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JUAN MARCOS GONZÁLEZ GARCÍA

  TRATADO SECRETO DE LA TRIPLE ALIANZA


TRATADO SECRETO DE LA TRIPLE ALIANZA

TRATADO SECRETO DE LA TRIPLE ALIANZA O PACTO DE EXTERMINIO AL PARAGUAY

 Por JUAN MARCOS GONZÁLEZ GARCÍA

Fuente: sitio web LETRAS URUGUAYAS

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INTRODUCCIÓN: Con este breve trabajo de investigación, me gustaría desentrañar la verdadera autenticidad y el notable alcance que tuvo hace exactamente ciento cuarenta años, el tratado genocida firmado por los ministros plenipotenciarios de la triple alianza, conformada por nuestros “vecinos”; el Imperio del Brasil, la República Argentina y la República Oriental del Uruguay, y todas las repercusiones a las que dio lugar dicho pacto hasta nuestros días.

** En realidad, gran parte de lo que pudiéramos investigar sobre este tema ya fue abarcado por una diversidad notable de autores de distintas nacionalidades, con obras muy fructíferas. En la Argentina tenemos el caso de Juan Bautista Alberdi, notable jurisconsulto, quien fuera acérrimo defensor del derecho a la vida, del respeto mutuo de las naciones, enemigo de toda violencia y gran propulsor de la defensa de la “causa paraguaya”.

También podemos citar a otros autores como el poeta argentino Carlos Guido Spano manifestando su pesar por la contienda contra el Paraguay en su triste cuarteto [1], y entre nuestros contemporáneos me parecen sobrios y útiles los apuntes del escritor brasileño Julio José Chiavenato.

** A lo que quiero llegar es que existe una cantidad fastuosa de obras y autores sobre la Guerra contra la Triple Alianza o Guerra del Paraguay, y así como existen varios autores de distintas nacionalidades y de distintas épocas, por ende existen diversas corrientes o tendencias con respecto a las causas del conflicto.

** En el Paraguay tenemos historiadores lopiztas y anti-lopiztas; en la Argentina, por un lado la corriente revisionista, y por el otro la de tendencia liberal. También pasa lo mismo en el Brasil, con simpatizantes del imperio y no simpatizantes. Todo esto crea una difícil tarea al investigador de encontrar las verdaderas causas del conflicto, o por lo menos algo coherente sin entrar en fanatismos.

** Considero apasionante todo tema relacionado a la contienda que entablara nuestro país contra los países de la mencionada alianza, entre los años de 1864 a 1870. Y merecedor de un profundo estudio, por la forma en la que se desarrollaron las hostilidades, ya sean éstas en el ámbito diplomático, físico o armamentista. Realmente el Paraguay vivió una epopeya patria, quedando al final de la contienda en ruinas, devastado, invadido, a colonizar. Por eso es menester decir que el Paraguay de hoy es el que tuviera su nacimiento en el año 1870.

** El tema de la Guerra Grande es un tema muy amplio e imposible de abarcar en su totalidad en una breve monografía. Por lo tanto, me ceñiré en un punto que fue, es y será muy polémico desde cualquier punto de vista, tanto en los países firmantes, como en la fecha en que fue suscripto y en sus verdaderas intenciones. Este punto es el Tratado Secreto de la Triple Alianza o Pacto de exterminio del Paraguay. Con dicho documento se sella la suerte de nuestra patria, como país, como nación, como estado libre y soberano. Y por tal motivo, considero al tratado de la triple alianza como la crónica de una muerte anunciada para con el país más desarrollado de la América de antaño.

** La Guerra de la triple alianza se desarrolla, como veremos, en un marco internacional de movimientos comerciales, fruto de la Revolución Industrial, y el cambio en las modalidades del colonialismo. Tal cambio se refiere a que los nativos de un país se ocupen de los gastos e Inglaterra de las ganancias. Del colonialismo militar, nos deslizamos hacia el colonialismo económico, mucho más sutil pero igual de perverso. Esta guerra concluye con una de las naciones más avanzadas desde el punto de vista económico e industrial de toda América.

