LO MEJOR DEL FOLKLORE PARAGUAYO
Selección e introducción: MARIO RUBÉN ALVAREZ
Colección: Hacia un país de lectores Nº 3
Editorial El Lector,
www.ellector.com.py
Teléfonos: (595 21) 491.966 - 610.639
Director Editorial: Pablo León Burián,
Asesor Editorial: Roque Vallejos.
Diseño e ilustración de tapa: JUAN MORENO
Asunción-Paraguay 2002. 126 pp.
PRÓLOGO
MEMORIA DE UN PUEBLO
Todas las sociedades poseen una gran cantidad de conocimientos. Cuando esa herencia cultural que se transmite en el tiempo, de padres a hijos, reúne algunas características específicas, se llama folklore.
El Paraguay tiene su universo peculiar de sabidurías que podrán no leerse en un libro y no figurarán en relevantes estudios, pero están allí, forman parte de la vida de la comunidad y tienen aplicaciones concretas, en momentos bien definidos.
El folklore es nuestra memoria colectiva, aquel cordón umbilical que nos conecta a una historia y que nos permite identificarnos y diferenciarnos de los demás. Es un pensar, un sentir y un obrar que nos unifica como pueblo con raíces históricas comunes, con dolores y alegrías compartidos, con fracasos y esperanzas comunes.
Somos un pueblo mestizo que provenimos de dos troncos culturales marcados a fuego por sus lenguas: el guarani y el español. Es en esta matriz bicultural y bilingüe donde se fragua nuestra identidad.
Este breve libro es, apenas, una rápida aproximación a esa realidad viva, vigente y cotidiana que es el folklore. Es, por otro lado, una compilación de compilaciones, con algunos aportes inéditos. Su modesta intención es proporcionar una información básica acerca de los hechos folklóricos que permite a los lectores encontrar algunos de los componentes esenciales de este universo complejo, amplio y rico en expresiones.
El afán no es hacer una exposición fría y técnica de los diversos componentes del folklore. Por eso, los ejemplos con los que se ilustran los diversos temas les dan calor y color a los diversos capítulos.
Bueno es aclarar que la selección realizada no es "lo mejor del folklore", aunque la colección de El Lector lo rotule de este modo, atendiendo a su línea de producción editorial. Decir que una expresión -un compuesto, por ejemplo-de este ámbito es más que otra equivale a la emisión de un juicio de valor a partir de ciertos criterios escogidos de antemano, lo cual está lejos del objetivo de esta publicación.
Si bien el texto va dirigido a todo público, querríamos, sobre todo, que los jóvenes sean sus destinatarios preferenciales. Su ordenamiento y tono didácticos apuntan a quienes necesitan con urgencia moldear una identidad vigorosa, para insertarse luego en lo universal. El objetivo es introducirlos al territorio del folklore para que luego busquen la manera de ahondar sus indagaciones, sintiéndose parte de una colectividad que le da valor a lo que es auténticamente suyo. La bibliografía que se inserta al final tiene esa finalidad.
El compilador Asunción,
invierno del 2002
ÍNDICE - PRÓLOGO
PARTE I
CAPÍTULO I: FOLKLORE/ LA ORALIDAD/ IDENTIDAD/ CARACTERÍSTICAS/ SU UNIVERSO/ LOS RECOPILADORES/ CLASIFICACIÓN
CAPÍTULO II: FOLKLORE ESPIRITUAL/ POESÍA, MÚSICA Y DANZA/ LA POLKA/ COMPUESTO/ PERICÓN-RELACIÓN/ CANCIONES DE CUNA/ CANTO DE ESTACIONEROS/ KURUSU ÁRA/ CANCIONES NAVIDEÑAS/ JEJUVYKUE JEJORA/ KÁÑA NEMOÑE’Ẽ/ VERSOS DEL TRUCO/ LAS DANZAS
CAPITULO III: CUENTOS O CASOS/ PERURIMA/ PYCHÁĨ/ KA'I/ PLATA YVYGUY/ ÑANDEJÁRA KÁSO
CAPÍTULO IV: LOS REFRANES O ÑE'ENGA/ HUMOR/ AMOR/ ANIMALES/ LA LEY/ BORRACHOS/ GASTRONÓMICOS/ CONDUCTA/ TIEMPO/ RELIGIOSOS/ MUJER/ HOMBRE (ARRIERO)/ POBREZA/ ESPERANZA/ POLÍTICOS/ "VERDES"/ DESGRACIA/ EL DESTINO/ LA MUERTE/ MARCANTES
CAPÍTULO V: EL MITO/ MÁS LITERATURA QUE MITO/ APORTE FUNDAMENTAL/ LA PRIMERA TIERRA (FRAGMENTO)/ OTROS MITOS/ POMBÉRO/ PÓRA/ MALA VISIÓN/ KARAI VOSA/ KARAI OCTUBRE/ LOS PROTECTORES
CAPITULO VI: LAS LEYENDAS/ EL LAGO YPACARAÍ/ LA VIRGEN DE CAACUPÉ/ YKUA BOLAÑOS/ SAN BLAS/ PA'I SUME o SANTO TOMÁS/ LOS HERMANOS TUPI Y GUARANI/ KA'I/ CHAVUKU/ KOROCHIRE/ KARÁŨ
CAPÍTULO VII: CREENCIAS/ LO QUE LA GENTE CREE/ LA MAGIA DE LA LUNA
PARTE II
CAPÍTULO VIII: FOLKLORE SOCIAL/ LOS JUEGOS/ JUEGOS DE NIÒOS/ VALÍTA (BOLITA)/ TIKICHUELA o CHIQUICHUELA/ BALERO o BOLERO/ PANDORGA/ DESCANSO/ TUICA’Ẽ/ TROMPO/ ADIVINANZAS/ OTROS JUEGOS DE NIÑOS/ JUEGOS DE ADULTOS/ CARRERA DE CABALLOS/ SORTIJA/ CORRIDA DE BANDERA/ TORO ÑEMOÑARÕ/ CARTAS/ RIÑA DE GALLOS/ JUEGOS DE SAN JUAN/ LAS PRUEBAS/ LOS OFICIOS
CAPÍTULO IX: RELIGIÓN/ NAVIDAD/ SEMANA SANTA/ ABOGADOS o PROTECTORES
CAPÍTULO X: LA MUERTE/ ADULTO/ ANGELITO
PARTE III
CAPÍTULO XI: FOLKLORE MATERIAL/ GASTRONOMÍA/ MAÍZ/ MANDIOCA/ CARNE VACUNA/ CARNE DE CERDO/ COMIDA DEL CAMINO/ POSTRES/ BEBIDAS/ TABÚES Y CREENCIAS
CAPÍTULO XII: MEDICINA NATURAL/ PLANTAS MEDICINALES/ ALGUNAS RECETAS/ EL PAJE/ PARA CAUSAR MALES Y DESGRACIAS/ PARA CONSEGUIR SER AMADA/ PARA ENAMORAR A UN HOMBRE/ OTROS ASPECTOS DEL FOLKLORE MATERIAL
BIBLIOGRAFÍA DEL FOLKLORE PARAGUAYO
PARTE I
CAPÍTULO I
FOLKLORE. DEFINICIÓN
En el entorno social en el que vivimos cotidianamente encontramos un amplio universo de costumbres, usos, tradiciones, poesías, canciones, refranes, cuentos, mitos, leyendas, músicas, creencias, supersticiones y otras expresiones de lo que llamamos, genéricamente, SABIDURÍA POPULAR.
A esos conocimientos el arqueólogo inglés WILLIAMS JOHN THOMS bautizó con el nombre de FOLKLORE. Para formar este término unió dos palabras del inglés: FOLK, pueblo; y Lore, saber. Utilizó ese vocablo por primera vez el 12 de agosto de 1846, en una carta remitida por él a la revista EL ATENEO que se editaba en Londres. Diez días después se publicó la misiva, por lo que el DÍA DEL FOLCLORE se celebra en casi todo el mundo cada 22 de agosto.
Desde entonces, FOLKLORE es todo lo relacionado a la sabiduría popular que reúna ciertos requisitos claramente determinados y a la ciencia que lo estudia, dentro de la Antropología Cultural. A los efectos de diferenciar los hechos de la disciplina se adopta la convención de la minúscula -en la letra inicial- para los primeros y la mayúscula para la segunda. FOLKLÓRICO es todo lo vinculado a ese mundo; FOLKLORISTA sirve para referirse a quien lo conoce con solvencia; FOLKLORÓLOGO es una autoridad en la materia; y folklorismo es su falsificación o desviación.
Cuando un ser humano crece, va socializándose, adquiriendo una visión del mundo que parte de su entorno físico y humano, se apropia de lo que los demás seres humanos le ofrecen en un determinado momento de la historia, en una situación concreta. Así, lo ya dado en una región, en un país, se transforma en conocimiento y vivencia de quien necesariamente tiene que aprender lo que le rodea para poder sobrevivir entre sus semejantes.
La fuente del aprendizaje del folklore es la misma sociedad que algunos prefieren llamar el pueblo, la masa, la mayoría. Allí están los contenidos que se adquieren y se van reelaborando a medida que transcurre el tiempo.
LA ORALIDAD : La lengua es el principal vehículo de su transmisión. La memoria colectiva se traduce en palabras que, de generación en generación, van reproduciendo los contenidos del folklore. En nuestro país la tradición oral ha sido fundamental para conservar numerosas expresiones de la sabiduría de nuestro pueblo.
El bilingüismo paraguayo -el hecho de que la mayor parte de la población hable y entienda el español y el guarani- le ha dado un sabor único al folklore que se canaliza a través del vocabulario. En el jopara -mezcla del guarani y el castellano en el habla- se expresa gran cantidad de situaciones que reflejan puntos de vista o estados de ánimo que con otro código lingüístico no se manifestarían de un modo tan certero y rotundo.
Por otro lado, el hecho de pertenecer a un país bicultural (guarani-español) dota al folklore paraguayo de una gran riqueza. "Una nación, dos culturas" llama, certeramente a esta situación, el padre Bartomeu Melià, antropólogo español que vive en nuestro país. Buscar en profundidad las raíces del ÑANDE REKO -nuestro modo de ser-, a menudo, es encontrarse con elementos españoles o guaraníes que fueron adquiriendo localmente un perfil propio, releídos desde la óptica de lo mestizo. La doble vía de alimentación del folklore dificulta su interpretación, pero no la vuelve inaccesible, puesto que quienes le dan vida no se preguntan acerca de su procedencia. Lo hacen suyo y basta.
El folklore no se agota en las palabras. También determina comportamientos que se aprenden y se ponen en práctica en ciertas ocasiones dadas. Las convicciones que generan los conocimientos tenidos como científicos -fenómenos que responden a causa-efecto inalterables- llegan, en algunos casos, a niveles de dogma. Las creencias y supersticiones, en algunos casos, sobrepasan los límites de lo razonable.
IDENTIDAD : El folklore está cargado de significados y, en algunos casos, le da una dirección y un sentido a la conducta de las personas. Menospreciar o censurar su contenido es ignorar las características peculiares de una colectividad y no respetar el derecho de poseer una identidad basada en lo que la propia historia de su pueblo le va entregando como herencia a lo largo del tiempo.
Un vicio frecuente en nuestro país es otorgar el apelativo de folklore a manifestaciones del arte o del comportamiento que no pueden ser categorizadas con rapidez por quienes se enfrentan a una realidad dada. En la música, por ejemplo, con suma facilidad se emplea la voz para referirse a composiciones que, en sentido estricto, nada tienen que ver con el folklore. Lo correcto es decir que tal o cual obra musical es de inspiración folklórica, pero no que sea folklore propiamente dicho. Esto se da -cuando al menos uno de los autores- puede ser el de la letra o el de la música es conocido.
