DOÑA CIPRIANA RESUCITA

Versión: FRANCISCO ORTÍZ MÉNDEZ

Doña Cipriana Riquelme, fue maestra de primeras letras de muchos hombres notables de nuestra patria, entre ellos el doctor profesor Cayetano Masi, don Miguel Gerónimo Soler – cuya  casa solariega estaba frente a la de doña Cepí -, don Liberato Rojas, que llegó a la presidencia de la República en 1912, los doctores Vera y muchos más.

Ella no era docente profesional. Su aula era su dormitorio, donde tenía tres "apycá pucú" (escaños largos) y allí los alumnos. En su mano izquierda el "Catón cartilla", que empezaba así: una cruz de malta negra y el abecedario de letras mayúsculas y luego de las minúsculas. El Catón era a la vez devocionario y catecismo. Quien la conserve hoy, debe saber que su precio de colección es por lo menos de dos mil dólares americanos. El catecúmeno debía recitar así: Cristo (la cruz de malta) A, Be, Ce, etc.

Pues bien, Doña Cepí enfermó gravemente, allá por 1904, del disgusto que le causó la revolución armada de ese año. Una tarde, se alza un coro de lamentaciones y pedidos de socorro en la vetusta casa de la calle Yegros. La anciana maestra aficionada, agonizaba con su palmeta de madera en las manos, junto a las pálidas cuentas y "misterios" de su rosario de madera y cordón de algodón crudo... Y de pronto quedó inmóvil, con los ojos suavemente cerrados. El médico que fue llamado a toda prisa, dictaminó: Doña Cepí ya está junto al Señor a quien sirvió tan bien por tanto tiempo... Está "perfectamente" muerta".

En la pared, una gran estampa de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, frente al cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Una de las hijas de Ña Cepí, no sabemos si doña Petrona o doña Antonina, se arrodilla frente a la Virgen, anegada en llanto y reza. Reza y solloza convulsivamente. Estas cristianísimas damas que se conservaron al servicio de Dios como Hermanas Laicas de la Orden terciaria del Seráfico Padre San Francisco de Asís, veían abrirse en torno la desolación... De pronto, la que estaba acariciando la frente helada de su madre, cae al pie del lecho y grita:

-¡Mamá vive...! ¡Ñandé sy oicové...!

Ña Cepí abre los ojos y pregunta: Mbaére pico co acvú. ¿Por qué este barullo? Me han despertado de un hermoso sueño...! Y la anciana maestra vivió aún muchos años felices.

Fuente: MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY. Compilación y selección de FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH. Editorial EL LECTOR - www.ellector.com.py . Tapa: ROBERTO GOIRIZ. Asunción-Paraguay. 1998 (187 páginas)

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