COSECHA POÉTICA DE UN VILLETANO ILUSTRE
Por DELFINA ACOSTA
Camino de andar lleva por título el libro de selección de la obra poética de Rubén Bareiro Saguier. Fue editado por Servilibro. Nacido en Villeta del Guarnipitán, obtuvo merecidamente el Premio Nacional de Literatura en 2005. Rubén recuerda: “Los estudios más definitivos son, quizá, los que hice en mi infancia, en mi pueblo. Los posteriores no han sido sino la confirmación del rumbo inicial, modificándolo en trayectos, completándolo, llenándolo de contenidos. Pero toda la savia ha ido pasando por el filtro de las raíces. Bachiller en las horas difíciles del 47. Estudiante rutinario de derecho y abogado sin entusiasmo en un tiempo sin justicia en nuestro país”.
En el prólogo, Mario Benedetti hace estas reflexiones: “Tanto los relatos como los poemas de Bareiro Saguier, escritos en castellano, son atravesados por el trazo lingüístico del guaraní. Por otra parte, Bareiro Saguier se sabe un escritor culturalmente mestizo, pero a partir de esa toma de conciencia, que es también asunción de identidad, impulsa en su propia obra un desarrollo literario de ese mestizaje. La consecuencia de esa actitud es que el guaraní no se infiltra en su castellano solo como lengua; trae consigo además todos los mitos, bestiarios, leyendas, que constituyen su apoyatura natural”.
En su poesía Camino de andar, cita a Antonio Machado, quien escribiera: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Leamos sus palabras: Rosa de arcilla roja/ amasada por manos femeninas/ y memorias de un río sin orillas./ El tiempo ha ido deshojando tus pétalos./ El viento azul los dispersó,/ sembrándolos/ de sitio en sitio,/ de boca en caricia,/ de lágrima en sonrisa,/ de rocío en crepúsculo./ Hasta que el último latido de la savia/ se confundió con la sangre/ de la primera tierra.
En Biografía de ausente (1964), trazó estas líneas: Entre el cristal y el vino/ la afelpada garganta/ Tú el aroma/ El trago interminable/ Y el brillo en el trasiego/ El cuenco capitoso/ Junto al sabor terreno/ Como una flor o un canto/ O un canto rodado entre mis labios/ Paloma en la cornisa de ladrillo desnudo/ En las petrificadas ranuras de la roca/ Moneda de luz entre el follaje/ El licor la licorna/ La viña florecida/ La viña madurando entre el herrumbre/ Entre el rubín y el cobre/ Y tu dulce presencia de cuéncavo repleto/ Como el abrevadero/ Y el nido de la sangre al mismo tiempo/ El pañuelo anudado junto al calor del cuello/ El largo toque a fuego/ Y la paz de la leña/ la lanza de agua fresca/ La mañana ordeñada/ los labios de la miel/ Y el olor del serrín/ Pues todo te traía/ Y todo me llevaba/ A la embriaguez del humo/ De la lluvia cayendo/ del aromado zumo/ Del vino más redondo.
¿Qué significa la poesía para Rubén Bareiro Saguier? Sería muy importante que los estudiantes, los profesores, las personas que tienen la habilidad de transmitir conocimientos a los interesados en aprender, prestaran atención a su palabras: “La poesía es para mí la forma más intensa de esa necesidad de escribir, si es que en ella se pueden establecer gradaciones. Y esto porque en la poesía la palabra se libera de muchas ataduras y moldes racionales. Y la escritura adquiere un lenguaje figurado, se concentra, se retuerce, se distiende, se oscurece, se ilumina, para expresar lo inexpresable”.
RIGOR ANALÍTICO
También para la gran poetisa Josefina Plá —quien iniciara una nueva etapa en la historia de la literatura paraguaya— escribió versos este hombre, que en la universidad francesa aprendió el rigor analítico, las exigencias científico-metodológicas y la sensibilidad humanista: Las girándulas ebrias/ Una canción desnuda su impudicia/ Y se agrisa su llanto/ Por túneles de humo/ De muelle en muelle voy/ Y vengo/ De puente en puente crece mi agonía/ De un cuadro de piedra/ A otra plaza sin árboles/ Por caminos que no frecuenta el viento/ Ni la carta esperada/ Ni la pupila amiga.
