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CARLOS VILLAGRA MARSAL

  CIERTOS PÁJAROS - Poesías de CARLOS VILLAGRA MARSAL


CIERTOS PÁJAROS - Poesías de CARLOS VILLAGRA MARSAL

CIERTOS PÁJAROS

Poesías de CARLOS VILLAGRA MARSAL

 

Y lo que vuela en mí se manifiesta

en la ecuación errante de sus alas

PABLO NERUDA


a Rubén Bareiro Saguier

camarada cardinal



ACENDRA SU VUELO EL KUARAHY MIMBY (1)

  Rauda lengua solar, incisión amarilla
que practica el invierno en el aire del lunes:
cada vez más cenceño, cada vez más preciso,
tu pico ansioso entiende la gira de las nubes.

  La falange inmediata de tu airón sensitivo
azuleja la frágil sucesión de las luces
en esta siesta fría que convoca tu vuelo,
que enaltece tu aliento, que te suelta y te cubre.

  Dulce flauta trasversa, grisalla musicada
sobre el suelo propenso del raigón a la cumbre;
instrumento templado por el cerro y los árboles,
de tus hermanos brotas, hacia tu padre subes.

(agosto 1993)

para Luly Codas


 

LOS ENGAÑOS DEL GUYRAPAJE (2)

  Aunque tus bruscas timoneras
enfilen a contracorriente,
en un momento te disipa
la resolana de setiembre.

  Y aun cuando, en la flor de la piedra,
parezca que tu sombra crece,
la fronda trabuca tus alas
y humea tu pluma y se pierde.

  Ligero tabaco encendido
por desaparecidos duendes:
como en sus ojos; en tu pico
se toma el azul por el verde.

  Trampa en el viento alucinado,
fino y vidrioso del naciente:
quien te mira en la rama, sueña;
quien dijo que te escucha, miente.

(setiembre 1993)

para Helio Vera



 

LARGA DANZA INMÓVIL DEL MAINUMBY KA'AGUY (3)

  Ya seas
colibrí
el jubiloso joyelero
del tiempo glauco en su cenit
o sólo un súbito incidente
del rocío más sutil
aunque gires de frente
y de perfil
tu pico es tu copa tu pinza tu verga
tu espadín
orfebre del pistilo y del estambre
catador de un mínimo elixir
guerrero iridiscente
violador carmesí.

  Multifloral solitario polígamo
hasta el frenesí
penetras en la rosa siete hermanas
en la guaireñita en la sinesia en el jazmín
de leche y en el niño azoté
en perlas y corales en el alelí
en la dama de noche
en el manaká en la hortensia y de allí
en la coronita de novia

en el apeyvá del país
en la orquídea suelda con suelda
en el raído sombrero y en el torongil
cuya corola sexualmente te obsede
con su olor a limón ceutí.

  Secuestrador de los nectarios
trompo de aéreo carril
la ráfaga del sol
es tu piolín
y tu lujosa zarabanda fija
es un laberinto añil
un remolino de topacios
una morada transparencia sin fin
mientras tu cola
como blanco exornado violín
concierta el redondel de la mañana
y las vislumbres del confín.

  Para que los sépalos sepan
de tu vertiginoso mal cariz
con zumbido de avispa de derrame
norteas por ahí
y cuando junto al estigma y al ovario
estalla tu quieto éxtasis danzarín
ni el hilo de un dios pasaría
entre el tubo de tu lengua y el cáliz febril.

  Por último tanto revuelas
del racimo al capullo inverniz
que no hay diferencia si ejecutas
la nupcial parada motriz
o el famoso
pichichí
duro baile antiguo
de las lloronas y el espolín.

. Mas después de bañarte
y de sorber y hacer el amor por mil
te aplaudes a ti mismo entrechocando
tus alas con punta de marfil.

  Pero no sabes
que portas el aura del feliz
que tu visita
asegura una suerte gentil
y entonces nos conmueve
que se concentre tu impaciencia aquí:
ésta es tu casa tu campo tu monte
tu altura colibrí.

(setiembre 1993)

para Edgar Valdés


 

CONTRARIEDADES DEL YPEKÛ SAYJU (4)

  Asoleado asolador
de brotos del oscuro maíz guaikurú
y asimismo azuelador de alta madera;
opalino robador del albur
de nuestra siembra
y también arcángel de florido capuz.

