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CARLOS ANTONIO LÓPEZ (+)

  LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY ES UNA CUESTIÓN DE HECHO - CARLOS ANTONIO LÓPEZ


LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY ES UNA CUESTIÓN DE HECHO - CARLOS ANTONIO LÓPEZ

LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY ES UNA CUESTIÓN DE HECHO

CARLOS ANTONIO LÓPEZ


 

La República del Paraguay desde su primer pronunciamiento ha sido reconocida por las Naciones como un Estado soberano e independiente.

Esta verdad que acabamos de enunciar, es tan manifiesta y solemne, que deseáramos verlo que opusiese a ella la insolente y mercenaria prensa del Dictador de Buenos Aires.

La Independencia de nuestra Patria fue reconocida por su Majestad el Emperador del Brasil, desde que aquel Imperio proclamó su propia emancipación.

En agosto de 1824 el Gabinete de Río de Janeiro nombró un Agente diplomático para residir cerca del Gobierno del Dictador, hecho que por sí solo ya incluía un reconocimiento formal de la Soberanía paraguaya.

En 10 de Diciembre de 1825 publicó la Corte brasilera su manifiesto de guerra contra las Provincias unidas del Río de la Plata, y la sustentó hasta 1828, sin que jamás ella, Buenos Aires, ni otro alguno en el mundo entendiese que la República del Paraguay hacía parte de las Provincias unidas del Plata.

Así es que en vez de extender sus hostilidades a nuestra Patria, estrechó sus relaciones con ella, dando en Octubre de 1826 el carácter de Encargado de Negocios cerca de nuestro Gobierno a Don Antonio Manuel Correa de Cámara que como tal fue reconocido.

Hizo el Gobierno imperial la paz en Agosto de 1828, y nadie se acordó de que fuese preciso oír al Paraguay, pues que siendo un Estado extranjero, nada tenía con las Provincias unidas del Río de la Plata. El hecho y tenor del acto de ratificación por parte de Buenos Aires, importa un reconocimiento solemne de nuestra Independencia.

En 1841 y 1842 el Gobierno imperial renovó su misión. En fin su actual Ministro, el Sr. Doctor D. José Antonio Pimenta Bueno, ratificó expresamente un reconocimiento, que no obstante que ya existía, debía ser así solemnizado.

En tales términos, si el Dictador de Buenos Aires llevase su osadía al punto de protestar contra el dicho reconocimiento, como inculca su imprenta, la Corte del Brasil debería calificar ese acto como insolente y temerario.

Su Majestad Británica ha reconocido también la Independencia paraguaya desde 1825, como se demuestra de los hechos siguientes. El Paraguay nunca quiso, ni tuvo el nombre de Provincia unida del Río de la Plata, nunca mandó Diputados a congreso alguno de tales Provincias. Su Majestad Británica tanto sabía y reconocía esto, y Buenos Aires también, que, cuando celebraron su tratado de comercio de 2 de Febrero de 1825, no hubo ni la más pequeña idea de incluir nuestra Patria, ni podía haber, pues que, como un Estado independiente, no tenía por qué intervenir, y menos participar de un tratado ajustado y concluido entre otros Estados.

El acto de ratificación datada de 19 de Febrero de ese año, es además bien expreso, cuando declara que el Gobernador de Buenos Aires era encargado del supremo Poder ejecutivo solamente de las Provincias del Río de la Plata, que se hallaban actualmente reunidas en congreso.

Después de eso el Gabinete británico por una inteligencia sancionada por 20 años, tanto reconoció nuestra existencia nacional distinta y separada, que ha procurado abrir relaciones especiales con nuestro Gobierno.

Sus súbditos comercian con nosotros, no sobre las bases de aquel tratado, sino sobre otros principios liberales, que nuestra Administración desenvuelve diariamente.

El Ministro Plenipotenciario de la Gran Bretaña en Buenos Aires, el Señor Mandeville, saludó el hecho de la ratificación de nuestra Independencia, y el Ministerio del Vizconde Palmerston participó a nuestra Suprema Administración que S. M. la Reina del Reino Unido se hallaba con los mejores sentimientos para establecer relaciones amigables con esta República, y ajustar un tratado de comercio.

Con esas miras envió a su ministro el Señor D. Jorge Juan Robert Gordon en 1.842, y si no se efectuó desde luego un tratado de comercio, no fue por hesitación de parte de la Gran Bretaña, sino porque nuestro Gobierno lo juzgó por entonces prematuro. Es bien sabido que solamente a Estados soberanos se pueden enviar Ministros diplomáticos, pues que sólo ellos pueden recibirlos.