CARACTERÍSTICAS : Para que algo pueda ser tenido como folklore es necesario que reúna condiciones precisas y perfectamente identificables con parámetros de aceptación universal en la materia.
El hecho folklórico, en primer lugar, es ANÓNIMO. No se conoce al autor de un poema, de un ÑE’ẼNGA o de una música. Puede ocurrir que al principio se lo identifique, pero que con el tiempo desaparezca. En el Paraguay esto ocurría con frecuencia en el dominio de la oralidad donde el autor transmitía a otros su obra -en el caso de los compuestos, por ejemplo-, sin que haya un registro de su autoría. Es de alguien y punto. Sin embargo, en la difusión -el que aprendió de la fuente original le comunica a otro, éste a otro y así sucesivamente-, de a poco, se va perdiendo el rastro inicial hasta desaparecer completamente la identidad de su creador.
Es -el hecho folklórico-, también, TRADICIONAL. Es un mba'ekuaa -conocimiento- que viene desde lejos, en el tiempo, repetido por generaciones. Los hijos lo heredan de sus padres que, a su vez, lo recibieron de los suyos. No se hacen preguntas en torno a su existencia: una persona se incorpora, como el afluente de un río, a una matriz social ya existente.
El folklore, en gran medida, es ORAL. Si bien en los últimos años hubo un esfuerzo más sostenido -sobre todo por las exigencias de la Reforma Educativa-, por revertir esa situación, los contenidos del folklore son, esencialmente, verbales. Se transmiten a través de la palabra. Están almacenados en la memoria colectiva que reproduce de un modo no uniforme -por eso uno existen las "versiones"- los contenidos folklóricos. Cada fuente -pongámosle los casos de Perurimá- recrea en la palabra lo que sabe y la transmisión está sujeta a su riqueza imaginativa, a su habilidad verbal, a sus olvidos y a sus estados emocionales. Lo que se pone por escrito es apenas una manera de relatar lo escogido, sobrando aún diversos modos de hacerlo. Es imposible, desde luego, escribir todas las versiones existentes.
El discurso de los hechos tiene la misma lógica. Elijamos la danza como ejemplo. Se la "muestra" a través de la palabra, al contarse los movimientos y se los reproduce de acuerdo a pasos secuenciados que el emisor del mensaje domina. No hay una sistematización en la materia. En los baches del recuerdo, hay intervención de los protagonistas. Por eso, puede existir una distancia entre la versión inicial y la que pervive en la actualidad. Entre las melodías de las "danzas de época" que datan de mediados del siglo XIX en nuestro país, recogidas por Luis Szarán, y las que ejecutan actualmente las bandas populares existen diferencias.
Es ÚTIL, responde a una necesidad de expresión que brota de la libertad en un momento determinado. Cumple una función individual y colectiva en el sentido de que canaliza el deseo de manifestación de un ser humano, pero luego se vuelve un sentimiento que se extiende a los demás.
El uso del folklore responde a un clima espiritual que reclama una forma determinada que lo materialice.
Es VIGENTE, sobrevive a los embates de los años. Forma parte de la sabiduría de los contemporáneos. Lo que ya se olvidó o permanece sólo en la memoria de unos pocos, sin alcance masivo, forma ya parte del FOLKLORE MUERTO o EN VÍAS DE EXTINCIÓN.
El folklore es DINÁMICO, Desde el mismo momento en que sobrevive a través de la oralidad, esta característica le es inherente. Conserva lo esencial de su ropaje, pero la gente le va dando colores nuevos conforme avanza la humanidad. En este sentido, hay una permanente recreación colectiva. No se esclerosa en una forma, sino que se va reinventando a través de sus cauces naturales, que son las personas que lo mantienen vigente.
Es oportuno dejar bien sentado que las pretendidas "innovaciones" folklóricas no son sino aberraciones condenables. Transformar y, más aún, desvirtuar una manifestación -por ejemplo, las canciones de Semana Santa de los "Estacioneros" o "Pasioneros” son "corregidas" por algunos, en el mal entendido afán de "poner bien" lo "incorrecto"- es abominable. No se puede "intervenir" una vivencia o un conocimiento popular fuera de una lógica que está dada por el espíritu de su contenido. Una "adaptación" o un "arreglo" que pase por encima de esta norma -el respeto al espíritu del folklore- es más bien un crimen antes que un aporte.
El folklore es MASIVO, de un segmento poblacional considerable de habitantes de una región o de un país. Es un patrimonio colectivo del que nadie puede adueñarse porque no es de nadie y es de todos.
Es, igualmente, POPULAR, entendido este vocablo como perteneciente al pueblo llano, de menor índice de escolaridad y de recursos económicos más modestos, de vida más sencilla y menos apegada a los requerimientos de la sociedad de consumo. No es, sin embargo, patrimonio exclusivo y excluyente de la clase social más marginada.
A esta característica, a menudo, se la llama vulgar. Esta denominación entraña una trampa, cuando no un abierto prejuicio hacia lo popular. Si bien el vocablo está usado como sinónimo de lo que le pertenece al vulgo, a la gente común, en su acepción actual más extendida se aproxima más a lo chabacano, trivial, e incluso de mal gusto Por ello es mejor llamarlo popular antes que vulgar. Tampoco hay que entender que el folklore es pertenencia exclusiva de los campesinos. Su área de manifestación trasciende la simplicidad de la oposición ciudad/campo; urbano/rural y otras formas de polarizaciones inadecuadas.
Es, finalmente, DIGNO. Su conocimiento y su práctica no menoscaban ni disminuyen la personalidad de quienes lo conocen y/o practican. Al contrario, lo realzan, porque marca un rasgo de identidad que merece respeto y consideración. Quien baila una polka o recita en guarani un poema no es inferior a quien mueve la cintura al ritmo del rock o declama en inglés. Lo ideal es poder manejar los dos códigos: ser particular y universal, al mismo tiempo.
En estos tiempos en que la globalización llega como una avalancha que pretende borrar las identidades locales para eliminar las resistencias a su política de atropello y avasallamiento, se vuelve urgente e imprescindible reafirmarse en los valores propios de nuestra cultura, abriéndose a la tecnología y a la filosofía propias de este inicio del siglo XXI.
SU UNIVERSO : El ámbito del folklore es amplio y rico. La sabiduría de nuestro pueblo se expresa a través de diversas formas, que constituyen el canal de circulación de contenidos que forman parte de la memoria colectiva. Si hurgáramos en su significación, hallaríamos que reflejan una postura ante la vida, un modo de ser y un pensamiento en acción.
** Abarca poesías -desde los compuestos musicalizados que se convierten en crónica de muertes hasta las letras de canciones de cuna-, ñe’ẽnga-refranes-, cuentos, casos, adivinanzas (maravillas), mitos, leyendas, músicas, danzas, creencias, supersticiones, religión, juegos y diversiones.
También incluye conocimientos acerca de comidas, viviendas, recolecciones diversas -caza, pesca, agricultura, ganadería-, textiles, alfarería, cerámica, cestería, maderas, clima, nacimientos, búsquedas, traslados, supervivencia, oficios y formas de defensa personal.
Algunos contenidos de la lengua-marcantes, giros, defectos, denominaciones de lugares y resemantizaciones-, así como los conocimientos de plantas medicinales y las recetas de yuyos para diversas enfermedades, son también parte del folklore. Igualmente, ingresan a su esfera de influencia lo mágico -el paje y otros-, las fiestas populares, lo que gira en torno a la muerte y formas de solidaridad con los semejantes.
LOS RECOPILADORES : Los RECOPILADORES -o COMPILADORES- son los que realizan la meritoria y paciente tarea de buscar a lo largo y a lo ancho del país rastros verdaderos que conduzcan al rescate de expresiones del folklore.
La oralidad es una rica fuente para encontrar versos, compuestos, músicas, cuentos, refranes y otras manifestaciones del folklore. Los testimonios de personas de edad son valiosos documentos que permiten rescatar joyas que, de otro modo, estarían condenadas a la extinción.
Los recopiladores honestos son los que toman de boca de sus informantes los datos que reciben, guardando fidelidad a lo que se les relata, sin intervenir un ápice en el material recogido.
CLASIFICACIÓN : De acuerdo a la perspectiva que se utilice para abordar el folklore, tendremos diversas clasificaciones.
Si mirásemos su permanencia o no en el conocimiento, tendremos folklore MUERTO O VIVO. Las manifestaciones de lo primero son aquéllas que han quedado sepultadas en el olvido. Se tiene información de ellas a través de documentaciones escritas o de testimonios de conocedores que recuerdan sus características.
Desde esta óptica también se tiene el folklore NACIENTE donde se incluyen aquellas expresiones que antes no existían y que van adoptando, lentamente, las características que las convierten en folklóricas.
El folklore vivo es, obviamente, el que en la actualidad forma parte del conocimiento y la práctica de un segmento considerable de la población.
Si se adopta como punto de partida el ámbito -interior o exterior- que abarca, el folklore puede ser ESPIRITUAL, SOCIAL Y MATERIAL.
El ESPIRITUAL -también llamado ANIMOLÓGICO por provenir del ánima, alma- abarca las formas literarias en verso y prosa/-sean poemas, cuentos, refranes, leyendas, mitos, adivinanzas y chistes, así como música, danza, supersticiones, creencias, etc- que determinan una visión del mundo, un parecer acerca de la realidad.
El SOCIAL -conocido también como sociológico- es el que atañe a las vivencias que se dan en las relaciones interpersonales. Abarca lo que se podría llamar la práctica social del folklore, en oposición a lo individual. Es lo que se vive o se comparte en comunidad de acuerdo a un calendario de celebraciones dado o de acuerdo a las circunstancias que se presentan en la existencia.
Aquí deben incluirse todo lo que atañe a las lenguas de nuestro país (guarani/ español), los pasatiempos, la música y las fiestas patronales
El material -o ergológico-, donde se incluyen conocimientos concretos llevados a la práctica en la vida cotidiana, como alimentación, agricultura, pesca, caza, transformación de productos primarios, maderería, cestería, alfarería, formas de transportar, oficios y profesiones.
Por considerar que esta última forma de clasificación es la que mejor responde a una rápida aproximación de lo que es folklore, teniendo en cuenta sobre todo un sentido didáctico-informativo, la adoptamos en este texto.
CAPÍTULO II
FOLKLORE ESPIRITUAL
EL VERSO
POESIA, MÚSICA Y DANZA
La poesía popular que pertenece al folklore propiamente dicho está estrechamente ligada a la música. Es más: muchas de ellas sobrevivieron gracias a que tuvieron una melodía que las salvó de la inclemencia del olvido. Raros son los versos que permanecen sin el soporte musical.
Si bien la música, en un sentido restringido, pertenece a la clasificación de folklore social, por estar íntimamente ligada a la poesía, la incluiremos en este apartado. Le agregaremos ya, de paso, la referencia a la danza (que, en general, es sólo melodía, aunque ocasionalmente vaya complementada por unos versos), para no dispersar las referencias.
La danza es una música compuesta para ser bailada individual o colectivamente. Salvo excepciones, no tiene letra. Está estructurada de tal modo que admite una coreografía que permite traducir en movimientos el desarrollo de la composición.
LA POLKA
La polka -o polca, como también se escribe- es la música de mayor difusión en el Paraguay. Su ritmo es la base de gran parte de las creaciones musicales de nuestro país. Esa forma musical se originó en Bohemia alrededor de 1830 cuando ésta formaba parte del imperio de Austria, en Europa.
