países receptores no se tenían datos, pero sumas respetables se sabía iban en valijas como correo diplomático a Suiza. Allá las recibía Gustavo Gramont Berres, cónsul general y encargado de canalizar los fondos a nombre de Gustavo Stroessner. Gramont Berres, estafador uruguayo casado con una sobrina del dictador, Gloria Morínigo Delgado, tenía chispa y suerte. El braguetazo le valió entrar al círculo donde se movían los poderosos y fue así que logró su designación en el servicio exterior, pantalla para actuar como correo financiero al más alto nivel. Andrés Rodríguez, Conrado Pappalardo, Guillermo Clebsch, Mario Abdo Benítez, Alejandro Cáceres Almada, entre otros, también fueron asesorados por el experto uruguayo para colocar sus dineritos en la banca suiza. El vivía a todo lujo en Ginebra, sede de sus funciones, pero con los dividendos de su descansado trabajo pudo abrir cuentas numeradas propias, adquirir propiedades de alto valor en Washington, Madrid, en la Riviera francesa, 3 mansiones en el distrito de San Roque cercanas a Mburuvicha Róga y 60 ha al pie del Cerro Lambaré en cuya cima mandó levantar un monolito con la efigie de los héroes de la patria. Naturalmente Stroessner era uno de ellos. Merced a la recomendación del gratificado y ya senil dictador, Gramont Berres consiguió que el ministro de Hacienda César Barrientos le firmara documentos de garantía para un crédito por USD 46 millones que obtuvo de un sindicato de bancos liderado por el Overland Trust Banque de Ginebra. Con ese dinero mandó construir dos grandes galpones en otra propiedad suya en La Colmena donde instaló modernas maquinarias para procesamiento de frutas. Otra parte del dinero se repartieron los bancos y el cónsul general 13/. Detrás de este esquema actuó Gustavo Stroessner, cuya cuantía de depósitos solamente en Suiza superaba los USD 250 millones hacia el final del stronato 14/.
El Banco Central proveyó fondos aquí y allá, disimulados cual créditos bancarios y reembolso de operaciones para importación de maquinarias, semillas y fertilizantes agrícolas. Para estas importaciones regía la tasa preferencial muy por debajo de la tasa de cambio libre, diferencia aprovechada por más de un centenar de ladrones de guante blanco que extrajeron divisas. El presidente del Banco Central, César Romeo Acosta, puso su firma a las autorizaciones de liquidación correspondientes. Entre los bancos operantes estaban el Citibank, Chase Manhattan, Nación Argentina, do Brasil, Exterior de España, Paraná, Unión, Boston y BNT. La estafa fue denunciada por el propio directorio del Banco Central, una vez que tomó estado público a través de la prensa. La acusación formal mencionó 18 firmas fantasmas como responsables de operaciones simuladas de importación mediante documentos falsos. Esas firmas obtuvieron divisas al tipo preferencial que fueron derivadas a cuentas particulares o negociadas en el mercado libre fluctuante. El monto defraudado, de acuerdo a la denuncia, fue de USD 31 millones depositados en el Central National Bank de Nueva York. Era mucho mayor como se pudo comprobar una vez fuera de la institución el huidizo Acosta. El BCP hizo reclamaciones judiciales, luego de caer la dictadura, por USD 398 millones en aquel caso. Fue lo que pudo fundamentarse instrumentalmente, pero la suma real evadida anduvo por los USD 550 millones hasta 1985, sin que pudiera recuperarse siquiera el 15 por ciento que a su vez se derivó para honorarios de abogados 15/.
Aparte de César Romeo Acosta, los directivos del BCP con responsabilidad en el desvío durante aquel periodo fueron los miembros del Consejo Arnildo Meza Páez y Rosa Agustín González junto con el gerente Augusto Colmán Villamayor. El patrimonio personal de Acosta, con sueldo más gastos de representación de USD 30.000 por año, era de USD 65 millones según el registro de sus bienes rastreado por agencias oficiales de Estados Unidos 16/. Colmán Villamayor puso pies en polvorosa tan pronto comenzaron las indagatorias en la justicia. Nunca se supo más de él. Acosta gozaba de fuero como miembro del Consejo de Estado y por tanto no pudo ser procesado en aquella oportunidad. Al arrancar el post-Stronismo y en situación de relevado, él trató de huir pero fue pescado en un motel y puesto tras las rejas. Su encierro duró pocos meses y finalmente fue absuelto de toda culpa por el juez Rubén Candia Amarilla, previo pago de una gruesa suma de dinero en privado.
El déficit fiscal volvió a principios de la década del '80 y ya no dejó de crecer hasta el final del stronato. Los astutos operadores de las finanzas idearon una manera expeditiva para hacerle frente. Circularon el dinero a objeto de tapar los agujeros del fisco y el dispendio de las empresas estatales, sin corregir para nada la estructura de la recaudación ni los gastos. Las partidas respectivas, oficialmente créditos a empresas del Estado y ajuste cambiario del sector público, fueron subsidios directos que compensaron la disminución de los ingresos por las entidades binacionales. Entre 1982 y 1988 los subsidios crediticios y cambiarios insumieron la friolera de USD 560 millones que salieron del Ministerio de Hacienda y Banco Central. No se podía alegar escasez de creatividad en las cabezas de ambas instituciones ni falta de adaptabilidad de la estructura mafiosa a los repentinos desequilibrios en las cuentas nacionales. Por algún lado debía repercutir aquel ajuste. La tasa de cambio promedio del mercado en relación al dólar norteamericano saltó de Gs 203 en 1982 a Gs 605 en 1986 y a Gs 928 en 1988, con el efecto consiguiente sobre el nivel general de los precios cuyo aumento no fue corregido en igual proporción por los salarios y pensiones. La progresiva retracción del empleo, remuneraciones e ingresos por venta de productos de la pequeña agricultura provocó un fenómeno inverso. Aumentó el número de pobladores sin techo en la periferia de las ciudades, los niños de la calle, la mendicidad y prostitución infantil.
