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GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

  CUENTOS DECENTES - Cuentos de GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ - Año 1987


CUENTOS DECENTES - Cuentos de GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ - Año 1987

CUENTOS DECENTES

Cuentos de GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

Edición digital: Alicante :

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2000

N. sobre edición original:

Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),

Criterio Ediciones, 1987.

 

 

ACLARACIÓN

     La intención del autor ha sido hacer ficción y no historia -aunque a veces utilice ciertos materiales tomados de la historia. Por eso, cualquier semejanza entre los personajes de este libro y cualquier persona viva es pura coincidencia y no se debe a la intención del autor.



MACARIO

 

     Usted puede considerarse muy valiente y serlo de veras, pero al llegar frente a ese enorme edificio con pinta de castillo de película y oír cómo se abren chirriando sus portones de hierro para cerrarse chirriando detrás de usted; cuando lo bajan del carro blindado para registrarlo y desvestirlo mientras lo apuntan con metralletas; cuando lo conducen a través de los corredores sucios y los portones de hierro siguen cerrándose a su paso con el mismo chirriar de hierro de cárcel; cuando conoce a los demás internos, querido amigo, usted se muere de miedo.

     Después se aflojan las miradas perrunas, de perro que ve llegar un nuevo perro al barrio, porque como dice el refrán, el león no es tan bravo como lo pintan. O en todo caso lo es, pero usted puede llegar a llevarse bien en la leonera. Lo descubre usted cuando en una de sus tertulias un caricortado a lo Frankestein le ofrece cortésmente un mate amargo y usted lo acepta sin preguntarse si él debe cuatro o cinco muertes a la justicia -que más probablemente las debe- porque adentro somos todos hermanos y debe de ser como los toros de lidia, que cuando están todos juntos en el redil son todos mansos, y nadie da cornadas a nadie.

     Sí... aquel que está viendo, el jardinero, ese es un tipo de aquellos... Mejor dicho, uno que mandaron a la cárcel sin ningún motivo, por eso justamente es que lo tengo ahora en casa cuidándome las plantas, no lo hubiera traído de ser un verdadero presidiario... Pero con Macario no hay problema; yo puedo salir dejándolo solo a él en casa con mis hijos y con la caja de seguridad abierta... Macario no me va a tocar ningún centavo. Es una garantía y una lástima que lo dejaron en ese estado...

     ...Típico procedimiento de campana: cuando el culpable de un delito, se hace humo, apresan a un pariente para presionar al culpable verdadero, porque de lo contrario procesan al inocente por el crimen del otro. Chantaje criollo... Y eso puede resultar a veces, pero a veces también resulta que los dos siguen adentro, culpable e inocente... No, no es mala fe como cacarean tanto. Lo que ocurre no más que nuestra justicia es lenta y eso porque tenemos pocos medios; donde tenemos por ejemplo un magistrado deberíamos tener cinco, pero no los tenemos por falta de plata para pagar los sueldos... Entonces un caso que debería durar meses dura años, y la tardanza se le hace a usted especialmente pesada cuando está en la cárcel esperando a que el juez escriba la absolución que no puede escribir por falta de tiempo. No por mala voluntad como andan diciendo algunos...

     Bueno, en el caso de Macario la cosa era todavía más grave, porque el hermano quiso venir a presentarse a las autoridades del pueblo (él se había fugado después de haber cortado a un mozo con influencias), sin embargo, le hicieron decir al prófugo que se quedara donde estaba (del otro lado de la frontera), porque de lo contrario lo amasijaban... Es que el comisario se tomó la cosa a pecho; pensaba balearlo no más diciendo después que había tratado de escapar -la ley de fugas...- Además, Macario estaba ya en manos de la justicia y no ganaba nada con que apresaran también al hermano -si lo apresaban y nada más. Se le había iniciado proceso y el proceso tenía que ser muy lento como todos los que quedan a cargo del Defensor de Pobres. Una excelente persona, por lo demás, pero que tiene pilas de expedientes sobre el escritorio y no puede trabajar con más de dos ojos y dos manos...

     Allí fue que conocí a Macario, quiero decir cuando él ya llevaba varios meses adentro, por suerte para él.

     Aunque soy civilista (nunca me gustaron los tejemanejes de la jurisdicción penal), decidí hacerme cargo... quiero decir ayudarlo y sin cobrar ni un peso, a pesar de todo lo que anduvieron diciendo por ahí. Nunca me gustó lo penal, como le dije, pero el caso de Macario era fácil; de lo contrario no lo hubiera... bueno, no digo tomado, porque no podía... indicado lo que tenía que hacer. No sé qué hubiera hecho el pobre tipo sin mi intervención porque él, pobre campesino, no entendía nada, y el Defensor, con toda su buena voluntad, no tenía un minuto de tiempo para leer el expediente. ¿Usted cree que cuando yo llegué Macario ya tenía como un año en la cárcel pero no le habían tomado indagatoria?... Nuestra indiosincracia que le dicen; aquí todo se hace pero peor y más lento... y he conocido casos todavía peores...

     Desde un punto de vista legal, correspondía pedir la absolución inmediata de Macario... Pero una cosa así implicaría rechazar de plano el parte policial -que un juez normalmente no quiere hacer-. Y el comisario, por otra parte, tenía su orgullo; no le hubiera gustado que le suelten, así no más, a un preso que él envió a la cárcel como culpable de homicidio frustrado. Con evidencias falsas, naturalmente, porque la víctima era su sobrino... Pero aunque le hubieran concedido la absolución, eso hubiera llevado, de todos modos, mucho tiempo. Y tiempo era justamente lo que queríamos evitar; tiempo adentro.

     Entonces llegamos a una transacción.

     Hablé con el sobrino del comisario y el muchacho no era malo en el fondo así que entendió perfectamente que el culpable no volvía y que Macario ya tenía mucho tiempo adentro y que tendría más si no nos ayudaba. Entonces accedió a una reinspección médica (la primera fue arreglada), y el médico forense dictaminó que fue un tajo en la cara no más el que le dio el hermano de Macario y que nunca había habido peligro de muerte.

     Eso cambiaba las cosas.

     Con el nuevo dictamen pudimos pedir una recalificación del delito y nuestro pedido fue atendido: de homicidio frustrado pasamos a lesión corporal. Un delito menor, usted sabe, y eso permite pedir una excarcelación. Excarcelación provisoria, en el caso de Macario, pero en realidad definitiva.

     Porque todos sabían que el tipo era inocente y nadie pensaba mover el expediente.

     Como le dije, yo soy un civilista, pero haber intervenido así en un caso penal y con tanto éxito me dio una satisfacción moral. También me permitió matar un poco el tiempo, porque sin alguna actividad positiva creo que me hubiera desesperado en esos meses terribles.


 

     Ahora que ya pasó el mal momento, creo que tengo una aventura para contársela a mis nietos (cuando los tenga), para conversar con los amigos como usted y divertirme un poco recordando ciertas situaciones que ya puedo tomarlas con buen humor. Pero le aseguro que en el momento fue bravo. Imagínese usted un hombre de mi categoría, con una carrera y una conducta impecables, arrestado de esa manera. Imagínese mi situación en el momento que yo estaba en mi oficina del Banco de Logroño, hablando con un cliente, cuando de golpe llegan tres policías y me ponen las esposas y me meten en la camioneta celular sin más explicaciones.

     Después fueron los meses del encierro; mi mujer muerta de angustia llevándome la vianda a la cárcel; los niños preguntándole por mí a cada momento y oyendo de sus compañeros: «tu papá está preso por ladrón». ¿Usted se da cuenta todo el daño moral que nos han hecho, a mí y a mi familia?

     Pero lo peor de estar preso no es ni la vergüenza ni el encierro; es la incertidumbre de no saber por cuánto tiempo. Y en un momento mi caso se puso muy feo; fue justamente cuando algunos vivos, aprovechándose de que yo ya estaba adentro, quisieron cargarme con toda la culpa de la evasión de divisas. Y eso hubiera sido cerca de 300 años de cárcel, porque los millones fueron muchos.

     Absurdo, por supuesto, pero toda la situación fue absurda. Para comenzar que me apresaron a mí, que era solamente el asesor jurídico, mientras que el gerente del Banco de Logroño se paseaba por Río... No, yo no quiero decirle que también lo apresen a él, no se gana nada con apresar a otro inocente, pero si se va a proceder estrictamente, el gerente es siempre el responsable de lo que pasa en un banco... Aunque no tenga la culpa, así mismo; la ley dice eso. Aunque en este caso el pobre señor no tenía nada que ver en el negociado; él firmó unos papeles que le pusieron a la firma unos subordinados; los firmó porque parecían perfectamente limpios; fue una obra maestra de la matufia.

     Yo sospechaba algo, desde luego.

     Pero como asesor jurídico no tenía por qué meter las narices en otras secciones del banco y, además, no tenía pruebas. Después me llevaron preso, y allí sí que se confirmaron mis sospechas. Pero entendí también que un triste empleado bancario no puede hacer volar tantos millones de dólares sin la complicidad de personas muy influyentes, y a esas personas influyentes no pensaban tocarlas aunque las denunciara yo, y si las denunciaba yo podía tenerme consecuencias desagradables... Después no ganaba nada si una investigación posterior descubría que no fue accidente sino que en realidad me empujaron contra la sierra eléctrica de la carpintería del penal. Yo tengo mujer e hijos; si todavía los tengo es porque ciertas personas comprendieron que yo pensaba ser discreto. Que aunque no había tocado un dólar en todo el negociado y me acusaban injustamente, pensaba callarme y dejar que los tribunales probaran mi inocencia.

     En el fondo fue mejor así -dejando de lado el mal rato que pasé-. Porque con la sentencia absolutoria mi reputación ha vuelto a quedar inmaculada. Nadie puede echarme nada en cara y hasta parece que en el Banco ahora me piensan ascender.

     También hay otra cosa: para bien y para mal, la cosa se manejó con un criterio político. Para mal porque la oposición armó demasiado escándalo; estaban aprovechando la ocasión de desprestigiar al gobierno diciendo que todos estaban comprometidos en la evasión de divisas. Y el gobierno también, en el primer momento, consideró que tantos millones de dólares ya era una desestabilización de su propia economía; así que emprendió su investigación dispuesto a hacer rodar cabezas. Pero, por suerte, el gobierno terminó dándose cuenta de que tampoco podía hacerle el juego a la oposición; la oposición exageraba el monto del negociado y, para un país como el nuestro, un negociado de mil millones de dólares nos quemaba con los organismos internacionales. Y entonces tuvo que actuar políticamente, eso fue lo bueno. Digo porque los verdaderos culpables actuaron con tanta astucia que los indicios recaían sobre personas inocentes -como yo-. Y si querían aplicar la ley estrictamente yo y muchos más terminábamos con cadena perpetua... Así fue que recibió un tirón de orejas ese muchachito Stagni, un juez joven que quería hacerse famoso ajustándome las clavijas con su dura lex sed lex.

     ¿Por qué trataron de matarme?

     Nunca se supo bien.

     Mi situación era muy difícil allá en la cárcel porque trataba de mantenerme en el medio... Los presos no me querían porque la guardia me daba un trato especial... Aunque siempre se hacen excepciones... Imagínese usted el caso de un hombre que atropella a un borracho con su auto y lo mata; la culpa es del borracho que se le puso en el camino, pero el borracho murió y el conductor debe ir a la cárcel mientras se aclaran las cosas. ¿Le parece justo tratarlo como a un criminal común? Claro que no. Metiéndolo con los reos comunes lo único que se gana es que lo maten o lo violen al poco tiempo. Así que lo tienen separado del resto, se comprende. Porque la cárcel es normalmente una experiencia de de- y no de regeneración.

     Y bueno, a mí también me tenían separado de los presos comunes... Justamente lo que aprovecharon ciertas personas para decir que el proceso era una farsa y que me metieron preso para salvar las apariencias no más... pero con usted que es mi amigo y me conoce no necesito explicarme...

     Pero también otro problema, y es justamente por eso que no me querían los presos. Usted sabe que los presos son gente muy pobre, y en muchos casos gente como Macario, que los apresan sin tener nada que ver pero que pasan años encerrados... Usted comprende, esa gente no se siente contenta cuando ven a uno que tiene la ropa limpia y los zapatos lustrados y que le traen la comida de casa (porque la de adentro es incomible)... Uno como yo quiero decir... Especialmente cuando no me obligaban a ir a los talleres ni a levantarme temprano como los otros, pero no por privilegios sino por seguridad. Porque corrieron versiones de que querían liquidarme, y entonces en la cárcel se aseguraron de que estuviese protegido. No, ninguna cuestión política. Es que allá tienen gente que debería estar en el manicomio, no en la cárcel, Y si la cara de alguien no les gusta, son capaces de liquidarlo no más por eso. Crimen neurótico. Pero si el finado era yo, ¡vaya a convencer a nadie de que fue neurótico y no político!

     Así que me cuidaban como a ninguno.

     Y eso me hacía antipático a los demás, y de no ser por la protección de Macario y otros muchachos que ayudé con mis conocimientos del derecho...

     Bueno, hubo un incidente desagradable.

     Resulta que había un guardia de apellido Gómez, un tipo correcto pero demasiado estricto; siempre persiguiendo a los presos con su libretita negra; siempre anotándolos para los castigos por cualquier falta. Los presos le tenían mucha rabia, y un día escucho por casualidad que se proponían matarlo. Entonces le paso el dato y comienza la investigación y resulta que sí, que querían matarlo en serio. Claro, los culpables fueron castigados y los castigos son duros en la cárcel... hasta dijeron que a uno de ellos lo dejaron semi inválido por los golpes; no sé.

     Ya todo parecía terminado cuando, un día que estaba yo bajo la ducha lavándome la cabeza, recibo un empujón brutal y para colmo patino varios metros sobre el jabón que un infeliz había dejado en el piso... cuando me recuperé vi que Macario se tomaba a trompadas con un tipo y comprendí después que el propio Macario me había empujado para salvarme de la puñalada del tipo -aprovechando que tenía la cara cubierta de shampoo.

     Nunca se supo por qué.

     El atacante era un morocho suburbano de apellido Granada, un tipo que se las daba de profesor de inglés y que entró por puto. Con él había tenido un encontronazo -por su problema- pero después pareció todo olvidado cuando trató de matarme.

     Yo supongo que Gómez fue discreto, porque si los presos sabían que denuncié a los culpables no me salvaba nadie... ni el mismo Macario me hubiera defendido... Pero parece también que, sin saberlo, algunos sospechaban de mí. Un grupo reducido, probablemente; de los interrogatorios no sacamos nada en limpio; cada vez que le pegaban, Granada les cantaba una versión distinta -algunas veces «cuestión personal»; otras, «complot».

     De todos modos, no tuvieron tiempo de seguir la investigación porque se vino el gran escándalo.


 

     Del motín vi bastante poco; mejor dicho nada, porque ese día yo no estaba en la cárcel... quiero decir me habían llevado a declarar esa mañana como a las ocho y cuando volví del tribunal la cárcel estaba toda acordonada y no permitían ni entrar ni salir a nadie y entonces me dejaron pasar unos días en casa bajo palabra -mi caso estaba para resolverse, no hubiera sido tan tonto para convertirme en prófugo de la justicia en esas condiciones...

     Cuando volví, ya se habían calmado los ánimos; mejor dicho, los habían calmado. La brigada antimotines había ocupado el penal y la guardia interrogaba a todo el mundo buscando a los cabecillas del motín. En una situación así, lo más prudente era no meterse en líos haciendo preguntas tontas... así que no traté de averiguar nada porque no me convenía y no puedo contestarle. Todos esos días los pasé jugando al ajedrez... bueno, como le dije, a mí no me tenían con los presos comunes, por eso era... Y no puedo quejarme porque los interrogatorios eran bravos y no se perdonaba a nadie; a veces pienso que me salvó el hecho de no estar en la cárcel en el momento en que comenzó el motín... Los fajaban en serio, mi amigo, pero con gente así no valen los argumentos, y el único idioma que entienden son los palos... No, eso sí que no. Les dan algunos palos cuando se los buscan, pero nada más que eso. No crea usted en las exageraciones, porque los castigos tampoco son tan inhumanos...

     Por otro lado, mi estimado amigo, lo que hicieron esos nenes no era poca cosa...

     Cuando volví a la cárcel después del motín ya había pasado lo peor, pero el local todavía parecía, mejor dicho estaba patas para arriba. No quedaban puertas ni ventanas en sus goznes; ni utensilios de cocina (los había usado para fabricar armas); ni herramientas del taller (idéntica razón); ni muebles, ni colchones, ni frazadas, ni sábanas (los habían quemado todos). Al final se perjudicaron ellos mismos, los propios presos, porque tuvieron que dormir después en el suelo y en pleno invierno y trabajar el doble para reparar los daños.

     Las causas del motín no las conozco porque, como le dije, yo no estaba con los presos comunes ni quería meterme en sus problemas... Sí eso es cierto: el local ya estaba quedando bastante chico para la gente que había adentro. Y también que las frazadas, la ropa y las provisiones en general eran para una población penal (como dicen) más reducida -el cocinero tenía que hacer maravillas para partir una ración de carne en dos, o quizás en cuatro, porque parte de lo que llegaba al penal nunca llegaba a la cocina, quedaba en la guardia. A eso agréguele que los procesos son lentos, y un tipo que no tiene plata debe chuparse años de encierro, por más inocente que sea... Pero todas estas son... digamos imperfecciones de nuestro país; nos falta plata, nos falta organización... Sin embargo, me consta que las autoridades del presidio hacían todo lo posible para mejorar la cosa. Aunque el presupuesto era miserable y en esos casos no se puede hacer milagros...

     Bueno, esa carta la leímos todos... Completamente ilegal, porque un preso no tiene ningún derecho de hacer declaraciones públicas. Ni mucho menos, de asociarse dentro de la cárcel para hacer una declaración y enviarla a los diarios... Creo que tiene razón, esa fue la causa del motín. Porque las autoridades no podían permitir que los presos tuvieran su sindicato para exigir (como decía la carta) reformas; un preso pierde todos sus derechos civiles mientras está procesado. Y si eran flojos esa vez, allí se les subían a la cabeza. Entonces fue que castigaron a los firmantes de la nota, y eso coincidió con el complot para matar al guardia Gómez... Según los presos, a uno de los culpables lo castigaron tanto que quedó paralítico. Eso francamente no lo creo. Pero el problema no es ese, el problema fue que al tipo lo tuvieron un tiempo en la enfermería, y mientras tanto circuló el rumor de que estaba muerto o inválido, y allí se soliviantaron los ánimos. El martes siete, como usted sabe, la cárcel amaneció ocupada. Se habían encerrado en los pabellones por la noche, habían levantado unas barricadas y defensas formidables, también se armaron -vaya a saber cómo-, pero tenían armas.

     Eso fue lo que decidió a la policía a tirar; pero, desde luego, fue más para intimidación, porque de lo contrario podían barrer a todos con sus automáticas... Claro que tenían ametralladoras, sólo que no las usaron, no crea usted las exageraciones de la prensa -si tiraban a matar, no quedaba un solo preso con vida.

     ...Y allí queríamos llegar, justamente. Porque fue en la refriega esa que se hirió Macario; una bala que le cayó totalmente de arriba, porque el pobre hombre ya sabía que tenía que salir en libertad en poco tiempo y no tenía ganas de meterse en líos... pero el bochinche arrastró a todos, y cuando se dio cuenta, Macario estaba dentro del pabellón y atrincherado (no por decisión propia); la cana estaba del otro lado metiendo gases y balas para que salgan.

     Claro que tuvieron que salir.


 

     El penal organiza toda una ceremonia cada vez que llega una orden de libertad: el liberando se quita el traje a rayas y es admitido (de padre a hijo) al despacho del director del penal, donde hasta pueden ofrecerle un café como acompañamiento del discurso de despedida: Usted ya pagó su deuda con la sociedad/ el propósito no fue castigarlo sino rehabilitarlo/ convertirlo en un hombre útil para la sociedad y para sus semejantes/ cuente con nosotros para cualquier cosa...

     El director estaba perfectamente al tanto de mi caso o sea, sabía mi inocencia, así que se ahorró ese discurso conmigo. A quien le dio el discurso fue a Macario, que justamente entró conmigo al despacho para la despedida, porque nuestras órdenes de libertad llegaron juntas. La única diferencia es que a mí me absolvieron mientras que a él lo soltaron con excarcelación provisoria, así que, teóricamente, pueden volver a meterlo preso.

     Parece un chiste, pero a él eso no le molestaría tanto...

     Sí, porque cuando salimos de la cárcel, Macario estaba en condiciones todavía peores; mucho peor de lo que usted está viendo ahora. Y, con bastante razón, le dijo al director que no tenía adónde ir y que, mientras tanto, lo tuvieran todavía en la cárcel... En realidad, le estaba pidiendo una indemnización. Pero, ¿quién le puede dar la indemnización? Legalmente, Macario es culpable de haber participado en un motín, y si se hirió en el motín, la culpa es de él... Está bien, yo sé muy bien que Macario no cometió ningún delito ni tuvo ninguna intención de participar en ese motín pero, ¿cómo se prueba eso? ¿Qué tribunal le va a reconocer que entró a la cárcel sano (y al pedo) y que salió inválido? Y si algún juez le concede esa indemnización por la herida que le hicieron en la cárcel, se la concede después de un largo trámite que lleva mucho tiempo y mucha plata... Sí, claro que ya me pidió que yo lleve su caso ante los tribunales, pero yo me salí del paso diciéndole que no puedo porque también estuve preso... un bolazo para salirme del paso... tengo que esquivarme, mi amigo, porque no puedo demandar a las autoridades de la cárcel que a mí me trataron tan bien, y además porque no quiero perder mi tiempo en una causa perdida... Perdida porque demasiado se habló de la brutalidad policial, y si un tribunal le da la razón a Macario, admite que hubo brutalidad policial en la represión del motín; no creo que ningún juez se atreva a hacerlo...

     Bueno, le estaba diciendo que Macario pidió para seguir preso...

     El director, por su parte, también tenía razón. Porque si llegó la orden de libertad tenían que largarlo; de lo contrario lo tendrían de pensionista y no de preso... pero si hacían la excepción con él tendrían que hacerla con cualquier vago que necesite casa y comida gratis. Así que le dijo que se fuera... Pero el otro no entendía razones... Se puso muy violento y comenzó a gritar, y esa fue una escena muy desagradable. Por suerte llegó mi mujer con el auto para buscarme a mí, y entonces lo subimos también al pobre Macario, que lo habían puesto en libertad a patadas.

     Decidimos traerlo a nuestra casa.

     Eso fue hace tres meses, y desde entonces el pobre tipo trabaja de jardinero como puede y así se gana su comida. Mi mujer dice que necesitamos un hombre más sano, pero la verdad es que Macario es muy guapo; es increíble las cosas que hace a pesar de su talón enfermo... trabaja como cualquier otro. En el fondo, ocurre que a mi mujer no le gusta tener un inválido en la casa, arrastrándose por todas partes como se arrastra él...

     Mire, de eso yo no entiendo muy bien, pero, según me explicó el médico, la bala le cortó el tendón de Aquiles, y desde entonces ya no puede más tenerse en pie.



ERROR DE RUTINA

 

     -¡ANIMAL!

     El comisario ruge y el oficial de guardia lamenta ahora haberme maltratado como me maltrató, ahora que descubre que ni tenía razones ni mi familia se lo perdonará.

     Y eso que al llegar parecía tan tranquila la gendarmería, con su pinta de pensión o quilombo de barrio, con esa dejadez típica de los edificios públicos: el patio de baldosas desteñidas, las ropas tendidas a secar en cualquier parte, la radio escandalosa. El hombre me miró mal sólo porque le traía trabajo y él quería seguir charlando con la mujer de rojo -de las que venden papel sellado cuando no duermen con vigilantes.

     La bañadera vieja desentonaba en ese patio donde ya faltaba el espacio. Vieja de las que se ven solamente en las casas muy viejas, con su metal enlozado y sus patas con pretensiones de orfebrería. Para tomar baños con sales como en las películas queda ridícula pero, por supuesto, tampoco será para ahogar a nadie.

La escalera caracol de hierro corroído oscilando, golpeando y despertando a todo el mundo y a estas horas y cuando quería pasar desapercibido y casi por reflejo pisaba despacito. Con los tobillos doloridos por resistir el arresto que hubiera evitado tranquilamente (quizás) con la colma adecuada. Pero no atiné a tiempo y los gritos del poli atrajeron a todos los guardias del Zoo que se me echaron encima como perros rabiosos. Por un motivo nimio y después de haber estacionado y quebrantado acrobáticamente (Citroën 2CV) la moral pública en los lugares públicos tienen que agarrarme justamente ahora, casado y con una imagen profesional que proteger. Y nada te la estropea tanto como que te sorprendan en un parque por la noche y en medio de una aventura de adolescentes. Que en circunstancias normales es una aventura de adolescentes y nada más; una buena puteada por hacer esas cosas y después te largan. Pero ahora andan como enloquecidos con la operación rastrillo y están dispuestos a encerrarte por tirar un papelito en el suelo.

     Después el cliqueteo de la llave...

     Cuando ya murieron las vibraciones de la escalera y la crispación de las caras perrunas porque ven que terminaron el trabajo, eso es que agarraron uno que ya no puede escaparse. Cierran la puerta chirriante como en una cinta de miedo sobre un espacio caliente de encierro mientras la noche fuera de la celda ya comienza a enfriarse con el viento de la madrugada.

     ...Mosquitos hambreados y pensamientos zumbando en la oscuridad tangible como la mugre del catre de mi celda. Rezo que solamente cucarachas al sacudirme el cosquilleo ascendente por las piernas. De todo puede haber: arañas, escorpiones... Presentes, acechantes como las presencias anteriores todavía vivientes o sea olientes porque por lo visto es cierto entonces que los tienen meses adentro y la latita para sus necesidades todavía se huele y que traten a los criminales está bien pero si son policías tienen que saber con quién averiguar por lo menos si soy asmático porque con eso no resucitan a su brigadier ni mucho menos agarran al culpable que mientras tanto debe de andar paseándose tranquilamente si ya no está en Cuba pero ellos se desquitan apresando cuanto bicho camina pierden su tiempo si es que no quieren plata porque con un encierro así pago lo que quieran no solamente la multita que es una insignificancia porque en cualquier momento crisis de los pulmones pero tampoco exagerar porque me jodo por supuesto pero ellos también si después tienen que dar explicaciones por haberse excedido y un cadáver más al santo pedo.

     La puerta abierta cuando ya estaba asfixiando y una figura turbia me conduce por un pasillo abierto sobre un aire más limpio. Quizás refunfuñando porque le sostuve la mirada pero no se trata de demostrarles miedo porque mucho peor y entienden cuando le levantas la voz porque entonces alguien importante y eso entienden de sobra si para eso están como los perros de presa.

     En especial cuando podés decírselo al inspector Cantore sin ocultarle nada (cosa de mujeres) y entonces él: Pero mi amigo cómo se le ocurrió una chiquilinada así un hombre como usted no ve cómo se arriesga por una tontería. Después pensar en el regalo, porque no es sólo soltarme sino también por borrar los antecedentes porque no te perdonan fácilmente que seas joven y andes pisando fuerte tantos envidiosos cuanto más arriba más tentación de darte una patada de reírse de vos todo un abogado y transgrediendo la ley y encima como un tonto así que el expediente tiene que desaparecer y si cuesta que ayude el suegro porque la idea fue de ella que de novios en el parque solamente y ahora siguió con la afición y terminé en la cárcel por su culpa y que se mueva que despierte al viejo para que me saque pronto porque un encierro así no aguanto ni una hora aunque van a soltarme en cualquier caso pero no tengo mis gotas.

     El tipo me conduce a una oficina normal.

     Normal por las historias que se cuentan vos te imaginás la policía-cámara-de-horrores con los encapuchados revolviendo los hierros en las brasas y la picana y la pileta para meterte adentro sin decirte hola por puro procedimiento hasta que cuentes todo y si no hay nada peor porque te garrotean más. Pero la foto de la familia te impresiona bien y también el San Judas y debe ser no más que los están civilizando. Y también las películas de Sérpico; comienzan a entender que deben ser más gente y que pegando no más no ganan nada por eso hasta cambiaron de atuendo y la camisa de colores y el cabello más largo y tratan de seguir la universidad.

     El ordenanza que no me dio pelota cuando entré en la oficina se cuadra ahora porque viene llegando el oficial de guardia que se lo escuchaba hablando por teléfono desde la otra pieza. Lástima que no sea Cantore. Con él podía hablar tranquilamente. Plantearle la cosa como machos. Pero tampoco tenés que asustarte tanto: la oficina decente muy limpia con fotos de la familia y santos y su paisaje en la pared no puede ser un ogro el oficial este.

     Debe de estar no más cansado de tantos interrogatorios de los últimos días. No le quiero decir no sirven para nada porque los terroristas han de estar en Cuba ya. Pero él de todos modos tiene que seguir con la rutina buscando terroristas que no aparecen interrogando todo bicho que camina y se lo ve cansado. Casi le digo controle un poco a sus conscritos: animales que si los dejan sueltos pegan a todo el mundo por pura diversión. Como me pegaron en el Zoo. Yo les dije, digo quise decirles, quién era yo y no me dieron tiempo: me arrastraron y me trajeron en andas todo sucio de sangre que a lo mejor creyeron sangre de cristiano.

     -¿Por qué utilizaron lomito?