Juan Max Boettner -en su libro Música y músicos del Paraguay- fue quien halló el primer rastro de la polca que tuvo que haber llegado al Río de la Plata hacia 1845. Él encontró en El Semanario del 27 de noviembre de 1858 esta iluminadora información:
"En medio del campo llamado del Hospital, había una banda de música militar destinada exclusivamente para la diversión del pueblo que también bailó sus cuadrillas, sus polcas y sus mazurcas, al compás de esta ruidosa orquesta y alumbrada por hachones de Bengala... "
De este texto esclarecedor es posible deducir que la polka -como danza habitaba ya el Paraguay, como mínimo, desde entonces.
Si bien algunos autores le dan absoluta preeminencia al origen europeo de la polka del Paraguay, otros -como el músico y compositor Alejandro Cubilla- sostienen que en la misma, sobre todo en el ritmo, hay indudables componentes indígenas.
Más adelante, durante la Guerra de la Triple Alianza, aparece uno de los tesoros más preciados del folklore paraguayo: la polca épica Campamento Cerro León. Sin autores conocidos, es un genuino ejemplo de folklore. El músico, director de orquesta, compositor e investigador Luis Szarán encontró una marcha militar ejecutada ya en la década de 1850 a la que se le agregó la poesía del Campamento. Max Boettner, en su obra ya citada, coincide con esta aseveración al señalar que el músico conocido como maestro Ichilo -Isidro Benítez- le contó que la música inicialmente era una marcha militar que se transformó en polca después de la Guerra Grande.
Esta es su letra:
CAMPAMENTO CERRO LEÓN
Campamento Cerro León
Mariscal López odispone
tamombe'umi peẽme
guerra tiémpope guare
Campamento Cerro León,
catorce, quince, dieciséis
osẽ ramo guare oje'ói
batallón número seis
Osẽ ramo guare oje'ói
batallón número seis
la corneta itenonde
la media trompa itapykue
Adiós hermanitokuéra
oréko jarohomíma
oréko jarohomíma
ropresentávo ore rekove
Ohóma Mayor Lacú
oiporavo isoldadorã;
catorce mil poravopyre
ogueraháma ovendepa
He'íma Mayor Duarte
nañentregaichéne che
para eso areko che espada
añedefende hãguã
He'íma Mayor Lacú
peñentrega katu lo mitã
ndaiporivéima remedio
japerdepáma ñane retã
He'íma Mayor Duarte
ahura voi va'ekue che
adefende hãguã che patria
hasta amanoitepeve
Jepémo esta misma hora
peipe'a che rekove,
jepémo esta misma hora
peipe'a che rekove
Mientras Robles invadía
la provincia de Corrientes
Mayor Lacú ha Duarte
Río Blanco-pema oho.
Mayor Lacú ijaytivove
Uruguayana-pe ohasa
Duarte con su tropa
Jata'ípe ojesitia
He'íma Cabo Torales
peñeconsolántena lo mitã
ello que oime tiempo
jahecha jevyvo ñane retã
Upégui ogueraha omboja
en la costa del Yvera
ha upégui ombohasa
en el río Uruguayana
Ha upépe ojekuaáma
los veinticuatro vapores,
ha upépe ojekuaáma
los veinticuatro vapores
Ferrocarril che guataha
Cerro León-pe aiko,
Cerro León-pe aiko
Paraguarí che vy'aha
Kirikiri che róga ári
karakara takuru ári
Caballería kavaju ári
Infantería mboka ijyva ári
Artillería barranca ári
ãkã moroti canoa ári
ãkã moroti canoa ári
los veinticuatro che batallón
Ha péva ko che elemento
cada mes che pagamento
Paraguay che perdición,
galopa pu che perdición
Imposible Mayor Lacú
ñantregátapa la bandera
ñantregátapa la bandera
la bandera del Paraguay
Esta es una de las versiones -existen otras, más breves-, publicada por Carlos R. Centurión (Historia de la cultura paraguaya, tomo I). Precisa que su fuente es Silvano Mosqueira, "quien la salvó del olvido". La poesía alude a la indigna rendición del mayor Antonio de la Cruz Estigarribia en Uruguayana, en setiembre de 1865.
Otras polcas que pertenecen al folklore son Alfonso Loma, Che Paraguay poty, Ndarekói la culpa, Jagua ñetũ'o, Caazapá, Mamá che mosẽ, Mamá kumanda, Paloma Para, Mateo Gamarra, Polca María, Arroyos y Esteros y otras más, de autores ignorados.
COMPUESTO
El compuesto es un género poético-musical que narra hechos trágicos (asesinatos, muertes), jocosos, satíricos, bélicos o festivos. En una época en la que los medios de información eran escasos, los poetas, a manera de crónica, relataban lo ocurrido.
He aquí el compuesto Mateo Gamarra que cuenta la muerte de un hombre con esta identidad, asesinado por su mujer, Delfina Servín, en octubre de 1931, en Puerto Guaraní, Alto Paraguay. El o los autores son desconocidos.
MATEO GAMARRA
Atención pido señore
un momento pehendumi
la desgracia sucedido
en el Puerto Guaraní
el 12 mes de octubre
un baile ojeofrece
omano Mateo Gamarra
en manos de su mujer.
Oje'ói la farrahápe
upe pyhareve asaje
rogando en este mundo
para siempre en este día
el miércoles desgraciado
a las 11 del mediodía
en la casa Miguel Medina
la desgracia osucede.
Oguahẽ upépe Gamarra:
"Una polca para mí";
oséma ombojeroky
un tal Emilia Ortiz
sin recelo voi Gamarra
Emilia-pe omongeta
ha héra la iserviha
un tal Delfina Servín.
Upéicha ndaje Gamarra
toda la pieza ojapo
he'íma chupe Delfina:
"Anivéna upéicha reiko".
"No hay caso", he'i Gamarra
ha upéichante osẽgui
"Si es que ojedisgustárõ
che apoíntene ichugui".
Ha upéva ohendu Delfina,
Gamarra-pe osẽ he'i:
"Ha nde nde gosaharã
quién sabe che karai;
che ha'e Delfina Servín,
ne'irã che kuaapa,
kuña jepe ningo che,
anichevarã che burla".
Osẽma upépe Delfina
con un revólver en la mano
los cinco tiro seguido
Gamarra-pe ojapipa;
ho' áma upépe Gamarra
socorro ojerure,
"Mba'ére piko Delfina
rejapo kóicha che rehe".
"Reikuaámapa Gamarra
ku Delfina oje'eha
anichéne rejequejá
si a tiempo ro'avisa".
Gamarra noñe'ẽvéima
más que sólo he'iva'ekue:
"Adiómante los amigo
pe vy' aitékena che rehe".
Hay también compuestos semejantes a fábulas donde el protagonista es un animal, pero donde la lección apunta a las personas, con una tácita moraleja. He aquí un fragmento del Compuesto del Karaũ:
Disculpe señor Karaũ
anivéna rejeroky
aju romomarandúvo
oimeha omano nde sy.
Los versos relatan luego cómo Karaũ siguió bailando. Muy tarde ya empezó a llorar, convirtiéndose -como castigo por no acudir junto a su madre- en un pájaro negro que hasta hoy se lamenta en los esterales.
Otros compuestos son Guyra farra (conocido también como Guyra compuesto), Casamiento del Tarave, Akã'e, Pirigua, Víquer guasu malicioso, Vidalita Samaniego, La desgracia de Encarnación, Juan Simón, Emiliana Gaete, Un crimen de Quiindy, Emilio Servín, Ka'i Puente-pe guare, Miguel Gauto, Marcelino ha Marcelina, Riñahápe guare, Gregorio Cabrera y Bella Godoy. Casi todos éstos fueron recopilados por el investigador-compilador Víctor Barrios. Algunos no pertenecen al folklore, pues tienen autores conocidos. Los títulos sirven sólo para ilustrar el género.
PERICÓN-RELACIÓN
El Pericón fue un baile de mucha popularidad en el Río de la Plata. A fines del siglo XVIII se encuentran sus primeras huellas en el Paraguay, donde sigue vigente. Su particularidad es que después de un breve canto en español, paran la danza y el acompañamiento musical para que una pareja intercambie sus versos después de decir "Alto, alto" o su transfonetización "Áro, aro". La relación es lo que el varón le dice a la mujer y lo que ella replica, respondiendo, por lo general, a sus palabras. He aquí algunos ejemplos:
Varón: Del cielo cayó una rosa
hyakuãngue nemba'erã
hanga'u ra'e che pe yvoty
nde ypype aiko haguã
Mujer: Ñe'ẽ he'ẽtéva ningo ere:
che jyva ári reimesérõ
agãitemavoi ógape eguahẽ
ha ejerure che rehe
OTRO:
Varón: Heta mitãkuñama ahecha
rondando por los tape
hi'ãma ko'ápe apyta
che rayhúrõ che kamba
Mujer: Arroyito cristalino
okorréva nde jave
asegún la nde palabra
che conseguíne che karai
OTRO:
Varón: En la esquina de mi huerta
tengo una planta de aromita
hetaite jepe lo presente
pero che rehétũmíta
Mujer: Muy grande se equivoca
cortés, galante caballero:
mamá ha pa'índi raẽve
ñañomongetáta che retũsérõ
CANCIONES DE CUNA
La universal forma de las canciones de cuna que sirven para que los niños duerman mecidos por el cariño de la voz de su madre encuentra en nuestro país expresiones singulares. He aquí dos muestras. La ternura y la belleza invaden esta primera:
Tororerore, tokénte mitãmi
torore rore, jasy ja'oikéma
nde sy nde rayhu
Torore rore, ekéma mitã
ha nde kéra eipo'o
jazmín, resedá.
Tororerore, torere mi rey
ko'ẽro repáyne
ha rohẽtumba
OTRA:
Mitã'i churi
kasõ mboka'i
rye andai
pysá sarambi
Tororerore
cháke cháke ou
guyraũ chore
ekéke pya'e
Mitã'i churi
kasõ mboka'i
rye andai
chumbe jokoha
CANTO DE ESTACIONEROS
Los Estacioneros -llamados también Pasioneros en el Guairá y su zona de influencia- son grupos de hombres y mujeres que, con un repertorio de canciones muy antiguas transmitidas de generación en generación, con versos no ya siempre coherentes, entonan tristes melodías, sobre todo en la Semana Santa (salen también en el Kurusu Ára, Día de la Cruz), recordando aspectos de la pasión y muerte de Jesucristo.
Los Estacioneros reciben su nombre por el hecho de que recorren las 14 estaciones del Calvario para cantar en cada una de ellas. En Ñemby -donde está la mayor cantidad de grupos-, Lambaré, algunos barrios de Asunción y otros pocos lugares perviven estos portadores vivos de la cultura popular.
"Los grupos de estacioneros van encabezados por una cruz y se caracterizan por portar faroles de diversos colores y por la vestimenta que consiste, generalmente, en pantalones o faldas de color negro, verde o azul y camisas blancas con una banda de papel dorado; llevan también un pañuelo blanco atado al cuello, en cuyo centro bordan una cruz y ocasionalmente un bonete del color de la falda o pantalón", describen José Antonio Perasso y Luis Szarán en una investigación publicada en el volumen I, número 2, de Estudios Folklóricos Paraguayos.