Segunda cuestión, el tráfico de drogas volvió a ocupar un lugar destacado en las relaciones paraguayo-norteamericanas. Las rutas abiertas por la Conexión Latina dos décadas y media atrás se ensancharon. Salta y Antofagasta, Ponta Porá y Guaira, Foz de Iguazú y Posadas se tornaron puntos de tránsito para el mercado del norte, las urbes argentinas y brasileñas. Lo novedoso fue el embarque de drogas en vuelos de Líneas Aéreas Paraguayas con destino a Madrid, Frankfurt, Miami. Necesariamente debió haber complicidad de los militares que manejaban la empresa en aquel ilícito. Varios de ellos se enriquecieron grandemente en retribución por colaborar. Tal fue el caso del general Raúl Calvet, amigo de los Stroessner y gerente de LAP 1'/. Gustavo Stroessner en persona dirigía el negocio y recibía los beneficios. Embolsaba a manos llenas, no se privaba de nada y giraba enormes cantidades a sus cuentas en Nueva York, Zúrich y Ginebra. El lavado era discreto y tenía protección doble, como secreto oficial y secreto bancario. La investigación que realizó la DEA a partir de un cargamento de 25 kg de cocaína escondida en una maleta no reclamada en el aeropuerto internacional de Miami, ingresada el 11 de mayo 1988 en el vuelo regular de LAP procedente de Asunción, arrojó interesantes resultados. Agentes antidrogas norteamericanos que reanudaron misión en Paraguay aquel año y sus pares paraguayos de la Dirección Nacional Antinarcóticos (DINAR) descubrieron que el remitente de la carga fue Roberto Paredes, hijo del presidente de la línea de cabotaje aéreo LATN, coronel Adolfo Paredes. Este era uno de los lugartenientes del viejo Stroessner y operador de Gustavo Stroessner en materia de contrabando. La Ponderosa, estancia del coronel Paredes en el Chaco a cierta distancia de Fuerte Olimpo con una bien cuidada pista de aterrizaje, era el punto donde llegaban las aeronaves desde Santa Cruz de la Sierra y alrededores. La droga era trasbordada para cubrir el trayecto hasta el aeropuerto Presidente Stroessner donde LATN tenía sus depósitos y hangares. De ahí se la ubicaba en los aviones DC-8 de LAP que hacían el trayecto a Miami. Pero una carga de 115 kg de cocaína ya había sido incautada en agosto 1987 en el aeropuerto internacional de Bruselas transportado en otro vuelo de LAP originado en Asunción. Fueron encarcelados los encargados de acompañar el cargamento, el alemán Erich Bunte y el paraguayo José Ljubetich. Bunte era un comerciante de inmuebles cercanamente asociado a Hirán Delgado von Leppel, sobrino político del dictador y socio del hijo en empresas de seguro e inmobiliarias. Von Leppel llegó a presidir la Corte Suprema antes de caer con su pariente en febrero 1989. Tanto Bunte como Ljubetich fueron condenados en Bélgica por tráfico. Dueño de la carga era Gustavo Stroessner 18/.
En un principio las filtraciones de inteligencia generadas por aquel decomiso [cocaína disimulada en paquetes de jabón de la empresa INCA propiedad de Raúl Doutrelau] apuntaron a que Bunte cantó y recibió a cambio una pena reducida. El seguimiento de la DEA permitió confirmar que se restableció la antigua red iniciada por Auguste Joseph Ricord. En realidad ella nunca fue desactivada por cuanto los generales paraguayos que la protegían permanecieron en sus puestos. Dos grupos se disputaban el control del tráfico, uno encabezado por Alfredo Stroessner cuya cara visible era el hijo Gustavo, otro dirigido por Andrés Rodríguez cuyo hombre de confianza era Lino Oviedo. Ambos grupos tenían conexiones de interés por el lado de la corporación militar-Colorada, pero eran a la vez antagónicos en lo que respecta al narcotráfico. Las mayores cargas decomisadas afuera fueron de los Stroessner, por infidencia del rival. Redadas previas en las cercanías de Ciudad Presidente Stroessner (setiembre 1984, decomiso de barriles de acetona, éter y ácido clorhídrico en cantidad industrial) y Bella Vista (junio 1985, decomiso de 43 kg. de cocaína, tambores de acetona y éter en la pista Fluminense de Adilson Rosatti) perjudicaron a Andrés Rodríguez. Cayeron por infidencia de la competencia. Uno y otro grupo se sabotearon pasando oportuna información en el afán de hundirse mutuamente.
Las agencias norteamericanas recibían información por esas dos vías paralelas, las procesaban y presionaban haciendo incautar partidas seleccionadas ora de un grupo, ora del otro. En ningún momento dejaron saber cuáles eran sus contactos, pero se supo que mantenían canales dobles. La disputa por el territorio y tráfico estuvo en la raíz de la división soterrada dentro de las Fuerzas Armadas, abierta dentro del Partido Colorado. Fue el negocio de la droga lo que partió en dos la corporación y preparó el terreno para la violenta definición vía golpe de estado. Los motivos no pudieron haber sido más sórdidos. Se trató de una guerra de gangsters.
En conocimiento de lo esencial de aquel ejercicio y sus protagonistas, Luis María Argaña hizo su jugada desde la Corte Suprema. Sin casarse con uno u otro grupo instruyó a los jueces para actuar con dureza frente a los narcotraficantes. En el primer semestre de 1985 fueron decomisados aproximadamente 400.000 kg de marihuana (producción doméstica) en Paraguay o salidos hacia Argentina y Brasil 19/. Las actuaciones judiciales estuvieron en el centro de esa vasta campaña con que Argaña pretendió ganar puntos ante los norteamericanos, provocar que Rodríguez se alzara contra Stroessner o que éste intentara deponer al primero. En ello se basó su posicionamiento con vista a ganar la Presidencia de la República. Advertido de sus intenciones, Stroessner le dio cuerda y una vez consolidados los militantes en la Junta de Gobierno lo despidió. Avezado manipulador, Argaña no se resignó a su suerte. Expuso a Rodríguez el cuadro de crisis según su interesada interpretación y juntos se dieron en conspirar contra el taimado patrón.
