LA FILATELIA NACIONAL: SU DESARROLLO
© ALFREDO M. SEIFERHELD
El inicio de la vida filatélica en el Paraguay es ciertamente uno de los más enigmáticos de América del Sur, nunca tratado de esclarecer por las dificultades propias de la espontaneidad; se pierde en la obscuridad de los años.
El léxico propio de este pasatiempo habla de filatelia desde la aparición del primer sello adhesivo inglés en mayo de 1840. Retrocedamos nuestra mirada a aquella época: el Paraguay evocaba austeramente el vigésimo noveno aniversario de su independencia. Férreamente gobernado por el Dr. Francia -enfermo y con algunos meses de vida- su serena conducción había aislado a la República del mundo exterior en ciertos aspectos. El 20 de septiembre fallecía el Dictador; el país no estaba en condiciones de alterar su "modus vivendi" del día a la noche.
Mientras, la evolución en favor del sello postal era igualmente lenta en Europa. Varias repúblicas, reinos, etc., como Francia, España y otros seguían reacios a implantarlo. Sentó éste, sin embargo, sus reales a partir de agosto de 1843 en Sudamérica, muy cerca nuestro, en el Imperio del Brasil. Otros estados cómo algunos italianos, dos cantones hoy suizos y los reinos germanos adoptaron ese fragmento recién después, reconociendo inmediatamente sus ventajas.
El cambio operado en el Paraguay gracias a la gestión de don Carlos Antonio López, como cónsul y Presidente constitucional, abrió la nación a la inmigración extranjera y a las relaciones comerciales y diplomáticas que necesariamente habrían de traer los adelantos en materia postal a esta región mediterránea.
Si debiéramos identificar a los primeros coleccionistas de sellos en nuestro suelo, por lógica nos inclinaríamos hacia los europeos arribados a estas tierras en los años cincuenta del siglo XIX, en su mayoría de elevado nivel cultural. Ellos incorporaron sus costumbres, y no habría por qué excluir la colección de sellos, que iba siendo cada vez más popular. La posibilidad es en todo caso sólida, por cuanto quince y más años habían transcurrido entre las apariciones de sellos postales en sus naciones de origen. Está comprobado que trajeron consigo su correspondencia. Prueba de ello, un sobre original hallado hacia el 1930 en Caazapá, portador nada menos que de la "palomita de Basilea" de 1845, uno de los más raros sellos suizos.
Sus lazos epistolares se estrecharon, vista la lejanía del terruño nativo, y esporádicamente las cartas podían entregarse en propias manos. No tenemos fundamento para afirmar que algunos de los intelectuales paraguayos que estudiaran en Europa en la época hayan retornado practicando ésta afición. Es fácil deducir que los inmigrantes establecieron contactos postales con sus parientes y conocidos. La llegada de correspondencia con timbres adhesivos se hizo más común. Por demás, ya mucha del Imperio del Brasil había tocado suelo guaraní para diversos destinatarios, súbditos del Imperio en su mayoría. Corrientes, al emitir sus primeros signos postales superpuestos en 1856 se incorporo a los remitentes de correspondencia franqueada con la nueva modalidad. Sin embargo, el correo debió ser exiguo porque son escasísimas las cubiertas salvadas para la filatelia.
El decenio de los años sesenta se inició con serios problemas limítrofes para el Paraguay. Sus fatídicas peripecias imposibilitaron una mejor organización postal y por ende la potencial creación de un grupo de coleccionistas o si se quiere de juntadores de sellos. En toda América del Sur no se conocía aún nada similar y nuestro país lejos estaba de ser excepción.
En contrapartida, el restablecimiento de los correos casi normales al exterior permitió la fuga de sobres hoy precursores, conservados como joyas de la filatelia. De vestigios de vida filatélica; absolutamente nada puede decirse: la no implantación del sello postal contribuía a impedir cualquier manifestación en tal sentido, porque faltaba el nervio motor de una afición similar. Media bastante distancia entre hacer filatelia y conservar como curiosidad los papelitos coloridos llegados del exterior.
Vino la guerra con sus desastrosas consecuencias. Paradójicamente, durante su desarrollo se utilizaron por primera vez sellos postales adhesivos en nuestro territorio. Ya hemos aludido a ellos. Y con gran parte de nuestra Patria ocupada, amén de sus correos desarticulados, no podía pedirse ni rastros de una afición como ésta. Tantas eran las necesidades materiales de los sobrevivientes.
Desde agosto de 1870 circularon los primeras sellos postales nuestros, impresos, manejados y distribuidos por manos argentinas. Esta década veía a la filatelia en Europa ya muy evolucionada; habían pasado treinta años desde la implantación del "Penique “Negro” y más de veinte desde la de los demás sellos europeos en general. Habían aparecido catálogos y listas de precios, establecídose comercios, etc. Su influencia nos alcanzaría dos lustros más tarde. Durante los años setenta nacieron los primeros coleccionistas anónimos de sellos nacionales en el Paraguay.
La monografía que aquí desarrollamos permanecerá abierta a todo lo que pueda ser de utilidad para completarla y modificarla: los datos desconocidos de filatelistas que vivieron esta filatelia y tuvieron la visión de narrarla en páginas hoy amarillentas y quebradizas, dispersas en baúles, sobres amontonados y anaqueles, encadenarán muchas suposiciones para formar otros eslabones firmes de la vida filatélica paraguaya. Tratamos de reconstruir como un rompecabezas, a veces sólo con productos de la simple lógica, el nacer y posterior desarrollo de la filatelia en el Paraguay. Faltaron, sin embargo, aportes para acercarnos del todo a esa realidad tan próxima en el tiempo, pero tan alejada de la misma realidad en que vivimos.
PASOS INCIPIENTES
El año mil ochocientos setenta marcó un comienzo, si no de la filatelia como actividad específica en el Paraguay, sí como fecha de partida en la compra, búsqueda y estudio de sus tres primeros sellos, tanto en este territorio como fuera de él.
Hacía, como dijimos, tres décadas que Inglaterra poseía los suyos y otras tantas desde que la filatelia aflorara como un accidente. Los primeros sellos paraguayos -de cuya aparición se tuvieron noticias concretas en el Río de la Plata ya antes de producirse ella- fueron solicitados por nacionales y extranjeros que se encontraban en nuestro país, cual curiosidad o por necesidad postal; los menos para obsequiarlos al exterior. Habrían de pasar pocos meses, aun en el mismo año, para que llegaran directos pedidos al correo nacional de Asunción. Así consta en un escrito del Administrador asunceño que detallaba en noviembre 1870 un envío de valores postales, presumiblemente para un comerciante filatélico argentino, que hizo la correspondiente orden; escrito conservado hacia 1943 en una colección de sellos paraguayos en la Rea. Argentina. ("Revista de Correos y Telégrafos", N° 14, Febrero 1943, p. 54, Asunción).
Los primeros años transcurrieron sin alteraciones. Las publicaciones y catálogos especializados de Europa incluían en sus resúmenes a estos sellos. Se daba por descontado el inicio, tambaleante aún, de una afición más en este país; la por reunir timbres de correo, según la definición en boga.
En 1878 apareció en Chile el periódico filatélico sudamericano, "Guía del Coleccionista de Sellos de Correo", de don Enr. C. Eberhardt, un pionero de la filatelia en el cono sur. Era un emprendimiento de proporciones, cuya repercusión pronto se sentiría en nuestro medio.
Durante julio a septiembre del mismo año se presentó en el Congreso Filatélico de París un juicioso análisis de la filatelia en este- hemisferio, de autoría del citado estudioso. Destacaba su pobreza en cuanto a literatura y colecciones. Se desprende claramente del contenido, que aún era desconocida aquí la afición científica a coleccionar sellos postales. ("Historia de la Filatelia", Eberhardt, pp. 133/37).
Sobre los resellados paraguayos, también de 1878, cúpole a las publicaciones europeas informar con más precisión y detalles, lo cual delata la presencia de monitores nacionales y de interesados en esta peculiar forma de transformar valores para adaptarlos a las necesidades del momento.
Y en los tardíos setenta, el 27 de mayo del 1879, es nombrado Administrador de Correos del Paraguay don Manuel Ávila. Sería toda una revelación por su inclinación a coleccionar sellos postales y por sus conceptos elogiosos hacia la filatelia. Para la época, la nuestra -desde ahí le adjudicamos ese nombre- era primitiva y rudimentaria. Se conocían sólo algunos coleccionistas del medio capitalino que acostumbraban encontrarse casualmente en esporádicas tertulias para comentar episodios reseñados en alguna publicación que arribaba de tanto en tanto. Uno que otro conocedor llegado al medio ponía la nota distinta con sus anécdotas y experiencias. Se discutía sobre emisiones que llegaban por correo o en propias manos, se admiraban las del exterior de franqueo y no faltaban los comentarios sobre los ya famosos mauricios y tesoros por el estilo.
Los primeros sellos dentados de ese año nos acercaron a una realidad filatélica más sólida, al estar a tono con los similares llegados al país. Numerosos correos se establecieron por entonces; no faltaban los cazadores de riquezas filatélicas que hacían su aparición en nuestro medio y que para siempre se llevaban las buenas piezas, a juzgar por los sellos nacionales ofrecidos fuera del país de esa procedencia.
El 27 de agosto de 1879 fallecía Sir Rowland Hill, La noticia pasó ignorada en nuestro medio y fue conocida por referencias casi a fines de año,
ACTUACIÓN DE DON MANUEL ÁVILA
Así las cosas, su significativo nombramiento de hacerse cargo de la Administración de Correos del Paraguay, enaltecieron las actividades del ramo y dio a la filatelia su primera cabida oficial. Merecidamente, creemos, le adjudicamos el título de "Primer filatelista paraguayo" en honor a su afición y a sus conceptos hacia la filatelia, recogidos par la "Guía Postal" de Santiago de Chile en su número de octubre de 1880. Conozcamos el escrito pintor de las cualidades de este hombre que, tempraneramente, supo aunar la vida pública y militar con su pasión por los sellos de correo:
"Al presentar a nuestros lectores el retrato y la biografía del actual Administrador de Correos Paraguayo, lo hacemos con doble placer, pues el señor Ávila se dedica igualmente a la colección de sellos, siendo el primer Administrador de Correos en Sudamérica que hasta ahora conocemos, que sea coleccionista. Aunque no forma la colección para sí mismo, sino que está arreglando un álbum de sellos para la Administración de Correos, esto es para el país, no por eso podemos quitarle su carácter de coleccionista, tanto más cuanto que se dedica a nuestra ciencia con afición verdadera como nos lo hay dado a entender por cartas, pues reconoce lo útil de ese pasatiempo en la esfera que su particularidad le marca.
Retratemos a nuestro personaje. Nació Don Manuel Ávila en Asunción, el 25 de marzo de 1850. Principió a cursar las escuelas primarias en 1857, ingresando al seminario en 1860.
Estalló la guerra del Paraguay con la Alianza Argentino-Brasilera-Uruguaya, y necesitando el país de todos sus ciudadanos para defenderlo; ordenó entre otros que los estudiantes se repartieran para los servicios de practicantes en medicinas, telegrafistas y tipógrafos, recayendo en el Sr. Ávila este ultimo oficio que ejerció por espacio de ocho meses en el único diario de entonces, "El Semanario", pasando después a ser amanuense del Ministerio de Relaciones Exteriores para volver poco después al puesto de tipógrafo por establecerse dos diarios más.
A mediados de 1868 fue nombrado auxiliar en la Escribanía Mayor del Gobierno y en diciembre del mismo año una penosa enfermedad lo obligó a hacer cama en Piribebuy, que a la sazón estaba declarada capital de la República, por los acontecimientos de la guerra. Estos mismos ocasionaron el llamamiento a las armas de los ocho tipógrafos entonces empleados en el trabajo de los diarios y entre ellos se encontraba el Sr. Ávila, quien no obstante su convalecencia, ingresó al ejército, encontrándose en el sangriento combate de Rubio Ñú, el 18 de agosto del 69, que después de seis horas de heroica resistencia fue ganado por los brasileños, quedando el Sr. Ávila hecho prisionero y recobrando la libertad dos días después,
Vuelto a la Asunción, fue nombrado Jefe de la Estación Central del Ferro-Carril el 14 de enero del 72. Por juzgarlo de importancia aprendió en este puesto el oficio de
Telegrafista y renunció al cargo antedicho el 10 de marzo de 1874. El 1° de febrero de 1875 fue encargado de la renta del papel sellado y patentes comerciales en toda la República, de cuyo puesto pasó a ocupar un asiento en la representación Nacional para lo que fue elegido por el voto unánime de sus conciudadanos como Diputado al Congreso por los distritos Catedral y Recoleta.
El 28 de agosto ppdo., el Poder Ejecutivo le nombró Administrador General de Correos, cuyo puesto desempeña a satisfacción del país entero, pues ha contribuido grandemente a ensanchar las comunicaciones postales del interior creando nuevas vías y nuevas Oficinas Postales en los puntos de más importancia. De esta manera se ha logrado como es evidente, desarrollar muchísimo el comercio en pueblos que antes yacían en olvido y cuyas comunicaciones con los centros principales de la República eran sumamente dificultosas.
Una distinción le ha cabido también de parte de la Sociedad Filatélica Uruguaya de Montevideo, nombrándole socio honorario de esa Corporación que promete mucho, por el empeño que toman sus ilustrados Dtres., para el bien de nuestra querida ciencia, la Filatelia, en cuyas filas ha enrolado decididamente el Sr. Ávila y en cuya calidad le deseamos de todo corazón permanezca con todo el ardor con el cual supo defender en el campo de batalla el estandarte sagrado de los padres de la independencia paraguaya".
Tal una selecta biografía de este distinguido miembro del gremio, honra de la filatelia paraguaya. De su vida posterior sabemos que participó en la fundación del Partido Liberal y que juró como "Hombre Bueno" del Superior Tribunal de justicia el 12 de octubre de 1898. Socio honorario de varias instituciones culturales, el 23. X. 1900 adquirió la graduación de Teniente Coronel de la Guardia Nacional. Se convirtió en periodista e historiador militar.
Decía el Gral. Bernardino Caballero en su mensaje al Congreso, del 1° de abril de 1884: "Merece una mención especial la Administración de Correos, que se encuentra hoy más que nunca mejor atendida, habiendo establecido en diversos puntos de la campaña oficinas secundarias . : .". (Folleto, Imprenta "de la Democracia", p. 9).
Hombre probo y recto, Manuel Ávila dejó a su paso la imagen del caballero culto y medido, Falleció en Asunción en junio de 1906. Como primer Director General de Correos y Telégrafos pende en su homenaje una magnífica fotografía personal en el Museo Postal de Asunción. Aquel nombramiento se hizo efectivo el 10 de diciembre de 1883.
Por esa época surgió sobre el tapete de figura de don Federico Alonso, quien tendría influencia en los medios filatélicos según vimos en un anterior capítulo. Sólo añadiremos que sus repetidos contactos con el Paraguay -era Cónsul General en Buenos Aires- motivaron la filatelia con series fuera de lo común, cuyo promotor fuera Federico Alonso.
Granjeado de múltiples amistades, éste había obtenido conformidad gubernamental para hacer confeccionar los primeros sellos oficiales, de cuyo contenido hiciera profusión al retornarse en 1886 a emisiones imperforadas, no vistas en el país por bastante tiempo. Sus repercusiones en nuestro medio sacaron de la modorra a los dedicados filatélicos, quienes en escasos días vieron como se agotaban aquellos sellos para ser con los años encabezadores de numerosas series, más, que llevaron el rótulo de estatales pero que casi ninguna misión de ese carácter cumplieron,
FUNDACIÓN DE SAN BERNARDINO
La efectiva creación de esta colonia de inmigrantes germanos se hizo realidad a partir del 24 de agosto de 1881. Fue un emprendimiento que significó la entrada al país de numerosos colonos y profesionales, portadores de significativos conocimientos. Venía con ellos un par de filatelistas, cuyos nombres destacan entre los dedicados de entonces. A ellos se agregaron más tarde otros que agilizaron esta afición en el Paraguay, la transformaron en parte y la transportaron fuera del radio capitalino. Otras colonias e inmigraciones italianas, francesas e inglesas se sumarían a esta inyección de nueva sangre.
Trajeron ellas su bagaje de sapiencia, sus primeros álbumes y accesorios filatélicos que aún se conservan pese al tiempo y a la indiferencia de sus herederos,
En contrapartida, es por casi todos desconocido el papel de muchos sellos postales en las emigraciones hacia estas tierras, cual fue el de promoción. Uno de los organizadores de la colonización alemana hacia el Paraguay, el profesor Dr. Hasse, acostumbraba hacia 1880 "tratar a sus compatriotas con caña y a obsequiarles cigarros y sellos paraguayos" para los fines que perseguía. Destino interesante, pues, el de muchos valores postales del país. (Kolonialverein and Paraguaysch-windel, F. L. Schultze, p. 21).
Pero volvamos al movimiento asunceño. Pasaron algunos años y el Congreso Legislativo sancionaba una ley de creación de la Junta de Crédito Público, de ingerencia directa en el aspecto postal. Era el 4 de septiembre de 1884, A la misma le correspondía entre otras cosas, proveer a la Administración de Correos de estampillas, sobres timbrados y cartas postales. Un decreto del día 14 reglamentaba que los interesados en la venta de timbres y estampillas debían hacer sus pedidos a la J. de C. P. por medio de una solicitud. Era aquél, el sitio de procedencia de los sellos comprados en cantidades para su venta al exterior e interior del país.
Con una reglamentación ordenada mejoró notoriamente la provisión de sellos, pero siempre había dificultades al no poder satisfacerse las demandas filatélicas que sin intención desequilibraban las existencias. En más de una ocasión debieron suspenderse las ventas con destino filatélico por carencia de valores o falta de suficiente disponibilidad.
Para mediados de los años ochenta se estudió la posibilidad de imprimir sellos en Europa, con los progresos que ello implicaba. Su aceptación se estableció en 1887. Ya las publicaciones filatélicas reseñaban algo de la filatelia paraguaya y poseían informes directos por vía de sus coleccionistas. De cuando en vez, algún anuncito periodístico ponía aquí la nota curiosa á sus páginas.
Resulta evidente que nada estaba organizado como en otras ciudades. Asunción no pasaba de ser un pueblo grande. La población del Paraguay, estimada para el año 1886 en la geografía del Paraguay del presbítero Fidel Maíz, y que recogía los dos textos adoptados en las escuelas, era de 350.000 habitantes; la cifra oficial menor aún. Asunción no pasaba de 20 000 pobladores, cifra que permite explicarse las dificultades por crear una filatelia como se la concebía allende las fronteras, ("Pequeña Geografía", p. XXXV). Pero los años darían razón a sus escasos cultores y ésta alcanzaría en nuestro medio un lugar de recreación en muchos hogares, de polémicas y hasta de incidencias políticas en otros.
Para fines de 1889 se realizaba una que otra reunión filatélica -más bien encuentras- en casa del coleccionista don Manuel Rivero; calle Estados Unidos y Asunción (hoy Coronel Bogado). Claro que sin la regularidad ni metodología que podrían suponerse.
Los correos nacionales recibían, en tanto, un notorio impulso como habrase visto en su cronicón. Las mensajerías que unían pueblos hasta ayer perdidos entre senderos caprichosos y laberintos novelescos aportaban impulso al interés por los sellos de correo que llevaban correspondencia a sus destinatarios.
Y llegó el año 1890, el del cincuentenario del primer sello postal del mundo. Más de setenta estados autónomos habían emitido un total aproximado de 8.000 sellos desiguales, cifra que se centuplicaría al paso del tiempo. Dice la "Historia de la Filatelia" de Enr. Eberhardt ese año:
"En repúblicas como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Centro América, donde ahora diez años pasados ni se conocía casi la verdadera afición a la colección, hoy día cuentan con centenares de aficionados, a tal punto que hasta principian a desarrollarse los deseos de constituir centros o clubes filatélicos" (p. 141).
Para 1891 fluían los pedidos de sellos a la Dirección de Correos de Asunción, en consideración de que ningún comercio filatélico había sentado sus reales como tal. Una resolución de aquella repartición de fecha 12 de octubre del mismo año establecía entre otras cosas que ": ... habiendo conseguido del Ministerio las que se encontraban (las estampillas) fuera de uso y teniendo conocimiento que existen en la población personas que se ocupan de coleccionar estos timbres, ha resuelto acceder a muchos pedidos para este fin y no para explotación, con estampillas de la clase que indica y de valor de 1, 2 y 4 centavos. Las personas que deseen obtenerlas pueden solicitarlas a la Dirección General desde la fecha". ("Diario Oficial", 14. X. 1891).
Testimonio del buen número de coleccionistas lo damos con una lista de los inscriptos, la más antigua que pudimos establecer. Base de su confección ha sido la segunda Guía Filatélica Centro y Sud Americana, editada en Buenos Aires en 1892. Ignoramos la anterior del 1891 que sólo recogía; tres nombres. A la segunda hemos incorporado otro grupo de filatelistas, desconocidos por la susodicha guía. Mencionamos la residencia de los del interior.
N. Ayala
Manuel Ávila
José Tomás Barboza
Rvdo. Padre Juan Sinforiano Bogarín
Félix Daumas Ladouce
Héctor Decoud
Juan Evan - Villarrica
Antonio Ferreira
Camilo Fracchia.