     El tipo muy correcto. No me levanta la voz pero utilizaron al propósito (maña de policía), como para que muerda yo el anzuelo soltándole un nosotros sin darme cuenta y allí no más las preguntas de quiénes más y etcétera. Por eso le contesto que solo; que había sobrado carne de un asado en mi casa y entonces para qué desperdiciarla, tirarla al basurero en vez de alimentar a esos pobres osos que se mueren de hambre...

     -Doctor, ¿usted no sabe acaso que está prohibido dar de comer a los animales del Zoo?

     Otra picardía. Lo de doctor, así tan amable, es con intención... Porque si soy abogado, naturalmente, tengo que conocer las leyes y reglamentos, y por supuesto, sé perfectamente bien que está prohibido, y si no lo sé, tengo que ofrecer una explicación creíble. Y si no es creíble, allí el tipo me tiene agarrado. O va camino a eso.

     Pero tiene razón, así que me escapo con una larga conferencia que las leyes deben ser interpretadas y que la prohibición, desde luego, fue porque algunos malvados aprovecharon la ocasión de darles de comer a esos pobres bichos hambreados por el presupuesto exiguo del Zoo para cometer actos incalificables, como por ejemplo darles comida con vidrio molido a los elefantes o chocolate laxante a los monos; porque por yo no sé qué razones nuestro pueblo todavía demasiado insensible, cruel con los animales, nos falta todavía muchísimo para comprender...

     -¿Y entonces por qué usted hizo lo mismo?

     Aquí me agarró.

     Amable todavía el oficial de guardia. Amable como yo soy amable cuando lo tengo bien agarrado a un reo y entonces dejo que la pregunta obre sola, sin agregarle extras (i.e., insultos) que puedan desviar la cuestión.

     ¡Maldita puta de Teresita!

     Ella insistió que fuera un kilo (con lo caro que sale) y yo sabía bien que bastaba con menos; con una dosis menor los osos seguían tirando hasta mañana y ahora yo podía decirle al oficial, confesarle que una cana al aire al aire libre, una infracción por supuesto pero: comprenda que no puedo decirle con quién y a usted tampoco le conviene averiguarlo porque la mujer muy importante (ni se le ocurra investigarla). Entonces no más tenía que soltarme pero ahora tienen la evidencia para tenerme adentro un tiempo más y todo por la ocurrencia de mi esposa.

     Ahora se pone más duro.

     -¿Por qué hizo eso?

     La solución el milagro: que llegue Teresita de golpe que se materialice brotando de las paredes o del piso. Que se siente no más frente al escritorio y hable con el oficial media hora. Con dos dedos de frente puede darse cuenta de que a una mujer así no se le dice que no. Especialmente cuando es tu esposa y descubre que le ponés los cuernos y entonces tenés que purgar tu culpa haciendo lo que ella quiere y lo que ella quiere es medio ecologista: meterte por la noche en el Zoológico (burlando la guardia con ganas de tirar) reptar hasta la jaula de los osos para darles el lomito preparado por ella con estricnina y callarte la boca cuando te pescan con las manos en la masa. Aguantar como un hombre la histeria de tu mujer porque o si no ¡qué maricón acusando a su propia esposa! y el suegro al fin y al cabo puede sacarme con un telefonazo, pero si le comprometo a su palomita deja que me pudra adentro así que lo mejor ser un poco machito y aguantar el interrogatorio con evasivas esperando que Teresita se apure porque o si no me fajan. Porque me van a fajar en serio ya veo que los están llevando al interrogatorio y en el patio la situación no es agradable y con la histeria del atentado no piensan hacer ninguna excepción seas quien seas -aunque afiliado al Partido Nacional y tu abuelo fundador y tu suegro socio del presidente.

     -¿A quién trataban de matar?

     Le explico que no pretendía matar...

     -¿Para qué la estricnina?

     -Para los pobres osos del Zoo matarlos decentemente porque de todos modos tenían que morir, pero el director del Zoo pretendía dejarlos en su jaula eternamente para ahorrarse el gasto de comprarse otros una muerte piadosa. (Idea de Teresita por supuesto ella tan caritativa con los animales y las plantas que no podía ver sufrir a los pobres animalitos del Zoo, los animalotes que tenían la enfermedad incurable y de puro buena sacrificó a su marido que ahora tiene ganas de bajarse la estricnina para morir tan dulcemente como los osos que él envenenó por instigación conyugal.)

     No entiendo bien si el oficial quiere sacarme plata o de mentira verdad o la lógica policial siempre la misma: imaginarse lo peor. Y entonces si me encuentran en el Zoo frente a una jaula dándoles carne envenenada resulta claro: Nadie gasta lomito (carne de primera) en unos animales ni se expone a un balazo entrando por la noche con guardia reforzada porque al día siguiente tienen un asado y no para los osos sino cristianos y no cualesquiera sino autoridades y es justamente en el mismísimo Zoo y la carne (también lomito) la tienen estacionándose por la noche y entonces con estricnina resulta fácil mezclar las raciones y envenenar políticos y cuando me apresan largo el cuento de un acto humanitario con los osos y todas esas cosas que jamás se han visto...

     Debió de verlo así porque no quiso razones y me tuvo toda la noche interrogándome con los pulmones llenos de agua y mierda en la pileta y los golpes a mí que no soy político sino asmático y que no tengo un cuero de elefante como un hombre del Chacho que estaba también y allí llegó la madrugada con el comisario a gritos para detener el interrogatorio porque Teresita al fin (¡hija de puta!) hizo lo que debía, despertar al suegro para que llamara al comisario y el comisario ahora en la gendarmería pero demasiado tarde.

     -¡ANIMAL!

     Yo puedo ver ahora que se le achica el alma al oficial de guardia mientras se aquieta en la bañadera sucia el agua que ya están desechando y los presos se visten porque les alcanza la tregua. Volverán a sus celdas sabiendo que esta noche resonará de nuevo la escalera de hierro despertándolos y volverán entonces al patio al mismo patio de la gendarmería donde nunca estaré para hundirse de nuevo en la bañadera vieja de metal enlozado (donde me ahogaron) asidos de las manos y tobillos y cabellos por los hombres que les golpearán en el estómago para que les entre el agua y el agua que les llena los pulmones se les hará más turbia. Oscura como el oscurecimiento momentáneo que confundirán con el de la muerte pero despertarán de nuevo y asombrados y echados como sacos sobre las losas del patio y el médico los revisa (profesionalmente) dirá que recuperados para el interrogatorio de quién y cómo y cuándo y para qué sin que les valga mucho decirles la verdad que puede no gustar y entonces recomienzan con las mismas preguntas. Pero con todo se alegran todos, les alcanza la tregua y volverán a sus celdas por ahora a reposar (quizás) en esa calma chicha que se empolla en la gendarmería con pinta de pensión o de kilombo tranquilo.

     -¡ANIMAL!

     Le había dicho bien al oficial de guardia que con mi familia no hay peros pero no quiso oírme y ahora demasiado tarde para decirles que cumplía órdenes o que se equivocó. Eso es lo que cambia todo, y ahora soy el fuerte yo.

     Fuerte aunque me vean de bruces sobre el piso roñoso de la gendarmería. Inmóvil bajo el sol de la mañana inútil. Fuerte porque no pueden arrebatarme nada. Nada me destruye ni siquiera conmueve ni siquiera la voz de tiple vacilante del oficial de guardia que pretende explicar como un error mi muerte.



HACERSE HOMBRE

 

     La idea pudo haber sido buena pero la vecina tuvo la ocurrencia de subir a su terraza a esas horas y ella (mujer al fin) no pudo resistir la tentación de llamar a la vecina (para hacerla partícipe del espectáculo) quien a su vez creyó necesario comentar el caso con una tercera vecina y así corrió la voz de boca en boca y todos los vecinos (más parientes y amigos) del Centro de Conscripción Militar estaban cinco minutos después en los tejados y balcones mientras el capitán a cargo se indignaba arrepintiéndose de su idea (en principio buena) de tener a los potenciales soldados (centenares) en fila y desnudos en el patio de la dependencia castrense para aligerar los trámites de la inspección médica porque demasiado tiempo perdían los muchachos vistiendo y desvistiéndose cuando les llegaba el turno sin imaginar (no era adivino mi capitán) que a las cinco de la mañana una vecina curiosa alarmaría al barrio que miraría desde arriba cómo los reclutas de abajo daban el espectáculo increíble intercambiando dimes y diretes con su público y sin faltar el inmoral con una erección (contraria a los reglamentos) e insensible a las órdenes de mando y que cedió finalmente bajo el imperio de un golpe aclamado por los espectadores.

     La inspección siguió de todos modos con la velocidad de siempre (los tres médicos no tenían motivos particulares para extasiarse en la contemplación de los cuerpos que les pasaban por delante) pero acelerada esta vez por la necesidad perentoria de aligerar el trámite porque cada minuto más que se alargaba eran varias obscenidades más y contrarias a la disciplina y si así comenzaban cómo iban entonces a formarse estos muchachos los futuros soldados (o sea los declarados aptos para el servicio militar) por el Servicio Militar Obligatorio y en especial ese año que la juventud se descarriaba quemando coches y algunos hasta yendo a la guerrilla una indisciplina que estaba en todas partes y que tenía que enderezarse un poco.

     Y eso lo que le preocupaba a Alberto que no era un político (de oposición) y no entendía por qué también a él querían mandarle a su servicio militar donde jugaban tanto a los soldados haciéndoles correr de balde y castigándolos de balde y no te salvaba nada tener amigos porque los amigos eran los peores una vez adentro del cuartel y a todos les jugaban cuando entraban y entonces después cuando era cabo tenía uno pues que hacer lo mismo a los reclutas y los reclutas al año siguiente le iban a hacer lo mismo a los otros y así seguía porque el Comando luego había dicho ténganlos corriendo para sacarles las mañas de civil (y eso estaba bien para los revoltosos pero Alberto no era).

     Pero su mamá pensaba luego que había que enderezarle porque Alberto tenía diecisiete pero en vez de andar como los otros jugando fútbol se encerraba en su pieza todo el día y cuando salía era para pelearse con las hermanas (tres) como una nena más en vez de protegerlas como el varón de la casa y una madre viuda luego sola no puede en este barrio de zafados para controlar a las nenas y que tampoco iba a seguir para siempre manteniendo la casa con su sueldito del Correo y la jubilación de su marido y en especial cuando sea vieja y necesite amparo.

     Por eso lo que se puso muy contenta cuando lo vio llegar a Alberto (él medio triste) de la inspección militar porque lo declararon apto para todo servicio como tenía que ser no más porque la pobre señora movió cielos y tierra para que lo declaren aunque tenía un poco de miopía pero que no era tanto al fin y al cabo y si después le molestaba mucho podían reinspeccionarle los médicos para sacarle del cuartel pero estaba segura ella luego de que podía ir como los otros y que mucho peor si lo declaraban inapto por una zoncera como esa entonces demasiado podía acomplejarse sentirse disminuido frente a sus compañeros.

     Después fue que cambió de idea la señora y volvió a ingeniarse para que no le manden a un cuartel o sea que lo manden al Ministerio de Guerra para un trabajo de oficina o sea copiar a máquina los partes militares de las operaciones que no eran gran cosa pero que por ser militares le preocupaban bastante porque justamente cuando lo aceptaron a Alberto cruzaron la frontera de Guatemala los guerrilleros para matar unos pobres soldados y aunque todos sabían que no tenían chance y la señora estaba con el gobierno no por eso no iban a morir más soldaditos antes de derrotarlos definitivamente y no es que quiera sustraerse al deber pero como madre tiene que pensar en su hijo (no es por nada que una prefiere que sea el hijo de otra) y para protegerle consiguió que le mandaran a la oficina en vez del frente.

     Claro que no está bien ser del gobierno y no colaborar y por eso parece como si Dios la castigó porque un día se reúne el Estado Mayor (en el Ministerio de Guerra) para discutir la guerrilla y viene cayendo del frente el general Cantero (comandante/contrainsurgencia) y con ese su tono de siempre les dice a los colegas que todos son arruinados que hablan no más mientras él pelea, y para demostrarles pone sobre la mesa una partida de orejas cortadas a los guerrilleros y después de vapulearlos a los colegas se pone a recorrer el Ministerio como si era su casa y allí no más le pega al pobre Alberto una puteada jefe.

     La verdad que la puteada es de puro psicólogo o sea conoce bien a los conscritos (si no aprenden a respetar de entrada ya no hay caso después) y siempre los asusta de entrada por principio pero también les trata bien cuando responden como ese pobre soldado (por ejemplo) que tenía su campito y un abogado le quería quitar con sus trampas de abogado y Cantero le dijo que deje de molestar y tuvo que irse con el rabo entre las piernas porque con el general no se juega y no le vas a engañar con Procedimientos Civiles y esas macanas.

     O sea que los soldados le responden aunque tiene sus cosas pero todos los jefes pues hacen eso y entonces qué le van a hacer los pobres soldados si tienen que obedecer aunque no les gusta hacer eso, pero cuando en el ejército es como estar en un brete y no podés salir ni echarte para atrás.

     Eso justamente lo que entendió muy bien Alberto que después entró en la Academia Militar con la recomendación de Cantero pero eso ya fue mucho después como te digo o sea cuando Cantero le llevó para su secretario porque en el PC de Cantero no había luego dactilógrafo bueno y los partes que mi general mandaba a la capital eran una vergüenza y entonces fue que vino al Ministerio de Guerra y eso que le retó demasiado grande al pobre Alberto, él se daba cuenta de que Alberto era un muchacho instruido.

     Cuando Cantero le llevó al frente con él casi se muere la mamá pero no era el frente sino el PC de Cantero que estaba lejos de las operaciones, o sea bien seguro y Alberto seguía haciendo allí siempre lo mismo, o sea copiar a máquina no más como en el Ministerio pero claro que ahora estaba pues más cerca de los guerrilleros y del monte donde había todas clases de bicho y hasta vinchuca y tigre pero Alberto no se iba al monte pero lo mismo no más su mamá se preocupaba ella que le hizo mandar a su hijo único al Ministerio porque allí no había tiros.

     Parece mentira pero se fue acostumbrando Alberto a la vida de campaña, él que era tan fifí y que al principio, o sea cuando llegó en el PC de Cantero, lloró por los mosquitos que había que le hacían llorar de tanto que picaban y la comida sí que no podía tragar porque tenía gorgojos y el agua le daba corredera y en la campaña luego la vida es así pero Alberto como te dije se fue acostumbrándose quién iba luego a creer.

     Parece que le gustaba por el respeto.

     Porque en el pueblo este que ya estaba controlado por Cantero con su ejército todos muy respetuosos pero en la capital donde estaba antes no quería salir a la calle luego Alberto porque los compañeros de colegio le dijieron que demasiado grande que le iban a pegar si le agarraban por ahí y eso es porque Alberto entraba en clase cuando los otros hacían huelga y él tampoco quería romper los vidrios ni quemar los tranvías ni pelearse con las fuerzas del orden porque respetaba y entonces se quedaba no más en su pieza encerrado escuchando la radio porque salir no le daba gusto y no tenía amigos porque decían todos por su barrio que era cuñai y sus hermanas también le decían cuñai, ellas que siempre peleaban siempre comenzaban pero después la mamá le echaba la culpa a él también y entonces ya no tenía otra cosa que encerrarse en su pieza.

     Entonces le gustaba más la milicia porque escribía bien a máquina y el general Cantero contento con él porque mi general parece muy zafado pero también es muy leído y le gusta demasiado la historia vos no sabés todo lo que él lee en su biblioteca y siempre se reúne con personalidades, o sea letrados, para hablar de historia y una vez que yo entré era Napoleón. Interesantísimo. Es que dice pues que de joven quería estudiar mi general Cantero pero no podía, era muy pobre y por eso que le ayuda ahora cuando ve un muchacho pobre y sacrificado.

     Por eso que le protege a Alberto.

     Pero después sí que se acostumbró del todo a la milicia cuando salió con los soldados por el monte (porque él mismo pidió) y cuando recorrían una picada tranquila el jeep que iba delante como que se paró en el aire por un momento y un momento después tenía que quitarse todo el polvo que le había echado encima y reponerse de un frenazo brusco y todavía no entendía lo que pasó, pero el general Cantero repartía guachazos a los soldados y dijo que la próxima vez les iba a repartir balazos y que el único militar ese Alberto que era nuevo pero quedó en su puesto como veterano mientras los veteranos corrían y corriendo no más podían pisar una mina y como si ya no era bastante la que les hizo volar el jeep de adelante.

     Entonces pensó que podía no más seguir la carrera militar porque tenía sus aptitudes y también que derecho (o sea lo que pensaba seguir) era difícil con tantos abogados ya recibidos y tantos candidatos para los tribunales y él que no tenía relaciones apenas si llegaba a secretario de un juzgado y eso ya era mucho pero tampoco le alcanzaba entonces el sueldo y tenía familia o sea su mamá y sus hermanas que también se preocupaba por ellas aunque ellas decían que no.

     Así que se asinceró con Cantero en la primera ocasión que tuvo y el general se puso muy contento de ver cómo se forma este muchacho que parecía tan flojo y por supuesto que le pensaba dar la recomendación que le estaba pidiendo Alberto porque en la Academia Militar no te aceptan así no más y para colmo Alberto que no tenía relaciones tenía unos parientes de la oposición que no era su culpa pero siempre te perjudica si querés ser cadete ahora que andan investigando si hasta tu abuelo cuando querés ingresar en la Academia y por tu abuelo te pueden rechazar pero igual no más Cantero le pensaba darle la recomendación para Alberto entrar y por supuesto que a mi general nadie le puede decir que no o sea esas macanas de que no tenemos plaza porque si no hay tiene que inventar porque con mi general no hay excusa cuando le quiere a sus soldados porque entonces él te apoya y de veras.

     Y esa vuelta que se asinceró con Cantero tuvo suerte Alberto porque su general estaba muy contento porque ya se terminaba la guerrilla porque ya les tenían agarrados a los últimos en una operación rastrillo que le dicen y rastrillo no más porque ya era casi un juego o sea que no podían resistirle al ejército los guerrilleros todos aplastados casi y entonces no participó Cantero en esa operación porque no hacía falta se quedó en su despacho y allí fue que le abordó Alberto para su recomendación.

     Tenía que ser secreto dice que pero cuando los atraparon enseguida supieron en el pueblo como si era radio la noticia y puede ser que algunos se pusieron contentos en el pueblo pero la mayoría no si ese luego un pueblo de opositores era y para nada les gustó cuando los vieron acercarse caminando esposados varios kilómetros sin agua ni nada y algunos para colmo con heridas como el comandante Varela que era el jefe maltratado y se veía bien pero todavía con carácter y a él lo iban a matar no más todos sabían pero miraba fuerte a todo el mundo como diciendo no me importa nada.

     Y así fue que le llevaron en la plaza que también suele ser parque de diversiones porque tiene luego calesita y todo y también sus hamacas con su horcón de hierro y eso le recordaba a Alberto la película cuando les ahorcaron frente a todo el pueblo a los cautivos y ese horcón de hierro que parecía horca de verdad.

     Mejor dicho que mi general Cantero ni pensaba ahorcarlos ni mucho menos (Alberto se imaginó no más de puros nervios que les colgaban) y media hora después todos seguían con sus pies sobre el suelo el pasto de la plaza de nuestro pueblo y allí todo el mundo entonces más tranquilo aunque bien que sabíamos que los solían tirar de los aviones cuando los tornaban presos y todas esas cosas que Cantero solía hacer con ellos así que tranquilizados un poco y nada más. Pero también algo es algo porque antes no esperaba ni un minuto el general Cantero para jugar con sus prisioneros y ahora tan tranquilo y no les hace nada por suerte está contento así parece y entonces todos con la curiosidad de saber qué hace en la plaza porque con la ley marcial las reuniones prohibidas o sea más de cuatro en los lugares públicos y ahora todo el pueblo ocupando la plaza pero Cantero no nos dice nada y entonces viene a ser igual como si nos llamó y queremos saber qué lo que pasa y todos muy nerviosos con angustias y también con esperanzas y en especial los parientes de los presos.

     A los soldados no más les ordenaron que montasen guardia a ellos les dijeron no más que monten guardia pero le conocían a su jefe y se ponían nerviosos porque no le querían jugar a los prisioneros pero si su general les ordenaba tenían que hacer ellos que también algunos eran del pueblo y tenían parientes y para el general después ningún problema pero para ellos sí porque después salían del servicio y si le encontraban por allí a cualquier pariente de un guerrillero muerto pobre de ellos y para el general ningún problema pero para los soldaditos sí porque podían no más después desquitarse con ellos y no le iban a escuchar si les decían que cumplían órdenes y querían no más ya irse del pueblo y entregar esos guerrilleros a la Guardia Nacional y en todo caso si la Guardia les quiere hacer algo ya es problema de ellos pero nosotros no y también que no nos guita nada hacer esas cosas delante de nuestros compueblanos pero tenemos que hacer porque o sino nos hacen a nosotros.

     Pero también puede ser que esta vez Cantero les perdone para dejar un buen recuerdo ahora que ya nos vamos ya del pueblo y que terminamos la guerra y por eso debe de ser que mi general contento está más bueno y el pueblo ya entendieron de una vez que con el ejército no se puede y no se han de volver ya más al monte para guerrillear porque en ese caso sí que volvemos para castigarles grande pero esta vez se acabó y yo no sé qué está esperando mi general Cantero para levantar el campamento porque demasiado ya el calor y no se aguanta y al fin y al cabo todos estamos de plantones al sol y no solamente los guerrilleros aunque ellos merecen por las cosas que nos hicieron y cada vez que nos levantábamos para salir de monteada nos preguntábamos si cuántos habían de volver por la tarde.

     Te fijaste que al principio no les importaba o sea al pueblo que les tengan a esos de plantones bajo el sol de la siesta o sea cuando pensaron que los mataban a todos y allí mismo pero después que ya pasó el peligro parece que se van poniendo más delicados y oís que cuchichean cómo protestan y dicen que ya los saquen ya del sol a los pobres algunos desangrándose y no hay derecho y para más perdiendo sangre y entonces de una vez que ya les lleven en la Guardia Nacional que tampoco les gusta pero al fin y al cabo en la Guardia si están con vida siempre hay esperanza y ya comienzan a decir que hay y que los pueden soltar en poco tiempo y entonces los parientes más contentos y el pueblo esperanzado aunque también la esperanza como dice el refrán lo último que se pierde.

     Pero de veras están contentos porque no les mataron enseguida por lo menos al resto porque a Varela sabe Dios lo que le piensa hacer y para colmo provocando en vez de pedir perdón el guerrillero ese dice que somos cobardes y a mi general no le gusta vaya a saber lo que le hace si continúa así, pero continúa no más parece que porque sigue gritando aunque ya ves muy bien cómo no puede más cómo está por caerse y se reclina al poste de la hamaca porque el cuerpo no le da y por eso ha de ser que se le viene el soldado con su balde de agua para refrescarle ha de ser porque se está desmayando ese Varela y entonces el soldado le tira ese baldazo para que no se caiga y pienso que mi general quiere tenerlo de plantón un rato largo y no quiere que se le caiga tan pronto.

     Eso pensaron algunos cuando le tiraron encima el balde.

     A Varela...

     Eso pensaron algunos porque también pensaron otros todavía le quedaba un poco el sentimiento de la projimidad al general Cantero que es tan malo. Por lo menos un poco para ofrecerle el agua al comandante Varela aunque seguramente le pensaba matar de todos modos...

     ...De golpe no más Varela se puso como un tigre retándole al soldado. No podían oír pero veían bien que le retaba. Y el soldado trataba de acercarse después de echarle el balde sobre el cuerpo pero vacilaba no más porque encadenado y todo el comandante Varela imponía respeto. A lo mejor su orgullo porque sabe que le van a matar y tiene su dignidad y ni una gota de agua luego ha de aceptarles. A lo mejor no entendió que le querían refrescarle tirándole ese baldazo no más pensó que un irrespeto una burla y se burlaban porque encadenado porque si estaba libre a él nadie le tocaba un pelo y le gritó a Cantero que si era hombre que venga él entonces en vez de mandarle un soldado que no sea cobarde y eso tampoco le gustó ni un poco al general porque él también sí que se creía buen gallo y entonces todos ya se estaban esperando lo peor en la plaza... Mientras tanto el soldado vacilaba pero al final se le acercó a Varela y solamente algunos vieron para qué...

     Y entonces vino el ruido de hierro golpeando contra hierro y pareció no más que se arrancaba el poste de hierro del horcón de la hamaca con una fuerza bárbara que ya nadie le creía de puro desangrado que estaba Varela pero tiraba en todas las direcciones por la desesperación el pobre y se corrió el murmullo entre la gente del pueblo y cada vez más fuerte y ya sin miedo al fin y la guardia caló las bayonetas porque les tiraban piedras y después fueron tiros. Se enojaron tanto porque al propósito les hacía Cantero. Para que aprendan -dice- y agradezcan entonces que solamente Varela porque si ellos no les ayudaban con informaciones y bastimentos durante tanto tiempo no aguantaban ni un poco en el monte los guerrilleros que me mataron soldados y entonces se merecen. Se enojaron pero no le importaba luego a Cantero porque tenía previsto y con la guardia reforzada nada pudieron hacer esos del pueblo y al final tuvieron que calmarse y fue mucho peor.

     Parece que le jugaron fue una piedra en medio del entrevero porque le cayó muy cerca o sea atrás mismo y entonces él se dio la vuelta el general Cantero y reparó en Alberto todo blanco y vio perfectamente lo que estaba pensando porque para algo es viejo y le conoce bien a sus soldados y le miró de arriba abajo a ese recluta que se quedó en su puesto y sin chistar aunque quedó más blanco todavía y renunció a pensar lo que estaba pensando.

     Porque desde luego que le cayó muy mal al pobre Alberto si hasta los veteranos se impresionaron tanto cuando le jugaron así al guerrillero Varela y entonces con mayor razón no más Alberto que nunca había visto luego esas cosas. Era la inexperiencia y también la sorpresa pues hasta ese momento luego hablaba Alberto con los demás soldados a la sombra todos ya querían volver enseguida en la capital y se preguntaban para qué tardaban tanto con esos guerrilleros en la plaza mientras la gente del pueblo continuaba llegando aunque no les podía gustar pero sabe Dios por qué se quedaban parados mirando sin decir ni mu los guerrilleros encadenados a la hamaca bajo el sol y todos como esperando algo pero Cantero esperando parecía contento pero quería no más que todos vean que les había ganado y creo que el único divertido debía de ser él porque estaba tramando su diablura pero todos los soldados se aburrían cuando de pronto el humo y al principio no podían creer menos Alberto, él pensaba que no veía bien. Pero de ver veía y demasiado porque la camisa ardía, primero la camisa, después el uniforme y todo el cuerpo y terminó en el suelo sin moverse como una mancha negra todo negro y tanto que no podían ya decir si todavía llevaba puesto su uniforme porque no distinguías y el zapatón de cuero todavía quemándose.

     Esa salvajada de su jefe le cayó como bomba y le vinieron ganas de gritarle viejo degenerado badulaque pero se calló no más porque le estaba mirando su general Cantero, o sea peligroso entonces a callarse a no decirle nada ni pedirle permiso para retirarse con un pretexto cualquiera porque podía enojarse y se decidió a esperar no más Alberto a que llegara en la capital y pedir reinspección por miopía y salir del cuartel porque si seguís adentro seguís viendo esas cosas y para colmo el viejo quiere comprometerte porque hace esas cosas con intención o sea para ver si te gustan si sos soldado dice el soldado no le teme a la sangre.

     Y conste que también los oficiales estaban un poco de acuerdo, aunque sea un poquito, con Alberto, si le dijeron bien al general Cantero que ponían «caído en acción» y lo tiraban al río lejos del pueblo en vez de hacer toda esta salvajada en plena plaza que no les gustaba a muchos, pero el viejo Cantero demasiado terco y decidió no más hacer en plena plaza, no le vas luego a convencer cuando tiene una idea en la cabeza y dice que para tranquilizarlos o sea porque mañana ya se van del pueblo y entonces queda mejor que les tengan miedo y yo te estoy hablando de los oficiales que ya le conocían a Cantero porque trabajaban con él pero que siempre les sorprendían esas cosas de su jefe y en especial esta vez.

     Entonces por qué te sorprende si allí mismo Alberto, con la impresión del momento, decidió no más salir de la carrera militar de puros nervios y cómo luego él iba a saber que algún día o sea de teniente, por ejemplo terminaría negando que al guerrillero Varela le pusieron un fósforo encendido después de un balde de agua lleno de kerosén.



DEL DIARIO DE UNA ADOLESCENTE

 

     Hoy lo vi, diario, casi me caigo y creo que él se dio cuenta, para peor Marta y Amanda estaban conmigo, salíamos del colegio y él venía por la vereda de enfrente y cuando lo vieron comenzaron a hacer chistes y yo me hice la que no veía nada y cuando él se acercó más, cruzó la calle y entonces estas dos idiotas siguieron con sus bromas y yo me puse no sé cómo, para disimular le pregunté la hora a Marta y me dijo mirá para el otro lado y tuve que mirar porque o sino era peor y él también estaba cortado y entonces llegó mi hermano, apenas pudimos hablar y él entró en la librería, hizo como si era por casualidad pero me estaba esperando porque lo vi muy bien de lejos aunque parecía que no lo miraba y eso sí que no se dieron cuenta, lo vi muy bien en la esquina como a una cuadra y después se hizo el que venía caminando, cuando nos vio a nosotras tenía calculada nuestra salida...


