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R. ANTONIO RAMOS (+)
  EL OCASO DE ROSAS - Por R. ANTONIO RAMOS


EL OCASO DE ROSAS - Por R. ANTONIO RAMOS

EL OCASO DE ROSAS

Por R. ANTONIO RAMOS



CAPITULO XXVII

ALIANZA CON EL BRASIL


Ante la politica de Rosas era indudable el inter茅s del Brasil de mantener la independencia del Uruguay y del Paraguay. La desaparici贸n de estos Estados bajo el dominio del dictador de Buenos Aires significar铆a un peligro grave para la estabilidad del Imperio. De ah铆 que la Corte de San Crist贸bal no descuid贸 sus relaciones con Montevideo y Asunci贸n. La orientaci贸n de la pol铆tica imperial segu铆a una l铆nea de vigilancia y de cautela con el objeto de dar en el momento oportuno el paso decisivo que destruyese el poder delH茅roe del Desierto. No se dej贸 llevar por las intemperancias de 茅ste. La actitud del gobierno imperial ante las insinuaciones de los interesados para que asuma una actitud beligerante en el conflicto con Rosas, provoc贸 cr铆ticas y censuras en aquella 茅poca y hasta en nuestros d铆as. Pero el Brasil no fue indiferente a la situaci贸n creada por las pretensiones de Rosas. Y no pod铆a serlo por elemental instinto de conservaci贸n como no lo fueron los gobiernos de Asunci贸n y Montevideo. La Corte de San Crist贸bal soport贸 las arremetidas del gobernador de Buenos Aires sin ceder. Mientras tanto tom贸 sus medidas, se prepar贸 en el orden internacional y nacional, sin apresuramientos ni alharacas, esperando el momento propicio para obrar con ventaja. Ese momento se present贸 en 1851.

En 1846, el bar贸n de Cayr煤, entonces ministro de negocios extranjeros del Imperio, recomendaba al presidente de la provincia de R铆o Grande del Sur, la designaci贸n de agentes secretos en Corrientes y Entre R铆os, para que informen 芦lo que pasa en aquellos Pa铆ses con conocimiento de causa禄, indagando con 芦cuidado y sagacidad禄 cu谩l era la opini贸n sobre la utilidad de que esas provincias 芦se declarasen independientes de la Confederaci贸n Argentina, haciendo una alianza con el Paraguay y con el Brasil. Mucho nos interesa penetrar 鈥 continuaba expresando el ministro 鈥 tales disposiciones, en vista de que las intenciones hostiles del Gobernador Rosas contra el Brasil son hoy patentes; y tan pronto como se vea desembarazado de la intervenci贸n europea, se ha de mostrar cada vez m谩s exigente en reclamar la reparaci贸n de los agravios que dice haber recibido del Imperio. 鈥 La suerte del Gobierno que se halla en la plaza de Montevideo no puede ser indiferente al Brasil. (1)

Esto en lo que se refer铆a al Uruguay, en cuanto al Paraguay dec铆a el canciller imperial, que el Brasil no s贸lo hab铆a reconocido la independencia de esta rep煤blica sino que hab铆a expedido una circular a sus representantes diplom谩ticos para que gestionasen ese mismo reconocimiento de los dem谩s pa铆ses americanos y europeos. 芦El Brasil, 鈥 agregaba 鈥 tanto por su propio decoro como por la consideraci贸n de sus bien entendidos intereses, debe continuar mostrando todo el inter茅s por el Paraguay禄. El tratado de alianza que desea concertar el presidente L贸pez estar铆a ya firmado sino fuese que el Paraguay declar贸 la guerra a la Confederaci贸n Argentina, 芦con quien el Gobierno Imperial se halla en perfecta neutralidad. Ahora que tal guerra dej贸 de existir, cesaron los motivos que embarazaban al Gobierno Imperial a entrar en la negociaci贸n de esa alianza. Ultimamente acaba de llegar a esta Corte un Encargado de Negocios de aquel Estado y seguramente que tendr谩 poderes para tratar a este respecto. 鈥 La correspondencia, por tanto, con nuestro Encargado de Negocios en Asunci贸n es de la mayor importancia en las circunstancias actuales y por eso cumple adoptar toda seguridad en su transmisi贸n禄. (2)

Al Bar贸n de Cayr煤 sucedi贸 Saturnino de Souza e Oliveira, quien tambi茅n comunic贸 al presidente de la provincia de R铆o Grande del Sur la posici贸n del Imperio frente a los sucesos internacionales derivados de la pol铆tica de Rosas. En su nota, m谩s categ贸rica que la de su antecesor, afirmaba que en sus declaraciones en las C谩maras hab铆a sido 芦bien expl铆cito禄 en lo que se refer铆a al R铆o de la Plata. 芦El Gabinete actual 鈥 agregaba 鈥 no entend铆a que era inminente e inevitable una guerra con Rosas y por eso consider贸 de su deber no precipitarla y mantener todav铆a la pol铆tica de neutralidad, no descuidando disponer de otros elementos para no encontrarse aislado frente a Rosas, despu茅s que Oribe consiga el triunfo. Se cre贸 la persuasi贸n de ser inevitable una pr贸xima guerra con Rosas, principi谩ndose a obrar de conformidad con esa persuasi贸n errada, y el Gobierno de Montevideo nos consider贸 luego dispuestos a entrar en la lucha a su favor, cuando 茅l se encontraba en los 煤ltimos apuros y nada hab铆a hecho porque nos asegurase una combinaci贸n y cooperaci贸n eficaz para contar con un 茅xito feliz. En tales circunstancias entendi贸 y entiende el Gobierno, que mal servir铆a al Pa铆s si imprudentemente lo precipitase en una guerra, que puede ser evitada y en la cual era m谩s que probable que llegara a encontrarse abandonado por elementos vecinos con los cuales se cuenta muy ligeramente y por c谩lculos de probabilidad禄. El car谩cter de la intervenci贸n deb铆a advertir al gobierno brasile帽o lo que deb铆a esperar si hubiese cooperado con ella: 芦ceder a las Potencias Interventoras la navegaci贸n de los r铆os interiores o luchar con ellas a causa de esa pretensi贸n禄. Tal vez estas vistas hubiesen sido la causa principal por la cual los interventores no quisieron convenir nada con el Brasil acerca de la intervenci贸n o de los medios para pacificar el R铆o de la Plata. Por otro lado, ser铆a indiscreto que el gobierno imperial tomase 芦partido con los Interventores, sin compromiso alguno con 茅stos y expuesto a ser abandonado en la lucha cuando as铆 les conviniese, s贸lo por meras probabilidades de lo que har铆an los Madariagas en Corrientes y Urquiza en Entre Rios, ante la debilidad de los medios del Paraguay con el sistema de aislamiento y las sospechas que siempre manifest贸 contra una franca comunicaci贸n con los extranjeros. Entendi贸 pues el Gobierno Imperial que s贸lo le conven铆a seguir la pol铆tica de neutralidad firmemente sustentada y manifestar, como ya hizo, que no ver铆a con indiferencia el establecimiento de una posesi贸n Francesa en Montevideo con el pretexto de la pacificaci贸n禄. (3)

Saturnino se refiri贸 luego al Paraguay y la actitud del Brasil con respecto a la autonom铆a de esta rep煤blica. Terminaba as铆 su comunicaci贸n: 芦El Gobierno Imperial no abandona la causa del Paraguay, cuya Independencia de hecho reconoci贸, pero no puede contraer la obligaci贸n de sustentar esa Independencia por la fuerza de las armas; obrar谩 de conformidad al hecho que reconoci贸, en quanto 茅l exista; mas no se encargar谩 de sustentar el derecho, bien cierto de que nunca afirmar谩 la Independencia del Paraguay, mientras no consiga para 茅l la libre navegaci贸n del Paran谩 y eso nunca Rosas ha de conceder sino cuando est茅 completamente derrotado en una guerra de largos a帽os o presto a ser derribado del Poder; y que al Brasil no conviene emprender una tal guerra y perseverar en ella hasta conseguir ese fin es cosa que parece obvia. As铆 queda V.E. bien enterado de la pol铆tica del Gobierno Imperial para obrar de acuerdo con ella禄. (4)

La nota de Saturnino de Souza e Oliveira reflejaba en aquel momento el pensamiento del gabinete brasile帽o, que no deseaba comprometerse en una guerra de dudoso resultado. No es que la tem铆a sino que buscaba seguridad para el 茅xito. La neutralidad proclamada no era pasiva sino 芦firmemente sustentada禄 como para poder disponer de 芦otros elementos禄 y enfrentar a Rosas con la colaboraci贸n de vecinos de los cuales se deb铆a tener la certeza del apoyo. El gobierno imperial no permanec铆a con los brazos cruzados. Sus intereses fundamentales no le permitir铆an quedar impasible ante una absorci贸n de Montevideo y del Paraguay por Rosas. Con esta pol铆tica aparentemente pasiva ganaba tiempo para prepararse en el orden interno y externo. Y en el momento oportuno, cuando las circunstancias se presentaron favorables, Paulino Jos茅 Soares de Souza se encarg贸 de impulsarla con vigor y terminar con el r茅gimen tir谩nico de Rosas.

En cuanto al Paraguay consideramos que Saturnino no interpret贸 la realidad de la cuesti贸n. El Imperio del Brasil reconoci贸 la independencia del Paraguay no s贸lo de hecho sino tambi茅n de derecho. De hecho, cuando design贸 a Antonio Manuel Correa da C谩mara como c贸nsul en Asunci贸n, en 1824, y ascendi茅ndole despu茅s a encargado de negocios, y de derecho, cuando Pimenta Bueno efectu贸 solemnemente ese reconocimiento, de acuerdo con la pr谩ctica internacional, el 14 de setiembre de 1844. Por otro lado, Limpo de Abreu, despu茅s vizconde de Abaet茅, al contestar la protesta de Guido por el reconocimiento del Brasil, no solamente aleg贸 la situaci贸n de hecho a favor de la causa del Paraguay sino que tambi茅n fundament贸 su contraprotesta en s贸lidas razones jur铆dicas, terminando por declarar categ贸ricamente que el gobierno imperial ten铆a el firme prop贸sito de sustentar como sustentaba la independencia del Paraguay. El mismo Limpo de Abreu, en la circular del 24 de noviembre de 1845, en la cual orden贸 a los representantes brasile帽os de Am茅rica y Europa, gestionar el reconocimiento de la independencia del Paraguay, no descuid贸 el aspecto jur铆dico de la cuesti贸n. Adem谩s, la soberan铆a de la rep煤blica era fundamental para la estabilidad del Imperio. De ah铆 que el Brasil no pod铆a abandonar la causa del Paraguay si bien que en 1847 no estuvieron en condiciones de envolverse en una guerra en defensa de aqu茅lla. El tratado del 25 de diciembre de 1850 es una prueba de lo que el Imperio era capaz de hacer a favor de la integridad del Paraguay, frente al peligro que significaban las pretensiones de Rosas.

El 19 de octubre de 1846, Juan Andr茅s Gelly, designado encargado de negocios del Paraguay en el Brasil, lleg贸 a R铆o de Janeiro. El 22 de diciembre present贸 al bar贸n de Cayr煤 un bien concebido memorial, planteando la cuesti贸n derivada de la agresiva pol铆tica de Rosas y buscando un apoyo en la Corte de San Crist贸bal. 芦La Rep煤blica del Paraguay 鈥 dec铆a 鈥 necesita del concurso ben茅volo y efectiva del Imperio del Brasil, como 茅ste, a su vez, necesita de la independencia y asistencia de la Rep煤blica del Paraguay. Esa uni贸n y asistencia reciproca, es la que en la cr铆sis actual, har谩 la fuerza y respetabilidad de ambos Estados禄. La apreciaci贸n de Gelly era exacta y coincid铆a con la de los m谩s grandes estadistas y diplom谩ticos del Imperio. Sin embargo no tuvo 茅xito. (5)

El agente paraguayo a pedido del bar贸n de Cayr煤, quien le hab铆a manifestado que el Emperador estaba conforme con las ideas expuestas en el memorial del 22 de diciembre, present贸 al canciller brasile帽o dos proyectos de tratados, uno de l铆mites y otro de alianza ofensiva y defensiva. El segundo era lo fundamental, dado el desarrollo de los sucesos internacionales en el R铆o de la Plata y ten铆a por objeto mantener y hacer reconocer la independencia del Paraguay; mantener y hacer respetar la tranquilidad e integridad del Brasil; y asegurar a los dos Estados la libre navegaci贸n de los r铆os Uruguay y Paran谩. (6)

La alianza no pudo concertarse por motivos ajenos a los altos intereses en juego. Y cuando en octubre de 1848, Gelly insisti贸 por una resoluci贸n, el vizconde de Olinda propuso al encargado de negocios del Paraguayadiar la firma del tratado de alianza, es decir, diferir para una mejor oportunidad la conclusi贸n del acuerdo. El ministro de negocios extranjeros fundament贸 su determinaci贸n con las siguientes explicaciones: que el gobierno de S.M. estaba un谩nimemente convencido de que las cuestiones pendientes con Rosas se resolver铆an por el medio de las armas; que para ello contaba con la conservaci贸n de Montevideo y la actitud defensiva del Paraguay; que el Brasil contribuir谩 a fortalecer los medios de defensa de esta rep煤blica; que Rosas no pod铆a operar sobre el Paraguay ni sobre el Brasil; que por lo tanto hab铆a que ganar tiempo para prepararse; que era lo que hac铆a el gabinete imperial, no pudiendo ni debiendo hacer otra cosa por el momento; que ning煤n gobierno pod铆a 芦cargar con la muy grave responsabilidad de empezar una guerra sin estar seguro de que tendr谩 el tiempo necesario y los medios de conducirla con felicidad禄; que el gabinete actual no podr铆a disponer de ese tiempo y de esos medios si no contase con una fuerte mayor铆a en la C谩mara electiva, como actualmente no ten铆a; que deb铆a alejarse todo motivo que pudiese provocar el descr茅dito del gabinete; que si 茅ste mostrase su decisi贸n de apelar a la guerra, que a su juicio era inevitable, el partido ca铆do usar铆a esto como un arma de oposici贸n; que en este estado de cosas, el gabinete puede y debe concentrar en R铆o Grande del Sur la mayor fuerza posible y 芦aprontar todos los dem谩s medios de guerra para emplearlos con energ铆a y actividad禄, una vez que se vea apoyado. (7)

Las declaraciones del vizconde de Olinda significaban un progreso con relaci贸n a las de Saturnino antes aludidas. La guerra con Rosas ya no constitu铆a para el primero una 芦persuaci贸n errada禄 sino que era inevitable, pero estaban de acuerdo en el sentido de no provocar el conflicto. Olinda iba m谩s lejos que Saturnino, porque hablaba categ贸ricamente de concentraci贸n de tropas en R铆o Grande y del empleo de los medios de guerra 芦con energ铆a y actividad禄 una vez obtenido el apoyo necesario, contando con la resistencia de Montevideo y el Paraguay.

En el ambiente caldeado de 芦vibraci贸n patri贸tica禄 por los sucesos del Uruguay, 芦solamente Olinda resisti贸 impasible y vidente, 鈥 afirma su bi贸grafo 鈥 en medio de la tempestad sin norte y l铆rica...禄, sin perjuicio de aseverar que la 芦intervenci贸n en el Uruguay fue una suma de factores inapelables y fatales禄. (8) En estas condiciones no puede hablarse de lirismo ni falta de norte y m谩s si se tiene en cuenta que el mismo vizconde de Olinda declar贸 a Gelly que la guerra era inevitable. En los 煤ltimos tiempos de su ministerio la influencia de Guido hab铆a crecido, sobre todo despu茅s de los sucesos revolucionarios de Pernambuco. El mismo Gelly hab铆a comprobado esta circunstancia con motivo del pasaporte que solicit贸 para el coronel paraguayo Bernardino B谩ez. (9)

Las relaciones con Guido crearon al vizconde de Olinda una situaci贸n de incompatibilidad. Con paciencia y buena disposici贸n trat贸 de negociar 芦una paz duradora禄 con el agente de Rosas. Cuando comprob贸 芦que la confianza depositada en las intenciones conciliadoras de Guido no era correspondida por el Gobierno de Buenos Aires禄 no tuvo otra alternativa que abandonar el ministerio; hab铆a perdido su tiempo en pretender dar una soluci贸n pacifica a las cuestiones pendientes entre el Imperio del Brasil y la Confederaci贸n Argentina. 芦Guido ten铆a 贸rdenes severas de no dejarse convencer por cosa alguna que pudiese concluir con aquellas cuestiones. Olinda, reconociendo que su llamado hab铆a sido en vano, el 8 de octubre de 1849 dej贸 el ministerio, sin conseguir con su inteligencia, sinceridad y paciencia, realizar su pensamiento de paz禄. (10)

De la presidencia del consejo se hizo cargo el vizconde de Monte Alegre y el ministerio de negocios extranjeros se encomend贸 a Paulino Jos茅 Soares de Souza, despu茅s vizconde de Uruguay. El gabinete gan贸 con el cambio en cohesi贸n y fuerza. Monte Alegre era un hombre de buen sentido, social y flexible, optimista, que sab铆a sacar de las personas lo mejor que ten铆an. Soares de Souza dio, por su parte, m谩s homogeneidad al conjunto ministerial. Seg煤n el bi贸grafo de este ilustre estadista, su entrada en el ministerio signific贸 un cambio radical en la pol铆tica exterior del Brasil. (11)

Paulino 芦sent铆a禄 en toda su magnitud el ambiente en que se agitaban las relaciones del Imperio con el R铆o de la Plata. (12) No ocurri贸 con 茅l lo que con el vizconde de Olinda. En sus conferencias y correspondencia con Guido no se dej贸 impresionar por el agente de Rosas y su 芦realismo, un tanto autoritario... caracterizar铆a la fase de la diplomacia brasile帽a禄 inaugurada con su entrada en el ministerio. (13) De ah铆 la impresi贸n favorable que caus贸 a Andr茅s Lamas, representante del gobierno de Montevideo en R铆o de Janeiro, la designaci贸n de Paulino, y el 芦descontento禄 demostrado por Guido. Lamas dec铆a a Manuel Herrera y Obes, el 29 de octubre: 芦Respecto del Brasil debo manifestar a Ud. que hemos ganado mucho con el cambio de Olinda por Paulino. De lasintenciones de Paulino estoy seguro, lo mismo de que har谩 cuanto pueda para realizarlas禄. El 15 de noviembre, reiteraba esta seguridad, agregando al mismo destinatario: 芦Ahora no puede el Sr. Paulino hacer un cambio redondo de pol铆tica, pero principiar谩 a modificarla y se preparar谩 el Brasil para las consecuencias禄.(14)

La tarea del nuevo canciller era delicada, teniendo que salvar diversas dificultades y desvanecer el desprestigio del Brasil por la neutralidad observada anteriormente en los negocios del R铆o de la Plata. 芦Solamente una marcha firme, franca y digna禄 podr铆a modificar esa desfavorable situaci贸n, seg煤n expres贸 el mismo Paulino a Silva Pontes, encargado de negocios del Imperio en Montevideo. El ministro de negocios extranjeros sigui贸 esa marcha firme y los acontecimientos posteriores le dieron la raz贸n. (15)

Lamas, el representante del gobierno de Montevideo, que hab铆a sido recibido el 29 de setiembre de 1848, d铆a en que el vizconde de Olinda prest贸 el juramento ministerial,(16) solicit贸 varias veces, como lo hiciera su antecesor Francisco de Borja Magari帽os, la participaci贸n del Brasil en el conflicto con Oribe. Ante el desenlace de la intervenci贸n anglo-francesa reconoci贸 芦que s贸lo del Brasil pod铆a Montevideo esperar alguna cosa禄. (17) El apoyo efectivo del Imperio, no alcanzado con los ministros anteriores, decidi贸 Paulino, como hab铆a asegurado el mismo Lamas a Herrera y Obes.

A fines de 1849, Paulino, despu茅s de sus conferencias con Guido, pidi贸 informes a Silva Pontes. Este respondi贸 sin tardanza, dando su parecer en estos t茅rminos: 芦Dir茅 francamente a V.E. que en mi opini贸n la guerra es inevitable. Creo hasta que ella se aproxima a pasos r谩pidos y que tendremos contra nosotros a Argentinos, Orientales y Paraguayos. Partiendo de este dato, f谩cil es concluir que mejor es agredir que ser agredido, que mejor es tener en territorio enemigo un punto de apoyo como Montevideo...禄. Consideraba adem谩s conveniente contar con la alianza de Francia, en lo que no concordaba con el ministro de negocios extranjeros, y se preguntaba: 芦No se reconciliar谩n con nosotros los desconfiados paraguayos? No se animar铆a en fin el despechado Urquiza a sacudir el yugo?... Estamos en una crisis; son necesarios esfuerzos extraordinarios; importa al Gobierno Imperial sujetar a los anarquistas (refiri茅ndose a los sucesos de Pernambuco y a la exitaci贸n reinante en R铆o Grande del Sur) con una mano y repelir a los enemigos externos con la otra; espero que esto se har谩禄. (18)

El agente imperial no estaba equivocado en cuanto a lo inevitable de la guerra. Su contacto directo con el medio del R铆o de la Plata le llev贸 a formular su acertada opini贸n, si bien se equivoc贸 en lo relativo a la actitud de los paraguayos, argentinos y orientales. Sus interrogaciones acerca de los paraguayos y Urquiza ten铆an fundamento. El Brasil no pod铆a prescindir de la reconciliaci贸n con los primeros y del pronunciamiento del segundo, para operar con seguridad sobre el enemigo com煤n: Rosas. Paulino comprendi贸 esta realidad, poni茅ndose a su servicio, para darle vida y movimiento. Silva Pontes seguir谩 informando al canciller brasile帽o con precisi贸n, de acuerdo con el desarrollo de los acontecimientos, facilitando en esta forma la firme determinaci贸n del futuro vizconde de Uruguay.

Paulino comunic贸 igualmente al presidente de la provincia de R铆o Grande del Sur, Jos茅 Antonio Pimenta Bueno, la orientaci贸n de su pol铆tica internacional. El 6 de mayo de 1850, luego de referirse a la hip贸tesis de la posible ca铆da de la plaza de Montevideo como consecuencia del acuerdo de Rosas con Francia y de los inconvenientes que ofrecer铆a la ayuda abierta a Montevideo, fijaba la decisi贸n del Imperio. 芦En la hip贸tesis que trato 鈥 escrib铆a 鈥 nuestra posici贸n es terrible; es el resultado del estado de la provincia de R铆o Grande del Sur y nuestras hesitaciones de tantos a帽os. Pero si no podemos remediar, no demos pasos que lo empeoren. Habremos de tener guerra porque no la podemos evitar, pero no la hagamos por causa del gobierno de la ciudad de Montevideo, por causas de un moribundo, que dejamos desfallecer por tanto tiempo, acudiendo a 茅l en la hora de la agon铆a. Hag谩mosla por causa de nuestras cuestiones con Rosas, en las cuales 茅ste no admite arreglo o composici贸n alguna honrosa; por causa del procedimiento de Oribe con los brasile帽os de allende el Caureim; y finalmente, porque no pudiendo tal vez castigar al bar贸n de Yacu铆, porque est谩 escrito que es imposible castigar a quien se levanta contra las 贸rdenes del gobierno de su pa铆s. Aprovechemos entonces los soldados de Montevideo, la emigraci贸n, todos los descontentos de Rosas y Oribe, que han de hacer la guerra bajo nuestras 贸rdenes, por nuestra cuenta y no por cuenta del gobierno de Montevideo禄. (19)

Esta comunicaci贸n precis贸 claramente la pol铆tica imperial. Paulino la puso en ejecuci贸n, a medida que los acontecimientos iban precipit谩ndose, hasta lograr la ca铆da del dictador de Buenos Aires.

Mientras tanto el cambio de notas entre el ministro de negocios extranjeros y Guido llegaba a su fin. El 23 de setiembre de 1850 el agente de Rosas solicit贸 sus pasaportes, los cuales le fueron entregados el 1潞 de octubre. En su respuesta 芦al adi贸s de Guido禄, Paulino expres贸: 芦El abajo firmado no terminar谩 sin repelir la acusaci贸n de deslealtad, que contiene la parte final de la nota del Sr. Guido. No es de parte del gobierno imperial que ella est谩. El explic贸 siempre con franqueza y con longanimidad sin ejemplo todos sus actos; se mostr贸 siempre dispuesto a un arreglo, que cortase definitivamente todas las desagradables cuestiones, que ha suscitado el gobierno argentino y pusiese t茅rmino a la guerra, que ha devastado el R铆o de la Plata... La deslealtad est谩 de parte de quien, acumulando siempre quejas sobre quejas, por infundados agravios, nunca quiso admitir explicaciones francas y claras; est谩 de parte de quien nunca hizo concesi贸n alguna, y nunca quiso ligarse por un acuerdo, que dando una soluci贸n a las cuestiones del R铆o de la Plata, asegurase la paz, la tranquilidad de esos lugares, y la independencia de las nacionalidades, que las ocupan...禄 El 2 de octubre, Guido dejaba las playas de R铆o de Janeiro a bordo del barco ingl茅sRifleman. Las relaciones del Brasil con Rosas quedaron as铆 cortadas, hab铆a que esperar las consecuencias de este hecho, que no significaba todav铆a 芦una declaraci贸n de guerra禄. Seg煤n Paulino, en su comunicaci贸n a Silva Pontes, Guido recibi贸 芦贸rdenes positivas... para retirarse con respuesta o sin respuesta, con pasaportes o sin ellos禄. (20) En Buenos Aires produjo una fuerte reacci贸n el retiro de Guido. En la legislatura fueron airadas las protestas contra 芦la pol铆tica negra y p茅rfida del Brasil禄, contra 芦la guerra provocada por el p茅rfido antiamericano Gabinete Imperial禄. (21) Paulino, a su vez, escribi贸: 芦En la sala de representantes, donde no se levantaba una sola voz que fuese contraria a los designios del general Rosas, se dec铆a que era llegado el momento de arrancar de una vez a la monarqu铆a del Brasil, que era una planta ex贸tica que repel铆a el suelo de Am茅rica y de promover en el Imperio la democracia y la sublevaci贸n de los esclavos禄. (22)

No solamente las relaciones con Rosas quedaron rotas sino tambi茅n con Oribe. Esta era la situaci贸n internacional en octubre de 1850.

Paulino la caracteriz贸 en estos t茅rminos: 芦Desembarazado el general Rosas de la intervenci贸n, afirmado su poder en el Estado Oriental, f谩cil le ser铆a reprimir el movimiento, todav铆a en estado de embri贸n, de las provincias argentinas, que despu茅s le derrib贸, reincorporar el Paraguay a la Confederaci贸n y venir sobre nosotros con fuerza y recursos mayores, que nunca tuvo, y envolvernos en una lucha en que hab铆amos de derramar mucho sangre y gastar sumas enorm铆simas. Desaparecer铆a la independencia del Estado Oriental, que estamos obligados a mantener por un tratado y por nuestras propias conveniencias. 鈥 Nuestras cuestiones de l铆mites quedar铆an indefinidamente aplazadas y m谩s embarazadas aun por pretensiones exorbitantes, bien como las cuestiones relativas a la navegaci贸n de los r铆os, porque su clausura era una de las ideas capitales del sistema del general Rosas y por tanto de su teniente Oribe. 鈥 Nuestra moderaci贸n y prudencia eran consideradas como flaqueza, nuestra longanimidad como cobard铆a. Tal era la posici贸n en que se hallaba el Imperio cuando la legaci贸n argentina se retir贸 de esta corte禄. (23)

El gobierno imperial sab铆a que la lucha con Rosas era inevitable, pero entendi贸 que no deb铆a precipitarla y juzg贸 necesario: 芦Cuidar seriamente al ej茅rcito y a la escuadra, cuyas fuerzas ya hab铆an comenzado a aumentar. 鈥 Evitar que la plaza de Montevideo caiga en poder de Oribe. 鈥 Promover y aceptar alianzas y con cautela esperar y aprovechar los acontecimientos禄. (24)

Con la disminuci贸n del subsidio prestado por Francia a Montevideo y despu茅s del fracaso de la misi贸n de Melchor Pacheco y Obes en Par铆s y a pedido de Andr茅s Lamas, el gabinete del Brasil resolvi贸 otorgar un empr茅stito al gobierno oriental de diez y ocho mil pesos fuertes mensuales, por dos contratos firmados el 6 de setiembre de 1850, entre el representante uruguayo e Ireneo Evangelista de Souza, despu茅s Vizconde de Mau谩. El primero de los convenios era secreto y el servicio del empr茅stito deb铆a contarse desde el 1潞 de julio, durante trece meses, con un inter茅s del seis por ciento. Este auxilio ten铆a por objeto salvar la independencia uruguaya, ganar tiempo y conservar la plaza de Montevideo, cuya ca铆da en poder de Oribe el gobierno imperial estaba decidido a evitar, lo que Paulino declar贸 categ贸ricamente a Lamas, en nota del 16 de marzo de 1851. (25)

Los acontecimientos internacionales movieron a la Corte de San Crist贸bal a 芦promover y aceptar alianzas禄. 芦No ten铆amos una sola alianza禄 consign贸 Paulino en elRelatorio de 1852. La principal, seg煤n Jos茅 Antonio Soares de Souza, conocedor profundo de este per铆odo de la historia americana, era la del Paraguay. (26) Este acuerdo tambi茅n busc贸 el presidente L贸pez. La misi贸n de Gelly ten铆a por objeto principal obtener ese pacto del Brasil. Motivos circunstanciales y la pol铆tica imperial de entonces no permitieron que el 茅xito coronase las gestiones del agente paraguayo, si bien que los intereses comunes de ambos Estados recomendaban un tratado de ese car谩cter.

El fracaso de la misi贸n de Gelly repercuti贸 desfavorablemente en el Paraguay, no obstante las buenas palabras de Saturnino y el Vizconde de Olinda. Estas 芦hesitaciones禄 consideradas como 芦deslealtad禄 hab铆an creado una situaci贸n 芦terrible禄 al Imperio, que Paulino comprob贸 y trat贸 de mejorarla y recuperar la influencia perdida. 芦El Paraguay, 鈥 dec铆a este ministro 鈥 cuya independencia reconocida por el Brasil era uno de los agravios que el general Rosas ten铆a de 茅ste, vi茅ndose solo, sin apoyo alguno externo, procur贸 lanzarse en brazos del dictador, haci茅ndole proposiciones en nota fechada el 16 de octubre de 1849禄. (27)

Es indudable que el fracaso de la misi贸n de Gelly dej贸 al Paraguay solo y sin apoyo, lo que aqu茅l explic贸 claramente a su hijo Juan Andr茅s. A 茅ste habl贸 de las condiciones desfavorables del ej茅rcito paraguayo, de que Rosas contaba con crear un partido en el Paraguay, 芦que Rosas como todo bruto, no conoce otro poder q.e el dela fuerza禄, que no apreciaba las 芦resistencias morales禄, que para introducir la anarqu铆a e imponer su influencia en el Paraguay 芦necesita mas a帽os, y tiempo, q.e el q.e 茅l puede vivir禄, que esto era un mal y que el remedio lo iba a 芦procurar mientras viva禄. Completaba su juicio en estos t茅rminos: 芦El Paraguay ha hecho cuanto ha podido p.a moverse, y se ha movido de un modo energico, y resuelto, cuando ha podido: lo dejan solo, hara lo q.e debe p.r salvarse, y asegurar su porvenir: Hace tres a帽os q.e invit贸 al Brasil: hace igual tiempo, que se lanz贸 con su ejercito fuera, todo ha sino inutil: El Brasil se encoge, los Patriotas fallan, a quien la culpa? Dios q.e lo jusque禄. (28)

En estas condiciones, el presidente L贸pez intent贸 unaouverture con Rosas, no para 芦lanzarse en brazos del dictador禄 sino con el objeto de detener sus impulsos, entrar en negociaciones para ganar tiempo y evitar males mayores. Pero Rosas no se dej贸 enga帽ar y como contestaci贸n a las proposiciones paraguayas hizo que la legislatura de Buenos Aires adoptase el 19 de mayo de 1850 la siguiente resoluci贸n: 芦Queda autorizado el Exmo. Sr. Gobernador y capitan general de la Provincia, Brigadier D. Juan Manuel de Rosas para disponer sin limitacion alguna de todos los fondos, rentas y recursos de todo g茅nero de la Provincia, hasta tanto se haga efectiva la reincorporacion de la Provincia del Paraguay 谩 la Confederaci贸n Argentina禄. (29)

La actitud paraguaya provoc贸 contradictorios juicios tanto en el Brasil como en Montevideo. Se la consider贸 como un retroceso del presidente L贸pez en sus relaciones con Rosas, pero para demostrar que ella no tuvo por objeto someterse a los designios del gobernador de Buenos Aires,El Paraguayo Independiente, en los n煤meros 86, 87, 88, 91 y 92 dedic贸 comentarios rectificando los conceptos vertidos en el exterior y dejando categ贸ricamente establecida la pol铆tica internacional del Paraguay, con relaci贸n al anhelo irrenunciable de la independencia, que era el problema fundamental de la rep煤blica.

Bellegarde comunic贸 a Paulino que se 芦hab铆a desvanecido la esperanza de dar el Gobierno Buenos Aires una soluci贸n r谩pida y razonable禄 a la nota paraguaya del 16 de octubre de 1849. Por su parte el ministro de negocios extranjeros remiti贸 al encargado de negocios en Asunci贸n el n煤mero 116 deJornal do Commercio, correspondiente al 28 de abril de 1850, que conten铆a la autorizaci贸n acordada a Rosas por la legislatura de Buenos Aires para la reincorporaci贸n del Paraguay a la Confederaci贸n Argentina, 芦recomend谩ndole que saque de aquel documento y de las noticias que da el mismo diario, que las transcribe,todo el partido posible para indisponer m谩s a L贸pez contra Rosas禄. Al terminar, agregaba: 芦Procure V.S. desvanecer la indisposiciondel hijo del Presidente contra el Brasil de que trata en el P.S. de su oficio禄. (30)

La alianza con el Paraguay negoci贸 en Asunci贸n Pedro de Alc谩ntara Bellegarde. Para el efecto recibi贸 los plenos poderes. Al remitirlos el 22 de julio de 1850, Paulino le dec铆a que ellos le habilitaban 芦para hacer a S. Majestad el Emperador un gran servicio y han de desenga帽ar al Presidente L贸pez, haci茅ndole ver que no nos limitamos a palabra y promesas. Si V.S. no consigue el Tratado estar谩 acabado el Paraguay para el Brasil y el Brasil para el Paraguay... Ninguno, a excepci贸n del Emperador, de los seis Ministros y del Oficial Mayor de la Secretar铆a de Negocios Extranjeros, tiene conocimiento de estas negociaciones. Ser谩 guardado aqu铆 el m谩s profundo secreto. Escusado es recomendar a V.S. que apresure cuanto pueda la soluci贸n de dichas negociaciones, como tambi茅n la remisi贸n de la respuesta a mis despachos, porque el Gobierno precisa de aquella soluci贸n con la mayor urgencia para regular definitivamente su pol铆tica, ya que el desenlace de los negocios del R铆o de la Plata se aproxima con la mayor rapidez.禄

En el plan del Brasil entraba la alianza con el Paraguay, era necesario y urgente asegurar este paso. As铆 ese flanco quedar铆a resguardado, sin ofrecer peligro de caer bajo la hegemon铆a de Rosas. El Imperio entonces podr铆a desarrollar su acci贸n con mayor libertad en el R铆o de la Plata. Desde 1850 Paulino entr贸 en correspondencia con el presidente L贸pez, lo que constitu铆a una verdadera innovaci贸n en las relaciones de los dos pa铆ses, no obstante los precedentes aislados que exist铆an.

El 22 de julio Paulino escribi贸 al presidente L贸pez. Este le respondi贸 el 6 de setiembre, agradeci茅ndole 芦la amistosa expresi贸n de sus sentimientos y simpat铆as por la causa禄 del Paraguay. 芦V.E. en conformidad 谩 la politica de sus antecesores, 鈥 expresaba Don Carlos 鈥 reconoce la comuni贸n de intereses, y la conveniencia de ligar los destinos del Brasil, y del Paraguay; que Dios no permitia que los Gobiernos del Imperio, y de la Rep煤blica arriben del estado equ铆voco de una amistad sin garant铆a, ni v铆nculo. 鈥 La tranquilidad que hasta hoy ha disfrutado mi Patria, se ve amenazada de una pr贸xima tormenta que le tiene armada el intratable enemigo de la nacionalidad paraguaya. 鈥 En esta lucha, el Paraguay se encuentra solo; y tiene que ser fuerte en la Capital, y en sus vastas fronteras; no cuenta sino con sus propios medios, y estos pueden ser apurados por el perp茅tuo bloqueo de los puertos de la Rep煤blica:pero est谩 resuelta 谩 sepultarse en sus ruinas, primero, que doblar una rodilla al feroz salteador que quiere sojuzgarla. 鈥 Cualesquiera que sean las ulterioridades de esta cr铆sis, podr铆an aleccionar a los que presentemente no dan mucha importancia a la fuerza de las cosas. V.E. sabe que el momento perdido en politica, ya no vuelve禄. (32)

La carta de L贸pez reflejaba su estado de 谩nimo como consecuencia del fracaso de la propuesta de Gelly para la concertaci贸n de un tratado de alianza con el Brasil. El Paraguay estaba solo frente a su 芦intratable enemigo禄. Los intereses eran comunes con el Imperio pero la amistad de los dos pa铆ses no ofrec铆a garant铆a por falta de un v铆nculo que la asegurase.Mas los sucesos no doblegaron la firmeza de la rep煤blica porque estaba resuelta asepultarse bajo sus ruinas, antes 芦que doblegar una rodilla al feroz salteador que quiere zojuzgarla禄. Esta resoluci贸n era ampliamente satisfactoria, pues daba a Paulino la seguridad de que el Paraguay no se entregar铆a a Rosas y que realmente la nota del 26 de octubre no fue sino un medio para tratar de detener los impulsos amenazantes del dictador de Buenos Aires.

Las negociaciones tropezaron con un serio inconveniente. con motivo de la ocupaci贸n por fuerzas brasile帽as de Pan de Az煤car, en el territorio disputado entre los r铆os Apa y Blanco, las cuales fueron desalojadas por un destacamento paraguayo, cumpliendo 贸rdenes del gobierno de Asunci贸n. Este episodio ven铆a nuevamente a exaltar el esp铆ritu nacional y a dar fundamento a los recelos contra el Brasil" en los precisos momentos en que se buscaba una unidad de acci贸n contra Rosas. Paulino que manejaba con cautela, pero con firmeza, los hilos de la pol铆tica internacional del Imperio, comprendi贸 que el episodio de Pan de Az煤car pod铆a entorpecer un entendimiento con el Paraguay y despu茅s de recibir las comunicaciones de Bellegarde, orden贸 a 茅ste que no abandonara sus funciones en Asunci贸n y dio 芦instrucciones que se volviese alstatu quo禄. El gobierno paraguayo, 芦por su parte, orden贸 que se dejase libre toda la zona comprendida entre el Apa y el Blanco禄. (33) Lo importante en ese momento era evitar los rozamientos y obtener los acuerdos para aislar a Rosas.

Paulino dec铆a al agente imperial: 芦Creo que antes del d铆a 20 del corriente y antes que V.E. dejase el territorio de esa Rep煤blica debieron haber llegado a sus manos mis despachos del 11 de octubre, que, a mi ver, remueven las dificultades en que V.S. se vio. Si a pesar de tantas concesiones que hacemos en expiaci贸n de nuestro pasado, L贸pez no quiere entenderse con nosotros y viene con nuevas dificultades y desconfianzas, estar谩 acabado para nosotros el Paraguay禄. El ministro de negocios extranjeros no encontraba conveniente hacer una demostraci贸n sobre la frontera del Uruguay, como recordaba Bellegarde, porque cualquier amenaza al Paraguay dar铆a a Rosas 芦mucha fuerza y placer禄. 芦En qu茅 posici贸n nos pone una marcha incierta, dudosa y sin dignidad, que expiamos cruelmente禄, agregaba Paulino. Al terminar su despacho preguntaba: 驴芦Tendr谩 L贸pez inteligencias con Urquiza y Virasoro? 驴Ser谩 eso lo que le torna tan presuntuoso con nosotros禄? y manifestaba al encargado de negocios que 芦ansiosamente禄 esperaba sus ulteriores comunicaciones. (34)

Con la soluci贸n del inesperado incidente de Pan de Az煤car qued贸 abierto el camino para llegar a la alianza. Los recelos de Paulino no ten铆an ya raz贸n de ser y no era presumible que entonces el presidente L贸pez tuviese contacto con Urquiza y Virasoro, dado que estos caudillos no hab铆an exteriorizado todav铆a sus prop贸sitos de separarse de la pol铆tica de Rosas, contra la cual el Paraguay estaba resuelto a llegar hasta el 煤ltimo sacrificio. La actitud de L贸pez se debi贸 exclusivamente al incidente aludido. Desaparecida esta causa, Don Carlos dio curso a las negociaciones de Bellegarde, que constitu铆an la continuaci贸n de las entabladas por Gelly en R铆o de Janeiro.

Tambi茅n el 11 de octubre Paulino escribi贸 al Presidente L贸pez. La carta produjo a 茅ste gran satisfacci贸n, lo que se explicaba, pues ella ven铆a a dar soluci贸n al episodio de Pan de Az煤car. De ah铆 que el mandatario paraguayo declarase en su respuesta que estaba 芦dispuesto a tratar con el Illmo. Sor. Encargado de Negocios de S. M. el Emperador del Brasil, concurriendo cuanto pudiese para facilitar y apresurar nuestras comunicaciones. 鈥 V.E. 鈥 prosegu铆a 鈥 me ha presentado el farol que necesitaba para conocer mi horizonte, y me ha despejado el camino, que no dejaba de presentarme dificultades mas 贸 menos serias. Cuento con que V.E. no estra帽ar谩 esta franqueza... La amistad, y la correspondencia de V.E. son prendas para mi de inmenso valor: quiera pues V.E. continuar favoreci茅ndome con sus comunicaciones, la vez que le permitan sus grandes atenciones, con la franqueza y lisura que interesa la libertad de una correspondencia amistosa禄. (35)

La comunicaci贸n del presidente L贸pez desvanec铆a cualquier recelo que pudiera tenerse con respecto a la actitud del Paraguay. El 芦farol禄 de Paulino hab铆a despejado el horizonte y la concertaci贸n del acuerdo propuesto era cuesti贸n de d铆as. Su correspondencia ten铆a en esos momentos, indudablemente, un 芦inmenso valor禄. El 25 de diciembre de 1850 se firm贸 en Asunci贸n el tratado de alianza defensiva entre el Paraguay y el Brasil, subscrito por Benito Varela y Pedro de Alcantara Bellegarde, el primero en representaci贸n de la rep煤blica y el segundo en la del Imperio.

El convenio constaba de diez y siete art铆culos. Por el primero el gobierno imperial se compromet铆a a continuar interponiendo sus 芦efectivos y buenos oficios禄 para el reconocimiento de la independencia del Paraguay por las naciones que a煤n no lo hab铆an hecho. El segundo establec铆a textualmente: 芦El Presidente de la Rep煤blica del Paraguay y S. M. el Emperador del Brasil, se obligan a prestarse mutua asistencia y socorro en caso en que la Rep煤blica o el Imperio sean atacados por la Confederaci贸n Argentina, o por su aliado en el Estado Oriental, coadyuv谩ndose mutuamente con tropas, armas y municiones. Se ha de entender atacado uno de los dos Estados, cuando su territorio fuese invadido, o estuviere en peligro inminente de serlo禄. Por el tercero ambos gobiernos se compromet铆an a auxiliarse reciprocamente para obtener la libre navegaci贸n del R铆o Paran谩. Otros art铆culos se refer铆an a las condiciones de cumplimiento de la alianza. Por el d茅cimo cuarto el Presidente del Paraguay se obligaba a coadyuvar con el Emperador del Brasil a mantener la independencia del Uruguay. La duraci贸n del tratado era de seis a帽os y el canje de ratificaciones deb铆a realizarse en Asunci贸n. Un art铆culo separado dispuso que el convenio 芦permanecer谩 secreto禄. (36)

El mismo d铆a de la firma del tratado el Presidente L贸pez escribi贸 a Paulino, para anunciarle la concertaci贸n del acuerdo. 芦Observar谩 V.E. 鈥 dec铆a al canciller brasile帽o 鈥 que me h茅 prestado francamente a todas las bases, considerandolas justas, y conformes al estado de cosas, y muy principalmente para demostrar con mi plena aquiescencia, la entera confianza quenutro en la fiel, y amistosa pol铆tica de V.E. en favor de los intereses vitales de mi patria. Esta espresi贸n franca ser谩 acreditada por un sincero, y leal cumplimiento de los compromisos de la Republica con el Imperio del Brasil, hasta que las altas partes contratantes consigan los fines de su alianza禄. (37)

El recelo contra el Brasil se hab铆a trocado en entera confianza, Don Carlos ya no dudaba de la pol铆tica imperial, la consideraba fiel y amistosa as铆 como favorable a los 芦intereses vitales禄 del Paraguay. No pod铆a ser de otro modo ya que la alianza no s贸lo era un 茅xito del Brasil sino tambi茅n de la rep煤blica. El pacto subscrito hab铆a gestionado Gelly en R铆o de Janeiro, cumpliendo instrucciones del Presidente L贸pez. Este comprend铆a que el apoyo del Brasil era necesario para contrarrestar el peligro de Rosas. As铆 como con el tratado del 25 de diciembre el Imperio se aseguraba el flanco del oeste, as铆 tambi茅n el Paraguay se aseguraba el concurso de un Estado fuerte y respetado. El Paraguay ya no estaba s贸lo en la porf铆a. Si bien la alianza interesaba al Brasil, puede afirmarse que tambi茅n fue un triunfo de Carlos Antonio L贸pez, en la defensa tenaz de la independencia de la naci贸n. De ah铆 su promesa de cumplir lealmente los compromisos contra铆dos en el acuerdo hasta alcanzar los fines perseguidos.

Pero el Paraguay ten铆a una situaci贸n especial, 芦seis a帽os de paz armada禄 hac铆an sentir las consecuencias de 芦guardar la casa禄, los recursos del pa铆s se consum铆an y no era posible recuperarlos por 芦el perpetuo bloqueo de los puertos禄. 芦Rosas cree facilitar 鈥 prosegu铆a el primer mandatario 鈥 por este medio la conquista, y dominio del Paraguay, pero debe entender que cuanto mas feroz, y afligente fuere su marcha con los paraguayos, mas electrizar谩 el odio de la nacion al dominio funesto de los porte帽os: quiere empobrecer, y cansar al Paraguay para traerle con probabilidad de suceso, los horrores de la guerra. 鈥 Esta posicion es violenta, y no es posible fijar el tiempo que en ella pueda permanecer el Paraguay, dejando 谩 su implacable enemigo, la eleccion del tiempo, y modo de hacerle la guerra; 茅l piensa asustar al Paraguay, y mantener de guardia a toda la Nacion, con publicar su costoso armamento naval, y terrestre, y su autorizacion por la Sala porte帽a con todos los fondos, rentas y recursos de todo genero de la Provincia de Buenos Aires, para anonadar, como dice, la emancipacion politica del Paraguay, que llama inicua rebelion. Lo que se puede sentir es que no haya hecho la prueba, pero todavia se le puede esperar hasta abril del a帽o proximo entrante, al menos si no llegare a su noticia el predicho Tratado. Las fronteras seguir谩n guarnecidas con las fuerzas precisas, mientras no se reciban noticias positivas del arribo del ejercito enemigo. Rosas no tiene escuadrones de pajaro para sorprendernos de una inmensa distancia禄. (38)

La preocupaci贸n de Don Carlos era fundada. Rosas estaba en constante acecho, obligando al Paraguay a permanecer con el arma al brazo. El procedimiento de la asfixia econ贸mica no era nuevo en la pol铆tica porte帽a, pero 茅l no dobleg贸 la fortaleza paraguaya. Era un error que se ven铆a repitiendo desde los tiempos de Belgrano y Nicol谩s de Herrera, que no hizo sino, fortalecer 芦el odio de la naci贸n禄 al dominio de los porte帽os. Esta guardia era perjudicial y hubiera sido preferible que Rosas hiciese la prueba de invadir al Paraguay. Pero mientras esto no ocurriese las fronteras continuar谩n resguardadas convenientemente, lo que no se sab铆a hasta cuando durar铆a quedando a merced del enemigo la resoluci贸n de iniciar la guerra. La situaci贸n del Brasil era distinta, pudiendo esperar a Rosas por tiempo indeterminado, mantener sus ej茅rcitos y conservar expedito su comercio. 芦El Paraguay 鈥 terminaba expresando el Presidente L贸pez 鈥 hubiera querido ya llevar a Corrientes el teatro de la guerra, a reducir al enemigo al imposible de arrostrar las fronteras de la Republica, lo que obligaria a Urquiza a correr el velo de su politica misteriosa. Hoy debe continuar la posta a la derecha, y en la izquierda del Paran谩, manteniendose estrictamente a la defensiva, hasta las ulterioridades de la alianza禄. (39)

El Paraguay ten铆a premura por tomar la ofensiva, con el prop贸sito de adelantarse a las fuerzas de Rosas y reducirlos a la impotencia y especialmente para despejar el enigma de Urquiza, cuya pol铆tica hasta aquel momento era un misterio. Pero como la alianza era defensiva ten铆a que reducirse a guardar sus fronteras, sin descuidar lo que podr铆a sobrevenir como consecuencia del pacto con el Brasil. Esta disposici贸n para obrar con presteza manifest贸 tambi茅n Gelly a su hijo, a quien dec铆a: 芦Ya te he dicho en mis anteriores, q.e estaba hecha la liga entre este Pa铆s, y el Brasil, p.a reducir a Rosas: a pesar de esta liga, que comparativamente, es formidable, dudo q.e se obre con prontitud, y energia: El Brasil hade querer ir despacio, p.o el Paraguay insta p.r q.e la inaccion lo mata: a fines de este 贸 principios del entrante veremos como acoje el Brasil esta proposicion禄. (40)

Esta premura del Paraguay contrastaba con la cautela del Brasil. La alianza concertada era s贸lo un paso hacia la formaci贸n del frente contra Rosas. Paulino continuar谩 manejando los hilos de su pol铆tica para en el momento oportuno dar el golpe definitivo. Asegurado el pacto con el Paraguay, su acci贸n se dirigi贸 hacia el Uruguay y a esperar el pronunciamiento de Urquiza.

El mismo Paulino reconoci贸 la influencia que ejerci贸 en el movimiento contra Rosas el acuerdo con el Paraguay. 芦Esta alianza 鈥 dec铆a 鈥 que fue divulgada, aunque sus condiciones no fuesen conocidas, concurri贸 para aumentar y dar fuerza a la reacci贸n sorda que comenzaba a despuntar contra el gobernador de Buenos Aires y que s贸lo esperaba un punto de apoyo fuerte para crecer y manifestarse por actos禄. (41) Este apoyo efectivo convenci贸 a los incr茅dulos que el Brasil y el Paraguay se hab铆an decidido por la lucha, para la cual tambi茅n se preparaban los que en el Uruguay y en las provincias argentinas estaban dispuestos a sacudir el yugo de la tiran铆a. La alianza de 1850 constitu铆a un llamado y una advertencia al mismo tiempo.

El primero de enero de 1851, Bellegarde inform贸 que el 6 de diciembre hab铆a llegado a Asunci贸n y encontr贸 impresionado al Presidente L贸pez por la carta que le hab铆a escrito Paulino, por el armamento del Brasil y por la energ铆a de la 煤ltima nota del mismo Paulino a Guido. Luego expres贸: 芦En general, si quisi茅ramos que nos traten bien estos nuestros vecinos del Sur, es necesario que tengan miedo de nosotros; su 煤nico art铆culo de fe es la fuerza. Si somos fuertes y tuvieren recelo de nosotros, han de estar por todo; si no, nos han de negar justicia, porque la pol铆tica de esta gente es la de los Estados barbaros. En estas circunstancias, el Presidente no obstante sentirse orgulloso por el suceso de Fecho de Morros, fue el primero en hablarme del Tratado; entonces volv铆 a presentarle el Proyecto y la negociaci贸n se concluy贸 y firm贸 el 25 de diciembre, aniversario de la declaraci贸n de la Independencia de este pa铆s禄. (42)

Bellegarde comprobaba con su informe que s贸lo el incidente de Pan de Az煤car fue el obst谩culo ocasional para la concertaci贸n de la alianza, ya que 茅ste ven铆a siendo buscada por el Presidente L贸pez desde 1847. En esta cuesti贸n coincid铆an las aspiraciones del Paraguay y Brasil.

El agente imperial agreg贸: 芦En un d铆a de discusi贸n, me observ贸 que era posible que el Brasil tratase con Buenos Aires, antes del rompimiento, y el Paraguay quedar铆a abandonado; y que por eso le era indispensable que se admitiese en el Tratado un art铆culo, en el cual se estipulase que una de las partes contratantes no tratase sin la otra. A esto le contest茅, que el Tratado tal cual estaba, ofrec铆a toda la garant铆a necesaria y tornaba imposible el abandono; y le di las razones en que me fundaba para estar cierto de que el Brasil no tratar铆a sin la base del reconocimiento de la Independencia de esta Rep煤blica, principal causa, acrecent茅 yo, de la presente desinteligencia con Buenos Aires; pero, admitir este art铆culo en el presente tratado, en el actual estado de las negociaciones, no pod铆a yo hacerlo sinoad refer茅ndum, por cuanto, no obstante tener la certeza de las intenciones del Gobierno Imperial, no pod铆a tomar sobre mi, la manera de asegurar lo que 茅l quer铆a. Se mostr贸 bastante contrariado, pero al d铆a siguiente volv铆 a hablarle, lo calm茅 y se convenci贸. Entretanto, yo desear铆a mucho que V.E. me autorizase a hacerle alguna declaraci贸n m谩s positiva禄. (43)

La preocupaci贸n fundamental del Presidente L贸pez era la independencia, requisito esencial para cualquier clase de acuerdo. De ah铆 su pedido a Bellegarde. Este comprendi贸 la inquietud del mandatario paraguayo y si bien no concord贸 en incluir en el tratado a firmarse el art铆culo propuesto, dio las explicaciones del caso y para reforzarles y dar entera satisfacci贸n pidi贸 la autorizaci贸n de hacer una 芦declaraci贸n m谩s positiva禄. Ella vendr铆a a desvanecer cualquier recelo que pudiera alimentar el Presidente L贸pez.

Paulino ratific贸 los puntos de vista del encargado de negocios, de acuerdo con la pol铆tica tradicional del Brasil. Al contestar el oficio de Bellegarde le autoriz贸 a que 芦declare al Exmo. Presidente de la Rep煤blica, que si el Gobierno Imperial encontrase otra soluci贸n en las cuestiones del R铆o de la Plata que no fuese la de la guerra, ha de preferirla, sin duda, pero en caso alguno tratar谩 sin que quede asegurada la Independencia de las Rep煤blicas del Paraguay y del Uruguay. Por eso no era necesario semejante estipulaci贸n en el Tratado, por que 茅l la supone, y porque, siendo la Independencia de esas Rep煤blicas del mayor inter茅s pol铆tico para la futura tranquilidad del Brasil, que, no teniendo la ambici贸n de absorber las nacionalidades vecinas, no puede consentir que otros Estados las absorban. Es evidente que en caso alguno podr铆a sacrificar esa misma independencia o tratar de modo que ella no quedase segura禄. (44)

La declaraci贸n de Paulino era la expresi贸n clara y precisa de la pol铆tica del Brasil, que no era desconocida por el Presidente L贸pez. El Imperio no ocult贸 sus prop贸sitos de oponerse a la reconstrucci贸n del virreinato del R铆o de la Plata, lo que ocurrir铆a si las dos nacionalidades fuesen absorbidas por Rosas. Y la Corte de San Crist贸bal no iba a permitir que ellas se agregasen al poder铆o de Buenos Aires. La posici贸n brasile帽a en este sentido era constante y no pod铆a suponerse su abandono, precisamente en los momentos en que esa orientaci贸n ten铆a mayor firmeza. La independencia aludida estaba estrechamente ligada a la seguridad del Imperio, principalmente la del Paraguay. As铆 lo hab铆an reconocido estadistas y diplom谩ticos.

Dos d铆as despu茅s de su comunicaci贸n anterior, Bellegarde volvi贸 a referir a su gobierno la concertaci贸n de la alianza. Dec铆a de esta vez al ministro de negocios extranjeros: 芦Luchando contra los embarazos, unos provenientes de los sucesos, otros del temperamento del Presidente y de las intrigas Rosistas, consegu铆 concluir y firmar el Tratado del 25 pr贸ximo pasado. La seguridad que me anima de que el Gobierno Imperial no me dejar谩 mal en este empe帽o, la justa confianza que en la Augusta Persona de Nuestro Excelente Monarca tiene el Presidente L贸pez, me auxiliar谩n poderosamente, si el Gobierno Imperial no ratifica el tratado, mis fuerzas y medios est谩n agotados, no puedo servir m谩s aqu铆 (con honra y provecho del Brasil) ni un d铆a m谩s de tal soluci贸n禄. (45)

Tambi茅n el diplom谩tico imperial era partidario de la acci贸n r谩pida y feliz como un medio de elevar el esp铆ritu p煤blico y de dar prestigio al Brasil, dentro y fuera de Am茅rica del Sur. 芦Todo lo que fuera demora en las operaciones b茅licas. 鈥 agregaba 鈥 nos har谩 perder la confianza de nuestros aliados, animar谩 las intrigas y las esperanzas de nuestros adversarios y dar谩 lugar a acontecimientos que no pueden sernos favorables禄. (46) Tal era lo que se pensaba en el Paraguay. Bellegarde coincid铆a en esto con el presidente L贸pez y Gelly, no obstante el car谩cter defensivo de la alianza. En este sentido, el agente brasile帽o remiti贸 con su oficio un plan de operaciones. Si el gobierno imperial se decidiese por la ofensiva, Bellegarde consideraba necesario ocupar Entre R铆os y forzar el Paran谩, con tropas suficientes, pues Urquiza no pod铆a armar 6.000 hombres. Corrientes, que est谩 en constante agitaci贸n y oposici贸n a Buenos Aires 芦se levantar谩 de por s铆 o ser谩 ocupada por 8.000 paraguayos, si fuere necesario禄. Rosas ser谩 arrojado al otro lado del Paran谩 y Oribe no se sostendr谩; se podr谩 entonces proceder a una organizaci贸n pol铆tica 芦conveniente a la paz futura y a la influencia brasile帽a en estos lugares. Montevideo y Paraguay se dejar谩n entonces guiar con docilidad para obtener este fin. La navegaci贸n del r铆o Paran谩 y sus afluentes ser谩 nuestra禄. (47)

El agente imperial cre铆a que el presidente L贸pez escribi贸 por el mismo correo al Emperador. Para este caso recomendaba la conveniencia de una r谩pida respuesta, que valdr铆a para el mandatario paraguayo como 芦un fuerte auxilio, por cuanto su confianza vacila frecuentemente en el Ministerio, pero en S. Majestad nunca禄. (48)

El 22 de febrero de 1851 Paulino contest贸 al presidente L贸pez las cartas del 19 de noviembre y 25 de diciembre anteriores. La del ministro brasile帽o, seg煤n Soares de Souza, era una invitaci贸n para una acci贸n conjunta contra Rosas, antes que 茅ste agrediese separadamente al Paraguay y al Brasil. 芦Las expresiones 鈥 dec铆a Paulino 鈥 de que V.E. se dign贸 servirse para conmigo son para m铆 un t铆tulo de honor y gloria. 鈥 Acepto con gratitud la honrosa licencia que la benignidad de V.E. me concede de mantener con V.E. una correspondencia amigable. Beso por ella las manos de V.E. y le aseguro que le ser茅 leal porque si茅ndolo a V.E. lo soy tambi茅n a mi Pa铆s. 鈥 Felizmente 鈥 prosegu铆a el canciller imperial 鈥 el tratado de alianza est谩 concluido y ratificado por Su Majestad el Emperador. Este acontecimiento me caus贸 el mayor placer posible. El coronel Bellegarde ha de presentar a V.E. el instrumento de ratificaci贸n. La bondad con que V.E. se dign贸 responderme, la autorizaci贸n que otorg贸, me animan a abrirme con V.E. con toda franqueza, en carta particular, no obstante dirigirme a un jefe supremo de una naci贸n. La hip贸tesis que considera el tratado, se limita a los casos de ser invadidos el Paraguay y el Brasil o a un peligro inminente de invasi贸n. La convenci贸n Lepredour puede ser ratificada de un momento a otro y si茅ndola, Francia abandonar谩 Montevideo. Ese abandono, que entrega la plaza a sus recursos, traer谩 su ca铆da. Si Rosas u Oribe, que es lo mismo, se apoderan de Montevideo, sacar谩n de ah铆 grandes elementos de fuerza... Es preciso, por tanto, embarazar los pasos de Rosas y no dejar que las cosas lleguen a ese punto. Por eso el Gobierno Imperial, despu茅s de madura reflexi贸n, tom贸 la resoluci贸n de auxiliar abiertamente a la plaza de Montevideo, cuando Francia la abandone. 鈥 La consecuencia es un rompimiento de guerra con Rosas. 鈥 No hay sin embargo invasi贸n del Brasil ni del Paraguay, ni peligro inminente en la forma del tratado. El caso no est谩 en la letra del tratado, pero est谩 en su intenci贸n y previsi贸n. 鈥 Si empe帽ada la lucha de esa manera y quedando el Brasil solo, cu谩l ser铆a la suerte del Paraguay禄. L贸pez podr铆a dejar solo al Brasi1? El tratado no consider贸 esa hip贸tesis y lo que el Imperio quiso fue acordar una alianza con el Paraguay, como una base que podr铆a ampliarse de acuerdo con la marcha y desenlace de los acontecimientos. Luego Paulino indag贸 si cu谩l ser铆a la actitud del Paraguay una vez entablada la lucha del Brasil con Rosas por la independencia del Uruguay, despu茅s del abandono de este Estado por Francia. 芦Empe帽ada as铆 esa lucha, 鈥 agreg贸 鈥 Rosas se ha de ver obligado a emplear sus fuerzas en la Banda Oriental, que ser谩 el teatro de la guerra. V.E. puede coadyuvar con el Brasil, concurriendo con fuerzas para batir a Rosas en la Banda Oriental, o invadiendo, las Provincias Argentinas para hacer un desv铆o, colocando a Rosas entre dos fuegos, y embaraz谩ndolo de disponer de todos sus recursos. Lo que de ning煤n modo conviene es que 茅l luche con el Brasil o el Paraguay, separadamente, con uno y despu茅s con otro. Por el contrario, conviene que ambos al mismo tiempo procuren vencerlo禄. Rosas tendr铆a as铆 en su contra la guarnici贸n de Montevideo, el ej茅rcito brasile帽o de 10.000 hombres y de 8 a 10.000 guardias nacionales movilizables, un ej茅rcito paraguayo que podr铆a cooperar con el Imperio, todos los descontentos argentinos y cerca de 2.000 emigrados residentes en R铆o Grande del Sur. 芦Con esa masa y uni贸n de fuerzas ser铆a f谩cil obligar a Rosas a retirar las fuerzas Argentinas de la Banda Oriental, a respetar la Independencia de esta Rep煤blica, a reconocer la del Paraguay, y a dejar a cada una de esas Naciones a vivir tranquila y gobernarse como mejor le pareciere. Se podr铆a entonces obtener la navegaci贸n y salida por el R铆o de la Plata para las Naciones Ribere帽as, y regular la Isla de Mart铆n Garc铆a, de modo que por medio de ella Rosas no monopolizase el R铆o de la Plata. 鈥 El pensamiento y la manera de ver de V.E. estas cuestiones, es para el Gobierno Imperial de la mayor importancia. El desear铆a saber si V.E. quiere por un nuevo Tratado, adicional del primero, o de otra manera establecer un acuerdo sobre esas cuestiones. Lo cierto es que la causa del Paraguay, la del Brasil y la de la Rep煤blica Oriental son id茅nticas禄. (49)

En el fondo los dos estadistas coincid铆an, ambos deseaban adelantarse a Rosas para destruirlo y poner t茅rmino a la prolongada situaci贸n creada por la amenaza del dictador de Buenos Aires. Pero el tratado del 25 de diciembre no contemplaba la ofensiva, si bien que la defensa podr铆a provocar una guerra fuera de las fronteras de los dos pa铆ses para vencer al enemigo com煤n. En este sentido el convenio propuesto por Gelly era m谩s previsor porque era de alianza ofensiva y defensiva. Paulino comprendi贸 que deb铆a ampliarse aquel acuerdo, teniendo en cuenta las exigencias de los sucesos. Por eso pregunt贸 al presidente L贸pez si quer铆a que las cuestiones no previstas en el aludido tratado del 25 de diciembre fuesen consideradas y reguladas en un ajuste adicional. La proposici贸n no tuvo eco. Su aceptaci贸n hubiera impulsado al Paraguay a participar en la guerra contra Rosas y la rep煤blica hubiera subscrito directamente con el Imperio un tratado semejante a los del 29 de mayo y 21 de noviembre. Paulino retribuy贸 a Don Carlos sus protestas de lealtad, haciendo gala en su carta de una cordialidad digna de la amistad de ambos pa铆ses, que es justo destacar en homenaje de los dos ilustres estadistas.