** A continuación, trataré de determinar cuáles fueron los verdaderos motivos que llevaron a los países signatarios del pacto de exterminio, a suscribirlo. Sus contradicciones, la verdadera fecha en que fue suscripto, la participación de la corona británica, la esencia  “secreta” del pacto, su hallazgo, las repercusiones que tuvo en toda América y en el Paraguay. La opinión de los más calificados autores de la época, la reacción de los aliados al darse a luz el tratado, y sus catastróficas consecuencias para nuestra patria, de sueño truncado por el colonialismo de turno. 

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CAUSAS DE LA GUERRA: Es bien sabido que la guerra que el Paraguay padeció contra la triple alianza era inevitable por los propios intereses que se encontraban en juego: cuestión de límites, un problema de antaño de nuestro país para con sus vecinos, que ni en vastos tratados llegara a finiquitar. El rol bélico que pregonaban los ministros de Su Majestad la reina, en su afán de seguir generando ganancias para propio bien y el de sus entidades bancarias como la Banca Rotschild, la Casa Baring y el Banco de Londres.

** Desde mi punto de vista se valora erróneamente la participación de Gran Bretaña en este conflicto. ¿Que significaba para un coloso, como una de las madres de la civilización de occidente, el rápido desarrollo de un pequeño país mediterráneo en el corazón de América?.

** La participación de Gran Bretaña en el conflicto, a mi entender fue nula. Pero ésta como estado; los que tuvieron intereses dolosos fueron los ministros plenipotenciarios que representaban a la corona en América, que hacían de nexos entre las grandes bancas inglesas y los países del Plata, otorgando numerosos empréstitos.

** Estos ministros como el caso de Thornton, llegaron a convertirse en verdaderos agentes bancarios cobrando importantes intereses en las transacciones que realizaban, y es a estos mismos comisionistas a los que no les agradaba mucho la idea del “país solvente por sí mismo”, como el nuestro.

** Si analizamos un poco la situación de los países del Plata en aquel entonces, nos daremos cuenta que nuestros vecinos colaboraban anualmente cifras exorbitantes a las entidades bancarias de Londres. Así, nos dice Chiavenato: “El imperio del Brasil dedicaba casi 70% del saldo favorable de su comercio exterior para pagar los intereses contraído con los empréstitos ingleses”. [2]

** La situación del otro grande, la Argentina, tampoco era menos desastrosa, debiendo en reiteradas ocasiones recurrir al capital inglés, por ejemplo al derrumbarse los precios de los cueros, la lana y el ganado. El presidente Mitre fue muy claro para con sus conciudadanos al decir: “¿Cuál es la fuerza que impulsa a este progreso? Señores... es el capital inglés”. El Ministro de Hacienda argentino, Lucas González, daba su opinión acerca de la guerra y entre otras cosas mencionaba que  uno de los tantos objetivos de la guerra era "obtener beneficios muy grandes para el comercio del mundo, muy especialmente del comercio inglés que encontrará en el Paraguay libre y civilizado un gran mercado que explotar".

** Al hablar de crisis económica, la Banda Oriental no pasaba desapercibida. Al asumir Flores, tuvo la desdicha de convertir la deuda interna uruguaya en deuda externa, un país que asomaba a la banca rota. Por su parte, nuestro país tenía deuda externa cero, la inversión  de capitales extranjeros era prácticamente nula, todo se pagaba al contado. Se podría decir que en ese sentido la época de los López fue brillante.