C. Frischeisen - San Bernardino
Ubaldo Galli
Juan Andrés Gill
Alberto Grillón
Alejandro Guanes
José Jacquet
Adolfo J. Munch
Eugenio Ortlieb
Simeón E. Palmerola
Antonio F. Pozzoli
Luis Rabery - Villeta
C. Rehnfeld
Manuel Rivero
Guillermo Rojo
Juan Saston
Enrique Schnack
J. Ugarte
Pantaleón Villagra
Guillermo Weiler - San Bernardino
El café de Frechedes y Escurria sobre Estrella y Colón solía ser concurrido por algunos de estos filatelistas. Se había logrado formar un grupo de colegas bastante numeroso para la época; de sus cualidades y actividad se beneficiaban las entradas postales y se enriquecía el acervo cultural del país.
Los acontecimientos de octubre/noviembre 1892 demostraron una buena extensión de la filatelia o de su comercio que sin querer sé expandió, nos atreveríamos a decir, de manera espectacular. Caeríamos en un error, sin embargo, al confundir la verdadera afición con el movimiento especulativo que giró en derredor de los sellos conmemorativos del 4° centenario del descubrimiento de América. En lo filatélico -siempre dentro del reducido círculo- mucha gente descubrióle un valor a los sellos, y los menos conocedores se enteraron de refilón que ellos tenían una cotización. Más de un afortunado en las maniobras se hizo comerciante filatélico de ahí en más. Los sellos y sobres especiales se agotaron el mismo día antes de las 2 de la tarde, en prueba palpable de lo antedicho. ("La Democracia", 13. X. 1892, p. 2).
Es de presumir que en 1896 -año de su edición- llegó el primer tomo del catálogo francés "par Yvert & Tellier". Si bien no pudo desplazar a otros que como el Senf y el Stanley Gibbons estaban en boga, desde principios de siglo se impuso paulatinamente para ser a partir de entonces el fiel y hasta si se quiere único compañero del filatelista paraguayo. Es justo reconocer que la presencia de varios filatelistas franceses en nuestro país fue decisiva para la aceptación de este catálogo.
En definitiva, antes de despedir al siglo tomaron las actividades filatélicas un buen impulso, con inyección vivificante en forma de numerosos colegas extranjeros que llegaban a nuestra tierra atraídos por su encanto. Es de citar, como ejemplo, el desembarco en junio de 1898 del Dr. Antonio Gasparini, joven médico italiano que aportaría su inteligencia en bien de la salud del pueblo paraguayo, de igual modo qué su, capacidad filatélica para beneficio de este pasatiempo.
Con el siglo XIX decíase el adiós a un ciclo de treinta años en posesión de sellos paraguayos. Ciclo fenecido, donde la filatelia penosamente diera sus primeros frutos en concordancia con las dificultades que se anteponían a cualquiera de las manifestaciones espirituales latentes. Por sobre todo se había creado un clima tolerante a fomentar con más perspectivas su aprecio por los miembros de la sociedad.
El 1° de enero de 1900 veía a un matasellos fechador conmemorativo -el primero de que se tenga conocimiento- caer profusamente sobre los sellos en uso. Desapercibido en el momento, su real importancia, la tuvo después.
INESTABILIDAD
Bajo este título estrena la nueva centuria sus primeros años. Aunque no hace al objeto de estas líneas, citarlo permitirá al desconocedor ubicarse con más exactitud en las circunstancias que rodeaban a lo filatélico del medio, siempre dentro de un círculo indefinido. Los coleccionistas, o buena parte de ellos, eran también comerciantes, fuertes y débiles, que daban su importancia al aspecto lucrativo de la exportación de sellos, al acaparamiento de los mismos por influencias y a algunos lucros simulados. El ambiente de continuo cambio se prestaba a ello.
Uno de los anuncitos periodísticos curiosos decía: "Estampillas de correo usadas del Paraguay se compran pagando 60 % de su valor inscripto, y 80 % cambiándolas por mercaderías. BAZAR AMERICANO" ("La Democracia", 9. 8. 1901).
Los talleres nacionales de H. Kraus produjeron para 1901 los primeros sellos postales impresos en el Paraguay y empleados en él. Las irregularidades que se sucedían con los resellos, todos hechos acá, pasaron a los sellos normales aunque en escala menor. Así las cosas al crearse las decenas de habilitaciones can el objeto de hacer limpieza de material al precio de ensuciar voluntariamente otro: el producido. Esto, por supuesto dependiente del cristal con que era mirado. Los talleres gráficos "La Colmena" se encargaron de parte del trabajo.
Editadas para 1905 las bonitas series del Palacio de Gobierno y del león custodio de la libertad, advino desde 1907 la susodicha habilitación de millones de valores sobrantes. Los juicios al respecto eran de rechazo en el núcleo filatélico, salvo por quienes los comerciaban con sus variedades. La imagen de nuestras emisiones se deterioró en buena parte; su provisión en esta tierra era sumamente irregular. Siempre sucede eso con los resellados que no concuerdan los aspectos postales con los filatélicos. Ello era comprensible.
Los coleccionistas, cuyo sitio de reunión era ahora la casa del profesor Héctor Da Ponte, calle 25 de diciembre 371 (hoy Chile 901), anhelaban agruparse en sociedad: idea siempre relegada y sin llegarse a concretar. Los anuncios en periódicos capitalinos se sucedían, he aquí otro: "Se desea vender una buena colección de 2.000 sellos - Precio módico. 25 de noviembre, 57" (Asunción, 4. 2. 1908). Los cazadores de colecciones se apresuraban en ir a verla.
Sin gran cambio en la materia y con un acrecentado interés se resume el movimiento filatélico nacional en los años primeros de este siglo. La habilitación del local de "La Colmena" donde don Félix Daumas Ladouce instalara una sección filatélica anexa, abría otras perspectivas al permitir a los coleccionistas obtener material en dicho local. Teodoro Labrano (h) distribuía desde Areguá los principales catálogos filatélicos.
CHARLES J. PHILLIPS
En tanto, lejos de aquí, se embarcaba para Sudamérica; en octubre de 1909 Mr. Charles J. Phillips, conspicuo investigador inglés nacido en Birmingham en 1863 y que jugaría un importante papel hacia los sellos nacionales. Llegó a la Argentina un mes después. Sin conocer el Paraguay acumuló abundantes datos sobre sus emisiones postales para legarnos un trabajo de valor como el que analizaremos más adelante. Decía entre sus impresiones reveladas por la Revista de la Sociedad Filatélica Argentina, de mayo/junio 1910:
"Compré en Buenos Aires también una colección muy buena del Paraguay, país cuyos sellos nunca fueron muy estudiados, pero donde encuentro mucho de interés. He sabido también que hay muchos falsos en el mercado, sobre todo de las emisiones de 1878, 1881 y los oficiales de 1886 y 1890. En esta colección tengo la mayor parte de éstos, y a mi regreso trataré de escribir algunas notas sobre ellos. Igual que en el caso de muchos otros países sudamericanos, nuestro catálogo del Paraguay tendrá que ser hecho completamente de nuevo".
Se refería al Stanley Gibbons, poderosa casa inglesa que le encomendara la misión de visitar el Río de la Plata. En base a los datos acumulados, y de retorno a Inglaterra, púsose a concluir el trabajo mejor documentado que conocemos sobre sellos paraguayos. Editado en las entregas mensuales del "Stanley Gibbons Monthly Journal", fue para 1912 recopilado en un conjunto armónico bajo el título "The stamps of Paraguay» (Los sellos del Paraguay).
Ha sido la obra filatélica que más atención acaparó y sigue acaparando del colega nacional. En forma de libro con 144 páginas, éste fue impreso en idioma inglés en Plymouth, y conocido en nuestros círculos filatélicos ya para 1912/13. Sus primeras traducciones en la revista de la S. F. A., la de más circulación en este medio, lo hicieron conocer en, detalles.
Contiene treinta capítulos distribuidos en una introducción geográfica e histórica, un cuerpo de emisiones normales hasta las aparecidas cuando su edición y un tratado sobre ensayos. Casi un centenar de ilustraciones bien logradas de sellos y planchas, y otra cantidad de fieles reproducciones de sobrecargas, completan el trabajo. Interesantes son las distinciones hechas al reproducir sellos aumentados y planchas oficiales completas.
Por cuanto a Phillips le tocara vivir una época cercana a la de nuestros primeros sellos, y basándose él en muchos datos escritos cuyos originales no se conserva, lo tomamos con preferencia para algunos tópicos de nuestro trabajo. En todo tiempo su legado será diríamos casi insustituible, aun salvando los años y el hecho de que ciertos datos resultaron inexactos. Todo estudioso de sellos nacionales lo debe poseer en el original, ya que sus traducciones en nuestro medio no son fieles sino transcriptas de otras deficientes, con el típico arrastre de errores. Salva este trabajo, la pobreza tremenda en material escrito sobre nuestros sellos en esa época, lo cual lo hace más valioso.
Poco antes, el 11 de julio de 1911, centenario de nuestra independencia, fallecía en Francia don Esteban Latour, conocido especialista de sellos paraguayos. Nacido en el año 1852, varios de sus escritos fueron recogidos por publicaciones americanas y europeas. Su muerte fue sentida en los círculos competentes de sellos paraguayos.
UN JUICIO FILATÉLICO
Un supuesto fraude acaecido en nuestro país en los albores de los años diez derivó en un juicio que alteró el ambiente filatélico paraguayo con repercusión internacional, Para resumirlo nos; basaremos en el folleto de 42 páginas editado en 1912 en Asunción por uno de los demandados. Contiene en su parte medular la sentencia del juez del: Crimen Dr. Vicente Brunetti en esa supuesta falsificación de estampillas en la que habrían incurrido ciudadanos y comerciantes filatélicos de plaza. ("Sentencia del Sr. Juez del Crimen. . .", La Colmena, Asunción 1912).
Durante los años 1907 y 1908, según el folleto, don Félix Daumas Ladouce había comprado grandes cantidades de sellos habilitados del Paraguay, cuya mayor parte vendiera al Sr. Roberto Rosauer de una importante casa bonaerense. Por dificultades en el arreglo de cuentas, envió además sellos a otras casas filatélicas del mundo. Entre aquéllos, varios de emisión reducida como los diferentes habilitados en 20 centavos, que llegara casi a acaparar. "Nadie puede reprochármelo, cualquier negociante de sellos, en mi lugar hubiera hecho otro tanto", señalaba don Félix. (p. 11).
Como Roberto Rosauer no pudo obtener de éstos, vista su escasez, se decidió a declararlos falsos; varias revistas filatélicas alemanas publicaron artículos inspirados en él sobre presuntas falsificaciones. Siempre según la publicación, obtuvo Daumas Ladouce un certificado que no dejaba dudas al respecto de su legitimidad. Mientras tanto, las publicaciones traducidas eran puestas a disposición del Sr. Ernesto Fernández Urdapilleta, Director General de Correos. Coincidió el momento con el descubrimiento de un paquetito postal que proveniente de Valencia, España, iba destinado a dos jóvenes y contenía tres clisés metálicas iguales en forma y valor a los usados por la administración para la habilitación de estampillas de 0,05 y 0,20 pesos. Este fue el basamento para dilucidar las dudas sobre el particular, aunque obviamente no era necesaria una relación entre ambas cosas, como quedó demostrado más tarde.
Tras este hecho, y el allanamiento de las propiedades de los afectados, amén del secuestro de lo relacionado al asunto, principió un intenso movimiento forense y filatélico. La sentencia del Dr. Vicente Brunetti -uno de los brillantes miembros del foro nacional de todas las épocas- aclaraba de una vez por todas las dudas sobre el particular.
Esta fue dictada el 20 de mayo de 1912, sobreseyendo libremente la causa en favor de los acusados. Se ordenaba igualmente "la entrega a sus respectivos dueños de los objetos secuestrados, con excepción de los clisés, que deben permanecer retenidos". (p. 32).
Era el punto final de este enojoso "affaire" que mantuviera expectante a buen número de ciudadanos atentos a su desenlace.
Ese mismo año de 1912 no faltaba alguna que otra efervescencia: los sucesivos cambios gubernamentales daban la nota a la situación imperante, Las habilitaciones postales, que tuvieron un paréntesis de varios años, volvían desde 1912, como en sus mejores épocas. A ellas se refería en su entrega del 13 de septiembre el diario "Colorado", parte de cuya extensa columna "Un poco de filatelia - Malas prácticas que son perjudiciales", firmada por "León Parado", reproducimos:
"En materia filatélica somos imperdonables. Esa fuente de grandes recursos para los países chicos, donde una administración sabia y seria puede explotar con resultados positivos la manía coleccionista de los que son "timbres", aquí no se tiene en cuenta para nada y mil veces se ha sacrificado en beneficios limitados, ajenos al erario público (que dicho sea de paso lo tenemos desde tiempo inmemorial cuando no cojo, rengo).
El Paraguay está completamente desacreditado en el mundo filatélico por los abusos y exageraciones que ha cometido; sus habilitaciones de estampillas postales, emisiones, etc., son incontables e inclasificables: baste decir que ni la Dirección General de Correos y Telégrafos puede saber cuántas y cuáles se han hecho hasta hoy.
Tuvimos un tiempo en que se hacía una habilitación por la mañana, se pensaba otra por la noche y durante el día se descansaba.
Y cuando creíamos haber pasado a una época de relativa seriedad, se renuevan las características de este tiempo feliz". (Año 1, N° 73).
Articulo de trasfondo político que lo hace parcial, coincide empero en su centro, con los comentarios escritos de la época.
Con un futuro incierto para algunos y auspicioso para otros llega el año 1913, que marca el nacimiento de la primera entidad filatélica en el Paraguay. Estaban dadas las condiciones requeridas para que un entusiasta grupo de amantes del sello postal decidiera reunirse y crear lo que se llamaría el "Centro Filatélico del Paraguay".
Es útil sondear previamente el ambiente filatélico de la Asunción del trece. Recurriremos esta vez a unas autorizadas notas que sobre un viaje al Paraguay redactara muy poco antes el ingeniero Wl. Loescher y que transcribimos parcialmente en lo que concierne al tema. Son las que con más fidelidad se ajustan a la realidad de meses antes de la creación de nuestro centro.,
"Debo ante todo confesar que me sorprendió encontrar un bastante crecido número de entusiastas y competentes coleccionistas, y quisiera expresar aquí mi gratitud por la amabilidad con que recibieron mi visita. Desde hace ya algún tiempo, esos señores abrigan la intención de reunirse en Sociedad Filatélica; ciertamente existen ahí los elementos necesarios, y mucho nos alegraríamos se realizara pronto el deseo de nuestros colegas paraguayos y que su nueva asociación mantuviera frecuentes relaciones con su vecina, nuestra Sociedad Filatélica.
Los coleccionistas paraguayos son, en general, "universalistas" y, principalmente, adoptan el álbum de Yvert y Tellier, en 10 volúmenes, en el cual arreglan los sellos con gusto y mucho cuidado.
Me ha parecido, no está allí tan desarrollada como en Buenos Aires, la tendencia a coleccionar únicamente la América o la América del Sud, aunque, como es natural, se acuerde cierta preferencia a los países sudamericanos. Parece que el Uruguay goza de una boga especial, mayor que la Argentina, de la cual no he visto colecciones completamente especializadas en las tan interesantes primeras emisiones, como tenemos costumbre de verlas, tanto en la Argentina misma como en el extranjero.
El país que se ve especializado en casi todas las colecciones de la Asunción es el Paraguay. Con una sorprendente regularidad están en ellas representadas las primeras emisiones con los resellos negros y azules, grandes y pequeños, derechos, inclinados, acostados, invertidos, en tête bêche en doble impresión. Con el mismo cuidado, reúnen, de todas las emisiones posteriores, las menores irregularidades, defectos de confección, etc., las cuales son cotizadas entre esos señores a precios mucho más altos que los fijados fuera de su país. Es ello debido a que nuestros colegas paraguayos, quienes ciertamente conocen sus sellos y las condiciones en que salieron a luz, tienen mucha más confianza en las emisiones de su país que la que generalmente se les acuerda en el exterior, y debo decir que me han comunicado, en el poco tiempo que he estado entre ellos, una buena parte de esa confianza.
" . . Así también, para juzgar los sellos paraguayos y sobre todo las emisiones recientes y frecuentemente discutidas, no se lo puede hacer sin tomarse en debida cuenta muchas particularidades del país, de las cuales cito acá: las revoluciones y contrarrevoluciones que han sacudido al país en estos últimos lustros y, por otra parte, lo que se ha llamado "el sentido comercial" del paraguayo.
Las revoluciones han tenido gran influencia en, la rápida sucesión de nuevas emisiones de sellos, en el nacimiento de gran número de resellos y en la incertidumbre que todavía en muchas partes subsiste respecto a la legitimidad de varios sellos, etc.
Gracias a aquello, "sentido comercial practico", los coleccionistas y "timbrófilos" del Paraguay, grandes y pequeños, desde hace largos años han tratado de sacar de las emisiones de Sellos de su país, el más grande beneficio personal posible. Para ellos, es un acto de los más simples y naturales, tratar de obtener y aun monopolizar en sus manos, ciertos errores de impresión y hasta emisiones enteras, o proponer para la emisión, combinaciones ingeniosas y lucrativas, todo eso a fin de imponer la ley a sus colegas y a los negociantes del extranjero.
No es, pues, posible negar -y los paraguayos no lo niegan - que en los sellos de su país ha entrado una buena parte de especulación; pero, teniendo en cuenta las condiciones del medio ambiente, parece que ello no les quita las calidades que los hacen aptos a ser coleccionados . . .". (Revista de la Sociedad Filatélica Argentina, marzo-abril 1913, pp. 34/37).
Tales los conceptos del ingeniero Loescher, valiosos por su trama objetiva y por provenir de un filatelista extranjero que llegado a un medio por él desconocido, lo analiza y transcribe en su trabajo.
Funcionaba también por entonces sobre la calle Palma N° 281/3 la casa Prieto Hnos., con su sección filatélica dirigida por los señores Ruiz y Pino, que ofrecía sellos, catálogos y material filatélico diverso.
FUNDACIÓN DE UNA ENTIDAD FILATÉLICA
El domingo 15 de junio de 1913 tuvo lugar por medio de una reunión la efectiva fundación de una sociedad filatélica. El nombre escogido fue el de "Centro Filatélico del Paraguay". Pocos, muy escasos, son los datos al respecto, ya que la actual directiva heredera no conserva ni las actas, ni los registros de socios y su correspondencia.
En cuanto al sitio de fundación de esta entidad, planteamos una alternativa con dos lugares, el primero a nuestro entender con mejores probabilidades de coincidir con la realidad. Es el domicilio particular del Prof. Héctor Da Ponte, calle 25 de diciembre esq. Piribebuy, pues tiene a su favor el haber sido sitio previo de reuniones y el ser propiedad del primer secretario de la entidad. Está hoy sobre la calle Chile N° 901 y Piribebuy. El estudio del profesor se hallaba por entonces sobre la calle Coronel Martínez N° 277. El otro lugar probable es el domicilio de don Juan A. Gill, primer tesorero, calle Cerro Corá N° 28 (hoy N° 156/70). Tiene en su haber que ya algo antes de 1920 era el domicilio de la entidad y sede de sus reuniones. Lo fue por varios años hasta dejar de pertenecer al señor Gill. Ambos edificios, modificados en sus fachadas y sumidos en el olvido, pueden ser observados aún por el viandante con rasgos de antaño.
La comisión directiva fundadora de la entidad -que de ahora en más llamaremos preferentemente C. F. P,- quedó formada de esta manera:
Presidente: Dr. Antonio Gasparini
Vice-Presidente: Don Félix Daumas Ladouce
Secretario: Prof. Héctor Da Ponte
Tesorero: Don Juan Andrés Gill
Vocales: Dr. Federico López
Don Juan J. Ugarte
Don Jorge Ugarte
Don Bartolomé Ferro Scala y
Don Luis Dubrez (h)
SEMBLANZA DE SUS COMPONENTES
Veamos quienes fueron estos pioneros, capaces de concretar tan bella idea al asentar sus actividades en una institución de singulares perfiles.
DR. ANTONIO GASPARINI
Había nacido en Venecia, Italia, el 2 de mayo de 1870. Médico por apostolado, dirigió algunos hospitales en su patria. El joven Gasparini arribó a estas tierras un día de junio de 1898; haría dé ellas su segunda patria por exactamente veinte años.
Ya en 1902 fue nombrado director del Hospital de Caridad -hoy Hospital de Clínicas- cargo que retuvo durante once años. La Escuela de Medicina conoció su aporte como hombre de primera hora y de sus enseñanzas se nutrieron numerosos futuros galenos. Acompañaba a su labor medicinal una entrañable pasión por los sellos postales, nacida en él en su tierra de origen. Reunió en la época una voluminosa colección especializada de sellos nacionales y de colonias inglesas, a las que dedicó su mejor tiempo.
Se identificó con el nuevo núcleo filatélico, el C F.P., del cual fuera justicieramente su primer Presidente. Aun siendo italiano, su contacto con el pueblo paraguayo hizo de él un ilustre compatriota.