La conducta de Bellegarde en las negociaciones mereci贸 la aprobaci贸n del Emperador. El acuerdo fue ratificado por S. M. (50) El instrumento respectivo se remiti贸 al encargado de negocios el 17 de marzo, juntamente con dos cartas de Paulino para el presidente L贸pez. La remisi贸n de estos papeles se hab铆a demorado, lo que hac铆a exclamar al ministro de negocios extranjeros: 芦Que fatalidad, perder tanto tiempo, cuando ninguno se puede perder! Espero que V.S. nos resarcir谩, no perdiendo ninguno禄. (51)

Tanto el Emperador como el ministerio quedaron muy satisfechos con la conclusi贸n del tratado, en la que correspondi贸 芦no peque帽a gloria禄 a Bellegarde, a quien, con ese motivo, Paulino transmiti贸 sus 芦parabienes y agradecimientos禄. (52)

La ratificaci贸n del tratado por el Emperador y las cartas de Paulino del 22 de febrero y 12 de marzo, llegaron a mediados de abril a Asunci贸n. En esta 煤ltima expresaba el ministro de negocios extranjeros al presidente L贸pez que como aliados conven铆a marchar de acuerdo.Vis unita fortior. El Paraguay ser铆a informado del desarrollo de los acontecimientos. 芦Hace tiempo que se sospecha que el general Urquiza desea emanciparse del pesado yugo de Rosas. Me consta prosegu铆a Paulino 鈥 por informaciones, que me parecen tener gran peso, que hay una profunda desinteligencia entre ambos. Rosas est谩 furioso contra Urquiza y se habla de una manifestaci贸n popular en Buenos Aires en la cual 茅ste ser谩 declarado traidor. 鈥 Lo que es muy cierto es que Urquiza procura entenderse con el gobierno de Montevideo y con el Brasil. Vamos a corresponder a sus aberturas con la condici贸n de que se declare y rompa con Rosas de una manera clara, positiva y p煤blica. 鈥 Si este rompimiento se produce, Rosas est谩 perdido禄. Rosas es el principal obst谩culo a la paz de las fronteras del Brasil, a la independencia, paz y prosperidad del Paraguay y el Uruguay, y a la navegaci贸n del r铆o Paran谩. Mientras Rosas tenga poder se vivir谩 con el arma al hombro. De ah铆 que la declaraci贸n de Urquiza sea de la 芦mayor importancia禄. El Brasil declarar谩 positivamente, a su vez, al mismo Urquiza, que en cualquier arreglo definitivo no prescindir谩 de la independencia del Paraguay y el Uruguay. 芦Parece que Urquiza pretende que las fuerzas argentinas evacuen la Rep煤blica Oriental y quiere promover la candidatura de Garz贸n, quien no siendo criatura de Rosas, estar铆a fuera de su influencia. Con 茅l arreglar铆amos f谩cilmente, agregaba Paulino 鈥 de una manera permanente, las cuestiones del Plata, la independencia del Paraguay y Uruguay, las cuestiones de fronteras y polic铆a de ellas, la salida por el R铆o de la Plata para las naciones ribere帽as... Rosas, privado de los recursos de Entre R铆os y Corrientes, teniendo contra si a Urquiza, ha de ver desmoralizarse a los que le han sustentado y desandar la rueda de su fortuna禄. Para terminar, el canciller brasile帽o declaraba sin reticencias: 芦Mucho desea el gobierno imperial que V.E. entre en estas vistas y lo auxilie. 鈥 Convendr铆a, por tanto, no perder a Urquiza, animarlo, acoger cualesquiera de las aberturas que hiciese a V.E. V.E. resolver谩 en su sabidur铆a. 鈥 La posici贸n que tom贸 el Brasil, su alianza con el Paraguay, mucho han concurrido para que los acontecimientos se vayan desenvolviendo de esa manera. Un谩monos, Exmo. Sr., marchemos de acuerdo, ali茅monos con todos aquellos que tienen inter茅s com煤n, y con menos tiempo y con seguridad conseguiremos nuestro fin, que es una paz duradera y la prosperidad y la tranquilidad de nuestros pa铆ses... Hoy que estamos preparados, que concluimos la alianza con el Paraguay, deseamos que la soluci贸n de estos negocios del Plata se apresure y para eso aprovecharemos la primera oportunidad禄. (53)

La carta de Paulino era franca, clara e informativa, de acuerdo con las circunstancias internacionales. Los acontecimientos se desarrollaban con rapidez, lo que exig铆a no perder tiempo y tomar las resoluciones del caso. El Brasil estaba decidido a obrar, s贸lo esperaba el pronunciamiento de Urquiza, que de por s铆 significaba la ruina de Rosas. Por eso ped铆a el apoyo del Paraguay al caudillo entrerriano as铆 como el auxilio al Imperio en la empresa contra Rosas. El inter茅s com煤n recomendaba una acci贸n com煤n y el Paraguay, como aliado, quedaba notificado que el Brasil aprovechar谩 la primera oportunidad para destruir definitivamente el poder del amo de Palermo. Pero cualquiera fuese la soluci贸n a que se llegara en el conflicto, el Imperio declaraba que la independencia del Paraguay y Uruguay quedar铆a a salvo. La seguridad de esa independencia era la preocupaci贸n fundamental del presidente L贸pez, por ella ven铆a bregando desde1842. La declaraci贸n de Paulino era satisfactoria y contemplaba una realidad irrevocable, defendida por la diplomacia brasile帽a en Am茅rica y Europa.

El presidente L贸pez contest贸 sin tardanza las cartas del canciller imperial. Ellas como la ratificaci贸n del tratado le han 芦llenado de satisfacciones禄. Sin perjuicio de haber manifestado a Bellegarde 芦su entera conformidad a los planes禄 expuestos en las cartas aludidas y pedido a 茅ste que as铆 informase a Paulino, Don Carlos expres贸: 芦Muy bien ha comprendido V.E. que su pensamiento es conforme al m铆o indicado en carta del 25 de Diciembre; no puede ser que el Paraguay deje solo al Brasil, desde que se hallara en lucha con Rosas por la Independencia de la Rep煤blica Oriental, sea, 贸 no, abandonada por la Francia: para m铆 en el d铆a, son id茅nticas las causas del Paraguay, del Brasil, y del Estado Oriental禄. (54)

La coincidencia de pensamiento era patente. As铆 como el Brasil no abandonar铆a al Paraguay, la rep煤blica tampoco dejar铆a al Imperio librado a sus propias fuerzas. En cuanto a la identidad de causa, Don Carlos usaba hasta los mismos t茅rminos de Paulino.

Por el art铆culo 14 del tratado el Paraguay se obligaba a coadyuvar con el Brasil en el empe帽o de mantener la independencia del Uruguay, acord谩ndose oportunamente los medios de hacer efectiva esa cooperaci贸n. 芦Antes de escribir a V.E. en Diciembre citado, 鈥 agregaba el presidente L贸pez 鈥 hice al Se帽or Bellegarde una manifestaci贸n franca de las dificultades que pod铆a traer al Paraguay esa liga defensiva limitada a los casos de invasion al Paraguay, 贸 al Brasil, 贸 de un peligro inminente de ser invadidos, por que si Rosas no se anim贸 a invadir a ninguno de los pa铆ses separadamente, es claro que esa alianza meramente defensiva lo afirmar铆a en su pol铆tica de destruir a sus vecinos, sin moverse, obligandolos 谩 mantenerse en paz armada, con el cucu de costosos armamentos naval, y terrestre, que jamas puede acabar de aprontar, apresur谩ndose a publicar su autorizacion para hacernos la guerra, y haci茅ndonos llegar, de vez en cuando, tronadas de verano. 鈥 Recomend茅, entonces, a1 Se帽or Bellegarde, se sirviera informar a V.E. cu谩n c贸modo, y ventajoso ser铆a al Paraguay emplear todo su poder sobre Corrientes, y Entre-rios, si el Brasil hubiera de auxiliar la plaza de Montevideo, para salir de un tan violento estado de cosas. Entiendo que en este sentido V.E. me pregunta si podr茅 ayudar al Brasil, concurriendo con fuerzas para batir las de Rosas en la Banda Oriental, 贸 invadiendo las Provincias Argentinas para hacer una diversion, colocando a Rosas entre dos fuegos, y embaraz谩ndole de disponer de todos sus recursos? Yo me felicitar铆a de poder abrazar el segundo estremo de esta disyuntiva: dar铆a desde luego una solucion positiva, y me aprontar铆a al cumplimiento para un tiempo dado. Algo hemos hecho, Se帽or Ministro, pero mucho nos falta que hacer. Napoleon ha dicho, que si no se ha hecho todo, no se ha hecho nada. Hemos hecho liga, pero nada hemos acordado para obrar, y el tiempo urge禄. (55)

El presidente L贸pez insisti贸 sobre lo que ya hab铆a manifestado en su carta anterior, en el sentido de que la inacci贸n, consecuencia de la alianza defensiva, favorec铆a a la pol铆tica de Rosas, quien, 芦sin moverse禄, destruir铆a a sus vecinos, obligados a mantener una costosa paz armada. El Paraguay prefer铆a accionar 芦con todo su poder禄 sobre Corrientes y Entre R铆os, una vez que el Brasil acuda en defensa de Montevideo, es decir, sobre las provincias argentinas, y no emplear sus fuerzas en el Uruguay. En este sentido se aprestar铆a en tiempo oportuno, para dar una 芦soluci贸n positiva禄. Don Carlos no estaba satisfecho con lo realizado. Se hab铆a acordado la defensa pero no las condiciones para obrar. No pod铆a perderse tiempo porque 芦el momento perdido en pol铆tica ya no vuelve禄. Ambos estadistas comprend铆an la necesidad de adelantarse a Rosas para destruirlo de una vez.

芦V.E. en su apreciable del 12 de Marzo 鈥 agregaba el mandatario paraguayo 鈥 fue servido indicarme, la siempre anunciada defeccion de Urquiza, y la resoluci贸n en que estaba de que si se declara abiertamente contra Rosas, podr谩n entrar luego fuerzas brasileras en el Estado Oriental, 谩 espeler de all铆 las fuerzas argentinas, independientemente de la decision de la Francia sobre la convencion Le Predour. Hoc opus, hic labor. En esta hipotesis el Paraguay no podr谩 invadir a Corrientes, ni Entre R铆os, y no s茅 con cual seguridad me animar铆a a publicar una espedicion 谩 ayudar al Brasil contra Rosas en la Banda Oriental. 驴C贸mo inspirar confianza de que entretanto no hostilizar谩n al Paraguay, Urquiza, ni Corrientes? Nadie, hasta hoy me ha dicho nada, y puede ser que asi prosigan. Me han sindicado de observador perspicaz, y muy prevenido contra las cosas de ellos. No me ofendo de esta honra, y mas bien me alegro un poco de que me entiendan. En este conflicto he indicado al Se帽or Bellegarde por un modo de conversacion, el pensamiento de ocupar los..., con miras sobre el Miri帽ai, a esperar oportunidades en lugar de pasar tropas al Brasil, entendiendo que la aparicion de columnas paraguayas en dichos puntos, aunque en maneras, y con protestas pac铆ficas, provocar铆a esplicaciones, y declaraciones, que dieran por resultado un modo cierto de entendernos. Pero se precisa entendernos con tiempo, siendo inmensa la distancia que nos separa禄. (56)

Don Carlos recelaba indudablemente de Urquiza y Virasoro. No quer铆a exponerse a enviar tropas al Uruguay por temor a ser atacado por Entre R铆os y Corrientes, sin contar con fuerzas para defenderse. Estaba prevenido contra estas provincias y de ello se sent铆a m谩s bien halagado que arrepentido. Antes que enviar tropas al Brasil, prefer铆a ocupar cierta zona de Corrientes, con el prop贸sito de entenderse 芦de un modo cierto禄 con su aliado, lo que consideraba necesario se hiciese con tiempo, ya que la 芦inmensa distancia禄 era un factor que se opon铆a a un oportuno entendimiento y era preciso salvar ese inconveniente.

芦Se dice que Urquiza va a pedir a Rosas 鈥 terminaba expresando el presidente L贸pez 鈥 el cumplimiento del Tratado de 4 de Enero de 1831; que quiere espeler del Estado Oriental las fuerzas argentinas, y colocar a Garz贸n en la silla de Montevideo. Muchas cosas quiere Urquiza, y al fin, y al cabo, su tendencia es a mantener a Entre R铆os, y Corrientes en la Confederaci贸n Argentina. Si Urquiza llega a ocupar la silla de Rosas, y coloca a Garz贸n en la de Montevideo, podr谩 jugar mejor que el Dictador actual. 鈥 Mucho agradezco a V.E. el bien que me anuncia de declarar a Urquiza, que en cualquier arreglo definitivo, no prescindir谩 de mantener la Independencia del Paraguay, y del Uruguay... Por ahora no hay motivo alguno de hostilizar a los correntinos, y probablemente seguir谩 as铆, mientras se declare Urquiza禄. (57)

Nuevamente manifest贸 Don Carlos su recelo contra Urquiza, no tenia confianza en sus intenciones. Tem铆a que el caudillo entrerriano una vez asentado en la direcci贸n de la Confederaci贸n Argentina, no solamente siguiese el mismo camino de Rosas sino que podr铆a 芦jugar mejor禄. Este recelo, que ten铆a su fundamento, tendr谩 indudable influencia sobre las decisiones futuras del mandatario paraguayo. Su reconocimiento por la actitud del Brasil con respecto a la independencia era justo. La declaraci贸n de Paulino satisfac铆a la aspiraci贸n de la rep煤blica.

Cinco d铆as despu茅s de la carta a Paulino, el presidente L贸pez ratific贸 el tratado del 25 de diciembre. El canje de ratificaciones se realiz贸 el 26 de abril, con lo cual qued贸 perfeccionado el acuerdo y en pleno vigor. (58)

La concertaci贸n de la alianza, no obstante el car谩cter secreto de sus estipulaciones, transcendi贸 en el exterior. Paulino dec铆a a Bellegarde: 芦Por cartas de R铆o Grande const贸 aqu铆 la existencia del Tratado y sabi茅ndolo tambi茅n Manuel Moreira de Castro por cartas del Paraguay, dio la noticia aJornal do Commercio, lo que entend铆 de mi deber no embarazar. La existencia del Tratado no podr铆a as铆 quedar oculta. No hab铆a inconveniente para ello sino ventajas que se divulgase. Lo que de ning煤n modo conviene es que sean conocidas sus estipulaciones. Diga V.S. esto mismo al Presidente禄.. (59) En Montevideo, elComercio del Plata coment贸 tambi茅n la conclusi贸n del acuerdo. (60) Gelly por su parte transmiti贸 la noticia a su hijo. (61) En Asunci贸n.El Paraguayo Independiente, el mismo d铆a del canje de ratificaciones se ocup贸 del tratado. Luego de referirse a la propaganda de Rosas contra el Paraguay y al silencio del dictador con respecto al intento de llegar con 茅l a un arreglo amistoso, coment贸: 芦Esta repulsa inconsiderada nos ha deparado el feliz acontecimiento de hacer un tratado de liga entre la Rep煤blica del Paraguay, y el Imperio del Brasil para concurrir con todos los medios a su alcance para la paz, y tranquilidad del Sud de la Am茅rica meridional, por la conservaci贸n del statu quo de las nacionalidades que la ocupan, y preservar a las naciones que dirigen contra cualesquier tentativas para atacar su independencia, invadir su territorio, 贸 destruir su integridad, lo que nada ofende los derechos de los otros Estados conterr谩neos. 鈥 Esta convenci贸n queda ratificada por los Gobiernos contratantes, y en consecuencia todo el poder de ambas naciones empe帽ado en la causa com煤n. En el d铆a, para nosotros, son id茅nticos las causas del Paraguay, del Brasil, y del Estado Oriental. Al transmitir esta importante noticia a nuestros conciudadanos, tenemos la confianza de que la aceptar谩n con entusiasmo, y estar谩n prontos como siempre a la voz de la Patria禄. (62)


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXVII

1- A.H.I. Despachos Reservados. Abril de 1845 a Dezembro de 1847. 317/ 1/7. Cayr煤 a Manuel Antonio Galv茫o. R铆o de Janeiro, 27 de noviembre de 1846. Copia.

2- Ib. Ib. Ib. Nota cit.

3- Ib. Ib. Ib. Saturnino Souza de Oliveira a Manuel Antonio Galv茫o. R铆o de Janeiro, 4 de noviembre de 1847. Copia.

4- Ib. Ib. Ib. Nota cit.

5- A.H.I. Memoria dirijida al Ilmo. Exmo. Baron de Cayr煤, Ministro Secret.o de Estado de Negocios Extrageiros de S.M. el Emperador del Brasil p.r el encargado de Negocios de la Rep.ca del Paraguay. R铆o de Janeiro, 22 de diciembre de 1846. Aut贸grafo de Gelly.

R. Antonio Ramos. La primera misi贸n diplom谩tica del Paraguay en el Brasil. Historia Paraguaya, 1960, p谩g. 53 y 54.

6- Ramos, trabajo cit., p谩g. 54 y 55.

7- A.N.A. Vol. 284 鈥 S.H. Gelly a Carlos Antonio L贸pez. R铆o de Janeiro, 29 de noviembre de 1848. Aut贸grafo.

Ramos, trabajo cit., p谩g. 60.

8- Luis da Camara Cascudo. O marquez de Olinda e seu tempo (1793-1870) Brasiliana, Vol. 107, 1938, p谩g. 223 y 224.

9- B. N. B. A. Arch. J. A. Gelly. Inv. 019451. Gelly a Carlos Antonio L贸pez. R铆o de Janeiro, 25 de febrero de 1849. Aut贸grafo.

Ramos, trabajo cit., p谩g. 63 y 64.

10- Jos茅 Antonio Soares de Souza. A vida do visconde do Uruguai. Brasiliana, 1944, p谩g. 192 a 194.

El vizconde de Olinda era al mismo tiempo presidente del consejo. De este gabinete dice Nabuco de Araujo: 芦El ministerio del 29 de setiembre era un ministerio en茅rgico, pero quer铆a ser fino y la finura es muy dif铆cil de aliar con la fuerza禄. Un Estadista do Imperio. S茫o Paulo. R铆o, 1936, Tomo I, p谩g. 69.

11- Nabuco de Araujo, ob. cit., p谩gs. 83, 84 y 85.

Soares de Souza, ob. cit., p谩gs. 196 y 197.

O general Urquiza e o Brasil. Revista do Instituto Hist贸rico e Geogr谩fico Brasileiro. Vol. 206, p谩g. 5.

12- Camara Cascudo al referirse al cambio del ministerio de negocios extranjeros, escribe: 芦Paulino de Souza sustituye al viejo pol铆tico (Olinda) que no 芦sent铆a禄 el momento禄. Ob. cit., p谩g. 219. El par茅ntesis es nuestro.

13- Soares de Souza. O general Urquiza e o Brasil, cit. 芦Para el vizconde de Mau谩 fue Paulino quien inici贸 芦una pol铆tica externa en nuestro pa铆s禄. A Lamas se le figur贸 el ministro 芦muy comprometido en el destino de la pol铆tica que ha fundado禄. Pol铆tica, seg煤n Joaqu铆n Nabuco, ambiciosa y heroica禄; pero que, para el propio Paulino, no pasaba de una tarea desagradable y sin gloria de poner t茅rmino a las expoliaciones y burlas sufridas hasta entonces por el Brasil禄, p谩g. 6.

14- A vida do visconde do Uruguay, cit. p谩gs. 244, 247 y 249. La bastardilla es del texto.

15- O general Urquiza e o Brasil, cit. p谩g. 6.

16- Camara Cascudo, ob. cit., p谩g. 223 y 224.

17- Soares de Souza. A vida do..., cit., p谩g. 241.

18- Ib. Ib. Ib., p谩gs. 257 y 258. El par茅ntesis es nuestro.

19- Soares de Souza. O genera1 Urquiza..., cit., p谩gs. 8, 9 y 10.

20- A vida do Visconde do Uruguay, cit., p谩gs. 278 y 279.Jornal do Commercio N潞 270. R铆o de Janeiro, 2 de octubre de 1850.

El Paraguayo Independienteen su N潞 98 reprodujoin extenso la nota de Soares de Souza.

21- Ib. Ib., p谩gs. 281 y 282.

22- Relat贸rio da Reparti莽茫o dos Neg贸cios Estrangeiros de 1852, apresentado pelo ministro Paulino Jos茅 Soares de Souza. R铆o de Janeiro, Tip. Universal, 1852. Antonio Pereira Pinto. Apontamentos para o direito internacional. Tomo III. R铆o de Janeiro. F.L. Pinto y C.陋 Livreros 鈥 Editores, 1866, p谩g. 212.

23- Ib. Ib. Ib.

Ib. Ib. Ib.

24- Ib. Ib. Ib.

Ib. Ib. Ib., p谩gs. 212 y 213.

25- Ib. Ib. Ib.

Ib. Ib. Ib., p谩g. 216.

26- Soares de Souza. O general Urquiza..., cit., p谩g. 16.

27- Relatorio de 1852.

28- Revista de la Biblioteca Nacional. T. X. Buenos Aires, 1944, p谩gs. 251y 252.

29-El Paraguayo Independiente N潞 92.

30- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-52. Soares de Souza a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 2 de mayo de 1850. Borrador. Los subrayados son del texto.

31- Ib. Ib. Ib. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 22 de julio de 1850. En el P.S. agregaba el ministro: 芦El Gobierno se ocupa seriamente de reforzar la Provincia de R铆o Grande del Sur. Est谩 aqu铆 un batall贸n de 600 plazas listo para partir y se va mandar a buscar m谩s tropas de Pernambuco, que est谩 completamente pacificado禄.

32- A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 6 de setiembre de 1850. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

33- Chaves. El Presidente L贸pez, cit., p谩gs. 150 y 151.

A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Reservad铆simo. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 28 de noviembre de 1850. Borrador.

34- Ib. Ib. Ib. Confidencial. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 28 de noviembre de 1850. Borrador. Copia firmada en correspondencia Particular Reservada e Confidencial do Conselheiro Paulino Jos茅 Soares de Souza de 1850 a 1853.

35- A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 19 de noviembre de 1850. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

36- A.N.A. Vol. 292. Texto original con el art铆culo separado. Pereira Pinto, ob. cit., p谩gs. 172 a 177. Oscar P茅rez Uribe y Eusebio A. Lugo. Colecci贸n de Tratados Hist贸ricos y Vigentes. Asunci贸n, 1934, p谩gs. 330 a 336.El Paraguayo Independiente N潞 116.

37- A.H.I. L贸pez a Paulino, Asunci贸n, 25 de diciembre de 1850. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

38- Ib. Ib.

39- Ib. Ib.

40- Revista de la Biblioteca Nacional, cit., Gelly a su hijo Juan Andr茅s. Asunci贸n, 13 de marzo de 1851. El 7 de mayo dec铆a igualmente a su nuera Talala: 芦El Brasil ha ajustado, y ratificado con este Pa铆s alianza: y tengo motivos p.陋 creer, q.e no pasar谩 el mes de Agosto, el movimiento de Brasileros, y Paraguayos: p.r q.e de cierto Rosas no se mover谩, sino lo mueven...禄. p谩g. 378.

41- Relatorio de 1852, cit.

42- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Officios 鈥 1847-52. Reservad铆ssimo N潞 2. Bellegarde a Paulino. Original. Copia en nuestro poder por gentileza de Jos茅 Antonio Soares de Souza.

43- Ib. Ib. Ib.

44- Ib. Correspondencia Reservada e Confidencial do Governo Imperial. Reservad铆ssimo N潞 2. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 22 de febrero de 1851. Copia firmada.

45- Archivo del Museo Imperial de Petr贸polis. Bellegarde a Paulino. Asunci贸n, 3 de enero de 1851. Aut贸grafo. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

46- Ib. Ib. Ib.

47- Ib. Ib. Reflex玫es sobre os negocios do Sul. 1潞 de enero de 1851. Aut贸grafo.

48- Nota cit.

49- Soares de Souza. O general Urquiza..., cit., p谩g. 17 y 18. Archivo del Vizconde de Uruguay. Copia de la carta en nuestro poder por gentileza de Jos茅 Antonio Soares de Souza.

50- A.H.I. Correspondencia Reserva e Confidencial..., cit. Paulino a Bellegarde. Reservad铆ssimo N潞 5. R铆o de Janeiro, 22 de febrero de 1851. Copia firmada.

51- Ib. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Confidencial. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 17 de marzo de 1851. Borrador. Copia firmada en Correspondencia Particular Reservada e Confidencial do Conselheiro P.J.S. de Sza. de 1850 a 1853.

52- Ib. Ib. Ib.

53- Soares de Souza. O general Urquiza..., cit., p谩gs. 74 y75. Anexo V. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 12 de marzo de 1851.

54- A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 17 de abril de 1851. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

55- Carta cit.

56- Carta cit.

57- Carta cit.

58- Perez Uribe y Lugo, ob. cit., p谩gs. 335, 336 y 337.

59- A.H.I. Correspondencia Reservada e Confidencial do Governo Imperial em 1851 e 1852. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 22 de febrero de 1851. Reservad铆ssimo N潞 5. Copia firmada.

60- Chaves. El Presidente L贸pez, cit., p谩g. 154.

61- Revista de la Biblioteca Nacional, cit. Gelly a su hijo Juan Andr茅s. Asunci贸n, 4 de enero de 1851, p谩gs. 370 y 371.

62- El Paraguayo Independiente N潞 101. Asunci贸n, 26 de abril de 1851.




CAPITULO XXVIII

CAPITULACION DE ORIBE


Con los pasaportes entregados a Guido el l潞 de octubre de 1850, la Corte de San Crist贸bal daba un paso decisivo en su larga controversia con Rosas, cuyas consecuencias no escapaban a la comprensi贸n del estadista a cuyo cargo estaba la direcci贸n de las relaciones internacionales del Imperio. Paulino con 芦mucha seguridad y habilidad禄 fij贸 la posici贸n del Brasil en sus cuestiones con el R铆o de la Plata. El 16 de diciembre del mismo a帽o dec铆a Silva Pontes, que una vez preparados, contando con auxiliares y embarazado Rosas, nos conviene romper 芦despu茅s de agotados los medios pac铆ficos y rechazadas nuestras proposiciones para terminar de una vez nuestros sacrificios y gastos, los hechos y los que vamos haciendo, y obtener seguridad y tranquilidad para el futuro. Romper铆amos entonces con el teniente de Rosas, que ocupa la Banda Oriental, y si Rosas se envolviese en la contienda, ser铆a 茅l quien habr铆a tomado la iniciativa y violado el art铆culo 18 de la Convenci贸n del 27 de agosto de 1828禄. Rosas trat贸 de neutralizar la acci贸n brasile帽a, vali茅ndose de los ingleses y si no atac贸 al Imperio, se debi贸 a los siguientes inconvenientes, se帽alados por Paulino: 芦1潞) La no ratificaci贸n de la convenci贸n con Francia y la conservaci贸n de la plaza de Montevideo; 2潞) el estado de casi hostilidad o por lo menos de duda con que se presenta Urquiza; 3潞) la dificultad de sacar fuerzas de las provincias y el recelo de las revueltas internas si fuese infeliz禄. (1)

Al ministro de negocios extranjeros le preocupaba no ya el presente sino el futuro, preocupaci贸n que continuar谩 presidiendo sus determinaciones en la contienda que se avecindaba, para la cual preparaba a su pa铆s, sin precipitaciones, pero con seguridad y firmeza, a fin de afrontar los acontecimientos con el menor sacrificio posible. Estimaba, que dado el desarrollo de los sucesos, cada uno deb铆a tomar una 芦posici贸n enteramente clara y definida禄. La suya estaba claramente definida.

A fines de 1850 las relaciones entre Urquiza y Rosas entraron en un per铆odo que ir铆a a desembocar en el pronunciamiento contra elH茅roe del Desierto. En octubre el mismo Urquiza y Virasoro se entrevistaron en Concordia con el prop贸sito aparente de tratar de la guerra que Rosas se propon铆a emprender contra el Paraguay. El dictador de Buenos Aires hab铆a nombrado a Urquiza general en jefe de la expedici贸n. Pero los gobernadores de Entre Rios y Corrientes, resolvieron 芦llevar a cabo el pensamiento de Alcaraz y salvar a sus provincias y a la rep煤blica toda de semejante sacrificio禄. De la entrevista surgi贸 un 芦entendimiento pol铆tico... por la comunidad de intereses de los dos estados provinciales y el proyecto de derribar a Rosas禄. (2)

En los primeros meses de 1851 el distanciamiento iba en aumento. En Buenos Aires la irritaci贸n de Rosas contra Urquiza era p煤blica. En Entre R铆os se hablaba de la organizaci贸n del pa铆s bajo el r茅gimen federal. Desde Buenos Aires, Di贸genes Urquiza informaba a su padre de las intenciones de Rosas, quien aspiraba a la presidencia como consecuencia del 芦clamor por la convocatoria de un congreso禄. El inconveniente estaba en el gobierno de Entre R铆os. Rosas insist铆a en su renuncia para obligar a Urquiza a ser gobernado interinamente o que exasperado 茅ste tomase 芦una medida fuerte que sirviese a aqu茅l de pretexto legal禄 para declarar al gobernador entrerriano 芦traidor o sublevado禄. La renuncia delRestaurador de las Leyes nunca hab铆a sido de buena fe. 芦El general Rosas est谩 muerto, por consiguiente, si con tino y calma se le entorpece la satisfacci贸n de la ambici贸n que pretende legalmente禄. Urquiza, que 芦se hab铆a quitado la m谩scara禄, seg煤n los comentarios en las tertulias de Manuelita, dec铆a a su hermano Juan Jos茅, el 26 de marzo de 1851: 芦La guerra en todo caso no ser谩 una provocaci贸n de mi parte sino el medio leg铆timo y 煤nico de contener los avances de un ambicioso, haci茅ndole entender que a煤n hay quien le comprenda, se burle de sus astucias y desprecie sus amenazas禄. (3)

En Montevideo, Silva Pontes y el gobierno uruguayo segu铆an con marcado inter茅s les alternativas de las relaciones entre Urquiza y Rosas, y las determinaciones del caudillo de Entre R铆os. Este entr贸 en comunicaci贸n con aqu茅llos por intermedio del comerciante catal谩n Antonio Cuy谩s y Sampere y Francisco Mu帽oz.

Silva Pontes inform贸 a Paulino en oficio confidencial del 30 de enero de 1851 de las conversaciones que mantuvo Cuy谩s y Sampere con 茅l y con Manuel Herrera y Obes. 芦Es manifiesto el inter茅s 鈥 dec铆a 鈥 que tiene Urquiza, como gobernador de Entre R铆os y como hombre particular, de poder obrar libremente y desembarazado de los impedimentos que le suscita la pol铆tica del gobernador de Buenos Aires. finamente, seg煤n avisos dados por persona de ordinario bien informada, se podr铆a creer que Rosas ya no hesita en lanzar mano de lo que para 茅l es la 煤ltima de las razones. 鈥 La vida de D. Justo J. de Urquiza est谩 amenazada. 鈥 Teles son, poco m谩s o menos, las consideraciones de cuantosjuzgan de buena fe las aberturas e indicaciones de Urquiza, que no fueron manifestadas solamente a Herrera y a m铆, sino tambi茅n a tercera persona, que no est谩 investida de car谩cter p煤blico alguno禄. Silva Pontes cre铆a en la buena fe de Urquiza. Este pretend铆a que el Brasil le avisase previamente de cualquier movimiento sobre el Estado Oriental, de los motivos para esta acci贸n y de los reparos para evitar la guerra. Si el Imperio acced铆a a esta exigencia, Urquiza estaba dispuesto 芦a presentarse como mediador y a concurrir para que salgan del Estado Oriental las tropas argentinas y a influir de manera tal en la elecci贸n de presidente, que el electo sea el general Garz贸n禄. Si el Imperio hiciese entrar fuerzas en el Uruguay, sin consideraci贸n a lo expuesto, 芦Urquiza tomar谩 parte en la guerra contra el Brasil y arrojar谩 en la balanza el peso de los entrerrianos y correntinos, con que 茅l amenaza la tierra, el cielo y el mundo. 鈥 Por lo menos 鈥 agregaba el diplom谩tico imperial. 鈥 eso es lo que o铆 al Sr. Cuy谩s; y como yo le dijese que tal pensamiento de Urquiza indicaba la persuaci贸n de que el general Oribe hac铆a parte de la Confederaci贸n... me replic贸 deciendo que nada de esto hab铆a; pero que Urquiza consideraba como undesaire cualquier agresi贸n de parte del Brasil sin que 茅l fuese advertido con antecedencia禄. Seria lamentable, reflexionaba Silva Pontes, que los sucesos se precipitasen, sin llegar a un acuerdo, en cuyo caso Urquiza ser铆a hostil al Brasil; Urquiza, tanto como aliado o como neutral, contribuir谩 para una mejor y m谩s r谩pida soluci贸n de los negocios. 芦Me parece que un ej茅rcito paraguayo 鈥 prosegu铆a el agente brasile帽o 鈥 sobre la frontera de Corrientes no le dejar铆a mucha facilidad para moverse. Esto, sin embargo, depende esencialmente de nuestras relaciones con el presidente L贸pez, como es claro禄. Silva Pontes expres贸 a Cuy谩s que sobre estas cuestiones carec铆a en absoluto de instrucciones; a su vez, 茅ste manifest贸 que no ten铆a car谩cter p煤blico ni misi贸n alguna y que las ideas que hab铆a expuesto eran personales, con la advertencia de guardar sobre ellas 芦un secretosepulcral禄. Al terminar la entrevista, Cuy谩s se ofreci贸 para transmitir personalmente a Urquiza cualesquiera proposiciones que por intermedio de la legaci贸n quisiera hacer el Brasil al gobernador de Entre R铆os. El diplom谩tico imperial agradeci贸 el ofrecimiento. Tambi茅n Herrera y Obes comunic贸 a Andr茅s Lamas las novedades sobre la determinaci贸n de Urquiza. (4)

Silva Pontes cre铆a que en todo esto hab铆a alguna cosa de importante. Sin duda que as铆 era. Cuy谩s no obraba por cuenta propia.

No podr铆a hacer semejante sondeo sin estar autorizado por Urquiza. Su actuaci贸n posterior prob贸 que cumpl铆a instrucciones de su poderoso comitente.

Cada d铆a que pasaba Urquiza asum铆a una posici贸n m谩s clara. En el mes de febrero era p煤blico el desacuerdo entre los gobernadores de Entre R铆os y Buenos Aires. Cartas de personas bien informadas pintaban con vivos colores 芦el estado de furor y rabia禄 que agitaba al dictador porte帽o y contra el gobernador de Entre R铆os. El 21, Cuy谩s entrevist贸 nuevamente a Silva Pontes, a quien manifest贸 que muy pronto pod铆a tener lugar 芦un rompimiento completo禄, agreg谩ndole, que en breve, tendr铆a que hacerle 芦alguna pregunta en nombre de Urquiza y que bueno ser铆a禄 que el mismo Silva Pontes 芦estuviese preparado con 贸rdenes e instrucciones禄 para dar una contestaci贸n conveniente. El diplom谩tico imperial prometi贸 escribir sobre la cuesti贸n planteada, en el d铆a, al ministro de negocios extranjeros. Por su parte, Francisco Mu帽oz, por orden de Urquiza, habl贸 tambi茅n en esos d铆as con el ministro Battle, a quien inform贸 de las disposiciones del caudillo de Entre R铆os 芦para romper con Rosas y entenderse con el gobierno Oriental y el del Brasil禄 y de sus deseos de que en el arreglo de los negocios del R铆o de la Plata no interviniese un poder extra帽o al continente. Battle respondi贸 que nada se pod铆a hacer mientras las ideas o pensamientos de Urquiza fuesen transmitidos por personas no autorizadas debidamente. Mu帽oz no estaba provisto de carta o autorizaci贸n alguna. 芦Las cosas quedaron as铆禄. (5)

Con estos elementos de juicio, Paulino redact贸 una extensa nota confidencial para el encargado de negocios en Montevideo, d谩ndole las bases para concertar un entendimiento con Urquiza. Con ella le remit铆a copia del tratado de alianza con el Paraguay y la de la carta al presidente L贸pez del 12 de marzo. Consideraba el ministro de negocios extranjeros que el apoyo de Urquiza a la candidatura presidencial de Garz贸n era 芦un golpe terrible y un crimen de lesa majestad para Rosas禄, que con ese apoyo el Brasil romper铆a con Oribe y que con el auxilio de Urquiza y el Paraguay ser铆a f谩cil expulsar del territorio oriental a las tropas argentinas, de las cuales se serv铆a el mismo Oribe para sostenerse. Si esto se alcanzase y Garz贸n fuese electo presidente, Rosas se ver铆a 芦en la imposibilidad de luchar con el Estado Oriental, con Urquiza, con el Paraguay y con el Brasil y de reponer a Oribe en el Estado Oriental. Ha de desandar r谩pidamente la rueda de su fortuna. Garz贸n y Urquiza no tendr谩n remedio que apoyarse en el Brasil y serle leales. Las cuestiones internas que surgir谩n para ellos de estas novedades, han de ocuparlos y embarazarlos bastante, para que se acuerden de complicarse con nosotros. Ser谩 m谩s f谩cil entonces, si seguimos una pol铆tica previsora y rigurosa, dar una soluci贸n definitiva y ventajosa a nuestras cuestiones, para asegurar el futura禄. Paulino agregaba que este plan presentaba grandes ventajas. El Brasil no aparec铆a s贸lo en la escena y si figuraba era por los agravios recibidos de Oribe. Rosas quedaba apartado. El Imperio auxiliar谩 la candidatura de Garz贸n y hostilizar谩 a Oribe, 芦por la misma raz贸n ostensiva que daba Rosas para hostilizar a Rivera禄 y sustentar al mismo Oribe y 芦sustentarlo con fuerzas argentinas. Sin declarar la guerra a Rosas 鈥 afirmada Paulino 鈥 (caso del art. 18 de la convenci贸n de 1828) le damos un golpe mortal de rebote禄. El plan que no iba a pesar solamente sobre el Brasil, descansaba sobre la base de que Urquiza accediese y se pronunciase. Si 茅ste no se prestase o exigiese 芦cosas inadmisibles禄, el Brasil pasar谩 sin 茅l y seguir谩 otro camino. (6)

El lenguaje del ministro de negocios extranjeros era claro. Tenia fe en el triunfo y firmeza en la resoluci贸n adoptada.Si bien que el Imperio no estar铆a solo en la contienda, no descartaba una actitud negativa de Urquiza, en cuyo caso estaba lo mismo decidido a seguir el camino para alcanzar una soluci贸n definitiva que asegurase el futuro. El porvenir preocupaba a Paulino. Su visi贸n de estadista no se deten铆a en el presente inmediato, penetraba en el ma帽ana, buscando una situaci贸n que permitiese al Brasil a vivir libre de amenazas y en armon铆a y paz con sus vecinos.

Despu茅s de este plan definido, Paulino pas贸 a fijar las instrucciones para Silva Pontes en funci贸n a un entendimiento con Urquiza. Las proposiciones de Cuy谩s transmitidas en el oficio del 30 de enero eran inadmisibles. 芦Si no fuesen las cartas posteriores de V.E., 鈥揳gregaba el canciller brasile帽o 鈥 en las cuales medice que la posici贸n de Urquiza se va tornando cada vez m谩s clara; si yo no viese que con Rosas no hay t茅rmino medio, u obediencia ciega y absoluta, o rebeli贸n abierta; si no viese que Urquiza, que nunca nos procur贸, nos procura ahora, y que 煤ltimamente Cuy谩s muestra desear que V.E. se encuentra preparado con 贸rdenes, instrucciones, etc. 鈥 Si yo no estuviese 铆ntimamente convencido de que la adhesi贸n y declaraci贸n de Urquiza ha de desmoralizar completamente el poder de Rosas y facilitar nuestra tarea, yo ser铆a de parecer que se abandone esas primeras proposiciones de Urquiza. 鈥 Conviene, por tanto, que V.E. correspondiendo a las aberturas de Urquiza, procure, cuanto antes, entenderse con 茅l, por intermedio de un agente, si puede encontrar uno muy seguro (para lo que har谩 el gasto necesario) o por intermedio de alg煤n agente de Urquiza, que diese alguna prueba o certeza de que est谩 autorizado por el mismo Urquiza. V.E. se entender谩 con 茅l bajo los principios y bases siguientes: El Brasil, con o sin la adhesi贸n y cooperaci贸n de Urquiza, est谩 resuelto a acabar con este estado de cosas, para obtener seguridad y tranquilidad para el futuro. Para eso cuenta con las fuerzas de tierra y mar que tiene preparadas y est谩 preparando; con las tropas que mand贸 enganchar en Europa; con la alianza del Paraguay (puede afirmar que existe este tratado); con las fuerzas que existen en la plaza de Montevideo; con les que ha de traer Pacheco y Obes y con los emigrados que existen en R铆o Grande. 鈥 No ha roto todav铆a porque estaba prepar谩ndose; porque a煤n no hab铆a celebrado la alianza con el Paraguay; porque hasta ahora juzg贸 conveniente esperar que Francia tomase una resoluci贸n sobre la convenci贸n Lepredour, lo que aclarar铆a mucho la situaci贸n, y, finalmente, porque esperaba que la marcha y desenlace de los acontecimientos, debilitando y creando embarazos a Rosas, facilitase la soluci贸n de las cuestiones, sin necesidad de una guerra, al menos prolongada. 鈥 El gobierno imperial no desea y no juzga conveniente alianza alguna con Francia o con otra naci贸n de Europa para la soluci贸n de las cuestiones del R铆o de la Plata. Entiende que ellas deben ser resueltas por las naciones inmediatamente interesadas que son americanas. No admite influencia europea en Am茅rica. Ninguna proposici贸n ha hecho al gobierno franc茅s y nunca tuvo intenci贸n de hacerlo. Lo que mucho desea hoy es que Francia se retire del R铆o de la Plata y no venga a embarazar a sus conterr谩neos el arreglo de esas cuestiones. 鈥 No tiene otra ambici贸n sino la de asegurar su tranquilidad. No pretende intervenir en las cuestiones internas de los Estados vecinos.Pretende que sea mantenida la independencia de las Rep煤blicas del Uruguay yParaguay. No tomar铆a las armas contra Oribe y Rosas si 茅stos se hubiesen prestado a arreglar amigablemente las dificultades existentes y hubiesen adoptado medidas que hiciesen cesar las violencias cometidas en el Estado Oriental contra los s煤bditos del Imperio. 鈥 El gobierno imperial ninguna intenci贸n hostil tiene contra las provincias argentinas, respeta, como debe, la independencia y gloria de la Confederaci贸n y nunca intentar谩 intervenir de cualquier manera y bajo cualquier pretexto en sus negocios internos. Sus cuestiones son con Rosas, con Rosas solamente y con Rosas por causa de Oribe... El gobierno imperial est谩 pronto para entenderse con los generales Urquiza y Garz贸n para la realizaci贸n de ese plan. Es preciso, sin embargo, antes que todo, que Urquiza se declare y rompa con Rosas de una manera clara, positiva y p煤blica, que se comprometa a concurrir para la expulsi贸n de Oribe y de las tropas argentinas del Estado Oriental... Garz贸n deber谩 comprometerse a arreglar amigablemente con el Brasil las cuestiones pendientes... Lo que es indispensable es que Urquiza se declare contra Rosas. 鈥 Estos negocios deben ser tratados entre el gobierno del Brasil, por intermedio de V.E., Urquiza y el gobierno de Montevideo, debiendo o铆rse a Garz贸n que debe dar su asentimiento. Tal vez Urquiza quiera tratar con el gobierno de Montevideo y despu茅s con el Brasil. Eso no nos conviene. Debemos entendernos conjuntamente. El presidente L贸pez debe tambi茅n conocer lo que pasa y por eso le prevengo, como V.E. ver谩 en la carta adjunta en copia... Es preciso mucha brevedad y decisi贸n en todo eso...禄 (7)

Las instrucciones no solamente eran claras sino terminantes. El Brasil hab铆a tomado su decisi贸n y ya no pod铆a retroceder. Lo esencial para llegar a un entendimiento era el pronunciamiento previo y p煤blico de Urquiza contra Rosas, despu茅s ven铆an las otras condiciones b谩sicas como el mantenimiento de la independencia del Paraguay y del Uruguay, la salida de las tropas argentinas del territorio oriental y la presidencia de Garz贸n. El entendimiento deb铆a tratarse entre el Brasil, el gobierno de Montevideo y Urquiza. Garz贸n s贸lo deb铆a ser escuchado. El Paraguay tampoco entraba entre las partes que deb铆an tratar estas cuestiones, si bien que el presidente L贸pez deb铆a conocer estas negociaciones, como le previno Paulino en su carta del 12 de marzo. Con esta precisa autorizaci贸n Silva Pontes podr铆a continuar en sus gestiones y responder positivamente a un nuevo sondeo de Cuy谩s.

En Entre R铆os los sucesos tambi茅n siguieron un proceso acelerado. El 5 de abril, desde el cuartel general de San Jos茅, Urquiza dirigi贸 una circular a los gobernadores del interior, anunciando que la provincia de Entre R铆os, convencida de que Rosas era el obst谩culo para la paz y orden de la Confederaci贸n Argentina y cansado su gobernador de esperar 芦un cambio, una modificaci贸n racional en la pol铆tica del general Rosas禄 resolvi贸 芦ponerse a la cabeza del gran movimiento de libertad con que las provincias del Plata deben sostener sus creencias, sus principios pol铆ticos, sus pactos federativos...禄. Urquiza hac铆a un llamado a las otras provincias que retirasen de Rosas la direcci贸n de las relaciones exteriores y salvarlas as铆 del abismo a cuyas simas las conduc铆a el 芦genio mal茅fico禄 del gobernador de Buenos Aires. La ca铆da de Rosas era 芦un resultado necesario del poder de las cosas y el triunfo de la justicia p煤blica禄. (8) Cinco d铆as despu茅s tambi茅n desde San Jos茅, escribi贸 a Silva Pontes, para expresarle que el conductor, Antonio Cuy谩s y Sampere, estaba encargado de transmitir al agente imperial, 芦algunas manifestaciones importantes禄, rog谩ndole que diese 芦entero cr茅dito禄 al enviado. Cuy谩s volvi贸 a Montevideo el 16 de abril 芦con noticias agradabil铆simas禄. Urquiza hab铆a aceptado 芦las bases propuestas por el ministro Paulino禄. (9)

El 16 de abril, en oficio reservad铆simo, Paulino comunicaba a Silva Pontes, que el Emperador le hab铆a ordenado que autorizase al encargado de negocios en Montevideo, para concertar un acuerdo con un agente de Urquiza, tambi茅n debidamente autorizado, de acuerdo con las instrucciones del 11 de marzo,sin olvidar 芦de consignar en el acuerdo la parte de las mismas instrucciones relativa a la independencia de las Rep煤blicas del Uruguay y Paraguay, los sentimientos del gobierno imperial para con las provincias de la Confederaci贸n Argentina, cuya integridad e independencia no pretende atacar y en cuyos negocios internos no pretende envolverse de ning煤n modo禄. (10)

La insistencia no era una mera redundancia. Lo fundamental para el Brasil era la ca铆da de Rosas, pero todo acuerdo para alcanzar ese fin no podr铆a rever la pol铆tica del Imperio, en el sentido de defender la independencia del Paraguay y el Uruguay, principalmente la del Paraguay que reconoci贸 desde 1824 y gestion贸 su reconocimiento en Am茅rica y Europa. En cuanto a la del Uruguay estaba comprometido a mantenerla por el tratado de 1828. Si una de les causas principales de la controversia contra Rosas era la intenci贸n de 茅ste de absorver a los pa铆ses nombrados, no podr铆a el Imperio dejar de contemplar que el sucesor delH茅roe del Desierto respetase la soberan铆a del Paraguay y el Uruguay, tan necesaria para la seguridad del Brasil. En lo relativo a la 煤ltima parte del reservad铆simo era indispensable tambi茅n no olvidarla, para convencer al pueblo argentino que el Imperio s贸lo buscaba la destrucci贸n del poder de Rosas y desvanecer as铆 cualquier recelo sobre las verdaderas intenciones de la Corte de San Crist贸bal.

El 22 de abril, Paulino, en nota confidencial a Silva Pontes, completaba sus instrucciones anteriores. Aunque no existiere todav铆a un acuerdo con Urquiza, se dio orden al presidente de R铆o Grande del Sur que movilizase el ej茅rcito hacia la frontera, con el objeto de dar 芦mayor fuerza moral e importancia禄 al Brasil. Las otras operaciones depend铆an del acuerdo con Urquiza, pero 茅ste podr铆a tener la seguridad de la cooperaci贸n de las tropas y escuadra imperiales contra Oribe. El agente brasile帽o deb铆a tener presente dos consideraciones en estas negociaciones, para que 芦haya coherencia y seguridad禄 en el procedimiento del Imperio: 芦1潞) Que en esta cuesti贸n 鈥 agregaba el canciller 鈥 nosotros figuramos contra Oribe y no contra Rosas (al menos por ahora) aun cuando el hostilizar a Oribe sea lo mismo que hostilizar a Rosas; 2潞) que siempre debe preceder un ajuste con Urquiza en los t茅rminos de la base que remit铆 a V.E. y en el cual tenga parte el gobierno de Montevideo禄. Silva Pontes no deb铆a permitir un acuerdo por separado entre el gobierno uruguayo y Urquiza. 芦Contin煤e mi estimado amigo 鈥 terminaba expresando Paulino 鈥 haciendo tan buenos servicios, que le han de dar gloria y mucha satisfacci贸n a sus amigos禄. (11)

El 1潞 de mayo de 1851, siempre desde el cuartel general de San Jos茅, Urquiza, en nota dirigida al gobernador de Buenos Aires, luego de referirse 芦ir贸nicamente acerca de la salud del dictador禄, declaraba categ贸ricamente que la provincia de Entre R铆os reasum铆a el ejercicio de sus derechos y prerrogativas, delegados en el encargado de las relaciones exteriores de la naci贸n, pudiendo, en consecuencia, entenderse directamente con los otros gobiernos del mundo, hasta tanto se reuna la asamblea nacional constituyente, a los efectos de la organizaci贸n definitiva de la rep煤blica. (12)

El pronunciamiento, claro, positivo y p煤blico, al decir de Paulino, estaba consumado, se帽alando en la vida de Urquiza un 芦d铆a culminante de su carrera pol铆tica禄. Beatriz Bosch llama a la transcendental determinaci贸n 芦memorable acto禄 y a la nota a Rosas 芦magno documento禄. (13)

El 19 de mayo, el mismo Urquiza comunicaba oficialmente a Silva Pontes que en esa fecha hab铆a designado a Cuy谩s y Sampere, enviado extraordinario cerca del gobierno oriental, con plenos poderes para concluir y firmar un tratado de alianza ofensiva y defensiva con el diplom谩tico imperial, para cuyo efecto se le exped铆a la credencial respectiva. (14) El 20, en carta particular tambi茅n dirigida al agente brasile帽o, le anunciaba el regreso del aludido enviado, declarando sin reticencias: 芦Si el Brasil que tiene tan justos motivos para hacer la guerra a Rosas me custodia el Paran谩 y Uruguay, yo le protesto por mi honor derribar a ese monstruo pol铆tico enemigo del Brasil y de toda nacionalidad organizada禄. (15)

Los documentos de ambas partes probaban la concordancia de puntos de vistas y una finalidad com煤n perseguida: poner t茅rmino al poder discrecional del dictador de Buenos Aires. En estas condiciones y dada la premura exigida par las circunstancias el acuerdo no se hizo esperar. El 28 lleg贸 Cuy谩s a Montevideo y al d铆a siguiente, 29 de mayo de 1851, se firm贸 en la capital uruguaya el tratado de alianza ofensiva y defensiva, entre el Emperador del Brasil, el Uruguay y Entre R铆os, representando al primero Rodrigo de Souza da Silva Pontes, al segundo Manuel Herrere y Obes y al tercero Antonio Cuy谩s y Sampere. (16) Por el art铆culo 1潞, la alianza ten铆a por objeto mantener la independencia del Estado Oriental, pacificar su territorio, expulsando de 茅l al general Oribe y a las tropas argentinas de su mando y que una vez restituida la normalidad se proceda a la libre elecci贸n del presidente de la rep煤blica, de acuerdo con las disposiciones de la constituci贸n uruguaya. Por el 15潞 se establec铆a que si por causa de esta alianza. Rosas declarase la guerra a los aliados separada o colectivamente, el pacto seria convertido contra el gobernador de Buenos Aires. Por el art铆culo 17潞 los aliados se afianzaban mutuamente su respectiva independencia y la integridad de sus territorios.

Como el Paraguay no hab铆a participado en la conclusi贸n del acuerdo, el art铆culo 23潞 establec铆a textualmente: 芦El gobierno del Paraguay ser谩 invitado a entrar en la alianza, envi谩ndosele un ejemplar del presente convenio, y si as铆 lo hiciere, conviniendo en las disposiciones aqu铆 insertas, tomar谩 la parte que le corresponda en la cooperaci贸n, a fin de que pueda gozar tambi茅n de las ventajas mutuamente concedidas a los gobiernos aliados禄.

Esta disposici贸n dio lugar, a que el presidente L贸pez expusiese sus pretensiones, especialmente en lo relativo al reconocimiento de la independencia del Paraguay. Ellas no fueron admitidas por los aliados y la rep煤blica, en consecuencia, no particip贸 en la guerra contra Rosas.

En cumplimiento del tratado Urquiza cruz贸 el Uruguay; el conde de Caxias el mando de las tropas brasile帽as entr贸 tambi茅n en territorio uruguayo, si bien un poco retrasado a causa de que en R铆o Grande del Sur no se hab铆an cumplido las 贸rdenes de R铆o de Janeiro; la escuadra imperial a las 贸rdenes del almirante Grenfell operaba en el R铆o de la Plata; y otros mil soldados brasile帽os integraban la defensa de Montevideo.

Urquiza no encontr贸 mayores resistencias, Oribe vi茅ndose perdido frente a la presi贸n de las tropas aliadas, se rindi贸 a Urquiza, antes de que las dos columnas, la argentina y la brasile帽a que avanzaban hacia el sur, pudieran unirse. El 8 de octubre, el gobernador de Entre R铆os concedi贸 al mismo Oribe una generosa capitulaci贸n, en la cual se declaraba que no hab铆a 芦vencedores ni vencidos禄. Para el 12 la cuesti贸n qued贸 definitivamente liquidada. Ese mismo d铆a Urquiza comunicaba a los aliados la rendici贸n de Oribe y daba explicaci贸n de sus actos, pidiendo la aprobaci贸n de las concesiones que otorg贸 (17) El primer acto de la lucha estaba terminado.

* * *

As铆 como el Imperio del Brasil consider贸 necesario contar con el apoyo del Paraguay en la lucha contra Rosas, Urquiza tambi茅n busc贸 la cooperaci贸n de la rep煤blica. El 2 de abril confi贸 al Dr. Nicanor Molinas una misi贸n especial ante los gobiernos de Asunci贸n y Corrientes con el objeto de negociar un tratado de alianza ofensiva y defensiva entre los tres Estados. (18) Molinas parti贸 de San Jos茅 el 18 de ese mes. En San Roque encontr贸 a Benjam铆n Virasoro, quien se mostr贸 de acuerdo con las proposiciones transmitidas por el comisionada. El gobernador de Corrientes provey贸 tambi茅n a Molinas de plenos poderes para que en su representaci贸n negocie igualmente con el presidente L贸pez el convenio propuesto por Urquiza. Las instrucciones de ambos caudillos eran similares, salvo la exigencia de Virasoro en lo relativo a territorio. Los oficios de los mismos 芦estaban dirigidos al Presidente del Paraguay, orillando as铆 su reconocimiento t谩cito de la independencia al no emplear el t茅rmino Rep煤blica禄. (19)

Molinas se dirigi贸 al presidente L贸pez el 13 de mayo de 1851, desde el puerto del Cerrito, remitiendole copias de las comunicaciones de sus comitentes. Esperaba de la 芦ilustrada justificaci贸n y acreditado patriotismo禄 de Don Carlos, que acoger铆a 芦dignamente los principios de simpat铆a y conveniencia p煤blica禄 que determinaron a los gobernadores de Entre R铆os y Corrientes a despachar la misi贸n. Solicitaba en consecuencia la autorizaci贸n para arribar a Asunci贸n con el objeto de dar cumplimiento a su importante cometido.

El Paraguayo Independiente coment贸 que Molinas dio al gobierno el tratamiento correspondiente de 芦Presidente de la Rep煤blica del Paraguay, contrariamente de sus poderdantes que s贸lo han 芦empleado el equ铆voco de 鈥 Presidente del Paraguay 鈥 sin atreverse e venirnos con el insulto de Gobernador de la provincia Argentina del Paraguay, como dicen desde lejos禄. Sab铆an las 贸rdenes expedidas al respecto por la administraci贸n nacional y el aprecio que merec铆an sus papeles y comisionado. Mucho se mortific贸 el gobierno al ver que el enviado se tom贸 la licencia de dirigirse al presidente y no al ministro de relaciones exteriores, como debi贸 hacerlo. El presidente 芦tuvo que armarse de paciencia en obsequio de la causa p煤blica con el plausible objeto de descubrir el verdadero fondo y aun las ocultas miras de esa comisi贸n arrogante禄. (20)

Estas expresiones probaban la desfavorable impresi贸n que causaron a Don Carlos los papeles remitidos por Molinas y los profundos recelos que el mandatario paraguayo alimentaba contra Urquiza. En el mismo n煤mero el peri贸dico aludido al anunciar el pronunciamiento del gobernador de Entre R铆os, sus t茅rminos fueron aun m谩s categ贸ricos y duros con Urquiza. 芦El cambio es para nosotros de un enemigo por otro禄 era el juicio de este 贸rgano, que reflejaba fielmente la orientaci贸n pol铆tica del presidente L贸pez. Este no penetr贸 la significaci贸n y transcendencia de la declaraci贸n del 1潞 de mayo, dominado por el recuerdo ingrato del pasado.

Benito Varela contest贸 a Molinas el 17 de mayo, comunic谩ndole que podr铆a llegar a la capital con su comitiva, habi茅ndose dado para el efecto 芦las convenientes 贸rdenes de auxilios禄.El Paraguayo Independiente afirm贸 que no dudaba del abuso que habr铆an hecho en Entre R铆os de aquella 芦expresi贸n obsequiosa, public谩ndola en el sentido de sus pretensiones禄. Gracias a la perspicacia del gobierno, este pudo informarse del objeto de la misi贸n, sin necesidad de reconocerle un car谩cter p煤blico. (21) El recelo no se ocultaba.