 

     ¡Qué idiotas son mis amigas!

     Siguieron con sus chistes de siempre y Roberto que estaba en la pieza oyó todito y vino a decirme delante de ellas que era un... no te puedo decir y que si me veía con él le iba a romper la cara y no te cuento las groserías más, ellas tuvieron que irse aunque rendimos mañana y después me llamaron para pedirme disculpas y les perdono porque mi hermano tiene la culpa, es un celoso pero yo no tengo más ganas de estudiar y no sé cómo voy a salir mañana, vamos a ver si me desahogo contigo diario y después me pongo a estudiar porque no quiero aplazarme con ese profesor tan argel.


 

     Papá me mandó plancharle su traje para la reunión de la seccional y de repente tuve ganas de quemarle no más su traje y decirle sin querer, pero la paliza que me daba después lo mismo entonces me tragué la rabia y ellos seguían hablando a los gritos como si no había mujeres en la casa, papá tiene que respetar, no puede hablar de eso con Roberto pero cuando vienen los amigos no tienen otro tema de conversación que la indecencia y para peor vino también mamá mientras planchaba en la pieza y se escuchaba todo y no sabía dónde meterme con las groserías a los gritos.


 

     Los viernes él entra de mañana y entonces nos encontramos en el recreo, diario, un muchacho amoroso y por suerte esas dos tontas se portaron bien y me prometieron no hacer chistes ni siquiera porque los rumores comienzan así y después se interpreta todo mal y no quiero que se enteren en casa porque me matan.


 

     Roberto quiso leerte, diario, pero mamá le prohibió y entonces él quiso convencerlo a papá pero mamá le dijo cosas de mujeres y que los hombres no se metían en esto, es el único argumento que vale con ellos porque no quieren ser cuña-i. Ya veo lo que Roberto se imagina porque cuando le lavaba su pantalón casi me muero, quiero decir después, porque cuando encontré la cosa en el bolsillo le pregunté a mamá muy inocente y ella me dijo dame aquí y no me quiso explicar y entonces yo pregunté en el colegio y se mataron de risa, Rosa en especial, pero prefiero ser medio bobota a una sinvergüenza como ella, y me muero de asco las cosas que hacen cuando se ponen esas gomas, y como Roberto hace así con las mujeres tiene que creer que todas no más somos iguales y me controla demasiado.


 

     Papá se hace del enojado cada vez que le conviene como anoche cuando mamá le dijo que por los hijos, que convenía casarse después de tantos años y él le dijo si no confiaba en él o qué pasaba y le gritaba tanto que ya tenía miedo que la pegue pero después no la pegó y me dio mucha lástima por ella pero también me daba rabia porque le aguanta demasiado y al fin y al cabo que se vaya si la quiere dejar, ella no lo necesita pero tiene miedo y eso no más y no es por los hijos tampoco que no necesitamos, yo por lo menos, porque a Roberto no le importa nada y sabe bien de la mujer pero no le importa y hablan de la tipa los dos lo más campantes y quiero ver yo si la encuentro un día le saco las trenzas.

     Hoy vino tía Carmen y me trajo mi regalo adelantado, diario, decime si no es divino para mi graduación. Tía Carmen, un amor, ella quiere llevarme con ella en Asunción porque dice que soy luego muy inteligente para seguir la universidad que en Capiatá no hay, así que mejor el año que viene ya me mudo en su casa y ella entiende también que en esta casa no me dejan en paz por eso también quiere llevarme. Ella se quedó con nosotros y vio como no tenía un lugar diario. En el comedor no podía porque Roberto escucha radio y no le importa si tengo que estudiar, total él no estudia. Entonces me voy en la sala pero todo el mundo pasa por ahí y no me dejan los ruidos de la calle y a cada rato llaman a la puerta cualquier marchante. Al fin me concentro un poco por mi estudio y entonces en seguida vienen visitas y si por allí sus amigos quieren tomar cerveza me manda al almacén a mí y encima quiere que con buena cara porque no se contesta dice papá y Roberto ya se está creyendo grande como él para mandarme no más porque tiene que entrar en la escuela militar y yo espero no más que ya se vaye. Uno menos.


 

     Voy a probar de nuevo aunque los otros me salieron todo mal pero me dijo que se tiene que probar varias veces porque de la primera no sale y quién te dice diario que no termino escritora. Al fin y al cabo me dijo que muchos escritores eran malos estudiantes y ha de ser así porque la escuela es aburrida y ese profesor de castellano que tanto nos reta él sí que no sabe hablar y siempre se equivoca por las eses y después quiere que nosotros perfecto y al fin y al cabo para qué si para los poetas modernos no hace falta aprender todas esas cosas te voy a leer un poco esa poesía de Pablo Neruda para que veas. Él es un gran poeta diario y yo... vaya saber si termino como Juana de Ibarbourou... ¿te imaginás?... Allí sí que me voy a reír de mi 3 en castellano.


 

     Querido diario:

     Mejor que te cuente rápido ahora mismo para sacarme la rabia. Estábamos en el recreo y me dice delante de todos que mis zapatos son de mi abuela y todos se ponen a reírse y si no le arranqué todo el pelo es porque me aplacé y si mis notas son malas y encima mi conducta me expulsan de la escuela. Pero también es cierto que son muy viejos y demasiado rabia me da no más, diario, porque soy yo que tiene las mejores notas pero a Roberto no más le compran para su zapato. Siempre vestido bien aunque no hace nada y encima a veces tengo que lustrarle como si me va a agradecer alguna vez y encima me voy en el colegio con mis zapatos viejos y él que tiene muchos y la última vez tenían que comprarme pero papá dijo que para él. Pero también es cierto que Rosa me tiene celos y eso sí que me da más rabia porque me vio bailando con él y no nos quitaba los ojos de encima y yo sé que él es un muchacho muy bueno y que las tipas como Rosa no le gustan pero también los hombres son los hombres y si ella lo busca seguro que ha de terminar... Además que vos sabés la situación de mi familia, y yo no sé lo que ha de pensar él de eso, no sé si sabe y si lo mismo no más me puede querer. Rosa se hace porque tiene plata y todo el mundo sabe lo que es pero también muy contentos porque la dejan recibir sus amigos y dicen que hasta la mamá les trae cerveza cuando vienen... Te imaginás si en mi casa, aquí aparece un muchacho y lo sacan a patadas...


 

     Estoy muy contenta pero no me animo a contarte aunque tenés llave y no te pueden abrir pero de todos modos... Bueno, me parece que te voy a contar después. No te apures...


 

     Fue horrible.

     Cuando salía para el colegio la encontré en la cocina y quise despedirme pero siguió de espaldas, creo que la pegó y no quería que yo vea. Me da lástima pero también me molesta. Porque no soy una nena. Soy la única que la ayuda en esta casa. Pero a veces se pone del lado de ellos y piensa que si yo quiero salir es para portarme mal.

     Estábamos desde luego peleadas, diario, por algo que no te conté porque no tuve tiempo y es que salió ese anuncio en el diario y yo me presenté en el supermercado porque tengo buena presencia como pedía y ya estoy terminando el colegio a fin de año así que puedo comenzar a trabajar. No me contestaron todavía pero parece que me fue muy bien en la entrevista, así que tenía no más que esperar un tiempito para que me empleen. Pero la idiota de Niní le cuenta a mi mamá que fui al supermercado a conchabarme y ella casi me pega, me dice luego que no me falta nada y que ella no va a permitirme que me vaye al super para que digan todos que estamos demasiado mal y que vaya a saber las cosas que pienso hacer fuera de casa.

     A mí me dolió demasiado porque lo único que quería hacer era no más ayudarla, no podemos más con tantas cuentas atrasadas. Lo que me decidió fue el almacenero, la última vez que fui me dijo que no nos fiaban más porque le debíamos demasiado, me dijo justamente frente a muchos clientes, casi me pongo a llorar de la vergüenza. Por eso me dolió, porque si ella me conoce tiene que saber un poco qué clase soy y no he de andar como esas bandideando sino por ayudarla un poco no más y también que necesito un poco para mis gastos porque no puedo andar ya más con estas ropas, todos se me ríen en el colegio.

     Lo que pasa también que ahora no se aguantan las cosas como en la época de mamá. Ella dice que aguanta por mi bien, pero no necesito que lo siga aguantando siempre que la pega para que después descargue ella su malhumor conmigo. Pero también me da lástima, diario, al fin y al cabo es mi mamá, demasiada lástima me da cuando la veo así y ella tratando de hacer pasar pero se nota y en el fondo ya sabe que no soy una nena y que comprendo todo y eso todavía peor para ella porque tiene vergüenza de mí.


 

     Pobre Rosa, me parece que no es tan mala y los chiquilines le inventan esas historias con ella porque los deja con las ganas a todos, mucho bla bla pero después no pasa nada, pero después no quieren reconocerlo y el mismo Roberto comentó una vez que no era tan fácil.

     Pero te cuento que me encontré con ella, o sea estuve hablando en el recreo y me dijo después te lo dejo matándose de risa y yo muy inocente pero después tuve que reconocerle mejor no más que sepa que ando con Guillermo no sea que o sino... Pero ella es muy formidable, por lo menos si sos su amiga, así que ahora me siento más tranquila porque le tenía miedo, diario, ahora te confieso que es más linda y muy viva y si te quiere quitar te quita el novio. Pero a mí no.

     También le quise preguntar algunas cosas pero me dio vergüenza porque no quiero que ella crea que... pero no es eso, por supuesto que no, lo que pasa es que también soy una mujer y tengo que saber las cosas de la vida y no tengo con quien hablar porque en el colegio se dicen unas groserías que no es lo que yo quiero y con mamá ni hablar porque se habla de ese tema y salta, te imaginás la cara si le pregunto.

     Bueno, no sé para qué te explico estas cosas si me conocés tan bien, y vos sabés muy bien no soy una perdida pero...


 

     ¡Qué emoción conocer un hombre famoso!

     Vos sabés que vino al colegio aunque el director no quería y nos dio una conferencia en la Academia Literaria y nunca escuché a alguien que habla así, qué diferencia... Después nos reunimos con él pero había tanta gente, todos querían verlo porque hace como diez años que está fuera del Paraguay y recién viene, tanta gente que no pudimos hablar. Entonces le dejé mis poesías y dijo que las va a leer. Vos sabés que me miraba... yo me corté bastante porque dicen que con esa cara de buenito es un avivado... pero no tanto tampoco, se nota que es un hombre diferente, él no trata a las mujeres como Roberto. Y bueno, yo no estoy tan mal, tampoco, ¿por qué no me va a mirar? Guillermo muerto de celos, pero no tiene por qué. Eso que no me dijo nada, pero me di perfectamente cuenta. Me da un poco de risa que él mismo organizó la conferencia de Roa Bastos y me llevó y justamente allí fue que pasé todo... Bueno, no es que pasó, digo no más que Roa me miraba y que Guillermo se dio cuenta.

     ¿Por qué?

     Yo no pienso ponerle los cuernos, pobre.


 

     Tuve que bailar el vals con papá por mi graduación haciéndome la contenta por los invitados que me miraban, pero tenía ganas de decirle que se vaya porque demasiado bien que sabía que el regalo fue con la plata de mamá y él no puso nada encima esa mañana, la conocí a la tipa que se llama Pelusa. Una puta con el pelo teñido parece mucho más vieja que mamá, sabe muy bien que mi papá es casado pero sigue con él. Yo estuve a punto de cruzar la calle para gritarle algunas cosas pero me atajó Rosa tenía razón iba a ser mucho peor para que todos se enteren aunque la mayoría sabe que la engaña. Por eso me daban ganas de decirle cuatro verdades cuando bailaba el vals con él, pero también me aguanté, pero Rosa se dio cuenta.

     Ella es muy buena amiga, diario.

     Para colmo no lo dejaron venir a Guillermo. Yo le había preguntado a mamá y entonces ella le preguntó y papá le dijo que liberal no entra en casa. No sé si por liberal, diario, o simplemente por celos. Pero también por liberal tiene que ser porque papá tan fanático, siempre en las manifestaciones partidarias como si de algo le sirviera porque el sueldo siempre te pagan atrasado si no es que se lo entrega a esa rea de Pelusa... Pero después me cela...

     Bueno, pero también hay que pensar en las cosas buenas, por eso te dejo aquí una cintita de la torta, no quiero ser tan plagueona ahora que cumplí diecisiete y me hicieron tantos regalos y también Guillermo esta medalla por intermedio de Amanda decime si no es un amor...

     También hay unas cosas que te estoy prometiendo desde hace rato pero no sé cómo contarte...

     Me dijeron que sí en el supermercado pero tengo un poco de miedo y por suerte no tengo que decidirme ahora mismo porque Niní me dijo que entrás a las siete hasta las doce y que después se abre a las dos y media pero no podés irte a tu casa, apenas si te dan media hora para almorzar en el bar del super y enseguida a trabajar de nuevo para ordenar las cosas para cuando lleguen los clientes y después otra vez parada de las dos y media hasta las siete de la noche si tenés suerte porque o sino te hacen quedar más sin pagarte extra y si te falta plata pobre de vos. ¿Pero cómo no te va a faltar alguna vez si estás todo el tiempo parada en la caja y ni permiso te dan para pasar al baño y terminás con varices? Por eso no más Niní habló con mamá porque Niní trabaja desde hace tiempo en el super y piensa que soy muy joven y no quiere que pase como ella. Me tiene lástima y mamá también por eso es que no quieren que trabaje. En especial por el dueño, ella me dio a entender pero para eso sé cuidarme viejo chancho y me ayuda también papá en la seccional porque esos abusan no más de las que no tienen familia. Pero tampoco sé bien diario hasta dónde papá piensa apoyarme porque anoche en la cena el desgraciado ese me miraba y hasta me dijo cosas pero papá se callaba por Roberto porque quiere meterlo en la Escuela Militar y el otro coronel así que muy tranquilo pero si era Guillermo le rompía la cara y eso que Guillermo nunca me mira así porque es distinto. Claro que parece muy celoso mi papá, diario, y eso me conviene el director del super puede pensar que lo mata si me avanza.


 

     Mamá y yo creímos que en el militar lo iban a enderezar pero se volvió peor porque cada vez que vuelve de franco los fines de semana Roberto ya se siente un general y ahora sí que quiere que todos le respeten el uniforme de cadete. Parece no más que no lo quieren y que un día le van a dar una buena paliza con uniforme y todo aunque sea peligroso.

     Roberto se merece, diario.

     Te imaginás que pasan la noticia por el radio y estamos escuchando y Roberto sale y dice que está muy bien y esa vez sí que yo me pongo furiosa y le dije lo que tenía que decir. Menos mal que papá no estaba en casa y mamá me defendió. Yo estaba muerta porque Roa Bastos dijo que le gustaban mis poesías y es un gran escritor y podía ayudarme y hasta me prometió que me iba a publicar en un diario pero no solamente por eso, diario. Se notaba que era un hombre decente y cuando llegó al colegio toda la juventud con él lo mismo en otras partes donde estuvo porque recorrió muchos colegios y lo recibían siempre así y desde luego que era muy evidente que es un hombre superior y que les hacía sombra y por eso tuvieron que echarlo del país por pura envidia.

Porque saben bien que comunista no es como ellos dicen sino que no les conviene al gobierno la gente que piensa y que sabe hablar como Roa Bastos y no es un burro como ellos. Todo esto me oyó Roberto, me tuvo que escuchar porque le dije todo y no me pegó porque estaba mamá pero está muy furioso y me da miedo, algo tiene que encontrar para vengarse yo lo conozco muy bien.


 

     Querido diario:

     Te escribo porque seguís siendo el mismo. Cuando pueda me voy a comprar otro librito también con llave, pero te voy a guardar mucho mejor para que el cuña-i de Roberto no pueda robarte como te robó. Era lo que tenía que pasar porque hace rato que te andaba persiguiendo y después que le dije aquellas cosas todavía más. Pero se quedó tranquilo, por lo menos parecía, me espió no más cuando te guardaba en la funda de la almohada y te robó para mostrarle a papá, los dos seguramente muy enojados por lo de Guillermo, y eso que no saben todo porque no te conté. Pero dejalos no más. Ya no me importa nada. Yo me puedo quedar en Asunción en la casa de tía, ella me dijo que me puedo quedarme todo el año que viene para entrar en la universidad. Aquí voy a estar mucho mejor que en Capiatá, diario. Te voy a seguir contando todo lo que pasa y más tranquila porque no van a leerte y en marzo ya me inscribo en notariado y en seguida termino.


 

     Todavía me duele mi pierna me golpeé por la silla cuando entraba y no fue demasiado tiempo pero la casa parecía tan cambiada como si hubiese estado un año por lo menos en lo de tía que en seguida volví porque debía. Es que la casa estaba muy oscura anoche, diario, por eso fue que me agarré la silla y lo primero que me dijo mamá cuando me vio volver a casa es que la luz nos cortaron por falta de pago y eso la tenía muy preocupada pero la tranquilicé porque de un modo hemos de arreglarnos y de eso estoy segura.

     Por fin estábamos las dos solas para hablar a gusto en nuestra casa como nunca hablamos. Nos quedamos en el patio ella y yo hasta las dos de la mañana debían de ser y eso que yo tenía que levantarme temprano porque comencé a trabajar en el super y el horario es duro pero tuve que venir de Asunción de la casa de tía porque mamá está sola y ella me necesita. Es cierto que no me queda luego tiempo, diario, pero eso por ahora ha de ser porque después ya iremos viendo y no le tengo miedo porque alguna vez tenés que comenzar, quiero decir alguna vez largarte sola en la vida porque o sino perdés tu tiempo como mamá siempre pensando por los hijos ella solía decir pero era por ella misma porque no se animaba y así aguantó, pasó los años aguantando si no le resultaba con papá...

     Quiero decir que también estoy un poco preocupada porque demasiado tiempo me lleva el super, diario, y por la tarde vuelvo medio muerta y me gustaba más quedarme a vivir con tía en Asunción para seguir la universidad y ya estaba por comenzar pero después fue que me llamó mamá y entonces quise verla y hablamos y ahora que está sola yo no puedo dejarla, tengo que trabajar. Pero trabajando entre las dos podemos ir adelante, al fin y al cabo siempre trabajamos las dos sin que nadie nos reconozca, diario, aunque la casa es de mamá y ella prácticamente mantenía la casa y también que yo le ayudaba. Por eso ahora que nos quedamos solas mejor porque nadie nos molesta y también que la plata nos alcanza más para nosotras solamente. Y ahora si Roberto quiere venir los fines de semana ha de portarse de otra manera y él sabe muy bien, pero tampoco creo que venga porque si no puede mandar no quiere. Pero mandar tampoco porque no está papá, y ahora estoy segura, diario, te puedo decir que mamá está decidida de una vez por todas y si él quiere volver en nuestra casa ella ya no le va a dejar y se acabó.



¡VIVA JUAN PABLO II!

 

     No, nunca estuve ni preso ni procesado.

     Aquella vez me apresaron por un momento dicen que por hacer un escándalo pero después se aclaró todo. Y al fin y al cabo tampoco le pegué demasiado porque a ese le mataba si quería. Le di un empujón no más para que aprenda a respetar y por eso me soltaron en seguida, creo que no pasé ni media hora en la comisaría. Y además que todos se dieron cuenta de que era un irrespetuoso.

     Sí, ahora andan diciendo que soy un «bochinchero» pero cuando le di el rempujón al arquitecto todos estaban de acuerdo. Porque lo que dijo de todos nosotros era una vergüenza y le había faltado al respeto a nuestro monseñor y también a nuestro templo.

     Usted sabe lo que nos cuesta hacer un sacrificio para construir una nueva iglesia para nuestra Patrona. Es una vergüenza con todos los peregrinos que llegan de todos lados para el 8 de diciembre que todavía tengan que rezar en esa iglesia vieja que puede caerse en cualquier momento y es demasiado peligroso. Por eso hacemos nuestra Basílica. Usted que es del pueblo también le dará lástima tantos peregrinos rezando sobre el pasto, sin un lugar decente para irse. Pero el arquitecto después de todo lo que le ayudamos cuando vino por primera vez y habló con todos nosotros y le atendimos muy bien se fue después en Asunción para decir que nuestra Basílica no valía nada y que la otra iglesia era mejor. Y para más irrespeto, dice que nuestro monseñor es un Atila, o sea salvaje, dice que porque echó un monumento histórico o sea esa iglesia tan vieja y publicaron en todos los diarios.

     Por eso no le aguanté más cuando el arquitecto ese volvió en Caacupé y estaba con los otros en nuestra plaza de la construcción con máquinas fotográficas y seguro que para sacar un nuevo artículo y desprestigiarnos a todos como la otra vez diciendo que nuestra obra es demasiado cara y encima fea... Y entonces mala fe como dice el monseñor, porque si es arquitecto tiene que saber demasiado bien que la iglesia que echamos no valía nada, no puede decir entonces que era más linda que la que estamos construyendo que los pianos hizo un gran artista que estuvo en Roma...

     Bueno, si usted dice, voy a acortar, señor comisario... Sí, le rempujé al arquitecto porque nos estaba desprestigiando a todo el pueblo, pero le rempujé no más. Por eso me arrestaron aquella vez pero por media hora; esta es la primera vez que me llevan preso en serio. Nunca estuve ni preso ni procesado antes.

     Bueno, culpable, señor comisario, me parece un poco fuerte, si usted me permite... Pero si usted dice, entonces soy culpable. Yo solo. Nadie me ayudó en esas cosas, ni nuestro monseñor ni el cursillo, yo asumo toda la responsabilidad por lo que hice. No quiero comprometer a nadie porque no tienen nada que ver.

     La plata era de mí.

     Yo construí esa plataforma y el camión era de mi carpintería. Me ayudaron un poco porque solo no hubiera podido, era demasiado trabajo. Pero todos eran personal de mi carpintería y no les dije para qué. Bueno, sabían que para un desfile en el carnaval de Asunción hacíamos la carroza, pero ellos no vieron cuando se terminó. Cada uno hacía su trabajo y nada más, no veían el resto. Y el trono hice yo personalmente pero sin mostrarle a nadie, solamente mi esposa porque trabajaba en mi casa. También esa maqueta de la basílica terminada que usted hubiera visto, era una maravilla y quise llorar cuando se destruyó... Bueno, como usted diga... Sí, el chofer que manejó la carroza era mi personal. O sea personal de mi carpintería, yo le dije el día antes no más que tenía que llevarme hasta Asunción en la carroza, pero tampoco conocía el tema de la carroza así que no tiene la culpa...

     No creo que nos vieron, señor comisario, porque salimos de Caacupé como a las cinco de la mañana, justamente para que nadie nos vea y también por el tráfico, porque usted sabe que el camión con esa plataforma encima tiene que andar prácticamente en segunda y también que no se ve mucho, o sea el chófer, yo tenía que ser su copiloto porque se apoyaba en el capot la plataforma y también los adornos le tapaban la visual y eso por la pendiente del cerro puede ser muy peligroso, pero mi chófer es muy prudente y llegamos a Asunción sin problemas... No, la gente no nos decía nada porque están acostumbrados en esta época de carnaval y muchas carrozas vienen del interior para Asunción... También que no podían luego saber de qué se trataba, porque todavía no estaba todo listo, o sea estaba lista ya la plataforma de madera sobre el camión, eso sí, pero todavía faltaban los detalles, que eso recién hicimos después en Asunción, en la casa de mi hermano, por la tarde. Así que por el camino parecía una carroza cualquiera yo estaba de particular no más, recién para salir en el desfile del corso me vestí de Papa.

     No le sé decir cuánto señor comisario porque la mano de obra puse yo, por lo menos una buena parte y la madera también de mi carpintería, tengo que calcular el precio total. ¿Cuánto? No, mucho más que eso, le voy a hacer el cálculo después si usted quiere... Pero le puede decir que fue mucho y usted sabe que yo no tengo plata, así que si hice eso fue por una promesa y no para macanear no más...


 

     ¡Qué suerte que le llamó él, señor comisario, él sí que le puede explicar!... Pero cómo no le voy a conocer a él, señor comisario, si el señor Salerno justamente es el jefe de nuestro cursillo en Caacupé y si yo entré fue justamente gracias a él porque me vino a visitar en mi casa un día que yo estaba con mucho sentimiento y hasta con ganas de matarme y me dijo:

     -Si no venís te rompo la cara.

     Allí estuve a punto de pelearme porque no permito que me traten así pero Pon Salerno me dijo eso medio en broma y yo me di cuenta de que estaba tratando de ayudarme y yo también en esa época andaba buscando algo y me dije que mal no me podía hacer al final el retiro y en todo caso me convenía probar porque andaba desesperado y en ese tiempo mi carpintería a punto de quebrar, pero yo lo mismo no más continuaba bandideando por los bares y esas cosas que ahora me dan vergüenza...

     Sí. Trabajando y con la ayuda de Dios salvé mi carpintería, comisario, pero usted ya no pudo saber porque se fue de Caacupé para entonces... ¡Ah!, entonces estuvo en Pedro Juan antes de venir a Asunción... Eso habrá sido duro, comisario...

     ...Usted debe de estar cansado de verme, pero yo le digo que estoy muy contento de que sea usted que me hace declarar. Porque usted es un hombre comprensivo y no le estoy diciendo esto para adularle no más, es la pura verdad... Le digo porque en esos tiempos que usted andaba por Caacupé yo me portaba muy mal y ahora me doy cuenta de que usted por comprensivo no me metió preso...

     Pero tampoco un insensible, como me dijo usted aquella vez, ¿no se recuerda? Yo sí porque me dio mucha vergüenza... Fue cuando allanaron el bar El Rubio y usted me dijo si no me daba vergüenza estar haciendo esas cosas cuando que mi hijo recién enterrado... pero después me dejó ir. Enseguida. Ni siquiera me llevó hasta la comisaría como a los otros y me doy cuenta de que si usted me apresaba esa vez me fundía, porque demasiados problemas tenía ya y ese iba a ser el último.

     Porque no era insensible, comisario.

     Ocurre no más que tenía un sentimiento demasiado grande, por eso no más que hacía cosas feas... Me hacía el que no me importaba nada, pero demasiado me importaba.

     ¡Pensar que si le hacía caso a usted no pasaba nada!

     Porque usted me dijo bien la vez aquella que le quitó el registro a mi hijo que era demasiado chico todavía para darle el auto pero yo no le hice caso a su advertencia y le seguí no más prestando el auto y así terminó matándose por culpa mía el inocente y nunca me lo puedo perdonar.

     ¡Qué ha de pensar usted de mí!

     Me recuerdo como si era hoy de su cara comisario cuando me hizo llamar y Luis Carlos parecía como si no tenía nada grave y usted me dijo por tu culpa. Pero yo no me preocupé todavía cuando lo llevamos al sanatorio pero se fue no más con su conmoción interna y para colmo la mujer esa seguía viva, nada le pasé en el accidente pero no la puedo culpar porque yo sabía bien con quién andaba mi hijo y encima le daba plata, pensaba que más hombre si se divertía así y entonces sí que tenía que volcar a 140 k/p/h.

     ¡Qué habrá pensado usted de mí!

     Pero insensible no era y eso me trabajaba mucho, hasta me daba a veces ganas de matarme ni trabajar podía y solamente borracho estaba enfermo yo hasta que vino Pon Salerno a rescatarme o sea me llevó en su retiro...

     ...Difícil que yo le explique nuestro retiro y no porque hacemos misterio ni no le contamos a nadie porque también le contamos y lo que pasa no más que demasiado ya nos han atacado diciendo que somos fanáticos y esas cosas. Por eso el monseñor nos recomienda reserva y yo le puedo contar algunas cosas pero no le van a interesar si yo le digo no más porque no sé expresarme... también que nosotros rezamos al comenzar y recién después reflexionamos y yo no puedo explicarle ahora mismo porque solamente cuando estamos los hermanos reunidos y rezando Dios nos da carisma.

     ¡Ah! Entonces le conviene comisario personalmente... Eso justamente lo que buscamos nosotros o sea que cada uno haga su experiencia de Cristo. Porque nosotros a nadie le forzamos... Eso es una calumnia, comisario, usted va a ver... Nadie le fuerza a nada... No sé por qué ese doctor Rodríguez dijo después que nosotros le perseguimos hasta en su vida profesional porque vino en nuestro cursillo y después salió... Aunque tampoco nos gusta que nadie ande repitiendo de balde lo que se dice en el retiro como él repitió...


 

     Yo no quería burlarme. Yo hablé con mis hermanos sobre eso, y ellos me dijeron que no me iba a disfrazar sino que le iba a representar... O sea me explicaron la diferencia. Pero no más pensaban que era muy riesgoso, porque si salía mal las gentes iban a aprovechar para criticarnos, iban a decir como dijeron después que era un fanático, que me burlaba de Su Santidad.

     Pero también la culpa de los organizadores del corso, ellos te dan un número para entrar en la fila y entonces tienen que fijarse un poco más porque que no podían ponerme justamente detrás de la otra comparsa, esas indecentes que armaron el bochinche. También culpa de ellas.

     Porque la verdad que todos me aplaudían cuando me veían pasar; imagínese que ahora sólo se ven indecencias en el carnaval, no sé cómo permiten esos disfraces, y entonces si es padre de familia uno quiere llevar a sus hijos, pero no tiene adónde porque por todas partes indecencias. Por eso muy contentos cuando desfilaba yo. Por fin una cosa decente, una carroza con un mensaje diferente. Usted hubiera visto cómo se alegraban las gentes, cómo me gritaban entusiasmados ¡VIVA JUAN PABLO II! Porque nuestro pueblo es muy católico, y ellos se alegran mucho cuando le ven al Papa.

