FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE FERNANDO LUGO
ROBERTO PAREDES
Fernando Lugo, al igual que cualquier otro ser humano, presenta una personalidad con puntos fuertes y puntos débiles, aunque de entrada conviene advertir que son mayores sus cualidades que sus falencias. Para demostrarlo, basta apenas referir que en los últimos 150 años es el personaje de la política paraguaya que mayores expectativas despertó en la población; tal vez solamente comparable con las expectativas que despertara el Mariscal José Félix Estigarribia a finales de los años 30 del siglo XX, cuando fuera electo presidente de la República del Paraguay.
Templado en largas meditaciones en el seno de la Iglesia Católica a la cual estuvo vinculado por más de 30 años, Lugo es esencialmente reflexivo y sereno. Dos cualidades más que relevantes de cara a lo que le tocó y le tocará conducir. Enfrentó y derrotó a una estructura que se adueñó del destino nacional por más de seis décadas; tendrá que enfrentar grandes desafíos en todos los campos de la vida paraguaya, en las esferas económica, social, política y cultural.
A lo largo del proceso que se abriera aquel 29 de marzo del 2006 -cuando emergiera con fuerza la figura de Fernando Lugo como un eventual político- aparecían desafiantes el carácter complejo del proceso general que se vivía y la alta complicación que representaba desplazar al Partido Colorado de su posición hegemónica en el poder, para dirigir posteriormente un país en las condiciones en que se encuentra el Paraguay.
Hasta ahora, por lo actuado, Lugo ha demostrado sobrada serenidad y reflexividad, por lo que cualquier amenaza sobre la que se hubiera especulado, está bajo completo control. Se había dicho de todo:
"lo van a impugnar"
"lo van a derrotar a través del fraude"
"no le entregarán el Gobierno"
"será un prisionero del Partido Liberal"
Lo cierto y lo concreto es que el desarrollo histórico real ha dado un rotundo mentís a todas estas afirmaciones, que se presentaban en sus respectivos momentos como verdades absolutas. No se le impugnó, no se le derrotó por la vía del fraude, se le concedió la victoria y no es un prisionero de los liberales.
Es cierto que aún hay mucho por recorrer, pero todo indica, a juzgar por lo actuado hasta el presente, que Lugo hará pleno ejercicio de la Presidencia, tal cual lo estable ce la Constitución vigente, y que dejará en "off side" otras tantas especulaciones no siempre muy atinadas, y muchas veces mal intencionadas.
De todas las cualidades que posee, no obstante, dos merecen un destaque especial, pues resulta raro que se acumulen en una persona: la capacidad de unir a los diversos, por una parte, y la inagotable capacidad de escuchar, por otra.
Antes del 29 de marzo del 2006 (el 14 de marzo para ser preciso) a Fernando Lugo le cupo la oportunidad de dirigir una de las asambleas más pluralistas que se haya visto en la República: estuvieron en la sede de la Central Nacional de Trabajadores alrededor de 300 personas de las más diversas extracciones: stronistas, oviedistas, liberales, colorados disidentes, febreristas, democratacristianos, socialistas, comunistas y hasta anarquistas; empresarios, dirigentes campesinos y sindicalistas; exponentes de las más diversas Organizaciones No Gubernamentales; grupos de mujeres y de jóvenes.
El nivel de discrepancia fue tal que parecía que todo iría a derrumbarse esa misma noche. Pero el entonces Obispo Emérito de San Pedro fue capaz de mantener la unidad en la diversidad, exhortando a todos a buscar los puntos de coincidencia por encima de las divergencias. Después se acordó la marcha y en el corto tiempo de 13 días, el 29, cambió la coyuntura de manera radical y definitiva.
Esa misma capacidad lo llevó a erigirse en la pieza clave de una de las iniciativas más prometedoras en su momento, la Concertación Nacional, convocada por Lugo en julio del 2006, pero de la que tuvo que alejarse para evitar mayores conflictos en la Iglesia, a partir de las presiones crecientes de la institución religiosa para impedir que el Obispo Emérito hiciera política.
