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LUIS A. GALEANO

  FEDERICO FRANCO, GOBERNADOR DEL DEPARTAMENTO CENTRAL. NUEVA APUESTA POR EL BUEN GOBIERNO (LUIS GALEANO)


FEDERICO FRANCO, GOBERNADOR DEL DEPARTAMENTO CENTRAL. NUEVA APUESTA POR EL BUEN GOBIERNO (LUIS GALEANO)

FEDERICO FRANCO, GOBERNADOR DEL DEPARTAMENTO CENTRAL.

NUEVA APUESTA POR EL BUEN GOBIERNO

LUIS GALEANO


 

 

¿POR QUÉ: UNA NUEVA APUESTA?

 

Unas notas en las que analizábamos la elección del liberal Martín Sannemann, como Gobernador del Departamento Central, en 1998, las habíamos titulado: "La apuesta por el buen gobierno". De ahí que hemos optado que estas reflexiones, que intentan descifrar los motivos por los cuales otro candidato liberal una vez más haya conquistado esa misma silla gubernativa en las últimas elecciones (2003), las denominemos como una: "Una nueva apuesta".

Algunos de los motivos por los que ciertos segmentos del electorado regional (el de mayor peso electoral de todo el país) habrían decido otorgar sus votos a Federico Franco serían, sino idénticos, la menos parecidos a los que esos u otros sectores ciudadanos tuvieron hace cinco años atrás. Otros elementos o criterios de decisión, por el contrario, tendrían connotaciones distintas, surgidas de un contexto socio-político y, sobre todo, electoral diferente al de las justas eleccionarias precedentes.

 

LA VICTORIA DEL VOTO CRUZADO

 

En ambas elecciones se verificó -en el Departamento Central- el triunfo solitario del candidato liberal en el cargo de Gobernador, mientras que en los otros cargos (Presidente de la República, Senadores, Diputados y Concejales Departamentales) las victorias correspondieron a los candidatos colorados. Aquellas vez la diferencia a favor del Gobernador electo fue de alrededor de 25 mil votos (comparándolos con la cantidad promedio de votos recibidos por los otros candidatos liberales); esta vez la misma se amplió a algo más de 30 mil votos. Tanto en aquella como ésta ocasión, el triunfo provino de la práctica del voto cruzado.

Uno de los motivos de esta práctica ciudadana radicaría en la percepción de una gestión estatal que se encamina hacia un estilo de manejo propio de un buen gobierno. Dicha percepción, por una parte, podría haberse fundamentado en el conocimiento que sectores relativamente numerosos de la población tenían del desempeño de los dos gobiernos departamentales anteriores, encabezados por políticos liberales (además del ya mencionado Sannemann, fue previamente Gobernador de Central Luis Alberto Wagner). Si bien tuvieron diferencias, sobre en cuanto al contenido y a los alcances de los programas de política social, especialmente en el campo de la educación y de la salud (más impactantes en el caso del gobierno de Wagner) o en el de la inversión de obras de infraestructura y de apoyo a programas municipales (más notorios en el caso del gobierno de Sannemann), ambas gestiones gubernativas se caracterizaron por esfuerzos importantes llevados a cabo en la promoción de la participación ciudadana y en la atención de los problemas y de las demandas sociales prioritarios. En general, las iniciativas y los apoyos fueron encarados sin generar situaciones de discriminación por el color partidario, la religión u otras adhesiones e identidades colectivas; estilo de acción política que contrastaba con la tradición política caudillesca.

La mayor preferencia manifestada por la candidatura de Federico Franco, por otra parte, adquiere una singular significación, teniendo en cuenta las circunstancias imperantes en la coyuntura y el clima electoral. A diferencia de lo que había sucedido en 1998, en las elecciones de 2003 la oposición al Partido Colorado no se presentó compactada, a través de una amplia alianza entre fuerzas políticas y sociales. A ello debe agregarse que el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), en esta última justa electoral, no tuvo la compactación y la fortaleza demostradas en anteriores procesos electorales. Ese debilitamiento, por un lado, se debió al desgaste que implicó, para sectores de peso de sus adherentes y del propio electorado, el intento abiertamente encarado para conseguir la alianza con la corriente política liderada por el prófugo General Oviedo, y que para las estas elecciones se presentaba como partido político separado del Colorado, impulsada por la cúpula del PLRA. El desgaste provocado por la alianza no alcanzada y la propia fragmentación de la oposición, adelantada previamente, hicieron que la perfomance desplegada por el candidato liberal a la Presidencia de la República, Julio César Franco, haya sido bastante magra. Aunque, en el cómputo final de los votos se ubicó por encima, inclusive en el Departamento Central, donde precisamente Franco tiene su residencia y base política, el otro candidato opositor, Pedro Fadul -del Movimiento Patria Querida (MPQ)-, logró superarlo en las votaciones.