** Ahora la pregunta es: ¿Por qué el Paraguay, país mediterráneo, no necesita de los capitales foráneos? Primeramente por la utilización de industrias, productos y mano de obra nacional que el país viene desarrollando de manera espléndida desde la época del Supremo. Resume el historiador argentino León Pomer diciendo: “La materia prima vernácula es cada vez más explotada. Con algodón y Caraguata [3] se fabrica papel, también con Caraguatá fabrican tejidos para camisas y ropa interior. Raspando los cueros los paraguayos obtienen el pergamino tan bueno como el europeo; la tinta la fabrican a partir del haba negra y la sal y el jabón mediante sustitutos que proporcionan los árboles silvestres y las cenizas vegetales (...). La introducción de maquinas están exentas de gravámenes (...). Los individuos que  inventan algo útil o introducen procedimientos novedosos en la agricultura y la industria gozan de especiales privilegios” [4]

** El Paraguay va pujando con esfuerzo propio y ayuda mutua, forjando así un crecimiento autónomo. Todo esto se va haciendo intolerable para los propietarios del capital extranjero, siendo inaudito para estos mencionados personajes que un país en el Plata pudiera subsistir sin recurrir a empréstitos ingleses. Su misión en síntesis era la de eliminar una política en ascenso que contrariaba sus intereses económicos.

** Pero entre las causas del conflicto podríamos citar demasiadas, muchas de ellas muy subjetivas o que tienden hacia ciertos intereses. Por eso creí factible hacer un breve resumen de las más importantes, según su orden de importancia, de la manera más neutral posible.

a) La ausencia de definición de límites territoriales. En el año 1862 caducaban  los plazos de los tratados Berges-Paranhos con el Brasil y Vásquez-Guido con la Argentina. Se cumplieron los 6 años de tregua sin llegar a acuerdo alguno, no se podía encontrar una fórmula diplomática que pudiera subsanar dicha cuestión, problema que ya acarreábamos de la época de la Colonia, legado de los imperios hispano y lusitano respectivamente.

b) Paraguay era un país altamente influenciado por el Imperio francés (Napoleón III), en una región dominada por el mercantilismo inglés. Mientras que nuestro país sostenía el estado empresario, Inglaterra adoctrinaba tanto a argentinos como a brasileños en el libre mercado y en el capitalismo liberal del siglo XIX. También la inexperiencia de la diplomacia paraguaya sumó un poco.

c) Cuestiones comerciales de particulares ingleses, referentes a la venta de armas y el otorgamiento de empréstitos para la financiación de la guerra. Los agentes de Su Majestad lucraron de manera desmedida en aquellas épocas de libre comercio con la venta de armamento en general y con la cesión de créditos.

d) Deseos de influenciar políticamente en la región por parte del Mariscal López, imitando la política de equilibrio, que por coincidencia es una doctrina de origen francés (Cardenal Richeliu, mantener el status quo, ningún país debe más poderoso que otro, equilibrio político). Decía Richeliu: "El éxito de una política de "raison d'état", depende, ante todo, de la capacidad de evaluar las relaciones de poder...en teoría, el equilibrio de poder debe ser perfectamente calculable...aunque en la práctica, suele ser difícil..." De repente nuestro Mariscal-Presidente caía en rol de árbitro en cuestiones de poca competencia para nuestro país, autodenominándose ferviente defensor de la doctrina del “equilibrio del Plata”.

e) El afán imperialista del Brasil, que desde tiempos de la colonia sostiene una política de expansión territorial, hasta incluso nuestros días (Como es el claro ejemplo del Estado de Acre, territorios usurpados a la República de Bolivia). El Brasil tuvo siempre, desde tiempos inmemorables, el afán “bandeirante” de anexar territorios ajenos a sus dominios, y es por eso justamente que nunca se llegaría a un acuerdo con respecto a la cuestión de límites con el Paraguay, hasta que la guerra acabe.

f) Gran inestabilidad política de la Argentina, que hace que la nación por primera vez se una en una causa común. Este país sufría un momento muy crítico de su historia, en la eterna confrontación de federales contra unitarios. Mitre y los suyos, en su afán de mantenerse en el poder, comenzaron la cacería de opositores, como es el claro ejemplo de los injustos asesinatos de un apóstol del derecho como fuera el Gral. “Chacho” Peñaloza y del Gral. Benavides. Todos estos muy festejados por Sarmiento. En síntesis, la guerra en la Argentina nunca fue popular, sólo en sus principios hubo una unión de pueblo, pero con la publicación del tratado, el repudio popular llegó a su clímax.

