CIERTOS PÁJAROS
Poesías de CARLOS VILLAGRA MARSAL
Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas
PABLO NERUDA
a Rubén Bareiro Saguier
camarada cardinal
ACENDRA SU VUELO EL KUARAHY MIMBY (1)
Rauda lengua solar, incisión amarilla
que practica el invierno en el aire del lunes:
cada vez más cenceño, cada vez más preciso,
tu pico ansioso entiende la gira de las nubes.
La falange inmediata de tu airón sensitivo
azuleja la frágil sucesión de las luces
en esta siesta fría que convoca tu vuelo,
que enaltece tu aliento, que te suelta y te cubre.
Dulce flauta trasversa, grisalla musicada
sobre el suelo propenso del raigón a la cumbre;
instrumento templado por el cerro y los árboles,
de tus hermanos brotas, hacia tu padre subes.
(agosto 1993)
para Luly Codas
LOS ENGAÑOS DEL GUYRAPAJE (2)
Aunque tus bruscas timoneras
enfilen a contracorriente,
en un momento te disipa
la resolana de setiembre.
Y aun cuando, en la flor de la piedra,
parezca que tu sombra crece,
la fronda trabuca tus alas
y humea tu pluma y se pierde.
Ligero tabaco encendido
por desaparecidos duendes:
como en sus ojos; en tu pico
se toma el azul por el verde.
Trampa en el viento alucinado,
fino y vidrioso del naciente:
quien te mira en la rama, sueña;
quien dijo que te escucha, miente.
(setiembre 1993)
para Helio Vera
LARGA DANZA INMÓVIL DEL MAINUMBY KA'AGUY (3)
Ya seas
colibrí
el jubiloso joyelero
del tiempo glauco en su cenit
o sólo un súbito incidente
del rocío más sutil
aunque gires de frente
y de perfil
tu pico es tu copa tu pinza tu verga
tu espadín
orfebre del pistilo y del estambre
catador de un mínimo elixir
guerrero iridiscente
violador carmesí.
Multifloral solitario polígamo
hasta el frenesí
penetras en la rosa siete hermanas
en la guaireñita en la sinesia en el jazmín
de leche y en el niño azoté
en perlas y corales en el alelí
en la dama de noche
en el manaká en la hortensia y de allí
en la coronita de novia
en el apeyvá del país
en la orquídea suelda con suelda
en el raído sombrero y en el torongil
cuya corola sexualmente te obsede
con su olor a limón ceutí.
Secuestrador de los nectarios
trompo de aéreo carril
la ráfaga del sol
es tu piolín
y tu lujosa zarabanda fija
es un laberinto añil
un remolino de topacios
una morada transparencia sin fin
mientras tu cola
como blanco exornado violín
concierta el redondel de la mañana
y las vislumbres del confín.
Para que los sépalos sepan
de tu vertiginoso mal cariz
con zumbido de avispa de derrame
norteas por ahí
y cuando junto al estigma y al ovario
estalla tu quieto éxtasis danzarín
ni el hilo de un dios pasaría
entre el tubo de tu lengua y el cáliz febril.
Por último tanto revuelas
del racimo al capullo inverniz
que no hay diferencia si ejecutas
la nupcial parada motriz
o el famoso
pichichí
duro baile antiguo
de las lloronas y el espolín.
. Mas después de bañarte
y de sorber y hacer el amor por mil
te aplaudes a ti mismo entrechocando
tus alas con punta de marfil.
Pero no sabes
que portas el aura del feliz
que tu visita
asegura una suerte gentil
y entonces nos conmueve
que se concentre tu impaciencia aquí:
ésta es tu casa tu campo tu monte
tu altura colibrí.
(setiembre 1993)
para Edgar Valdés
CONTRARIEDADES DEL YPEKÛ SAYJU (4)
Asoleado asolador
de brotos del oscuro maíz guaikurú
y asimismo azuelador de alta madera;
opalino robador del albur
de nuestra siembra
y también arcángel de florido capuz.
