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POSTALES DE ASUNCIÓN - COLECCIÓN CHARLES MULLER / JORGE RUBIANI

  PROTAGONISMO DE LAS MUJERES

PROTAGONISMO DE LAS MUJERES

PROTAGONISMO DE LAS MUJERES


El estudio de la evolución histórica del Paraguay no puede omitir el importante papel que tuvieron las mujeres a lo largo de la misma. Ya indias o "criadas", españolas o "doncellas para poblar", criollas, mestizas, mulatas o la variedad racial que se impusiera en aquel "paraíso de Mahoma" , las mujeres fueron protagonistas esenciales de la conquista y "poblamiento" de la Asunción de los comienzos.Y más tarde, con el proceso de colonización en marcha, ya no sólo dieron lugar a la pasiva misión de poblar la tierra sino que pasaron a participar -directamente- en las gestas de conquista.

El 13 de marzo de 1556, DOMINGO MARTÍNEZ DE IRALA inscribe los primeros nombres femeninos en la Historia del Paraguay al otorgar testamento y "...postrimera voluntad".

En él, declaraba a sus hijos como "..legítimos y universales herederos". Estos, junto a MARINA, YSABEL, GINEBRA y URSULA, que ya estaban casadas y habían recibido dote, eran hijos del conquistador con las indias MARÍA, JUANA, AGUEDA, ESCOLÁSTICA, MARINA y BEATRIZ a quienes alude en el documento como sus "criadas", a excepción de la última a quien menciona como "criada de Diego de Villalpando".

El ejemplo de Irala, imitado por casi todos los conquistadores, debía interpretarse como un gesto de sobrevivencia más que el interés de formar familia con las indígenas.

La unión estaba dirigida también a concretar la posibilidad de contar con mano de obra confiable en el manejo de los cultivos, el cuidado del ganado y la atención de la casa. Aún así, fue con estas mujeres que Asunción comienza la tarea reparadora de la conquista fundando ciudades y repartiendo en ellas la población habida de la unión de españoles e indias. Surgen así: SANTA CRUZ DE LA SIERRA, NUEVA ASUNCIÓN, CONCEPCIÓN DEL BERMEJO, SANTA FE, BUENOS AIRES, CORRIENTES, JEREZ DE LA FRONTERA, CIUDAD REAL y VILLA RICA, entre otras, fundadas con criollos y mancebos provenientes de Asunción. En la expedición con la que JUAN DE GARAY fundara Buenos Aires, entre los 80 "mancebos de la tierra" -es decir mestizos paraguayos- se encontraba la legendaria ANA DÍAZ, asuncena, presumiblemente también mestiza, hija del conquistador Mateo Díaz. El rancho asignado a Ana en la delineación de la nueva ciudad, estaría entre "... las calles Corrientes, Florida, Sarmiento y Maipú" de la actual Buenos Aires.

La permanente actividad guerrera de los hombres así como la prescindencia de estos en las rutinas de la casa, ambiente donde dominaban las mujeres, hizo que la educación quedara en manos de éstas. Este hecho hizo posible -tal vez como ningún otro- la difusión de la cultura aborigen, en especial de la lengua guaraní, a los mestizos emergentes de estas uniones. La Provincia del Paraguay empezaba a adquirir un rasgo de identidad que en escasas oportunidades se dio en otros sitios de la conquista y mucho menos en los localizaciones españolas de las costas marítimas.

El jesuita JOSÉ CARDIEL revela que luego del aplastamiento del levantamiento comunero en Asunción en 1735, 200 años después de la fundación de la ciudad, la única lengua hablada por los paraguayos era el guaraní. El conocimiento del español era casi nulo y el mismo se derivaba del escaso aprendizaje que se obtenía en las escuelas, donde -por otra parte- sólo acudían los varones.

Las mujeres en el Paraguay .. sólo hablaban el guaraní.

 

Mujeres lavanderas. Prematuramente madres,

envejecidas en plena juventud. Solitarias y

viudas por vocación e históricas condicionantes.

 

LAS MUJERES EN LA MEMORIA COLECTIVA


La "memoria colectiva" es la manifestación de determinadas pautas de conducta social que se sustentan en acontecimientos o hechos del pasado. Estos, por su reiteración, importancia o trascendencia, marcan costumbres, códigos morales, actitudes y forman parte de los valores de una sociedad. En la mayoría de las veces, la "memoria colectiva", enaltecida, contribuye a enfatizar la personalidad de un pueblo pero, en las menos -de alguna manera- perturba las relaciones y debiera ser superada para la asimilación de conceptos de mayor valor para la convivencia.

