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ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE
  EL GOLPE DEL 3 DE FEBRERO DE 1989 - Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE


EL GOLPE DEL 3 DE FEBRERO DE 1989 - Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

EL GOLPE DEL 3 DE FEBRERO DE 1989

Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

COLECCIÓN GUERRAS Y VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PARAGUAY

NÚMERO 17

© El Lector (de esta edición)

Director Editorial: Pablo León Burián

Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina

Director de la Colección: Herib Caballero Campos

Diseño de Tapa y Diagramación: Jorge Miranda Estigarribia

Corrección: Rodolfo Insaurralde

I.S.B.N. 978-99953-1-355-5

Hecho el depósito que marca la Ley 1328/98

Esta edición consta de 15 mil ejemplares

Asunción – Paraguay

Abril 2013 (104 páginas)


 

 

CONTENIDO

 

Prólogo

Capítulo I

Los antecedentes remotos I

El que a hierro mata

La atmósfera política en 1954

Capítulo II

Los antecedentes remotos II

Capítulo III

Los antecedentes remotos III

El primer fracaso

El fracaso definitivo

Anticomunismo visceral

Capítulo IV

Antecedentes remotos IV

Las Ligas Agrarias Cristianas

Aparece y desaparece la OPM junto con las Ligas

Capítulo V

Los antecedentes remotos V

La cultura: una actividad prohibida

El teatro

Capítulo VI

Antecedentes cercanos I

Los primeros contactos

Temas puntuales

Capítulo VII

Antecedentes cercanos II

La marcha del 24 de abril

Militantes y tradicionalistas

Solo algunos casos

Todo hecho para el golpe

Capítulo VIII

Al fin, el fin

Se escapa la presa

"No faltó un traidor"

La primera victoria

Proclama del general Andrés Rodríguez

Adhesiones de varias unidades

Una inquietante versión aclarada

Intervención de la Marina

"Un informe clave"

En la Caballería

El saldo trágico

Misa por los caídos

Comunicado de la CEP

Capítulo IX

El general Rodríguez, Presidente de la República

El gabinete de Rodríguez

En la junta de Gobierno de la ANR

Las reacciones internacionales

Semblanza de Rodríguez en LA NACIÓN porteña

De la prensa latinoamericana

Una masiva manifestación

La expectativa de la oposición política y social

Derechos Humanos

Capítulo X

Rumbo al exilio perpetuo

Lo que pasó, pasó

"No cambió sus hábitos"

Cronología

Fuentes consultadas

El Autor

 

 

 

PRÓLOGO

 

         EL 3 DE FEBRERO DE 1989, es un hito fundamental del Paraguay de fines del siglo XX. Con el derrocamiento del general Alfredo Stroessner, se puso fin al gobierno autoritario más prolongado de la historia Independiente del Paraguay y se inauguró un período de libertades públicas que permitió el desarrollo de una nueva institucionalidad con la participación de los sectores de oposición en el Gobierno.

         Don Alcibíades González Delvalle en este libro no se centra exclusivamente en lo acaecido en la noche de la Candelaria de 1989, sino que plantea una explicación de largo plazo desde el propio origen del Stronismo en el Poder. Presenta en forma sintética los antecedentes remotos y próximos que contribuyeron a debilitar a un régimen con lo cual demuestra que fueron varios los sectores que se enfrentaron a través de diferentes medios a un régimen que imperó con diversas tácticas y por sobre todo mediante el terror para aquellos que no aceptaban sus reglas de juego, basadas por sobre todo en el prebendarismo y el autoritarismo.

         Es así que el lector encontrará una síntesis pertinente que explica las diversas etapas de contestación a un régimen que basamento su poder en la alianza entre el Estado, el Partido y las Fuerzas Armadas. Y fueron justamente dos de los sectores que soportaron al régimen quienes se aliaron para derrocar al ya para entonces anciano dictador, cuyos leales desalojaron a los colorados tradicionalistas de la directiva del Partido en agosto de 1987 y estaban preparando una purga en el ejército para facilitar el ascenso de la promoción de egresados del Colegio Militar a la cual pertenecía el hijo del general Stroessner.

         El autor logra reconstruir el ríspido contexto en el cual se encontraba el Paraguay en aquel verano de 1989, y en el cual había voces que anunciaban que algo sucedería, y efectivamente en la noche del jueves 2 de febrero de 1989, las tropas del poderoso I Cuerpo de Ejército se dirigieron rumbo a la capital con el fin de arrestar al Dictador. Es así que el relato va reconstruyendo lo acaecido en aquella larga noche y a pesar de la resistencia, finalmente en la madrugada del 3 de febrero, el general Alfredo Stroessner presentó su Renuncia al cargo de Presidente de la República, para el cual había sido reelegido en febrero de 1988.

         El 3 de febrero de 1989, es una fecha que quedará marcada indeleblemente en la historia paraguaya y agradecemos a don Alcibíades González por haber logrado una magnífica descripción que permitirá a las nuevas generaciones comprender en su real magnitud los cambios que se sucedieron en el Paraguay a partir de dicha fecha.

 

         Asunción, abril de 2013.

         Herib Caballero Campos

 

 

 

 

CAPÍTULO VI

 

ANTECEDENTES CERCANOS I

 

 

         La Iglesia Católica, guiada por obispos preocupados por los estragos que la dictadura causaba a los Derechos Humanos, en varios momentos había alzado su voz indignada en el esfuerzo por un cambio que tardaba en exceso en llegar.

         En esta línea, a finales de 1985 la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) ofreció su mediación para un Diálogo Nacional entre los partidos políticos y sectores sociales.

         Este proyecto nació de un pedido del Acuerdo Nacional, conformado por partidos políticos de la oposición que buscaban un espacio democrático para el país. Espacio siempre negado o regateado por la dictadura. Este Acuerdo estaba integrado por: el Partido Revolucionario Febrerista, el Partido Liberal Radical Auténtico, el Partido Demócrata Cristiano y el Movimiento Popular Colorado (MOPOCO).

         En un "comunicado" la CEP presentó a la opinión pública, el 22 de enero de 1986, el proyecto de diálogo "con absoluta limpieza de intenciones y consciente de su propia misión evangelizadora"

         "Es necesario que el ambiente no sea enrarecido con acusaciones y agravios que a nada positivo conducen, al contrario, el respeto mutuo y las iniciativas de reconciliación de los hombres y de las familias y la consideración de las necesidades del pueblo, pueden ayudar mucho a la creación de condiciones mejores para el gran encuentro nacional."

         Los obispos, se referían al Diálogo Nacional de la siguiente forma:

         "En primer lugar, un gesto de servicio que ofrece la iglesia a todo el país. Como 'Madre y Maestra' la Iglesia percibe que la situación del país es delicada y se siente obligada a hacer algo a favor del mismo. En efecto, los constantes enfrentamientos y la creciente desunión que vemos en los sectores de la sociedad nacional, el deterioro de la moralidad pública y privada que desde años atrás venimos denunciando y la peligrosa sensación de una frágil convivencia que no se funda en el amor, en la justicia, en la verdad, todo esto configura una situación preocupante que motiva nuestra intervención.

         La Iglesia no olvida que todos, en mayor o menor medida, somos corresponsables de esta situación. Nadie tiene derecho a eludir su propia responsabilidad. Por eso mismo todos tenemos la obligación de procurar la superación de los males que afligen al país. La Iglesia ofrece sus servícios sin buscar otro objetivo. No pretende imponer un programa de Gobierno ni aspira a lograr ganancias de cualquier clase. Quiere propiciar el diálogo, servir al diálogo, hacerse espacio de diálogo. Por eso asume una responsabilidad que aunque difícil y delicada, es eminentemente evangelizadora."

         La reacción del oficialismo se hizo escuchar a través de algunos de los dirigentes colorados y altos funcionarios gubernamentales. El Dr. Adán Godoy Jiménez, Ministro de Salud Pública y Vicepresidente de la Junta de Gobierno de la ANR, expresó:

         "De una vez por todas tiene que terminar este intento de diálogo y dejar que el Partido Colorado siga gobernando el país con su sabia conducción para más progreso y desarrollo (...) No creemos en el diálogo que ellos quieren implementar. Nosotros somos los iniciadores del Diálogo Nacional que solamente se puede hacer en el Parlamento Nacional y en otras instancias que se conocen (...) El país vive en libertad, hay amplia libertad en todos los órdenes para las reuniones, tenemos una democracia instaurada en el país sin comunismo ni comunistas."

         Máximo Ozuna, dirigente del "Ignacio A. Pane" -que reunía a los estudiantes universitarios colorados- dijo:

         "...en los últimos días han aparecido los falsos profetas del Diálogo Nacional. Novedad para ellos el diálogo porque nunca cuando estuvieron en el poder dialogaron con el pueblo, antes bien lo explotaban y perseguían sin ninguna contemplación. Sin embargo para nosotros, los colorados, el diálogo nacional discurre por la senda venturosa del entendimiento en el trabajo, unidos en la paz (...) No estamos de acuerdo con supuestos diálogos preparados en los cafés entre los conspiradores amargados con ansias de poder que no han llegado y nunca llegarán, porque la mayoría de los personajes han traicionado su doctrina, su fe, su ideología y apenas son furgón de cola del marxismo. ¿Qué podemos hablar los colorados con estos tránsfugas de la internacional marxista? Los rechazamos categóricamente por ser contrarios a los sentimientos de nuestro pueblo ¡marxistas asesinos! que solo buscan destruir la paz, la democracia y soliviantar la soberanía nacional. Esto los colorados con Alfredo Stroessner jamás lo vamos a permitir. Señores de la subversión dialoguista a otro puerto con vuestro barco lleno de mentiras y astucias marxistoides. El hombre paraguayo es dueño de su destino, en consecuencia, repudiamos enérgicamente a quienes pretenden erigirse en mesías de una supuesta liberación del pueblo".

         Ramón Aquino, presidente de la seccional colorada de la Chacarita, dijo:

         "La Iglesia es la que gesta en el mundo las conspiraciones. De esa situación, ustedes los periodistas, por qué no se ocupan un poco y se van ahí en Ypacaraí (Lugar de retiro denominado Casa de la Familia Salesiana) en los retiros espirituales donde se forma la gente para la guerrilla, para la rebelión. En vez de pacificar el país son los que crean desorden, quieren crear desorden. Pero para eso está el gran Partido Colorado, con un millón y medio de afiliados y vamos a salir a la calle en cualquier momento a defender la paz y la felicidad que Stroessner ha inaugurado en 1954 acá en el Paraguay."

         También el partido colorado fue invitado por la CEP para participar del Diálogo Nacional. Al respeto, el Ministro del Interior y Vicepresidente de la ANR, Sabino Augusto Montanaro, dijo:

         "El partido colorado no se opone al diálogo propiciado por la Iglesia, a pedido de algunos sectores políticos minoritarios y otros no reconocidos. Nosotros ya anteriormente habíamos respondido a la Conferencia Episcopal que el partido colorado, con el gobierno colorado del presidente Stroessner, realiza el diálogo desde hace mucho tiempo. En el Parlamento, en las comunas, en nuestros despachos. Y los parlamentarios practican el diálogo con la oposición regular e incluso con la irregular. Ponemos énfasis y aclaramos que para nosotros el diálogo debe ser legal. Diálogo constitucional, con representantes legales, válidos. No de representantes de minorías, o de grupos, o de personas sin representatividad."

 

         LOS PRIMEROS CONTACTOS

 

         La CEP inició sus primeros contactos el 20 de mayo de 1986 con el Movimiento Popular Colorado (MOPOCO). Su presidente, Waldino Ramón Lovera, entregó un documento que abarcó "el ámbito político y socioeconómico, pero fundamentalmente hace referencia a la coyuntura actual, o sea, a la situación de los campesinos sin tierra y a la extrema pobreza de ciertos sectores marginales".

         El vicepresidente del MOPOCO, Enrique Riera, consideró sumamente importante que la iglesia "exhorte a los poderes públicos a crear un clima de paz para que el diálogo sea fructífero". "Para ello es conveniente que la Iglesia pida la vuelta de todos los exiliados y el levantamiento del estado de sitio para que en el dialogo tomen parte todos los paraguayos de dentro y fuera del país", añadía en documento.

         El dirigente del Partido Revolucionario Febrerista, Fernando Vera esperaba que:

         "...con el correr del tiempo empiecen a aparecer los frutos de esta loable iniciativa que está implementada por la Iglesia paraguaya. Nosotros quisiéramos ver que el estado de sitio permanente sea un tema del Diálogo Nacional. Pensamos que también debe haber consideraciones sobre el caso de los desterrados de nuestro país; que debe haber diálogo que guarde relación con la libertad de actuación de los partidos políticos, libertad de prensa, y que también tienen que hacerse consideraciones sobre temas de carácter económico y social que se refieran a las penurias que vastos sectores de la población están pasando."

 

         TEMAS PUNTUALES

 

         Entre los temas globales y puntuales propuestos a la CEP para el Diálogo Nacional figuraban: grave crisis moral; corrupción generalizada; falta de ambiente espiritual para el diálogo; instrumentalización de la historia para justificar abusos actuales; destrucción programada de la identidad paraguaya; identificación "Gobierno-Partido-Fuerzas Armadas"; estado de sitio indefinido y no reglamentado; la práctica del exilio; amnistía general; violación de los Derechos Humanos; libertad de pensamiento y de expresión; libertad de prensa; libertad de reunión; libertad de asociación; violencia; sistema de temor; leyes represivas; politización del empleo público; sometimiento del Poder judicial; impunidad de delitos; falta de una justicia con alcance general, rápida y barata.

