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CASA DE LA INDEPENDENCIA Y SU MUSEO HISTÓRICO
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  Algunas obras en exposición
CASA DE LA INDEPENDENCIA, 2012 - Obras de HORACIO GUIMARAENS
PEDRO JUAN CAVALLERO (Óleo de PABLO ALBORNO)
AJUSTICIAMIENTO DE JOSÉ DE ANTEQUERA Y CASTRO, 1960 - Obra de JAIME BESTARD
CASA DE LA INDEPENDENCIA - Óleo de LUIS TORANZOS
ABRAZO BELGRANO - CABAÑAS, 1890 (Acuarela de GUILLERMO DA RE)
FULGENCIO YEGROS, GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA  y PEDRO JUAN CABALLERO (Acuarelas de GUILLERMO DA RE)
BERNARDO LUIS DE VELASCO Y HUIDOBRO (Acuarela de GUILLERMO DA RE)
EL PRÓCER JUAN BAUTISTA RIVAROLA - SU VIDA MILITAR Y CÍVICA - Obra de JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI - Año 2011
 
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PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA - BIOGRAFÍA Y RETRATOS (LUIS G. BENÍTEZ)
(12/03/2011)

PRÓCERES DE LA INDEPENDENCIA

Para el logro de su independencia, el Paraguay tuvo que enfrentar dos situaciones: a) el dominio español, para cuya caída bastó el incruento pronunciamiento del 14 y 15 de mayo de 1811; y b) la pretensión de la junta de Buenos Aires, a partir de mayo de 1810, de conservar en su beneficio la integridad territorial del extinguido Virreynato del Río de La Plata. La Provincia del Paraguay, todavía bajo dominio español, rechazó categóricamente esa pretensión. Fue especialmente elocuente la decisión de los jefes, oficiales y tropas paraguayos que enfrentaron victoriosamente en Paraguay y Tacuary a la expedición de Manuel Belgrano, brazo armado de las pretensiones de Buenos Aires. Producida la independencia nacional, mediante el consenso y decisión de los próceres - civiles, militares y eclesiásticos - los gobiernos de Buenos Aires siguieron insistiendo en su propósito de lograr la sumisión del Paraguay, mediante toda clase de presión: política, militar y económica.

La sola mención de la fecha de reconocimiento de nuestra independencia -1852 - muestra con evidencia cuan obstinado fue el empeño por negar aquella realidad de hecho y de derecho de que habló Don Carlos, cuando desde las columnas de "El Paraguayo Independiente", fundamentaba las razones que avalaban aquella decisión irreversible.

La lucha por la independencia absorbió el concurso ciudadano de miles de paraguayos. Desde los combatientes de Paraguarí y Tacuary, los protagonistas del pronunciamiento del 14/15 de Mayo de 1811 los sostenedores de la afirmación de nuestra emancipación en los Congresos de 1811, 1813, 1814, 1816, 1842; los jefes y oficiales y tropa que guarnecían nuestras fronteras; militantes de órdenes religiosas, capellanes de nuestro Ejército; intelectuales y artesanos empeñados en la larga vigilia, integran la extensa y honrosa nómina de 'Próceres" de nuestra independencia.

Muchos nombres, protagonistas directos de las victorias sobre Belgrano, como del movimiento de mayo y otros acontecimientos decisivos, habitualmente no son siquiera mencionados; los Quin de Valdovinos, los comandantes Luís Cavallero, Pascual Urdapilleta, los Capitanes , Gervasio Acosta, Juan Bautista Acosta, Blas José Rojas de Aranda, José Martín Fleytas, José Joaquín y Miguel Antonio Montiel, Amancio Insaurralde, Antonio Zavala; Pedro José Genes, Juan Antonio González, Francisco Barrios, Sebastián Taboada, Vicente Antonio Matiauda, son algunos de los próceres olvidados.