Une vez en Asunci贸n, Molinas entreg贸 al presidente L贸pez la nota de Urquiza del 3 de abril. Dec铆a el gobernador de Entre R铆os que movido por la necesidad de poner t茅rmino a la 芦guerra desastrosa禄 provocada 芦por las exageradas pretensiones del Gobernador de Buenos Aires contra la soberan铆a de los pueblos, y por su marcha desp贸tica y tir谩nica禄 ha instruido y facultado al Dr. Nicanor Molinas para celebrar con el Paraguay un Tratado de alianza ofensiva y defensiva 芦con el objeto de derrocar al gobernador de Buenos Aires禄 y propender a la celebraci贸n de una Asamblea constituyente encargada de organizar la Confederaci贸n, 芦cuya direcci贸n desencaminada y desviada禄 durante el gobierno de Rosas 芦ha complicado las relaciones de la Rep煤blica con los Estados vecinos y muy especialmente con el Paraguay禄. (22)

El presidente L贸pez para contestar el oficio precedente acord贸 una entrevista con el enviado de Urquiza y Virasoro, en cuya ocasi贸n Molinas present贸 sus plenos poderes y sus instrucciones. Por las del gobernador de Entre R铆os, firmadas por Urquiza y Juan F. Segu铆, dicho enviado deb铆a ponerse en relaci贸n directa con el gobierno del Paraguay para manifestarle el pesar con que el de aquella provincia mir贸 siempre el desacuerdo entre el gobierno del Paraguay con los dem谩s de la Confederaci贸n Argentina a causa de la politice del Encargado de las Relaciones Exteriores, 芦y los vivos deseos del de Entre R铆os y Corrientes de restablecer las de armon铆a, buena inteligencia y amistad a que son provocados por el inter茅s y mutua prosperidad de estos pueblos; y el de adelantar estas relaciones hasta celebrar entre los tres Estados un Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, que asegure y garantice sus inalienables derechos respectivos禄 (art. 3潞). En el convenio prometer谩 al gobierno del Paraguay que Entre R铆os y Corrientes 芦reconocer谩n su estado actual pol铆tico de soberan铆a, independencia y libertad, por cuanto no est谩 en sus atribuciones hacer otra clase de reconocimiento禄; y le asegurar谩 que las provincias aludidas recomendar谩n a sus respectivos diputados en el Congreso Nacional a reunirse el reconocimiento de la independencia del Paraguay, presentando el m茅rito y consideraciones a los cuales la rep煤blica se haga acreedora por su cooperaci贸n y servicio prestados para la organizaci贸n de la Confederaci贸n Argentina禄 (art. 6潞). Esa cooperaci贸n no ser谩 inferior a ocho mil hombres de infanter铆a con su artiller铆a. La escuadra paraguaya operar谩 de acuerdo con la de Corrientes (art. 7潞). Las tropas aliadas ser谩n sostenidas, pagadas y equipadas por sus respectivos gobiernos (art. 8潞). Las fuerzas deber谩n estar listas para acudir al llamado del comandante en jefe del ej茅rcito aliado (art. 9潞). Adem谩s de 芦estas avanzadas exigencias禄, las instrucciones dadas por Virasoro, establec铆an como 芦punto esencial禄 que el comisionado deb铆a solicitar la desocupaci贸n del territorio de la provincia de Corrientes y la devoluci贸n de la isla de Apip茅; y que la fijaci贸n definitiva de los l铆mites quedaba sometida a la competencia de la Asamblea general. (23)

Sobre esta 煤ltima pretensi贸n expres贸 Don Carlos en su contestaci贸n a Urquiza: 芦El Gobierno de Corrientes al firmar este insulto ha debido estar so帽ando en un d铆a de victoria: el tiempo dir谩 si es mejor para pelear, que para buscar alianza con una Naci贸n fuerte, y poderosa, firme en sus principios de honor, y lealtad. 鈥 Todas las referidas proposiciones de V.E., y de su aliado, que motivan esta nota, agreg贸 el presidente; son hostiles, atentatorias contra los respectos y derechos de la Rep煤blica. Sin capacidad pol铆tica para tratar con el gobierno Nacional paraguayo, lo han querido apear al nivel de Entre R铆os, Corrientes, ylos dem谩s de la Confederaci贸n Argentina. Luego de insistir sobre la ofensa y los 芦humillantes insultos禄 de la 芦estra帽a comisi贸n禄. Don Carlos terminaba as铆 su 谩spera respuesta: 芦El abajo firmado Presidente de la Rep煤blica, constante en los principios pol铆ticos que ha adoptado, no puede, ni debe importarse de que siga el general Rosas, 贸 entre el general Urquiza en el Gobierno Encargado de las Relaciones Esteriores de la Confederaci贸n Argentina; s贸lo quiere que ese Gobierno y sus dependientes no perjudiquen a la Rep煤blica y no quieran privarle el uso libre desu derecho incontestable a la navegaci贸n de los r铆os, que, con los dem谩s pueblos ribere帽os debe disfrutar en buena armon铆a, por el derecho de tradici贸n derivado del r茅gimen espa帽ol. 鈥 Siendo estra帽as las picantes bases, y maneras ofensivas de V.E. y de su contratante, cuando mismo pretenden para sus fines particulares, y abiertamente contra la Nacionalidad Paraguaya, ayudarse de las fuerzas y medios de la Rep煤blica; y no debiendo este ingerirse en la organizaci贸n de ning煤n gobierno extranjero, no puede, ni debe hacer ning煤n lugar a las referidas pretensiones de alianza ofensiva, y defensiva contra su Gobernador general禄. (24)

La repulsa del presidente L贸pez no se redujo asu contestaci贸n. Tambi茅nEl Paraguayo Independiente atac贸 a Urquiza en t茅rminos duros. Comentando la nota de Don Carlos, luego de reproducirla, observaba que las instrucciones de Molinas pasaban por alto las garant铆as comerciales y que 茅ste no se refiri贸 a esta cuesti贸n ni verbalmente. No obstante, el presidente L贸pez, al despedir al comisionado, protest贸 los sentimientos amistosos de la rep煤blica para con los Estados vecinos, asegur谩ndole que los puertos del pa铆s seguir谩n abiertos a los que quieran arribar a ellos con sus intereses comerciales, sin distinci贸n de partidos. Molinas revel贸 que ten铆a instrucci贸n verbal de Virasoro para reclamar veinte mil pesos no se sabe por qu茅 cargos de animales a la izquierda del Paran谩. 芦Tal es la marcha 鈥 dec铆a el peri贸dico 鈥 de los pretendientes de nuestra alanza. Raras bases!禄 Sarmiento, 芦el emigrado autor unitario del Arjir贸polis禄 invit贸 al Paraguay a formar parte de losEstadas Unidos de la Am茅rica del Sur, para llegar de ese modo 芦a gozar deigual a igual con Buenos Aires, de las ventajas del comercio europeo. 鈥 El general Urquiza para llevar 谩 cabo esta teor铆a, pretende constituirse general en gefe del Ej茅rcito Nacional paraguayo para asesinar nuestra nacionalidad con nuestras propias fuerzas, y medios. Deseamos que nuestros conciudadanos se fijen bien en el tama帽o de este atrevimiento, y en aquello de que losDiputados de Entre R铆os yCorrientes presentar谩n en el congreso argentino el m茅rito, yconsideraciones 谩 que el Paraguay se haga acreedor por su cooperaci贸n yservicios que preste para la organizaci贸n de la Confederaci贸n argentina bajo el sistema republicano federal. Es el colmo del insulto, y desaire que puede hacer a la Rep煤blica del Paraguay. Recomendamos 煤ltimamente a la consideraci贸n de nuestros conciudadanos, el esc谩ndalo que nos ha tra铆do la comisi贸n Urquiza, present谩ndose en nuestra Capital con la divisa de la mazorca.Mueran...禄 (25)

Un completo fracaso coron贸 le misi贸n de Molinas. El presidente L贸pez dudaba de la sinceridad de Urquiza y Virasoro. El recuerdo de los sucesos de la campa帽a de 1846, en la cual el Paraguay se ali贸 con Corrientes, para luchar contra Rosas pesaron m谩s en su esp铆ritu que el pronunciamiento del 1潞 de mayo. En el n煤mero 102 deEl Paraguayo Independiente, en que aparecieron la nota de Molinas y la del presidente del 4 de junio, tambi茅n se public贸 el citado pronunciamiento, que no mereci贸 fe alguna del peri贸dico asunceno, pero s铆 comentarios despectivos. Tampoco fueron cordiales los comentarios acerca de la 芦misi贸n Urquiza禄 aparecidos igualmente en el n煤mero aludido. Los recelos del primer mandatario afloraron nuevamente con fuerza con motivo de la comisi贸n de Molinas.El Paraguayo Independiente continu贸 publicando en los n煤meros 103, 104, 105 y 106 documentos para probar la duplicidad de las provincias de Entre R铆os y Corrientes en la guerra contra Rosas, consecuencia del tratado de alianza de 1845. El lenguaje no decay贸 en su aspereza contra Urquiza y Virasoro.

Por su parte Don Carlos propuso la segregaci贸n de Corrientes y Entre R铆os, lo que fue rechazado por el comisionado. A este respecto dec铆a Urquiza a Molinas: 芦Las equivocaciones, contradicci贸n y errores en pol铆tica, que son la base de los obst谩culos que ha opuesto el Excmo. Sr. Presidente del Paraguay para la realizaci贸n del tratado de alianza ofensiva y defensiva con que se le invit贸 por el Excmo. Sr. Gobierno de Corrientes y el infrascrito, no han podido ser m谩s absurdos por parte del Gobierno del Paraguay ni mejor contestadas por V.E., como ha sido oportuna y digna la determinaci贸n que V.S. tom贸 de pedir su pasaporte y retirarse hasta Corrientes; porque es incontestable la solicitud del Gobierno del Paraguay de que estas Provincias se segreguen de las dem谩s de la Confederaci贸n sin cortar toda clase de relaciones, desde que aquella solicitud es un atroz insulto al honor y patriotismo de los heroicos pueblos de Corrientes y Entre R铆os y de sus magistrados禄. (26)

La misi贸n de Molinas no fue concebida con criterio pol铆tico ni tacto diplom谩tico, teniendo en cuenta sus exigencias extempor谩neas y los t茅rminos de los documentos presentados por el comisionado. La reacci贸n del presidente L贸pez tampoco fue diplom谩tica ni pol铆tica, antes bien pec贸 por exceso en el lenguaje que por moderaci贸n en la respuesta.

En la 茅poca y a煤n en nuestros d铆as provoc贸 desfavorables juicios y alarma en R铆o de Janeiro y Montevideo, porque el incidente a que dio lugar podr铆a entorpecer el acuerdo del 29 de mayo. Desde Asunci贸n, Bellegarde escrib铆a: 芦La misi贸n Molinas fue impol铆tica, hija de la ignorancia en que se hallan todos los gobiernos del verdadero estado del Paraguay, exceptuando al Brasil禄. Gelly dec铆a, tiempo despu茅s, a Herrera y Obes: 芦Me parece inevitable la necesidad, y conveniencia de fijar las relaciones de este Pa铆s, con los circunvecinos de un modo permanente, y seguro: y creo que las circunstancias son favorables p.a esto, a pesar dela Mohina, que veo en D.n Justo Jos茅 Urquisa, p.r lo ocurrido con su enviado Molina: p.o creo muy disculpable este Gob.no: El cambio q.e anunciaba D.n Justo era demasiado brusco, y repentino, p.a este gob.no, y sus exigencias tan desmedidas, y exorbitantes, q.e nada debe sorprender la conducta del Presid.te. Urquisa q.e pedia dies mil hombres: Virasoro 20000 p.s de indemnisacion: y q.e ofrecian en cambio, empe帽ar sus esfuerzos, y buenos oficios, p.a q.e el congreso Argentino reconociese la independencia de este Pais: Esto no solo era ridiculo, sino insultante: con un poco mas de habilidad de parte de Urquiza, y desu Enviado, se hubiera llegado a un buen suceso禄. (27)

Por su parte Paulino dec铆a al encargado de negocios en Asuncion: 芦Felizmente pude conseguir de los que recibieron, que no apareciesen las noticias inciertas enEl Paraguayo Independiente n潞 102. Su publicaci贸n habr铆a hecho aqu铆 un mal terrible y dado un alegr贸n a los amigos de Rosas y a aquellos que acusan al Gobierno Imperial de entenderse con un rebelde (Urquiza); rebelde ya se sabe a Rosas y lo peor es que la inconsiderada respuesta de L贸pez tambi茅n va hacia ah铆. En verdad, tanto me incomodaron las proposiciones de Molinas como la desabrida e impol铆tica respuesta de L贸pez, cuyos 铆mpetus de c贸lera V.S. debe procurar disminuir porque los negocios pol铆ticos deben ser tratados con mucha sangre fr铆a y con paciencia. Es de creer que L贸pez se arrepienta m谩s tarde禄. (28)

A estar por esta comunicaci贸n, preocup贸 al ministro brasile帽o la contestaci贸n del presidente L贸pez y el estado de esp铆ritu de 茅ste, si bien que la reacci贸n de Don Carlos fue provocada por la improcedencia de las proposiciones de Urquiza y Virasoro. Esta postura era explicable. El Brasil hab铆a firmado el tratado del 29 de mayo. En ese momento le interesaba fundamentalmente la actitud de Urquiza, quien si rompiese con el Paraguay podr铆a ocasionar trastornos a la alianza pactada contra Oribe, primer paso de la campa帽a contra Rosas. Era necesario aplacar al presidente L贸pez para evitar complicaciones peligrosas. Pero el juicio de Paulino no fue favorable a la misi贸n Molinas. (29)

Andr茅s Lamas tambi茅n escribi贸 en esos d铆as a Herrera y Obes sobre la misma cuesti贸n. 芦La desinteligencia con el presidente L贸pez, 鈥 expresaba el canciller uruguayo 鈥 de que Ud. me habla, nos ha dado aqu铆 una semana terrible. Soy bien desgraciado amigo m铆o: desde que mi misi贸n al Brasil lleg贸 a buenos resultados, no he tenido un solo d铆a completo, y muchos completamente amargos... Nadie m谩s que yo reconoce la torpeza de la contestaci贸n de L贸pez, la ciega torpeza de la publicaci贸n que ha hecho; pero la conducta de Urquiza es tambi茅n mala, ya respecto al Brasil cuyos v铆nculos con el Paraguay deb铆a conocer y a quien iba e herir en momentos en que 茅l abr铆a relaciones, ya respecto a s铆 mismo, pues de su propuesta, tal cual est谩 hecha, s贸lo deb铆a esperar una complicaci贸n. 鈥 En fin, nada hacemos con apreciaciones y lamentaciones: cabe tratar de remediar el mal. El Sr. Paulino traer谩 a L贸pez a raz贸n; traiga Ud. a Urquiza... Olvidaba: el Sr. Paulino suplica a Ud. haga todo esfuerzo para que no se publique en esa nada relativo al incidente del Paraguay禄. (30)

El diplom谩tico oriental apreci贸 m谩s justamente el incidente. Reconoci贸 la torpeza del uno y el mal paso del otro. No se le escap贸 la complicaci贸n que pod铆a ocasionar el choque entre los dos gobernantes. Ten铆a fe, sin embargo, en la influencia de Paulino sobre L贸pez y en la de Herrera sobre Urquiza. Pero la preocupaci贸n era grande por la no divulgaci贸n de las noticias aparecidas enEl Paraguayo Independiente. De ah铆 la s煤plica, a pedido de Paulino, para evitar la publicaci贸n en Montevideo de los sucesos del Paraguay.

Herrera y Obes contest贸 la extensa carta de Lamas en otra tambi茅n extensa. Dec铆a el ministro de relaciones exteriores uruguayo: 芦El negocio del Paraguay no lo conoc铆a sino por lo que me hab铆a dicho el general Urquiza; ignoraba por consiguiente, los detalles que he visto enEl Paraguayo Independiente. Ahora que los tengo a la vista convengo con Ud. en que el general no est谩 exento de reproche; sin embargo, recuerde Ud. que las instrucciones dadas a su comisionado son datadas el 3 de abril, 茅poca en que el general Urquiza no tenia convenci贸n hecha con los aliados que hoy tiene; que entonces su pronunciamiento no ten铆a otro objeto que el derrocamiento del gobierno de Don Juan Manuel Rosas; que para conseguirlo ten铆a que contar con el apoyo de las provincias y que sin la posici贸n e influencia sobre ellas que s贸lo puede darle el triunfo, hubiera sido prematuro y hasta impol铆tico el haber sido largo en promesas y concesiones al Paraguay, cuyo gobierno por otra parte adolece de todos los inconvenientes que le da su organizaci贸n y el car谩cter personal de su jefe. Me consta que esas consideraciones detuvieron al general Urquiza para no acordar al presidente L贸pez m谩s de lo que el mismo solicit贸 de Rosas, a煤n cuando 茅l lo deseaba y quer铆a vivamente. En prueba de ello vea Ud. la facilidad con que se prest贸 a firmar el convenio de 29 de mayo cuyo articulo 17 est谩 redactado de modo que no permite equivocaciones. Hablando de esto mismo, en el Uruguay, me dec铆a: 芦qu茅 dir谩 y har谩 el Sr. L贸pez, ahora que ve al Brasil y al Estado Oriental firmar conmigo un tratado de alianza y prestar a mis palabras y mis hechos la confianza que tan torpemente le ha negado el gobierno del Paraguay? El general Urquiza comprende perfectamente que la independencia del Paraguay es un hecho y una necesidad imperiosa para la Rep煤blica Argentina; que es un inter茅s de inapreciable importancia para las provincias litorales. La quiere,pues, sinceramente; pero no teniendo 茅l la representaci贸n de la Rep煤blica, a que pertenece, no siendo m谩s que una parte de ello, (sic) cree tambi茅n que no puede ni debe avanzarse a m谩s que a declaraciones y manifestaciones individuales, reserv谩ndose y prometi茅ndose hacerlas predominar en el nuevo gobierno que seorganice en la Rep煤blica Argentina como indudablemente predominar谩n desde que 茅l sea feliz en su empe帽o... Sobre lo del Paraguay, aqu铆 no se publicar谩 nada; aseg煤relo Ud. al Sr. Paulino...禄 (31)

Si bien para Herrera y Obes el general Urquiza no estaba 芦exento de reproche禄, trat贸 de justificarlo, lo que tambi茅n se explicaba por la conclusi贸n del tratado del 29 de mayo, que establec铆a la alianza para la expulsi贸n de Oribe, de inter茅s fundamental para el gobierno de Montevideo. Las declaraciones del mismo Urquiza sobre la independencia del Paraguay eran de gran importancia. Desgraciadamente esas explicaciones no las hizo en Asunci贸n el comisionado Molinas. Con ellas se hubiera limado muchas asperezas y no se hubiera producido la desagradable diferencia, de tanta influencia en las decisiones del presidente L贸pez. La inquietud en R铆o de Janeiro y Montevideo, sin embargo, no tuvo consecuencias sino epistolares. La alianza pactada contra Oribe no se detuvo, en nada influy贸 sobre ella el incidente del Paraguay.

En nuestros d铆as, la 芦misi贸n Urquiza禄 mereci贸 del historiador Julio C茅sar Chaves, este juicio: 芦Sin duda alguna, la negociaci贸n Molinas no fue planteada sobre bases felices: al Paraguay se le ped铆a un quintal a cambio de un adarme. Aparte de la reclamaci贸n poco acertada del gobierno correntino. C贸mo iba el gobierno paraguayo a contribuir con su ej茅rcito sin tener antes la seguridad del reconocimiento de la independencia? Empero, incurri贸, a nuestro juicio en un error al mantenerse alejado de la coalici贸n, y ocultarse a la vera de una atajo en momento en que la historia marchaba a pasos de vencedores rumbo al sur禄. (32)

Tal como observa Chaves, era paradojal la actitud paraguaya. Anteriormente hab铆a convenido con el general Paz y Corrientes una alianza en la lucha contra Rosas y un ej茅rcito nacional cruz贸 el Paran谩 para intervenir en la campa帽a. De esta vez, en cambio, el presidente L贸pez rechaz贸 谩speramente la alianza propuesta por Urquiza. No creemos que 芦el complejo no intervencionista禄 hubiese sido la raz贸n de ser de la actitud de Don Carlos. En esta ocasi贸n, por lo menos, su determinaci贸n respondi贸 a otras causas. La misi贸n Molinas, como est谩n de acuerdo todos los que de ella trataron, no estuvo acertada en sus planteamientos. Y esta deficiencia provoc贸 la actitud asumida por L贸pez, cuyos recelos contra Urquiza renacieron con fuerza, sin tener en cuenta que la situaci贸n internacional hab铆a cambiado. Adem谩s, las explicaciones satisfactorias expresadas por Urquiza a Herrera y Obes no fueron dadas por el enviado en Asunci贸n. L贸pez no confiaba en Urquiza, basado en los antecedentes de la campa帽a de 1846 y en las consecuencias de la batalla de Vences; continuaba considerando al gobernador de Entre R铆os como un representante de la prepotencia de Rosas, y, de consiguiente, capaz de proseguir la pol铆tica inquietante del gobernador de Buenos Aires. De ah铆 su actitud, dura y sin ninguna postura diplom谩tica. Tampoco Urquiza trat贸 de desvanecer directamente los recelos del presidente L贸pez, preocupado, como estaba ya, en dar cumplimiento al tratado del 29 de mayo. Acaso consciente del error cometido en el planteamiento de la misi贸n Molina, dio a Herrera y Obes las explicaciones satisfactorias anteriormente aludidas, pero 茅stas no fueron conocidas por el presidente L贸pez. El tiempo se encarg贸 de probar la sinceridad de Urquiza, quien despu茅s de Caseros reconoci贸 la independencia del Paraguay, haci茅ndose, en consecuencia, acreedor de la confianza y amistad de Carlos Antonio L贸pez.


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXVIII

1- Soares de Souza. O General Urquiza..., ob. cit., p谩gs. 14 y 15.

2- Hern谩n Felix G贸mez. Vida p煤blica del Dr. Juan Pujol. Buenos Aires, 1920, p谩gs. 129 y 131.

Manuel Florencio Mantilla. Cr贸nica Hist贸rica de la Provincia de Corrientes. Tomo II. Buenos Aires, 1929, p谩g. 224.

Efra铆m Cardozo. Paraguay Independiente. Barcelona 鈥 Madrid 鈥 Buenos Aires 鈥 M茅xico 鈥 R铆o de Janeiro, 1949, p谩g. 116.

Leandro Ruiz Moreno. Centenarios del Pronunciamiento y de Monte Caseros. Tomo I. Paran谩, 1952, p谩g. 165.

3- Soares de Souza. A Vida do Visconde do Uruguay, ob. cit., p谩gs. 300 a 309.

Beatriz Bosch. Presencia de Urquiza. Buenos Aires, 1953, p谩gs. 19 a 25.

4- Soares de Souza. A vida..., ob. cit., p谩gs. 310, 311 y 312.

O General Urquiza..., cit.

Silva Pontes a Paulino. Anexo III, p谩gs. 63 a 67.

5- Ib. Ib. p谩gs. 313 y 314.

Ib. Ib. Confidencial de Silva Pontes a Paulino. Montevideo, 22 de febrero de 1851. Anexo III, p谩gs. 67 y 68.

6- Ib. Ib., p谩gs. 315 y 316.

Ib. Ib. Confidencial de Paulino a Silva Pontes. R铆o de Janeiro, 11 de marzo de 1851. Anexo IV, p谩gs. 69 y 70.

7- Ib. Ib., p谩gs. 316, 317 y 318.

Ib. Ib., p谩gs. 71, 72 y 73.

8- Bosch, ob. cit., p谩gs. 67 a 69.

9- Ib. Ib., p谩g. 69.

Soares de Souza. A vida do..., cit., p谩g. 325.

O General..., cit., p谩g. 28.

10- Soares de Souza. O General Urquiza..., cit., p谩g. 79. Anexo VIII.

A vida do..., cit., p谩gs. 326 e 327.

11- Ib. Ib. Ib., p谩gs. 79, 80 y 81.

Ib. Ib. Ib., p谩g. 327.

12- Bosch, ob. cit., p谩gs. 72, 73 y 74. Urquiza a Rosas.

13- Ob. cit., p谩g. 27.

14- Soares de Souza. O General Urquiza..., cit., copia fotogr谩fica n潞 8. La comunicaci贸n estaba firmada por Urquiza y Juan F. Segu铆, como secretario.

15- Ib. Ib. Ib., copia fotogr谩fica n潞 7.

Bosch, ob. cit., p谩g. 78.

16- Ib Ib. Ib., copia fotogr谩fica n潞 9 del original en portugu茅s, obrante en el A.H.I., Lega莽茫o Imperial em Montevideo 鈥 Reservado 1851-52. (222-4-6)

Ib. Ib., p谩gs. 86 a 91.

Pereira Pinto, ob. cit., p谩gs. 241 a 249.

17- Soares de Souza, O General Urquiza.. , cit., p谩g. 51.

18- Bosch, ob. cit., p谩g. 25.

Ruis Moreno, ob. cit., p谩g. 170.

19- Ruiz Moreno, ob. cit., p谩gs. 165, 166, 170, 171 y 172.

Chaves, ob. cit., p谩gs. 157 y 158.

20- El Paraguayo Independiente n潞 102. El subrayado es del texto.

21. 1b. Ib.

22. Ib. Ib. L贸pez a Urquiza. Asunci贸n, 4 de junio de 1851.

23. Nota cit.

Ruiz Moreno publica las instrucciones de Urquiza y Virasoro, as铆 como los plenos poderes dados por el 煤ltimo al comisionado. Ob. cit., p谩gs. 170, 171 y 172.

24- Nota cit.

25-El Paraguayo Independiente n潞 102. Articulo intitulado:Algunas Observaciones.

26- Valerio Bonastre. Corrientes en la Cruzada de Caseros. Corrientes, 1934, p谩g. 56. Isidoro Jorge Ruiz Moreno. El Paraguay y Rosas. Separata de la Revista 芦Historia> n潞 35. Buenos Aires, 1964, p谩gs. 44 y 45.

27- Chaves, ob. cit., p谩gs. 159.

Archivo General de la Naci贸n de Montevideo. Donaci贸n Olivares, Caja 22, Carpeta 79, doc. 12. Gelly a Manuel Herrera y Obes, 芦Paraguay marzo 28 de 1852禄.

28- A.H.I. Correspondencia Particular Reservada e Confidencial do Conselheiro P. J. Soares de Souza de 1850 a 1853. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 20 de julio de 1851. Copia firmada. El presidente L贸pez comunic贸 a Paulino el resultado de la misi贸n Molinas, el 8 de junio de 1851, remiti茅ndole al mismo tiempo, el n潞 102 deEl Paraguayo Independiente.

29- Carta del 19 de julio de 1851.

30. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes. Tomo IV. Buenos Aires, 1919, p谩gs. 10 a 17. Lamas a Herrera y Obes. R铆o de Janeiro, 22 de julio de 1851.

31. Ib. Ib. Ib., p谩gs. 23, 24 y 26. Herrera y Obes a Lamas. Montevideo, 4 de agosto de 1851.

32. Chaves, ob. cit., p谩g. 159.



CAPITULO XXIX

EL PARAGUAY Y EL TRATADO DEL 29 DE MAYO


Tal como Paulino hab铆a manifestado a Silva Pontes de que el presidente L贸pez deb铆a estar al corriente del desarrollo de los sucesos, en los cuales el Brasil ten铆a intervenci贸n directa, nuevamente el ministro de negocios extranjeros dirigi贸 una carta al mandatario paraguayo, el 13 de junio de 1851. Don Carlos estar谩 ya informado del pronunciamiento de Urquiza, que ser谩 seguido por el de Corrientes. Este acontecimiento cambi贸 la faz de las cosas. El pronunciamiento es 芦el comienzo de una verdadera revoluci贸n contra Rosas, que lo ha de eliminar. Si 茅l la reprime, ha de levantarse m谩s fuerte, m谩s airado y m谩s audaz, y consolidar谩 de una vez su poder. Entonces el Estado Oriental ha de caer en sus manos y 茅l vendr谩 con duplicada fuerza sobre el Paraguay y el Brasil. Es indispensable que la reacci贸n operada, en virtud del pronunciamiento de Urquiza, no s贸lo no retroceda sino que no pare禄. Rosas comprend铆a bien esto, concentrando sus fuerzas para sofocar el movimiento antes que Urquiza unifique sus tropas. 芦Prepar茅monos 鈥 recomendaba el canciller imperial 鈥 para los peligros y grandes dificultades futuras, Excmo. Sr., si unidos no frustramos ese plan y dejamos a Urquiza sucumbir禄. Southern Gore y Le Predour auxilian a Rosas y Oribe. Si el pronunciamiento de Urquiza se generaliza en la Confederaci贸n, Inglaterra y Francia no se envolver谩n en esos negocios, si bien que 芦sus agentes favorecen cuanto pueden a Rosas contra Urquiza禄. Tambi茅n es probable la ratificaci贸n de los tratados Le Predour, la que si se realiza, provocar谩 una 芦gran conmoci贸n en Montevideo, ha de dar fuerza moral a Rosas y perjudicar mucho a la reacci贸n que el pronunciamiento de Urquiza comenz贸 a producir禄. Si como consecuencia de esa ratificaci贸n, Montevideo cayese en poder de Rosas, 芦la situaci贸n cambiar铆a completamente禄 y ser铆a favorable al gobernador de Buenos Aires. En ese caso, paralizado y retrocediendo el movimiento de Urquiza, se desencadenar铆a 芦una guerra terrible y prolongada, cuyo teatro ser谩 tal vez el territorio del Paraguay o del Brasil. 鈥 Es preciso evitar eso a toda costa y no dejar parar el movimiento禄. Se ha dado 贸rdenes al presidente de R铆o Grande del Sur que el ej茅rcito brasile帽o entre en territorio oriental para atacar a Oribe, vencerlo y levantar el sitio de Montevideo, una vez que pida el encargado de negocios del Brasil en la capital uruguaya. 芦El levantamiento de ese sitio que dura hace ocho a帽os es un golpe mortal para Rosas y tornar谩 a la convenci贸n Le Predour inejecutable禄. Deben cooperar con las fuerzas imperiales los cuatro mil hombres de la plaza y Garz贸n con los orientales y correntinos. Si Oribe deja la plaza antes de ser atacado, mejor. Esto 芦har谩 un gran mal a Rosas禄. Se podr谩 defender Entre R铆os y atacar a Santa Fe. Es indispensable destruir las fuerzas que Rosas concentre en esta 煤ltima provincia. (1)

Luego de estas consideraciones, Paulino agreg贸: 芦V.E. est谩 completamente cubierto por las provincias de Corrientes y Entre R铆os, que no le pueden ser hostiles porque precisan y dependen mucho de V.E. Con los embarazos en que se ve Rosas no puede atacarlo y mucho menos por el Gran Chaco. 鈥 Parece al Gobierno Imperial, Excmo. Sr., que la primera e indeclinable necesidad de la situaci贸n es que V.E. se entienda con Urquiza y Virasoro y los ayude con fuerzas considerables. Los primeros golpes deben ser fuertes. Urquiza est谩 frente a Santa F茅 y es necesario que disponga de fuerza para agredir. Si con la cooperaci贸n de las fuerzas del Paraguay destruyese a las de Rosas, la cuesti贸n estar铆a decidida y el gobernador de Buenos Aires quedar铆a incomunicado 芦por los desiertos de los Pampas禄. Entonces las 芦Provincias acompa帽ar谩n el movimiento. 鈥 Pido y ruego encarecidamente a V.E. 鈥 recomend贸 el ministro de negocios extranjeros 鈥 que as铆 proceda. Creo que as铆 V.E. asegurar谩 la Independencia de una Patria que tanto ama y por la cual tanto se desvela, y una salida libre por el Paran谩 para su Pabell贸n. Conquistar谩 por ese auxilio generoso las simpat铆as y gratitud de Urquiza y de los Argentinos, pudiendo exigir a tiempo las seguridades necesarias para el futuro. Creo firmemente que la sabidur铆a y experiencia de V.E. no han de permitir que V.E. se a铆sle en medio de ese movimiento. (2)

Paulino continu贸 informando al presidente L贸pez de las instrucciones que transmiti贸 a Silva Pontes el 11 de marzo y el 22 de abril, cuya substancia sintetiz贸 as铆; la primera y urgente necesidad era terminar con el poder de Oribe y Rosas, pero era preciso ir pensando en lo que vendr谩 despu茅s; la independencia del Paraguay y del Uruguay debe quedar 芦definitivamente establecida y consagrada禄; la creaci贸n de garant铆as para evitar la aparici贸n de nuevos Oribes y Rosas; la regulaci贸n clara de la polic铆a de frontera, la extradici贸n de esclavos y criminales, y la vida y propiedades de los brasile帽os residentes en el Uruguay; el acuerdo de los ribere帽os sobre la navegaci贸n del R铆o de la Plata y sus afluentes; y la resoluci贸n de que la isla de Mart铆n Garc铆a no sirva a su poseedor para cerrar el R铆o de la Plata y sus afluentes, Estos negocios ser谩n tratados entre el gobierno del Brasil, Urquiza y el gobierno de Montevideo, debiendo ser o铆do Garz贸n; el presidente del Paraguay debe tambi茅n conocer el desarrollo de los sucesos, como le previno en la carta del 12 de marzo. 芦De ah铆 ver谩 V.E. 鈥 prosegu铆a el ministro imperial 鈥 que hacemos nuestra la causa de V.E. Cuando tratamos de lo que nos conviene, como buenos aliados y amigos lo hacemos con la condici贸n de que tambi茅n conviene a V.E. 鈥 Me parece conveniente que V.E. comience a entenderse tambi茅n directamente con Urquiza y con el gobierno de Montevideo sobre esos puntos y que nos manifieste sobre ellos su pensamiento, a fin de preparar el camino y las cosas para un arreglo com煤n禄. La ratificaci贸n de la convenci贸n Le Predour har谩 cesar el subsidio acordado por Francia a la plaza de Montevideo. Para ese caso el gobierno imperial ha dispuesto y dispondr谩 que esa ayuda sea reemplazada. (3)

El lenguaje de Paulino era franco y claro. La soluci贸n planteada de los problemas del R铆o de la Plata coincid铆a en el fondo con los puntos de vista sostenidos por el Paraguay; la destrucci贸n del poder de Rosas, el reconocimiento de la independencia de la rep煤blica y la libre navegaci贸n de los r铆os. Si bien en las negociaciones no estaba incluido el Paraguay, el ministro brasile帽o recomendaba al presidente L贸pez la conveniencia de 芦entenderse tambi茅n directamente con Urquiza禄 y el gobierno de Montevideo, que era lo que el Imperio estaba haciendo. Este entendimiento facilitar铆a la soluci贸n de las cuestiones y permitir铆a al Paraguay a intervenir en los sucesos y poder exigir garant铆as para lo futuro, futuro que constitu铆a una preocupaci贸n fundamental para el ministro de negocios extranjeros.

Paulino buscaba que el presidente L贸pez no quedase aislado del gran movimiento que se estaba desarrollando contra el dictador de Buenos Aires. La rep煤blica con su actitud firme frente a las tendencias hegem贸nicas de Rosas hab铆a influido en la decisi贸n de los enemigos del amo de Palermo y era necesario, que de esta vez prestase cooperaci贸n con sus tropas a los gobernadores de Entre R铆os y Corrientes para terminar con la tiran铆a y poder llegar por ese camino a un 芦arreglo com煤n禄.

El mismo 13 de junio Paulino escribi贸 tambi茅n a Bellegarde, El pronunciamiento de Urquiza, la posible ratificaci贸n de la convenci贸n Le Predour, los esfuerzos de Rosas y Oribe para sofocar el levantamiento del aludido Urquiza, vinieron a cambiar completamente la faz de los negocios. Estas circunstancias y la gravedad de los sucesos exceden en mucho 芦el pensamiento del Tratado celebrado entre el Brasil y esa Rep煤blica禄. Si andamos 芦con hesitaci贸n, con desconfianzas, con dudas para el futuro, con celos unos de otros, Rosas reprime el movimiento y despu茅s nos veremos con 茅l, m谩s fuerte y m谩s audaz. Pronunciadas las Provincias de Entre R铆os y Corrientes contra Rosas y dependiendo del auxilio del Paraguay, est谩 茅ste completamente cubierto por ellas contra Rosas, que por lo dem谩s no est谩 en condiciones de atacarlo. El teatro de la guerra tiene que ser el Estado Oriental y Entre R铆os. 驴Para que pues la ocupaci贸n del territorio contestado? 鈥 Corrientes y Entre R铆os est谩n hoy dependientes de nuestro auxilio y el del Paraguay. No pueden embarazar sino antes bien facilitar la comunicaci贸n entre ambos. 鈥 La cuesti贸n no es hoy solamente mantener la independencia del Estado Oriental, es no consentir que Rosas sofoque el movimiento de Urquiza, es hacer que este movimiento vaya adelante, que se generalice, que destruya el poder de Rosas禄. (4)

Al terminar la comunicaci贸n, Paulino recomendaba a Bellegarde que lea bien la carta a L贸pez, que saque copia de ella para su gobierno y luego la cierre y la entregue, Bellegarde deb铆a hablar a Don Carlos en el mismo sentido que el ministro de negocios extranjeros y emplear todo su celo y diligencia para obtener del presidente lo que le recordaba y ped铆a Paulino. Este insist铆a por 煤ltimo: 芦Si hesita procure vencer sus hesitaciones y conseguir que obre luego. Es ahora que no se puede perder tiempo禄. (5)

Este oficio como la carta al presidente L贸pez prueba la premura de Paulino. El en茅rgico ministro no quer铆a perder tiempo y buscaba asegurar el triunfo, evitando que Rosas pudiese sacar ventajas de los sucesos. Necesario era adelantarse al Tigre de los Pampas y en esa situaci贸n el ministro brasile帽o consideraba urgente que el Paraguay accione, cooperando con Urquiza y Virasoro.

Pero estas dos comunicaciones fueron escritas antes de conocerse la firma del convenio del 29 de mayo. Esta importante noticia lleg贸 a R铆o de Janeiro el 15 de junio de ma帽ana con el buque de guerra Golphinho. Los acontecimientos se precipitaban. Paulino, sin p茅rdida de tiempo, escribi贸 de nuevo al d铆a siguiente al presidente L贸pez, con el objeto de hacer modificaciones a su carta del 13, tal como exig铆an las circunstancias.

El Golphinho trajo el convenio celebrado por el encargado de negocios del Brasil, el gobierno de Montevideo y el enviado de Urquiza, que present贸 plenos poderes. El gobierno imperial lo va a ratificar, pidiendo s贸lo algunas explicaciones, o haci茅ndolo m谩s claro o vali茅ndose de notas reversales. Todo esto en nada influye sobre lo esencial y solamente tiene relaci贸n con el Brasil. 芦Ni hay tiempo para entrar en nuevas discusiones y dudas que dejen lo esencial en suspenso, mientras Rosas, que no discute, obra con vigor y energ铆a, y aprovecha el tiempo禄. (6)

Despu茅s de esta informaci贸n de car谩cter general, Paulino entr贸 a considerar los aspectos del tratado referentes al Paraguay. 芦En el convenio 鈥 dec铆a 鈥 nada se estipul贸 de definitivo y obligatorio para V.E., ni se podr铆a hacer, porque ninguno ten铆a poderes de V.E. para representarlo y obligarse por V.E. 鈥 Sin embargo, en virtud de mis recomendaciones y por intermedio de nuestro Encargado de Negocios fue incluido en el art铆culo 23, relativo al Paraguay y V.E. tiene que ser invitado para entrar en la alianza. Accediendo, V.E. tendr谩 las siguientes ventajas: 鈥 1陋 En virtud del articulo 17 queda reconocida la independencia del Paraguay por el general Urquiza, por Corrientes y por todas las dem谩s Provincias Argentinas que entraren en la alianza. 鈥 2陋 En virtud del art铆culo 15 si el Gobierno de Buenos Aires declarase la guerra a V.E. tendr铆a aliados que coadyuvasen con V.E. adem谩s del Brasil, ya aliado por el Tratado del 25 de diciembre. 鈥 3陋 En virtud del articulo 18 V.E. queda desde ya con derecho de navegar el Paran谩 en toda la extensi贸n de la Costa de Entre R铆os, Corrientes y Estado Oriental. Si Santa Fe accediese, las embarcaciones Paraguayas podr铆an salir con toda seguridad para el R铆o de la Plata. 鈥 Estas grandes ventajas, a mi ver, compensan otros inconvenientes de menos peso que V.E. pueda encontrar en otros art铆culos del convenio禄. (7)

Sin duda que el tratado de 29 de mayo en nada obligaba al Paraguay. No pod铆a ser de otro modo, ya que no hab铆a participado en su tramitaci贸n y firma. La ausencia de un representante de la rep煤blica se explicaba porque 茅sta no hab铆a sido invitada para la conclusi贸n del acuerdo. Paulino s贸lo hab铆a informado al presidente L贸pez de la marcha de los acontecimientos. Sus recomendaciones para entenderse con Urquiza fueron ya posteriores al convenio aludido. Pero el tratado no olvid贸 a1 Paraguay, por recomendaci贸n del mismo Paulino, seg煤n su propia manifestaci贸n, en el sentido de que la rep煤blica ser铆a invitada a formar parte de la alianza. Las ventajas se帽aladas por el canciller imperial contemplaban las aspiraciones paraguayas fundamentales como el reconocimiento de la independencia y la libertad de los r铆os.

芦La opini贸n del Gobierno Imperial 鈥 prosegu铆a el ministro de negocios extranjeros 鈥 es que mucho conviene que V.E. acceda. La redacci贸n del Convenio o Tratado permitiendo que V.E. forme parte de sus estipulaciones como Presidente de la Rep煤blica del Paraguay, es ya un reconocimiento de la Independencia de esa Rep煤blica. 鈥 El Convenio no perjudica, antes garante y afianza la celebraci贸n de otras convenciones en las cuales se fijen, definan y desenvuelvan mejor nuestros intereses permanentes y seguridades reciprocas禄. El conde de Caxias ha sido designado comandante en jefe del ej茅rcito brasile帽o y presidente de R铆o Grande del Sur, quien remitir谩 al Paraguay esta correspondencia. Va a la frontera para alistar a las tropas y entrar en territorio uruguayo, una vez llamado por el encargado de negocios del Brasil en Montevideo de acuerdo con el agente de Urquiza y el gobierno oriental, 芦Expulsado Oribe y destruidas sus fuerzas por el Ej茅rcito Imperial, por las de Garz贸n y por las de la Plaza; destruidas las fuerzas que Rosas re煤ne en Santa Fe por V.E. por Urquiza y Virasoro, est谩 terminado el poder de Rosas. No se a铆sle, Excmo. Sr. en medio de esos movimientos, adem谩s de que le ser谩 dif铆cil obtener las ventajas a que tiene derecho, perder谩 aquella importancia que tiene y debe tener禄. (8)

Paulino hablaba con franqueza. El gobierno imperial deseaba que el Paraguay entrase en la alianza y cooperase con Urquiza. Una actitud contraria significar铆a para la rep煤blica la p茅rdida de su importancia, sin haber alcanzado las ventajas contempladas en el convenio. El 茅nfasis y la insistencia de Paulino prueban aquel inter茅s, que tenia su raz贸n de ser.

En la opini贸n del ministro brasile帽o, el art铆culo 17 no perjudicaba cualquier arreglo definitivo sobre cuestiones territoriales entre el Paraguay y Corrientes, ya que dicha disposici贸n dejaba a salvo los derechos adquiridos.

El Brasil ten铆a inter茅s en una comunicaci贸n con la rep煤blica por esa zona, lo que deb铆a certificar al presidente L贸pez que el Imperio har铆a 芦cuanto estuviese a su alcance, en tiempo oportuno, para que esto se verifique. Me parece 鈥 agregaba Paulino 鈥 que 茅sta no es la ocasi贸n oportuna para tocar esas cuestiones que pueden exacerbar los 谩nimos y perjudicar la buena armon铆a, que ahora es indispensable para acabar con Rosas禄. Si al presidente le parec铆a insuficiente la frase, 芦sin perjuicio de los derechos adquiridos禄, podr铆a al adherirse al convenio declarar en una nota que entend铆a que ese art铆culo no perjudicaba las cuestiones de territorio, cuya liquidaci贸n se har铆a amigablemente, en tiempo oportuno, con el gobierno de Corrientes.

El canciller imperial buscaba evitar rozamientos entre los interesados en la ca铆da de Rosas. La cuesti贸n territorial podr铆a producir un incidente desagradable, como en el caso de la ocupaci贸n de Pan Az煤car, que el mismo Paulino solucion贸 con habilidad, teniendo en cuenta intereses comunes superiores. El gobernador de Corrientes hab铆a tocado esta cuesti贸n sin tacto ni oportunidad, lo que provoc贸 la violenta reacci贸n del presidente L贸pez, reavivando los recelos y desconfianzas de 茅ste en los precisos momentos en que se necesitaba la unidad de acci贸n contra el dictador de Buenos Aires.

Paulino terminaba su carta en estos t茅rminos: 芦Pido mil disculpas a V.E. por meterme en negocios que no me pertenecen y sobre los cuales V.E. no me pide mi parecer. Espero, no obstante, que V.E. me disculpar谩, atendiendo a lo que hago, movido solamente por el vivo inter茅s que tomo por todo cuanto es relativo a la respetable Persona de V.E. y a su Pa铆s. Lo hago tambi茅n por haberme V.E. concedido benignamente licencia para escribirle particular y amigablemente禄. (9)

Esta manifestaci贸n atinada se explicaba, dado el car谩cter del presidente L贸pez. Si no mediase esta declaraci贸n no era dif铆cil que el mandatario paraguayo tomase las recomendaciones del ministro imperial como una intromisi贸n indebida en las resoluciones de la rep煤blica.

Don Carlos no tom贸 a mal las cartas de Paulino, pero su actitud estaba decidida.

El mismo d铆a 16 el canciller imperial tambi茅n escribi贸 nuevamente a Bellegarde, para ampliar su comunicaci贸n del 13. Volv铆a a decir al agente brasile帽o que leyese bien la carta al presidente L贸pez y que sacara copia de ella antes de entregarla, recomend谩ndole que hablase a Don Carlos en el sentido de su carta y que emplease todos los esfuerzos para que 茅ste adhiriera al convenio. 芦Puede ser 鈥 agregaba 鈥 que venga con dudas y desconfianzas. Haga todo lo posible por vencerlas禄. Si hubiese inconvenientes en el env铆o de fuerzas paraguayas para invadir Santa Fe, Bellegarde deb铆a llevar al presidente L贸pez a auxiliar a Urquiza y a cooperar eficazmente con el movimiento contra Rosas, Tambi茅n deb铆a llevarlo a auxiliar al ej茅rcito brasile帽o si acontecimientos imprevistos pusiesen en peligro a las fuerzas imperiales en el Uruguay. Paulino consideraba necesario mantener una comunicaci贸n regular y r谩pida entre los interesados en la lucha contra Rosas. En ese sentido recomendaba a Bellegarde que hiciese ver al presidente L贸pez 芦la urgente necesidad禄 de restablecer aqu茅lla entre 茅ste, Urquiza, Garz贸n, el gobierno de Montevideo y el comandante en jefe del ej茅rcito brasile帽o. (10)

Desgraciadamente las cartas de Paulino se cruzaron con la de L贸pez del 8 de junio relativa a la misi贸n de Molinas, que hab铆a provocado la ira del presidente paraguayo. Este, despu茅s del fracaso de esa comisi贸n, dif铆cilmente podr铆a acceder al pedido del ministro brasile帽o de cooperar con Urquiza y Virasoro. Las cartas aludidas transcendieron en Montevideo. 芦He visto ese documento; 鈥 dec铆a Herrera y Obes a Garz贸n 鈥 es un papel de m茅rito. El Sr. Paulino tiene la m谩s entera confianza en el 茅xito de su solicitud. Yo voy a escribir al presidente en el mismo sentido禄. (11)

Tambi茅n el 16 de junio, Paulino remiti贸 a Bellegarde las cartas imperiales por las cuales S.M. el Emperador Pedro II condecoraba con la Orden de Cristo, en el grado de Gran Cruz al presidente L贸pez y en el de Comendador al hijo de 茅ste, Francisco Solano, juntamente con las respectivas insignias, para hacer entrega a los agraciados. (12) La distinci贸n se otorgaba oportunamente, en los momentos en que el Brasil buscaba la cooperaci贸n del Paraguay.

El ministro de negocios extranjeros insisti贸 en sus instrucciones a Bellegarde. En nota confidencial dec铆a a 茅ste: 芦Es preciso que L贸pez, reservando las desconfianzas, en vista de las garant铆as que le da el Convenio, no se a铆sle, porque quedar谩 sin importancia y en muy mala posici贸n. 鈥 No pudimos consultarlo antes de hacer el Convenio, celebrado en Montevideo, porque estamos muy lejos, las comunicaciones son lentas, los acontecimientos se precipitaron, y la demora trae nuevos peligros. Es preciso que L贸pez atienda a eso... Repito que haga todo lo posible para que L贸pez acceda al Convenio; es el mayor servicio que V.S. puede hacer. Note que en 茅l nada se hace depender de un Congreso Nacional禄. (13)

Esta explicaci贸n de Paulino era necesaria porque realmente L贸pez no fue consultado para la firma del tratado del 29 de mayo. Ella era razonable y muy conveniente, teniendo en cuenta el esp铆ritu receloso de Don Carlos. Esa circunstancia fue una de las causas que impulsaron al mandatario paraguayo para no adherirse al convenio.

Belleqarde hab铆a propuesto a su gobierno elevar de categor铆a la representaci贸n brasile帽a en Asunci贸n. Pero la soluci贸n de esta solicitud qued贸 suspendida en vista de la situaci贸n internacional. Dec铆a al respecto Paulino:... 芦toda la importancia de nuestras relaciones con el Paraguay depender谩 de la resoluci贸n que el Presidente L贸pez tome sobre el Convenio. Si se niega a entrar en la alianza a muy poco quedar谩n all铆 reducidas nuestras relaciones, aisl谩ndose as铆 el Paraguay del movimiento general禄. (14)

Paulino no se cans贸 de recalcar la necesidad de que el presidente L贸pez adhiera al convenio. El mismo 20 de julio, al remitir a Bellegarde otra carta para Don Carlos, dec铆a al agente imperial 芦que emplee todos os medios a su alance禄 para obtener ese prop贸sito, haciendo valer los argumentos del ministro, desenvolvi茅ndolos y agregando otros. 芦Si L贸pez no quiere adherir, 鈥 prosegu铆a el canciller 鈥 si Oribe fuese expulsado, como se espera, del Estado Oriental, si otras Provincias Argentinas siguieren el movimiento de Entre R铆os y Corrientes, Urquiza adquirir谩 mucha fuerza, no teniendo por contrapeso adem谩s del Brasil, que est谩 m谩s lejos, sino el Paraguay. No ser铆a posible abandonar a Urquiza ahora, a煤n cuando no existiese compromiso alguno, porque entonces Rosas vencer铆a y se levantar铆a con duplicada fuerza, 鈥 Haga notar a L贸pez que el Convenio, teniendo por fin inmediato y directo mantener la independencia y el orden en el Estado Oriental, tiende a resolver las otras cuestiones del R铆o de la plata por otras Convenciones a las cuales abre camino禄. (15)

La carta de Paulino a L贸pez, fechada el d铆a anterior, era la contestaci贸n a la de 茅ste del 8 de junio, con la cual Don Carlos remiti贸 el N潞 102 de El Paraguayo Independiente, en el que apareci贸 lo documentaci贸n relativa a la misi贸n de Nicanor Molinas. El canciller imperial comenz贸 por manifestar que le contristaba profundamente la lectura de los documentos publicados y que desgraciadamente esos hechos ven铆an a colocar al gobierno imperial en una posici贸n dif铆cil y desagradable, 芦Estamos lejos, 鈥 agregaba 鈥 no podemos entendernos sino con grandes demoras. Los acontecimientos marchan, nuestras comunicaciones se cruzan y cuando llega una tendiente a desvanecer un embarazo, a explicar un hecho, ya otras complicaciones aparecieron. En buena hora cuando ellas pueden ser salvadas con sinceridad y franqueza como ocurri贸 con la de Pan de Az煤car. 鈥 En verdad fue muy infeliz el recuerdo de la misi贸n de D. Nicanor Molinas! Qu茅 proposiciones! No creo sin embargo que hubiese en ellas intenciones de insultar a V.E. Eso ser铆a una locura de la que no juzgo capaz a Urquiza en v铆speras de envolverse en grav铆simas dificultades y de precisar tanto de V.E. Lejos de m铆 est谩 disculpar el paso que dio, pero creo que (col谩ndonos en su posici贸n) existen circunstancias que lo aten煤an禄. (16)

El canciller brasile帽o pas贸 luego a explicar la determinaci贸n del gobernador de Entre R铆os. 芦La misi贸n de Molinas (de parte de Urquiza) data del 2 de Abril y entonces andaba 茅l sondeando el terreno, ignoraba las vistas e intenciones del Brasil, y no se hab铆a declarado a煤n porque su declaraci贸n es del 1潞 de mayo. Lo mimo dir茅 de Virasoro que s贸lo se declar贸 el 21 de ese mes. V.E. ha de haber observado que Urquiza se ha ido desenvolviendo poco a poco y no pone e pie sin tener la certeza de que es seguro el terreno. Su principal medio es sublevar las Provincias Argentinas contra Rosas y para eso es preciso que 茅l se haga muy Argentino y no choque con ciertos prejuicios e ideas populares. Es preciso que ataque a Rosas ron sus mismas armas. Si 茅l levantase el pend贸n de la Independencia de las dos provincias, Entre R铆os y Corrientes, para constituirlas en una Rep煤blica separada de la Argentina, dar铆a fuerzas a Rosas que m谩s f谩cilmente reunir铆a en torno de s铆 a las otras Provincias. El lado m谩s vulnerable de Rosas es la ilegalidad de su poder, o para decir mejor, el retiro de sus poderes. Urquiza procura rodearse de legalidad, apoy谩ndose en el Tratado del 4 de Enero de 1831 y en la idea de un Congreso Nacional que organice la Rep煤blica Argentina禄. Urquiza aunque substituyese a Rosas no podr铆a tener el poder de 茅ste. Y entre los dos, es preferible 芦Urquiza que es nuevo y precisa de nosotros, y a quien a tiempo podemos fijar condiciones禄. Los que gobiernan las naciones deben mirar m谩s el futuro que el presente y Urquiza puede ser el sucesor de Rosas. En el estado actual de los acontecimientos no se puede retroceder. 芦Desgraciadamente la misi贸n Molinas vino a complicarlos禄. Sin embargo, por el articulo 23潞 (17) del convenio del 29 de mayo Urquiza menoscab贸 la misi贸n Molinas, 芦por cuanto invitado el Paraguay y accediendo 茅ste, queda su independencia reconocida y con derecho a la navegaci贸n de los r铆os禄. (18)

Como si todo lo anterior no fuese suficiente para convencer, Paulino insisti贸: 芦Es indispensable que V.E. acceda y entre en la alianza. En el estado en que est谩n las cosas, aunque V.E. no accediese ella no podr铆a dejar de prevalecer... Urquiza ir铆a adelante sin ning煤n compromiso para con V.E. V.E. quedar铆a aislado y ese aislamiento perjudicar铆a mucho a V.E. y al Brasil, por cuanto la uni贸n del Brasil, del Paraguay y del Estado Oriental es el freno poderoso que puede contener a Urquiza, arrancarle garant铆as y conservarle en l铆nea recta. Es de inter茅s de los tres que 茅l no se engrandezca m谩s de lo que es justo y compatible con la independencia e integridad de sus territorios. Ayud茅moslo a terminar con el poder de Oribe y Rosas y conteng谩moslo con nuestra uni贸n. Si V.E. rehusa aceptar la invitaci贸n para entrar en la alianza, nos colocar谩 en los mayores embarazos, imposibilit谩ndonos a abogar por su causa y de exigir garant铆as para V.E. 鈥 V.E. repeli贸, y no pod铆a hacer otra cosa, las proposiciones de Molinas, formuladas por orden de Urquiza y Virasoro. Las disposiciones del convenio son enteramente diferentes y la invitaci贸n para la adhesi贸n es tambi茅n hecha por el Brasil y la Rep煤blica del Uruguay. Adhiriendo V.E. no retrocede. Los casos son enteramente diferentes. La adhesi贸n al Convenio de V.E.... compromete a Urquiza con V.E. en la soluci贸n de dos cuestiones important铆simas: la independencia del Paraguay y la navegaci贸n de los r铆os. En el caso del art铆culo 17 convierte a Urquiza en aliado de V.E. para la defensa de la independencia y de su territorio. 鈥 Esas soluciones me parecen tan importantes que delante de ellas no deben prevalecer dudas sobre puntos secundarios, que despu茅s ser谩n liquidados y arreglados oportunamente y con m谩s tiempo禄. (19)

La argumentaci贸n de Paulino era s贸lida y fundada en un razonamiento l贸gico, sin descuidar el lado agradable para L贸pez. No ocult贸 con subterfugios su juicio desfavorable sobre la misi贸n Molinas, coincidiendo en este punto con el presidente. Pero no por eso dej贸 de consignar con toda franqueza sus puntos de vista acerca de la necesidad de que el Paraguay adhiera al convenio del 29 de mayo. En este sentido su interpretaci贸n de los acontecimientos era ajustada a la realidad hist贸rica. Su exposici贸n mostraba objetivamente que los intereses superiores del Paraguay, paralelos a los del Brasil, deb铆an llevar a la rep煤blica a formar parte de la alianza, sin detenerse en detalles secundarios. No puede negarse su af谩n de obtener la adhesi贸n del presidente L贸pez, a quien expuso claramente sus ideas con amistad y consideraci贸n, pero sin ocultarle la verdad. El Imperio del Brasil, si bien anhelaba la ca铆da de Rosas, tambi茅n quer铆a precautelarse de la pol铆tica futura de Urquiza. Y el Paraguay pod铆a cooperar para la realizaci贸n de esas aspiraciones, de acuerdo con su importancia y conveniencias. De ah铆 la insistencia de Paulino antes que Rosas triunfe protegido por Inglaterra y Francia.

El Presidente L贸pez contest贸 de una sola vez las dos 芦importantes cartas禄 de Paulino del 13 y 16 de junio. No obstante sus vivos deseos de uniformar sus actos con la 芦marcha pol铆tica禄 del canciller imperial y de no faltar al tratado del 25 de diciembre, le era 芦grandemente penoso el no hallar de pronto un espediente 谩 satisfacer tan justos deseos禄. (20)

芦Cuando V.E. 鈥 prosegu铆a Don Carlos 鈥 en su apreciable del 12 de Marzo, 谩 que se refiere en la predicha del 13 de junio, me recomend贸 que marchemos de acuerdo, y nos aliemos con todos aquellos que tienen inter茅s comun, me asegur贸 tambi茅n que habia de declarar muy positivamente a Urquiza, que en cualquier arreglo definitivo no prescindir谩 de mantener la Independencia de las Rep煤blicas del Paraguay, y del Uruguay; y siendo consonante con esta seguridad el art铆culo que se ha servido comunicarme en la misma carta del 13, de que 芦la Independencia del Paraguay, y de la Banda Oriental quede definitivamente establecida, y consagrada禄, ha debido sorprenderme la comisi贸n Urquiza cerca de este Gobierno, publicada en el N潞 102 del Paraguayo Independiente que tuve la satisfacci贸n de incluir a V.E. en carta del 8 de Junio; sorpresa que ha debido crecer a la vista del art. 15潞 (21) del convenio de 29 de Mayo, declaratorio de que esa alianza tiene por 煤nico fin la Independencia real, y efectiva de la Rep煤blica Oriental del Uruguay; all铆 no se habla del Paraguay, si no es para convidarlo a entrar en la alianza, en virtud del art铆culo 23潞, (22) que fue inserto por recomendaci贸n de V.E. No se ha designado la parte que deba hacer el convite, y no habi茅ndose dado el paso en dos meses, es probable que ya no se d茅, al menos por parte de Urquiza. V.E. puede juzgar la f茅 p煤blica de esa Negociaci贸n comprando su conducta en Montevideo, con la que ha creido hacer valer en la Asunci贸n. Cuento con que V.E. me har谩 justicia en la en茅rgica repulsa de las estra帽as pretensiones de la citada comision loca de Urquiza禄. (23)

El presidente L贸pez hac铆a cuesti贸n fundamental de la independencia de la rep煤blica. Por eso esper贸 que en el acuerdo del 29 de mayo se hiciese una menci贸n especial de esa independencia, como la relativa a la soberan铆a uruguaya. No le satisfizo la disposici贸n del art铆culo 17潞 por la cual se afianzaban rec铆procamente los Estados aliados su independencia, lo que significaba el reconocimiento de la misma por cada una de las altas partes contratantes, disposici贸n que amparar铆a al Paraguay una vez que entrase a formar parte de la alianza de acuerdo con lo establecido en el art铆culo 23潞. Esta ventaja era una de las enumeradas por Paulino en su carta a Don Carlos del 16 de junio. Por otra parte, la invitaci贸n, cuya aceptaci贸n dar铆a al Paraguay la ventaja apuntada, no se hab铆a producido a煤n, no obstante haber transcurrido dos meses de la firma del convenio. Y como en el tratado no se hab铆a establecido qui茅n formular铆a la invitaci贸n, L贸pez cre铆a que 茅sta ya no se har铆a, por lo menos de parte de Urquiza. Afloraba nuevamente el recelo contra el gobernador de Entre R铆os, que ya se manifest贸 al rechazar el presidente paraguayo lo que en su vehemente lenguaje llam贸 芦comisi贸n loca de Urquiza禄. Este recelo constituy贸 la principal causa determinante de la actitud de Don Carlos.

Bellegarde destac贸 a L贸pez la conveniencia de que acceda al convenio de Montevideo, pregunt谩ndole si podr铆a auxiliar al Brasil. Don Carlos pidi贸 al agente imperial que le presentase un proyecto confidencial sobre lo 煤ltimo, que no acept贸. Pero le manifest贸 para el caso de que el Paraguay fuese invitado de acuerdo con el articulo 23潞, que se 芦hallaba en disposici贸n de acceder, estipul谩ndose el estado actual del territorio paraguayo hasta la decision final de esta cuestion; y el reconocimiento de la Independencia del Paraguay, con la condicion de que la alianza no dejar谩 las armas, sin que la confederacion argentina reconozca al Paraguay. El espresado Se帽or Bellegarde acept贸 esta idea, y se encarg贸 de hacer llegar a Urquiza por intermedio de Virasoro, como todo participar谩 谩 V.E. en esta ocasion禄. (24)

La declaraci贸n del presidente era una consecuencia de la 芦comision loca de Urquiza禄. Por un lado estaba el reclamo territorial de Virasoro y por otro la desconfianza de que el gobernador de Entre R铆os pudiese seguir las huellas de Rosas. De ah铆 su 茅nfasis al agregar: 芦Si Urquiza quiere mantenerse firme en sus desvarios, justamente rechazados, el Gobierno del Paraguay cuidar谩 su propia dignidad, y la seguridad del estado actual de su territorio. Es una fatalidad que los vecinos del general Rosas no pueden avenirse jamas en t茅rminos razonables. Sus enemigos han sabido socorrerle en sus dificultades. Quiera Dios que esta vez sean felices los aliados de Montevideo, como mucho espero del gran tino politico de V.E., por mas que no hagan la causa del Paraguay, y mas bien se preparen a la contra, afianz谩ndose mutuamente la integridad de sus territorios. Con tal garant铆a Virasoro, que es uno de los aliados, tuvo la insolencia, y descaro de exigirme por punto esencial la devolucion de la isla de Apip茅, y la desocupacion del territorio intermedio entre el Paran谩, y el Uruguay, para que el Paraguay pueda entrar en las inicuas pretensiones de su alianza禄. (25)

La irritaci贸n de L贸pez era contra Urquiza y Virasoro, a quienes trataba con dureza. No disimulaba su desagrado. Las explicaciones y recomendaciones de Paulino no influyeron para cambiar los conceptos del presidente, no obstante la consideraci贸n que le merec铆a el canciller imperial y confiar en el 芦tino pol铆tico禄 de 茅ste, a quien expres贸 su gratitud por las 芦importantes observaciones contenidas禄 en las cartas del 13 y 16 de junio: 芦las he recibido 鈥 agregaba Don Carlos 鈥 como obsequio del buen deseo de V.E. por mi bien, y por la felicidad de mi Patria. Si presentemente no podemos convenir en las ideas, es precisamente por que la marcha de Urquiza con el Paraguay parece discurrida positivamente para trabar la ingerencia del Brasil, como ha dicho en otra ocasi贸n (carta publicada en el N潞 103 del Paraguayo Independiente) 禄. Terminaba agradeciendo a Paulino la noticia del nombramiento del conde de Caxias como presidente de R铆o Grande del Sur. (26)

En definitiva, el presidente L贸pez atribu铆a a la conducta de Urquiza con el Paraguay el desacuerdo con el Brasil, imputando adem谩s, al gobernador de Entre R铆os, prop贸sitos contrarios a la intervenci贸n del Imperio. Pareciera que Don Carlos buscase abrir una brecha entre el Brasil y Urquiza, lo cual ya no era posible, dado que el convenio del 29 de mayo estaba en plena ejecuci贸n.