  Rápido gastrónomo
de la sustancia morena del yvapurû
de la pingüe mariposa del coco
pocos al igual que tú
alternan el escoplo del carpintero fino
con la sinvergüencerías del tahúr
y en tu pelaje entonces se mixturan
(lomo y cogote gualdos pico azul)
el tenue rebozo de la Virgen
y el botellón de caña áurea de Belcebú.

  Las alboradas te atavían
con una baticola de tisú
y al propio tiempo con un áspero
tatuaje de urukú.

  Tu vuelo verticalmente violento
quiebra del este al sur
o -bordado en aire blando y lentas ramas-
se ciñe como en pausas de laúd.

  Tu voz misma
entre aquella y esta luz
puede ser un solemne cloqueo aguardentoso
o el silbo legendario del urú.

  Cerrado en la capuera
trozador de la salud
de rozas y cosechas
no has de recular ante ningún
espantahombres ni espantasombras
ni espantapájaros en cruz
y en busca del salado gusano de la ura
del moscón intrincado del verde lembú
eres capaz de horadar el herraje
de un ataúd.

  Desde temprano retumba tu trabajo
tu tornadiza inquietud
picando del lapacho de cerro
hasta un apepú:
de tal modo estamos cantando
bienhechor perjudicial ah ypekû sayjú
esa tu condición bifronte
esos vicios de tu virtud.

(setiembre 1993)

para Maybell Lebron

 

 


LA AMBICIOSA JORNADA DEL TUKÂ HOVY (5)

  De bucanero y artista exorbitante
te vamos a calificar:
lúcido saltimbanqui,
voluptuoso rapaz,
entre volantines empinas la garganta
y sobrevienes y saqueas y te vas
del goce purpúreo
de un guayabal
a los riesgosos pichones
de karakará,
del huevo sagrado
de la perdiz tataupá
al cauteloso pimpollo
de la canela montaraz,
y se malicia
que hasta sabes volar
sin alas, mascando la semilla soltadora
del kurupa'y itá.
 
  Un breve espejo recamado
es para ti la aurora enhiesta del palmar;
en ella te contemplas,
cónyuge de la luz ungido ya,
desde tu grácil bañadera:
la corola intensa del ñandypá.
 
  Pero el resplandor embiste
y es menester aparejar
-pirata de párpado pelado,
polícromo capitán-
tu navegación
de bandera negra y azafrán,
de verde espolón
descomunal.
 
  Así empieza y ocurre el abordaje
de las presas que aliña tu afán;
sin embargo, apenas anochece
por la oscilante ramazón, estribas el gran
pico en la espalda
y además
le cobijas con tu cola;
ahora bien, arduo tucán:
ese cumbreño anclaje en el silencio
tampoco te saciará.
 

(setiembre 1993)

para Ramiro Domínguez


 


ARRULLO DEL JERUTI PYTÂ EN LA SIESTA DE LOS BOSQUES (6)

  Cuando agravas tu zureo
la siesta juzga y espera,
pero el monte se exaspera
como en un denso goteo
de sueño y sombra y deseo;
monótono desconsuelo,
junta de amor y recelo
desde tu garganta roja,
y empeño torcaz que arroja
purgatorios contra el cielo. 

(setiembre 1993)

para Gladys Carmagnola

 

 

 

 

ACOMETIDA DEL TAGUATO'I (7)

 

 

     
 

       Con el silencio violento

   
 

de tu penacho azulejo

   
 

hincas y ejerces un viejo

   
 

embate oblicuo en el viento

   
 

un choque, un destello hambriento

   
 

bastan: la sangre despena

   
 

tu sed, el aire refrena

   
 

su ardor o su sobresalto,

   
 

y un vago plumón en alto

   
 

declara la muerte ajena.

   

                                                       (setiembre 1993)

   
 

                             para Francisco Madariaga

   

 

     

 

     

 

EL CHEOROPARA, ARTÍFICE DE SU PASIÓN (8)

 

 

     
 

       Trino de carbón y espuma

   
 

bajo el celaje fragante,

   
 

y el mismo ajedrez constante

   
 

en el trazo de tu pluma;

   
 

luz que esparce, azul que suma,

   
 

van desanudando el día

   
 

mientras tu oficio confía

   
 

su intimidad clamorosa

   
 

y un limpio quebranto acosa

   
 

tu altanera simetría.