g) La influencia política en los círculos de Buenos Aires de la comunidad de exiliados paraguayos, fervientes anti-lopiztas, quienes luego conformarían la Legión Paraguaya. Estos paraguayos exiliados en la capital federal argentina no eran consientes de los grandes sacrificios humanos que indefectiblemente traería la guerra, éstos pensaban únicamente en sus pretensiones por acceder al poder.

h) Y otras causas bien sabidas, que ya solamente fueron detonantes de todas las citadas anteriormente; la participación activa del Brasil en las cuestiones políticas internas del Uruguay, el interés del Gral. Venancio Flores por tomar las riendas de la Banda Oriental de la manera que sea, el estado de guerra declarado por el Paraguay al Brasil y la negativa del gobierno argentino al paso de las tropas paraguayas por Corrientes, basada en una neutralidad inexistente.

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GESTACIÓN DEL TRATADO: Existen muchas discrepancias sobre la fecha en la que fue ideado este tratado. Por un lado, la corriente que personalmente comparto, sostiene que la idea de aliarse ofensiva y defensivamente contra el Paraguay por parte del Brasil y la Argentina ya viene de tiempos del viejo López. La otra corriente, es la sostenida por los aliados,  afirmando que el tratado fue ideado y promovido en un corto lapso de aproximadamente doce días, desde el 20 de abril de 1865, hasta su firma final el 1 de mayo de 1865.

** ¿Qué importancia puede llegar a tener la fecha exacta en que fue ideado este documento?. Pues tiene importancia a la hora de probar las discrepancias en las que caen los mismos firmantes y cuando se afirma que el tratado fue una obra premeditada y con grandes intereses en juego. A continuación, veremos unos documentos que hablan por sí solos.

** Las bases de ese tratado son discutidas un año antes en las Puntas del Rosario, en el interior del Uruguay, donde se encuentran para discutir la situación oriental; Saraiva, Elizalde, Venancio Flores y el propio representante diplomático de Inglaterra, Edward Thornton. El propio Mitre, presidente de la Argentina, el 3 de febrero de 1865, alude claramente al tratado de la triple alianza que será firmado tres meses después:

“En la república Argentina está el imprescindible deber de formar alianza con el Brasil a fin de derribar esa abominable dictadura de López y abrir al comercio del mundo esa espléndida y magnífica región que posee, tal vez, los más variados y preciosos productos de los trópicos y de los ríos navegables para explotarlo”. [5]

Ya el 28 de octubre de 1864 - seis meses antes del tratado- Mitre ya deja bien claro en La Nación Argentina: “Las Alianzas en el Río de la Plata quedan así definidas: Alianzas de la civilización y de las reformas regulares de gobierno: La República Argentina, el Brasil y el Gral. Flores, representante del partido liberal en la Banda Oriental, significan indudablemente el orden, la paz, las formas regulares de gobierno, las libertades y garantías para los nacionales y extranjeros que se coloquen debajo de su amparo”. [6]

Y para confirmar plenamente que este tratado ya estaba listo, el 24 de marzo de 1865, afirmaba La Nación Argentina: “Hoy se vuelven todas las miradas de todos los pueblos del Plata hasta aquella República esclavizada tantos años por el bárbaro poder de los López. Los acontecimientos que se van a desenvolver marcarán una época en la historia de este continente”. [7]

Por otra parte, Saraiva mencionaba en una carta al historiador brasileño Joaquín Nabuco, “(…) dichas alianzas se realizaron el día que el ministro argentino y el brasileño conferenciaron con Flores en las Puntas del Rosario (el 18 de junio de 1864) y no el día en que Octaviano y yo, como ministros de Estado firmamos el pacto”, como nos comenta Acevedo.