"Si bien el estilo predominante es profundamente local, se notan con evidencia su origen hispánico y algunos giros de música gregoriana. Los cánticos son realizados a dos voces (con la segunda que acompaña a la primera voz siempre a la distancia de intervalos de tercera mayor y menor); los mismos son entonados en sol mayor (como referencia se puede mencionar que el arpa paraguaya es aunada casi siempre en ese tono", complementa el texto de los dos estudiosos citados que transcriben luego este texto en castellano y guaraní:
CALVARIO RAPE REHE
Por el rostro de la sangre
Ñandejára ruguykue
camina la Magdalena
ha'émante hendive
con lágrimas, sentimiento
tape rupi omopensa
en la calle de amargura
una señora ohecha
Señora de bien hallada
ndohasáipa ra'e ko'a rupi
un hijo de mi entraña
kórupi ohasa Señora
gállo sapukái jave
las campanas de Belén
orrepika ha'e ae.
El vierne oiko iñentiérro
sábado okanta la Gloria
oheja la kru al mundo
al hombre para memoria.
Ohóma la tre María
por aquel campo sagrado
ohekávo Jesucristo
que murió crucificado
alabado sea el cielo
ángele y querubine
todo lo coro celetiale
opurahéi lo serafine.
Diego Martínez, maestro de estacioneros de Ysaty, recogió en un cuaderno esta versión:
CRUZ MADERO SANTO
Cruz madero santo
Jesús omano hague
upévare ome'ẽ ichupe
ku poder tuichaitéva
Cristianomi orerekópe
rojumi niko nderópe
roguardávo la potencia
rokumplívo la penitencia
Néikena Kurusumi
erroga orerehe
ha orereja nendive
yvápe ore roike
He'íko kurusumi
"Reikove porã guive
pogueraháne chendive
yvápe pogueroike"
Ñamopotĩ ñande rape
Ñandejárape jahechávo
San Pedro ñane irũrã
ñande rerahávo hendápe
Adiós pues kurusumi
adiós pues toda la virgen
adiós pues todas las gentes
adiós madero cruz bendita
En el Kurusu Ára -Día de la Cruz- ya mencionado, también suelen cantar los estacioneros; aunque esta costumbre se va perdiendo paulatinamente. He aquí un texto que los estacioneros cantan, generalmente ante la cruz mayor del cementerio de un lugar, al despedirse, recogido también por Diego Martínez.
KURUSU ÁRA
Este dia kurusu ara
roju al pie de la cruz
roju ropuraheimívo
a la santísima cruz
Pejúke la gentekuéra
jadespedi kurusu
ñande abogado yvy ári
omano hague Jesús
Adiós, adiós kurusu
oréngo jarohóma
rokumplíma la oración
Ñandejára omano hague
Adiós madero precioso
Jesús omano hague
ropytánte ko'ápe
errogákena orerehe.
El Kurusu Ára forma parte del calendario de celebraciones eclesiásticas. Oficialmente era el 3 de mayo, pero fue transferida al 14 de setiembre por la Iglesia Católica. Popularmente se sigue manteniendo la primera fecha. Allí se hace el kurusu jegua -la cruz adornada— al que se coloca un paño blanco sobre una mesa de mantel almidonado y perfumado al qué se le hace una bóveda de ramas y hojas -laurel o ka'avove'i-, a la que se cuelgan rosarios de maní y chipas de diversas formas.
La Guía Pastoral del calendario litúrgico pastoral oficial del Paraguay, en su página 113, explica el sentido de las cruces cargadas de chipas y frutos indicando que representan "los frutos de la redención que otorga Cristo Crucificado y ya resucitado".
"El Kurusu Jegua se basa en el culto eclesiástico a la cruz pero escoge sólo aquellos aspectos rituales que congenian con la sensibilidad comunitaria y, enseguida, desarrolla sus propias formas mezclándolas con otros signos religiosos (culto a los muertos, oraciones)", decía el investigador de nuestra cultura Ticio Escobar al presentar el kurusu jegua en el Centro Cultural Bepsa, en 1997.
Acerca de sus orígenes, afamaba que es indudablemente "mestizo", ya que proviene de una "aculturación que ha sobrevivido y crecido en cuanto supo encontrar los canales para llegar a contenidos locales y nutrirse de ellos".
CANCIONES NAVIDEÑAS
La música y la poesía populares recogen varias muestras de lo que la Navidad -el nacimiento del Niño Jesús- representa para el sentimiento de la gente sencilla. En esas formas están volcados los afectos hacia el pequeño que nació en un pesebre y, en su humildad, irradia ternura.
León Cadogan, en el Guairá, recogió una canción cuyos orígenes se pierden en el tiempo:
Yvyku'i porã jeko raka'e
Niño Jesús oñemboarái hague
O, é; o, é; oñemboaráima Niño Jesú.
Espartillo ty sakã jeko raka'e
Niño Jesu oñemimi hague.
O, é; o, é; oñemíma Niño Jesú.
Ykua rovymi jeko raka'e
Niño Jesú ojepyhéi hague
O, é; o, é; ojepyhéima Niño Jesú
Pindo máta mbohapymi jeko raka'e
Niño Jesú opytu'umi hague.
O, é; o, é; opytu'úma Niño Jesú.
Silla de óromi jeko raka'e
Niño Jesú oguapy hague.
O, é; o, é; oguapama Niño Jesú
De la misma zona, el poeta y antropólogo guaireño Ramiro Domínguez rescata una versión diferente y más extensa que la de Cadogan:
NIÑO HESU
Espartillo porãkuemi jeko raka'e
Niño Hesu onase hague
Oé, oé onaséma Niño Hesu
yvyku'i porã ndaje raka'e
Niño Hesu oñemboharái hague
Oé, oé, oñemboharáima Niño Hesu
Ykua porãmi ndaje raka'e
Niño Hesu ojepohéi hague
Oé, Oe ojepohéima Niño Hesu,
Escalera joapykuemi ndaje raka'e
Niño Hesu ojúpi hague.
Oé, oé, ojupíma Niño Hesu
Laurelmi porã rakã guype ndaje raka'e
Niño Hesu oñeno hagué
Oé, oé, oñenóma Niño Hesu
Tataindy porãmi ndaje raka'e
Niño Hesu ojehesape hague.
Oé, oé ojehesapéma Niño Hesu
Taipúke la bándami
okeséma Niño Hesu
Oé, oé. okeséma Niño Hesu
Tosapukáike la gállo hũ
opu'ãséma Niño Hesu
oé, oé, opu'ãséma Niño Hesu
El antropólogo José Antonio Gómez Perasso recogió en la Chacarita -barrio de Asunción-, de boca de Cándido Gómez, esta canción cantada por los niños del lugar en los pesebres y grabada en el disco Recopilaciones 3:
NIÑO DE FLORE
Un décima Nazareno
ñande sy Santa María
porque Dio lo conseguía
que casase con José
siendo vecino en Belén
upégui osẽ la orden
he'i lo gobernadore
lo intruso pemondo
ha'e ysyrýpe oiko
divino niño de flore
Según dice San Venancio
ohasa hague ese pelegrino
en aquel largo camino
de hambre se y cansancio
confiado el varón santo
y también el bienhechor
alcanzaría mil favore
cuanto todos lo negaba
pues ni ndojuhúi posada
divino niño de flore
Fueron en los arrabale
ohechávo un paraje
ojuhn en un obraje
que se llamaba portal
hizo sus comodidade
entre pajitas mejore
María llena de amore
opamba'e odispensa
hi'ãma chupe ohecha
divino niño de flore
Fueron los querubine
ohechávo inasimiénto
oipeju treinta y do viento
ipoty cuanto jardine
okanta lo querubine
y otros diverso pastores
onase jave el autor
que da la noche y el día
oguerekóma María
divino niño de flore.
JEJUVYKUE JEJORA
El jejuvykue jejora -llamado también jejuvy o juvykue jera, que significa desatar al ahorcado- era un juego donde se mezclan lo profano y lo religioso. En un momento dado interviene un músico que canta una fórmula hecha, donde lo más importante no es la tonada, sino el contenido mágico del texto.
"Es una vieja costumbre que se va perdiendo", asegura Dionisio González Torres en su Folklore del Paraguay.
"Una persona trata de conseguir de otra, hombre o mujer, la promesa de realizar una fiesta danzante. Para ello, en compañía de un testigo, visita a la persona que se quiere comprometer, generalmente el día de su santo, el de Todos los Santos, o en alguna importante fecha y le entrega un ramo de flores o un obsequio en el cual se esconde una pequeña cruz o anillo diciéndole: quién le fía? y el testigo acompañante hará de fiador diciendo: Yo le fío. Desde ese instante, el que o la recibe el obsequio o las flores queda comprometido a ofrecer por su cuenta una fiesta danzante antes de un año para hacer el jejora (desatar) pues, mientras no lo haga, pasado el plazo, quedará con yeta", explica González Torres.
"El o la comprometida fija la fecha del baile y se danza al son de la música karretaguy y se canta su letra. En un momento dado se realiza el jejora, se desata el compromiso: con una cinta nueva se ata en nudo corredizo el objeto entregado anteriormente (la cruz, el anillo); los extremos son tomados por el comprometedor y el comprometido (el ahorcado) y se estira, quedando simultáneamente libre el objeto y roto el compromiso. El final del acto, con el canto de un compuesto, es festejado con gran bullicio, a veces con bombas de estruendo y disparos de arma de fuego", concluye el investigador citado.
En esto que aquí catalogamos como un juego, algo que se hace para la diversión comunitaria, se mueve un complejo sistema de símbolos. González Torres afirma que el comprometido a hacer un baile es el ahorcado. Va, sin embargo, más allá: el santo, el protector, aquel cuyo nombre lleva el que debe cumplir su promesa, es el ahorcado. Por eso se hace en el sánto ára-cumpleaños o en la festividad de Todos los Santos-, existiendo también variantes donde se realiza en la proximidad de un casamiento. Se ahorca al santo del comprometido o la comprometida. Por eso es grave el compromiso.
El no cumplir la promesa es fatal. Sobre el mentiroso o la mentirosa lloverán desgracias. "Sólo con una misa oficiada por el cura de la aldea se podría contrarrestar cualquier influencia adversa", informa el poeta Darío Gómez Serrato en un artículo publicado en La Tribuna el 21 de marzo de 1965.
"De efectuarse la fiesta, si la madre de la moza se opone a que su niña baile aún, por lo menos debe salir a pasearse del brazo de su festejante. Primero, en medio de la cancha y el testigo junto a ellos, son rodeados de las parejas en actitud de recogimiento. Mientras uno de los protagonistas que es el cantor, al son de una balada, comienza la ceremonia del jejuvy jejora", acota Gómez Serrato. Transcribe luego este texto que canta el músico al son de su guitarra:
Señorita (se dice su nombre)
aquí te llama postrado
en rendida estimación
nesánto omoĩva ahorcado
así por esta razón
los tres peime obligados
pejorávo esta cadena
con un término sagrado
tahory ángeleskuéra
nesánto redesatávo
"Quién le fía, yo le fío"
he'i ako nde juvyhápe
iprenda reipyhyhápe
kurusu era el testigo
nde agarráva de sorpresa
con la mayor ligereza
nde popyhýma ipype
entre la paz y la guerra...
¡Vivan los dos mayordomos!
y el fiador tojora la cinta
ha entrega katu al dueño;
ajoráma la cadena
erahánteke cuidado
cada nesánto oguahẽ
porque Dios ohejavakue
diversión a los cristianos
ha anive con un engaño
nesánto ojejuvy
Acabado el canto y desatado el compromiso, suena la polka y se inicia el baile en medio de la alegría general.
El investigador Víctor Barrios, en su libro Motivos populares del Paraguay, recoge esta otra versión de lo mismo.
He tomado yo este asiento me parece tengo gloria
He tomado yo este asiento me parece tengo gloria
Cuando estoy con mi guitarra se remonta a mi memoria
Referiré esta canción delante de esta circustoria
Señorita (se dice el nombre) Dios guarde a Su Señoría
Ko nde juvyhápe he'i: ¡Quién le fía, yo le fío !