Hubo otro personaje que también se vio en el papel de presidente, entre los vapores del alcohol que no le permitían situarse adecuadamente en tiempo ni espacio. Humberto Domínguez Dibb, el temperamental empresario, se lanzó a la arena política utilizando su periódico como punta de lanza. Se tiró con todo contra el nuevo presidente Colorado, Sabino A. Montanaro. Organizó y se puso de orador principal en concentraciones de los tradicionalistas a quienes en ese proceso oxigenó. Juan R. Chaves parecía no decidirse a salir de su reclusión casera, a pesar de las arengas del impetuoso nuevo aliado. No estaba dispuesto a arriesgar la ira del jefe que ya lo había mandado expulsar de la Junta y a quien temía fatídicamente. De modo que la cruzada de Domínguez Dibb fue bastante raleada en acompañantes de peso. A falta de ellos tuvo a mano su infaltable botella de vodka de mañana, tarde y noche salvo cuando estuvo preso por orden de Montanaro. No duró sino unos días aquel encierro y antes que moderar al brioso ex-yerno metido a político, lo encabritó. Montanaro estaba en problemas. Más arriba, el exsuegro en achaques también.
Esta gente parecía olerse como los perros. Los que iban debilitándose eran blanco favorito de las mordidas. El resto de la manada no cesaba de morder hasta que la víctima corriera con el rabo entre las piernas. O en el peor de los casos, terminara despedazada. Stroessner hizo de esta afición perruna alta política para expulsar de las filas partidarias y militares a los no-leales, con tanto éxito que cuando sus lugartenientes y subordinados olfatearon que él iba cuesta abajo en vigor emplearon la misma táctica. Para algo bueno sirvió el prolongado entrenamiento.
TERMINA LA DICTADURA
Argaña por sí mismo, Chaves o Domínguez Dibb y todos los tradicionalistas juntos no eran enemigos suficientes para Stroessner. No tenían la fuerza para echarlo. El embajador Clyde Taylor vio de otra manera la situación. Mientras más enemigos juntara Stroessner más corto sería su mandato. Así que a poco de presentar sus cartas credenciales puso sonrisa de circunstancia y fue a visitar a Juan R. Chaves por un lado, a los representantes del Acuerdo Nacional por el otro. Que entrara en la Casa de los Colorados no representó ningún problema. Que pisara el local del Partido Febrerista sí. Ahí fue recibido por el presidente del PRF Fernando Vera y los demás directores de partidos de la oposición. Para el Gobierno los directorios integrantes del Acuerdo Nacional, a excepción del PRF, eran 'irregulares' y el contacto abierto de cualquier representante oficial extranjero con ellos implicaba una transgresión al principio de no intervención en los asuntos internos. Así lo hicieron saber por medio de Patria. Como esos contactos no cesaron el embajador fue sometido a una andanada tras otra de advertencias, calificativos y adjetivos como no se habían escrito desde aquellos editoriales contra Robert White. Mayo 1986 comenzó mal para el dictador, y terminó peor. El primer día y por convocatoria del MIT, federación independiente de los trabajadores, éstos festejaron su día con una misa en la iglesia de Cristo Rey donde ofició el sindicado como obispo rojo Mario Melanio Medina. A la salida ellos trataron de marchar hasta una plaza cercana mas no pudieron llegar siquiera a la esquina. Policías y seccionaleros armados de garrotes y cables trenzados les dispersaron en medio de una golpiza fenomenal, con abundante gas, y llevaron preso a los que encontraron en la calle. Siguieron otras ocho manifestaciones que terminaron a mitad de camino con otras tantas garroteadas por las fuerzas del orden stronista. Los gremios del Hospital de Clínicas organizaron sus protestas, el PRF sus asambleas de la civilidad, los estudiantes sus marchas y así sucesivamente. Entretanto el embajador norteamericano continuó su trajín ante el indisimulado disgusto de Stroessner, Montanaro & compañía. No acabaron tampoco las movilizaciones ciudadanas a pecho gentil. Ahí se hicieron fuertes los miembros de la resistencia. Apresados en montón, eran liberados a los pocos días o semanas a excepción de unos cuantos procesados como ejemplo de escarmiento. El hecho que los pastores de la Iglesia Católica y tras ellos los laicos apoyaran aquellas manifestaciones -todas pacíficas de parte de los activistas- constituyó un agregado elemento de presión sobre el régimen. Ya no eran nada más que los políticos quienes se hacían sentir públicamente. Eran distintos colectivos de la sociedad civil con un entusiasmo contagiante. En las procesiones del silencio convocadas por la jerarquía Católica hubo miles y miles de personas. La resistencia sumaba miembros, tendencia que tuvo otro súbito salto después que los militantes dividieran al Partido Colorado en dos. De parte de los contestatarios se planteaba sin vueltas dar fin la dictadura. A diferencia de las movilizaciones masivas de 1959, esta vez fuerzas importantes jugaban a favor del cambio y la estructura monolítica del pasado alrededor del dictador estaba quebrada.
El desorden y el pillaje descarado, a diferencia del pillaje disimulado, alienó a capas acomodadas cuya identificación con el capitalismo de mafias se desvaneció oportunistamente. Hasta un antiguo represor como Edgar L. Ynsfrán retornó a la palestra, en esta ocasión con Chaves y Argaña. Pero ninguno hizo el gasto. Vieron como los manifestantes ganaban las calles, eran garroteados y conducidos presos mientras ellos se frotaban las manos y apuraban sus contactos. Se repartieron posiciones en las listas del futuro Ejecutivo y Parlamento. Ante los micrófonos hablaron acerca de la necesidad de la democracia y el deseo del reencuentro de la familia paraguaya. El cinismo no los abandonó en la llanura: hacían política en el molde que habían aprendido y practicado.
Desde que se confirmara oficialmente la visita del Papa los trámites conspiraticios tomaron organicidad entre los Colorados desplazados. Estaban agendadas para febrero 1988 las elecciones nacionales y el Gobierno pretendió reimponer paz al viejo estilo. Los generales se habían pronunciado sin reservas por la renovación del mandato y no existía duda entre ellos que ésta era la decisión acertada, en conexión con la línea militante. Había unanimidad de criterio en el alto mando.