   

                                                        (octubre 1993)

   
 

                                          para Luis Szarán

   

 

     

 

     

 

CANTO FIEL DEL MASAKARAGUA'I (9)

 

 

     
 

       Nueve sílabas veloces

   
 

infundes, congregas, sueñas

   
 

de la fronda que desdeñas

   
 

hasta el resol que conoces;

   
 

honra de las otras voces,

   
 

fiesta de alhaja temprana,

   
 

tan liberal como ufana

   
 

tu música condesciende

   
 

y nítidamente aprende

   
 

nutre y salva la mañana.

   

                                                      (octubre 1993)

   
 

                                   para Emilio Pérez Chaves

   

 

     

 

     

 

CANTILENA DEL AKA'Ê HOVY (10)

 

 

     
 

                    Con crugido de nuez cascada,

   
 

                    Ritma sus saltos de perfil

   
 

                                  LEOPOLDO LUGONES

   

 

     
 

       Con un sermón copioso

   
 

y tres capotes índigos,

   
 

fácilmente difundes

   
 

tu jactancia de obispo.

   

 

     
 

       Pero el ocaso apunta

   
 

que al final no eres sino

   
 

monago descuidero

   
 

o insensato domínico.

   

 

     
 

       Como frunciendo el aire

   
 

turbas nido tras nido,

   
 

más curioso que osado

   
 

y voraz más que pícaro.

   

 

     
 

       Centinela espontáneo,

   
 

cuadrillero imprevisto,

   
 

por un instante azoran

   
 

la penumbra tus gritos.

   

 

     
 

       Comprobatorio inútil

   
 

de crótalo y colmillos,

   
 

distrae antes que avisa

   
 

tu plagueo aturdido.

   

 

     
 

       Y así tu obtuso moño,

   
 

tu antiguo ladronicio,

   
 

justifican y empujan

   
 

sólo este romancillo.

   

                                                       (noviembre 1993)

   
 

                                  para Pilar y Carlos Filártiga

   

 

     

 

     

 

DOBLE LOOR DEL SURUKU'A (11)

 

 

     
 

Los brillos y esmaltes del macho son superiores a los de los picaflores... No prolonga sus vuelos que son violentos y a ondulaciones... Toda la cabeza y cuello son negros, con bellos cambios azules y morados; el pecho hasta la cola es escarlata, con el costado del cuerpo y tapadas, aplomado. La espalda hasta la rabadilla, con las cobijas menores, de un verde bellísimo en conjunción con la luz y dorado en oposición. Las cobijas mayores son una conjunción de puntos menudísimos, agraciados, blancos y negros... La central de la cola es azul con la punta negra... Todos los colores brillan lo que la imaginación no puede concebir... Es sin duda alguna el más hermoso de los pájaros del Paraguay

 
 

                                                              CARLOS GATTI

 
 

Enciclopedia Guaraní-Castellano de Ciencias Naturales y conocimientos paraguayos, II, 265, 266

   

 

     

I

 
 

       Aderezo suntuario

   
 

que se abrocha o se desata,

   
 

exhalación escarlata

   
 

de encendimiento plumario

   
 

y encandilante inventario

   
 

del ámbar verde, el morado,

   
 

del azabache, el dorado,

   
 

cumpliendo frente a la siesta

   
 

parábolas de ballesta

   
 

en nuestro cielo exaltado.

   

 

     

II

 
 

                                  ... pájaro raro, suruku'a

   
 

                                    CANCIÓN POPULAR

   

 

     
 

       Tu deudo el quetzal norteño

   
 

pliega su lluviosa espalda

   
 

y una envidia de esmeralda

   
 

roza su sagrado ceño:

   
 

columbra, como en un sueño,

   
 

tus fulminantes alardes

   
 

cuando surcas marzo y ardes

   
 

con tu diamantado giro,

   
 

con impulsión de zafiro

   
 

contra el nácar de las tardes.

   

                                                       (marzo 1994)

   
 

                                    para María del Carmen Paiva

   
 

                                    para Elinor Puschkarevich [78]

 

 

     

 

     

 

SOLO SOBERBIO DEL HAVIA COROCHIRE (12)

 

 

     
 

                         Minha terra tem palmeiras,

   
 

                         Onde canta o Sabiá

   
 

                                     GONÇALVES DIAS

   

 

     
 

       Tu flautín de platino

   
 

rebana el aire,

   
 

alertando las albas

   
 

de parte a parte.

   

 

     
 

       Se escalofría el monte,

   
 

riñen los árboles;

   
 

tu seguidilla pasa

   
 

no hay quien la guarde.