 

DR. JOSÉ GASPAR RODRÍGUEZ DE FRANCIA

Nació en 1766, en la Asunción; era hijo del Cap. García Rodríguez Francia, portugués, que se desempeñaba como oficial de artillería, y de María Josefa Velazco y Yegros, paraguaya de distinguida familia. Se formó en la escuela-colegio de los franciscanos, y luego en la Universidad de Córdoba, en donde obtuvo el título de doctor en Derecho Civil y Canónico. De regreso a la Provincia venía ya imbuido de las nuevas ideas, fruto de sus contactos y lecturas de panfletos. En la Asunción ganó en concursos las cátedras de Vísperas de Teología y de Latinidad en el Colegio Carolino; ejerció la abogacía con solvencia y nunca desmentida rectitud y honradez, como asimismo su cargo de regidor del Cabildo asunceno. En el Congreso del 24 de julio de 1810, convocado por Velazco para obtener un pronunciamiento contra la revolución operada en Buenos Aires, el Dr. Francia sostenía que el poder español había caducado. Vivía en su quinta de Ybiray (Trinidad), desde donde mantenía contactos con los revolucionarios de la capital. El testimonio de Mariano Antonio Molas, prócer, testigo presencial e historiador de la Revolución, no puede ser destruido con simples negaciones. El Dr. Francia, ya nominado por el Cuartel revolucionario para integrar el Gobierno Provisorio asociado al gobernador Velazco, llegó al Cuartel de la Plaza en la mañana del 16 de mayo; y fue desde entonces integrante de todos los gobiernos.

Con los Capts. P J Cavallero y J V Zeballos, y con más autoridad que éstos, JGRF ejerció la Presidencia del 1er. Congreso Nacional, que integró el primer Gobierno nacional, la Junta Superior Gubernativa. La crítica histórica le atribuye la autoría de la memorable Nota del 20 de julio de 1811 a la Junta de Buenos Aires; documento medular del primer gobierno nacional. Así mismo, fue el negociador del Tratado del 12 de octubre de 1811, firmado por la Junta con los enviados del gobierno de Buenos Aires, M. Belgrano y Vicente A. Echevarría. Autor también del Reglamento de Gobierno aprobado por el 2° Congreso nacional y mentor intelectual de la conducta del Congreso y luego del Gobierno -el Consulado- determinantes del fracaso de las gestiones del enviado porteño, Dr. Nicolás de Herrera, tendientes a obtener la sumisión del Paraguay. Este insinuó medidas, coercitivas si el Paraguay no enviaba diputados al Congreso de las Provincias argentinas, y fue despedido.

Elegido por los Congresos de 1814 y 1816, con el título de Dictador Temporal el primero y Vitalicio luego, su gobierno tuvo por meta fundamental la consolidación de la independencia y la defensa de la integridad territorial. El Dr. Francia defendió con énfasis los límites territoriales del Paraguay, desde el Jaurú hasta el Bermejo, y las Misiones hasta el Aguapey, sobre el río Uruguay. No obstante amenazado por tropas artiguistas, despobló y abandonó los pueblos de las Misiones sobre la banda izquierda del Paraná, cuando apenas se iniciaba la Dictadura Vitalicia. Cuatro años más tarde, el prócer oriental José Gervasio Artigas buscó refugio en el Paraguay y el Dictador le otorgó asilo, como asimismo a la comitiva que le acompañaba, a cuyo efecto envió un destacamento para escoltar a los fugitivos, desde el Paraná hasta la capital, en 1820. El Dr. Francia honró la institución del asilo, y dio muestras de una hidalguía poco común. Cuando el caudillo entrerriano Francisco Ramírez le ofreció armas y otras ventajas a cambio de la entrega del prócer oriental, recibió una ejemplar respuesta, declarando que "era no sólo un acto de humanidad sino aún honroso para la República, el conceder asilo a un jefe desgraciado que se entregaba". Artigas se negó a abandonar el Paraguay, no obstante reiteradas instancias de sus familiares y amigos.