"Estamos satisfechos de los logros que hemos alcanzado y nada ni nadie nos hará cambiar de rumbo. Mi general, estamos como un solo hombre con usted para llevar hasta su conclusión la gran tarea de la reconstrucción nacional... Nosotros, hombres de armas, reiteramos solemnemente que continuaremos siendo sus leales e incorruptibles soldados. Mientras haya una gota de sangre en nuestras venas continuaremos siendo, mi general, soldados del general Stroessner" 20/.
El general Luis Esteban Olmedo, comandante del Colegio Militar Francisco Solano López, así hablaba en la ceremonia de graduación de subtenientes ante su endiosado jefe que le premiaba con gestos de aprobación. Unos días después le tocó hacer la alabanza al general Gustavo Prieto Busto, director del Colegio Nacional de Guerra.
"El general Stroessner gobernará para bien de la patria hasta el fin de sus días... Es por esto que el Colegio Nacional de Guerra afirmó que después de Stroessner habrá otro Stroessner, es decir la bandera que fue levantada para sostener sus ideales nacionalistas y su programa patriótico continuará siendo sostenida por los Colorados que fueron, son y serán leales a él...Los individuos mendaces que participan en el diálogo nacional, los líderes de pandillas que participan en el Acuerdo Nacional que son restos de facciones de partidos políticos con oscuros objetivos, y ciertos personajes clandestinos que se entrometen en estas actividades, van a tener un mal final sin epitafio ni oportunidad de resurrección, en el basurero de la cocina del arzobispo..." 21/.
De nuevo Stroessner estuvo de acuerdo con tales manifestaciones. Siguieron otras y otras del mismo tenor en preparación del acto eleccionario. La maquinaria oficial se disponía arrasar en los comicios frente a dos débiles agrupaciones, Partido Liberal y Partido Liberal Radical. Los zoqueteros no tenían otra expectativa que constituirse en primera minoría parlamentaria para acceder a las prebendas que Stroessner les tiraba. El conteo de votos dio los siguientes resultados a favor del único líder: 89 por ciento contra 10 por ciento para el resto de los opositores rentados. Como las preocupaciones de la Comunidad Europea por la oleada represiva y cierre de medios, las de Estados Unidos en el mismo sentido y otras notas arrimadas por entidades de derechos humanos fueron contestadas con la usual sarta de legalismos y mentiras por parte de las autoridades paraguayas, el consenso a nivel de los principales centros de decisión se fortaleció: Paraguay se hallaba sometido por un régimen de fuerza que negaba los derechos cívicos y políticos de la población 22/. El arzobispo de Asunción y jefe de la Iglesia Católica, monseñor Rolón, calificó de 'farsa' las elecciones. Stroessner había juntado cuestionadores poderosos fuera y dentro del país.
El Papa vino a entregar personalmente y en audiencia pública el mensaje final, aparte de alentar decididamente las fuerzas de cambio dentro de la sociedad paraguaya, defender el trabajo desarrollado por la comunidad católica y apoyar a las autoridades eclesiásticas. "No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, así como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres", dijo en el Palacio de Gobierno. Más que en palabras, el mensaje estuvo en sus gestos de desaprobación a Stroessner en cada uno de los encuentros que tuvieron. No obstante la anticipada reprobación oficial a la reunión programada entre el Papa, laicos y disidentes marcada como Encuentro con los Constructores de la Sociedad, éste se llevó a cabo. Multitudes sin precedente lo recibieron, aclamaron y escucharon con respeto. También hubo cantos, estribillos y bullicio a los que el Papa respondió de buen humor 23/. Entre el monseñor Ismael Rolón y Aníbal Maricevich que gozaban de bien ganada estima o Alfredo Stroessner que generaba temor y repulsión, el Papa y su entusiasta público se quedaron con los primeros. Tal el veredicto inapelable que produjo aquella visita.
Un mes antes había llegado a Asunción otra autoridad importante. Vernon Walters, jefe de la misión de Estados Unidos ante Naciones Unidas, estuvo nada más que un día para entrevistarse con Stroessner y otras altas autoridades del Gobierno. El diálogo entre los dos soldados de Guerra Fría no trascendió oficialmente. Walters, vino a evaluar la situación política y el grado de deterioro del jefe, relevante para el curso de acción que habría de decidirse en Washington. Por otro lado, le informó sobre el general Manuel Antonio Noriega que se resistía a dejar el poder en Panamá. El Gobierno de Estados Unidos deseaba aislarlo y lograr el apoyo de todos los gobiernos de la región, incluido el de Paraguay. La carrera de Walters en los rangos de la OSS que fue predecesora de la CIA, como subdirector de la CIA durante el Gobierno Nixon y asesor del secretario de Estado Alexander Haig hasta el rango ministerial que ostentaba en 3988 certificaba su reconocida profesionalidad. A sus ojos de analista no habrá escapado lo que era notorio para cualquier político informado. Stroessner iba perdiendo el control sobre la situación pero se negaba a abandonar el puesto. Había que hacer algo al respecto -menos que en Filipinas donde un avión norteamericano había sacado a Ferdinando Marcos rumbo a Hawai y más que en Chile donde Augusto Pinochet también confrontaba oposición coaligada pero se avino a negociar una salida. Stroessner no negoció su permanencia en el poder. La solución militar era la única opción abierta.
En agosto 1988 Stroessner enfermó de la próstata y tuvo que someterse a una operación llevada a cabo en el IPS, bajo mal guardado secreto. Suciedad y desidia abundaban en aquel lugar. Hubo noticias que entró en coma, lo que probó ser una exageración. Pero tuvo problemas a raíz de aquella intervención y la convalecencia fue larga, lo que le impidió retornar a sus funciones en forma. La fuerte medicación le impedía trabajar, apenas resistía hacer despacho un par de horas por día, daba órdenes inentendibles e incoherentes. A su lado tenía un conspirador, el jefe de Ceremonial Conrado Pappalardo. Por esa fuente Rodríguez conoció los pasos de su consuegro y mentor. Stroessner no se recuperó totalmente de los cuidados poco ortodoxos que le brindó el camarada director del IPS, general Hugo Dejesús Araujo. Nada más faltaba que otro camarada 1o rematara.