Antonio Gasparini alcanzó en lo filatélico prestigio por sus sellos y sobre todo por su erudición. La muerte lo sorprendió en Asunción un 25 de abril de 1918 enlutando a toda la familia filatélica paraguaya que lo contó como sobresaliente miembro. Por azares del destino sus colecciones no supieron conservarse, disgregándose ellas en forma inexplicable.
Nuestra filatelia aún le adeuda su homenaje.
DON. FÉLIX DAUMAS LADOUCE
Natural de Marsella, Francia, nació el 18 de diciembre de 1858. Gran amante de la geografía, se interesó de joven por la tragedia paraguaya en su guerra contra la triple alianza, llegando a Sudamérica hacia 1880. Tras corta permanencia en la Argentina arribó definitivamente al Paraguay.
Conocedor del país mediante sus trabajos de mensura, organizó la sección cartográfica del Departamento Nacional de Ingenieros. A principios de siglo fundó los conocidos talleres gráficos "La Colmena", a los que en otras épocas el Estado confiara la impresión de sellos y sobrecargas postales. Admiraba los nacionales por lo que se dedicó a comerciar y a reunirlos. Se conectó con prestigiosas firmas y filatelistas, y surtió al exterior de datos, informes y material nacionales.
Abrió horizontes a la filatelia paraguaya con su anexo de este ramo en dependencias de la firma citada. Fue el primer Vice-Presidente de la naciente entidad. Hombre múltiple y culto, los sellos ocuparon buena parte de su quehacer. De vuelta a su tierra natal falleció el 7 de marzo de 1930. Por expreso deseo sus restos retornaron al Paraguay, donde descansan.
PROF. HÉCTOR DA PONTE
Vio la luz el 12 de octubre de 1886 en Spinazzola, Bari, Italia, Desde temprana edad despertó en él un sentimiento artístico. Cultivó en Turín la pintura hasta llegar a Buenos Aires, de donde mozalbete pasaría al Paraguay para siempre. Eran los últimos años del siglo XIX.
Pronto nació en él la afición por reunir y estudiar sellos de correo, derivada presumiblemente de su contorno artístico. Maestro de decenas de creadores, fue un excelso pintor que dejó innumerables testimonios de su arte. Fue fundador del primer instituto de enseñanza de dibujo y pintura, del que surgieran tantos artistas, amén de destacarse como profesor de pintura y dibujo.
Primer Secretario de la nueva entidad, era su residencia lugar de reunión de los colegas asunceños. Aquel cargo lo retomaría nuevamente en 1938. No se descarta que algunas de sus obras fueran empleadas como modelos para sellos nacionales.
Da Ponte, nombrado caballero por el gobierno italiano en 1909, falleció en Asunción el 16 de noviembre de 1954.
DON JUAN ANDRÉS GILL
De progenie ilustre, fue su padre el Presidente de la República, don Juan B. Gill. Nació en Asunción el 12 de agosto de 1874.
Inició sus estudios en el Colegio Nacional para proseguirlos en Buenos Aires, donde trocara su carrera médica por la del Derecho. Apasionado por los sellos postales, los cultivó desde su niñez. Realizó varias investigaciones sobre el particular.
Hombre de vasta cultura, fue Diputado Nacional desde 1902 al 1906.
Reunió uno de los más amplios conjuntos universales de sellos en el Paraguay. Primer Tesorero del centro, lo siguió siendo por algunos años hasta ocupar su Presidencia. Su residencia particular fue sede de dicha nucleación por muchos años, y a él debió la entidad el haberse mantenido sin angustias económicas por ese tiempo.
Juan Andrés Gill falleció el 13 de junio de 1927. Su desaparición contribuyó al vacío en la filatelia nacional, que la encaminara a largos años de receso dentro del Centro Filatélico del Paraguay.
DR. FEDERICO LÓPEZ
Ha sido sin duda el filatelista que con mayor tesón profundizó esta afición en el país; prueba elocuente son los numerosos artículos debidos a su pluma. Oriundo de Itauguá, nació el 28 de octubre de 1881 y pasó casi toda su vida en esa ciudad.
Abogado talentoso, desde los primeros años se consagró a los sellos, a los que reservaba sus buenas horas e ingresos. Ya en su madurez dedicose al estudio y a la masiva compra de sellos y variedades; de éstas poseía acumulada una notable cantidad. Integró como Vocal fundador la primera directiva del centro, luego otros cargos hasta ser electo Presidente de la entidad. Aportó sus estudios a todas las publicaciones filatélicas y postales del país.
Federico López radicose en Asunción hacia los años cincuenta y falleció en ella a los 79 años de edad, el 4 de junio de 1961. Hombre noble y bondadoso, fue el último sobreviviente de la primera generación rectora del C. F. P. Con su desaparición, la filatelia paraguaya perdía a uno de sus preclaros exponentes.
En homenaje a él van algunas líneas suyas, escritas en 1943, y que pintan sus concepciones y madurez filatélicas en forma de unos pensamientos hacia esta afición:
"Si para el niño es una fuente de fecundas enseñanzas, más aún, si tiene la virtud de modelar su carácter y perfilar su futura personalidad, para el hombre de trabajo o de estudio, que tiene que vivir el ritmo de la afiebrada febril actividad de la época, es un venero de gratas emociones, un verdadero oasis espiritual en medio de las preocupaciones que nos depara la intensa lucha por la vida. Y ya en el ocaso de la existencia, cuando el cuerpo y el espíritu agobiados por los años o los achaques de cruel enfermedad necesitan una sana distracción, en la quietud del hogar le servirá de panacea a sus males y le traerá con el olvido a sus quebrantos, cual un nuevo baño de juventud, una perenne renovación corporal".
DON BARTOLOMÉ FERRO SCALA
El más joven de los fundadores de la primera entidad era natural de Buenos Aires, donde naciera el 10 de febrero de 1890. Radicado definitivamente en Asunción desde el año 1896, ingresó en el colegio Monseñor Lasagna para luego proseguir sus estudios en el Instituto Paraguayo. De temprana edad incorporóse al gremio de coleccionistas de sellos, al que aportó juventud y dedicación.
Interesado por las actividades deportivas de entonces, fue integrante del Club Nacional de Regatas El Mbiguá, del Guaraní F.B.C. y miembro del Consejo Directivo de la Liga Paraguaya de Foot-Ball desde 1911 al 1915. Colaboró igualmente con la revista social "Fígaro" y fue fundador de la Gaceta del Sport juntamente con Marciano Candia Mare,
Su fallecimiento advino inesperadamente un 2 de diciembre de 1918 a consecuencia de una epidemia de origen europeo y significó la partida de un dinámico colega, impulsor de diversas actividades espirituales y recreativas de maestra sociedad.
DON LUIS DUBREZ (H)
El más tarde Presidente del Centro Filatélico del Paraguay y miembro directivo por largos años, había nacido el 16 de noviembre de 1886 en Carapeguá,
Dedicado al quehacer filatélico, se dio este compatriota por entero a la tarea de divulgar la filatelia en nuestro país. Era además un respetado comerciante de plaza.
Ocupó en 1924/25 el más alto cargo de esa entidad tras haber sido, como vimos, uno de sus Vocales fundadores. Sus conexiones con el medio le permitieron mantener estrecho contacto con las autoridades postales, a las que prestaba asesoramiento.
Trasladóse luego a Corrientes, Rep. Argentina, de donde pasaría para siempre a San Pablo, Brasil, Ahí instaló un mediano comercio filatélico.
Luis Dubrez (h) falleció en esta ciudad el 31 de diciembre de 1945.
DON JUAN JOSÉ Y DON JORGE UGARTE
Españoles de nacimiento, eran hermanos y filatelistas. Arribaron al Paraguay en distintas épocas para dedicarse a actividades comerciales. Cultivaron la filatelia y fueron nombrados Vocales de la primera directiva del centro.
Estuvieron ligados a la razón social Urrutia, Ugarte y Cía., de prestigio en quehaceres mercantiles. Volvieron a su tierra natal, donde ambos fallecieron.
Carecemos de más datos sobre estos caballeros, copartícipes de la fundación del primer círculo de colegas filatelistas.
Tales unas semblanzas de sus primeros miembros. El C. F. P. organizó pronto sus archivos, actas, reglamentos y otros elementos propios de una entidad
Hacia 1917 llegó por vez primera al país el filatelista checo don Víctor Kneitschel. De sus narraciones personales recogimos la prueba del limitado movimiento por esos años de la filatelia en nuestro medio, lo cual confirma el rápido receso en que habría entrado el C. F. P. a poco tiempo de su fundación. Esto se ahondó aún más cuando el año 1918 despojó a la naciente entidad de dos calificados fundadores: el Dr. Antonio Gasparini y don Bartolomé Ferro Scala, víctimas, al parecer, de una epidemia no controlada.
El prematuro deceso del doctor Gasparini trajo aparejado la dilapidación de sus colecciones por los desconocedores que las manejaron. Había dicho médico invertido fuertes sumas de dinero en excelentes piezas. Las colecciones cayeron en manos profanas al gremio y se negociaron luego a precios irrisorios. (Revista del C. F. P. N° 10, julio 1926, pp. 13/14).
Algo antes, el 11 de julio de 1917, moría en Buenos Aires el filatelista argentino José Marcó del Pont. Toda una eminencia en la materia, sus aportes a la sección del Paraguay eran muy apreciados.
"PARAGUAY COLECCIONISTA"
Allá por 1921 -y antes, quizá, desorganizadamente- principiaron las reuniones de coleccionistas de sellos en los alrededores del puerto de la capital y su plazoleta. Era su promotor julio Angel Giusto.
Se habían definido dos grupos de igual afición y dispar orientación: el autodenominado "amateur", agrupado en aquel sector y el considerado más científico en el C. F. P., con reuniones periódicas en el domicilio de Juan A. Gill. Esta entidad seguía atacada de modorra tras los fallecimientos citados y las deserciones habituales.
En ese ambiente de incrementado apego por la filatelia se estableció, pues, sobre la calle Garibaldi N° 11 un segundo club, denominado "Paraguay Coleccionista". Era algo muy especial, porque se dedicaba sobré todo a propiciar los intercambios entre filatelistas del país y del exterior, Se trataba de un club de canjes del tipo conocido en la actualidad.
Sus reuniones -servía de marco el local "La Capanna d'Italia" (La Cabaña de Italia) de Giusto- fueron continuas, pues pronto el club contó con un buen número de asociados del exterior, capitalinos y del interior, entre éstos en especial de Encarnación. Para septiembre de 1921 registraba casi doscientos miembros, medio centenar residía en el Paraguay.
Y ante la sorpresa de quienes aguardaban en tanto alguna publicación oficial del C. F P., como primera entidad, se editaba en Asunción el primer número del órgano oficial del club, también denominado "Paraguay Coleccionista" y correspondiente a octubre del mismo año. Era la primera publicación filatélica individual de que se tenga noticia en el país. Fue su primera directora la Srta. Selika Giusto, y el administrador don Carlos Acuña Faltón, destacado filatelista, De sus propósitos entresacamos (N° 1, p. 1)
"Fomentar la filatelia en general, facilitando toda clase de ventajas a sus socios, y adoptando aquellas medidas que estén dentro de su esfera para propagar los conocimientos en el ramo, son los propósitos que persigue "Paraguay Coleccionista".
Hacer conocer la verdad sobre los sellos paraguayos, dando a conocer todos los datos sobre las emisiones y tiradas de estampillas, como así las extranjeras en lo que nos sea posible, entra también en nuestro programa".
La señorita Selika Giusto es natural de Montevideo, donde naciera e115 de noviembre de 1898. Llegó al país en 1918, dos años después que su padre, el mentor del club y a quien ella ayudaba con tesón. Selika Giusto -aún viviente no lejos de Reducto, tras la ciudad de San Lorenzo- merece el reconocimiento de la filatelia paraguaya como primera directora de aquella publicación. Uno de los últimos testimonios de una época que se hunde en el olvido, encarnada en la persona de esta mujer.
Trajo la publicación como tapa el mapa de la América del Sur desde el primer al último número. Entre sus asociados se encontraban muchos del C. F. P., que añadían su estímulo y ayuda a "Paraguay Coleccionista".
La aparición del primer número de 40 páginas fue saludada con júbilo por los filatelistas que veían en él a su primer vocero, al medio de llegar a otras naciones. "P. C." –como era usualmente conocido- acostumbraba publicar su lista de socios, reproducía el trabajo de Charles J. Phillips e incorporaba otros estudios de investigadores nacionales. Mérito grande fue su continuidad, pues se editó de ahí en más para los meses de enero, abril, julio y octubre de 1922 al 1925. Enero de 1926, con su número 18, vio al último ejemplar que testimonió el esfuerzo de sus redactores. Ya aparecía como director don Julio A, Giusto, esforzado filatelista uruguayo, (progenitor de la directora fundadora) y propiciador de las publicaciones (ver final del capítulo).
El club llegó a registrar casi medio millar de miembros; poseía un reglamento estrictamente seguido. El tamaño pequeño de la publicación la hacía manuable, y su contenido, interesante. En el ocaso de "P. C." alcanzaba a 25 pesos nacionales la cuota de entrada al club, la mensualidad equivalía a diez pesos.
Por su parte, el C. F. P. realizó a mediados del año 1921 otra elección de nuevas autoridades; no tenemos fechas de las anteriores. Recayó la presidencia en Juan A, Gill y la secretaría en Carlos Acuña Falcón. Renunciante un miembro de aquella directiva, ésta quedó así integrada en agosto de 1922:
Presidente: Juan A. Gill
Vice-Presidente: Juan Klug
Secretario: Carlos Acuña Falcón
Pro-Secretario: Guillermo Meyer
Tesorero: Mario Salanova
Director de Canjes: Julio Angel Giusto
Vocales: Dr. Federico López y Luis Dubrez.
Dotar a la entidad de un órgano escrito, propio, era la intención arrastrada desde que ella fue creada. Luego de los tradicionales sondeos del caso, fundóse la "Revista del Centro Filatélico del Paraguay" en fecha 5 de junio de 1923, con el propósito de poner en circulación cuanto antes el primer número. Por entonces P. C. hacía también de vocero de la entidad.
Correspondiente al mes de julio de ese año apareció el primer ejemplar, que tuvo por directores a los señores Juan A. Gill y Carlos Acuña Falcón. De buena terminación, colaboraron además los doctores José T. Barboza, Agustín Cassanello y Federico López, y el Sr. Juan Plug. La ilustración de su tapa era una adaptación del clisé que para el mismo fin empleaba la Sociedad Filatélica Argentina, al igual que su estatuto para el que se tomara como modelo el de la antedicha entidad.
Su N° 1 contenía este material: Nuestro propósito; Centro Filatélico del Paraguay; Estatutos; Estampillas paraguayas; Lista de socios del Centro Filatélico del Paraguay; La Prensa; Estampillas paraguayas conmemorativas de la Independencia; A nuestros colegas filatélicos; Los sellos del Paraguay y los precios de los catálogos; Memoria correspondiente al ejercicio 1.922/23; Notas y colaboraciones,
Es de resaltar la variedad de temas tratados en sus páginas. Era una segunda publicación que venía a sumar su voz a la de la filatelia paraguaya. Los años veinte empezaron así con un florecimiento desconocido, en cabal demostración de interés hacia los sellos de correo. Con las interrupciones tradicionales, la revista del C. F. P. iba a cumplir en una decena de números, un noble cometido trimestral.
Más, no estaba dicha la última palabra en la materia. Para octubre de ese año apareció otra publicación, "La Filatelia Paraguaya", también editada en Asunción. Lastimosa mente carecemos de datos sobre ella. Suponemos que sólo un par de números fue el total editado, pues otro salió a circulación en enero del 1924. No pudimos ver una sola unidad, pero su existencia está fehacientemente comprobada por la crónica de algunas revistas que acusaban recepción de ella. Los años hicieron perder todo rastro, aunque mantenemos la esperanza de toparnos con alguna y dilucidar la incógnita sobre quiénes eran sus directores, cuáles sus objetivos y cuál su contenido.
En tanto, los apócrifos sellos con la leyenda "Gobierno Constitucional” provocaban en el Paraguay a principios de 1924 un sonado intento de proceso judicial que debió iniciar la Dirección General de Correos contra miembros revolucionarios del 1922. Escribía “El Diario", el 5 de enero de 1924: "Estas apócrifas estampillas han caído en poder de las autoridades nacionales mediante una consulta del Banco de Londres y América del Sur, hecha a ellas sobre si podía usar estos sellos de correo”.
El gerente de aquella institución afirmó haberlas recibido de Londres como muestra, "pidiéndoles el precio y ofreciéndolas en venta". Se trataba, sin duda, de un intento de falsificación, donde se probara más tarde que las autoridades revolucionarias nada tenían que ver aunque se pretendió atribuirles la maniobra. "Las afirmaciones en contra de las autoridades revolucionarias son completamente gratuitas, pues ellas ignoraban en absoluto la existencia de estas estampillas, producto de la especulación de un comerciante deshonesto" (Revista de la Sociedad Filatélica Argentina, enero-febrero 1924, N° 220, p. 17).
En resumen, la emisión falsificada con la imagen del Palacio de Gobierno no llegó a emplearse, y fue aprovechada por un falsificador norteamericano de iniciales P. V. H. para hacerla circular entre los filatelistas con todas las de la ley. Resulta evidente que no hubiera sido factible otro tanto en los correos nacionales.
Volviendo nuestra mirada al C. F. P. es de significar qué su cuerpo directivo había sufrido alteraciones. Para julio de 1924 era su Presidente don Luis Dubrez y su Vice el Dr. José T. Barboza. El repentino fallecimiento de éste en septiembre del mismo año obligó al doctor Federico López a ocupar el cargo vacante. Don Juan A Gill había abandonado sus funciones por razones de salud.
Durante 1925 las actividades de la entidad ya eran numerosas. Por medio de la prensa y circulares eran invitados sus asociados a las reuniones dominicales, siempre en el domicilio particular del señor Gill. Se realizaban remates con concurrencia de buen número de filatelistas. La opinión de la entidad era preferentemente escuchada por la Dirección General de Correos. El incremento de los canjes de publicaciones era alentador para los filatelistas, si bien la irregularidad en la aparición del órgano oficial trababa de vez en cuando su desarrollo. Integraban su Comisión de Redacción en ese momento los señores Federico López y Ernesto G. Kent.
La memoria presidencial para la Asamblea General Ordinaria del 15 de septiembre de ese año destacaba algunas predicciones negativas. Decía Dubrez:
"Mucho puede hacerse en el campo de las actividades sociales, y han habido proyectos e iniciativas interesantes, pero se ha tropezado con la cooperación exigua, cuando no con el indiferentismo. Es hasta sensible consignar estas impresiones, pero no es justo librar al silencio las modalidades que pueden afectar mañana fundamentalmente, la vida de la asociación, y sobre lo cual insisto en atraer vuestra atención". ("Revista del C. F. P., N° 8, Enero 1926, p. 2).
Palabras que serían realidad años después. La asamblea resolvió elegir a los siguientes miembros para regir los destinos de la nucleación, encargos que quedaron luego así cubiertos:
Presidente: Federico López
Vice-Presidente: Luis Dubrez
Secretario: Agustín Cassanello
Pro-Secretario: Juan A. Gill
Tesorero: Federico Gómez
Pro-Tesorero: Antonio Mestres
Director de Canjes: Carlos Acuña Falcón
Vocales: Julio A. Giusto y J. Bernardino Gorostiaga
La entidad realizaba por lo general sus asambleas ordinarias cada dos años.
En tanto, hacia noviembre de 1925 concluían en Europa las ventas en pública subasta de las colecciones "Ferrari", iniciadas en junio de 1921. Los precios que alcanzaron las mejores piezas eran el comentario favorito de los entendidos del Paraguay.
Correspondiente al mes de enero de 1926 apareció por última vez el "Paraguay Coleccionista". Se cerraba con él un fructuoso ciclo de transmisión filatélica. La Revista del C. F. P., escribía en el N° 10 de julio del mismo año un artículo que lamentaba la desaparición del colega.
Era aquel número, el que marcara el último de una larga serie de publicaciones, casi una veintena, cerradas por julio A. Giusto tras el fallecimiento de Carlos Acuña Falcón y la falta de cooperación para proseguir con las ediciones regulares.
A principios de 1926 vendió Giusto su revista filatélica a don Carlos A. Meléndez, quien en Buenos Aires correría con los gastos de impresión, mientras el Dr. Julián C. Alderete se encargaba del material filatélico. El nuevo nombre fue "Argentina" y las bases del club de canje eran las mismas. Pero también ese año de 1926 vio por última vez una Revista del Centro Filatélico del Paraguay -salvo otro número que desconocemos- en lamentable sucesión de ocasos. Concluiría por veinticuatro años esta publicación de predicamento. La filatelia paraguaya perdía sus mensajeros y con ellos su fuerza vital.
Las reuniones en "La Capanna d'ltalia" de Giusto se hicieron menos frecuentes y aunque otros sitios particulares eran concurridos, parecía que la inercia se apoderaba de todo.