Si aceptamos que la "... tendencia no es destino ..." , aún a pesar del ejercicio de la memoria colectiva, hoy debemos propugnar la reconsideración del papel de la mujer en la historia del Paraguay, confinado -desde el inicio de los tiempos- a la misión de complementar la actividad de los hombres.

Ya se ha mencionado que, desde las primeras expediciones españolas a América, las naves venían sin mujeres. Recién con la despoblación de Buenos Aires en 1542 y - desde España- en 1550, se incorporan algunos contingentes femeninos en aquellas travesías. Losmismos, de cualquiermanera, nunca fueron suficientes para opacar el extraordinario papel que cumplieron lasmestizas -o "mancebas de la tierra" - y cuanta amalgama racial se diera fuera del concurso de la mujer española. Para ese protagonismo, lamujer y la cultura indígena ofrecían otro componente fundamental para aligerar el compromiso de las relaciones: la naturalidad con que se presentaba la desnudez y la actividad sexual fuera de todo sentimiento de represión o "pecado", situación inexistente en la actitud de los europeos que, exasperados por represiones de todo tipo y años de abstinencia sexual, se aprovecharon con desenfreno de aquellas "franquicias culturales" que otorgaban los nativos.

He ahí el primer determinismo histórico pautado por la "memoria colectiva". El poderío masculino que hacía de la mujer objeto de conquista y posesión como el poder militar lo hacía de la tierra, de los hombres, de los productos de labranza, de la caza y de la pesca. Y si de aquella supremacía pudieron obtener tierras y riqueza ...¿ porqué no tener tantas mujeres como se pudiera -o no- alimentar?

Pero, si la conquista española ha permitido a los hombres cebarse de las "debilidades culturales" de los pueblos indígenas, el cristianismo practicado por los jesuitas en sus reducciones habría sido, según algún autor "...para lasmujeres indias una religión progresista"pues había desterrado la poligamia, obligando a los indios a casarse con una de las varias concubinas que tenían y además respetarla. También, decían "..han enviado a los hombres al campo, no sólo para desbrozar, como antaño, sino también para arar, sembrar, escardar, cosechar".

Luego de alguna relevancia del rol femenino durante la época independiente, el determinismo social que condenaba a las mujeres a la dependencia del humor masculino, renació con fuerza luego de la guerra del ’70. En esa época desdichada para nuestro país, recayó en lasmujeres la responsabilidad de la redención de la sociedad paraguaya. Sin embargo, aquellas esposas y hermanas, huérfanas y solitarias, fueron sometidas -como nunca- al papel de triste complemento de la vida de los hombres.

 

Mujeres trabajadoras.

Estas fabricaban sombreros en Luque.

También serían madres, o maestras.

Podrían haber desarrollado muchos talentos

pero ninguna de sus habil idades era suficiente. Eran mujeres.

 

 

MUJERES POR LA PATRIA

Apesar de los atropellos a su dignidad, a pesar de los abusos, postergaciones, olvidos, ignorancia de sus atributos y roles, las mujeres del Paraguay tuvieron alguna participación -más visible que el estoico sufrimiento- en los acontecimientos del proceso colonizador y aún de la joven república, luego de la independencia. Si bien fue importante esa participación por el hecho que fueran solitarias y esporádicas manifestaciones del poder femenino, el protagonismo -sin embargo- no siempre se debió a que fueran mujeres o que dieron paso a un sentido reivindicador de su papel, sino porque tuvieron hermanos, novios o esposos protagonistas de la historia patria.

O también porque fueron madres de jóvenes martirizados o asesinados, o hijas de padres muertos en las constantes luchas armadas y políticas del Paraguay.

Así LORENZA DE MENA DE LAS LLANAS, comprometida con la lucha de los Comuneros por ser esposa de RAMÓN DE LAS LLANAS e hija de JUAN DE MENA, compañeros de JOSÉ DE ANTEQUERA Y CASTRO, al conocer la muerte de su padre y Antequera en Lima, en 1731, engalanada de blanco recorrió las calles de Asunción diciendo:" ....No debe llorarse una muerte tan gloriosamente sufrida por la patria".

JUANA MARÍA DE LARA DE BEDOYA ya tenía 51 años cuando los sucesos de la Independencia Nacional. Al tanto de la conspiración de los patriotas se dice que fue ella la que trasmitió el "santo y seña" para que los conjurados derrocaran a Velazco, en 1811.