         El 10 de mayo de 1987, la CEP dio a conocer un extenso documento acerca de los resultados del Diálogo Nacional. Algunos de los puntos fueron:

         * La respuesta obtenida en esta etapa de consultas, formulada espontáneamente por gente de la más diversa extracción y de las más diversas situaciones y posibilidades de vida, es reveladora de desajustes graves que producen un vivo malestar que requiere cauces de libre expresión y un serio tratamiento.

         * Algunos sectores, entre los que especialmente anotamos la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, actualmente en el gobierno y numerosos sectores dominados por él o por sus miembros, no han participado del Diálogo Nacional. A peses de nuestra insistencia y leal invitación han privado de su aporte a esta reflexión de alcance nacional, responsabilidad que la historia juzgará porque constituye, evidentemente, más que un desaire a la Iglesia, una resta al bien común y al propio Partido, como lo demuestran los malestares que se agravan en su propio seno.

         * Es también sensible y lamentable y debemos consignarlo en honor de la verdad que ha tomado estado público- que el miedo engendrado por presiones y amenazas del Gobierno haya impedido a diversos sectores ofrecer una colaboración valiosa que en otras condiciones hubieran aportado abiertamente y con preocupación patriótica.

         El esfuerzo de la Iglesia, junto con los demás sectores de buena voluntad, la búsqueda del Diálogo Nacional como base de la paz social fue el intento más serio para conducir el país por un nuevo derrotero. Sin embargo, unos meses después irrumpiría la violencia en el seno del Partido Colorado que se proyectó al resto de la sociedad. Esta situación fue, sin embargo, la raíz que daría sustento al proyecto que dos años después tumbó a la dictadura.

 

 

CAPÍTULO VII

 

ANTECEDENTES CERCANOS II

 

         Los acontecimientos del 2 y 3 de febrero de 1989 venían gestándose desde hacía tiempo. Se iniciaron -entre muchas otras manifestaciones anteriores- en lo que se dio en llamar el "Clinicazo", una masiva protesta de los médicos y las enfermeras del Hospital de Clínicas en reclamo de un aumento salarial. Fue en el recordado año de 1986. Recordado, porque algunos de los acontecimientos políticos y sociales más relevantes se dieron lugar, como nunca, en la ya prolongada dictadura a la que se le iba perdiendo el miedo y se la enfrentaba con todas las consecuencias policiales y judiciales.

         El 24 de febrero de 1986, por pedido de las asociaciones de médicos y enfermeras, y empleados del Hospital de Clínicas, el Consejo Directivo y el Decano de la Facultad de Medicina presentaron al Ministerio de Hacienda un pedido de aumento salarial para todo el personal de blanco y administrativo. El salario que venían percibiendo era el más bajo de la función pública.

         En la entrevista que los dirigentes gremiales tuvieron con el Ministro de Hacienda, unos días después de entregada la petición, hubo un moderado optimismo por las declaraciones del Ministro que, no obstante, aclaró que pondría el caso a consideración del Presidente de la República.

         Pasaron los meses, y la respuesta de Hacienda no venía. Los gremios se organizaron para llegar al Ministerio con la reiteración de sus reclamos. Fue el 8 de abril. La comisión negociadora intentó en vano hablar con el Ministro quien venía dilatando la respuesta con cualquier pretexto.

         El 18 de abril, por primera vez realizaron una asamblea conjunta las asociaciones de Médicos y Enfermeras y Empleados del Hospital de Clínicas. Se decidió llegar masivamente, en cualquier medio, a Hacienda para reiterar el pedido de aumento salarial. Un par de horas después unos 500 manifestantes colmaron la esquina de Chile y Palma, donde se hallaba la sede ministerial. Momentos antes, la Policía ya estaba esperándolos. No tardó en que sus efectivos, armados de cachiporras, bastones, picanas eléctricas, se abalanzaran con furia contra las mujeres principalmente. Los curiosos gritaron contra la violencia policial.

         Este fue apenas el inicio de los movimientos contestatarios que pronto se extendieron a otros gremios de trabajadores y estudiantiles. En el acto asambleario del martes 22 de abril se hizo presente el Dr. Luis Alberto Reyes, miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional, para comunicar a los asambleítas que el Consejo había resuelto apoyar y solidarizarse con el personal médico y paramédico de Clínicas, por considerar justas sus peticiones. También les hizo llegar el repudio del Consejo Superior por la reciente e injustificada represión.

         El miércoles 23, la policía detuvo a cuatro médicos: Juan Masi Guggiari, Ursino Barrios, José Bellasai y Aníbal Carrillo Iramain. Sectores políticos y sociales condenaron la detención y anunciaron una "gran marcha" de protesta para el día siguiente.

         Mientras tanto, el Departamento de Relaciones Públicas de la Policía difundió un comunicado según el cual: "el acto de manifestación anunciado por los de Clínicas, que proyectan realizar desde dicho lugar hasta el Ministerio de Hacienda, no tiene permiso ni será permitido".

         "Caracterizados políticos de conocida militancia marxista-leninista, individualizados y con antecedentes en las instituciones encargadas de velar por el orden público, la propiedad y la seguridad de las personas, están involucrados en la organización de estos hechos, motivo por el cual la manifestación proyectada para el día de mañana no será permitida por tratar de violentar a las autoridades legalmente constituidas.

         Los autores de estos hechos serán sometidos a las leyes y preceptos que castigan la violación del orden público y la Constitución Nacional; preceptos constitucionales y leyes que garantizan la integridad física de las personas y el orden público."

 

         LA MARCHA DEL 24 DE ABRIL

 

         Los sucesos que nacieron en el Hospital de Clínicas con el pedido de aumento salarial pronto se expandieron hacia otros centros estudiantiles y sindicatos, con el apoyo de la población en general. Pareciera como si fuese la señal esperada para acercar al Gobierno un antiguo hartazgo por su política excluyente, corrupta y represiva.

         En el amanecer del día 24 de abril, fecha anunciada para una gran marcha hasta Hacienda, las calles céntricas estaban copadas por policías armados de distintos objetos, incluyendo gases lacrimógenos, para reprimir a los manifestantes. En efecto, así fue en el microcentro y frente al Palacio de justicia donde una multitud fue a pedir la liberación de los médicos. El saldo fue una cantidad indeterminada de heridos y contusos. Las mujeres se llevaron la peor parte. Pero estos actos no fueron sino el inicio de muchos otros similares.

         El Ministro de justicia, Eugenio Jacquet, opinó sobre los acontecimientos:

         "Lo que pasó y seguirá pasando, fue lo que vivió el Partido Colorado con el general Stroessner desde el año 1954. Yo estoy casi seguro de que este movimiento va a tener una considerable repercusión tal vez mayor de lo que usualmente solemos encontrar a lo largo de nuestra historia.

         Esto nos tiene que servir para prepararnos anímica, física e intelectualmente para combatir y neutralizar el enemigo. Digo enemigos, porque el objetivo trazado en esta oportunidad es desestabilizar al gobierno del general Stroessner. Podemos concluir que existe una conspiración evidente. Los periodistas subversivos que estaban en ABC (clausurado por la dictadura desde el 22 de marzo de 1984) se distribuyeron por los otros medios. Y resulta que ahora tenemos un frente amplio de periodistas que están desinformando a la población."

         Pocos días después, el 1 de mayo, se repitieron los garrotazos policiales, con centenares de detenidos, en una manifestación obrera organizada por el Movimiento Intersindical de Trabajadores (MIT).

 

 

         MILITANTES Y TRADICIONALISTAS

 

         Esta atmósfera social pronto iría acompañada por un acontecimiento político inédito en tres décadas de la dictadura: la división del Partido Colorado, en el poder, entre "militantes" y "tradicionalistas". Fue cuando se habló en las seccionales coloradas -organismos de base del Partido- de que el hijo mayor del Presidente, el Coronel de Aviación Gustavo Stroessner, sucedería a su padre a continuación del período 1983-1988. La consigna, públicamente difundida, era "Después de Stroessner otro Stroessner". Ni los militares de alta graduación, ni los tradicionales jefes partidarios, aceptaron esta posibilidad.

         Declarada la ruptura en el Partido Colorado -expresada en feroces persecuciones por parte de los "militantes" que se hacían llamar "militantes stronistas hasta la última consecuencia"- se llegó a la convención partidaria del 1 de agosto de 1987.

         También los "tradicionalistas" respondían a Stroessner pero veían que el Partido, en manos de los "militantes", se vaciaría de contenido. Ya no sería sino el Partido Stronista. Además, los tiempos habían cambiado precipitadamente en lo interno y externo. Adentro, arreciaban las protestas por tan larga y represiva dictadura que castigó también a meritorios dirigentes colorados con la tortura, el apresamiento prolongado y un exilio a perpetuidad. En lo externo, se sumaban los gobiernos que se distanciaban de Stroessner, incapaz de renunciar a su "política del garrote". Mantuvo al país encerrado en un pasado hace tiempo superado en gran parte del mundo.

         En la convención del 1 de agosto de 1987 los "militantes" demostraron que no estaban dispuestos a ceder nada en favor del nuevo tiempo reclamado por una sociedad cada vez más crítica: asaltaron la asamblea, con apoyo policial, y se quedaron al frente de la conducción partidaria. Naturalmente, con la bendición de Stroessner. Todos los empleados públicos, y todos los presidentes y miembros de las seccionales coloradas acusados de "tradicionalistas", fueron echados del cargo. Esto no fue sino el comienzo de lo que vendría después: los "militantes" llenaron de violencia el país con su intolerancia al más mínimo cuestionamiento al "único líder", como gustaban llamar al General.

 

         SOLO ALGUNOS CASOS

 

         Cuando los "militantes" se hicieron del control total del Partido y de la administración pública, protagonizaron hechos de violencia que contribuyeron a aumentar el malestar de la población.

         Apenas dos meses después de la convención del 1 de agosto, un pequeño grupo de intelectuales fue invitado para un panel en Coronel Oviedo a llevarse a cabo en una parroquia. Cuando estaba por comenzar el acto, unos 30 miembros de la seccional colorada atropellaron el local y golpearon sin misericordia a los panelistas. El grupo estaba encabezado por el vicepresidente de la seccional, el abogado Juan Ramírez Khon, quien justificó así su conducta: "Nosotros a esa gente la tenemos bien catalogada, no tienen representación legal, están en plan de subversión (...) Las veces que nos provocan, vamos a poner las cosas en su lugar".

         Unos días después, el Ministro de Justicia y Trabajo, Eugenio J. Jacquet, se trasladó a Coronel Oviedo para solidarizarse con el "hermano" Juan Ramírez Khon. Dijo en la ocasión:

         "No tenemos que permitir que nadie más hable mal de nuestro líder ni pretender perturbar la paz constructiva que vivimos bajo su mandato.

         Si nos necesitan para cumplir esa tarea pueden llamarnos en cualquier momento, porque nosotros estaremos para ayudarlos".

         El otro -entre muchos más- de la misma índole violenta que caracterizaba a los "militantes", fue protagonizado por Manuel Modesto Esquivel, director de Correos. Seis días después de lo aconteció en Coronel Oviedo, dijo a la prensa:

         "A cada uno le llegará su turno, y uno a uno caerán los traidores, los tibios (se refería a sus correligionarios tradicionalistas). No tenemos que permitir la presencia de oligarcas en las filas del Partido Colorado (...) En las seccionales van a estar los colorados auténticos, militantes combatientes y stronistas. Por sobre todo, estarán los colorados leales al presidente Stroessner (...). En Paraguay nunca habrá post-stronismo sino coloradismo con Stroessner y Stroessner con el coloradismo."

         Ese mismo mes, el Ministro de Educación, Carlos Ortiz Ramírez, dijo: "No vamos a estar esperando una orden judicial para detener a personas que están conspirando contra el Gobierno nacional (...) Cualquier ciudadano, para salvaguardar la seguridad, puede entregar a las autoridades respectivas a una personas que está cometiendo un delito". Este mismo "militante" ya había dicho un poco antes que "la calles es de la Policía". Refiriéndose a los colorados tradicionalistas, expresó: "El que es malagradecido no es una persona sino una rata humana".

         De este tenor eran los discursos de los "militantes" que venían sembrando en el espíritu de la población un rechazo generalizado. Los "tradicionalistas", obligados por la circunstancia, se mantuvieron a la sombra pero no quietos. La primera señal vigorosa de que seguían vivos, la dio el Dr. Luis María Argaña, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, en 1988 cuando dijo: "Siempre habrá un 13 de enero". Se refería al 13 de enero de 1947 cuando el Partido accedió al poder; lo había perdido en 1904 como resultado de la revolución de los liberales.

 

         TODO HECHO PARA EL GOLPE

 

         Este clima político y social se presentaba propicio para que se busque un cambio desde las personalidades políticas y castrenses que no harían sino escuchar a una población cada vez más agobiada por el autoritarismo. Ya no había un solo Stroessner, sino varios. El original demostraba signos crecientes de agotamiento, de soledad, de desinterés por la cosa pública. La vejez y el cansancio hicieron acto de presencia. Se echó en manos de la "militancia" confiado en que había encontrado un cómodo y seguro refugio para terminar sus días en paz y en el poder.

