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  LA OFENSIVA DE LAS DERECHAS EN EL CONO SUR (Coordinación MARIELLE PALAU)

LA OFENSIVA DE LAS DERECHAS EN EL CONO SUR (Coordinación MARIELLE PALAU)

LA OFENSIVA DE LAS DERECHAS EN EL CONO SUR

Coordinación MARIELLE PALAU

 

 

CONTENIDO

Introducción | 5

I. LOS COMPONENTES DE LA OFENSIVA Y FORMAS DE PENETRACIÓN | 11

¿Qué debemos entender por “derecha”?

Atilio A. Boron | 13

El neoliberalismo, ¿es cosa del pasado o del presente en el Cono Sur? Luis Rojas Villagra | 21

Esquerda e direita em movimento na América do Sul: um olhar desde o Brasil. José Correa Leite | 29

El componente militar en el reagrupamiento de las derechas. Claudia Korol | 39

A ofensiva da direita na batalha das ideias: Métodos e instrumentos. José Jonas Duarte da Costa | 49

II. LA SITUACIÓN EN LA REGIÓN | 63

¿Se viene la derecha en la Argentina?. Julio C. Gambina | 65

Velhas e remodeladas formas da direita no Brasil. Virgínia Fontes | 77

La revolución boliviana y la rearticulación de la derecha. Hugo Moldiz Mercado | 89

La Derecha política en la sociedad neoliberal chilena, 1990-2010. Juan Carlos Gómez Leyton | 109

Paraguay: ¿profundización de la democracia o restauración conservadora? Hugo Richer | 137

La “izquierda” progresista y el proyecto del capital. Antonio Elías | 145

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Analizar la situación actual de la región, necesariamente nos remonta a la década del 90 -prestando especial atención a los rasgos comunes y obviando las particularidades nacionales- en la que la lucha del campo popular se dio principalmente contra el modelo neoliberal diseñado por la Escuela de Chicago, impuesta por el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y el Fondo Monetario Internacional, y ejecutada al pie de la letra –salvo muy raras excepciones- en la mayoría de nuestros países por gobiernos de derecha que hacían alardes de las bondades del modelo.

Así se transfirieron a manos privadas -en muchos casos a corporaciones transnacionales- empresas estratégicas del Estado.

Las más codiciadas -pero no por eso mejor pagadas- fueron las de servicios públicos; se liberaron tasas arancelarias para facilitar la circulación de mercancías; se profundizó la flexibilización laboral y se abrieron las puertas de nuestros países para que cualquier empresa de capital internacional trajera la ansiada inversión privada que revertiría la situación de pobreza.

Las empresas vinieron, generaron muy pocas fuentes de trabajo (por lo general en condiciones de sobreexplotación), obtuvieron ganancias que fueron inmediatamente transferidas a sus países de origen y una vez que no les fue suficiente el lucro extraído de los servicios que estábamos obligados a pagar (agua, luz, telefonía, por ejemplo), empezaron a saquear y apropiarse de los bienes de la naturaleza, reprimarizando la economía.

En el caso paraguayo, esto no se dio necesariamente así. Los intereses del Partido Colorado, en un primer momento, y la lucha de los movimientos populares más adelante, imposibilitaron que las privatizaciones exigidas por el modelo se aplicaran con la radicalidad que se dio en países vecinos, principalmente en la del agronegocio.

La tierra, como nunca antes, pasó a ser considerada una simple mercancía y para esa lógica, es inadmisible que exista un pedazo sin ser explotada; si una familia campesina sólo cultiva la mitad de las tierras que posee, porque la otra mitad está en reposo, sólo se debe al atraso y la haraganería. La tierra -en la lógica fomentada por el Banco Mundial- tenía que producir para generar divisas y satisfacer las necesidades del norte. Las comunidades campesinas e indígenas tenían que ser despojadas de sus tierras, y los territorios de la diversidad, para convertirse en un gran desierto verde, no importa si de soja, palma, eucalipto o algún otro rubro.

No importa si es a costa de la vida de sus ancestrales habitantes, no importa si es destruyendo cursos de agua o la vida misma.

Idéntica lógica de sobre explotación fue aplicada a toda la naturaleza, la que se materializó en una serie de mega proyectos, en la minería a cielo abierto, en el patentamiento de la biodiversidad, en el control y la apropiación de los territorios ricos en agua dulce. Todo pasó a ser fuente de lucro para las empresas y corporaciones.