La condición física y mental de Stroessner fue el más importante elemento para el desarrollo de la conspiración. Perdió los reflejos, se dejó estar y a pesar de las recomendaciones para purgar a Rodríguez no actuó. Informes de las actividades sediciosas de Rodríguez le fueron entregados en propia mano. Argaña se reunía seguido con el pretexto de partidas de tenis en la mansión de Las Carmelitas. El 10 de diciembre 1988 distintas organizaciones civiles y partidarias llevaron al centro de Asunción una demostración múltiple ante la imposibilidad de acceder a la Catedral para conmemorar el aniversario de la declaración universal de los derechos humanos. La policía impidió el paso, repartió garrotazos, detuvo a los que se resistieron. Hasta sacerdotes y monjitas fueron golpeados. Uno de ellos fue detenido en el Departamento de Investigaciones y advertido antes de ser tirado de vuelta a la calle sin mayor ceremonia. Argaña aprovechó el incidente en un mitin de fin de año para denostar contra los "impostores", "mequetrefes" y "anti-Colorados" valientes para perseguir mujeres indefensas, golpear curas y arremeter contra estudiantes. Recordó a sus correligionarios el derecho a la rebelión y anunció "siempre habrá un 13 de enero" en alusión al levantamiento Colorado cuatro décadas atrás 24/. El 13 de enero llegó y pasó. Agotadas por el continuado acuartelamiento, las fuerzas policiales parecieron contagiarse de la inercia de sus superiores. En la Caballería, sin embargo, los aprestos eran febriles. Ponían a punto los tanques Cascavel y Urutú de fabricación brasileña para entrar en acción. Gran cantidad de municiones completó en sigilo el pertrechamiento. En la Armada los antiguos cañoneros Humaitá y Paraguay pasaron por los chequeos y aprovisionamiento bajo órdenes de su comandante, el vicealmirante Eduardo González Petit.
El otro elemento en la ecuación del golpe fue el severo desajuste financiero provocado por la turbulencia política y el traspaso de cuantiosos fondos al exterior. El precio del dólar se disparó. Los mismos generales, ministros y empresarios que habían amasado fortuna durante los años de paz y progreso anduvieron en esos trámites para precautelar sus ahorros. Al capomafioso no se le ocurrió mejor medida que mandar cerrar unas cuantas casas de cambio, entre ellas Cambios Guaraní propiedad de Rodríguez. Lógicamente el dueño quedó airado por tal agresión, en privado atribuida a los militantes que buscaban afanosamente su pase a retiro. Ya se tomaría él su desquite. Uno y otro bando no se andaban con pequeñeces. Borrar del mapa al enemigo era la intención compartida, sólo que el enemigo era correligionario.
El presidente de la seccional Colorada del populoso barrio Chacarita, Ramón Aquino, a la cabeza de sus belicosos muchachos siempre listos para quebrar huesos ajenos, se afanó en otro tipo de preparativo. Manuel Modesto Esquivel, el vicioso director de Correos, tuvo el mismo propósito. Nadie mejor que el diputado Martín Chiola (actual ministro de Salud Pública) para describir lo que tenía ansiosos a sus menos formados congéneres. "Tomamos el poder a balazos, a balazos tendrán que sacarnos", dijo. El general Andrés Rodríguez y sus comandados leyeron esas líneas y tomaron al pie de la letra el consejo.
GENTILEZA DE WASHINGTON
Stroessner llegó al poder como uno más de los militares que había peleado en la guerra del Chaco, ascendido por su aplicación y buen olfato para conspirar hasta el grado de general y postulado candidato del Partido Colorado a la Presidencia de la República. Otros generales lo precedieron en esta función desde José Félix Estigarribia pasando por Higinio Morínigo hasta Raimundo Rolón. Al principio ningún político de los Colorados y de los partidos proscritos creyó posible que su carrera gubernativa durara más allá de unos años. En aquella etapa formativa su gestión no se diferenció sustancialmente en el área política de la establecida por sus antecesores. El suyo fue visto como un Gobierno dinámico en lo económico y reformador en cuanto a organización de la administración pública. Los directores partidarios encontraron en él una persona práctica, expeditiva y deferente a sus sugerencias, méritos que le valieron ser propuesto por la Junta de Gobierno en forma unánime para las elecciones de 1958. Hasta ese año él hizo lo suficiente en términos de aplicar la fuerza para mantener su liderazgo, nada diferente a lo actuado por caudillos de otras asociaciones partidarias y del Partido Colorado previamente. Ni siquiera era una dictadura habida cuenta las extensivas facultades presidenciales fijadas en la Constitución de 1940.
A partir de 1959 la situación cambió. Primero porque clausuró el Congreso para reprimir la disidencia dentro del Partido Colorado y después por la feroz represión que desató para desactivar la oposición. Represión que convirtió en guerra sucia aquel fin de año para combatir a los insurrectos, cómplices, sospechosos y de paso a sus adversarios políticos. En esa medida e insidiosamente instaló -primera vez en la historia paraguaya- el crimen organizado cual gobierno. En épocas pasadas hubo convulsiones internas, hubo corrupción y violencia, pero nunca una estructura del crimen desde el poder. Esto fue nuevo y extraño, algo que las instituciones vigentes no fueron capaces de aislar o expulsar ni la población defenderse de su arrolladora dinámica. Nadie previó que un fenómeno devorador, aplastante como ése surgiera, y cuando surgió fue como un cataclismo. Traspasó los límites de la política para regimentar a la sociedad como un todo, intervenir como factor preeminente en la actividad económica e imponer un estilo de vida (una cultura inclusive) paranoico, perverso, inhumano. Su condición primaria, el miedo, se introdujo en las escuelas, en los hogares, en la mente del ciudadano que ya no fue ciudadano sino amigo o enemigo. Nadie, instituciones ni personas, estuvo preparado ante tamaño embate. Desde que se consolidara no hubo nada que pudiera vencer a la mafia stronista, una poderosa maquinaria destructiva y creadora a la vez. Mataba para vivir y vivía para crecer, cual monstruosa criatura depredadora y a falta de algún elemento inhibidor o de equilibrio siguió creciendo sin pausa.