Nde júvyápe he'i: ¡Quién le fía, yo le fío !
Tratando con el fiador nde juvyhague ko'ẽme
Tratando con el fiador nde juvy hague ko'ẽme
Nesánto ára oguahẽre nembotavy con primor
Oiko haguã la diversión esa es la ley omandáva
Ikatu jasegui opáva jaipyhyvo esa desdechada
Sin pensar rejeaorkáva esta es la leona estaba
Sin pensar rejeaorkáva esta es la leona estaba
Que viva la dos mayordoma, el fiador y la distinta
Que viva las dos mayordoma, el fiador y la distinta
Tojera katu la cinta pe entregami al dueño
Pende plazo ja'oguahẽma ko ojupe pemoĩva
Pe mbyaty maymáva gente pe diverti porãite
Diversiónpe ave ojeráne esta es la leona estaba
Diversiónpe ave ojeráne esta es la leona estaba
Señorita (se dice su nombre), kóicha ndéve aenkarga
Señorita (se repite su nombre), kóicha ndéve aenkarga
Anive haguã nde tavy nde perseguíne cada año
Pero por fin está en tu haber reipyhyvo la más buena
Guyramimíme ame'ẽ topurahéi oñondive Blanca Flora y Filomena
Topurahéi oñondive Blanca Flora y Filomena
Señorita (se dice nombre), ko'ápe arremata
Opa alegría y contento nde réra apuvlika
Entéro ohendu haguã ko nesánto rejorávo
reiméma desaorkádo conténtopa repyta.
KÁÑA ÑEMOÑE’Ẽ
La kaña ñemoñe'ẽ -versos nunca cantados que se le dicen al "aguardiente malicioso" antes de ser llevado a la garganta- es una especie de rito que algunos bebedores divertidos conservan aún. El kaña moñe'ẽha -el que hace hablar a la caña, literalmente, aunque en realidad es káñape oñe'ẽva, el que le habla a la caña- es un personaje ya conocido por tal habilidad verbal. Cuando ya la alegría que brota de la botella se apodera de los presentes, alguien, como cumpliendo un papel, sugiere que se haga la "ceremonia" de la káña ñemoñe'ẽ. Algunas fórmulas de ocasión están ya fijadas en la oralidad, lo cual no quita que alguien, más afectado por el taguato resay -nombre popular de la bebida alcohólica-, improvise una corta poesía antes de sentir que el fuego le quema el estómago, en medio del jolgorio. Una de ellas es ésta:
Aguardiente alcanforado
che ku'íva nde rekávo
ko'agã rotopávo
tajapi ndéve un trago
OTRA:
Aguardiente malicioso
rejetratáva de guapo
che aikuaa nde ypy.
Kapiatĩndy nenacimiento
oiko ndehegui takuare'ẽndy
upéi trapíchepe retyky
ha mosto oiko ndehegui
ólla guasúpe repupu.
Upégui resẽ pytã asy
alambíkepe reike
guarapo oiko ndehegui
ha upégui resẽ morotĩ asy
ko'agã ejedespedi ko múndogui
porque ipaha nderecha nde sy
VERSOS DEL TRUCO
El truco es un juego de barajas donde a las cartas se les asigna un rango de valores. La habilidad de los jugadores consiste en mentir de tal modo que los jugadores del bando opuesto crean que lo dicho por uno es verdad. Se juega de a tres -se llama gallo a esta modalidad-, de a cuatro o de a seis.
Cada jugador recibe, por ronda, tres cartas. Si las tres de uno de ellos son del mismo palo -oros, supongamos-, "canta" flor. Como es difícil esa coincidencia que proporciona el azar, cuando alguien tiene en la mano ese juego afortunado, es un momento solemne. Su anuncio puede hacerse con versos. He aquí un ejemplo:
Sobre el alto monte
pasaba un pájaro volador:
en su pico llevaba
el pétalo de una flor.
OTRO:
Yvoty ko lo amigokuéra
na'enteroipe ohayhu
che ko karia'y de suerte
porque aguerekóma la che flor.
OTRO:
Pekyicha chehegui ojeréva
ha che chupe con insistencia
aikómi aheka ha hasypeve
péina una flor ahetũmi.
LAS DANZAS
Si bien sobreviven danzas indígenas en el Paraguay, propias de cada una de las etnias que lo pueblan, las que tuvieron difusión masiva, fueron bailadas por el pueblo en las fiestas populares y hoy continúan existiendo sobre todo gracias a las academias de baile y los festivales de música paraguaya. Son generalmente de origen europeo, de España y Francia, principalmente. Algunas hicieron escala en el Río de la Plata y posteriormente anclaron en nuestras tierras.
Ya no son, por cierto, como en sus orígenes. Sufrieron una transculturación -adquirieron algunas características nuevas, propias e identificables, pero guardan parentesco reconocible con su patrón musical inicial-, para adquirir vida propia y forjar su propia personalidad.
"El criollo paraguayo les imprimió nueva vida, nueva fisonomía y creó con elementos heterogéneos una verdadera obra nacional, reflejo de una gama de emociones que revelan el carácter del pueblo: alegre, chispeante, romántico, melancólico, guerrero, tierno, tímido, agresivo y picaresco, mostrándonos su personalidad polifacética", dice Celia Ruiz de Domínguez en el folleto que acompaña al disco de danzas paraguayas del siglo XIX compiladas por Luis Szarán y otros y grabadas por la Orquesta Philomúsica de Asunción.
La polka es la que aún sobrevive, a pesar de que en los últimos años fue perdiendo notoriamente terreno ante la invasión de ritmos foráneos aceptados en gran medida por los jóvenes. Se baila en parejas tomadas o sueltas, al son de la música del mismo nombre, que puede ser cantada o solamente instrumental. Es el baile popular por excelencia. Llegó de Europa, pero aquí adquirió las características que hoy la distinguen: por eso se llama polka paraguaya
Hablando de las formas de bailar, Dionisio González Torres, en su libro ya citado anteriormente, menciona que está la polka syryry, que "sé baila en línea recta, arrastrando los pies, con las piernas casi rígidas". Agrega que existe también el jeroky popo -al que Mauricio Cardozo Ocampo, en la primera parte de su libro Mundo folklórico paraguayo, llama polka kyre'y por lo vivaz que es- que literalmente significa bailar saltando. La polka jekutu es un estilo en el que se ven tres movimientos: "el primero es un paso adelante acompañado de inclinación del cuerpo hacia adelante; en el segundo movimiento se marca el paso en el lugar; en el tercero se retrocede el paso que se avanzó en el primero". La polka valseada es parecida al vals, "con un suave y ligero balanceo del cuerpo".
La galopa está emparentada con la polka. "La primera parte es igual a la polka paraguaya; en cambio, el ritmo de la segunda parte es totalmente diferente", comenta Mauricio Cardozo Ocampo en la obra que acabamos de citar. Agrega que es para banda, sobre todo porque en la segunda parte tienen gran preponderancia los instrumentos de percusión. Aclara, por otro lado, que nuestra galopa, de ritmo ternario, nada tiene que ver con la galop húngara, que es de ritmo cuadrante.
La galopa es música para bailar. Las danzarinas se llaman galoperas. "Las galoperas llevan sobre la cabeza, en gracioso pero seguro equilibrio, un cántaro con agua y algún refresco (aloja) o una botella, generalmente con caña paraguaya (guaripola)", describe Dionisio González Torres.
Santa Fe es otro baile. Se lo conoce también como Cielito Santa Fe o, popularmente, Chopi. Los investigadores no han podido establecer la raíz de esta danza, aunque Max Boettner sostiene que "el origen de la coreografía debe buscarse en la contradanza española y sus derivados, la Cuadrilla y el Lancero".
Celia Ruiz Rivas de Domínguez, citada por González Torres, encontró dos partituras diferentes en la biblioteca de Manuel Mosqueira, de Carapeguá, mencionando que el Santa Fe es más lento que el Chopi. De cualquier manera, hoy no se distingue ya entre ambas danzas, convirtiéndose en una sola.
En cuanto a la palabra Chopi, que nada tiene que ver con lo que ocurre en la danza, Juan Max Boettner cree, citando a Slominsky, que es la transfonetización de Chotís -baile típico, en pareja, de Madrid-, la españolización de la palabra alemana schottisch.
Max Boettner describe la manera en que se baila esta "danza paraguaya de conjunto obligado de tres parejas":
"Uno de los mozos bailarines actúa de director dando la voz de mando para el cambio de las figuras. En general, las figuras duran ocho compases. El toreo consta de tres partes: un valseado de ocho compases, un toreo separado donde el galán muestra sus habilidades en torno a la niña y nuevamente un valseado. Durante el toreo separado, los bailarines hacen chasquidos con sus dedos, reminiscencia de las castañuelas españolas, al tiempo que la concurrencia da palmadas rítmicas. El orden de las figuras puede variar y queda al arbitrio del director, para el cual no existe un nombre especial".
El Londón Karape es una danza en parejas tomadas de la mano y formando una rueda, al ritmo de una polca, que data de la época de Carlos Antonio López, según registra Juan Max Boettner. Cuenta que Madame Lynch trajo la danza de salón llamada London. El pueblo la observó y la calcó a su manera, agregándole el karape -bajo-porque en un momento de la danza los bailarines tienen que agacharse, oñembokarape. Otra interpretación de ese adjetivo en guaraní es que era un baile más modesto, de condición más humilde que el original. Así como se dice baile karape a un baile sin muchas pretensiones, lo mismo podría aplicarse en este caso.
Manuel Mosqueira -al que cita Max Boettner- sostiene que era cantado, dando esta versión:
Mi madre me mandó
Yo soy para escribiente
Marã guarãpa che
Mba'éipa namanói vae
En la escuela de Ava
En Turuntun de Corumba
Marãpa aikoveseve
En Taruntun de Corumba
El Solito es otra danza folklórica donde al final alguien se queda sin pareja (de ahí el nombre del baile). Éste es el derrotado y tiene que convidar una vuelta de bebida a la concurrencia. Tiene la variante de la escoba, con el mismo final. El que se queda con ese elemento de trabajo es el perdedor.
El Montonero es otra danza local. Llegó de la Argentina donde se la llamaba Minué federal, siempre según Max Boettner. "Consta de dos partes: una más lenta, de ocho compases, en tres por cuatro y otra más rápida, de 16 compases, también en tres por cuatro", precisa ese autor, acotando que hay rastros de que se lo bailaba en la segunda mitad del siglo XIX. "La primera parte de la música era de saludo ceremonioso, tipo minué. La segunda era rápida, graciosa, de pareja suelta, con castañeteos de dedos", acota.
La Palomita es un baile acompañado de polka. Se bailaba durante la Guerra Grande, según hizo constar el coronel Juan Crisóstomo Centurión en sus Memorias.
Julián Rejala y la profesora y cantante Wilma Ferreira describieron a Max Boettner esta danza bailada por tres parejas colocadas frente a frente, en doble hilera: al principio es el saludo, luego las tres parejas danzan tomadas, después hay un toreo "con hincada y beso" para dar lugar a un "aleteo" hechos por cada una de las parejas, se forma una cadena y se retoma la escena del principio, pero ya como despedida.
La Golondriana es un baile para dos, tres o cuatro parejas. Max Boettner no pudo hallar rastros de sus orígenes. Los bailarines se colocan en doble hilera para iniciar los movimientos. Hay un saludo, luego llega el vals, sigue el molinete, aparece la mazurca, se repite el vals y concluye con la despedida. Las academias de danza y los elencos de ballet municipales son los que mantienen viva esta danza que ya no se baila espontáneamente.
