ZEUS
Cuento de MARTA MEYER DE LANDÓ
ZEUS
A mis nietas Julieta, Michelle,
María Sal y Nicole
¿Qué le pasa a Juancito que está tan triste sentado en un banco de la plaza?
Juancito, de apellido y padres franceses -"no sé por qué no lo llamaron Jean o Pierre, como el papá", vivía en un barrio muy bonito de Asunción. Sus amigos y vecinos eran Enrique, Jorge y Fernando; ellos tenían una mascota cada uno. La de Enrique era un perro llamado Manchita, Fernando tenía un foxterrier al que llamaba Bombón y Jorge, un boxer, Frankfurter. Por las tardes, los cuatro salían a la vereda y, a veces, iban a la plaza.
Los tres amigos llevaban a sus perros, los que estaban vacunados y usaban correa. Allí jugaban y brincaban, felices, los perros y sus dueños. Juancito, en esos momentos, sentía más que nunca la falta de una mascota y, eso le entristecía. No comprendía por qué su mamá, llamada Brigitte, no le permitía tener una. Siempre decía que daban mucho trabajo; le contaba que por mucho tiempo Jean-Pierre, el papá, había deseado tener un gato como el que tuvo en París de pequeño, de nombre Fígaro; ella nunca se lo había dejado, mal podía ahora permitir la entrada de un animal a la casa. Juancito no lo podía entender, no le convencían las palabras de Brigitte acerca de que los animales, cualquiera de ellos, debían vivir en libertad. Sentado en un banco dé la plaza, como lo encontramos al principio, después de haber estado en las hamacas por casi media hora, pensó: "Mañana traigo mi skate, así no me aburro".
En eso vio, en el piso de piedra, saliendo del césped, a un gusanito. No era muy lindo, pero se dio cuenta de que si lo llevaba a casa, era la única manera de tener una mascota. Tendría al gusanito en su cuarto y mamá no se daría cuenta. Lo recogió con una hoja del hermoso y añoso árbol a cuya sombra se había cobijado; en eso vio que un niño maleducado arrojaba al piso un vasito de plástico en vez de tirarlo al bote de basura, lo levantó e introdujo en él al gusanito, la hoja y un poquito de tierra. Emocionadísimo llegó a su casa, puso el vaso sobre la mesita en la que hacía las tareas del colegio. -"Le preguntaré a la profesora de qué se alimentan los gusanos", pensó.
Después fue hasta el baño, recogió un chorrito de agua de la canilla y regresó hasta el gusano para bautizarla. Le puso por nombre Zeus, se le ocurrió llamarlo así porque la semana pasada habían estudiado los dioses griegos y romanos y a él le impresionaron las leyendas que, sobre los dioses del Olimpo, había narrado la profe. -"¿Será hombre o mujer? Como no lo sé, se quedará con ese nombre. ¡Ojalá sea hombre!", pensó. Siguió cavilando, ya le habían dicho que los animales son macho y hembra, pero a él le gustaba considerarlos como personas y le parecía mejor llamarlos hombre y mujer.. -"Cuando sea mayor, cuando vaya a la Facultad de Veterinaria, ya tendré que decir hembra y macho".
Todos los días, al regresar a su casa, traía un poco de tierra en una cajita y realizaba el ritual de limpieza, le cambiaba el recipiente y le ponía unas hojitas para alimentarlo. Para Juancito, Zeus era una compañía ideal pues le escuchaba contar sus andanzas en el cole sin interrumpirle. - "¿Sabés, Zeus? Hoy ganamos el partido de fútbol". Otras veces le contaba que la profesora lo había felicitado por el trabajo de Ciencias sobre los gusanos, ¡le había puesto excelente!, o sobre la excursión al Jardín Botánico. -"Tenía que haberte llevado", expresó. -"Pero, sabés, los chicos se burlan de mí porque dicen que sos horrible, dicen que tendría que buscarme otra mascota, pero yo te veo tan hermoso; además te quiero mucho". Dos semanas más tarde, subió corriendo a su dormitorio como lo hacía todas las tardes para ver a Zeus pero, no lo encontró; en su lugar, había una especie de capullo pequeñito, como hecho de hilos. ¿Dónde se había metido Zeus?
Como no bajaba a merendar, la mamá subió a ver qué ocurría; lo encontró en medio de un mar de lágrimas. -"¿Qué te pasa, Juancito'?", preguntó. É1 le contó la historia de Zeus, que lo había tenido escondido para que ella no se enojase, que lo había cuidado todos los días, que para él, Zeus era como Manchita para Enrique, Bombón para Fernando o Frankfurter para Jorge. Brigitte, enternecida, lo abrazó muy fuerte, se dio cuenta de lo equivocada que había estado al no permitirle tener una mascota; eso debía cambiar en el futuro. Lo llevó hasta la cama donde, sentados, muy abrazados, le dijo que no se preocupara por Zeus, que lo que estaba ocurriendo era la metamorfosis del gusano.
-"¡Qué palabra más rara! Explicáme qué significa metamorfosis o si no voy a tener que buscarla en el diccionario". Brigitte, sonriendo, le habló del proceso de transformación que sufrían los lepidópteros, que ahora Zeus se había convertido en una oruga, que debía esperar unos pocos días y que se sorprendería con el resultado de la etapa final de ese cambio. Una semana después, subió, como era habitual, de dos en dos los escalones que lo llevaban a su cuarto y al llegar, no lo podía creer, una hermosa mariposa de vivos colores volaba dentro de la habitación; la metamorfosis había concluido, Zeus era ahora uno de los más bellos exponentes de su especie.
El sábado, en la plaza, con sus amigos, contaba la historia de Zeus diciéndoles que debían aprender a tratar con cariño a todas las personas y a todos los animales, por feos que parezcan, porque todos tienen su lado lindo y, porque nunca se sabe, así como en los cuentos de pronto un sapo puede convertirse en príncipe o como ocurrió ahora, que un gusano es una bellísima mariposa.
Interrumpió la charla y salió corriendo, pues su nueva mascota se alejaba del lugar, es un caniche y se llama Venus, porque es "mujer".
Fuente:
(CUENTOS Y POEMAS
PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES)
(Enlace a datos y obras publicadas
en la GALERÍA DE LETRAS del
QR Producciones Gráficas S.R.L.,
Diciembre, 2002 (210 páginas).
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