     Sí, es cierto que él viene a visitar el Paraguay, y entonces lo primero que piensa hacer es ir en Caacupé, porque esa pues es nuestra Patrona. Pero entonces cómo le vamos a recibir así, con nuestra basílica que todavía no está terminada, y eso justamente lo que hablábamos en el cursillo; algo teníamos que hacer para que se termine. Porque la gente ya no da más plata, y en parte por la propaganda irreligiosa, pero en parte también por nuestra culpa, porque no sabemos ya más adaptarnos al mundo moderno; no podemos seguir pasando la alcancía por las iglesias sino que tenemos que ver cosas modernas, y como decía el monseñor, si Cristo aparecía en nuestro siglo hablaba por el televisión...

     No, comisario, le doy mi palabra de que no. No dimos ninguna coima. A mí me permitieron entrar no más, o sea a la carroza, y nos dieron un número para que nos pongamos en la fila, justamente detrás de las indecentes esas que también desfilaban y no explico cómo se les permite. Pero yo no sabía que prohibido vestirse de religioso y las autoridades también no me dijeron nada, así que entré no más y me puse en fila. A lo mejor no me dijeron porque vieron que no tenía nada de indecente, y le puedo decir...

     Nunca las vi, comisario, después me dijeron que de uno de esos lugares, creo que se llamaba El hormiguero. Una buena partida, no recuerdo cuántas, pero todas medio desnudas y moviéndose para provocar a las gentes y yo me pregunto esos pobres padres de familia... No, yo no les provoqué para nada. Ni mi chófer tampoco. Nosotros no podíamos, comisario, iba a quedar demasiado mal, nosotros en un tema religioso, ¿Cómo podíamos tomarnos a trompadas con esas mujeres? Ni pensar. Incluso yo le digo que no me daba cuenta, el chófer no más me contó después que ellas desde el comienzo comenzaron a tirarnos besos y decirnos zafadurías... O sea que desfilábamos normalmente por la calle Palmas; ellas haciendo lo que tenían que hacer y nosotros también. Si querían molestarnos no me daba cuenta, aunque eso sí, me molesté cuando nos ubicaron justo detrás de las cochinas para comenzar a desfilar en el corso.

     Mire, comisario, eso le dijeron de balde... Porque el globo nos tiraron allá por Palma e Independencia, me recuerdo muy bien porque justamente en esa esquina nos hicieron un aplauso impresionante, y justamente les vi a unos hermanos del cursillo que también aplaudían... Uno que se llama Cacho, él fue que me levantó la mitra porque o sino la aplastaba la carroza de atrás. Y no que le pasó nada a la mitra, seguía muy bien, pero me dio tristeza no más que en ese momento que el pueblo me recibía tan bien me faltaran al respeto. Es decir, no me faltaban a mí sino a Su Santidad.

     Pero como le digo, no fue por eso que vino el problema, porque el globo de agua me tiraron de un balcón, por lo menos de un balcón me pareció, no de la carroza de adelante. Así que no nos peleamos por eso. Después que en seguida ya venía el palco, o sea que pasamos por delante, y allí luego no podíamos pelearnos, usted se da cuenta que lo que dicen es falso... Sí, en frente del palco yo noté un movimiento, porque el Intendente habló con el que estaba al lado, yo me di cuenta, y todos comenzaron a mirarme y hablar entre ellos, entonces tuve miedo que vinieran a bajarme de mi carroza. Bueno, no es miedo precisamente, porque miedo no tenemos de dar un testimonio de nuestra creencia, miedo le digo por las consecuencias negativas que podía tener, no por mí sino por nuestra causa... digo lo que yo quería hacer que era digamos propaganda, pero en el buen sentido... y si usted me permite estaba resultando muy bien, usted tenía que ver cómo me aclamaban la multitud, yo ya estaba viendo entonces cómo le iban a aclamar a Juan Pablo II, y me sentía contento de prepararle el... disculpe, voy a contestarle sus preguntas no más, hablo demasiado.

     No, eso no le puedo negar si tiene aquí la foto... ¿Ve cómo me parezco a Juan Pablo II? No sabe cómo le costó hacerme el traje... Bueno, eso es lo que quería explicarle, comisario... Existen pues esas películas de Jesucristo, de los apóstoles, usted habrá visto... Allí aparece un artista que le representa por ejemplo a Jesucristo, que hace como él. Pero eso no es remedarle, no es burla, porque la intención es buena; al fin y al cabo se vende más cinta verde. Y yo también hacía eso; si me puse a darles la bendición no era para reírme del papa, claro que no. Por malos no más dijeron de mí que le remedaba al papa; hasta sacrílego me dijeron. Pero eso porque están pues esas personas de Acción Católica, esas que siempre estuvieron en la iglesia y se sienten el dueño. Por eso no quieren aceptar gente nueva, ellas solamente; dicen que somos todos unos locos... Si usted quiere ir comisario ojalá va a ver bien que los cursillos no somos unos locos... Si Salerno le dijo, por supuesto, nosotros no aceptamos a cualquiera.

     ¿No se puede? ¡Qué lástima! ¡Cómo quiero quedarme con esta foto! Fíjese un poco la carroza, comisario, dígame si no era la mejor. Es en blanco y negro y no se nota, pero el trono era una maravilla, parecía de oro. Y mi traje también, mi señora se pasó bordando semanas enteras... ¿A usted le parecía irreverencia? ¿Ve que no es? La única carroza decente en el carnaval; aquí tiene la foto para ver usted mismo... Bueno, la basílica no se ve, es una lástima, porque justamente ese era el tema nuestro; yo de un lado como Juan Pablo II y enfrente la basílica, o sea la maqueta. No se imagina lo linda que estaba ahora que no quedan ni rastros.

     Esta otra es prácticamente al final, señor comisario; ya estábamos por terminar. Aquí fue que paramos un ratito porque la de adelante había parado, y entonces fue que la señora aquella me subió la nenita en la carroza, aquí se ve muy bien, y yo la senté en las rodillas y todo el mundo aplaudía. Ese fue el momento más lindo, y si el corso terminaba allí, nadie después me iba a criticar. Justo cuando faltaban digamos unos 200 ó 300 metros para llegar al fin.


 

     Ya la vi, señor comisario...

     Justamente Salerno me trajo esa. Él quería que yo vea antes de que nadie me diga por ahí, porque o sino le aseguro que... ¡Quién iba a decir que esos bandidos iban a aprovechar o sea para destruir toda mi obra piadosa de esa manera, porque ellos lo que quieren no más hacer escándalo, y una cosa así les conviene porque engañan a la gente!... Casi me muero cuando la veo, pero Pon me dijo que no tenía yo la culpa porque la intención era buena y eso lo que cuenta. Aunque también me duele, para qué le voy a negar, porque una fortuna me salió la carroza esa y todo el trabajo y hasta tuvieron que darme plata los amigos porque no me alcanzaba. También el trabajo de mi mujer y de... bueno, lo que yo me esforcé. Justamente cuando los vecinos en Caacupé comenzaban a respetarme porque vieron bien que yo cambiaba de vida y ya no andaba más macaneando tiene que salir ese artículo para que se rían de nuestra obra... Sua Santidade e a dama... Hasta el título es irreverente, comisario, y menos mal que aquí todavía habemos decencia y no se permiten cosas así, pero en el Brasil unos degenerados publican lo que quieren y cuanto más escandaloso más les gusta.

     Menos mal que ustedes secuestraron todas las fotos, comisario, permítame que le felicite, aunque también no creo que mi felicitación le valga pero igual permítame...

     ...Sí, eso le voy a contestar...

     Como le dije luego esas infelices de adelante desde el primer momento comenzaron a indecentear, pero como le dije no les hacíamos caso ni mi chófer ni yo porque no debíamos, pero desde el primer momento... Entonces ese globo que le conté, de agua quiero decir, ese pues me echó mi mitra, y menos mal que Cacho estaba por ahí en la esquina que me pasó de nuevo y le dio un bife... Es que me olvidé de contarle que en ese momento paramos y una mujer de adelante se bajó y recogió la mitra y se la puso. Por eso Cacho le pegó por irreverente y entonces comenzaron a silbarnos entre todas pero no les hicimos caso. Y la verdad que cada vez que hacíamos un alto en el desfile ellas nos bailaban alrededor las indecentes y una me dice Juan Carlos, ¿por qué ahora estás tan serio? Y no que yo le conocía, comisario, es que las mujeres de esa profesión averiguan todo, así es que se buscan su cliente.

     O sea que todo el tiempo nos iban molestando durante nuestro desfile de carroza por el corso y después se tranquilizaron un poco frente al palco oficial pero también tuvimos que llevarle porque no pudo bajarse... No le dije que una de esas se nos subió en el camión al lado de mi chófer, una en bikini, y el pobre no podía sacarla y comenzaron a pelear y un policía casi interviene, pero cuando pasamos frente al palco oficial los dos tuvieron que comportarse porque estaba el Intendente y todos esos y debe ser por eso que nos miraban tanto desde el palco como le dije y me pareció que nos echaban del Carnaval por sinvergüenzo, porque quedaba mal con la mujer en bikini en la carroza al lado del chófer que estaba de pai.

     Pero lo mismo no más cosechábamos aplauso, las multitudes aplaudían a nuestro paso, sobre todo allí cuando paramos y la señora me pasó su hijita como de siete años para que yo la bendiga, la pobre estaba por llorar de la emoción como se ve en la foto. Allí sí que nos aplaudían demasiado, todo el mundo aclamando a nuestro Papa.

     Eso debe ser lo que les molestó a las de adelante porque ellas medio desnuda, pero igual no más nadie les miraba sino a nosotros... Y si usted dice... Pero tampoco le crea tanto a esas bandidas, comisario. Porque yo vi que Cacho le pegaba a esa que se puso mi mitra para bailar, pero no creo que mi chófer también, ese mozo es juicioso y trataba no más de sacarla a la que se le puso al lado. No creo que le pegue. Ahora dicen ellas para justificarse que armaron el escándalo.

     No. No es que estaban enojadas con nosotros, por lo menos en ese momento, porque lo único que hacían era llamarme Juan Carlos qué bien estás de Papa y me tiraban besos y me movían su nalga, pero a mí no me importaba. O sea, me importaba porque me estropeaba mi mensaje, no que a mí me interesaba su grosería.

     O sea que no estaban enojadas. De zafadas no más se metían con nosotros que no le hacíamos nada... Pero para qué le estoy diciendo si aquí tiene usted el artículo o sea la fotografía tan inmoral y usted ve bien que ella se me sienta en mis rodillas. Justamente como la nenita que se me había sentado en la otra foto... aquí. Pero fue tan rápido que ni cuenta me di o a lo mejor que con los aplausos se me pasó cuando trepaba; pero apenas le devolví esa nenita a su mamá otra vez en medio de toda esa gente tan contenta, ahí mismo se me sube esta banda encima; en la foto se ve muy bien cómo es. Entonces no puede decir que la provocaba como le dijo. Yo todo el tiempo me quedé en mi trono y ella fue la que vino en mi carroza, se me subió encima.

     ¡Qué le voy a decir!

     Allí aprovechan los fotógrafos, no se podía ver de sus flashes. Y yo no podía seguir en el desfile con esa mujer en mi rodilla, para colmo todo vestido de Papa Juan Pablo II. Yo le decía a ella que se vaye pero no quería, y entonces le rempujé. Ella que estaba borracha vaciló un poco y cayó, o sea en el asfalto, y tuvo mala suerte porque cayó de cabeza, por eso se lastimó tan grande.

     Eso es todo lo que pasó, comisario; le doy mi palabra de hombre y de cristiano... Me alegra que sea usted otra vez, comisario, usted no es como esos policías que están para castigar y nada más. Usted escucha. Supongo que también me ayuda que Salerno le habló un poco también de mí, porque después de la forma como usted me conoció en Caacupé, habrá pensado que otra vez más yo armaba lío en la vía pública por pura diversión... Así mismo, señor comisario, no se puede poner la fruta sana junto a la fruta podrida y la culpa entonces de los organizadores del desfile del corso porque si ponen las prostitutas junto a la carroza del Papa algo tiene luego que pasar... exactamente, por más de que Basualdo y yo a todo precio tratamos de ser correctos.

     Si le dijeron eso le mintieron, comisario. Nosotros no le pegamos a nadie. Pasó no más que cuando le vieron a su compañera tirada en la calle las otras se enojaron demasiado, ¿pero por qué también esa se me vino a la carroza? Si se quedaba en la suya no le pasaba nada. Entonces nosotros somos agresores. ¡Qué simpático! Usted hubiera visto cuando se nos vinieron encima las mujeres, es un milagro que no le mataron a Basualdo. Usted vio cómo le dejaron. Y eso que la bronca era conmigo, a mí que querían agarrarme. Pero yo me defendía desde arriba; por suerte la carroza es alta y no podían subir así no más... Hasta que comenzaron con las piedras, y esas que destrozaron toda la maqueta eran para mi cabeza. Si ustedes no intervenían a tiempo me mataban.

     ¡Encima ellas nos culpan a nosotros!

     ¡Ah! Eso le agradezco mucho, comisario, justamente en el tumulto pensé que se me había perdido y tengo que devolvérselo al monseñor que me prestó. No se preocupe por eso que yo puedo lustrarlo, tengo justamente un líquido especial para metal. Pero por favor no le diga nada al monseñor... ¿Qué quiere que haga? Si no me defendía me mataban las mujeres esas, pero tampoco fue como ellas dicen porque si les daba fuerte les mataba; fíjese un poco lo pesado que es... Si usted dice debe ser manchas de sangre, pero fue sin querer, porque en el entrevero ese no se calcula bien y a lo mejor se me fue la mano... Pero deme no más comisario, yo puedo limpiar, y por favor no le diga nada al monseñor. Él se va a enojar si sabe que me defendí con su báculo.

     ...de eso no le quiero decir nada, porque soy lo que se dice parte interesada... Por eso quiero que vaya y juzgue por sí mismo; ya va a ver que los cursillistas no somos ningunos fanáticos. Al contrario, allí nos ayudamos todos y nadie le obliga nada a nadie... por eso que no le aceptamos a cualquiera. No porque somos cerrados, como dicen, sino porque queremos estar seguros que el que se va se va porque quiere... No vamos a perder nuestro tiempo forzando a la gente. Eso no se puede. Tampoco se quiere, nosotros por lo menos... Buena voluntad es lo único que hace falta, comisario, y si a usted le invitó Salerno ha de ser porque la tiene... Por eso le invitó en nuestro retiro que no le invita a cualquiera; él sabe conocer a las personas... Bueno, espero entonces que nos volvamos a ver pronto, comisario, pero no como acusado y policía, sino como auténticos hermanos en Cristo.





LA SESIÓN DE LA OEA

 

     LA MAMÁ.- Para usted debe ser normal porque viaja tanto pero yo una pobre madre de familia me parece un sueño un club tan grande y sin un solo papelito en el suelo y los baños tan limpios, se nota lo civilizados que son, nos falta todavía mucho para eso. Señor canciller permítame presentarle a unos paraguayos que hace como quince años están aquí pero que extrañan siempre nuestro país y que vinieron desde Cincinatti especialmente para saludarlo porque una personalidad como usted no ven todos los días.

     LA HIJA.- Ay Josefina menos mal que viniste vos también porque o sino me moría sola en una recepción tan grande sin gente conocida, mi marido tiene que cumplir y no me quejo pero es duro cuando no tenés experiencia y sabés que te miran y es tu carrera en juego. Por suerte no oficial mamá ni yo así que podemos las dos desentendernos un poquito hablar un rato tanto tiempo ingrata años que no escribís y éramos como hermanas no te puedo perdonar.

     EL MARIDO.- La única forma es entrarle al viejo de hombre a hombre y en el momento preciso que no se tome a mal él siempre quisquilloso se muere si lo dejo pero también él tiene que entender mi posición aunque le cueste porque el pobre sin una papa de inglés me necesita en los Estados Unidos, también en la Cancillería si nadie sabe hacerle una nota decente en Asunción y entonces natural que quiera retenerme hasta el año 2000 de secretario pero la gente joven tiene ambiciones también como él las tenía y entonces el asunto es entrarle con tacto pedirle ascenso.

     LA MAMÁ.- No se sorprenda porque así son las hijas, Lucila también que se sentía muy grande hasta que se casó y entonces mamá cómo se hace esto, mamá cómo hago lo otro se dio cuenta de que las viejas estamos para algo, todavía servimos, por eso no podía dejarla sola en los Estados Unidos y el señor Jones feliz de recibirnos y ella no lo puede ver tanto a su marido pero mientras tanto Carlos aprende mucho no es por nada pero trabajando directamente con su marido la gran oportunidad doña Julia ningún cumplido el canciller un hombre extraordinario y ha de estar orgullosa de él Julita.

     LA HIJA.- Qué sentido tiene quedarse encerradita en casa y se lo dije a mamá y le gustó la idea y ella consiguió los pasajes por LAP no sé cómo pero siempre se arregla gratis y el alojamiento de Mr. Jones y papá también que nos ayuda con el resto aunque al principio Carlos no quería no podía traerme oficialmente ni tampoco podía pagarme el pasaje pero terminó aceptando que papá nos ayude y yo lo convencí porque demasiado egoísta de su parte andar paseando por los Estados Unidos mientras yo visto santos encerradita en Asunción pero ni pensaba porque una ocasión así tenés que agarrarla al vuelo y todo es una cosa de saber dar el jeito.

     EL MARIDO.- Entonces esperar hasta el whiskey veinticinco para entrarle al canciller el único problema es dónde, porque si elige un cabaret muy caro estoy sonado Lucila ya me está costando un huevo cada mango que me trae a la casa vía suegro son dos que ella gasta y todo a cuenta de una futura embajada y encima debo agradecer al suegro que ayuda mandándome las dos mujeres de yapa a los Estados Unidos pagándoles el pasaje mientras él se fuga a Guaruja con la secretaria, y entre madre e hija no me dejan vivir siguiéndome los pasos, ni un minuto de tregua todo el mundo llamándonos embajada turca en los Estados Unidos porque venimos con la parentela pero explicále a los gringos que no podés dejarlas que se cuelan como si fueran vacaciones en la comitiva oficial.

     LA MAMÁ.- Como les iba diciendo tienen que visitar la represa, verla personalmente porque no se puede explicar, no se puede creer la más grande del mundo es una maravilla y nosotros por suerte compramos un terrenito hace unos treinta años cuando tierra se regalaba en Puerto Stroessner nadie le daba futuro a la ciudad, entonces un pueblito miserable pero llegó Itaipú y creció como un hongo y el metro de terreno más caro que en el centro de Asunción... Estamos edificando así que el año que viene hemos de tener listo el bungalow, los vamos a recibir con mucho gusto pero no nos prometan de balde porque los esperamos en serio en Paraguay, nos morimos de ganas de tenerlos en casa después de tanto tiempo de no vernos.

     LA HIJA.- Por lo que me contó Carlos una mentira los periodistas tienen que inventar malas noticias para poder vender y vos sabés muy bien ese Jack Anderson un comunista cualquiera que le pagan para contar esas historias y todavía entiendo que le crean unos americanos confundidos pero un paraguayo sabe bien y eso no tiene nombre Josefina que repitan lo mismo los propios paraguayos y vos que saliste hace tiempo no necesitás creerme mi palabra pero andáte no más al Paraguay de nuevo vos que dejaste una toldería ni vas a reconocer Asunción con tantas casas nuevas un sueño Josefina pero qué [59]te va a faltar mi reina si ganan en dólares, convencélo no más a tu marido para hacer el viaje y el año próximo tenemos nuestra casa lista en Puerto Stroessner.

     EL MARIDO.- Espero que siga así le gustó al canciller mi posición de macho y claro que gran señor él disimulado ¡Pero Carlos!, ¿cómo puede pensar usted en una cosa así? Eso nos dejaría muy mal y la opinión pública y etc. Pero por supuesto que le gusta mi lealtad aunque sea un desahogo, le gustaría mucho que le dé la trompada al desgraciado ese el sinvergüenza que nos deja tan mal por los diarios y al canciller más que yo por su posición y también tiene miedo porque todos tenemos (la verdad) porque un país extraño y todos te señalan (el Paraguay más tranquilo) y manifestaciones con pancartas (DERECHOS HUMANOS) y frente a nuestra propia embajada y la policía cómplice, todos están en contra. Claro que te asusta. Cualquier palabrita que digas te la toman como no debe ser y el mismo nicaragüense me confesó que él también porque todos se asustan y eso que en su país les meten bala no más pero no podés contra todos y aquí la verdad que contra todos no más tenés que estar pero me gusta más aquel haitiano un tipo reflexivo muy decente más experiencia que el de Nicaragua (buen tipo pero camorrero no más), él nos puede ayudar más que los argentinos pero también tenemos que aguantarlos (son unos engreídos) pero también estamos todos en el mismo barco, tenemos que ayudarnos dice el canciller y no me explico dónde están los chilenos porque tenemos que hablar y ha de ser pronto.

     LA MAMÁ.- Si a ustedes les quedan algunos dólares ahorrados la mejor inversión la tierra en el Chaco todavía regalada lo único que faltan caminos infraestructura todavía tendrán que esperar un poquito mientras se valoriza la tierra pero lo más seguro si necesitás consejos está Mr. Jones que compró cerca de Mariscal Estigarribia un americano formidable te lo voy a presentar ahora mismo vení conmigo querida.

     LA HIJA.- No creas que tan formidable Josefina porque somos amigos y cada vez que viene al Paraguay para en casa, pero cuando nos vio llegar a su casa a las dos puso cara de perro y menos mal que mamá no entiende inglés porque preguntan a cada rato cuándo volvemos a Asunción y se me cae la cara de vergüenza y a veces siento ganas de mudarme al hotel con Carlos.

     EL MARIDO.- El pobre gringo apenas las conoce y tiene que mandar a su hija al camping para alojar a las dos y natural que refunfuñe entonces si le causan molestia y ni siquiera le avisaron que vendrían pero ilusiones que se hace el gringo si piensa sacárselas de encima así no más ni con la mayor grosería porque la suegra tiene decidido de no pagar hotel y hacer sus compras y no se piensa ir. Por supuesto que mejor para mí porque mi mujer no es doña Julia que le decís no más que te vas a comprarte cigarrillos y ella cree no más y muy tranquila viendo televisión en la pieza mientras el canciller en la mía y bien acompañado mientras yo de vigía por si viene la vieja o vienen periodistas. Eso con doña Julia pobrecita se puede pero Lucila un lince y la mamá un sabueso y si vienen las dos se terminó la paz en nuestro hotel.

     LA MAMÁ.- No es por criticar Mr. Jones pero en todas partes se cuecen habas y aquí también en los Estados Unidos tan civilizados cómo pueden tener un hombre así de senador un hombre que mató a su secretaria y después quiere hablarnos de moral eso en el Paraguay no pasa un alcohólico que no respeta para nada la vida humana pero siempre alborotando con el cuento de los derechos humanos criticando un país que no conoce como el nuestro se aprovecha de la fama del hermano del finado Kennedy un santo y no son mayoría pero sí muy ruidosos todos ellos y para el que no sabe y ve las publicaciones en la prensa puede creer que es cierto en su país Mr. Jones y eso nos perjudica demasiado un país como el nuestro que recién se levanta le tiran barro encima Mr. Jones y usted hubiera visto esta mañana frente a la embajada parecían rabiosos como perros rabiosos esos manifestantes después pagamos nosotras las mujeres porque nuestros hombres se ponen tan nerviosos Mr. Jones un verdadero espanto y no es por nada pero la policía tendría que prohibirles no tienen el derecho de ofendernos así.

     LA HIJA.- Vamos en tu auto Josefina no me animo a pedírselo a Mr. Jones ese maleducado y no te preocupes vos tampoco tengo plata y se trata no más de pasear a las viejas que se están aburriendo como ostras en el hotel pobrecitas ellas se vinieron con la delegación paraguaya pensando que aquí es como Asunción que en cualquier momento visitás a un amigo y la verdad que no te dan pelota Josefina y no me explico cómo podés vivir por tanto tiempo en un país así... Mamá me tiene a mí pero la pobre Julia no sabe dar un paso fuera del hotel y una vergüenza que nadie hable castellano con lo que le están cobrando Josefina imaginate vos que ayer llegamos mamá y yo fuimos a visitarla a la pobre y la encontramos mirando televisión en inglés en su habitación lo único que hace todo el día porque tampoco tiene tiempo su marido para ella tiene que trabajar y entonces una caridad pobrecita sacarla un poco está tan sola y también nos conviene para Carlos...

     EL MARIDO.- Quiero saber qué hijo de puta le pasa las informaciones a Laíno, se sabe hasta el último preso, el último detalle y nos puede poner en figurillas en la sesión de la OEA. Dice que los mismos yanquis y debe ser así porque solamente ellos se conocen los datos que la oposición no sabe y a veces ni nosotros... ellos en nuestra contra ahora después de que les dimos el gusto están locos... El pobre canciller haciéndose ilusiones pero reeligen a Carter es seguro y entonces vamos a tener derechos humanos por cinco años más y mientras tanto a capear la tormenta que no es fácil como creen algunos, piensan que soplar y hacer botellas y no quiero pensar en lo que pasa si salimos mal chau canciller y chau yo porque el próximo se trae su propio secretario mientras que yo trabajo de albañil para pagar mis deudas.

     LA MAMÁ.- Hace muy bien doña Julia tampoco se puede ser demasiado moderna, tenemos que educarlas con los principios que nos educaron a nosotras y sino tiene allí mi pobre prima una santa mujer, pero le dio demasiada libertad y ella terminó casándose con un bandido que nos hace sufrir a toda la familia, una vergüenza nos compromete a todos y ni falta decirle de quién hablo... Pero su hija es otra cosa doña Julia y la mía también y qué le puedo decir mi yerno queda mal que yo lo diga es una maravilla tan joven él y con un cargo ya tan importante delegado a la CEA.

     LA HIJA.- Disculpame Josefina pero la culpa es de mi prima porque los hombres son todos iguales y nos corresponde a nosotras poner las cosas en su lugar y te digo por Carlos que no te digo comunista en la universidad pero también tenía sus ideítas hasta que yo le dije la política o yo porque no tengo la paciencia de mi prima que recorre las comisarías llevándole la comida a su marido preso por hacer declaraciones estúpidas y sin consideración para los demás, el resto de la familia quedamos como la mona por su culpa que no le importa estar preso si es un loco, pero tampoco tanto la compadezco a ella porque tiene la culpa siguiéndole la corriente y una mujer tiene que tener más carácter, ella se deja llevar de la oreja por el idiota de Laíno que ahora vino a los Estados Unidos sin qué ni para qué para desprestigiar al gobierno con el cuento de los derechos humanos mientras Rafaela feliz en Asunción creyendo que es un héroe, pero acordate Josefina (y no le cuentes a nadie) que a su vuelta Laíno ha de tener problemas porque lo van a apresar y esta vez no lo sueltan así no más aunque intervenga Kennedy.

     EL MARIDO.- El desgraciado de Laíno sigue mostrando a cualquiera mi afiliación al ALON de puro resentimiento porque cambié de partido pero por principios y no para casarme como dice el bandido, pero me jode igual y debe ser que el canciller lo sabe o sea le calentaron la cabeza otro que quiere el puesto puede ser porque me dijo todavía en período de prueba pero como prueba ya duró bastante ya probé que valgo y él se olvida muy rápido de sus antecedentes, entró por la puerta grande él con todos sus socios demócrata-cristianos para cristianizar el partido según dijeron y aprovecharon no más su reputación de intelectuales. Ahora con su piano de cola en esa casa colonial y tuti cuanti se olvida cómo corría la coneja cuando vivía de sus cátedras y ni tiempo tenía para tocar el piano ni ser historiador. Podría ser más generoso el canciller con la gente joven, darle oportunidad de progresar porque lugar hay para todos. Los viejos no más tan egoístas que subieron y patean la escalera después para quedarse solos y solos quedarán si continúan así no puede ser siempre la misma gente encaramada a los cargos y eso no puede ser una oligarquía nosotros que también queremos ascender y no tenemos apellidos merecemos también porque tenemos trabajo también dedicación y al fin y al cabo ya no existe el colorado viejo porque todos murieron y todos somos nuevos en el partido y entonces qué tanta vuelta con la tradición.

     LA MAMÁ.- No tiene nada que hacer por aquí, ese desvergonzado quiere desprestigiar a nuestro país, pero estamos en contra y nadie le escucha allá ni siquiera en su propio partido que caben todos en un tranvía de tan pocos y encima divididos y entonces aprovecha que también por aquí hay gente desorientada para calumniar, pero casi estamos todos contentos por eso, porque cuanto más escándalo, más se va a poner en evidencia su mentira cuando el canciller y los delegados le tapen la boca al sinvergüenza de Laíno en la sesión de la OEA de una vez por todas señor.

     LA HIJA.- No soy ni un poco celoso Josefina, una cuestión de gusto nada más porque las tipas esas infladas con plástico me dan náuseas y no porque vayan a quitarme mi marido pobre ilusa ni el canciller tampoco todo un caballero, la fulana va muerta pero no más que me molesta verlas rozándose con la gente decente tienen que buscarse clientela en otro lado, esto no es un reservado Josefina, seguro que tenían un trabajo pero se equivocaron de hotel y terminaron entonces en la fiesta del consulado paraguayo en Washington.