         Pero esa "militancia", unida a una población indignada y a un aislamiento internacional creciente, hizo que connotados civiles e influyentes militares iniciasen la arriesgada tarea de la conspiración contra una dictadura que parecía indestructible. Así parecía porque se había logrado, a lo largo de más de tres décadas, tejer una sólida armadura conocida como la "unidad granítica" entre Gobierno, Fuerzas Armadas y Partido Colorado que incluía la represión contra todo brote de protesta, la afiliación al Partido de empleados públicos y miembros de las fuerzas armadas y fuerzas policiales, a más de una red infinita de delatores que actuaba en todas las capas sociales.

         De aquí la arriesgada aventura de una conspiración. Pero ésta siguió adelante desde sus inicios a mediados de 1988. Poco a poco se incorporaban los jefes militares con mando de tropas y civiles influyentes. No eran muchos, dada la situación, pero se tenían mucha confianza.

 

 

 

CAPÍTULO VIII

 

AL FIN, EL FIN

 

         Como en otras ocasiones en Asunción, el rumor de un golpe de Estado se expandió mucho antes de que sucediera. En la segunda semana de enero de 1989 ya se comentaba que la Caballería pondría fin -al fin- a la prolongada dictadura del general Alfredo Stroessner.

         La Caballería dependía del Primer Cuerpo de Ejército, o sea, del general Andrés Rodríguez a quien las versiones callejeras lo ubicaban a la cabeza de la conspiración. Los descreídos tenían razón de serlo en el hecho de que Stroessner y Rodríguez eran amigos desde hacía muchísimos años, y además sus respectivos hijos estaban unidos en matrimonio. Había otro motivo: Rodríguez gozaba de la entera confianza de Stroessner quien le había ayudado -o permitido mirando a un lado- que se hiciese de una respetable fortuna y alcanzase un alto grado de respeto en las Fuerzas Armadas.

         Se pensaba que si algún problema había entre ellos, lo arreglarían en consideración de los hechos que los tenían bien amarrados. Tal vez esta circunstancia -cuando los planes subversivos estaban desarrollándose con rapidez- hizo que Stroessner desoyera reiteradas veces la advertencia primero, y la noticia después, de que el general Andrés Rodríguez estaba a la cabeza del alzamiento.

         Los conspiradores -se supo después- tenían sobrados motivos para obrar no solamente con la mayor de las cautelas, sino con la incertidumbre del éxito de tan osada iniciativa, pues el dictador en toda su vida militar no hacía sino maquinar, esquivar, desbaratar conspiraciones. Fue por eso que el general Rodríguez, ya lanzado en el ruedo, en su primer mensaje solicitó la colaboración de las otras unidades militares que seguían sin pronunciarse.

         El plan, cuidadosamente concebido desde hacía un tiempo, tenía como prioridad apoderarse del Regimiento Escolta Presidencial y de la Aviación, también, desde luego, de Stroessner.

         En la toma de la Aviación se cifraba el éxito por lo que ella, en sí misma, significaba para el éxito del proyecto, y porque su Comando y la mayoría de los oficiales respondían al hijo del Presidente, el coronel de aviación Gustavo Stroessner.

         Acerca de las acciones en la Aviación, y los trabajos previos, el general (SR) Víctor A. Segovia Ríos, en su libro "De Morínigo a Cubas - Recuerdo y testimonios" hace un excelente relato del que me sirvo a continuación:

         "El coronel Eduardo Sosa, Comandante del Regimiento de Paracaidistas 'Silvio Pettirossi', fue llamado para la causa revolucionaria por su amigo Segovia Ríos quien, a su vez, fue convocado por el general Regis Romero. La conversación entre éstos y los demás complotados tenía su centro en la preocupación por la violencia, cada vez más acentuada, de los 'militantes stronistas' y de la ostensible maniobra de Gustavo Stroessner por copar las Fuerzas Armadas con el nombramiento en cargos relevantes de sus amigos.

         En la calurosa mañana del jueves 2 de febrero el general Segovia Ríos se encontraba en el Comando en Jefe. Le llamó la atención que el encuentro de Stroessner con los militares se prolongara en exceso, pues desde hacía un tiempo el Presidente no atendía más allá de las 9:30. Segovia Ríos se retiró a las 11 dirigiéndose a su domicilio, en el barrio Las Carmelitas, a tres cuadras de la residencia del general Rodríguez. Al llegar, su esposa le comunicó que el general Regis Romero quería hablarle con urgencia. Se dirigió a la comandancia del Cuartel General de la 1ra. División de Caballería donde llegó en pocos minutos. Sin rodeos, Regis Romero le comunicó que el golpe estaba fijado para las tres de la madrugada siguiente. Le dijo, además, que antes de las 15 quería reunirse con el coronel Sosa en casa de Segovia Ríos para coordinar los detalles de la toma de la Aeronáutica a informar al general Rodríguez en la reunión que tendría a las 20 con los comandantes comprometidos y el Estado Mayor. En las manos del coronel Sosa estaban las llaves del Comando de la Aviación. Con este encargo -que tenía la urgencia del caso-, Segovia Ríos regresó a su casa. No le fue posible dar con el Comandante del Regimiento de Paracaidistas sino a las 17 hs., y recién a las 18 podría acudir a la cita, momento en que avisaría a Regis Romero de la novedad con la clave convenida.

         Recién a las 20:40 el coronel Sosa llega a casa de Segovia Ríos quien lo esperaba con la misma impaciencia que Regis Romero. A este General se le había asignado la misión de ocupar y controlar el Comando de la Aeronáutica, cuya seguridad descansaba enteramente en el regimiento de paracaidistas bajo el mando de Sosa. De aquí la importancia de la reunión. Debían coordinarse los detalles del franqueo de las instalaciones claves de la gran unidad a las tropas del coronel Romero, así como el posterior apresto del regimiento para cumplir alguna eventual misión de combate a orden, incluido el apresamiento del Comandante de la Aeronáutica, general Alcibíades Ramón Soto, junto con los oficiales leales a él.

         En clave, Segovia Ríos le dice a Romero que el coronel Sosa se encontraba con él en su casa. Mientras tanto, el coronel Sosa es informado de que el golpe sería a las tres de la madrugada y que el general Rodríguez considera a la Aeronáutica como un objetivo vital que debía ser conquistado rápidamente. Le interesaba fundamentalmente la captura las aeronaves de guerra, helicópteros, TUCANOS y XAVANTES. 'Ya tenía comprometidos los pilotos que se harían cargo de las mismas una vez que tú y Regis hayan asegurado los hangares'.

         Llegó el general Romero y sin saludar se dirigió directamente a Sosa para decirle: 'La cosa es esta madrugada, arma'. Y Sosa le respondió: 'Estamos listos para jugarnos'."

         Y la conversación continuó sobre detalles del dispositivo de ataque de las fuerzas de Caballería, dispositivos de seguridad de los hangares, apresamiento del Comandante de la Aviación, etc. Se le preguntó al general Romero acerca de los otros objetivos como la Policía, la Guardia de Seguridad, la Artillería de Paraguarí. En eso estaban cuando:

         "...súbitamente, el sonido inconfundible de una ráfaga de arma automática quebró la quietud de la noche calurosa, acallando instantáneamente nuestra anima conversación y haciendo con que los tres irguiéramos el cuerpo, de ademán instintivo de aguzar el oído. Se sucedieron nuevos disparos, era un tableteo intenso, un tiroteo generalizado hacia Villa Guaraní; al parecer hacia la rotonda de España y San Martín. Nuestra instantánea reacción puso al descubierto el nerviosismos que nos animaba."

         Regis Romero salió presuroso de la casa, abordó de un salto su "jeep" y se perdió calle abajo. Eran las 21:15 del 2 de febrero de 1989. Los disparos que se habían escuchado eran el inicio del fin de la dictadura. No obstante, a Segovia Ríos le preocuparon los tiroteas porque el proyecto era para las 3 de la madrugada. "Entonces, pensó, algo salió mal".

 

         SE ESCAPA LA PRESA

 

         Como muchas otras tardes, en la del dos de febrero Stroessner se encontraba en casa de su amigo, el coronel Feliciano "Manito" Duarte, presidente de la Administración Nacional de Telecomunicaciones (ANTELCO), jugando a las cartas cuando recibe la llamada de su hijo, Gustavo, quien le advierte de los preparativos del golpe. Stroessner reacciona con enfado contra lo que suponía -o quería hacer creer que suponía- unas meras versiones antojadizas. Siguió jugando con toda tranquilidad, -sin las preocupaciones que solía tener acerca del más mínimo indicio de una conspiración.

         Más o menos a las 20 horas dejó la casa de su amigo y se dirigió al domicilio de su antigua amante, "Nata" Legal, a donde iba muy espaciadamente desde su operación de la próstata a finales de agosto.

         El general Rodríguez dispuso que los coroneles Eduardo Allende y el coronel Mauricio Díaz Delmás, encabezaran la misión de apresar a Stroessner luego de recibir la noticia de que a eso de las 20 estaría en casa de su amante. Comenzaron los trabajos previos de una misión cuyo éxito -pensaba el jefe del levantamiento- evitaría la muerte de militares inocentes. Se tomaron todas las precauciones del caso, pero algunos errores permitieron que hubiera bajas cuando se intentó el apresamiento.

         Cuando el comando llegó a la casa de Ñata Legal, Stroessner ya había salido al parecer obedeciendo a un aviso. Fue a casa de su hijo Freddy -frente a MBURUVICHA Roga- y de allí al Batallón Escolta Presidencial cuando ya tuvo la evidencia de que el rumor del golpe no fue solo rumor. El Comandante del Escolta, general Ruíz Díaz, le aconsejó que se trasladase al Comando en Jefe donde estaría a mejor resguardo.

 

         "NO FALTÓ UN TRAIDOR"

 

         En su citado y apasionante libro, el general Segovia Ríos nos cuenta la causa del fracaso en el domicilio de Ñata Legal.

         "Mucho se habló -dice- sobre el fallido golpe de mano sobre la casa de la amante del Presidente. Se comprobó después que, efectivamente, el general Stroessner se encontraba a últimas horas de la tarde en la casa del coronel Feliciano Duarte, en compañía del general Johansen, el coronel Miers, Lesme y otros allegados. Desde allí ordenó a su personal de menesteres culinarios que fueran a preparar la cena en casa de su mujer (Ñata Legal). Alguien del entorno íntimo avisó de esto al general Rodríguez quien, de inmediato encomendó al coronel Eduardo Allende que diera un golpe de mano y captura al Presidente. A su entender, preso Stroessner, toda resistencia se desmoronaría, quedando dueño de la situación sin disparar un tiro. Aunque riesgoso, el plan era factible mediante la sorpresa. Pero justamente falló este factor esencial: no faltó un traidor que delató la conjura avisándole a la mujer del Presidente del plan de asalto a su casa. A nadie escapa el hecho de que no cualquiera podía tener a mano el número de teléfono privado de la querida del Presidente. Resultó que la esposa del traidor era íntima amiga de aquella, socia comercial en el negociado de los espacios verdes en la actual Ciudad del Este. Esa traición fue alevosa, y en circunstancias menos favorables podría haber ocasionado el fracaso del golpe de Estado. De hecho ocasionó la muerte de soldados inocentes, sin contar los heridos. Pero lo peor es que el judas de la hora nona innegablemente fue un testigo presencial, o al menos alguien a quien se notificó la fatídica decisión. Fue a más de alevosa, cobarde, pues fue jugada de contramano en la hora precisa de la definición, como opción farisaica a dos puntas en la hora de la verdad. Es más, como generalmente ocurre con las acciones innobles, quedó absolutamente impune, sumida en el misterio de los hechos que no se desean esclarecer. La victoria es generalmente magnánima. ¡Ironía del destino! Valió más la solidaridad comercial, los denarios del traidor del Gólgota, que el compromiso del honor y del deber. Ciertamente esta gran traición será recordada por mucho tiempo por quienes conocen a su gestor y no extrañaría que en algún momento se pida cuenta al delator infame."

         El fracaso de la captura hizo que se adelantara el operativo previsto inicialmente para las 03:00. A las 21, el coronel Lino Oviedo salió de la Caballería al frente de 14 tanques STUART y 40 camiones de transporte de tropas, con un total de 120 hombres. Se dirigieron al Regimiento Escolta Presidencial. En esos momentos salía de Cerrito el general Pedro Concepción Ocampos con 19 tanques CASCAVEL y 11 URUTU para ubicarse frente al Club Olimpia, en la avenida Mariscal López y otro grupo frente al Hospital Militar, hoy Emergencias Médicas. Encabezando un batallón de "morteristas", el general Lorenzo Carrillo Melo, del 1er. Regimiento de Caballería, se ubicó en la Escuela de Educación Física de las FF.AA. Momentos antes del ataque al Batallón Escolta, William Wilka, desde un helicóptero, hizo saltar el generador de la Unidad.

         También la Marina, comandada por el vicealmirante Eduardo González Pettit, comenzaba a cumplir la tarea que se le había encomendado: tomar el Cuartel Central de Policía, el Departamento de Investigaciones y comisarías policiales céntricas; ocupar la ANTELCO y evitar que los seccionaleros de la Chacarita vayan a organizarse.

         El general Eumelio Bernal, al frente de la Infantería, tenía la misión de copar los medios de comunicaciones instalados al sur de la ciudad "y repeler cualquier intento de reacción del Comando de Infantería y de la Guardia de Seguridad".