El general Venancio Flores, agregando su granito de arena, escribía a Ramírez: “a caballo, pues, con vuestros bravos correntinos que con los pueblos argentino y oriental, unidos al ejercito imperial, son hoy destinados a marcar en las páginas de la historia la gran cruzada, la triple alianza que tiene por objeto libertar al pueblo paraguayo”.

Todos los documentos anteriormente expuestos dejan constancia de que el tratado fue acordado en las Puntas del Rosario, Uruguay, el 18 de junio de 1864, diez meses antes de la firma del tratado. Esto puede ser real, pero opino que el tratado fue gestado mucho antes, a través de bocetos que con el tiempo fueron consolidándose.

Al entrar al Palacio de Itamaraty, Río de Janeiro, ex sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil, hoy día convertido en un vistoso museo con llamativos colores y decorados, llamaría la atención de cualquier persona un pequeño mural que entre otras cosas alberga una frase muy peculiar : “Tratado de la Triple Alianza, fruto en gran parte de la diplomacia de José María Da Silva Paranhos”. Este mural contiene nada más y nada menos que el documento original [8], que motivó  la realización de esta monografía.

Es importante aclarar que ningún historiador menciona acerca de la participación, ni siquiera indirecta, del canciller Paranhos en el tratado de la triple alianza, pero sí en el posterior tratado de paz y límites.

Nos queda una pregunta: ¿Por qué el Palacio de Itamaraty, o la misma diplomacia brasileña considera a Paranhos como un artífice del mencionado tratado?, ¿O fue solamente un error de imprenta de los encargados de hacer el mural?. A mi entender, Paranhos fue un pionero en la idea de que gran parte de la tierra guaraní correspondía al Imperio. No llegando a un acuerdo con Berges en el tratado de 1856, llega al país dos años más tarde. En esta ocasión obtiene un acuerdo con el plenipotenciario “ad hoc” Francisco Solano López, al suscribir una convención en materia de navegación, no así solucionado el problema “límites”.

Recabando un poco entre los autores, encontré un documento poco citado por la mayoría, el cual me llamó la atención por las personas que lo contrajeron y por la similitud que tiene con el pacto del 1 de mayo. He aquí el “Protocolo Secreto de Guerra contra el Paraguay de 1857”, contraído entre Brasil y la Argentina ocho años antes del tratado secreto y un año después del tratado de amistad, comercio y navegación, que firmara Paranhos con el canciller paraguayo José Berges:

“En el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, en el legajo, Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, año 1865, caja 1, folio 3/12, los historiadores Rodolfo Ortega Peña y E. L. Duhalde  [9] encontraron el protocolo secreto contra el Paraguay firmado el 14 de diciembre de 1857 por Paranhos y Santiago Derqui y financiado por el Barón de Mauá (...)”  [10]

Este pacto se podría considerar como la primera pincelada del que se firmara el 1 de mayo de 1865, o sea que sólo había que renegociar algo ya pactado ocho años antes. Entre otras cosas el documento sostenía lo siguiente:

La Argentina debía emplear todos los medios para que otros estados ribereños, y especialmente la República del Paraguay, se adhieran a los mismos principios de libre navegación; abrir el río a todas las banderas del mundo, así como los medios de hacerlos efectivamente útiles.

Que todo esto se cumpla con el mayor empeño posible, y si hubiese resistencia de los paraguayos a abrir su río, el gobierno imperial se comprometía a tomar medidas coercitivas y aún recurrir a la guerra.

Paranhos admitía que con la guerra todo se solucionaría. Pero también sostenía que una alianza de los dos estados para trazar sus fronteras con el Paraguay, estado más débil, sería odiosa, y podrían comprometer seriamente los resultados que ambos se prometían obtener. El canciller Paranhos era un diplomático de pura cepa y un genio en lo que hacía, por eso bien sabía que una alianza con la Argentina solucionaría todos los problemas presentes, pero produciría un tremendo descontento de las naciones en general, por lo tanto valía la pena esperar un poco más.

