EL NEGADOR
Obra de ROBERTO GOIRIZ
Editorial El Lector,
Portada: Ilustración de JUAN MORENO
Asunción-Paraguay 2001. 97 pp.
A MANERA DE PROLOGO
EL SEDUCTOR ENCANTO DE UN LIBRO MALDITO
A tono con la identidad que se espera de uno de los primeros libros editados en el Siglo XXI o en el Tercer Milenio, es probable que "EL NEGADOR", de Roberto Goiriz, sea la primera novela multimedia de la literatura paraguaya.
Bueno... en este caso hay que entender lo “multimediático”, como un texto que se extiende a otros textos y a otros géneros artísticos, particularmente a la historieta o cómic.
Un juego intertextual que integra universos creativos y dispara la fantasía mas allá de cualquier límite. Para quienes conozcan la prolífica labor de Goiriz en sus diversas facetas creativas -la publicidad, el diseño gráfico, las artes plásticas, las historietas y ahora la literatura-, esta su primera novela establece un guiño de complicidad con algunas de sus obras previas.
En primer lugar, con el cómic o noveno arte. En el álbum de historietas "DOBLE O NADA" (Editorial El Lector, 1993), Goiriz presentó a sus lectores una nueva serie de aventuras fantásticas, titulada “Ángel”.
Relataba la historia de un joven como tantos en la Asunción actual, que un día sale de su casa para reunirse con sus amigos en un bar, cuando es violentamente atropellado por un automóvil.
Transportado a otro mundo, Ángel es invitado por una bella mujer a cruzar una puerta, pero el joven se rebela. En su lucha contra la ¿muerte?, descubre inesperados poderes que le permiten regresar a la vida.
Desde entonces, con la guía de un viejo hechicero indígena guaraní llamado Jacinto, va descubriendo sus habilidades sobrenaturales y participa de alucinantes aventuras.
Pues bien, el mismo Jacinto y el mismo Ángel de la historieta son algunos de los principales protagonistas de la novela "El Negador".
El otro punto de encuentro con la obra previa de Goiriz se da en los campos de la misma literatura. En el libro “ALREDEDOR DE 40, CUENTOS PARA INSOMNES" (Editorial El Lector, 1999), uno de los cuentos, titulado "El Libro" cuenta la historia de Denise, una jovencita como tantas en la Asunción actual, que es introducida al mundo de la brujería por su hermano y por un misterioso librero llamado Rosendo, a través de la páginas de un libro oscuro y mágico.
Pues bien, la misma Denise y el mismo Rosendo del cuento son algunos de los principales protagonistas de la novela "El Negador".
Y aún hay más: en la novela se revela que el Jacinto de la historieta y el Rosendo del cuento son, en realidad (o en ficción), la misma persona.
O quizás en este caso sería mejor decir: la misma entidad.
Si el lector no ha leído antes el cómic o el cuento, no se desespere. La novela tiene vida propia y se sostiene con autonomía en su propio universo narrativo, tanto que nadie sospecharía que puedan existir lazos tendidos a otros mundos.
Pero ese juego multimediático o intertextual, tan propia de la búsqueda de nuevas maneras de narrar en esta era de multiplicados lenguajes, le agrega otras perspectivas a esta obra, y que no son solamente cuestiones de forma, sino que tienen que ver con la misma esencia de la historia: La trama de "El Negador" gira en torno a un libro infinito que se desdobla y atraviesa los tiempos y los espacios. Un libro que contiene vida y muerte, amores y odios, sueños y pesadillas...
En esta su primera novela, Roberto Goiriz profundiza el camino que abrió con su anterior libro de cuentos y que, de muchas maneras, está sentando las bases para lo que podríamos denominar: la literatura fantástica paraguaya.
Una versión bien nacional del género que George Orwel, Arthur C. Clarke, Isaac Asimov y tantos otros inauguraran en el primer mundo, y que ha tenido una versión latinoamericana en Julio Cortázar, Elvio Gandolfo o Angélica Gorosdicher, la llamada "ciencia ficción del tercer mundo".
"El Negador" parte de lo cotidiano hacia lo fantástico, instala en el paisaje urbano tan familiar y conocido de Asunción algunas puertas mágicas que conectan con dimensiones aterradoras en donde todo es posible, en donde se libran batallas físicas y espirituales de las que dependen nuestro mismo destino.