Al tiempo que se iba consolidando este proceso de saqueo o de “acumulación por desposesión” al decir de Harvey, los movimientos -ya desde mediados de la década del 90- se levantaban contra las políticas neoliberales. En ese marco se obtuvieron varias victorias importantes, el referéndum del agua en Uruguay, la llamada guerra del agua y poco tiempo después la del gas en Bolivia, la lucha contra las privatizaciones en Paraguay.

Una serie de luchas en todo el continente fueron deteniendo las políticas del imperio; el hecho culminante fue la derrota del ALCA.

Cabe tener en cuenta que estas luchas se desarrollaron principalmente en los países que poco después estarían gobernados por gobiernos “progresistas”.

Pero los sectores populares no sólo se enfrentaron a estas políticas del imperio y lograron conquistas importantes, también tuvieron la fuerza para tumbar a muchos de los gobiernos que lo sustentaban, tal fue el caso de Sánchez de Lozada, Gutiérrez, de la Rúa, entre otros.

Se generaron así nuevas condiciones; el auge de los movimientos, y las victorias alcanzadas llevaron a que la discusión de la vía electoral estuviera en el centro del debate. Se tenía la impresión que las luchas populares (movilizaciones, huelgas, ocupaciones) eran ya insuficientes para continuar avanzando, dado que a pesar de la fortaleza de las mismas, los temas centrales terminaban resolviéndose en los Parlamentos o por los propios presidentes.

Así se inician diferentes experiencias de participación electoral de muchos de los movimientos (ya sea apoyando públicamente candidaturas, o creando partidos o frentes). Algunos triunfan, posibilitando que ciertos proyectos -originalmente de izquierda- se constituyan en los hoy llamados gobiernos progresistas.

No se esperaba que implementaran el socialismo por decreto, pero sí que al menos cumplieran con sus propuestas electorales, que generaran mejores condiciones para que los movimientos avancen en sus conquistas y que promovieran una ruptura con los proyectos de las derechas. Sin embargo, en lo que llevan de mandato casi nada de eso ocurrió.

Antes de continuar, es necesario aclarar que los llamados gobiernos progresistas no son ni fueron todos iguales. Algunos (Bolivia, Venezuela y Ecuador) realizaron Asambleas Constituyentes; contaban con una importante base social que les permitió avanzar más que a los otros -con contradicciones y sin llenar las expectativas que habían generado- y generar una mayor ruptura con las políticas del imperio que los demás. Entre los “demás” está Uruguay, Brasil, Argentina, Paraguay y –estaba- Chile hasta antes de la victoria del empresario Sebastián Piñera, por limitarnos a los de la región.

Estos últimos, ampliaron las políticas sociales -ciertamente sobre el modelo de las elaboradas por el Banco Mundial y como una nueva forma de control social- pero continuaron con medidas neoliberales, facilitaron el avance de la lógica extractivista, desoyeron los históricos reclamos de los movimientos, aumentaron la criminalización y la judicialización de la pobreza y las luchas, obedientemente aprobaron las leyes antiterroristas dictadas por el Departamento de Estado y como si fuera poco, colaboraron con la creciente militarización, tanto la nacional como la que se da en países hermanos, tal como ocurre hoy en Haití. En síntesis, implementaron más eficientemente los planes de la derecha.

Lo hicieron más eficientemente, porque muchos movimientos quedaron confundidos después de los triunfos. No supieron cómo reaccionar ante las políticas gubernamentales que eran aplicadas por “gobiernos amigos” y sobre todo, cuando cualquier crítica o protesta podría ser usada por los partidos de la derecha para tumbarlos. Muchos de los movimientos que fueron traicionados, habían sido los que los sostuvieron y los que volvieron a votar por ellos cuando el primer mandato había culminado; había que evitar que los partidos de derecha volvieran al gobierno.

En el cono sur, las expresiones políticas clásicas de la derecha - salvo en Bolivia- no habían sido derrotadas, continuaban teniendo un peso importante en los Parlamentos y desde allí, con un fuerte y explícito apoyo de los medios empresariales de prensa y los gremios empresariales, se constituyeron en verdaderos opositores a cualquier mínima iniciativa que pudiera amenazar sus intereses.

Pero, ¿qué es un proyecto de derecha? De una manera sencilla podría ser definido como aquel que busca mantener vigente el sistema capitalista y patriarcal, es decir, la explotación de la fuerza de trabajo para la extracción de plusvalía, la propiedad privada de los medios de producción y las políticas neoliberales. Implica además, la sumisión a los intereses del capital y sus organismos rectores (Banco Mundial, FMI, OMC), así como también la reproducción y el mantenimiento de los valores y el pensamiento conservador.