De este modo, esperaban el momento oportuno para llevar a cabo su plan y siempre en el más minucioso de los silencios. El pacto también versaba sobre la guerra en sí; la Confederación pondría el ejercito, seis mil hombres de las tres armas cuanto menos, y el Brasil la escuadra.

El presidente de la Confederación sería el comandante en jefe de las fuerzas aliadas, salvo que los brasileños participasen con más fuerzas terrestres que los argentinos. Las bases para las operaciones se establecerían en Corrientes, y por el momento no se mencionaban auxilios pecuniarios. Si este acuerdo no llegaba a concretarse, la Confederación prestaría al Brasil todos sus “buenos oficios” para la causa.

Con este protocolo, el cual considero padre del tratado de la triple alianza, queda muy claro el papel de José María Da Silva Paranhos, “gran pensador” de los intereses del Imperio. Forjó indirectamente una importante alianza con una inminente amenaza, haciendo así un negocio factible para el futuro, que no tardaría en dar grandes beneficios al imperio.

Con todas las manifestaciones expuestas, dejamos en claro que es casi imposible que el tratado haya tenido un breve periodo de gestación como sostienen los aliados, es más, existen numerosos documentos que prueban que éste fue el producto de un proyecto de varios años.

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EL CUERPO DEL TRATADO. PROTOCOLO ADICIONAL.

** Los tratados son acuerdos de voluntad entre dos o más derechos internacionales, celebrados por escrito entre Estados y regidos por el derecho internacional; éste sería un concepto muy moderno de la palabra “tratado”. Es preciso que nos remontemos al siglo XIX, donde el término “derecho internacional” era poco y nada respetado. Así, las potencias aliadas sellaban el destino de nuestro país en la confección de un tratado.

El reputado historiador argentino Ramón J. Cárcano nos comenta: “El texto del Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay: documento firmado en la residencia particular del Presidente de la República Argentina, Bartolomé Mitre, al caer la tarde el 1ro de Mayo de 1865. La concurrencia al acto es reducida: los ministros del gabinete de Mitre, los generales Urquiza y Flores, el almirante Tamandaré, el general Osorio, el gobernador de Buenos Aires y algunos miembros del congreso. Al suscribirse el pacto, el presidente Mitre exclama: “Decretamos la victoria”. [11]

Al terminar dicho acto, el tratado quedaba redactado de la siguiente manera: el documento constaba de diecinueve artículos y a éste se anexaba un protocolo con cuatro disposiciones finales. Redactado y suscripto por los ministros plenipotenciarios Dr. Octaviano de Almeira Rosa en representación de Su Majestad, el emperador de Brasil; el Dr. Rufino de Elizalde en representación de la Confederación Argentina y el Dr. Carlos de Castro en representación del gobierno provisorio de la República Oriental del Uruguay.

A continuación, tratare de desmenuzar los artículos más debatibles y controvertidos del redactado documento:

Las hostilidades comenzaron en el territorio de la Rca. Argentina o en la parte colindante del territorio paraguayo, el mando en jefe y la dirección de los ejércitos aliados quedan a cargo del Pdte. de la Rca. Argentina y general en jefe de su ejército, brigadier don Bartolomé Mitre. Las fuerzas navales de los aliados estarán a las inmediatas órdenes del Vice Almirante Visconde de Tamandaré, comandante en jefe de la escuadra de S.M. el Emperador del Brasil. Las fuerzas terrestres de S.M. el Emperador del Brasil formarán un ejército a las órdenes de su general en jefe, el brigadier don Manuel Luís Osorio. A pesar de que las altas partes contratantes están conformes en no cambiar el teatro de las operaciones de guerra, con todo, a fin de conservar los derechos soberanos de las tres naciones, ellas convienen desde ahora en observar el principio de la reciprocidad respecto al mando en jefe, para el caso de que esas operaciones tuviesen que pasar al territorio oriental o brasileño. (Art. 3)

En este artículo observamos claramente como con este tratado sólo se renegocia el pacto de 1857, y también se puede observar la victoria diplomática del Brasil al subordinar a los argentinos en sus propias aguas, teniendo en cuenta la disputa de intereses entre estos eternos enemigos, haciendo causa común en esta ocasión.