Es una historia que se inicia en los mismos orígenes de nuestra identidad como pueblo, antes de la llegada de los españoles a América, con los elementos míticos y rituales primitivos de la cultura guaraní, que se enlaza con los escenarios de la pos-modernidad futurista.
Es una lucha de fuerzas poderosas que escapan al encasillamiento esquemático del bien y del mal, en medio de la cual se desarrolla la historia de amor de dos aprendices de hechiceros, Denise y Ángel, un romance tan árido como la vida misma.
Una obra que define la madurez literaria de Roberto Goiriz y que nos deja a todos sus lectores a merced del seductor embrujo de un encantador libro maldito.
ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
HEMOS GANADO O HEMOS PERDIDO. TAL VEZ NO IMPORTE EL RESULTADO SINO LA LUCHA.
No. No es así. Este es el pensamiento de un luchador enamorado de su propia capacidad de nunca rendirse. Es una cierta timidez a aceptar el hecho de su propio valor, de su heroicidad y de su rabiosa decisión de recorrer un camino. Los cobardes tocan trompetas. Los hipócritas también. Los lúgubres individuos que luchan por algo intentan siempre disminuir sus méritos. Roberto Goiriz intenta hacerlo en su magnífico libro pero yo no puedo aceptarlo. Que él tenga modestia. Yo no estoy obligado a tenerla por él, yo puedo sentarme entre el público ante este libro y aplaudir. EL NEGADOR es algo para leer cada noche, en silencio, leerlo con lentitud y luego apagar la luz y pensar en él, pensar en las pequeñas y enormes cosas que nos ofrece. No es un libro. Es una condición del alma, y recuerdo una frase más del libro ...... “¿Quiénes somos nosotros?” y la respuesta está en el mismo libro para el que la sabe buscar... nosotros, los seres humanos que desesperadamente buscamos una razón para nuestras vidas... los seres humanos que buscamos una lógica, un amor, un sueña... y por sobre todas las cosas es ROBERTO GOIRIZ que nos ha dado EL NEGADOR. Esta es la negación más positiva que existe.
ROBIN WOOD
INDICE
A MANERA DE PRÓLOGO
EL SEDUCTOR ENCANTO DE UN LIBRO MALDITO
1. DENISE Y EL LIBRO
2. CONJUROS EN EL SHOPPING
3. COMPAÑEROS DE CLASE
4. ELLA, LA SOLITARIA
5. LA PUERTA DEL ANGEL
6. JACINTO BUSCA SU NOMBRE
7. EL NEGADOR HABLA
8. PASAJE RECALDE
9. EL MENSAJE QUE INICIA LA BATALLA
10. UNA NOCHE DIFICIL LLEGA A SU FIN
11. EL NEGADOR VUELVE
12. EL LIBRO Y DENISE
I
DENISE Y EL LIBRO
El viento sur es mi pasión.
El viento norte, mí locura.
A veces, durante la noche, durante los sueños, lo volvía a ver. Tendido en un atril, tenso y amenazante. Abierto justo en el lugar en que Ernesto lo había dejado. Propietario de una sabiduría antigua, misteriosa y cruel. El libro se abría a su mirada asustada. Dispuesto a ser leído, pero sobre todo, temido.
Y la llamaba. Tal como había llamado a su hermano. Tal como Rosendo lo había predicho.
Se sentó en la cama. Era una noche calurosa, pero ella tembló, tratando de protegerse del frío y del miedo con la sábana, liándosela alrededor del cuerpo. Miró hacia la ventana de la pequeña habitación en penumbra. El cielo brillaba su oscuridad de estrellas y luna creciente. En la calle, algún farol solidario apoyaba ese vano intento nocturno de reemplazar a la luz del día. Denise se levantó y caminó hacia la abertura que la esperaba, abierta como el libro. Observó desde la planta alta de la casa de su tía, con quien vivía desde que su padre, su madre y su hermano murieran, el patio solitario y, un poco más allá, la vereda y la calle pobladas de viento y sonidos apagados, distantes y confusos.