Aquél se estableció en 1927 sobre las calles Estrella, 331 y Ayolas con su local "Bar-Restaurant La Campana" y más tarde sobre las calles Estados Unidos y Tte. Fariña bajo el mismo nombre. En ambos sitios prosiguieron las reuniones periódicas, aunque sin el ímpetu inicial,
Contribuyó a ello la desaparición de colegas capaces, aun en esa década: las de Carlos Acuña Falcón, José T. Barboza, Juan. A. Gill y Félix Daumas Ladouce, éste ya en Francia. De imprevisto, se ausentaba para siempre una pléyade de hombres de primera hora. Mientras, otros fijaban su residencia en el extranjero, sufriendo la filatelia paraguaya insospechadas deserciones y vacíos. Muy pronto -en 17 años- no quedaban de la primera directiva del C. F. P. sino dos miembros. Era esta entidad la gran perjudicada, pero se levantaría nuevamente a un alto precio.
En lo, relativo a publicaciones, la gran tabla salvadora la arrojó la Dirección General de Correos que a mediados de junio de 1926 lanzó la "Revista Postal y Telegráfica" como hemos visto. En parte se cubría el silencio filatélico, y era para los interesados un tremendo alivio.
Con el primer día del año 1929 se iniciaron los vuelos normales con correos a Buenos Aires, que traerían el mismo año un buen número de habilitaciones y de sellos definitivos para ese servicio. El grupo de las piezas mundiales de aviación cobraba interés y nuestros primeros sellos tuvieron la virtud de reanimar a más de un colega compatriota para iniciar esta especialidad y mantener la afición. La fiebre de los sobres volados apoyaba con fuerza la inclinación a reunirlos.
El 17 de diciembre de 1929 se hizo efectiva la creación del Museo Postal de Asunción y era nombrado para dirigirlo el día 28 don Carlos Rocholl, a quien dedicamos unas líneas en mérito a su trayectoria.
Alemán de origen, había nacido en Kassel el 17 de abril de 1875. Llegó al Paraguay por primera vez en 1899 para dedicarse en él a diversas tareas científicas y educacionales. Aficionado a las ciencias naturales, fue fundador y propulsor del Museo Escolar del Paraguay. Se hizo ciudadano naturalizado ya a mediados de los años diez,
Rocholl fue el filatelista que dirigió durante casi diez años el aspecto filatélico de la Dirección de Correos. Nombrado jefe del Museo Postal, ocupó el cargo hasta el año 1936. Llegó a ser asesor técnico en la confección de clisés postales y de matasellos. Los dibujos para sellos "Zeppelines" fueron elaborados por Rudolf Schwach -Rodolfo- de origen austríaco, nacido el 6 de febrero de 1910, quien llegara al Paraguay en marzo de 1930.
Carlos Rocholl fue autor de otros dibujos para sellos, del mismo modo que para marcas especiales. Publicó varios escritos sobre el tema. Haciendo crítica satírica, pintaba p. ej., en forma cruda los defectos de nuestros sellos:
"Su grabado es antediluviano
Sus colores gritan por indecentes e indefinidos
Su perforación es sumamente negligente".
("Revista Postal y Telegráfica", N° 22, die. 1927, p. 13)
El mismo escrito proponía buscar mejores imprentas, lo que se hizo realidad como veremos. Carlos Rocholl falleció en Asunción el 17 de enero de 1945 y dejó un grato recuerdo en quienes lo conocieron.
FILATELIA EN LOS AÑOS TREINTA
Al ser inconstantemente empleadas, sus líneas conducentes se atrofiaban sin percibir nadie el real significado. Acontecía esto en el Paraguay con la suya desde hacía unos años. Las posteriores actuaciones mantuvieron encendida la llama por la filatelia pero no la avivaron en justa medida para crear los herederos que forjasen su propia pasión hacia los sellos, independiente de la de los demás.
En el 1930 siguieron los problemas con Bolivia sobre el Chaco, hecho éste que acaparaba gran parte de la atención pública. En lo nuestro, el 23 de abril se ordenó habilitar en la central de correos el "Registro de Filatélicos", que comprendía aquellas personas exportadoras de valores postales. Tratamos su significado en el cap. V. Los directivos pretendieron, así equilibrar la producción para el servicio con la destinada al exterior.
En mayo de 1930 llegó el Zeppelín en vuelo regular a Sudamérica. Reinaba febril actividad en el medio nacional al conocerse la aplicación de un matasellos especial para el viaje inaugural que debía partir de Buenos Aires. Con éste se iniciaron los vuelos para los cuales se confeccionaron decenas de marcas debidas a Rocholl. Acabaron parcialmente con el estatismo filatélico al incorporar al Paraguay a un contexto más: el de los sobres circulados con estas máquinas.
En 1932 estallan las hostilidades generalizadas en el Chaco, las que por tres años harían sentir su fragor en toda la República. Huelga decir que de un desarrollo filatélico paralelo muy poco sabemos; prácticamente nada. El paréntesis proveniente de años atrás tenía aún menos posibilidades de abrirse. Muy por el contrario, sumió a la filatelia paraguaya en una obscuridad mayor, al punto que escasos datos pudimos hallar sobre ella en publicaciones especializadas. Sus entidades, nacidas con tanto ímpetu, silenciaron sus voces. Las piezas de correo que se conservaron, tales como las de los vuelos "Zeppelín", cubiertas del Chaco con cancelaciones interesantes y series que circulaban, no bastan para reconstruir las actividades del gremio, con el agravante de que las narraciones de quienes las vivieron tampoco coinciden. Tal la situación en la época. Muchos filatelistas empuñaron las armas en defensa de la Patria y no pocos cayeron en el árido suelo chaqueño.
PRIMERA MUESTRA NACIONAL
Sin embargo, con la aparición de los primeros sellos paraguayos impresos en "offset" en homenaje al 441° aniversario de la partida de Cristóbal Colón hacia lo que hoy constituyen las Américas, se realizó en dependencias del Correo Central de Asunción la primera muestra filatélica paraguaya. Corría octubre/noviembre de 1933.
Fue un acontecimiento modesto pero trascendental, el primero de su tipo debido a la iniciativa de Carlos Rocholl. Se exhibieron en la oportunidad los sellos aludidos -para los cuales se confeccionaron cuadernos alusivos- amén de valores antiguos, ensayos, planchas litográficas y material diverso. En plena conflagración chaqueña pudo realizarse esta exhibición como incentivo filatélico de sus propiciadores.
A iniciativa de algunos filatelistas, la Dirección General de Correos peticionó en 1936 a las autoridades nacionales la creación de una sección filatélica dentro de su repartición, a fin de atender con preferencia las demandas de los filatelistas. El 5 de noviembre de ese año se decretaba su establecimiento. Implicó éste un avance hacia la consolidación de sus objetivos. Los colegas encontraron un departamento dónde dirigirse con tranquilidad de ahí en más, si bien entre su decreto de creación y su real establecimiento medió un buen lapso de tiempo.
De unos años a esta parte, miembros del C. F. P hacían intentos por retornar a una vida normal de institución. En su seno seguía agrupada la mayoría de los coleccionistas, Era entusiasta aficionado el Ministro Embajador de México en nuestro país, Dr. Salvador Navarro Aceves.
Sobre la base anterior fue finalmente reestructurada la entidad en 1938 con la formación de una C. D. presidida por el Dr. Agustín Cassanello y teniendo de Vice-Presidente al citado diplomático. Como Secretarios fueron nombrados los señores Héctor Da Ponte y julio César Santiviago. El cuerpo directivo, que ya incluía Síndico titular y suplente, se encargó de vigorizar la vida de la entidad hasta la elaboración de un estatuto más acorde con sus objetivos y más independiente que el reglamento anterior,
Una posterior asamblea celebrada el 20 de marzo de 1939 se dispuso a una reestructuración de fondo y forma, con una nueva directiva encabezada siempre por el doctor Cassanello y secundado éste en su cargo por el Dr. Navarro Aceves. Los propósitos se cimentaban en el “Estatuto Social” de 1939 que incluía cuarenta y un artículos más un reglamento de canjes de socios "juniors " de quince puntos.
He aquí la C. D. electa para el período 1939/40. Obsérvense sus nuevos cargos.
Presidente: Dr. Agustín Cassanello
Vice-Presidente: Dr. Salvador Navarro Aceves
Secretario: Pedro Castañé Decoud
Pro-Secretario: Prof. Héctor Da Ponte
Tesorero: Guillermo Weyer
Director de Canjes: Hans von Bose
Vocales: Guido Battilana - Víctor Achrer - Adolfo Mendoza
Síndico: A. Ruoff
Pro-Síndico: Antonio Soler
La Dirección General de Correos se hallaba ejercida desde 1938 por el Tte. Coronel de Administración don César Molinas. En ella se estudiaba el pro y el contra de imprimir nuestras series en calificadas firmas del exterior. Para alegría de los filatelistas nacionales vimos que se concretó la primera en homenaje a la "Paz del Chaco". Aparecida a fines de 1939 con siete valores ordinarios y nueve aéreos, todos impresos por la American Bank Note Company de Nueva York, simbolizaba el reinicio de una época de bonitos sellos. Poco después le siguió la de "Homenaje al Pueblo", impresa en Londres.
Mediante una limitada tirada de los valores aéreos, aunque no de restricción indebida, acrecentóse el interés por nuestros sellos, en parte desacreditados por su ya primitiva impresión, a juzgar por los progresos gráficos.
El C. F. P. expresó su reconocimiento por las bonitas emisiones que iban siendo entregadas al público, sucesivamente impresas por la Waterlow and Sons Ltd. de Londres. El 15 de agosto de 1940 trajo una serie, en reproducción, nuestros primeros sellos tras setenta años de su expendio, La filatelia y los correos honraban sin distingos la memoria de Sir Rowland Hill al evocar los primeros timbres ingleses en su centenario.
Los aficionados nacionales se regocijaron con apariciones de sellos de bonita confección. Los comerciantes hacían su agosto. Lástima que algunos resellos posteriores desvirtuaron esta seriedad en beneficio de lo negativo. Esto pertenece, por supuesto, a otro aspecto del tema.
El 3 de junio de 1940 falleció en Nueva York Mr. Charles J. Phillips, a quien la filatelia paraguaya adeuda el magnífico catálogo, que es fruto de un laudatorio esfuerzo. La noticia se recibió con resignación, dada la larga enfermedad y los años de este investigador.
El C. F. P. trasladó por ese año sus reuniones a los salones del Círculo Italiano sobre la calle Estrella N° 656"Fue su Presidente por un lustro el Dr. Cassanello mientras ocupaba la secretaría don Osvaldo Kallsen.
En tanto, y en parecido marco, se efectuaban algunas reuniones a iniciativas del Rvdo., Adriano Plassot llegado en el año 1941. Su sitio era una dependencia del Colegio San José, hay demolida. Duraron corto tiempo hasta el retorno del religioso a Francia.
En 1943 nombró la Dirección General de Correos, ya a cargo del Capitán de Corbeta Eliseo Alfaro Huerta, una comisión filatélica asesora (a.h.) encargada, de orientarla en lo referente a las emisiones postales. La iniciativa se hizo realidad con la designación de los señores Dr. Federico López, Dr. Víctor G. Fracchia, Federico R. Gómez y Hans von Bose ("Berlín 28. 2. 1887 - J Asunción 19. 10. 1963), luego director del Museo Postal. Los resultados de esta comisión saltaron a la vista: pronto los cultores se encontraron con una nueva emisión, a creencia de la mayoría, la de más impecable factura. Varios motivos históricos fueron su centro, y ese es el nombre que desde entonces conservan los sellos simples y aéreos simultáneamente emitidos. Se mantenía así la línea de impresiones en prestigiosas casas extranjeras.
A mediados de los años cuarenta -1943/44- se hizo responsable de la presidencia del C. F. P. el Dr. Víctor G. Fracchia, conocido cultor y experto. En dependencias de su farmacia y laboratorio San Roque de las calles. Mcal, Estigarribia esq. Tacuarí venían efectuándose las reuniones; éstas se prolongaron por muchos años. También servía de sitio de reunión esporádica una dependencia del Touring Club, de las calles Ayolas y Presidente Franco.
Mientras tanto, la crisis mundial se hacía sentir, Europa se hallaba en guerra al igual que los Estados Unidos, el Japón y varias otras naciones. La filatelia estaba paralizada en su continente de nacimiento y los contactos con él eran poco frecuentes; ni que hablar de acontecimientos especiales.
En nuestro medio es de señalar que para 1944 se finiquitó un catálogo de sellos postales que debía editar la Dirección de Correos y Telégrafos. Su confección y recopilación databan de tiempo atrás (Ver cap. V). La obra quedó desgraciadamente en el anonimato, inédita diríamos, para pesar de sus autores y de los filatelistas paraguayos que hubieran hallado en ella una eficaz y actualizada guía, después de no haber visto por más de treinta años un nuevo catálogo dedicado especialmente a sus sellos.
Los años cuarenta, regulares en material filatélico nacional, contemplarían otras apariciones, pero esta vez en el interior del país, en Coronel Bogado. Tal el inicio para el año 1944 de la Revista Filatélica Paraguaya. Veámoslo:
Siete compilaciones aparecieron en esa lejana ciudad, extendiendo la filatelia paraguaya a apartados rincones, en prueba de apego a lo nacional demostrado por sus mentores. Sus números, impresos en la República Argentina, lanzáronse sucesivamente a circulación correspondientes a los años 1944, 1945, 1947, 1950, 1951, 1953 y 1955. Estaban salpicados de un instructivo contenido, con ilustraciones que reflejaban el interés de sus redactores, Era su directora propietaria doña Felicita Rufina López de Mayer con residencia en aquella ciudad. Alma de las publicaciones, aunque así no quiera significarlo la revista fue su esposo don José Mayer, quien cargaba con lo atinente a las impresiones mediante viajes a la capital porteña.
De un contexto artístico diversificado, estas autodenominadas revistas casi pueden considerarse libros, aislando el aspecto comercial en varias de ellas. Los números dos y cinco fueron a nuestro entender los mejor logrados. Un original aspecto le daban las reproducciones en inglés, francés, esperanto, italiano y alemán de varios trabajos. Cada uno de los tomos contenía cientos de anuncios de canje, que permitieron unir a filatelistas, de los cuales muchos siguieron relacionados pero olvidaron qué fue una publicación del Paraguay la que enlazó sus deseos de contacto.
Al par, la Editorial "El Mundo Paraguayo" publicaba folletos alusivos, dando a conocer su contenido y mensaje a modo de promoción. La organización estaba bien montada, porque con las ingentes dificultades que se tienen para publicar en nuestro medio, o al menos para compaginar, siete tomos filatélicos constituyen un buen éxito. La máxima fija en las tapas de todos era "La voz guaraní que lleva la emoción de la paraguayidad a todos los filatelistas de la tierra. . .".
En 1949 se agudizó una situación lamentable para la editorial: la sistemática violación y robo de la correspondencia a ella destinada. Vanos fueron en un inicio los reclamos por subsanar el inconveniente que retrasó esta vez por tres años la aparición del cuarto número. El semanario encarnaceno "Esfuerzo", en sus entregas del 3 y 10 de agosto de 1949, se refería a lo sucedido y transcribía escritos de los redactores de la revista, que amenazaban con suspender las actividades en caso de reiteración. (pp. 6, 9/10 y 7/ 9 resp.).
Fue por la época intención de José Mayer hacer de Coronel Bogado algo así como un centro filatélico internacional, ampliando el radio de sus actividades; así lo dice en escritos privados a filatelistas nacionales. Aquello no se concretó porque sencillamente era imposible, habida cuenta de la realidad nacional donde la filatelia es poco comprendida.
Muchos comentarios se tejieron tras la aparición de cada una de las revistas. De un análisis crítico se denotaba lastimosamente un interés comercial desmedido y no desmentido, amén de una soberbia que a veces rayaba en lo infantil y que ningún favor hacía a la editorial. Si el empeño no alcanzó el éxito total es porque el procedimiento era inadecuado. Con escritos atribuidos a alumnos de grados inferiores, que aun contando con el mayor cociente de inteligencia del que pueden estar dotados, no estaban en condiciones de concebirlos, dicha revista desvirtuó buena parte de su fin: prestigiar y divulgar la filatelia nacional.
Los años cubrieron las mismas y la historia filatélica juzga por lo aportado y por su iniciativa. Se hizo algo nunca hecho: tomos de filatelia nacional. Estas líneas y todo filatelista conocedor de sus ingentes dificultades, deben congratularse obviando lo transcurrido, pues nadie se animaría -creemos ese es el término- a. embarcarse hoy en similar empresa. Los tomos están para ser leídos y analizados- en toda su extensión. Dejemos que lo haga la publicación prestigiosa de la AFRA argentina, en su entrega de mayo de 1955, juzgando la Revista Filatélica Paraguaya N° 6 de 1953:
"Un gran esfuerzo editorial mantenido a través de más de un decenio es el que está realizando la señora Felicita Rufina L. de Mayer, de la Editorial "El Mundo Paraguayo" de la ciudad de Coronel Bogado.
En efecto, superándose a medida que transcurren los años, ha editado un ANUARIO casi periódicamente, cuyo último número -el 6- al igual que todos los anteriores, ha llegado, a AFRA para enriquecer nuestra biblioteca. . El espacio no nos permite extendernos sobre su contenido como quisiéramos, pero a través de sus 194 páginas notamos que en un afán de mejoramiento ha ido eliminando muchas de las secciones que se prestaban a crítica en anteriores ediciones.
Una cantidad apreciable de artículos redactados en diversos idiomas, hace de este Anuario algo típico y casi estaríamos tentados de decir único, dentro del campo de la filatelia, pues lo más que conocemos son ediciones trilingües, mientras aquí tenemos 6 idiomas, entre los cuales el "ido", especie de Esperanto.
La calidad del material escogido para llenar sus páginas posiblemente no satisfaga a muchos de quienes estamos acostumbrados a leer artículos filatélicos, pero teniendo en cuenta que este Anuario llega a lugares donde ninguna otra publicación arriba, cumple dentro de la especialidad una misión de divulgación e información ponderables".
En la capital las reuniones se hicieron un tanto más regulares, ya tradicionalmente en los interiores de la farmacia San Roque del Presidente del C. F. P., Dr. Fracchia. Ocupaba la secretaría de la entidad un destacado colega, don José Cortés Juárez. Concurrían a las reuniones colegas de distintas procedencias y se practicaba con regularidad el intercambio. El Presidente, poseedor de la mejor colección nacional, se encargaba de orientar el sentido cabal de la filatelia con indicaciones sobre los valores postales nacionales. La voz de la entidad seguía siendo oída en la central de correos, la que en tanto había vuelto a cambiar dé Director General.
A petición del C. F. P. y en homenaje al trigésimo tercer aniversario de su fundación, la Dirección General de Correos habilitó el 15 de junio de 1946 una interesante marca postal, la primera dedicada a dicho núcleo.
EL CATÁLOGO "KNEITSCHEL"
Popularizado con el nombre de su autor, fue la culminación de largos años de estudio y dedicación hacia los sellos paraguayos demostrados por don Víctor Kneitschel cuando su estadía en nuestro país, y muy principalmente cuando sus actividades comerciales y de investigación en Buenos Aires, ciudad donde lo editara.
"Catálogo de los sellos postales de la República del Paraguay y sus derivados" es el nombre completo de la única edición correspondiente al año 1947, lanzada a circulación en octubre de 1946. Con una tirada de mil ejemplares y al precio de 12 pesos argentinos del momento, el catálogo con sus 188 páginas fue impecablemente impreso en los talleres gráficos bonaerenses "Tailhade".
La obra incluye, además, dos láminas con marcas de agua en tamaño natural y numerosas ilustraciones magníficamente logradas. Todo un trabajo artístico el referido catálogo, sigue siendo el más consultado con referencia a la especialización de los sellos nacionales. He aquí la mejor y más rotunda afirmación de éxito, a la vista de todo coleccionista de sellos paraguayos.
Víctor Kneitschel, nacido en la hoy Checoslovaquia en el año 1897, llegó al Paraguay con veinte años de edad en 1917. De su introducción al tomo entresacamos:
"Recorrí a caballo gran parte de su territorio en el año 1917, y Paraguay se arraigó en mi afecto para siempre. Sus panoramas de rara belleza y sus ríos caudalosos marginados por la fronda milenaria de la selva virgen revivieron en mi recuerdo las horas inolvidables de la infancia en mi tierra natal, Checoslovaquia, florido vergel de Europa".
Pasaba seguidamente el autor -siempre en la introducción - a analizar el futuro de los sellos nacionales, al asegurar que "Paraguay es para los coleccionistas una tierra de promisión.". Tras consideraciones específicas, se abrían las páginas del mismo al lector. Otro exordio a modo de explicación de claves y concepciones permitía una mejor compenetración. Dos láminas coloridas agregaban un elemento útil. Los impecables dibujos de su interior, fieles reproducciones de las variedades, sobrecargas y sellos nacionales debidas al ingenio del señor J. Botticella, facilitaban al estudioso el hallazgo de las variedades que buscaba. En el aspecto comercial, los precios se daban para sellos sin uso, para usados y para bloques de cuatro, todos en moneda argentina.