La Contradanza de nuestro país y otros lugares de América Latina viene de Inglaterra, de la Country Danza, danza campesina. Dio origen a varias danzas.
Lauro Ayestarán, en su libro La música en el Uruguay, citado por Max Boettner, detalla:
"Se inicia con dos posiciones: 1-Rueda (Round) que forman las parejas y 2- La calle (longways), formada por dos filas frente a frente, de hombres y mujeres respectivamente. Terminadas estas dos posiciones comienzan las figuras aisladas, que llegan a un número elevado. Preside la contradanza un maestro de ceremonia que en voz alta indica el cambio de las figuras. Es el bastonero... Entre las figuras más importantes se destacan La Canasta, el Avant-deux, el Molinete de damas o caballeros, el Pantalón, Eté, Poule, Trenis (su creación se adjudica al célebre bailarín Trenitz), Cadena, etc..."
El Cielo - Cielito, que es también un género poético musical-, la Cuadrilla y Lancero, la Mazurca, el Chotis y el Montonero son también danzas del folklore paraguayo.
CAPÍTULO V
EL MITO
Ingresar a este mundo es acceder a un territorio apasionante y fascinante, aunque plagado de riesgos. En nuestro país, en este ámbito, las afirmaciones suelen ser rotundas y las pruebas pocas, cuando no inexistentes. No por ello, sin embargo, dejaremos de aproximarnos a su contenido.
Por ser un componente de la tradición transmitido de generación en generación a través de la palabra y teniendo en cuenta que nuestra cultura mestiza mezcló los elementos traídos por los españoles con los de los indígenas guaraníes, no es siempre posible hallar rastros confiables de sus orígenes.
Más allá de ese misterio que, posiblemente, se va a perder en la noche de los tiempos, hay una realidad que sí se puede constatar: los relatos de los mitos están en la memoria de la gente, de donde es posible rescatarlos. Algunos tienen vigencia más intensa, otros menos, pero en todos los casos es posible hallar pistas que nos lleven al conocimiento de lo que cuentan.
"Pensamos que el mito guaraní propiamente dicho no existe ya, no ha llegado hasta nuestros días en estado genuino, como no podía ser de otra manera y los que se transmitieron en forma escrita u oral reconocen la deformación del tiempo y la influencia de culturas extrañas, producto de la conquista y de la evolución natural de los pueblos", dice el investigador correntino Miguel Raúl López Breard en su libro "Mitos guaraníes".
El mito es un relato donde, en lo visible y en lo invisible, se manifiesta la complejidad de una cultura. No es para entretener o enseñar algo de un modo directo. Lo oral es su canal de circulación. La estructura superficial es el soporte verbal y lo que el mismo sugiere de buenas a primeras, con los códigos de interpretación disponibles. La estructura profunda, en cambio, es lo subyacente, el misterioso mundo de significados que entraña cualquier relato mitológico de acuerdo a los estudios realizados por Lévi-Strauss y otros.
Francisco Pérez-Maricevich, en el prólogo de su libro "Mitos indígenas del Paraguay", dice que estos mitos "expresan, y a la vez reflejan, organizan y legitiman la totalidad de la cultura de los grupos humanos, justificando las estructuras existentes". Acota que "de alguna manera profunda y significativa, ellos trazan no sólo la cosmovisión sino la diacronía, simbólicamente configurada, de las sociedades humanas, cualquiera sea su grado de complejidad e integración culturales".
"El mito es -continúa el autor-, por encima de cualquier otra cosa, esencialmente un lenguaje, tan complejo, funcional y rico como el constituido por los signos articulados que caracteriza a la raza humana. Como este lenguaje verbal, el mito dispone de estructuras sistemáticas que se organizan en niveles interdependientes y cuya articulación funcional proporciona, a través del juego de los significantes, un acceso a sus estructuras de significado".
Cada etnia -son 17 las que aún habitan nuestro suelo- posee sus propios mitos. Algunos de ellos -a través de la tarea de investigadores que han podido acceder a sus relatos- son conocidos. Otros son celosamente guardados por sus depositarios, sin olvidar que algunos ya desaparecieron para siempre de la faz de la Tierra porque sus portadores ya no existen.
Es difícil saber de dónde exactamente provienen los mitos que hoy circulan en el Paraguay. Lo más probable es que en su estructuración existan elementos indígenas "contaminados" por otros elementos, donde la religión católica - que llegó con los conquistadores de esta parte de América- pudo haber jugado algún papel, aunque más no sea por transposición.
MÁS LITERATURA QUE MITO
Narciso R. Colmán -Rosicrán- en su obra Ñande Ypy cuéra (de 1921) afirma que Tupã era el dios más relevante de los Guaraní. Se sabe hoy que no era así. Tupã formaba parte del panteón guaraní como una divinidad de menor rango.
Esa percepción equivocada del lugar que ocupaba Tupã en la creencia de los Guaraní pudo haber tenido su origen en los misioneros que evangelizaron estas tierras. El vocabulario vigente hasta hoy revela cómo los evangelizadores tomaron el vocablo Tupã -considerándolo el principal dios guaraní- para designar valores religiosos cristianos. Así, Tupãsy es la madre de Jesús, la Virgen María; Tupao (la nasal de la a fue desapareciendo con el tiempo) es la casa de Tupã, la casa del Dios cristiano.
El texto de Rosicrán responde a una fantasía literaria. La fuente de su relato es su imaginación, con referencias occidentales y cristianas claramente perceptibles. "La concepción mitológica de Rosicrán es totalmente ajena a la de los guaraníes. Las ideas motrices desarrolladas en Ñande Ypy cuéra nos alejan antes que acercarnos a los elementos de la cultura guaraní", dice Delicia Villagra en su libro El guaraní paraguayo: de la oralidad a la lengua literaria.
Se puede observar en la obra rosicraniana no sólo una errónea información sobre el ámbito religioso guaraní, sino que en el génesis de la humanidad hay una sospechosa proximidad con el génesis bíblico cristiano.
Rosicrán afirma que Tupã creó la luz, morando el sol. Se casa con Arasy y bajan hasta las colinas de Areguá para crear los elementos de la naturaleza, entre ellos el primer hombre y la primera mujer. Sostiene que, tomando un puñado de barro -igual que en el Génesis cristiano-, hizo una pasta mezclada con ka'a ruvicha, jukeri (plantas), sangre de un pájaro llamado yvyja'u y ambu'a, e hizo una masa moldeable con el agua del lago Ypacaraí. Las dos imágenes que crea con sus manos las puso al sol, secándose. Cobraron vida y fueron la primera mujer y el primer varón sobre la Tierra. Ella se llamó Sypavẽ (¿Eva?) y él Rupavẽ (¿Adán?)
Tupã -siempre según Rosicrán- creó el espíritu del bien, al que llamó Angatupyry, y al del mal, que denominó Tau.
Sypavẽ y Rupavẽ procrearon. Sus hijos fueron Japeusa, Marangatu y Tume Arandu. Algunas de sus hijas fueron Yrãséma -murmullo de las aguas-, Tupinamba -que al casarse con Mba'e hory dio origen a los Tupi, guaraníes del Brasil- y Porãsy.
Con el tiempo Tau, espíritu maléfico, rapta a Kerana, hija de Marangatu, debido a que Arasy maldice al autor de esta ofensa. De esa unión nacieron siete hijos sietemesinos de características monstruosas, dando origen a algunos de los mitos que se conocen.
Jasy jatere es el más famoso de todos, por haber llegado hasta nuestros días. Muy hermoso, rubio, de ojos azules, habita la siesta con una varita mágica de oro que encanta a los niños con su silbido, para perderlos en el monte, donde AoAo -hermano de Jatere, caníbal, de cuerpo peludo como la oveja, con cabeza de oso y garras- se los come. Popularmente se afirma que en el bosque Jasy Jatere juega con el niño a quien besa en la boca y le deja mudo. Le da de tomar miel silvestre y recoge frutas para él. Luego lo abandona en algún enmarañado paraje. Al encontrársele está completamente tonto.
Kurupi es el que tiene un falo que se lía por su cuerpo. Símbolo de la fecundidad y secuestrador de mujeres y criaturas.
Luisón es un perro, el séptimo hijo del matrimonio -por eso se cree que si una pareja tiene siete hijos varones, el último es Luisón-, que merodea los martes y los viernes los cementerios. Los que son mordidos por él son también luisones. Cuando sale el sol, se convierte en hombre. Es el mito del hombre-lobo de numerosas culturas.
Moñáĩ es una serpiente con dos cuernos en la cabeza y grandes dientes para devorar. Habita lugares inhóspitos desolados. Es el "tercer hijo de Tau y Kerana, amo de los aires y de los vientos, es duende protector de la rapiña y toda suerte de pillerías", asegura Tomás L. Micó en su libro sobre Mitología Guaraní, Leyendas del Paraguay.
Mbói Tu'ĩ es una víbora con cabeza de loro. Su nombre expresa su figura. Sus patas son de lagarto. Su cola es puntiaguda.
Tejujagua o Jaguaru es un temible lagarto con siete cabezas de perro. Dicen que todavía habita algunas aguas como las del Lago Ypoá, en las cercanías de Quiindy y Carapeguá. Micó; en su obra ya mencionada, afirma que la versión popular le atribuye una sola cabeza de perro.
Como los hermanos causaban destrozos entre los hombres, los habitantes del cielo y de la tierra se pusieron de acuerdo para tramar la muerte de los indeseables. Idearon una trampa, los encerraron en la cueva de Moñái y les prendieron fuego. Los malvados necesitaron siete días con sus noches para consumirse entre las llamas. El lugar donde fueron sacrificados se conoce como Moñáĩ Kuare, cerca de Yaguarón. Sus espíritus se purificaron y ascendieron al firmamento para convertirse en constelaciones.
APORTE FUNDAMENTAL
A partir de 1946, el investigador León Cadogan, de un modo fortuito, accede a una de las joyas más grandes del mundo de los indígenas Mbya Guaraní. Después de defender a un indígena que había cometido un crimen y lograr su libertad, en Villarrica, el depositario del Ayvu Rapyta (El fundamento del lenguaje humano) le revela un tesoro de la oralidad que, gracias a esta circunstancia, pudo ser conocido universalmente. En 1953 se publicó parcialmente en el Paraguay. Su versión completa se conoció en 1959 merced a la feliz intuición que tuvo el antropólogo alemán Egon Schaden. El texto salió en el Boletín 227 -Antropología N° 5 de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de San Pablo, Brasil.
El Ayvu rapyta reúne los textos míticos de los Mbya Guaraní del Guairá. En él se cuenta la creación de Ñamandú, el supremo ser para los indígenas. Luego se relata el origen del lenguaje humano, el ayvu rapyta propiamente dicho; la creación de la Tierra y los paraísos; la preparación para la llegada del ser humano; el Diluvio Universal; el reinicio de la Tierra; la creación de los hombres; el origen del fuego; el mito de los gemelos y otros aspectos que atañen a la cultura de los nativos.
Ofrecemos aquí la versión castellana, hecha por el mismo Cadogan, del capítulo III del Ayvu rapyta, en el, que se relata la creación de la Tierra y sus primeros habitantes.