En 1844 el Pabellón paraguayo recibió los honores debidos en la Corbeta de S. M. Británica "La Perla", surgida entonces en la rada de Buenos Aires.

S. E. el referido Señor Ministro Mandeville en su nota de 12 de Octubre último al informar a nuestro Gobierno presidencial de haber recibido instrucciones del Gobierno de S. M. para acusarle recibo de la nota en que le comunicó su instalación, añadió: "Que estaba además ordenado de decirle que el Gobierno de S. M. mira con interés cualquier evento que tenga relación con el bienestar y prosperidad de la República del Paraguay". Nuestra Soberanía está, pues, reconocida por muchos títulos por el Gobierno inglés.

Puede por tanto el HÉROE DEL DESIERTO dirigir una otra protesta a S. M. Británica, y aprontar aun otras que le vamos a indicar.

La Francia semejantemente ha reconocido la independencia paraguaya. Ella declaró la guerra a las Provincias unidas del Río de la Plata, la sustentó en cuanto quiso, y por fin ajustó el tratado de paz de Octubre de 1840, sin que nunca entendiese estar en hostilidades con el Paraguay. Por el contrario sus súbditos residían y comerciaban con nosotros, como con un pueblo neutro y amigo, que realmente era y es.

Vaya por tanto el HÉROE DEL DESIERTO con otra protesta a la Francia en nombre de los principios americanos, bandera rota y cubierta de sangre ilustre, que una tiranía brutal ha derramado y de que todavía tiene sed.

La República de Bolivia por acto legislativo de su Convención nacional datado de Junio de 1843, reconoció solemnemente, y saludó la ratificación de nuestra Independencia política.

¡Despache un enviado con una protesta más, y puede conseguir en el mismo viaje que fusilen al General Santa Cruz, pues que como en la Europa humana y civilizada se da cuartel al vencido, es preciso para distinguir el principio americano del HÉROE DEL DESIERTO derramar la sangre de Santa Cruz!!!

El Gobierno de los Estados Unidos de la América del Norte mucho tiempo a que reconoció al Paraguay como Estado independiente. Entre otras pruebas citaremos la nota confidencial de su Ministro acreditado cerca de la Corte de Madrid de 20 de Enero de 1826, nota que el periódico escrito en Buenos Aires, EL TIEMPO, publicó en Febrero de 1829. Allí dice aquel Ministro: De los seis Estados principales, que se han formado de los dominios Coloniales de Su Majestad, sin incluir al Paraguay, cuya situación interior es poco conocida para los extranjeros, cinco presentan hoy un aspecto tan tranquilo, como cualquiera otra parte de Europa, o del Mundo.

En su mensaje al Congreso federal el Presidente de la Unión, aludiendo a la Independencia del Paraguay, como hecho corriente, recomendó que convenía abrir y agitar útiles relaciones comerciales con nuestra Patria.

Su Cónsul existente en Buenos Aires abrió importantes relaciones con nuestro Gobierno.

Proteste, pues, en el caso, y vea el Héroe del Desierto que las intrigas puestas en práctica en Buenos Aires, por sí solas no desviarán a la Corte de Washington de su propósito.

La República Oriental del Uruguay por acto de su Cuerpo legislativo, y decreto del Gobierno nacional de Mayo y Junio de este año acaba de acompañar a las demás naciones, reconociendo formal y solemnemente la Independencia paraguaya.

Otra protesta. Pedimos al Héroe del Desierto que sea el portador de ella. ¡Puede estar cierto de que ha de ser recibido en Montevideo con arcos triunfales y vivos aplausos! ¡Pero no pedirán su sangre, como él pidió la de Santa Cruz!

La República de Chile se dirigió también a nuestro Supremo Gobierno, saludó la ratificación de nuestra independencia en Junio de 1843.

Proteste contra ella, y diligencie para que deje la política pacífica y creadora, que de día en día aumenta su civilización y poder, y adopte el principio americano principiando por degollar a los Argentinos ilustres, que fueron, infelices fugitivos, a demandar asilo, que su desgraciada Patria les negaba!

La Corte de Roma expidió los Breves pedidos a los Obispos presentados por nuestra Suprema Administración, reconociendo así nuestra Soberanía, pues que el derecho de presentación es atributo de Poder Soberano.

Vaya, pues, el Héroe del Desierto a Roma con su protesta, y estamos en que, si fueren conocidos sus méritos relevantes para una formal excomunión, la traerá como justa contraprotesta.