Comerciante capaz, no faltaron empero quienes achacaron un cierto interés de lucro a la obra. A éstos responde aun hoy en forma categórica el silencio de tres decenios -¿y cuántos vendrán después?- en el continuo empleo de este catálogo, consultado inclusive por quienes lo tildaron de comercial pero que no dudaban echar mano a él para cualquier referencia. No hace falta otra explicación, ya que hacer un catálogo romántico es tarea de una entidad filatélica y no dé un particular.
Su publicación y llegada a ésta fue saludada con particular júbilo por los coleccionistas que hallaron en él lo tantas veces deseado: una compilación de sus sellos, práctica y veraz. Solicitado en nuestro medio, sigue siéndolo, aun cuando hace largo tiempo quedara agotada la edición. Fue anhelo del autor continuar con otras posteriores; dificultades de diversos órdenes lo imposibilitaron. Una pena, porque se hubiera poseído un trabajo de más actualidad, acorde con otros hallazgos y conclusiones en la materia.
De vuelta a nuestro medio, veremos que el Centro Filatélico del Paraguay trataba de reagrupar sus nuevamente dispersas filas, como única entidad mantenida a veces a los tumbos pero mantenida al fin. Esta aprestóse otra vez a decir basta al silencio y zafarse del vegetar. En el domicilio del Dr. Víctor Fracchia se resolvía "reorganizar completamente el Centro Filatélico", en deliberaciones de una asamblea celebrada el 2 de agosto de 1950. La iniciativa encontraba eco auspicioso en los presentes.
Se formó una flamante directiva presidida por el anfitrión y teniendo de Vice-Presidente a don Guillermo Weyer, conocida figura filatélica y comercial. El, grupo rector fue cubierto por 17 miembros, el mayor número que registra su historial. Había cargos no contemplados en el estatuto de 1939. Se nombró en la ocasión un director de revista y dos redactores, la publicación sería de distribución gratuita.
Las reuniones del círculo se realizaban los sábados de 16:30 a 18:30 horas en el local ya citado de la farmacia San Roque, pudiendo prolongarse aquéllas, hasta entrada la noche. La cuota anual de la entidad era de 20,00 G y la mensual de 2,00 G. ¡Cómo cambiaron los tiempos!
Fechada en agosto del mismo año reaparecía la "Revista del Centro Filatélico del Paraguay", seguida para noviembre por otro número. Integraban su consejo de redacción los señores Walter Guth, José Cortés Juárez, Guillermo Weyer e Híram Terrenoire.
Renacer que se ahogó en un par de entregas sumamente pobres en confección y material, cada una de doce páginas. Pero el Centro muy pronto volvió a caer en la inveterada etapa de brazos caídos, la eterna lacra de esa falta de continuidad que caracterizó su andar. Descubierto que sólo uno o dos miembros llevaban sobre sus hombros todo el peso, bastaba una rencilla, un dejarse estar o una falta de tiempo para paralizar las actividades hasta un mejor momento, cuya distancia pronto el tiempo acrecentaba. Debió haber sido así, una vez más.
En tanto y desde 1952 -salvo los escuditos- volvieron a imprimirse sellos de paupérrima factura en establecimientos gráficos nacionales, cual innecesaria reincidencia. Verdadera punición, afortunadamente no tuvo continuidad pese a la conformidad de algunos que "hallaban" variedades. Pronto se decidió enmendar el error y recurrir nuevamente a imprentas de categoría. No se crea bajo ningún punto de vista que rechazamos la modalidad de hacer sellos en casa; eso nunca. Sí, su mala confección, los primitivos elementos con que se contaba y la escasa seriedad, pues esto iba en detrimento del país y de su prestigio.
Fruto del emprendimiento del C. F. P. y de su Presidente el Dr. Fracchia, el gobierno accedió a ordenar imprimir en la Waterlow de Londres una serie de evocación a la iglesia de San Roque, ya en peligro de muerte. La misma no pasó de ser una más por su belleza y mensaje, pero era la iniciadora, el 9 de julio de 1954, de la emisión de hojitas recordatorias para el Paraguay (decreto N° 16.565 del 10/111/1953). Rutinarias fuera del país, nadie se hubiera aventurado a predecir el oleaje que seguiría acá a estas dos solitarias. Ni se pensó que se perdería la seriedad de manera tan abrupta.
Para el año siguiente fue editado el último tomo de la Revista Filatélica Paraguaya, su N° 7. Fue el que más circuló en nuestro país, pues de los restantes pocos se vieron. Su fin advino tras doce años de trabajo continuo. Se cerraba un retazo más en la vida filatélica y la organización se desmanteló de ahí en más.
El C. F. P. hubo de trasladar ocasionalmente sus reuniones al "Centre Catalá" de Asunción. Estas seguían a ritmo ya irregular, como fue regla en gran parte de su vida. Su consecuencia fue la falta de contacto entre la entidad, sus miembros y la Dirección General de Correos, lo que amén de la carencia de visión de sus directivos hizo que ulteriormente dos series nacionales impresas en Francia en homenaje a los Héroes del Chaco cayeran en irregular comercio, sin mediar protesta filatélica alguna. Su peculiar emisión en 1957 y algunos entretelones del caso tratamos ligeramente en el capítulo final. Tan sólo aquí su mención como iniciadoras e indicadoras del proceso emisor errado que por deseos de lucro se hizo normal más tarde. Su falsificación, reimpresión y manejos al margen hicieron de sus sellos los clásicos valores caídos en manos de falsarios. Se había sembrado la cizaña; sus frutos se cosecharon para mal ininterrumpidamente. Fueron postalmente desmonetizados.
El comercio de sellos era casi lo único que activaba el interés filatélico, los dirigentes de neto corte idealista no actuaban. Así fue el período 1957 al 1958, donde estuvo presente la irregularidad en las emisiones, con prolongadas apariciones de maculaturas -impresiones múltiples en cara y reverso, etc.- características de todo un decenio de impresiones desafortunadas. Ausente estaba la palabra rectora del intelecto moral que ordenase la vuelta a un estado natural en emisiones y hasta natural en variedades, cuya salida era inevitable.
REORGANIZACIÓN
A principios de 1959 soplaban otra vez aires de bonanza. Se encaraba una vez más la reorganización del C. F. P. Su nervio motor se llamaba ahora José Cortés Juárez, secundado por otros colegas dispuestos a remover el terreno para echar raíces dé una vez para siempre; así lo anhelaban todos.
En el local del Instituto Dr. Andrés Barbero -avenida España y Mompox- donde se reunían de poco tiempo atrás los coleccionistas, se realizó la asamblea reorganizadora con buen número de asistentes. Su fecha: 21 de junio de 1959. Fue elegido Presidente don José Cortés Juárez, acompañado de Vice por el Dr. Gilberto Ferro. Víctor G. Fracchia pasó más tarde a ocupar el cargo de Consejero, ya con el N° 1 entre sus asociados, otorgándosele simbólicamente cuando su reestructuración anterior. Uno de los objetivos de la entidad era el de propender al acercamiento con entidades filatélicas del exterior.
Tarea primera del remozado núcleo fue el planeamiento y ejecución de una 2a muestra filatélica nacional. Autodenominada "Exposición", no le damos tal definición por cuanto no revistió carácter competitivo según su sentido filatélico. Ello nada cambia, y su realización marcó un hito en los anales de nuestro escueto historial. El domingo 16 de agosto de 1959, a las 17 horas, se la inauguraba en el tercer piso del edificio central de correos en presencia de las más altas autoridades nacionales. Auspiciada por el C. F. P., llevóse a cabo gracias al esfuerzo de la comisión electa y al apoyo brindado por la dirección postal a cargo de don Enrique Volta Gaona.
Los sellos exhibidos pertenecían al museo postal, completados con las piezas restantes de coleccionistas nacionales. Permaneció habilitada un mes, siendo regularmente concurrida por entendidos y profanos como una novedad en nuestro medio. Fue uno de sus ilustres visitantes el malogrado Secretario General de la O. N. U. Dag Hammarskjold, llegado coincidentemente poco después de visita al Paraguay, motivo por el que fuera honrado con un sello postal.
El año transcurrido, el circulo, realizó su 1º asamblea ordinaria de la nueva época, la que en el Instituto Barbero fue acompañada de una subasta de sellos; amalgama novedosa en nuestro medio. El mandato de la asamblea del 21 de agosto de 1960 designó Presidente de la entidad al secretario saliente don Aníbal M. Ferreiro, acompañado en la vice presidencia por el ex titular Cortés Juárez. De ahí en más poco variaría la directiva, con algunas modificaciones que sin embargo incorporaron por lo general los mismos hombres para distintos puestos.
Correspondiente a enero/marzo de 1961 se lanzó la C. D. a la empresa de editar la revista en su tercer punto de partida desde que fue fundada. La publicación trimestral tenía ahora como redactores a don Walter Guth y a don Aníbal M. Ferreiro; posteriormente, y tras aprobado el estatuto, aquélla quedó a cargo de un director. Varios fueron sucesivamente nombrados para el efecto.
Como otrora, las reuniones se volvían a efectuar en un domicilio particular, esta vez en el de Ferreiro sobre la calle Mcal. Estigarribia N° 910. Con bastante regularidad, por más que la cantidad de asistentes fluctuaba, cada mañana dominical convergía un buen número de colegas al sitio de encuentro. Estas se prolongaron en teoría hasta 1965 y en la práctica siguieron hasta entrado el año 1971,
Era la época en la que sombras comerciales abusivas se cernían sobre la filatelia nacional. El inicio del sistema de venta regular por contrato entre la Dirección General de Correos y sociedades anónimas, no halló en los directivos del Centro el escudo opositor que debió ser granítico para contener un esquema que concedía altos porcentajes de las emisiones incluidas en cada uno. Debió percatarse todo buen filatelista, que era inconcebible dejar semejante desproporción al libre albedrío de particulares desconocidos.
Dejamos para el final los detalles de este hecho. Más, es injusto silenciar aquí nuestra voz, cuando el desarrollo de toda la filatelia paraguaya se vio afectado al alterarse por completo su estructura, su fundamento y sus deseos de prosecución idealista. De ahora en más todo habría de cambiar para mal y pesar de nuestro pasatiempo.
Varias de las series de sellos del año 1961, en el Sesquicentenario de la Independencia Nacional, principiaron parcialmente a ser manejadas con dolo. Los directivos del Centro dejaron hacer, pese a las tratativas en la Dirección de Correos como consecuencia de la no obtención de una cantidad suficiente de sellos para distribuirla a sus asociados. Aceptóse finalmente cohonestar con un porcentaje del 5 % legal, que de manera alguna hubiera debido ser. Un porcentaje equivalía a reconocerse indigente, necesitada de dádivas. ¡Qué poca consideración, la del cinco sobre cien, para el filatelista nacional! Lo justo debió haber sido reclamar libre acceso a las ventanillas postales, como siempre, para todos los coleccionistas, sin que ningún selló sea especulado abiertamente. Fueron conformistas los directivos filatélicos y lo siguieron siendo más tarde. Se hería nuestra filatelia y era doloroso comprobarlo y saberlo irremediable.
Así las cosas, se inició la emisión de sellos vendidos por contratos. Deserciones del C. F. P. marcaron la desaprobación de muchos, protestas la de otros y presiones para que se revea la anuencia a los decretos, la de los más. Pero de lo alto faltó la voz clara, la protesta escrita y publicada. Faltó firmeza. Dirigía la entidad una nueva directiva electa para el período 1961/1962.
El 26 de agosto de 1961 se realizó en la entidad una asamblea extraordinaria, la que aceptara con enmiendas el proyecto de estatuto definitivo presentádole. Este, tras los pasos de rigor, fue aprobado por el Poder Ejecutivo, al tiempo que era reconocida a la institución su personería jurídica. El decreto llevaba fecha 5 de octubre de 1962 y N° 24.994.
Entre los propósitos establecidos en su art. 39 se destacan:
a) Dedicarse al estudio de la filatelia, especializándose en los sellos postales del Paraguay, publicando el resultado de la investigación.
b) Difundir la afición y los conocimientos filatélicos facilitando los canjes personales entre sus asociados y demás filatelistas del país, asesorándolos en cuanto se relacione con la filatelia,
f) Crear una protección mutua entre los asociados, a efectos de la prevención contra las falsificaciones y manejos dolosos.
k) Asesorar a la Dirección General de Correos del Paraguay en toda emisión postal a fin de indicarles las necesidades y mejor forma de prestigiar el sello postal del Paraguay.
1) Contribuir al acercamiento y a la paz en las naciones por el mutuo conocimiento, aprecio y respeto de sus ciudadanos.
El estatuto abarca sesenta y seis artículos.
En junio de 1963 se cumplió el cincuentenario del C. F. P. La Dirección General de Correos habilitó a pedido de la institución un matasellos especial, el cual fue empleado en un lapso de 15 días a partir; del 15 de junio. Era el segundo gomígrafo postal que rendía homenaje a una entidad. Fuera de este hecho, calificado de técnico, puede considerarse pobre la evocación que el C. F. P. hizo de sus fundadores, desconocedores como eran casi todos, de quiénes habían sido aquellos hombres. La falta de documentos esenciales impidió en parte, como lo impide aquí; rememorar con fidelidad esa fecha. Aunque lastimosa tal carencia, ello se disculpa. Pero sin perdón quedó la indiferencia con que en 1963 se miraba a los propiciadores, y era doloroso porque emanaba de responsabilidad personal. Los errores clarísimos -aunque innocuos- en que se incurrió al ilustrar las tapas de dos revistas con otros tantos eminentes filatelistas; los doctores José Tomás Barboza y Federico López, dándoles el título de primer y segundo Presidente de la entidad respectivamente cuando ello no fue así, eran productos del desconocimiento por un lado, y del desinterés por el otro, en buscar la verdad.
Volviendo a un plano general, sabemos que el C. F. P. realizaba ya sus asambleas con bastante regularidad en relación a otrora, lo cual era un progreso. Estas, parecían no contar sin embargo con el apoyo esperado. Decía su revista N9 4/5 de julio-diciembre 1963 en parte:
"Hemos podido notar que los socios del Centro Filatélico del Paraguay demuestran poco interés por la Institución que los nuclea. Decimos esto por el hecho de que a las Asambleas concurre un reducido número de socios, que puede ser apreciado en un 20 %. . .". (p. 2).
Disentimos parcialmente con este juicio puesto que la concurrencia a asambleas reúne usualmente el porcentaje citado y no refleja interés o desinterés. Este se da por otros indicadores. Ahora bien, en un círculo de algo más de un centenar de miembros, era natural de resentirse tal concurrencia, si consideramos que casi todos los miembros residían en Asunción.
Es obligatorio significare a modo de paréntesis, que al reseñar el desarrollo del C. F. P. no pretendimos ver en él a la filatelia paraguaya global. Esta abarcaba bastante más allá del perímetro de la única entidad. Era, como es hoy, la inclusión efectiva y sin reserva de todos los aficionados.
La filatelia extra institucional se desenvolvía sí, dentro de las penurias que acarreaban las emisiones con mayoría de sellos restringidos. Para el idealista no había comprensión a su alejamiento. Ilógico parecería qué habiendo una entidad, muchos verdaderos colegas permanecieran al margen; mas, el fenómeno tenía justamente su explicación en lo adelantado. O el auténtico se transformaba alabando figuritas, para dejar de serlo, o quedaba a la vera del camino... Tenía que promocionar otras colecciones que poseían sellos normales. Disyuntiva doliente sin duda.
El C. F. P. permaneció indiferente frente a quienes aguardaban de su directorio una enérgica protesta por el sistema. Muchos idealistas de otros tiempos que supieron de esfuerzos ya no estaban.
En 1965 la entidad se hizo de un local social, inaugurado dicho año sobre la calle Presidente Dr. Eligio Ayala N° 994. Este sería modernizado por autorización de asamblea del 18 de junio de 1965 que nombró una comisión encargada de las reformas. Se lo volvió a habilitar el 2 de julio de 1967.
Por primera vez la entidad poseía un edificio propio. Se hubiera aplaudido su obtención por cauces normales, pero para lograrlo la filatelia hizo de medio, al precio de su desprestigio y de la aceptación de emisiones mal nacidas que produjeron los bienes necesarios. La falta de servicios que podían reportar entradas naturales como los de experticia, novedades, remates, exposiciones y otros fue suplida erróneamente con la compra-venta de sellos de concesión. De ahí la riqueza material de la entidad, y tergiversa quien encuentra otra explicación.
Ya con crítica constructiva, ya con una destructiva, había miembros que rechazaban tal actitud y era de felicitarse que así fuera. Una que otra "solicitada" periodística del contratista ponía el tinte subido al estado de tirantez que reinaba, Muchos filatelistas perdieron sin notarlo la noción de lo qué eran, para convertirse en receptores de "cupos" -vocablo que ingresó en nuestro léxico- y venderlos no bien transpuesta la puerta del sitio de reparto. Sugestiva manera de pretender hacer filatelia. De su condición de asociados no emanaba otro beneficio que el citado.
El Centro Filatélico del Paraguay realizó el 23 de junio de 1968 una Asamblea Extraordinaria, convocada para una modificación parcial de su estatuto. Dichas enmiendas fueron recién aprobadas oficialmente por Decreto N° 20.040 del 11 de Junio de 1971.
No hubo progresos que destacaron durante los años de aquel decenio. Las rencillas comerciales ocuparon un espacio superior al destinado incluso a las filatélicas, que si hubieran existido honestas las hubiéramos admitido. Pero ni así fue.
El 8 de mayo de 1969 se inauguró en los salones de la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile una exposición filatélica paraguayo-chilena, que contó con la presencia de una representación del C. F. P. Era la primera exterior a la que oficialmente asistían miembros de esta entidad.
Agosto de 1970 marcaría el mes del centenario del sello paraguayo. A fuer de sinceros, nada estaba preparado para recordarlo. Se evidenciaba que llegaría y se iría como cualquier otro, frente a la indiferencia general.
Y efectivamente ese agosto pasó silencioso e ignorado. De no mediar la serie de sellos de venta libre que -en homenaje al Centenario del Sello emitió la Dirección General de Correos, el olvido hubiera sido total. Porque fuera de ello nada se hizo. Faltaron las charlas clásicas en estos casos, las disertaciones de quienes conocían datos sobre aquella emisión, las muestras, etc. Ningún artículo periodístico recordó el hecho a la opinión pública.
Vanos eran, en tanto, desde un lustro atrás los intentos del C. F. P. por ingresar en calidad de miembro activo temporario a la Federación Internacional de Filatelia, FIP pese a ser la única entidad del país. Conocida era su postura al respecto de las emisiones contratadas desde 1961, todas siempre reproducidas en sus publicaciones oficiales. Pero un congreso del máximo organismo celebrado en Londres los días 28 y 29 de noviembre decidió aceptarlo apocadamente en el carácter citado.
Era injusto haber marginado a la única entidad nacional, de lejana trayectoria, pero los dirigentes de la FIP, identificaban directiva con institución, y desde un frío cálculo no se les podía negar razón. Actuaban por un primordial principio de saneamiento. El motivo del cambio en la actitud del congreso, cuando los directivos del C. F. P. no modificaron su postura de notoria indiferencia frente a las emisiones indeseables, lo desconocemos. ¿Tal vez por simple comodidad? ¡Ojalá!
En coincidencia con aquel hecho, se celebraba en Caracas, Venezuela, la Exposición "Exfilca-70" y el congreso FIAF del 27 de noviembre al 6 de diciembre de 1970 con auspicios de la citada Federación Interamericana de Filatelia. Se hizo presente a los actos una delegación del C, F. P. Mientras, por decreto N° 15.632 del 26 de octubre de 1970 había sido designado el Dr. Luis M. Ferreiro como representante de la Administración Postal del Paraguay ante la Asamblea de Asesores Filatélicos que se realizó en el marco de aquella exposición.
En febrero de 1971 el diario "La Tribuna" de Asunción abrió sus columnas dominicales a un espacio que bajo el título de "Rincón Filatélico" apareció con regularidad cada domingo. En un centenar de entregas, la sección cubierta por algunos colegas cumple una función de divulgación. Por demás, hubo otros artículos que sobre el tema se sucedieron alternadamente en publicaciones nacionales.
El 28 de marzo del mismo año se efectuó en el C. F. P., tras largos años de suspensión, un remate de sellos, modernos en su gran totalidad.
Por ese tiempo se anunció un nuevo decreto de concesión de sellos. Un balde de agua helada para quienes esperaban el ansiado cambio. La adquisición de una moderna máquina para imprimir sellos postales, destinada a los Talleres de Valores Fiscales, lo hacía presumir. El planteamiento de la creación de otra entidad filatélica cobró más vigor, vista la imposibilidad de lograr algún viraje en el rumbo seguido.
FUNDACIÓN DE LA "ASOCIACIÓN FILATÉLICA PARAGUAYA"
La inquietud de un buen grupo de filatelistas por expandir la afición por los sellos con mayor dinamismo habrá sido un factor decisivo para la creación mayor una nueva entidad en nuestro medio, que iba a aportar su estímulo a la causa de la filatelia paraguaya, bastante ignorada en sus contornos idealistas. Las circunstancias que rodearon a la fundación se resumen en las líneas leídas más atrás, y oficialmente en la publicación o vocero de la entidad creada.