LA PRIMERA TIERRA (FRAGMENTO)
Primera parte
1 El verdadero Padre Ñamandú, el primero,
habiendo concebido su futura morada terrenal,
de la sabiduría contenida en su propia divinidad,
y en virtud de su sabiduría creadora,
hizo que en la extremidad de su vara
fuera engendrándose la Tierra
2 Creó una palmera eterna en el futuro centro de la Tierra;
creó otra en la morada de Karaí,
creó una palmera eterna en la morada de Tupã,
en el origen de los vientos buenos creó una palmera eterna;
en los orígenes del tiempo-espacio primigenio creó
una palmera eterna;
cinco palmeras eternas creó:
a las palmeras eternas está asegurada la morada terrenal.
3 Existen siete paraísos;
el firmamento descansa sobre cuatro columnas:
sus columnas son varas-insignias.
El firmamento que se extiende con vientos
lo empujó Nuestro Padre, enviándolo a su lugar.
4 Habiéndole colocado primeramente tres columnas al paraíso,
éste se movía aún;
por este motivo,
le colocó cuatro columnas de varas-insignias;
sólo después de esto estuvo en su debido lugar,
y ya no se movía más.
5 El primer ser que ensució la morada terrenal
fue la víbora originaria;
no es más que su imagen la que existe ahora en nuestra Tierra:
la serpiente originaria genuina
está en las afueras del paraíso de Nuestro Padre.
6 El primer ser que cantó
en la morada terrenal de Nuestro Primer Padre,
el que por primera vez entonó su lamentación en ella,
fue la yrypa, la pequeña cigarra colorada.
7 La cigarra colorada originaria está
en las afueras del paraíso de Nuestro Padre:
es solamente una imagen de ella la que queda
en la morada terrenal.
8 Pues bien, el yamai es el dueño de las aguas,
el hacedor de las aguas.
El que existe en nuestra Tierra
ya no es el verdadero;
el verdadero está en las afueras del paraíso de Nuestro Padre;
ya no es más que su imagen
el que actualmente existe en nuestra Tierra.
9 Cuando Nuestro Padre hizo la Tierra,
he aquí que todo era bosques:
campos no había, dicen.
Por este motivo,
y para que trabajase en la formación de praderas,
envió al saltamontes verde.
En donde el saltamontes clavó originariamente
su extremidad inferior
se engendraron matas de pasto:
solamente entonces aparecieron las praderas.
El saltamontes celebró con sus chirridos
la aparición de los campos.
El saltamontes originario
está en las afueras del paraíso de Nuestro Padre:
el que queda ahora no es más que una imagen suya.
10 En cuanto aparecieron los campos,
el primero en entonar en ellos su canto,
el primero en celebrar su aparición,
fue la perdiz colorada.
La perdiz colorada
que por primera vez entonó sus cantos en las praderas,
está ahora en las afueras del paraíso de Nuestro Padre:
no es más que su imagen.
11 El primero en remover la tierra en la morada terrenal de
Nuestro Padre fue el armadillo.
Ya no es el verdadero armadillo
el que existe hasta el presente en nuestra Tierra:
éste ya no es más que su simple imagen.
12 La dueña de las tinieblas es la lechuza.
Nuestro Padre el Sol es el dueño del amanecer
OTROS MITOS
POMBÉRO
Es uno de los mitos más conocidos. Se lo denomina Karai Pyhare porque se cree que pronunciar su nombre verdadero es atraerlo inmediatamente hasta el sitio donde oye que se está hablando de él.
Es una figura de hombre petisón, más bien retacón, feo, con manos y pies peludos, por lo cual no se siente cuando se desplaza caminando. Aparece de noche. Tiene la virtud de hacerse invisible, de convertirse en cualquier animal o planta.
Su silbido es característico y anuncia su presencia en las cercanías de una casa, de un camino o de un paraje. Sólo habita la oscuridad. Donde hay luz no aparece. Es capaz de imitar las mil voces de la naturaleza.
A Pombéro le gustan las mujeres. Cuando le quiere a una, la rapta, la posee y la embaraza. De ahí nace el Pombéro ra'y.
Pombéro no siempre es un enemigo que asusta a las personas, desatina, larga los terneros y los caballos del corral, molesta a los perros y tira piedras contra la casa. Si se lo trata como quiere es amigo, defiende el domicilio y acompaña al dueño de casa en sus viajes. Para granjearse su amistad hay que dejarle en el tatakua (horno de barro), en el sobrado o en algún lugar adecuado, náko (tabaco para mascar), cigarro y miel de abejas.
Acerca de su nombre, Dionisio González Torres, en su obra ya citada anteriormente, da esta versión:
"Satisface la explicación que da Gustavo González que, según afirma, le fue sugerida por Arturo Alsina. Pombéro representaría al bandeirante que incursionó en el Guairá y Él Alto Paraná con característica de `Pombéro' desolando las Misiones Jesuíticas a la caza de indios destinados al infame tráfico de esclavos. Acota que pombeiro en el léxico portugués también quiere decir 'espía de policía' y que durante la Guerra contra la Triple Alianza pomberos eran los hombres astutos y valientes que se deslizaban a través de las líneas enemigas para observar, cumplir misiones peligrosas, tomar prisioneros, etc.".
PÓRA
Es un alma en pena que vaga y aparece bajo la forma de una mujer, un bulto en el camino, un ruido o una sombra indescifrable. Es creencia común que esa ánima no se salvó y por eso vive aún errante en la Tierra, asustando a la gente.
Para evitar su presencia se suele pedir a un sacerdote que haga una ceremonia especial para alejarlo. También se rezan misas por su eterno descanso, para que Dios le perdone y pueda acabar su peregrinar.
MALA VISIÓN
Es un fantasma de grito desgarrador que adquiere forma de mujer hermosa vestida de blanco o simplemente de tela de este color que vuela al viento, en medio de la noche oscura.
Si algún envalentonado responde a su sapukái, que a veces parece nada más que el de amigos o vecinos, enseguida se presenta en el lugar. Algunos quedan mudos o mueren al instante por el susto.
KARAI VOSA
Es el señor de la bolsa: ya viejo, piel y huesos, de vestido raído, con barba y una bolsa de arpillera sobre los hombros, vaga por los caminos de las compañías y los pueblos. Come lo que la gente le alcanza.
Cuando los niños no quieren dormir la siesta o no quieren tomar la sopa, se les amenaza con su presencia, diciéndoseles que les va a llevar en su bolsa. Por eso, parece más un personaje inventado para satisfacer una necesidad antes que un mito verdadero.
KARAI OCTUBRE
Es el señor que llega el primer día del mes de octubre, en coincidencia con una época de vacas flacas en el campo. En esos días, tras la siembra, la pobreza se adueña de los poblados. Es entonces cuando llega ese personaje vestido de humilde campesino de sombrero de karanda'y.
Ese día, en la mesa no debe faltar el jopara (caldo hecho con locro y poroto), como un modo de enfrentar con un augurio de abundancia el tiempo difícil que se vive.
LOS PROTECTORES
Los jaryi (abuela) o jára (dueño) son los duendes protectores de plantas y animales. Los cuidan y castigan a los que faltan el respeto a los mismos transgrediendo algunas normas de la naturaleza. A veces se usa la forma abreviada ára para indicar lo mismo.
Así están ka'a jaryi, para denominar al que protege a la yerba mate y, genéricamente, al bosque; yjára es el del agua.
La protección se da no tanto porque los protectores sean implacables con los que atentan contra la naturaleza, sino porque el temor hace que la gente no sobrepase los límites de uso de un bien.
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CAPÍTULO VI
LAS LEYENDAS
Son relatos de hechos acontecidos a los que la imaginación popular les va agregando detalles para magnificarlos. Pueden surgir también de la fantasía, pero que con el correr del tiempo adquieren características de aparente verdad.
Muchas leyendas de nuestro país están estrechamente vinculadas a lo religioso cristiano.
EL LAGO YPACARAÍ
En el valle de lo que hoy es Ypacaraí -entre Areguá y Pirayú-, había un ykua yvu -fuente- conocido como Tapaikua, que había recibido su nombre del cacique local que se llamaba también de ese modo.
Como los moradores de ese lugar habían cometido excesos que disgustaron a los dioses que les enviaron tanta agua, cubriendo la superficie del entorno, las aldeas de Tapaikua y Arekaja quedaron sumergidas.
Aparece entonces el misionero franciscano Fray Luis de Bolaños, quien con sus oraciones frena la incontenible inundación. Las aguas se calman y quedan conformando lo que hoy se conoce como lago Ypacaraí.
LA VIRGEN DE CAACUPÉ
Un tallador de imágenes, el indio José, vivía en el poblado franciscano de Tobatĩ. Un día se fue al monte buscar madera para sus esculturas cuando, de pronto, oyó que indígenas enemigos se aproximaban a él.
Sabiendo que los perseguidores no le iban a perdonar la vida, corrió velozmente. Cuando ya estaba a punto de ser alcanzado, se escondió detrás de un árbol. Temblando de miedo, se encomendó a la Virgen María y le prometió que si le sacaba airoso de ese trance difícil moldearía su imagen en la madera del árbol que lo protegía momentáneamente.
Los que tenían sed de sangre tuvieron que irse con las manos sin mancha porque, a pesar de buscar una y otra vez por todas partes, no encontraron al indio, que se había hecho invisible.
José, agradecido, al retornar a su comunidad, cumplió su promesa. Cortó y transportó el añoso tronco salvador. Sacó un pedazo, trabajando con paciencia y cariño durante varios días. Esculpió dos imágenes de la Inmaculada Concepción. La mayor quedó en la capilla de Tobatĩ y la menor fue venerada en el poblado de Caacupé, cercano al lugar.
Además de esta versión popular, Dionisio González Torres, en su obra ya citada, recoge otra. Cuenta que luego de que Fray Luis de Bolaños parara milagrosamente las aguas desbordadas en el valle de Tapaikua y Arekaja, el indio José -carpintero, de Atyrá- encontró una hermosa caja flotando sobre las aguas. La retiró y abrió, hallando la imagen de la Virgen.
El carpintero, algún tiempo después, se mudó con su familia y sus colaboradores en un lugar que se conocería como Tupãsy Ykua, el Pozo de la Virgen. Allí el indígena levantó un oratorio. Con el correr de los años, ese lugar se convirtió en centro de peregrinación.
Cuando los dueños de la imagen fallecieron, luego de pasar por varios lugares, la talla fue traída hasta la comunidad de Caacupé, donde actualmente está erigida la Basílica en su honor.
YKUA BOLAÑOS
Fray Luis de Bolaños fue un celoso e incansable misionero franciscano que recorrió buena parte del país enseñando la doctrina cristiana. En su afán de comunicarse más directamente con los nativos aprendió el guaraní, escribiendo incluso en este idioma un catecismo que se conoce hasta hoy. Es el fundador de las doctrinas de Caazapá y Yuty que hoy son pueblos con esos mismos nombres.
Cuenta la leyenda que por aquellos días -nos referimos a finales del siglo XVI-, los moradores de esa zona estaban desesperados por la sequía. Fue como si el Dios cristiano que ellos predicaban se hubiera olvidado de esa parte de la Tierra. Los líderes indígenas locales, catequizados por Bolaños y sus compañeros, exigieron al sacerdote que consiguiera agua como fuese, porque estaban a punto de morir de sed todos los lugareños. Si no cumplía con esta petición, iba a ser muerto a tiros de arco.
Fray Luis de Bolaños, adoptando una actitud piadosa, como conversando con Dios, rezó y pidió a los indígenas que removieran una piedra. Al hacerlo, el agua milagrosa brotó para alegría de todos. Desde entonces ese lugar, que se conserva hasta hoy en Caazapá e incluso lleva el nombre de un festival folklórico, es conocido como Ykua Bolaños.
