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LUIS MARÍA MARTÍNEZ
21 de Junio de 1933
 
LUIS MARÍA MARTÍNEZ


Biografía

LA PATRIA VENIDERA

I

Voy a decir lo que vendrá mañana.

Voy a decir primero:

un tajo en horizonte,

rubia luz victoriosa vedada de lo negro,

ululantes proclamas de vuelos verticales.

qué ardorosa alegría para todas las frentes!

 

II

No vendrá de repente sino después de mucho

andar por los caminos.

 

Veremos a los obreros levantando talleres,

fábricas que aún no habíamos soñado,

sanatorios y casas de reposo,

escuelas, colegios, modernas facultades.

Cantidad incontable de casas para obreros,

sanas y confortables y de’ hermosos colores!

esto también tendrán todos los labradores.

 

Por todas partes grúas, potentes camiones,

un vuelo de progreso allá donde lleguemos.

(Tanto por destruir, tanto por construir).

 

Trabajará la tierra hasta ayer sin trabajo,

nos dará lo que tuvo guardado desde siglos:

pan antiguo, callado.

Los cuerpos de los campos con miles de tractores

y máquinas agrícolas.

y en estos campos todos su señor verdadero:

el que ayer, el que siempre, ha vertido sudores.

 

Dueños por fin de las máquinas todos nuestros obreros.

Mejores sus salarios, mejoradas sus vidas.

Ellos a la cabeza del pelotón de choques

(¡Qué hermosa palabra será: trabajadores!).

Nada de hacer las tareas solas con estas manos,

para eso tendrán como esclavas: las máquinas.

No dudes, compañero, habrán cantos, canciones

tan altos como el cielo que nos cobija ahora.

Todos a perforar lo negro, lo ensuciado.

 

Estudiaremos ...

Tú serás estudiante, y en todos los pronombres

podremos conjugarlo.

Eso que no sabemos, para entonces sabremos,

y nuestras compañeras, abnegadas y buenas

ocuparán su sitio, del que estaban desterradas.

soluciones

aliado de los hombres impulsarán la historia.

 

Los férreos militares, de botas y estampidos,

no sacarán sus armas, innecesariamente.

Pondrán en movimientos su vendaval de plomo

cuando la patria exija.

 

III

Yo no sé, compañero, no sé lo que diría.

Siempre he visto este cielo cubierto de humaredas,

nunca he visto la luz, días sin lágrimas,

pan contento en la mesa, alegrías en furias.

Nos cuesta dibujamos de sonrisas,

cantar con el pulmón en vilo.

Sin embargo hay que ser, estar en pleno aire,

decir con primaveras nuestro sano optimismo,

por la lluvia venidera, de cosas verdaderas.

 

Alzados como velas o brisa marinera

iremos construyendo los puros edificios,

con coplas campesinas y albañiles de andamios

se orquestarán las manos que derramen labores.

 

Los jóvenes que ahora mantienen energías

intactas, sin empleos,

en la Patria futura, grandiosa Patria Nueva,

tendrán donde emplearlas.

Ellos que son altivos como mástiles claros

infundirán de savias, de férvidos arrestos

al singlado navío.

 

Pelotones de choques de labriegos y obreros

con bellas herramientas

cantarán a la Patria, de esperanza y de sueños,

por fin, la Patria Nueva.

Fuente: 25 AÑOS DE LA SOCIEDAD DE ESCRITORES DEL PARAGUAY

Editorial SERVILIBRO. Asunción – Paraguay, Agosto, 2013 (180 páginas)

 

 

 

LUIS MARIA MARTINEZ (Asunción, 1933) : Poeta y ensayista. Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP) de 1990 a 1991 y de 2007 a 2008 y director de la revista Estudios entre 1986 y 1990, actualmente se dedica a reunir su copiosa producción inédita para su próxima publicación en libro(s).

De extenso recorrido poético, su obra se caracteriza por un fuerte acento crítico-denunciatorio y muchos de sus poemas reflejan una gran admiración por ELVIO ROMERO, el poeta paraguayo más conocido de las últimas décadas.