El 1° de agosto de 1971, mes de la aparición de nuestros primeros sellos, se realizó en los salones de la Biblioteca "Gral. San Martín" de la Casa Argentina de Asunción, Av. Mcal. López y calle Brasil, la Asamblea de fundación de aquel núcleo, cuyo nombre adoptado fue el de "Asociación Filatélica Paraguaya". Las siglas que emplearemos: A. F. P.
Fueron sus fundadores:
Luis Gontaud - José Cortés Juárez
Guenther Rothbaecher - Renán Sánchez
Ernesto Fischer - Guillermo A. Weyer
Emilio Ayala - Alfredo M. Seiferheld
Carlos E. Kron - P. Salvador Reig
José E. Grassi - Gastón Prince
Gladys O. F. de Giménez - Isaac Goldenberg
M. Arsenio Faraldo - Reynaldo Fugarazzo
Miguel Bernal G. - Juan A. Strupp
Arnaldo F. Barrios - Carlos M. Recalde
Anthony Chytil - Víctor Simón
Enrique Holst - Bertoldo B. Seiferheld
El punto segundo del acta de creación dejaba sentado que eran principios y objetivos fundamentales de ella: "Incrementar y jerarquizar la filatelia paraguaya dentro de sus múltiples posibilidades; solamente la concordia y unión entre todos harán posible una filatelia mejor". "Hacer llegar nuestra voz de asesoramiento a las autoridades nacionales sobre todo lo concerniente a nuestras emisiones"
Tales, algunos postulados contenidos en el documento del 1° de agosto. En esa oportunidad fueron nombradas dos comisiones, la primera directiva provisoria encabezada por José Cortés Juárez y otra de siete miembros encargada de la redacción del proyecto de estatuto social a ser considerado en una próxima asamblea que se reuniría a tales efectos. Y el miércoles 25 de agosto era éste aprobado con modificaciones. No tardó en obtener su reconocimiento jurídico.
El día 22 se habían inaugurado las reuniones dominicales en la "Casa Argentina", las que contaron con tantos asistentes como sólo hacia los años veinte computó nuestra filatelia. Era la afirmación de lo mucho que podía hacerse en nuestro medio. Si bien la proporción de asistentes tendría su disminución natural, más tarde habría de reportar beneficios en forma de cultores que permanecerían con la afición por reunir sellos de correo.
Aquellas reuniones eran matizadas con charlas, obsequios, proyecciones de filmes e incentivos similares en pro de los jóvenes que se acercaban a la entidad. En aquel grupo creador había deseos de mejorar, había unidad e interés por la filatelia, y ello era sumamente importante. Todo esto tal vez no tenga peso para el lector extranjero, pero ocupando éste el lugar de un compatriota, sabrá apreciarlo.
Algo después se anunció la, creación de un núcleo del G. F. P. en la ciudad de Pilar. La buena nueva, recogida con algún escepticismo, flotó en el ambiente. Tenía el hecho el tácito apoyo de quienes bregaban por transportar la afición organizada al interior en forma de entidades. Sigue siendo deseó de todos que la creada -de la que poca información tenemos- progrese en el marco filatélico y adquiera relevancia. Aunque sabemos solamente de colegas asociados al C. F. P., de aquella ciudad.
Los frutos del movimiento de la A. F. P. no se vieron con exclusividad en la misma entidad a manera de algún acontecimiento amplio, sino también quedaron a la vista a partir del 3 de septiembre de 1971 cuando con auspicios de Líneas Aéreas Alemanas "Lufthansa" y del C. F. P., un comité organizador compuesto por tres personas inauguraba una nueva muestra filatélica en los salones de la Dirección General de Turismo, en presencia de las más altas autoridades. Se evidenciaban deseos de progreso, pues, era la primera en doce años. Muchos son los aspectos a tenerse en cuenta en el análisis. Era criticable la participación comercial, al punto que la exhibición giró en torno a las emisiones calificadas de indeseables, ignorándose la existencia, con pocas excepciones, de los sellos antiguos. En lo positivo estaba la realización de un acto similar y la presentación de piezas transportadas por los "Zeppelín", de la casa Sieger de Alemania Federal.
La Dirección de Correos habilitó un matasellos para el efecto, empleado en el lugar de su desarrollo. Tal, a grandes pinceladas, un resumen de ese evento.
En tanto, los directivos del C. F. P. se hacían presentes en Lima, Perú, para la tercera asamblea plenaria de la FIAF y la exposición "Exfilima" correspondiente a ese año.
Compendiando, la filatelia nacional conoció dos nuevos factores de impulso: la creación de una nueva entidad y la organización de una muestra que sin revestir carácter general sino de promoción, debía contar con la aprobación de todos. El C. F. P. se dedicaba en noble gesto -desde hacía varios años- a realizar aportes benéficos a entidades que los retribuían a los necesitados. Esta actitud, mantenida hasta la fecha, merece ser motivo de legítimo orgullo para la filatelia nacional y sus cultores.
El 13 de marzo de 1972 fue aprobado el estatuto social de la A. F. P. y reconocídale su personería jurídica. Las reuniones de ella se habían trasladado en tanto a una dependencia del Colegio San José, sobre la avenida España y la calle del mismo nombre. La declaración de principios estatutarios quedó plasmada en dos escuetos enunciados:
a) Promover, mejorar, divulgar, incrementar y jerarquizar la filatelia paraguaya dentro de sus múltiples posibilidades.
b) Velar en todos los aspectos por el prestigio de la filatelia paraguaya, por todos los medios a su alcance. Con este instrumento, la asociación se hallaba en condiciones de efectuar su segunda asamblea, la que -obviando la de aprobación del estatuto- se llevó a cabo en el tradicional sitio de reunión el 23 de abril del mismo año. En la ocasión fue electa una directiva bajo la Presidencia de don Miguel Bernal G., secundado en la Vice por el Padre Luis Gontaud. Incluía la C. D. los cargos de Secretario General, Secretario de Relaciones, Tesorero, Pro-Tesorero, Secretario de Canjes, Vocal 1° y 2°. Suplentes, Asesor Filatélico y dos Síndicos; todos ellos llenados posteriormente. La misma duró en sus funciones hasta la realización de una asamblea ordinaria, ya para el período de dirección normal a partir de agosto, en la que ella se renueva parcialmente.
En mayo de 1972 se inauguró en el local social de C. F. P. otra muestra que hablaba del esfuerzo de quienes la materializaron. La misma abarcó noventa marcos cubiertos de material filatélico proveniente de una treintena de expositores según la referencia oficial. Habilitada al público por algunas semanas, fue un positivo paso de divulgación filatélica e institucional.
Por su parte y en homenaje al 1° aniversario de la A. F. P. la Dirección General de Correos libraba al uso -a pedido de la entidad- un matasellos alusivo, a aplicarse según la resolución N° 85/72 DG/S, ". .. A todas las correspondencias que circulan por el correo a partir del 1° al 15 de agosto". Era el tercero de este tipo en el país,
El 13 de agosto del 72 realizó la Asociación Filatélica Paraguaya una nueva asamblea ordinaria que contempló entre otros puntos la elección parcial de miembros directivos para el período 1972/73. Recayó la Presidencia en M. Arsenio Facaldo, uno de los más activos del núcleo, secundado en sus funciones por el Rvdo. Luis Gontaud.
El 1° de septiembre se inauguró en Río de Janeiro, Brasil, la 4º Asamblea Plenaria FIAF en el marco de "Exfilbra 72", ya con la habitual presencia de un grupo de miembros del C. F. P. Sobre- su actuación en el Congreso Interamericano da cuenta el boletín oficial de la FIAF, N° 2, p. 20, 1972, al reproducir palabras de un representante nacional en el sentido que “ . . . es un hecho que el citado señor (J. Kobylanski) tiene un contrato que le autoriza a emitir los sellos del Paraguay y que los filatelistas de ese país están muy satisfechos con el convenio, etc.... (sic). Afirmación que sintetiza el pensar errado de los dirigentes de la entidad hacia los referidos contratos. No puede existir, como no existe, un contrato que autorice a particulares a emitir sellos, es decir a lanzarlos a circulación, y -he aquí lo esencial- no sé puede hacer de portavoz de todos los filatelistas nacionales en general. Los satisfechos, son los beneficiados, sólo éstos quien no lo acepte así, puede realizar un sondeo honesto sobré el particular.
En tanto y correspondiente a los meses de agosto-octubre apareció el primer número del órgano oficial de la A. F. P. Su nombre: "Paraguay Filatélico". De modesta confección, trajo doce páginas de material. Entresacamos parte del editorial.
"Es propósito de la Asociación Filatélica Paraguaya convertir a esta hoja en pregonera de ideales nobles, cobijando ideas e inquietudes filatélicas ahogadas en años anteriores. La filatelia, y muy especialmente la nuestra, transita horas difíciles. Pero sus cultores cuentan con recursos para sacarla de este trance ubicándola a la altura de seis similares en América. El tiempo dirá si lo han logrado o no". (Rey. Cit., p. l).
Varios ejemplares posteriores se lanzaron ya del mismo y se espera que siga distribuyendo gratuitamente los conocimientos de interés que contiene. Es responsabilidad de su comisión directiva y da trimestralmente cabida a pensamientos de actualidad, con la etiqueta de sus ideales en cada entrega.
La misma entidad efectuó el 25 de marzo de 1973 una asamblea extraordinaria, en la que con participación de numerosos miembros se aprobó por unanimidad, ". . . no mantener en el futuro ninguna relación con las emisiones abusivas". Era la primera declaración conjunta sobre un tema tan candente. Valiosísima rotura del silencio que cubría lo tocante a dichas series, no tiene precedentes en nuestro historial filatélico.
Al cabo de trece años de presidir el C. F. P., don Aníbal Ferreiro abandonó el más alto cargo de la entidad, siendo nombrado en su reemplazo por asamblea ordinaria del 8 de julio de 1973, el Dr. Héctor B. Ruíz, La Vice-Presidencia recayó en el Dr. Wilfrido Taboada.
El 26 de agosto de 1973, la A. F. P. renovó parcialmente sus autoridades, también en elecciones de asamblea general ordinaria. Fue electo Presidente el Rvdo. Luis Gontaud, activo dirigente de la Asociación Filatélica Paraguaya su tesón se debían las reuniones que en dependencias del Colegio San José realizaba la entidad. Durante los primeros meses lo reemplazó en el cargo el Dr. José E. Grassi, destacado y meritorio colega. Era Secretaria de Relaciones la Sra. Gladys F. de Giménez.-
La directiva electa en el Centro Filatélico del Paraguay representó a la institución en la 5á Asamblea Plenaria de la FIAF, celebrada en noviembre del mismo año en Guayaquil,
Ecuador. En la oportunidad, los sellos "indeseables" del Paraguay -aunque hubo errores al incluir a varios normales-volvieron con justeza a la lista de los perjudiciales que estableciera la federación. Era un obsequio de reyes para los filatelistas honestos. Provocó la determinación, el retiro de la delegación del C. F. P.
A partir de fines de abril de 1974, la A. F. P. inició sus reuniones en el local de la Alianza Francesa, cedido por su Director y miembro fundador, Prof. Gastón Prince. Por entonces sus relaciones se habían afianzado, y la entidad era reconocida internacionalmente.
La asamblea general ordinaria celebrada por el C.F.P. en fecha 14 de julio de 1974 reeligió para el cargo de Presidente al Dr. Héctor B. Ruiz, Como Vice-Presidente fue nombrado el General Jorge Thompson Molinas.
La A. F. P. realizó en cambio la suya el día 18 de agosto, con renovación parcial de su Comisión Directiva. Para el cargo de Presidente fue electo por unanimidad don Emilio Ayala.
El 28 de octubre de 1974 se habilitó en la Galería "Agustín Barrios" del Centro Cultural Paraguayo Americano, Av. España N° 352, una muestra filatélica oficial de la República de Formosa, Fueron exhibidos 155 paneles con sellos chinos, divididos éstos en seis secciones. Dicha muestra -la 5a realizada en Asunción- permaneció habilitada hasta el 6 de noviembre y fue bastante visitada.
En el marco de EXFILMEX-74-UPU, Exposición Filatélica Internacional que se inauguró en la Ciudad de México el 26 de octubre de 1974, la Federación Interamericana de Filatelia, FIAF, celebró su Asamblea Ordinaria correspondiente al presente año. Por primera vez en cinco años, el C. F. P. no se hizo presente en la misma.
La última actividad a destacar en 1974 cúpole al C. F. P. al realizar el 15 de diciembre en su local social, un remate de sellos modernos emitidos por el correo paraguayo.
Hasta aquí el resumen de las principales actividades filatélicas que recogimos desde la aparición de los primeros sellos postales paraguayos. Por separado se completará y actualizará periódicamente el capitulo presente.
CULTORES DESTACADOS DE LA FILATELIA PARAGUAYA
Sin ánimo de hacer un escalafón, y luego de recordar más atrás la presencia de varios colegas ligados al nacimiento del C. F. P., cabe ahora aludir en forma cronológica y a modo de semblanza, a aquéllos que más hicieron o siguen haciendo, a juicio nuestro, sea por su actuación individual como en entidades, fomentando la filatelia en el Paraguay. Quedarán otros en el tintero por desconocerse su actuación, pero igualmente dignos de merecer un homenaje.
DR. ENRIQUE D. PARODI
Este conspicuo intelectual paraguayo nació en Asunción en el año 1857. Radicado gran parte de su vida en Buenos Aires, fue investigador, poeta, escritor y estudioso filatelista. Sus colaboraciones sobre el tema en publicaciones rioplatenses son casi las únicas del siglo XIX. Poseía un selecto conjunto de sellos nacionales.
Dice de él Carlos R. Centurión: "Se le consideraba como a uno de los paraguayos más eruditos de su época. Parodi cultivó la prosa y el verso. También poseía dotes de orador, las que, en aquel tiempo, motivaron el elogio de la prensa porteña".
Fundador de la "Revista del Paraguay" que circuló desde 1891 en Buenos Aires, varias veces Presidente del "Centro Paraguayo", el doctor Parodi falleció en esa ciudad en el año 1.917.
DON JULIO ANGEL GIUSTO
Este colega de sobrados méritos era natural de Montevideo, Uruguay, donde naciera el 22 de octubre de 1874. Por casual aventura llegó al Paraguay en el año 1916, siguiéndole su familia dos años más tarde. Entusiasta filatelista, pronto estableció un parador sobre la calle Garibaldi y Plazoleta del Puerto.
En ese café principiaron las tertulias filatélicas que en 1921 condujeron a la creación del club "Paraguay Coleccionista", del que fuera su director y fundador, del mismo modo que su publicación trimestral de igual nombre. La falta de colaboración y la prematura muerte de Carlos Acuña Faltón, su buen amigo, hizo que se alejase lentamente de la vida institucional, tras haber igualmente integrado la directiva del C. F. P.
Retirado finalmente a la ciudad de San Lorenzo del Campo Grande, falleció en ésa el 22 de noviembre de 1947. Su nombre permanece ligado a la nómina de quienes más sacrificios aportaron para la filatelia paraguaya.
DR. JOSÉ TOMÁS BARBOZA
Uno de los primeros filatelistas científicos del país, había nacido en Asunción el 21 de enero de 1876. Se inclinó hacia los sellos postales desde temprana edad. Titulado de Doctor en Derecho, llegó a ocupar el cargo de juez en lo Criminal.
Dotado de mucha inteligencia, publicó interesantes trabajos en la Revista del Centro Filatélico del Paraguay sobre sellos nacionales. La muerte lo sorprendió ocupando el cargo de Vice-Presidente de esa entidad el 20 de septiembre de 1924.
Fue uno de los filatelistas paraguayos más ilustres.
DON TEODORO LABRANO GONZÁLEZ
Meritorio divulgador de la filatelia paraguaya desde fines del siglo XIX, vio la luz en Asunción el 19 de noviembre de 1879. Trasladóse a la villa veraniega de Areguá donde se instaló comercialmente para ahí trabar amistad con numerosos intelectuales que visitaban la ciudad.
Abrazó la filatelia desde pequeño y fue diríamos el primer distribuidor de los catálogos Senf, Gálvez, Stanley Gibbons y otros. Su capacidad le permitió dirigir un periódico en aquella ciudad, "El Eco de Areguá". Electo Presidente Municipal por tres períodos, la villa que tanto amó conserva hoy una calle con su nombre.
Teodoro Labrano (h), como es recordado por su gran legado de sobres y enteros filatélicos por él prolijamente despachados, falleció en Areguá el, 22 de junio de 1951.
DR. J. HEINRICH JAKOB JOERG
Natural de Estrasburgo, hoy Francia, nació en ella el 28 de octubre de 1880. La Alsacia era entonces germana y de ese medio surgió Joerg. Pudiente químico y odontólogo, llegó al Paraguay en los años diez con el aporte de sus conocimientos e interés filatélicos. Se radicó más tardé en Itacurubí de la Cordillera.
Dedicado de lleno a esta afición, reunió para la época quizá el conjunto, Más voluminoso de sellos paraguayos. Conocido también en la capital por sus actividades, fue por un tiempo odontólogo de la Escuela Militar. No actuó sino muy esporádicamente en el movimiento de las entidades, pues se dedicaba más bien a la masiva compra y venta de colecciones.
Con su trágica muerte el 26 de diciembre de 1950, sus valiosas colecciones se desintegraron inexplicablemente.
DON FEDERICO R. GÓMEZ
Este recordado publicista y conocedor filatélico nació en Asunción el 18 de julio de 1886. Cultivó la filatelia ya desde principios de siglo.
Fue Director de la Junta de Aprovisionamiento durante la guerra del Chaco; ocupó la presidencia de la Honorable junta Municipal de Asunción y fue Senador Nacional hasta 1940. Destacó por su cultura y sus distintas actividades sociales.
Miembro de la, comisión asesora de correos en materia filatélica por un corto tiempo, ha publicado artículos en la revista de esa administración. Integró igualmente desde 1925 varias comisiones directivas del C, F. P.
Federico R. Gómez falleció en Asunción el 29 de diciembre de 1957.
DON CARLOS ACUÑA -FALCÓN
Destacado propulsor de nuestra filatelia, era oriundo de Asunción, donde nació el 3 de febrero de 1892. Interesado en enseñar y expandir la afición, fue varias veces directivo del Centro Filatélico del Paraguay, redactor de su publicación y primer administrador de "Paraguay Coleccionista".
Desde muy joven se interesó por las actividades de este gremio en nuestro país, al que aportó dedicación y esfuerzo. La muerte llegó a él en Asunción, en el año 1926.
Acuña Falcón dejó un imborrable recuerdo por sus dotes y laboriosidad.
DON JUAN ENGEL
Filatelista de la vieja guardia, nació en Porto Alegre, Brasil, el 14 de marzo de 1892, iniciándose a coleccionar para el año 1917 merced a las orientaciones de Alfredo Fernández Braga, buen conocedor de entonces.
Arribó a la ciudad de Encarnación a fines de diciembre de 1906, para permanecer en ella hasta nuestros días. Hombre de trabajo, respetado en la zona, cúpole dedicarse con afán a los sellos postales promoviendo su desarrollo e interés.
Es el colega más fecundo del interior del país. Engel tuvo la oportunidad de ver con ojos extranjeros, desde Encarnación, el desarrollo de la filatelia paraguaya de casi todo el presente siglo.
DR. AGUSTÍN CASSANELLO
Este excelso miembro del foro nacional vio la luz en Borja el 13 de abril de 1893. Obtuvo el título de Doctor en Derecho para 1918. Fue juez en lo criminal y en lo civil y ocupó el cargo de camarista en los tribunales nacionales. Todo esto por más de veinticinco años.
Se destacó en filatelia por su capacidad administrativa y por sus conocimientos en la materia. Fue Presidente del C. F. P. por cinco años, habiendo ocupado anteriormente otros cargos. En 1950 era su asesor jurídico.
Persona vastamente vinculada, el Dr. Cassanello falleció en Asunción el 14 de diciembre de 1953.
DON ANIBAL M. FERREIRO
Natural de Montevideo, Uruguay, nació el 12 de diciembre de 1893. Filatelista desde joven, Ferreiro llegó; al Paraguay definitivamente y desarrolló buena parte de sus actividades en la ciudad de Pilar, donde reunió un buen caudal de sellos al punto de ser considerado el filatelista de colecciones más amplias en nuestro país. A fines de los años cincuenta se radicó en Asunción.
Presidente del, C. F. P. desde el 21 de agosto de 1960 al 8 de julio de 1973, le cupo en ese carácter integrar varias comisiones al exterior, así como un jurado americano.
Posee varios estudios sobre sellos nacionales.
GRAL. EDUARDO TORREANI VIERA
Digno paradigma del soldado nativo, supo y cúpole al General Torreani Viera enlazar dos aspectos que parecen repelerse: la Filatelia y las Armas. Demostró que no era así.
Nació en Asunción el 13 de octubre de 1898. Para 1919 había recibido el título de Oficial del Ejército Paraguayo. Cuando la guerra del Chaco tuvo destacada actuación, ascendiendo a Comandante en Jefe de la IV División de Infantería. Merecedor de la Gran Cruz del Chaco y de la Cruz del Defensor, el entonces Tte. Coronel Torreani Viera volvió a dedicarse, a su retorno al hogar, a los sellos postales.