En la misma época - aunque más joven - JOSEFA FACUNDA SPERATTI DE YEGROS no pudo estar ajena a los avatares de los primeros tiempos de la vida independiente de nuestro país. Cuando se integró una expedición de patriotas para defender las fronteras del norte contra la arremetida de los portugueses, ofrecía una contribución de 13 pesos fuertes mensuales en una nota dirigida a la Junta Gubernativa en tanto se consiguiera el objetivo de recuperar el Fuerte de Borbón.

Ya durante la Guerra contra la Triple Alianza, la abnegación de las mujeres rayó a la misma altura que el sacrificio de los combatientes. Y aquí no importa de qué lado las colocó el conflicto; fueran "patriotas", "traidoras", "residentas" o "destinadas",

todas las mujeres la padecieron de algún modo. "...En fin, la lucha fue tanta/ que no hay pedazo de tierra/ donde la sangrienta guerr a/ no haya posado suplanta" dicen -con precisión de poesía- los versos de VICTORINO ABENTE Y LAGO.

RAMONA MARTÍNEZ sólo tenía 15 años cuando en Ita Ybate, con la espada que perteneciera al mayor Ozuna, se abrió paso entre el enemigo. Sobrevivió -peleando de batalla en batalla- hasta llegar a Cerro Corá, donde presenció el asesinato de sus compatriotas.

JULIANA INSFRÁN DE MARTÍNEZ, fue martirizada y ejecutada cerca de Cerro León como consecuencia de la capitulación de su esposo, el CORONEL FRANCISCO MARTÍNEZ, en Humaitá, y negarse a despreciar su nombre.

La cabeza cercenada del CORONEL PEDRO PABLO CABALLERO rodó hasta los pies de su esposa, MARÍA YSABEL MARTÍNEZ DE CABALLERO, luego de la defensa de Piribebuy.

Sobreponiéndose a la tragedia, MARÍAYSABEL recogió aquellos restos y les dio sepultura.

Pero si las que murieron en aquel penoso calvario sufrieron igual suerte que los hombres, las que sobrevivieron sufrieron mucho más.

Para ellas empezaba otra guerra.

 

Profesoras normales de principios de siglo.

Uno de los pocos reconocimientos a la capacidad de la mujer.

Casi todas llevaban a cuestas los rastros de la guerra del ’70.

 

MUJERES POR LA VIDA


El estoicismo es uno de los componentes del carácter de la mujer paraguaya que mejor ilumina la memoria colectiva. A pesar de que - frecuentemente - la unión de españoles e indias durante la conquista pretende parangonarse a un "matrimonio formal" sobre la base del amor o consentimiento mutuos, el Dr. IGNACIO A. PANE, en su estudio sobre la mujer guaraní, menciona que muchas de las nativas " ... raptadas por Irala (Domingo Martínez de) y sus compañeros" comían tierra para enfermarse o -directamente- se ahorcaban por añoranza a sus hijos y maridos y "....por repugnancia a las exigencias sexuales excesivas del europeo". Luego de constituido el mestizaje en un proceso que fue más parecido a un harem que una familia, apareció otra característica nacional determinada por la memoria: la singular devoción que el paraguayo profesa a su madre. Motivado tal vez por el hecho que criaran a sus hijos solas y lejos de sus padres, no tan lejos porque éstos estuvieran constantemente fuera de la casa sino porque aquellos extraños "núcleos" –conformados con un español, varias mujeres y parientes indios- hacía que los niños pertenecieran más al ambiente indio de las madres que al europeo de los padres.

Si bien esta situación puede considerarse válida sólo para el período de la Colonia, otras épocas igualmente difíciles hicieron que los niños pasaron un tiempo extraordinariamente mayor y de mayor calidad con sus madres que con sus padres.

La "militancia" de la mujer en la educación, en la defensa o en la alimentación de su prole y aún, en la sustitución del hombre cuando éste faltaba, fue afianzándose a lo largo de la vida de la Colonia y siguió manifestándose recurrentemente, a lo largo de la historia. Sólo queda resaltar algunos ejemplos relativos a las consecuencias de la Guerra del ’70 que demuestran que sus secuelas afectaron aún más gravemente a las mujeres.

En el volumen II del libro "GUERRA DEL PARAGUAY", del historiador argentino RAMÓN J. CÁRCANO, se recoge la desoladora impresión del ambiente de Asunción luego de la ocupación militar de los aliados, a principios de 1869. En aquel momento se gestan algunos "arreglos" matrimoniales entre la alta oficialidad del Imperio del Brasil y la igualmente "alta" sociedad paraguaya ... pero con un ingrediente adicional: el historiador argentino menciona que aquella "..sociedad extenuada por la muerte y el dolor" tuvo que aceptar relaciones "más convenientes" con el invasor ya que"... al lado de la presión dura e implacable de la fuerza, el Imperio aprovecha la penetración cariñosa e íntima de las vinculaciones de familia para consolidar su dominio sobre el vencido". Después de resistir todo el hambre y la fatiga del largo recorrido tras los rastros de un ejército en derrota, luego de cargar sobre sus cansados hombros el rótulo de "residentas", "traidoras" o "destinadas", habrá sido penoso para aquellas mujeres llegar a Asunción para sucumbir ante el hambre y la soledad.

