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AGUSTÍN BLUJAKI (+)
  LA ORFEBRERIA RELIGIOSA ANTIGUA DEL PARAGUAY - Por AGUSTÍN BLUJAKI


LA ORFEBRERIA RELIGIOSA ANTIGUA DEL PARAGUAY - Por AGUSTÍN BLUJAKI

LA ORFEBRERIA RELIGIOSA ANTIGUA DEL PARAGUAY

Por AGUSTÍN BLUJAKI

 

         En el Paraguay nadie se ha ocupado hasta hoy de hacer un estudio serio, amplio y documentado de la rica orfebrería religiosa que existió en la época colonial, ni del caudal empobrecido que aún se conserva, ya sea en nuestras iglesias, ya sea en colecciones privadas o museos del extranjero. Al decir rica orfebrería, no pretendemos compararlas con la de iglesias de países cuyas minas proveyeron durante la colonia toneladas de plata y oro.

         Precisamente, para deshacer las intrigas calumniosas contra las Misiones Jesuíticas, los que esclarecieron la verdad, aseguraron que la plata y el oro existentes en el Paraguay eran los traídos del Perú y con máximas dificultades.

         Pero que el volumen de platería religiosa existente en otros tiempos en el país no era pequeño, se deduce de los inventarios que se conservan y de las referencias dispersas que leemos en los cronistas de la época. Lamentablemente por la insuficiencia del tiempo, a nosotros no nos ha sido posible recurrir á las fuentes documentales directas, y solamente mencionamos sucintamente los datos y referencias que recogemos de diversas publicaciones.

 

         ETAPA INICIAL

          En la época inicial, la de la conquista y primeros tiempos de la colonia, la pobreza de ornamentación y decoraciones sagradas de los templos fue tan manifiesta, que en ella se fundamentaban los insistentes pedidos dirigidos a la Metrópoli, suplicando el envío de ornamentos, vasos sagrados y otros elementos litúrgicos. Cuando se afianzó la colonización y principalmente cuando se establecieron las Reducciones Jesuíticas, comenzaron a poblarse los templos de obras de arte y apareció ante la mirada atónita del indígena el brillo fascinante del oro y la plata y el de las piedras preciosas.

 

         LOS CONVENTOS DE ASUNCIÓN

          De la orfebrería religiosa que debió existir en los conventos religiosos de Asunción, en la época colonial -dominicos, mercedarios, franciscanos- nada se conoce. Sabido es que el dictador Rodríguez de Francia convirtió esos conventos en cuarteles y secularizó a los regulares que decidieron quedarse en el país: pero hasta hoy se desconoce dónde fueron a parar sus vasos y utensilios sagrados y de sus retablos e imágenes no quedan rastros.

 

         IGLESIAS RURALES

          De la orfebrería de las "doctrinas franciscanas" del ámbito rural, quedan restos como los de Caazapá, pero son muestras aisladas de la antigua opulencia artística que mencionaran los historiadores. Félix de Azara asegura que la Iglesia de Caazapá "iguala a las Misiones (jesuíticas) en ornamentos y alhajas de plata y aún excede en algunas de oro, como copón, cáliz, etc."

         En las iglesias de los pueblos españoles y criollos, de pardos o indígenas, que no pertenecieron a las "doctrinas franciscanas" o "reducciones jesuíticas" subsisten objetos de platería, aunque no se sabe, a ciencia cierta, de qué tiempo provienen. Así, por ejemplo, los cálices y copones, incensarios y navetas, candeleros y cruces procesionales etc., de las parroquias de San Agustín de Emboscada, de San José de Limpio, de San José de Valenzuela. etc., se supone que pertenecen a los tiempos iníciales de la edificación de sus templos.

 

         LAS MISIONES JESUÍTICAS

          El que prologó anónimamente el catálogo de la EXPOSICIÓN DEL ARTE LUSO BRASILEÑO EN EL RÍO DE LA PLATA, efectuada en Buenos Aires en 1966, bajo el patrocinio de la Embajada del Brasil, escribe: "La mayor parte de la orfebrería antigua ha desaparecido. Gran cantidad de ella fue fundida y de ella sólo conservamos el recuerdo a través de los inventarios que en diversos repositorios documentales se guardan". Pero más abajo prosigue; "Cuando Diego de Jesús, inventarió las alhajas de plata y oro que estaban en uso en los pueblos de las Misiones Jesuíticas, halló más de tres mil piezas, destacándose por su número los candeleros y blandones que eran seiscientos veintisiete y las custodias en cantidad de cuarenta y una".