Varias veces galardonado con premios literarios, Luis María Martínez ha publicado una veintena de libros que incluyen los siguientes poemarios: POESÍAS (1960), ARMADURA FLUVIAL (1961), RÁFAGAS DE LA TIERRA (1962), ARDER ES LA PALABRA (1966), EL JAZMÍN AZORADO (1969), DESDE ABAJO ES EL VIENTO (1970), CLAREA EL FIRMAMENTO (1975), CHILE SERÁ VICTORIA (1976), PERPETUAMENTE ALONDRA (1982; Primer Premio del Concurso de Poesía 1980 del PEN Club del Paraguay), YA NO DEMORA EL FUEGO [1969-701 (1986) y una muy valiosa recopilación antológica, en dos tomos, de la poesía social paraguaya: EL TRINO SOTERRADO, vols. I (1985) y II (1986).

De posterior aparición son los poemarios FERVOR DISPERSO (1994), HOJA Y HOJA (1994), LA LUCHA ESTÁ EN EL CENTRO (1995), EL LIBRO DE LAS LETANÍAS (1996), PERSONA Y TIEMPO (2000), POETA URBANO 1993-1994 (2001), ANTOLOGÍA POÉTICA (2003) y ESPERAR LA TORMENTA (2007).

De más reciente publicación son: POESÍA SOCIAL DEL PARAGUAY (2005; antología) y HERIB CAMPOS CERVERA -NOVECENTISTA OLVIDADO- PROSA Y POESÍA (2006), un estudio valioso y exhaustivo en torno a la figura de un poeta clave de la literatura paraguaya.

Fuente: CRONICAS Y ENSAYOS PARAGUAYOS DE AYER Y HOY – TOMO II (H-Z). Autora: TERESA MÉNDEZ-FAITH - Ilustraciones: CATITA ZELAYA EL-MASRI. Intercontinental Editora, Asunción-Paraguay 2009 (427 a 822 páginas)

 

 

MARTÍNEZ, LUIS MARÍA

Nació en Asunción el 21 de junio de 1933.

Publicó una veintena de poemarios entre los que pueden mencionarse:

  • ARMADURA FLUVIAL;
  • RÁFAGAS DE LA TIERRA;
  • ARDER ES LA PALABRA;
  • PERPETUAMENTE ALONDRA;
  • PERTENECE AL AMOR;
  • PERSONA Y TIEMPO;
  • MERECE EL CABELLO VERDE;
  • EL LIBRO DE LA LETANÍAS.

Dirigió la Revista de Cultura Estudios. Fue Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay y del PEN Club del Paraguay.-

Ensayos:

  • EL TRINO SOTERRADO, aproximación a la historia de la poesía social del Paraguay, en dos tomos;
  • CUADERNOS DE NOTAS (2002);
  • PERIODISTA INOPORTUNO (artículos), 2006;
  • ESPERAR LA TORMENTA (2007).-

Publicó además innumerables cuentos en revistas y diarios. Ha publicado recientemente voluminosa antología de la poesía social del Paraguay.-

(Fuente: "REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY/ POETAS-ENSAYISTAS-NARRADORES”/ IV ÉPOCA - Nº 15 . Arandurã Editorial, Asunción-Paraguay, Mayo 2008 ).-

 

 

MARTÍNEZ, LUIS MARÍA : Tiene publicados una veintena de libros entre los que citamos: ”Armadura fluvial”, Ráfagas de la tierra”, “Arder es la palabra”, Perpetuamente alondra”, “Pertenece al amor”, “Persona y tiempo”, “Merece el caballo verde”, “El libro de las letanías”, “El trino soterraño 2, “Antología de la poesía social paraguaya”, “Cuadernos de notas”, “Periodista inoportuno”. Publicó además innumerables artículos y obras literarias en diarios y revistas.