     EL MARIDO.- Oiga señor cónsul, usted que organizó la fiesta hágase cargo un poco, tradúzcale al inglés al canciller loco por la gringa porque no puedo ahora con mi señora que ya me mira mal y si sigo un minuto más con ellas me cortan la cabeza... pero señor cónsul cómo yo los voy a desertar por supuesto que no si a la salida nos vemos, pero por ahora reléveme un minuto, cumplo con la familia y la morocha para mí, pero por favor un lugar no demasiado caro usted que ya conoce la ciudad que sea baratito porque o sino me funde la salida.

     LA MAMÁ.- Mira Carlos que la tengo bien apalabrada a doña Julia, ella que es una avispa para enloquecerlo al marido no lo piensa dejar en paz hasta que no te asciendan, pero también eso depende de vos o sea del papel que hagas en la asamblea porque el viejo está muerto, medio muerto de miedo, con todo lo que dicen los diarios y la sesión un infierno así va a ser y claro que no me dijo así ese pobre viejo pero cagado de miedo se le ve muy bien y entonces vos tranquilo para algo estudiaste el inglés y te instruiste Carlos y yo sé bien que cuesta mi hijo pero también nos cuesta tu carrera es demasiado cara y te ayudamos por el momento porque tu cargo no te alcanza y ya sabíamos cuando te hicimos nombrar para ese cargo pero fue un primer paso y es justo que le des algo a mi hija que tanto te acompaña y lo menos que espero embajador en París quiero tener un yerno embajador y el canciller te va a nombrar, doña Julia me dijo que es seguro pero depende de vos no más mi hijito... depende de tu aplomo en la sesión de la OEA... quiero tener un yerno embajador en Francia y por eso me vine con mis años a los Estados Unidos no más para ayudarte, para romperme el culo cultivando a todo el mundo... Pero cuidadito Carlos porque las viejas somos vivas y yo escuché muy bien lo que están preparando el canciller y vos y el cochino del cónsul que no le vendría mal controlar un poco más a su hija... están organizando una farra para después de la recepción y no me vengas después a pedir plata con cualquier pretextito tonto porque la plata te doy para tu carrera y no para engañarla a tu señora que no es una indiecita como la doña Julia que se puso zapatos a los veinte y por eso le aguanta a su marido los cuernos y los bifes. De ninguna manera. En tu caso el campesino sos vos y no Lucila... Nosotras las viejas somos demasiado listas para que un chiquilincito nos tome así del pelo y si no te volvés derechito al hotel al terminar la fiesta te voy a bajar los pantalones y dar una paliza en la cola mi hijito...

     LA HIJA.- No te quedes allí como un estúpido, ayudame boludo, tenés la obligación si es por tu culpa pobrecita si el corazón le falla la mataste atorrante dándole quebranto por todo lo que te ayudó, desagradecido todo lo que mamá hizo por nosotros y vos programando con putas rascas y enfrente de nosotras creyéndonos idiotas, por lo menos respeto deberías tener si no tenés principios y ahora ya comprendo tus secretos de estado tus reuniones secretas

con el canciller así que mañana mismo yo me mudo a tu hotel vos hacés la mudanza hoy esta misma noche desgraciado mamá también y si te llamo en tu pieza y vos no estás vas a ver qué te pasa libertino...

     EL MARIDO.- No te asustes mi amor no ves que tu mamá ya vuelve en sí, un pequeño desmayo no más porque no aguanta el alcohol... pero no te dije borracha mi amor, por supuesto que no, una alergia no más si ya pasó lo mismo en otras fiestas te acordás es que la pobre bebe por cumplido pero no debe hacerlo ni una gota una gota la mata... Eso yo te explico después mi corazón, pero ahora cálmate por favor, me estás perjudicando Lucilita, todo el mundo nos mira, es mi carrera... Pero Lucila no me grites vos querés que llegue a embajador o barrendero, querés que nos quedemos en Asunción para siempre en vez de Francia por culpa de tus gritos mi reina, peor para los dos te perjudica también Lucila, callate por favor, callate porque te doy un bife...



DON JUAN

 

     Don Juan allí en pijamas hablando con un amigo en ese enorme mangal que tienen al costado de la quinta allí donde suelen juntarse tanta gente del centro para el asado y todos con sus autos que ni nos miran y si nos vieron alguna vez no nos reconocen como don Juan ahora, aunque estuvimos antes en su quinta cuando vinimos a traerle su perro que se le había escapado y me dio una propina, pero ahora como si nunca nos ha visto.

     -¿Y vos qué sabés hacer?

     Deja de hablar un rato con su amigo pero parece que nosotras no existimos, parece que no me escucha cuando le digo que cocino y que también puedo poner inyecciones y entonces María puede ser mucama porque para una sola la quinta es demasiado grande y si estamos entre las dos podemos trabajarle mejor y además que también pienso, pero no se lo digo, que sola no quiero quedarme, es la primera vez que salgo de casa y tengo miedo con un hombre solo. No por él sino por lo que digan en el barrio porque su esposa se fue no más dicen que porque la maltrataba y en realidad que le tengo miedo porque es un hombre muy grande y demasiado serio aunque cuando le devolví su perrito fue muy bueno conmigo, pero entonces éramos nenas y ahora ya más de dieciocho. O sea yo que soy la mayor porque María recién dieciséis.

     -Me quedo con esta.

     Ni nos mira a nosotras sino a doña Vitalina que nos trajo para conchabarnos, entonces no podemos saber cuál de las dos, pero Vitalina me dice entonces que yo, que mi hermana tiene que irse y la pobre María quiere decirle algo pero no se anima, me doy cuenta porque don Juan puede poner una cara que te asusta como papá cuando te quiere pegar y entonces de balde que quieras explicarle aunque tengas razón porque no te ha de escuchar ni por nada.

     Entonces María se va no más dejándome sola de empleada en casa de don Juan y creo que las dos tenemos luego ganas de llorar.


 

     Yo siempre había querido entrar en esta quinta Las Palmas porque de afuera tan linda con su escalera de mármol y sus leones al costado y siempre le decía luego a María cuando pasábamos enfrente que me moría de ganas y entre las dos pensamos cómo ha de ser la gente que viene los domingos en Las Palmas para visitarle a don Juan y entonces preparan pues su asado y los nenes juegan en el parque delante de la casa y una vez me pidieron que les pase y les pasé su pelota y entonces pude entrar pero unos pasos no más porque la señora vino y tuve que irme otra vez en la calle y no me dan las gracias.

     También soñé una vez que me subía por la escalera de mármol y adentro como un palacio de la televisión.

     Pero ahora que entré, mucho más fea con sus pisos hundidos y las paredes llenas de humedad, unas manchas marrones y los muebles parece luego la iglesia como en el Viernes Santo, o sea tapados con sus forros y no se ve y también tan vacías esas habitaciones tan grandes que deben ser no más de un hombre solo porque no tienen ni un chiche dice doña Vitalina porque don Juan pasea solo por el patio con su piyama y su perro y solo no más se queda toda la semana hasta que vienen sus parientes los domingos pero no la señora y después del asado todos vuelven al centro con sus autos pero la señora no viene, dice que porque la trató muy mal y hasta dice que pensaba matarla.


 

     Pero más fácil sí que trabajar con un hombre solo porque no se mete contigo como la patrona que siempre te reta por esto o lo de más allá porque nadie perfecta y siempre te olvidás de pasarle el plumero o repasar la otra pieza también y por eso tranquila con don Juan que no se mete luego en esas cosas por lo menos, aunque también está enfermo y eso me da trabajo porque un señor enfermo y más de sesenta años puede ponerse nervioso luego aunque dice también que está contento porque pongo inyecciones bien y eso porque practiqué con tía en su farmacia y yo de verdad quería seguir Farmacia pero no había plata así que debo no más trabajar en Las Palmas aunque no sé del todo si enfermera o mucama él quiere que yo sea. O sea un poco los dos, así le gusta y le gusta también porque no soy estricta (dice así) como la otra que tenía antes de mí y esa profesional, pero le echó porque demasiado estricta o quizás ella la que se fue porque se cansó de don Juan ya no le aguantaba. Porque su inyección es a la siete, por ejemplo, pero si don Juan no quiere no le podés forzar ni tampoco dejar que se le pase demasiado la hora o sea que tenés que recordarle de buenas maneras una media hora después pero sin decirle nada al médico que viene a preguntar después si todo se cumple como dijo porque don Juan está muy enfermo y tiene que cumplirse o por lo menos eso dice el médico aunque le ves y no te parece tan grave.

     Lo que no entiendo entonces es por qué se fueron las otras empleadas, por qué le duran tan poco en la quinta si don Juan es un poco caprichoso como todos los viejos pero si llegás a comprenderle no hay problema, lo único que quiere que no le contradigas pero decile que sí después hacés lo que se debe y todo marcha bien.

     Porque trabajo casi no hay con doña Vitalina que se encarga de todo o sea la cocina y también de los hombres que arreglan el jardín y llevan la basura porque desde luego demasiado grande el patio y dos mujeres solas nunca han de poder con todo eso.

     Y ella también a Rafael le mantiene corto y creo que si me respeta es por ella, porque dice que le va a contar al patrón aunque su patrón no es don Juan sino don Luis el hijo de don Juan, pero Rafael viene a veces mandado por don Luis para traernos las cosas que precisamos en esta quinta tan lejos y también para manejarle un poco cuando don Juan necesita y por allí me dice Rafael que puede enseñarme a manejar a mí también.

     Yo me muero de ganas o sino cuándo más he de aprender, pero me da vergüenza por el barrio porque cuando vivía su sobrina aquí en Las Palmas o sea de don Juan nosotros le veíamos manejando su Chrysler verde tan grande y nos reíamos y decíamos no más todas las chicas que demasiado fea y cómo que don Juan con tanta plata no se busca más linda. Porque si vivía con él nadie luego cree que su sobrina o sea como sobrina no más y de esa decíamos de todo. Pero también si le hacés caso a la gente nunca vas a ningún lado. Igual no más han de andar ya diciendo todas cosas de mí y entonces mejor no más aprendo y si me ven por el barrio no me importa manejando el auto. Sobre todo porque el Chrysler está viejo dice que tienen que cambiarlo, dentro de poco ya le llega el auto nuevo y ese sí que no me va a dejar tocar don Juan. Él demasiado lo que mezquina por sus cosas con la plata que tiene y siempre le discute a doña Vitalina por la cuenta porque dice que azúcar no puede estar tan caro y le revisa las cuentas paso a paso y cualquiera le ve con su piyama o sea como vive adentro de su casa porque no quiere gastar y ha de pensar que es pobre y doña Vitalina me cuenta que a veces se le atrasa con su mensualidad.


 

     Cuando comencé a trabajar en la quinta todos muy contentos conmigo y hasta se enojaron con María porque don Juan no la quiso tomar, dijeron que por haragana mi familia. Y después sí que me agradecieron más todavía porque mamá tuvo ese problema y don Juan me adelantó mi sueldo cuando le conté y me dijo todo lo que necesites pedime no más si te hace falta plata. Y eso aunque acababa de conchabarme así que no ha de ser tan malo como se dice y también que su sobrino médico le recomendó a mamá, por eso la atendieron tan bien en el hospital del ministerio porque o sino te morís no más como la tía de Ana por puro descuido, así que decían en mi familia que mamá salió tan bien de su operación mediante que yo trabajaba en la quinta y aunque tampoco era tan grave su enfermedad siempre un problema que tiene que atenderse a tiempo porque o sino se complica como suele pasar.

     Por eso que cuando llegó mi cumpleaños me prepara una gran fiesta y eso que yo no quería que mamá trabaje tanto porque todavía convaleciente, pero lo mismo no más porque cuando se le mete una idea en la cabeza no se la vas a quitar, así que trabajó muchísimo y la fiesta estuvo muy linda. Es decir hasta que llegó tía Olga que es la chismosa y allí veo que las dos comienzan a hablar y no puedo saber bien pero sé que de mí porque me miran a cada rato. Al día siguiente mamá tan rara conmigo y dice que tenemos que hablar de una forma que no entiendo pero tienen luego que ser algo grave, por el tono me doy perfectamente cuenta y después me queda la curiosidad pero ella me dice a cada vez mañana así que todavía no hablamos. Pero mamá cambió completamente y toda la familia y María también y eso que éramos tan unidas antes. Pero el domingo que les pedí que me lleven (ese domingo sí porque a veces don Juan no me da día libre en la semana) y me dijeron que sí porque la cinta demasiado buena y demasiadas ganas tenía yo de verla así que le espero en la puerta como una hora y llamo después por teléfono y me dice que salieron hace rato pero por la quinta no pasaron, o sea que me dejaron plantada y después me dan una excusa vai.

     Pero no entiendo bien ahora de qué se trata y demasiado me duele que mi propia familia...

     Sobre todo María porque sabe muy bien cómo son y cómo nos perjudicaron a las dos así que ella no tiene que creer luego lo que dicen. Y encima Mami con la fama que tiene y no por murmuraciones no más y ella también me critica porque vivo en la quinta y don Juan ni me toca pero dicen de todo. Como si ella tiene derecho, por su culpa no más que salimos con esos chiquilines porque Mami nos dijo que decentes y cuando llegamos en la quinta esa para un cumpleaños dice que comienzan a desvestirse y nosotras no queremos y entonces nos echaron y nos pegaron, todo mal pero después dijeron los chiquilines esos que nosotras también y como en realidad estuvimos en la casa nadie nos quiere creer y menos todavía me creen porque vivo con don Juan, pero María por lo menos podría defenderme, ella ya conoce esas situaciones así y en todo caso que me pregunte por lo menos si quiere saber pero ni siquiera eso. Ni siquiera mamá me pregunta y sin preguntarme no más le cree al barrio y entonces cómo si mi propia familia, cómo las demás chicas del barrio han de querer salir conmigo si tengo mala fama igual no más y quién ha de creerme que no duermo con don Juan. Y si trabajo con él no por gusto sino por necesidad porque yo quería luego seguir la universidad pero me hicieron conchabar.


 

     Cuando oscurece aquí que estamos fuera de Luque y lejos de la ruta para que nos llegue la luz de mercurio todo se pone muy oscuro en este barrio de gente sinvergüenza que sabe que vivimos dos mujeres con un viejo y en una propiedad tan grande que pueden envenenar los perros y entrar por mi ventana que cierra mal o no cierra ni un poco y la puerta se puede echar de un golpe. No sé por qué no estoy con doña Vitalina juntas porque su pieza es grande y hay para las dos, pero la mía chica y con un foco débil cuelga del techo y un ropero viejo y la humedad. Las cucarachas por el piso porque apartadas de la casa luego estamos de las salas tan tristes pero limpias donde se pasea don Juan en alpargatas mientras que yo le sigo con el mate hasta que llegan las visitas esas y entonces sí que cambia como si quiera mostrar que soy mucama y nada más porque su familia también malicia de mí o sea de nosotros y oí bien que decían entre ellos es la nena de turno y entonces me trata mal luego don Juan para que vean que no me pide cualquier cosa que le haga y de balde me reta cuando hay gente. Si estamos solos no molesta si no es por el mate que puede ser también de madrugada pero me pide bien y también si está mal pero o sino tranquilo mi patrón y no nervioso como cuando está su sobrina con los chicos como la otra vez, ellos muy cabezudos y uno casi se cae del balcón y me retaron grande como si es mi culpa porque niñera no soy de las visitas y don Juan sabe bien pero igual no más le dijo después a su sobrina bien fuerte o sea para que escuche yo a esta chinita voy a tener que despedirla. Para que vea bien que soy empleada y nada más y no que tengan miedo su familia que se quede conmigo como el pariente ese que terminó casándose con la empleada de dieciocho y él como setenta pero yo no le busco ni un poquito al viejo y él me hizo traer de mi familia. Una familia decente somos todos pero la sobrina igual le dice que cuide su reloj de mí y seguro que si le falta algo después ponen por mí y la sobrina capaz de esconder un tenedor de plata para echarme la culpa y entonces me he de ir a la comisaría para que me jueguen de balde porque a la empleada nunca se le cree y no quiero pensar luego qué han de hacerme y no puedo dormir y debe ser que tomé demasiado cocido porque ya son las dos de la mañana.


 

     Casi choco de rabia por el desgraciado que me mira y no que me dice nada sino que le conozco demasiado y sé lo que piensa cuando te mira así como si decencia pudiera enseñarte porque decente tenés que ser para juzgar a los demás. Si manejo no es por lo que piensa sino porque necesito porque la quinta alejada y don Juan enfermo puede faltarnos alguna vez un remedio, así que mejor aprendo a manejar su Chrysler y eso no más.

     Pero vaya y pase un desgraciado como ese porque desgraciado tiene que ser para mirarme como me está mirando cuando no me conoce, pero mi familia por lo menos tiene que comprenderme pero no me comprende porque siempre dijeron que cuando hablaron mal de una mujer cuando era joven después ella remata por la hija o sea que le cela demasiado para que no le pase lo mismo y por eso mamá me trata así y ella se olvida que si entré a trabajar era por ella, yo quería no más ir en la Facultad de Farmacia para trabajar después con tía pero me mandó mamá dice que porque necesita y al comienzo muy bien todos contentos pero ahora parece como si no me quiere ver y yo con ese viejo malcriado que por algo luego le dejó viviendo solo su familia de él porque una empleada que necesita solamente puede aguantarle que te llame a todas horas y que a las cuatro le servís el mate en plena madrugada y que después se duerme y se despierta una hora después y entonces recalentarle de nuevo y a veces él se olvida porque está muy enfermo y está viejo y entonces él te reta porque no le trajiste aunque por supuesto le trajiste sino que se olvidó no más porque no tiene cabeza no sé si muy viejo o muy enfermo, pero te dice una cosa después te dice otra porque se olvidó y te pregunta después por qué no hiciste lo primero que te dijo qué no le hiciste porque él cambió de idea pero andá explicale, con él no se puede discutir tenés que aguantarle no más todos sus gritos y que después te diga la sobrina que tenés mucha suerte con un patrón así y el día que me encuentra tiritando en la galería me dice que me ponga mi pullover y le digo no tengo y la sobrina no me cree y para qué explicarle que me debe un mes porque tampoco me cree y Vitalina me dice que él luego es así que al principio te paga adelantado y después no te paga más y que después te hace un regalo cuando quiere pero qué le digo yo en mi casa si me piden dinero porque necesitan de mí van a pensar no más que gano mucho y no quiero ayudar y allí sí que se enojan conmigo. Para colmo me encuentro yo en la calle con esa Mami desgraciada que me dice ¿qué tal? o sea con don Juan debe creer que me divierto mucho con ese viejo enfermo y a veces pienso que mejor como Raquel porque si total me van a hacer fama de puta mejor no más como Raquel que tiene hombre joven o sino viejo pero que le paga en vez de mí que me señalan con el dedo pero de balde porque no gano nada y lo peor ser puta cuando no te gusta porque perdés no más.


 

     Así no más son quiero decir los hombres porque don Juan lo mismo él que tanto disimula frente a su familia para que no piensen nada de nosotros, pero cuando llega el médico esa vez él le dice adelante y entonces entra el médico en el dormitorio y nos encuentra a los dos y me molesta por lo que puedan murmurar no tanto por la vergüenza porque me voy acostumbrando y últimamente ya no me entra bala como se dice porque nada me avergüenza más.


 

     No sé por qué estoy así.

     Debe de ser porque me trabajó demasiado aquella noche que comenzó a gritarme don Juan y me sorprendió porque ya llevaba varias semanas trabajando con él y nunca me había molestado así y a pesar de todo lo que las gentes decían de él hasta decían que antes dos empleadas tenían y que les hacía dormir con él las dos juntas y que no hay empleada que respeta aunque conmigo muy decente por lo menos por ese lado. Porque malcriado andaba siempre aunque eso también debe ser su enfermedad que desde que yo llegué no le dejó un momento.

     -¿Qué esperás para entrar?

     Yo vine porque me llamó en su dormitorio pero me quedé en la puerta demasiado asustada porque nunca luego le vi tan mal y parecía que se iba a morir y le quise decir que me deje no más por su propio bien pero enfermo y todo es un hombre muy grande y decidido y entonces le obedecí no más cuando me dijo desvestite y me metí en su cama para que él haga lo que tenía que hacer y mientras tanto pensaba que no tiene importancia pero después me sentí tan mal que doña Vitalina se dio cuenta y me dijo que una mujer pobre tiene que aprender a aguantar estas cosas.


 

     Si estaba aquí María yo miraba con ella el mar, siempre quisimos ver tan cerca de la casa con sus olas tan grandes rompiendo salpicando con su espuma, nosotras caminando por la playa, los caracoles suenan con el ruido del mar, los caminitos tienen el olor de los pinos, caminamos temblando el fresco de la tarde en pleno enero y el bikini nosotras que ni shorts podíamos usar.

     A veces tengo ganas de decirle que sí y entonces me lleva al barcito medio francés con las sillas en la calle y sentada bajo un chorro de luz con un refresco de todos los colores en la mesa miro pasar la gente como pensando en nada pero escuchando bien lo que dicen quién es, debe ser extranjera y así en la mesa al lado yo con mi acompañante nervioso de los celos y todos que me miran sin sospechar que soy una mucama.

     Pero pienso también si estaba libre yo él iba a enamorarse como yo de él y entonces peor cuando descubra la verdad. Mejor no más que me admire de lejos sin saber lo que soy. Aunque también soy joven para pasar encerrada siempre con el viejo, mientras veo a las otras pienso que yo también podía haber nacido aquí para poder salir sin que me controlen ni me diga chinita ni me llame a los gritos don Juan porque hablé del balcón con el vecino tan buen mozo siempre buscando pretexto para hablarme pero yo bajo llave y pensé que no estaba, entonces nos pusimos a bromear pero el viejo en la sala y escuchaba todo y se puso a gritarme para que el otro vea mi vecino que estoy con él y después de eso ya no me habla más.

     Ya veo la cara de la familia cuando volvemos a Asunción pero si por alguien quieren ponerse por qué no se ponen por él que ya es bastante grande y era sinvergüenza antes de yo conocerlo pero para la familia siempre la mujer la culpable y la que le descompone soy yo y ahora sí que soy la pendeja que se quiere casar por su plata van a ver la manera de echarme como las otras y si van a plaguear que se plagueen entonces y mientras tanto me divierto en Punta si al fin merezco porque me maltrata todo el año, por lo menos una vez en vacaciones tengo que salir y el viejo entonces vivo porque le conviene que le maneje yo vamos en auto y después una mujer joven bien vestida que no sepan no más soy su muchacha y la verdad que nos miran y otra le va a salir más cara.


 

     Cuando la sobrina vino se enojó demasiado y allí le llamó a don Luis que yo no me animé a llamarle y don Luis me dijo que me pagaban para cuidarle a su papá y no para coger solamente y que pobre de mí si se moría don Juan yo iba a ver. Como si era mi culpa que él se enferme así porque le dije bien para llamar al médico pero don Juan el terco que no que no era nada y se pasó dos días y cada vez peor pero decía que una espina de coco solamente que le clavó en el pie no valía la pena y le llamé a la sobrina yo lo mismo porque ya estaba blanco y deliraba y después pasó muy mal pero se salvó por suerte, el médico que fue gracias a mí se iba sin remedio don Juan si esperábamos un momentito más para llamarle.

     Pero qué me van a reconocer si quieren echarme no más y están buscando pretexto y nadie me dijo gracias cuando se puso bien don Juan y me llamó me dice que le atendí muy bien pero que sigue enfermo y necesita enfermera profesional ahora o sea que yo tengo que irme y me pongo a llorar porque no tengo adónde y no se consigue trabajo así no más y en mi casa no quieren recibirme. Entonces me regala el Chrysler y me dice don Juan un reconocimiento y me parece bien si le salvé la vida y eso sabe bien el viejo pero le tiene miedo a la familia por eso me despide.

     Cuando llego en casa me miran mal siempre me miran mal cuando vengo en el auto pero después les digo que es el mío y no pueden creerme pero al final entienden y entonces otra vez buenos conmigo y salimos para dar una vuelta y mamá puede también manejar el Chrysler por el cambio automático y María me pide que le enseñe aunque no sé si puedo con tantos cilindros la nafta un dineral. Y eso lo que les dije a las amigas y entonces contribuyen entre todas para salir a pasear vale la pena aprovechar un poco antes de venderlo porque un auto de esta clase ni soñar. Todas vienen a verme y también esa Niní pero María me dice que me olvide no más porque de rencores no se vive y entonces le perdono que habló tan mal de mí y somos otra vez buenas amigas.


 

     Papá se pone nervioso por cada día que pasa pero también su culpa si no se vende el auto él con sus amigos mecánicos que tiene que explicarle a los clientes porque yo de motores no sé nada y quieren que le explique por adentro o sea cómo está y eso pues ya es cosa de hombres como papá. Pero también es cierto la parte de afuera les interesa o sea la chapería y lo demás y si se estropea eso piensan que por adentro también pero si se estropea el Chrysler por culpa de papá también porque le dije tenemos que meterlo el día que lo traje pero no quiso agrandar el portón para meter en nuestro patio y entonces duerme afuera nuestro auto.

     Los vecinos todos vieron cómo estaba cuando yo traje el auto pero dicen ahora me entregaron sin ruedas las ruedas que le faltan porque durmió en la calle y un día lo dejaron sobre tacos y también ellos dicen que en vez del auto viejo que no sirve que nadie va a comprar don Juan tenía que pagarme indemnización pero por amarrete se deshizo del Chrysler que quería cambiar o sea que cambió porque ya tiene otro el auto nuevo y me dejó esta carga para mí que no se vende nunca.

     Pero bien contentos que estaban cuando me vieron llegar no sé bien si contentos o envidiosos pero se olvidaron no más de dónde saqué el auto tía Olga la primera ella que le contó a mamá ahora pasear no más quería hasta que le robaron las ruedas y creo que sé quién pero papá no hace nada y entonces ya no pueden divertirse y aprovechan para reír de mí.

     Lo peor las criaturas porque escuchan todo lo que dicen en sus casas y entonces me estropean la pintura o me roban la antena para causar perjuicio y eso me preocupa grande porque ahora puedo ponerme a la salida de la escuela y también a la entrada junto al coche para que no me rayen los mitai pero si encuentro trabajo que todavía no encontré ya no tengo más tiempo y María no piensa ni nadie de la casa cuidarlo un poco y entonces sí que se destruyen del todo, para colmo le rompieron ya los vidrios y el sol le está quemando el tapizado y cada vez que sale papá se plaguea y dice que no sirve para nada, todo el mundo en la casa se plaguea porque no se vende nunca se va a vender pero yo miro el auto aunque se está quedando sin pintura igual no más me gusta.

     Una siempre le toma cariño a lo que tiene.



EL BESO AL LEPROSO

 

     Aquel domingo vamos por la estancia yo con el suegro y Pelusa y estamos por cruzar el puente cuando llega corriendo el mensajero de la desgracia el chiquilín a los gritos y allí la amada salta con un resorte en el culo catapultada de la camioneta oliendo lo que no olieron los cuervos (todavía) vuela por el pajonal abajo incomodando a las víboras parroquianas (imposible pararla) en dos zancadas al fondo del barranco al borde del arroyo con gritos funerarios y altísimos de María Callas.

     Yo que te quería tanto Pelusa se dejó en el tintero, omitiendo esta fórmula sacramental de toda plañidera profesional quizás para evitar malas interpretaciones (Beldad y el monstruo) y entonces se limitó no más a mesarse las mechas y a retorcerse plañideramente por el idiota del pueblo. Por Luisito que nos mandó a tomar por el culo buenamente diciéndonos que para animación de las ferias nos buscáramos alguno más idiota que él a quien teníamos ya cansado de tanta diversión a su costa y que se marchaba del pueblo definitivamente con esta despedida no exenta de sarcasmo ni buen humor como meterse en el arroyo medio metro cabeza para abajo.

     Pero nadie quiso darse por aludido ni entender las cosas así que lo buscaron al viejo Brítez como primera medida, como primer paso en la elucidación de una muerte, pero don Brítez pudo probar que se encontraba en otra parte aquel día y el segundo corte de manga a los investigadores fue la negativa de la mujer que cuando vio llegar al médico forense se puso un basilisco gritándole que primero la mataban a ella antes que cortarle el cadáver de su hijo por pura irreverencia o curiosidad malsana de forastero y convenciéndolo de la imposibilidad de la autopsia, así que el bobo se enterró para siempre con las circunstancias de su muerte que la mujer sabía más que los otros por haberlo amortajado, lavado y encontrado quizás algunas marcas de violencia que los demás buscaban para resignarse (al fin) por impotencia a considerar accidente vale decir el pobre minusválido asomado a la barandilla del puente cayendo por su falta de cabeza, cabeza para abajo sobre las piedras del fondo ahogado y pudriéndose todo un día hasta que lo encontramos nosotros (suegro/Pelusa/yo) para darle cristiana sepultura, vale decir entierro de primera pagado por la estancia con crespones de luto y oraciones del pueblo así privado de su bufón local y de su mala conciencia o por lo menos de una parte de ella.

     Porque todos sabían que el médico que lo atendió de niño dijo que no tenía nada (quiero decir mental) que sus problemas motores tenían tratamiento y hasta que le sobraba inteligencia.

     Pero explicáselo a los chicos que cuando lo ven llegar a la escuela comienzan a bizquear entre todos y a cruzar los brazos como él, remedándolo, siguiéndolo por todo el patio llenándole el guardapolvos blanco de tinta sin que valgan la intervención de la maestra ni las protestas de doña Brítez que lo acompañó a la escuela varias veces, pero que terminó sacándolo de la escuela porque resultaba imposible protegerlo todo el tiempo, pero que continuó protegiéndolo siempre de todos modos sabiendo bien que el chico no tenía nada fuera del defecto físico, pero que la maldad de los otros terminaría por estropearlo como realmente fue.