         Durante las correrías de los "bandeirantes" paulistas, algunos pueblos de las Misiones Jesuíticas sufrieron depredaciones y robos sacrílegos, que los cronistas de la época nos transmiten con lujo de detalles. Que tales iglesias estaban enriquecidas no solamente con primorosas tallas (que fueron quemadas para cocinar), sino también con adornos finos y piezas de plata, se deduce entre otros, de los testimonios del Dr. Xarque, quien afirma que los indios "repetidas veces instan a su Cura para que les deje renovar la Iglesia o fabricar otra mejor. Y con este celo, si ven que en otro templo hay ornamento, lámpara, retablo u otra alhaja que no tengan en su iglesia, no paran hasta conseguirla semejante o mejor, fatigando sus fuerzas y atenuando su pobreza hasta quitarse el bocado de sus labios, porque haya con qué comprar telas y piezas de plata, que es menester llevarlas desde Potosí o Lima, casi mil leguas, con excesivos costos"

         El P. Guillermo Furlong en su libro MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GUARANIES, en la página 224 y siguientes, escribe: "aunque no sea sino en forma como de nota vamos a reproducir el largo elenco que de las alhajas y ornamentos, que había en Nuestra Señora de Fe, nos ofrece el Padre Oliver, y que coincide con el inventario publicado por Bravo, no sin advertir que es de los más modestos entre los publicados por este autor: ALHAJAS DE ORO Y PLATA:


Un Cáliz y patena de oro, de mucho peso.

Una Caja de oro para llevar el Santísimo a los enfermos.

Un Copón sobredorado.

Una Píxide con tapa sobredorada.

Siete Cálices de plata, el uno con filigrana.

Una caja de plata para llevar el Señor a los enfermos.

Seis pares de Vinajeras de plata con sus platillos y cucharitas de lo mismo.

Cuatro campanillas de plata.

Dos custodias, una grande y otra pequeña, de plata.

Una Sacra. Evangelio y Lavabo de plata.

Dos Atriles de plata.

Doce Blandones de plata, trabajados en Europa seis, y los otros seis en el Pueblo de los indios.

Catorce Blandones planos de plata.

Siete Candeleros de plata.

Dos Ramilletes en forma de Águila, que tienen para tres velas cada uno.

Dos Ciriales de plata.

Dos incensarios y navecillas de lo mismo.

Dos Cruces parroquiales, una muy grande y otra mediana, ambas de plata.

Un vaso grande de plata.

Veinte mallas o ramilletes de plata.

Veinte jarras de plata que sirven de pie.

Un jarro que sirve para bautizar, de lo mismo.

Seis Crismeras con su estilo de plata.

Una arandela de lo mismo.

Dos Faroles de plata con cristales con muchos vidrios trógonos y embutidos de varias piedras preciosas, y sirven solamente el día de Corpus.

 

         ALHAJAS QUE ESTÁN EN LA SACRISTÍA

 Tres palanganas de plata para poner los cálices preparados antes de salir a celebrar.

Un Jarro de plata para lavar las manos el Sacerdote antes de la Misa.

Una Pila de agua bendita y otras alhajas hay, parte de plata y parte no.

Una Sacra. Evangelio y Lavabo guarnecido de plata.

Un Misal chapeado de plata.

         Esta larga lista de la orfebrería religiosa perteneciente a una sola de las "reducciones" puede dar idea de lo que significaría el patrimonio sacro total de los 33 pueblos misioneros.

 


DETALLE DEL FLORERO DE PLATA CINCELADA

MUSEO DE LA CATEDRAL. ASUNCIÓN



         INCURIA POSTERIOR A LA EXPULSION DE LA COMPAÑÍA

         Los primeros misioneros que escaparon de las depredaciones paulistas no fueron más afortunados para la conservación de sus tesoros artísticos. A raíz de la expulsión de la Compañía de Jesús (1768), los pueblos de las Misiones Jesuíticas del Paraguay fueron encomendados a otros religiosos, que no siempre pusieron gran empeño para la conservación de los tesoros sacros. Escribe Gonzalo de Doblas en su informe: "Aunque los curas se reciben de las Iglesias y sus alhajas, quien corre con ellas, las cuida y guarda, son los indios, sacristanes, de modo que en algunos pueblos es tanto el descuido de los curas que no saben lo que hay, ni dónde están las cosas; aún las más preciosas y usuales ...cuando maravilla el que con tanto descuido, no faltasen ya muchas alhajas de la iglesia, mayormente sucediendo que a menudo suelen quitar y poner sacristanes, sin que los entrantes se les entregue por cuenta la sacristía.. y si no suceden extravíos o robos, es porque los indios tienen mucha veneración a las cosas de la iglesia". (3)