(Fuente: espacio web de la SOCIEDAD DE ESCRITORES DEL PARAGUAY -  SEP)

 

 

LUIS MARÍA MARTÍNEZ (Asunción, 1933). Ex presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, fecundo poeta que en 1980 ganó el Primer Premio de Poesía en el concurso organizado por el PEN Club del Paraguay. El poeta Carlos Villagra Marsal lo define con acierto en un comentario acerca de un libro de Martínez, YA NO DEMORA EL FUEGO:

(Este autor) "se ha particularizado por su acento denunciador e imprecatorio, con el clamor seguro del agua enterrada que incesantemente procura la luz de un día mejor. Dicha escritura, cuyas ansias no excluyen la profecía o el sueño, se ejemplifica nítidamente con YA NO DEMORA EL FUEGO (1969-1970), libro ríspido, enfático y cargado de viril desesperación". Palabras muy exactas en su definición. Abramos el citado libro y leamos al azar. He aquí el poema "EL REBELDE": 

Yo, el eterno rebelde,

el inconforme, el preso,

el perenne insurrecto,

el hombre que en la llama

reposa y no se cansa;

la pasión; por si acaso,

por si acaso el incendio,

yo, el eterno rebelde,

rebelándome paso...

 

Contra toda injusticia,

contra prisión, mentira, podredumbre,

igual que contra todo

lo que apena y sojuzga

y más...

La visión de la patria que hallamos en José Luis Martínez es dramática, trágica: 

Este es un pueblo casi cegado,

casi enterrado...

 

que movió, que se ha movido

pero que luego se quedó encallado

como un navío oscuro, abandonado...

 

Este es un pueblo poderoso,

con poderío de toro,

ahora casi acostumbrado

al aire del calabozo.

Luis María Martínez es autor de varios libros de versos: ARMADURA FLUVIAL (1961), RÁFAGAS DE LA TIERRA (1962), DESDE ABAJO ES EL VIENTO (1970), CLAREA EL FIRMAMENTO (1975), PERPETUAMENTE ALONDRA (1982).

Martínez es autor de una antología de poesía social del Paraguay a la que dio el mismo título de unos de sus propios poemas: EL TRINO SOTERRADO, en dos tomos: el primero de 1985, y el segundo de 1988. H.R.A.

Fuente: HISTORIA DE LA LITERATURA PARAGUAYA. Por HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ. Universidad de California, RIVERSIDE - Colección Studium-63 - México 1970 © HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ/ DIRMA PARDO CARUGATTI. Editorial El Lector, Diseño de tapa: Ca´avo-Goiriz. Asunción – Paraguay. 1999 (434 páginas)

 

 

 

LA BATALLA DEL LIBRO

 

Entrevista exclusiva a Luís María Martínez, Presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay (SEP), autor de una voluminosa y original compilación de “Poesía Social del Paraguay”

Entrevista realizada por GUILLERMO SEQUERA

¿Qué significado tiene la poesía?

LMM – La poesía es un medio de expresión que una persona asume y siente en materia de experiencia vivida en su mundo. El amor, el afecto, la realidad política y social que toda persona la vive de manera sensible, y que a través de esa experiencia esa persona siente la necesidad de expresarla en poesía.

¿Por qué son los jóvenes que perciben el ejercicio de la poesía como una manera imperiosa de decir, de expresarse?

LMM – Los jóvenes intuyen que la poesía es una manera de escapar de la mediocridad. La poesía para los jóvenes es un arma contra la mediocridad. Hay que ver en los primeros escritos, los primeros relatos poéticos de las expediciones de conquista; “El Dorado” se fabuló mucho en escrituras. Natalicio Talavera, poeta paraguayo utilizó la poesía como un instrumento de lucha. Poeta, relator, luchador por la soberanía paraguaya en la Guerra Grande; animador de las publicaciones de batalla como “Kabichu’i”, “Lambaré”, fue quien encausó la poesía como una arma de lucha. Talavera muere muy joven, a los treinta años en Paso Puku en 1867. Todo esto se dio a conocer recién en 1950, gracias a la Editorial Nizza. La Guerra de la Triple Alianza truncó el ejercicio de la poesía. Recién en la llamada generación del 900 aparece de nuevo la poesía como una necesidad.

En la generación del 900, todos eran jóvenes poetas, ¿es así?