 

         LA PRIMERA VICTORIA

 

         Aproximadamente a las 23:30 el general Regis Romero avisó al general Rodríguez que la Aeronáutica estaba controlada por los sublevados. La noticia, dramáticamente esperada, llenó de ánimo y de esperanzas a quienes combatían en el centro, como la Marina procurando doblegar a la Policía; y en el Batallón Escolta con el coronel Lino Oviedo que deseaba liquidar lo antes posible el combate con la rendición de Stroessner.

         La toma de la Aeronáutica -donde se encontraba su comandante el general Alcibíades Soto, incondicional de Stroessner- tuvo sus dificultades. No se tuvieron noticias inmediatas del general Romero. De los dos tanques que se le enviaron, uno quedó empantanado por mala maniobra frente a la comandancia. La falta de noticias hacía temer lo peor. Los aviones en poder del dictador harían fracasar totalmente el plan subversivo; haría cundir el desánimo en los combatientes por la libertad. Además, en muchos de ellos pesaba terriblemente la fama del dictador -bien merecida- de su desprecio por la vida ajena cuando creía que su Gobierno estaba en peligro. No les fue fácil asumir el desafío de escalar una montaña ante la cual todos los intentos habían terminado en sangre. El otro desafío era vencer la natural desconfianza para acercar propuestas de esa naturaleza aunque sea a un amigo íntimo o camarada. Es lo que le había sucedido, entre muchos otros, al general Segovia Ríos cuando el 2 de febrero se encontraba en el Comando en jefe. Así nos cuenta:

         "Era jueves (del dos de febrero) día de despacho del Comandante en Jefe. Los últimos cambios de comandancia y el masivo pase a retiro de coroneles, a más de la tensa relación que mantenía el general Rodríguez con el Presidente, azuzaban mi curiosidad por saber qué novedades se darían ese día en la cúpula militar. La versión que corría con más insistencia era el pase a retiro del general Rodríguez. Habitualmente mi mejor fuente de información era el ayudante naval del Ministerio de Defensa, capitán de navío Bienvenido Alfonso, camarada de remesa y correcto oficial de Marina a quien mucho aprecio (...) Me dirigí al Ministerio de Defensa, con la esperanza de que el capitán Alfonso, perspicaz como era, tuviera alguna noticia interesante. Tenía motivos personales para interesarme en cada reunión del Comando en Jefe, pues esperaba mi pase a retiro desde el mes de agosto (...) El capitán Alfonso me contó que el Ministro de Defensa (General Germán Martínez) se encontraba desde hora temprana en el Comando en Jefe; que el ambiente era tenso, pues había podido observar que el general Martínez tenía rostro inusualmente serio, visiblemente nervioso, cosa por otra parte completamente inusual en él. Mientras observábamos por la ventana el auto Chevrolet negro del Presidente estacionado frente a la sede del Comando en Jefe, me contó que la versión más insistente era que esa mañana serían pasados a retiro el general Rodríguez y el vicealmirante González Pettit. Que el contraalmirante Ignacio Moreno Carreras sería nombrado nuevo Comandante de la Armada. No pudo decirme quién sustituiría al general Rodríguez en el comando del Primer Cuerpo de Ejército. Se comentaba también que una nueva partida de coroneles sería pasado a retiro. El capitán Alfonso estaba bastante bien informado en el sentido de conocer la situación de apresto que se vivía en la Caballería. Me habló de su acuartelamiento, de la muerte de varios jinetes durante práctica con tiros reales para el combate. Como la mayoría, pese a todos los indicios, este buen camarada no creía en la posibilidad real de un alzamiento militar contra Stroessner. Obviamente yo me cuidé muy bien de insinuarle siquiera lo de la conspiración en marcha.

         El capitán Alfonso me preguntó qué sabía yo de la situación, en particular de la Caballería, pues conocía mi estrecha amistad con el coronel Romero y con otros oficiales de dicha arma. Muy a pesar mío le respondí negativamente (...) debo decir que me dio lástima no poder contarle de la conspiración para el golpe, ni de mi compromiso con Regis Romero y Sosa."

         Este compromiso fue una de las piezas fundamentales para el éxito del plan. La presencia de la aviación fue desesperadamente requerida por Gustavo Stroessner desde el Comando en Jefe donde estaba sitiado junto con su padre y otras personas. En esos momentos, solo los aviones podían salvarlos del asedio. Pero quienes tenían que ponerlas en movimiento estaban con los sublevados o prisioneros de éstos con su comando a la cabeza, el general Alcibíades Soto.

         Copar la aviación daba un respiro a los jefes de la sublevación, pero quedaba la Artillería de Paraguarí de cuyo comandante, el coronel Aníbal Aquino, se sabía de su total lealtad a Stroessner y no era dable esperar que se sumase a la revolución. Por el contrario, podría intentar llegar a la capital para defender a su comandante en jefe. En prevención de esta posibilidad, el general Rodríguez dispuso la presencia de tanques en los sitios estratégicos para detener la marcha de los artilleros. A esto debe sumarse los vuelos rasantes sobre la Artillería para desanimar cualquier intento de ponerse en movimiento.

 

 

 



         PROCLAMA DEL GENERAL ANDRÉS RODRÍGUEZ

 

         Aproximadamente a la media noche, algunas emisoras difundieron la proclama del comandante del Primer Cuerpo de Ejército, y líder de la revolución, general de división Andrés Rodríguez:

         "Queridos compatriotas, apreciados camaradas de las Fuerzas Armadas: Hemos salido de nuestros cuarteles en defensa de la dignidad y el honor de las Fuerzas Armadas, por la unificación plena y total del coloradismo en el Gobierno, por la iniciación de la democratización del Paraguay; por el respeto a los Derechos Humanos; por la defensa de nuestra religión cristiana, católica, apostólica y romana. Eso es lo que yo le estoy ofreciendo con el sacrificio del soldado paraguayo a nuestro querido, valiente y noble pueblo paraguayo. Y espero que los camaradas de las Fuerzas Armadas me acompañen en estas circunstancias, porque estamos defendiendo una causa noble y justa que redundará en beneficio de nuestro heroico y noble pueblo paraguayo."


 

         ADHESIONES DE VARIAS UNIDADES


 

         Luego de conocerse el pronunciamiento del Primer Cuerpo de Ejército, se divulgó la primera adhesión de la IV División de Infantería, con asiento en el Chaco, comandada por el general Humberto Garcete:

         "El Comandante de la IV División de Infantería y las autoridades legalmente constituidas dentro del Departamento de Concepción, tienen el deber patriótico de expresar a toda la ciudadanía cuanto sigue: Atentos a los acontecimientos ocurridos en la fecha en la ciudad capital, luego de haber escuchado la patriótica proclama del señor Comandante de Primer Cuerpo de Ejército, General de División don Andrés Rodríguez, instando a la unidad de la familia paraguaya, respeto a los Derechos Humanos, defensa de la unidad e institucionalidad de las gloriosas Fuerzas Armadas, de la unificación real del gran Partido Colorado en el poder asegurando su continuidad para bienestar del glorioso y sufrido pueblo paraguayo, hace saber a toda la ciudadanía y a todos los camaradas de las Fuerzas Armadas, su incondicional y decidido apoyo a las acciones tomadas por el comandante del Primer Cuerpo de Ejército, general de división don Andrés Rodríguez. Asimismo pide a los camaradas de las Fuerzas Armadas a adherirse a este movimiento que traerá paz y bienestar a todo el pueblo paraguayo."

 

         UNA INQUIETANTE VERSIÓN ACLARADA

 

         En el transcurso del operativo de conseguir la caída de la dictadura, de vez en vez aparecía en la comunicación entre los "Carlos" la noticia inquietante de que la Artillería estaba viniendo, desde su base en Paraguarí, en defensa de Stroessner.

         Esta versión seguía preocupando, esta vez a la población en general, ya después del triunfo de la revolución.

         El sábado 4 de febrero, en una reunión en el Primer Cuerpo de Ejército entre el presidente Rodríguez y la plana mayor de la Artillería, con la presencia de la prensa, se desmintió la versión.

         "Espero que ustedes -dijo Rodríguez a los comunicadores- lleven al pueblo la tranquilidad. Surgieron noticias totalmente falsas, diciendo que la Artillería realizaba una marcha hacia la capital. Esto es completamente falso. Ustedes tendrán la prueba de lo que les digo. Todos los responsables de la Artillería han venido espontáneamente a repudiar la falsa noticia. Algunas personas quisieron intranquilizar a la población. Por eso agradezco la presencia del coronel Aquino y sus camaradas".

         Seguidamente el coronel Aquino, dirigiéndose al general Rodríguez, expresó:

         "Estamos en su despacho para hacer llegar a usted, sus oficiales y soldados, nuestra más plena adhesión y convicción de soldados de Artillería. Venimos a aclarar noticias infundadas que, lanzadas con malos propósitos, han querido quebrar la tranquilidad".

         Con la acción dirigida por el general Rodríguez "se ha recobrado la bandera de la dignidad del Ejército, la bandera de la honestidad". El coronel Aquino terminó su intervención con estas palabras: "Mi general, a sus órdenes".

 

         INTERVENCIÓN DE LA MARINA

 

         El comandante de la Armada, vicealmirante Eduardo González Pettit, no anduvo con vueltas para aceptar, a la primera insinuación de Rodríguez, sumarse al proyecto revolucionario. A partir de su aceptación conversó con los hombres de su absoluta confianza para ganarlos a iniciativa peligrosa en extremo. Siempre aparecía la sombra, por un lado, de la severidad de los castigos de Stroessner y, por otro, la tupida red de delatores diseminada también en los cuarteles.

         Cuando la Caballería tuvo la certeza de contar con la Aviación y la Marina para el golpe, se tuvo la tranquilidad de esperar con esperanzas el éxito de la misión. Esta confianza -que no era absoluta por los hechos objetivos e imprevisibles que pudieran ocurrir- redoblaba el pedido del general Rodríguez a sus hombres que hubiera el menor derramamiento de sangre; que la victoria de conquistarse, tuviera el menor costo posible en vidas. Para llegar a este objetivo se tenía el factor sorpresa con el temprano apresamiento de Stroessner en casa de su amante. Como este plan fracasó, se adelantó la ejecución de las tres de la madrugada del día 3, a las 8:30 de la noche del día 2.

         También la Marina, al recibir el nuevo horario, se puso en movimiento con la rapidez requerida para cumplir con sus objetivos: apoderarse del Cuartel Central de Policía, del Departamento de Investigaciones, del Palacio de Gobierno, del Canal 9, y algunas comisarías.

         Los marinos se instalaron a eso de las 22:30 frente al Cabildo. La Policía recién se enteró de tal presencia cuando cayeron sobre el edificio las primeras balas, que irían en aumento conforme se vigorizaba la resistencia. Al mismo tiempo, se atacó el Palacio de Gobierno donde también hubo resistencia.

         Aproximadamente a la medía hora de haberse iniciado las acciones se escuchó la orden del cese al fuego. Por megáfono se pidió la rendición policial la que fue contestada con el silencio. Se reanudó el ataque incluso con morteros de 81 milímetros. Poco después se reiteró la intimación obteniéndose la rendición de la Policía Motorizada no así del Cuartel Central, sobre el que se reiniciaban los bombardeos hasta que momentos después los atacantes observaron un paño blanco agitarse en la entrada principal del edificio. Se conminó a los policías salir con los brazos en alto para luego echarse en el suelo. Tomado prisionero, el jefe de Policía, general Francisco Brítez Borges, fue llevado raudamente a la Caballería. También se apresó al jefe del Departamento de Investigaciones, el temible Pastor Coronel, que también fue llevado a la Caballería después de pasar por la Infantería de Marina.

         Cumplida exitosamente su misión, la Marina fue a reforzar las fuerzas del coronel Lino Oviedo que procuraba acabar con la resistencia de Stroessner en el Comando en jefe. El dictador no se entregaba a la espera de una ayuda imposible que pudiera venirle de algún lado. No daba el brazo a torcer pese al ruego de su hijo que desde la pérdida de la Aviación, veía el derrumbe del gobierno de su padre.

 

         "UN INFORME CLAVE"

 

         Roberto Paredes, en su libro Operación 33 - la versión de los protagonistas, incluye "un informe clave" producido por el coronel Pedro Hugo Cañete, que se encontraba en el interior del Comando en jefe mientras se desarrollaban los acontecimientos entre el 2 y 3 de febrero. Este informe le hizo llegar al general Rodríguez el 14 de febrero. Paredes califica el documento como enteramente fidedigno y revelador de datos inéditos. Transcribimos algunos párrafos:

         "En la noche del día jueves 2 de febrero, aproximadamente a las 21:35 horas, fui avisado por la telefónica de la presencia del expresidente de la República y Comandante en Jefe en el local del Comando en Jefe. En razón de que las llaves del despacho y oficinas adyacentes se encontraban en mi poder por ser el Ayudante General y no teniendo ninguna información de situación de anormalidad y con el único propósito de proceder a abrir las dependencias a fin de cumplir con mi obligación y facilitar algún trámite relacionado con mi función ya que estaban elaborando documentos sobre nombramientos, traslados y listas de retiro; aproximadamente a las 21:45 horas concurrí (de civil y sin armas) al Estado Mayor General.

         Al llegar, un oficial me avisó de que el ex comandante en jefe ya estaba en el edificio razón por la cual rápidamente subí al primer piso y abrí el despacho del Comando en Jefe.