La cuesti贸n de la independencia del Paraguay, sostenida con tanto vigor por el presidente L贸pez, caus贸 preocupaci贸n en R铆o de Janeiro, como consecuencia de a misi贸n Molinas. Sobre el particular y apoyando la causa de la rep煤blica, Lamas escribi贸 una extensa carta a Herrera y Obes: 芦La conservaci贸n de la independencia del Paraguay 鈥 dec铆a al canciller uruguayo 鈥 es en el Brasil un punto de opini贸n verdaderamente nacional; no hay en 茅l la m铆nima discrepancia, y es, en esto, 煤nico entre todos los de pol铆tica exterior. 鈥 La administraci贸n que lo abandonase, perecer铆a. No pueden abandonarlo, no hay ni remota esperanza de que lo abandone. 鈥 No hay, pues, alianza posible con el Brasil ni para ahora, ni para despu茅s, atacando la independencia del Paraguay. 鈥 Y la alianza del Brasil bien sincera, bien durable, puede serle esencial al Gral. Urquiza. 鈥 Alcanzo bien que en el momento le sea posible evitar la cuesti贸n en alguna parte, desde que apruebe el modo en que su comisionado Molinas se dirigi贸 al gobierno nacional de la rep煤blica del Paraguay, y reserv谩ndose alegar, despu茅s, que se emple贸 ese t铆tulo, porque de otro modo no se pod铆an tener con 茅l las indispensables relaciones. La invitaci贸n en esos t茅rminos remover铆a la dificultad del d铆a, la aplazar铆a para una 茅poca m谩s remota; pero eso las traer铆a mayores para el porvenir, como siempre sucede con todo lo que no es sincero. 鈥 El reconocimiento franco de la independencia del Paraguay, lejos de ser perjudicial favorecer铆a, me parece, los bien entendidos intereses del Gral. Urquiza. Para negar la independencia del Paraguay, 鈥 independencia disputada por cerca de 30 a帽os, 鈥 necesitar铆a el Gral. Urquiza hacer suyos los fundamentos con que Rosas la ha negado. Y no es palpable que esos fundamentos destruyen la personalidad externa que ha reasumido y que hoy ejercita el estado de Entre R铆os?. 鈥 Si Entre R铆os, que nunca ha querido dejar de pertenecer a la Rep煤blica Argentina, 鈥 que hace parte de ella por pactos expresos, 鈥 tiene el derecho de ser considerado como un estado independiente, 鈥 si lo tuvo para reservarse su independencia y soberan铆a por el pacto de 4 de enero de 1831, 鈥 si lo tiene para ejercerlo hoy 鈥 si lo tiene para contratar por s铆 y para s铆 una alianza exterior por la que se hace garantizar su propia independencia y soberan铆a, c贸mo puede contestar la independencia del Paraguay, que desde 1811 no ha pertenecido un solo d铆a a la asociaci贸n argentina, 鈥 que ha declarado que no quer铆a pertenecerle?禄. Si Urquiza rompiese la alianza del Brasil y del Paraguay, renunciar铆a a la fuerza que esa alianza le dar铆a, a la moral que de la misma alianza le resultar铆a, y talvez a su triunfo, 芦que es la regeneraci贸n de su propia patria禄. Si triunfa, o emprender谩 una nueva guerra contra el Brasil y el Paraguay, 芦para reincorporar a 茅ste y continuar la pol铆tica de Rosas, o dejar谩 al Paraguay como est谩, enajen谩ndose as铆, sin provecho alguno, las ventajas que en la paz debe producirle la alianza con todos sus vecinos... 禄 Respecto al Paraguay, 鈥 agregaba Lamas 鈥 芦adem谩s de que el reconocimiento de su independencia es una ley de nuestro pa铆s, su conservaci贸n es un inter茅s palmado. 鈥 Esa nacionalidad impide el aumento de uno de nuestros grandes vecinos y puede concurrir, estrechada con nosotros, a mantener el equilibrio entre ellas y poner barrera a sus rec铆procas invasiones. 鈥 Sirve aun para m谩s, 鈥 pues incorporado el Paraguay a la Rep煤blica Argentina aumentar铆a los elementos de guerra y de desorganizaci贸n en ese vecino, el m谩s temible para nosotros, porque hemos hecho parte de su familia, estamos ligados a 茅l por muchos v铆nculos y su ejemplo es, por consiguiente, el que ejerce mayor influencia禄. No teme la ruptura de la alianza de 29 de mayo. Conf铆a en la habilidad de Herrera y Obes y en el patriotismo de Urquiza. La ruptura del pacto ser铆a en perjuicio de 茅ste, porque expulsado Oribe, el Brasil unido al Paraguay pudiendo aceptar la mediaci贸n brit谩nica, dejar铆a a Urquiza a merced de Rosas. El Brasil sostendr谩, 芦mediante el convenio, los derechos de Entre R铆os como hoy sostiene los de Paraguay. Quiere ambas alianzas de buena fe; pero en conflicto, elige y no puede dejar de elegir la del Paraguay禄. (27)

Lamas, que conoc铆a bien, tanto la pol铆tica brasile帽a como la del R铆o de la Plata, plante贸 en t茅rminos acertados y precisos la cuesti贸n de la independencia del Paraguay. Sus consideraciones estaban de acuerdo con la realidad internacional. La soberan铆a de la rep煤blica era un hecho incontestable, que no pod铆a desconocer Urquiza. El Brasil y el Uruguay la reconocieron con anterioridad. En cuanto al juicio de que la independencia del Paraguay servir铆a para mantener el equilibrio de estos pa铆ses coincid铆a con los estadistas del Imperio.

Pero lo m谩s importante de las declaraciones del diplom谩tico oriental estaba en la afirmaci贸n de que los hombres p煤blicos del Brasil ten铆an una opini贸n uniforme sobre la necesidad de mantener esa independencia.

Y Lamas sab铆a lo que dec铆a, dada su vinculaci贸n con la Corte de San Crist贸bal. Copia del interesante documento Paulino envi贸 despu茅s al presidente L贸pez.

Como se ve por la carta de Lamas, la correspondencia de Don Carlos con Paulino caus贸 indudable impresi贸n entre los aliados y el mismo Paulino no dej贸 de insistir ante el mandatario paraguayo con sus recomendaciones y puntos de vista. En R铆o de Janeiro se realizaron conferencias en las cuales se acord贸 formular la invitaci贸n al Paraguay para entrar en la alianza concertada en el convenio del 29 de mayo. En ellas Paulino dio las explicaciones del caso. Tambi茅n se cambiaron 芦notas secretas禄 entre el canciller imperial y el ministro del gobierno uruguayo 芦con motivo de la estra帽a comisi贸n Urquiza禄. (28)

Las explicaciones y novedades transmitidas por Paulino a L贸pez, en la carta del 19 de julio, 茅ste contest贸 el 5 de setiembre. Dec铆a el presidente que hab铆a tenido la satisfacci贸n de haber comunicado al ministro de negocios extranjeros que Bellegarde hab铆a hecho 芦una abertura confidencial a los comitentes de Molinas禄, la que no tuvo un resultado satisfactorio. Virasoro se neg贸 a formular la invitaci贸n de acuerdo con el art铆culo 23潞 del convenio, desentendi茅ndose de Urquiza. No es probable que procediese as铆 sin conocimiento de 茅ste, quien 芦a nombre de Virasoro禄 ratific贸 el acuerdo de Montevideo, con lo cual ambos cre铆an innecesaria la invitaci贸n al Paraguay, Bellegarde le comunic贸 sus ideas sobre esta invitaci贸n de conformidad con las notas del 19 de julio, recalc谩ndole la conveniencia de enviar un ministro paraguayo a Montevideo. 芦A mi modo de ver las cosas, 鈥 agregaba el presidente 鈥 no es llegada la oportunidad de un tal nombramiento. En lo que toca al Imperio brasile帽o, y a la Rep煤blica uruguaya, no tengo la m铆nima dificultad, por que han reconocido la Independencia nacional del Paraguay, y considero enlazados los intereses de los tres pa铆ses en la gran cuesti贸n de mantener el equilibrio pol铆tico, y territorial; pero no as铆 con el pretenso organizador, que en lo tocante al Paraguay, proclam贸 las propias m谩ximas de conquista, y pretensiones exorbitantes del Gobierno que quiere derrocar禄. Para Rosas el acto del reconocimiento de la independencia del Paraguay correspond铆a al congreso de los pueblos y Urquiza, 芦el insurgente de Entre R铆os禄, tuvo la 芦insolencia y desafuero禄 de pedir ocho mil hombres de infanter铆a, adem谩s de artiller铆a y escuadra, todo pagado por el gobierno paraguayo, con la promesa de presentar a ese congreso el m茅rito por el cual el Paraguay se haga acreedor por su cooperaci贸n, y servicios para la organizaci贸n de la Rep煤blica argentina. Y para hacer mas picante este loco insulto, se ha reservado la clasificaci贸n de los demandados servicios, para salir luego, con que no han sido prestantes禄. (29)

L贸pez no pod铆a refrenar su desconfianza contra Urquiza, su recelo era profundo y su mala voluntad para con el 芦insurgente de Entre R铆os禄 no ocultaba, usando con respecto a 茅ste t茅rminos fuertes, sin ning煤n cuidado protocolar o diplom谩tico. La misi贸n de Molinas hab铆a ofendido la susceptibilidad del presidente, sin que los actos posteriores de Urquiza y Virasoro hubiesen desvanecido aquel recelo. La dificultad no estaba en el Brasil ni el Uruguay, cuyos intereses se encontraban 芦enlazados禄 en la 芦gran cuesti贸n禄 del equilibrio del R铆o de la Plata. Esa dificultad estaba en el gobernador de Entre R铆os. Pero la famosa idea del equilibrio, tan frecuentemente proclamada por el Imperio, tampoco escapaba al criterio de Don Carlos.

En las condiciones apuntadas, no era posible ni conveniente al Paraguay 芦una adhesi贸n lisa y llana禄 a la invitaci贸n, ya fuese formulada por nota colectiva o separadamente. L贸pez deseaba saber, si cumplido el 煤nico fin de la alianza, la independencia del Uruguay, 芦Urquiza har谩 la campa帽a de la otra banda del Paran谩, 贸 quedar谩 谩 guardar su asa禄. Para el primer caso el Paraguay necesitaba ajustar un tratado expreso con Urquiza y sus aliados, y, para el segundo, las fuerzas de la rep煤blica no marchar铆an para estar con las armas al hombro, 芦en frontera agena禄, teniendo en cuenta la disposici贸n del art铆culo 14潞 del tratado. (30)

Rosas sab铆a que no podr铆a buscar a Urquiza, ni pensaba, por otro lado, hacerlo. En esa situaci贸n defensiva, L贸pez ignoraba si se producir铆a el casus foederis previsto en el articulo 15潞 del convenio. Si esto no ocurriese, 芦Urquiza no podr谩 arrojarse con sus bravatas a la banda de los pampas禄 y tendr谩 el tiempo necesario 芦para pensar en la rid铆cula arrogancia con que se ha dirigido al Gobierno paraguayo禄. (31)

El presidente no moderaba su lenguaje con respecto a Urquiza. El tono de su tratamiento no disminu铆a en violencia. Pareciera que en esa forma buscase convencer al ministro brasile帽o de la perfidia del gobernador de Entre R铆os, as铆 como aqu茅l insist铆a tambi茅n en convencer a Don Carlos del leal proceder de Urquiza.

L贸pez pas贸 despu茅s a responder a las recomendaciones y consideraciones de Paulino. 芦He le铆do, 鈥 dec铆a 鈥 con la atenci贸n que merecen, las reflexiones de V.E. muy particularmente la de que es indispensable que yo entre en el convenio de 29 de Mayo; y de que en el estado actual de cosas, aunque yo no accediere al convite, la alianza no podr铆a dejar de prevalecer. Puede creer V.E. que no he podido imaginar, que mi no adhesi贸n pueda ser un obst谩culo a esa alianza. Desde que el convenio del 25 de Diciembre no ha sido parte para que el Paraguay tuviera un conocimiento oportuno siquiera de las bases principales del de 29 de Mayo, es claro que la alianza de la Asunci贸n ha cedido a la de Montevideo, y que esta ha de prevalecer. 鈥 Las dos cuestiones de independencia del Paraguay, y navegaci贸n de los r铆os, proceden con la confederaci贸n argentina, y Urquiza para el caso de optar el Gobierno general, ya ha hecho su declaraci贸n al Paraguay. Se precisa, pues, la celebraci贸n de un tratado bien expl铆cito, y bastantemente garantido. 鈥 Me previene V.E. que si rehuso aceptar el convite, y entrar en la alianza de Montevideo, he de colocar en los mayores embarazos a los aliados de Urquiza, imposibilitandoles de abogar mi causa, y de exigir garant铆as para m铆. No crea V.E. que yo aspire a ning煤n disfrute gratuito de agenos sacrificios, y que guste de estar con los brazos cruzados, cuando los amigos trabajan en objetos de conveniencia internacional. No es m铆a la culpa de no haber tomado parte en esa alianza, y si convidado alguna vez, no pudi茅ramos avenirnos convenientemente, ser谩 por que el enemigo com煤n sabe encantar a los que quieren turbar sus planes eminentemente americanos, fraternales, desinteresados, y pac铆ficos禄. (32)

Este lenguaje era distinto al usado para con Urquiza. Si bien que el presidente se negaba a participar en la alianza, lo hac铆a en t茅rminos comedidos, no sin cierta iron铆a. Su decisi贸n se mantuvo firme, no obstante la atenci贸n que le merecieron las reflexiones de Paulino. Por primera vez Don Carlos manifestaba que sin embargo del tratado del 25 de diciembre, el Paraguay no tuvo siquiera conocimiento, en su oportunidad, de las bases principales del convenio del 29 de mayo, lo que sin duda influy贸 tambi茅n para adoptar la actitud que asumi贸. Berges asegur贸 en Montevideo que a esta circunstancia se debi贸 la resoluci贸n paraguaya. (33) Previendo esta consideraci贸n de L贸pez, Paulino se hab铆a adelantado a recomendar a Bellegarde que diese al presidente las explicaciones del caso por el hecho de no haber sido consultado antes de la conclusi贸n del convenio. (34) Don Carlos insisti贸 sobre la necesidad de un tratado expl铆cito con Urquiza con garant铆as suficientes, porque 茅ste se hab铆a pronunciado ya con relaci贸n al Paraguay y la cuesti贸n de la independencia y la libertad de navegaci贸n deb铆an negociarse con la Confederaci贸n Argentina. Como no hab铆a sido invitado a煤n, no pod铆a asegurar si podr铆a llegar a un acuerda con los aliados. La culpa, en todo caso, no ser铆a suya sino del 芦enemiga com煤n禄 que sab铆a encantar a los que quer铆an turbar sus planes. El 芦enemigo com煤n禄 era Rosas y lo 煤ltimo se refer铆a a Urquiza, que con la misi贸n Molinas provoc贸 la irritaci贸n de L贸pez, misi贸n que dej贸 en el esp铆ritu de 茅ste la certeza de las intenciones hostiles del gobernador de Entre R铆os, a lo que se debe agregar que el convenio del 29 de mayo no consign贸 una cl谩usula sobre la independencia del Paraguay de acuerdo con los puntos de vista del presidente. (35)

La actitud de Don Carlos preocup贸 indudablemente a los aliados, sobre todo al Brasil y al Uruguay, empe帽ados en derribar el poder de Rosas, y, de consiguiente, empe帽ados tambi茅n en no entorpecer la acci贸n de Urquiza. De ah铆 las reiteradas explicaciones de Paulino y las de Lamas. Este, en carta particular y reservada, se dirigi贸 al canciller imperial, abordando la cuesti贸n del Paraguay. El presidente L贸pez comprend铆a que las nacionalidades surgidas del antiguo virreinato ten铆an inter茅s en su conservaci贸n y en evitar que una de ellas aumentase su poder. Sin atender a motivos de simpat铆a, declaraba el diplom谩tico oriental: 芦la causa del Paraguay es una causa nuestra, porque es un inter茅s oriental de primer orden; que, fieles a ese inter茅s, estamos resueltos a contraer en el tratado, que hoy negociamos con el Brasil, la obligaci贸n de ayudarle a defender la independencia del Paraguay. Dejando de parte, como va dicho, todo motivo de simpat铆a (aunque nosotros la tenemos por el Paraguay) el Sr. Presidente L贸pez no puede dejar de contarnos como sus amigos muy sinceros, 鈥 m谩s, 鈥 como aliados naturales de su pa铆s en la sagrada causa de su independencia. 鈥 El Brasil est谩 en situaci贸n an谩loga a la nuestra. Tiene, pues, el Sr. L贸pez entre los negociadores del convenio del 29 de mayo, dos de los contratantes que har谩n siempre de la causa del Paraguay, su propia causa. 鈥 Sentado esto, resulta que, aunque Entre R铆os y Corrientes faltasen a la obligaci贸n que contraen de sostener la independencia del Paraguay, tendr铆a como aliados en su defensa al Brasil y al Estado Oriental. 鈥 Y eso s贸lo, imposibilita toda agresi贸n al Paraguay... Estudiando la cuesti贸n bajo ese aspecto, la esclarecida inteligencia del Sr. Presidente L贸pez, encontrar谩 que su llana adhesi贸n al convenio de 29 de mayo le produce resultados de inmensa transcendencia. Concurre a hacer infalible la ca铆da de Rosas, el enemigo declarado y fuerte. Concurriendo a la ca铆da de Rosas, concurre a que se debilite la acci贸n y el poder del gobierno argentino. Concurriendo a la ca铆da de Rosas, toma posici贸n 鈥 una posici贸n respetable en el gran movimiento que se opera 鈥 fortifica su independencia con un nuevo triunfo pol铆tico y militar, y da una consagraci贸n de sangre a su alianza con el Brasil y con el Estado Oriental禄. (36)

Lamas coincid铆a con Paulino en sus apreciaciones. Ya anteriormente hab铆a escrito a Herrera y Obes abogando por la causa del Paraguay. En la independencia de este Estado ten铆an inter茅s tanto el Brasil como el Uruguay. En una emergencia en que aqu茅lla fuese desconocida, la rep煤blica no se encontrar铆a sola. Al sostener la necesidad de la conservaci贸n de las nacionalidades desprendidas del virreinato del R铆o de la Plata y de evitar el engrandecimiento de una de ellas, tambi茅n daba consistencia al principio, tantas veces pregonado, del equilibrio. No estaba equivocado al afirmar que la adhesi贸n del Paraguay a la alianza le dar铆a importancia y peso con la siempre respetable 芦consagraci贸n de sangre禄.

En cuanto a la navegaci贸n del Paran谩, el diplom谩tico oriental, la encontraba garantida, una vez que el Paraguay acceda al convenio. Si se atacaba este derecho los aliados ten铆an el 芦deber clar铆simo禄 de defenderlo. Asimismo, respecto a la conservaci贸n del statu quo, no hab铆a duda. El convenio no prejuzgaba, no otorgaba ni negaba derechos, cada uno quedaba con lo que ten铆a. L贸pez al adherir al convenio pod铆a reservar los derechos que pretend铆a, para ventilarlo amigablemente despu茅s del triunfo de la alianza. Urquiza y Virasoro 芦cumplir谩n fielmente sus compromisos禄. El primero ten铆a 芦inter茅s en respetar la independencia del Paraguay禄 y en cuanto a la navegaci贸n del Paran谩 serv铆a con inteligencia el inter茅s de las provincias litorales. La nota del 23 de agosto, de invitaci贸n a la rep煤blica, constitu铆a un reconocimiento 芦expl铆cito de la independencia del Paraguay禄. Confiaba a ciegas en el presidente L贸pez, a cuyas eminentes cualidades rend铆a justicia, de que proceder铆a como los otros interesados en estas cuestiones.

Sin embargo, terminaba su extensa carta, expresando: 芦Hagamos lo que se puede. En nuestro caso no veo t茅rmino: o la adopci贸n del convenio del 29 de mayo, o el aislamiento, las disidencias, las enemistades tanto m谩s enconadas, cuando menos callemos. 鈥 V.E. comprende perfectamente la necesidad de que el Sr. Presidente L贸pez se resuelva sin tardanza. 鈥 Los sucesos marchaban feliz y apresuradamente; Rosas no puede resistir al movimiento y todo anuncia que los actuales aliados tienen fuerza sobrada para consumar su triunfo. Por poco m谩s que el se帽or L贸pez trepide, su resoluci贸n ser谩 tard铆a. 鈥 En la franqueza con que cultivo todas mis relaciones con V.E. no puedo ocultar que, algunas veces, me asalta la idea de que tal vez el Sr. L贸pez trepide en poner sus fuerzas fuera del Paraguay por el contacto con ideas y h谩bitos que juzgue peligroso. La disciplina y el r茅gimen de sus tropas pueden neutralizar ese contacto. La campa帽a que hicieron en Corrientes en 1846 demuestra que pueden resistirle... el Paraguay no puede tener vida exterior, ni vida comercial, sin ponerse en contacto con las ideas de los pueblos extra帽os, sobre todo, de los vecinos禄. (37)

Lamas se equivoc贸 en el procedimiento. Sus palabras, si bien expresadas con lenguaje diplom谩tico, no estaban exentas de cierta censura al presidente L贸pez, las que, teniendo en cuenta el temperamento de 茅ste, no podr铆an producir los efectos favorables que buscaba el representante oriental. Y para m谩s, en t茅rminos suficientemente claros daba e entender que la alianza no necesitaba de las tropas del Paraguay para triunfar, ya que ella ten铆a 芦fuerza sobrada禄 para terminar con Rosas. Es un tanto dif铆cil compaginar esto con el prop贸sito de que Don Carlos adhiera al convenio del 29 de mayo. Por otro lado, L贸pez no ingres贸 en la alianza por el temor de enviar su ej茅rcito al exterior, como cre铆a Lamas, sino por las razones que hemos probado en este cap铆tulo. Despu茅s de contestar la invitaci贸n colectiva del 23 de agosto, se organiz贸 芦un ej茅rcito expedicionario de las tres armas, que, con el general Francisco Solano L贸pez a la cabeza, en Paso de la Patria esper贸 贸rdenes para incorporarse a las fuerzas del general Urquiza una vez cumplidos los objetivos de la misi贸n Berges禄. (38) Por otra parte, el presidente L贸pez manifest贸 a Derqui que estaba 芦dispuesto a organizar un cuerpo de reserva pronto a acudir en caso de contraste en la campa帽a de Buenos Aires禄. (39) Si Don Carlos tuviese la idea que le asaltaba a Lamas no habr铆a tomado estas 煤ltimas resoluciones.

Lamas envi贸 copia de su carta a Herrera y Obes, expres谩ndole que despu茅s de lo publicado por L贸pez en los n煤meros 103, 104, 105, 106 y 107 de El Paraguayo Independiente, comprendieron que 芦era necesario hacerle o铆r algunas verdades, que nadie le ha dicho a煤n; hacerle o铆r que sus publicaciones hacen el efecto contrario del que se propone y supone; que, aunque su independencia es un inter茅s brasile帽o y oriental, podr铆a llegar el caso de que lo dej谩semos solo para que se entienda como pudiese ya que no quiere ahora entenderse como debe, etc. Cre铆amos que era necesario, sobre todo, quitarle la ilusi贸n de que sin 茅l no podemos con Rosas... Quiere y no quiere al mismo tiempo; y as铆 lo enreda todo y se enoja y grita contra el g茅nero humano. 鈥 Como en su inconmensurable amor propio esto podr铆a ofenderle, ve铆amos que no conven铆a que el Sr. Paulino ni Castro, a quienes trata con tanta consideraci贸n, le hicieran la pretendida ofensa, aunque el Sr. Paulino, si no hab铆a otro remedio, ir铆a a Roma por todo. 鈥 Pensando sobre ello, me ocurri贸 que una carta particular m铆a al Sr. Paulino y remetida por 茅ste, podr铆a llenar el objeto; 驴qu茅 me importaba a mi que L贸pez se enojase personalmente conmigo?禄. (40) Paulino tambi茅n escribi贸, en la misma fecha, a Don Carlos. Recibi贸 la carta de 茅ste del 22 de julio. Por lo que le hab铆a expuesto en su comunicaci贸n del 19 del mes citado, y, en virtud de la invitaci贸n colectiva de los gobiernos del Brasil, del Uruguay y de Entre R铆os, ten铆a esperanza de que el presidente hubiese accedido al convenio del 29 de mayo. 芦V.E. juzgaba probable 鈥 agregaba el canciller brasile帽o 鈥 que no fuese invitado al menos por parte de Urquiza禄. Sin embargo a estas horas habr谩 sido ya invitado por el Brasil, el Uruguay y por el propio hijo de Urquiza, en su car谩cter de encargado de negocios de Entre R铆os y Corrientes. 芦La nota colectiva (y no otra cosa podr铆a ser) menciona a V.E. como Presidente de la Rep煤blica del Paraguay y ser谩 dirigida a su Ministro de Relaciones exteriores.

Ese documento solemne es ya el reconocimiento de la Rep煤blica del Paraguay; la adhesi贸n de V.E., lo completa por parte de Entre R铆os y Corrientes. 鈥 Nadie dir谩 que hay en todo esto alguna cosa que no sea muy digna y muy airosa para V.E. 鈥 Aquellos por cuyas proposiciones V.E. se juzga ofendido son los propios que ahora le invitan como jefe de una Naci贸n independiente. No es V.E. el que vuelve atr谩s y cede. 鈥 La pol铆tica y las vistas del Gobierno Imperial fueron completamente adoptadas por el Gobierno Oriental, por Urquiza y Virasoro. Tenga V.E. confianza en el Brasil que le ha de ser leal, no s贸lo por deber sino tambi茅n porque V.E. es su aliado natural, para contrabalancear la influencia argentina cuando 茅sta conciba o pretenda llevar a efecto planes ambiciosos para engrandecerse a costa de sus vecinos. 鈥 Garz贸n est谩 con nuestras ideas. Y si fuese llevado a la Presidencia del Estado Oriental, como es casi cierto, mucho le ha de convenir la Independencia del Paraguay. El Ministro Oriental (Lamas) comparte completamente las ideas del Gobierno Imperial, como V.E. ver谩 en el despacho, cuya copia acompa帽o, que envi贸 a su Gobierno, el cual le respondi贸 que estaba enteramente de acuerdo. 鈥 Remito a V.E. esa copia muy reservadamente y en confianza, solamente para que V.E. la vea. Su comunicaci贸n y publicaci贸n me comprometer铆a mucho, porque me ha sido dada en confianza. No debo tener reservas con V.E. Es el 煤nico medio por el cual puedo corresponder a la amistad y confianza que V.E. me ha dispensado禄. (41)

Cuando Paulino escribi贸 esta carta, la invitaci贸n colectiva al Paraguay no hab铆a llegado a煤n a Asunci贸n, de consiguiente la aceptaci贸n del presidente L贸pez no se hab铆a producido, tal como esperaba el ministro brasile帽o. Las explicaciones dadas por 茅ste eran claras, precisas y adem谩s satisfactorias. No podr铆a dudarse del Imperio, con cuya pol铆tica estaban de acuerdo sus aliados. Su lealtad con el Paraguay respond铆a a un doble circunstancia. En primer t茅rmino era un deber del Brasil y, en segundo lugar, la asistencia al Paraguay era necesaria para contrarrestar las tendencias de expansi贸n de la Confederaci贸n Argentina 芦a costa de sus vecinos禄, es decir, pare mantener el equilibrio del R铆o de la Plata, equilibrio al cual ya se refiri贸 Paulino en una comunicaci贸n a Bellegarde y del que habl贸 tambi茅n Lamas a Herrera y Obes, en su carta del 22 de julio, cuya copia remit铆a el canciller imperial al presidente L贸pez.

芦El reconocimiento de la Independencia del Paraguay 鈥 prosegu铆a el ministro de negocios extranjeros 鈥 es en efecto una condici贸n sine qua non. Urquiza y Virasoro no lo ponen m谩s en duda. Perm铆tame por tanto V.E., que con el mayor respeto yo observe que la condici贸n de que la alianza no depondr谩 las armes sin que la Confederaci贸n Argentina reconozca al Paraguay puede traer serias dificultades. Si se entiende ah铆 por Confederaci贸n a Rosas y las Provincias que se conservan sumisas, tiene que provenir de semejante condici贸n, as铆 concebida, graves dificultades. Como no es posible continuar siempre en armas, ser铆a preciso que los aliados marchasen sobre Buenos Aires y sobre las otras Provincias para obligarlas a reconocer la Independencia del Paraguay, esto es, tomar la ofensiva s贸lo para ese fin. Ahora, ninguna Naci贸n debe hacer la guerra a otra solamente para obligarla a reconocer禄. (42)

La declaraci贸n categ贸rica de que el reconocimiento de la independencia del Paraguay era una condici贸n sine qua non, ten铆a indudable importancia y estaba de acuerdo con la pol铆tica tradicional brasile帽a y la aspiraci贸n de la rep煤blica. No era menos importante la de que Urquiza y Virasoro no pon铆an en duda ese reconocimiento. Pero Paulino no concordaba con la exigencia del presidente L贸pez de que la alianza continuase hasta que el mismo reconocimiento se hiciese efectivo por la Confederaci贸n Argentina.

El ministro brasile帽o inform贸 adem谩s a Don Carlos que el ej茅rcito imperial ya hab铆a entrado en territorio oriental para reunirse con las tropas de Urquiza y Garz贸n y destruir a Oribe. Otra raz贸n para que el Paraguay accediese al convenio era de que 茅ste afianzaba la integridad de los territorios de los aliados, vale decir, el statu quo existente. En los arreglos definitivos, de los cuales se dar谩 conocimiento al presidente, se estipular谩n garant铆as para la navegaci贸n del Paran谩, concedida a las partes contratantes, lo que constitu铆a una raz贸n m谩s para la adhesi贸n del Paraguay, a fin de gozar de esas ventajas. (43)

Paulino terminaba reiterando a L贸pez: 芦Vuelvo a pedir encarecidamente a V.E. que no se a铆sle, que acceda al Convenio y que nos habilite as铆 para continuar tomando como nuestra, como hemos hecho hasta hoy, la causa de V.E. Ah! si pudi茅semos comunicarnos con rapidez todas las dificultades que se han presentado, estar铆an hace tiempo allanadas禄. (44)

En la misma fecha el canciller imperial escribi贸 tambi茅n a Bellegarde. Igualmente dec铆a a 茅ste que L贸pez ya habr铆a accedido al convenio, que las condiciones exigidas por Don Carlos s贸lo causar铆an dificultades. 芦Hallo notable 鈥 agregaba 鈥 la queja del Presidente: Fue olvidada la cuesti贸n de la Independencia en el Convenio. 鈥 Primeramente 茅l no tenia en Montevideo quien tuviese poderes para tratar por 茅l y se obligase. Urquiza con raz贸n no se hab铆a de prestar a concederle lo que 茅l m谩s quiere, el reconocimiento de la Independencia y la navegaci贸n de los r铆os, sin que L贸pez se comprometiese a sufrir tambi茅n el peso de la alianza. Se le dej贸 la puerta abierta, oblig谩ndose tambi茅n a sufrir su parte en las incomodidades. Lo contrario ser铆a gran ineptitud禄. No era posible pedir a L贸pez que enviase un plenipotenciario. Sus dudas causar铆an 芦gran demora e inacci贸n que ser铆an fatales禄. Todo el movimiento se paralizar铆a y Rosas tendr铆a tiempo para prepararse 芦L贸pez no ve y no cuida sino lo que le es peculiar; parece no dar mayor importancia al gran movimiento que es preciso dirigir y acelerar para bien de todos nosotros. Fue por todo eso que cerramos el convenio sin el Paraguay y que desistimos de algunas dudas que ten铆amos sobre 茅l, dejando al Paraguay la puerta abierta para aprovecharse con su adhesi贸n de todas las ventajas que asegura a los contratantes. Quien todo lo quiere, todo lo pierde, dice un proverbio espa帽ol y ser谩 bueno que V.S. lo recuerde a L贸pez. Ya no es muy temprano para entrar en el Convenio. Si continuaren sus vacilaciones ha de resolverse tarde. Recu茅rdele las distancias, la dificultad y demora de las comunicaciones y el tiempo irreparable que se va consumiendo. 鈥 No era tampoco posible, por las razones que di m谩s arriba, sujetar el Convenio al Presidente L贸pez para examinarlo y discutirlo, antes que el Brasil lo ratificase. Urquiza se hab铆a pronunciado el 1潞 de mayo, en virtud del Convenio. Era indispensable que el movimiento siguiese adelante con rapidez. Las demoras y vacilaciones podr铆an dar lugar a una reacci贸n. Explique todo esto a L贸pez禄. (45)

Si bien Paulino encontr贸 notable la queja del presidente L贸pez sobre el olvido de la cuesti贸n de la independencia del Paraguay en el convenio del 29 de mayo, reiter贸 sus explicaciones relativas a las causas por les cuales la rep煤blica no pudo intervenir en la conclusi贸n de ese acuerdo. Su lenguaje no dejaba de ser fuerte y Bellegarde tendr铆a que usar mucha habilidad para cumplir las recomendaciones de su canciller y no provocar otros disgustos a Don Carlos. Pero, sea de esto lo que fuese, las explicaciones eran necesarias y as铆 lo entendi贸 Paulino al formularlas de nuevo y de esta vez por intermedio de Bellegarde. Don Carlos, sin embargo, no se dio por satisfecho.

El ministro de negocios extranjeros declar贸 seguidamente: 芦No es exacto lo que V.E. dice en su oficio y observ贸 a L贸pez, a saber, que si 茅l no accediese el Brasil tendr铆a que combatir solo. El Brasil va a combatir auxiliado por el Estado Oriental, Urquiza y Virasoro. Diga esto mismo a L贸pez. 鈥 D铆gale tambi茅n que el Gobierno Imperial no aprob贸 la proposici贸n que V.S. le hizo ahora (despu茅s del Convenio) para que 茅l pusiese cuatro mil hombres a disposici贸n del mismo Gobierno. Para destruir a Oribe no precisamos de esos cuatro mil hombres, que por lo dem谩s vendr铆an muy tarde. Esa exigencia adem谩s de in煤til ahora solamente puede contribuir para colocar a L贸pez en mayores incertidumbres. El que acceda al Convenio y en adelante de los auxilios que le fueren pedidos de conformidad con la alianza禄. (46)

Pero Paulino fue mucho mas en茅rgico y categ贸rico en otra comunicaci贸n de la misma fecha tambi茅n dirigida a Bellegarde, en respuesta a otra de 茅ste del 31 de julio. Dec铆a al encargado de negocios en Asunci贸n: 芦Nunca vi tantas dudas, tanta susceptibilidad y tantas desconfianzas. Si a pesar de ser invitado de parte del mismo Urquiza y Virasoro y de reconocer 茅stos la independencia del Paraguay, el Presidente se niega a acceder al Convenio, queriendo que todos le cedan sin ceder 茅l nada, lo dejaremos solo, en el aislamiento que tanto guste y sin 茅l nos arreglaremos, quedando nuestra alianza restrictivamente reducida a los casos del Tratado del 25 de diciembre que es bien poco. No seremos nosotros los que perderemos. D茅 a entender eso al Presidente禄. Le recomienda que lea la carta que escrib铆a a Lopez y que combata a 茅ste 芦sus razones en contrario禄. (47)

Ante la tenaz actitud del presidente L贸pez, Paulino estaba resuelto a prescindir del Paraguay. Estas eran las verdades que Lamas consideraba necesarias darlas a conocer a Don Carlos para sacarle la ilusi贸n de que 芦sin 茅l禄 los aliados no pod铆an con Rosas. El canciller imperial ven铆a a dar la raz贸n a L贸pez en el sentido de que el tratado del 25 de diciembre de 1850, entre el Paraguay y el Brasil, cedi贸 al convenio del 29 de mayo. Los acontecimientos superaron a las condiciones de la alianza pactada en Asunci贸n.

Por su parte el mandatario paraguayo escribi贸 confidencialmente a Manuel Moreira de Castro, el 24 de setiembre de 1851, dando sus impresiones sobre la alianza. 芦Rosas 鈥 dec铆a 鈥 es quien puede ganar tiempo y Urquiza debe llevar cuenta de esto... Considero postergada, y de ning煤n efecto para en adelante, la Convencion del 25 de diciembre por la marcha que ha tomado el Brasil en la Banda Oriental, por su concierto con Urquiza, y sin ninguna inteligencia con el Paraguay禄. (48)

L贸pez confirmaba, una vez m谩s, su falta de confianza en Urquiza. Su profundo recelo no le permiti贸 apreciar en su verdadera amplitud el vasto movimiento que se ven铆a desarrollando contra el dictador de Buenos Aires. Nuevamente dej贸 constancia de que el Paraguay no hab铆a tenido participaci贸n en el acuerdo del Brasil con Urquiza y que el tratado del 25 de diciembre perd铆a vigencia ante los sucesos del R铆o de la Plata. Esto 煤ltimo era evidente y el juicio del presidente coincid铆a en el fondo con el de Paulino, de acuerdo con la comunicaci贸n de 茅ste anteriormente citada. A Don Carlos no dej贸 de disgustarle la prescindencia del Paraguay en el convenio del 29 de mayo, no obstante las reiteradas explicaciones y seguridades expresadas por Paulino. Al mencionar este hecho en su correspondencia con el mismo Paulino y Moreira de Castro su lenguaje era moderado, seguramente por la consideraci贸n que ambos le merec铆an y acaso por su convicci贸n 铆ntima de que Urquiza 鈥 a quien daba un tratamiento tan severo 鈥 hubiese influido en el sentido indicado.

El 12 de octubre de 1851, Andr茅s Lamas firm贸 con Honorio Hermeto Carneiro Le茫o y Antonio Paulino Limpo de Abreu un tratado de alianza perpetua con el fin de sustentar la independencia del Uruguay y del Brasil contra cualquier dominaci贸n extranjera. (49) Los 芦Estados Argentinos禄 y el Paraguay ser谩n invitados a formar parte de la alianza. (50) El articulo XVI establec铆a: 芦Habi茅ndose comprometido el gobierno de la Rep煤blica del Paraguay a cooperar con el de Su Majestad el Emperador del Brasil en mantener la independencia de la Rep煤blica Oriental del Uruguay e interesando la independencia del Paraguay al equilibrio y seguridad de los Estados vecinos, el gobierno de la Rep煤blica Oriental del Uruguay se obliga, sin perjuicio del resultado de la invitaci贸n que trata el art铆culo antecedente, a cooperar tambi茅n por su parte, conjuntamente con el Imperio del Brasil, para la conservaci贸n y defensa de la independencia de la Rep煤blica del Paraguay. (51)

El Imperio no descuidaba el famoso equilibrio del R铆o de la Plata y en funci贸n de este principio negociaba separadamente con sus vecinos, que consideraba en peligro de caer bajo la hegemon铆a pol铆tica de le Confederaci贸n Argentina. De ah铆 tambi茅n la disposici贸n del articulo d茅cimo cuarto del tratado de alianza firmado en Asunci贸n el 25 de diciembre de 1850, que por su parte igualmente establec铆a: 芦El Presidente de la Rep煤blica del Paraguay se obliga a tanto cuanto le permitieren la posici贸n y circunstancias de la misma Rep煤blica, coadyuvar a S.M. el Emperador del Brasil en el empe帽o de mantener la Independencia de la Banda Oriental del Uruguay acord谩ndose las altas partes contratantes, oportunamente, sobre los medios de hacer efectiva esa coadyuvaci贸n禄. (52) La base del equilibrio de los Estados del R铆o de la Plata era la independencia del Paraguay y Uruguay, que el Imperio estaba resuelto a sustentar como un medio de defender su propia estabilidad y seguridad.

El 14 de octubre lleg贸 por fin a Asunci贸n la invitaci贸n colectiva de los aliados, anunciada por Paulino, dirigida al 芦Ministro de Relaciones Esteriores de la Rep煤blica del Paraguay禄, suscrita por Manuel Herrera y Obes, Rodrigo de Souza da Silva Pontes y Di贸genes Urquiza, los dos primeros en representaci贸n del Uruguay y del Brasil, respectiva mente, firmantes tambi茅n del convenio del 29 de mayo, y el 煤ltimo, hijo de Urquiza, en el car谩cter de encargado de negocios de Entre R铆os y Corrientes. Con la nota remit铆an copia del acuerdo de alianza aludido para ser sometido a la consideraci贸n de 芦Su Excelencia el Sr. Presidente de la Rep煤blica del Paraguay禄, a los efectos del articulo 23潞, que dispon铆a la invitaci贸n formulada. 芦La menci贸n especial 鈥 dec铆an 鈥 que han hecho los Gobiernos contratantes de la Rep煤blica del Paraguay y el ah铆nco con que se apresuran a dar cumplimiento a la estipulaci贸n que le concierne creen los infrascriptos que son inequ铆vocas pruebas del acertado aprecio que hacen sus Gobiernos de la importancia de la Rep煤blica del Paraguay en el equilibrio y futuros destinos de los Estados del Plata; y como a esta observaci贸n se unen consideraciones de las m谩s grave importancia sobre las ventajas que reportar谩n los intereses leg铆timos de la Rep煤blica del Paraguay desde que su ilustrado y sabio Gobierno acepte la invitaci贸n que tan cordialmente se le hace los abajo firmados abrigan la confianza de que la contestaci贸n a esta nota, ser谩 tan favorable a las desinteresadas y amistosas miras de sus Gobiernos como a los sentimientos personales de los abajo firmados por la prosperidad de la Rep煤blica del Paraguay y la gloria de su ilustre jefe禄. Terminaban sometiendo al ilustrado juicio del presidente la apreciaci贸n de las dem谩s conveniencias que resultaban para el Paraguay del convenio del 29 de mayo y especialmente las emergentes de los art铆culos 17潞 y 18潞, que se refer铆an, respectivamente, a que los aliados se afianzaban mutuamente su respectiva independencia e integridad territorial, y a que los gobiernos de Entre R铆os y Corrientes permitir谩n a los mismos aliados la libre navegaci贸n del r铆o Paran谩, en la parte que son ribere帽os. (53)

La comunicaci贸n estaba fechada el 23 de agosto y fue entregada, por lo tanto, casi tres meses despu茅s, habi茅ndose firmado el convenio el 29 de mayo. En esas condiciones no pod铆a hablarse del 芦ahinco禄 con que se apresuraban a dar cumplimiento las partes contratantes a las estipulaciones del acuerdo cuando ya el desenlace de los sucesos se hab铆a consumado en el Uruguay, lo que a煤n se ignoraba en Asunci贸n. No obstante, la invitaci贸n fue bien recibida por el gobierno, que sin mayores dilaciones la contest贸 favorablemente. El 25 de octubre, Benito Varela respondi贸 a los aliados comunicando la adhesi贸n del gobierno paraguayo a la alianza, previo dictamen del Consejo de Estado, con dos adiciones que de ninguna manera alteraban las disposiciones de los art铆culos pertinentes. (54)

Las adiciones eran a los art铆culos 8潞 y 15潞. La primera dec铆a textualmente: 芦No pudiendo llevar el Ej茅rcito nacional la movilidad necesaria para hacer la campa帽a en la Rep煤blica Oriental del Uruguay, 贸 adonde requieran los sucesos, la del Paraguay concurrir谩 con sus fuerzas a los fines del referido convenio de alianza ofensiva y defensiva en cuanto pueda contar con la movilidad que por su justo precio le puedan proporcionar los gobiernos aliados禄. Y segunda: 芦Si en virtud de lo estipulado en este art铆culo llegare el caso de marchar los ej茅rcitos aliados, para la derecha del Paran谩, ninguno de los aliados podr谩 separarse de la alianza com煤n antes de obtener el reconocimiento de la Independencia, y el arreglo definitivo de navegaci贸n y limite de la Rep煤blica del Paraguay por el Gobierno General dela Confederaci贸n Argentina, conforme el Paraguay se obliga a no separarse dela liga actual mientras no se haya obtenido la Independencia real, y efectiva dela Rep煤blica Oriental del Uruguay, segun se halla estipulado por el art铆culo 22潞 del convenio referido禄. (55)

El Paraguay no se negaba a participar de la alianza, pero buscaba tambi茅n su seguridad. No confiaba en la Confederaci贸n Argentina. De ah铆 la proposici贸n de que fuese una obligaci贸n de la alianza alcanzar el reconocimiento de su independencia antes de la separaci贸n de las partes contratantes. Era claro el pensamiento del presidente L贸pez. Su recelo radicaba en Urquiza, que podr铆a suceder a Rosas, como ocurri贸. Con relaci贸n al Brasil y al Uruguay no exist铆a problema, ya que ambos pa铆ses hab铆an reconocido la soberan铆a de la rep煤blica.

El Paraguayo Independienteal comentar la adhesi贸n del gobierno expresaba que estaba de acuerdo con el compromiso contra铆do en el tratado del 25 de diciembre de mantener la independencia del Uruguay, con los grandes intereses nacionales, 芦desconocidos y hostilizados por el intratable gobernador de Buenos Aires D. Juan Manuel Rosas禄 y con la pol铆tica adoptada por la rep煤blica de aliarse contra aquel 芦funesto vecino禄. No hubo demora de parte del Paraguay, la invitaci贸n se recibi贸 el 14, siendo contestada en el d铆a. La administraci贸n nacional se aprestaba a cooperar con los esfuerzos de los aliados y no economizar谩 medios para hacer efectiva esa colaboraci贸n en el 芦nombre y grandioso empe帽o禄 de la alianza que acababa de aceptar. En consecuencia he designado un encargado de negocios en Montevideo. (56) 芦Aceptamos la invitaci贸n con entusiasmo禄, anotaba el mismo peri贸dico posteriormente. (57)

En la provincia de Corrientes tampoco era plena la confianza con relaci贸n a Buenos Aires. Sus hombres p煤blicos tambi茅n buscaron la adhesi贸n del Paraguay al movimiento general contra Rosas, sin descartar la posibilidad de la formaci贸n de un Estado independiente sino se lograse las grandes aspiraciones consagradas en el convenio del 29 de mayo. Juan Pujol, ministro influyente del gobierno de Virasoro, y Santiago Derqui, asesor del mismo gobierno y auditor general de guerra, mantuvieron correspondencia con Bellegarde, el presidente L贸pez y su hijo el general Francisco Solano. Pujol hab铆a tenido una conferencia con el agente brasile帽o. De acuerdo con los conceptos vertidos en esa entrevista, manifest贸 a Bellegarde que la libre navegaci贸n de los r铆os deb铆a ser la consecuencia precisa y el resultado l贸gico del movimiento. Y agregaba, que la 芦pol铆tica usurpadora del gabinete de Buenos Aires produjo el agravio y luego la segregaci贸n de la Provincia Oriental y Peruana que ahora constituyen nacionalidades distintas de la Argentina, sin mengua del honor; y ese mismo plan constituir谩 m谩s tarde, de las dem谩s provincias argentinas, otras y otras nacionalidades, porque sucesivamente las obligar谩 a ello el derecho de propia conservaci贸n y el inter茅s vital de darse un porvenir definido禄. (58)

Por su parte, Derqui dec铆a a Pujol que era conveniente levantar al Paraguay una punta del velo que cubr铆a el porvenir para 芦hacerle entrever, no m谩s que como una cosa probable, en el orden de los acontecimientos, la independencia absoluta de estas provincias, formando un estado soberano禄. (59) Y a Bellegarde escrib铆a sobre la misma cuesti贸n; Corrientes y Entre R铆os que hab铆an renunciado al pacto del 4 de enero de 1831, 芦no entrar谩n en otro nuevo sino es bajo las condiciones de la libre navegaci贸n de sus r铆os, de su soberan铆a en el orden interno de ellas, y de la subsistencia de los pactos que hubieren celebrado en garant铆a de esas mismas condiciones禄. Para alcanzar estas aspiraciones fundamentales, de inter茅s com煤n para el Paraguay, necesitaban de la cooperaci贸n de la rep煤blica. (60) Hasta se pens贸 publicarlas, como condici贸n sine qua non de las aludidas provincias para formar parte de la Confederaci贸n Argentina. 芦Era hablar con la franqueza necesaria 鈥 comenta un historiador correntino 鈥 en los instantes de prueba decisiva禄. (61)


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXIX

l. A.H.I. Correspondencia Reservada e Confidencial..., cit., Paulino a L贸pez. Anexo al Reservado n潞 5 a Bellegarde. Copia conformada por Joaquim Maria Nascentes d鈥橝zambuja.

2. Carta cit.

3. Carta cit.

4. A.H.I. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Reservado n潞 5. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 13 de junio de 1851. Borrador. Copia firmada en Correspondencia Reservada e..., cit.

5. Nota cit.

6. A.H.I. Correspondencia Reservada e..., cit. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 16 de junio de 1851. Copia conformada por Azambuja.

7. Carta cit. La carta menciona los art铆culos 25, 19, 17 y 20, que en el texto definitivo quedaron en los n煤meros 23, 17, 15 y 18.

8. Carta cit.

9. Carta cit.

10. Carta cit.

11. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit., p谩g. 9. Herrera y Obes a Garz贸n. Montevideo, 14 de julio de 1851.

12. A.H.I. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Reservado n潞 9. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 16 de junio de 1851. Borrador. Copia firmada en Correspondencia Reservada e Confidencial..., cit.

13. Ib. Correspondencia Particular Reservada e Confidencial do Conselheiro P.J.S. de S. de 1850 a 1853. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 20 de julio de 1851. Copia firmada.

14. Ib. Ib. Ib. Paulino a Bellegarde. R铆o Je Janeiro, 20 de julio de 1851. Copia firmada.

15. A.H.I. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Reservado n潞 11. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 20 de julio de l851. Borrador.

16. A.H.I. Despachos Reservados e Confidenciais de 1849 a 1852. Copia en nuestro poder por gentileza de Jos茅 Antonio Soares de Souza.

17. El documento dice art铆culo 25.

18. Carta cit.

Soares de Souza. Honorio Hermeto no R铆o da Prata, cit., p谩g. 45.

19. Carta cit.

20. A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 22 de julio de 1851. Original.

21. El original dice 芦art. 17潞禄.

22. El original dice 芦art铆culo 25潞禄.

23. Carta cit.

24. Carta cit.

25. Carta cit. El subrayado es del original.

26. Carta cit. Sobre los recelos de Don Carlos, Bonastre escribe: 芦Indudablemente a don Carlos Antonio L贸pez, la figura del jefe de la coalici贸n no le inspiraba simpat铆as desde que, como campe贸n del rosismo, luch贸 en 1846 contra el Ej茅rcito Pacificador compuesto de correntinos 芒 paraguayos禄 Ob. cit., p谩g. 56.

27. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit. Lamas a Herrera y Obes. R铆o de Janeiro, 22 de julio de 1851, p谩gs. 11 a 14.

28. A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 5 de setiembre de 1851. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder. La invitaci贸n colectiva al Paraguay fue suscrita el 23 de agosto, siendo remitida posteriormente.

29. Carta cit. Los subrayados son del original.

30. Carta cit. Por este art铆culo que en la carta figura como 16潞, una vez obtenido el restablecimiento de la autoridad del Estado Oriental y la pacificaci贸n de todo su territorio, las fuerzas aliadas 芦volver谩n a pasar a sus respectivas fronteras, y permanecer谩n all铆 estacionadas禄 hasta la elecci贸n del presidente de la rep煤blica.

31. Carta cit. El original dice articulo 17潞.

32. Carta cit. El subrayado es del original. Soares de Souza, ob. cit., p谩gs. 46 y 47.

33. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit. Herrera y Obes a Lamas. Montevideo, 5 de diciembre de 1851, p谩g. 97.

34. Comunicaci贸n de Paulino a Bellegarde, del 20 de julio de 1851, anterior mente cit.

35. Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 47.

36. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit. Lamas a Paulino. R铆o de Janeiro, 17 de setiembre de 1851, p谩gs. 55 a 60. Los subrayados son del texto.

37. Carta cit. Copia de este documento Paulino remiti贸 a L贸pez, pero suprimiendo el p谩rrafo en que Lamas dec铆a que podr铆a ser comunicado al presidente paraguayo.

38. Efra铆m Cardozo. Paraguay Independiente. Barcelona, Madrid, Buenos Aires, M茅xico, R铆o de Janeiro. 1849, p谩g. 118

39. Ib. Ib. Ib., p谩g. 120.

40. Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit. Lamas a Herrera y Obes. R铆o de Janeiro, 18 de setiembre de 1851, p谩gs. 54 y 55. Los subrayados son del texto.

41. A.H.I. Correspondencia Reservada e Confidencial do Governo Imperial em 1851 e 1852. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 18 de setiembre de 1851. Copia conformada por Joaquim Maria Nascentes d鈥橝zambuja.

42. Carta cit. El subrayado es nuestro.

43. Carta cit.

44. Carta cit.

45. A.H.I. Correspondencia Reservada e Confidencial do Governo Imperial em 1851 e 1852. Paulino a Bellegarde. Reservado n潞 17. R铆o de Janeiro, 18 de setiembre de 1851. Copia firmada.

46. Nota cit.

47. A.H.I. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 18 de setiembre de 185l. Borrador. Tambi茅n en Correspondencia Particular e Confidencial do Cons. P.J.S. de Souza de 1850 a 1853.

48. Chaves. El Presidente L贸pez, cit. p谩gs. 162 y 343.

49. Art. I.

50. Arts. XIV y XV.

51. Pereira Pinto, ob. cit., p谩gs. 260 y 265. El mismo 12 de octubre se subscribieron cuatro tratados m谩s entre el Brasil y el Uruguay.

52. P茅rez Uribe y Lugo. Colecci贸n de Tratados, cit., p谩g. 334.

53. El Paraguayo Independiente n潞 113.

54. Ib. Ib. Ib.

55. A.H.I. Copia de estas ediciones remiti贸 a Paulino el presidente L贸pez, con la carta del 29 de octubre de 1851.

56. El Paraguayo Independiente n潞 109. No obstante la afirmaci贸n del peri贸dico, la respuesta de Varela a la invitaci贸n colectiva est谩 fechada el 25 de octubre, como se ha visto.

Bellegarde comunic贸 a Paulino la adhesi贸n del Paraguay y la credencial dada al agente nombrado para el Uruguay, el 24 de octubre, en oficio reservado n潞 23. El ministro contest贸 esta comunicaci贸n juntamente con la del 25 de noviembre, n煤mero 26, referente a la misi贸n de Honorio Hermeto, el 18 de enero de 1852, en el Reservado n潞 2. 芦Quedo enterado de sus contenidos 鈥 dec铆a 鈥 y mucho placer tuve con la noticia que me da de las mejores disposiciones que hoy muestra el Presidente de seguir la marcha trazada por nuestra pol铆tica禄. A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Borrador. Copia firmada en Correspondencia Reservada e Confidencial do Govierno Imperial em 1851 e 1852.

57. El Paraguayo Independiente n潞 110.

58. Juan Pujol. Archivo publicado por J. N. Pujol Vedoya, Buenos Aires, 1911, tomo I, p谩g. 159. Carta del 20 de agosto 1851.

Hern谩n F茅lix G贸mez. Vida p煤blica del Dr. Juan Pujol. Buenos Aires, 1920, p谩gs. 153 y 154.

Cardozo, ob. cit., p谩g. 117.

59. Carta del 10 de octubre de 1851.

Pujol, ob. cit., tomo I, p谩gs. 165 a 168. G贸mez, ob. cit., p谩g. 155.

Cardozo, ob. cit., p谩g. 117.

60. Carta del 15 de octubre de 1851.

Pujol, ob. cit., p谩gs 168 a 170.

G贸mez, ob. cit., p谩g. 155. Cardozo, ob. cit., p谩g. 117.

61. Pujol. ob. cit., p谩g. 171. Carta de Derqui a Pujol.

G贸mez, ob. cit., p谩g. 155.



CAPITULO XXX

TRATADO DEL 21 DE NOVIEMBRE


Mientras tanto en R铆o de Janeiro, una vez conocida la capitulaci贸n de Oribe, el gobierno imperial resolvi贸 enviar al R铆o de la Plata un plenipotenciario especial con el objeto de tener una 芦representaci贸n m谩s firme... y capaz de decidir las cuestiones que se sucediesen, independientemente de las consultas y de las idas y vueltas de los nav铆os禄. (1) La elecci贸n recay贸 en Honorio Hermeto Carneiro Le茫o, despu茅s vizconde y marqu茅s de Paran谩, vigorosa personalidad y pol铆tico influyente, de reconocida energ铆a y consagrado dinamismo. A este eminente brasile帽o le toc贸 dirigir de cerca la acci贸n diplom谩tica que dio por resultado la destrucci贸n del poder de Rosas. Secretario de la misi贸n fue designado Jos茅 Mar铆a da Silva Paranhos, despu茅s vizconde de R铆o Branco, que as铆 iniciaba su carrera diplom谩tica, en cuyo campo conquistar铆a honores y brillante nombrad铆a.

El 22 de octubre de 1851 Paulino expidi贸 las instrucciones para el comisionado. S. M. el Emperador convencido de que conven铆a encaminar y aprovechar los acontecimientos del R铆o de la Plata a fin de sacar de ellas 芦las mayores ventajas para el Imperio, asegur谩ndole aquella preponderancia que por su posici贸n, importancia y recursos debe tener, ajustando por medio de convenciones, bases seguras para una paz y tranquilidad duraderas禄, hab铆a resuelto encargar a Honorio Hermeto una misi贸n especial con plenos poderes ante los gobiernos del Uruguay y Paraguay, y de las provincias de Entre R铆os y Corrientes.

Los fines principales de la misi贸n eran: entenderse con Urquiza, conocer y descubrir sus planos y vistas, prestarle colaboraci贸n y llevar adelante el movimiento contra el gobernador de Buenos Aires, obtener garant铆as del mismo Urquiza antes de que se independice de la colaboraci贸n y auxilio brasile帽os. Urquiza deber谩 liberar del yugo de Rosas a Santa Fe y las otras provincias argentinas para que Rosas quede solo, lo que permitir铆a su ca铆da; se le prestar铆a colaboraci贸n con las fuerzas necesarias, pero ella no debe figurar a nombre ni por cuenta del Brasil 芦porque eso despertar铆a los celos y susceptibilidades de la raza espa帽ola禄, y porque complicar铆a al Imperio con Inglaterra, pero si fuese indispensable ayudar a Urquiza en el pasaje del Paran谩 se le prestar谩 el auxilio necesario, sobre todo si se hubiera obtenido de 茅l seguridades y garant铆as. (2)

Celebrar con los gobiernos del Uruguay, Paraguay, Entre R铆os y Corrientes, los tratados necesarios para complementar y perfeccionar el sistema, cuyas bases descansaban sobre los convenios del 12 de octubre. La adhesi贸n de Urquiza a estos acuerdos dar谩 al Brasil garant铆as para el futuro y la del Paraguay con la alianza ya pactada con el Uruguay, 芦establecer谩 un equilibrio necesario, sirviendo de contrapeso, para el caso de que aquel General herede el poder de Rosas y manifieste vistas ambiciosas禄. (3)

El Brasil al mismo tiempo que persegu铆a la ca铆da de Rosas, buscaba tambi茅n seguridades para el futuro con el objeto de contrarrestar el poder de Urquiza, sobre cuyas aspiraciones no ten铆a certeza alguna. El equilibrio ser铆a posible con el apoyo del Paraguay y el Uruguay a la pol铆tica imperial. Tambi茅n el presidente L贸pez buscaba seguridades ante las pretensiones ignoradas de Urquiza, le preocupaba como a Paulino lo porvenir.

El plenipotenciario deber谩 entenderse con el gobierno oriental sobre la conveniencia o necesidad de conservar fuerzas brasile帽as en el Uruguay, la realizaci贸n de la administraci贸n p煤blica de esa rep煤blica, la elecci贸n de presidente, favoreciendo, en cuanto le fuere posible, la del general Garz贸n. Emplear谩 todos los medios a su alcance para obtener que el presidente del Paraguay participe de las vistas del Brasil, acceda al sistema adoptado por medio de tratados y coopere con Urquiza en su movimiento sobre Santa Fe, y se entender谩 directamente con los comandantes en jefe del ej茅rcito y escuadra imperiales, y con los encargados de negocios del Brasil en Montevideo y Asunci贸n, quienes obrar谩n de acuerdo con los ajustes e inteligencias que Honorio Hermeto tuviese con los gobiernos de esas rep煤blicas y de las provincias argentinas. S. M. el Emperador confiaba la 芦honrosa e importante misi贸n禄 a la 芦ilustraci贸n, en茅rgica actividad y patriotismo禄 del comisionado. (4)

Como se ve la misi贸n especial ten铆a un vasto escenario. Su acci贸n deb铆a cumplirse no solamente en el Uruguay y las provincias de Entre R铆os y Corrientes sino tambi茅n en el Paraguay. Era evidente el inter茅s del Imperio porque la rep煤blica entrase en el sistema de su pol铆tica, de atraer al presidente L贸pez hacia los designios del Brasil.

Cuatro d铆as despu茅s Paulino escrib铆a nuevamente a L贸pez. Los sucesos del R铆o de la Plata hab铆an cambiado completamente con las 芦espantosas defecciones y desmoralizaci贸n que sufri贸 Oribe禄, de todo lo cual Urquiza sec贸 芦gran fuerza禄. Por eso era a煤n m谩s necesaria la adhesi贸n de la rep煤blica al convenio del 29 de mayo. La alianza, accediendo el Paraguay, ser铆a un contrapeso, formado adem谩s por el Brasil y el Estado Oriental, a 芦cualquiera vistas ambiciosas que pueda tener Urquiza禄. Esta declaraci贸n concordaba con las instrucciones de Honorio Hermeto. 芦Pido a Dios 鈥 agregaba el canciller imperial 鈥 que V.E. hubiese accedido a dicho convenio, despu茅s de recibir la invitaci贸n por nota colectiva. De otro modo, en mi humilde opini贸n, V.E. se coloca en mala posici贸n y pone en serios embarazos al Brasil y al Estado Oriental禄. (5)

El 12 del corriente fueron celebrados cinco tratados con el Uruguay, cuyas copias remit铆a, rogando a Don Carlos su asentimiento. El fin principal de esos acuerdos era 芦desenvolver el Convenio del 29 de mayo y prevenir para el futuro nuevas disensiones禄. Luego comunicaba que acababa de partir para Montevideo el consejero de Estado y senador del Imperio, Honorio Hermeto Carneiro Le茫o, en misi贸n especial ante los gobiernos del Paraguay, Uruguay, Entre R铆os y Corrientes, llevando credenciales y plenos poderes para tratar con los mismos. Su fin principal era obtener del presidente L贸pez, de Urquiza y Virasoro, que se liguen por convenios al sistema creado por los aludidos tratados suscritos por el Brasil y el Estado Oriental, en la parte relativa al Paraguay, Entre R铆os y Corrientes. En la opini贸n de Paulino una alianza ajustada con tratados, en el sentido de aquellos otros, 芦regular铆a la cuesti贸n de la navegaci贸n de los r铆os, afirmar铆a la independencia del Paraguay y del Estado Oriental, y establecer铆a un equilibrio pol铆tico indispensable para obstar a que reaparezcan ambiciones que han perturbado y amenazan perturbar a煤n el Sur de la Am茅rica Meridional禄. (6)

芦El Sr. Honorio Hermeto Carneiro Le茫o tiene que ir al Paraguay y de viva voz explicar谩 mejor a V.E. nuestro plan y vistas. Adem谩s, por la lectura de los Tratados adjuntos ellos no escapar谩n ciertamente a la penetraci贸n y sabidur铆a de V.E. 鈥 El Sr. Honorio Hermeto Carneiro Le茫o es uno de los hombres m谩s eminentes del Brasil; es un hombre de amplias vistas y perfecto caballero. V.E. lo ha de apreciar. Es partidario decidido de la Independencia del Paraguay y form贸 parte del Ministerio que la reconoci贸. Espero ansiosamente la respuesta de V.E. a las 煤ltimas cartas que tuve la honra de escribirle禄. (7)

La recomendaci贸n del plenipotenciario no era exagerada y estaba encaminada a inspirar confianza al presidente L贸pez. Pero Honorio Hermeto, desgraciadamente, no lleg贸 a la capital paraguaya, no explic贸 a Don Carlos, de viva voz, los planes y vistas del Brasil. Su acci贸n se concentr贸 en el R铆o de la Plata, acaso as铆 le exigieron los sucesos.

No pudo mantener contacto personal con L贸pez, contacto que con fundada probabilidad habr铆a limado muchas asperezas, incomprensiones, recelos y desconfianzas que dejaron un sedimentado de tr谩gicas consecuencias.