   

 

     
 

       Melodiosa de engaños

   
 

o claridades,

   
 

tu pasión no pronuncia

   
 

la última frase.

   

 

     
 

       Corochiré, tu endecha

   
 

vuela sin nadie

   
 

y te clava en el alma

   
 

hasta la carne.

   

                                                        (abril 1994)

   
 

                             para Abelardo de Paula Gomes

 

 

     

 

     

 

SE YERGUE DE AMORES DESIERTOS LA CALANDRIA (13)

 

 

     
 

... en su libro «Pájaros del Paraguay»... Azara dice, con precisión, que la Calandria no remeda o imita los cantos de otras aves... En conjunto, el canto es emitido de un modo distinto al de cualquier otra ave..., pues las mismas notas no son nunca repetidas por segunda vez en el mismo orden, y aunque la Calandria tiene muchas notas favoritas, puede variar cada una de cien maneras distintas... también emite notas parecidas a las de la flauta, a las que suceden otras agudas y quejumbrosas... luego hermosos floreos musicales o frases...

 
 

                                   GUILLERMO ENRIQUE HUDSON

 
 

                                                     Aves del Plata, 26, 27

 

 

     
 

       Tu cántico se inflama

   
 

como si pretendieras

   
 

con la sola quejumbre

   
 

ganar tu guerra.

   

 

     
 

       Ah monja enamorada

   
 

que su tortura ostenta

   
 

con hábitos de lino

   
 

y de arpillera.

   

 

     
 

       Sumisión anhelosa

   
 

y denodadas penas,

   
 

ofertorio de aromas,

   
 

leche y pimienta.

   

 

     
 

       Mas las horas desairan,

   
 

calandria volandera,

   
 

tus remontes intactos,

   
 

tu sed perfecta.

   

                                                        (abril 1994)

   
 

                        para María Teresa y Gustavo Laterza

   

 

     

 

     

 

ESTRÉPITO Y LUCES DEL SAKUAJU (14)

 

 

     
 

       Tu rapidez, salpicada

   
 

de vino y oro,

   
 

ilustra este tiempo raso,

   
 

zurce el verano al otoño.

   

 

     
 

       Duro celaje pequeño

   
 

de acerbos rojos,

   
 

de turbulentos celestes

   
 

y de verdes licenciosos.

   

 

     
 

       Va codiciando mazorcas

   
 

tu errante asombro,

   
 

mientras embriagan la aurora

   
 

tus coléricos antojos.

   

 

     
 

       Qué griterío caliente

   
 

hueco de pronto

   
 

cuando el naranjal concita

   
 

tu trabajado reposo.

   

 

     
 

       Lampadario entre las ramas,

   
 

nítido loro,

   
 

rindo aquí pleito homenaje

   
 

a tus hambres y a su arrojo.

   

                                                        (abril 1994)

   
 

                                     para Aldo Delpino

   

 

     

 

     

 

PLENILUNARMENTE BALADRA EL URUTAU (15)

 

 

     
 

       Vertical en la noche, tu alarido rubrica

   
 

el altivo follaje que la sombra escarmienta

   
 

y tu estertor precoz de bruja parturienta

   
 

la rogación destrenza, los agüeros complica.

   

 

     
 

       Pero un hervor de luna severamente rica

   
 

acentúa tu crudo diapasón, alimenta

   
 

tu quebrantoso curso, tu pureza violenta,

   
 

y monda ese suplicio que en tu pecho repica.

   

 

     
 

       Tu lamento es tu escudo, tu aventura, tu dueño,

   
 

y hasta el confuso invierno se sabe poseído

   
 

por tus anchos agravios, por tu espantoso empeño.

   

 

     
 

       Gritas como si un sueño descuajara tu oído

   
 

o como si tu lengua te trepanase el sueño:

   
 

reclamo contra viento, delirio contra olvido.

   

                                                         (agosto 1994)

   
 

                                   para Adolfo Cáceres Romero

 

 

     

 

     

 

PREÁMBULO PARA EL ATAQUE DEL HALCÓN MOROTÎ (16)

 

 

     
 

                                 Quejándose venían sobre el guante

 
 

                                 los blancos torbellinos de Noruega

 
 

                                                 GÓNGORA

 

 

     
 

       La majestad mutante de las nubes

   
 

atestigua el preludio:

   
 

las pulsaciones lentas de tu insomnio,

   
 

la primaria paciencia de verdugo.