         Ya entrado el siglo XIX, volvieron a repetirse nuevas pérdidas. En el Cuaderno XIX. Página 12 de DOCUMENTOS DE ARTE ARGENTINO, leemos: "Durante la ocupación portuguesa de la Banda Oriental (1816 - 1817) fueron saqueadas y destruidas las Doctrinas de la margen derecha del Uruguay. El jefe de las armas portuguesas brigadier Francisco de Chagas, decía en un parte al Marqués de Alegreta: Hemos destruido y saqueado los siete pueblos de la ribera occidental del Uruguay: saqueado solamente los Apóstoles San José y San Carlos. Hemos saqueado y transportado a la ribera izquierda del río 50 arrobas de plata, hermosos y buenos ornamentos de iglesia. Hemos recogido excelentes campanas, 3.000 caballos... En otro parte, Chagas dice que la plata que sacó de las doctrinas pesaba "80 arrobas"

         En la época independiente, el Dictador Rodríguez de Francia hizo retirar las pertenencias de las cinco Reducciones del sur del Río Paraná, que entonces dependían del Paraguay. Quizás algunas de esas piezas sean las que se conservan en la Catedral de Asunción.

        

         GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

         La guerra de la Triple Alianza (1865-1870) contra Brasil,. Argentina y Uruguay, acabó con la riqueza del país. Hasta el bronce de las campanas se fundió para los cañones de la defensa patria. En esa hecatombe se derritió prácticamente todo el oro y la plata de la ciudadanía. Si bien se respetaron, en alguna medida, los tesoros sacros, también la Iglesia compartió la suerte letal de la nación, que quedó empobrecida, aunque más glorificada.

 

         LA PLATERÍA DE LA CATEDRAL METROPOLITANA

         De la rica platería de otros tiempos, en la Catedral de Asunción queda todavía un muestrario valioso.

         En el archivo eclesiástico, no aparece ningún documento referente a la orfebrería de la Catedral Metropolitana, anterior a 1880, fecha en que se efectuó el primer inventario de los bienes de la "Mayordomía de Fábrica de la Iglesia Catedral". El siguiente fue efectuado en 1888 por su párroco, el presbítero Juan Sinforiano Bogarín, futuro primer arzobispo del Paraguay, gran pastor de su dilatada diócesis y fundador del importante museo de antigüedades que hoy lleva su nombre.

         Por el valor de las piezas inventariadas nos parece importante mencionarlas, siquiera en parte: 1 sitial grande (para exposición de Santísimo). 2 copones, 9 cálices y episcopal, 5 palmatorias, 2 cruces para asta de bandera, 3 portapaces, 3 palmatorias para pontifical, 1 corona, 2 diademas, 2 resplandores, 1 custodia, 3 atriles, 2 faroles, 8 sacras grandes y pequeñas, 2 custodias, sobredorada la mayor con fullo de 5 piedras, 4 palanganas, 29 candeleros grandes y pequeños, 1 bujía de 6 luces, 12 varas para velaciones, 16 varas para palio, astas de cruz parroquial, cirio, bandera y guión, 13 mallas con asiento, 8 mallas con alma de madera, 2 frontales grandes del altar mayor enchapadas, 1 anda de madera con chapas sobredoradas, 32 campanillas para el palio, etc.

         Dos de las piezas mayores, una cruz y una sacra, llevan grabados nombre y fecha: "Mathías Mariano -año 1727-julio 9-". Es lógico suponer que las otras piezas, de estilos diversos, pertenezcan a otros autores y épocas distintas.

         Hasta hace menos de una década esta platería estaba casi íntegra. En los últimos años ha sufrido lamentable disminución por robo de varias piezas valiosas, que van desde palmatorias y bandejas de comunión hasta cruz procesional y frontal de altar. El espíritu mercantilista y el afán de lucro, que dominan hoy en el mundo, han cobrado también valiosas piezas del tesoro artístico de la Catedral Metropolitana de Asunción y siguen amenazando el patrimonio sacro de nuestras iglesias, que los siglos anteriores supieron conservar con respetuosa veneración.

 

 

         ¿QUIENES FUERON LOS ARTÍFICES?