Paulino envi贸 a Bellegarde la carta destinada al presidente para que se enterase de ella y de los tratados firmados con Lamas, y la entregara en la mayor brevedad posible. Le recomendaba que procurase descubrir la impresi贸n que esos documentos causaban a Don Carlos y si 茅ste estaba dispuesto a acceder a las vistas e ideas del Brasil. Igualmente le recomendaba la conveniencia de que procurara, sin p茅rdida de tiempo, ponerse en comunicaci贸n con Honorio Hermeto. (8)

El 27 de octubre se recibi贸 en Asunci贸n la noticia del triunfo de Urquiza sobre Oribe, dos d铆as despu茅s de la contestaci贸n a la invitaci贸n colectiva de los aliados. El Paraguayo Independiente felicit贸 complacido al Uruguay por la victoria en la campa帽a 芦muy breve y feliz禄. Luego de referirse a la aceptaci贸n de la invitaci贸n para entrar en la alianza, coment贸: 芦La parte que dese谩bamos en la Gloria de aquel suceso, no tuvo lugar por la demora de la enunciada invitaci贸n. Pero no es dudable que nuestros esfuerzos han contribuido a prepararlo. En efecto, tenemos la satisfacci贸n y la gloria de que el general Rosas no pudiendo saltar la barrera impenetrable de la firme y sostenida pol铆tica del Gobierno paraguayo, y obligado a respetar el poder de esta naci贸n, se ha visto forzado a fraccionar sus pocas fuerzas y a debilitarse por todas partes. La provincia de Corrientes hizo la guerra al gobierno de Buenos Aires, para hacer valer sus oprimidos derechos, y se mantuvo segregada por m谩s de nueve a帽os, mediante la Independencia del Paraguay, y con su alianza de 1845 ha salvado la invasi贸n del a帽o siguiente禄. Estas atenciones y los cuidados de la tiran铆a de Rosas no le permitieron a 茅ste a emplear las fuerzas convenientes en el sitio de Montevideo: cre贸 m谩s bien nuevas dificultades con Entre R铆os. 芦Es visto pues que la pol铆tica, y los esfuerzos del Paraguay a conservar su propia nacionalidad, han concurrido tambi茅n a mantener la Independencia de le Rep煤blica uruguaya; han concurrido para el glorioso movimiento de Entre R铆os, y Corrientes, y para la importante resoluci贸n que ha tomado el Brasil. La Rep煤blica contin煤a apront谩ndose a cooperar con los aliados para anonadar la inicua administraci贸n del gobernador Rosas, desde que ellos quieran obligarse a obtener el reconocimiento de nuestra Independencia por el Gobierno que, derrocado el de Rosas, se organizare en la Confederaci贸n Argentina, en conformidad a la adici贸n relativa de nuestra aceptaci贸n. A esta fecha no hubo tiempo de recibir soluci贸n禄. (9)

El 29 de octubre, el presidente L贸pez escribi贸 una extensa carta a Paulino, en contestaci贸n a las de 茅ste del 18 y 19 de setiembre, explicando la posici贸n del Paraguay en el movimiento contra Rosas como consecuencia del convenio del 29 de mayo. Recibi贸 las copias que le remiti贸 芦con calidad de reserva禄; se trataba de las cartas de Lamas del 22 de julio y del 17 de setiembre, dirigidas, respectivamente, a Herrera y Obes y al mismo Paulino. Dec铆a francamente a esto: 芦no he podido resistir al disgusto natural de ver juzgada en sentido contrario, la pol铆tica de mi Gobierno. No crea V.E. que yo proceda de metaf铆sica de amor propio, de quisquillas de amor propio, ni de encono, seg煤n las espresiones de ese papel, y menos que yo abrigue el m铆nimo sentimiento con los Se帽ores Urquiza y Virasoro; ellos tentaron conmigo lo que vieron convenirles, y yo me estra帽茅, como deb铆a, a sus raras exigencias: estamos pagos, qued谩ndome una lecci贸n m谩s. Mi escusa a una adhesi贸n lisa y llana al convenio de 29 de mayo, tal vez ha debido considerarse con un poquito mas de calma. Hoy felizmente podemos simplificar esta conversaci贸n, y economizar el tiempo que nos exige otras tareas禄. (10)

El 14 del corriente lleg贸 por fin la 芦enunciada nota colectiva de invitaci贸n禄. La acept贸 con dos condiciones o m谩s bien explicaciones. 芦No he puesto una coma 鈥 prosegu铆a Don Carlos 鈥 sobre territorio, 1潞 por que el Paraguay est谩 en posesi贸n pacifica de la parte cuestionada, pronto a tratar amigablemente, de un arreglo, definitivo 鈥 2潞 por que el Se帽or Virasoro en su contestacion al Se帽or Bellegarde, le asegura que no tendr铆a embarazo en aceptar las dos condiciones de que antes habl茅 a V.E., el estado actual del territorio hasta el ajuste definitivo, y no separarse la alianza antes de verificarse el reconocimiento del Paraguay por la Confederacion. En esta conformidad me baste la garant铆a del art铆culo 17潞 del convenio de 29 de mayo. 鈥 Si V.E. no hallara dificultad en esas esplicaciones, yo me felicitaria de haber pronunciado a su agrado la adhesi贸n que me recomienda con el mejor deseo por el bien de mi Patria; pero sino fueren conformes a las vistas de los aliados, tendr茅 que resignarme 谩 las consecuencias de no poder revocar el acto禄. (11)

La declaraci贸n de Virasoro de que no 芦tendr铆a embarazo en aceptar las dos condiciones禄 a las cuales el presidente L贸pez supedit贸 la adhesi贸n del Paraguay al convenio del 29 de mayo, y de no poner t茅rmino a la alianza antes de realizarse el reconocimiento de la independencia del Paraguay, satisfac铆a las aspiraciones de Don Carlos. De ah铆 su conformidad con la disposici贸n del art铆culo 17潞 del convenio, por la cual los Estados aliados se afianzaban mutuamente su respectiva independencia, soberania e integridad territorial. La actitud de Virasoro era una consecuencia del acercamiento al Paraguay que la provincia de Corrientes hab铆a iniciado por la falta de confianza en la sinceridad de Buenos Aires. Si la declaraci贸n anterior ten铆a su importancia, no pod铆a pasar desapercibida la categ贸rica del presidente L贸pez en el sentido de que si no fuese aceptada sus dos condiciones o explicaciones, tendr谩 que resignarse a las consecuencias de no poder revocar su decisi贸n. Sus palabras no fueron vanas, no vari贸 de resoluci贸n. El Paraguay no form贸 parte de la alianza contra Rosas.

芦Yo habia creido de buena fe 鈥 agregaba el presidente 鈥 que mis predichas dos esplicaciones pod铆an no sufrir contradiccion. La relativa al art铆culo 8潞 se recomienda por si, como una exigencia de necesidad indeclinable. Ayer march贸 con la respuesta de este Gobierno un Encargado de Negocios cerca del Gobierno Oriental, con autorizaci贸n especial para contratar la movilidad de que habla la referida adicion. Este paso es necesario, por que el Ej茅rcito paraguayo no ha de llevar de aqu铆 su pastoreo a los Estados aliados; no es posible que se ponga en marcha para el esterior sin tener ajustada, por su dinero, la movilidad necesaria. Cuando un ej茅rcito pisa tierra enemiga, ya se sabe como se mueve, y se mantiene. 鈥 As铆 mismo habia creido que no hallaria mayor tropieso la adicion al art铆culo 15潞, en razon de que procede esclusivamente para el caso de que el ej茅rcito paraguayo marche con las fuerzas de los aliados sobre la derecha del Paran谩, 谩 destruir al enemigo comun, y 谩 establecer un nuevo Gobierno Argentino; pero hoy veo, con sorpresa, que el se帽or Lamas combate de futuro esta exigencia, desde luego con conocimiento de dicha carta a Virasoro, y se anticipa a contrariar la referida aquiescencia de este, queriendo que el nuevo Gobierno Argentino haga el reconocimiento del Paraguay decorosamente con ostensiva espontaneidad; y diciendo que la declaraci贸n que yo exijo de no dejar las armas hasta obtener el reconocimiento del Paraguay, ofender铆a a los Gobernadores Urquiza y Virasoro, que hacen cuanto pueden en nuestro sentido, dice a V.E., 鈥 que herir铆a (mi exigencia) la nacionalidad argentina, y que hiri茅ndola, correrian los aliados el riesgo de que el no reconocimiento del Paraguay se hiciera un punto de pundonor nacional. 鈥 Solo el se帽or Lamas podr谩 imaginar que el Paraguay quiere someterse a su inclasificable pretension de que el Ej茅rcito paraguayo, despues de hacer con suceso la campa帽a de los aliados en la banda de los pampas; y despues de concurrir para la institucion de nuevo Gobierno argentino, sujete al arbitrio de este los grandes derechos de la Rep煤blica, y quede a seguir, entretanto, con el fusil al hombro en sus fronteras. Durus est hic sermo. 鈥 El Paraguay no podr谩 separarse de la alianza de 29 de mayo, mientras no se haya obtenido el 煤nico fin 谩 que ella se dirige la independencia real y efectiva de la Rep煤blica Oriental del Uruguay; pero al Paraguay se le quiere negar la reciprocidad de ese exigencia, cuando trata de obtener el 煤nico fin de su cooperacion a la campa帽a sobre Buenos Ayres, y sus provincias, la independencia real, y efectiva de la Rep煤blica del Paraguay禄. (12)

El se帽or Lamas se ha equivocado grandemente. Paulino ha estado m谩s claro en sus explicaciones. Don Carlos no entend铆a ni pod铆a entender por Confederaci贸n Argentina a Urquiza y Virasoro, que no eran sino disidentes de la misma y en este sentido jam谩s aspir贸 a1 reconocimiento de 茅stos, que no tenian 芦capacidad pol铆tica para un acto eminentemente soberano. Solo el Gobierno Argentino 鈥 afirmaba 鈥 es quien puede hacerlo禄. Se disgust贸 con los aludidos gobernadores por su arrogancia y 芦necedad miserable禄. Los agentes de la Reina de Espa帽a y de otros gobiernos daban a la rep煤blica el tratamiento correspondiente. El c贸nsul norteamericano Graham tuvo que acomodarse a la orden del gobierno en cuanto al tratamiento nacional se refer铆a. Paulino deb铆a recordar lo publicado en El Paraguayo Independiente sobre las promesas incumplidas de Corrientes y el general Paz de acuerdo con lo pactado en 1845. (13)

Si se entend铆a por Confederaci贸n a Rosas y sus provincias sometidas, Paulino dec铆a que esta condici贸n causar铆a dificultades a los aliados, porque tendr铆an que marchar sobre Buenos Aires y las otras provincias para obligarlas a reconocer la independencia del Paraguay. Don Carlos no imagin贸 tal pretensi贸n que le 芦har铆a rid铆culo禄. Por eso rogaba al canciller brasile帽o que tomase en consideraci贸n lo que hab铆a manifestado sobre el particular. Si el casus foederis del articulo 15潞 ha de ser esclusivamente para la defensiva, jam谩s se acabar谩 la guerra. En ese caso 芦el Paraguay no podr谩 obligarse a mantener su ej茅rcito en viajes de auxilios infructuosos禄. (14)

Sin abandonar las consideraciones de Paulino, el presidente continuaba expresando: 芦Dice tambien V.E. que ninguna Nacion puede hacer la guerra a otra, solamente para reconocerla. No comprendo en cual sentido pueda aplicarse esto al Paraguay, a quien Rosas (como bien sabe V.E. ) ha declarado una guerra de exterminio para someterlo a su inicua dominacion, 贸 como 茅l dice 芦para anonadar la inicua rebelion del Paraguay禄. Si el bloqueo de los puertos de esta Rep煤blica, si la proscripcion de sus frutos por cualquier via que puedan introducirse a las Provincias de la Confederaci贸n, si la infame tarea del funesto gobernador de los porte帽os de pagar escritores para desacreditar, con imposturas, en Europa, y Am茅rica, la Rep煤blica del Paraguay, y su Gobierno; y si ultimamente la espresada declaraci贸n p煤blica de una guerra de esterminio, a sostener con todas las rentas, y recursos de su Gobierno, hasta conseguir el entero sometimiento del Paraguay a la Confederaci贸n, no dan un derecho a esta Rep煤blica para llevar la guerra a ese feroz implacable enemigo, con el fin de obligarle 谩 un reconocimiento, y arreglo definitivo de las diferencias existentes: declaro francamente a V.E., pero sin rubor, que nada comprehendo en estas materias. 鈥 El Paraguay que ha sabido hablar a Rosas con la firmeza digna de un Estado que conf铆a en su buen derecho, y no teme arrostrar los fuegos, ya se le hubiera dado a conocer de cerca, si no se atravesaran de por medio dificultades que no se han podido allanar, y de que ya es ocioso hablar a V.E.禄 (15)

La resoluci贸n tard铆a de que hablaba Lamas, tendr铆a que ser as铆. El 25 de octubre fue despachada la aceptaci贸n de la invitaci贸n y el 27 se supo en Asunci贸n el triunfo de los aliados sobre Oribe. Pera este caso Paulino quer铆a que el Paraguay estuviese ya comprometido en la alianza. 芦Pero Dios no ha querido, 鈥 declaraba Don Carlos 鈥 y yo sigo tranquilo por que en m铆 no hubo demora ninguna. Si mi adhesion no hallare tan buena voluntad en Urquiza, y Virasoro, despues del suceso referido, tampoco eso turbar谩 mi tranquilidad禄. Mientras Urquiza no derribare a Rosas, 芦debe mostrar 谩 sus vecinos buena voluntad: la lucha argentina todavia puede ser larga, y muy sangrienta禄. Derqui escribi贸 que Urquiza y Virasoro enviar铆an una nueva legaci贸n cerca del gobierno paraguayo. 芦La marcha del tiempo, y de los sucesos afirmar谩 las relaciones convenientes禄, agreg贸 el mandatario paraguayo. (16)

El extenso documento reflej贸 con claridad el pensamiento del presidente L贸pez, su en茅rgica argumentaci贸n no dejaba de tener consistencia. Su decisi贸n estaba tomada y no se apartar铆a de ella. No se opon铆a a una acci贸n del Paraguay contra Rosas, una vez que sus condiciones fuesen aceptadas. El temor estaba lejos del 谩nimo del patri贸tico jefe de Estado. Pero siempre manten铆a su desconfianza con relaci贸n a Urquiza. Los resultados de la alianza de 1845 y los de la batalla de Vences influyeron tanto sobre su esp铆ritu, como para no permitirle ver la magnitud y los alcances del movimiento contra Rosas. Cre铆a en una lucha prolongada. Los acontecimientos, sin embargo, se precipitaron y la guerra contra el dictador de Buenos Aires tuvo un r谩pido y feliz desenlace. Ni el anuncio promisorio de Derqui desvaneci贸 sus recelos. S贸lo la marcha del tiempo le probar铆a que Urquiza obraba con sinceridad y con el deseo de buscar un acercamiento con el Paraguay.

El mismo 29 de octubre Paulino escrib铆a tambi茅n a Honorio Hermeto. Al referirse a la rep煤blica expresaba: 芦Di y doy todav铆a mucha importancia al Paraguay, no porque 茅l realmente tenga principalmente siendo gobernado por un hombre desconfiado y obstinado como L贸pez, sino porque esa alianza da cierta fuerza moral y es un contrapeso, que, de antemano, debemos tener de reserva contra Urquiza, si, vi茅ndose libre de Rosas se porta mal. Nuestra influencia y alianza con el Estado Oriental y el Paraguay son, a mi ver, recursos que con previsi贸n debemos fortalecer cada vez m谩s禄. Al terminar le recomendaba la conveniencia de dirigirse directamente a L贸pez, porque dec铆a: 芦gusta de eso禄. (17)

El canciller imperial insist铆a sobre el contrapeso, o, en otros t茅rminos, sobre el equilibrio del R铆o de la Plata, tantas veces mentado. Para ello el Brasil necesitaba de la alianza de los dos aludidos vecinos. Esa era la importancia del Paraguay, con o sin L贸pez, y as铆 se explicaba tambi茅n que el Imperio no descuidase sus relaciones con esta rep煤blica y con la del Uruguay. De lo contrario, al caer estos Estados bajo la hegemon铆a de la Confederaci贸n Argentina, la balanza se inclinar铆a a favor de esta 煤ltima, lo que Paulino quer铆a evitar a tiempo. De ah铆 su previsi贸n. Como el presidente L贸pez, no confiaba plenamente en Urquiza.

El 25 de octubre de 1851 Jos茅 Berges fue nombrado encargado de negocios ante el gobierno de Montevideo para tratar de la cooperaci贸n del Paraguay con la alianza. El mismo d铆a Don Carlos firm贸 la credencial, las instrucciones y el pasaporte del comisionado. (18)

La credencial expresaba: 芦El ciudadano Carlos Antonio L贸pez, Presidente de la Rep煤blica del Paraguay. 鈥 En atenci贸n a que el Gobierno de la Rep煤blica, siendo invitado por el Imperio del Brasil, de la Rep煤blica Oriental del Uruguay y de las Provincias de Corrientes y Entre R铆os, por medio de sus Agentes P煤blicos, en nota colectiva del 23 de agosto de este a帽o, recibida el 14 del corriente, para adherir al convenio de alianza ofensiva, y defensiva que han celebrado dichos Gobiernos, en Montevideo el 29 de mayo, p.pdo, ha presentado su adhesi贸n al convenio referido, con dos adiciones, o m谩s bien explicaciones, y deseando estrechar las relaciones de amistad entre los Estados Aliados, como exigen sus rec铆procos intereses; movido por estas consideraciones, y confiando en la idoneidad y m茅rito del ciudadano Jos茅 Berges, lo ha nombrado Encargado de Negocios de este Gobierno cerca del de la Rep煤blica Oriental del Uruguay, con autorizaci贸n bastante para todos los casos, y ocurrencias que ofrezca el curso de la referida alianza, y especialmente para poder ajustar, concluir, y firmar las estipulaciones convenientes sobre el particular de la adici贸n al art铆culo octavo del referido convenio del 29 de mayo, prometiendo por su fe, y palabra de honor, que aceptar谩, y tendr谩 por firme y estable, y cumplir谩 y har谩 ejecutar, todo lo que el Relato Encargado de Negocios del Paraguay prometiere y firmare en virtud del presente poder, y que har谩 espedir su aprobaci贸n y ratificaci贸n en buena y debida forma, y en el t茅rmino en que se hubiere convenido para el canje de lo estipulado禄.

El poder era amplio y a tenor del mismo podr铆a esperarse un resultado feliz de la misi贸n. Pero las instrucciones que deb铆a 芦observar el ciudadano Jos茅 Berges en su comisi贸n cerca del Gobierno de la Rep煤blica Oriental del Uruguay禄 eran precisas y en extremo minuciosas. Constaban de 37 art铆culos.

Berges deb铆a manifestar al ministro de relaciones exteriores los votos del gobierno del Paraguay por la 芦felicidad permanente del Uruguay禄, sentimiento que 芦ha demostrado oblig谩ndose a mantener su independencia por el tratado del 25 de diciembre de 1850禄, y ahora prestando 芦su ahesi贸n a la liga ofensiva y defensiva del Gobierno Oriental, con el Imperio del Brasil y las Provincias de Entre R铆os y Corrientes禄. (Art. 5) En la primera visita al presidente de la rep煤blica le protestar谩 los mismos votos y sentimientos (art. 6). Visitar谩 tambi茅n a los encargados de negocios del Brasil y de Entre R铆os y Corrientes, a quienes entregar谩, respectivamente, las notas de las cuales era portador (arts. 8 y 10). En estas visitas se conducir谩 de manera que el representante de las provincias aludidas no pueda 芦sindicarle de inteligencia especial y preferente禄 con el agente imperial. Con esta prevenci贸n buscar谩 estrechar relaciones con el encargado de negocios del Brasil, 芦infundi茅ndole confianza, a ver si puede marchar de acuerdo y en 煤til combinaci贸n, para que los esfuerzos de la Rep煤blica en la crisis actual, lleguen a obtener el reconocimiento de la Independencia, y arreglo definitivo de su navegaci贸n y l铆mites禄 (arts. 10 y 11). Nuevamente aparece el recelo de Don Carlos, que en el fondo era con relaci贸n a Urquiza. En la coyuntura su confianza descansaba en el Brasil. Por consiguiente, Berges deb铆a marchar de acuerdo con el representante del Imperio para alcanzar el reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Confederaci贸n Argentina y el 芦arreglo definitivo禄 de la libre navegaci贸n y de la cuesti贸n de l铆mites. Esta recomendaci贸n era una consecuencia l贸gica del recelo de Don Carlos y de la pol铆tica seguida por el Brasil con respecto al Paraguay frente a la tendencia hegem贸nica de la Confederaci贸n.

El comisionado deber谩 asimismo aprovechar la ocasi贸n para 芦asegurar los vivos deseos del Gobierno de la Rep煤blica, de mantener y estrechar relaciones pol铆ticas y comerciales con los Gobiernos aliados禄 (art. 12). En el manejo de estas relaciones tendr谩 芦el mayor cuidado y la m谩s seria meditaci贸n禄, teniendo presente que el objeto principal de la adhesi贸n paraguaya a la convenci贸n del 29 de mayo, era 芦la soluci贸n conveniente del actual estado pol铆tico de la Rep煤blica, o m谩s claro, de las pendientes cuestiones nacionales de independencia, navegaci贸n y l铆mites territoriales禄 (arts. 13 y 14).

Lo fundamental para el Paraguay constitu铆a el reconocimiento de su independencia por la Confederaci贸n Argentina. De ah铆 la disposici贸n del art铆culo 14 mencionado. A la misma importante cuesti贸n se refieren los tres siguientes:

Art. 15. 芦La garant铆a del art. 17 del convenio sobre la independencia y soberan铆a, y la integridad territorial de los Estados Aliados, pende del logro y buen 茅xito de la alianza, de manera que en caso contrario, estas cuestiones quedar谩n a ventilarse como hoy con el gobierno de las provincias confederadas禄.

Art. 16. 芦Lo mismo sucede con la garant铆a del art. 18 del propio convenio sobre la libre navegaci贸n del Paran谩禄.

Art. 17. 芦En todo evento, el Gobierno de las Provincias confederadas que en caso favorable de la revoluci贸n fuere establecido, y reconocido, es con quien la Rep煤blica del Paraguay tendr谩 que acordar, y estipular por un tratado, un arreglo definitivo del reconocimiento de la Independencia, navegaci贸n y l铆mites. Por ahora no se puede pedir m谩s a los aliados, que las garant铆as de los Art铆culos 17 y 18 para su caso禄.

Como en la misi贸n Molinas, Don Carlos no olvid贸 芦los anuncios de separaci贸n de Entre R铆os y Corrientes禄. A este respecto, Berges deb铆a sondar si el encargado de negocios del Imperio consideraba probable la segregaci贸n. 芦Le indicar谩 鈥 rezaba el art铆culo 19 鈥 la conveniencia que traer铆a, no s贸lo al Paraguay y el Brasil, sino tambi茅n a las mismas provincias de Entre R铆os y Corrientes, tanto en lo pol铆tico como en lo comercial禄. Tambi茅n deb铆a tratar de esta conveniencia con el ministro de relaciones exteriores del Uruguay, empleando 芦la delicadeza que va recomendada, previni茅ndose que si no hallase disposici贸n, en uno ni en otro, sobre el particular expresado, dejar谩 de suscitarlo, y si al contrario llegaren a producirse, por la conveniencia del pensamiento, sustentar谩 las conversaciones, de la manera y con las razones que se han detallado a la voz del comisionado禄 (art. 20). Esta delicada cuesti贸n no deb铆a considerar con los representantes de Entre R铆os y Corrientes sino en el caso de que 茅stos 芦lleguen a suscitarle una tal conversaci贸n禄 (art. 21).

Berges, adem谩s deb铆a informarse de 芦los pasos y manejos de los Ministros Argentinos en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, en el sentido de interesar a 茅sos y otros gobiernos contra la Rep煤blica del Paraguay禄 (art. 22); visitar a los diplom谩ticos cuyos gobiernos hubiesen reconocido la independencia de la rep煤blica (art. 23); emplear 芦toda discreci贸n y prudencia禄 en sus relaciones con los ministros de Inglaterra y Francia con el objeto de saber si el Paraguay pod铆a 芦esperar algo de la pol铆tica de sus Gobiernos禄 (art. 25); entablar conversaci贸n con el representante de S.M.C. sobre la base de la promesa pendiente, ya anunciada por el encargado de negocios de la Corte de Madrid en 1846, del reconocimiento de la Rep煤blica por el Gobierno Espa帽ol (art. 26); informar a los diplom谩ticos residentes en Montevideo de los recursos y del 芦amplio futuro industrial禄 del Paraguay, de 芦su fundado derecho para obtener pronto reconocimiento de su independencia por los Gobiernos que todav铆a no lo han reconocido, y finalmente sus buenas disposiciones, y su natural gratitud, y ventaja para con los Gobiernos que se interesan desde luego a hacerlo禄 (art. 27); tratar con los representantes de los gobiernos aliados para ajustar la compra de caballos y ganado de consumo destinados al ej茅rcito de la rep煤blica, de acuerdo con la adhesi贸n el art铆culo 8 del convenio del 29 de mayo (art. 28), debiendo demostrar que sin ese contrato al Paraguay le ser谩 imposible concurrir con sus tropas para dar cumplimiento a la alianza, agregando que la rep煤blica deseaba 芦poner fuerzas iguales a la de los aliados禄 (art. 29); entenderse con el encargado de negocios del Brasil para la remisi贸n de su correspondencia al gobierno de Asunci贸n (art. 34).

Por 煤ltimo, Berges estaba encargado de contratar los servicios de un 芦profesor de Matem谩ticas禄 por tres a帽os, 芦con los aprestos necesarios para establecer la escuela p煤blica禄 (art. 36) y un maestro de dibujo en todos sus ramos禄 (art. 37).

De las extensas y minuciosas instrucciones se desprende que la preocupaci贸n fundamental del presidente L贸pez constitu铆a el reconocimiento de la independencia de la rep煤blica y que en aquellas horas transcendentales para el destino de los pa铆ses de la cuenca del Plata su confianza para alcanzar aquella aspiraci贸n descansaba m谩s en el Brasil que en los aliados del Imperio.

Berges parti贸 con destino a Montevideo el 28 de octubre de 1851, v铆a Corrientes llevando la aceptaci贸n del 25 de ese mismo mes. Joven, 芦inteligente y sagaz禄, con su brillante ejecutoria honrar谩 la diplomacia paraguaya, 芦para luego rodar abatido por un h谩lito de tragedia griega禄. (19)

En la segunda quincena de noviembre lleg贸 a Gualeguaich煤. All铆 mantuvo contacto personal con Urquiza, quien le recibi贸 con simpat铆a. Al referirse al gobernador de Entre R铆os, escrib铆a en su diario: 芦Es recomendable por su sencillez y franqueza este primer hombre de la Rep煤blica Argentina. Sus modales, su llaneza, hasta su aspecto es paraguayo禄. (20) En sus conversaciones con Urquiza, 茅ste acep贸 las pretensiones paraguayas, 芦expresando que deb铆a esperarse al representante del Brasil禄. (21) El 28 de noviembre, Berges escribi贸 en su diario: 芦En nuestra conversaci贸n me dijo que si sal铆a bien en esta nueva empresa de libertar el suelo argentino, la Independencia del Paraguay y su navegaci贸n quedar铆a asegurada禄. (22)

Urquiza se mostr贸 partidario del aporte paraguayo, no obstante disponer de fuerzas suficientes y no ocult贸 su decisi贸n a favor de la autonom铆a de la rep煤blica. En este sentido expresaba claramente al mismo Berges: 芦Mi convencimiento por la justicia de la independencia es p煤blico. Muchos hay aqu铆 quienes me han o铆do afear la pol铆tica de Rosas respecto a su pa铆s. El presidente L贸pez ha sido un sabio en no ceder a sus pretensiones; merece aprecio por su energ铆a, es el 煤nico que le ha hablado alto a Rosas cuando las llamadas naciones poderosas se han prosternado sin pudor en su presencia... Escriba Ud. a su gobierno y al general L贸pez que mi deseo es la prosperidad y engrandecimiento de las Rep煤blicas lim铆trofes, pues nada se saca de vecinos pobres, 茅ste es mi principio pol铆tico: tengo ahora tantos recursos disponibles que casi no hace falta tropas del Paraguay, pero como es preciso que haga algo y que entre en la alianza, puede su gobierno mandar tres o cuatro mil infantes y las canoas que tenga prontas o lo que quiera mandar禄. (23)

El gobernador de Entre R铆os rend铆a justicia al presidente L贸pez por su resistencia contra la pol铆tica hegem贸nica de Rosas y sus declaraciones al comisionado eran las primeras pruebas de las cordiales disposiciones del futuro director provisorio de la Confederaci贸n Argentina con relaci贸n a la rep煤blica, que deb铆an culminar con la misi贸n Derqui, despu茅s de Caseros. Con Paulino coincid铆a en la conveniencia de que el Paraguay entrase en la alianza.

Mientras tanto en Montevideo Honorio Hermeto firm贸 con Manuel Herrera y Obes y Di贸genes Jos茅 de Urquiza, el tratado del 21 de noviembre de 1851, por el cual el Imperio del Brasil, el Uruguay y las provincias de Entre R铆os y Corrientes, acordaron la alianza estipulada en el art铆culo 15潞 del convenio del 29 de mayo. Por el articulo 1潞 del nuevo tratado los aliados declaraban no hacer la guerra a la Confederaci贸n Argentina ni para coartar la libertad y soberan铆a de sus pueblos. El 煤nico objeto que persegu铆an era 芦libertar al pueblo argentino de la opresi贸n que sufre bajo la dominaci贸n tir谩nica del gobernador don Juan M. Rosas...禄 y auxiliarlo para que se organice en la forma m谩s conveniente a sus intereses y establecer relaciones de buena vecindad con los aliados que tanto necesitaban para su progreso y rec铆proco engrandecimiento. El art铆culo 14潞 consagraba el principio de la libre navegaci贸n, ya afianzada por el convenio del 29 de mayo. (24)

El Paraguay nuevamente no particip贸 en la conclusi贸n de este tratado, pero no por eso las altas partes contratantes lo olvidaron. El art铆culo 20潞 estableci贸 textualmente: 芦El gobierno de la Rep煤blica del Paraguay ser谩 invitado a entrar en la alianza, envi谩ndosele un ejemplar del presente convenio, y si as铆 lo hiciere, conviniendo en las disposiciones arriba enumeradas, deber谩 tomar la parte que le corresponda de cooperaci贸n, para el fin de dicha alianza禄. (25)

Berges no pudo intervenir en la concertaci贸n de este acuerdo, porque a煤n no hab铆a llegado a Montevideo. Pero aunque hubiese estado presente no podr铆a subscribirlo, teniendo en cuenta que sus instrucciones no contemplaban el caso, tal como anot贸 Paulino en el Relatorio de 1852.

El 29 de noviembre a las diez de la ma帽ana una salva anunciaba la llegada de Honorio Hermeto a Gualeguaich煤, donde entreg贸 sus credenciales a Urquiza. (26) Ese mismo d铆a le visit贸 Berges, quien escribi贸 en su diario: 芦Se dice que este Sor. es una entidad del Brasil, Gefe del partido Sacuarema, y decidido amigo del actual Ministro Paulino禄. (27)

El comisionado paraguayo, despu茅s de sus conversaciones con Urquiza, hab铆a quedado 芦muy tranquilo y satisfecho contando con la adhesion del Ministro de un Govno., que primero que todos ha reconocido la Independencia del Paraguay... 禄 Pero no ocurri贸 as铆, 芦sucedi贸 al revez, y todo vino a fracasar por la pol铆tica equ铆voca y misteriosa del Brasil禄. Honorio Hermeto no admiti贸 la modificaci贸n del tratado 煤ltimo. Berges aleg贸 que el Paraguay hac铆a de sus proposiciones una condici贸n indeclinable, porque 芦no estaba dispuesto e sacrificios tan grandes para ir luego a mendigar a las puertas del congreso argentino禄. (28) Por su parte Honorio Hermeto, en su carta del 30 de noviembre a Bellegarde, dej贸 constancia de que a 茅l se debi贸 le aceptaci贸n por los aliados de los intereses generales del Paraguay. (29)

Sea de todo esto lo que fuese, ese mismo 30 de noviembre, Honorio Hermeto y Di贸genes Jos茅 de Urquiza firmaron los cinco art铆culos adicionales al tratado del 21 de ese mes relativos al Paraguay. El m谩s importante era el 4潞 , por el cual se establec铆a, que accediendo el gobierno del Paraguay al aludido tratado y concordando con los art铆culos adicionales, adem谩s de las ventajas que como aliado le correspond铆an, conforme a dicho convenio, 芦los Gobiernos de Entre R铆os y Corrientes se comprometen a emplear toda su influencia cerca del Gobierno que se organizare en la Confederaci贸n Argentina para que 茅ste reconozca la Independencia de dicha Rep煤blica, y en todo caso los Gobiernos de Entre R铆os y Corrientes se obligan a defenderla contra cualquiera agresi贸n de mano armada y cooperar para ese fin con el Imperio del Brasil y la Rep煤blica Oriental del Uruguay, que por tratados ya se hallan ligados a ese compromiso禄. Los tres primeros art铆culos se refer铆an al contingente de tres a cuatro mil hombres de infanter铆a que el Paraguay pondr铆a a disposici贸n del general en jefe, pudiendo aumentar este n煤mero, y a los gastos que el mismo ocasionar铆a. El 煤ltimo dispon铆a que los presentes art铆culos adicionales tendr谩n 芦la misma fuerza y vigor como si fuesen insertos palabra por palabra en el convenio del 21 de noviembre corriente禄. (30) En este acuerdo no intervino ning煤n representante del Uruguay.

Chaves sostiene que Berges obtuvo la firma de este 芦tratado adicional禄 (31) y Soares de Souza cree que lo subscribi贸 el mismo comisionado. (32) Por nuestra parte estimamos, que si bien Berges tom贸 parte activa en la conclusi贸n de los art铆culos no los autoriz贸 con su firma, por m谩s que alguno de ellos 芦no existir铆a sin su consentimiento禄. (33) Lo m谩s probable es que Berges hubiese dado ese consentimiento, pero en forma verbal. Sus instrucciones terminantes no le permit铆an subscribir un compromiso como el 芦tratado adicional禄, por m谩s que 茅l era partidario de la intervenci贸n del Paraguay en el movimiento contra Rosas. Con toda franqueza escribi贸 a L贸pez: 芦Mi parecer es que entremos en la alianza... No le ser铆a honroso al Paraguay, ni tampoco 煤til conservarse neutral en esta guerra. El Paraguay es mirado como el primero y m谩s poderoso enemigo de Rosas, no le convendr铆a perder esta ocasi贸n de emplear sus fuerzas con ventaja... Me he atrevido a darle mi parecer por el amor a mi Patria y porque deseo vivamente que V.S. tome parte en los trabajos y en la gloria que resultar谩 de esta campa帽a禄. (34)

Berges, en contacto con el medio de la guerra y con los principales protagonistas, comprendi贸 la magnitud del movimiento y el papel que desempe帽ar铆a el Paraguay en el desenlace de los sucesos. Su contacto con Urquiza le permiti贸 conocer las intenciones favorables del gobernador de Entre R铆os con relaci贸n al reconocimiento de la independencia de la rep煤blica. Adem谩s pudo comprobar de cerca el poder del Imperio. 芦Cuando sal铆 del Paraguay, 鈥 anot贸 en su diario 鈥 no apreciaba debidamente al Brasil: porque no hab铆a visto sus soldados, su escuadra, sus hombres p煤blicos, y sobre todo: no ten铆a idea de la actividad de sus operaciones. Ahora he cambiado de parecer, y pienso que las armas, y la influencia del Imperio han de traer la paz, y la prosperidad de estos pa铆ses禄. (35)

El 30 de noviembre, sin p茅rdida de tiempo, Honorio Hermeto escribi贸 a Bellegarde, remiti茅ndole copia del tratado del 21 de noviembre y la de los art铆culos adicionales para darlas a conocer al presidente L贸pez. La comunicaci贸n lleg贸 con la mayor rapidez a la capital paraguaya. El 9 de diciembre Bellegarde transmit铆a ya a Benito Varea las copias de los acuerdos y la de la carta de Honorio Hermeto, que desenvolv铆a 芦cabal y luminosamente la necesidad de la m谩s pronta adhesi贸n禄 del Paraguay a las aludidas convenciones. (36)

El canciller paraguayo puso en consideraci贸n del presidente de la rep煤blica los documentos referidos y recibi贸 orden de responder al agente brasile帽o que no era 芦a prop贸sito una contestaci贸n directa禄 mientras no se recibiese la esperada de su correspondencia del mes de octubre, ya que la adhesi贸n al convenio del 21 de noviembre deb铆a ser una consecuencia de la prestada al del 29 de mayo. La adhesi贸n paraguaya a este 煤ltimo tratado ten铆a por base que los aliados no podr谩n separarse antes de obtener el reconocimiento de la independencia del Paraguay, condici贸n que ha sido subrogada por el 4潞 de los art铆culos adicionales. A este respecto Varela observ贸: 芦Si la Rep煤blica tuviera la debilidad de aceptar esta oferta, aparecer铆a entre los aliados en la humillante figura de empe帽ar su sangre, y sus caudales a merecer que los Gobiernos de Entre R铆os, y Corrientes quieran recomendarla al que sucediere al Gobernador Rosas, para cuando guste reconocerla; y se someter铆a a煤n para la hip贸tesis del triunfo de la alianza, con su cooperaci贸n, a seguir de fusil al hombro, esperando la invasi贸n argentina, como hasta aqu铆, mientras los aliados se reservan el derecho de arreglar sus intereses禄. Bellegarde sab铆a bien lo que ha pasado con esta 芦escusada oferta禄. Este conocimiento hubiera 芦templado la inconsiderada exigencia禄 de la pronta adhesi贸n del Paraguay a las referidas convenciones y de hacer efectiva el auxilio del contingente de tres a cuatro mil hombres de infanter铆a para ser empleado de acuerdo con los fines dela alianza. (37)

芦Volviendo al compromiso 鈥 agregaba Varela 鈥 de los Gobiernos de Entre R铆os y Corrientes a defender la Independencia del Paraguay contra cualquiera agresi贸n de mano armada, parece llevar consigo su inconsideraci贸n. Si derrocado el Gobierno de Rosas, no quieren exigir, a quien le sucediere, el reconocimiento de la Independencia de la Rep煤blica, c贸mo se comprometen a defenderla a mano armada contra ese Gobierno? c贸mo, siendo miembros de la Confederaci贸n Argentina, prontos a reentrar en ella a la ca铆da de Rosas se comprometen a combatir contra ella por la Independencia de esta Rep煤blica? se llevar谩 el compromiso hasta el caso de tomar la ofensiva para obtener el reconocimiento, o se limitar谩 a la defensiva? 鈥 La oferta de la cooperaci贸n del Imperio del Brasil, y de la Rep煤blica Oriental del Uruguay importa nada menos que la resoluci贸n de renovar la actual guerra general para defender la Independencia del Paraguay. Seguramente todo esto, a juicio de los signatarios de la oferta, ser谩 de menos inconveniencia, que la exigencia del reconocimiento en el triunfo de la alianza禄. (38)

Honorio Hermeto en su carta del 30 de noviembre asegur贸 que 芦la cooperaci贸n del Paraguay no fue exigida por los aliados del Imperio, y que 茅l fue quien la propuso, e hizo aceptar en los intereses generales de la Rep煤blica del Paraguay禄. Los aliados del Brasil, si no necesitaban o no quer铆an la cooperaci贸n del Paraguay, deber铆an expresar francamente y no anticiparse al recibo de la contestaci贸n del gobierno de Asunci贸n, 芦reproduciendo una base que ya tuvo un resultado desagradable禄. Si los aliados deb铆an concentrarse al occidente del Paran谩, del 15 al 20 de diciembre, la cooperaci贸n del Paraguay ser谩 innecesaria e 芦imposible hacerla llegar oportunamente禄. El ministro brasile帽o se apresur贸 a rechazar la aceptaci贸n condicional del gobierno paraguayo, antes de ser recibida en Montevideo, subrog谩ndola con la 芦mencionada oferta inadmisible禄.

Bellegarde sab铆a que el 芦Gobierno preparaba un ej茅rcito auxiliar fuerte de las tres armas, bajo el comando inmediato del respectivo general en Gefe, con calidad de no ser fraccionado, ni diseminado con ning煤n pretesto, y de guardar la debida subordinaci贸n al general en gefe de los ej茅rcitos aliados, tanto cuanto requiera la unidad de operaciones. Tambi茅n estaba pronta una escuadrilla con su respectivo comandante en gefe, para lo que pudiera conducir a los fines de la alianza禄. (39)

Esta declaraci贸n ven铆a a desmentir la idea que le asaltaba a Lamas. El presidente L贸pez estaba listo con su ej茅rcito para lanzarse a la campa帽a contra Rosas y no fue el temor de que sus tropas mantuviesen contacto con el exterior lo que impidi贸 que 茅stas dejasen el territorio nacional. Las tropas paraguayas no salieron por otras causas, que Don Carlos consign贸 categ贸ricamente en sus comunicaciones oficiales y particulares.

Honorio Hermeto hab铆a manifestado tambi茅n en su carta del 30 de noviembre que si el Paraguay 芦no adhiere incontinenti a las nuevas estipulaciones... por exagerados recelos, y por mucho querer, quedar谩 sin las 煤nicas garant铆as posibles que le obtuve de los Estados de Entre R铆os, y Corrientes... 禄 (40) Esta declaraci贸n, como las contenidas en la carta de Lamas a Paulino, del 17 de setiembre, tuvo un efecto contrario al perseguido. No cambi贸 la resoluci贸n del presidente L贸pez, m谩s bien influy贸 para que mantuviese firme su decisi贸n.

Desde Montevideo, Herrera y Obes escribi贸 a Lamas el 5 de diciembre, comunic谩ndole que 芦el Paraguay adhiri贸 al convenio de 29 de mayo, con modificaciones a que ha accedido el general Urquiza. Por ella los gobiernos de Entre R铆os y Corrientes se obligan a obtener, del gobierno de la Confederaci贸n, el reconocimiento de la independencia del Paraguay, y caso de no poderlo conseguir, impedir谩n, de concierto con el Brasil y este Estado, que sea atacada aquella rep煤blica por las fuerzas argentinas. Esto me ha dicho Carneiro Le茫o, pues aun no tengo esas modificaciones. El contingente que debe dar se pondr谩 a las 贸rdenes de Urquiza. 鈥 El presidente L贸pez quer铆a enviar 15.000 hombres; se le ha dicho que bastaban 4.000, pero 茅l va a mandar 10.000, seg煤n ha dicho su encargado de negocios. Este asegura que a haber tenido el gobierno paraguayo conocimiento del convenio del 29 de mayo, no s贸lo no habr铆a ocurrido nada de lo que ha tenido lugar, sino que ha tiempo el ej茅rcito paraguayo estar铆a combatiendo. Parece que L贸pez est谩 en reacci贸n respecto a Urquiza禄. (41)

La primera parte de la informaci贸n confirmaba la de Berges a L贸pez en la tocante a la aceptaci贸n de Urquiza de los puntos de vista del Paraguay. Lo referido por Honorio Hermeto, quien de regreso de Gualeguaich煤 hab铆a llegado el d铆a anterior, ten铆a relaci贸n con los art铆culos adicionales del 30 de noviembre. Adem谩s de la declaraci贸n de Berges de que el presidente L贸pez estaba dispuesto a enviar un numeroso contingente para intervenir en la campa帽a, lo m谩s importante era la relativa a la de que si el Paraguay hubiera tenido conocimiento del convenio del 29 de mayo, no habr铆a aparecido inconveniente alguno y el ej茅rcito paraguayo estar铆a ya combatiendo. El comisionado confirmaba as铆 lo que Don Carlos manifest贸 a Paulino en su carta del 5 de setiembre de que no hab铆a tenido 芦un conocimiento oportuno siquiera禄 del aludido convenio y que la alianza de Asunci贸n hab铆a cedido a la de Montevideo, debiendo prevalecer 茅ste.

El 24 de diciembre Paulino contest贸 la carta del presidente L贸pez del 5 de setiembre. Le comunicaba que los acontecimientos se hab铆an desarrollado r谩pidamente, siendo, por lo tanto, el convenio del 29 de mayo insuficiente 芦para prevenir las necesidades de la situaci贸n禄. Se concluy贸 entonces otro acuerdo, el 21 de noviembre, complementado por nuevos art铆culos adicionales relativos al Paraguay. 芦Para m铆 鈥 agregaba el ministro brasile帽o 鈥 esos art铆culos adicionales contienen, en las actuales circunstancias, todo cuanto era posible hacer en bien del Paraguay. En ellos Urquiza y Virasoro reconocen la independencia de esa Rep煤blica y se obligan a defenderla contra cualquier agresor armado, y a cooperar para ese fin con el Imperio del Brasil y la Rep煤blica del Uruguay. Conceden adem谩s al Paraguay las ventajas que como aliado le corresponde禄. Cuando Don Carlos reciba esta carta, su sabidur铆a ya habr谩 resuelto lo que estime conveniente respecto a la nueva invitaci贸n que se le debe haber hecho. Por eso eran in煤tiles cualesquiera reflexiones del canciller imperial sobre el particular, aunque 茅stas mereciesen la 芦elevada honra禄 de la aprobaci贸n del presidente. 芦Cada vez deploro m谩s 鈥 reiteraba Paulino 鈥 que tama帽a distancia y tantas demoras nos separen禄. (42)

El convenio del 21 de noviembre y el art铆culo adicional del 25 de ese mes, ya fueron ratificados por el Emperador, por el Uruguay y por Urquiza y Virasoro. (43) 芦Todas estas negociaciones tuvieron lugar en vista de las instrucciones amplias y generales que llev贸 el Consejero de Estado Honorio Hermeto Carneiro Le茫o para obrar seg煤n las circunstancias y el curso r谩pido que los acontecimientos exigieren. No es posible 鈥 prosegu铆a el canciller del Imperio 鈥 providenciar desde aqu铆 (no obstante la brevedad de las comunicaciones por vapor para el R铆o de la Plata) despu茅s de los resultados presentados por los acontecimientos. Es preciso prevenirlos y encaminarlos. Ya ve V.E. que sufriendo tantas demoras las comunicaciones con el Paraguay, no me era posible entenderme a tiempo con V.E. sobre medidas exigidas por los acontecimientos, cuyas tendencias y resultados a煤n ignoraba禄. (44)

Paulino agradeci贸 luego las explicaciones que Don Carlos le dio sobre 芦su marcha pol铆tica禄, prueba de confianza que honraba al ministro brasile帽o. Nadie podr谩 desconocer la raz贸n del presidente L贸pez 芦de querer marchar con cautela y seguridad禄, pero las circunstancias y los intereses han cambiado, se estaba en una crisis que era necesario dirigirla y no dejarse arrastrar por ella. 芦Urquiza precisa de nosotros ahora, 鈥 afirmaba el ministro 鈥 y en cuanto precisa exijamos y obtengamos de 茅l garant铆as. Cualesquiera que sean el car谩cter, ambici贸n y tendencias de Urquiza, antes 茅l que Rosas禄. (45)

Esas garant铆as eran las que buscaba el mandatario paraguayo, dados sus recelos del gobernador de Entre R铆os, con quien no pudo entenderse antes de Caseros. Pero frente a una disyuntiva, indudablemente era preferible Urquiza a Rosas.

芦V.E. me dice 鈥 continuaba Paulino 鈥 que la alianza de Asunci贸n cedi贸 a la de Montevideo. No, Excmo. Sr., el Tratado del 25 de diciembre no cedi贸 al convenio del 29 de mayo. El Tratado del 25 de diciembre est谩 en todo su vigor, pero los acontecimientos sobrepasaron sus previsiones. Rosas no puede hoy invadir ni el Paraguay ni el Brasil. En vez de una alianza para contenerlo y repelerlo, se trata de una alianza para destruirlo, de una vez, para obtener garant铆as y ventajas rec铆procas para el futuro, y para asegurar una tranquilidad duradera que permita a cada uno gobernar y arreglar su casa en paz. 鈥 En todas nuestras r谩pidas negociaciones, que hemos ensanchado en la medida que las circunstancias permiten y exigen, nunca olvidamos al Paraguay y siempre le hemos guardado un honroso lugar. En el Tratado de alianza con el Estado Oriental exigimos que 茅l se obligase a sustentar la Independencia del Paraguay. En el Convenio del 29 de mayo le guardamos un lugar y una parte igual en las ventajas concedidas a los aliados. Lo mismo hicimos en los nuevos art铆culos adicionales al Convenio del 21 de noviembre. Este procedimiento es ciertamente de amigo y amigo bueno y leal禄. (46)

La carta de Lamas no fue escrita para ser presentada a Don Carlos. Paulino pidi贸 a 茅ste que no se diese por entendido de aqu茅lla, lamentando profundamente haber la misma desagrado al presidente 芦porque D. Andr茅s Lamas es uno de los m谩s decididos partidarios de la alianza con el Paraguay y de la libre navegaci贸n de los r铆os para todos los ribere帽os禄. (47)

El mismo 24 de diciembre Paulino escrib铆a tambi茅n a Bellegarde, remiti茅ndole la carta a L贸pez para que la entregue. Le dec铆a que a esas horas estar谩 ya informado por intermedio de Honorio Hermeto del convenio del 21 de noviembre y de los art铆culos adicionales, as铆 como del resultado de la misi贸n de Berges. Como L贸pez debe ser invitado, era de creer que ya hubiese adherido al acuerdo o rechazado 茅ste. 芦Es muy de desear que hubiese adherido... Si por acaso, 鈥 agregada el ministro de negocios extranjeros 鈥 lo que no es de ning煤n modo probable, L贸pez a煤n no tom贸 resoluci贸n alguna sobre dichos art铆culos adicionales, V.S. har谩 cuanto estuviere a su alcance para que 茅l los acepte禄. (48)

El 9 de diciembre los aliados se dirigieron al ministro de relaciones exteriores del Paraguay, remiti茅ndole la copia del tratado del 21 de noviembre y la de los art铆culos adicionales, con el objeto de que el presidente de la rep煤blica resolviere sobre la invitaci贸n estipulada en el art铆culo 20潞 del aludido convenio. De esta vez aqu茅lla no se hizo esperar. En el caso del acuerdo del 29 de mayo la nota colectiva se firm贸 el 23 de agosto y s贸lo fue entregada el 14 de octubre.

El 6 de enero Varela recibi贸 la nota respectiva y sin mayor dilaci贸n la contest贸 el 12 del mismo mes. Sometidos a la consideraci贸n del presidente de la rep煤blica los documentos mencionados y 芦muy especialmente los art铆culos 1潞 y 14潞 de la convenci贸n especial del 21 de Noviembre, y el 4潞 de los art铆culos adicionales de 30 del mismo禄, le orden贸 responder 芦que a pesar de sus vivos deseos de entrar en la referida alianza, no es dable que el Gobierno de la Rep煤blica se someta a las bases del citado articulo 4潞 del 30 de Noviembre禄. La nota del 9 de diciembre fue posterior a la llegada del encargado de negocios del Paraguay, que era portador de la adhesi贸n al acuerdo del 29 de mayo, y los se帽ores ministros desentendi茅ndose de la adici贸n propuesta, han formulado una nueva invitaci贸n, con la cual han ratificado el rechazo de la 芦condici贸n de obligarse los Gobiernos aliados de obtener el reconocimiento de la Independencia del Paraguay por el Gobierno que se organizare en lugar de D. Juan Manuel Rosas禄.(49)

芦El abajo firmado 鈥 agregaba el canciller paraguayo 鈥 entiende que a esto ha llamado mucho querer, el Sor. Carneiro Le茫o, Ministro Plenipotenciario del Brasil en su carta de 30 de Noviembre datada en Gualeguaich煤. Hay tiempo de saber mejor de parte de quien est谩 el mucho querer. Entretanto, los Sres. gobernadores de Corrientes, y Entre R铆os, que no quieren obligarse a obtener del nuevo gobierno argentino, el reconocimiento de la Independencia del Paraguay, se han prestado desde luego a la exigencia del Brasil para la mayor seguridad del pr茅stamo que les hizo de cuatrocientos mil patacones al tenor del art铆culo 7潞 de la convenci贸n del 21 de Noviembre, por el cual 芦S.E. el Sor. Gobernador de Entre R铆os se obliga a obtener del Gobierno que suceda inmediatamente al del general Rosas, el reconocimiento de aquel empr茅stito, como deuda de la Confederaci贸n Argentina, y que efect煤e su pronto pago con el inter茅s del 6 por 100 al a帽o. Ser谩 que a juicio de los Sres. gobernadores de Entre R铆os, y Corrientes vale m谩s ese pr茅stamo del Brasil, que la sangre y caudales del Paraguay; o que la cooperaci贸n de esta Rep煤blica sea de menos importancia, y de menos conveniencia internacional, que la del Imperio del Brasil en los objetos de la alianza contra el Gobierno actual de Buenos Aires禄. (50)

Luego Varela transcribi贸 su oficio a Bellegarde del 16 de diciembre con el objeto de aclarar mejor su contestaci贸n, para terminar expresando: 芦El infrascrito no ha podido mirar con indiferencia esa atribuci贸n gratuita de 芦exagerados recelos, y mucho querer禄, que no pod铆a llevar otro objeto, que el de hacer odiosa la pol铆tica de esta Administraci贸n en las solemnes circunstancias que motivan esta correspondencia; y no ha dejado de agravar el profundo sentimiento del Gobierno de la Rep煤blica al verse forzado a rehusar su cooperaci贸n a la m谩s pronta, y efectiva destrucci贸n del enemigo com煤n, 煤nico obst谩culo a la paz, y al bienestar de los Estados vecinos. Con todo, halla en su conciencia un plausible motivo de tranquilidad, y satisfacci贸n en la pronta, y generosa resoluci贸n con que se ha prestado al convite de entrar en la alianza con una base justa, indeclinable: si los Gobiernos aliados no quieren aceptarla, y consideran innecesaria la cooperaci贸n del Paraguay, como queda dicho, y se deja entender del convite que le han dirigido demasiado tarde, y con bases inadmisible, la Rep煤blica no tiene m谩s que resignarse a las ulterioridades de esta posici贸n menos agradable禄. (51)

El gobierno paraguayo sab铆a que con su contestaci贸n quedar谩 excluido de las ventajas del convenio del 21 de noviembre y que para defenderse de una agresi贸n armada contaba s贸lo consigo. Los sucesos mostrar谩n de parte de quien procedi贸 la equivocaci贸n que no permiti贸 芦a la Rep煤blica marchar de acuerdo con los Gobiernos aliados禄. (52)

La resoluci贸n del Paraguay era definitiva, indeclinable, dispuesto como estaba a soportar las consecuencias de su actitud. Varela no hizo sino confirmar lo que Don Carlos hab铆a declarado anteriormente en una de sus cartas a Paulino. Y no pod铆a ser de otra manera, ya que cumpl铆a 贸rdenes del presidente.

Corrientes busc贸 tambi茅n un acercamiento con el Paraguay a los efectos de una 芦ulterior fundaci贸n de un nuevo Estado. Derqui escribi贸 al presidente L贸pez 鈥 anota Cardozo 鈥 en los mismos t茅rminos que hab铆a hecho a Bellegarde y Pujol, por su parte, se dirigi贸 directamente al general L贸pez insinu谩ndole la conveniencia de que la misi贸n Berges, en vez de ser destinada a Montevideo, donde, terminaba la campa帽a, ya no ten铆a objeto y 芦pod铆a hacer una figura no muy digna禄, se entendiera con los Gobiernos de Entre R铆os y Corrientes que pondr铆an como condici贸n de ser unidos a la comunidad argentina el reconocimiento de la independencia paraguaya禄. Pujol, que cre铆a en la posibilidad de una alianza entre el Paraguay, Entre R铆os y Corrientes, escribi贸 el 20 de noviembre al general L贸pez, invit谩ndole a que interpusiese su influencia para desvanecer 芦infundadas desconfianzas禄 de 芦algunos hombres influyentes禄 del pa铆s. La alusi贸n se relacionaba con los recelos de Don Carlos. Francisco Solano rechaz贸 la referencia y agreg贸 en su respuesta al ministro de Virasoro: 芦Est谩bamos decididos a entendernos franca y 煤tilmente para hacer la campa帽a sobre la derecha del Paran谩; pero desde que nos hemos visto postergados, el Paraguay no ha debido ofrecerse a nadie. Es una fatalidad que siempre hemos de andar a medias en las circunstancias m谩s solemnes, sin poder acercarnos al punto de donde parten nuestros intereses comunes禄. El Paraguay no se desligar铆a de la alianza aceptada sino por acuerdo com煤n de las partes contratantes. Berges no pod铆a separarse de su misi贸n. El inter茅s del Paraguay estaba 芦en su verdadera amistad con las provincias de Corrientes y Entre R铆os, aunque continuaran perteneciendo a la Confederaci贸n Argentina禄. As铆 como el general, el presidente L贸pez se manifest贸 a Derqui en el mismo sentido. Ambos no se pronunciaron sobre los designios de separaci贸n de las mencionadas provincias. (53)

La declaraci贸n del general L贸pez coincid铆a con las expresadas por Don Carlos a Paulino en lo relativo a la postergaci贸n del Paraguay en las negociaciones de Montevideo, o en otros t茅rminos, a la no participaci贸n de la rep煤blica en la conclusi贸n de la alianza contra Rosas, iniciada con la firma del convenio del 29 de mayo. Esta circunstancia hizo impacto en la sensibilidad paraguaya. De ah铆 las quejas de los L贸pez, padre e hijo, que fueron exteriorizadas con toda franqueza al canciller imperial y al ministro correntino.

Por su parte Derqui escribi贸 a Pujol: 芦Tengo la sospecha, que raya en convicci贸n, de que el Brasil trata de evitar que el Paraguay se ligue con nosotros para constituirse 茅l fiel de la balanza en nuestras relaciones exteriores y ser铆a tontera dejarlo realizar禄. Derqui busc贸 entonces nuevamente una aproximaci贸n con el Paraguay. Insinu贸 al presidente L贸pez 芦una reuni贸n de plenipotenciarios para tratar de la libertad de navegaci贸n y para estipular que su consagraci贸n y el reconocimiento de la independencia del Paraguay fueran condiciones de uni贸n de Entre R铆os y Corrientes a la Confederaci贸n禄. De esta cuesti贸n hab铆a hablado ya con anterioridad a Bellegarde. Don Carlos contest贸 el 9 de enero de 1852: 芦Se me han imputado exagerados recelos y mucho querer. La marcha de los sucesos ha de aclarar las cosas. Es verdad que no estoy en disposici贸n de subordinar mi Patria a promesas, ni a exigencias menos conformes a mi modo de ver las cosas... El pensamiento de hacer del reconocimiento de la Rep煤blica del Paraguay y de su libre navegaci贸n una condici贸n de la asociaci贸n federal de Corrientes y Entre R铆os, llenar谩 mis deseos... Si fuese posible la celebraci贸n de un tratado con estas bases, ser铆an allanadas todas las dificultades禄. El presidente manifest贸, adem谩s, 芦aunque pareciera ya tard铆o el concurso paraguayo... estar dispuesto a organizar un cuerpo de reserva pronto a acudir en caso de contraste en la campa帽a de Buenos Aires禄. (54)

El presidente L贸pez no se apart贸 de la decisi贸n que hab铆a asumido al corresponderse con Paulino, no obstante las halagadoras manifestaciones de los gobernantes de Corrientes. No pod铆a disgustarle la insinuaci贸n de Derqui de establecer como condici贸n para la incorporaci贸n de Corrientes y Entre R铆os a la Confederaci贸n Argentina el reconocimiento de la libre navegaci贸n y de la independencia del Paraguay. En el fondo, este 芦pensamiento禄 concordaba con la aceptaci贸n condicional de la alianza pactada el 29 de mayo. De ah铆 que un tratado concluido sobre estas bases allanar铆a 芦todas las dificultades禄, satisfaciendo los 芦deseos禄 de Don Carlos. Ante la actitud asumida por el Paraguay como consecuencia de la misi贸n de Nicanor Molinas, Corrientes y Entre R铆os reaccionaron para borrar las consecuencias de ese cometido desacertado. Comprendieron que la amistad del Paraguay ten铆a su importancia para asegurar las grandes aspiraciones de las provincias litorales frente a la hegemon铆a de Buenos Aires. Y tambi茅n buscaron esa amistad para contrarrestar la influencia del Brasil y evitar que el Imperio se constituyese en el 芦fiel de la balanza禄 de las relaciones exteriores de estos Estados, como expres贸 Derqui a Pujol, el 9 de enero de 1852. Tambi茅n el Brasil, de acuerdo con las manifestaciones de Paulino, insisti贸 en que el Paraguay adhiriera a las alianzas del 29 de mayo y 21 de noviembre, para servir de 芦contrapeso禄 ante el peligro de una posible pol铆tica hegem贸nica de Urquiza.

El 15 de enero de 1852 el presidente L贸pez escribi贸 nuevamente a Paulino, avis谩ndole recibo de la carta del 26 de octubre y de las copias de los tratados celebrados entre el Imperio y el Uruguay. La correspondencia, sin embargo, vers贸 especialmente sobre el tratado del 21 de noviembre, los art铆culos adicionales, la invitaci贸n hecha al Paraguay y la respuesta a esta invitaci贸n.

芦Es con sumo disgusto 鈥 declar贸 Don Carlos 鈥 que he palpado el inclasificable empe帽o de los amigos del Paraguay en su oposici贸n a la condici贸n indeclinable con que el Gobierno de la Rep煤blica se ha prestado a entrar en la alianza de 29 de Mayo, sin querer obligarse a obtener del sucesor del Gobernador Rosas, el reconocimiento de la Independencia del Paraguay, y de su libre navegaci贸n. 鈥 Es precisamente un Ministro del Gobierno Imperial en misi贸n especial en el R铆o de la Plata, el mismo a quien V.E. ha recomendado por partidista decidido de la Independencia del Paraguay, el que se ha gloriado de improvisar en Gualeguaich煤 los art铆culos adicionales del 30 de Noviembre, y ha recomendado este acto por un servicio especial a la Rep煤blica. 鈥 Entre otras cosas demasiado notables en esta convenci贸n, mucho ha debido mortificarme la insultante oferta de que los Gobiernos de Entre R铆os y Corrientes, recomendar谩n al sucesor de Rosas el reconocimiento de la Independencia de esta Rep煤blica, y de que en todo caso se obligan a defenderla de cualquiera agresi贸n. No estra帽茅 que el general Urquiza aprovechara una tal coyuntura para reproducirme esa oferta inclasificable, que en Junio ha sido ya contestada convenientemente; pero me ha sido muy sorprendente que haya cabido en la recomendada capacidad del se帽or Carneiro Le茫o, la idea de una alianza con la Rep煤blica sobre tales promesas; y que se haya prestado a la inconsideracion de reproducirme un acto cuya seria repulsa ha sido ya notoria al mundo: 茅l ha de saber lo que ha hecho, trabando de esa manera toda injerencia del Paraguay en la alianza del Imperio, y consiguientemente en los predichos tratados del Gabinete Imperial con el Gobierno Oriental. 鈥 Los Se帽ores Carneiro Le茫o, y Bellegarde han dicho oficialmente que los aliados del Imperio no exijen la cooperacion del Paraguay, y que los Generales que comandan las tropas aliadas son de opinion que las fuerzas que tienen reunidas son muy suficientes para la probabilidad del buen 茅xito de la empresa. Asi debe ser, cuando asi lo dicen. V.E. juzgar谩 si es razon esa, para convidar al Paraguay de una manera inconveniente y hasta ofensiva, a entrar en la alianza, 贸 si habria sido mas propio evitar el convite de un convenio desnecesario禄. (55)

Todo esto ha venido a colocar al gobierno paraguayo en la 芦desagradable necesidad禄 de excusarse a entrar en la alianza del 21 de noviembre, 芦sobre las bases de los art铆culos adicionales禄. Paulino se enterar谩 por la correspondencia oficial que la nota colectiva del 9 de diciembre fue posterior a la recepci贸n de la adhesi贸n condicional del Paraguay al convenio del 29 de mayo. Esta adhesi贸n no se tuvo en cuenta y se ha formulado nuevamente la invitaci贸n sobre la base del de los citados art铆culos adicionales. (56)

芦Mucho agradezco a V.E. 鈥 prosigui贸 el presidente 鈥 los cuidados que le inquietan por la suerte de mi patria en el caso a que los aliados me han forzado, de aislarme en su movimiento contra el enemigo comun. Desde que me he prestado 谩 todo cuanto podia ser, razonablemente, y sin detrimento de la dignidad de la Rep煤blica, quedo tranquilo en esa mala posicion en que al noble juicio de V.E. me he colocado por mi no adhesion absoluta al convite de los Gobiernos aliados. Quien sabe lo que podr谩 dar esa mala posicion en las ulterioridades del triunfo de los aliados en la campa帽a de la derecha del Paran谩? 鈥 En lo que no puedo convenir es que esa mala posicion ponga en serios embarazos al Imperio, y al Estado Oriental, si esto se ha de entender relativamente a la defensa del Paraguay. Diran 鈥 芦No nos ha ayudado: justo es que no le ayudemos禄 鈥 conforme se me ha anunciado en sentido contrario para el caso de mi adherencia absoluta a la invitaci贸n referida. Seguir谩n sus compromisos con sus aliados, como los ha establecido sin intervencion del Paraguay, y los llevar谩n hasta donde Dios fuere servido禄. (57)

芦Cuente V.E. 鈥 termin贸 manifestando el mandatario paraguayo 鈥 que la Rep煤blica no ser谩 gravosa a sus vecinos, y tiene la conciencia de que en sus conflictos no los buscar谩, con la esperiencia, y lecciones de estos dias, y que primero se ha de sepultar en sus propias cenizas, que prestarse a hacer la figura de humillacion 谩 que los aliados quieren reducirla. No quiero mortificarme, ni mortificar a V.E. con nada mas sobre tan desagradable material: el Gobierno del Brasil no ha querido entenderse oportuna, y convenientemente con la Administracion del Paraguay, teniendo aqu铆 un Ministro de toda su confianza禄. (58)

Sin embargo de renovar a Paulino en esta 芦solemne ocasi贸n禄 su 芦m谩s sincera amistad禄 y su 芦invariable buena voluntad禄, el presidente L贸pez no admiti贸 las reiteradas explicaciones y los pedidos del ministro de negocios extranjeros del Imperio para entrar en la alianza. El patriotismo de Don Carlos era intransigente y en茅rgico, como se reflej贸 en su categ贸rica declaraci贸n de que el Paraguay 芦primero se ha de sepultar en sus propias cenizas禄 antes que prestarse a la humillaci贸n a la cual quer铆an someterle los aliados. El ten铆a sus motivos para la adopci贸n de su firme resoluci贸n, pero su juicio era exagerado al hablar de humillaci贸n. No estaba en el esp铆ritu de los aliados humillar al Paraguay. Si en un principio cometieron errores, las explicaciones de Paulino y del mismo Urquiza a Berges, pod铆an haber desvanecido los recelos del presidente L贸pez. Pero 茅stos no se disiparon. En esta 煤ltima carta reaparecieron los relativos a Urquiza y se concretaron, adem谩s, los cargos al Brasil. Con estas 芦indeclinables禄 declaraciones el Paraguay quedaba fuera de la alianza, perdiendo la oportunidad de hacer sentir de cerca su influencia en el destino pol铆tico del R铆o de la Plata. Esta actitud de prescindencia tuvo consecuencias desfavorables en el futuro de la rep煤blica.