Después de la crisis de la Concertación, en julio del 2007, Lugo, ya desvinculado de sus obligaciones eclesiales, mostró una singular habilidad para tejer una amplia alianza entre sectores dispares, logrando el respaldo a la chapa Lugo-PLRA, de 12 partidos políticos. Logró, también, el respaldo de varios movimientos políticos y organizaciones sociales.
Resta por ver, en ese mismo sentido, si el ahora presidente electo será capaz de articular las más diversas voluntades para canalizar las ansias de cambio de todo un pueblo.
Acompañando esa capacidad de unir a los diversos, Lugo ha demostrado poseer una inmensa capacidad para escuchar a todos. Esto quedó en evidencia en el marco de muchas iniciativas, entre las que se destaca con particular fuerza el denominado "Ñemongueta Guazu", en que el entonces candidato a la Presidencia escuchó a los sectores más diversos de la sociedad paraguaya en más de 500 encuentros.
Pese a provenir de una institución rígida, con principios multicentenarios inamovibles, Fernando Lugo no se muestra dogmático. Exhibe de manera invariable una franca apertura a escuchar las más variadas posturas existentes sobre problemáticas complejas del mundo contemporáneo, como ser la cuestión de género y el delicado asunto del aborto, solamente para citar dos casos.
El común de la gente esperaba reacciones radicalmente adversas a propuestas que chocan frontalmente con los dogmas católicos, pero Lugo fue capaz de mostrar una completa apertura a escuchar y considerar las más diversas posiciones, consciente de que un país que basa su convivencia en reglas laicas, debe respetar como mínimo la existencia de divergentes puntos de vista sobre cuestiones en sí delicadas.
Aún en el campo de las cualidades que posee Fernando Lugo de cara a las obligaciones que vendría a asumir como estadista, no se puede dejar de destacar que no es revanchista, ni se apega a la descalificación rápida y ligera de sus eventuales adversarios.
Del revanchismo nada de bueno se ha sacado en experiencias pasadas, por lo que el presidente electo admite que todos deberán comprometerse con la construcción de una nueva realidad, y dejar para el pasado el presente oprobioso. En ese sentido fue claro al responder ante gratuitas agresiones de adversarios políticos: "vine para construir, no para destruir".
Y coherente con esa filosofía, Lugo desarrolló 14 meses de actividad política en el Paraguay sin responder a agresiones, y sin apelar a recursos ofensivos para menoscabar a sus eventuales oponentes. ¿Estuvo en lo correcto? Por lo menos los resultados de las elecciones del 20 de abril constituyeron un categórico respaldo popular a su manera de hacer política.
No ha caído en descalificaciones ligeras. Trató con respeto incluso a quienes por su pasado administrativo y político más bien eran merecedores de la repulsa social. Su tesis es simple y llana: "Todos podrán aportar para construir una nueva sociedad". No habrá que confundir, sin embargo, esa postura amplia y generosa con una actitud condescendiente con el delito y el crimen; de hecho, la impecable elección de quienes vendrán a cooperar con él en el manejo administrativo futuro muestra un nivel de selectividad que no admite dudas ni equívocos.
Una observadora muy atenta llamaba la atención sobre la inédita capacidad de Fernando Lugo de despertar ansias de cambio en la gente, apelando a diversos ejemplos concretos. Al margen de los mismos, lo cierto es que el ex obispo pudo despertaren la mayoría de los paraguayos la credibilidad y la confianza en el futuro, valores que habían sido reemplazados hasta hace poco tiempo por el descrédito y la desconfianza.
Ha despertado en miles de personas ansias de crecer. La prueba más contundente es la confianza que despertara en decenas de miles de paraguayos que se habían visto forzados a emigrar a otros países. Sea una utopía o un sueño realizable, esas personas esperan poder volver al país para sumarse al proceso de cambio.