LMM – En esos tiempos, la poesía se constituyó en un ariete de renacimiento poético. Gracias al aporte y la animación literaria de Victorino Abente, migrante español, al entorno de jóvenes entusiastas, aparece el deseo de poetizar. Fueron jóvenes de la talla de Cecilio Baez, Ignacio A. Pane, Juan Silvano Godoy, Juan E. O’Leary, jóvenes de menos de treinta años, ayudaron a través de la escritura, a elevar la moral de un país abatido. Todos ellos contribuyeron a poner de realce la moral patriótica del Paraguay. Todos ellos eran estudiantes del Colegio Nacional, quienes luego pasan a ser prestigiosos profesores. Es importante recordar que los profesores migrantes españoles, quienes logran entusiasmar a jóvenes paraguayos estudiantes al acto de la lectura y de la escritura creativa. Los periódicos del 900, como “La Prensa”, “El Suceso”, “La Verdad”, eran todas dirigidas por jóvenes, cuyas publicaciones se convertían en una oportunidad para publicar poesías.

Contexto en que aparece la imprenta de edición con fines comerciales, pero cumpliendo un importante papel de difusión literaria. ¿No?

LMM – En ese momento aparecen publicaciones notables como “Ocára Poty Cuemi”, dirigida por Felix Trujillo, y la imprenta de M.O.Guerrero, cuyas actividades comerciales les permitían un tiempo de actividad para hacer poesía. También en la imprenta Krapft se editan las primeras antologías de poesía paraguaya bajo la pluma y el cuidado de José Rodriguez Alcalá, vice-director del “Tiempo”, un joven periodista culto. La imprenta jugó un papel preponderante en publicitar a éstos jóvenes escritores.

¿Qué papel tuvo el humanista Rafael Barret en el Paraguay?

LMM – Rafael Barret fue el fundador de la literatura crítica. La poesía anterior a Barret, era más lírica. Con Barret se entiende claramente en que, la poesía, podría llegar a tener otra función. Rafael Barret fue un explorador, fue quien abrió el camino de la poesía social. Barret caló hondo en la poesía paraguaya. Uno de los precursores influenciado por Barret, fue Angel Ignacio González, a quién considero el primer poeta social. Poeta, por demás, anticlerical y de elocuente oratoria.

También, en ése tiempo de convulsión cultural, los cimientos de la joven poesía pareciera arrancar sobre dos grandes cauces poéticos. ¿Cuáles son?

LMM – Por un lado; el cauce generado en el entorno de la revista “Ocára Poty Cuemi”, con aquellos poetas populares que escribían en guaraní o en “jopara”; como Darío Gómez Serrato, Félix Fernández , Emiliano R. Fernández. Una poesía “trovadorezca”, donde el canto y la poesía eran fusionados. Además de constiruirse en un recurso formidable de difusión, de mucho mayor impácto que los textos editados en imprenta. Fijáte que, los hermanos de Agustín Pio Barrios “Mangoré”, fueron jóvenes cultores de la poesía. Por ejemplo, Hector L. Barrios (1845-1947), joven poeta que escribía tanto en guaraní como en español, impactado por la muerte de R. Barret en 1910 en Arcachón (Francia), dedica a éste último una poesía.

Por el otro; el segundo cauce de modalidad poética, era la poesía escrita en español, como un medio de universalidad. El guaraní, como soporte de producción y reproducción interna; y el español, como soporte de producción y reproducción amplificada. Otros pocos, en Paraguay, utilizaron el francés, el alemán, a través de publicaciones locales y de muy poca difusión. Lo notable es que ambos cauces, existen y cohabitan hasta hoy día como recursos poéticos, y cuya pugna se establece de manera enriquecedora. Aunque, por cuestiones socioculturales la poesía en guaraní adquiere una mayor presencia.

En tu introducción al libro “Poesía Social del Paraguay”, rememoras un pensamiento notable del poeta cubano y pensador latinoamericano, José Martí (1853-1895): “Es preciso tener los gérmenes en inspiración de la humanidad. El poeta ha de decir todos los suspiros, presenciar todas las agonías, sentir todos los goces, e inspirarse en las pasiones comunes a todos. Principalmente es preciso vivir entre los que sufren”.