¡Qué de agravios y tristezas se habrán tenido que imponer a sí mismas para atarse al destino de quienes mataron a sus padres, hermanos, novios o amigos! ¡Qué mayor tragedia que pretender olvidar la reciente guerra y llevársela todas las noches a la penumbra de la habitación conyugal para poder alimentar a sus pequeños hermanas o hermanos, a su ancianas madres o, simplemente sobrevivir ...a pesar de todo.

 

 

Mujeres-niñas, trabajadoras, prematuramente madres,

prematuramente envejecidas pero nunca tanto para dejar de trabajar.

Mujeres campesinas, mujeres paraguayas.

 

 

MUJERES PIONERAS


Fuera por la incorporación de las corrientes migratorias europeas o porque la necesidad de la recuperación del país debía apelar a todos los recursos disponibles, o ya porque se reconocía el potencial femenino más allá del ejercicio de las "virtudes del hogar", luego de las angustias y vicisitudes posteriores a la Guerra del ’70 se iniciaba la incursión femenina en alguno de los campos en los que los hombres reinaban sin discusión: el del ámbito profesional, el cultivo del intelecto, el conocimiento de las ciencias y como lógica resultante, en el del campo laboral. En esto –sin embargo- el protagonismo femenino estaría todavía por mucho tiempo bastante devaluado y subvalorado. Muchas más de las pocas mujeres que llegaron a maestras, a bachilleres , a peritas mercantiles o a abogadas, iniciaron la marcha con un incalculable número de interferencias y oposiciones. ¡Cuánto menosprecio habrán tenido que soportar en sus propios hogares, de sus compañeros, de sus profesores!

Si hasta hace muy poco la mujer debía ser esposa, madre, lavandera o cocinera, independientemente de su valer como médica, abogada o literata ... ¡como sería a fines del siglo pasado o en los inicios del presente! En aquellos tiempos, si alguien de la sociedad o del parentesco cercanos a una mujer consideraba que sus estudios (ocurrencias, como le dirían entonces) interferían en su papel de "esposa o madre", la misma tenía que abandonar lo que fuera para conservar intacta "las virtudes del hogar", el "respeto a su marido" o poner fuera de peligro la "alimentación de sus hijos".

Además de aquellas funciones y profesiones en las que las mujeres descollaban naturalmente porque los hombres no la consideraban actividades "masculinas", como la obstetricia o el magisterio por ejemplo, pronto las mujeres empezaron a trabajar de telegrafistas en el correo, de funcionarias públicas o de dependientes de comercio en algunos negocios de la capital. También de contadoras o en actividades en las que el talento femenino se manifestaba con naturalidad: la pintura y la música. En el álbum "LA REPÚBLICA DEL PARAGUAY-UN SIGLO DE VIDA NACIONAL" de ARSENIO LÓPEZ DECOUD, aparecen en la "estudiantina" del Instituto Paraguayo, las primeras mujeres músicas, ejecutantes demandolina, viola y violín. Las mujeres –por entonces- integraban también la SOCIEDAD MIXTA DE SPORT en Asunción y no sólo incursionaban en la organización o difusión de los deportes sino que aparecían en las prácticas y en las competencias. En los inicios tiempos del CLUB MBIGUÁ era frecuente observar regatas de mujeres. Lo mismo sucedía en el tenis o en los primeros inicios del baloncesto.

En cuanto a las actividades intelectuales, las primeras mujeres que sentaron plaza en el COLEGIO NACIONAL fueron las hermanas ARGENTINA y AMÉRICA MONTES, ENRIQUETA GÓMEZ SÁNCHEZ, LIDIA MENDOZA, VIRGINIA CORVALÁN y SERAFINA DÁVALOS, la primera egresada de la Universidad Nacional, primera abogada del Foro Paraguayo, primera profesora en el Colegio Nacional de la Capital y fundadora de la ESCUELA MERCANTIL DE SEÑORITAS, de donde egresaron -en 1909- las primeras 12 peritas mercantiles del Paraguay.

 

Las primeras mujeres-músicas del Paraguay

integraron la «estudiantina» del Instituto Paraguayo,

tal cual se observa en esta fotografía.


Fuente (Enlace interno):

 







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