Fernando Lugo se destaca por el vigor físico que le permite desarrollar un nivel de actividad muy elevado. Tiene un gran ritmo de trabajo, difícil de acompañar, lo que inspira confianza en que encontrará salidas a los problemas que se presentarán en el futuro paraguayo.
El vigor físico lo ha llevado a alcanzar en un tiempo muy corto, de apenas 14 meses de actividad política, nada menos que el cambio más relevante que experimentara la sociedad nacional en sus últimos 70 años. E120 de abril terminó con la hegemonía perniciosa de un partido político y despejó cualquier duda sobre un eventual retorno a esquemas autoritarios.
Le espera mucho más y puede dar mucho más. Dependiendo de cómo maneje la administración gubernamental, Fernando Lugo tiene condiciones de llegar a ser considerado el mejor estadista que tuvo el Paraguay a lo largo de su historia. En gran medida, esto depende de que sus decisiones se ajusten a los principios más sanos que hasta el presente nortearon su accionar.
Finalmente, en el orden de las cualidades, habrá que destacar que Lugo es un político completo en el marco de lo que busca la política pura, el bien común. Si se aferra a ese principio, es posible que cometa errores; errores que se pueden enmendar, pero no habrá de pecar de mal intencionado o perverso.
DEBILIDAD RELATIVA
Un rasgo de la personalidad de Fernando Lugo, que más puede considerarse una debilidad antes que una cualidad, es su exagerada sensibilidad social, lo cual le podría llevar a instalar conflictos severos entre diversas fuerzas, que por cierto no se caracterizan por ser muy sensibles, socialmente hablando.
Ha desarrollado una sensibilidad muy marcada con respecto a los sectores sociales que han sido víctimas más que centenarias de atropellos y arbitrariedades: sensibilidad con respecto a decenas de miles de familias campesinas que carecen de parcelas de tierra para cultivar y progresar, sensibilidad pronunciada con respecto a centenares de miles de trabajadores asalariados cuyos derechos formalmente establecidos son cotidianamente pisoteados por patronales inescrupulosas, viciadas en prácticas arbitrarias, sensibilidad marcada con la situación de la mitad del país, las mujeres, que configuran ciudadanas de segunda con respecto a los varones, pues pese a realizar los mismos trabajos, y a veces más, ni siquiera han accedido a similares beneficios, sensibilidad con indígenas, más de cien mil paraguayos, dueños originales de estas tierras, a quienes en nombre de la civilización se ha despojado del hábitat natural en que de antaño han vivido, sensibilidad con el cuadro de frustración que soportan decenas de miles de paraguayos que carecen de techo para llevar el día a día, con decenas de miles de jóvenes que carecen de un futuro seguro, con miles de niños de la calle, que se ven forzados a trabajar desde temprana edad para completar el escaso ingreso familiar, con decenas de miles de paraguayos que fueron obligados a emigrar a Argentina, España o Estados Unidos, para buscar mejores condiciones de vida.
Desde la perspectiva de los riesgos que implica esa excesiva sensibilidad social basta analizar ligeramente lo que ocurrió recientemente en el país. Se produjeron decenas de invasiones de tierras, como expresión de conflictos sociales de fondo, que no encontraron soluciones satisfactorias en el pasado.
Lugo no se solidarizó con ellos, precisamente, pero no pudo dejar de admitir que el recurso último en caso de que no se resuelva el problema, era la invasión. Sectores conservadores, políticos y sociales, saltaron frente al presidente electo a manifestar su repulsa a las invasiones, instalándose de manera temprana una crisis al interior de la propia coalición de fuerzas que llevara a Lugo a la Presidencia.
Hubo y hay derechos lesionados en las ocupaciones de tierra, y eso es grave, pero no es menos grave y menos cierto que la postergación sistemática de intereses legítimos de miles de campesinos sin tierra, precisa ser solucionada.