LMM – José Martí es producto de la enorme pasión, de rebeldía y protesta que derramaba Latinoamérica; por eso sus escritos no perdieron el brillo y la genialidad. Martí convierte la poesía en un talón de hierro. La poesía social expresa las mejores aspiraciones de justicia, amplifica su espectro democrático. Eso subsiste para el país, y eso no va a cambiar ni ha cambiado. En esto, la práctica de la poesía social es un instrumento liberador de la personalidad soterrada. La poesía social como un grito que busca romper cadenas. Como en “Loca” de M.O.Guerrero, la poesía simboliza al alma poética aprisionada que quiere liberarse.

Tu libro, en eso, tiene una gran cualidad: el reconocimiento de la existencia de un pensamiento poético comprometido en el Paraguay. ¿Qué puedes decirnos al respecto?

LMM – Mi gran deseo es el de dar a conocer las principales voces de la poesía social paraguaya, que el poder siempre trató de acallar, trató de exiliar o de someterla a silencio. Esta publicación busca difundir la memoria olvidada. Es un esfuerzo de más de 20 años de paciente labor, de investigación y compilación de períodos que van del 1900 al 2005. Más de 100 años de existencia de poesía social. Es como mostrar ese canto polifónico, a varias voces, de varios estilos, voces de cólera y de justicia proclamada, donde se expone el talento de los creadores. Ahí, por ejemplo se destaca la gran poesía social de un Herib Campos Cervera, o la de Elvio Romero, expresiones máximas de la poesía social paraguaya.

¿Qué importancia le dieron los jóvenes estudiantes al conocer dicha publicación?

LMM – Los jóvenes, creo, fueron sorprendidos por la publicación. Poco sabían de la existencia de una poesía social paraguaya, lo que provocó en ellos una gran expectativa e interés. Se realizaron varios encuentros de lectura con jóvenes estudiantes, quienes comprendieron que también el Gran Arte puede ser considerado como un facilitador de protestas creativas. Fuera del país, la publicación sorprendió sobremanera el compromiso de poetas paraguayos con su sociedad.

Referencia: Luís María Martínez. “POESÍA SOCIAL EN EL PARAGUAY”. Criterio Ediciones, 2005. 738p.

Fuente digital: http://guillermosequera.wordpress.com

Publicado: 28/03/2007 (Enlace verificado y registro en el Portal: Diciembre 2012)

 

 

 

LUIS MARÍA MARTÍNEZ, OBRERO DE LA PALABRA - PALABRAS PRELIMINARES

Textos de AUGUSTO CASOLA

 

         Me dijo una vez Luis María Martínez, en una de esas tantas charlas ociosas que solíamos mantener con frecuencia en otros días, de las que no recuerdo el dónde ni el cuando y mucho menos el por qué: "Lo que queda de uno, es su obra". Esta frase sencilla, dicha al desgaire, me caló tan profundo que, desde entonces, comencé a considerar a mi propio trabajo literario, a mi propia "obra", como algo inherente a mi persona, lo que en definitiva va a sobrevivir con la vigencia que puedan mantener esas hojas que en los libros, de a poco se ponen amarillentas, inelásticas, quebradizas y a las que cada día se les contagia un poco más el olor a tiempo transcurrido, a pasado más y más remoto, saturado de olvido.

         De alguna manera, el recuerdo de esa frase motivó el que comenzara este trabajo, el cual, de querer constituir un ensayo breve, se hizo extenso debido, por una parte, a la magnitud de la obra desarrollada por Luis María Martínez y lo polifacética de la misma y por otra, más que una antología, mi intención es asentar, en rápidas pinceladas, el lapso de nuestra vida encerrado en la poesía del autor dentro de la historia reciente del Paraguay a partir de 1955, cuando aparece el poemario Día Primero, con el cual el poeta inicia su carrera literaria, e intentar, más que una interpretación, una interpelación a nuestro tiempo y una crítica a las circunstancias y características que llegan al presente 2012 y que el autor a su manera, desarrolla de manera parcial en Cuadernos de notas (2002), Cuaderno de notas II (2010) y Periodista inoportuno (2006), a través de comentarios que corren en paralelo a su obra poética.