El orden interior y la economía de las tropas quedan a cargo exclusivamente de sus jefes respectivos. El sueldo, provisiones, municiones de guerra, armas, vestuarios, equipo y medios de transporte de las tropas aliadas serán por cuenta de los respectivos Estados. (Art. 4)

Las altas partes contratantes se facilitarán mutuamente los auxilios que tengan y los que necesiten, en la forma que se acuerde. (Art. 5)

El Brasil conocía más que cualquier otro estado la situación económica en la que se encontraba su aliado, la Argentina. Si la situación económica del Brasil era mala, la de Argentina era calamitosa. Con estos dos artículos el Brasil tiene asegurado en su compañero de causa, una serie de jugosos empréstitos para hacer frente a los gastos, que una guerra de tal envergadura pudiera llegar a acarrear.

Los aliados se obligan solemnemente a no deponer las armas sino de común acuerdo, y mientras no hayan derrocado al actual gobierno del Paraguay, así como a no tratar separadamente, ni firmar ningún tratado de paz, tregua, armisticio, cualquiera que ponga fin o suspenda la guerra, sino por perfecta conformidad de todos. (Art. 6)

Con esto, Don Pedro II da por hecho que la guerra llegaría hasta el fin del Paraguay, sin arreglo de paz hasta que éste sea destruido por completo. Sostengo que este artículo hace de la entrevista en Yataity Corá un acto, donde la esperanza por llegar a una paz honrosa para todos los beligerantes, fuese sólo un sueño.

No siendo la guerra contra el pueblo paraguayo sino contra su gobierno, los aliados podrán admitir en una legión paraguaya a todos los ciudadanos de esa nación que quisieran concurrir al derrocamiento de dicho gobierno, y les proporcionarán los elementos que necesiten, en la forma y condiciones que se convenga. (Art. 7)

Es este artículo el más repugnante de todos; la guerra es contra el gobierno paraguayo y no contra el pueblo. Sin embargo, saquean su capital violando mujeres, niños y ancianos. Dice, podrán admitir una legión paraguaya, pero obligan a prisioneros a matar a sus propios hermanos. Alberdi se pregunta: ¿Será que el gobierno paraguayo pagará la deuda que deje esta guerra?, ¿O será el pueblo devastado el que corra con los gastos?.

Los Aliados se obligan a respetar la independencia, soberanía e integridad territorial de la Rca. del Paraguay. En consecuencia el pueblo paraguayo podrá elegir el gobierno y las instituciones que le convengan, no incorporándose ni pidiendo el protectorado de ninguno de los aliados, como resultado de la guerra. (Art. 8)

Se obligan a respetar su independencia imponiéndole un gobierno títere, al mando de un ejército de ocupación; respetan nuestra soberanía imponiéndonos los límites que a ellos les convenga, y usurpando tierras que por derecho nos corresponden.

La independencia, soberanía e integridad territorial de la República, serán garantizadas colectivamente, de conformidad con el artículo precedente, por las altas partes contratantes, por el término de cinco años. (Art. 9)

Extienden el periodo de fijación de límites por conflictos internos entre los aliados, constantes pujas para ver quién nos usurpa más tierra, la Argentina o el Brasil. Ésta primera pretende toda nuestra actual Región Occidental, al Brasil no le conviene tener tan cerca a la Argentina, por lo tanto no cede a tales pretensiones, por ende extiende el tema “límites”.