Es probable que Lugo resuelva la problemática compleja que implica el asunto de la distribución de tierras en el Paraguay por medios de conciliación de intereses, como es lo correcto y lo aconsejable, por lo que su solidaridad con los más castigados deberá comprenderse en su exacta dimensión.
De todas maneras, el caso puntual preanuncia lo que necesariamente se dará en otras situaciones igualmente conflictivas. Los sectores conservadores de la sociedad paraguaya, políticos y sociales, pegarán un grito al cielo cuando se trate de frenar los abusos en los centros de trabajo, cuando se apueste a promover la efectiva igualdad entre hombres y mujeres, cuando se favorezca a los indígenas en algunas resoluciones, cuando se apueste a promocionar a jóvenes, niños y mujeres que trabajan en la calle.
Es perentorio, impostergable, que Fernando Lugo canalice su sensibilidad social por medio de esquemas conciliatorios de resolución de conflictos, bajo el riesgo de tener que soportar actitudes hasta desestabilizante de sectores que se apegan a conservar lo viejo, pese a ser esencialmente injusto.
DEBILIDADES RIESGOSAS
Si Fernando Lugo tiene una debilidad expuesta a flor de piel, la misma reside en su escaso apego al trabajo científico. Esto se ha evidenciado en las diversas fases de su corta actividad política, en la falta de una política apropiada de comunicación, en la ausencia de respuestas oportunas y coherentes.
Habrá que admitir que si Lugo desarrollase un fuerte sentido científico en su accionar, tendrá condiciones inmejorables para dar respuestas mucho más correctas en todas las esferas. Cuenta con ventajas comparativas inmejorables, como un alto nivel de legitimidad, pero tiene adversarios muy duros y poderosos que apostarán a sacar provecho de sus errores eventuales. Cubriendo ese aspecto, no garantiza ciertamente la perfección, pero tendrá un nivel de eficacia bien mayor.
Otra debilidad de Fernando Lugo aporta el hecho de no poseer la capacidad suficiente para despegarse de manera clara y contundente de personas que poco o nada pueden aportar al sano desarrollo de la sociedad paraguaya, por lo que se le pegan muchos hombres-escombro, a decir de Ismael Rolón.
Aún no ha sido debilitado por el accionar pernicioso de esos hombres-escombro, pero su imagen puede perder fuerza, sobre todo si cede ante las presiones de esas personas, que apuestan a ocupar cargos relevantes en la próxima administración gubernamental.
Esas debilidades son sumamente riesgosas y habrá que tener el coraje oportuno de llamar la atención sobre ellos. No se trata de criticar "hechos consumados" sino de advertirlos tempranamente. Corrigiendo ciertos cursos de acción, los resultados pueden ser bien mejores, superiores. Desafíos de peso
Paraguay se encuentra ante graves desafíos históricos:
1. Democratizar la política nacional, en lo político.
2. Impulsar el desarrollo industrial, en lo económico.
3. Liquidar el sistema agrario, estructuralmente injusto.
Estos desafíos estuvieron presentes ya en 1947, cuando el Partido Colorado tomó el control del gobierno paraguayo, y desde una perspectiva general, rigurosamente científica, es posible asegurar que la reciente caída de la agrupación política en cuestión tiene sus explicaciones últimas en el hecho cierto de que no logró dar respuestas satisfactorias a esos desafíos.
Fernando Lugo está ante los mismos desafíos históricos y no hay duda alguna sobre que dispone de más cualidades que debilidades para avanzar en el sentido de la resolución dé los mismos. Es probable que ninguna otra persona del mundo político de hoy reúna tantas cualidades favorables, pero no hay que desarrollar expectativas excesivas con respecto a lo que es posible hacer, con realismo.
