LA SUBLEVACIÓN MILITAR DE 1922-1923
Con motivo del deceso del PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, MANUEL FRANCO, sucedióle en el mando el vicepresidente, JOSÉ P. MONTERO. Era éste catedrático de la Facultad de Medicina, escritor de estilo elegante, orador de palabra castiza y rica en insospechados matices. Político de noble alcurnia, tenía las cualidades y la prestancia inconfundible de un caballero de Castilla, la rancia y rica tierra de gentilicia estirpe. Elevado en el pensamiento, medido en el ademán, pulcro en el vestir, hondo en el sentimiento, refinado en el gusto estético, José P. Montero llevaba en sí propio el escudo flordelisado de un blasón. Pero esta aristocracia natural que fluía de su persona, nunca motivo fue para que se irguiera, desdeñoso, sobre las masas. Este fino espíritu era un demócrata de convicciones profundas y un filántropo delicado que cumplía el cristiano precepto de dar con la diestra al prójimo sin que lo advirtiera la siniestra. Por todo lo dicho, una calle de la Asunción, aledaña del Hospital de Clínicas, lleva su nombre.
JOSÉ P. MONTERO era oriundo de la capital paraguaya. Nació en el año 1878. En el Colegio Nacional, en 1896, obtuvo diploma de bachiller, y en la Universidad de Buenos Aires, en 1904, el grado académico de doctor en medicina. Su tesis versó sobre LA PRUEBA DE LOS CLORUROS. Luego de regresar al Paraguay fue designado director del Hospital y de la Maternidad Nacional. Simultáneamente, inicióse en la cátedra universitaria, como profesor de pediatría, en la Facultad de Medicina de la Asunción. En ese tiempo, representó al Paraguay en el Congreso Médico reunido en Montevideo. Fue en 1906.
Años después ingresó en la política. Militó en el Partido Liberal. En 1910 ocupó, por primera vez, una banca en la Cámara de Diputados. Al año siguiente, a causa de un movimiento armado, vióse obligado a emigrar a la Argentina. En 1912 integró el grupo director de la revolución radical que triunfó, en marzo del mismo año, sobre las fuerzas coloradas que defendían la Asunción. El 15 de agosto siguiente, José P. Montero apareció al frente de la cartera del interior, en el gabinete del PRESIDENTE EDUARDO SCHAERER. Cuatro años después fue electo vicepresidente de la República, integrando, así, la fórmula política, MANUEL FRANCO – JOSÉ P. MONTERO. En el año 1919, con motivo del fallecimiento del presidente Franco, ejerció la primera magistratura de la Nación, hasta el 15 de agosto de 1920.
Después partió con destino a Europa, en carácter de plenipotenciario especial ante los gobiernos de Francia, Inglaterra España. La muerte le sorprendió en la Asunción, en 1926, retirado de la vida política activa y dedicado a su profesión de médico.
José P. Montero, desde el punto de vista literario, debe ser considerado como orador, prosador y catedrático.
En la Cámara de Diputados su palabra serena y donosa, era escuchada con respeto. Sus editoriales, aparecidos en La Tribuna, escritos en estilo terso y diáfano, no requerían su firma. El alado y noble espíritu del autor traslucíase en su expresión galana. La cátedra tuvo en José P. Montero un expositor elocuente.
Bajo su gobierno realizáronse las elecciones que llevaron, por segunda vez, a Manuel Gondra, a la presidencia de la República.
El 15 de agosto de 1920, prestó el juramento de ley, ante el Parlamento, MANUEL GONDRA, CONDUCTOR espiritual del Partido Liberal. Suponíase que aseguraría la tranquilidad y el bienestar del pueblo. Pero la vida está llena de paradojas. Y a este hombre amante de la paz debía perseguirle la guerra. Su primer gobierno, en 1910, sirvió de punto de partida a una era anarquizada y sangrienta de la historia patria. El otro, éste que se iniciaba con tan buenos auspicios en 1920, llevaba también en sí el virus de una tragedia. Sucesos de política interna pusieron frente a frente a MANUEL GONDRA y EDUARDO SCHAERER, ambos prestigiosos jefes de partido. El primero ejercía la alta autoridad que viene de la cátedra, era el guía intelectual, la estrella indicadora de rumbos; el segundo era la voluntad vigorosa, el caudillo de pueblos, el conductor de multitudes. La lidia, comenzada en los gabinetes, salió a la calle. La prensa ardió al soplo de un viento fatídico.
El 29 de octubre de 1921, un golpe de audacia derribó a MANUEL GONDRA de la presidencia de la Nación. Como el 17 de enero de 1911, Gondra retornó a su hogar, digna y silenciosamente. Pero como aquella vez, el 29 de octubre de 1921, dejó tras sí la mecha encendida y pleno el cargamento explosivo. Nada hizo Manuel Gondra para que así fuese. Era su destino.