Ahora bien, estimamos que la posici贸n adoptada por el presidente L贸pez tuvo las siguientes causas; a) la misi贸n Molinas; b) los recelos contra Urquiza; c) la firma del convenio del 29 de mayo sin la participaci贸n del Paraguay; y d) la no aceptaci贸n de las condiciones propuestas por la rep煤blica al adherirse a este convenio.

Mientras tanto los sucesos se precipitaron en el R铆o de la Plata. La escuadra brasile帽a al mando del almirante Grenfell forz贸 el Paso del Tonelero y traslad贸 la divisi贸n imperial a las 贸rdenes del general Marques de Souza para juntarse con las otras tropas aliadas. Concentrado el ej茅rcito de argentinos, brasile帽os y uruguayos, bajo la directa jefatura del general Urquiza, inici贸 la gloriosa campa帽a que culmin贸 con el triunfo de Caseros, el 3 de febrero de 1852. Rosas abandon贸 el campo de batalla para luego alejarse para siempre de tierras americanas.

La victoria llen贸 los corazones de indescriptible regocijo, abriendo nuevos y amplios horizontes a los pueblos libertados. Caseros no fue una mera batalla sino un cambio de frente en el destino de los pa铆ses dependientes de la cuenca del R铆o de la Plata; desde entonces comenz贸 una era m谩s humana y m谩s fecunda para la Argentina y los Estados vecinos. El nombre del general Urquiza qued贸 ligado a este suceso memorable y las generaciones futuras le recordar谩n con la aureola de los servidores de la libertad. (59)

Caseros tuvo una importancia fundamental para el Paraguay porque le permiti贸 consolidar su existencia de pa铆s soberano y establecer su comunicaci贸n libre con el mundo.

El 5 de febrero, dos d铆as despu茅s de la derrota de Rosas, Berges visit贸 a Honorio Hermeto, horas antes que 茅ste se embarcara en el Paraense con destino a Buenos Aires, para comunicarle que el gobierno paraguayo 芦no hab铆a adherido al convenio del 21 de noviembre禄. De esta noticia 芦muy triste禄 para Berges apenas le pudo avisar recibo el plenipotenciario especial del Imperio. Por su parte Silva Pontes inform贸: 芦Recib铆 carta del presidente del Paraguay. Por ella supe que el Sr. Bellegarde est谩 enfermo. Poco despu茅s vino a la legaci贸n el Encargado de Negocios de aquella Rep煤blica a despedirse. El presidente L贸pez no aprob贸 lo que hab铆a convenido con el general Urquiza y el Sr. Carneiro Le茫o. De las palabras y aun m谩s del semblante del Sr. Berges percib铆 que la desaprobaci贸n para 茅l hab铆a sido concebida en t茅rminos desagradables禄. (60)

El gobierno del Paraguay 芦recibi贸 y celebr贸 con 铆ntimo placer la primera noticia del completo triunfo de los Gobiernos aliados contra el tirano de los Argentinos禄. Para hacer p煤blico este sentimiento y festejar el 芦venturoso dia禄 de la victoria dirigi贸 una circular al pueblo, el 16 de febrero de 1852, concebida en estos t茅rminos: 芦El Presidente de la Rep煤blica se complace de felicitar muy cordialmente a los gobiernos aliados contra el tirano de la Confederaci贸n Argentina, Juan Manuel Rosas, y a todos los habitantes de esta Rep煤blica, por el completo triunfo que contra las fuerzas de Buenos Aires ha obtenido el d铆a tres del corriente los ej茅rcitos aliados al mando del Exmo. Sr. general en gefe Don Justo Jos茅 Urquiza禄. (61)


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXX

1- Soares de Souza. Honorio Hermeto..., ob. cit., p谩g. 12.

2- Archivo del Vizconde de Uruguay en poder de Jos茅 Antonio Soares de Souza, a cuya gentileza debemos copia de este documento. Paulino a Honorio Hermeto. Confidencial e Reservada.

3- Oficio cit.

4- Oficio cit.

5- A.H.I. Correspondencia Particular, Reservada e Confidencial do Conselheiro P. J. Soares de Souza de 1850 a 1853. Copia conformada por Azambuja. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 26 de octubre de 1851.

6- Carta cit.

7- Carta cit.

Soares de Souza, ob. cit., p谩gs. 39 y 40.

8- A.H.I. Correspondencia Particular..., cit. Confidencial de Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 26 de octubre de 1851.

9- El Paraguayo Independiente, N潞 110. Art铆culo intitulado: Triunfo de Montevideo.

10- A.H.I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 29 de octubre de 1851. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

11- Carta cit. Los subrayados son del original.

12- Carta cit. Los subrayados son del original.

13- Carta cit.

14- Carta cit.

15- Carta cit.

16- Carta cit.

17- Soares de Souza, ob. cit., p谩g, 39.

18- Justo Pastor Ben铆tez en su ob., Temas de la Cuenca del Plata, Montevideo, 1949, reproduce el pasaporte, la credencial y las instrucciones de Berges, p谩gs. 96 a 103. Las referencias que hacemos de los dos 煤ltimos documentos est谩n tomadas de la ob. cit.

Ruiz Moreno, ob. cit., p谩gs. 46, 47 y 48.

Benigno Riquelme Garc铆a, en su art铆culo: Don Jos茅 Falc贸n olvidado de la Epopeya, publicado el 10 de enero de 1965 en La Tribuna, escribe que es 芦tradici贸n禄 que las instrucciones de Berges 芦fueron redactadas por Falc贸n禄. Aunque fuese as铆, Falc贸n habr铆a seguido estrictamente las indicaciones de Don Carlos, quien manejaba personalmente las cuestiones internacionales.

19- Carta de L贸pez a Paulino del 29 de octubre cit. y El Paraguayo Independiente. N潞 109, cit.

20- Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 37.

21- Chaves, ob. cit., p谩g. 164.

22- Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 280, Nota 78.

23- Chaves, ob. cit., p谩gs. 164 y 165.

24- Beatriz Bosch, ob. cit., p谩gs. 103 a 108.

Pereira Pinto, ob. cit., p谩gs. 371 a 377.

Relat贸rio de 1852, cit.

25- Ib. Ib. Ib.

Ib. Ib. Ib.

26- Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 33.

27- Ib. Ib., p谩g. 37.

Pocos d铆as estuvo Honorio Hermeto en Gualeguaich煤. En la madrugada del 3 de diciembre regres贸 a bordo del Imperador. En el mismo barco viaj贸 tambi茅n Berges, llegando a Montevideo el 4. En Colonia se entrevist贸 de paso con el Conte de Caxias, que le mereci贸 este juicio: 芦Es franco y sencillo, como lo son todos los hombres de valor禄. Berges vivi贸 en la capital uruguaya en la casa de la calle Rinci贸n N潞 46. Ob. cit., p谩gs. 35 y 38.

28- Chaves, ob. cit., 164. Carta de Berges a L贸pez. Gualeguaich煤, 30 de noviembre de 1851, en B.N.R.J. 鈥 C.R.B.

29- El Paraguayo Independiente, N潞 113.

30- Archivo del Vizconde de Uruguay en poder de Jos茅 Antonio Soares de Souza, a cuya gentileza debemos una copia de los art铆culos adicionales en su versi贸n portuguesa.

Pereira Pinto, ob. cit., p谩gs. 378 a 380.

31- Chaves, ob. cit., p谩g. 164.

32- Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 37. Carta en nuestro poder del 27 de noviembre de 1962.

33- Soares de Souza, carta cit.

34- Chaves, ob. cit., p谩gs. 165 y 166.

35- Soares de Souza. O General Urquiza e o Brasil, cit., p谩g. 58.

36- El Paraguayo Independiente, N潞 l 13. Varela al ministro de relaciones exteriores del Uruguay, ministro plenipotenciario del Brasil y encargado de negocios de Entre R铆os y Corrientes. Asunci贸n, 12 de enero de 1852.

37- Nota cit.

38- Nota cit.

39- Nota cit.

40- Nota cit.

41- Correspondencia del doctor Manuel Herrera y Obes, cit. Herrera y Obes a Lamas. Montevideo, 5 de diciembre de 1851, p谩gs. 95 a 99.

42- A.H.I. Correspondencia Reservada e Confidencial do Governo Imperial em 1851 e 1852. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 24 de diciembre de 1851. Copia conformada por Azambuja. Anexo del Reservado N潞 19 a Bellegarde.

43- El art铆culo adicional subscrito el 25 de noviembre establec铆a que el plenipotenciario imperial entregar谩 la 芦primera prestaci贸n mensual de cien mil patacones del empr茅stito estipulado en el art铆culo sexto禄 del convenio del 21 de ese mes.

44- Carta cit.

45- Carta cit.

46- Carta cit.

47- Carta cit.

48- A.H.I. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Reservado N潞 19. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 24 de diciembre de 1851. Borrador. Copia firmada en Correspondencia Reservada e Confidencial..., cit. Paulino recomendaba a Bellegarde: 芦Conviene mucho que V.S. estudie el estado actual de la poblaci贸n paraguaya y me informe acerca de las ideas y tendencias que la dominan, bien como sobre la seguridad actual y futura del poder y sistema del Presidente禄.

49- El Paraguayo Independiente, N潞 113. Nota de Varela, cit.

50- Nota cit.

51- Nota cit.

52- Nota cit.

53- Cardozo, ob. cit., p谩gs. 118 y 166.

54- Ib. Ib., p谩gs. 120 y 166.

55- A. H. I. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 15 de enero de 1852. Original. Copia fotogr谩fica en nuestro poder.

56- Carta cit.

57. Carta cit.

58- carta cit.

59- R. Antonio Ramos. El reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Argentina. M茅xico, 1951, p谩g. 10.

60- Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 107.

Pocos d铆as despu茅s de su llegada a Montevideo, refiri茅ndose al encargado de negocios del Brasil, Berges escribi贸: 芦El se帽or Pontes es bastante atento y formal, y con los inferiores d茅spota: por lo menos dicen que es de capacidad, y muy a prop贸sito para desempe帽ar el puesto, que ocupa en las presentes circunstancias, y cuando m谩s se necesita de la intriga. Despu茅s de la llegada del Ministro Plenipotenciario de su naci贸n, nada hace el se帽or Pontes禄. Soares de Souza, ob. cit., p谩g. 280, Nota 83.

61- El Paraguayo Independiente. N潞 113.



CAPITULO XXXI

RECONOCIMIENTO DE LA INDEPENDENCIA POR LA CONFEDERACI脫N ARGENTINA


Desaparecido Rosas del escenario pol铆tico, el general Urquiza fue designado director provisorio de la Confederaci贸n Argentina. Le tocaba en adelante completar su obra. A la gloria del soldado agregar铆a la gloria del estadista. Y comenz贸 su fecunda labor como hombre de gobierno, representada en el orden interno por la constituci贸n de 1853 y en el externo por el restablecimiento de la amistad con los Estados vecinos.

Despu茅s de Caseros preocup贸 a la Corte de San Crist贸bal las relaciones del Paraguay con la Confederaci贸n. En la cuesti贸n de l铆mites el Imperio ten铆a inter茅s que las Misiones entre el Paran谩 y el Uruguay no pasasen a poder de la Argentina. El director provisorio en un principio se mostr贸 poco favorable a la rep煤blica. 芦La diplomacia brasile帽a consideraba inminente la lucha entre Urquiza y el Paraguay, y no quer铆a que ese hecho tomase de sorpresa al Imperio para que 茅ste sacase de los acontecimientos el mejor partido posible. Carneiro Le茫o escrib铆a desde Montevideo a L贸pez, inform谩ndole del esp铆ritu hostil de Urquiza hacia su gobierno y le recomendaba adoptar las medidas convenientes. 鈥 En el mes de abril, el Paraguay fue formalmente advertido de un proyecto de Urquiza contra la independencia del Paraguay. 芦Existian serios recelos de invasi贸n禄. En el mes de mayo se recibieron nuevas noticias sobre una 芦invasi贸n rel谩mpago禄. (1)

Las informaciones acerca de la pol铆tica inamistosa del vencedor de Caseros se suced铆an. Don Carlos lleg贸 a la conclusi贸n que esa pol铆tica era la misma de Rosas y que era de 芦esperar cualquier d铆a la negociaci贸n pac铆fica para incorporar la Rep煤blica a la Confederaci贸n, y para recobrar los territorios de Pedro Gonz谩lez. Chaco paraguayo, Misiones, las islas de Atajo y Apip茅, que el Gobierno argentino dice que son suyos禄. El presidente L贸pez resolvi贸 entonces conferir plenos poderes a Manuel Moreira de Castro, c贸nsul de la rep煤blica en R铆o de Janeiro, para ajustar y concluir un tratado de alianza y limites entre el Paraguay y el Imperio. (2)

Pero la hostilidad de Urquiza no pas贸 de las noticias y prevenciones. A ella sucedi贸 la misi贸n Derqui, que vino a cambiar el panorama pol铆tico entre los dos pa铆ses y el Brasil.

Los tratados de 1851 contemplaban especialmente la situaci贸n del Paraguay y el Uruguay como Estados independientes, condici贸n indispensable para asegurar la paz tanto tiempo perturbada. No pod铆a ser de otro modo, teniendo en cuenta los imperativos de la justicia y de la historia.

El general Urquiza al firmar los acuerdos aludidos estaba bien compenetrado de la posici贸n de la Argentina respecto de los pa铆ses lim铆trofes, y fiel a la palabra empe帽ada se decidi贸 a satisfacer al Paraguay. 芦La libre navegaci贸n de los r铆os, la polic铆a de frontera, las exigencias probables de las potencias extranjeras, las posibles complicaciones interiores, exig铆an 鈥 escribe C谩rcano 鈥 la pronta iniciaci贸n de las relaciones con el gobierno de Asunci贸n, para asegurar la cordialidad y su confianza, despu茅s de la continua amenaza que hab铆a sufrido durante la dictadura禄. (3)

Para desempe帽ar la importante comisi贸n fue designado el Dr. Santiago Derqui, con el car谩cter de encargado de negocios, por decreto del 24 de abril de 1852, firmado por el general Urquiza y refrendado por su ministro Vicente Fidel L贸pez. Posteriormente nombr贸se a Manuel Cabral secretario de la legaci贸n. (4)

La misi贸n estaba destinada a alcanzar completo 茅xito. As铆 era de esperar dadas las cualidades del eminente comisionado, cuya larga y destacada actuaci贸n deb铆a culminar con la presidencia de la Confederaci贸n Argentina. Derqui, 芦apasionado y combativo, perseverante y en茅rgico, decidido y generoso, cuando le mov铆a una ambici贸n; esc茅ptico y fr铆o, indiferente y abandonado, contradictorio e intermitente, cuando se aflojaban sus resortes interiores y la decepci贸n le dominaba禄, un铆a a su simpat铆a y atractivos personales, a su 芦esp铆ritu sagaz y penetrante禄, un amplio conocimiento de las modalidades y aspiraciones del pueblo paraguayo y su gobierno. En 1845 hab铆a estado en Asunci贸n, enviado por el general Paz, para negociar un pacto de alianza contra Rosas. Entonces conoci贸 y trat贸 personalmente al presidente L贸pez. El ambiente en que deb铆a actuar el comisionado era, adem谩s, favorable al desempe帽o de sus actividades, pues la independencia constitu铆a la aspiraci贸n suprema del Paraguay. (5)

El Paraguayo Independiente inform贸: 芦Tenemos la satisfacci贸n de anunciar a nuestros conciudadanos que el Exmo. Gobierno Encargado de las Relaciones Esteriores de la Confederaci贸n ha nombrado al Dr. D. Santiago Derqui Encargado de Negocios en misi贸n especial cerca de nuestro Gobierno. 鈥 Esta demostraci贸n amistosa del Gobierno Argentino nos inspira la confianza de poder arribar a un arreglo satisfactorio de las cuestiones pendientes entre ambos Pa铆ses禄. (6)

El lenguaje del valiente peri贸dico hab铆a cambiado. Los recelos contra Urquiza y los hombres de Corrientes desaparecieron. Una 茅poca de confianza reemplaz贸 al periodo de incertidumbres y zozobras de los tiempos sombr铆os de la tiran铆a de Rosas.

Antes de su partida Derqui recibi贸 las instrucciones correspondientes, redactadas por Vicente Fidel L贸pez, ministro de relaciones exteriores de la Confederaci贸n Argentina. El encargado de negocios deb铆a expresar que el 芦gobierno encargado de las relaciones exteriores de la Confederaci贸n, ha querido en el despacho de esta Legaci贸n dar a todas las naciones un nuevo testimonio del esp铆ritu de paz que lo anima de parte de todas ellas, lo mismo que de su deseo de establecer relaciones de amistad y comercio con los Estados禄. (7)

El general Urquiza deseaba sinceramente la paz y la armon铆a con todos los pueblos, muy singularmente con aquellos de un mismo origen, y, adem谩s, 芦borrar de alg煤n modo los antiguos enconos y animosidades que con el dictador Rosas sistem谩ticamente los divid铆a禄. (8)

El Paraguay no ofrec铆a mayores dificultades para alcanzar este noble anhelo. El 煤nico obst谩culo era la cuesti贸n relacionada con la independencia, origen de los 芦enconos y animosidades禄 a que se refer铆a el vencedor de Caseros. Por eso, Derqui deb铆a manifestar tambi茅n al presidente L贸pez que estaba 芦autorizado por el Exmo. se帽or encargado de las relaciones exteriores de la Confederaci贸n Argentina, gobernador y capit谩n general de la provincia de Entre R铆os, brigadier don Justo Jos茅 de Urquiza, para reconocer la independencia del Paraguay, como un hecho consumado que cuenta con su adhesi贸n personal y con la de los gobernadores provinciales de la Confederaci贸n禄. El reconocimiento deb铆a someterse a la consideraci贸n del futuro congreso, como un hecho al cual 芦se adhieren los gobiernos provinciales, que han dado al brigadier don Justo Jos茅 de Urquiza el encargo de representarlos, y que por lo tanto, este magistrado toma sobre si la responsabilidad de instruir oportunamente de todo al mencionado Congreso, sosteniendo las ventajas, la importancia y necesidad de ratificar definitivamente este acto禄. (9)

El encargado de negocios pod铆a hacer uso pleno de esta autorizaci贸n desde el momento que el Paraguay se mostrase dispuesto a conceder la libre navegaci贸n de los r铆os Paran谩 y Paraguay, a otorgar libertad de tr谩nsito y de comercio y a conceder a los ciudadanos argentinos los mismos derechos que a los nativos. Para estrechar a煤n m谩s las relaciones y fortalecer los v铆nculos de fraternidad entre los dos pa铆ses, 芦en raz贸n de la comunidad de origen, razas e intereses禄, el encargado de negocios deb铆a facilitar los medios para que la juventud paraguaya pudiera educarse en las provincias argentinas, viajar por su territorio y dedicarse al comercio. Con igual prop贸sito deb铆a ofrecer, guardando la circunspecci贸n y destreza convenientes, 芦los buenos oficios del gobierno argentino para dotar a la Rep煤blica del Paraguay del personal necesario para sus establecimientos p煤blicos, en cuya oferta procurar谩 que no se conozca el deseo de hacerlo禄 de parte de la Confederaci贸n 芦sino la plena adhesi贸n de complementar el deseo que de ello pueda tener el gobierno paraguayo. El mismo encargo desempa帽ar谩 en cuanto a ofrecer m谩quinas apropiadas para la explotaci贸n de los frutos y dem谩s relativo a estos ramos禄. (10)

Estas instrucciones, 芦propias de un estadista, al decir de C谩rcano, pretend铆an consolidar en el Paraguay la influencia y amistad de la Confederaci贸n en la forma m谩s alta, m谩s civilizada y duradera禄. (11) Por otro lado, concordaban con las aspiraciones del pueblo paraguayo.

Si para el Paraguay el reconocimiento de su independencia era fundamental, tambi茅n lo era la navegaci贸n de los r铆os, como la del Paran谩, tantas veces impedida por Rosas, con grave perjuicio de su progreso y bienestar. La libertad de navegaci贸n constitu铆a y constituye la base de la independencia nacional, indispensable, a su vez, para alcanzar y conservar la pol铆tica. El 芦r铆o libre禄 ten铆a y tiene una relaci贸n directa con la existencia misma del Paraguay. Solamente con la comunicaci贸n abierta para el mundo y libre de trabas y amenazas podr铆a y puede el Paraguay aprovechar sus energ铆as, explotar sus riquezas, desarrollar su comercio y mantener su dignidad en el con cierto de las naciones. (12)

Pero, adem谩s de las instrucciones escritas, que podr铆amos llamar ostensivas, Derqui hab铆a recibido otro cometido, de importancia en las relaciones pol铆ticas de los dos pa铆ses, y que no constaba en los documentos que se le hab铆an entregado. A este respecto C谩rcano afirma que 芦encima de los prop贸sitos diversos, pero con la misma orientaci贸n, hall谩base como causa general y dominante de la misi贸n, la necesidad de contar con la alianza del Paraguay en las complicaciones externas e internas que pudieran conmover a la Confederaci贸n. Sobre esta cuesti贸n de incertidumbre pol铆tica, aunque no se determinara particularmente en las instrucciones escritas, debiera ejercitarse con mayor empe帽o el tacto y sagacidad del eminente negociador禄. (13)

No escapaba al general Urquiza la influencia que podr铆a tener el Paraguay en el juego de los acontecimientos del R铆o de la Plata; el apoyo de este pa铆s seria decisivo para la soluci贸n de cualesquiera de las cuestiones, internas y externas, que interesaban a la Confederaci贸n. El Imperio del Brasil tambi茅n lo hab铆a comprendido as铆, y busc贸 siempre la alianza del Paraguay para asegurar el desarrollo de su pol铆tica en el R铆o de la Plata, desde la misi贸n Correa da Camara, en 1825, hasta la de Alc谩ntara Bellegarde, que culmin贸 con el tratado del 25 de diciembre de 1850. No obstante haber cambiado la situaci贸n del R铆o de la Plata con la ca铆da de Rosas, el Brasil no dej贸 de considerar la importancia pol铆tica del Paraguay en esta zona de Am茅rica. (14)

Vicente Fidel L贸pez entreg贸 a Derqui la nota participando al 芦Ministro de Relaciones Esteriores del Gobierno del Paraguay禄, que el general Urquiza hab铆a designado al aludido Derqui como Encargado de Negocios en misi贸n especial cerca del mismo gobierno, probando as铆 芦que desea sinceramente la paz y buena armon铆a con todos los pueblos, y muy singularmente con aquellos que reconocen un mismo origen com煤n; y para borrar de alg煤n modo los antiguos enconos y animosidades con que el Dictador Rosas los divid铆a. El Encargado de las Relaciones Esteriores 鈥 agregaba el canciller argentino 鈥 abriga la confianza de que, en atenci贸n a las recomendables calidades que distinguen al Sor. Derqui, y el deseo que anima a S.E. de restablecer amistosas relaciones con el Paraguay, el Sor. Derqui ser谩 admitido en el car谩cter con que lo ha investido, d谩ndole entera fe, y cr茅dito acuanto dijere en nombre del Encargado de las Relaciones Esteriores de la Rep煤blica, sobre la misi贸n especial de que va encargado, y muy particularmente cuando asegure a V.E. los ben茅volos, y fraternales sentimientos de la Confederaci贸n Argentina hacia el Gobierno y Pueblo Paraguayo禄. (15)

El 9 de junio L贸pez escribi贸 a Moreira de Castro, comunic谩ndole que la misi贸n argentina pronto llegar谩 a Asunci贸n, que s贸lo demoraba en Corrientes esperando su contestaci贸n. 芦La carta del Sr. Derqui 鈥 agregaba el presidente 鈥 es muy satisfactoria, pero existe en mi poder una clave de esa mision especial publicada en el Reservado N. 18 de 芦los debates禄, fecha 26 de Abril. Se me dice en carta de Buenos Ayres que el general Urquiza est谩 por el reconocimiento de la Independencia del Paraguay, 芦siempre que su Gobierno no se ocupe de un pedazo de terreno...禄. Han de ser muchos pedazos, 谩 saber, los se帽alados en el art铆culo 2潞 de apuntamientos reservados, que fueron adjuntos a las instrucciones dadas 谩 V.S. 鈥 Rosas dec铆a que el Paraguay no es ribere帽o, porque el Paran谩 pertenece de costa a costa a la Confederacion, y toda la derecha del Paraguay. Si hoy pues se pretende que yo reconozca semejante derecho a la Confederaci贸n en buena paz, y a buen pago del reconocimiento de la Independencia del Paraguay, se puede asegurar que este pa铆s no ha mejorado en el cambio del Gobierno Argentino. 鈥 El General Urquiza ha dicho al Sr. Senador Carneiro Le茫o, que iba a reconocer en su nombre como Encargado de Relaciones Esteriores de la Confederacion, la Independencia del Paraguay, y que promet铆a hacer todos los esfuerzos para que sea reconocida por el Congreso; pero no le habl贸 de la referida condicion exorbitante. 鈥 Vamos pues a ver la negociacion que trae la mision especial. Yo abundar茅 de atenciones, y en lo que toca a deferencia, hasta adonde puede ser, sin perjuicio de la dignidad, y seguridad del pais, en inteligencia de que la Rep煤blica p.陋 guardar su Independencia Nacional, debe mantener la dominacion de sus puertas y llaves. Todo lo que no sea consultar la seguridad esterior, y la prosperidad interior, no puede entrar en capitulacion con el interes del reconocimiento de la Independencia. Toda negociacion que quiera acabar por meter al enemigo en casa, no puede estar en consonancia con los principios de una paz duradera禄. (16)

El presidente L贸pez manten铆a a煤n sus recelos contra Urquiza. En el fondo tem铆a que 茅ste tuviese las mismas intenciones que Rosas. No obstante, estaba resuelto a prestar a Derqui las atenciones y deferencias compatibles con la dignidad de la rep煤blica, porque la misi贸n argentina se dirig铆a a reconocer la independencia del Paraguay. Pero estas atenciones en beneficio del ansiado reconocimiento no deb铆an impedir la dominaci贸n de las 芦puertas y llaves禄 del pa铆s. Sin embargo, una de esas puertas fue cedida a la Confederaci贸n como resultado de las negociaciones con el comisionado argentino.

Derqui lleg贸 a Asunci贸n el 20 de junio de 1852. (17) En todo el trayecto del viaje recibi贸 芦obsequiosas demostraciones禄 de cordialidad y simpat铆a. (18) El pueblo paraguayo no ocult贸 sus sentimientos y su alegr铆a ante este mensajero que ven铆a a dar satisfacci贸n a uno de sus anhelos m谩s caros. Las mismas y afectuosas demostraciones hab铆a brindado tambi茅n al representante del Imperio del Brasil, Jos茅 Antonio Pimenta Bueno, cuando en 1844 hab铆a llegado hasta Asunci贸n con id茅nticos prop贸sitos. El 23 fue recibido por L贸pez y reconocido ese mismo d铆a en su car谩cter de encargado de negocios de la Confederaci贸n Argentina con el 芦goce de las prerrogativas, fueros, y esenciones que por el derecho p煤blico le corresponden禄. (19)

Las negociaciones se entablaron si ninguna dilaci贸n. 芦Tan luego como abr铆 mis conferencias con S.E. el Sor. Presidente del Paraguay, 鈥 informaba Derqui a su gobierno 鈥 encontr茅 en 茅l las m谩s amistosas ideas, y la m谩s perfecta disposici贸n en establecer una navegaci贸n perfectamente libre del r铆o Paraguay y sus afluentes para pabell贸n Argentino y espediciones mercantiles, despachadas de otros puertos de la Confederaci贸n en los mismos t茅rminos contenidos en mis instrucciones; y conviniendo, adem谩s, en adoptar medidas eficaces para facilitar la navegaci贸n de los r铆os Bermejo y Pilcomayo hasta proporcionar el m谩s facil contacto con la frontera de Bolivia禄. El gobierno conviene en reconocer a la Argentina el territorio de Misiones. Sobre estas bases se est谩 preparando un tratado. El 17 de julio se proceder谩 al reconocimiento de la independencia del Paraguay. (20)

En R铆o de Janeiro continuaba preocupando las relaciones del Paraguay con la Confederaci贸n Argentina. El 17 de julio Paulino escribi贸 al presidente L贸pez en respuesta de las cartas de 茅ste del 27 de febrero y 20 de mayo. Pensaba contestarle por intermedio de Felipe Jos茅 Pereira Leal, a quien el Emperador hab铆a designado encargado de negocios en Asunci贸n, para reemplazar a Bellegarde, Pereira Leal demor贸 su partida en espera del Dr. Luis Jos茅 de la Pe帽a, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de la Confederaci贸n. Paulino contaba recibir de este comisionado 芦algunas explicaciones sobre la pol铆tica del general Urquiza relativamente al Paraguay que orientasen mejor al Gobierno Imperial禄. El Dr. de la Pe帽a fue llamado a Buenos Aires y, por lo tanto, retardar谩 su viaje. Bellegarde insiste por regresar a la corte, pero 芦no conviene que deje de haber un representante del Gobierno Imperial ante V.E., 鈥 agregaba Paulino 鈥 porque de lo contrario podr铆a hacer presumir que existe un enfriamiento en las relaciones de los dos pa铆ses禄. Por eso Pereira Leal recibi贸 orden de seguir cuanto antes a su destino. Estim贸 mucho la misi贸n de Moreira de Castro. Era la ocasi贸n de ajustar nuevas estipulaciones, 芦porque el Tratado del 25 de Diciembre de 1850 hecho para otras circunstancias, se torna defectuoso e ineficaz para las presentes禄. Tambi茅n apreci贸 la designaci贸n de Benigno como secretario. En breve comenzar谩n las negociaciones y don Carlos ser谩 instruido de todo no s贸lo por Moreira Castro sino particular y amistosamente por Paulino. (21)

芦Como V.E. ver谩 鈥 prosigui贸 el canciller brasile帽o 鈥 de los extractos inclusos de una comunicaci贸n del Consejero Carneiro Le茫o datada el 3 de mayo pr贸ximo pasado y del Protocolo del Tratado del 15 de dicho mes, el general Urquiza hab铆a resuelto mandar al Paraguay un Encargado de Negocios. No s茅 que proposici贸n har谩 al respecto de la cuesti贸n de territorio, o de cualquier otro asunto. Lo que pido encarecidamente a V.E. es que no rompa con 茅l, que gane tiempo y me comunique lo que ocurra, porque el Gobierno Imperial como mediador podr谩 llevar los negocios a una soluci贸n m谩s conveniente a V.E. y tambi茅n al Brasil, visto que nuestros intereses son muy id茅nticos禄. (22)

Paulino buscaba precautelar al Paraguay de las pretensiones de Urquiza. Al dar este paso no s贸lo defend铆a los intereses de la rep煤blica sino tambi茅n los del Imperio, ya que ellos eran similares y paralelos.

La comunicaci贸n de Carneiro Le茫o dec铆a que el general Urquiza acababa de nombrar a Derqui como encargado de negocios de la Confederaci贸n Argentina en el Paraguay. En la conversaci贸n que mantuvo con el director provisorio 茅ste le asegur贸 芦que dicho Encargado de Negocios llevaba poderes para reconocer en su nombre la Independencia del Paraguay禄 y que 茅l 芦empe帽ar铆a su influencia ante al Congreso a reunirse en favor del mismo reconocimiento. Me dijo 鈥 agreg贸 el diplom谩tico imperial 鈥 que su deliberaci贸n era aconsejada por la justicia, pues que siempre entendi贸 que la independencia de ese Pa铆s era un hecho de hace mucho tiempo y me dijo m谩s, que en esa cuesti贸n el Sr. Limpo de Abreu, cuando Ministro de Extranjeros, hab铆a derrotado completamente al general Guido. 鈥 Pocas horas antes de mi partida de Montevideo, Pe帽a me hab铆a dado la misma idea respecto de aquella misi贸n, lo que no dej贸 de sorprenderme por cuanto hab铆a sospechado que los grandes prop贸sitos de que habla la carta de... (sic) eran la uni贸n del Paraguay a la Confederaci贸n por medio de la conquista... 鈥 Felizmente las seguridades que acaba de darme el general Urquiza y toda su conversaci贸n desvanecieron tales sospechas, y quedo entendiendo que los tales proyectos son la organizaci贸n de la Confederaci贸n Argentina, la conquista de los Indios salvajes del Sur, que ultimamente han infestado y robado la campa帽a de Buenos Aires, y tal vez otras medidas interiores禄. (23)

El protocolo firmado el 15 de mayo de 1852 por los representantes del Brasil, del Uruguay y de la Confederaci贸n Argentina, establec铆a respecto del Paraguay: 芦El Plenipotenciario Oriental pidi贸, y as铆 se convino, que se declarase en este protocolo que entre los art铆culos del Tratado de Alianza, que 茅l propuso al Plenipotenciario Brasile帽o, en otras conferencias, que fuesen reconsiderados para ser modificados o suprimidos, estaba el articulo en que la Rep煤blica Oriental se obliga a defender la independencia del Paraguay, pero que no insist铆a en la supresi贸n, por haberse declarado por el plenipotenciario Argentino que su Gobierno nombr贸 un Encargado de Negocios para esa Rep煤blica, y que ese acto p煤blico ya era un reconocimiento indirecto; y que ademas el Plenipotenciario Argentino ten铆a motivos para creer que el dicho Encargado de Negocios ser铆a autorizado para reconocer esa independencia. El Plenipotenciario Brasilero dijo que a m谩s de esos motivos que el Plenipotenciario Oriental alega haber tenido para desistir de su pretensi贸n, hab铆a que considerar, primero 鈥 que el Estado Oriental hab铆a reconocido la independencia de esa Rep煤blica, y segundo 鈥 que la estipulaci贸n relativa a la defensa de la independencia del Paraguay era rec铆proca, pues que el Paraguay, por un Tratado hecho con el Imperio estaba tambi茅n obligado a defender la independencia de este Estado禄. (24)

Paulino remiti贸 tambi茅n copia de estos documentos a Pereira Leal. Ante la posibilidad de que la misi贸n Derqui plantease la cuesti贸n territorial, como condici贸n para el reconocimiento de la independencia del Paraguay, recomend贸 al agente imperial en Asunci贸n, que insistiese con el presidente L贸pez para que no rompa con Urquiza, que no rechace in limine sus proposiciones y que antes recurra a la mediaci贸n del Brasil, 芦porque tenemos inter茅s 鈥 agreg贸 鈥 en que el territorio contestado pertenezca al Paraguay para asegurar nuestra comunicaci贸n por tierra con esa Rep煤blica禄. (25)

El inter茅s del Imperio era explicable. El territorio contestado a que se refer铆a Paulino comprend铆a las Misiones entre los r铆os Paran谩 y Uruguay. Por esa zona se hacia la comunicaci贸n del Paraguay con el Brasil. Gracias a ese territorio, ocupado por el Paraguay, la rep煤blica pudo salvarse de un aislamiento absoluto, y el Imperio mantener un contacto permanente con la rep煤blica, no obstante la clausura de los r铆os por los pueblos del sur. La Corte de San Crist贸bal quer铆a prever los obst谩culos que podr铆an presentarse nuevamente en las comunicaciones fluviales, como durante el r茅gimen de Rosas. Y un medio era que el territorio contestado quedase perteneciendo al Paraguay. El Dr. Francia tambi茅n as铆 lo comprendi贸.

芦Conviene que el Presidente 鈥 prosegu铆a Paulino 鈥 est茅 persuadido de que Urquiza nutre vistas ambiciosas y hostiles contra el Paraguay, que no puede realizar ahora por los embarazos en que se ve. 鈥 Que cumple aprovechar el tiempo para hacerlo reconocer formalmente la independencia del Paraguay o practicar actos que importen ese reconocimiento; que para eso el Brasil puede ayudar mucho al Paraguay. Que, por lo tanto, es necesario que 茅ste no precipite los negocios, que evite romper, que se entienda con nosotros, por cuanto Urquiza desear谩 tener pretextos para aplazar y ganar tiempo, respondi茅ndonos que hab铆a dado los primeros pasos, que hab铆a cedido en su amor propio, pero que siendo repelido no quiere dar m谩s paso alguno. Estas cuestiones no son de amor propio y de pasi贸n, deben ser consideradas y decididas con una raz贸n muy fr铆a禄. (26)

Estas instrucciones coincid铆an con las manifestaciones hechas por Paulino a Don Carlos en la misma fecha. Sin perjuicio de los recelos que buscaba despertar nuevamente en el esp铆ritu del presidente, el canciller imperial deseaba evitar una tirantez entre L贸pez y Urquiza ante la posibilidad de un rompimiento quer铆a que el Paraguay se entendiese con el Brasil. Esta recomendaci贸n, si bien interesada, dar铆a mayor fuerza y autoridad a la rep煤blica en sus discusiones con la Confederaci贸n como para dar una soluci贸n satisfactoria a las cuestiones planteadas.

El presidente L贸pez no s贸lo recibi贸 cordialmente a Derqui sino que tambi茅n se apresur贸 a expresar su benevolencia a Urquiza. Dec铆a al director provisorio: la misi贸n especial me ha 芦proporcionado la grata ocasi贸n de manifestar a V.E. la simpat铆a que siempre tuve por la causa que ha triunfado del poder ominoso que tiranizaba a las dos Rep煤blicas del Plata. 鈥 Los brillantes sucesos de Octubre y Febrero, 煤ltimo, han demostrado a las intervenciones armadas del viejo mundo que esa gloria estaba reservada a la mano diestra y firme de un general argentino. 鈥 Grato a V.E. y penetrado de los justos sentimientos que le animan en favor de ese y este pa铆s, he prestado toda consideraci贸n a las calidades con que V.E. ha determinado reconocer la nacionalidad paraguaya禄. 鈥 Se ha acordado la celebraci贸n de un tratado de navegaci贸n y limites y qued贸 fijado el 17 del mes 芦para solemnizar el reconocimiento de la Rep煤blica por la Confederaci贸n Argentina... V.E. ha dado al Paraguay un d铆a de gloria, y la feliz actitud de cultivar su industria, y comercio, libre de embarazos esteriores. La Rep煤blica acreditar谩 su gratitud a V.E. con una pol铆tica sincera, leal y amistosa禄. (27)

Con esta comunicaci贸n desaparecieron completamente los recelos contra Urquiza. A 茅stos sucedieron la confianza en el vencedor de Caseros y los sentimientos de justicia a la gloria que culmin贸 en esa jornada de redenci贸n. A la pol铆tica del director provisorio respond铆a la 芦sincera, leal y amistosa禄 del presidente. El pasado ya no contaba y s铆 el presente promisorio y fraternal.

Como se hab铆a fijado para el 17 de julio el acto de reconocimiento de la independencia, una resoluci贸n del gobierno dej贸 sin efecto 芦la aspiraci贸n patri贸tica: 隆Independencia o Muerte!禄 usada en los documentos oficiales. Ese d铆a los ciudadanos lucir谩n los colores nacionales con la leyenda: 隆Viva la Rep煤blica del Paraguay! (28)

Desde R铆o de Janeiro, Moreira de Castro escribi贸 a L贸pez: 芦Las informaciones que V.E. tuvo de las intenciones del general Urquiza concuerdan en todo con las que aqu铆 ten铆amos y con todos los actos de ese General, hasta que se manifest贸 en Buenos Aires y en algunas provincias del interior una fuerte oposici贸n a su Gobierno. Hasta esa 茅poca quer铆a colocar al Brasil en serios embarazos (dificultando la soluci贸n de las cuestiones con el Gobierno Oriental) y pretend铆a, por lo menos, eternizar la cuesti贸n de la Independencia del Paraguay, si es que no la quer铆a atacar. Torn谩ndose por tanto dif铆cil su posici贸n en Buenos Aires cambi贸 de rumbo... la actual pol铆tica de Urquiza es s贸lo hija de las circunstancias y no se puede contar con su continuaci贸n, siendo necesario por el contrario estar siempre sobre aviso. 鈥 Hoy sobre todo conviene estar prevenido. Nadie sabe lo que dar谩 la misi贸n anglofrancesa. Es probable que Urquiza procure sacar partido de ella. 鈥 En presencia de acontecimientos tan graves, la prudencia parece aconsejar la mayor vigilancia y previsi贸n. V.E. en su sabidur铆a les prestar谩 la atenci贸n que merecen. 鈥 El Se帽or Paulino, 鈥 agregaba el agente del gobierno paraguayo 鈥 con quien convers茅 sobre este asunto, es de opini贸n que no conviene repelir de frente las propuestas que hicieron, ya sea los unos o los otros, al menos que envuelvan desde luego un desaire para el pa铆s. Planteadas las cuestiones puede mediar el Brasil con sus buenos oficios y llevarlas a buen fin. Es la opini贸n del Sr. Paulino y el procedimiento que sigui贸 con la misi贸n mixta. Me parece un deber comunicar a V.E. lo que en conclusi贸n saqu茅 de aquella conversaci贸n禄. (29)

La informaci贸n de Moreiza de Castro ven铆a a confirmar las noticias sobre la conducta hostil de Urquiza con relaci贸n al Paraguay, que cambi贸 de orientaci贸n por la fuerte oposici贸n al gobierno del director provisorio no s贸lo de Buenos Aires sino tambi茅n de otras provincias del interior. Tambi茅n confirmaba lo que el mismo Paulino hab铆a manifestado a L贸pez y a Bellegarde acerca de la necesidad de que el presidente no rechace in limine las proposiciones de Urquiza y de que la mediaci贸n del Brasil podria dar una soluci贸n satisfactoria a las cuestiones planteadas. Pero la comunicaci贸n era tard铆a. L贸pez y Derqui ya hab铆an concertado la celebraci贸n de un acuerdo y fijado el d铆a para el reconocimiento de la independencia.

El 15 de julio, Benito Varela firm贸 con el comisionado argentino un tratado de navegaci贸n, comercio, amistad y l铆mites. Por el convenio se establec铆a la libertad de navegaci贸n de los R铆os Paraguay y Paran谩, se conced铆an rec铆procos derechos a los ciudadanos de los dos pa铆ses, se daban facilidades para el comercio y se fijaban los limites entre ambos Estados. A este respecto, el R铆o Paran谩 separaba el Paraguay de la Confederaci贸n (art. 1潞), quedando, en consecuencia, el territorio de las Misiones comprendido entre el aludido R铆o Paran谩 y el Uruguay en poder de la Argentina. Como condici贸n especial se estipul贸 la 芦comunicaci贸n franca禄 entre Encarnaci贸n y San Borja para los correos paraguayos y brasile帽os (art. 3潞). (30)

Seg煤n Chaves esta disposici贸n se debi贸 a las observaciones contenidas en el memor谩ndum presentado por Bellegarde al Presidente L贸pez. El agente brasile帽o expresaba que 芦para que la independencia del Paraguay sea real, efectiva y permanente禄 debe estar en condiciones de mantener estrechas relaciones con el Brasil y la Argentina 芦y hacer pesar la balanza contra aquel de los vecinos que manifieste o muestre pretensiones ambiciosas. En este estado la primera necesidad es la franca comunicaci贸n con el Imperio y la Confederaci贸n para tornar posible y eficaz una alianza que se le antoje favorable para el mantenimiento de la independencia nacional禄. Es conocido el prop贸sito de absorci贸n del Paraguay de parte de la Confederaci贸n, 芦idea que dif铆cilmente se desarraigar谩 del pensamiento de los pol铆ticos argentinos禄.

Rosas no era sino la expresi贸n de esta 芦opini贸n popular, compartida por algunos de los esp铆ritus m谩s elevados y dados a las combinaciones te贸ricas禄. Bellegarde buscaba la inclusi贸n de disposiciones que salvaran las comunicaciones con el Brasil e insisti贸 en el punto de vista que ven铆a sosteniendo la Corte de San Crist贸bal 芦que la posici贸n pol铆tica del exterior de la Rep煤blica del Paraguay es la de mantener el equilibrio entre el Imperio del Brasil y la Confederaci贸n Argentina禄. (31)

La cesi贸n de las Misiones no fue un acuerdo favorable a la rep煤blica. El Presidente L贸pez no midi贸 las consecuencias pol铆ticas y econ贸micas que acarrear铆a al Paraguay, como pa铆s mediterr谩neo, la p茅rdida de una de sus dos 煤nicas salidas hacia el mar. El Dr. Francia tuvo a este respecto una visi贸n m谩s clara, defendi贸 de las ambiciones argentinas esa zona del territorio nacional y as铆 asegur贸 las comunicaciones con el Brasil y el comercio por Itap煤a. (32)

芦Tama帽o renunciamiento禄 significaba un precio muy subido para un acuerdo amigable con la Argentina, si bien ese acuerdo era recomendable para el Paraguay. (33) Dominado por la euforia de la presencia de Derqui y de las perspectivas de un tratado de buena vecindad con la Confederaci贸n Argentina, el Presidente L贸pez olvid贸 lo que hab铆a declarado a Moreira de Castro en su carta del 9 de junio antes aludida de que la rep煤blica para 芦guardar su Independencia Nacional debe mantener la dominaci贸n de sus puertas y llaves. Todo lo que no sea consultar la seguridad esterior, y la prosperidad interior, no puede entrar en capitulaci贸n con el inter茅s de la Independencia禄. Pero por el inter茅s del reconocimiento de esa independencia se capitul贸, cediendo una de las 芦puertas禄 del pa铆s sin tener en cuenta la 芦seguridad esterior禄.

Adem谩s de las disposiciones sobre l铆mites, comercio y navegaci贸n, el art铆culo 14潞 del tratado dispon铆a: 芦En raz贸n de la hermandad que establecen entre ambas Rep煤blicas la comunidad de origen, intereses, y situaci贸n respectiva, los Ciudadanos Paraguayos que su Gobierno quiera destinar a cultivar sus talentos en los establecimientos de facultades y estudios mayores que sostuviese el Gobierno General de la Confederaci贸n Argentina ser谩n considerados a la par de los Ciudadanos argentinos禄.

El esp铆ritu de este art铆culo ten铆a un sentido de generosa fraternidad, que bien podr铆a servir de ejemplo en esta 茅poca en que tanto se pregona la solidaridad, la cooperaci贸n, la buena vecindad y el apoyo a los pueblos menos desarrollados.

Dos d铆as despu茅s, el 17 de julio de 1852, Derqui, en virtud de sus instrucciones y de los plenos poderes que le hab铆a conferido el general Justo Jos茅 de Urquiza, y en representaci贸n de la Confederaci贸n Argentina reconoci贸 solemnemente 芦la Independencia y Soberan铆a de la Rep煤blica del Paraguay como un hecho consumado competentemente comunicado al Gobierno Argentino... Declaro 鈥 agregaba el comisionado especial 鈥 en nombre y por orden del Exmo. Sr. Director que si bien este reconocimiento ha de ser llevado al conocimiento del pr贸ximo congreso general de la Confederaci贸n Argentina, ser谩 en el concepto de un hecho practicado con la adhesi贸n de los Gobiernos Provinciales que lo encargaron de representar a la Naci贸n; tomando sobre s铆 el Magistrado Supremo la responsabilidad de instruir de todo ello al mencionado congreso general sosteniendo su justicia, ventajas e importancia; declaro por tanto que la Rep煤blica del Paraguay est谩 en el derecho de ejercer todas las grandes prerrogativas que son inherentes a su Independencia y Soberan铆a Nacional禄. (34)

El mismo d铆a, el 芦feliz acontecimiento禄 se public贸 por bando y se imprimieron quinientos ejemplares del mismo para distribuirlo en toda la rep煤blica. (35)

Este acontecimiento de transcendental importancia en la historia pol铆tica del Paraguay ven铆a a poner t茅rmino a un pasado colmado de recelos y a reparar una injusticia. El Paraguay desde entonces pudo seguir la ruta de su destino, recibir en su seno todas las corrientes de progreso y civilizaci贸n y abrir sus puertas al comercio del mundo. La naci贸n lo recibi贸 con patri贸tico entusiasmo y un sentimiento de gratitud vibr贸 en los corazones paraguayos hacia el glorioso soldado entrerriano, que con el brillo de su espada y la visi贸n de los verdaderos estadistas, dio consistencia y realidad a la libertad de los pueblos.

La ceremonia se realiz贸 en el sal贸n de recepciones del segundo piso del nuevo palacio de gobierno. Al terminar el acto, un buque argentino, surto en la bah铆a, salud贸 a la bandera paraguaya con una salva de 21 tiros de ca帽贸n, que fue contestada por la bater铆a de tierra y por la sumaca de guerra, Independencia del Paraguay. Simult谩neamente, las campanas de todas las iglesias fueron echadas a vuelo. Asunci贸n vibraba como impulsada por una brisa de fiesta, y al celebrar alborozada 芦este suceso de grata memoria禄 rend铆a tambi茅n homenaje a la Confederaci贸n Argentina y a su esclarecido presidente. (36)

Los festejos duraron desde el 17 al 19 de julio con un entusiasmo que no decay贸 en ning煤n instante. En la plaza 14 de mayo y en otros edificios principales flame贸 el pabell贸n argentino junto al paraguayo, y en el frontispicio del palacio del congreso fue colocado en el centro de un lucido conjunto de doce banderas, correspondientes a otras tantas naciones que hab铆an reconocido la independencia del Paraguay. (37)

En la catedral, el obispo diocesano ofici贸 una solemne misa y ted茅um, el d铆a 17, con asistencia del Presidente L贸pez y su familia, el Dr. Derqui y su secretario, ministros, altos funcionarios y lo m谩s granado de la sociedad asuncena. La oraci贸n estuvo a cargo del provisor y vicario general, quien con elocuencia destac贸 la transcendencia del reconocimiento, elevo sus votos al Alt铆simo por la conservaci贸n de la paz y la amistad felizmente restablecidas entre la Confederaci贸n Argentina y el Paraguay, y recomend贸 a la gratitud nacional los sentimientos cordiales y pac铆ficos del general Urquiza con respecto al Paraguay, exaltando la gloria de sus armas, libertadoras de las rep煤blicas del R铆o de la Plata. (38)

Durante las tres noches hubo iluminaci贸n general, con profusi贸n de juegos artificiales. En las del 18 y 19 se llevaron a cabo lucidos bailes en el sal贸n de sesiones del palacio del congreso, suntuosamente adornado para el efecto. La 煤ltima noche la fiesta se prolong贸 hasta la siete de la ma帽ana del d铆a siguiente. Tambi茅n las bater铆as de la plaza y las de los buques argentino y paraguayo dispararon tres salvas cada hora durante las dos noches. consecutivas, sin contar la salva de ordenanza a la salida del presidente y su comitiva del palacio de gobierno y a su regreso. (39)

El Paraguayo Independientecoment贸: 芦Los obsequios y las diversiones han sido cumplidos, y en todas partes ha reinado un orden admirable, que nos complacemos en publicar como relevante prueba de moral y de civilizaci贸n del pueblo paraguayo禄. (40)

El 22 de julio Varela comunic贸 a Vicente Fidel L贸pez la celebraci贸n del tratado de amistad, comercio, navegaci贸n y l铆mites, y el reconocimiento de la independencia del Paraguay. El tratado qued贸 ratificado por el presidente de la rep煤blica, el 19 del mismo mes. 芦Este feliz acontecimiento 鈥 agregaba el ministro paraguayo muestra a la faz del mundo ilustrado los sentimientos de justicia que han determinado al Gobierno Argentino por el reconocimiento de la Rep煤blica del Paraguay; y que impulsado de principios grandemente filantr贸picos, ha promovido las relaciones amigables y mercantiles entre dos Naciones llamadas por la naturaleza, por comunidad de origen y de intereses rec铆procos a un mutuo engrandecimiento. La Rep煤blica del Paraguay, al presentir este importante suceso, lo ha acogido con noble entusiasmo, y el Ministro que suscribe ha recibido orden de su Gobierno para recomendar a V.E. que, al elevar dichos actos ante el Exmo. Sor. Director, se sirva asegurar a S.E. que la Rep煤blica cumplir谩 fielmente sus compromisos, confiada en igual desempe帽o por parte de la Confederaci贸n禄. (41)

Cuatro d铆as despu茅s, en notas separadas, Derqui, por su parte, comunic贸 igualmente a su gobierno, la celebraci贸n del tratado y el reconocimiento formal de la independencia del Paraguay. (42)

Tambi茅n L贸pez se dirigi贸 al general Urquiza el 28 de julio. Dec铆a el presidente: 芦Como anunci茅 a V.E. en mi anterior del 12 del corriente tuvo lugar el 17 el acto solemne del reconocimiento de la Rep煤blica del Paraguay por la Confederaci贸n Argentina: este importante acto fue celebrado con entusiasmo en esta ciudad, y en toda la campa帽a. 鈥 Tengo el placer de felicitar a V.E. y en su ilustre persona a la Confederaci贸n Argentina, por el fausto suceso del restablecimiento de las buenas relaciones de dos Rep煤blicas hermanas, llamadas por la naturaleza y por la comunidad de origen a cultivar su mutuo engrandecimiento禄. El tratado fue firmado el 15 y ratificado por el gobierno paraguayo el 19. (43)

芦Me tomo la libertad de recomendar 鈥 terminaba expresando Don Carlos 鈥 muy especialmente a la consideraci贸n de V.E., la conducta amistosa, las maneras agradables, el patriotismo y el noble desempe帽o del Sr. Encargado de Negocios de la Confederaci贸n Argentina, Dr. D. Santiago Derqui; mediante esta acertada elecci贸n de V.E. se han llenado felizmente los objetos de su importante misi贸n cerca de este Gobierno禄. (44)

El lenguaje procaz contra Urquiza hab铆a desaparecido. Ahora los sentimientos de L贸pez eran cordiales hacia la 芦ilustre persona禄 del vencedor de Caseros. El pasado ingrato pas贸 al olvido y s贸lo se celebraba el 芦fausto suceso del restablecimiento de las buenas relaciones de dos Rep煤blicas hermanas禄. La fraternidad sucedi贸 a la hostilidad de tantos a帽os, que el Paraguay recibi贸 con 芦entusiasmo禄, tanto en la capital como en todo el interior.

La prensa argentina, por su parte, dedic贸 al reconocimiento de la independencia del Paraguay elocuentes art铆culos. El Progreso de Buenos Aires le atribuy贸 el m谩s alto valor, tanto para las rep煤blicas del R铆o de la Plata como 芦para el mantenimiento de las amigables relaciones con el Imperio del Brasil y dem谩s Estados vecinos禄 y el desarrollo del comercio y la navegaci贸n de los R铆os Paraguay y Paran谩. (45)

芦Establecidas as铆 las relaciones de amistad, comercio y navegaci贸n con la Rep煤blica del Paraguay, 鈥 prosegu铆a el diario porte帽o 鈥 se abre un canal inagotable a los progresos del comercio y la industria de ambos estados: su magnitud s贸lo puede calcularse por la importancia de las producciones materiales de aquella Rep煤blica, y por la belleza de nuestros puertos y mercados, donde ellas deben venir a aumentar les importantes transacciones que dan vida a los pueblos y aseguran su prosperidad. 鈥 Estos canales famosos, que conducen hasta la Asunci贸n del Paraguay, a Cuyab谩 y Matogroso: esas costas v铆rgenes y embellecidas por la naturaleza con una prodigiosa fertilidad; ricas de producciones naturales inagotables, ver谩nse muy pronto convertirse en l铆neas continuadas de pueblos y sociedades que s贸lo florecen a la sombra de la paz y de la libertad... La regeneraci贸n de un pueblo rico y poderoso como el Paraguay, que entra a figurar en el cat谩logo de las naciones libres de la tierra, es un acontecimiento, que no puede dejar de producir las m谩s sinceras simpat铆as, y la aprobaci贸n de todos los pueblos que aman la Independencia y la libertad. 鈥 S.E. el Director Provisorio ha realizado en pocos meses, hechos tan famosos en su l铆nea, como sus empresas militares; ha resuelto, con admirable tiro, uno de los problemas que m谩s pod铆an complicar la situaci贸n, y envolver a los pueblos de la Confederaci贸n en complicaciones dif铆ciles y peligrosas... En poco m谩s de un a帽o, el General Urquiza ha restituido la Independencia y libertad a la Rep煤blica Oriental; la libertad, con sus derechos a la Rep煤blica Argentina, su patria. Y hecho aparecer en el rango de las naciones de la tierra a una nueva Rep煤blica en su alta representaci贸n de Independencia y soberan铆a. 鈥 Esa es la 煤nica pol铆tica que armoniza con la civilizaci贸n de los pueblos modernos. La 煤nica que puede reparar nuestras pasadas desgracias y conducirnos al t茅rmino de la prosperidad y engrandecimiento que reposan en la paz, en la libertad y en las leyes. 鈥 Esa gloria estaba reservada al General Urquiza. F谩ltale llegar a la organizaci贸n de la Rep煤blica, que promueve y busca tan decididamente. El la conseguir谩 porque sus esfuerzos y sus miras sobre ese grande acontecimiento, reciben hoy el poderoso apoyo de los pueblos argentinos y la cooperaci贸n leal de sus compatriotas. 鈥 No acabaremos este art铆culo sin tributar un profundo homenaje de aprecio al Exmo. Sr. Presidente del Paraguay, Don Carlos Antonio L贸pez, que tan bien ha justificado el alto concepto que el Sr. General Urquiza ten铆a formado de su persona. El ha bien comprendido la pol铆tica generosa del ilustre General y ha llenado por su parte con patriotismo y talento los deberes del jefe del estado que se levanta en el Continente Americano como una nueva estrella que viene a iluminar su horizonte禄. (46)

La apreciaci贸n de El Progreso era justa; su visi贸n de lo porvenir, acertada; sus promisorias predicciones se cumplieron. El homenaje rendido al presidente L贸pez constitu铆a un reconocimiento de las altas cualidades del mandatario paraguayo, quien en el acto del reconocimiento de la independencia de la rep煤blica comparti贸 con Urquiza la gloria de ese acontecimiento memorable.

Los resultados de la misi贸n Derqui causaron preocupaci贸n en el Brasil. Paulino escribi贸 a Pereira Leal, quien se encontraba todav铆a en Montevideo: 芦El reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Confederaci贸n Argentina, el arreglo de l铆mites que le acompa帽贸 y de cuya letra no tengo a煤n perfecto conocimiento, exigen modificaciones importantes en el plan y la marcha hasta ahora seguida al respecto del Paraguay. Por cuanto con aquel reconocimiento y el desistimiento que hizo el Presidente L贸pez de sus pretensiones a la margen izquierda del Paran谩 desaparece, al menos por alg煤n tiempo, el recelo que ten铆a el Gobierno Imperial de complicaciones que le pudiesen venir de tales cuestiones禄. (47) En confidencial del 20 de agosto, el mismo Paulino dec铆a a Bellegarde: 芦El arreglo hecho entre el Presidente L贸pez y Derqui, desistiendo aqu茅l tan de prisa de todas sus tenaces pretensiones al terreno contestado, pretensi贸n en la que tanto procur贸 comprometernos, vino a producir un cambio considerable en nuestra pol铆tica con el Paraguay, la cual, por ahora debe ser de expectativa禄. (48)

Al gobierno del Imperio preocup贸 la cesi贸n de las Misiones de la izquierda del Paran谩, dado su inter茅s porque ese territorio quedase en posesi贸n del Paraguay. El acuerdo del 15 de julio si bien le evitaba posibles complicaciones le presentaba la perspectiva de que la influencia de la Confederaci贸n Argentina pudiese crecer en perjuicio de los intereses del Brasil, rompiendo el tantas veces mentado principio del equilibrio. La renuncia por parte del Paraguay del territorio contestado llam贸 la atenci贸n de la Corte de San Crist贸bal y decidi贸 observar la marcha de los acontecimientos para trazar nuevos rumbos a su pol铆tica en la rep煤blica.

Urquiza contest贸 el 20 de agosto la comunicaci贸n del 28 de julio del Presidente L贸pez. El gobierno argentino encontr贸 el tratado 芦tan justo y conveniente a los intereses rec铆procos de ambas Rep煤blicas禄 por eso se ha apresurado tambi茅n a ratificarlo. 芦In煤til considero enumerar 鈥 agregaba el director provisorio 鈥 las inmensas ventajas que ambos pa铆ses reportan de ese tratado. Llamados por la naturaleza, y por un cumulo de circunstancias a llenar un destino important铆simo entre las Rep煤blicas Americanas, es preciso propender a la uni贸n natural que debe existir entre ellas, a lo que tiende indudablemente el tratado celebrado禄. La recomendaci贸n especial a favor de Derqui era merecida. Su conducta aprob贸 el gobierno argentino y aplaudi贸 el 芦茅xito feliz禄 que fundadamente se esperaba de las 芦distinguidas luces y patriotismo禄 del comisionado. Las felicitaciones amistosas las acept贸 芦con la m谩s viva complacencia禄 y por su parte felicitaba tambi茅n al presidente y a la rep煤blica 芦pues es bien plausible el ver ligadas con v铆nculos de amistad a dos Rep煤blicas tan poderosas y de tan ilustres antecedentes禄. (49)

En la misma fecha Luis Jos茅 de la Pe帽a, ministro de relaciones exteriores de la Confederaci贸n Argentina, contestando la comunicaci贸n de Varela del 22 de julio, dec铆a: 芦El reconocimiento de la Independencia de la Rep煤blica del Paraguay, es un hecho de tanta trascendencia, que ocupar谩 un lugar distinguido en la historia contempor谩nea de estas Rep煤blicas. Era exigido por la naturaleza misma de las circunstancias, y el Gobierno Argentino, al sancionarle, no ha hecho sino reconocer un hecho consumado. 鈥 El tratado pues, que reglamenta los derechos de ambas Rep煤blicas es de la mayor importancia considerado bajo todos aspectos. Fortifica los lazos que ligan a ambos Gobiernos, y esto da ventajas inmensas a los intereses mercantiles e industriales que son la base de la felicidad futura de estos pa铆ses. 鈥 Ese paso dado por el Gobierno Argentino tiene simpat铆as en toda la Confederaci贸n pues no ven en el reconocimiento de la Independencia del Paraguay sino la sanci贸n de un hecho consumado禄. (50)

El Presidente L贸pez comunic贸 a Paulino, el 30 de agosto, que la misi贸n argentina hab铆a reconocido la independencia del Paraguay y que se hab铆a firmado entre la rep煤blica y la Confederaci贸n un tratado de navegaci贸n y l铆mites. El 28 de julio le fueron remitidos los textos de ambos actos. Con motivo de estos sucesos el Paraguay revoc贸 los poderes conferidos a Moreira de Castro para celebrar con el Brasil un tratado de alianza, quedando subsistente la autorizaci贸n para negociar un arreglo de l铆mites en el norte.