         (...) subí de nuevo al despacho del general Fretes Dávalos. Allí sentí que algo fuera de lo normal ocurría o estaba por ocurrir. Me percaté de la presencia de las siguientes personas: general Alfredo Stroessner, general Germán Martínez, general Alejandro Fretes Dávalos, general Alberto Johannsen, general César Machuca Vargas, general Bernardino Peralta Báez; general Rafael Benito Guanes, general Francisco Ruíz Díaz (se presentó después, iba y venía al cuartel del Rgto. Escolta), coronel Gustavo Stroessner y señora, señora Graciela Stroessner, señor Pedro Miranda (chofer), coronel Ramón Martínez (seguridad presidencial), coronel Benito Pereira (yerno del general Johannsen), coronel Luis González Rojas (ayudando del general Fretes Dávalos), coronel Carlos Maggi (jefe del III Departamento del EMFA), coronel de reserva Orlando Oviedo (Cmdte. Cuartel del Estado Mayor), de seis a ocho soldados con fusil (seguridad del expresidente), teniente Lefebre de la PM (con radio), señor Benítez Rickman (c/fusil, luego desapareció del lugar).

         (...) Había una confusión general pues no se sabía con certeza lo que afuera estaba pasando (desde mi punto de vista). Sobrevino un apagón de luces que no sólo aumentó la confusión, sino que ya se vislumbró una suerte de temor e inseguridad. Se habló de un levantamiento en la Caballería.

         Enseguida del coronel Gustavo Stroessner aconsejó a su padre a entregarse para solucionar rápidamente todo y no complicar las cosas. El general Stroessner no aceptó la opinión de su hijo y ordenó al general Johansenn que hable a Gustavo para desechar la postura. 'Vamos a esperar para saber qué realmente está sucediendo'; 'debemos ganar tiempo', repetía, 'para saber quiénes están a favor y quiénes están en contra'.

         El general Fretes y el general Johansenn eran los más activos, los demás preferían sentarse en el suelo para mayor seguridad. A las 23:00 se inició el primer ataque con toque de sirena de los tanques y fuego nutrido. Creó mucha confusión porque en la oscuridad no se sabía quién era atacante o defensor, ni se sabía si los fuegos tenían objetivos bien definidos. Después de varios minutos cesó el fuego. Se pensó que el ataque fue rechazado y el general Stroessner reclamó la presencia del general Ruiz Díaz para saber la situación; pidió una linterna, cigarrillo, encendedor y mudó la ubicación de su silla, buscando la mayor protección.

         (...) Se tomó contacto con el general Brítez (jefe de Policía) quien informó que contaba con 50 hombres y que estaba rodeado por personal de la Marina. Aseguró que iba a resistir hasta el final. Informó que la FOPE (Fuerza Policial) había recibido orden de desplazarse para reforzar el Regimiento Escolta, pero que no tenía noticias sobre esta fuerza. Se le pidió enviar más refuerzo al Regimiento Escolta, contestando que ya no disponía de personal y que muy poca munición le sobraba para defender su propio cuartel.

         (...) llegó el teniente coronel de Sanidad Figueredo, quien tenía a su cargo una ambulancia para recoger a los muertos y heridos. Trajo un mensaje del coronel Lino Oviedo, comandante de las fuerzas atacantes, exigiendo la rendición del general Ruiz Díaz y enviándole el aviso de que su hijo estaba prisionero en la Caballería.

         Ante esta situación la consigna era 'ganar tiempo' y fue comisionado el general César Machuca para hablar con el coronel Oviedo y cerciorarse si el general Rodríguez realmente estaba al frente de la operación.

         (...) El general Machuca Vargas volvió muy nervioso y con voz temblorosa confirmó que la Caballería tenía cercado al Regimiento Escolta con tanques y que habló con el general Rodríguez por radio.

         El coronel Gustavo Stroessner insistió en entregarse y evitar derramamiento de sangre, pero su padre no aceptó tal proposición y dijo 'aquí lo que conviene es ganar tiempo y saber quiénes están a favor'.

         Para ganar tiempo y saber lo que quieren es necesario hablar con el general Rodríguez dijo el general Stroessner. Para el efecto designó al general Fretes Dávalos para hablar con el general Rodríguez.

         Se tomó contacto con el coronel Aquino, de la Artillería, y se contó con el apoyo de éste. El general Johansenn le ordenó desplazar toda su fuerza hacia la capital y comunicar permanentemente su posición.

         (...) El general Ruiz Díaz informó que los (3) tres tanques SHERMAN con cañón 150 mm ya habían salido para caer a la espalda de los tanques de la Caballería que se encontraban en las cercanías del Ministerio de Defensa. Consultado si los tres tanques que se encontraban en las inmediaciones del Club Olimpia, a quién pertenecían, contestó que eran tanques del Regimiento Escolta que controlaban esa vía de acceso. Esto alegró al general Stroessner (después se comprobó que era totalmente falso).

         (...) Antes del ataque final el coronel Lino Oviedo, a viva voz, intimó rendición al general Ruiz Díaz. Responsabilizándole de las muertes que pudieran ocurrir, que en este se lo sometería a un juicio; exhortó además a los oficiales y soldados a rendirse; que serían respetados y licenciados enseguida.

         (...) El coronel Oviedo volvió a intimar rendición y dio un plazo de 20 minutos para el efecto, caso contrario abriría fuego con la consigna de 'matar o morir'.

         (...) La situación era insostenible, El coronel Gustavo Stroessner pedía al general Ruíz Díaz que ordene la rendición de su tropa, pero éste le contestaba que el comandante en jefe no le había dado la orden al respecto.

         (...) Como el coronel Maggi se encontraba en las cercanías, el general Ruiz Díaz le ordenó que tome contacto con el coronel Lino Oviedo, pero que no le diga que hay rendición, sino que el comandante en Jefe ordena que cese el fuego.

         Después de mucho gritar, el coronel Maggi contactó con el coronel Oviedo por intermedio del mayor Sisa. Le pidió cesar el fuego para hablar. Fue aceptado y juntos salimos del edificio para hablar con el coronel Oviedo a quien yo conocía desde mi época de cadete.

         (...) abandonaron el Estado Mayor en el vehículo presidencial las siguientes personas: general Alfredo Stroessner, coronel Gustavo Stroessner, señora Graciela Stroessner, señora del coronel Stroessner, señor Pedro Miranda (chofer).

         Los detenidos fueron llevados a la Caballería por el coronel Lino Oviedo."

 

         EN LA CABALLERÍA

 

         Al fin Stroessner perdió toda esperanza de que pudiera resistir y, de ser posible, revertir la situación a su favor. Salió del Comando en Jefe al encuentro de Lino Oviedo quien le comunicó que tenía órdenes de llevarlo a la Caballería.

         Stroessner ensayó su astucia que de tantos aprietos le había salvado. Le dijo a Oviedo que le comunique al general Rodríguez que estaba muy cansado y que se iría su casa a dormir con el compromiso de que a la mañana temprano se presentaría en la Caballería. Rodríguez se mantuvo en su decisión. Escoltado por dos tanques, en el vehículo presidencial viajó también el coronel Oviedo dispuesto a que se no le escapase la codiciada presa.

         Ya en el Primer Cuerpo de Ejército, acomodado en la habitación que le fuera preparado, Stroessner pidió reiteradas veces hablar con Rodríguez, sin conseguirlo. Quedaba todavía un último trámite que cumplir para que la revolución se coronara de un éxito total: la renuncia de Stroessner que no tardó en darse. El escrito decía:

         "Asunción, 3 de febrero de 1989. Por este documento presento mi renuncia indeclinable al cargo de presidente de la República del Paraguay y al de Comandante en Jefe de sus Fuerzas Armadas".

 

         EL SALDO TRÁGICO

 

         Se especuló acerca de la cantidad de fallecidos en combate. Se habló de "cientos de soldados", pero el "informe definitivo" del Comando en jefe, dado a conocer el viernes 3, dio estas cifras: 31 muertos y 58 heridos. La nómina de los fallecidos:

         Civiles: Alain P.R. Loetscher (francés) y Flora N. Lezcano.

         Mayor de Caballería: Miguel Ángel Alfaro.

         Conscriptos: José Galeano, Manuel Arce Núñez, Rubén César Rivas Mongelós, Pablino Alvarenga, Hugo Walter Acuña Román, Tranquilino González, Daniel Jara, Matildo Domínguez, Carlos Romero Duré, Gilberto Leguizamón, Líder Samuel Rojas, Valentín Vargas, Milciades Torales Dávalos, Víctor Hugo Ramírez, Domingo Venegas, Mario Ramón Romero, Virgilio Enciso, Julián Estrella Burgos, Bernardo Frutos Morel y Elvio Amarilla Armoa.

         Oficial 1ro: Esteban Marino Delvalle.

         Oficial 2do. Gustavo Rubén Gómez.

         Suboficial Inspector: Ignacio Ramón Vera.

         Suboficial Ayudante, Fidencio Ayala Vera;

         Suboficiales: Benito Fariña, Bernardino Medina González y Ramón Arsenio González Vigo.

 

         MISA POR LOS CAÍDOS

 

         El lunes 6 de febrero se realizó un acto litúrgico a cargo del Arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, en memoria de los Caidos y por la reconciliación nacional. Fue en la Iglesia San Roque con la presencia del Presidente de la República y otras altas autoridad nacionales, civiles y militares.

         Copiamos algunos párrafos de EL DIARIO, edición del lunes 6:

         "A la entrada de los ministros del nuevo gabinete nacional, así como de los principales líderes de la oposición, el entusiasta público que asistió a la ceremonia invariablemente aplaudía frenéticamente. Cuando llego el nuevo jefe de Estado, el general Rodríguez, acompañado por su esposa, los asistentes exteriorizaron muestras de admiración con un sonoro aplauso, lo mismo que al arribo del arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón.

         Monseñor Rolón instó a la paz y la reconciliación para que los jóvenes caídos en el levantamiento militar no hayan muerto en vano y para que esa heroica sangre derramada sirva para la construcción del nuevo Paraguay.

         Emocionante era el ambiente que se vivía dentro de la iglesia, llena hasta el tope. Rolón fue interrumpido varias veces por los aplausos de la concurrencia, que así expresaba su adhesión a las profundas y mesuradas palabras del alto prelado."

 

 

        

         COMUNICADO DE LA CEP

 

         El martes 7 de febrero, el Consejo Episcopal Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) dio a conocer un comunicado en estos términos:

         "Los acontecimientos del 2 y 3 del corriente, que derivaron en la instalación del nuevo Gobierno provisional de la República, sorprendieron a todo el país. Los obispos del Paraguay, en muchas ocasiones hemos manifestado el propósito que nos anima de acompañar y orientar la vida de nuestro pueblo. Por eso, este acontecimiento hace necesaria una especial consideración de nuestra parte.

         Reiteradamente la Iglesia venía manifestando su inquietud por la forma en que se desenvolvía la conducción del país."

 

 

 

CAPITULO IX

 

EL GENERAL RODRÍGUEZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

 

         El viernes 3 de febrero el General de División, Andrés Rodríguez, prestó el juramento de rigor al hacerse cargo de los destinos nacionales. Fue en el Salón Independencia del Palacio de Gobierno. Afuera, una entusiasta multitud ovacionó su nombre.

         He aquí el mensaje del general Rodríguez dirigido al "Pueblo paraguayo y a los camaradas de las gloriosas Fuerzas Armadas de la Nación":

         "Al ocupar el cargo de Presidente provisional de la República asumo el compromiso de defender las instituciones con energía si fuere necesario, pero siempre dentro del marco de la ley y del respeto a los Derechos Humanos de los demás.

         Este rumbo que hoy toman las Fuerzas Armadas a mi cargo busca hacer realidad tangible en nuestra patria la democracia sobre la base de la igualdad de oportunidades a todos los partidos políticos. De esta suerte mi Gobierno propondrá las modificaciones pertinentes del ordenamiento legal correspondiente. Pienso que para que los Derechos Humanos sean una realidad y no una simple expresión de deseos, debe existir democracia auténtica, no solamente de fachada o meramente legal, en la que exista una justicia fuerte e independiente, en que se respete el derecho de expresar opiniones, el de reunirse pacíficamente, de manera que cada paraguayo tenga las mismas posibilidades, sin privilegios de ninguna clase.

         En virtud del artículo 180 de la Constitución Nacional, inc. 11, declaro que asumo el cargo de Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación, que lo pienso ejercer con dedicación y firme patriotismo.

         Pienso que para hacer la unidad nacional debemos comenzar por la unidad total, sin límites ni restricciones, del Partido Colorado, a cuyo efecto debemos echar un manto de fraterno olvido a algunas rencillas que en las luchas cívicas pudieron haber sucedido, por ello, hago un llamado a todos los colorados de la República a que colaboren con mi Gobierno.

         Este Gobierno que hoy inicia sus gestiones hace un solemne juramento de respetar y hacer respetar las leyes y la Constitución del país.

         Mi Gobierno luchará sin descanso porque la paz sea una realidad dinámica en nuestra patria, y no una paz de sepulcros en que la opinión esté amordazada y oprimida, la libertad de expresión, pensamiento, las que lógicamente se deberán manejar dentro del territorio estrictamente legal.

         Los compromisos internacionales de la República serán respetados y se fortalecerán los lazos de amistad con todos los países del mundo democrático y en particular con nuestros vecinos.