Tiritando, dio la bienvenida al viento que la saludó tocándola brevemente, moviendo con suavidad los pliegues de la sábana. Ya estaba un poco más tranquila, los desbocados latidos del corazón habían vuelto a calmarse, y la noche se volvía, nuevamente, cálida y acogedora. Dejó que la sábana cayera a sus pies y levantó los brazos. El viento, sin esperar otra invitación, entró y la abrazó con fuerza, se retiró y luego, tímidamente, recorrió todo su cuerpo. Estaba desnuda, tal como Rosendo le había dicho que debían dormir los brujos. Con los ojos de la memoria, se vio a sí misma en la oscuridad: una adolescente delgada, de ojos profundamente verdes, cabellos tan largos como negros, erguida ante la ventana, saludando a la noche y conversando con el viento.
Sabía que afuera el cielo aguardaba, expectante. La luna le invitaba a salir, las estrellas le animaban a volar. Ella era una bruja del aire. Eso no se lo había dicho Rosendo, sino el libro. Rosendo no lo sabía, porque, desde aquella noche, Denise no volvió a realizar, ningún conjuro.
-No es una buena decisión -le dijo Rosendo, aquella vez. Había vuelto a su papel de viejito pelado y petiso. La completa hilera de dientes afilados ya no estaba, y los viejos guijarros desgastados y dispersos se asomaban tímidamente en la boca semiabierta. Denise, frente a él, con los ojos repletos de lágrimas que se negaban a salir, apretó los labios y no respondió. El cadáver de Ernesto estaba en la otra habitación, hacia el fondo, con la cabeza abierta de un machetazo. Allí donde también estaba el libro. Tembló al recordar cómo el libro se bebió la sangre de su hermano.
-No es nada -insistía Rosendo-. Ernesto solo volvió a sus páginas. Todos nosotros, los hijos del libro, volvemos allí cuando morimos.
La idea de pertenecer para siempre a un libro, de ser letra muerta entre las páginas muertas de ese pedazo de papel y maldad, casi le hizo llorar. Cerró los ojos y la boca con fuerza renovada. Escuchó el suspiro de Rosendo y se preparó para la siguiente andanada. Rosendo trataría de convencerla, si era necesario, toda la interminable noche.
-Ahora tenemos que hacer el amor.
Abrió los ojos, sorprendida. Esperaba cualquier cosa, menos eso. Durante semanas, ese viejito extraño la había entrenado concienzuda y pacientemente, para resistir a los ataques de su hermano. Ella lo había visto como una suerte de protector, hasta que su verdadero rol le fue revelado por el libro. Pero, de todas formas, no se imaginaba una propuesta como esa en boca de Rosendo, que ahora parecía nebulosamente más joven.
-Tenemos que hacerlo, el libro lo pide para terminar tu iniciación.
Era mentira. Esa noche, más que cualquiera, ella adivinaba lo que sabía el libro. Rosendo quería poseerla para intentar dominarla y utilizar su poder. Lo vio tan claro como pudo observarlo a él: Rosendo se había despojado de la túnica. Su cuerpo desnudo era increíblemente musculoso. Cientos de venas sobresalían en los brazos y parte de las piernas, como ramas de un frondoso árbol. El pene se erguía y la apuntaba, también surcado por abundantes venas. Denise supo que su fuerza provenía de la tierra, y casi sonrió. La tierra no podía tocar al viento.
Rosendo dio un paso y abrió los brazos, la boca abierta en una sonrisa estúpida. Denise simplemente giró la cabeza. Su frialdad la alejaba. Rosendo titubeó e intentó tomarla del brazo. Su mano no consiguió aferrarla. Resbaló como si no hubiera nada en ese lugar. Frunció el ceño y lo intentó de nuevo, esta vez tratando de rasgar su ropa. Las manos no pudieron asirla. Se quedó inmóvil ante ella, su furia golpeándola en ondas sucesivas. Pero ella estaba más allá de su poder. Se volvió, caminó hacia la puerta, la abrió v salió. No lo había vuelto a ver desde hacía cuatro años.
Bajó los brazos lentamente, envuelta en el viento y los recuerdos, ante la ventana de su habitación, en la casa de su tía Elvira. Ya estaba amaneciendo.