芦La pol铆tica de reserva, 鈥 termin贸 manifestando Don Carlos 鈥 y el poco inter茅s que se ha llevado en nuestra correspondencia, me han privado de conocer hasta que punto pudiera contar con el Gobierno Imperial el de la Rep煤blica, en el terreno de sus dificultades esteriores. En tal posici贸n menos agradable de nuestras relaciones, he aprovechado la primera oportunidad de arreglar, y han sido felizmente arregladas todas las cuestiones de la Rep煤blica con la Confederaci贸n禄. (51)

La carta de L贸pez era una consecuencia de las negociaciones con Derqui. El presidente se sent铆a como reconfortado con los arreglos 芦de todas las cuestiones con la Confederaci贸n禄 y aprovech贸 est谩 ocasi贸n para exteriorizar sus dudas acerca de la 芦pol铆tica de reserva禄 del Imperio. Don Carlos no olvidaba su no participaci贸n en el ajuste de los tratados del 29 de mayo y 21 de noviembre. Sus palabras encerraban en el fondo una queja contra el gobierno brasile帽o.

El general Urquiza, 芦deseando manifestar de un modo solemne禄 su simpat铆a hacia el gobierno del Paraguay, design贸 enviado especial a su hijo, el sargento mayor Jos茅 de Urquiza, para que expresase dichos sentimientos al Presidente L贸pez. Al publicar la noticia El Paraguayo Independiente felicit贸 a los compatriotas por la importancia de este acontecimiento que venia a estrechar y a afirmar las relaciones de amistad, comercio y navegaci贸n de la rep煤blica con la Confederaci贸n. (52)

El 17 de setiembre, a bordo del buque de la armada argentina, Correo, lleg贸 a Asunci贸n el nuevo comisionado. 芦El vapor hizo el saludo de ordenanza a nuestra bandera nacional, a eso de las diez de la ma帽ana, y fue contestado por la plaza del 14 de mayo: al ponerse el Sol a la se帽a de bajar las banderas, repiti贸 el vapor igual saludo, y le correspondi贸 la goleta de guerra Rep煤blica del Paraguay禄. (53)

Ese mismo d铆a, el enviado especial fue recibido por Don Carlos, a quien el mayor Urquiza entreg贸 una 芦carta aut贸grafa禄 de su ilustre padre, expres谩ndole al mismo tiempo los cordiales y amistosos sentimientos del general Urquiza por el bienestar y la prosperidad del Paraguay y su gobierno. En su honor se prepar贸 un baile en la propia casa del Presidente de la Rep煤blica. (54)

Nuevamente el nombre del vencedor de Caseros vibr贸 en las calles de Asunci贸n, entre v铆tores y aplausos, y el mayor Urquiza recib铆a, a su vez, las m谩s finas atenciones del pueblo paraguayo.

El reconocimiento efectuado por Derqui el 17 de julio de 1852 era, como se ha dicho, de transcendental importancia para el Paraguay. Desde entonces pudo dedicarse a fomentar su progreso y su cultura, en la seguridad de que no ser铆a perturbada su paz interna y externa; desde entonces pudo estrechar sus relaciones con el mundo, cultivar amistad no s贸lo con los Estados vecinos sino tambi茅n con las dem谩s naciones americanas y europeas; desde entonces pudo romper lo que injustamente C谩rcano llam贸 su 芦aislamiento barbaro禄; por sus 芦r铆os como mares禄 bajaron sus buques para surcar las aguas lejanas, sus ricos productos a los mercados del viejo continente, y en sus puertos recib铆a tambi茅n manufacturas en barcos de todas las banderas. Desde ese 17 de julio se inici贸 una nueva etapa en las vinculaciones del Paraguay y la Argentina. (55)

Como consecuencia del reconocimiento no s贸lo se suprimi贸 el ep铆grafe, Independencia o Muerte, usado en los documentos oficiales sino que El Paraguayo Independiente, dej贸 de aparecer por haber terminado su misi贸n con el triunfo de su pr茅dica de siete a帽os. (56)

De Montevideo, Pereira Leal pas贸 a Asunci贸n donde se hizo cargo de la legaci贸n brasile帽a en reemplazo de Bellegarde. Paulino le transmiti贸 nuevas instrucciones, dejando sin efecto las del 5 de julio. Las circunstancias hab铆an cambiado. 芦Conviniendo que nuestra pol铆tica en el Paraguay 鈥 escrib铆a el canciller imperial 鈥 sea, por ahora, meramente de espectativa, V.M., adoptando una posici贸n de observaci贸n para informarme, evitar谩 todas las ocasiones de emitir opiniones que puedan comprometer, recurriendo a generalidades, como son: las pruebas de inter茅s que Su Majestad siempre ha dado por la independencia y bienestar del Paraguay, en tiempos en que esa independencia era amenazada por el gobernador de Buenos Aires; los deseos que el mismo Augusto Se帽or tiene de consolidarlos y de afirmar las buenas relaciones entre los dos Pa铆ses etc.... Diga al Presidente L贸pez que el Gobierno Imperial mucho estim贸 el arreglo que 茅l hizo con Derqui porque de ese arreglo result贸 el reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Confederaci贸n Argentina y nos libr贸 de compromisos y embarazos que podr铆an sobrevenirnos por causa de esa misma independencia y de la cuesti贸n del terreno contestado, cuesti贸n en la cual nos envolver铆amos solamente por causa de 茅l, L贸pez, y de la cual estamos libres禄. (57)

Paulino destac贸 que cab铆a se帽alar: 芦1潞 Que el Presidente L贸pez nunca quiso acceder a la alianza contra Rosas por miedo de ligarse a Urquiza y darle fuerza. 2潞 Que siempre manifest贸 contra 茅l una desconfianza llevada al exceso, sin atender a las dificultades en que el mismo Urquiza iba a verse. 3潞 Que siempre hizo del terreno contestado entre el Paran谩 y el Uruguay una cuesti贸n principal, mostr谩ndose muy resuelto a no ceder por ning煤n motivo y procurando interesarnos en ella. 4潞 Que para asegurarse contra Urquiza encarg贸 a Manuel Moreira de Castro, el 20 de mayo pr贸ximo pasado, d谩ndole plen铆simos poderes, para hacer con el Gobierno Imperial un tratado de alianza y l铆mites. 5潞 Que despu茅s en el mes de julio siguiente cedi贸 todo a Derqui. Que basta hoy no nos ha dado explicaci贸n alguna de ese su proceder禄. (58)

Pereira Leal no deb铆a hacer ninguna recriminaci贸n sobre estos puntos; deb铆a usar buenas palabras, no comprometerse, observar, captar y comunicar todo. (59)

芦El Sr. Bellegarde 鈥 prosigui贸 el ministro brasile帽o 鈥 en virtud de las instrucciones que ten铆a, deb铆a favorecer al Presidente L贸pez en la cuesti贸n del territorio contestado e inducirlo a recurrir a la mediaci贸n de Su Majestad el Emperador en el caso de que el Paraguay y la Confederaci贸n Argentina no pudieran avenirse. Es evidente que procediendo as铆 deb铆a evitar comprometernos con la Confederaci贸n Argentina y que al conocer que el Presidente L贸pez estaba decidido a ceder dicho territorio, deb铆a separarse de la cuesti贸n y aparentar indiferencia. Infelizmente no procedi贸 as铆 y los dos extractos inclusos de los cartas de... (sic) (a las cuales V.M. no aludir谩 en ning煤n caso, conserv谩ndolas en la mayor reserva para no comprometer a quien me las confi贸) muestran la intriga, que en da帽o nuestro, dio lugar aquel procedimiento. 驴Ser谩 verdad lo que ah铆 se dice de L贸pez o ser谩 eso una intriga argentina para hacernos desconfiar y separarnos del mismo L贸pez? Conviene mucho saberlo. Vea si lo descubre y para eso puede decir a L贸pez que de Buenos Aires se escribi贸 en ese sentido, sin que de ninguna manera de a entender por quien. Agregue que piensa que el Gobierno Imperial no crey贸, pero que son intrigas que siempre dejan alguna impresi贸n. Habiendo la Confederaci贸n Argentina o Urquiza reconocido la independencia del Paraguay, concedi茅ndole la navegaci贸n del Paran谩, y estando resuelto la cuesti贸n del territorio contestado, L贸pez se halla m谩s desinteresado de nosotros y sin recelos... 禄 (60)

Con esta comunicaci贸n Paulino confirm贸 la resoluci贸n del Brasil de apoyar al Paraguay en la cuesti贸n de las Misiones a la izquierda del Paran谩. Pero Bellegarde no cumpli贸 debidamente sus instrucciones sobre el particular, lo que dio lugar, seg煤n el canciller imperial, a la intriga en perjuicio del Imperio. Tambi茅n es de observar la preocupaci贸n del ilustre estadista por la influencia que la Confederaci贸n pudiera ejercer sobre la rep煤blica, influencia que acaso podr铆a poner obst谩culos a la pol铆tica de aproximaci贸n que desde los tiempos del Dr. Francia ven铆a desenvolviendo el Brasil en el Paraguay. De ah铆 su inter茅s de desvanecer la 芦intriga argentina禄, sin perjuicio de hacer sentir que las intrigas dejan siempre alg煤n saldo negativo. Pero deb铆a evitarse que L贸pez se separase del Imperio.

Las dos cartas a que se refiri贸 el ministro de negocios extranjeros eran una comunicaci贸n de Derqui y otra del Dr. de la Pe帽a, ambas de inter茅s por tratar de pormenores relativos a las negociaciones 煤ltimas entre el Paraguay y la Argentina.

Derqui inform贸: 芦Lo que ha presentado embarazo en el curso de la negociaci贸n es un trabajo formal del Brasil para que el Paraguay conservase el territorio de Misiones que ocupa en la costa del Paran谩. Desde mi llegada sospech茅 la existencia de este trabajo por la avidez con que el Ministro Brasilero quizo saber si hab铆a exigencias por mi parte, a este respecto, ya indag谩ndolo de mi por conductos indirectos, ya del Presidente directamente: mui luego tuve evidencia de 茅l, y me contraje a inutilizarlo. En los primeros d铆as de las conferencias el Presidente contest贸 al ministro brasilero que nada hab铆a convenido respecto de las Misiones; pero hacen cuatro d铆as que el mismo Presidente le declar贸 que entregaba las Misiones a la Confederaci贸n, a lo que dicho ministro contest贸 que el Gobierno Imperial tendr铆a que tratar sobre ello, y el Presidente repuso que se entender铆a con la Confederaci贸n cuyo dominio sobre aquel territorio acababa de reconocer. Ayer el Encargado de Negocios del Brasil en una conversaci贸n particular se puso a sostenerme que correspond铆a al Paraguay el territorio de Misiones cuyas aguas aflu铆an al Paran谩 por la posesi贸n tradicional y actual: yo cort茅 la disputa dici茅ndole que si tal derecho existiese, era el Paraguay la 煤nica Potencia que tendr谩 el de reclamarlo. Esta maniobra del Brasil me colocaba en un lance decisivo y solemne en que deb铆a obtener pac铆ficamente para la Confederaci贸n el valioso territorio de Misiones, o dar lugar a una emergencia del Gabinete Brasilero que pod铆a traer al Argentino una ulterioridad dif铆cil y embarazosa. La negociaci贸n lleg贸 a un punto en que para lograr plenamente lo primero y burlar lo segundo, no ten铆a otro obst谩culo que el de la neutralizaci贸n de ese pedazo de terreno; y creo que habr铆a sido la mayor torpeza dejar de arribar a esos dos resultados tan importantes por no neutralizar un pedazo de ba帽ado en la costa del desierto禄. (61)

El comisionado especial argentino confirm贸 tambi茅n las pretensiones del Brasil acerca del 芦valioso territorio de Misiones禄. De su comunicaci贸n se ve claramente que Bellegarde no cumpli贸 con exactitud sus instrucciones al insistir tanto ante L贸pez y Derqui, una vez que se inform贸 de la resoluci贸n del presidente de ceder aquel territorio. De ajustarse a las recomendaciones de Paulino no se hubiera expuesto a las contestaciones que recibi贸, las cuales no favorecen a su habilidad de negociador.

Por su parte el ministro de la Pe帽a escribi贸: 芦No quiero dejar de prevenirle que si son exactos los informes que ten铆a desde el mes de marzo, y que parece ver confirmados en la conducta del Presidente del Paraguay, no tiene 茅ste la perfecta e intima confianza que ser铆a de suponer con el Brasil, o con sus Ajentes p煤blicos. La misi贸n del Dor. Derqui, cuyos resultados ve U. ahora, fue promovida por el mismo Presidente del Paraguay, que estaba o disgustado o receloso del Brasil, y s贸lo se hab铆a arrojado en sus brazos por la tenacidad de Rosas. 鈥 El hecho es que apenas se ha presentado el Agente Argentino se ha obtenido mas que lo que se esperaba. No creo que la franqueza y lealtad del Sor. Paulino tenga la menor parte en esa pol铆tica; y nosotros que estamos tan interesados en que la alianza americana triunfe de todos los obst谩culos, preciso es que nos empe帽emos en que no se le opongan por nuestra parte absolutamente ninguno禄. (62)

Alg煤n fondo de verdad ten铆a la 芦intriga argentina禄. El Presidente L贸pez se consider贸 postergado en la negociaci贸n y firma de los acuerdos de Montevideo que provocaron la ca铆da de Rosas, como hab铆a manifestado al mismo Paulino. Derqui, sin duda, tuvo un 茅xito extraordinario. La cesi贸n de las Misiones sobrepas贸 lo que pod铆a esperarse de la firmeza de Don Carlos. El Paraguay frente a las ambiciones de Rosas hizo pol铆tica con el Brasil porque sus intereses eran paralelos y as铆 se defend铆a de la agresi贸n del gobernador de Buenos Aires, pero manteniendo siempre su autonom铆a.

Paulino no contest贸 con rapidez la carta del 20 de agosto del Presidente L贸pez. La respuesta se produjo casi tres meses despu茅s. La noticia del tratado de navegaci贸n y l铆mites entre el Paraguay y la Confederaci贸n fue muy satisfactoria al gobierno Imperial, 芦visto que import贸 el reconocimiento de la Independencia de esa Rep煤blica y la soluci贸n de la cuesti贸n relativa al territorio contestado entre el Paran谩 y el Uruguay. La primera cuesti贸n, la de la Independencia de esa Rep煤blica, podr铆a en adelante arrastrar al Imperio a una guerra, si su incorporaci贸n a la Confederaci贸n fuese intentada por las armas. El arreglo hecho por V.E. con el Sr. General Urquiza libr贸 al Brasil de esas dificultades y termin贸 esas cuestiones en paz. Es verdad que al quedar el territorio contestado perteneciendo a Corrientes, nuestras comunicaciones por tierra, principalmente si en el futuro apareciesen embarazos en el r铆o, pueden ser cortadas por ha铆, pero es de creer que la experiencia de un tan doloroso pasado establezca y afirme la paz y la tranquilidad permanentes en esos pa铆ses禄. (63)

El Brasil buscaba asegurar su comunicaci贸n con el Paraguay. De ah铆 su inter茅s en que el territorio de las Misiones no saliese de la soberan铆a de la rep煤blica. Cerrado el R铆o Paran谩 era f谩cil interrumpir el tr谩nsito terrestre por aquella zona. Felizmente para estos pa铆ses el pasado de violencias sirvi贸 para asegurar un r茅gimen de pac铆fica convivencia internacional, que permiti贸 la libre y tranquila comunicaci贸n entre los Estados vecinos.

芦No conviene de ning煤n modo al Imperio 鈥 agreg贸 el ministro de negocios extranjeros 鈥 que la Confederaci贸n Argentina se engrandezca absorviendo al Estado Oriental y al Paraguay, y ese era el plan de Rosas, as铆 como no convendr铆a a la Confederaci贸n Argentina, al Estado Oriental y al Paraguay, que el Brasil se engrandesiese absorviendo a las nacionalidades vecinas, en lo que, adem谩s, nunca pens贸. Esto es indispensable para mantener el equilibrio entre los Estados de la Am茅rica Meridional. Est谩 conseguido ese desider谩tum por medio de los Tratados existentes y por la ca铆da de Rosas, por lo que me congratulo con V.E.禄. (64)

Paulino insisti贸 sobre el principio del equilibrio, que la Corte de San Crist贸bal venia pregonando desde a帽os atr谩s. De esta vez el ministro imperial le dio un alcance m谩s amplio. El equilibrio no se reduc铆a solamente a los Estados del R铆o de la Plata sino que se extend铆a a la Am茅rica del Sur. Esto se explicaba porque el Brasil limitaba con todos los pa铆ses de esta parte del continente, menos Chile y deb铆a velar por su estabilidad e integridad en una vasta zona.

El arreglo dej贸 sin objeto la alianza propuesta por L贸pez, era l贸gico por consiguiente revocar los poderes conferidos a Moreira de Castro para aquel fin. 芦Si no obstante 鈥 prosigui贸 el canciller imperial 鈥 la independencia de la Rep煤blica fuese alg煤n d铆a amenazada, esa amenaza se encontrar铆a con el Brasil. Fue el Brasil el primero que la reconoci贸, cuando hab铆a alg煤n peligro en reconocerla y proclamarla, y cuando todos recelaban comprometerse con Rosas por causa de esa independencia禄. Las cuestiones de navegaci贸n de los r铆os y de comercio, como la de l铆mites, pod铆an ser resueltas por dos tratados, Pereira Leal ten铆a instrucciones para proponer un acuerdo sobre la navegaci贸n y comercio, en la seguridad de que el Paraguay no negar谩 al Brasil lo que concedi贸 a la Confederaci贸n Argentina. Las negociaciones sobre l铆mites comenzar谩n en breve y esperaba 芦que mediante concesiones reciprocas y razonables podr谩 ese delicado e importante asunto quedar regulado definitivamente禄.

芦Permita V.E. 鈥 terminaba declarando Paulino 鈥 observarle que en la correspondencia que he tenido la honra de tener con V.E. siempre le revel茅 sin reserva todo mi pensamiento, insistiendo en la conveniencia de entrar V.E. en la alianza; V.E. entendi贸 no deber hacerlo, pero eso no provino de reserva de mi parte. Las cosas corrieron de modo que V.E. vino al final a conseguir el reconocimiento de la independencia de la Rep煤blica y la apertura del Paran谩; pero esos resultados son debidos a la alianza que derrib贸 a Rosas y en la cual me parec铆a conveniente que V.E. entrase. Si Rosas venciese las cosas no estar铆an en el estado en que se hallan y no siendo esa victoria imposible era necesario acumular contra 茅l el mayor n煤mero de fuerzas禄. (65)

En esta forma clara pero categ贸rica Paulino contest贸 la queja de L贸pez, contenida en la parte final de la carta de 茅ste del 30 de agosto. Sin admitir el cargo de Don Carlos, el canciller imperial dej贸 a salvo su intervenci贸n a favor de la entrada del Paraguay en la alianza contra Rosas y constancia de que la no participaci贸n de la rep煤blica en esa campa帽a de liberaci贸n se debi贸 a la resoluci贸n del presidente.

El congreso argentino aprob贸 el reconocimiento de la independencia del Paraguay cuatro a帽os despu茅s. El 4 de junio de 1856 el senado y la c谩mara de diputados sancionaron la ley respectiva, la que fue promulgada por el general Urquiza el 7 del mismo mes. Tom谩s Guido, enviado plenipotenciario de la Confederaci贸n Argentina, comunic贸 a Nicol谩s V谩zquez, ministro de relaciones exteriores del Paraguay, la resoluci贸n aludida, acompa帽ando la copia legalizada de la ley. (66)

El canciller nacional avis贸 escuetamente recibo de la nota argentina, agradeciendo el acto de justicia. En esta forma qued贸 definitivamente cancelado el reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Argentina.

* * *

El 11 de noviembre de 1852 la provincia de Buenos Aires se separ贸 de la Confederaci贸n y busc贸 mantener relaciones con el Paraguay. El 18 de octubre siguiente la Sala de Representantes sancion贸 una ley, cuyas disposiciones son las siguientes:

Art. 1潞 La Provincia de Buenos Aires contin煤a reconociendo por lo que a ella respecta, la perfecta y absoluta independencia de la Rep煤blica del Paraguay.

Art. 2潞 Mientras no sea ratificado por autoridad competente cualquier tratado que haya sido ajustado entre alg煤n poder Nacional Argentino, y la mencionada Rep煤blica del Paraguay, la Provincia de Buenos Aires, en consonancia con el principio sancionado en la ley de esta fha., acerca de la apertura del R铆o Paran谩, y contando con la reciprocidad que es de esperarse de la justificaci贸n del Gobierno Paraguayo, declara igualmente:

1潞 Que adem谩s de ser enteramente libre para el pabell贸n Paraguayo la navegaci贸n del R铆o Paran谩 en la parte que pertenece a la Provincia de Buenos Aires, gozar谩 en ella de todas aquellas franquicias y ventajas que en el d铆a usan las naciones concederse rec铆procamente en los tratados de comercio.

2潞 Que ella no detendr谩, estorbar谩, ni impondr谩 derechos, gabelas, ni gravosas fiscalizaciones a ninguna espedici贸n mercantil, cuyo 煤nico objeto sea pasar por su jurisdicci贸n territorial, o bien por su territorio fluvial, bajo pabell贸n Paraguayo o Argent潞, con destino a puertos paraguayos, o de 茅stos a puertos extranjeros.

3潞 Que de conformidad de la referida ley, sobre la apertura del R铆o Paran谩 y tan luego como se expida el reglamento a que ella se refiere, quedar谩 libre por parte de la Provincia de Buenos Aires, para todos los pabellones extranjeros el tr谩nsito hacia el Paraguay o con procedencia a este.

Art. 3潞 Los ciudadanos Paraguayos gozar谩n en el territorio de la Provincia de Buenos Aires de los mismos derechos y exenciones que gocen o gozaren los ciudadanos de la naci贸n m谩s favorecida; y las personas que el Gobierno Paraguayo quiera destinar a cualquier establecimiento de ense帽anza existente en esta Provincia, ser谩n considerados a la par de los ciudadanos argentinos.

Art. 4潞 Queda facultado el Gobierno para hacer los gastos que demande el establecimiento, tan pronto como fuere posible, de un correo vapor, entre esta Provincia y la Rep煤blica del Paraguay. (67)

Tres d铆as despu茅s, Valent铆n Alsina comunic贸 al ministro de relaciones exteriores de la rep煤blica, la decisi贸n de la legislatura provincial. 芦Es bien placentero al infrascripto 鈥 dec铆a 鈥 ser el 贸rgano por el cual se hace saber a V.E. esta disposici贸n de buena amistad y armon铆a que tanto influir谩 en bien de las cordiales relaciones que deben existir entre dos pueblos llamados por v铆nculos de naturaleza y amistad a un porvenir com煤n de progreso y bienestar禄. (68)

Para la provincia de Buenos Aires el reconocimiento de la independencia del Paraguay era un hecho preexistente a la ley del 18 de setiembre, que s贸lo ven铆a a confirmar ese acto de justicia. No otra cosa expres贸 Alsina en su nota. Las liberalidades contenidas en la misma ley eran similares a las acordadas en el tratado del 15 de julio con el agregado del establecimiento de un 芦correo vapor禄 entre el Paraguay y Buenos Aires. En esta forma la provincia separada de la Confederaci贸n Argentina estableci贸 con la rep煤blica v铆nculos de amistad, basados en los principios sostenidos por los aliados en la campa帽a victoriosa de Caseros.

Buenos Aires busc贸 el acercamiento con el Paraguay para poder contrarrestar la influencia de la Confederaci贸n. El gobierno del general Urquiza hab铆a firmado con la rep煤blica un tratado de amistad, comercio y navegaci贸n, y reconocido su independencia, restableci茅ndose as铆 la cordialidad entre los dos pa铆ses. La provincia rebelada entendi贸 tambi茅n que deb铆a regularizar sus relaciones con el Paraguay sobre la base de ese reconocimiento y la libertad de navegaci贸n y de comercio. Y como no pod铆a enviar una misi贸n especial hasta Asunci贸n sancion贸 la ley del 18 de octubre.

Benito Varela al avisar recibo de la comunicaci贸n de Alsina, expres贸: 芦Ha sido altamente satisfactorio a S.E, el Se帽or Presidente de la Rep煤blica el acto de justicia que ha pronunciado la provincia de Buenos Aires, reconociendo la Independencia del Paraguay, y abriendo con este Pa铆s sus relaciones de buena amistad, comercio, y navegaci贸n. S.E. me ha ordenado recomendar a V.E. que se sirva elevar al conocimiento del Exmo. Gobierno de Buenos Aires, que el de la Rep煤blica se har谩 un deber de guardar fielmente la reciprocidad que de 茅l espera la citada ley, y cultivar con esmero y lealtad las buenas relaciones que interesa al bien de ambos pa铆ses禄. (69)


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXXI

1. Chaves. El Presidente L贸pez, cit., p谩gs. 170 y 171.

2. Ib. Ib., p谩gs. 171 y 172. Don Carlos dec铆a a Moreira de Castro: 芦Si fuese infeliz la misi贸n de V.S. al menos habremos rastreado los colores del horizonte禄. Ob. cit., p谩g. 173.

3. Ram贸n J. C谩rcano. Del sitio de Buenos Aires al campo de Cepeda. Buenos Aires, 1921, p谩g. 103.

4. Ib. Ib. Ib., p谩gs. 103 y 104. 鈥 Ramos. El reconocimiento de la independencia del Paraguay por la Argentina, cit., p谩g. 11.

5. Ib. Ib. Ib. p谩gs. 104 y 105. 鈥 Ib. Ib. Ib. p谩g. 11.

6. N潞 113.

7. Francisco Centeno. Virutas hist贸ricas (1810-1928). Buenos Aires, 1929, I, p谩gs. 75 a 77. Instrucciones de la Misi贸n al Paraguay. 鈥 Ramos, ob. cit. p谩g. 11.

8. El Paraguayo Independiente N潞 114. Vicente F. L贸pez al ministro de relaciones exteriores del Paraguay. Buenos Aires, 24 de abril de 1852.

9. Centeno, ob. cit. 鈥 Ramos, ob. cit., p谩g. 11 y 12.

10. Ib. Ib. 鈥 Ib. Ib., p谩g. 12.

11. Ob. cit., p谩g. 107.

12. Ramos, ob. cit., p谩g. 13.

13. Ob. cit., p谩g. 107.

14. Ramos, ob. cit., p谩gs. 13 y 14.

15. E1 Paraguayo Independiente N潞 114. Nota del 24 de abril cit.

16. B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I. 29, 27, 3. L贸pez a Moreira de Castro. Asunci贸n, 9 de junio de 1852. Copia.

17. El Paraguayo Independiente N潞 115. Derqui al ministro de relaciones exteriores de la Confederaci贸n. Asunci贸n, 12 de julio de 1852. C谩rcano, ob. cit., p谩g. 108. 鈥 Ramos, ob. cit., p谩g. 14.

18. Nota cit. 鈥 Ib. Ib. 鈥. Ib. Ib.

19. Nota cit. 鈥 El Paraguayo Independiente N潞 114. Decreto del 23 de junio de 1852. 鈥 Ramos, ob. cit., p谩g. 14.

20. Nota cit.

21. A.H.I. Correspondencia Particular Reservada e Confidencial do Conselheiro P. J. Soares de Souza de 1850 a 1853. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 5 de julio de 1852. Copia conformada por Azambuja.

22. Carta cit.

23. A.H.I. Correspondencia cit.

24. Ib. Ib.

25. Ib. Ib. Paulino a Pereira Leal. Reservado N潞 5. R铆o de Janeiro, 5 de julio de 1852. Copia firmada.

26. Carta cit.

27. El Paraguayo Independiente N潞 115. L贸pez a Urquiza. Asunci贸n, 12 de Julio de 1852.

28. Ib. Ib. Ib. Decreto del 10 de julio de 1852.

29. B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I-30, 9, 37-doc. 4 Moreira de Castro a L贸pez. R铆o de Janeiro, 13 de julio de 1825. Original. El subrayado es del documento.

30. El Paraguayo Independiente en su N潞 114 public贸 el texto del tratado. Por el mismo convenio la isla de Yacyret谩 correspond铆a al Paraguay y la de Apip茅 a la Confederaci贸n (art. 2潞). El R铆o Paraguay pertenec铆a de costa, a costa a la rep煤blica de este nombre hasta su desembocadura en el Paran谩 (art. 3潞). La navegaci贸n del Bermejo era com煤n a los dos pa铆ses (art. 5潞). El pedido de cesi贸n de la isla de Apip茅 por la provincia de Corrientes, cuando la misi贸n Molinas, provoc贸 la ira del Presidente L贸pez y, de consiguiente, el rechazo de la petici贸n. Sin embargo por el convenio del 15 de julio no tuvo inconveniente en dejarla bajo la soberan铆a argentina.

31. Chaves, ob. cit., p谩g. 175.

32. Ramos, La pol铆tica del Brasil en el Paraguay..., cit. p谩gs. 52 y 53.

33. Chaves, ob. cit., p谩g. 176.

34. El Paraguayo Independiente N潞 114. Original en A.N.A. Vol. 320 鈥 Alfredo M. Du Graty. La Rep煤blica del Paraguay, Besanz贸n, 1862. 鈥 Ap茅ndice E, p谩gs. 16 y 17.

35. Ib. Ib. Ib.

36. Ib. Ib. Ib. Cr贸nica intitulada: Celebraci贸n del reconocimiento de nuestra independencia. 鈥 Ramos, el reconocimiento..., cit., p谩g. 15.

37. Cr贸nica cit.

38. Cr贸nica cit.

39. Cr贸nica cit.

40. Cr贸nica cit.

41. El Paraguayo Independiente N潞 114.

42. El Paraguayo Independiente N潞 117.

43. Ib. Ib. L贸pez a Urquiza. Asunci贸n, 28 de julio de 1852.

44. Carta cit.

45. El Paraguayo Independiente N潞 115 reprodujo el articulo publicado en el diario porte帽o, el 1潞 de agosto de 1852, con el t铆tulo: Reconocimiento de la independencia del Paraguay.

46. Art. cit.

47. A.H.I. Correspondencia Reservada e..., cit. Paulino a Pereira Leal. 鈥 R铆o de Janeiro, 11 de agosto de 1852. Copia firmada.

48. Ib. Ib. Paulino a Bellegarde. R铆o de Janeiro, 20 de agosto de 1852. Copia firmada. Borrador en M.D.B. 鈥 Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-55.

49. El Paraguayo Independiente N潞 117.

50. Ib. Ib.

51. A.H.I. Correspondencia Reservada e..., cit. L贸pez a Paulino. Asunci贸n, 30 de agosto de 1852. Anexo al Reservado de Paulino a Pereira Leal, del 20 de noviembre de 1852. Copia conformada por Azambuja. M.D.B. 鈥 Despachos 鈥 Assump莽茫o 鈥 1825-58.

52. El Paraguayo Independiente N潞 115. Art铆culo intitulado: Vapor de guerra argentino Correo.

53. El Paraguayo Independiente N潞 118. Articulo intitulado: El vapor de guerra argentino Correo.

54. Art. cit.

55. Romos, ob. cit., p谩g. 19.

56. El 煤ltimo n煤mero fue el 118, del s谩bado 18 de setiembre de 1852.

57. A.H.I. Correspondencia Reservada e..., cit. Reservada. Paulino a Pereira Leal. R铆o de Janeiro, 18 de setiembre de 1852. Copia firmada.

58. Reservado cit.

59. Reservado cit.

60. Reservado cit.

61. A.H.I. Correspondencia cit. Anexo al Reservado cit.

62. Ib. Ib. Ib.

63. A.H.I. Correspondencia cit. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 17 de noviembre de 1825. Copia conformada por Azambuja. Anexo al Reservado de Paulino a Pereira Leal, del 20 de noviembre de 1852. 鈥 M.D.B. 鈥 Despachos 鈥 Assump莽茫o 鈥 1825-58.

64. Carta cit.

65. Carta cit.

66. A.N.A. Vol. 320. Guido a V谩zquez. Asunci贸n, 4 de julio de 1856. Original. El Paraguayo Independiente. Segunda Edici贸n. Asunci贸n 1859. Ap茅ndice, p谩gs. 644, 645 y 646. 鈥 Du Graty, ob. cit., Ap茅ndice F., p谩g. 18. 鈥揟om谩s Guido era el mismo que en R铆o de Janeiro, siendo representante diplom谩tico de Rosas, combati贸 tenaz y agresivamente la independencia del Paraguay. Despu茅s de Caseros entr贸 en el servicio de la Confederaci贸n. El general Urquiza quiso enviarlo nuevamente como agente ante la Corte de San Crist贸bal. El gobierno imperial no admiti贸 el pedido del director provisorio. El Presidente L贸pez, no obstante el antecedente aludido, lo recibi贸 sin resistencia.

67. A.N.A. Vol. 298.

68. Ib. Ib.

69. Ib. Ib.



CAPITULO XXXII

RECONOCIMIENTO DE LA INDEPENDENCIA POR INGLATERRA, FRANCIA, CERDE脩A Y ESTADOS UNIDOS DE AMERICA


Paulino recomend贸 a Silve Pontes, designado ministro plenipotenciario en la Confederaci贸n Argentina, que tan pronto llegase a Buenos Aires, tratase 芦de sondear las disposiciones del general Urquiza y de los Ministros al respecto de la misi贸n de Mr. Hotham y Saint Georges, para saber si est谩n resueltos o dispuestos a conceder a la bandera Inglesa y Francesa y por ventura a otras la navegaci贸n de los r铆os y en qu茅 t茅rminos. Me importa mucho saber esto con brevedad prosegu铆a el canciller 鈥 para verme con aquellos enviados que se dirigen a R铆o de Janeiro para buscar la adhesi贸n como los buenos oficios del Brasil para conseguir aquella navegaci贸n. V.S. dir谩 que a煤n no se sabe cuales son las ideas del Gobierno Imperial a ese respecto禄. (1)

Diez d铆as despu茅s Paulino volvi贸 a informar al mismo Silva Pontes que Robert C. Schenck, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Am茅rica en la Corte de San Crist贸bal, acababa de ser encargado de una misi贸n especial en el R铆o de la Plata y que part铆a al d铆a siguiente. El objeto de la misi贸n era obtener la navegaci贸n del aludido R铆o de la Plata y sus afluentes. El secretario de estado Daniel Webster declar贸 en Washington al encargado de negocios interino del Brasil 芦que los Estados Unidos no consentir谩n que aquella navegaci贸n fuese concedida a Francia e Inglaterra con exclusi贸n de los Estados Unidos禄. Schenck obtuvo el 19 de mayo una entrevista con el ministro de negocios extranjeros, en la cual le comunic贸 su misi贸n y el objeto de ella, e indag贸 芦cu谩les eran las disposiciones del Gobierno Imperial al respecto de la misma禄. Paulino le respondi贸 que el Brasil tambi茅n combati贸 en Rosas el 芦sistema de atrancar los r铆os, que las disposiciones del Gobierno Imperial no pod铆an dejar de ser favorables a su misi贸n en general, pero que todo depend铆a del modo pr谩ctico por el cual esa navegaci贸n ser铆a concedida a las banderas que no fuesen ribere帽as y de la extensi贸n que le diese禄. Schenck qued贸 satisfecho con la respuesta y no pidi贸 m谩s explicaciones. Paulino estaba persuadido de que la Confederaci贸n Argentina conceder铆a la navegaci贸n a las naciones europeas, lo que har铆a in煤til la oposici贸n del Brasil, adem谩s de que le restar铆a importancia. Silva Pontes no deb铆a comprometerse, pero s铆 aparentar 芦ser favorable a la misi贸n de Mr. Schenck禄. Si la navegaci贸n deb铆a ser concedida a los Estados Unidos, Francia e Inglaterra, el Brasil le conven铆a que fuese limitada 芦a ciertos puntos, los m谩s pr贸ximos, cuanto fuere posible, a la embocadura del R铆o de la Plata, y que esa concesi贸n no fuese hecha por Tratado sino por un acto espont谩neo y 煤nico de los ribere帽os禄. Importaba que esa concesi贸n fuese revocable y modificable, y 芦que la navegaci贸n quede sujeta a los Reglamentos fiscales y policiales de los ribere帽os禄. Silva Pontes deb铆a hacer notar al general Urquiza que esas naciones poderosas interpretaban como les parec铆a los derechos derivados de los tratados, para luego exigirlos por la fuerza. Conven铆a atraer la poblaci贸n y el comercio hacia las m谩rgenes de los r铆os y hacia los territorios f茅rtiles que esos r铆os han de comunicar con el mundo, pero tambi茅n era preciso 鈥 agreg贸 el canciller imperial guardar 芦mucha cautela, para no ir a buscar Se帽ores, mientras no tuviesemos fuerza suficiente para contenerlos en los l铆mites de lo justo禄. (2)

El Brasil indudablemente combati贸 a Rosas, entre otras cosas, por la clausura a que 茅ste someti贸 al R铆o de la Plata y sus afluentes. Por lo tanto no podr铆a oponerse a las misiones encaminadas a reclamar la libertad de navegaci贸n. Pero el Imperio ten铆a al respecto un criterio restrictivo. La concesi贸n de la libertad de los r铆os no deb铆a ser la consecuencia de tratados sino de la determinaci贸n espont谩nea de los ribere帽os.

Schenck pod铆a actuar separada o juntamente con John S. Pendleton. Las instrucciones enviadas por Webster le recomendaban que se trasladase a Buenos Aires, con o sin Pendleton, para negociar con la Confederaci贸n Argentina un tratado de comercio y navegaci贸n, haciendo lo mismo despu茅s con el Uruguay. 芦Durante su estada en Buenos Aires, y en el supuesto de que Urquiza hubiese reconocido la independencia del Paraguay, sondear铆a tambi茅n al ministro paraguayo en dicha ciudad, y le propondr铆a que pidiese autorizaci贸n a su gobierno a negociar y subscribir un tratado semejante. En caso de que no hubiese ministro paraguayo en Buenos Aires, har铆a las gestiones ante el ministro paraguayo en R铆o. Pero las instrucciones no anticipaban la hip贸tesis de que tampoco hubiese aqu铆 ning煤n ministro, limit谩ndose a indicar que no se contemplaba la ida de ninguno de los dos diplom谩ticos hasta Asunci贸n禄. (3)

El 5 de julio Paulino inform贸 a Pereira Leal la llegada a R铆o de Janeiro de Sir Charles Hotham y de Louis de Saint Georges, de la misi贸n especial de los mismos, de la entrevista que mantuvo con ellos y de la contestaci贸n que dio al primero. 芦Refiera estas noticias al Presidente 鈥 agregaba 鈥 y procure convencerlo de que no debe repeler las proposiciones de aquellos Ministros, admitiendo la navegaci贸n no por Tratados sino por concesi贸n propia y reduci茅ndola a ciertos puertos habilitados, si Urquiza concede a dichas naciones, porque entonces, oponi茅ndose el Paraguay, les llevar谩 a considerarlo Provincia Argentina, visto que consider谩ndolo tal, navegaran el R铆o Paraguay en virtud de aquella concesi贸n y destruir谩n por la fuerza cualquier embarazo que el Presidente L贸pez quiera oponerlos. Agregue que todo eso dar铆a lugar a que Urquiza cerrase el r铆o a las embarcaciones Paraguayas. Esa Rep煤blica no puede oponerse; le conviene la apertura del r铆o, debe poner buena cara y no oponerse de por s铆, so pena de quedar s贸lo ella perjudicada. Y si Urquiza se niega o no se muestra dispuesto a semejante concesi贸n, conviene al Presidente mostrar buenas disposiciones para poner de su lado al agente Ingl茅s y al Franc茅s, alegando sin embargo que su concesi贸n de por s铆 no les aprovecha禄. (4)

Esta comunicaci贸n expresaba el mismo punto de vista transmitido a Silva Pontes en la nota del 22 de junio. El Brasil ten铆a sus recelos. El Paraguay deb铆a conceder la libertad de los r铆os, pero bajo determinadas condiciones. En este sentido las instrucciones dadas a Pereira Leal eran semejantes a las enviadas al representante imperial en la Confederaci贸n Argentina.

El 13 de julio, Moreira de Castro inform贸, a su vez, al presidente L贸pez de 芦una misi贸n colectiva que Inglaterra y Francia mandan al R铆o de la Plata, compuesta por Sir Charles Hotham de parte de la primera y por Mr. de Saint Georges, de la segunda. Esta misi贸n seg煤n declar贸 el ministro ingl茅s en el parlamento, tiene por 煤nico fin obtener la libre navegaci贸n de los afluentes del Plata para todas les banderas. V.E. comprender谩 perfectamente sin embargo, que no puede ser ese el fin real de esta misi贸n. Los precedentes de los dos gobiernos nos hacen creer que no es ese sino el objeto ostensivo y que el fin principal de la misi贸n era embarazar el ajuste de las cuestiones con el Brasil y afirmar la influencia europea en el R铆o de la Plata, que juzgan correr riesgo, si entre las rep煤blicas del sur del Brasil se estableciere una inteligencia cordial禄. (5)

El agente del gobierno paraguayo transmiti贸 los recelos de la Corte de San Crist贸bal, que necesariamente deb铆a ver con inquietud una posible influencia de las grandes potencias europeas, cuya pol铆tica de intervenci贸n dejara ingratos recuerdos en el R铆o de la Plata. De la libertad de los r铆os, que el Imperio busc贸 asegurar en Caseros, depend铆a la comunicaci贸n y estabilidad de algunos de sus Estados del interior confinantes con las rep煤blicas del oeste y del sur, principalmente Mato Groso. Pero tambi茅n las potencias europeas ten铆an inter茅s en la libre navegaci贸n, como un medio de extender su comercio en estos pa铆ses y la misi贸n conjunta ten铆a por objeto alcanzar este derecho consagrado en las relaciones de los Estados civilizados. En sus gestiones ten铆a que encontrarse con el presidente L贸pez, cuyo temperamento desconfiado no constitu铆a precisamente una condici贸n favorable para una r谩pida y feliz negociaci贸n.

Los dos diplom谩ticos aludidos llegaron a R铆o de Janeiro el 2 de julio y ese mismo d铆a cumplimentaron con Paulino por intermedio de sus secretarios. El 9 mantuvieron una entrevista con el ministro de negocios extranjeros. En la ocasi贸n Hotham expres贸: 芦Los gobiernos ingl茅s y franc茅s, mandando una misi贸n colectiva al R铆o de la Plata y atendiendo la cordial inteligencia que existe entre ellos y el Gobierno Imperial, entendieron como un deber ordenarnos hacer escala en esta corte para manifestar a V.E. los deseos que los animan de conservar y estrechar a煤n m谩s sus relaciones amigables con el Brasil y comunicarle el fin de su misi贸n. Se limita ella a la manifestaci贸n de iguales sentimientos para con las rep煤blicas del Plata y procurar conseguir para todas las banderas la libre navegaci贸n de sus r铆os y afluentes. Para alcanzar este objeto solicitan los buenos oficios del Gobierno Imperial禄. Saint Georges en breves palabras confirm贸 la exposici贸n de su colega. Paulino respondi贸 con iguales manifestaciones de benevolencia, agregando 芦que los Gobiernos ingl茅s y franc茅s deb铆an contar siempre con los buenos oficios del Brasil en todo cuanto fuese conducente al bien general禄. Fue la primera y 煤nica entrevista colectiva. (6)

El Imperio no podr铆a oponerse a las pretensiones de los representantes de Inglaterra y Francia. Estaba tambi茅n en su inter茅s la apertura de la navegaci贸n de la cuenca del R铆o de la Plata, como expresamente se consign贸 en los tratados del 29 de mayo y 21 de noviembre. El tr谩nsito libre por esos grandes r铆os respond铆a a un reclamo insistente del 芦bien general禄.

Posteriormente Hotham mantuvo otra conversaci贸n con el canciller imperial, comunic谩ndole que ten铆a intenciones de trasladarse al Paraguay 芦con el fin de celebrar un tratado de comercio禄, por lo cual 芦desear铆a saber si eso ser铆a desagradable al Gobierno Imperial, y, en caso contrario, si el Brasil emplear铆a sus buenos oficios para llegar a ese resultado禄. Paulino respondi贸 芦que el gobierno del Brasil no s贸lo ve铆a con mucho placer que Inglaterra deseaba entrar en relaciones con su aliado, sino que de buena voluntad cooperar铆a con Sir Charles en esa misi贸n; pero agreg贸 inmediatamente que Sir Charles nada har铆a ni el Brasil podr铆a prestar sus buenos oficios, salvo en el caso de que Sir Charles estuviese autorizado a reconocer, como paso preliminar, la independencia del Paraguay. Sir Charles dio a entender que estaba para eso autorizado, diciendo: 芦no ser谩 esa la duda禄. As铆 terminaron las relaciones de la misi贸n colectiva con el gobierno imperial. (7)

La 煤ltima parte de la declaraci贸n de Paulino puso sobre aviso a Hotham que lo esencial para negociar con el Paraguay era el reconocimiento de su independencia. La advertencia respond铆a a la pol铆tica del Brasil que hab铆a defendido y gestionado ese reconocimiento como fundamental para la estabilidad del Imperio. Mal podr铆a coadyuvar con una misi贸n que desconociese esa independencia. Hotham no tendr铆a, por lo tanto, el apoyo del Brasil sino estuviese facultado a formalizar el aludido reconocimiento, del cual el presidente L贸pez, por otra parte, hac铆a una condici贸n sine qua non.

Moreira de Castro termin贸 su comunicaci贸n en estos t茅rminos: 芦Sir Charles es conocido de V.E. Mr. Saint Georges residi贸 por muchos a帽os en el Brasil. Es persona de maneras muy urbanas, pero est谩 muy por debajo de la posici贸n en que se encuentra elevado, como V.E. reconocer谩, pues se dice que 茅l tambi茅n va al Paraguay, acompa帽ado o precedido de Mr. Guillemot que aqu铆 lleg贸 el d铆a 9 a bordo del paquete de Europa y sigui贸 hoy para el R铆o de la Plata. Sir. Charles sali贸 el d铆a 11禄. (8)

Hotham hab铆a estado ya en el Paraguay. En 1846 lleg贸 a Asunci贸n a bordo del Fulton, enviado por el ministro Ouseley para tratar con el presidente L贸pez. En aquella ocasi贸n vino acompa帽ado del agente confidencial del gobierno de Montevideo, Francisco Orde帽ana.

En Buenos Aires se encontr贸 con Pendleton. De all铆 pasaron a Paran谩, donde se traslad贸 la capital de la Confederaci贸n, despu茅s de la revoluci贸n del 11 de setiembre. De esta ciudad partieron en la primera quincena de diciembre, a bordo del buque de la armada brit谩nica, Locust, con el destino al Paraguay. Pendleton consider贸 que no podr铆a perder esta oportunidad para obtener del presidente L贸pez un tratado como el que negociar铆an los representantes de Inglaterra, Francia, Cerde帽a y Brasil. (9)

En la entrevista que Pereira Leal mantuvo con el presidente L贸pez el 20 de diciembre, 茅ste inform贸 al diplom谩tico brasile帽o que el Locust arrib贸 el 15 a las Tres Bocas; que el comandante de la guarnici贸n y de la escuadra paraguayas pretendi贸 proceder a la visita del buque ingl茅s, a lo que se neg贸 el jefe del barco; que en consecuencia el comandante paraguayo no le permiti贸 continuar el viaje, intim谩ndole retroceder; que el jefe brit谩nico resolvi贸 entonces fondear en aguas del Paran谩, desde donde Hotham comenz贸 su correspondencia con el gobierno de Asunci贸n; que en carta particular se quej贸 del tratamiento recibido; que en nota oficial anunci贸 su car谩cter diplom谩tico. El presidente L贸pez se ofendi贸 porque el agente brit谩nico se le dirigi贸 como 芦Presidente del Paraguay, con calculada omisi贸n de le palabra Rep煤blica禄. Por 芦estas supuestas ofensas禄 continu贸 informando Pereira Leal, Don Carlos s贸lo respondi贸 reservadamente la carta particular, declarando 芦que el Comandante de las Tres Bocas hab铆a cumplido con su deber禄 y que con las 贸rdenes impartidas para que el Locust continuase aguas arriba, quedaba contestada en la nota oficial. Al llegar a Asunci贸n, como el barco ingl茅s no enarbol贸 la bandera paraguaya, tampoco enarbolaron las suyas la capitan铆a del puerto y la fortaleza. L贸pez continu贸 diciendo 芦que si Sir Charles volviese a escribirle, le devolver铆a la correspondencia cerrada y con la advertencia de que se dirigiese a su Ministro de Relaciones Exteriores禄 y que para este cargo iba a nombrar a otra persona. 芦Me dijo finalmente el Presidente agreg贸 Pereira Leal 鈥 que aunque estuviese resuelto a tratar con Inglaterra, nunca lo har铆a por intermedio de Sir Charles, cuya insolencia (dijo 茅l) ha llegado a no hacer disparar siquiera una salva para saludar al pa铆s cuya independencia viene a reconocer y con quien quiere tratar. Esta animosidad y exaltaci贸n se extendi贸 a los otros diplom谩ticos que acompa帽an a Sir Charles, y que seg煤n se asegur贸 el Presidente, ver谩n malogradas todas las diligencias que hicieron para obtener un Tratado de Comercio, que, a mi modo ver, causar铆a la total ruina del sistema seguido hasta hoy en esta Rep煤blica y ser铆a el origen de la ca铆da del poder y del prestigio del Presidente L贸pez y de su familia禄. Dada la exaltaci贸n de Don Carlos, Pereira Leal no le hizo observaci贸n alguna. Este termin贸 as铆 su comunicaci贸n: 芦C煤mpleme informar a V.E. que todas las veces que el Presidente me habl贸 de la moderaci贸n y del respeto con que siempre hab铆a sido tratado por los diplom谩ticos Brasile帽os, sin pretender hacer comparaci贸n, aprovechaba la ocasi贸n para convencerlo de que aqu茅l que as铆 no hiciese, faltar铆a a las positivas y terminantes recomendaciones y 贸rdenes del Gobierno Imperial, que tambi茅n le ten铆a en alta y particular consideraci贸n, lo que parec铆a serle sobremanera lisonjero y agradable禄. (10)

El 23 de diciembre Hotham se dirigi贸 a Benito Varela, remiti茅ndole copia de su 芦carta credencial禄 y solicitando d铆a y hora para presentar al presidente de la rep煤blica el original de la misma. (11) El ministro paraguayo interino de relaciones exteriores recibi贸 la nota el 24 y la contest贸 sin ninguna dilaci贸n. Dec铆a Varela: 芦y aunque pod铆a detenerme en el justo reparo de que V.E. no da a la Rep煤blica este tratamiento, considerando de un lado que esta misi贸n especial cerca del Soberano Gobierno de la Rep煤blica es un acto de reconocimiento, y del otro que en marzo de 1846 el Exmo. Se帽or D. Guillermo Gore Ouseley. Enviado estraordinario, Ministro Plenipotenciario de S.M. la Reyna de Inglaterra, ha reconocido espl铆cita y solemnemente la Independencia y Soberan铆a de esta Rep煤blica, con referencia a la aprobaci贸n de la Rep煤blica comunico a V.E. que por mi grave notoria enfermedad se ha dignado S.E. autorizar en bastante forma al ciudadano Francisco Solano L贸pez Brigadier General en Gefe del Ejercito Nacional Paraguayo, que se halla accidentalmente en esta Capital, a fin de que entienda en todos los actos de la misi贸n de V.E... incluso el de su recibimiento oficial, que podr谩 tener lugar en su despacho p煤blico el lunes 27 a las diez de la ma帽ana, seg煤n ha ordenado S.E. el Se帽or Presidente de la Rep煤blica, con concepto a que desde esta tarde se celebra el aniversario del juramento de la Independencia y Soberan铆a nacional de la Rep煤blica禄. (12)

El 26 de diciembre el presidente L贸pez invit贸 a Pereira Leal a mantener una conversaci贸n en palacio, pues ten铆a 芦negocio importante禄 que comunicarle. El diplom谩tico brasile帽o, respondiendo al llamado, acudi贸 a la casa de gobierno. Una vez en presencia de Don Carlos, 茅ste le expres贸 que hab铆a tomado la libertad de hacerle llamar para referirle todo cuanto pas贸 con Sir Charles Hotham y pedirle que 芦minuciosamente禄 informase a Paulino de esas desagradables ocurrencias, cuyo conocimiento le transmit铆a en 芦completa reserva禄. (13)

Seg煤n el informe de Pereira Leal, L贸pez comenz贸 por relatarle que luego de haber fondeado el Locust en el puerto, Hotham comunic贸 a la capitan铆a su llegada y su pronto desembarco, haciendo pedir una bandera paraguaya, 芦cuya falta fue severamente observada por el presidente禄; que la bandera le fue prestada 芦en la hip贸tesis de que fuese enarbolada y cumplimentada por el Locust禄, en cuya ocasi贸n se pidi贸 al comandante la n贸mina de las personas de a bordo; que a las 11 horas Hotham pidi贸, por intermedio de su secretario, al capit谩n del puerto, once caballos para trasladarse 茅l y su comitiva a la sede de su legaci贸n, y veinte caballos y personal suficiente para transportar su equipaje, que Don Carlos 芦maliciosamente禄 hizo notar a Pereira Leal que en su mayor parte se compon铆a de 芦barriles y cajas de vino禄, y para traer una carta reservada 芦en la cual ped铆a al Presidente una entrevista igualmente reservada禄; que no obstante tratarse de una impertinencia el presidente orden贸 que se facilitase a Sir Charles los caballos, carretas y soldados necesarios para los efectos indicados y que para la entrevista le fij贸 la hora de las siete y media de la noche; que a las cuatro desembarc贸 Pendleton y Hotham media hora despu茅s; que este 煤ltimo, seg煤n Don Carlos, ofendi贸 al gobierno, preguntando el precio de los servicios prestados despu茅s de su llegada a tierra; que esta pretensi贸n fue rechazada porque el gobierno paraguayo 芦no trafica en alquilar caballos y carretas禄 y porque los servicios de los soldados 芦no tienen precio禄; que las ofensas de ese d铆a a la rep煤blica culminaron con el saludo de dos tiros de espingarda al pabell贸n nacional, al ser arriada a la puesta del sol; que Don Carlos agreg贸 que Sir Charles 芦parece haber venido a este Pa铆s con el 煤nico fin de insultarlo禄. (14)

La extensa narraci贸n de 芦las supuestas ofensas e insultos caus贸 al Presidente tanta c贸lera que le sobrevino un acceso de tos禄. Pereira Leal aprovech贸 esta circunstancia para manifestarle que no deb铆a considerar como ofensas los actos de Hotham y menos como pifia los dos tiros de espingarda, que son de pr谩ctica universal en el momento de arriarse la bandera de cualquier nav铆o de guerra, adem谩s de que el mismo Hotham y el comandante del Locust hab铆an tenido la condescendencia de remitir una relaci贸n firmada por los dos, 芦煤nica en los anales de las marinas de guerra, de las cuales las naciones no exigen lo mismo que de los nav铆os mercantes.禄 El presidente se calm贸 con las explicaciones del diplom谩tico brasile帽o. (15)

Don Carlos continu贸 expresando que Hotham al visitarlo se quej贸 del comandante de la escuadra de Tres Bocas, no s贸lo por haberle impedido su viaje a la capital, como por 芦haberle intimado a fondear fuera de las aguas del Paraguay y aun m谩s por haberlo recibido con la artiller铆a lista y las mechas encendidas禄, lo que le dio trabajo para contener a la dotaci贸n del Locust, ofendida por la 芦conducta hostil禄, del comandante paraguayo. A L贸pez no le fue f谩cil responder con moderaci贸n al ministro ingl茅s, a quien declar贸 que la conducta del comandante mereci贸 la 芦m谩s completa aprobaci贸n del Presidente, que no comprend铆a por que se quer铆a considerar como ofensivo el procedimiento de un oficial que se preparaba para que la fuerza que le estaba confiada no fuese sorprendida por amigos o enemigos禄; que la actitud de la dotaci贸n del Locust no hablaba en favor de su disciplina y la subordinaci贸n a su comandante. El presidente agreg贸 que esta 芦natural explicaci贸n禄 (16) no agrad贸 a Sir Charles, quien se despidi贸 entreg谩ndole 芦una poca aseada tira de papel禄 en la cual le comunicaba que el Locust partir谩 sin falta el d铆a 25 antes de salir el sol para encontrarse en Esquina con el Vixen, que conduc铆a correspondencia y que el Locust regresar铆a despu茅s a Asunci贸n. Don Carlos consider贸 que con esta comunicaci贸n se hab铆a ofendido nuevamente a la 芦dignidad del Gobierno禄. En consecuencia cit贸 a Hotham para las ocho del d铆a siguiente, con el objeto de informarle que el Locust no pod铆a partir el 25, aniversario de la jura de la independencia de la rep煤blica y 芦mucho menos a la hora en que se disparaban las salvas, que el pueblo pod铆a interpretar como un saludo a una bandera que a煤n no hab铆a cumplimentado a la de la Rep煤blica, y que por tanto el Locust no saldr铆a mientras 茅l no concluyese su comisi贸n, que el Gobierno Paraguayo ignoraba oficialmente, o que si saliese deb铆a esperarlo fuera de las Tres Bocas禄. Sir Charles contest贸 que en vista de lo que acababa de escuchar suspend铆a la partida del barco y que el objeto de su misi贸n era negociar un tratado de comercio y navegaci贸n, y reconocer la independencia de la rep煤blica; que al d铆a siguiente lo har铆a saber oficialmente; y finalmente, 芦que no hab铆a saludado el Pabell贸n Paraguayo por no juzgar oportuno y porque la ley de las naciones le imped铆a saludar a otra, cuya independencia y soberan铆a o su Gobierno a煤n no reconoci贸, y cuyo pabell贸n es desconocido para Inglaterra禄. (17)

Esta respuesta casi hizo perder al presidente L贸pez 芦la moderaci贸n y sangre fr铆a que se hab铆a propuesto guardar禄, pero sobreponi茅ndose a la ira se redujo a preguntar a Sir Charles 芦si la salva que el Ministro Ingl茅s en Buenos Aires, Mr. Mandeville, mand贸 disparar ante la bandera paraguaya en aquel puerto y en presencie de Rosas, la correspondencia que mantuvo el mismo Ministro con este Gobierno, y el reconocimiento ad refer茅ndum que hiciera el Plenipotenciario Ouseley del cual 茅l mismo (Hotham) fuera portador, de nada val铆an禄. Sir Charles contest贸 que la conducta de esos agentes no fueron aprobados por el gobierno de la Reina, por tanto los actos aludidos deb铆an considerarse como inexistentes. Don Carlos, luego de preguntar a su interlocutor, si por qu茅 no le hab铆an comunicado esa desaprobaci贸n para evitar a le rep煤blica enarbolar la bandera inglesa en los d铆as festivos como prueba de gratitud a uno de los gobiernos que reconoci贸 su independencia, agreg贸 enf谩ticamente: 芦si el Gobierno ingl茅s tiene el derecho de desconocer la soberan铆a y el pabell贸n Paraguayos, tambi茅n la Rep煤blica tiene el de desconocer los Brit谩nicos禄. Hotham respondi贸 que su misi贸n pondr铆a t茅rmino a todos esos reparos y quejas. Cuando el diplom谩tico brit谩nico se despidi贸 ambos estaban muy exaltados e irritados. (18)

La nota de Hotham en la cual solicitaba d铆a y hora para entregar al presidente su credencial, consider贸 茅ste como una nueva ofensa. Varela contest贸 comunicando que el general Francisco Solano L贸pez hab铆a sido nombrado para entenderse con Sir Charles, de quien Don Carlos 芦no recibir铆a en persona la Credencial en cuesti贸n sin que se le dijese que ten铆a plenos poderes para reconocer la Independencia de la Rep煤blica y prometiese proceder a ese reconocimiento en la tarde del d铆a en que entregase la Credencial, el que en caso afirmativo podr铆a tener lugar hoy a las 10 horas de la ma帽ana禄. Con la impresi贸n que le caus贸 la nota de Varela, Hotham se entrevist贸 con el general L贸pez pare manifestarle su sorpresa ante la comunicaci贸n aludida, que no tenia precedentes en los anales de la diplomacia, en los cuales no se encontrar铆a un ejemplo de un jefe de Estado comisionando a un tercero para recibir una credencial firmada por el jefe de otro Estado, como podr铆a leerse en las obras de derecho de gentes, que le ofrec铆a para informarse; que podr铆an existir motivos para rechazar una credencial pero comisionar a otra persona para recibirla era buscar embarazos de los cuales 茅l no era responsable. El general le respondi贸 que 茅l no podr铆a 芦hacer observaciones a las 贸rdenes de su Gobierno禄, que tambi茅n ten铆a libros y que en las cuestiones s贸lo intervendr铆an personas que en ellas tuviesen inter茅s o parte. Sir Charles se mostr贸 satisfecho con esta respuesta y al retirarse le dej贸 a Francisco Solano el proyecto de discurso que pretend铆a pronunciar en el acto de entregar su credencial, pidi茅ndole su opini贸n al respecto. El presidente L贸pez manifest贸 a Pereira Leal que la suya era contraria por si podr铆a obtener su modificaci贸n de tal manera que importase una 芦satisfacci贸n y confesi贸n禄 de que Hotham ven铆a provisto 芦de plenos poderes para reconocer la Independencia del Paraguay, satisfacci贸n y confesi贸n que tal vez le induzcan a recibir en persona la Credencial禄, a la cual asegur贸 Don Carlos que contestar铆a haciendo sentir a la Reina Victoria las quejas que ten铆a de su gobierno y agentes y declarando que por la legislaci贸n de la rep煤blica le era 芦imposible hacer Tratados con las Naciones Extranjeras禄, que deb铆an conformarse con las ventajas concedidas a su comercio y sus s煤bditos por el decreto del 20 de mayo de 1845. (19)

La entrevista se prolong贸 hasta la una de la tarde. Durante ella el presidente L贸pez habl贸 m谩s de tres horas y reiter贸 encarecidamente a Pereira Leal, al retirarse 茅ste, que 芦minuciosamente禄 informase a Paulino de todo lo ocurrido con Hotham. El agente brasile帽o prometi贸 hacerlo y manifest贸 que esperaba ver salvadas las dificultades y que por su posici贸n y car谩cter 芦jam谩s tomar铆a parte en las discusiones y cuestiones no relativas a su pa铆s禄. Don Carlos, por su parte, expres贸 finalmente al diplom谩tico imperial que el 25 de diciembre dej贸 de recibir a las persones que fueron a felicitarle con motivo del aniversario de la jura de la independencia, por haber enfermado, como consecuencia de la 芦gran ira禄 que se apoder贸 de 茅l al ver la Locust, en 芦tan solemne d铆a禄, no saludar ni enarbolar la bandera nacional. (20)

El 27 de diciembre, 芦en acto solemne禄, Hotham entreg贸 sus credenciales. Esa misma ma帽ana manifest贸 al general L贸pez que estaba resuelto a reconocer la independencia del Paraguay. Dos d铆as despu茅s el mismo general le comunic贸 que 芦el Exmo. Se帽or Presidente de la Rep煤blica habiendo tomado en alta consideraci贸n la carta de S.M. la Reyna del Reino Unido de la Gran Breta帽a, y de Irlanda, fecha 17 de Abril 煤ltimo, en la que S.M. autoriza a V.E. para negociar un tratado de amistad, navegaci贸n, y comercio禄, le hab铆a ordenado hacerle saber que el gobierno de la rep煤blica se limitaba a guardar con las dem谩s naciones una amistad pura sin necesidad de pactos, hasta tanto 芦que la experiencia presente la oportunidad de considerar este negocio禄, como establec铆a la ley nacional, y que por lo tanto no podr铆a aceptar la misi贸n especial inglesa de ajustar tratados de comercio y navegaci贸n, rog谩ndole transmitiese esta resoluci贸n al gobierno de S.M., as铆 como 芦los ardientes votos del de la Rep煤blica p.r mantener y estrechar las relaciones de buena amistad entre los dos pa铆ses, y las protestas de toda consideraci贸n y protecci贸n a los s煤bditos brit谩nicos en sus relaciones mercantiles, a la par de los s煤bditos de otras Naciones Estra帽as禄. Le remit铆a copia legalizada del decreto del 20 de mayo de 1845 para que el gobierno de S.M. la Reina se informase de las garant铆as y seguridades que los s煤bditos ingleses gozaban en el pa铆s. Igualmente le enviaba un oficio de presidente de la rep煤blica para S.M., con ruego de hacerlo llegar a las augustas manos de la Reina. (21)

En la entrevista del 30 de diciembre L贸pez manifest贸 a Pereira Leal que hab铆a recibido personalmente la credencial de Sir Charles por haberle 茅ste declarado, 芦bajo su palabra de honor que ten铆a plenos poderes para reconocer la independencia y que verificar铆a en el d铆a designado para el efecto; que Hotham acept贸 las condiciones de respuesta a la credencial, lo que decidi贸 al presidente a fijar el 4 de enero el solemne reconocimiento de la independencia禄. (22)

En consecuencia Hotham procedi贸 a reconocer la independencia del Paraguay en el d铆a establecido, en un documento que entreg贸 al presidente L贸pez, que traducido literalmente dice: 芦El infrascrito, Plenipotenciario de Su Majestad Brit谩nica en misi贸n especial cerca de varios Estados cuyos territorios son divididos, o atravesados por el R铆o de la Plata, o por cualquiera de los R铆os que confluyen al R铆o de la Plata, en virtud de los Plenos Poderes que le est谩n confiados por Su Majestad la Reyna de la Gran Breta帽a e Irlanda, y en nombre de Su Augusta Soberana, por este acto solemne reconoce la Independencia y la Soberan铆a de la Rep煤blica del Paraguay. 鈥 El infrascrito reconoce igualmente que la Rep煤blica del Paraguay tiene el derecho de ejercer todas las grandes prerrogativas que pertenecen a su Independencia y Soberan铆a Nacional. 鈥 En fe de lo cual, y para que as铆 conste perpetuamente, el infrascrito, en nombre de su Augusta Soberana, agrega su firma, y el sello de sus armas. 鈥 Hecho en Asunci贸n el d铆a cuatro de Enero de mil ochocientos cincuenta y tres禄. (23)

A las palabras de Hotham el presidente L贸pez contest贸: 芦Grato el Gobierno de la Rep煤blica el acto de justicia que V.E. acaba de pronunciar a nombre, y p.r autorizaci贸n de Su Augusta Soberana la Reyna del Reino Unido de la Gran Breta帽a e Irlanda, hace votos p.r la felicidad de S.M., y p.r la prosperidad de sus Reinos: grato a las altas atenciones, y miras ben茅ficas de S.M. por el bien de este pa铆s, tiene la satisfacci贸n de asegurar que abunda en iguales sentimientos, y queda a cumplir el grato deber de dirigirse a S.M. con la debida expresi贸n de gracias禄. (24)

Mutatis mutandiel tenor de este reconocimiento era semejante al del Imperio del Brasil y al de la Confederaci贸n Argentina, y como en el de estos pa铆ses se public贸 por bando 芦con toda solemnidad禄 en la capital y en el territorio de la rep煤blica, imprimi茅ndose trescientos ejemplares. Esa noche y la siguiente se iluminaron todas las calles de Asunci贸n. (25)

Al d铆a siguiente Pereira Leal remiti贸 a Paulino un ejemplar del bando, informando al mismo tiempo que Sir Charles Hotham en la ocasi贸n de entregar 芦el importante documento禄 del reconocimiento 芦dirigi贸 al Presidente una corta alocuci贸n, en la cual combati贸, por mezquina, la idea del exclusivismo de Am茅rica para los Americanos, sustentando que despu茅s de los descubrimientos de la navegaci贸n a vapor, caminos de hierro y tel茅grafo el茅ctrico, el g茅nero humano forma una sola familia con rec铆proco derecho en ambos hemisferios, y proclam贸 sentirse feliz por haber sido nombrado para ligar de un modo estable y seguro los intereses de los dos Pa铆ses; y que el Presidente respondi贸 insinuando que no ultrapasar铆a su Decreto del 20 de Mayo de 1845, y limit谩ndose a agradecer al Gobierno de la Reyna Victoria el acto de justicia que practicara en favor del Paraguay禄. (26)

El informe del diplom谩tico brasile帽o no coincide con la breve alocuci贸n del presidente L贸pez, que hemos transcripto y cuya copia obra en el Archivo Nacional de Asunci贸n, en lo referente al decreto del 20 de mayo de 1845. En aquel documento no consta lo mencionado por Pereira Leal, pero es veros铆mil que hubiese ocurrido como 茅ste refiri贸, teniendo en cuenta la nota del general L贸pez a Hotham del 29 de diciembre.

