LUIS GALLARDO -nacido en el barrio Recoleta, Asunción, el 10 de octubre de 1938-, desde pequeño, se sintió atraído por la música. Admiraba a su tío PEDRO ECHAURI LÓPEZ, poeta, músico y compositor, amigo de EMILIANO R. FERNÁNDEZ y quería ser como él.
Los reclamos de la supervivencia honesta llevaron a su familia hasta la localidad de San Antonio, en el Departamento Central. Allí su padre trabajaba en el frigorífico. A los 11 años, sin embargo, vino a vivir cerca de su admirado tío, en Zavala-Cue. Andando junto a él, mirando y reteniendo lo visto, un buen día Luis se encontró con la guitarra en la mano, cantando.
Se fue al cuartel, inevitablemente. Allí reafirmó su vocación por la música, ya que le dieron la oportunidad de quedarse en la institución castrense. El prefirió la libertad de las noches de bohemia a la férrea disciplina de las guardias y los relevos.
En 1962 Luis Gallardo vivía en el barrio Nazareth, cerca del hipódromo capitalino. Dio la casualidad que muy cerca de su casa viviera también el arpista y compositor LORENZO LEGUIZAMÓN. Encontrarse, apalabrarse y formar el TRÍO DE ORO, junto a un tercer integrante obviamente, casi fueron simultáneos. Algún tiempo después, deseoso de liderar su propia agrupación musical, Luis formó el TRÍO LOS ZAGALES.
"Al principio actuábamos en Las acacias, local nocturno de comidas y espectáculos que estaba en Choferes del Chaco casi Las perlas. Después, César de Brix inauguró El gordo y allí me fui con mis compañeros", rememora Luis en una de las mesas de La Curva en la fría noche de un sábado.
"Después de una actuación, Lorenzo me invita a volver con él. Fue así como integré de nuevo su trío. Nos mudamos a El Rosedal. Fue allí donde canté por primera vez con JOSÉ DEL ROSARIO (YIYO) ARCE, formando el DÚO GALLARDO-ARCE".
En 1965, el dúo, ya afianzado en el gusto popular, se independiza de LORENZO LEGUIZAMÓN. "Fue por aquella época en que conocí a Hilarión Correa, un músico excepcional", recuerda Luis. Pasan entonces a formar parte del conjunto de aquel hombre que había decidido ser empresario -tenía una empresa de transporte por agua, haciendo viajes hacia el norte del país, siendo Puerto Rosario su enclave principal-, y continuar con la música. Allí estaban también Papi Meza y Negro Ayala, ambos acordeonistas.
"Ya éramos amigos con Hilarión. Ensayábamos en su casa, cerca de la Calle última. Por entonces yo tenía la letra de CHE RÓGAMI. Resulta que yo vivía en el kilómetro 5 en un ranchito, con pared de adobe y techo de paja, lleno de flores. Y había una mujer que me gustaba. Amaña clavel hese. Fue a ella que le hice la poesía. Mi tío - ECHAURI LÓPEZ-, me ayudó a redondear los versos", cuenta.
Una tarde, antes de ensayar, le llevó la letra a HILARIÓN CORREA. No pasó mucho tiempo para que el compositor le hiciera escuchar la música de CHE ROGAMI. Después llegarían las grabaciones, para que el ciclo de la creación completara su itinerario vital.