Rápido gastrónomo
de la sustancia morena del yvapurû
de la pingüe mariposa del coco
pocos al igual que tú
alternan el escoplo del carpintero fino
con la sinvergüencerías del tahúr
y en tu pelaje entonces se mixturan
(lomo y cogote gualdos pico azul)
el tenue rebozo de la Virgen
y el botellón de caña áurea de Belcebú.
Las alboradas te atavían
con una baticola de tisú
y al propio tiempo con un áspero
tatuaje de urukú.
Tu vuelo verticalmente violento
quiebra del este al sur
o -bordado en aire blando y lentas ramas-
se ciñe como en pausas de laúd.
Tu voz misma
entre aquella y esta luz
puede ser un solemne cloqueo aguardentoso
o el silbo legendario del urú.
Cerrado en la capuera
trozador de la salud
de rozas y cosechas
no has de recular ante ningún
espantahombres ni espantasombras
ni espantapájaros en cruz
y en busca del salado gusano de la ura
del moscón intrincado del verde lembú
eres capaz de horadar el herraje
de un ataúd.
Desde temprano retumba tu trabajo
tu tornadiza inquietud
picando del lapacho de cerro
hasta un apepú:
de tal modo estamos cantando
bienhechor perjudicial ah ypekû sayjú
esa tu condición bifronte
esos vicios de tu virtud.
(setiembre 1993)
para Maybell Lebron
LA AMBICIOSA JORNADA DEL TUKÂ HOVY (5)
De bucanero y artista exorbitante
te vamos a calificar:
lúcido saltimbanqui,
voluptuoso rapaz,
entre volantines empinas la garganta
y sobrevienes y saqueas y te vas
del goce purpúreo
de un guayabal
a los riesgosos pichones
de karakará,
del huevo sagrado
de la perdiz tataupá
al cauteloso pimpollo
de la canela montaraz,
y se malicia
que hasta sabes volar
sin alas, mascando la semilla soltadora
del kurupa'y itá.
Un breve espejo recamado
es para ti la aurora enhiesta del palmar;
en ella te contemplas,
cónyuge de la luz ungido ya,
desde tu grácil bañadera:
la corola intensa del ñandypá.
Pero el resplandor embiste
y es menester aparejar
-pirata de párpado pelado,
polícromo capitán-
tu navegación
de bandera negra y azafrán,
de verde espolón
descomunal.
Así empieza y ocurre el abordaje
de las presas que aliña tu afán;
sin embargo, apenas anochece
por la oscilante ramazón, estribas el gran
pico en la espalda
y además
le cobijas con tu cola;
ahora bien, arduo tucán:
ese cumbreño anclaje en el silencio
tampoco te saciará.
(setiembre 1993)
para Ramiro Domínguez
ARRULLO DEL JERUTI PYTÂ EN LA SIESTA DE LOS BOSQUES (6)
Cuando agravas tu zureo
la siesta juzga y espera,
pero el monte se exaspera
como en un denso goteo
de sueño y sombra y deseo;
monótono desconsuelo,
junta de amor y recelo
desde tu garganta roja,
y empeño torcaz que arroja
purgatorios contra el cielo.