En fin la Nacionalidad paraguaya es un pensamiento unánime de todos los Gobiernos, y de todos los hombres públicos.

El anual histórico de París, la revista de Edimburgo, los Mapas y Estadísticas publicados en todos los Países consideran y reconocen al Paraguay como una Potencia independiente y soberana.

Estaba reservado para el Héroe del Desierto el poner en duda la decisión del Mundo político.

Algunas veces deseábamos entrar en la cabeza de tal Héroe y conocer qué idea él mismo hace de sí. ¿Será una celebridad de risa, o de compasión? ¡Quién sabe si no es locura!

Los propios y diferentes Gobiernos de Buenos Aires, encargados de las Relaciones exteriores de las Provincias unidas del Río de la Plata, a quienes hoy se da el nombre de Confederación, reconocieron también desde 1811 hasta el presente nuestra Independencia y Soberanía.

Ya hemos publicado documentos los más solemnes y comprobatorios de ese acto. Todavía tenemos otros, y en fin ahí está el propio tratado de 4 de Enero de 1831, que es el Caballo de batalla del Héroe del Desierto, y que en esa parte debe avergonzar a su osadía.

Para no perder espacio en nuestras líneas nos limitaremos a citar la circular del Gobierno de Buenos Aires, datada del 2 de Julio de 1821, en que participando a las Provincias unidas del Río de la Plata sobre asuntos de Independencia de las Américas españolas, y pretensiones de la Corte del Brasil, equiparó el Paraguay a las Repúblicas de Chile, y de Costa Firme, expresándose de la manera siguiente: "Se comprometerá pública y solemnemente, como desde luego se compromete y lo declara este Gobierno, a proteger y auxiliar en todo tiempo cualquiera operación en que por todas las Provincias se convenga para sostener hasta el último extremo la integridad de todo el Territorio del Estado, y resistir las intenciones que manifiesta el Brasil por desmembrarlo; en la firme persuasión que este Gobierno ha de protestar contra ella tan luego que llegue a su noticia, del modo correspondiente, y de que con esta misma fecha se invita a la formación de un pacto o convenio igual a la REPÚBLICA DEL PARAGUAY, al Estado de Chile, y al Gobierno de Costa Firme".

Finalmente ahí está el tratado de 4 de Enero de 1831, que ya hemos publicado. Dése de barato que él sea un título de nacionalidad por el principio de voluntaria incorporación, que no trabaje en vicio, que esté en pleno vigor. Pero en esa hipótesis, ¿qué tiene el Paraguay con la Confederación? Nuestra patria no fue convidada para ese tratado, nunca tomó parte en él, nunca acudió a la liga de las Provincias litorales, en fin  desde 1811 hasta hoy nunca, absolutamente nunca, intervino en los negocios del Río de la Plata como miembro de esa asociación política. ¿Cómo es, pues, que el Héroe del Desierto quiere ahora disputar nuestra Independencia?

La verdad es tan poderosa, que la prensa de Buenos Aires para disimular su osadía hace una muy célebre y ridícula distinción, diciendo: NO NEGAMOS EL HECHO DE LA INDEPENDENCIA, NEGAMOS SÍ EL DERECHO.

Este argumento contiene el mayor insulto, que la temeridad del DICTADOR DE BUENOS AIRES, HÉROE DEL DESIERTO, podía imaginar, ya no diremos a nuestra Patria, sino a las propias e infelices Provincias que sufren su yugo de tirano. ¿Pues qué? ¿El Héroe del Desierto representa acaso algún principio de legitimidad? ¿Es el sucesor de Fernando Séptimo? ¿Las Provincias del Río de la Plata están ligadas por derechos de posesión, fundación, principio divino, o por efecto de la voluntad libre y soberana de sus pueblos? ¿De dónde vinisteis, General Rosas? ¿No veis que, si apuramos vuestros principios, podemos presentaros como un rebelde al Trono de la España? ¿O qué podemos desmascarar vuestra impostura al respecto de esas Provincias ligadas POR EL TERROR?

 En fin como al presente estamos refiriendo solamente hechos, dejaremos por ahora de entrar en la cuestión de derecho, que será asunto de nuestro capítulo siguiente.

(Fuente: LA SOBERANIA DEL PARAGUAY por CARLOS ANTONIO LÓPEZ. Editorial EL LECTOR. Colección HISTORIA (37). Prólogo: J.NATALICIO GONZÁLEZ. Tapa: LUIS ALBERTO BOH. Asunción-Paraguay 1996 (250 páginas))

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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