         Me intereso en la circunstancia política dentro de la cual ésta se desarrolló y su incidencia en ella, para constituir el cuerpo de lo que va a sobrevivir al autor: su esencia, vale decir, su obra, la que hasta ahora, nunca fue valorada en su verdadera magnitud dentro de nuestro medio.

         Por eso llevé adelante este trabajo, que no debe ser considerado como un homenaje al autor, porque no va a faltar un memorioso que recuerde mi chiste de mal gusto y bastante tonto donde digo que los colegas rinden homenaje cuando ven que alguno de ellos está más del otro lado que de éste y contradiciendo esta premisa, con el optimismo vital que le es propio, me dijo, cuando hablamos hace unos días: "Yo tengo muchos proyectos, todavía", lo que reafirma su condición de obrero activo de la palabra que le adjudiqué, a la vez que lo aparta de las peculiaridades del Doctor X de las que hace transcripción Miguel Ángel Fernández, del artículo donde con tanto sarcasmo, lo describe Rafael Barrett y de los que tenemos algunos en nuestro país y a quienes gusta disfrutar de una gloria perpetua, siempre acomodada a los dictados del momento.

         "El Doctor X es un intelectual. Hace veinte años padeció una neurastenia decisiva. Desde que estuvo a punto de quedarse imbécil, a consecuencia de excesos mal desinfectados, X descubrió que tenía talento, y divulgó la noticia. Hoy se le ve robusto y colorado. Sus ojos grandes y redondos resplandecen de salud satisfecha. Como es doctor, ha ganado mucho dinero, y está muy ocupado en descansar. Afirma que la neurastenia ha dejado en él rastros siniestros, y es preciso acabarla de vencer. Se dedica, pues, a una ociosidad higiénica y prolongada. Cuando piensa uno en las obras que hubiera podido escribir, se maravilla: ¡Qué cabeza!

         Ha publicado en vida tres folletos, hasta de sesenta y tres páginas el mayor, sin contar el índice de las materias; todos con advocaciones, dedicatorias, prefacios y advertencias, notas prolijas y márgenes de media vara. El uno es político; el segundo, jurídico, y el tercero, histórico. Valen tanto unos como otros. X es enciclopédico, y además miembro correspondiente de algunas academias del extranjero. La señora de X suspira: "Adoro al doctor, ¡es tan científico!".

         Carecer de una ideología política y desechar el arrequive de la religión, deja abierto solamente el camino hacia el análisis y la búsqueda de lo exclusivamente humano. Obliga a enfrentar a la turbamulta necia sin el respaldo de grupos y con la certeza de que las aspas de los molinos de viento siguen girando para arrojar al osado a la tristísima condición de aquellos caballeros que se atreven a enfrentar con arrojo pero sin esperanzas a la estulticia propia de la especie que se sustenta o en el silencio cómplice de los unos o en el aplauso interesado de los otros.

         Ante esta situación, no resta sino seguir adelante o doblegar la cerviz ante las exigencias y humillaciones impuestas por la necesidad o la conveniencia y tras esta breve disquisición, paso a descorrer el telón que permitirá acceder a la obra de Luis María Martínez.

         Dejo constancia del por qué llevé adelante esta empresa: lo hice porque el autor, amigo mío desde hace años y hacia quien siento profunda admiración y respeto, pues pese a ser un obrero de la palabra -o tal vez por ello-, nunca ocupó un lugar demasiado notorio y destacado en los aquelarres que de tanto en tanto conforman los escritores de nuestro país, estructurados en grupos excluyentes donde solamente se maneja el nombre de los elegidos y se dejan de lado a otros que, como este obrero/poeta, merecería un reconocimiento y consideración más amplios dentro de la literatura paraguaya.