         Es frecuente escuchar en boca de turistas que visitan el Paraguay, principalmente los rioplatenses, la siguiente pregunta: ¿verdad que todo esto es obra de los indios? cuando se refieren a las tallas de los retablos o algún candelabro u objeto de plata de nuestros templos. Y la respuesta más frecuente es la negativa. Sin atrevernos a negar que los maestros eran de origen europeo, creemos sin embargo que surgieron hábiles discípulos que emularon a sus maestros. El P. Peramás, refiriéndose a los artistas guaraníes, afirma: "No quisiera que por oír que los artífices eran indios, piense nadie que sus trabajos eran algunas obras groseras y deformes, porque eran tan diestros en sus artes, como puedan serlo los mejores oficiales de Europa". "El misionero jesuita era, dice el P. Miranda, el arquitecto y el albañil, el carpintero y el tallista, el maestro de música y el maestro de hacer los instrumentos de ella. Pero de algunos años, los mismos indios de discípulos pasaron a ser maestros". Y esto no ha de entenderse solamente con relación a los tallistas o pintores, músicos o dibujantes, sino también de los grabadores, cinceladores y los orfebres, ya que el P. Peramás menciona también "los vasos artísticamente labrados" para decoro del culto sagrado. (4)

         El P. Oliver al hacer el recuento de los objetos de plata pertenecientes a Santa María de Fe, menciona seis blandones "trabajados en el pueblo de indios" (5)

         A este respecto y refiriéndose expresamente a la orfebrería, escribe Josefina Plá "En talleres de Misiones se labraron o cincelaron la inmensa mayoría de los vasos preciosos y alhajas del culto. En algunos casos se importaron vaso de gran valor, destinados a ocasiones religiosas principales Corpus Christi, Semana Santa, etc. - a prestigiar el tesoro litúrgico de una Misión. Es posible que algunas de ellas poseyeran alhajas importadas, donadas por devotos.

         Lamentablemente no han llegado hasta nosotros los nombres de esos artífices. Con excepción de unos pocos -Tomás Tilcara, Juan Yapari y el neófito Paica hábiles grabadores- los más quedaron en el anonimato, a pesar de haber sido enviadas muestras de su trabajo a España, Alemania e Italia, para admiración de los europeos.

         Afortunadamente en el montón anónimo de obras de arte que, como maravillosa floración visible de la obra misionera de la Iglesia, han llegado hasta nosotros, aunque muchas de ellas en forma de ruinas o en estado de grave deterioro, las de oro y plata, de naturaleza más noble, transitando más allá de la codicia materialista de los hombres, pueden aún lucir su brillo y admirable cinceladura y despertar la admiración de las personas sensibles de nuestra generación.

 

 DETALLE SUPERIOR DE SACRA DE PLATA. SIGLO XVIII

MUSEO DE LA CATEDRAL. ASUNCIÓN



NOTAS

 

1.  GEOGRAFÍA FÍSICA 141: Córdoba. LOS FRANCISCANOS EN B PARAGUAY. p. 52.

2. Citado por Pablo Hernández en ORGANIZACIÓN SOCIAL DE DOCTRINAS GUARANÍES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS. p. 1299

3. COLECCION DE ANGELIS. Editorial Plus Ultra. 1970. p. 123.

4. DOCUMENTOS DEL ARTE ARGENTINO. Cuaderno XX. p.12. 5FURLONG. Misiones y sus Pueblos de Guaraníes. p.228

6.  JOSEFINA PLÁ, El Barroco Hispano Guaraní. p. 90.

 *Del catálogo de la exposición “ARTE BARROCO HISPANO-GUARANI” Muestra Itinerante, 1977, Madrid, Barcelona, etc.



FUENTE Y ENLACE INTERNO RECOMENDADO:

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ORO Y PLATA EN EL PARAGUAY

CARLOS COLOMBINO

CENTRO DE ARTES VISUALES/MUSEO DEL BARRO

 

El Departamento de Documentación e Investigaciones está conformado por una base de datos, u archivo de imágenes y un centro de estudios acerca del arte y la cultura del Paraguay. Esta entidad depende del Centro de Artes Visuales/Museo del Barro de Asunción y cuenta con el apoyo de la Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI).

Coordinación General: OSVALDO SALERNO

Secretaría: REGINA DUARTE

Dirección: Calle Grabadores del Cabichuí entre Emeterio Miranda y Cañada. Barrio - Isla de Francia. Telefax: 595 21 607 996.

Este libro ha sido escrito y publicado gracias a los auspicios de la Autoridad Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI).

© Carlos Colombino

Hecho el Depósito que marca la Ley 94

Diseño gráfico: CELESTE PRIETO/OSVALDO SALERNO

Impreso en Imprenta Editorial Arte Nuevo

Asunción - Paraguay 1999

 

 


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