Cuando Stroessner fue echado había 1.500.000 afiliados Colorados, algo próximo al 35 por ciento del total de habitantes y dos veces superior a la población económicamente activa. Pero no eran 1.500.000 personas. Era una masa de 1.500.000 miembros con su dirección, cuerpos de defensa y exterminación, su aparato judicial y legislaturas dependientes, su economía y discurso de guerra. Había un orden que sólo comenzó a venirse abajo por el envejecimiento de su cabeza. En términos de lo que entonces se aceptaba como análisis, aquella era una dictadura con dos pilares: la represión y la corrupción. En una conceptualización más estricta y desde la perspectiva de sistema, era una organización criminal. Práctica, eficiente, útil para la función que cumplía.
Tres cosas andaban a las maravillas en el stronato. La primera era el contrabando: los territorios estaban delimitados y la actividad tenía existencia legal como medio rutinario para el progreso individual y de grupo. Valga citar de complemento al decreto de reglamentación de las mercaderías en tránsito, la Ley N° 847 del 19 de diciembre 1980 Estatuto del Personal Militar. De acuerdo a ella los jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas quedaban habilitados para ejercer actividades técnico-profesionales en el medio civil, lo que en lenguaje mundano significaba capacidad para ejercer el comercio, la industria y todo tipo de servicios. El requisito único era la autorización previa del comandante en jefe (Stroessner), quien por otro artículo podía exigir a los jefes y oficiales informe sobre el origen y naturaleza de sus bienes. Esta ley vino a legalizar nada más una situación de hecho ya que los mandos militares en una alta proporción se habían vuelto dueños de empresas, ejecutivos de frontera y contratistas de obras públicas.
La segunda era el robo institucionalizado. Del abigeato e importación de mercaderías (bienes de primera necesidad como azúcar o trigo) sin pago de impuestos, las autoridades pasaron sucesivamente al tráfico de drogas y repartición de tierras fiscales, obtención de créditos que no se reembolsaban, manipulación del tipo de cambio y extracción de divisas del BCP, arreglo de licitaciones, sobrefacturación en contratos de obras y servicios al Estado, etc. En el robo se respetaba la jerarquía, se negociaba el porcentaje de distribución entre beneficiarios y alguna porción se dedicaba por lo general a 'contribución partidaria', 'asistencia social' o 'donaciones'.
La tercera, los kilombos que se multiplicaron a la par de otras formas de entretenimiento que a la vez generaban beneficios. Apuestas, loterías, casinos, casas de juego y redes de prostitución florecieron en el Paraguay de Stroessner. A1 final de su constructivo mandato operaban en Asunción 280 burdeles y otros 150 en la que fue Ciudad Presidente Stroessner junto con Presidente Franco. Se estimaba en 90 los burdeles en Pedro Juan Caballero y 70 en Encarnación. A pesar de existir fuerte competencia de las chicas de la calle, la actividad dentro de aquellos locales parecía ser intenso y concurrido, un rubro económico por su propio peso.
Los permisos para entrar a estos negocios fronterizos entre la legalidad e ilegalidad, obtener una utilidad o al menos un empleo explican en parte porque se sostuvo tanto tiempo la economía de mafia que como se verá luego, sobrevivió al stronato. Una organización tan extendida de afiliados de algo tenía que vivir. No había suficientes puestos públicos para todos. Con un poco de adaptación y manteniendo la boca cerrada era posible ubicarse en el comercio no formal, empresa de algún capo, de pupila en algún burdel y en última instancia levantando cualquier cosa por la calle.
Nada de esta trama le hubiera servido a Stroessner de no contar con apoyo de fuera. Apoyo en metálico -créditos, programas de donación y ayuda- más entrenamiento para el personal en las diversas tareas del aparato burocrático. Las administraciones Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon proveyeron a su cliente lo que precisaba para mantener y manejar ese aparato, en pago de lo cual la política interna y exterior de Paraguay se sometieron a las directivas emanadas de Washington. El voto de Paraguay en los organismos internacionales fue consistente a favor de Estados Unidos. El único elemento estratégico que tuvo Estados Unidos en Paraguay fue, aparte el voto seguro, su estación de inteligencia para monitoreo de comunicaciones. Hubo mucho provecho para ambas partes en este servicio, cuyo antecedente se remonta a la etapa formativa del stronato.
En efecto, tan pronto como 1956 estuvo trabajando en la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos (DNAT) un experto en investigación policial e interrogatorio enviado por Estados Unidos para atender las cuestiones relacionadas a infiltración comunista. Su contraparte fue el director de aquella repartición, Antonio Campos Alúm, también formado con beca oficial norteamericana en aquel país. Robert Thierry y Campos Alúm sirvieron al esfuerzo de erradicar infiltrados en la administración pública, sindicatos y seccionales Coloradas. Los resultados fueron positivos, tanto que a Thierry le renovaron la comisión por pedido del Gobierno de Paraguay y Campos Alúm mantuvo el puesto por más de tres décadas. En el Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas y en el R.I.14 estuvieron otros dos especialistas, uno en inteligencia militar que trabajó al lado de Benito Guanes Serrano y otro en técnicas contrainsurgencia que instruyó a los pelotones de Infantería comandados por Patricio Colmán. No se divulgó los nombres de estos comisionados. Pero uno de ellos (que elaboró informes de inteligencia bajo el seudónimo Trainer, instructor) estuvo activo en las zonas de operaciones donde se batió a los insurrectos del Movimiento 14 de Mayo y escuchó la declaración de los prisioneros. Algunos cables desclasificados permiten concluir que en Charará específicamente, Trainer trabajó duro.
La estación de la CIA colaboró en esta tarea desde sus facilidades de la Embajada Americana, donde se hizo el rastreo de las emisiones de Radio 14 de MAYO, voz de los rebeldes. El servicio que más gratificó a Stroessner y fue continuado, los informes de inteligencia preparados en la estación, revela la muy estrecha vinculación de alto nivel que fue clave para su continuidad en el poder. Stroessner dependía de estos informes para la toma de decisiones cruciales respecto de promociones, ascensos, traslados y despidos de sus colaboradores civiles y militares, su seguridad personal, descabezamiento de complot y neutralización de opositores dentro y fuera del Partido Colorado. El correo especial no tenía que caminar mucho pues calle de por medio, un portón lateral frente al otro, se ubicaban Mburuvicha Róga y Embajada Americana. Ambos locales se conservan al presente.