La conspiración de 1820 motivó severísimas represiones; muchos próceres fueron fusilados y numerosísimas familias arruinadas por medio de confiscaciones. El aislamiento obligado, por el bloqueo argentino del Paraná; determinó el incremento de la agricultura, la ganadería y la industria doméstica. No obstante, algunos productos sólo podían obtenerse en el exterior; por ej. armas, pólvora, objetos de metal, textiles de alguna calidad, cuerdas para arpa y guitarra, libros y otros. Mantuvo el intercambio con los brasileños, vía Rio Grande-Misiones, con entrada por Itapúa, que proveyó al Estado aquellos productos, a cambio de yerba mate.

Con la clausura del Colegio Carolino en 1823, la supresión de los Conventos y la estricta prohibición de salir del país, las únicas posibilidades educativas eran las escuelas elementales y las cátedras privadas. Felizmente, a la muerte del Dictador sobrevivían unos pocos ciudadanos de formación académica como C A López y otros presumiblemente autodidactas como A. Gill, D F Sánchez, J J Alvarenga, J. Falcón, M. González, J. Berges. Los resultados de su labor gubernativa fueron invalorables, consolidación de la independencia; fijación y defensa de los límites nacionales; afirmación de la paz y tranquilidad del país, a despecho de la sangrienta anarquía que imperaba en los países vecinos; conciencia de la capacidad para el auto abastecimiento. Célibe, falleció en 1840; sus restos fueron inhumados en la antigua Iglesia de la Encarnación. En la post guerra sus enemigos, -entre ellos el legionario Carlos Loizaga- profanaron su tumba y arrojaron sus restos al río. Según tradición recogida por algunos autores, el Supremo dejó una hija, Ubalda García, unida en matrimonio con Juan de la Cruz Cañete. Su hija Francisca Cañete, unida en matrimonio con Epifanio Peña, constituye el tronco inicial de las Peña, con destacadísima proyección.

 

FRAY DR. FRANCISCO JAVIER BOGARÍN

Oriundo de Carapeguá, habría nacido en 1763; estudió en el Colegio de Montserrat, de Córdoba en donde se ordenó sacerdote y obtuvo el grado de Doctor en Sagrada Teología; al regreso al Paraguay, fue nombrado Secretario de Cámara del Obispo Nicolás Videla del Pino, ejerció la Cátedra de Prima de Teología en el Colegio Carolino. Convencional en el Congreso del 17 - 20 de junio de 1811, fue designado vocal del nuevo Gobierno, la Junta Superior Gubernativa; por moción de M A Molas. Grandes debían ser sus méritos y ascendencia para merecer el honor de integrar el primer gobierno nacional; representaba al clero. Pronto surgieron divergencias con el Dr. Francia, quien se separó de la Junta. Ante la crisis el Cap. AT Yegros; comandante del Cuartel General, en nota al Cabildo exigió la remoción del Dr. Bogarín, el 10 de septiembre de 1811, "por causas legítimas que a su tiempo se dirán". Nada más se supo de él, ni de la circunstancia ni fecha de su muerte.

 

FRAY DR. FERNANDO CAVALLERO

Oriundo de Tobatí, era pariente del Cap. Cavallero y tío del Dr. Francia. Fue alumno, graduado y docente de la Universidad de Córdoba; profesó en la Orden franciscana. Era reconocido su prestigio y ascencia sobre los Próceres. La designación de dos diputados era ya una decisión comunicada al gobernador Velazco en   la primera nota del Cap. Cavallero. No hubo objeción a la nominación del Cap. JV de Zevallos, pero sí a la postulación del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Se presume que las objeciones partían de los hermanos Vicente y Manuel Iturbe, el primero emparentado con el Dr. Narciso de Echagüe, de conocida enemistad con el Dr. Francia. Fue entonces la intervención del Dr. Fernando Cavallero, de quien se afirma que manifestó, "Yo respondo con mi sangre de la manera de pensar de mi sobrino Gaspar", y la candidatura fue aceptada. Durante el Gobierno de la J.S. Gubernativa, en enero de 1812, el Dr. Cavallero integró en representación de su Orden, la Sociedad Patriótica Literaria, de destacadísima actuación como organismo auxiliar del gobierno, encargado de asuntos educativos. Con la instauración de la Dictadura, se recluyó en el Convento de su Orden, y nada se sabe sobre su muerte.