   
 

Centella predispuesta que atalayas

   
 

plumajes y terrores errabundos,

   
 

tu deseo concéntrico recauda

   
 

tolvaneras y rumbos,

   
 

tu engañoso gemido

   
 

vaticina cercano tu triunfo;

   
 

cetrero de ti mismo,

   
 

no se dará en los nortes el disturbio

   
 

sino en este fragoso contrafuerte:

   
 

desde su pétrea gravedad consulto

   
 

esa luz que te hamaca

   
 

y el asalto presumo:

   
 

el precipicio de tu incendio blanco

   
 

que con fiebres idénticas saludo.

   

                                                        (setiembre 1994)

   
 

                                  para Rafael Montesinos

 

 

     

 

     

 

PREÑADO REPOSO AUGUSTO DEL TAGUATO APYRATÎ (17)

 

 

     
 

Cuando el azor águila encopetado, uno de los más bellos y feroces cazadores de las selvas neotropicales, descubre una presa o presiente un enemigo, pliega su copete occipital. En realidad este adorno, patente durante el descanso, contribuye a descomponer la silueta de su cabeza... Esta formidable rapaz alcanza el tamaño de una pequeña águila perdicera. Sus garras, no obstante, son mucho más fuertes y desarrolladas que las de las cazadoras mediterráneas. En el plumaje, de belleza asombrosa, se combinan los tonos oscuros del dorso con los claros, ocres y barreados de las partes inferiores, de tal manera que su aspecto resulta increíblemente imponente y exótico... También captura mamíferos de extraordinaria robustez

 
 

                                 FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE

 
 

                   Enciclopedia de la fauna, VIII, 144

 

 

     
 

       Tu descanso geométrico procura

   
 

menguar la transparencia de la espera,

   
 

como si usases garras de madera,

   
 

como si encaneciese tu negrura.

   
 

las amnistías de la primavera,

   
 

es propiamente un banderín que altera

   
 

la aciaga ordenación de tu postura.

   
 

       Ejecutante sobrio del venado,

   
 

imparcial asesino del enjuto

   
 

tigrillo y del lagarto novelero,

 

 
 

       tormenta quieta, príncipe surcado

   
 

de miel abrupta, de granizo y luto,

   
 

escudriño en el verbo, y te pondero.

   

                                                         (octubre 1994)

   
 

                                  para Jorge Escobar Argaña

   

 

     

 

     

 

UN SONETO SHAKESPEARIANO AL ÑAKURUTÛ HÛ (18)

 

 

     
 

       Con un aullido de mastín remoto

   
 

y un ácido siseo encapuchado,

   
 

tu envergadura atisba desde el roto

   
 

murallón del crepúsculo vidriado.

   

 

     
 

       Troquel de la sapiencia, percutor

   
 

en nuestras altitudes fragorosas

   
 

de una verde impiedad, y tomador

   
 

de carne oculta y lunas minuciosas.

   

 

     
 

       Cepo de piedra y ceño embosquecido,

   
 

uñas amargas, cuerno rotatorio,

   
 

tu tarso alberga el eco del graznido,

   
 

del tardío aletazo mortuorio.

   

 

     
 

       Cofrade bruno, ávido sargento

   
 

y capataz del aniquilamiento.

   

                                                        (noviembre 1994)

   
 

                                    para César Alonso de las Heras

   

 

     

 

     

 

IMITACIONES O APARIENCIA DEL GUYRAÛ PAKOVA (19)

 

 

     
 

       Al borde de tu atril basculante

   
 

en el acaudalado bananal

   
 

-emporio de tus ensueños

   
 

teatro de tu nidal-

   
 

eres el roturador

   
 

inicial

   
 

del mutismo convexo de los amaneceres

   
 

pero no con tu trova natural

   
 

sino lealmente plagiando

   
 

la de tu tío carnal

   
 

el guyraû chopî

   
 

concertino del maciegal.

   

 

     
 

       Y al paso que la lumbrería

   
 

reconcilia el fluyente lindero

   
 

con los coágulos azules

   
 

vas contrahaciendo el cancionero

   
 

de tu parentela eficaz:

   
 

el amargo guyraû estero

   
 

el carmíneo

   
 

guyraû tropero

   
 

y el picoblanco guyraû choré

   
 

en su mentidero

   
 

del caraguatal.