Paulino, recordando el acto cumplido por Hotham, escribi贸 al presidente L贸pez: 芦Mucho placer tuve con el reconocimiento de la Independencia de la Rep煤blica por S.M. la Reyna de Inglaterra. Pero el Brasil la reconoci贸 cuando Rosas estaba en la plenitud de su poder禄. (27)

El 6 de enero Pereira Leal acudi贸 nuevamente a palacio a invitaci贸n de Don Carlos. El Presidente le manifest贸 que le hab铆a hecho incomodar para informarle de lo ocurrido 煤ltimamente con Sir Charles, desahogando su enojo como una prueba de confianza al representante del Brasil. Este agradeci贸 la honrosa deferencia, asegurando que la conversaci贸n comunicar铆a al gobierno imperial, el cual agradecer铆a debidamente esta distinci贸n. L贸pez comenz贸 diciendo que estaba arrepentido de la condescendencia de haber recibido la credencial de Hotham porque este diplom谩tico continuaba con sus inadmisibles pretensiones; que una vez acreditado pidi贸 que el Locust fuese a buscar a Esquina su correspondencia; que el general L贸pez 芦contra su expectaci贸n禄 recibi贸 la solicitud; que 茅l (Don Carlos) orden贸 responder la nota concediendo el permiso, que no servir谩 de precedente; que el permiso fue concedido con la condici贸n de que el Locust al zarpar del puerto y al pasar frente a la escuadra en las Tres Bocas 芦deber谩 enarbolar la bandera Paraguaya en el tope de proa, haciendo lo mismo a su regreso禄; que esta condici贸n disgust贸 a Sir Charles, pero que 茅l no desistir谩 de ella. Luego el presidente mostr贸 a Pereira Leal copia de la carta que dirigi贸 a la Reyna Victoria, agradeciendo el reconocimiento del cuatro de enero, pero concebida de una manera como para hacer sentir a S.M. que el gobierno ingl茅s retard贸 un acto ya innecesario por haber desaparecido las dificultades con la Confederaci贸n Argentina y s贸lo llevado a cabo con la esperanza de obtener un tratado de comercio y navegaci贸n, cuyo ajuste no autorizaba la legislaci贸n paraguaya. (28)

L贸pez agreg贸 que la resistencia de Hotham de exhibir sus plenos poderes para reconocer la independencia de la rep煤blica, le persuad铆a que no los ten铆a para proceder al acto del 4 de enero, pero que no insistir谩 por su presentaci贸n porque le bastaba la realizaci贸n del mismo; que el agente ingl茅s quedaba responsable de ese acto, en cuyo cumplimiento acaso se hubiese desviado de los deseos de su gobierno. A continuaci贸n comunic贸 reservadamente al diplom谩tico imperial, para que 茅ste, a su vez, informase con el mismo car谩cter a Paulino, que Hotham estaba 芦autorizado a tratar con Bolivia sobre la navegaci贸n de los r铆os que desembocan en el de la Plata como en el Amazonas禄, quien en esa negociaci贸n pod铆a ser feliz; que de ella deb铆an surgir graves dificultades al Brasil y al Paraguay 芦que cada d铆a tienen mayor necesidad de concluir un tratado de limites, que excluya a aquella Rep煤blica de su pretensi贸n a la margen occidental del r铆o Paraguay, cuya posesi贸n y derecho cuanto m谩s dudosos fueren, tanto m谩s la inducir谩n a realizarlos y a dar lugar a que las naciones ribere帽as sean coaccionadas por Inglaterra a franquearle el paso hacia aquella Rep煤blica por los r铆os de la Plata y Amazonas 禄La confidencia de Hotham caus贸 una fuerte como desagradable impresi贸n al presidente L贸pez. Pereira Leal le prometi贸 que se apresurar铆a a transmitirla, con la misma reserva, a su gobierno, ya que le parec铆a prudente no despreciarla. Don Carlos termin贸 expresando que mucho deseaba que Paulino se compenetrase de la necesidad que ten铆an los dos pa铆ses de concluir con prontitud el tratado de l铆mites para que mediante concesiones rec铆procas y razonables los dos gobiernos禄 puedan 芦entenderse sobre este asunto de inter茅s rec铆proco禄. (29)

Pereira Leal cumpliendo sus instrucciones comunicaba detalladamente a su gobierno todo lo relacionado con la misi贸n de Hotham y de Saint Georges, As铆 inform贸 a Paulino que a pedido de L贸pez hab铆a traducido las notas del primero de los diplom谩ticos nombrados como tambi茅n las de Pendleton, circunstancia que le permit铆a transmitir a la Corte de San Crist贸bal copia de aquellos documentos, confiados reservadamente a su discreci贸n; que continuaba visitando con frecuencia al presidente, lisonje谩ndose de merecer toda la consideraci贸n del mandatario paraguayo. (30)

El 9 de enero Hotham avis贸 recibo al general L贸pez de la nota del 29 de diciembre y de una carta del presidente de la rep煤blica a la Reyna Victoria. En cuanto a la actitud del gobierno paraguayo de no aceptar la misi贸n encaminada a la negociaci贸n de un tratado de comercio, el diplom谩tico ingl茅s no tuvo nada que observar. Pero exist铆an otras cuestiones que le obligaban a hablar. Despu茅s de recibir la nota del 29 de diciembre y con el prop贸sito de allanar dificultades, solicit贸 una entrevista particular con el general L贸pez, que se llev贸 a cabo en la ma帽ana del 30. En esa ocasi贸n, de com煤n acuerdo, fueron retiradas la aludida nota del 29 de diciembre y la carta citada a la Reyna Victoria. Hotham sali贸 convencido del ministerio de relaciones exteriores que no quedaban obst谩culos para iniciar las negociaciones sobre el tratado de comercio. 芦En virtud de sus plenos poderes, 鈥 agreg贸 el representante brit谩nico 鈥 el infrascrito reconoci贸 la Independencia de la Rep煤blica el 4 del corriente; el acto fue completamente espont谩neo; no fue ligado a ninguna condici贸n; pero tanto S.E. el Presidente, como el general L贸pez dieron seguridades, y hicieron profesiones que dejaron al infrascrito creer enteramente que en todo caso le ser铆a permitido entrar en las usuales esplicaciones relativas al tratado que tiene orden de ofrecer禄. Nada ocurri贸 que pudiese cambiar estas circunstancias. Sin embargo en la ma帽ana del 6 de enero le fue nuevamente transmitida una copia de la nota del 29 de diciembre acompa帽ada de una carta para la Reyna Victoria El gobierno ingl茅s ver谩 con sorpresa esta determinaci贸n; el 3 fueron remitidos despachos alusivos al retiro de las notas en cuesti贸n. 芦Pod铆a S.E. 鈥 termin贸 recomendando Hotham 鈥 hacer una nueva comunicaci贸n, declinando entrar en negociaci贸n; pero mandar copias de las notas con la misma fecha que fueron retiradas p.r com煤n acuerdo, est谩 cierto el infrascrito, que ser谩 considerado p.r su Gobierno como un paso poco esperado, despu茅s del reconocimiento de la Rep煤blica, y un desv铆o de todas las costumbres, y usos internacionales禄. (31)

El 11 de enero Pereira Leal visit贸 a Don Carlos, a quien encontr贸 芦muy afectado por haber recibido de Sir Charles una insolente e incalificable nota. El presidente analiz贸 el documento con acrimonia y pidi贸 al agente brasile帽o el 芦especial favor禄 de traducirlo en la brevedad posible para poder contestarlo condignamente. Dado el estado de exaltaci贸n de L贸pez, Pereira Leal trat贸 de calmarle, observ谩ndole que mejor ser铆a no responder mientras no se tranquilizase, por el alcance que podr铆a tener una contestaci贸n dictada por una desagradable impresi贸n. El presidente agradeci贸 las 芦razonables y amigables observaciones禄, pero considerando que el final de la nota significaba 芦una lecci贸n y un insulto禄 deseaba responder con rapidez. y energ铆a, por lo que insisti贸 que el diplom谩tico imperial le hiciese el favor de traducir la comunicaci贸n sin p茅rdida de tiempo. (32) Se trataba de la nota del 9 de enero anteriormente mencionada. Esa misma tarde Pereira Leal remiti贸 la traducci贸n pedida. (33)

Invitado por Don Carlos, el representante imperial le visit贸 de nuevo al d铆a siguiente. El presidente le mostr贸 la contestaci贸n a Sir Charles, pidi茅ndole su parecer. Pereira Leal le respondi贸 que le 芦parec铆a bastante fuerte禄 tanto por el modo de replicar el final de la nota en cuesti贸n como por la manera de hacer sentir que poco le importaba 芦la impresi贸n que el Gobierno Brit谩nico ha de experimentar por la lectura de su correspondencia禄 y adem谩s por la aspereza de negar que el presidente y el general L贸pez consintieron en retirar la nota del 29 de agosto, de no dejar entrever que estaban allanados los obst谩culos para la negociaci贸n de un tratado de comercio, de decir a Sir Charles que para ser cre铆do no basta que 茅l lo diga禄, que si la nota aludida qued贸 芦en poder del gobierno paraguayo fue porque en la Legaci贸n Inglesa la hab铆an desaseado de modo que el Presidente juzg贸 ser indecente que apareciese ese documento con tan poca limpieza, y para hacerla copiar y firmar de nuevo y remitirla con la anterior para verificar que estaban conformes禄. L贸pez agradeci贸 las observaciones del brasile帽o y agreg贸 que por ellas 芦reconoc铆a haber conseguido su objeto que era molestar la arrogancia de Sir Charles禄, que el Locust no volver铆a a Asunci贸n sin dejar su p贸lvora en las Tres Bocas, para cuyo efecto dar铆a las 贸rdenes correspondientes. Pereira Leal trat贸 de disuadirle de tomar esta medida, pero sin 茅xito. Entonces, vi茅ndole que estaba 芦muy exaltado禄, se despidi贸. (34)

El general L贸pez contest贸 el 14 de enero la nota de Hotham del 9. Dec铆a al ministro ingl茅s que no podr铆a ni deb铆a retirar la comunicaci贸n del 29 de diciembre, que por orden del presidente le hab铆a dirigido. 芦El reconocimiento de la Rep煤blica 鈥 agregaba 鈥 verificado el 4 del corriente, siendo como asegura V.E. un acto espont谩neo, y no ligado a ninguna condici贸n, no podr铆a alterar la resoluci贸n suprema del Gobierno, fundada en la citada ley nacional, (la del 20 de mayo de 18d5) participada oficialmente el 29 de Diciembre a S.M. la Reyna de la Gran Breta帽a, y con la misma fecha a V.E.禄. Portanto le ha sorprendido grandemente la aserci贸n de que en la conferencia del 30 de diciembre 芦fueron retiradas por com煤n acuerdo la carta y la nota referidas禄 y que el agente brit谩nico sali贸 del ministerio de relaciones exteriores convencido de haber desaparecido los obst谩culos para iniciar la negociaci贸n del tratado de comercio. Desde que no fue aceptada la misi贸n especial s贸lo mantuvo conversaciones generales con Hotham, siendo inconcuso 芦que un Ministro no puede prestarse al retiro de una comunicaci贸n hecha de orden espresa de su Gobierno禄, ni hubo tiempo para ello. (35)

芦Me permitir谩 V.E. 鈥 sigui贸 expresando el general 鈥 recordarle que en la propia ma帽ana del 29 de Diciembre, despu茅s de haber recibido mi referida nota, me honr贸 con su visita, y en ella me dijo que me la tra铆a con motivo de que estaba resuelto a verificar el reconocimiento solemne de la Independencia del Paraguay, y con la prevenci贸n misteriosa de 鈥 aunque le devuelva despu茅s del reconocim.to 鈥 y llevando la mano al bolsillo como a sacar el papel, le dije que no podr铆a recibirlo en ning煤n sentido, y dej贸 de sacarlo. 鈥 El siguiente d铆a 30, me repiti贸 su visita trayendo otra vez dicha nota, y dici茅ndome que quer铆a tratar con S.E. el Sr. Presidente sobre el reconocimiento de la Rep煤blica, y sobre la nota, a lo que respond铆 que podr铆a hacerlo cuando guste, y con esta calidad fue que ha llegado a manos del Gobierno la citada nota, quedando en poder de V.E. la copia autorizada, que la acompa帽aba, del precitado decreto del 20 de Mayo de 1845, y tambi茅n la enunciada carta p.a S.M. la Reyna. 鈥 En efecto, V.E. estuvo en Gobierno la prima noche del mismo d铆a 30, y el Exmo. Sor. Presidente me hizo la honra de comunicar que esa vez lleg贸 a leer a V.E. una copia de dicha carta p.a la Reyna, cuyo original paraba en poder de V.E., como queda dicho, y q.e no trat贸 sobre retiro de esta carta, ni de la mencionada nota, de manera que esta no fue devuelta a V.E. en aquella ocasi贸n, prefiriendo el Exmo. Se帽or Presidente la atenci贸n de encargarme su remisi贸n para otro d铆a, puesto q.e no fue asunto de conversaci贸n el retiro que ahora se ha discurrido.

Si V.E. lo hubiese intentado, debi贸 esplicarse, en la seguridad de que semejante pretensi贸n no tendr铆a lugar p.r todo lo que va espresado, y fundado. Tambi茅n me ha comunicado el Gobierno que el asunto de esa visita de V.E. ha sido exclusivamente el reconocimiento de la Rep煤blica, y que dijo a V.E. que verificado el acto, espresar铆a su agradecimiento a la Reyna p.r otra carta, y es la que fechada el 4 del corriente tuve orden de dirigir como he dirigido a V.E. el d铆a 6 para su direcci贸n al alto conocimiento de S.M. la Reyna. 鈥 Esa misma ma帽ana fue entregada a V.E. con data del d铆a anterior mi contestaci贸n a la solicitud que hizo para el descenso del vapor de guerra brit谩nico Locust, que en efecto march贸 en la propia ma帽ana del 6; y entonces fue que de orden del Supremo Gobierno he devuelto a V.E. la nota del 29 de Diciembre con mi firma original, y no en copia como dice V.E. 鈥 Esta indicaci贸n inexacta me constituye en el deber de recordarle que habiendo presentado V.E. esa nota en estado de poco aseo, tuve orden de copiar, y firmarla en papel limpio, como demandaba la decencia, y consideraci贸n que se merecen las correspondencias oficiales; y es p.r esto q.e seguidamente me person茅 en la morada de V.E. con el mencionado papel desaseado que quedaba en mi poder, para que se tomase el trabajo de cotejarla, en la seguridad de que no se ha variado una sola palabra禄. (36)

Y como si todo lo anterior no fuese suficiente, el general L贸pez prosigui贸 manifestando: 芦Tambi茅n es verdad, como refiere V.E. que reconoci贸 la Independencia de la Rep煤blica el 4 de corriente p.r un acto enteram.te espont谩neo, y no ligado a ninguna condici贸n, y tanto es as铆 que el Exmo. Se帽or Presidente ha prevenido oportunamente a V.E. que no aceptar铆a el reconocimiento con la condic.n de un tratado de navegaci贸n y comercio. 鈥 Era pasado el tiempo, y caso en q.e el Gob.no paraguayo solicit贸 al brit谩nico p.a el reconocimiento de la Rep煤blica, a saber, durante el per铆odo de la intervenci贸n de la Gran Breta帽a en la ruidosa cuesti贸n del Gob.or Rosas en Buenos Ayres, con la Rep煤blica Oriental del Uruguay. En esa 茅poca el mismo Rosas estaba habilitado p.r los representantes de Buenos Ayres 芦p.a disponer sin limitaci贸n alguna de todos los fondos, rentas, y recursos de todo g茅nero de la Provincia hasta hacer efectiva la incorporaci贸n del Paraguay a la Confederaci贸n Argentina禄. Entonces publicaba Rosas un costoso armamento terrestre, y naval para anonadar, como dec铆a, a esta Rep煤blica. Nosotros lo aguard谩bamos tranquilos para hacerlo pedazos: pero Rosas se limit贸 a gritarnos. 鈥 Estas cuestiones hab铆an cesado p.r la brillante victoria de Monte Caseros, que puso en la m谩s vergonza fuga al implacable enemigo de la nacionalidad paraguaya. 鈥 Cuando V.E. vino a prestar el reconocimiento a nombre de su Gobierno, ya el de la Confederaci贸n Argentina, que sucedi贸 al vencido tirano de las Rep煤blicas del Plata, ten铆a reconocida la del Paraguay como un hecho consumado, y adem谩s concluido un tratado de limites, navegaci贸n, y comercio entre los dos Pa铆ses. 鈥 Se hac铆a preciso recordar todo esto a V.E. como una respuesta perentoria a la gran sorpresa con que dice haber le铆do el contenido de mi referida nota del 29 de Diciembre; y como una justificaci贸n relevante de que el reconocim.to de la Independencia del Paraguay p.r un acto espont谩neo, y no ligado a ninguna condici贸n, no podria, ni deb铆a alterar la primera resoluci贸n tomada con vista, y alta consideraci贸n de la carta de cr茅dito que ha presentado V.E. en acto solemne del 27 de diciembre禄. (37)

En esta cuesti贸n la culpa no era del gobierno paraguayo, que no ha variado en su resoluci贸n. Pero lo que m谩s llam贸 la atenci贸n del mismo gobierno fue la parte final de la nota de Hotham, en la cual 茅ste recomendaba que se le pasara una nueva comunicaci贸n declinando entrar en negociaci贸n para el ajuste del tratado de comercio, en vez de remitirle copias de las notas, que fueron retiradas de com煤n acuerdo. Esto 煤ltimo causar铆a sorpresa a su gobierno y constitu铆a un desv铆o de las costumbres y usos internacionales. Francisco Solano afirm贸 categ贸ricamente que con esta proposici贸n el agente brit谩nico 芦ha querido provocar una contestaci贸n cual corresponde a la incivilidad, e inconsideraci贸n con que se ha producido禄. (38)

El 10 de enero de 1853 Pendleton inform贸 al ministro Varela que 芦fue instru铆do por el Presidente de los Estados Unidos para proponer al gobierno del Paraguay un acuerdo de amistad y comercio entre los dos pa铆ses, sobre bases seguras y permanentes, que puedan conducir a un mejor entendimiento y tendentes a cultivar los sentimientos de armon铆a y buena vecindad, como corresponde a Estados de un mismo continente y de instituciones semejantes禄. Se refiri贸 luego a las ventajas de los convenios de comercio y amistad, que la Uni贸n ha podido comprobar con los tratados firmados por ella. El presidente de los Estados Unidos ver谩 con placer que la rep煤blica firme iguales tratados con los mismos Estados Unidos, como un medio de 芦incorporar al Paraguay a la hermandad de los Estados soberanos e independientes禄. Para cumplir esta misi贸n lleg贸 a la capital, habiendo retardado su comunicaci贸n porque el gobierno paraguayo se encontraba atareado en recibir al ministro ingl茅s y porque esperaba documentos de Buenos Aires. (39)

En la entrevista del 12 de enero L贸pez pidi贸 a Pereira Leal la traducci贸n de esta nota, a quien manifest贸 que hab铆a hecho llamar a Pendleton para pedirle que escribiese su comunicaci贸n con 芦mejor letra, porque 茅l no pod铆a entender los garabatos禄 de la recibida. (40)

Al d铆a siguiente el diplom谩tico brasile帽o acudi贸 nuevamente a palacio, a invitaci贸n del presidente, en cuya ocasi贸n 茅ste le mostr贸 la respuesta que dio a la nota de Pendleton, comunicando al agente norteamericano que no podr铆a volver a escribir al gobierno mientras no recibiese los documentos esperados de Buenos Aires, y que antes, 芦toda correspondencia ser铆a inoportuna e intempestiva禄. Al t茅rmino de la conversaci贸n Don Carlos agreg贸 que no admitir铆a contestaci贸n a su nota. (41)

El general L贸pez avis贸 recibo del oficio de Pendleton el 15 de enero, expres谩ndole que podr铆a presentarse al ministerio de relaciones exteriores cuando reciba los documentos. (42) La advertencia no era alentadora. El 茅xito del representante de los Estados Unidos depend铆a, de acuerdo con la comunicaci贸n del ministro de relaciones exteriores interinos, de la recepci贸n de su credencial y plenos poderes.

Pero Pendleton no se dio por vencido, estaba resuelto a no 芦quedar fuera del bloque de sus colegas禄. Un mes despu茅s se dirigi贸 nuevamente a la canciller铆a paraguaya, a pesar de no haber recibido los documentos anunciados, remitiendo una explicaci贸n en castellano sobre la situaci贸n especial en que se encontraba. Nunca puso en duda 芦la legitimidad de su autorizaci贸n para entrar en negociaciones con el Paraguay禄. Cometer铆a una falta contra su propio gobierno si intentara esas negociaciones sin estar facultado para ello. Por la constituci贸n de los Estados Unidos no podr铆a 茅l concluir tratados sino ad refer茅ndum. Por otro lado, no era necesario que un agente tuviese car谩cter diplom谩tico para iniciar tales negociaciones. Los principales tratados de los Estados Unidos fueron firmados por simples comisionados. (43)

芦Cuando los gobiernos de Inglaterra y Francia 鈥 agreg贸 acordaron la actual misi贸n diplom谩tica conjunta a los Estados del R铆o de la Plata, invitaron al gobierno de los Estados Unidos para un铆rseles, por la raz贸n que una misi贸n conjunta de las tres grandes potencias comerciales del mundo necesariamente probar铆a la entera confianza en la rectitud y liberalidad del objeto perseguido, 鈥 Su Excelencia est谩 enterado que esas misiones fueron acordadas inmediatamente despu茅s de conocida la ca铆da de Juan Manuel de Rosas, ese portentoso despotismo que por tanto tiempo ensombreci贸 el destino de las provincias argentinas. En consecuencia, el gobierno de los Estados Unidos se vio obligado a proceder con rapidez, dado el pedido de colaboraci贸n. Lo 煤nico que el Presidente de los Estados Unidos pudo hacer en tales circunstancias era instruir a alg煤n agente de su gobierno residente en Sur Am茅rica, para actuar de acuerdo con esas misiones. Y as铆 lo hizo no solamente con uno sino con dos: el Sr. Schenck, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en el Brasil y el abajo firmado, para actuar conjunta o separadamente, como mejor fuese conveniente禄. (44)

Luego expres贸 que ten铆a en su poder un despacho del secretario de Estado, 芦煤nico 贸rgano del Presidente de los Estados Unidos en las cuestiones de relaciones exteriores禄, dirigido a Schenck, orden谩ndole trasladarse a Buenos Aires para unirse con 茅l (Pendleton), a los efectos de negociar un tratado con la Confederaci贸n Argentina y los Estados vecinos. El aludido Schenck ser铆a portador de los poderes. Estos fueron remitidos, seg煤n se deduce de la comunicaci贸n anterior, pero no llegaron. La falta de presentaci贸n de los mismos no ser铆a obst谩culo para la firma del acuerdo, que desde luego no tendr铆a fuerza obligatoria mientras no fuese aprobado por el senado de los Estados Unidos. En estas mismas condiciones fue subscrito el tratado de amistad y comercio con el Uruguay. 脡l (Pendleton) se adelant贸 en venir, sin esperar los aludidos documentos, para aprovechar la invitaci贸n del ministro ingl茅s y viajar en el buque que ven铆a la misi贸n brit谩nica, y encontrarse en Asunci贸n con los ministros de Francia y Cerde帽a. Enviar谩 los documentos cuando los reciba.

Las explicaciones de Pendleton tuvieron favorable acogida, no obstante las manifestaciones del presidente a Pereira Leal y del general L贸pez en la nota del 15 de enero. La verdad era que el enviado de los Estados Unidos no podr铆a entablar formalmente una negociaci贸n para el ajuste de un tratado porque carec铆a de los instrumentos oficiales correspondientes, si bien que el env铆o de 茅stos hab铆a sido anunciado por Webster. Pero sus argumentos fueron h谩bilmente esgrimidos como para desvanecer los recelos de Don Carlos. La referencia a la rectitud y liberalidad de la misi贸n conjunta de las tres grandes potencias comerciales del mundo, acordada despu茅s de la ca铆da del despotismo de Rosas, no pod铆a disgustar al presidente, as铆 como la consideraci贸n guardada por el diplom谩tico americano a la rep煤blica y a su gobierno.

El general L贸pez respondi贸 una semana despu茅s la comunicaci贸n de Pendleton, en t茅rminos satisfactorios. Dec铆a el ministro paraguayo: 芦El abajo firmado tuvo el honor de informar al Excmo. Presidente de la Rep煤blica de la nota del 15 con la explicaci贸n adjunta y fue instru铆do para contestar a V.E. como lo hace por esta nota, que en virtud de esa explicaci贸n puede V.E. presentar, si lo desea, de acuerdo con sus instrucciones, un proyecto de tratado ad refer茅ndum con el expl铆cito reconocimiento de la independencia y soberan铆a nacional de la Rep煤blica del Paraguay, en la inteligencia que sin esa base el gobierno de la Rep煤blica no puede celebrar ning煤n tratado con un 芦Estado extranjero禄. (45)

La respuesta del general L贸pez significaba admitir la misi贸n americana, lo que ten铆a indudable importancia, teniendo en cuenta la actitud del gobierno paraguayo con Hotham. Pendleton y Saint Georges supieron penetrar mejor los sentimientos y las tendencias del presidente L贸pez. El reconocimiento de la independencia para entrar en negociaciones posteriores, era una condici贸n previa indispensable que Don Carlos ven铆a exigiendo desde los tiempos de Pimenta Bueno. As铆 procedi贸 con Derqui y ahora con Pendleton y los enviados de Inglaterra, Francia y Cerde帽a; no era un 芦desquite禄 sino una norma impuesta por la necesidad de defender la dignidad de la naci贸n.

Pendleton, sin p茅rdida de tiempo, comunic贸 que presentar谩 un proyecto de tratado con el correspondiente reconocimiento de la independencia del Paraguay. (46) Al d铆a siguiente transmiti贸 al general L贸pez el anunciado proyecto, redactado en los mismos t茅rminos que el negociado por Inglaterra, Francia y Cerde帽a, con la 煤nica omisi贸n de un art铆culo sobre cuya concertaci贸n no ten铆a instrucciones. Remit铆a adem谩s f贸rmulas para el pre谩mbulo y la ratificaci贸n del convenio, y el reconocimiento de la independencia. Si la 煤ltima no llegare a satisfacer, la modificar铆a con gusto, ya que el gobierno de los Estados Unidos nunca puso en duda el reconocimiento de la soberan铆a e independencia de un Estado con el cual se resolv铆a a tratar. (47)

Saint Georges, a quien su gobierno encomend贸 una 芦misi贸n extraordinaria en el Plata禄, desde Corrientes, comunic贸 a Varela su pr贸ximo arribo a bordo del buque de guerra Flambart y solicit贸 la adopci贸n de medidas necesarias 芦p.a no sufrir demora a su entrada en el Paraguay禄. (48) El general L贸pez le contest贸, como ministro interino de relaciones exteriores, por enfermedad de Varela, que podr铆a 芦continuar su arribo cuando guste, contando con las atenciones que le ser谩n cumplidas en el territorio de la Rep煤blica禄. (49)

El 12 de enero Saint Georges lleg贸 a Asunci贸n, acompa帽ada de Marcelo Cerruti. El Flambart en la ma帽ana del 14 salud贸 a la rep煤blica con una salva de 21 tiros de ca帽贸n. (50) El agente franc茅s se dirigi贸 al general L贸pez el 18, solicitando d铆a y hora de audiencia para ser recibido por el primer mandatario y remitiendo copia de la carta del 芦Pr铆ncipe Presidente de la Rep煤blica p.a S.E. el Presidente del Paraguay禄 y la de la alocuci贸n que pronunciar谩 al entregar aqu茅lla. (51) Al cumplir este cometido Saint Georges expres贸: 芦Se帽or pr铆ncipe Presidente de la Rep煤blica queriendo corresponder al deseo de Vuestra Excelencia manifestado en diferentes ocasiones, de ver establecidas entre Francia y el Paraguay, relaciones regulares y permanentes, me ha ordenado trasladarme para ese efecto junto a Vuestra Excelencia. 鈥 Yo soy feliz, Se帽or Presidente, de haber sido elegido para abrir las relaciones que no pueden ser sino ventajosas y honorables para los dos pa铆ses, y provechosas para las dem谩s naciones. 鈥 El Pr铆ncipe, que tiene el m谩s vivo inter茅s por la prosperidad y el porvenir del Paraguay, me ha ordenado asegurar particularmente a Vuestra Excelencia, antes de todo, la alta estima y la perfecta amistad que 茅l le profesa. 鈥 Se帽or presidente: un testimonio expl铆cito de esos sentimientos encontrar茅is en la carta del Pr铆ncipe Lu铆s Napole贸n, que tengo el honor de poner en vuestras manos禄. (52)

Saint Georges y Cerruti fueron reconocidos, el primero como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Francia, y, el segundo, como encargado de negocios de Cerde帽a en misi贸n especial. (53)

El presidente L贸pez comunic贸 confidencialmente a Pereira Leal, que Saint Georges le hab铆a declarado que la misi贸n de 茅ste en el Paraguay era conjunta con la de Hotham y que la conducta del ministro franc茅s era diferente de la del ingl茅s, por haber considerado al gobierno de la Rep煤blica, como soberano e independiente. Este proceder agrad贸 mucho a Don Carlos, quien recibi贸 sin la menor observaci贸n la credencial del enviado del pr铆ncipe Luis Napole贸n. (54)

El 20 de enero el ministro brasile帽o mantuvo una entrevista con el presidente, a invitaci贸n de 茅ste. Como una nueva prueba de confianza L贸pez le comunic贸 que correspondiendo 芦a la benevolencia del Presidente de la Rep煤blica Francesa y a la conducta de Mr. Saint Georges禄 y a los ruegos de su familia, a la cual la se帽ora de Guillemot hab铆a pedido que el presidente hiciese alguna concesi贸n a Francia para la designaci贸n de su marido como encargado de negocios en la rep煤blica, estaba dispuesto a indicar por escrito al mismo Saint Georges que 芦Francia permita establecer una Legaci贸n en el Paraguay禄. Don Carlos pregunt贸 a Pereira Leal si el gobierno franc茅s quedar铆a satisfecho con esta resoluci贸n. Este contest贸 agradeciendo la confianza y declarando que le era imposible decir si Francia se contentar铆a con la mencionada concesi贸n, despu茅s de haber mandado al Paraguay una dispendiosa misi贸n para negociar un tratado de comercio. Entonces el presidente le dijo que el diplom谩tico franc茅s ya le hab铆a hablado de un tratado de comercio, en el cual 芦pretend铆a inserir [incluir?] estipulaciones que ad perpetuam garantizar铆an al Paraguay la libre navegaci贸n de los r铆os, garant铆a que 茅l no pod铆a comprender c贸mo le ser铆a dada sin el concurso de la Confederaci贸n Argentina, cuyo Director Provisorio, le dijo Mr. de Saint Georges, est谩 muy animado contra el Gobierno Paraguayo禄 por las simpat铆as que 茅ste ha mostrado por los opositores de aqu茅l. Don Carlos agreg贸 芦que el Brasil es siempre el causante de las dificultades en que se ve el Gobierno Paraguayo, a quien el Imperial nada hab铆a dicho acerca de la venida de Sir Charles y Mr. de Saint Georges禄. El representante brasile帽o, tomando la palabra le record贸 al presidente que le hab铆a dicho desde su llegada, que el gobierno brasile帽o deseaba la apertura del R铆o de la Plata y sus afluentes por una concesi贸n espont谩nea de sus vecinos y no por tratado que les privase revocar esa concesi贸n de acuerdo con sus intereses. L贸pez juzg贸 insuficiente esta insinuaci贸n porque quer铆a 芦alguna cosa m谩s positiva禄. Entonces Pereira Leal le pregunt贸 qu茅 entend铆a por 芦cosa m谩s positiva禄. Don Carlos respondi贸: 芦un Tratado en que se fijen los limites entre los dos pa铆ses, se estipule el modo de permitir la navegaci贸n de los r铆os y una alianza bien definida que prevea todos los casos en los cuales el Paraguay puede contar con el Brasil禄. Seg煤n el agente imperial el presidente volvi贸 a repetir 芦con toda moderaci贸n y respeto禄 sus quejas contra el gobierno brasile帽o. (55)

El 23 el diplom谩tico imperial visit贸 nuevamente al presidente L贸pez, en cuya oportunidad 茅ste le manifest贸 que Saint Georges le hab铆a presentado un proyecto de tratado de comercio, que 茅l no podr铆a admitir porque su art铆culo primero se refer铆a al reconocimiento de la independencia del Paraguay; que tuvo vehementes deseos de devolverlo; que no lo hizo por instancia de su familia, comprometida con la se帽ora de Guillemont; y que preparaba un contraproyecto no admisible para cortar la negociaci贸n. Pereira Leal agreg贸 en su informe: 芦Recelando que el Presidente L贸pez, siendo contrariado, vers谩til y desconfiado como es, precipite la negociaci贸n, que deseo estorbar, y no queriendo parecer que daba gran importancia a lo que me comunicaba, le dije, que nadie mejor que 茅l conoce lo que m谩s conviene al Paraguay, y que por lo tanto s贸lo 茅l puede decidir de la conveniencia o inconveniencia de un Tratado de comercio y navegaci贸n con Francia; pero que me permit铆a observarle que luego de tratar con esa naci贸n se ver谩 obligado a hacer lo mismo con las otras, que no dejar谩n de exigir para si las mismas ventajas, que 茅l, por una consideraci贸n a los esposos Guillemont, concede a Francia, cuyo Gobierno nadie puede asegurar que nombrar谩 para representarlo ante este Gobierno a un enemigo de Luis Napole贸n y estrechamente ligado a Ledru-Rollin, y sobre todo iniciar y tal vez concluir un tratado de comercio y navegaci贸n antes de saber si la Confederaci贸n Argentina har谩 lo mismo, y despu茅s de haber escrito a la Reyna de Inglaterra y a Sir Charles, que la legislaci贸n Paraguaya le imped铆a entrar en negociaciones con las naciones extranjeras, me parec铆a extraordinario禄. Don Carlos contest贸 que tenia la certeza de que no se ajustar铆a el tratado, 芦porque Mr. de Saint Georges no podr铆a tratar sobre las bases que le iba a presentar禄; que a Sir Charles hizo llamar para manifestarle que habiendo recibido un proyecto de Saint Georges podr铆a tambi茅n 茅l presentar el suyo. El presidente 芦volvi贸 a quejarse del Brasil por no querer ligarse al Paraguay y de ese modo darle fuerza para resistir a las pretensiones de las Naciones Europeas禄. (56)

Pereira Leal termin贸 expresando su impresi贸n sobre esta entrevista, en estos t茅rminos: 芦No deseando entrar en in煤tiles y ociosas discusiones, que podr铆an, sin ventaja para el Imperio, irritar las buenas disposiciones del irascible Presidente L贸pez, me retir茅 con la persuasi贸n de que 茅l no est谩 lejos de ajustar y concluir tratados de comercio con los Ministros Ingl茅s, Franc茅s, Norteamericano y Sardo, que aqu铆 se encuentran, y que ha llegado el momento de presentar el proyecto de tratado que estoy autorizado para negociar y que presentar茅 dentro de pocos d铆as禄. (57)

El encargado de negocios del Imperio no estaba equivocado en su juicio. El presidente L贸pez, no obstante sus reiteradas manifestaciones de rechazar las proposiciones de los agentes diplom谩ticos presentes en Asunci贸n, cambiar铆a muy pronto de actitud, resolvi茅ndose a ajustar con aquellos representantes tratados de amistad, comercio y navegaci贸n. Pero Don Carlos se sent铆a abandonado del Brasil, cuyo apoyo reclamaba para poder resistir las pretensiones de las grandes potencias. Pereira Leal no mostraba en estos informes mucha simpat铆a hacia el presidente L贸pez, no obstante la confianza que 茅ste le dispensaba. La objetividad de sus comunicaciones no imped铆a que en ellas entreviese sus recelos contra el mandatario paraguayo. No supo penetrar las intimidades de Don Carlos, acaso por falta de flexibilidad diplom谩tica, como lo hicieron Pimenta Bueno y Bellegarde, con ventajas para los dos pa铆ses. En aquellas dif铆ciles circunstancias el Imperio del Brasil necesitaba en el Paraguay de un representante de mayor significaci贸n y autoridad.

Pereira Leal present贸 tambi茅n su proyecto de tratado como hicieron sus colegas recientemente llegados a Asunci贸n. En la entrevista que mantuvo el 18 de febrero con el presidente L贸pez, 茅ste le inform贸 que los convenios sobre la navegaci贸n y comercio con Francia, Inglaterra, Cerde帽a y Estados Unidos 芦estaban casi terminados禄, pero que no estaba resuelto a aceptar el proyecto presentado por el Imperio, 芦porque hab铆a decidido no entrar en ninguna negociaci贸n con el Brasil antes del ajuste y conclusi贸n del tratado de limites禄. A este respecto el encargado de negocios escribi贸: 芦No obstante la inexplicable sorpresa que me caus贸 este cambio del Presidente y la aspereza con que me hizo esta comunicaci贸n, me limit茅 a felicitarlo por las ventajas que al Paraguay deben resultar de esos Tratados y a preguntarle si Mr. Pendleton ya le hab铆a presentado su credencial y plenos poderes, a lo que me contest贸 que no, pero que trataba con 茅l en vista de las instrucciones del Secretario de Estado Norteamericano, que juzg贸 suficientes禄. (58)

El presidente L贸pez exigi贸 el previo reconocimiento de la independencia para la conclusi贸n de los acuerdos en tr谩mite. El 28 de febrero de 1853, en un mismo acto, los agentes diplom谩ticos de Francia, Cerde帽a y Estados Unidos de Am茅rica, cumplieron con esta formalidad. La ceremonia se realiz贸 a las 10 de la ma帽ana, 芦en el gran sal贸n de Estado禄 de la casa de gobierno, seg煤n una cr贸nica de la 茅poca, reproducida en el Semanario de Avisos y Conocimientos Utiles. El presidente L贸pez rodeado de los altos funcionarios de la rep煤blica, recibi贸 a los representantes de los tres pa铆ses aludidos, quienes sucesivamente pronunciaron breves palabras, para luego, de pie, leer 芦en voz alta el acto solemne del reconocimiento de la independencia paraguaya禄. Don Carlos contest贸 a cada uno de ellos 芦con discursos que se dicen verdaderamente notables禄. (59)

Al ministro franc茅s expres贸: 芦Es un testimonio de sincera amistad, y fina benevolencia de Su Alteza el Pr铆ncipe Presidente de la Rep煤blica francesa, reconocer la del Paraguay en la gran familia de las Naciones. 鈥 La suma gratitud que este acto inspira a la presente Administraci贸n, y el verdadero conocimiento de su conveniencia exterior, le han determinado a vincular los intereses del Paraguay con los de la Francia. 鈥 El que habla se honra de felicitar a V.E. por la confianza ilimitada que ha merecido al Gobierno de Francia para establecer en su nombre actos y relaciones de tan conocida importancia entre los dos pa铆ses禄. (60)

El encargado de negocios de Cerde帽a pronunci贸 estas palabras: 芦El encargo que me ha sido conferido por Su Majestad el Rey mi Se帽or de reconocer en su Nombre la Independencia de la Rep煤blica del Paraguay, constituye la parte m谩s bella de la misi贸n que me est谩 confiada cerca de Vuestra Excelencia. 鈥 En el cumplir (sic) este acto solemne estoy orgulloso de presentar el primer saludo de la Naci贸n Sarda a la Naci贸n Paraguaya, la cual por su amor a la libertad y a la Independencia es digna de serle hermana 鈥 Tengo el honor Excelent铆simo Se帽or Presidente de poner en Sus manos el Acto oficial que es int茅rprete de los sentimientos de Su Majestad que reconoce la Independencia del Paraguay禄. (61)

El presidente contest贸: 芦Muy reconocido a S.M. el Rey de Cerde帽a, que ha estimado a la Naci贸n Paraguaya, digna de ser hermana de la Naci贸n Sarda, me glor铆o en aceptar el reconocim.to que por el digno 贸rgano de V.E. acaba de prestar a la primera nacionalidad que ha surgido en la Am茅rica del Sud. 鈥 La Rep煤blica en testimonio de gratitud est谩 dispuesta a vincular sus intereses con los de Cerde帽a, p.r un Tratado de amistad, comercio y navegaci贸n禄. (62)

Por su parte el agente norteamericano declar贸: 芦Al reconocer la independencia de la Rep煤blica del Paraguay, no hago sino confirmar en nombre de mi Gobierno un hecho establecido por m谩s de cuarenta a帽os, hecho, sin embargo, casi desconocido en el mundo comercial como innegable en s铆 mismo. 鈥 No me corresponde, Se帽or, hacer resaltar las causas internas o externas que por tanto tiempo han afectado el intercurso de este bello pa铆s con las grandes potencias mundiales. 鈥 Deseo, con todo, felicitar a Vuestra Excelencia por el hecho de que vuestro nombre deba quedar asociado para siempre a la iniciaci贸n de una nueva pol铆tica, la que asegurar谩 incalculables beneficios a vuestra patria, sin ninguna posibilidad de fracasar. 鈥 El gobierno de los Estados Unidos anhela con la mayor sinceridad la prosperidad de todos los pa铆ses, pues encuentra recursos para su propia opulencia en la abundancia de cada regi贸n. 鈥 No brilla el sol sobre un pa铆s m谩s rico en recursos naturales que el Paraguay. 鈥 Expreso el deseo com煤n de todos mis compatriotas de que la sabidur铆a de su pol铆tica y las virtudes de su pueblo capacitan el Paraguay a realizar un destino digno de sus dones naturales禄. (63)

L贸pez, por su vez, respondi贸: 芦La Naci贸n paraguaya la m谩s antigua de la Am茅rica del Sur, y la primera que ha seguido el ejemplo de la Rep煤blica de los Estados Unidos del Norte, ha esperado confiadamente el reconocimiento que V.E. acaba de hacer en nombre del Exmo. Gobierno de los Estados Unidos, y este acto importante va a estrechar las relaciones de amistad, comercio, y navegaci贸n entre las dos Rep煤blicas禄. (64)

La bandera de cada uno de los tres pa铆ses fue saludada por 21 ca帽onazos, inmediatamente despu茅s de la entrega del reconocimiento escrito por su representante. En el puerto contest贸 con la salva de ordenanza el buque franc茅s Flambart. (65) Pendleton cumpli贸 esta parte de la ceremonia en el R铆o de la Plata. El 12 de abril, a medio d铆a el barco de la marina de los Estados Unidos de Am茅rica, Jamestown, dispar贸 21 ca帽onazos, 芦mientras la bandera paraguaya flameaba a proa禄. (66) Impresionante homenaje, realizada por el cuadro majestuoso de las aguas, por cuyas ondas este anuncio de la existencia de una patria nueva llegar铆a a los m谩s distantes puntos de la tierra.

Los reconocimientos fueron publicados por bando e impresos en la 芦Imprenta de la Rep煤blica del Paraguay禄, ilumin谩ndose dos noches 芦todas las calles禄 de la ciudad. (67) Asunci贸n vivi贸 horas de intenso j煤bilo, como en aquellos d铆as memorables en que el Imperio del Brasil y la Confederaci贸n Argentina reconocieron la autonom铆a de la rep煤blica. Tres grandes potencias la saludaban esta vez, como formando parte de la familia de las naciones, y el 28 de febrero fue como la apoteosis de la liberaci贸n, porque ese d铆a el Paraguay se incorporaba de lleno al comercio del mundo y a la hermandad de los Estados.

D铆as despu茅s, el 4 de marzo, cada uno de los representantes de Inglaterra, Francia, Cerde帽a y Estados Unidos, firm贸 con el general L贸pez, designado plenipotenciario del Paraguay, un tratado de amistad, comercio y navegaci贸n. Los acuerdos, redactados en un mismo tenor, difer铆an s贸lo en el nombre, en la redacci贸n del pre谩mbulo y en el art铆culo referente a la ratificaci贸n. Adem谩s, el convenio con los Estados Unidos no inclu铆a el tr谩fico de esclavos.

Pendleton en sus informes del 4 de marzo y del 22 de abril al secretario de Estado, dio cuenta de la 芦larga, laboriosa y excesivamente dificultosa negociaci贸n禄 de los tratados. El proyecto aceptado por las partes contratantes fue el ingl茅s, que para el encargado de negocios de los Estados Unidos se adaptaba mejor a los intereses del comercio americano y a los fines de los que ven铆an al Paraguay de la gran rep煤blica del norte. El presidente L贸pez dirig铆a personalmente las negociaciones. 芦El era extremadamente ingenioso 鈥 agregaba Pendleton 鈥 en encontrar pretextos para discutir con nosotros los detalles, pero nosotros est谩bamos decididos a asegurar lo substancial, por lo tanto nos ve铆amos en la necesidad de mantener su buen humor en estos incidentes禄. El art铆culo 4 qued贸 como estaba por insistencia de Don Carlos y el 16潞 lo redact贸 茅l mismo. No se labraron protocolos ni actas de las discusiones. En la aludida comunicaci贸n del 22 de abril, sobre los actos del 28 de febrero y del 4 de marzo, Pendleton terminaba con esta importante declaraci贸n: 芦El reconocimiento formal era una condici贸n indispensable. El presidente L贸pez no ajustar铆a ning煤n tratado sin esa formalidad. El hecho de la independencia del Paraguay es tan real como la nuestra propia y ha gozado de una independencia absoluta y paz desde hace 43 a帽os禄. (68)

Los tratados del 4 de marzo, consecuencia directa e inmediata del reconocimiento de la independencia de la rep煤blica, establec铆an la libre navegaci贸n del r铆o Paraguay hasta Asunci贸n y la del r铆o Paran谩 hasta Encarnaci贸n. En consecuencia, los ciudadanos de los Estados contratantes pod铆an entrar, salir y permanecer en territorio paraguayo; entrar y salir con sus buques y cargamentos; comerciar con toda clase de productos, sujet谩ndose a los usos y costumbres establecidos. Los mismos derechos se acordaron a los ciudadanos paraguayos que llegasen a los puertos de aquellos pa铆ses. Las dem谩s disposiciones inspiradas tambi茅n en una perfecta reciprocidad, se refer铆an a los derechos de importaci贸n y exportaci贸n, faro, tonelaje, anclaje, etc.; al nombramiento de c贸nsules y prerrogativas diplom谩ticas; a la garant铆a de las personas y de los bienes; a la exenci贸n del servicio militar obligatorio; a la libertad de conciencia. Los tratados ten铆an una duraci贸n de seis a帽os y los canjes de ratificaciones con Inglaterra, Francia y Cerde帽a, deb铆an efectuarse en Londres, Par铆s y Tur铆n, y con los Estados Unidos, en Asunci贸n. (69)

En esta forma el Paraguay romp铆a su 芦fabuloso aislamiento禄. Una nueva etapa de su historia se iniciaba con el ajuste de estos acuerdos. Buques de todas las banderas surcaban las aguas de sus grandes r铆os. El comercio tomaba r谩pido desarrollo y una era brillante de progreso se proyectaba sobre el presente y porvenir de la rep煤blica. La concordia y la buena inteligencia con las naciones americanas y europeas, bien pronto coloc贸 al Paraguay entre los pa铆ses m谩s respetados y pr贸speros del hemisferio.

Pereira Leal remiti贸 a Paulino un ejemplar de cada bando, publicado con motivo del reconocimiento de la independencia de la rep煤blica, por Francia, Cerde帽a y Estados Unidos, e inform贸 que el 4 de marzo esos mismos pa铆ses e Inglaterra firmaron con el Paraguay tratados de comercio y navegaci贸n, de los cuales no ha podido obtener copia. S贸lo sabia, por manifestaci贸n del presidente, que los convenios durar谩n seis a帽os, a contar de la fecha de las ratificaciones. (70) El ministro de negocios extranjeros avis贸 simplemente recibo de esta comunicaci贸n sin hacer ning煤n comentario. (71)


ACABOU DE IMPRIMIR-SE A 10 DE OUTUBRO DE 1976, NO DEPARTAMENTO DE IMPRENSA NACIONAL PARA O CONSELHO FEDERAL DE CULTURA E O INSTITUTO HIST脫RICO E GEOGR脕FICQ BRASILEIRO


NOTAS

Sexta Parte

CAPITULO XXXII

1- A.H.I. Correspondencia Reservada e..., cit.

Paulino a Silva Pontes. R铆o de Janeiro, 12 de junio de 1852. Copia conformada por Azambuja. Anexo al Reservado N潞 2 para Pereira Leal.

2- Ib. Ib. Ib. Paulino a Silva Pontes. Reservado N潞 2. Paulino a Silva Pontes. R铆o de Janeiro, 22 de Junio de 1852. Copia conformada por Azambuja. Anexo al Reservado N潞 2 para Pereira Leal.

3- Ynsfran, ob. cit., p谩g. 143 y 144.

4- Ib. Ib. Ib. Paulino a Pereira Leal. R铆o de Janeiro, 5 de julio de 1852. Copia firmada. Borrador en M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58.

Insfran, ob. cit., p谩g. l48.

Se trata del Reservado N潞 2 ya no del N潞 12, como se lee en la Nota 20 del Cap铆tulo VIII de la obra de Ynsfran.

5- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 30, 9, 27, doc. 6. Original en portugu茅s. Los subrayados son del original.

Ynsfran, ob, cit., p谩g. 147.

6- Carta cit. Ynsfran, ob. cit., p谩gs, 147 y 148.

7- Carta cit.

Ynsfran, ob. cit., p谩g. 148.

8- Carta cit.

9- Ynsfran, ob. cit., p谩gs. 145 y 146.

10- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Officio 鈥 1847-52. Reservado N潞 18. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 21 de diciembre de 1852. Aut贸grafo. El subrayado es del original.

Ynsfran, ob. cit. p谩gs. 149 y 150.

El 22 de diciembre, en despacho confidencial, Paulino dec铆a a Silva Pontes: 芦Veamos lo que Saint Georges, Hotham y Pendetlon hacen en el Paraguay, y espero que el Sr. Leal me avisar谩 de todos los pasos que dieron esos Agentes ante el Presidente y de la manera como fueron acogidos por 茅l禄. A.H.I. Buenos Aires 鈥 Despachos 鈥 1826-56. Borrador.

11- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 20, 27, 10. Hotham a Varela. Asunci贸n, 23 de diciembre de 1852. Original en ingl茅s y traducci贸n en espa帽ol.

12- Ib. Ib. Ib. Varela a Hotham. Asunci贸n, 24 de diciembre de 1852. Copia firmada.

13- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Officios 鈥 1847-1852. Reservado N潞 19. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 27 de diciembre de 1852. Aut贸grafo.

14- Nota cit. El subrayado es del original.

Ynsfran, ob. cit., p谩g. 150.

15- Nota cit.

16- El subrayado es del original.

17- Nota cit.

18- Nota cit. El subrayado es del original.

19- Nota cit.

20- Nota cit.

21- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. L贸pez a Hotham. Asunci贸n, 29 de diciembre de 1852. Copia firmada y simple.

22- A.N.A. Vol. 306. Original. A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Qfficios 鈥 1853.

23- A.N.A. Vol. 306. Original.

24- Ib. Ib. Copia.

25- Ib. Ib. Bando impreso en la Imprenta de la Rep煤blica del Paraguay.

26- A.H.I. Assunp莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 5 de enero de 1853. Aut贸grafo.

Por su parte, desde Buenos Aires, Silva Pontes remiti贸 tambi茅n a Paulino un ejemplar del bando sobre el reconocimiento de la independencia del Paraguay por Inglaterra. 芦Seg煤n la opini贸n 鈥 dec铆a aquel diplom谩tico 鈥 de Pereira Leal y Suin parece que Hotham no lograr谩 celebrar ning煤n tratado de comercio o navegaci贸n. En breve lo sabremos con certeza禄. Confidencial del 7 de febrero de 1853. A.H.I. Buenos Aires 鈥 Oficios 鈥 1853. Original. Paulino avis贸 simplemente recibo de la nota de Pereira Leal, el 14 de febrero de 1853. Ib. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58.

27- A.H.I. Correspondencia Reservada e Reservad铆simo do Governo Imperial em 1853. Paulino a L贸pez. R铆o de Janeiro, 12 de marzo de 1853. Anexo al Reservado N潞 7 para Pereira Leal. Copia firmada.

28- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. Reservado N潞 1. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 6 de enero de 1852. Aut贸grafo. Los dos primeros subrayados son del original.

29- Carta cit. En el P.S. Pereira Leal inform贸 que ese d铆a el Locust parti贸 芦llevando la Bandera Paraguaya en el tope de proa禄. Los subrayados son del original.

30- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. Reservado N潞 2. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 13 de enero de 1853. Aut贸grafo.

31- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 29, 27, 10 N潞 10. Hotham al general L贸pez. Asunci贸n, 9 de enero de 1853. Original en ingl茅s. La versi贸n en espa帽ol reproduce el general L贸pez en su nota al ministro ingl茅s del 14 de enero. Copia del original en ingl茅s figura como anexo al Reservado N潞 2 cit.

32- Reservado N潞 2, cit. Los subrayados son del documento. Copia aut贸grafa de la traducci贸n de Pereira Leal en B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 29, 27, 10 N潞 10.

33- Reservado cit.

34- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 29, 27, 10 N潞 10. Francisco S. L贸pez a Hotham. Asunci贸n, 14 de enero de 1853. Copia.

35- Nota cit.

36- Nota cit.

37- Nota cit.

38- Mannign. Diplomatic..., tomo X, cit., p谩g. 95. Pendleton a Varela. Asunci贸n, 10 de enero de 1853.

Ynsfran, ob. cit., p谩g. 151.

Chaves, ob. cit., p谩g. 185.

39- Reservado N潞 2, cit. Pereira Leal no usa en su nota el t茅rmino 芦garabatos禄 sino 芦garatujas禄. El primero no es sino la traducci贸n de 茅ste al castellano.

Ynsfran, ob. cit., p谩g. 151.

40- Reservado N潞 2, cit. El subrayado es del original.

41- Manning, ob, cit. F. S. L贸pez a Pendleton. Asunci贸n, 15 de enero de 1853. Ynsfran, ob. cit., 151.

42- Ib. Ib. Pendleton al general L贸pez. Asunci贸n, 15 de febrero de 1853.

Ib. Ib., p谩g. 152.

43- Nota cit.

44- Nota cit.

45- Manning, ob. cit., p谩g. 10. L贸pez. a Pendleton. Asunci贸n, 23 de febrero de 1853.

Ynsfran, ob. cit., p谩g. 153.

Chaves, ob, cit., p谩g. 185.

46- Manning, ob. cit. Pendleton al general L贸pez. Asunci贸n, 24 de febrero de 1853.

47- Ib. Ib. Pendleton al general L贸pez. Asunci贸n, 25 de febrero de 1853.

48- B.N.R.J. 鈥 C.R.B. I 鈥 30, 7, 39. Correspondencia entre el Ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay y el Caballero de Saint Georges. Saint Georges a Varela. Corrientes, 27 de diciembre de 1852. Original en franc茅s y traducci贸n en castellano.

Ynsfran, ob cit., p谩g. 150.

49- Ib Ib. Ib. El general L贸pez a Saint Georges. Asunci贸n, 1潞 de febrero de 1853. Copia.

50- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. 3陋 Sec莽茫o 鈥 N潞 3. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 19 de enero de 1853. Aut贸grafo.

51- B.N.R.J. 鈥 C.R.B., leg. cit. Saint Georges al general L贸pez. Asunci贸n, 18 de enero de 1853. Original en franc茅s y su traducci贸n en castellano.

52- Ib. Ib. Ib. Copia en franc茅s.

El general L贸pez comunic贸 a Saint Georges, el 9 de enero, que al d铆a siguiente le recibir谩 el presidente. Ese mismo 20 fue designado, el aludido general L贸pez como plenipotenciario con 芦instrucciones convenientes禄 para que conferenciando con el de 芦Su Alteza el Pr铆ncipe Presidente, pueda ajustar, concluir y firmar un tratado de amistad, comercio, y navegaci贸n entre las dos Rep煤blicas禄. Leg. cit.

53- Nota de Pereira Leal del 19 de enero, cit.

54- A.H.I Assump莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. Reservado N潞 4. Pereira Leal a Paulino. Asunci贸n, 20 de enero de 1853.

55- Nota cit.

56- Nota cit.

57- Nota cit.

58- Ynsfran, ob, cit., p谩g. 153.

59- El Semanario de Avisos y Conocimientos Utiles N潞 3. Asunci贸n, 4 de junio de 1853. Historia Documentada de las cuestiones entre el gobierno del Paraguay y el de los Estados Unidos. Asunci贸n, 1858, p谩g. 6.

R. Antonio Ramos. Conferencia pronunciada en el Centro Cultural Paraguayo-Americano, el 21 de agosto de 1951, sobre Reconocimiento de la independencia del Paraguay por los Estados Unidos.

Ynsfran, ob. cit., p谩gs. 154 y 155.

Chaves, ob, cit., p谩g. 186.

Los originales de los respectivos reconocimientos obran en el Vol. 306 del A.N.A.

60- A.N.A. Vol. 306. Copia.

61- Ib. Ib., copia.

62- Ib. Ib., copia.

63- Despatches, Argentine Republic, Vol. 8. State Department Records, The National Archives, Washington, D.C.

Manning, ob. cit., p谩g. 110.

A.N.A. Vol. 306. Traducci贸n al castellano. A 茅sta preferimos la de Pablo Max Ynsfran, que es la que transcribimos.

Ramos, conferencia cit.

64- A.N.A. Vol. 306. Copia.

65- El Semanario de Avisos y Conocimientos Utiles, cit.

Ramos, conferencia cit.

Chaves, ob. cit., p谩g. 186.

66- Despatches, Argentine Republic,... cit. Isaac Mc Keever, Comandante en Jefe de las Fuerzas Navales de los Estados Unidos en el R铆o de la Plata a Pendleton. Buenos Aires, 12 de abril de 1853. Nota inclusa en otra de Pendleton al secretario de Estado, donde aparece sin fecha. Sin embargo, la traducci贸n publicada en El Progreso de Buenos Aires, N潞 341, lleva la fecha indicada. Ynsfran tradujo tambi茅n este documento, basado en el remitido por Pendleton.

El Semanario de.... N潞 7. Asunci贸n, 2 de julio de 1853.

Ramos, conferencia cit.

67- A.N.A. Vol. 306.

68- Manning, ob. cit. Pendleton al secretario de Estado, 4 de marzo de 1853. p谩g. 104; y 22 de abril de 1853, p谩g. 105.

Ramos, conferencia cit.

Chaves, ob. cit., p谩gs. 186 y 187.

69- A.N.A. Vol. 306. Original del tratado con Inglaterra, escrito en dos columnas, una en ingl茅s y otra en castellano.

Du Graty, ob. cit., p谩gs. 134 a 140.

Ramos, conferencia cit.

Chaves, ob. cit., p谩g. 188.

70- A.H.I. Assump莽茫o 鈥 Oficios 鈥 1853. Pereira Leal a Paulino, Asunci贸n, 9 de marzo de 1853. Aut贸grafo.

71- Ib. M.D.B. Assump莽茫o 鈥 Despachos 鈥 1825-58. Paulino a Pereira Leal. R铆o de Janeiro, 16 de abril de 1853. Borrador.



Fuente:


Autor: ANTONIO RAMOS

Publicaci贸n conjunta de

CONSELHO FEDERAL DE CULYURA E DO

INSTITUTO HIST脫RICO E GEOGR脕FICO BRASILEIRO

Rio de Janeiro - Brasil (1976)






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