(setiembre 1993)
para Gladys Carmagnola
ACOMETIDA DEL TAGUATO'I (7) |
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Con el silencio violento |
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de tu penacho azulejo |
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hincas y ejerces un viejo |
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embate oblicuo en el viento |
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un choque, un destello hambriento |
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bastan: la sangre despena |
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tu sed, el aire refrena |
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su ardor o su sobresalto, |
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y un vago plumón en alto |
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declara la muerte ajena. |
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(setiembre 1993) |
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para Francisco Madariaga |
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EL CHEOROPARA, ARTÍFICE DE SU PASIÓN (8) |
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Trino de carbón y espuma |
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bajo el celaje fragante, |
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y el mismo ajedrez constante |
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en el trazo de tu pluma; |
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luz que esparce, azul que suma, |
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van desanudando el día |
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mientras tu oficio confía |
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su intimidad clamorosa |
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y un limpio quebranto acosa |
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tu altanera simetría. |
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(octubre 1993) |
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para Luis Szarán |
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CANTO FIEL DEL MASAKARAGUA'I (9) |
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Nueve sílabas veloces |
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infundes, congregas, sueñas |
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de la fronda que desdeñas |
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hasta el resol que conoces; |
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honra de las otras voces, |
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fiesta de alhaja temprana, |
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tan liberal como ufana |
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tu música condesciende |
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y nítidamente aprende |
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nutre y salva la mañana. |
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(octubre 1993) |
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para Emilio Pérez Chaves |
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CANTILENA DEL AKA'Ê HOVY (10) |
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Con crugido de nuez cascada, |
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Ritma sus saltos de perfil |
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LEOPOLDO LUGONES |
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Con un sermón copioso |
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y tres capotes índigos, |
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fácilmente difundes |
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tu jactancia de obispo. |
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Pero el ocaso apunta |
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que al final no eres sino |
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monago descuidero |
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o insensato domínico. |
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Como frunciendo el aire |
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turbas nido tras nido, |
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más curioso que osado |
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y voraz más que pícaro. |
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Centinela espontáneo, |
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cuadrillero imprevisto, |
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por un instante azoran |
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la penumbra tus gritos. |
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Comprobatorio inútil |
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de crótalo y colmillos, |
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distrae antes que avisa |
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tu plagueo aturdido. |
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Y así tu obtuso moño, |
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tu antiguo ladronicio, |
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justifican y empujan |
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sólo este romancillo. |
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(noviembre 1993) |
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para Pilar y Carlos Filártiga |
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DOBLE LOOR DEL SURUKU'A (11) |
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Los brillos y esmaltes del macho son superiores a los de los picaflores... No prolonga sus vuelos que son violentos y a ondulaciones... Toda la cabeza y cuello son negros, con bellos cambios azules y morados; el pecho hasta la cola es escarlata, con el costado del cuerpo y tapadas, aplomado. La espalda hasta la rabadilla, con las cobijas menores, de un verde bellísimo en conjunción con la luz y dorado en oposición. Las cobijas mayores son una conjunción de puntos menudísimos, agraciados, blancos y negros... La central de la cola es azul con la punta negra... Todos los colores brillan lo que la imaginación no puede concebir... Es sin duda alguna el más hermoso de los pájaros del Paraguay |
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CARLOS GATTI |
|||
Enciclopedia Guaraní-Castellano de Ciencias Naturales y conocimientos paraguayos, II, 265, 266 |
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I |
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Aderezo suntuario |