   

 

     
 

       Mientras se vanagloria el día

   
 

expandes tu premiosa afición zahorí

   
 

copiando verbigracia al chiricote

   
 

que revela su nombre porque sí

   
 

o a la calandria que llora un bien perdido

   
 

como aquel rey granadí

   
 

o al tumultuario quinceliño

   
 

con su acre reclamo baladí

   
 

o al havía cejijunto

   
 

disuelto en su trino turquí

   
 

o al suruku'a esmaltado

   
 

y su melancólico piripipí

   
 

o al cheoropará celoso

   
 

en su algebraico gorjeo y así

   
 

también el risueño eneasílabo

   
 

del marakaragua'i

   
 

o el ronco cheuchéu alarmista

   
 

de la urraca de hirsuto bigudí

   
 

o el silbato que anuncia amor y muerte propia

   
 

del solitario isócrono chochî

   
 

o la infusión metálica

   
 

de la perdiz chororí

   
 

cuando está pardeando el chircal...

   

 

     
 

       Y justamente a boca de noche

   
 

ensayas tu grito personal:

   
 

la voz diverge

   
 

pero el tono es otramente general;

   
 

por consecuencia

   
 

tu visible acentuación sentimental

   
 

ímprobo guyraû paková

   
 

es una resonancia apenas espectral

   
 

o sea extraña o de nadie o de nada

   
 

en el desierto áureo del bananal.

   

                                                      (diciembre 1994)

   
 

                                 para Carmen y Enrique Riera

   

 

     

 

     

 

SOMBRÍA MATRIZ ESTIVAL DEL YVYJA'UMI (20)

 

 

     
 

       Dilacerada, rasante,

   
 

tu bruñida melopea

   
 

entra en la noche y puntea

   
 

la estrellería rampante.

   

 

     
 

       Ojos de fósforo ciego

   
 

y oídos de tierra suelta,

   
 

no es de amores tu revuelta

   
 

ni tus sueños son de fuego.

   

 

     
 

       Frota, ofusca los caminos

   
 

de golpe el descendimiento

   
 

de tus dudosos destinos.

   

 

     
 

       Cruz de arenados anhelos,

   
 

es de polvo tu ardimiento,

   
 

son de ceniza tus vuelos.

   

                                                        (enero 1995)

   
 

                                para Gonzalo Lema

   

 

 

NOTAS

1.       Flauta-del-sol: Syrignia sibilatrix (Ardéidea)

2.       Ave-de-la-magia, llamada igualmente Tingasú: Piaya cayana (Cuculídea)

3.       Picaflor-montés: Phaetornis eurynomis (Trochilídea)

4.       Pájaro-carpintero-amarillo: Celeus lugubris (Picídea)

5.       Tucán-verde: Selenidera maculirrostris (Rhampastídea)

6.       Torcaza-colorada: Geotrygon montana (Columbídea)

7.       Gavilán-chico o Esparvero: Accipiter striatus (Accipitrídea)

8.       Mi-oro-veteado: Thamnophilus doliatus (Formicarídea)

9.       Troglodytes aedon (Troglodytídea)

10.       Urraca-azul:Cyanocorax ceruleus (Corvídea)

11.       Trogon surrucura (Trogonídea)

12.       Turdus rufus (Turdídea)

13.       Mimus saturninus (Mimídea)

14.       Órbita-del-ojo-amarilla, también nombrado Parakáu keréu (loro kereu) y Ara'i (cielo-pequeño): Amazona aestiva (Psitacídea)

15.       Nyctibius griseus (Nictibídea), denominado asimismo Guaimingüé

16.       Halcón-blanco: Elanus leucurus (Accipitrídea)

17.       Gavilán-de-puntas-blancas o Taguató-gavilán, también llamado Toghrol americano y Azor águila encopetado: Spizaetus ornatus (Accipitrídea)

18.       Búho-negro: Asio stygius (Estrigídea)

19.       Pájaro-negro-del-bananal: Icterus cayannensis (Icterídea)

20.       Comamos-tierra-diminuto o Chotacabras pequeño, apodado igualmente Kuchu'i yvyguy (cuchu'i-subterráneo) y Luí ryevú (luí-bajo vientre-gaseoso): Caprimulgus parvulus (Caprimulgídea)

 

 

 

Fuente: EL JÚBILO DIFÍCIL (POESÍA 1986-1995) de CARLOS VILLAGRA MARSAL.

Edición, prólogo y notas de RAÚL AMARAL.

Editorial Don Bosco,. Asunción-Paraguay, 1995.


 


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