Fue en 1940 Ministro Secretario de Estado en el Dpto. de Guerra y Marina y en el del Interior. Resaltó por sus dotes de persona culta y medida. Integrante de la C. D. del Centro Filatélico de la que fue Vice-Presidente, falleció en esta capital el 4 de abril de 1964.
DR. JORGE BERNARDINO GOROSTIAGA
Otro conocido hombre público nacional que dedicó buenísimas horas al arte de reunir sellos. Natural de Villarrica, nació el 20 de mayo de 1900.
Miembro de la directiva del Centro Filatélico del Paraguay, se dedicó desde joven al coleccionismo, estudio y propagación del sello nacional, en el que encontraba la tranquilidad a su agitada vida. Siendo miembro de la Comisión Central de la A. N. R., lo era simultáneamente de aquel directorio filatélico, en 1926.
Diputado Nacional desde 1927 al 1931, fue Director General de Correos en 1946/7; Ministro de Industria y Comercio de 1952 al 1954; de Educación y Culto de 1958 al 1968. Senador Nacional desde el 10 de abril de ese año hasta su muerte acaecida el 5 de diciembre de 1973. Bernardino Gorostiaga siguió con su dedicación a los sellos hasta pocos meses antes de su deceso. En cuantas ocasiones podía, destacaba la nobleza de esta afición.
No mucho antes pudimos aún comprobar sus dotes de apasionado por los sellos nacionales.
DR. VÍCTOR G. FRACCHIA
Hombre noble y bueno, don Víctor nació en Asunción el 14 de mayo de 1902. Heredó la afición filatélica de su padre y fue coleccionista desde corta edad,
Se recibió de químico farmacéutico en 1926, especializándose en Bioquímica y Bacteriología. Fue profesor, durante largos años, de la Facultad de Química y Farmacia.
Su actuación en filatelia no es menos meritoria, llegando a ocupar la presidencia del C. F. P. desde 1943/44 hasta el año 1958, lapso en que gran parte de las reuniones tenía lugar en su domicilio. Poseyó la mejor colección especializada del Paraguay. Formó parte de la comisión asesora de correos, colaboró en la terminación de los catálogos de Víctor Kneitschel y en el de Correos y Telégrafos de 1944.
Víctor Fracchia ha cumplido un positivo ciclo en la filatelia nacional al intervenir en cuantos actos calificados tuvieron lugar en ella desde 1940 hasta hace unos años. En honor á su actuación fue nombrado Consejero perpetuo del C. F. P, Lleva, con la reestructuración, el N° 1 entre los miembros de la entidad.
DON ERICO LOEWENTHAL
Fue el colega idealista y estudioso por excelencia. Nació en Eschwege, Alemania, el 9 de agosto de 1906. Llegó al Paraguay a principios de los años treinta, aportando consigo un caudal de sapiencia filatélica recogida en su tierra natal y en Buenos Aires,
Se radicó en la ciudad de Villarrica hasta su muerte. Colaboró con varias publicaciones extranjeras propagando las bonanzas del sello nativo. Tiene numerosos trabajos y estudios filatélicos inéditos que esperan ser publicados, y en los que plasmara sus cualidades que hubo de verter en bien de esta filatelia.
Erico Loewenthal falleció en la capital guaireña el 16 de marzo de 1972.
DON ERNESTO FISCHER
Dedicado al coleccionismo, al comercio y al estudio filatélicos, es uno de los hombres que ha mantenido encendida la llama del interés hacia los sellos del país por largo tiempo. Nació en Berlín, Alemania, el 10 de abril de 1907 y arribó al Paraguay en el año 1922. Se hizo ciudadano naturalizado.
Hombre de actividades empresariales e industriales, es su mayor mérito el haber perseverado con la filatelia. El testimonio imborrable quedará en los millares de sobres confeccionados de su puño y letra para cuantos vuelos espaciales hubo.
Es poseedor del mejor conjunto especializado de sellos nacionales en el Paraguay y uno de sus más claros conocedores.
Fue miembro del cuerpo directivo del C. F. P. y es actual asesor en la materia de la A. F. P.
DON JOSÉ CORTÉS JUÁREZ
Nació en Buenos Aires el 12 de diciembre de 1909 y cultivó la filatelia desde su infancia. Llegó al Paraguay en calidad de corresponsal de guerra de "El Diario" de la capital argentina en 1934. Se vinculó de ahí en más al quehacer cultural del país, en el cual la filatelia ocupara para el privilegiado sitio.
Presidió el C. F. P. desde su asamblea reorganizadora de 1959, bajo cuya dirección se organizó la muestra filatélica nacional que comentáramos.
Periodista filatélico, fue miembro del consejo de redacción de la revista del C. F. P. y tiene publicados numerosos trabajos en diarios y revistas nacionales. En 1971 primer Presidente de la Asociación Filatélica Paraguaya, Cortés Juárez es un orador de fuste e innegables cualidades.
DR. WERNER LANDMANN
Fue uno de los mejores conocedores de sellos nacionales. Nacido en Berlín, el 4 de agosto de 1913, llegó al Paraguay a principios de 1935, adoptando luego nuestra carta de ciudadanía.
Distinguido químico industrial, alternó su vida en nuestro país y en los Estados Unidos de América, donde obtuvo selectas piezas que adornaron su colección paraguaya, una de las más especializadas reunidas hasta hoy.
Su prematuro deceso en fecha 5 de agosto de 1966, en Asunción, significó una valiosa resta para la filatelia paraguaya, que contaba en el Dr. Landmann con una persona de vasto alcance cultural y filatélico.
PROF. CARLOS A. PUSINERI SCALA
Este conocido investigador compatriota nació en Asunción el 29 de noviembre de 1919, dedicándose a los sellos postales desde temprana edad. Dentro de sus múltiples actividades científicas, dio a estas piezas el lugar que les correspondía como testimonios históricos nacionales.
Académico de número de la Academia Paraguaya de la Historia, muchos trabajos científicos han encontrado en Pusineri a un desinteresado colaborador. La presente obrita filatélica tuvo también en él a uno de sus más firmes propiciadores.
Formó una nutrida colección de sellos paraguayos, en la cual volcó su pasión por largo tiempo. Actualmente se halla alejado de nuestras entidades, si bien conserva sus vastos conocimientos en la especialidad filatélica.
Es Director del Museo de la "Casa de la Independencia" y Vice-Presidente del Instituto de Numismática y Antigüedades del Paraguay. Ejerce la cátedra en varios institutos superiores de enseñanza y ha publicado numerosos trabajos de investigación histórica. Posee un interesante museo privado, donde también destacan piezas indígenas, a cuyo estudio Pusineri se dedica con asiduidad.
DON M. ARSENIO FARALDO G.
Cerramos con este meritorio exponente nacional, las semblanzas de los más destacados filatelistas del Paraguay.
Natural de Asunción, nació en ella el 25 de abril de 1936, Propagador y estudioso de nuestros sellos, se lo considera en la actualidad, como el cultor compatriota de más conocimientos en el país sobre nuestros sellos postales.
Co-redactor de "Rincón Filatélico", miembro de la directiva del C. F. P. y de la A. F. P., fue Presidente de esta entidad por el periodo 1972/3. Representante del investigador y del estudioso, la filatelia nacional espera de Faraldo otros trabajos frutos de su innegable capacidad y vocación filatélicas.
INVESTIGADORES Y PROPAGANTES
Por significativos méritos acumulados como conocedores de nuestros sellos son de citar además aquéllos que sin actuar, salvo ocasionalmente algunos, en el desenvolvimiento de las entidades nacionales, se hicieron acreedores de reconocimiento por sus trabajos repartidos en numerosas publicaciones y por su erudición. He aquí a los que conocemos cómo más destacados:
Rvdo. Padre N. Aveiro
Coronel Dr. Carlos M. Barrenechea
Don Alfredo Bidart Malbrán
Don Walter B. L. Bose
Don William A. Me. Donnell
Don Juansilvano Godoi
Don E. H. Hirschberg
Don Charles A. Jewell
Dr. Ricardo de Lafuente M.
Coronel José H. Lauritto
Ing. Carlos A. Pollitzer
Don Eduardo Rocha (h)
Don Julián A. Troxler
Don Pedro Weisz
Don Guillermo Weyer
Y finalmente, nuestro homenaje a un compatriota que sin ser filatelista hizo por éstos mucho más que otros cultores de sellos. Aludirnos al Capitán de Navío (S.R.) don Eliseo Alfaro Huerta.
Espíritu emprendedor y enamorado de nuestra historia, nació el 17 de septiembre de 1906. Inició sus estudios navales para proseguirlos en Buenos Aires. Actuó durante cinco años a bordo del cañonero "Paraguay" y fue condecorado con la Cruz del Defensor.
Apasionado por la investigación histórica y en ella por la de las administraciones postales paraguayas, legó varios trabajos sobre el tema. El 28 de abril de 1941 fue nombrado Director Interino de Correos y Telégrafos, cargo en el que se lo ratificó el 8 de agosto con el título de Director General, Durante el ejercicio de Alfaro Huerta se organizó el museo postal -habilitado definitivamente- se creó una comisión filatélica asesora, se confeccionó un catálogo de sellos y se impulsaron las bellas emisiones. Se retiró de esa dirección en marzo de 1945 por razones de salud.
Fue profesor de la Escuela Militar y en 1949 Administrador General de Telecomunicaciones. Dejó a su paso perdurables recuerdos por su honesta actuación al frente de la dirección postal. Por su interés hacia la filatelia y sus cultores nacionales ocupa un destacado sitio entre los directores de correo.
APÉNDICE:
FILATELISTAS EN EL PARAGUAY
Queda visto que la filatelia ha sido siempre aquí un "hobby" de pocos, tal vez de menos que en otras naciones. Sus causas pasadas las encuentra el filatelista en el convivir divorciado de demasiados colegas; sus causas presentes en la desacertada conducción y excesiva contemplación hacia los sellos dañinos demostrada por los dirigentes ocasionales.
Por varios factores, algunos dejados entrever en este compendio, muchos filatelistas están en discordia a nivel personal y a título institucional. Esto puede y debe superarse para alcanzar el anhelado incremento.
Como en cualquier sitio, la cantidad de sus inscriptos refleja una mínima porción de quienes en forma anónima reúnen sellos. Nunca se realizó un censo para sondar la aproximada cantidad de personas que practican, hoy como ayer, esta afición en el país. Esto, sin discriminar entre el científico y el simple juntador, pues ambos tienen idéntica inclinación; uno de ellos lo hace en forma más evolucionada. Es la única diferencia, pues ambos son filatelistas, es decir, amantes de los sellos de correo.
El escaso o ningún cuidado que por norma tuvieron las colecciones restantes a la muerte de un colega hicieron de su desaparición posterior el drama cotidiano de las familias que no supieron preservarlas. Esto iba en detrimento de los filatelistas potenciales; que no faltaban en muchas ciudades.
Es de tener presente para el futuro la realización de una encuesta patrocinada por los dirigentes, y que establezca un balance aproximado del número de filatelistas, de sus inquietudes y de las formas de colección preferidas; del mismo modo para quienes abandonaron la afición, con sus causales, etc. No nos aventuraremos a balbucear sobre el posible número de coleccionistas nacionales, pues faltan casi todos los elementos. El único poseído es la cantidad de inscriptos, que lejos está de reflejar una real proporción.
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CAPITULO IV
SITUACIÓN Y PROYECCIÓN FUTURA
DE NUESTRA FILATELIA
Existen factores que impidieron a nuestra filatelia poder ubicarse a la altura de sus similares en América. Ahí debe buscarse el porqué de estas líneas, es decir, en motivos que en otras latitudes hubieran pasado desapercibidos. Pero nuestro atraso -porque es atraso- nos obliga a referirnos a pasos elementales, que al aislarse resaltan dentro de este ambiente. Es lo que hemos intentado en páginas atrás.
La filatelia paraguaya atraviesa ahora una etapa de transición, sea por la existencia de coleccionistas con deseos de progresar, sea por la fundación de una segunda entidad filatélica. Los principiantes se hallan ante una barrera cerrada solo en apariencia: la de los conocimientos filatélicos. Lo seguiremos repitiendo, ya que nuestro país no carece de filatelistas capaces de ayudarlos; al contrario, para el hasta hoy reducido número de colegas, aquellos más conocedores serían suficientes.
Pero, filatelistas capaces de brazos cruzados, nada útil aportan. Las experiencias que de éstos se recogen verbalmente ceden al tiempo y sé pierden en la incertidumbre. Resulta básico dejarlos sobre el papel, pues sobran publicaciones donde hacerlo y la filatelia quedará beneficiada. Ante todo está ella como el fin más alto, y no merece como sucede aquí, simples anécdotas narradas sin exactitud, que confunden y desconciertan.
¿Una vez que sus protagonistas nos hayan dejado, estarán los filatelistas condenados a quedar por "secula seculorum" bajo el manto de la duda? No, si buscamos para nuestra filatelia una salida filatélica, valga la redundancia. Una salida que le permita reencontrarse con los años idos, con colegas bondadosos y con emisiones normales; con manuales, estudios y datos de interés.
Es fundamental que los colegas del ayer, que viven un presente reposado, leguen sus conocimientos en provecho de los demás. Esta herencia, ya ensanchada, estarán los jóvenes con gusto obligados a transmitirla a generaciones futuras como el mejor aporte para dejar encendida la llama de la atracción hacia los sellos de correo.
El beneficio será para toda la filatelia paraguaya, es decir para la cultura paraguaya.
SU UBICACIÓN CONTINENTAL
Para pesar nuestro, ella ocupa el puesto de la eterna desconocida, a no ser paradójicamente por algunos actos poco filatélicos que la hicieron trascender, pero más en lo malo que en lo bueno. Una verdad dolorosa que debe reconocerse si efectivamente hay inquietudes de superación.
La falta de tantas cosas, usuales ya en América, en cuanto a actos y acontecimientos filatélicos nos colocan en la situación de olvidados por propia voluntad. Tal la situación presente, a cambiar sólo en parte a corto plazo.
Sin haber podido dar cabida a tan siquiera una realización internacional en forma de exhibición competitiva, nos hemos privado del contacto personal, necesario para que otros llegué hasta nosotros y vean con propios ojos lo hecho y lo omitido, palpen la real situación y se desengañen de las apariencias de algunos que se ufanan de representar lo inexistente, recitan de memoria sus argumentos y callan sobre los problemas nacionales. La filatelia paraguaya debería ser buena por norma, y no esporádicamente como aparenta ser.
Si los colegas extranjeros fuesen de imprevisto huéspedes, se llegasen hasta nuestro núcleo y observasen claramente la real situación, sólo ahí nos hallarán como somos y notarán las deficiencias que, aunque no privativas nuestras, se destacan por falta de contrapeso en hechos positivos.
Al escribirse este trabajo existen posibilidades para organizar exposiciones en el marco de la FIAF. Nuestra potencialidad es restringida, pero tenemos la certeza que si diligenciamos, contaremos con apoyo oficial para una empresa tan noble como la de realizar una exposición. Y si en ese marco no es posible, nada impide llevar a feliz término una competencia internacional por cuenta propia, que señale la apertura filatélica paraguaya a nivel ecuménico.
Muchos contactos se han perdido por negligencia y otros por incapacidad. Con una de las pocas filatelias americanas aún sin federación, estos hechos sólo permiten críticas. Hacerlas constructivas es buscar un mejor porvenir para nuestra afición por los sellos.
Nuestra filatelia es, sin embargo, quizá una de las más libres que se conocen. En el Paraguay nos felicitamos por desconocer la existencia de inconvenientes de tipo político que coartan la colección de sellos en tantos países. No sabemos de ningún coleccionista forzado a dejar de reunir algo, o impedido de recibir directamente de origen los sellos que busca. Este hecho plausible nos ubica a niveles más altos que las de algunos colegas de movimiento restringido, tanto en intercambios como en posesión de sellos.
Y así, hay elementos favorables para una definitiva incorporación paraguaya a la filatelia internacional. ¿Qué esperamos para esgrimirlas?
SU LITERATURA.
Al bosquejar el desarrollo de la filatelia en el Paraguay cupo referirnos a su literatura que, diversificada en muchas ramas, casi siempre careció de continuidad, Fue el fruto de esfuerzos que se apagaron al faltar apoyo e interés en su realización permanente. Debieron por eso ser siempre trabajos unipersonales de uno que otro factótum, raras veces de conjunto.
Aprender las lecciones pasadas y elaborar un programa de actividades filatélicas literarias es una parte importante de lo que aún debe realizarse para calificar de meritorio al conjunto de líneas creadas por colegas nacionales en la materia.
Será necesario contar en primer lugar con un órgano de divulgación, amplio, autofinanciado y ciego a cualquier tipo de influencia. Este, ampliaría el radio de movimiento y sus derivaciones llegarían solas. Podrían aparecer al margen, periódicamente, folletos sobre falsificaciones y reimpresiones que circulan como variedades. Al mismo tiempo podrá colaborarse en la inclusión de escritos filatélicos en diarios, que bien encarados cumplen una función vivificadora por ser los que a mayor número de lectores llegan. La creación de bibliotecas filatélicas es de considerarse desde ya, para contener lo mejor del material escrito qué se halle en el país.
Con reunir el esfuerzo común se obtendría un provecho colectivo, no personal ni exclusivo de unos pocos. Pertenecería a la filatelia nacional como pieza de elevación y prestigio,
Valga lo resumido hasta aquí, para demostrar que mucho queda por andar para alcanzar el movimiento ideal y ponernos a tono con los progresos de la literatura filatélica.
Frente a la circunstancia actual, un medido progreso cubrirá lo que dejó de hacerse en la materia en forma regular. Creemos que estamos a tiempo.
SU CULTIVO EN EL INTERIOR DEL PAÍS
Es de reconocer el estado virgen de esta afición como ciencia cultivada en grupo en el interior de la República. También de páginas anteriores poda desprenderse este hecho, ahondado por el escaso interés prestádole por los radicados en Asunción, que no se encargaron en fomentarla más allá de la ciudad capital, salvo al cursar el correo de tanto en tanto a esos sitios.
La filatelia interior se redujo así a un par de coleccionistas afiliados por ciudad importante, al espontáneo conjunto de personas sin nociones y a alguno que otro director de correos que en permanente contacto con los sellos hizo su propio "hobby". Nada de clubes, actos o reuniones. Es cuanto consta a todos.
Dentro de las limitaciones destacadas, vemos en cambio que la editorial "El Mundo Paraguayo" de Coronel Bogado desmintió las invocadas dificultades de hacer filatelia en el interior, y aunque prestada a interpretaciones de dualidad, tuvo montada su organización en aquella ciudad.
Mucho falta hacer para afirmar posesión de una filatelia organizada en aquellos puntos del territorio. Las entidades capitalinas serán las responsables de reunir alrededor de sus escasos miembros del interior a los coleccionistas noveles y a aquellos alejados, para crear polos de atracción y acechar futuros grupos, aunque fueran autónomos.
El apoyo material se concretará mediante el envío de publicaciones y de sellos postales. En los apartados rincones donde con el progreso imprimido llegan los correos, también llegará con regularidad su cargamento filatélico. Mediante éste nadie aducirá desvinculación, pues, los contactos se efectuarán entre ciudades nacionales, como hacia puntos externos en forma continuada.
Será ideal contar con una publicación nacional, y hacer igualmente visitas a quienes rozan can la afición, seguros de que la cooperación es excelente medio de ratificar amistades. ¿Cuántos datos se hallan encerrados en el interior, sobre todo disfrazados de sellos postales? Una variedad empleada en un pueblo lejano tiene casi toda la autenticidad posible, en contraste con la misma de Asunción que pudo darse a maniobras. Exquisitos matasellos cobijan otras ciudades, con sus transportes ferroviarios y fluviales que dan a los sellos un algo desconocido y nada fácil de hallar. Igual casa con los sobres de la capital provistos de marcas desaparecidas y que por capricho del destino se salvaron en la campaña.
Deleitarse con conjuntos de sellos en pueblos y ciudades, con iguales piezas a las buscadas en la capital y en el mundo, abrirá perspectivas halagadoras al desarrollo de la filatelia nacional que por contagio entrará pujante a recoger sus frutos.
El material dará lustre y la tranquilidad campesina ayudará al filatelista a completar sus colecciones, a relacionarse con el exterior y a encontrar útil el empleo de su tiempo libre.
Es hora de que llegue la promoción filatélica interior. Depende de quienes tienen las llaves en sus manos para abrir las puertas a tan aguardado desarrollo.
CARENCIA DE EXPERTOS NACIONALES
Volverse experto en filatelia implica especialización en un sello, emisión o tirada particular de valores postales. Equivale a reducir el campo de acción con la consecuente profundización y metódica- estudio -de cuanto atañe a lo escogido.
La naturaleza limita en el sentido de que el abarcar mucho -entiéndase en relación al peritaje filatélico- disminuye las posibilidades con que cuenta un estudioso de conocer a fondo un determinado capítulo. Se explica por ello la situación que se plantea a expertos que al conocer de sellos clásicos en general, y poseer las recopilaciones de los falsos "Speratti" más algunos ejemplares de nuestro país, se consideran erróneamente capaces de autenticar, si fuera necesario hasta por escrito, valores postales paraguayos sobre cuya procedencia puede dudarse.