         Las relaciones con la Iglesia Católica merecerán nuestra preferente atención a fin de restaurar el debido respeto que se merece aquella institución religiosa y sus dignísimos representantes.

         Invoco a Dios Todopoderoso su generosa ayuda para que ilumine mis actos y el camino que me comprometo abrir en bien del pueblo paraguayo."

 

         EL GABINETE DE RODRÍGUEZ

 

         El gabinete ministerial del nuevo Presidente de la República estuvo formado de la siguiente manera:

         - Ministerio de Relaciones Exteriores: Dr. Luís María Argaña

         - Ministerio de Interior: Gral. Orlando Machuca Vargas

         - Ministerio de Educación: Dr. Dionisio González Torres

         - Ministerio de Hacienda: Ing. Enzo Debernardi

         - Ministerio de Defensa Nacional: Gral. Adolfo Samaniego

         - Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones: Gral. Porfirio Pereira Ruiz Díaz

         - Ministerio de Agricultura y Ganadería: Ing. Hernando Bertoni (el único confirmado)

         - Ministerio de Industria y Comercio: Antonio Zuccolillo Moscarda

         - Ministerio de Justicia y Trabajo: Alexis Frutos Vaesken

         - Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social: Juan Manuel Cano Melgarejo

 

         Otros cargos importantes:

         Secretario General de la Presidencia: Conrado Pappalardo Saldívar

         Ministro sin Cartera: Dr. Juan Ramón Chaves

         Presidente del Banco Central del Paraguay: Crispiniano Sandoval

         Secretaría Técnica de Planificación: Federico Mandelburger

         Intendencia Municipal de Asunción: Coronel (SR) José Luís Alder

         Jefe de Policía de la Capital: Gral. Francisco Sánchez González

         Administración Nacional de Electricidad: Ing. Zoilo Rodas Rodas

         Entidad Binacional Yacyretá: Ing. Alcides Giménez

         Itaipú Binacional: Ing. Federico Tardivo

 

         EN LA JUNTA DE GOBIERNO DE LA ANR

 

         Terminado el acto en el Palacio de Gobierno, el presidente Rodríguez se trasladó a la Junta de Gobierno del Partido Colorado donde fue recibido por las nuevas autoridades las mismas que el 1 de agosto fueron destituidas por el golpe de los "militantes stronistas " y multitud que colmó los amplios espacios de la junta.

         En la ocasión, el Dr. Luis María Argaña dijo:

         "La gesta militar que hoy vivimos ha permitido restaurar la legitimidad en el Partido Colorado, porque la anterior junta era nula y sin ningún valor, por ello es que estamos vibrantes y eufóricos, porque el Partido Colorado ha vuelto al poder, lo que demuestra que siempre habrá un 13 de enero, en que se encontrará enhiesta la vibración y el coraje del 'pynandi' colorado.

         De ninguna manera esto significa que sembraremos odio o habrá persecuciones como con craso error lo hicieron los atracadores del 1 de agosto de 1987. Por el contrario, extendemos nuestra mano amiga, fraterna y colorada a todos los correligionarios de la República para que hagamos la grande y verdadera unidad del coloradismo.

         Creemos que el caudal humano del coloradismo es fornido buen encausamiento por el Gobierno del Presidente Provisorio de la República del Paraguay, Gral. De Div. Andrés Rodríguez, hará que reine en nuestro país la paz y la libertad en perfecta armonía.

         Por eso a este acontecimiento lo podemos calificar como una revolución por y para la democracia.

         Este renacer del coloradismo hace que hoy se vuelva a reunir la auténtica junta de Gobierno bajo la presidencia de su gran líder, el Prof. Dr. Juan Ramón Chaves."

 

         LAS REACCIONES INTERNACIONALES

 

         La agencia informativa española EFE difundió el siguiente despacho el mismo día del golpe:

         "Las reacciones internacionales al golpe de Estado del general Andrés Rodríguez, que derrocó hoy en Paraguay al presidente Alfredo Stroessner, coinciden en señalar la esperanza de que lleve al país y no suponga un cambio de gobierno dentro del mismo régimen militar.

         Varios gobernantes latinoamericanos coincidieron además en afirmar que la caída de Stroessner puede favorecer el avance de la democracia en Latinoamérica.

         El Presidente colombiano, Virgilio Barco, expresó hoy en Caracas su deseo de que los sucesos de Paraguay se traduzcan en un cambio hacia la instauración de la democracia en este país.

         Barco hizo votos porque la nueva situación dé lugar a una 'movilización hacia la democracia' y no a un simple relevo en la 'guardia militar' que gobernaba Paraguay.

         El gobierno de Guatemala, que preside el demócrata cristiano Vinicio Cerezo, pidió hoy que 'el pueblo paraguayo encuentre el camino de un verdadero proceso democratizados' tras el derrocamiento de Stroessner.

         Julio Santos, portavoz del Presidente guatemalteco, declaró a EFE que 'ante el hecho real del golpe de Estado que ha puesto fin a una dictadura en Latinoamérica, el pueblo paraguayo tiene la esperanza de lograr un proyecto democrático'.

         El Presidente de Honduras, José Azcona Hoyos, afirmó hoy en Caracas que la salida del poder de Stroessner 'puede ser beneficiosa para ese país y para la marcha de la democracia en América Latina'.

         El Gobierno de Estados Unidos dijo que 'daríamos la bienvenida a un movimiento verdadero hacia una forma más democrática de gobierno' en Paraguay, según dijo Charles Redman, portavoz del Departamento de Estado.

         Añadió que su país ha tomado nota de la declaración del general Rodríguez para iniciar 'la democratización y el respeto a los Derechos Humanos' en ese país latinoamericano.

         También en Estados Unidos el portavoz de la Casa Blanca, Martin Fitzwater, dijo que 'los informes de prensa señalan que Rodríguez, en sus primeras declaraciones, ha indicado que quiere restablecer la democracia, y esperamos que avance en esa dirección'."

 

 

         SEMBLANZA DE RODRÍGUEZ EN LA NACIÓN PORTEÑA

 

         El diario argentino, LA NACIÓN, a través de su corresponsal en Posadas, César Sánchez Bonifato, describió al general Andrés Rodríguez con este artículo:

         "(Posadas) Entre los paraguayos residentes en esta provincia limítrofe con el Paraguay se venía mencionando desde hace bastante tiempo la posibilidad de un cambio en la jefatura del Gobierno del Paraguay, y siempre figuraba a la cabeza de los eventuales reemplazantes de Alfredo Stroessner el nombre del general de división Andrés Rodríguez.

         Este militar del arma de Caballería de 66 años, especializado en la lucha anti guerrillera en Panamá al comienzo de la década del 50, se había convertido en el 'hombre fuerte' del hasta ahora engranaje político militar del poder en Paraguay.

         Aunque siempre a la sombra de Stroessner -que pronto iba a cumplir, 35 años ininterrumpidos en la presidencia- el general Andrés Rodríguez supo consolidarse con perfiles propios al frente de la poderosa división de Caballería, integrada a su vez al Primer Cuerpo de Ejército con sede en Campo Grande, muy cerca de Asunción.

         Durante su actividad se relacionó con otros mandos militares del ser del continente. Y así viajó en varias ocasiones a la Argentina y al Brasil, en su condición natural de segundo jefe del ejército paraguayo. En 1967 sufrió un accidente de aviación donde recibió graves heridas y quemaduras. En la ocasión murió el Jefe de la Fuerza Aérea, coronel Adrián Jara.

         El entonces Presidente argentino Juan Carlos Onganía envió un avión a Asunción y trajo a Rodríguez a nuestro país para su recuperación en el Instituto del Quemado, por lo que éste permaneció en Buenos Aires casi cuatro meses.

         Tampoco escapó el flamante Presidente paraguayo, al igual que otros miembros del régimen, a acusaciones de estar implicado en el narcotráfico y -como se recordará- su nombre está incluido en el libro Conexión Latina, reproducido en capítulos por la revista norteamericana Selecciones.

         Rodríguez es dueño de una cuantiosa fortuna, vastas propiedades y un establecimiento ganadero con pista de aterrizaje propia. Su hija se casó con el hijo menor de Stroessner, también llamado Alfredo, por lo que mantiene un grado de parentesco con el mandatario depuesto.

         El general Rodríguez dispone de una vivienda espectacular en el elegante barrio Las Carmelitas, en Asunción, de 300 metros cuadrados cubiertos, pileta cubierta y abierta de natación. Todos los ambientes están climatizados y posee un circuito cerrado de televisión para control de seguridad, cancha de tenis, de squach, y permanente guardia a cargo de soldados de la Caballería.

         Después de la muerte de Anastasio Somoza, ocurrida en Asunción en 1980, y ante el temor de nuevos atentados, el flamante Presidente paraguayo cambia todos los días de itinerario cuando sale de su casa e inclusive utiliza un helicóptero que parte de su helipuerto privado.

         Se casó con Lidia Roig, es presidente del Club Hípico y aficionado a los deportes ecuestres como el polo y la equitación. Tiene tres hijas, todas casadas.

         Al producirse la división en el seno del oficialista Partido Colorado entre 'militantes combatientes stronistas' y 'tradicionalistas', el general Rodríguez no se pronunció por ninguno de los sectores en pugna. Sin embargo, se supo que continuó manteniendo sólidos vínculos con figuras desplazadas de dicho partido, como el anciano ex titular del mismo, Juan Ramón Chaves, y el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Luís María Argaña.

         Esto habría sido uno de los motivos principales que lo llevaron al enfrentamiento directo con Stroessner y con aquellos que se quedaron al frente del partido, especialmente el actual alejado Ministro del Interior, Sabino Augusto Montanaro, asilado en la embajada de Honduras en Asunción, y el ex secretario privado de Stroessner, Mario Abdo Benítez, detenido al igual que otros conspicuos integrantes del régimen.

         Entre los aspectos por tener en cuenta que dieron motivo a su alzamiento cabe destacar su retiro de las Fuerzas Armadas, que ya habría sido dispuesto por Stroessner el pasado 13 de enero. Esta circunstancia no fue acatada por Rodríguez y habría sido la causa, entre otras, del alzamiento de toda la poderosa fuerza del Primer Cuerpo de Ejército.

         No se descarta, asimismo, que Stroessner haya querido asegurar la continuidad familiar insinuando como futuro sucesor a su hijo, coronel de Aviación Gustavo Stroessner, de 45 años. Esto fue siempre muy resistido por los propios militares, debido al débil carácter de su hijo."

 

         DE LA PRENSA LATINOAMERICANA

 

         En sus primeras planas la prensa de Latinoamérica destaca la caída de "la tiranía más vieja de América".

         Los principales matutinos argentinos pusieron en relieve en sus portadas las fotografías de los muertos producidos en los enfrentamientos que tuvieron por escenario las calles de Asunción.

         Para el diario porteño LA NACIÓN: "no era un secreto la declinación mental del presidente Alfredo Stroessner, como tampoco que un grupo minoritario del Partido Colorado usaba su presencia en el despacho de rojos cortinados para conducir el gobierno en los últimos tiempos"

         El diario PÁGINA 12, también argentino, tituló "El último de los dinosaurios" y añadió:

         "Padre de una familia no del todo ejemplar, Stroessner 'El Rubio' había transformado su nombre en sinónimo de Paraguay. El otrora tiranosaurio, como lo denominara Augusto Roa Bastos, deberá golpear las puertas de sus contados aliados temiendo, quizás, un destino similar al que esperó el derrocado Anastasio Somoza en su exilio paraguayo".

         Por su parte, el diario CLARÍN anunciaba en su primera plana "Esperan a Stroessner en Chile", y en página interior se leía: "La dirigencia política argentina coincidió en expresiones de esperanza acerca del comienzo de la apertura democrática en Paraguay".

         DIARIO POPULAR, de Buenos Aires, destacaba: "Una de las características más notables del régimen que encabezó Stroessner fue la de concederle asilo y facilidades de residencia en territorio paraguayo a algunos dictadores, criminales de guerra nazis, políticos, asesinos y delincuentes".

         La prensa de la capital mexicana informó ampliamente y comentó el golpe de Estado. La secretaría de Relaciones Exteriores informó que "México observa con especial cuidado el desarrollo de los acontecimientos políticos en Paraguay, aunque el gobierno mantendrá su posición de estricto apoyo a los principios de no intervención en los asuntos internos y externos de otro país".

         El diario mexicano UNOMÁSUNO comentó que "la caída del dictador Stroessner cierra una etapa de la historia latinoamericana". Añadió que "el viejo dictador era el último y cada vez más anacrónico sobreviviente de la dinastía de los Trujillo, los Somoza, los Duvalier, de esa generación de militares torpes, ineptos y brutales con sus connacionales, pero dóciles ante los intereses externos". Asimismo precisó que esas personas "transformaron sus propios países, simultáneamente, en cotos de caza privados de las trasnacionales y feudos políticos personales".

         Mientras, EL NACIONAL, diario gubernamental mexicano, señaló: "Durante 34 años Alfredo Stroessner fue el supremo: ni una hoja se movía de los árboles en aquella nación bella y triste, donde jesuitas españoles hicieron hace más de 200 años el singular experimento de un socialismo primitivo y teocrático (...) Todo indica que la caída del ex dictador paraguayo es, sobre todo, la desaparición de un anacronismo histórico en Hispanoamérica."