Cuando Stroessner no recibía los informes de la CIA se ponía impaciente. Significaba que los norteamericanos andaban tras algo importante, mostraban su decepción por no conseguirlo y presionaban directamente a quien debía dar la orden para destrabar el obstáculo. Esta retención de información no era usual. En una ocasión, mediados de 1976, se creó una situación desagradable al no obtener la Embajada Americana la liberación de un informante pagado de la CIA que había caído en manos de Pastor Coronel. El informante era Miguel Chase Sardi, un experto en indigenismo contratado por la Universidad Católica para dirigir el Proyecto Marandú de asistencia a pobladores nativos, militante del Partido Comunista Paraguayo. El mantenía fluido contacto con sus camaradas, entre ellos el secretario general Miguel Ángel Soler y dos miembros del Comité Central del PCP que habían ingresado clandestinamente, Octavio Rubén González Acosta y Derlis Villagra. Soler y González Acosta fueron asesinados por personal del Departamento de Investigaciones y Villagra por personal de DNAT luego del arresto que se produjo por separado entre el 30 de noviembre y 3 de diciembre 1975. Chase Sardi fue arrestado el 1 de diciembre 1975 y confesó bajo tortura lo que hacía, quiénes eran sus contactos, su relación con la CIA que lo contrató para obtener información, la tarea del Proyecto Marandú y situación detallada del personal, en fin algo bastante completo. Cincuenta y ocho personas cayeron en aquella redada (Caso 75.1 - Caída de la dirección, militantes y simpatizantes del PCP) 25/. Los insistentes pedidos de la Embajada y de organizaciones humanitarias internacionales para excarcelar al agente Chase Sardi -cuya actividad encubierta no era conocida localmente- no lograron resultado. De modo que la CIA le cortó momentáneamente el flujo de informes a Stroessner. En el mes de julio 1976 que este corte se produjo Chase Sardi fue liberado. Evidentemente la presión dio el fruto que los norteamericanos esperaban.
En los prolegómenos del golpe de febrero 1989 algo similar habría ocurrido. En términos de inteligencia, se dejó ciego al blanco -Stroessner personalmente había dejado de recibir los informes de la CIA por varios meses seguidos. Una serie de fricciones entre Montanaro y los militantes a raíz de ataques al embajador Taylor habían tensionado las relaciones de alto nivel entre Estados Unidos y Paraguay. Antes que advertir a Stroessner acerca de la conspiración, los norteamericanos colaboraron con el equipo Rodríguez y esto lo hicieron de diversas maneras. Estaban de por medio sus intereses políticos de largo plazo.
NOTAS
1/ Parte policial de Pastor Coronel, jefe del Departamento de Investigaciones, autos Ricardo Lugo Rodríguez y otros s/supuesto delito contra la Ley N° 209 (Asunción, 1975), sentencia condenatoria en 1° Instancia por ante juez en lo Penal Carlos Báez Renhfeldt por separación del juez de igual clase Diógenes Martínez. Los procesados y condenados en aquel caso recurrieron en el año 1999 ante los estrados judiciales en demanda sobre daños y perjuicios contra el Estado Paraguayo, juicio actualmente en curso.
2/ Un resumen crítico sobre este caso se encuentra en Guido Rodríguez Alcalá, Testimonio de la represión política en Paraguay 1975-1989, Serie Nunca Más (Asunción: CIPAE, 1990), capítulo II. En los otros procesos con detenciones masivas caratulados Carlos Guillermo Brañas y otros s/ supuesto delito contra la Ley N° 209 (caso OPM), Juan Félix Bogado Gondra y otros s/violación de la Ley N° 209 (caso revista Criterio/Movimiento Independiente) también hubo intervención judicial posterior a las detenciones e interrogatorios policiales.
3/ Secretaría Técnica de Planificación, Objetivos y planes de desarrollo del sector energía eléctrica, periodo 1976-1981, Asunción, marzo 1977. Banco Mundial, Desarrollo regional en el este del Paraguay, Washington, diciembre 1978. Naciones Unidas/ONUDI, Paraguay, estudio industrial. Análisis de las posibilidades de establecer industrias de alto consumo energético en el Paraguay, Asunción, abril 1978.
4/ Ver Benjamín Arditi, Adiós a Stroessner. La reconstrucción de la política en el Paraguay (Asunción: RP Ediciones/CDE, 1992) para una visión de conjunto y anexo con resultados de las elecciones entre 1953 y 1989.
5/ ABC, 25 de junio 1978, p.9. ABC, 27 de junio 1978, p.11, y 28 de junio 1978, p.13.
6/ ABC, 12 de julio 1978, p.8, y 13 de julio 1978, p.11.
7/ La visita del presidente Geisel que comenzó el 3 de diciembre 1975 fue la segunda de un jefe del Ejecutivo de Brasil al Paraguay, luego de aquella realizada por Getúlio Vargas a su par Higinio Morínigo en 1941. En ocasión de la visita de Geisel se firmaron varios tratados, entre los que resaltó el de Amistad y Cooperación que estableció la integración del sistema de transporte ferroviario y carretera entre ambos países, el tránsito fronterizo sin pasaporte hasta 5 días de estadía, la expansión del comercio bilateral y el desarrollo de la región del Este (Paraguay) con asistencia de Gobierno de Brasil. También se abrió una línea de crédito de USD 8 millones para asfaltar las rutas que conducían a la frontera con Brasil. ABC, 4 y 5 de diciembre 1975, pp. 1-3, Patria, 10 y 11 de diciembre 1975, p.l ss.
8/ Sobre distribución del ingreso a nivel nacional hay dos estudios comparables. Anibal Miranda, Desarrollo y pobreza en Paraguay (Asunción: CIPAE/Inter-American Foundation, 1982), trae los resultados de la primera encuesta nacional sobre el tema a partir del cap. IV. Pablo Sauma, La distribución del ingreso en el Paraguay (Asunción: Universidad Nacional, 1993) ofrece los resultados de otra encuesta con mayores detalles realizada 10 años después. La metodología en ambas es básicamente similar.