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que se abrocha o se desata, |
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exhalación escarlata |
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de encendimiento plumario |
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y encandilante inventario |
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del ámbar verde, el morado, |
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del azabache, el dorado, |
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cumpliendo frente a la siesta |
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parábolas de ballesta |
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en nuestro cielo exaltado. |
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II |
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... pájaro raro, suruku'a |
|||
CANCIÓN POPULAR |
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Tu deudo el quetzal norteño |
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pliega su lluviosa espalda |
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y una envidia de esmeralda |
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roza su sagrado ceño: |
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columbra, como en un sueño, |
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tus fulminantes alardes |
|||
cuando surcas marzo y ardes |
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con tu diamantado giro, |
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con impulsión de zafiro |
|||
contra el nácar de las tardes. |
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(marzo 1994) |
|||
para María del Carmen Paiva |
|||
para Elinor Puschkarevich [78] |
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|||
SOLO SOBERBIO DEL HAVIA COROCHIRE (12) |
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Minha terra tem palmeiras, |
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Onde canta o Sabiá |
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GONÇALVES DIAS |
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Tu flautín de platino |
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rebana el aire, |
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alertando las albas |
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de parte a parte. |
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Se escalofría el monte, |
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riñen los árboles; |
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tu seguidilla pasa |
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no hay quien la guarde. |
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Melodiosa de engaños |
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o claridades, |
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tu pasión no pronuncia |
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la última frase. |
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Corochiré, tu endecha |
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vuela sin nadie |
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y te clava en el alma |
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hasta la carne. |
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(abril 1994) |
|||
para Abelardo de Paula Gomes |
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SE YERGUE DE AMORES DESIERTOS LA CALANDRIA (13) |
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... en su libro «Pájaros del Paraguay»... Azara dice, con precisión, que la Calandria no remeda o imita los cantos de otras aves... En conjunto, el canto es emitido de un modo distinto al de cualquier otra ave..., pues las mismas notas no son nunca repetidas por segunda vez en el mismo orden, y aunque la Calandria tiene muchas notas favoritas, puede variar cada una de cien maneras distintas... también emite notas parecidas a las de la flauta, a las que suceden otras agudas y quejumbrosas... luego hermosos floreos musicales o frases... |
|||
GUILLERMO ENRIQUE HUDSON |
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Aves del Plata, 26, 27 |
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Tu cántico se inflama |
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como si pretendieras |
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con la sola quejumbre |
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ganar tu guerra. |
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Ah monja enamorada |
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que su tortura ostenta |
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con hábitos de lino |
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y de arpillera. |
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Sumisión anhelosa |
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y denodadas penas, |
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ofertorio de aromas, |
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leche y pimienta. |
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Mas las horas desairan, |
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calandria volandera, |
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tus remontes intactos, |
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tu sed perfecta. |
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(abril 1994) |
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para María Teresa y Gustavo Laterza |
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ESTRÉPITO Y LUCES DEL SAKUAJU (14) |
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Tu rapidez, salpicada |
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de vino y oro, |
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ilustra este tiempo raso, |
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zurce el verano al otoño. |
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Duro celaje pequeño |
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de acerbos rojos, |
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de turbulentos celestes |
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y de verdes licenciosos. |
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Va codiciando mazorcas |
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tu errante asombro, |
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mientras embriagan la aurora |
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tus coléricos antojos. |
