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NO ERES MADRE TIERRA
Trazaré la precisa línea de fuego y mariposas,
las palabras desnudas.
Girarán en círculos los vientres florecidos.
Herirán palomas en el pecho del viento.
No parirás -tierra- alondras,
ni jazmín, ni revueltas.
Serás sólo silencio,
y otra vez silencio, arañando silencios...
¡Ay! que no quiero a tus niños
riendo entre naranjos.
Que no quiero a tus hombres
cantando en las cosechas.
Los quiero asesinados
y por siempre renacidos.
Los quiero en el suicidio
para no verlos muertos.
Cegaré tus ya falsos ojos maternales.
Crecen...
crecieron...
crecerán los aferrados a tu raíz oculta.
Me arranca del ocaso indeterminado
el trayecto único,
la palabra justa,
las mariposas adormecidas
sobre tu futuro cuerpo desgarrado
y delineado sobre un plano:
plano oscuro y doloroso,
¡ay! doloroso, doloroso...
CUANDO ME SUCEDE
Se suele dormir de pronto
la muerte en mi cintura
y negros, negros,
los vientos se me vienen.
Siento voces antiguas, que me llaman
pidiéndome que viva
esperando que muera.
Largo sonido
ronda mis siestas.
Espero de pie
las flores y el odio.
No quiero muñecas
y anhelo azucenas.
Espanto de luces
después el descanso.
Ayuda, ayuda,
gritos que no vuelven.
Cara al sol
la furia
de saberme viva.
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Fuente:
VOCES FEMENINAS EN LA POESÍA PARAGUAYA.
Edición de JOSEFINA PLÁ.
Colección Poesía, 7
© Josefina Plá.
Alcándara Editora.
Se acabó de imprimir el 28 de setiembre de 1982
en los talleres gráficos de Editora Litocolor ,
Asunción, Paraguay (162 pp.).
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