A lo largo de los próximos cinco años de gestión gubernamental, Lugo podrá dar pasos y hasta saltos en el sentido de resolver los problemas apuntados, pero los mismos apenas tendrán soluciones efectivas en el marco de un proceso que no se agotará en esos cortos cinco años.
FUENTE:
LOS DILEMAS DE LUGO – ANÁLISIS INÉDITOS
COLECCIÓN SOCIEDAD Y POLÍTICA
de EDITORIAL EL LECTOR,
Director editorial: Pablo León Burian.
Coordinador editorial: Bernardo Neri Farina .
www.ellector.com.py
Asunción-Paraguay 2008
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PRESENTACIÓN
La Editorial El Lector ha reunido a una docena de periodistas y escritores, agudos observadores de la realidad nacional, para analizar el escenario que encontrará el Presidente Fernando Lugo al asumir la primera magistratura del país luego de su impactante victoria electoral del 20 de abril del 2008.
LUIS BAREIRO, periodista de ABC Color, Canal 13 y Radio Cardinal; EDWIN BRÍTEZ, columnista y editor de la sección Internacionales de ABC Color, ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ, analista y referente esencial del diario última Hora; NATALIA DAPORTA, especialista en temas educativos en ABC Color; Marta Escurra, editora de la Revista Dominical de ABC Color; BERNARDO NERI FARIÑA, periodista y escritor; LUIS MARÍA FLEITAS, ingeniero agrónomo y colaborador de ABC Color en temas energéticos y ambientales; PEDRO GARCÍA, nombre insoslayable en el periodismo deportivo y redactor de última Hora; ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE, maestro del periodismo nacional, columnista y editor del Suplemento Cultural de ABC Color; ROBERTO PAREDES, periodista y escritor; FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH, escritor, MABEL REHNFELDT, periodista de investigación de ABC Color, conductora de programa en Radio 1° de Marzo, y JUAN AUGUSTO ROA, corresponsal de ABC Color en Itapúa, fueron convocados por esta editorial para escribir el presente libro que será una contribución sumamente valiosa no sólo para Fernando Lugo, sino también para toda la ciudadanía.
En estos textos inéditos, elaborados exclusivamente para este volumen, hay una gran carga de experiencia y un profundo conocimiento de lo que pasa en el país y de lo que percibe la ciudadanía respecto al singular cambio que comenzamos a vivir el 20 de abril del 2008.
Este es otro notable emprendimiento bibliográfico que enorgullece a la Editorial El Lector.
No es un título más. Es nada menos que una visión ecuánime y honesta desde la prensa, desde la responsabilidad profesional de doce figuras del periodismo paraguayo reunidas para analizar el paso de una situación a otra, e investigar los conductos factibles para el cambio real que tanto anhelamos y que esperamos se plasme por fin. – PABLO LEÓN BURIÁN. EDITOR
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ÍNDICE
· POBREZA, DESEMPLEO, TIERRA E INVERSIÓN PÚBLICA - LUIS BAREIRO
· LUGO Y LA INSTITUCIONALIDAD DE LA REPÚBLICA - EDWIN BRÍTEZ
· ¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL A LA MAFIA EN LA TRIPLE FRONTERA? - ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ
· EL ESCENARIO EDUCATIVO: CAOS, INEFICIENCIA, CORRUPCIÓN - NATALIA DAPORTA
· CONTRAPODER: NI PRENSA AMIGA NI ENEMIGA - MARTA ESCURRA
· LA REFORMA AGRARIA Y LA CRISIS MUNDIAL DE LA COMIDA - BERNARDO NERI FARIÑA
· ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE - LUIS MARÍA FLEITAS
· EL DEPORTE MERECE PELOTA - PEDRO GARCÍA GAROZZO
· ¿CUÁNTAS SERÁN LAS SORPRESAS PARA LUGO? - ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE
· FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE FERNANDO LUGO - ROBERTO PAREDES
· LA CULTURA COMO REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL - FRANCISCO PÉREZ – MARICEVICH
· MIL Y UN DÍAS DE CORRUPCIÓN. PEQUEÑA GUÍA PRÁCTICA PARA LUCHAR CONTRA ELLA - MABEL REHNFELDT
· ITAPÚA: ENTRE EL PRIMER MUNDO Y LA EXTREMA POBREZA - JUAN AUGUSTO ROA
IDEAS FUERZA DE ESTE LIBRO
EPILOGO
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EPÍLOGO:
Decía Jorge Luis Borges que los libros no debieran tener prólogo sino epílogo, pues nadie analiza una obra antes de leerla. En ese contexto va este cierre.
