. DESENGAÑO
Fue una noche que a tu casa yo llegué por primera vez
mi guitarra bajo el brazo meditando una canción
y con ella te arrullaba como alondra mensajera
y entre ritmo de mis versos te ofrecí mi corazón.
Y aquella misma noche tu respuesta me absorbía
cuando ya ilusionado confesábate mi amor
y te dije con ternura que en el mundo tu me harías
el vergel más delicioso de divina casta flor.
Yo fiaba en tus palabras cuando entonces me decías
yo nací en este mundo fidedigna para ti
y sumiso como un niño en mi lírica porfía
sollozando te imploraba un albergue para mí.
Pero luego desviaba esa tu alma ilusoria
y me arroja hacia el abismo tu maligna veleidad
yo insomne meditando en mi incierta trayectoria
triste como tu promesa en mi mísera orfandad.
Hoy cual árbol ya sin hojas por el viento maltratado
quedo solo en la penumbra en un lúgubre rincón
porque tu mujer perjura en mi pecho ya has clavado
esa flecha delictuosa tu verdugo corazón.