         Entre los buenos escritores, están aquellos que logran escalar la cumbre de su montaña, donde respiran la gloria de su grandeza y tras hacerlo, no les resta sino el camino del descenso, dado que en la brevedad de una vida, sólo es posible alcanzar una cima; otros en cambio, se asemejan a esos nobles ríos de llanura que colmatan, tras cada crecida, los secos valles aluviales a los que fertilizan con sus aguas e impiden que se vuelvan zonas muertas y desérticas. A este grupo pertenece Luis María Martínez, incansable forjador de palabras que generosamente se derraman y encienden las flores de la esperanza para por fin cubrir todo el valle beneficiado, antes de que otra vez marchiten y desaparezcan en la aridez de su destino.

         Al entrar a analizar su obra poética, deseo asentar la idea de que el sentido crítico no pasa por el tamiz de buscar falencias a una obra artística ni en cantar loas de fervor incondicional a cualquier cosa escrita por aquellos elegidos, a los que me referí más arriba, por el solo hecho de serlo; dejo eso para los doctos que, investidos de la estéril solemnidad de quienes nunca fueron iluminados por la gracia -o la desgracia- de la inspiración, pretenden ocupar un lugar a expensas de los elegidos de la fortuna o la causalidad y en quienes se reiteran con cansadora persistencia, repitiendo una y otra vez lo ya escrito cien veces, para citarse con pedantería unos a otros, sin buscar a su alrededor algo más difícil, alguien que está ahí pero que requiera esfuerzo para obtener resultados y alcanzar un análisis exhaustivo de su obra.

         Es más fácil esquivar el sentido crítico, pues con él, uno se arriesga a perder amistades. A nadie le agrada que se lo critique y es por eso que aquí, en nuestro país, el Paraguay, las cosas fueron yendo de mal en peor; es que los jefecillos presidentes, jefecillos ministros, intendentes y hasta directores de departamentos, cualquiera sea el cargo que ostenten, se consideran lumbreras incapaces de aceptar y menos, tolerar, la menor objeción de esa chusma -la que les ubicó en sus cargos, vía votos últimamente y la que paga sus salarios- y consideran una falta de respeto hacia el rango que ostentan, que alguien ose objetar sus iluminadas palabras, sus sobresalientes opiniones que, las más de las veces, no pasan de ser otra cosa que grotescos -cuando no divertidos- disparates.

         La crítica debe echar una mirada amplia y de conjunto a la obra, no detenerse a considerar a los molestos moscardones aislados que zumban en los detalles nimios que a veces escapan al control del creador y establecer si el resultado del trabajo es bueno o malo. Las más de las veces, esto no es difícil, ya que cualquier profano, con cierta base cultural y cierto pulido en el arte literario, es capaz de apreciar la diferencia entre uno y otro, especialmente en Poesía, así, con mayúscula, pues por su naturaleza transcendente impide que sus vibraciones se limiten a los conceptos -altamente necesarios, es cierto-, de la retórica, ya que por sí sola y sus exigencias preceptivas, resulta insuficiente para transformar la palabra en obra de arte, en Poesía.

         En la sinusoide poética que se pueda descubrir en ella, la poesía social es más enunciativa que efectiva; se regodea en la expresión de deseos más que en planteos para alcanzarlos. Es una cámara que capta y proyecta ante los responsables que acusa, las desventuras e infortunios del pueblo que, al igual que ayer, soporta hoy.

         El poeta es un artista y por lo general, los artistas no son gente de acción. Se contentan con ver, observar y testimoniar los acontecimientos que a sus ojos les parecen bellos o repudiables. Les gusta soñar y, si como ahora, en el presente que nos toca vivir, se encuentran sumergidos en el momento esperado en sus sueños de justicia, trabajo y libertad, no pueden menos que enfrentar a una realidad que no se diferencia casi en nada -por no decir en nada-, de los motivos e intereses que movieron a los burgueses y capitalistas a convertir al pueblo en rebaño de corderos que se mueve al son de la música que tocan los flautistas de turno. Ayer, el miedo; hoy, las míseras prebendas a las que llaman ayuda social y con las cuales pretenden comprar la muy devaluada dignidad del pueblo.