Las ideas expuestas aquí tienen la cualidad de ser puras, no contaminadas con ninguna segunda intención ni sesgadas por intereses personales, políticos, ideológicos o dogmáticos. Pueden ser equivocadas, cómo no. Pero con seguridad, son sinceras.
Estos escritores son periodistas de alma, de oficio y de profesión. Son gente acostumbrada a escuchar a la gente, y por ello su propia percepción está nutrida por la percepción diversa de un público diverso. Y eso enriquece su conocimiento de la realidad.
He aquí una ventaja del periodista sobre el político. Éste, en su legítima búsqueda del poder, generalmente pierde la noción de la verdad al encerrarse en sus propias obsesiones y sus particulares intereses, o al tratar de acomodar la realidad a su privativa concepción de los hechos, con lo que su visión queda distorsionada y alejada de las necesidades ciudadanas.
Quienes concebimos, elaboramos y editamos este libro, unimos nuestro anhelo de país al que creemos es el de la inmensa mayoría de los paraguayos y las paraguayas. Hay un Paraguay que debemos construir juntos. El Paraguay serio, institucionalizado, libre, habitado por ciudadanos y no por súbditos, confiable, predecible, eficaz, honesto, culto, respetable, respetuoso y respetado; productivo, creativo, optimista, exigente consigo mismo; proactivo ante el futuro, soberano y digno; altivo en su identidad particular y solidario en su inserción en el mundo. Un país donde la excelencia sea una constante aspiracional y concreta, donde la eficiencia se haga tradición, donde hacer bien las cosas sea una costumbre cotidiana.
Este Paraguay es el opuesto al que tenemos hoy. Un Paraguay donde priman los deshonestos, los sinvergüenzas, los mediocres, los incapaces, los ineptos, los traficantes de maletines y de influencia; los políticos voraces, los violadores de la Constitución, los vendedores y compradores de conciencia, los coimeros y los coimeados, los estafadores, los criminales que se roban la leche, la galleta y los libros de los niños; los que se enriquecieron a costa del empobrecimiento de la educación, la salud y la dignidad de la ciudadanía; los funcionarios públicos convertidos en potentados sin pudor; los que hurtan los medicamentos de los hospitales públicos, los que cobran y pagan por caminos que no existen, los que malgastaron nuestras riquezas naturales, los que mercaron con la soberanía nacional.
El 20 de abril del 2008 hubo un voto ciudadano consciente y maduro, que eligió el cambio. Si el gobierno electo no inicia el proceso evolutivo para revolucionar el contexto actual del país, simplemente cometerá un acto de traición a la confianza de la gente.
Pero hay otro aspecto insoslayable. Ningún cambio radical se dará en el Paraguay, si paraguayos y paraguayas no adoptamos la condición de ciudadanía, es decir, la de seres conscientes, racionales, cumplidora de sus obligaciones y preservadores de sus derechos, miembros plenos e igualitarios de una comunidad nacional.
Al mismo tiempo de exigir al Gobierno, exijámonos nosotros. Asumamos nuestra responsabilidad particular en el ámbito en que nos toque actuar. Así será más fácil reconstruir el Paraguay. - BERNARDO NERI FARINA. Coordinador editorial