Deberíamos honrar en vida el nombre del ilustre poeta Rubén Bareiro Saguier, quien honró y sigue honrando a la patria a través de sus publicaciones. Cuántas persecusiones e injusticias por sus ideales sufrió. Estuvo en la cárcel vieja, en Tacumbú, en las estancias, en las distintas comisarías o dependencias de la policía política. Cuánto padeció en la soledad de una celda de la División de Investigaciones en 1972, antes de ser expulsado de su país. Leamos sus expresiones: “Si se pretendió borrar mi nacionalidad a través del escamoteo de un miserable pedazo de papel, la respuesta de afirmación en mi condición irrenunciable de paraguayo es el pedazo de papel en que escribo, en que ratifico mi esperanza, mi condición de una patria digna y libre. La lógica de los opuestos funciona así una vez más”.
¿Qué escritor no se ha sentido alguna vez influenciado por otro? El autor de Ojo por diente recuerda: “No puedo dejar de citar nombres de personajes que, posteriormente, me aportaron mucho: Josefina Plá, Efraím Cardozo, César Alonso, Carlos R. Centurión, Gabriel Casaccia, León Cadogán, Augusto Roa, Jean Andreu, entre otros”.
En cuanto a sus viajes, expresa: “El largo deambular del exilio, la insaciable curiosidad y las intervenciones en reuniones culturales y políticas, me han llevado a muchos sitios. Creo que, en cierta medida, se trata del cumplimiento de un destino intuido en la infancia, cuando los arribeños y embarcadizos llegados de remotos lugares al puerto naranjero del Guarnipitán iban creando la sed de conocer el mundo, preconcebido en la ensoñación infantil”.
El mejor poeta de Villeta recuerda su infancia con emoción: “Nací a orillas del río de un pueblo legendario. Allí pasé mi infancia empapado de sueños, de olores vegetales, de estrellas con rocío por la noche. Mis primeros recuerdos son los del río, lustral y azul, y los del otro río, de aromado oro en las calles, ampliado en la plazoleta inmensa del puerto por donde se embarcaba la naranja que producía todo el país. Y las flores de diamela, de embalsamada blancura, que también se exportaban hacia otros lugares, para mí remotos, en el Sur, desde donde subía el misterio de mundos lejanos. De todo este tiempo sin tiempo pasado en la tierra sin mal, me queda el sabor, el olor de las frutas del patio: guayabas, mandarinas, chirimoyas, yvapurús, naranjas, aguacates, guavijús, granadas, pindós, limones, aratikús... El canto de los pájaros inaugurando la mañana, mugidos, relinchos, el ladrido del perro tan amigo”.
POEMA
Entre el cristal y el vino
La afelpada garganta
Tú el aroma
El trago interminable
Y el brillo en el trasiego
El cuenco capitoso
Junto al sabor terreno
Como una flor o un canto
O un canto rodado entre los labios
Paloma en la cornisa de ladrillo desnudo
En las petrificadas ranuras de la roca
Moneda de luz entre el follaje
El licor la licorna
La viña florecida
La viña madurando entre el herrumbre
Entre el rubín y el cobre
Y tu dulce presencia de cuévano repleto
Como el abrevadero
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
POESÍA PARAGUAYA
CUÁNDO
Cuándo amanecerá
sobre tu piel dormida.
Juntaremos nuestros río
turbulentos... cálidos.
Volcanes glamorosos
insatisfechos de amor,
cadenas oxidadas
de olvidadas promesa.
Suspiros contenidos
muertos de sed y de frío.
Auroras que no llegan
a la hora del alba.
Luna de mis ensueños
dime la hora y día,
cuándo amanecerá
sobre tu piel dormida.
MARCELO GINI
Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR
Domingo, 24 de Marzo de 2013
www.abc.com.py
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