 

MANUEL ATANASIO CAVAÑAS

Oriundo de las Cordilleras, era hijo de Francisco Cavañas y Ampuero y Rosa Recalde, dueños de estancias y extendidas plantaciones de tabaco. Con grado de Tte. Coronel, fue con J M Gamarra y F Yegros, uno de los artífices de la victoria de Paraguarí; el 19 de enero de 1811. A partir de ese momento y ante la defección del gobernador Velazco y de los jefes españoles, Cavañas fue el Comandante en Jefe de las fuerzas provinciales en operaciones. Tras su derrota en Paraguarí, el Ejército porteño en retirada, Belgrano vadeó el Tebicuary y no obstante los refuerzos de hombres y pertrechos que encontró en el camino, cruzó las Misiones y acampó en la banda izquierda del Tacuary, utilizando el profundo cauce y la montuosidad del río como magnífico atrincheramiento. Todo fue en vano; mientras la infantería paraguaya amarraba en su frente, la caballería en una magnífica carga irrumpió sobre el campamento de Belgrano, que fue obligado a capitular; 9/III/1811. Tras la resonante victoria de las fuerzas a su mando, Cavañas otorgó un gracioso armisticio a Belgrano.

Cavañas regresó de su triunfal campaña aureolado de gran prestigio; era desde luego el paraguayo de mayor jerarquía en el Ejército, y rápidamente fue licenciado. Ello no obstante, sabido es que le estaba asignado uno de los resortes fundamentales en el plan revolucionario, y estaba señalado, como el Presidente de una Junta Gubernativa independiente, con Fulgencio Yegros, J M Gamarra, PJ Cavallero, fray Fernando Cavallero y Dr. J G Rodríguez de Francia. Cavañas debía tener un contingente de paisanos en las Cordilleras y converger sobre la capital, al igual que Yegros desde Itapúa. Los acontecimientos del 14/15 de mayo se adelantaron a ese plan y Cavañas ya no apareció cuando el pronunciamiento revolucionario. Habría sido alejado por influencias del Dr. Francia, autor intelectual de una dura crítica al armisticio de Tacuary, pronunciada en el Cabildo asunceno. Aunque no fue involucrado entre los "conspiradores" del año 20, y el Dr. Francia no le molestó en vida, después de su muerte le declaró "traidor", le privó de su jerarquía militar y confiscó sus bienes, en 1828. Es el único caso en que esperó su muerte para descargar sobre él su anatema. Estaba casado con Juana Rosa Franco de Torres, sin descendencia.

Tampoco se han esclarecido las circunstancias que motivaron la deserción del comandante Juan Manuel Gamarra del pronunciamiento revolucionario. No obstante, fue partícipe del 1er. Congreso Nacional y posteriormente ejerció la Comandancia política y militar de Concepción, su ciudad natal.

 

FULGENCIO YEGROS

Hijo del Teniente Coronel José Antonio de Yegros y de María Ángela Franco de Torres, nació en Quyquyhó en 1780 y desde muy joven se incorporó a las milicias. Con jerarquía de Teniente fue miembro del cuerpo expedicionario paraguayo enviado al Río de la Plata para enfrentar a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Le cupo  una destacada actuación en la defensa de Montevideo, en cuya oportunidad fue herido de gravedad. De regreso a la Provincia, estuvo al mando de un destacamento que vigilaba los pasos del Paraná desde 1810, en cuya ocasión capturó al emisario porteño Ignacio Warnes. Con grado de Capitán peleó y se distinguió contra Belgrano en Paraguarí, el 19 de enero de 1811, en cuya oportunidad fue uno de los artífices que trastrocó una derrota inminente en una victoria trascendente. Y enseguida, por orden del Coronel Manuel Atanasio Cavañas, quien fungía de Comando superior ante la defección de Velazco, la vanguardia de las fuerzas provinciales siguió a las fuerzas argentinas en retirada hacia el Tebicuary, las Misiones y el Paraná. Acampadas en la margen izquierda del Tacuary, las fuerzas de M Belgrano fueron asediadas por los paraguayos, en cuya ocasión una vez más, la actuación de Yegros fue decisiva para la victoria del 9 de marzo de 1811.