Renunciante también el vicepresidente, FÉLIX PAIVA, apareció en el escenario oficial una personalidad destinada a hacer gloriosa historia: EUSEBIO AYALA. Los acontecimientos de 1921 lleváronle, por primera vez, a la presidencia de la República. Hombre de paz, como Gondra, buscó reaglutinar las fuerzas dispersas del Partido Liberal. Trabajó en esta tarea durante seis meses. Pero la suerte estaba echada, y en mayo de 1922 subleváronse tres zonas militares: la de Paraguarí, al mando del coronel ADOLFO CHIRIFE; la de Encarnación, al mando del coronel PEDRO MENDOZA; y la de Concepción, bajo las órdenes del teniente coronel FRANCISCO BRIZUELA. Estas fuerzas respondían a las inspiraciones políticas del EX PRESIDENTE SCHAERER. Al gobierno de EUSEBIO AYALA, apenas quedábanle al iniciarse la subversión, las fuerzas de la marina de guerra, las de la policía de la capital y el batallón de cadetes de la Escuela Militar. MANUEL GONDRA y el sector que respondía a sus directivas, apoyaron al gobierno. Así quedó trabada la lucha fraterna más ardorosa y larga que registra los anales de la historia política del Paraguay. El comando de las fuerzas gubernistas fue confiado al coronel MANLIO SCHENONI L. Revistaban en sus filas, entre otros, en los primeros días, el mayor JOSÉ JULIÁN SÁNCHEZ, el capitán de corbeta FORTUNATO ARIAS, el capitán JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA, el capitán JUAN BAUTISTA AYALA, el capitán NICOLÁS DELGADO, el capitán LUIS IRRAZÁBAL, el capitán ARTURO BRAY y el teniente EDUARDO TORREANI VIERA.
Durante un largo año el incendio asoló al Paraguay. Colocado el primer hito sangriento, el 9 de junio, con el combate de la Asunción, prosiguió la ardua campaña en Carmen, Caí Puente, Florida, Villarrica, Unión y Piribebuy, amén de numerosas escaramuzas a través de todo el territorio nacional. El 9 de julio de 1923, en otro gran combate librado en las calles de la Asunción, dióse por terminada la contienda con la derrota y dispersión total de las fuerzas revolucionarias.
En los vivaques de las fuerzas rebeldes, la prensa paraguaya estaba representada por un periódico. Se llamaba LA CONSTITUCIÓN. Apareció, por primera vez, en Paraguarí, bajo la dirección de MARIO USHER. Era secretario de redacción RAMÓN P. MUÑOZ. Después se lo editó en Villarrica, y, finalmente, en Encarnación, bajo la dirección del nombrado Muñoz.
En su número 101, del 21 de octubre de 1922, apareció una poesía anónima, bajo el título de
LA LIRA DEL CAMPAMENTO – NOCTURNO DE AMOR Y PATRIA.
He aquí un fragmento de la misma:
La noche: callada y pura;
al pie de una palma quieta
un soldado es un poeta
que así canta su amargura:
I
Como una estrella perdida
en el espacio sin vida;
como la luz desprendida
de la cuna de una llama,
mi corazón que te ama
y en el silencio te llama
vaga al azar de la suerte
como buscando un delirio:
tu recuerdo en el martirio
y tu regazo en la muerte.
II
En la solitaria calma
de la pensativa palma
vive un suspiro, o un alma
que todo inunda con honda
tristeza que luego ronda
de mi lar a la redonda.
En mi soledad me pierdo
y tu recuerdo me oprime
y me parece que gime
la palma por tu recuerdo.
III
Luna, pasa; que me dañas;
si es que en tu luz no la bañas
pasa, luna que me engañas.
Si hasta sus ojos no vas
para que así brille más,
pasa, no vuelvas jamás
a mirarme que prefiero
oír los ecos del alma
entre las hojas de palma
como entre cuerdas de acero.
-Antes del segundo combate de la Asunción, vale decir del 9 de julio de 1923, EUSEBIO AYALA renunció a la presidencia de la República. Fue substituido en el alto cargo, en carácter también provisional, por ELIGIO AYALA.
Existe una historia de los hechos recordados, sintéticamente expuestos. Se debe a TOMAS DE LOS SANTOS, y se intitula el primer torno – pues son dos – RELATO DE LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS DE LA REVOLUCIÓN DE 1.922; y el segundo, EFEMÉRIDES DE LA REBELIÓN DE LOS CORONELES CHIRIFE Y MENDOZA. Fueron editados en la Asunción, en 1923 y 1924, respectivamente, por la Imprenta Trujillo. Contienen numerosos fotograbados, y se hallan escritos en prosa clara y sencilla, en la que los sucesos son expuestos cronológicamente. La obra es de carácter sectario. No obstante, posee valor.
Su autor, TOMÁS DE LOS SANTOS, comenzó a escribir en LA PLUMA JOVEN, revista que aparecía en la Asunción, en el año 1900. Es de aquella época su poesía ANHELOS. Sábese de él que cursó estudios en el Colegio Nacional de la capital paraguaya, y que redactó, en diversas épocas, diarios y revistas que aparecieron en nuestro país.
También ENRIQUE DAUMAS LADOUCE escribió EL CRIMEN DE UN CORONEL, EPISODIOS DE LA SUBLEVACIÓN MILITAR DE 1921-23 Y CONSIDERACIONES GENERALES, en un tomo, editado en la Asunción, en 1924. Es, asimismo, de carácter sectario, rico en datos históricos.
Su autor, ENRIQUE DAUMAS L. es oriundo de la Asunción. Nació en 1889 y se educó en dicha capital y en París.