     No se sabe en verdad si era la madre pero de hecho fue la madre hasta el final, aunque su marido que lo aceptó al principio comenzó a molestarse por las murmuraciones del pueblo de que no tiene sentido, nunca se ha visto criar un hijo bobo y para más de otro porque se comentaba además que era de ella pero de otro hombre que no era el Brítez y si era de él tanto peor porque entre los dos tuvieron un monstruo y algo había de haber en esa familia porque en la casa no había sino Luisito porque los Brítez no tenían hijos.

     Caritativo(1)no era el Brítez por otra parte sino que quedó en la estancia cuando mi suegro compró ese enorme campo con todas sus pasturas y animales y pobladores y el suegro vio ese chico que vagaba sin padre y le pidió que lo tuvieran en su casa viendo que la mujer le tenía cariño por a o b motivos que no venían al caso y entonces el viejo Brítez consideró peligroso desatender el pedido del nuevo propietario que si molestaba podía echarlos del rancho que ya venían ocupando desde hacía muchos años pero sin título y de este modo Luisito pasó a ser el hijo adoptivo de los Brítez si no era natural como también se decía.

     Pero el hombre cada vez con menos paciencia con este hijo postizo que ni podía ir a la escuela ni trabajar en el campo y hasta tenía hablado de matarlo, empujarlo debajo de un camión como por accidente o tirarlo al arroyo, pero la Brítez habló con el patrón entonces y este le hizo saber muy claramente que lo mandaría preso y el rancho quedaría sólo para la mujer si lo mataba y Brítez terminó por calmarse aunque de tanto en tanto, cuando estaba borracho, decía que iba a matar al chico idiota que tenía en la casa por capricho de la mujer.

     Para ella un suplicio permanente tener que protegerlo de la maldad del marido tratando de estar en casa todo el tiempo posible, pero también tenía que salir y entonces no sabía si al volver lo encontraría todo golpeado o por lo menos temblando por las amenazas del marido que si no podía tocarlo siempre, por lo menos le mostraba los dientes y después se reía de cómo lo hacía correr con amenazas, forzándolo a esconderse bajo la cama o en él campo donde podían encontrarlo los muchachos para tratarlo mucho peor y las escenas eran permanentes, digo la Brítez yendo de casa en casa para buscar al culpable y hasta ligándose a palos con las demás mujeres que la temían sabiéndola amparada por el patrón, pero tampoco podían controlar totalmente a sus hijos para que dejen de molestarlo a Luisito que era una tentación de hacer maldades para los muchachos del pago.

     Pero se fue haciendo hombre Luisito y entonces comenzaron a aceptarlo los demás adolescentes porque hacía de payaso, hacía lo que los demás no podían como zafadurías delante de todo el mundo que a él se le perdonaban sin saber que Luisito también los manejaba a todos porque se defendía adivinando e incluso anticipando la tontería ajena y como creándola para complacerla para que así lo molestaran un poco menos.

     Pensando que las cosas cambiarían con el tiempo porque el patrón no dejaba de prometer un tratamiento adecuado que Luisito creía o deseaba creer sin ponerse a pensar en cuánto costaría ni cuál médico en ese pueblo perdido ni hasta dónde llegaban en realidad los cuidados del patrón que se cansaba de la historia y amonestaba siempre a Brítez, pero sin convicción, porque sólo quería evitar extremos contra Luisito, pero tampoco le daba ciento por ciento la razón a la madre cuando pedía amparo y no quería perder un buen empleado sólo porque se hiciera el bruto de tanto en tanto con un inválido porque el campesino es bruto de todos modos.

     Por eso no me causaba gracia verlo llegar a la estancia con la mujer para pedir amparo (normalmente después de una paliza) y entonces me borraba de la escena y no por desconsiderado, como me dijo Pelusa, dejándome con ganas de romperle los dientes sino sencillamente por respeto porque en un caso así no hay nada que pueda hacerse y cuando lo comprendés perfectamente lo mejor es largarte rumiando una puteada más decente que la comedia de los compasivos.

     Y vos sabés que terminó el romance el día del casamiento de Juani, el día en que Luisito hizo su presentación estelar ante los comensales filántropos sentados a la mesa del banquete nupcial celebrado en la estancia con mandioca y con circo para el pueblo convidado que convidó a Luisito con un litro de caña del gentleman farmer que intercambiaba dimes y diretes con el bufón borracho (o más precisamente emborrachado) que bailaba y cantaba delante de la mesa descomunal dejándome con ganas de repartir sopapos a los cognados sin excluir a Pelusa riéndose de las gracias del bobo a la par de los otros.

     Por eso me reventaron sus coplas a la muerte de feu Luisito el día que lo encontramos tieso al borde del arroyo y ella llorando por cuatro y yo con la carga adicional de consolarla aguantando hasta que se le fuera el duelo del corazón y entonces soltar mi despedida caballeresca (¡al fin!) mechada de reconocimientos por su presencia de rosa mística en todos aquellos tiempos grises sin más luz que la suya de osa polar.

     Supongo que dijo «estrella» soslayando los kilitos de más y omitiendo que nuestro amor había terminado el día del casamiento de Juani, cuando la niña sentimental sensible sensitiva me dejó ver la hilacha. Ella, el ángel benéfico con el corazón y la moneda en el bolsillo siempre listos para la obra pía María intercesora correveidile del viejo que hambreaba a la plebe con los sueldos y prodigaba limosnas vía Pelusa que recorría el valle con una caja de medicamentos y otra de ropa usada paliando las miserias de la servidumbre y levantando a su paso nubes de incienso (simbólico) que de cualquier manera me estropeaba las narices (físicamente). Quiero decir que a su vulgaridad natural unía la vulgaridad elaborada del beso al leproso...

     Sin duda tenés razón porque aunque, in vino veritas, yo no te estoy contando más de lo ya contado en largas confesiones precedentes donde previste ciertas reacciones o desenlaces de acuerdo con los vaivenes de mi neurosis perfectamente lúcida pero molesta al propietario que terminará cambiando por necesidad de sobrevivir aunque desde luego (y esto recordalo siempre) quien anda atravesado no soy yo y esto sigue siendo cierto aunque me rinda y tire la toalla.

     Pero me conoces demasiado para no darte cuenta que si te llamé a estas horas no fue para revisar lo ya revisado sino para agregar algo más que justamente trato de decirte...

     En términos policiales digamos que oculté evidencias de la muerte de Luisito porque si no lo hago voy preso y eso y eso sencillamente porque fui el último en verlo (detalle que faltaba) con vida el sábado por la tarde al borde del arroyo (donde lo encontramos muerto el domingo) tratando de lavarse una borrachera inducida porque una vez más lo habían llenado de caña y ahora vomitaba en cuatro patas con las rodillas y los pantalones nuevos hundidos en el lodo para merecer después la tirada de orejas de la Brítez y después las compresas frías y después otra vez lo mismo hasta que le reventara el cuerpo de borrachera un día.

     Entonces me le fui acercando como hechizado por el chapoteo del agua y la deformidad del crepúsculo y la imprecisión de la forma que se volvió sintiendo el zigzagueo de mis botas sobre la hierba alta viendo que estaba al fondo de la zanja y contra la cabecera del puente y ya de noche así que imposible escapar y trató de gritar hasta que se calmó entendiendo finalmente que nunca podría ser como los otros y que se estaba engañando con esperanzas falsas y yo venía a darle su única chance de dejar de ser el idiota del pueblo.

 


LA EDAD FELIZ

 

     Los chinos comen arroz con palito y con esos palitos le clavaron. También con sus compases y sus lápices y todos los alumnos de la escuela. Todos en las orejas y en los ojos al pobre profesor. Él no quería ser también un comunista como todos los chinos de la escuela y le clavaron tanto y entre todos hasta que se murió.

     Abuelita hace sss como si tiene dentera, sss como la cebolla que se fríe en la paila aunque a mí no me gusta, pero lo mismo le ponen, tengo que separar después una por una los pedacitos en el borde del plato porque o si no vomito, pero le ponen igual los guisos asquerosos.

     Pero lo mismo hablamos siempre en la cocina mientras fríe cebolla aunque a veces me cansa porque siempre lo mismo. Por ejemplo los rusos que los dejan desnudos en la nieve con el frío que hace. Y los nazis también antes los alemanes eran nazis y te ponían entonces en un cajón de muerto hasta que te asfixies casi y entonces te metían más aire por un tubito apenas para que no te mueras y así todas las veces pero al final morías, el corazón no aguanta muchas veces. Y los romanos también te presentaban a las fieras y un león vaya y pase porque rápido pero un chacal te come a pedacitos.

     Pero se fueron al cielo. Si morís por tu fe te vas al cielo aunque no estés bautizado como los pobres nenitos que no estaban y se quedaron en el limbo, que no les hacen nada, no les duele, pero siempre muy tristes porque se quieren ir. Si pasas por allí es un gran lamento que no les duele nada, pero entienden aunque sean bebitos y en el purgatorio duele más, pero van a salir y entonces no les importa tanto. Unos señores con fuegos, pero no hay diablos y los ángeles les dicen que recen más y nosotros también si les rezamos pueden salir más rápido hacia arriba, les esperan los ángeles y les rezamos entonces. Pero no puede ser que nos morimos porque los señores de cincuenta cuando son viejos y tampoco es el uso de razón si no tenemos siete, pero nos dijo no más que sigamos rezando porque hoy mismo podemos por la noche y en ese caso ¿adónde? No sé porque nos dijo si no tenemos siete y no nos deja sentar ¡de rodillas! y a mí me duele ya de tanto tiempo pero me gusta el cuadro y fue pai Marotte que pintó me dijo la maestra y también el infierno con los diablos pero mal dibujado y a mí me gusta más el purgatorio. Pero tampoco hay niños en el cuadro no se van al infierno porque todavía el pecado mortal, pero no hay que abusar, me dice Nana, igual no más hay que portarse bien con cinco años.

     También la Acción Católica con el padre Francisco tampoco necesito pero papá me manda. Nos dice que debemos ser cruzados. Cruzados como antes y espadas no tenemos pero él dice que igual no más podemos ser y defender a Cristo. Justo del otro lado de la tierra si hacés un agujero salís en China, pero no se puede, en el medio hay fuego y demasiado lejos y no pueden llegar pero dice que pueden, pero somos chicos y me aburre los martes y los jueves reunión de cruzados. Encima quiere que le ayude misa y no quiero vestido de mujer pero él quiere no más de monaguillo y después me tientan señorita cuando me ven salir de monaguillo y no pienso ayudarle si no es con ropa. Tampoco necesito monaguillo ni siquiera la misa los domingos porque no tengo siete pero igual me mandan y me dicen a veces que pecado mortal.


 

     -Un viejito buenísimo.

     Ike todo arrugado y muy pelado y me mostró la foto. Yo pensaba más lindo pero a Nana le gusta. Nana suele decir tengo apetito en vez de tengo hambre y mil novecientos cincuenta y tres en vez de cincuenta y tres pero ella sabe más porque más grande por eso le pregunto. Le pregunté una vez esos esposos Rosenberg y son los que les dieron el secreto, antes los norteamericanos solamente pero ahora los rusos. Por eso en una silla eléctrica de hierro y te sientan descalzo para que corra más y dura mucho tiempo pero se merecían como cuatro minutos la señora. Pero también la bomba que es de hidrógeno y esa no pueden tener me dice Nana los norteamericanos solamente.

     -El más malo Lutero.

     Lutero tuvo un pacto con el diablo y eso quiere decir que se puso de acuerdo y dividió a la Iglesia y el diablo era su amigo pero un día le salió en un castillo. Un perro negro con los ojos brillantes salió de la pared. Lutero le tiró el tintero porque escribía pero no podés acertarle así no más y entonces el tintero se fue por la pared y todavía está la mancha en el castillo de Alemania y cuando sea grande voy a ir a ver y yo no sé por qué los protestantes no miran esa mancha en vez de creerle pero Nana tampoco sabe.

     -La cosa más hermosa del mundo.

     Yo le pregunto cuál y ella me dice Dios me dice como un viejo con la barba muy blanca como abuelo, pero abuelo no tiene pero se le parece pero tampoco lindo porque los viejos no son pero Nana que sí Dios puede cualquier cosa como un viejo y lindo. Como un viejo especial. Pero vino otra vez y me dijo un espíritu como un humo una nube pero tampoco es linda una nube con cara pero Nana le preguntó otra vez y me contó después sin cara ni siquiera una nube porque un espíritu no tiene y eso quiere decir que ya no tiene forma ni siquiera una sábana como los fantasmas. Entonces voy a ir a preguntarle yo porque Nana no entiende, ella siempre me cuenta lo que le cuenta pero esta vez no así que le voy a preguntar al abuelo.

     Nana me dijo también que pecado besarse pero no puede ser todos se besan y yo también le beso a mi mamá y el abuelo me dijo que no es cierto. También Nana me dijo que andaban todos desnudos pero entonces podían todavía no había ese pecado original. Me mostró la figura con plantitas que no se les caían unas hojas y no tenían ropa. Me dijo que tenemos que quererlos pero yo no los quiero por su culpa morimos antes el paraíso terrenal. Pero también si estábamos teníamos que andar todos desnudos y yo no quiero andar todo desnudo ni quiero mi mamá toda desnuda ni que se llame Eva por la calle. Nuestros primeros padres dice la figurita y ella me leyó. Y también me leyó las figuritas otras me gustan más pero no Adán y Eva. Me gusta la pelea por ejemplo Sansón con el león y me gustan también otras peleas pero no creo en esa las murallas se cayeron no más de Jericó porque dieron la vuelta siete veces tocando la corneta y eso no puede ser.

     También le pregunté Santa Teresita pero no está en su libro de la Historia Sagrada y se enojó conmigo, yo le dije que si no está no puede ser gran santa y me dijo que sí porque nació después pero a mí no me gusta con esas rosas todas mal pintadas que no parecen, Nana me dijo rosas pero cuesta entender entre sus manos porque parecen sangre. Pero igual le rezamos Nana nos enseñó con esa imagen y Manuel preguntó si Ave María es pájaro María pero Nana le dijo que se calle porque se reza así y yo tampoco entiendo pero me suena bien y no me importa lo que quiere decir. No me gusta no más bendito el fruto de tu vientre parece un aguacate en la barriga, Nana tampoco entiende pero igual le rezamos a Santa Teresita.


 

     El diablo se sienta en mi cama y habla con los grandes. Hay mucha luz en mi dormitorio y la mañana con las ventanas abiertas y todos ven pero no les importa. No les importa nada si sentado en mi cama. Me pone en sus rodillas boca abajo como cuando me ponen inyecciones. No les importa nada que me clave con sus uñas me clava en las costillas cuando quiero rezar. Yo empecé despacito Dios te salve María. Despacito para que Dios me escuche solamente pero el diablo sabía. El diablo sabe todo y se enojó conmigo. Por eso me clavaba en las costillas con uñas para que no termine. Si yo termino tiene que dejarme. El diablo no soporta la oración terminada. Y empecé varias veces y cada vez que empiezo se da cuenta y me clava otra vez. Entonces me hago el muerto y él me deja tranquilo. Respiro despacito y entonces sigue hablando con los grandes. Respiro despacito no me muevo ha de creer, entonces que estoy muerto porque me deja en paz. Pero tengo otra vez que comenzar el rezo. Dios te salve María porque quiere llevarme y no le dicen nada y ya me duele el cuerpo muy incómodo respirar despacito boca abajo para que se distraiga para que yo termine...

     ...debe ser que se fue...

     Boca arriba en mi cama y la voz no me sale y trato varias veces me duelen las costillas todavía y papá ¿qué te pasa? y me enciende la luz para que vea no hay nadie y quiero estar seguro y revisamos debajo de la cama y también el ropero y el dormitorio de al lado entre los dos y revisamos la casa las murallas muy altas y la puerta cerrada.

     -Con un hacha se puede.

     Pero entonces se escucha y se despierta todo el vecindario también la policía y tampoco se puede así no más tengo un revólver y la puerta lapacho como cuatro pulgadas y así no más no pueden derribarla tampoco con un hacha.

     -Con un taladro entonces.

     Muchos agujeritos a través de la puerta y el cerrojo se cae y así pueden entrar. Pero papá precisan muchas horas toda la noche entera y mientras tanto, van a sorprenderlos policía en la esquina. Pero sé que se puede porque después hablaron y yo escuché todito y les dije el señor que le entraron ladrones con taladro y como yo decía pero papá me dijo es otra puerta nuestra casa segura y los ladrones nunca pueden.

     Pero no tengo miedo a los ladrones porque sé que no pueden y los ladrones quieren tu cartera y los chicos no tienen y ellos saben o puede ser también las cacerolas de la cocina en casa de mi abuela pero entonces se van a la cocina y me dejan en paz y no se meten debajo de la cama como el diablo y atraviesa paredes sin un ruido y se filtra debajo de las puertas y por las cerraduras y te puede brotar de las baldosas viniendo del infierno con los ojos brillantes y despertás y al lado de tu cama un perro todo negro y se mete debajo cuando papá llegó en mi dormitorio y me dijo quién era y le dije ladrones porque o sino no entiende y él se enoja si sabe que le tengo miedo al diablo.



 

LA TRAIDORA

(1864-1869)


 

I

     Le confieso que me costó perdonar que me dejaran en casa aquella noche a rezar el rosario con la abuela. Ella rezando y refunfuñando que era el colmo tanto baile y la rea irlandesa nos metía la moda de París y se acabó el typoy y cada vez un traje nuevo a cada fiesta y eso era la ruina y toda la familia cosiendo, bordando, surciendo con los figurines traídos de Francia por indicación de Madama Lynch que venía personalmente para decirnos cómo hacer los trajes y cuántos y para quién, Madama Lynch que en Francia la echaron por indecente y que teníamos que recibir ahora en nuestras casas por ser la querida del presidente. Me cuidé de decirle a la abuela que yo también me moría de ganas de ir. A ella que se había quedado en casa pretextando enfermedad y le rezaba a la Virgen para que se la llevara pronto y antes de tener que estar en una de esas reuniones del presidente a las que no se faltaba sin incurrir en desgracia.

     El Semanario comentó después que había sido usted la reina de la noche. Lo leí con mis propios ojos y la abuela me miraba asombrada (¿sabe leer?) pero sin pensar (¡ella también!) que era impropio y peligroso en una niña porque daba ocasiones de recibir y de enviar cartas perfumadas. Pero lo que sé no me lo sé de leídas sino de oídas. De escuchar y escuchar los comentarios de usted y sus amigas (yo muerta de envidia). Tanto que la estoy viendo a usted y en su noche estelar y al pie del trono del Mariscal Presidente. Usted entre Manuelita Sión vestida de griega antigua y Dolores Recalde de pastora -ella un poco molesta porque quería ser la única linda y usted le hacía sombra. Hasta que (¡al fin!) escuchan resonar los adoquines (recientes) de la calle De las Palmas. Sonando bajo los cascos de los coraceros montados y bajo las ruedas ferradas de la carroza de oro y terciopelo rojo del Mariscal Presidente. Llegando (¡al fin!) a presidir el baile de disfraz oficial. El muy ceremonioso, de Carlos V, y usted casi puede tocar la densidad del aire con la tensión que crece cuando Solano López sube por los peldaños de mármol del zaguán alfombrado del Club Nacional. Él con su séquito de marqueses y de pares de Francia (los muchachos bien) mientras los oficiales le presentan armas y los clarines resuenan y la concurrencia se electriza y el Mariscal Presidente ciñe con decoro la corona de lauros que le ofrecen las niñas asuncenas de las mejores familias y declamando poemas. Él da por inaugurada la fiesta -pálido y solemne- de pie bajo el dosel de paño fino levantado sobre el trono y rematado con el escudo de armas de los López que bordamos nosotras punto por punto. Después desciende los peldaños del trono que domina la Sala de Homenaje para bailar una cuadrilla con Dolores Recalde y usted se tienta de risa viendo que Su Excelencia tiene un palmo menos que la niña.


 

II

     ¿Recuerda usted el pinchazo que me dio en el Club Nacional?... Eso fue en el 67, la primera vez que me dejaron entrar a un acto oficial porque ya era más grandecita por entonces. En parte me obligaron, ya tenía la edad para participar en todos los actos patrióticos que se organizaban; en parte quería yo, porque el Club Nacional se me hacía un misterio, un lugar del que, hasta ese momento, me tenían apartada por chiquilina.

     ¿Recuerda aquel discurso?

        He perdido a mi esposo en esta guerra cruel que nos hacen tres naciones, he perdido también a otros seres queridos y sólo me quedan en el desastre mis hijos y mis alhajas. Demasiado pequeños los primeros para ofrecerlos, hoy vengo a depositar mis joyas para que ellas contribuyan a sostener la defensa de nuestra bandera.

     ¡Simpática la señora!... Ofrecer los hijos a la patria como se ofrece arroz a las palomas... Pero dejemos en paz por el momento a su pariente esa del discurso... Quería no más decirle que de chiquilina me moría de ganas de entrar al Club Nacional pero cuando al fin me dejaron, me moría de aburrimiento con esas señoras que querían dar todo por la patria como si quedaba mucho... De pronto me despierta un pinchazo que casi me mata y era usted porque le daba la espalda al Presidente y el Vicepresidente me miraba ya como un basilisco. Pero, ¿cómo podía adivinarlo yo? Al ver ese cuadro retocado donde se veía tan buen mozo el Presidente -alto, con las piernas derechas y sin panza- yo pensé que lo tenían arrimado al trono de S. E. mientras se decidían en qué pared colgarlo. Pero no. S. E. se fue a la guerra dejándonos un poco más tranquilas, cierto, pero dejándonos también su cuadro idealizado sobre el trono (exigiendo las reverencias de todos), y dejándonos, para colmo, un Vicepresidente para asegurar que no le dieran la espalda al Adonis de lienzo que presidía las reuniones de cuadro presente en el mismo salón del Club Nacional donde se había hecho aquel baile...

     Sí, con cinco años de guerra, a una se le borran las fechas pero eso lo recuerdo bien... fines del 67... Lo recuerdo porque coincide con mis diecisiete. Para entonces ya estaban muertos sus hermanos y de papá no sabíamos nada... La estancia sin peones ni esclavos ni ganado; se los llevó el ejército sin pagarnos ni un peso... Las mujeres comenzaban ya a militarizarlas... Así que no podía quedarme sola en nuestra estancia. Para mí mucho mejor venir a Asunción a casa de ustedes, es lo que quería... Su mamá (que Dios la tenga en su gloria) no dejaba de tirarme de las trenzas por curiosa. Pero confiéseme, prima Carmen, que escuchando conversaciones a escondidas usted se hubiera vuelto tan instruida como yo. Bueno, a veces también me dejaban participar en sus conversaciones. Como la vez que volvimos de la calle muy asustadas por los fascinerosos borrachos que nos importunaron cuando pasaron gritando: VIVA FRANCISCO PRIMERO. Entonces el señor Couverville me explicó que el número al lado son los emperadores y los reyes: CARLOS QUINTO, NAPOLEÓN TERCERO. Entonces entendí que López con el PRIMERO al lado eran las ganas que tenía el tipo de ser emperador. Emperador como en Francia, de donde se vino con su fulana irlandesa y con sus muebles y sus pianos de cola y las ganas de hacer baile tras baile. Todo estaba muy bien cuando eran bailes, y el sesenta y cuatro lo pasamos bailando desde el 24 de julio hasta el final. Todos muy contentos, aunque para diciembre ya teníamos guerra. Para el sesenta y siete se nos habían pasado las ganas de fiestear, pero teníamos que seguirle el cuento con los discursos en el Club Nacional frente a su retrato, y los desfiles por las calles, y las contribuciones para la patria... Yo regalé un anillo pero me guardé el resto, y usted puede rabiar ahora, prima Carmen, sabiendo que sus joyas terminaron en el cofre mandado por López al extranjero -lleno de oro y de divisas negras.

     Consejos de la abuela.

     Ella me recomendó ser avara con la patria. Ella siempre rabiosa viendo desfilar a los soldados. Cuando estábamos solas: idiotas que no protestan porque les deben la paga que no les piensan pagar y se contentan pensando que van a matar al enemigo como si ganaran algo con eso y para colmo los únicos cadáveres que se pudran van a ser ellos y no los otros hombres barbudos que tiemblan como criaturas frente a ese petiso sin dientes que cuando le cae una bala cerca corre como un gamo como cuando cayó la granada en Boquerón y salió disparando y tanto que perdió su bonete de general y el obispo tuvo que recogérselo.


 

III

     El obispo: otro que bien bailaba.

     No me lo justifique, Carmen, diciendo que fue un mártir. Porque murió víctima de sus propias mentiras, de las conspiraciones que inventaba para complacer a López, y murió después de mandar a la muerte a muchos.

     Lo más simpático es que los juzgó el propio padre Maíz. Bien merecido...

     No, no trato de justificar al padre Maíz, que se convirtió en un monstruo haciendo de fiscal de sangre -arrancando confesiones, dirigiendo a los verdugos, firmando las sentencias. Pero ese era ya otro padre Maíz. No el sacerdote alto e inteligente que conocimos nosotras; el único que sabía latín y hasta castellano en el Paraguay; el único en el que tenían confianza las señoras -con los otros no dejaban solas a sus hijas ni siquiera en la iglesia. Todos lo consideraban ya obispo, hasta que su Palacios lo acusó de liberal.

     Sí, liberal, pero ¿qué tiene?

     Al fin y al cabo nos peleamos con los españoles porque no nos dejaban ser liberales... Mire, Carmen, a mí no me venga con esos chistes porque no le conviene; usted tiene cinco años más que yo. ¡Qué simpático! Por supuesto que no nací en 1811, pero esas cosas se aprenden hablando con las personas mayores y que saben más... Usted perdió la ocasión de instruirse hablando con la abuela que se confidenciaba conmigo y con la gente culta que nos visitaba como los diplomáticos... Pero usted fascinada con la Lynch y con los bailes, muy lopizta, no me lo niegue ahora...

     Bueno, le decía que liberal no tiene nada de malo, al fin y al cabo este país debía ser liberal, como decía el señor Couverville y también el señor Washburn... Y el señor Couverville muy contento con Francisco, cuando todavía no era presidente; decía que le tenía confianza porque había estado en Europa y había visto cosas que los paraguayos no conocían; él pensó al principio que iba a ser mejor presidente que su papá. Don Carlos estaba al final demasiado viejo, era muy bruto, y recibía a sus visitas en calzoncillos. Francisco parecía un joven con ideas nuevas, decía que no estaba de acuerdo con muchas cosas del viejo y prometía un gobierno diferente.

     Pero cuando llegó a presidente se quitó la máscara y comenzó una campaña anticom, digo, antiliberal... Allí lo asistió su Palacios, que tenía miedo a quedar oscurecido por el padre Maíz, el único candidato a obispo en serio. Así que le pasó la idea y entonces revisaron la casa del padre Maíz y por supuesto que le encontraron esos libros, dice que prohibidos, pero que el padre Maíz tenía permiso para leer. Igual no más le hicieron un proceso, dice que por ateo, y el señor Washburn me dijo una vez que esos procesos eran los que se hacían en tiempos de la Inquisición... eso quiere decir en tiempos de los españoles, a usted por lo visto que hay que explicárselo todo y paso a paso, allí tiene el resultado de andar de baile en baile cuando debía instruirse.

     ¿Qué podía esperarse, entonces, Carmen?

     Cierto que el padre Maíz se convirtió en un monstruo y que dictó la sentencia contra su propio obispo, pero piense usted en lo que le hicieron en esos cuatro años que lo tuvieron encerrado en una celda sucia donde no podía moverse, en todo lo que lo torturaron y amenazaron injustamente... Cuando al final salió ya era otro hombre, uno se queda loco después de tantos maltratos... Salió para convertirse en el fiscal de sangre, pero si no aceptaba lo mataban a él.

     Y por otra parte, ¡qué obispo el Palacios! El padre Maíz no hizo tan mal en fusilarlo, él se lo merecía... ¡Qué idea la de usted de tomarlo como confesor! Y decirle un día que tenía algunas dudas... ¿Qué tipo de dudas, mi hijita? Lo estoy viendo al viejo afeminado con sus ojos saltones, como husmeando un chisme para contárselo a López... Dudas de que Dios nos está abandonando, monseñor; mi pobre abuela era una santa y se murió en el camino; se murió de fatiga porque no pudo resistir los trajines de la evacuación. Y se murieron también mi padre y mis hermanos y mis primos y perdimos nuestra estancia que la confiscaron; ahora soy una mujer de 22 años pobre y huérfana. Cada día veo morir más gente por las balas o el cólera o el hambre y veo bien también que no vamos a ganar la guerra y debe ser que el Señor nos castiga por algo o que el Presidente se equivoca y nos lleva a todos a la ruina...

     Ese era su obispo.

     Desde que se confesó con él y así, López dejó de tratarnos como parientes que éramos y ya no nos invitó más a su mesa. Cierto que me revolvía el estómago comer en compañía del presidente y el obispo y el padre Román y la ramera inglesa, pero en tiempo de guerra no es cuestión de ser demasiado sensible. Era peor tener que rebuscarse por los basurales como las otras residentas y destinadas, comiendo cuero hervido y hormigas y hasta carne de gente. Pero el obispo siguió con su paté de foie gras y sus licores (que no sé de dónde López los conseguía en plena guerra), después el dominó con Su Excelencia y los chismes.