Terminada la triunfal campaña contra Belgrano. Yegros ascendió a Teniente Coronel, y es designado Gobernador-Comandante de las Misiones, con sede en Itapúa, mientras la mayoría de los ex-combatientes de Paraguarí y Tacuary eran licenciados. En Itapúa, detuvo al emisario portugués Tte. José de Abreu y su escolta, y les dio paso hacia la capital, recién mediante órdenes del Gobierno. Abreu fue el autor de un interesante relato sobre los acontecimientos de mayo de 1811 en la Asunción.

Aunque ausente de la capital, Yegros era reconocido como el Jefe militar de la revolución; el nexo con la oficialidad de la capital, era su hermano menor, el Cap. Antonio Tomás Yegros. Producido con adelantamiento de fecha, el movimiento del 14 y 15 de mayo, FY recibió comunicación en Itapúa el 18 y enseguida, previas medidas de seguridad, salió con una escolta hacia la capital, "matando caballos", llegó el 21 a la media mañana en el Convento de los Recoletos franciscanos en donde descansó, y a la tarde al Cuartel General de la Asunción. El primer Congreso Nacional le designó presidente del primer gobierno nacional; la Junta Superior Gubernativa, funciones que sumó al de Comandante General de Armas.

Yegros y Cavallero fueron los únicos que cumplieron sin interrupciones el período del primer gobierno nacional. Luego, el Congreso de 1813 le nombró Cónsul de la República, con el Dr. Francia, en cuya oportunidad se les otorgó la jerarquía de Brigadier General, con lo que ambos fueron los primeros Generales de nuestro Ejército independiente. Gran señor, sin ambiciones desmedidas, no obstante su prestigio y su poder militar, no movió un ápice los recursos que tenía para torcer el derrotero trazado por el Dr. Francia, que lo condujo a su exaltación al poder supremo y único.

Alejado de toda actividad política y militar, viviendo en su estancia de Quyquyhó, Yegros fue involucrado en la conspiración del año 20 contra la vida del Dictador. Fue fusilado el 17 de julio de 1821 en un costado del actual Palacio Legislativo. Casado con Facunda Speratti, tuvieron numerosa descendencia; uno de los hijos, Rómulo José Yegros, fue edecán del mariscal López, y en tal carácter testigo de dos circunstancias trascendentes: la misión diplomática a Europa, 1853/54, y la mediación en el conflicto civil argentino, en 1859. Su testimonio de esos acontecimientos, un Diario en poder de los descendientes, es de excepcional importancia, El mayor R J Yegros, murió heroicamente en la batalla de Boquerón-Sauce. Casado con Úrsula Urbieta, su hijo Fulgencio es el padre de Fulgencio, Miguel Ángel, Luís Celestino, Flaviano, Enrique y Alejandro Daniel Yegros; los dos primeros llegaron a la máxima jerarquía de General de División y de meritísima actuación durante la Guerra del Chaco.