Federico es hermano de Julio César. Ambos habían sido Intendentes de Fernando de la Mora, Distrito contiguo a Asunción y uno de los más populosos de todo el Departamento Central. Desde las primeras elecciones libres verificadas después de la caída de la dictadura de Stroessner (principios del noventa), se ha venido constando que los comportamientos de un mismo electorado pueden ser diferentes cuando las elecciones correspondan a autoridades locales o nacionales. En las elecciones locales empezó a verificarse que el voto llega a sustentarse en una identidad comunitaria e inclusive en la práctica de criterios propios de una ciudadanía autónoma. Por el contrario, en las elecciones nacionales, continúa siendo fuerte el apego a las adhesiones partidarias tradicionales, especialmente cuando se trata de miembros activos de los dos partidos históricos: el Colorado y el Liberal. De todas maneras, la mayor o menor vigencia de este tipo de pautas dependen de los condicionamientos existentes en las coyunturas socio-políticas en las que se concretan los actos eleccionarios.

En los momentos previos a las recientes elecciones, indudablemente la notaria sensación de desgaste de la candidatura de Julio César Franco a la Presidencia de la República incidió negativamente sobre la buena chance de victoria que en un principio se percibía a favor de la candidatura de Federico Franco. Además, el clima electoral previo se tornó aún más incierto y menos propicio, debido a que el PLRA había perdido la elección a la Intendencia de Fernando de la Mora en el 2001 y que el que fuera candidato Liberal en la misma se plegó a las filas del Movimiento de Pedro Fadul.

Es a partir del cúmulo de las repercusiones de los factores contextuales mencionados que la elección de Federico Franco como Gobernador del Departamento Central presenta relieves singulares que llaman la atención. Entre los elementos que finalmente habrían incidido en la decisión de los electores en favor de su candidatura estarían sobresaliendo la expectativa y la apuesta por el buen gobierno. Los antecedentes de su desempeño como Intendente y la imagen de político diligente y tolerante transmitida durante su campaña, bien diferenciada de la imagen promovida por Julio César Franco y en contraste con que la correspondía a su principal contendiente (candidato del Partido Colorado), fueron los elementos que fundamentaron dicha motivación. Sin descartar que esa apuesta también habría constituido una de las principales motivaciones de los que votaron exclusivamente por los candidatos liberales, el fenómeno que interesa resaltar, como se adelantó, es el conformado por los electores que cruzaron sus votos a favor del mencionado candidato liberal, pero que para los demás cargos (nacionales o departamentales) otorgaron sus preferencias por candidatos pertenecientes a otros partidos o movimientos políticos.

 

EXPECTATIVA, APUESTA Y REALISMO POLÍTICO.

 

Una proporción importante de esos votos cruzados, probablemente, habrían correspondido a electores colorados pertenecientes a sectores de clase media (profesionales o técnicos predominantemente -incluidos funcionarios públicos-) o a segmentos populares (obreros, cuenta propistas), sumidos en situaciones crecientes de subocupación o simplemente de desocupación.

Otra proporción también significativa de votantes que optaron por la candidatura de Federico Franco serían: miembros del liberalismo, simpatizantes del MPQ, ex adherentes del prácticamente desintegrado Partido Encuentro, y activistas de pequeños partidos o movimientos políticos, pero que para los restantes cargos no votaron por los candidatos liberales.

A todos estos votantes les caracterizarían dos rasgos comunes. Por un lado, la expectativa y la apuesta por un buen gobierno fundamentada en la creencia de que, con la elección que realizaban, tendrían mayores probabilidades de que las necesidades y demandas personales y grupales prioritarias sean atendidas. A los que pertenecían a los estratos de clase media, les interesarían que, en las comunidades que residían o en otras del Departamento Central, pudieran acceder a servicios que satisfagan, en condiciones aceptables, esas necesidades básicas (educación, salud y vivienda principalmente). Por su parte, los que formaban parte de las clases sociales populares más bien estarían esperando que el candidato liberal a Gobernador sea capaz de llevar a cabo iniciativas o acciones tendientes a mejorar las oportunidades trabajo, o las mismas condiciones de sobrevivencia.

A estas expectativas, en términos apreciables, corresponde el concepto del buen gobierno formulado Michel Foucualt, siguiendo los planteamientos de un pensador francés del Siglo XVIII, y que lo expresa en estos términos: el buen gobierno "es la recta disposición de las cosas (en un territorio), y de su cuidado para conducirlas a un fin conveniente". (1) Ampliando el concepto, agregar que, por cierto, "las cosas de las que debe ocuparse el (buen) gobierno son los hombres, pero en sus relaciones, ligazones, imbricaciones con esas otras cosas que son las riquezas, los recursos, los medios de subsistencia y el territorio, ciertamente con sus fronteras, sus ciudades, su clima, su sequedad y su fertilidad".