El problema lo traemos a colación muy en especial con referencia a nuestros tres primeros sellos y su provisional habilitación. Un mal que se sigue arrastrando día tras día sin posibilidad de solución y donde la falta de documentación respectiva, de estudios del pasado siglo en cuando a cuáles son y cuáles no son, en cuanto a cuántos buenos hay y cómo son, es harto negativa.
Poseer material de comprobación es un requisito para expertizar cualquier sello, sin que ello de a su poseedor las condiciones de perito. La oportunidad de reunir ese material, de buscar en archivos o consultar con filatelistas sobre épocas pasadas donde los antiguos sellos tenían corta edad, fue desaprovechada y es hoy la pesada lápida que cubre los primeros pasos de su utilización.
Las limitaciones que los años impusieron son irreversibles. Denotar impotencia y frustración ante esta esquiva maniobra del destino no cambiaría el problema planteado. En teoría abundan las soluciones a medios, en la práctica a veces ni tan siquiera ésas.
Es que por demás carecemos en el Paraguay de expertos que puedan con absoluta seguridad afirmar que tal valor raro es legítimo y que tal es falso; que tal es reparado o reimpreso, que es una variedad legítima, que su papel no ha sufrido alteraciones, etc. Menos aún, colegas que puedan extender certificados de originalidad, sellados y firmados, por cualquiera de los habilitados de 1878. Y ello es grave, porqué dudamos que se registre algún paralelo en otros medios. Tenemos conocedores, cabe admitirlo, pero con todas las ambigüedades que ese calificativo admite.
La salida que creímos restaba era recurrir al exterior como lo hicimos. Pero nos encontramos con "expertos" europeos que también sabían disimular reparaciones, firmar con famosas iniciales sellos dudosos, o prontamente extender certificados con tal de hacerse de las libras, marcos o francos marcados en sus listas de precios. Es decir, sin conocimiento ni apoyo en la materia.
Escudriñar en los archivos en busca de datos para deducir los restantes es una de las pocas soluciones que tenemos. Porque todo el enjambre de narraciones, inflado al paso de los lustros, de nada sirve, ya que carece de respaldo científico. Mientras tanto, la filatelia paraguaya seguirá sin verdaderos peritos.
SUS COMERCIOS FILATÉLICOS
El Paraguay tampoco conoció de éstos, tal como se los concibe hoy y ya se los concebía ayer. La ausencia de filatelistas nacionales en grupos superiores inhibió la creación de entes comerciales que echasen raíces desde un inicio y continuasen por tradición familiar.
Es así que no era norma en nuestro medio que las casas filatélicas, las más de las veces complementarias a otras actividades más lucrativas al modo de ver de sus explotadores, actuasen permanentemente en protección del filatelista.
Existió una decena de pequeños comercios o comerciantes, por 1o general extranjeros y si se quiere domésticos y "valijeros" por costumbre, hoy reducidos a 3 o 4, que recogieron en su momento buenos sellos nacionales y extranjeros para adorno de colecciones allende las fronteras. Tipo de comercio indiferente para la filatelia nativa, su sustento debía encontrarse ante todo en la ausencia de responsabilidad del filatelista nacional por crear los herederos naturales de aquellos valores.
Tampoco fue nuestro comercio un medio de promoción, de casas activas que inculcasen esta actividad por medio de publicaciones o de aquello que concurría a servir de nexo en usufructo honesto de él y del coleccionista. En cambio eran comerciantes y filatelistas que se dedicaron en particular a negociar con sellos bajo, la compra-venta. Eran improvisados que descubrieron la posibilidad de hacerse de algunos reales extras con estos negocios.
Los primeros fueron argentinos y luego ingleses; los británicos se hicieron de las emisiones del siglo XIX y principios del XX en valores bajos, para trasladarlas a Europa y América. Luego vinieron los comercios de carácter transitorio. Quienes se dedicaron a ellos fueron casi todos forasteros, algunos luego con residencia en el país y otros de paso, quienes mediante vinculaciones lograban activar su movimiento. Los sonados casos de deterioro moral de la época eran productos del desconocimiento estatal hacia lo que significaba "Filatelia", "Variedad postal" y concepciones por el estilo.
La falta de buena conducta impulsó a otros, a incitar la aparición de material de procedencia irregular, a comprarlo, a comerciarlo como buenas piezas y hasta a aplicarle su marquilla para catalogarlo. El comercio regular no persistió y grande es, entonces, su pecado en cuanto hace a los sellos espurios.
Las emisiones concesionadas acabaron con aquellos que honradamente se mantenían a través de ofrecer un servicio de novedades más o menos continuo. Aunque nunca dejaron de existir problemas de obtención de tal material, las posibilidades de venderlo lucrando con un porcentaje sobre su valor impreso se daba en todos los casos. El vuelco radical que trajeron las emisiones citadas hizo renunciar a los pocos dedicados a aquel servicio, trocando su profesión por la de acaparadores de esos nuevos especímenes, o abandonándola.
Legalmente tan poco importaron y siguen importando que desconozcamos la existencia de alguna ley impositiva sobre la materia.
En resumen, los comercios nacionales no cumplieron una función de orientación y en poca monta una de divulgación, sino más bien de lucro personal. Se les debe habernos dejado sobres circulados con primeros vuelos, cancelaciones especiales y el haber preservado buenos valores. También se les debe haber manejado el mercado con sellos dudosos, con reimpresiones y con maculaturas.
En el balance final pesan ambas influencias, que cada lector tendrá presente.
LA FILATELIA Y EL COLEGA PARAGUAYO
Habida cuenta ele los requisitos que rodean a actividades que se dan en llamar filatélicas, el desarrollo de esta ciencia ve restringida sus probabilidades de llegar por igual a todos, como es anhelo de los que buscan aquilatarla.
En nuestro país, con una población sumamente exigua, ella, como expresión del intelecto, sigue siendo de pocos. De manera alguna por la razón anterior cruda, sino por las dificultades de propagación filatélica, de las que somos únicos culpables.
Necesariamente tenemos coleccionistas surgidos de imprevisto que no se proyectaron por carecer de los utensilios que rodean a la filatelia clásica y la ponen a disposición de cualquiera. Porque hay incoherencia si pensamos que aquella se fija con un simple vistazo a los sellos; aparece sí un interés, que si deja de avivarse perece irremediablemente.
Ni los genios se crearon el clima propicio en forma innata en las especialidades en las que se destacaron. Hubo siempre un algo que les impulsó, que les enseñó los pasos iniciales y que en resumen les dio vida para ello.
Contribuye a la actual situación filatélica su medio ambiente, que si los filatelistas están imposibilitados de alterarlo de plano, pueden hacerlo más próximo al requerido para el desarrollo filatélico. Es una misión de responsabilidad e importancia. Forjarse ilusiones de que acudirán presurosos a la filatelia los educandos es torpe por ser falaz. Por millones de cultores que ella tenga, llega a todos con profundidad disímil. En el Paraguay ocurre lo mismo: siempre hubo miles de coleccionistas de sellos, pero casi en un todo desconocieron estudios científicos sobre ellos.
Proveerlos es obligatorio si esperamos alimentar nuestra parte de cultura hacia quienes mañana cultivarán esta afición. Cada interesado representa una reserva para el futuro de la paraguaya. Cada línea que se transmita representa una más en busca de la verdad. Enseñar al hombre paraguayo qué y cómo es la filatelia puede reportarle incontables provechos; no ya un nombre técnico ni un algo que oye esporádicas veces pero desconoce.
Consideraríamos en este aspecto cumplida nuestra misión si aquél que por casualidad pasase la vista sobre la tapa de este trabajo, se detuviese a ver la palabra "Filatelia" y la relacionase con su contenido. Habrá quedado en él su significado y sería premio suficiente.
INTERROGANTES
Hemos decidido plantear algunas porque en el reducido ámbito actual de la convivencia filatélica nacional ocupa el desinterés de un colega hacia otro un lugar de relevancia en sus relaciones mal llamadas amistosas, y que en realidad son interesadas; frutos de un continuo "tire y afloje" donde el ducho colega se aprovecha del inexperto y donde algunos que haciendo valer títulos de viejos filatelistas hacen primar sus necesidades particulares por sobre las de la familia filatélica paraguaya.
Y todo como consecuencia de la desunión que impera en gran parte de nuestros núcleos; desentendimientos debido a factores ya analizados bajo la lupa de la verdad, con ruego de buscar colaboración para mejorar este estado de cosas que viene siendo arrastrado hace tanto tiempo.
Filatelia no puede hacerse con bonitos álbumes, con abundantes corresponsales o con pictóricos sellos. Ella se hace al capacitar a quien se inicia con consejos sanos tendientes a hallar el mejor camino; camino desprovisto de acaparadores y falsificadores que pululan en nuestro ambiente y a quienes directamente damos vida y cabida.
Es obligatorio ponerle el punto final a esta situación, de modo a equiparar fuerzas con quienes aprovechan rencillas y se encargan de justificar este momento crítico alterando la fórmula causa-efecto. Nuestra inquietud se resume en el deseo de convivencia fraterna, de servir a los principiantes que renuncian por falta de estímulo. Porque duele, como ejemplo, ver continuamente a filatelistas nacionales recurrir al exterior en busca de un sello nacional, remitiendo sus mancolistas para intentar hacerse de ese, quien sabe cuándo y por cuánto. Y no precisamente por carencia de ese mismo sello en el país, sino por simple mezquindad de sus propietarios.
Además, no comprenderemos ni aceptaremos a colegas que antepongan intereses económicos cuando está en juego la realización filatélica como vínculo pedagógico y armónico. Parque a fuer de sinceros son pocos quienes están capacitados para apreciar los tremendos alcances de la filatelia como razón de prestigio nacional. A quienes siguen haciendo oídos sordos les pedimos que reconozcan no estar interesados por la filatelia nacional, hagan su "mea culpa" y se retiren definitivamente para no seguir entorpeciendo la creación de una afición sana.
Ver coleccionistas paraguayos reuniendo sellos de países desconocidos muchas veces, y cuyos idiomas e historias también desconocen, mientras no pueden hacerse de sus propios valores es una paradoja casi sin paralelo dentro de este pequeño mundo.
No retardar un segundo más la búsqueda de soluciones a lo planteado es la consigna. La vorágine del tiempo hará, si no, de nuestras aspiraciones una hoguera donde se consumirán años de sacrificio estéril; aspiraciones que no concretaron por faltarle al directivo filatélico paraguayo la entereza de haber dicho basta cuando las condiciones así lo exigieron.
NUESTRA FILATELIA Y SU PROYECCIÓN FUTURA
Sólo obtenida una segura predisposición al trabajo, aquella encontrará grandes probabilidades de trascender como talvez nunca pensó hacerlo. Se recurrirá a los cultores, quienes tendrán el deber de impulsarla en posesión de sus recursos, a los que se añadirán otros para un emprendimiento que, como el sostenido, deberá llevarse a cabo cuanto antes fuera de lo meramente teórico. Con ello esta filatelia quedará elevada a la categoría de paraguaya, ya no de asunceña.
Una promoción en uso de los medios de divulgación, más la expansión de oficinas filatélicas en otras ciudades, serán estupendos elementos para llegar por fin a todos.
Un órgano filatélico regular permitirá oír voces de aliento y lamento de los rincones de este suelo. Las charlas filatélicas ensancharán la perspectiva de trasuntar lejos, hasta las escuelas, con donativos de sellos actuales y de otras épocas, para que gracias a éstos nos conozcamos mejor, valoremos lo estimado por nuestros padres y por quienes aún vivientes, lo apreciaron.
Plenamente convencidos estamos de que en todos late un deseo de salir de este caparazón que ahoga, en convicción de que lo planteado puede hacerse sin perjuicio de nadie. La creación de herederos es obligada, porque sin sentido de continuidad el fracaso se apoderará y hundirá lo realizado. La dilatación de esta filatelia en pie de igualdad mundial no puede atemorizarnos. ¿Qué nos falta si recordamos que muchas otras apenas sobreviven, con más recursos? La otra cara de la moneda muestra esa faz de olvido, y el papel que también podríamos jugar tras hacer tabla rasa de prejuicios esgrimidas por falta de interés de algunos dirigentes y dirigidos, sin ansias de progreso.
Es menester, para bien, que la filatelia paraguaya obtenga parte de lo puesto a consideración. De los organismos internacionales se conseguirán cuantos votos de confianza se requieran. En conocimiento, empero, de nuestras limitaciones se evitará el error prematuro de organizarnos en forma espectacular como quiere ser la actitud de quienes desean recuperar terreno perdido. Al ritmo que impriman sus directivos con dilección, bastará.
EL DÍA DEL SELLO PARAGUAYO
Casi todos los países tienen señalado en su calendario filatélico una fecha en honor a su sello postal, que equivale al "Día del Filatelista". Este punto común mantiene unidos a los colegas y constituye un acontecimiento del cual muchas oficinas postales se hacen eco anualmente, algunas gracias a un sello y otras a un matasellos conmemorativo.
También la filatelia paraguaya exige su día, un día que por imperio le pertenece para ser lazo cordial entre sus miembros. Es tiempo, queridos colegas, de fijar una fecha digna de vosotros y de vuestro pasatiempo. Su postergada necesidad sólo posterga en vano el día en que como verdaderos amigos, dispuestos a ayudarnos, nos encontraremos unidos en torno de ella.
El C. F. P, y la A. F. P. deben con la aprobación de sus asociados establecer una fecha, que podría variar como en otros países, pero que cubra este vacío.
Estas frases no tienen por misión imponerla, sino refrescar la memoria de los responsables y recordarles que si hubo intentos pasados, ellos quedaron sepultados por falta de acuerdo.
Bien puede escogerse un día con relación histórica, como la primera semana de agosto en homenaje a nuestros primeros sellos, el mes de mayó en honor a la Independencia patria, con un clima que se asocia a la reanudación de la práctica general. ¿Por qué no el día del cartero, que equivaldría a un reconocimiento para quien con el saco a cuestas es portador de buenas nuevas? Podríamos citar otras fechas, pero lo omitimos para evitar caer en el error de hacer cuestión fundamental por ese detalle. Lo esencial es tener un día, que sea "Día del Sello Postal Paraguayo" con mayúsculas.
La fecha fija carece, pues, de importancia en sí. Lo fundamental es llegar a establecer ese día y a honrarlo anualmente por medio de reuniones, exposiciones, conferencias, etc.
El correo paraguayo se adherirla con un matasellos alusivo o quizá con un timbre. Nacerá un pilar que hará esta filatelia plurivalente y nos mantendrá más unidos.
CONCRETAR PEÑAS PERIÓDICAS
Entre los medios filatélicos de divulgación y realización están las tertulias, que con su núcleo en este pasatiempo se realizan en urbes y centros de población del mundo.
La naturaleza ubérrima de la tierra paraguaya presenta sitios ideales donde las peñas pueden desarrollarse y establecer un obligado contacto de los colegas. En una de sus plazas públicas protegida por manchones obscuros de frondosos árboles, el primor de una mañana dominical o de una tarde, se prestaría a dar feliz marca a este tipo de reunión.
Las casas particulares y los clubes cerrados, por amplios que fuesen, carecerán siempre de la libertad de acción; de la soltura y del libre albedrío, propios de una plaza o sitio de recreo.
Nuestra filatelia debe acercar en estas reuniones a todos los grupos sociales, sean diplomáticos, profesionales, empleados, etc. Sus entidades encararán con asesoramiento municipal la puesta en marcha de un plan de incentivación filatélica, para Asunción primero y para otros sitios del interior después. Su feliz habilitación significará reunir periódicamente a un conjunto de colegas que mezclarán sus orígenes para buscar cada uno la ventaja material para volver a la siguiente reunión con más entusiasmo.
Lográndose anuencia oficial, tendremos en el medio capitalino muchísimos sitios que serán impulsores de la filatelia por su exuberancia y comodidad. Así, las plazas uruguaya e Independencia, la franja arbolada de la 5á avenida, el Parque Caballero u otros emplazamientos que pueden ocuparse en escasas porciones por los filatelistas. Otras ciudades tendrán también con el tiempo sus sectores de reunión, en beneficia de la amistad.
Nos asiste la certeza de que este paso es primario, a él seguirá la paulatina asistencia de filatelistas en épocas de clima benigno, con su carga de jolgorio. La filatelia paraguaya recibirá impulso para salir de su modorra y llegar a quienes hoy reúnen sellos pero dejarán de hacerlo por falta de contacto a por haber engendrado concepciones hijas de la ignorancia.
CONFECCIONAR UN CATÁLOGO PROPIO
Por norma cada coleccionista se rige por catálogos de los sellos que reune; aquellos, que deben evitar omitir alguno de esos sellos y valorarlos de acuerdo a estudios de sus tiradas y demandas, son prácticas guías para el filatelista metódico.
Lastimosamente ocurre a menudo que un catálogo carece de perfección respetable, por ejemplo porque sus precios no se ajustan a necesidades reales sino a materiales de sus editores. Dicha guía, que deja de serlo, crea desentendimientos cuando faltan orientadores probos.
Sería para los coleccionistas nacionales un valioso aporte el tener un catálogo propio, elaborado concienzudamente -no in promptu- en medios locales desinteresados y baja fiscalización de las dos entidades si se quiere. El Paraguay, que sigue huérfano de algo similar, verá con buenos ojos una compilación de este tipo, sujeta a personas ecuánimes y medidas.
Esté catálogo podrá en principio contemplar sólo los sellos-tipos, luego paulatinamente sus variedades, tiradas, etc., con sentido imparcial, excluyendo las dudosas en maculaturas o fabricaciones caseras. Sus precios, dados en moneda nacional, nos sacarán de la desubicación cotidiana de aquello de "a cuántos Gs. el franco", etc.
Es menester emprender esta obra para dar al filatelista paraguayo un instrumento nacional claro y justo para su desenvolvimiento.
Colegimos que un catálogo de edición periódica, en donde se irán ajustando cotizaciones e inclusiones de material, será acogido con singular beneplácito por los filatelistas del país. Encarar su realización es obligación que afecta a los cuerpos directivos y estudiosos de nuestros sellos.
Es un verdadero desafío a la voluntad de trabajo, que debe ser aceptado,
"FEDERACIÓN FILATÉLICA PARAGUAYA": NECESIDAD IMPOSTERGABLE
A través del desenvolvimiento de la filatelia paraguaya habráse percatado el lector y quien la ha vivido, que el dejo ocupó un espacio de tiempo mayor que el empleado en realizar los pasos de integral aporte hacia ella.
La falta de concordancia por un bregar colectivo impidió acompañar a esta afición en el conocimiento mutuo y en la fraternidad, tan tradicionales en las familias filatélicas.
El planteamiento de formar la "Federación Filatélica Paraguaya" no es nuevo. Eso sí, nunca tuvo vigencia práctica por cuanto el movimiento institucional se centraba alrededor del Centro Filatélico del Paraguay, su único representante. Esta etapa quedó relegada con la creación de la Asociación Filatélica Paraguaya, entidad que de iguales principios se sumó a la actividad nacional. Su consecuencia: intento de superación exento de intento competitivo, para atraer sobre todo a lo más granado de la juventud.
Llegado el momento de razonar, serenados los ánimos, se concluye que postergar indefinidamente la creación de la F. F. P. como la tienen tantos países de iguales recursos filatélicos que el nuestro, es postergar el mismo desarrollo de la filatelia. Hay hombres capaces de dirigir una federación de tal envergadura, y si se demostrase que no bastan, ellos habrán de formarse para recibir el mandato de seguir al frente.
Las entidades federadas podrán continuar con sus autonomías si lo prefieren. El resultado será positivo cuando los anhelos se inspiran en la honestidad y la confianza recíprocas. Algunos colegas se constituirán en cabeceras de puente para llegar hasta quienes practican el simple recolectar de sellos sin principios, o hasta quienes se alejaron por diversos motivos.
Es menester despertar definitivamente, pues el tiempo conspira con cada amanecer. Desde el día de la creación de esta mentada federación, ese mismo enemigo se convertirá en el aliado de bien que anhelamos.
SUS AÑOS EN EL BALANCE
Tratar las realizaciones que a nivel filatélico nacional merecen recordación es tarea simple considerando cuán escasas son, y compleja asimilando su contenido para intentar darles ubicación por esa misma simpleza.
La falta de relaciones escritas anteriores impide agrupar sin temor a yerros los actos sencillos en nuestra mira, pero arduos en la realización cabal del momento. Y si fue mérito grande el sostenimiento de esta filatelia, no puede dejar de recordarse el afán de quienes en el anonimato lucharon por erguirla al verla caída, por hacerle marchar en su estatismo y por defenderla de ignorante ultraje.
La filatelia paraguaya es centenaria y su gran virtud fue reunir pléyades de hombres de todas las tendencias y posiciones, que se agruparon, le dieron vivencia y la jerarquizaron pese al apelativo de "afición foránea", haciendo de su vida su historia y de los sellos nacionales el vínculo constante. No todo era abandono como aparenta el presente en absurda realidad.
Escasos como quiérase hayan sido los actos resaltantes, más horas difíciles costaron por la falta de una maquinaria ya montada, que como la de un rotativo confecciona de rutina sus diarios. En aquellos hombres hubo simple idealismo e improvisación.
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MUNDO FILATELICO
BUENOS AIRES – ASUNCIÓN, 1975
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