SAN BLAS
Ruy Díaz de Guzmán, en su libro "La Argentina", relata que el 3 de febrero de 1538, poco tiempo después de que los españoles hubiesen puesto sus pies por primera vez en lo que se conocería como Paraguay, se libró una batalla en el Fuerte Corpus Christi, al que también se denominaba Buena Esperanza.
Los españoles estaban rodeados por nativos de las parcialidades Timbu y Karakara que querían cobrarles cuentas a quienes habían cometido atropellos contra sus poblaciones.
Como no tenían alternativas, los soldados optaron por librar una batalla decisiva contra sus enemigos. Cuando la derrota era inminente, apareció de lo alto un luminoso caballero con una espada de fuego en la mano. Los indígenas, asustados, tiraron sus armas y huyeron del lugar. De ese modo, los españoles obtuvieron una victoria que ya no imaginaban.
Como fue en el día de San Blas, los alborozados combatientes le atribuyeron el milagro. Desde ese momento, además, se le concedió el título de Patrono del Paraguay, que conserva hasta hoy.
PA'I SUME O SANTO TOMAS
Esta es una leyenda donde se entremezclan los elementos indígenas con los españoles de la catequización. Por eso es hoy difícil encontrar las huellas incontaminadas del relato. Nos limitaremos, por lo tanto, a recoger lo que la tradición oral logró hacer llegar hasta nuestros días.
En la relación de los mitos que hace Rosicrán -ya citado-, aparece Tume Arandu como uno de los hijos de Rupavẽ y Sypavẽ, los padres originarios de los indígenas. González Torres afirma que la leyenda era anterior al arribo de los españoles a estas tierras. "Antes de la llegada de éstos, anduvo por América un hombre alto, de grande barba blanca, sabio extraordinario, llamado Sume o Tume (Avare Sume Marangatu), que vino a enseñar a los indios el arte de la agricultura, a sembrar el maíz y la mandioca y otros productos y las virtudes y uso de la yerba mate; terminada su misión se volvió al mar, dejando rastros de sus pisadas en varias partes (y que diversos autores han creído encontrar por todo el litoral y el interior del continente) en las rocas. En nuestro país se ha pretendido ver rastros de pisadas de Santo Tomás (Santo Tomé pypore) en diversos cerros: Tacumbú (Asunción), Santo Tomás (Paraguay), Cristo Rey (Caacupé), Yaguarón, etc.", agrega ese autor.
Los catequizadores, al enterarse de su existencia, convirtieron al héroe cultural -que llegó a la Tierra enviado por los dioses para enseñar la agricultura, el uso de las plantas medicinales, la fabricación de utensilios diversos y conceptos prácticos de la vida- en Santo Tomás, alegando que en tiempos remotos él ya había estado en América predicando el Evangelio.
LOS HERMANOS TUPI Y GUARANI
El padre José Guevara, en su libro Historia del Paraguay, Río de la Plata, Tucumán y Buenos Aires publicado en Buenos Aires en 1836, cuenta el origen de los pueblos Guaraní y Tupi.
El relato menciona que ellos eran dos hermanos que se establecieron, cada uno con su familia, en el Brasil. Con el tiempo, al ser numerosos, se establecieron en tavas, pueblos.
La armonía, sin embargo, se rompió debido a que las esposas de los dos hermanos pelearon a causa de un loro charlatán. De ahí en más, uno y otro bando disputaron buscando la hegemonía.
Viendo que vivían en peleas constantes y tomando en cuenta las consecuencias nefastas de esta lucha para ambos, Tupi y Guaraní dialogaron y arribaron a un acuerdo. Tupi se quedaría en los territorios inicialmente ocupados, en el Brasil, mientras que Guaraní bajaría más al sur para establecerse. De esta manera ocuparon parte de los países que hoy son conocidos como Paraguay, Argentina, Bolivia y Uruguay. Divididos en varias etnias, se caracterizan por pertenecer a la familia lingüística, la guaraní.
KA' I
Unos niños traviesos, un día, subidos a la planta de un guavira, comían sus frutos. Llegaron en ese momento, montados sobre un burrito, una mujer y un niño.
-Les ruego que me inviten con unas cuantas frutas porque mi hijo tiene hambre -les pidió la mujer.
Los chicos no les hicieron caso. Entonces ella, que había sido era la Virgen María y el niño era Jesús, les maldijo. Fue así como se convirtieron en monos y están condenados a vivir para siempre saltando de rama en rama.
CHAVUKU
Chavuku era un indígena bello e irreverente, según la narración anotada por Moisés Bertoni. No respetaba las costumbres que practicaban los de su comunidad. Se reía de ellos. Se sentía orgulloso de su actitud.
Un día, tras rechazar la mano fraterna de un hombre de su tribu, lo asesinó. Después hizo huir en el monte al tapir.
Todos corrían de su lado. Le tenían miedo porque era terrible. Vivía de la caza.
Solitario, recorría los asentamientos de los demás indígenas sin que nadie le hiciese caso debido a su carácter violento. Peregrinando sin rumbo definido, llegó a la casa de un anciano que le ofreció el maíz que sus hijos estaban trayendo de la chacra cercana. Le dijo que él no quería ese alimento, matándolo sin mediar más palabras.
Al rato, los hijos volvieron, encontraron a su padre muerto, persiguieron al que derramó su sangre y cobraron venganza.
Al llegar al cielo, Dios le dijo a Chavuku que le daría la oportunidad de reivindicarse regresando a la Tierra. Volvió y todos seguían despreciándolo. Miró su reflejo en un espejo de agua y vio que se había convertido en un gato enorme. Vivió cazando, solo, sin amigos.
Ya viejo, sus hijos dejaron que se muriera de hambre.
KOROCHIRE
Es un pájaro al que se lo llama también havia, havia korochire. Félix de Azara lo llamó zorzal, según anota Carlos Gatti en su Enciclopedia guaraní-castellano de ciencias naturales y conocimientos paraguayos. Es un excelente cantor, aunque se alimenta -entre otras cosas- de lombrices y excrementos de vacas y caballos.
León Cadogan recogió esta leyenda del Korochire:
"El tajy cubierto de flores anunciaba que no habría más escarchas aquel año y que llegaba la época de la primera siembra y todo el mundo, hombres, mujeres y niños, se dedicaban entusiastas y alegres a las faenas agrícolas. Había quienes desbrozaban la maleza, otros manejaban el yvyra hakua y otros echaban, en los hoyos abiertos por éstos, maíz, kumanda tupi, semillas de kurapẽpẽ y otras de estación. Todos trabajaban menos un mozo esbelto, quien al levantarse, ya alto el sol, había tomado el mimby y empezado a tocar, sólo interrumpiendo las bellas melodías que dedicaba a su prometida, a la hora de comer.
"Llegó la época en que el maíz se endurece -hu'a rãtã-, y las guías de los andai y jety comenzaban a tapizar el suelo de verdes alfombras. Y a fin de evitar que el ñuatĩpytã y otras malas hierbas perjudicaran la futura cosecha, todo el mundo se encamina a las capueras para efectuar los trabajos de limpieza; todos menos el esbelto mozo del mimby, quien se afana en seguir arrancando a su instrumento melodiosas notas de amor.
Luego llegan los días de calor; florece el yvyrapytã y madura la fruta del guembe para que los hijos de la selva no se olviden de la segunda siembra. Todo el mundo se dedica con ahínco a preparar parcelas para el avati mitã, kumanda ñu y manduvi, a fin de que no falten alimentos durante los días fríos y lluviosos del invierno que se aproxima. Todos trabajan, menos el esbelto mozo del mimby, quien, sin preocuparle las actividades de los demás, sigue entonando melodiosos cantos dé amor a su prometida.
"Pero Tupã quiso que le diera de comer a su mujer y a sus hijos, no pudiendo por eso cantar sin trabajar. Por lo mismo, seguramente, desapareció el esbelto mozo del mimby. Y escucháronse en la selva, en las cercanías del tapýĩ, los melodiosos trinos de una avecilla hasta aquel entonces desconocida: es el korochire que, aun de noche, cuando despierta, entona cantos de amor.
"Este es el cuento que narró el cacique (mbya) Emeterio a un grupo de jóvenes en un atardecer de agosto, al comenzar la época de la primera siembra".
KARAŨ
La leyenda cuenta que un hombre, todavía joven, salió en busca de remedio para su madre gravemente enferma. Encontró en el camino una fiesta y se olvidó de su cometido. Bailó con fervor con una mujer hermosa. De pronto, alguien le dio la noticia de que su progenitora había muerto.
Sin derramar lágrimas, siguió farreando hasta que llegó el alba. Sólo allí empezó a llorar. Cuando cruzaba un estero, camino a su casa, sintió que su cuerpo se iba llenando de plumas negras hasta que se convirtió en Karaũ. Hasta hoy, a orillas de los esterales, sigue llorando la muerte de quien la trajo al mundo.
Mauricio Cardozo Ocampo, en su libro Mis bodas de oro con el folklore paraguayo, memorias de un Pycháĩ, recoge este compuesto. Menciona sobre el mismo que Justo Pastor Benítez sostiene que pertenece a José de la Cruz Ayala, Alón, el caudillo liberal. Samuel Aguayo -cita el mismo autor- lo grabó alrededor de 1930 con la melodía de Felipa Mareco, que hoy se conoce como Colorado retã. Transcribimos su texto:
Amigos y camaradas
a todos los suelo amar
voy a contarles el suceso
del desgraciado Karáũ.
Estando su madre enferma
remedio salió a buscar,
llegó a una concurrencia
y de allí no pudo pasar.
Bailaba toda la noche
con la dama más mejor
y a todos les encargaba
que no desprecie su amor.
Bailando estaba la polca,
se puso a zapatear,
cuando un amigo suyo
así le vino a hablar.
"Dispense amigo Karáũ
anive rejeroky
aru ndéve la noticia
omano hague nde sy".
"No importa mi buen amigo,
el baile no he de dejar,
omanóva ja'omanóma,
hay tiempo para llorar".
Karáũ continuó bailando,
vio que brillaba la aurora
y le dijo a su damita:
"Mamoitépa oime nde róga".
La dama le respondió:
"Che róga oime mombyry,
rehosérõ che visitávo
tereho ehecha nde sy".
Karáũ contestó la palabra,
de todos se despidió.
Y salió de allí llorando:
"Mi madre ya falleció".
"Ma'erã piko raka'e
fárrare che akã hãtã,
anicheve ajeroky
más que ajahe'o tapia".
Karáũpe ndaipóri remedio
ocrusa mante el estero
ha upépentema omoĩma
para siempre luto entero.
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· CONFERENCIA EPISCOPAL PARAGUAYA. EL HOMBRE PARAGUAYO EN SU CULTURA,Asunción, 1985.
· KRIVOSHEIN DE CANESE, NATALIA; MARTINEZ GAMBA, CARLOS; ACOSTA ALCARAZ, FELICIANO. TETÃGUA REMIMOMBE'U, CUENTOS POPULARES PARAGUAYOS,Expolibro-RP Ediciones, Asunción, 1996.
· RIVAROLA MATTO, JUAN BAUTISTA. KARAI REI OHÃ’ÃRAMO GUARE TUKA’ẽ KAÑY O DE CUANDO KARAI REY JUGÓ A LAS ESCONDIDAS,Asunción, 1980.
· ROLANDI, RUBÉN. KÁSOS,Edisa, Asunción, 1989.
DISCOS
· "RECOPILACIONES"(1,2,3,4), de José Antonio Perasso, editado por el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, sin más datos.
· "PARAGUAY SIGLO XIX. LOS AÑOS DORADOS",danzas tradicionales y música, grabadas por la Orquesta Philomúsica de Asunción, bajo la dirección de Luis Szarán, 2002.
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