         El diario conservador brasileño O GLOBO señaló que el gabinete del general Rodríguez, formado por siete civiles y dos militares, demostró "la intención de cumplir el compromiso de respetar los derechos humanos y restablecer una democracia auténtica".

         Para JORNAL DO BRASIL "lo más curioso del golpe es que aquello que hoy es fantasía -la democratización- todavía puede convertirse en realidad debido a que hubo una rajadura en un régimen de 34 años".

         O ESTADO DE SAN PAULO realizó un severo juicio del régimen Stroessner, al que definió como "sustentado por la corrupción, el contrabando y el tráfico de drogas, además de los lucros obtenidos por servir de abrigo a estafadores, nazis y dictadores".

 

          UNA MASIVA MANIFESTACIÓN 

 

         Como nunca antes se había visto -salvo en las concentraciones coloradas- unas 50.000 personas convocadas por la oposición marcharon desde la Plaza Uruguaya hasta el Panteón de los Héroes el sábado 11 de febrero.

         Fue la primera manifestación masiva de ciudadanos y ciudadanas que llegaron a la capital desde distintos y lejanos puntos del país al grito de: "Ya se fue el dictador", "Viva la libertad", "Dictadura nunca más".

         Sus representantes expresaron el deseo de que el Paraguay se encamine hacia la verdadera democracia y no la "democracia sin comunismo" que sirvió a la dictadura para violar, sin descanso, los Derechos Humanos.

         El dirigente del Partido Demócrata Cristiano, Prof. Luís Alfonso Resk, dijo:

         "El acto fue una muestra elocuente del fervor desbordante que late en el alma del pueblo paraguayo que hoy encuentra el camino abierto. Solo el pueblo salva al pueblo.

         Que este camino por donde hemos de transitar realmente nos conduzca a la democracia (...) Yo creo que el pueblo debe estar alerta, siempre vigilante para que esta conquista no le sea arrebatada, porque aún subsisten intereses creados."

 

         LA EXPECTATIVA DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

 

         Desde el mismo momento en que se instaló el Gobierno provisorio, los dirigentes políticos y sociales -que se habían opuesto a la dictadura- se manifestaron con los deseos coincidentes de que el general Rodríguez cumpla con sus promesas de traer la democracia al país y el respeto a los Derechos Humanos.

         El titular del Partido Febrerista, Dr. Euclides Acevedo afirmaba que recurrirían a todos los medios legales para negociar los términos de la transición "que ya se ha iniciado y para eso vamos a necesitar un contacto permanente y creemos que el Ministerio del Interior es el órgano institucional adecuado para que el Gobierno provisional se vincule con la oposición y negocie en una mesa patriótica es proceso (...) Espero que el gobierno provisional tenga la comprensión y la grandeza de responder a la actitud serena de la oposición paraguaya".

         El Movimiento Intersindical de Trabajadores (MIT) -central obrera que agrupa a los sindicatos democráticos- celebraba la caída de la dictadura que tanto ha oprimido a los trabajadores a través de acciones y leyes represivas.

         "Ante la nueva etapa que vive el país, el MIT establece su apoyo a las propuestas del Gobierno provisional de democratizar el país, realizar elecciones libres en igualdad de condiciones para todos los partidos y establecer la vigencia efectiva de los Derechos Humanos y sindicales, en una atmósfera de comprensión y respeto general."

         El representante estudiantil ante el Consejo Superior de la Universidad Católica, Hugo Roig, opinó:

         "...la democracia debe ser entendida con la participación de todos los sectores, y la defensa de los Derechos Humanos tiene que necesariamente ser analizada con cuidado. Debemos rescatar nuestra realidad y hacer una crítica dura a todas las personas que impunemente han mantenido de una u otra forma al pueblo con restricciones del espacio político, con el robo de tierras, de los fondos públicos. La vigencia de los Derechos Humanos pasa por el juicio y castigo a todos los culpables de estos crímenes contra el pueblo paraguayo."

         Mientras tanto, el presidente Rodríguez, su gabinete y políticos oficialistas y de la oposición, trabajaban por la incorporación de nuevo sistema, más actualizado, que sacara al Paraguay de un pasado que le agobiaba en todos los órdenes.

 

         DERECHOS HUMANOS

 

         Una de las primeras decisiones del Ejecutivo fue enviar al Congreso el proyecto de ley que "Aprueba y Ratifica la Convención Américana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica". Cuando la promulgó el 8 de agosto de 1989, Rodríguez expresó:

         "De hoy en más, la República del Paraguay ha saldado la deuda que tenía con su pueblo y con las demás naciones democráticas de nuestro continente americano. La democracia en nuestro país ya ha comenzado a caminar, y prueba de ello es este compromiso por el respeto a los Derechos Humanos que el Gobierno Nacional ha asumido al promulgar esta ley."

         Pero al mismo tiempo, Rodríguez se aferraba a figuras del stronismo que simbolizaban los tiempos de terror como el general Ramón Duarte, a quien lo tuvo como Embajador en Bolivia.

         En su tiempo de jefe de Policía, Duarte Vera fue la pesadilla de los opositores a quienes, muchas veces por nada, los hacía apresar y torturar. Pese a las enérgicas protestas de los organismos de Derechos Humanos, y de las víctimas de la dictadura, o de sus familiares, Rodríguez lo mantuvo como diplomático. Y así, con todas las contradicciones, la reciente democracia avanzaba dejando a sus pasos las renovadas esperanzas porque el país sea distinto del que acababa de salir de un largo período de intolerancia y autoritarismo.

 

  CAPITULO X

RUMBO AL EXILIO PERPETUO  

 

         El domingo 5 de febrero, aproximadamente a las 13:00 hs, el Embajador brasileño, Manoel Soares Carbonar, se hizo presente en el Primer Cuerpo de Ejército donde se encontraba detenido el ex mandatario. El diplomático conversó, por separado, con el Presidente provisional Andrés Rodríguez y con Stroessner.

         Más tarde, el Embajador salió en compañía de Stroessner rumbo al aeropuerto donde personal de servicio cargaba sus maletas en el avión, mientras se escuchaba el coro de la multitud que repetía: "¡Que se vaya, que se vaya!".

         Acompañó también a Stroessner el ex-Ministro de Relaciones Exteriores, Elpidio Acevedo, y el Ministro consejero de la Embajada del Brasil en el Paraguay, Virgilio Moretzhon.

         A las 15:50, el depuesto Presidente, entre la indignación de una multitud que se agolpó en el aeropuerto internacional, abordó un avión de Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) rumbo un exilio que sería perpetuo. El avión arribó al aeropuerto de Viracopos, en Campiñas, San Paulo, y de allí fue al establecimiento rural de un amigo, en el estado brasileño de Minas Gerais. Estuvo acompañado por su hijo Gustavo, la esposa de éste, María Eugenia, y seis miembros de su seguridad personal. El Brasil le había concedido un asilo político provisional. A las 20:00 Stroessner y comitiva llegaron a Itumbiara, del Estado de Goiana. Se hospedaron en la casa de huéspedes de la empresa FURNAS.

         El martes 7 de febrero, el expresidente dijo a la prensa que le gustaría pasar el resto de su vida en Brasil. El lugar escogido fue la ciudad de Uberaba, una de las zonas más ricas del Estado de Minas Gerais. Dio su primera conferencia de prensa en la mansión de tipo colonial donde se alojaba temporalmente y se colmó de periodistas a quienes se les advirtió que no respondería preguntas sobre la situación paraguaya.

         En la ocasión dijo que siempre había gobernado con la ley y Constitución en la mano. Agradeció la hospitalidad brasileña que era "una cuestión de humanidad". Dijo haber escogido el Brasil para el exilio porque tenía antiguos vínculos personales y porque durante su gobierno mantuvo reiterados contactos con autoridades locales, especialmente de los Estados del sur del país.

         "Fui enviado aquí en circunstancias especiales, diferentes a las muchas visitas que había hecho al país. Llegué un domingo, hoy es martes de carnaval y todavía estoy pensando."

         Sobre las reiteradas denuncias sobre violación de los Derechos Humanos, corrupción y tráfico de drogas, Stroessner dijo que "la prensa puede pensar diferente pero yo hice una administración sana", aunque reconoció que "hubo tal vez algunas situaciones anormales".

         Entrevistado por la red de televisión brasileña GLOBO afirmó: "Para conocer el carácter de un hombre hay que darle poder. Yo tuve el poder y no corrompí mi carácter."

         Después de casi 35 años en el poder dijo sentirse "con la conciencia tranquila".

         "Yo siempre he actuado lo mejor posible y siempre he dicho que un hombre no puede estar mucho tiempo en una función porque quiere. Hacía sondeos políticos y todos decían que con mi conducción del país nunca tuvieron problemas."

         En relación con la oposición resaltó que antes había excesos en la prensa. Agregó se vio obligado a prohibir las reuniones políticas que se efectuaban todos los días en las calles.

         "Nosotros tenemos experiencia de que cuando hay excesos puede venir un reventón, como anteriormente ocurría", resaltó.

 

         "LO QUE PASÓ, PASÓ"

 

         En su edición del domingo 12 de febrero de 1989, EL DIARIO transcribió la entrevista publicada por FOLHA DE SAO PAULO, el 8 de febrero, de la primera rueda de prensa que el depuesto dictador mantuvo con la prensa brasileña. De esa publicación hemos seleccionado cuanto sigue:

         - ¿Por qué vino usted al Brasil? ¿Pretende quedarse acá? ¿Lo acompañará su familia en el exilio?

         - Primero, escogí el Brasil por tratarse de un país amigo, al que conozco desde hace muchísimos años. La familia vendrá luego, no sé en qué condiciones porque nosotros llegamos aquí pero aún estamos discutiendo para ver qué hacemos.

         - ¿Usted escogió esta zona cercana al Triángulo Mineiro para quedarse?

         - Bien, cuando nosotros comenzamos a negociar con el Brasil dije que me gustaría quedar en esta zona. Entonces el Brasil me encaminó de Asunción hasta el aeropuerto de Viracopos y de allá a esta casa de visitas muy confortable y que es muy buena, con todas las atenciones. Tiene guardias de seguridad y todo el personal de FURNAS me atiende muy bien. Sí, fueron ellos quienes me indicaron este lugar.

         - En Brasil se comenta que no hubo golpe de Estado sino un simple cambio de comando en Paraguay. ¿Qué opina usted?

         - Debo mantener mucha cautela sobre el tema. Lo que pasó, pasó. Respondo con la calma correspondiente que no hubo un simple cambio de comando. Ahora deseo que en Paraguay haya paz y que las cosas vayan cada vez mejor. Y es por eso que no puedo hablar sobre el golpe. Mi situación no permite profundizar mucho sobre ello.

         - ¿No se siente traicionado por una persona, el General Rodríguez, quien durante 30 años fue su auxiliar y luego lo sacó del poder?

         - Por lo que yo entiendo, él actuó con mucha autonomía, tiene muchos amigos en el Brasil y en muchas otras partes. No sé si me traicionó esta persona que, como usted dice, fue mi auxiliar por 30 años.

         - Usted dominó el Paraguay durante 34 años y, conforme decía la publicidad de su gobierno, era una administración de "Paz y Progreso". Ahora que usted fue apartado, la prensa da una imagen de corrupción y de tráfico de drogas a su gobierno. ¿Cómo se siente al oír esas acusaciones?

         - La prensa dice eso, pero hay mucha gente que piensa de manera diferente. Yo hice una administración sana, en un gobierno puede haber algunas cuestiones que sean consideradas anormales. Pero siempre hemos actuado con la ley y la Constitución en la mano.

 

         "NO CAMBIÓ SUS HÁBITOS"

 

         La revista brasileña MANCHETE, en su edición del 10 de febrero, publicó un amplio reportaje sobre la presencia de Stroessner en Itumbiara, la primera estación de su asilo en el Brasil. La revista dijo que en los primeros días el ex mandatario no cambió sus hábitos; mantuvo la rutina de presidente autoritario. Se levantaba a las 5:30, vestía una camisa guayabera blanca y tomaba un desayuno frugal: frutas, tostadas y leche desnatada, conforme prescribe la dieta para evitar el colesterol después de la operación de próstata. Hablaba poco, sólo con su hijo Gustavo, su nuera María Eugenia y con los seis agentes paraguayos que llevó consigo. "Por eso Stroessner se queja de lo obvio: era un hombre ocupado con el comando férreo que ejercía dictatorialmente en el Paraguay durante 35 años, y ahora sólo tiene como preocupación saber dónde se va a quedar después de tener oficialmente aprobado su asilo por el gobierno brasileño", se leía en la publicación.

         El artículo menciona igualmente la manifestación promovida por los militantes del Partido de los Trabajadores (PT) que exhibía carteles con la leyenda de: "El Brasil sólo recibe basuras de afuera: Stroessner, Biggs y Menguele"

         El 20 de febrero Stroessner se trasladó a Guaratuba, en el Estado de Paraná, donde pronto comenzó a recibir visitas de sus amigos desde Asunción. Luego, se trasladó a la capital del país, Brasilia, donde pasó el resto de su exilio. Falleció el 16 de agosto de 2006 a la edad de 94 años. Había nacido en Encarnación el 3 de noviembre de 1912.

 

 

 

 

FUENTES CONSULTADAS

 

BOCCIA PAZ, Alfredo y otros: Es mi informe. Los archivos secretos de la Policía de Stroessner. Centro de Documentación y Estudios: Asunción, 1994.