     Hasta que un día los dos tranquilamente hablando cuando aparece el negro que nos miraba mal y le asesta un bruto latigazo por la espalda. El obispo: «Su Excelencia, mire lo que me hace, castíguelo.» López (que había organizado la comedia, ñembo inocente): ¿Tú también, hijo mío? Nunca me lo hubiera esperado. Entonces le llegó el turno: el negro se llevó al obispo arrastrado al corralón de los presos, le aplastó los dedos a martillazos; lo fusilaron en diciembre del 68.


 

IV

     El mismo negro que lo arrastró al obispo fue quien le pegó a usted el grito aquella vez. Usted muy sorprendida: pariente de López y todo y la trataban como a las demás.

     A partir de ese momento comenzaron a tratarnos como a cualquiera, forzándonos a recoger las bombas de los brasileros para devolvérselas con nuestros cañones. «Gracias a Dios que no explotan» -decía el mayor Thompson cada vez que le llevábamos una-, «los brasileros no saben tirar.» Pero la verdad es que también explotaban, y entonces usted se dio cuenta de una vez por todas de cómo López la tenía engañada, a usted como a otros muchos más, pero tampoco hablamos sobre el punto sinceramente, porque todos nos desconfiábamos y nos teníamos miedo; estábamos en un brete del cual ya no podíamos salir. Había que seguir derecho, como las reses, aunque las reses tampoco quieran llegar al final para encontrar la muerte. Desde su bunker, López se aseguraba de que siguiéramos derecho. Nadie se atrevía a decirle con pleno derecho: «Du bist verrueckt, mein Kind, du gehoerst nach Berlin, wo die verrueckten sind.» Una forma de hablar, porque no solamente en Berlín ha habido locos con furor belicista y dispuestos a morir con su patria.

     Cada vez que silbaba una bomba pensaba que era la cólera de Dios enviada por mí. Porque cada vez que me confesaba le confesaba al cura solamente lo que no podía molestar a López y temía que Dios me fulminara por profanar su sacramento. Pero Él sabe leer los corazones, y me protegió de López y de los brasileros.

     ¡Los brasileros, Carmen! Recuerda que los vimos llegar casi con alivio después de dos semanas bajo el fuego de sus acorazados... Era preferible un enemigo con cara a la expectativa angustiante de esperar el ataque momento por momento... También habíamos estado esperando (no sé si usted pero yo sí) que vinieran a librarnos de López; no podían ser insensibles a las súplicas ni peores que el hombre que torturaba a su madre.

     Pero al verlos llegar en sus caballos y a la carga y aullando con sus lanzas relucientes, yo, que detestaba al presidente, me vi de pronto manejando el fierro que me pasó un sargento. Usted a mi lado, Carmen. Usted que era miedosa daba miedo... Tanto que unos días después se negó a escuchar al mayor Thompson cuando nos dijo que nos rindiéramos; usted estaba como poseída... Tanto como las 50 ó 60 locas armadas como se podía, echando espumarajos de rabia por la boca y provocando a los cambá que no se decidían a cargar para terminar con las últimas resistencias pero que hubieran terminado cargando a la larga de no ser por Thompson que vino a persuadirnos porque no tenía ya sentido luchar por un cobarde que prometió luchar a la cabeza y se corrió del campo de Lomas Valentinas y sin prevenirnos como el Mariscal López y que desde entonces sigue corriendo.

     ¡Cuesta creer que haya pasado un año!


 

V

     ...estuve a punto de escribirle una carta al Emperador pidiendo que la salven, pero después pensé que somos un enemigo vencido y eso es nada y una mujer vencida todavía menos en estos tiempos de ocupación militar y si apenas podemos salvarnos nosotras, ¿qué podríamos hacer por doña Juana Pabla Carrillo, condenada a muerte por su propio hijo?

     Pero me siento mal estando mano sobre mano; algo tendríamos que hacer por ella. Ella siempre nos protegió... ¡Ah!, pero mírela, Carmen. Pasa de largo, menos mal; yo creí que se venía a casa y no tengo ganas de hablar con ella ahora. ¿Sabe que me la encontré en la calle y me dijo que quiere volver con nosotras?... Ahora muy mansita la esclava Rosa, después de que se pasó fisgándonos y con las ganas de denunciarnos a la policía... ¿Qué hubiéramos hecho sin doña Juana Pabla? Ahora pienso que ella en el fondo lo entendía todo y que por eso venía a visitarnos tan a menudo para protegernos. Cierto que no tenía ascendiente sobre su hijo, pero de todos modos era la madre del Señor Presidente y al verla llegar a nuestra casa tan a menudo los pyragues y la negra Rosa se quedaban tranquilos; preferían ignorar que aquí se hablaba mal del presidente y no tan disimuladamente y que nos visitaba Mr. Washburn y lo demás... De lo contrario nos denunciaban y terminábamos interrogadas por el obispo y el padre Maíz y el padre Román. No hubieran tenido miramientos conmigo (que era una nena) ni con la abuela (con sus setenta y si teníamos suerte nos fusilaban no más)...

     Usted debió haber sido más firme con la esclava Rosa cuando quiso volver a nuestra casa; le hubiera dicho que no, que ya se había enrolado en el ejército y que no quería quitarle soldados a la patria o algo así. Ella no hubiera podido replicarle que en el ejército la hacían marchar no más y darles palos a las reclutas pero que no le daban ni techo ni ración -la ración sólo para los hombres. No hubiera podido confesar que la jodieron y que no se le llenaba el estómago golpeando ni denunciando a otros a la policía. Pero usted fue floja y le dijo que sí, sabiendo que no sería «por una noche no más y porque estaba lloviendo». La Rosa venía de exploradora; cuando le dijo que sí llamó a las otras, y desde entonces tuvimos las cinco soldadas durmiendo en el zaguán como perros de guardia.

     ¡Ay, Carmen! Usted escuchó bien a esa señora cuando nos dijo: Verdad es que dicen que pasamos la vida en nuestro hogar libres de peligros, y que ellos pelean con la lanza; pero piensan mal, que más quisiera yo embrazar el escudo tres veces que parir una sola... Creo que por lo menos en eso las dos de acuerdo... Pero las mujeres de la tierra no sólo parían entre bombas sino que también empuñaban la lanza y sin quejarse, y todo por la satisfacción de clavársela a un brasilero, como si así pudiesen resucitar a sus muertos. Ni siquiera por eso, porque no tenían pensado mandarlas al frente, sino que las militarizaron para tenerlas quietas, porque les resultaba más cómodo tenerlas de siervas, de criadas, de madres, de leñadoras y de rameras; porque bajo bandera no podían quejarse, tenían no más que cumplir con su deber sin salario ni provista, y para comer debían mendigar, venderse y extorsionar; obedecer sin preguntarse por qué ni para quién... Por eso me pregunto ahora qué clase de demonios la guerra nos había metido en el corazón...

     Me pregunto también qué hubiéramos hecho con esas perras adentro de la casa y sin comida; qué hubiéramos hecho sin doña Juana Rabia que se confidenciaba con abuela y entendía; que nos mandó raciones extra para tenerlas comidas -odiándonos pero sin ganas de perder el pensionado aunque viniera de enemigos del gobierno; de gente que se permitía protestar bajito por ser parientes de Su Excelencia; por lo menos algunos en la casa.

     No, Carmen, no hable así; usted no conocía a esa mujer; usted no hablaba con ella más que ¡Ave María purísima!, hasta luego madrina querida cada vez que ella venía a visitarnos y usted muy modosita pero distante; yo sé porque al último la abuela me hablaba ya como a una persona grande; ella, doña Juana y yo teníamos conversaciones en la casa y la señora percibía bien que la guerra nos llevaba a la ruina pero no podía con su hijo, que terminó condenándola a muerte -a ella con hijos/hijas- justamente por decirle verdades desagradables. No es que no tuviera carácter doña Juana Pabla; es que las cosas se le fueron encimando una sobre otra y cuando quiso hacer algo era demasiado tarde. Lo mismo le hubiera pasado a cualquiera.

     Primero fue el casamiento. Mejor dicho el romance. Ella con un padre tan severo termina por liarse con el tipo por hacerle la contra. Y él parecía muy decente -me decía la abuela- pero resultó un badulaque, aprovechando que los Carrillo eran mal vistos por el Francia y entonces podía abusar de doña Juana Pabla como abusé y sin ninguna consecuencia (para él)... Doña Juana Pabla desesperada; encima una chica demasiado conocida, demasiado bien, para que la cosa no se sepa y no se comente -creo que en el fondo muchos felices con su desgracia. Entonces apareció don Carlos; ella muy ingenua todavía para suponer que si la aceptaba en esas condiciones, no la aceptaba por el hijo del otro sino por la estancia de ella. (¡Mire que tenían tierras los Carrillo! Ahora toda en poder de la Lynch, regalo de ese guacho que despojó a su familia para darle el gusto a la querida.) Es decir, no la aceptó en absoluto; la necesitaba no más. Por eso agachó la cabeza, por eso aguantó las murmuraciones; pero se compensaba tratándola mal, echándole siempre en cara que la había salvado de... ¿de qué, prima? A Francisco lo criaba como a su hijo propio; sabía muy bien cómo era, pero no quería dar tema a las murmuraciones negándole sus privilegios de hijo mayor y de hijo del presidente. Todo esto lo comprendía muy claro doña Juana Pabla. Sabía que le estropeaban a ese hijo de ella criándolo así; temía que algún día le causara desgracias pero, ¿qué podía hacer?... Como le dijo una vez a la abuela: tuvo que casarse con un hombre que no la respetaba aunque vivía de su dinero (de ella); cuando el hombre llegó a presidente, gracias al dinero (de ella), tuvo que respetarlo más todavía, porque entonces todo pasó a manos de él... ¿Cómo? Se lo hubiera preguntado a su papá, Carmen, él siempre tan lopizta, pero que una vez admitió que Carlos López se había comido casi todas las tierras fiscales, como si las propiedades de Carrillo fueran vyro rei.

     Pero a pesar de todo, don Carlos era mejor que el hijo. No era ni un poco bueno, el viejo López. Tenía un resentimiento enorme sabiendo que la sociedad no lo aceptaba por ser quien era, un chacarero de segunda que entró a la clase alta por la puerta de servicio como decían. Pero como comenzó de abajo, tenía aprendida la prudencia; él nunca le hubiera declarado la guerra a todos sus vecinos como Francisco después porque sabía hasta dónde y cómo y cuándo se puede uno manejar por las malas. Lo aprendió despacito y con mucha paciencia todo el tiempo que se pasó encerrado en su quinta porque Francia no quería competencia. Le hizo las mil y una, el dictador Francia, pero don Carlos siempre mandándole regalitos; y no por los regalos, que el dictador no aceptaba (sintiéndose un Incorruptible como el Robes... Robes ¿cuánto?), sino por darle el gusto de rechazarlos con mala cara, sintiendo que era así el «Ser sin ejemplar» que le llamaban... Claro que entre bueyes no hay cornadas, Carmen, y cuando murió Francia don Carlos fue el primero en prohibir que se hablara mal de su colega difunto; había esperado demasiado tiempo para ser dictador y no quería que le estropeasen la dictadura justo cuando él se había sentado en el trono gracias a las maniobritas y las propinas a cuenta de Carrillo.

     Pero con todo, don Carlos era mejor que el hijo. Por lo menos no era guacho, lo que tanto le pesaba a Francisco, él que se vengó de los demás o de sí mismo forzando a doña Juana Pabla a declarar en la iglesia de Trinidad que Francisco era su único hijo bienamado, y que renegaba de los otros -de Benigno, Venancio, Rafaela e Inocencia. También que López lo encontró todo servido en bandeja; desde chico se paseaba por la calle con escolta y se hacía tratar como hijo del presidente; a los veinte se metió en una guerra que no ganó pero lo nombraron general; a los treinta se paseó por Europa y el Napoleón III lo trató muy bien (era no más para venderle perfumes pero Francisco se lo tomó muy en serio); después lo nombró presidente su papá y a Francisco le pareció muy normal -tanto que el señor Varela terminó muy mal por decirle que era monarquía eso. Como todo le venía fácil, pensó que también es fácil ser Napoleón. Y nos mandó a la guerra sin zapatos, sin comida, sin enfermeros, sin municiones. Para él igual, porque se hace famoso gane o pierda.

     ¡Pobre don Benigno López!

     Él hubiera sido presidente, él que no era loco ni sucio como el hermano... Francisco jamás le hubiera perdonado una cosa así, Carmen; la hubiera lanceado como a la Pancha Garmendia que lo echó de su alcoba a sopapos. Pero Benigno era otra persona, él tomó como debía el portazo que usted le dio en la cara sin abusar de su posición... No es necesario que me lo diga, ya sé que a usted le gustaba. Sólo que le tenía su recelo, porque los hijos del presidente estaban acostumbrados a cortejar a todas las muchachas y con suerte; estaban muy mal acostumbrados. Pero buenos muchachos en el fondo, quiero decir Venencio y Benigno, ellos no la hubieran lanceado a la Garmendia. Ni a la Dolores Recalde ni a las Barrios por puro despecho... Con el tiempo se fue poniendo peor. Francisco. Eso que tenía su dispepsia y estaba muy gordo, no podía montar a caballo. No podía montar como dicen los guarangos, pero siempre mirando a las jovencitas y diciendo piropos con el mal aliento de su boca sin dientes. Pero el problema era Madama Lynch, eso usted debió haberlo comprendido mejor. Le hablo de la vez que nos ofrecieron champagne y usted quedó medio curda, lo suficiente para mirarlo al general Caballero, ¿no se lo contó a su obispo? Vamos, prima, ahora puede hablar sinceramente. No tenía nada de malo, no la estoy criticando. Sólo que podía serle peligroso, muy peligroso, por algo que usted ni se lo imagina: los celos de la Lynch. Usted no puede saberlo porque nadie lo sabía; a lo mejor fui yo la única. Y si había otra persona, ciertamente no era López, porque o sino Caballero terminaba como su precursor el general Díaz. Precursor en la Lynch.

     ¡Pobre don Benigno López! ¿Sabe que yo lo vi camino del suplicio? No se podía tener en pie por el tormento que le habían aplicado, pero me dolió más todavía verlo recibir como un mendigo el pedazo de chipa que alguien le pasó... A Francisco no le bastaba con hacerlo fusilar; tenía también que hacerlo golpear, pasar hambre. Tenía que obligar a doña Juana Pabla y a sus hijas a presenciar el suplicio del hermano.

     ¡Cuando pienso que ahora las tiene presas y condenadas, tengo ganas de escribir al Emperador para que las salve, diciéndole lo inútiles que son sus soldados que lo dejaron escaparse en Lomas Valentinas y que todavía no pueden capturarlo al cabo de un año!


 

VI

     Una vez le pregunté al señor Couverville si era cierto que en los países civilizados mataban a los presidentes. Fue justamente cuando me enteré de que papá había muerto y entonces me pregunté si era cierto que los mataban en otras partes. Porque aquí nos decían siempre que había que respetar, pero la abuela también muy devota pero me dijo una tontería el sermón del obispo que López «un nuevo Jesucristo»... Era una historia que escuché del padre Maíz, uno que se llamaba Bruto que lo mató... Sí, ríase no más si quiere, pero se llamaba Bruto si el padre Maíz lo decía, él era un hombre muy culto entonces, mi director espiritual, y todavía López no lo había destruido. Un santo.

     Couverville también se rió de mí pero después se puso serio y no me supo explicar civilización. Me contó que en Europa las calles estaban todas adoquinadas y que por la noche iluminadas y las mujeres andaban todas en coche y no mojándose las faldas como en las calles de Asunción llenas de zanjas donde todos tiraban su basura. Pero todo eso era igual a López; él justamente adoquinó la calle De las Palmas y le puso la iluminación y también levantó su palacio y el oratorio y la estación. Cierto que no tanto como París, pero con algo se empieza y Asunción con los López se comenzó a llenar de casas lindas, querían terminar con todos los ranchos.

     Todos muy contentos al comienzo y yo también, póngase en mi lugar. Yo vivía en la estancia y descalza; no había con quién conversar aparte de las vacas. La vida comenzaba temprano y ordeñando y terminaba temprano y sin nada en el medio. Entonces me voy a Asunción y los zapatos me duelen pero me gustan y camino sobre unos pibos de madera que brillan y la veo prepararse, a usted y las mayores, con unos trajes que ni soñábamos en la estancia para ir al baile. Yo todavía no sabía; en esa época la admiraba muchísimo a la Lynch. Me parecía tan linda con su cabellera rubia y siempre saliendo a todas partes sin pedirle permiso a nadie. Me moría de ganar de ir a su casa, de conocer al presidente, de asistir a las fiestas que ellos organizaban en vez de quedarme en la estancia haciendo dulce de leche con las mujeres.

     Vanidades de niña, decía la abuela.

     Puede ser, pero los grandes también estaban contentos como nosotras; ellos con otras cosas. Hablaban todo el día de los barcos a vapor, del telégrafo, del ferrocarril, de la fábrica que trajo López para hacer hierro con los ingleses; tanto hablaban de la exportación que un día les pregunté y esa vez me explicaron; me dijeron que para ganar mucha plata gracias al presidente y que Estados Unidos estaba en guerra y entonces íbamos a mandar todo nuestro algodón a Europa. Entonces les pedí que con eso traigan muebles para la estancia pero se enojaron conmigo porque era una pretenciosa, las cosas que aprende esta nena.

     Cierto que también le tenían miedo...

     Si te invitaba a sus fiestas tenías que ir quieras o no y de eso justamente se quejaba la abuela y yo no la entendía cuando tenía trece. Demasiado caro andar llevando un traje nuevo todos los días y en algunos casos dos porque la Lynch venía y te mandaba que fueran dos y tenías no más que llevarte el otro a la fiesta para cambiarte después de las doce por capricho de ella. Yo entonces fascinada, ahora comprendo lo que se tiraba en trapos y lo demás. Porque si la Lynch te invitaba tenías que invitarla también y entonces necesitaban una alfombra para la sala y un candelabro aquí y las cortinas allá... Era tirar la casa por la ventana pero López muy dispuesto a enseñarnos a vivir como Europa... La abuela tenía razón, Carmen, y desde el primer momento, y no porque era historiadora o una de esas, sino porque sabía muy bien que uno tiene que ser lo que es y cuando uno no es lo que es es que se trae algo bajo el poncho...

     ...Algo muy feo, con tantos nuevos reclutas en el ejército que no necesitábamos, y la mandioca muy cara porque en vez de trabajar desfilaban... Y para qué tantos policías, en cada esquina uno, en cada dormitorio; la casa llena de criados soplones y uno no podía hablar en paz con sus parientes. Yo me encerraba con la abuela para hablar encerrada con ella y en su dormitorio y era una subversiva. Casi me denunció la Rosa por eso... Y no que sabían lo que yo hablaba pero piensa mal y acertarás; yo no estaba todo el día en la LÓPEZ JUGEND y entonces era por algo; aunque me fuera de tanto en tanto porque de todos modos no podía dejar de ir, pero se notaba bien que no participaba, era diferente y entonces peligrosa y a pesar de ser la prima del presidente López.

     Desagradable pero aguantábamos a López que con nosotros hablaba francés y con el pueblo guaraní. A cada cual su idioma. Papá contento porque prometía hacerlos trabajar, punta de haraganes; ellos contentos porque se hacían policías y podían meternos en el cepo uruguayana. Cada cual tratando de ganarse la ayuda de López que nos valía de poco pero aguantábamos lo mismo pensando que podía ser peor o sino.

     Pero llegó lo peor y entonces no me explico por qué no hicieron nada los que podían hacerlo. Las personas mayores, los hombres. Era peligroso, cierto, pero no sé si solamente era eso... ¿Recuerda usted a su novio el día que le faltaron al respeto? Él hecho un tigre, dispuesto a tomarse a tiros o sablazos con el otro y eso que solamente fue un piropo. Todos iguales, unos gallos de riña... Entonces, ¿por qué nadie hizo nada cuando López le fusilaba la hermana?


 

VII

     Esto como paz resulta un desastre, Carmen, pero tampoco peor que en la guerra, que teníamos que andar escondiéndonos de las balas propias y ajenas y de los soldados propios y enemigos. Ahora de los enemigos solamente, e incluso me siento más protegida porque D'Eu no piensa detener a sus soldados pero tampoco piensa defenderlos en caso de violación o asalto, y la pistola que va en mi cartera va en serio. ¡Deje no más que me pongan un dedo encima!

     Sí, lo entendí desde el primer momento, Carmen; usted no venía a hablar de política. A usted le molestan mis discursos, me considera estropeada por Caballero Aquino... pero quédese tranquila, ni Leandro ni yo lo leímos... Era no más que hacía rato no hablaba y aproveché la ocasión para contarle la guerra paso a paso, a usted que la pasó conmigo; bueno, también con algunos comentarios adicionales; nunca está de más ahora que se marcha del país...

     ¡Desde luego que lo sabía!

     ¿Le parece que una puede mover un dedo en Asunción sin que lo sepa todo el mundo? Especialmente cuando es alguien tan importante como usted, Carmen, y tan importante como su novio... Claro que lo conozco; lo vi varias veces por la calle y me parece muy bien. Pero aunque fuera un escracho, Carmen, una mujer no puede quedar sola en un lugar como Asunción... Se lo digo porque está dudando; la conozco muy bien. Está preguntándose cómo quedaría, qué podría decir nuestra familia. Nuestra familia está muerta, Carmen, lo siento tanto como usted... Pero aunque sus hermanos vivieran, nada podrían decirle ellos que no la defendieron... Es la pura verdad, Carmen, yo no quiero acusarlos. Pero también hicieron la guerra sin consultarnos, ellos, su papá y mi papá, y nos largaron solas desde el primer momento y ahora tenemos que seguir viviendo y decidiendo solas y sin remordimientos. Así que váyase, quédese tranquila... Usted qué le debe al país, ¿la guerra? ¿La ocupación, con esta ciudad llena de soldados, macateros y putas? Váyase no más, usted no le debe nada.

     Y no se preocupe por mí, porque usted me protege casándose con un oficial brasilero.



CARTAS NO NECESARIAMENTE ESCRITAS

 

     Queridos papá y mamá:

     Mil disculpas por no haber escrito antes, pero ustedes comprenderán que un viaje como este es siempre una aventura y que en las primeras semanas no se tiene tiempo para nada, ni siquiera para uno mismo. Eso es todo. No tienen por qué preocuparse, porque el país no es como Colombia, donde nos asaltaron dos veces en quince días, aquí es posible pasear por la calle de noche; más seguro que Washington o cualquier ciudad norteamericana.

     La información que ustedes tienen es del Uruguay; lo confundieron con Paraguay. Es allá donde los tupamaros andan arrojando bombas y secuestrando oficiales del gobierno; aquí la situación política es tranquila y no puede cambiar por mucho tiempo. Tienen un gobierno fuerte pero moderado; lo que un amigo de la Embajada llama un nice dictator.


 

     Querida Maggie:

     Las ideas tuyas son falsas y parecen tomadas de los ads de Hawaii: turistas americanos bebiendo tragos reclinados perezosamente en hamacas a la sombra de las palmeras, mientras nativos sonrientes cantan canciones para ellos. Pero Paraguay te desilusionaría porque aquí no puedes hacer surf (ojo con tu geografía, Maggie, este país no tiene mar). Also, tampoco encontrarás aquí mucho de la alegría que asociamos con los países latinos. No tienen nada de especial los nativos (males). Así que ni aprendo ni estoy interesada en aprender el español en método directo, como dices, con un novio local. Y los americanos de la Embajada están todos casados (lástima) incluyendo el asesor político de la Embajada, Jack O'Connor, un hombre muy apuesto pero muy duro. Anyway, mantenemos buenas relaciones todos los residentes en el Paraguay. Creo que se aburren bastante, y cada vez que llega alguien de América, los más antiguos lo reciben como a alguien que llega trayendo un poco de novedad a este país tan provinciano y tan muerto.

     Asunción es sencillamente decepcionante: una ciudad sin árboles y con calor. Parece una sucursal de Miami, con la diferencia del culto al pasado: en las vidrieras del centro se exhiben uniformes y armas del siglo pasado, y todo el mundo sigue hablando de Mariscal López, un contemporáneo de General Grant, como si fuese un político actual...


 

     Estimado profesor Nichols:

     ...En el Archivo Nacional de Asunción han adoptado una modalidad particular: guardar bajo llave los microfilms y copias de los documentos y tener los originales a la disposición del público. Me siento vandálica haciendo mi investigación, porque los papeles se me deshacen en las manos al revisarlos, pero tampoco puedo ser más papista que el papa y, además, debo apurarme, porque no puedo imaginarme qué quedará de este Archivo dentro de veinte años.

     El director, un hombrecito pretencioso y siempre de tuxedo, se mostró muy amable conmigo. Demasiado. Retribuir sus atenciones como él quisiera me permitiría avanzar más rápido en mis investigaciones, sólo que a un precio demasiado alto.

     La Biblioteca Nacional sigue como cuando usted la dejó hace quince años. No han comprado un solo libro nuevo, y los más importantes se han perdido o siguen deteriorándose. Decididamente, tendré que pasar una temporada en nuestra biblioteca de Georgetown para poder leer libros paraguayos.

     Esta ha sido la gran desilusión de mi viaje: en el Paraguay no existen libros paraguayos. Por suerte, el núcleo de mi disertación se basa en el trabajo de campo. De lo contrario estaría perdida. Digo si tuviera que depender de las bibliotecas locales -que simplemente no existen como tales.

     Las entrevistas marchan bastante bien.

     Los políticos de la oposición parecen más abiertos; los del gobierno -especialmente cuando son funcionarios- temen contestar mis preguntas; temen comprometer su posición con una respuesta indiscreta.


 

     Si lo desea, puedo enviarle una colección de recortes del diario ABC. El tema de los artículos resulta funny para un periódico: las últimas noticias de la guerra de... 1870... Cien años de atraso... Pero como usted investiga esa época, pueden interesarle las informaciones, ahora ya liberadas de la censura... Yo tengo menos suerte que usted porque investigo el presente, y tendría que esperar hasta el 2070 para saber lo que pasa ahora en el Paraguay... Supongo que el título de esa serie futura será el mismo que ahora utiliza ABC para su serie actual: HACE CIEN AÑOS.

     Bueno, cien años de atraso es relativamente moderno para este país. En la Academia de la Historia -que me invitó a una sesión oficial- el tema de los debates principales siguen siendo las razones que tuvo Irala para deponer al Adelantado Cabeza de Vaca en 1545 -iralistas y alvaristas se detestan.


 

     Querido Bob:

     ...la gente joven se divierte paseando los sábados por la calle Palmas (¡qué nombre!), la calle in de Asunción, donde además de algunos escaparates poco surtidos, existe una confitería (una combinación de coffee house y night club diurno), donde muchos se reúnen pero pocos se atreven a bailar un fox trot bajo la mirada atenta de los chaperones. Esto por la mañana; por la tarde, los hombres se reúnen en los bares para hablar de mujeres -pero sin ellas. Creo que el machismo paraguayo es básicamente verbal: las mujeres están todas encerradas y solas. Cierto que últimamente han aparecido algunas boîtes, pero a las boîtes van con chaperones, y la consumición de los acompañantes puede ser demasiado cara. (En general, las boîtes son prohibitivas.) El televisor se ha vuelto un símbolo de status (llegó hace cuatro años) aunque los programas favoritos sean el Cisco Kid, el Llanero y otros que pasaron por las pantallas norteamericanas hace veinte años.

     Ese es el swinging Asunción...

     Si dudas de mí, deberías confiar plenamente en el aburrimiento de Asunción. Claro que no es eso; simplemente no pienso engañarte...


 

     Estimado profesor Nichols:

     Los datos del último censo de población no han sido publicados por el gobierno (parece que el crecimiento demográfico superó al económico). El número de afiliados de cada partido político es imposible de establecer con precisión. Es cierto que todo empleado público debe pertenecer al partido de gobierno, pero eso no me resulta de mayor valor para mi trabajo. Yo trato de investigar las ideas y no las afiliaciones políticas.

     Pero aquí me encuentro con el siguiente problema: si la ideología es exactamente la misma, ¿por qué hay partidos distintos? El Partido Comunista, prácticamente, no existe; los demás partidos se declaran democráticos al estilo occidental -al estilo de nuestro Partido Demócrata (John F. Kennedy es muy admirado). Al menos, este es el resultado de mis encuestas. Existe, eso sí, una pequeña diferencia: los miembros del colorado Party (que está en el poder) insisten en que el ejército debe intervenir en política -en esto se diferencian de los demás. Pero esta es una cuestión práctica, que no hace a su filosofía política. La diferencia parece estribar en que, digamos, los líderes del partido X son A y B, mientras que los del partido XX son A' y B'; una cuestión de personas, no de ideas.


 

     Soy consciente que Presidente Stroessner no es un demócrata, pero el artículo de Washington Post contiene gruesas exageraciones. Cierto que el récord político de Presidente Stroessner no es impecable; pero tampoco lo ha sido el de ningún gobernador paraguayo nunca. Si él se mantiene en el poder desde 1954 y mediante elecciones, es porque tiene apoyo popular. Las clases populares ven en sus políticas populistas una alternativa vis-a-vis la antigua liberal oligarquía y los hombres de negocios lo apoyan por haber ordenado las finanzas. (Incidentally, él ha recibido considerable apoyo de FMI y BID.)