¿En qué criterios se habrán cimentado las expectativas de los votantes que inclinaron la balanza a favor de Federico Franco?. Entre los motivos más destacados, figuraría la idea de que, de todos los candidatos que intervinieron en la justa eleccionaria última, era él el que reunían los atributos personales y políticos para poder conducir con mejor cuidado las cosas al fin deseado por esos sectores ciudadanos. La esperanza por el mejor cuidado de la gestión gubernativa se basaría en la creencia de que él, en comparación a los otros candidatos, reunía una competencia más afianzada -dado su desempeño como Intendente- y, al mismo tiempo, la condición de ser un dirigente político cuya gestión pública ha sido realizada con la debida probidad moral.

Por otro lado, cabe señalar que la expectativa y la apuesta por el buen gobierno suelen tener sus gradaciones y alcances, debido al hecho de que la mismas están vinculadas a la vigencia de un complejo realismo político, que tiene sus particularidades provenientes de un proceso de democratización intrincado y contradictorio, como el que se está experimentando en el país en el transcurso de estos últimos años. "En un escenario histórico de esta índole, los individuos o los grupos están expuestos y adoptan, simultánea y secuencialmente, más de una identidad social o política (entendida como el sentido mentado de pertenencia que se asumen los miembros de un colectivo a partir de determinados ejes calóricos). La adopción de tal o cual identidad (y las posturas y acciones que testimonian a la misma) dependerá de los escenarios en los que esos individuos o grupos están actuando y de la naturaleza de las relaciones sociales en juego (heterónomas o autónomas)". (2)

 Anteriormente, ya adelantamos que, precisamente, debido a la adopción de múltiples identidades, sectores crecientes del electorado esgrimen sus votos en el plano local en base a una ciudadana que tiende a ser autónoma, mientras que, al mismo tiempo, en la arena política nacional continúan apegados a lazos pertenecientes a una ciudadana dependiente. A ello, debe agregarse que estas manifestaciones ciudadanas paradójicas no deben ser concebidas como comportamientos meramente oportunistas del electorado. Ellas son expresiones de una ciudadanía en formación. En los casos en que la ciudadanía autónoma llega a calar más hondamente en los individuos y en los actores sociales o políticos ella tenderá a predominar como fundamento de las opciones electorales, tanto en los escenarios locales como los nacionales, y de apelarse al voto cruzado tal práctica vendría a ser generalmente la expresión de una apuesta coherente por el buen gobierno. Por el contrario, cuando todavía la cultura ciudadana continúa atada a lazos de dependencia las opciones electorales por el buen gobierno son menos frecuentes y si ellas son practicadas se sustentarían en expectativas no muy convincentes.

Para concluir, formulamos que nuestra hipótesis postula que es en el electorado del Departamento Central donde, en comparación a los restantes Departamentos del país, predomina más ampliamente la adhesión por la ciudadanía autónoma, y en el que la opción por el buen gobierno surge no sólo de expectativas circunstanciales sino fundamentalmente de apuestas firmes. La reciente victoria de Federico Franco así la estaría avalando. Ojalá éste sepa, durante su mandato, responder a esa apuesta, para que, de esa forma, pueda continuar ampliándose y enriqueciéndose la vigencia de la ciudadanía autónoma. De ser así, no sólo la democracia local lograría afianzarse, sino que inclusive el conjunto de la democracia paraguaya conseguiría forjarse un futuro cada vez más promisorio.
 

 

 

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

 

 

1.Véase: Michel Foucault, "La Gubernamentalidad", Revista TAREAS, No. 106, Panamá, 2000.

2.Véase: Luis A. Galeano, "La apuesta por el buen gobierno", en: Frutos, J. C., y Vera, E., "Elecciones 1998: Tradición y modernidad", E. Medusa, Asunción, 1998.

 

 

NOVAPOLIS – REVISTA DE ESTUDIOS POLÍTICOS CONTEMPORÁNEOS

EDICIÓN Nº 4 – AGOSTO DE 2003

NICANOR PRESIDENTE 2003 – 2008

¿UN “TENDOTA” PARA EL PARAGUAY?

 
(Tendota = Jefe, Guía, Conductor, en idioma Guaraní)

 

 

Fuente: http://www.novapolis.pyglobal.com

(Registro: Agosto 2011)





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NOVAPOLIS,
NOVAPOLIS, REVISTA PARAGUAYA DE ESTUDIOS POLÍ



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