CEUPPENS, Henry: Paraguay: ¿un paraíso perdido? Litocolor: Asunción, 2003.

El reencuentro partidario-Asociación Nacional Republicana, 15 discursos inolvidables. Lito Color: Asunción, 2000.

FARINA, Bernardo Nery: El último supremo. La crónica de Alfredo Stroessner. El Lector: Asunción, 2003.

FERREIRA PÉREZ, Saturnino: Proceso Político del Paraguay, vol. 2 y 4. Comuneros: Asunción, 1989.

FRUTOS A., Cristóbal: Stroessner, una luz en la noche. Comuneros: Asunción, 1972.

GAONA VOLTA: La revolución del 47. Imprenta Militar: Asunción, 1988. GONZÁLEZ DELVALLE, Alcibíades: Contra el olvido. Intercontinental: Asunción, 1998.

GONZÁLEZ DELVALLE, Alcibíades: La hegemonía colorada (1947-1954). El Lector: Asunción, 2010.

GONZÁLEZ DELVALLE, Alcibíades: El drama del 47. El Lector: Asunción, 2007.

PAMPLIEGA, Amancio: Misión cumplida. El Lector: Asunción, 1984.

PANGRAZIO, Miguel Ángel: Historia política del Paraguay. Intercontinental Editora: Asunción, 2000.

PAREDES, Roberto: Stroessner y el estronismo. Servilibro: Asunción, 2004.

PÉREZ MORENO, Sindulfo y MEO, Carlos: Stroessner. Editorial Latinoamericana: Asunción, 1980.

Proyección internacional de Stroessner. Ministerio de Relaciones Exteriores: Asunción, 1985.

SEIFERHELD, Alfredo y DE TONE, José Luis: El asilo a Perón y la caída de Epifanio Méndez. El Lector: Asunción, 1988.

SEIFERHELD, Alfredo y DE TONE, José Luis: La caída de Federico Chaves. Ed. Histórica: Asunción, 1987.

SEIFERHELD, Alfredo: Conversaciones Político-Militares, Vol. III. El Gráfico: Asunción, 1986.

SIMÓN, José Luis: La dictadura de Stroessner y los derechos humanos. Comité de Iglesias: Asunción, 1990.

STROESSNER, Alfredo: Mensajes y discursos. Sub Secretaría de Informaciones, Presidencia de la República: Asunción, 1981.

STROESSNER, Alfredo: Política y estrategia del desarrollo. Cuadernos Republicanos: Asunción, 1986.

TRINIDAD, Paulo Rafael: El Stroessner desconocido. La Rural ediciones: Asunción, 1993.

VILLAMAYOR, Jesús: Stroessner y su claque. Edición del autor: Asunción, 1995.

 

 

 

 

 

 

 

 

 ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL DIARIO ABC COLOR SOBRE EL LIBRO

 

UN MAGISTRAL RELATO SOBRE LA GESTA LIBERTADORA DEL 89

En un relato magistral, Alcibiades González Delvalle pone a conocimiento de la opinión pública todo lo que pasó en aquella larga noche del 2 de febrero de 1989 que terminó en la madrugada del día 3 con la victoria de las fuerzas comandadas por el general Andrés Rodríguez, que se alzaron contra la dictadura de Alfredo Stroessner.


El general Andrés Rodríguez, en la noche del golpe que derrocó a Stroessner./ ABC Color


Dicho relato, plasmado en un gran libro, tendrán los lectores en sus manos mañana domingo con el ejemplar de nuestro diario. “El golpe del 3 de febrero de 1989” compendia la calidad narrativa de González Delvalle y su conocimiento de un hecho que todavía está en la memoria de muchos paraguayos.

Este es el penúltimo libro de la Colección Guerras y violencia política en el Paraguay, de ABC Color y la editorial El Lector.

Respecto a la obra preparada para mañana, Herib Caballero Campos dice en el prólogo que el autor logra reconstruir el ríspido contexto en el cual se encontraba el Paraguay en aquel verano de 1989, y en el cual había voces que anunciaban que algo sucedería, y efectivamente, en la noche del jueves 2 de febrero de 1989 las tropas del poderoso I Cuerpo de Ejército se dirigieron rumbo a la capital con el fin de arrestar al dictador.

El relato va reconstruyendo lo acaecido en aquella larga noche.

En la mañana del día 3, Stroessner presentó su renuncia al cargo de Presidente de la República, para el cual había sido reelegido en febrero de 1988.

El 3 de febrero de 1989 es una fecha que quedará marcada indeleblemente en la historia paraguaya, y Alcibiades González exhibe una magnífica descripción que permitirá a las nuevas generaciones comprender en su real magnitud los cambios que se sucedieron en el Paraguay a partir de dicha fecha.

Por su parte, Alcibiades recuerda en pasajes de su libro que en aquel 1989 el clima político y social se presentaba propicio para que se buscara un cambio desde las personalidades políticas y castrenses que no harían sino escuchar a una población cada vez más agobiada por el autoritarismo. Ya no había un solo Stroessner, sino varios, dice González Delvalle, dando a entender que el dictador ya había perdido el control de su entorno cada vez más violento y corrupto.

Alcibiades analiza a aquel viejo autócrata: el Stroessner original demostraba signos crecientes de agotamiento, de soledad, de desinterés por la cosa pública. La vejez y el cansancio hicieron acto de presencia. Se echó en manos de la “militancia” confiado en que había encontrado un cómodo y seguro refugio para terminar sus días en paz y en el poder.

Pero esa “militancia”, unida a una población indignada y a un aislamiento internacional creciente, hizo que connotados civiles e influyentes militares iniciasen la arriesgada tarea de la conspiración contra una dictadura que parecía indestructible. Así parecía porque se había logrado, a lo largo de más de tres décadas, tejer una sólida armadura conocida como la “unidad granítica” entre Gobierno, Fuerzas Armadas y Partido Colorado, que incluía la represión contra todo brote de protesta, la afiliación al Partido de empleados públicos y miembros de las fuerzas armadas y fuerzas policiales, además de una red infinita de delatores que actuaba en todas las capas sociales.

De aquí la arriesgada aventura de una conspiración. Pero esta siguió adelante desde sus inicios a mediados de 1988. Poco a poco se incorporaban los jefes militares con mando de tropas y civiles influyentes.

Alcibiades concluye que no eran muchos, dada la situación, pero se tenían mucha confianza.

Tras el triunfo de los golpistas, el viernes 3 de febrero el general de División Andrés Rodríguez prestó el juramento de rigor al hacerse cargo de los destinos nacionales. Fue en el Salón Independencia del Palacio de Gobierno. Afuera, una entusiasta multitud ovacionó su nombre.

Publicado en fecha 13 de Abril del 2013

Fuebte en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY


 

EL GOLPE CONTRA STROESSNER TRIUNFÓ GRACIAS AL DESGASTE

“El golpe del 3 de febrero de 1989”, de Alcibiades González Delvalle, es el esperado libro que aparecerá el domingo 14 con el ejemplar de nuestro diario, como penúltimo título de la Colección Guerras y violencia política en el Paraguay, de ABC Color y El Lector.


Alcibiades González Delvalle destaca en su libro la resistencia civil

que desgastó a la dictadura stronista./ ABC Color


El autor se refiere a su obra y afirma que el golpe contra la dictadura no hubiera prosperado tan fácilmente sin el desgaste al que sometió la sociedad civil al régimen stronista.

–El libro habla de antecedentes remotos de lo ocurrido el 3 de febrero. ¿Cómo es eso?

–Siempre hubo la aspiración patriótica de acabar con la dictadura. Lo del 3 de febrero de 1989 no fue sino otro intento más, con la fortuna de haberse concretado. Creo que el golpe militar no habría ocurrido sin los antecedentes a los que me remití en el libro.

–¿De algún manera, tanto las causas lejanas y por sobre todo las más cercanas fueron desestabilizando al régimen?

–Efectivamente, venían debilitándolo y poco a poco, como gotas de agua, venían horadando lo que parecía una roca imbatible

–¿Qué hizo que los propios colorados tradicionalistas que habían sostenido a Stroessner y su propio consuegro decidieran dar el golpe?

–Los tradicionalistas quedaron fueran del poder, habían sido perseguidos con ferocidad por los militantes. Esta persecución se unió al hastío que el conjunto de la sociedad venía acumulando contra los desmanes de la dictadura. Es decir, el escenario estaba listo para un golpe.

– ¿El proyecto un Stroessner después de Stroessner iba a tener alguna viabilidad?

–Ninguna. La figura del coronel Gustavo Stroessner nunca concitó el entusiasmo de los colorados ni de los propios militares. En la noche del 2 de febrero no encontró en la Aviación, ni entre sus amigos, el apoyo que pedía desesperadamente.

–En su etapa inicial, el golpe casi falló, cuando Stroessner se escapó de la casa de Ñata Legal.

–Al parecer, no fue como en un momento se había comentado, en el sentido de que el general Rodríguez iba a desistir del proyecto al darse por perdido. Al contrario, cuando se tuvo el contratiempo, rápidamente se tomaron las medidas para continuar con el intento de terminar con la dictadura. Y así fue.

–¿Qué sucedió con posterioridad? ¿Cuáles fueron los principales campos de batalla aquella noche?

–La casa de Ñata Legal, donde estaba Stroessner; la Aviación, el Regimiento Escolta Presidencial y alrededores, el Cuartel Central de Policía, el Palacio de Gobierno.

–Stroessner resistió durante casi 6 horas, ¿por qué se negó a rendirse cuando sus leales ya se encontraban totalmente rodeados?

–Esperaba la reacción de quienes se pasaban diciéndole que darían su vida por él. En los últimos años de su gobierno, escuchábamos hasta el hartazgo aquello de “militantes stronistas hasta las últimas consecuencias”. Nadie apareció en su defensa; entonces, no tuvo más remedio que entregarse.

–¿Rodríguez representaba la apertura sin modificar ni alterar el orden establecido?

–Dio la oportunidad para que después se diera la apertura. No olvidemos que el levantamiento tuvo también como propósito la reunificación del Partido Colorado en el Gobierno.

–Muchos hablan de cientos de muertos en aquella noche, ¿cuántos realmente perdieron la vida en aquellos combates?

–Pienso que la cantidad oficial es la correcta, casi 40. Se había publicado ampliamente que el Gobierno daría casa a los familiares de los fallecidos. Está documentado que no se presentaron más familias que la cifra mencionada.

Publicado en fecha 12 de Abril del 2013

Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY


 

HISTORIA MUY CERCA EN EL TIEMPO

El levantamiento que derrocó al general Alfredo Stroessner es una historia que está muy cerca en el tiempo, pero que todavía nos conmueve a los paraguayos por todo lo que significó.


Móvil de ABC Color, diario entonces clausurado, se desplaza al costado del

Regimiento Escolta el día del golpe./ ABC Color


Esa historia se verá reflejada en el próximo libro que lanzará la Colección Guerras y violencia política en el Paraguay, “El golpe del 3 de febrero de 1989”, de Alcibiades González Delvalle, que aparecerá el domingo 14 de abril con el ejemplar de nuestro diario.

Según expresa en el prólogo de la obra el historiador Herib Caballero Campos, el autor logra reconstruir el ríspido contexto en que se encontraba el Paraguay en aquel verano de 1989, y en el cual había voces que anunciaban que algo sucedería.

Y, efectivamente, en la noche del jueves 2 de febrero de 1989 las tropas del poderoso I Cuerpo de Ejército, bajo el mando del general Andrés Rodríguez, consuegro de Stroessner y el militar más poderoso del país después del propio Presidente, se dirigieron rumbo a la capital con el fin de arrestar al dictador.

Es así como el relato de Alcibiades va reconstruyendo lo acaecido en aquella larga noche. A pesar de la resistencia, finalmente en la madrugada del 3 de febrero el general Alfredo Stroessner presentó su renuncia al cargo de Presidente de la República, para el cual había sido reelegido en febrero de 1988.

El 3 de febrero de 1989 es una fecha que quedará marcada indeleblemente en la historia paraguaya, y Alcibiades González logra una magnifica descripción que permitirá a las nuevas generaciones comprender en su real magnitud los cambios que se sucedieron en el Paraguay a partir de dicha fecha.

DEL RUMOR AL GOLPE

Alcibiades, periodista, dramaturgo, narrador y cronista de nuestra historia, recuerda que unos días antes del 2 de febrero de 1989 el país se llenó de comentarios acerca de un posible golpe de Estado comandado desde la Caballería.

De rumores de golpe está repleta nuestra historia política, de modo que lo de la Caballería no lo creyó ni el mismo Stroessner, a quien su más poderoso entorno le insistía en que tomase medidas ante la inminente acción militar.

Fue llamativo –dice Alcibiades– este descreimiento del dictador, pues vivía obsesionado por las conspiraciones, generalmente ficticias. La única vez que tuvieron proporciones serias y realizables, él cerró ojos y oídos.

Los antecedentes del 2 y 3 de febrero son muchos. No solo se encuentran en los intentos de sublevación, organizados dentro y fuera del país, sino en los mismos actos de la dictadura, en sus atropellos a los derechos humanos, en los ejemplos constantes de arbitrariedad y corrupción.

Estos hechos están distribuidos a lo largo de más de tres décadas de Gobierno. En silencio venían envenenando de odio a una población que no podía salir a la calle a expresar su indignación.

Publicado en fecha 10 de Abril del 2013

Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY 



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