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Qué griterío caliente |
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hueco de pronto |
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cuando el naranjal concita |
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tu trabajado reposo. |
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Lampadario entre las ramas, |
|||
nítido loro, |
|||
rindo aquí pleito homenaje |
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a tus hambres y a su arrojo. |
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(abril 1994) |
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para Aldo Delpino |
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PLENILUNARMENTE BALADRA EL URUTAU (15) |
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Vertical en la noche, tu alarido rubrica |
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el altivo follaje que la sombra escarmienta |
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y tu estertor precoz de bruja parturienta |
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la rogación destrenza, los agüeros complica. |
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Pero un hervor de luna severamente rica |
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acentúa tu crudo diapasón, alimenta |
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tu quebrantoso curso, tu pureza violenta, |
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y monda ese suplicio que en tu pecho repica. |
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Tu lamento es tu escudo, tu aventura, tu dueño, |
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y hasta el confuso invierno se sabe poseído |
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por tus anchos agravios, por tu espantoso empeño. |
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Gritas como si un sueño descuajara tu oído |
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o como si tu lengua te trepanase el sueño: |
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reclamo contra viento, delirio contra olvido. |
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(agosto 1994) |
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para Adolfo Cáceres Romero |
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PREÁMBULO PARA EL ATAQUE DEL HALCÓN MOROTÎ (16) |
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Quejándose venían sobre el guante |
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los blancos torbellinos de Noruega |
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GÓNGORA |
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La majestad mutante de las nubes |
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atestigua el preludio: |
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las pulsaciones lentas de tu insomnio, |
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la primaria paciencia de verdugo. |
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Centella predispuesta que atalayas |
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plumajes y terrores errabundos, |
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tu deseo concéntrico recauda |
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tolvaneras y rumbos, |
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tu engañoso gemido |
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vaticina cercano tu triunfo; |
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cetrero de ti mismo, |
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no se dará en los nortes el disturbio |
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sino en este fragoso contrafuerte: |
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desde su pétrea gravedad consulto |
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esa luz que te hamaca |
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y el asalto presumo: |
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el precipicio de tu incendio blanco |
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que con fiebres idénticas saludo. |
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(setiembre 1994) |
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para Rafael Montesinos |
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PREÑADO REPOSO AUGUSTO DEL TAGUATO APYRATÎ (17) |
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Cuando el azor águila encopetado, uno de los más bellos y feroces cazadores de las selvas neotropicales, descubre una presa o presiente un enemigo, pliega su copete occipital. En realidad este adorno, patente durante el descanso, contribuye a descomponer la silueta de su cabeza... Esta formidable rapaz alcanza el tamaño de una pequeña águila perdicera. Sus garras, no obstante, son mucho más fuertes y desarrolladas que las de las cazadoras mediterráneas. En el plumaje, de belleza asombrosa, se combinan los tonos oscuros del dorso con los claros, ocres y barreados de las partes inferiores, de tal manera que su aspecto resulta increíblemente imponente y exótico... También captura mamíferos de extraordinaria robustez |
|||
FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE |
|||
Enciclopedia de la fauna, VIII, 144 |
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|||
Tu descanso geométrico procura |
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menguar la transparencia de la espera, |
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como si usases garras de madera, |
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como si encaneciese tu negrura. |
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las amnistías de la primavera, |
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es propiamente un banderín que altera |
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la aciaga ordenación de tu postura. |
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Ejecutante sobrio del venado, |
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imparcial asesino del enjuto |
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tigrillo y del lagarto novelero, |
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tormenta quieta, príncipe surcado |
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de miel abrupta, de granizo y luto, |
|||
escudriño en el verbo, y te pondero. |
|||
(octubre 1994) |
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para Jorge Escobar Argaña |
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UN SONETO SHAKESPEARIANO AL ÑAKURUTÛ HÛ (18) |