         Y si al poeta se le puede perdonar -sobre todo si es un buen poeta- el hecho de cantar las penas ajenas, a los responsables de gobernar y administrar no se les debe tolerar el recurso gastado de la hipocresía y el cinismo en que se mueven para estructurar la telaraña de mentiras conducentes a la sustentación del poder de que se hicieron cargo con promesas falsas y que resultaron ser meros pregones para engatusar a todo un pueblo -compuesto de ricos y pobres-, harto de las mismas canalladas a que se ve nuevamente sometido.

         No es cuestión de ideología sino de gente decente, interesada en el bien común, en la recuperación de los valores perdidos, de la dignidad depreciada, del respeto, en lugar del afán de figuración y codicia. Eso es lo que necesita el pueblo desde siempre. Eso es lo que le prometieron mil veces los maleantes que se hacen con el poder, los acomodados de siempre. Es que hoy como ayer, cualquier pelafustán puede ser ministro, senador, diputado, consejero o cualquier cosa bien rentada sin que importe en lo mínimo sus antecedentes y su capacidad, sino su obsecuencia.

         En los tiempos de Stroessner era así. ¿Qué ha cambiado entonces, fuera de que antes era un grupo bien definido el que se encargaba de manejar las cosas del Estado, en tanto que ahora, cualquiera se considera dueño de hacerlo dentro del feudo privilegiado que ocupa como servidor público?

         En una vieja revista, Letras (p. 103, 104) de las que adornan mi biblioteca, encontré estos pensamientos que me parece adecuado exponer, antes de entrar de lleno en el comentario y análisis de la obra poética de Luis María Martínez.

 

         [...] antes de estudiar al poeta, has de estudiar la raza a que pertenece, la época en que vivió, el medio social en que le tocó en suerte luchar por la vida.

         Conocidos estos tres puntos, podrás saber qué hombre fue.

         Llenos de confesiones están sus libros, pero si antes de leer al poeta no conoces al hombre, estarás en peligro de no resolver el enigma de su carácter y de interpretar erradamente sus obras.

         [...] ¿Qué has de buscar en ellas? [...] "el sello de la tierra de donde brotaron y el timbre de la voz que les dio expresión".

         [...] Tres objetos suelen, cual más cual menos, atraer la atención del poeta y proveerle de sensaciones e ideas: La Naturaleza, el Hombre y Dios.

         [...] Sus ojos descubrían matices que otros no veían; tenía oído finísimo para ciertas armonías de la tierra, del cielo y del mar que nadie, fuera de él, percibiera. [...] Siendo un gran poeta, te asombrará la riqueza y esplendor de aquellas sensaciones y al principio la deslumbradora abundancia de imágenes te producirán verdadero vértigo. Pero, paso a paso, aquella variedad irá sujetándose a regla; una nota dominará a las otras, un color absorberá todos los matices y al fin sabrás cuáles fueron las sensaciones fundamentales del autor. Verás si, para él, existió realmente el mundo sensible o si sólo versificó el poeta con impresiones prestadas [...] será entonces nuez vana así como es vano todo cerebro que no logra transformar sus sensaciones en ideas ni combinara éstas en sistema fijo de opiniones y creencias.

 

         Estas son, en conjunto, las razones que me motivaron a llevar adelante el presente trabajo, una suerte de repaso de los días vividos por el autor, de su tiempo, de las circunstancias de los autores y artistas que se obligaron a sobrevivir dentro del exilio interior, como gustan decir algunos, desconocidos allende las fronteras, resignados a ser ignorados por los propios connacionales y, a veces, hasta ex profeso apartados del lugar que en rigor les corresponde ocupar por la calidad de sus obras dentro de la literatura paraguaya.

         Elijo iniciar este trabajo considerando en primer lugar las obras que por su naturaleza y por el momento histórico de su aparición, deberían ir al final, sin embargo, opto por zarpar con las revistas, recopilaciones y comentarios, los cuales, puestos al final, podrían pasar desapercibidos pese a constituir el arquitrabe del edificio elevado por Luis María Martínez.

 

 

 

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LUIS MARÍA MARTÍNEZ

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