     La vida política se ha distendido mucho en los últimos años: los partidos de oposición están representados en Parlamento y tienen sus propios periódicos. La oposición se queja de que ellos no tienen pleno acceso a los media y que el partido de gobierno dispone de fondos públicos para su campaña política; también hablan de hostigamiento policial. No he podido verificarlo hasta el momento; tampoco me sorprendería, dado el grado de desarrollo político del país. Pero pienso que las intenciones de Stroessner son sinceras; no olvidemos que él decidió celebrar elecciones presidenciales en Paraguay, algo que no se hacía desde 1932. La oposición todavía se muestra renuente a participar en el diálogo político, sin embargo, pienso que terminará haciéndolo, y que, de continuar este proceso, Paraguay entrará en una etapa de mayor modernización política.

     Aunque todavía les queda mucho por progresar en esa dirección...


 

     Queridos papá y mamá:

     Estoy muy contenta porque conseguí un part time empleo en la Universidad Católica de Asunción. Estoy dando un cursillo sobre el uso de Estadísticas en Ciencias Sociales; ello es prácticamente desconocido en Paraguay, pero también despierta un gran interés. El nivel de mis estudiantes no es muy alto, pero tienen muchos deseos de aprender -mucho más que mis freshmen de Georgetown.

     Además, estoy siguiendo un curso de historia en la Universidad Católica. El profesor es Efraím Cardozo, el mejor historiador del Paraguay, y el curso me resulta muy útil para mi investigación. También está la posibilidad de tomar contactos con estudiantes paraguayos que, de paso, son muy amistosos, mucho más que en otros países latinos donde detestan americanos.

     Profesor Nichols me escribió diciendo que está muy contento con mi trabajo. Creo que estoy haciendo un good job y, además, me favorece que el tema sea prácticamente inexplorado por investigadores americanos. Todos piensan en México o Brasil, los países con que tenemos más contactos, pero de Paraguay se sabe muy poco, y menos todavía de mi subject: los partidos políticos aquí. Fue un acierto elegir un país sin importancia; mi disertación puede ser la única.


 

     Querida Maggie:

     Tus quejas son injustificadas.

     No te escribí porque me sentía muy mal, y la causa son los alimentos. Es en parte mi culpa, porque un día que me sentía muy lazy permití que la maid fuera a comprar al mercado, en vez de hacerlo yo misma en la tienda de la Embajada Americana. La consecuencia es que pasé dos semanas en casa con una infección intestinal, debido a la falta de higiene de los productos del mercado. ¡No puedes imaginar lo que es un mercado en Paraguay! Por eso la Embajada tiene un servicio especial para americanos en Paraguay, que compran su comida en la tienda de la Embajada, evitando así infectarse con los alimentos locales. Un privilegio del cual abusan, porque se niegan a comprar productos americanos localmente disponibles y a un precio razonable -por ejemplo, hacen importar tampax, que en Asunción es más barato.

     De más está decir que actitudes como esta nos hacen impopulares aquí, pero no se trata tanto de que despreciamos el país, como ellos creen, sino que americanos por lo general desconocen la geografía y las costumbres de los países donde viven. Así, la esposa de un oficial de nuestra Embajada quedó muy sorprendida cuando supo que en Asunción había beauty parlors; ella había pensado que la única forma de lograr un hairdo era peinándose entre mujeres americanas.


 

     Querido Bob:

     Gracias a tus consejos estoy desensibilizándome. Es necesario porque a veces quieren echarnos la culpa por todos los males del mundo, incluyendo los problemas políticos latinoamericanos, que ya eran problemas cuando América todavía no tenía medios para enviar sus marines al Caribe, ni siquiera su caballería al Oeste de su propio territorio para detener a los indios. Es cierto que la opinión pública aquí no es antiamericana, pero muchos estudiantes universitarios se muestran muy críticos de nuestra política exterior. La única forma de no tener discusiones todos los días es decirles que sí a todo, o decirles que no entiendes de asuntos asiáticos -eludiendo así los debates sobre Vietnam.

     Con respecto a Vietnam, la prensa es en general proamericana; la propaganda comunista no tiene fuerza. Lo curioso es que el antiamericanismo viene de nuestros propios campii; los estudiantes paraguayos están muy impresionados con las demostraciones, sit-ins y movimientos que vienen del América y tratan de hacer lo mismo. También admiran a los universitarios europeos y los imitan. Parece que la contestación estudiantil es un fenómeno universal.


 

     Lo más simpático, Bob, es que algunos americanos comienzan a dudar de mis lealtades, viéndome siempre con estudiantes paraguayos. O temen que pueda ser concientizada (¡yo!), o piensan que un americano residente en el extranjero debe frecuentar exclusivamente círculos americanos; esta es una buena manera de hacernos impopulares y de hacer que América siga perdiendo terreno al mostrarse incapaz de comprender el resto del mundo y pretender que todos sean como somos nosotros.

     ¡NONSENSE!


 

     Queridos papá y mamá:

     No me explico cómo ustedes, sabiendo lo que son los periodistas, se dejan impresionar por la prensa sensacionalista. Naturalmente, demasiado bueno decir que un representante norteamericano es cordialmente recibido en América Latina. No news is good news. Es necesario, para vender la noticia, publicar fotografías de autos incendiados, manifestaciones, paredes pintadas YANQUI GO HOME! Manifestaciones pudo haber, pero también las hay en los Estados Unidos. Pero se olvida que los manifestantes eran una minoría -agresiva sí, pero minúscula- y que también tenemos amigos, y muchos, en el resto del mundo.

     Desde América se tiende a confundir Ciudad de México con Patagonia; todo resulta confuso. La verdad es -insistencia necesaria- que yo estoy EN Paraguay, que EN Paraguay la situación política es estable, que no corro ningún peligro de ser secuestrada sólo porque algunos extremistas latinos hayan puesto una bomba a miles de kilómetros de Asunción.


 

     Estimado profesor Nichols:

     He recibido una carta muy alarmada de mis padres; ella refleja la opinión del americano medio informada (deformada) por la prensa, que quiere presentar el viaje de Nelson Rockefeller como un rotundo fracaso. Por supuesto que no es así, y me sorprende que americanos no puedan ver claramente, detrás de toda esa información sensacionalista, el propósito demasiado evidente de desacreditar políticamente a Rockefeller.


 

     Los americanos residentes en Paraguay tienen sentimientos contradictorios... Yo me muestro optimista. Una encuesta realizada recientemente demuestra que la mayoría de los paraguayos considera positiva la visita de Nelson Rockefeller. Es cierto, analistas de nuestra Embajada piensan que la visita puede activar sentimientos antiamericanos, pero yo soy confidente que ellos nunca podrán alcanzar un nivel detrimental para nuestras relaciones con el Paraguay. De todos modos, trabajamos muchísimo; la colonia americana está, en el fondo, very excited, trata de darle la recepción que se merece.


 

     Querida Maggie:

     Claro, cuando te conté que tenía una maid, te preguntaste cómo. ¿No pensaste que había entrado en el tráfico de drogas para tener tanto dinero? Pero en el Paraguay no necesitas dinero para tener una sirvienta; los salarios son muy bajos, y especialmente para los americanos, que ganamos en dólares sueldos que para este país son elevadísimos.

     Debo confesarte que la situación de las sirvientas en el Paraguay es muy triste: son muchachas muy pobres que deben aceptar un trabajo en condiciones inaceptables, que a menudo son sexualmente abusadas. A veces me siento culpable por aprovechar de esa circunstancia. Pero, por otro lado, también es cierto que estoy dándole un trabajo a Josefina (mi maid), y que le pago más de lo que comúnmente se paga aquí.

     Ella es una chica muy voluntariosa, pero no sabe ser independiente. Creo que ningún paraguayo sabe serlo. Si tú no le dices a cada paso lo que tiene que hacer, no hace nada. A veces me resulta más fácil hacer yo misma las cosas, en vez de tener que estar al lado de Josefina guiándola. Tampoco es demasiado profesional: imagínate que llegó a usarme mi lápiz de labios. Y eso porque la había tratado demasiado bien; los paraguayos necesitan de un patrón autoritario.

     Todo eso me hace pensar en mis discusiones con mis amigos radicales. Ellos critican el gobierno por autoritario, pero creo que los paraguayos no podrían vivir en una democracia; creo que en el fondo no la quieren. La quieren cuando son abusados, pero cuando necesitan algo no saben recurrir a su propia iniciativa y esperan que el gobierno se lo dé. Una anécdota al respecto. Estuve, con una amiga del Peace Corps, en un pueblo del interior. Los habitantes necesitaban un pozo de agua, pero en vez de recurrir a las autoridades locales, o recurrir a la acción comunitaria, prefirieron recurrir directamente a Presidente Stroessner, pidiéndole que él les hiciera el pozo -que se lo hizo.

     Sistema paternalista.

     Todo caudillo es un pequeño señor feudal, brutal a veces con sus inferiores, pero también responsive a las necesidades de ellos. Los políticos de oposición no son muy distintos, aunque ellos tienen menos medios que los del gobierno. Sin embargo, se arreglan para poder asistir a su clientela política de distintas maneras y esa es la base de su poder.


 

     Querido Bob:

     ¡Cómo deseo que estés aquí, me siento tan sola! Mi crimen consiste en ser diferente, y eso sencillamente no pueden aceptarlo. Las mujeres paraguayas viven bajo la permanente vigilancia de sus familias; apenas se aflojan un poco las restricciones, hacen exactamente lo que no debieran hacer. Aquí no se comprende que una mujer pueda tener libertad sin abusar de ella y, al ver que vivo sola en un departamento, concluyen que soy una whore. Por eso las llamadas telefónicas, las proposiciones, los avances desvergonzados. A veces se me hace un suplicio el simple hecho de salir a la calle: me resulta insoportable ser blanco de todos los piropos y todas las miradas pegajosas.

     TOO MUCH!

     Por suerte conseguí una buena amiga: sin ella me hubiera dado por vencida. Ella se llama Rosalba y es de una familia del gobierno, sin embargo, decidió independizarse de sus padres. Eso le costó mucho, por supuesto, tuvo que soportar una oposición feroz donde no faltaron los golpes y maltratos físicos. Pero finalmente consiguió mudarse en su departamento, es una de las pocas estudiantes que lo ha hecho, porque la inmensa mayoría vive con sus padres (y depende económicamente de ellos). Ella me ayuda a seguir adelante; cuando me siento muy deprimida pienso que mis problemas son insignificantes al lado de los de ella.


 

     CONFIDENTIAL: Nuestro Embajador es un asshole.

     Confiamos en que, enviando a un chicano, nuestras relaciones con los paraguayos estarían más fluidas, pero el Embajador, al llegar aquí, dejó manifestarse una serie de tendencias latinas que en los Estados Unidos debía forzosamente reprimir... El caso no es muy infrecuente: como el Paraguay es un país de segunda, mandamos normalmente a ellos representantes de segunda -pero con un sueldo de primera. Y don Nadie, que de pronto se encuentra instalado en una villa como nunca soñó tener en los Estados Unidos, con chófer y sirvientes, con un status social muy superior, pierde todas las inhibiciones. Los funcionarios paraguayos, cuya conducta moral es bastante loose, no dejan pasar la ocasión de ganárselo invitándolo a fiestas donde el whiskey es caro y las mujeres baratas, y así resulta que los representantes de la nación más poderosa del mundo terminan siendo coates de los mestizos de una banana república. Estoy segura de que él engaña a su mujer y [...]. Todo esto es más desagradable porque nosotras, en este país de machos, tenemos que hacer una vida de reclusas a la que no estamos acostumbradas.


 

     Queridos papá y mamá:

     fui a San Bernardino, el pueblo que ustedes conocen por la canción «Ypacaraí», con unos amigos muy simpáticos; nos pasamos el día nadando, esquiando, divirtiéndonos en buena compañía. En un momento desembarcamos en una playa que resultó la de Presidente Stroessner, es decir, él no la ha comprado (es propiedad pública) pero es la que se encuentra entre su casa y el lago. Yo no sabía dónde estábamos, pero de repente se nos acercó el Presidente, que salía de su casa con una pequeña comitiva, iba por su paseo diario, es un hombre muy activo. Cuando nos vio se acercó a saludarnos y hablamos un momento con él; fue un gesto muy cordial de su parte. Me preguntó qué hacía en Paraguay y le expliqué que estaba escribiendo mi disertación sobre su país porque me parecía muy interesante; él pareció muy complacido. Posiblemente me conocía; pienso que o sino se hubiera mostrado más reservado, porque ha tenido experiencias desagradables con los periodistas radicales que pasan dos semanas en el Paraguay y, sin haber comprendido la situación, escriben después artículos muy parciales.

     Cuando vi que el Presidente se acercaba a nosotros me sentí muy tensa, porque había leído y oído muchas cosas negativas sobre el hombre. Pero después de cambiar unas palabras con él me pareció una persona sencilla y dotada de bastante carisma. No creo que pueda ser el tirano cruel que dicen. Por otra parte, me sorprendió lo casual del encuentro y el hecho de que nos hubieran permitido acercarnos tanto a su residencia; eso no es posible en los Estados Unidos. Es cierto que con nosotros había personas bien relacionadas con el gobierno (ellos conocían también a los hombres de seguridad del Presidente, ya que se saludaron como conocidos), pero, de todos modos, me gustó la informalidad del encuentro. Esto, by the way, es una característica general de las relaciones sociales en el Paraguay. Aquí no existe una clase alta desdeñosa como en Colombia. Todo el mundo conoce a todo el mundo, y hasta una gringa de clase media como yo puede conocer a las personas más importantes en el país.


 

     Estimado profesor Nichols:

     La disertación está casi terminada, sólo se trata de sentarse a darle la redacción final -que lo haré en Georgetown a fines de año.

     Lamento no haber conocido personalmente a profesor Byron Nichols (se llama como usted), un investigador americano que estuvo trabajando en el Paraguay, pero se fue del país antes de que pudimos conocernos. De todos modos, tengo a la vista una copia de su disertación; de no haber hablado sobre el tema anteriormente usted y yo, podría usted decirme que lo he plagiado. Nichols y yo coincidimos en todo: también él ha visto en los presentes partidos políticos paraguayos una continuación de ciertos esquemas de raíz feudal que se establecen en el Paraguay a partir de la colonia; los caudillos locales (en guaraní carai) son los herederos de los antiguos conquistadores; las asociaciones que se forman alrededor de esas figuras dominantes (i. e., partidos Liberal y Colorado) no se diferencian entre sí por sus ideologías (básicamente iguales), sino por las personalidades de sus líderes.

     Me siento como si me hubieran robado mis ideas, pero, naturalmente, es una mera coincidencia.


 

     Las declaraciones de Nelson no fueron muy bien recibidas por la oposición: él dijo que, después de tantos años, el único gobierno que hizo algo por el país fue el de Stroessner. También ha causado malestar que la comitiva de nuestro representante al Paraguay haya dado matériel y asistencia técnica a la policía local, que los ha utilizado muy mal.


 

     Querida Maggie:

     Todo comenzó el 19 de junio, el día en que llegó Rockefeller. Esa misma noche, los estudiantes organizaron una asamblea en la Facultad de Filosofía, en la que tuve que estar presente porque yo había asistido a clase y, cuando quise retirarme, vi que la policía había acordonado la Facultad y ya no era posible salir. Después de algunos discursos inconsistentes, los estudiantes quemaron una bandera norteamericana -no pienses que me cayó muy bien. Pero, afortunadamente, la policía permitió que todos se retiraran de la Facultad, y eso fue un alivio para las personas que se encontraban casualmente en el local sin poder salir. De haber entrado, la policía las hubiera brutalizado; para comprender lo que te digo, tienes que saber cómo es la policía en el Paraguay.

     Pero al día siguiente, sin embargo, la policía se comportó como habitualmente se comporta -no lo hubieras creído. Nuevamente, los estudiantes se habían reunido, pero esta vez en la Facultad de Ingeniería; cuando algunos comenzaron a corear lemas políticos, la policía rodeó completamente la Facultad, forzando a muchas personas que se encontraban en la calle a refugiarse en ese local, ya que cualquiera que andaba por allí era golpeado y/o arrestado indiscriminadamente. Luego, la policía asaltó la Facultad, procediendo con una violencia increíble; no se sabe cuántas personas resultaron arrestadas o heridas, pero sí se sabe que el laboratorio de Física de la Facultad (donado por el BID) fue totalmente destruido por la policía (dicen que muchos de ellos estaban borrachos) y que profesor Bartok, nuestro profesor de convenio, fue brutalmente golpeado -espero que el Embajador actúe con la energía debida.


 

     Querido Bob:

     Justo cuando mi trabajo estaba terminado y mis relaciones con los paraguayos estaban mejorando, tienen que ocurrir estos disturbios políticos que lo estropean todo.

     Asunción tiene el aspecto de una ciudad militarmente ocupada; de hecho lo está. Por todas partes se ven soldados interrogando y deteniendo a los pasantes, y yo misma casi fui arrestada hace unos días y a pesar de mi pasaporte americano. Eso te da una idea del ambiente de tensión que reina en esta ciudad.

     No he visto a muchos amigos desde hace varios días, y supongo que, si no están escondidos, deben estar en la policía, que últimamente ha organizado una severísima round up contra dirigentes universitarios y estudiantes en general.

     Mis clases en la Facultad de Filosofía se han suspendido porque el gobierno cortó la provisión de agua y energía para evitar reuniones en el local. Pero con ello han dejado sin suministro a los jesuitas residentes en Filosofía, y también a muchos vecinos de esa Facultad injustificadamente -incluyendo al hospital de enfrente. Can you imagine that?

     No apruebo en absoluto las manifestaciones políticas de los estudiantes -que resultaron más violentas de lo que habíamos pensado- pero la reacción del gobierno resulta tan desproporcionada, que la mayoría de la población simpatiza con los estudiantes y a veces yo también.

     Los estudiantes quieren responder a la represión con una escalada del activismo. No creo que puedan hacer mucho, pero la creciente brutalidad policial está dando pretextos para ciertos extremistas que quieren radicalizar la contestación estudiantil, hasta el momento más bien moderada. Además, el diálogo político entre gobierno y oposición se ha interrumpido.


 

     Queridos mamá y papá:

     Definitivamente, vuelvo dentro de dos meses, en diciembre. No sé si podré escribirles algo antes, porque ando como una loca con todos los preparativos del viaje. Pero si no lo hago, sepan que siempre pienso en ustedes y que les agradeceré siempre todo el apoyo que me han dado para mi viaje al Paraguay.


 

     Querida Maggie:

     Agosto y setiembre han sido meses horribles... Pero hablaremos de eso cuando llegue a Georgetown, que será pronto.


 

     Querido querida:

     buena idea la mía, intoxicarme anoche, circulito puritano Wilhelm Reich y etcétera, pero mucho cuidado que te miren la novia, cuidado con lo que hacen tus hermanas, cuidado con emborracharse una mujer, queda horrible.

     Todos me creen drunk (gringa de mierda: una norteamericana solamente así). Hasta que llega el médico (curda PLUS crisis: se precisa galeno). Y entonces DOPE (gringa drogada desvergonzada etcétera). La fiesta continúa pero sin mí, erradicada echada de la casa de Luis por indecente. (Fiesta social y reunión política Che Guevara y afines.) Luís: el jefe supremo. El cabecilla, el gaucho y el padrino. El padrillo de todas. Rosalba me acompaña solamente, Rosalba se retira conmigo y mi departamento y la ventana abierta (¿querrá tirarme? quinto piso). Yo le grito. Rosalba no comprende. De comprender comprende (inglés) pero comprende más/además: crisis nerviosa PLUS droga precisa vigilancia y me vigila siempre toda la noche entera y siempre separándome de la ventana abierta de mi departamento.

     Al día siguiente: tentativa de suicidio Rosalba me lo explica... Rosalba al lado mío todavía buena samaritana. La mañana reciente la cabeza doliente con tanta luz todavía me gira... La mañana. Entonces ya han cruzado el Río Paraguay los guerrilleros camaradas títeres de Luis que lo cruzaron mientras bailaba el jefe, dirigiendo desde arriba, de su departamento. Punta de boy scouts (Régis Debray, revolución permanente). Importando guerrillas y sin inteligencia al Paraguay y esperando la noche para cruzar el río en bote a remo por el paso más rápido supuestamente porque no los ven pero los ven de sobra por supuesto del lado paraguayo y los están de todos modos esperando y con ametralladoras y si pueden escapar de la descarga tratarán de nadar entre los remolinos imposibles. Flotarán panza arriba boca abajo Río Paraguay abajo como una buena como clara advertencia a los amigos de la Argentina que tratan de cruzar también el río para llevar guerrillas y libertades a los hermanos del Paraguay que siguen siendo los únicos mientras los colegas argentinos uruguayos brasileros corren a bombazos a la policía los únicos cagones aguantando un tirano quince años sin mover un dedo moviendo sólo un dedo porque las manifestaciones de junio estuvieron bien pero hay que completarlas creando un «foco» porque la agitación callejera sólo el primer paso o por lo menos así les dice Luis que quiere ser el Guevara local y ellos le creen y si hicieron matar por él por puro estúpidos.

     ...La cabeza me duele todavía demasiado en la mañana para decírselo como una buena amiga: Rosalba, no seas tonta no te dejes llevar por ese tonto de Luis escucháme. Si vos me das lecciones de conciencia política porque me considerás un poco dormida (un poco americana), sabete bien que sé más que vos y mucho más no te dejes meter a guerrillera urbana porque te pide Luis. Te lo dice la yanqui, la yanqui un poco estúpida y que te quiere bien y que no olvida lo que hiciste por ella y que quiere pagarte la gauchada y que no puede ahora decírtelo por razones que no podrías comprender y que de todos modos yo tampoco podría explicártelas ni siquiera a medias...


 

     Querido

     Ella nunca sabrá cuánto le agradezco venir a despedirme al aeropuerto. La única amiga que no me da la espalda cuando todos me dejan, me repudian, que me acompaña ahora al restaurant del aeropuerto de Asunción y me invita un café. La sacarina se la pone ella misma porque aquí no la tienen.

     ¡Cómo quiero llorar!

     Me contengo pensando que sería injusto, viendo que Rosalba tiene más motivos pero conserva su calma. Ella que perdió su empleo y con él la posibilidad de una independencia real y de una carrera universitaria y tiene que sobrevivir ahora de limosnas familiares y de un empleo de esclavos -un nuevo empleo que no le deja tiempo para nada. Ella queda en este país porque no tiene nada más; yo vuelvo al mío porque allá me espera la posibilidad de ser más libre y de ser yo misma en esa libertad.

     Trato de encontrar esa palabra, ese gesto que me permita decirle cuánto le agradezco y cuánto me considero culpable aunque no sea mi culpa dejarla sola en Paraguay. Pero la palabra no llega y el gesto se congela. Puedo ver en sus ojos un fondo de rencor, como una cortina que me oculta un algo que antes era transparente.

     Pienso en Luis.

     ¿Podré decirle ahora lo egoísta que fue, cómo trató de utilizarla, de comprometerla en todos esos sus temerarios proyectos políticos? No. No puedo. Ella sigue creyendo, ella debe creer contra toda evidencia que fue un visionario, un inspirado. Sólo porque está muerto; sólo porque el presente es horrible para ella y debe buscar fuerzas en el pasado.

     Ahora puedo sentir que la palabra llega, que surge, va brotando. Un sésamo ábrete que nos devele, que nos explique un pasado común. (Yo también necesito algún recuerdo grato al dejar para siempre este país tan duro.) Pero se acerca Jack. Rosalba se endurece. (Jack O'Connor, el asesor político de la Embajada.) Él había esperado con paciencia (yo se lo había pedido), se mantuvo apartado para darme el momento de estar un poco a solas con Rosalba. Pero ahora se nos acerca diciendo que ya es hora del embarque (no lo habíamos escuchado, ¿será que lo dijeron por el parlante?).

     ¡Qué injusticia!

     Rosalba se retiró sin despedirse al verlo llegar. No respondió al saludo ni a la mano tendida. Ella nunca sabrá cuánto le debe a Jack O'Connor («el gringo desgraciado»), que me acompaña entonces hasta la escalerilla del avión. Nos despedimos como sonámbulos. Yo demasiado absorta, víctima de mis lealtades y sentimientos para preguntarle si le dolió el desaire de Rosalba -pero sabiendo bien que no le hieren las pequeñas miserias de su oficio: es un profesional. (No un insensible, como pensé al principio, pensando como muchos y viendo en él sólo al yanqui de mierda, al pyrague de la Embajada. Así pensé engañada por su máscara, por su necesaria dureza de enemigo por necesidad, por deber. Una máscara que oculta al amigo que Jack sabe ser, porque lo ha sido para mí.)

     El vuelo es muy estable pero me siento mal... horriblemente mal...

     Vuelve la imagen de Luis como lo vimos en la comisaría aquella, llegando aquella noche de sorpresa (como a las diez) y casi contra el deseo de Jack. Porque estábamos en casa y yo le dije tenemos que salvarla y él renuente; estábamos en mi casa y en mi cama Jack y yo. Yo le insisto, le ruego; yo me niego; termina por ceder. Volamos y llegamos de sorpresa a la comisaría. Es sábado de noche. El conscrito se duerme en el zaguán o mira con envidia -él monta guardia- las parejas que pasan por la calle. Nos ve llegar y quiere detenernos (¿quiénes son?) y Jack le pega un grito por no saber quiénes somos y atravesamos el zaguán sin explicaciones y el soldado se achica, saluda y ya no trata de atajarnos. En el patio, el comisario exculpatorio recibe a las personas importantes (Jack y yo) y los hombres siniestros miran como perros con miedo (Jack) a la pendeja (yo) y casi son corteses en su servilismo.

     Un patiecito inmundo donde estuve una vez por la mañana, pero esa vez comían empanadas y escribían a máquina hombres uniformados. Policías. Los mismos, ahora en shorts. Sin uniforme para no ensuciarlo. No mancharlo de sangre, deyecciones, cuando los van metiendo en la tinaja sucia que se sigue ensuciando. Cuando nos ven llegar, los hombres se detienen, sorprendidos. También avergonzados. Ellos saben muy bien que nosotros sabemos cómo acostumbra ser un interrogatorio pero interrumpen el rito como criminales sorprendidos. El preso maniatado tiene entonces respiro y le permiten yacer sobre las losas sucias del patiecito inmundo y vomitado y nos miramos todos como cómplices vergonzantes -el asesor político y la gringa y el comisario y los torturadores de la comisaría, burócratas haciendo extra por la noche.

     Rosalba no está en el patio; hemos llegado a tiempo. Espera todavía su turno para el interrogatorio. Ella nunca sabrá lo que hicimos por ella Jack y yo, que caímos en plena noche en la comisaría exigiendo que la dejaran irse. Ella no tiene nada -el comisario admite- ninguna prueba contra ella; pensaban interrogarla por si acaso; bueno, ustedes saben... Claro que lo sabemos: ella se acostó con Luis. Pero la cuestión horizontal, no política, por eso le insistí a Jack que usara su influencia para salvarla de las inmersiones en agua sucia y la posible violación y toda la rutina del interrogatorio del país maravilloso donde para terminar con un comunista tienen que terminar también con sus amigos y/o hembras aunque ellos sean KKK.

     Rosalba no lo supo pero lo supo Luis.

     Nuestra conversación le dio algún tiempo para recuperarse y respirar mejor, ahora sobre el piso del patiecito inmundo de la comisaría y con los dientes rotos (por negarse a decirles con quiénes más y cómo) y con la cara rota; lo reconozco más por esos ojos que dicen claramente lo que quiere decirme, tirarme por la cara y con rencor un ¡PUTA! que corta el puntapié del policía y lo van a matar y se acostó conmigo.

     ...La mirada me sigue persiguiendo y ya después sir Jack caballeresco me ofrece su café. Pero la taza vuela y la moquette se mancha y le espeto ¡IMPOTENTE! y me devuelve el golpe -revés en plena cara, no lo hubiera creído. Dice que no le importan las comparaciones (cuantitativas ni cualitativas) con la maldita pija terrorista de Luis que (por lo visto) me gustó demasiado y hasta hacerme olvidar quién era el propietario; quién era el terrorista decidido a dinamitar automóviles con gente adentro y en las barbas de la policía (mestizos tontos); quién estaba obligada a denunciar a Luis porque sino Vietnam, segunda Cuba en Asunción... Y este trabajo vas a terminarlo y sin infidencias ni declaraciones de «agente arrepentida» a la prensa y mañana olvidaremos tu reacción del momento si te vienes con la cara lavada de secretaria contenta pero o sino te olvidas de tu carrera...

     Las palabras de Jack me suenan claras, duras y razonables a treinta mil pies de altura (VARIG) y el insulto de Luis regresa con su cara deshecha y el rencor por haberlo traicionado yo (la yanquicita idiota) y prefiero creer que ya no pudo contárselo a Rosalba en la comisaría aquella porque o sino no puede ser histérico este vértigo llevándome hacia abajo ni la sacarina de Rosalba en mi café del aeropuerto pudo ser sacarina y es veneno...

 

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*. MACARIO// ERROR DE RUTINA// HACERSE HOMBRE// DEL DIARIO DE UNA ADOLESCENTE// ¡VIVA JUAN PABLO II!// LA SESIÓN DE LA OEA// DON JUAN// EL BESO AL LEPROSO// LA EDAD FELIZ// LA TRAIDORA (1864-1869)// CARTAS NO NECESARIAMENTE ESCRITAS.

 
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