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Con un aullido de mastín remoto |
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y un ácido siseo encapuchado, |
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tu envergadura atisba desde el roto |
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murallón del crepúsculo vidriado. |
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Troquel de la sapiencia, percutor |
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en nuestras altitudes fragorosas |
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de una verde impiedad, y tomador |
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de carne oculta y lunas minuciosas. |
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Cepo de piedra y ceño embosquecido, |
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uñas amargas, cuerno rotatorio, |
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tu tarso alberga el eco del graznido, |
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del tardío aletazo mortuorio. |
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Cofrade bruno, ávido sargento |
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y capataz del aniquilamiento. |
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(noviembre 1994) |
|||
para César Alonso de las Heras |
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IMITACIONES O APARIENCIA DEL GUYRAÛ PAKOVA (19) |
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Al borde de tu atril basculante |
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en el acaudalado bananal |
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-emporio de tus ensueños |
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teatro de tu nidal- |
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eres el roturador |
|||
inicial |
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del mutismo convexo de los amaneceres |
|||
pero no con tu trova natural |
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sino lealmente plagiando |
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la de tu tío carnal |
|||
el guyraû chopî |
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concertino del maciegal. |
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Y al paso que la lumbrería |
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reconcilia el fluyente lindero |
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con los coágulos azules |
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vas contrahaciendo el cancionero |
|||
de tu parentela eficaz: |
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el amargo guyraû estero |
|||
el carmíneo |
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guyraû tropero |
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y el picoblanco guyraû choré |
|||
en su mentidero |
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del caraguatal. |
|||
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|||
Mientras se vanagloria el día |
|||
expandes tu premiosa afición zahorí |
|||
copiando verbigracia al chiricote |
|||
que revela su nombre porque sí |
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o a la calandria que llora un bien perdido |
|||
como aquel rey granadí |
|||
o al tumultuario quinceliño |
|||
con su acre reclamo baladí |
|||
o al havía cejijunto |
|||
disuelto en su trino turquí |
|||
o al suruku'a esmaltado |
|||
y su melancólico piripipí |
|||
o al cheoropará celoso |
|||
en su algebraico gorjeo y así |
|||
también el risueño eneasílabo |
|||
del marakaragua'i |
|||
o el ronco cheuchéu alarmista |
|||
de la urraca de hirsuto bigudí |
|||
o el silbato que anuncia amor y muerte propia |
|||
del solitario isócrono chochî |
|||
o la infusión metálica |
|||
de la perdiz chororí |
|||
cuando está pardeando el chircal... |
|||
|
|||
Y justamente a boca de noche |
|||
ensayas tu grito personal: |
|||
la voz diverge |
|||
pero el tono es otramente general; |
|||
por consecuencia |
|||
tu visible acentuación sentimental |
|||
ímprobo guyraû paková |
|||
es una resonancia apenas espectral |
|||
o sea extraña o de nadie o de nada |
|||
en el desierto áureo del bananal. |
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(diciembre 1994) |
|||
para Carmen y Enrique Riera |
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SOMBRÍA MATRIZ ESTIVAL DEL YVYJA'UMI (20) |
|||
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Dilacerada, rasante, |
|||
tu bruñida melopea |
|||
entra en la noche y puntea |
|||
la estrellería rampante. |
|||
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|||
Ojos de fósforo ciego |
|||
y oídos de tierra suelta, |
|||
no es de amores tu revuelta |
|||
ni tus sueños son de fuego. |
|||
|
|||
Frota, ofusca los caminos |
|||
de golpe el descendimiento |
|||
de tus dudosos destinos. |
|||
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|||
Cruz de arenados anhelos, |
|||
es de polvo tu ardimiento, |
|||
son de ceniza tus vuelos. |
|||
(enero 1995) |
|||
para Gonzalo Lema |
NOTAS
1. Flauta-del-sol: Syrignia sibilatrix (Ardéidea)
2. Ave-de-la-magia, llamada igualmente Tingasú: Piaya cayana (Cuculídea)
3. Picaflor-montés: Phaetornis eurynomis (Trochilídea)
4. Pájaro-carpintero-amarillo: Celeus lugubris (Picídea)
5. Tucán-verde: Selenidera maculirrostris (Rhampastídea)
6. Torcaza-colorada: Geotrygon montana (Columbídea)
7. Gavilán-chico o Esparvero: Accipiter striatus (Accipitrídea)
8. Mi-oro-veteado: Thamnophilus doliatus (Formicarídea)
9. Troglodytes aedon (Troglodytídea)
10. Urraca-azul:Cyanocorax ceruleus (Corvídea)
11. Trogon surrucura (Trogonídea)
12. Turdus rufus (Turdídea)
13. Mimus saturninus (Mimídea)
14. Órbita-del-ojo-amarilla, también nombrado Parakáu keréu (loro kereu) y Ara'i (cielo-pequeño): Amazona aestiva (Psitacídea)
15. Nyctibius griseus (Nictibídea), denominado asimismo Guaimingüé
16. Halcón-blanco: Elanus leucurus (Accipitrídea)
17. Gavilán-de-puntas-blancas o Taguató-gavilán, también llamado Toghrol americano y Azor águila encopetado: Spizaetus ornatus (Accipitrídea)
18. Búho-negro: Asio stygius (Estrigídea)
19. Pájaro-negro-del-bananal: Icterus cayannensis (Icterídea)
20. Comamos-tierra-diminuto o Chotacabras pequeño, apodado igualmente Kuchu'i yvyguy (cuchu'i-subterráneo) y Luí ryevú (luí-bajo vientre-gaseoso): Caprimulgus parvulus (Caprimulgídea)
Fuente: EL JÚBILO DIFÍCIL (POESÍA 1986-1995) de CARLOS VILLAGRA MARSAL.
Edición, prólogo y notas de RAÚL AMARAL.
Editorial Don Bosco,. Asunción-Paraguay, 1995.
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