El capitalismo para sostenerse, debe mantener a los pueblos disciplinados y bajo control, para ello utiliza varias estrategias. Por un lado, los aparatos ideológicos del Estado, donde en este momento los medios empresariales de comunicación y las empresas de entretenimiento masivo juegan un rol esencial: idiotizar y desinformar. Hollywood y CNN son los principales exponentes. De ahí, la fuerte persecución que sufren los medios alternativos de comunicación. Por otro lado, cuando algunos sectores logran escapar y se atreven a organizarse, movilizarse y luchar, se da rienda suelta al aparato represivo, usando la fuerza bruta, criminalizando y judicializando las luchas de los pueblos y la pobreza misma. La expansión del Plan Colombia, es parte de este engranaje.

Estas dos tareas llevadas adelante por los gobiernos nacionales son necesarias pero no suficientes: el capital exige mayores garantías, debe asegurar sus intereses y sobre todo, los territorios donde los mismos se encuentran. Por ello se viene dando una creciente militarización. La IV Flota es un ejemplo de ello, así como la invasión a Haití, disfrazada de supuesta ayuda humanitaria y el reciente despliegue de tropas norteamericanas en Costa Rica.

Para continuar reproduciendo los valores y la sumisión, debe ejercer cada vez un mayor control de los cuerpos, sobre todo de las mujeres y de quienes rompen la lógica heterosexual. Allí es donde entra a actuar el fundamentalismo y juega un papel clave la iglesia católica.

En este contexto general se viene dando -en algunos países más que en otros- un proceso de rearticulación de las expresiones políticas clásicas de las derechas, sus partidos se vienen reuniendo periódicamente; según los medios empresariales de prensa, la última reunión se realizó en la ciudad de Asunción en agosto pasado.

En los últimos años, la ofensiva de las derechas y del imperio ha ido avanzando, buscando consolidar en algunos casos y en otros restablecer su hegemonía en la región. El golpe en Honduras, la invasión de Haití, el intento de golpe en Ecuador, son parte de ese proceso, así como también la creciente injerencia política de la embajada norteamericana en nuestros países.

Esa compleja y confusa realidad impulsó a que desde BASE Investigaciones Sociales, con el apoyo solidario de la Fundación Rosa Luxemburgo, propiciáramos un encuentro entre académicos y militantes para analizar el proceso de rearticulación de las derechas en esta parte del continente. Sin embargo, producto de esas ricas discusiones, se podría precisar que no se da en la actualidad propiamente un reagrupamiento de las derechas, dado que nunca estuvieron dispersas, sus expresiones políticas sufrieron derrotas electorales, pero sus intereses y los intereses del imperio continuaron respetándose. Esto nos llevó a denominar a esta publicación “La ofensiva de las derechas en el cono sur”, entendiendo que la misma, si bien mantiene sus formas clásicas, ha ido teniendo una creciente presencia en las organizaciones políticas llamadas progresistas, o al menos, ha logrado que esas organizaciones –tanto por objetivos electorales como por alcanzar la “gobernabilidad”– promuevan y garanticen hoy los intereses del capital.

Las ponencias presentadas en esa oportunidad fueron enriquecidas con el debate colectivo y forman parte de esta publicación. Si bien las discusiones giraron en torno al tema propuesto, fue imposible dejar de analizar el papel de la izquierda, no sólo por ser el otro lado de la moneda en cuestión, sino también para comprender el proceso desarrollado por los gobiernos “progresistas” de la región y ubicar en ese contexto el accionar de la derecha.

Este material está organizado en dos capítulos. En el primero se analiza y reflexiona acerca de los diferentes componentes que hacen a lo que denominamos “derechas”, es decir, las diferentes dimensiones de la lógica de reproducción del capital: la filosófica, la económica, la política, la militar y la cultural, entendiendo que todas ellas se entrecruzan en un complicado entramado orientado a consolidar su hegemonía. Las formas concretas y específicas que va tomando en cada uno de nuestros países, se analizan en el segundo capítulo, haciendo hincapié en las lógicas políticas de la derecha en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Así, este material presenta una lectura crítica de la compleja realidad actual de nuestra región, pretendiendo contribuir con las organizaciones populares en su lucha cotidiana contra los proyectos del capital que arrasan con la vida misma, lucha que al mismo tiempo permite ir avanzando en la construcción de una alternativa emancipatoria.

MARIELLE PALAU

 

 

 

 

 

La Ofensiva de Las Derechas en El Cono Sur - PortalGuarani by portalguarani

Fuente digital : http://www.baseis.org.py

 

Registro: Agosto 2011

 







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