Derrocado que sea el gobierno del Paraguay, los aliados procederán a hacer los arreglos necesarios con las autoridades constituidas, para asegurar la libre navegación de los ríos Paraná y Paraguay, de manera que los reglamentos o leyes de aquella República no obsten, impidan o graven el tránsito y navegación directa de los buques mercantes o de guerra de los Estados Aliados, que se dirijan a sus respectivos territorios o dominios que no pertenezcan al Paraguay, y tomarán las garantías convenientes para la efectividad de dichos arreglos, bajo la base de que esos reglamentos de política fluvial, bien sean para los dichos dos ríos o también para el Uruguay, se dictarán de común acuerdo entre los aliados y cualesquiera otros estados ribereños que, dentro del término que se convenga por los aliados, acepten la invitación que se les haga. (Art. 11)

De esta manera, nos imponen una política fluvial a su antojo, reglamentan la navegación de nuestros propios ríos, del río que lleva el nombre de nuestra patria. Así, los aliados tienen un máximo “respeto” hacia nuestra soberanía.

Los aliados exigirán de aquel gobierno el pago de los gastos de la guerra que se han visto obligados a aceptar, así como la reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados a sus propiedades públicas y particulares y a las personas de sus ciudadanos, sin expresa declaración de guerra, y por los daños y perjuicios causados subsiguientemente en violación de los principios que gobiernan las leyes de la guerra. La Rca. Oriental del Uruguay exigirá también una indemnización proporcionada a los daños y perjuicios que le ha causado el gobierno del Paraguay por la guerra a que la ha forzado a entrar, en defensa de su seguridad amenazada por aquel gobierno. (Art. 14)

Considero a este artículo como el histórico; la República Argentina nos libera de los gastos de esta guerra el 12 de agosto de 1942 bajo la presidencia de Ramón Castillo, 72 años después de la guerra. El Brasil, el 4 de mayo de 1943, bajo la presidencia de Getulio Vargas, 73 años después de la guerra. Probamos así, que desde un principio los aliados quisieron devastar la economía paraguaya y la de sus generaciones venideras.

Este tratado quedará secreto hasta que el objeto principal de la alianza se haya obtenido. (Art. 18)

Esto es más que obvio, a sabiendas, los mismos aliados de que el pacto es injusto y abominable por donde se lo mire, se mantendría oculto evitando de esta manera ningún tipo de reacción, ya sea de los países contratantes como del mundo entero.

A este documento, los firmantes anexaron un protocolo que entre otras cosas mencionaba lo siguiente:

Que en cumplimiento del Tratado de Alianza de esta fecha, las fortificaciones de Humaitá serán demolidas, y no será permitido erigir otras de igual naturaleza, que puedan impedir la fiel ejecución de dicho tratado. (1º)

Que siendo una de las medidas necesarias para garantir la paz con el gobierno que se establecerá en el Paraguay, el no dejar allí armas o elementos de guerra, los que se encuentran serán divididos en partes iguales entre los aliados. (2º)

Que los trofeos y botín que se tomen al enemigo serán divididos entre los aliados que hagan la captura. (3º)

Esto fue simplemente para coronar las falacias expuestas un poco más arriba. Es muy fácil entender las pretensiones aliadas; nos condenan a no tener fortificaciones que en algún momento puedan llegar a comprometer sus monopolios, restringiendo de esta manera nuestra soberanía.

Por otra parte, nos manifiestan expresamente en dicho documento el saqueo del cual seremos víctimas, y todos, absolutamente todos los bienes de la república, ellos lo resumen en “trofeos y botín”. El Uruguay, cuya participación en la guerra fue exigua, devolvió los trofeos el 31 de mayo de 1885. Por su parte la Argentina lo hizo bajo la presidencia de Juan Domingo Perón el 19 de agosto de 1954, a ochenta y cuatro años de la finalización de la guerra. Sin embargo, el Brasil nunca devolvió los trofeos ni los cincuenta mil documentos robados del archivo nacional de Asunción

PODRÁ CONTINUAR LA LECTURA EN LETRAS URUGUAYAS

·         EL TRATADO ES DESCUBIERTO. REPUDIO NACIONAL Y MUNDIAL

·         CONSECUENCIAS DEL TRATADO

·         CRÍMENES DE GUERRA. SAQUEO AL PAÍS

·         CONCLUSIONES

·         BIBLIOGRAFÍA

·         REFERENCIAS






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