9/ Resumen del caso en Banco Paraguayo de Datos. "Los 13 meses de Somoza en Paraguay" [agosto 1979setiembre 1980], Asunción, setiembre 1980. Las 8.000 ha que compró Somoza se hallaban próximas a una propiedad mayor del Estado Paraguayo conocida como estancia La Patria.
10/ ABC, 26 de agosto 1981, p.13 Aquella visita de Nogués a Washington fue la primera por invitación oficial del Gobierno de Estados Unidos desde su designación 6 años antes como ministro de Relaciones Exteriores. En círculos locales la invitación fue calificada como "importante apertura en las relaciones Paraguay-Estados Unidos".
11/ HOY, 2 de agosto 1981, pp.l-6. El Pueblo, 12 de agosto 1987 y 19 de agosto 1987, notas y comentarios sobre división del Partido Colorado oficialista. Patria, 2 al 5 de agosto 1987 y 29 de agosto 1987, Resolución N° 643 del Ministerio del Interior por la que se suspende la impresión y distribución de E1 Pueblo. A raíz de la cáustica cobertura de la Convención del Partido Colorado, "predicar el odio entre paraguayos... poner en peligro la estabilidad de las instituciones democráticas por medio de prédicas sobre la real situación del país y a través de informaciones engañosas sobre la honorabilidad y reputación de las autoridades legítimamente constituidas", el vocero del PRF fue efectivamente clausurado por orden del ministro Montanaro via simple resolución administrativa.
12/ U.S. Department of the Treasury, Treasury Bulletin, December 1977/ December 1985.
13/ ABC, 6 de febrero 1990, p.9 y 7 de febrero 1990, p.9. La planta de cítricos no llegó a inaugurarse y quedó en el abandono. Ver también autos Gustavo Gramont Berres s/ falsificación de instrumento público y estafa contra el Estado Paraguayo (caso Rossi S.A.) junto con autos s/ extradición de la justicia suiza tramitado por ante la Corte Suprema (1998). El ex-cónsul general terminó encarcelado primero en Asunción y luego en Ginebra.
14/ Confesiones del ex-cónsul general Gramont Berres en ABC, 18 de junio 1989, p.8. No resultó claro si esos USD 250 millones eran el monto solamente en una cuenta o el total en todas.
15/ Destape inicial en _HOY, 25 de junio 1985, p.8. _HOY, 30 de junio 1985, pp. 1/8, y 28 de noviembre 1985, p.11. Expediente Banco Central del Paraguay c/Banco Nación Argentina, Banco Central del Paraguay c/Banco del Paraná, Banco Central del Paraguay c/Gabriel A. Avalos s/nulidad de actos jurídicos, restitución de divisas e indemnización de daños y perjuicios, este último por ante juzgado de la Instancia en lo Civil y Comercial de 8° Turno (Capital}.
16/ U.S. Congress, Congressional Record, April 30, 1986, remarks by Representative Tony Hall of Ohio on Recent Developments in Paraguay, E-1448/9.
17/ El gerente general y más tarde presidente de LAP, Raúl Calvet, fue procesado por desvío de fondos ante denuncia correspondiente de la administración designada por el presidente Andrés Rodríguez. Sobre ilícitos en LAP ver de Tomás Palau, Félix Lugo y Gloria Estragó (comp.), Dictadura, corrupción y transición cit., p.286 ss.
18/ Artículos de información y análisis en Miami News, October 29, 1988, p.1 A, November 4, 1988, p. 4 A, November 15, 1988, p. 10 A, December 6, 1988, p. 1 A. _La Opinión, 14 de abril 1989, p.3.
19/ Noticias, 24 de julio 1985, p.12. HOY, 13 de agosto 1985, p.8.
20/ HOY, 21 de noviembre 1986, p.11. Traducción de resumen de noticias en inglés. Olmedo también acotó que "estamos decididos a defender, si fuera necesario con las armas, el orden constitucional que el Gobierno ha logrado". En esos días varios reporteros fueron brutalmente atacados mientras cubrían manifestaciones de protesta.
21/ HOY, 28 de noviembre 1986, p.11. El acto se realizó en el Ministerio de Defensa ante la plana mayor de la milicia y altas autoridades del Partido Colorado.
22/ Notas de protesta de los 12 gobiernos miembros de la Comunidad Europea y de los Estados Unidos en Sendero, 2 de octubre 1987, pp. 8-9. Sobre elecciones de febrero 1988 los títulos de los rotativos y revistas de Europa, Estados Unidos, Brasil y Argentina no dejaron dudas de la repulsiva que ya resultaba afuera esa repetida farsa. Miami Herald, "Fraud ín Paraguay", February 17, 1988, p. 14 A. El País (Madrid), "Carnaval paraguayo", 16 de febrero 1988, p.12. El Periodista (Buenos aires), "Alfredo Stroessner ¿último acto?", 19 al 25 de febrero 1988, pp. 15-16. Folha de São Paulo, "Farsa paraguaya", 17 de fevereiro 1988 p. 2 A.
23/ El mejor análisis con buen soporte de datos sobre relaciones Iglesia-Gobierno se encuentra en Miguel Carter, El papel de la Iglesia en la caída de Stroessner (Asunción: RP Ediciones, 1991). Sobre la visita del Papa que tuvo lugar en mayo 1988 ver cap. 6.
24/ Ultima Hora, 28 de diciembre 1988, p.8.
25/ Síntesis del caso en José Ma. Blanch, Edith Acuña, Líne Bareiro y otros, El precio de la paz cit., pp. 191-202. La ocupación clandestina de Chase Sardi no está mencionada en esta obra. En la redada cayeron también Gloria Estragó, abogada, Marilyn Renhfeldt, estudiante de antropología y Malena Ashwell, quien se había entrevistado con varias personas para denunciar la violación de niñitas en casa del coronel Leopoldo `Popol' Perrier que el dictador frecuentaba en el barrio Sajonia. Jack Anderson escribió sobre este tema en el Washington Post, 20 December 1977.
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CRIMEN ORGANIZADO EN PARAGUAY
Estudios de ANIBAL MIRANDA
MIRANDA & ASOCIADOS,
Asunción-Paraguay.
Octubre 2001 (439 páginas)