Un hermano menor de Fulgencio, Antonio Tomás, nació en la estancia familiar de Quyquyhó, en 1783. Peleó igualmente en la defensa de Montevideo y tuvo destacada participación en la batalla de Paraguarí, desde donde comandó la vanguardia paraguaya que fue presionando a las fuerzas de Belgrano en retirada hasta su derrota final en Tacuary. El apresurado pronunciamiento del 14/15 de mayo le tomó en la estancia de Quyquyhó, en donde recibió la noticia, que rápidamente transmitió, mediante chasque, a su hermano en Itapúa. Ya en la capital, asumió con jerarquía de Capitán, las funciones de Comandante del Cuartel General. Informado de las discrepancias de orden político en la J S Gubernativa, entre el Dr. Francia y el Dr. Bogarín, impuso la cesantía de éste, "por causas legítimas que a su tiempo se dirán". Amigo y pariente del Dr. Francia, le sobrevivió y también a don Carlos, pues falleció en 1864. Sus restos, los únicos conocidos de los próceres de Mayo, reposan en el Panteón Nacional de los Héroes desde 1966, por iniciativa de la Comisión Nacional de la Casa de la independencia. Sus descendientes se proyectan hasta nuestros días.

Otros Yegros en la gesta libertaria fueron los tenientes José Agustín, José Antonio y los civiles Martín José y Ángel.

 

MARIANO ANTONIO MOLAS

Nació en Asunción en 1780; fueron sus padres Pedro José Molas y María Úrsula Esquivel. Estudió en el Colegio Seminario de San Carlos y luego en Buenos Aires, en donde siguió Derecho sin llegar a completar. Allá trabó relaciones con numerosos jóvenes imbuidos de las nuevas ideas. Regresó a la Asunción y participó activamente en los trabajos revolucionarios; fue el orador más destacado en el Primer Congreso Nacional, en junio de 1811. Mocionó los candidatos para la Junta Superior Gubernativa; y también la candidatura del doctor Francia para la Dictadura Temporal, pero se opuso a la Dictadura Perpetua. Ejerció la abogacía, hasta que a raíz de un incidente profesional, fue encarcelado. Se le atribuye la valorada obra Descripción Histórica de la Antigua Provincia del Paraguay, en la que afirma la participación del Dr. Francia en los preparativos de la revolución, discutida por muchos. En ella escribió "... Se le habló al doctor don José Gaspar de Francia, quien conviniendo en dirigir la empresa, instruyó el plan sobre que se había de efectuar". Contra esta afirmación han chocado todos los que niegan la participación del Dr. Francia en los preparativos de la Revolución M. A. Molas falleció en 1844, confinado. Casado con Beatriz Fernández Montiel, dejó descendencia.

Para JP Benítez, ". . . MA Molas no es un político, ni un revolucionario por presentimiento, sino un hombre de derecho, líder de ideas... Es el primero el proyectar declaraciones, en proponer normas jurídicas para la organización política de la nación. Su contextura era la de un doctrinario. Carecía de la habilidad y de la fuerza para dirigir la revolución, pero la alimentó de ideas, le dio contenido jurídico... Apreció el alcance de la Revolución, la necesidad de una transformación radical y profunda de la organización colonial... Fue así como la candidatura del doctor Francia para la Junta de Gobierno de 1811 y la diputación al Congreso que debía realizarse en Buenos Aires así como para el Consulado de 1813, fue propugnada por él.

Fue una prueba de su desinterés y de su comprensión del movimiento, de una lógica profunda, que sólo se encuentra en las inteligencias agudas... Así se explica que en 1814 fuera proponente de la Dictadura Temporal. La aceptó como una necesidad, la consintió como un recurso para la salvación de la patria... ".

Con Francia y de la Mora, M.A. Molas integró el elenco civil más representativo de la gesta de mayo. Y suya fue la moción de que el Paraguay "...sólo tenga amistad, buena armonía y correspondencia con Buenos Aires...", sin reconocer su autoridad.

 

FERNANDO DE LA MORA

Hijo de Fernando de la Mora y de Ana del Casal, nació en Tapuá en 1785. Realizó sus estudios superiores en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires y en la Universidad de Córdoba. Regresó a la Asunción y en 1806/7 integró con grado de Alférez el contingente paraguayo que peleó bravamente en las playas de Montevideo, contra los ingleses. En aquella ocasión y por primera vez, el contingente paraguayo utilizó distintivos de colores rojo, blanco y azul, que serían los de la enseña patria. La preparación intelectual y activa militancia revolucionaria de de la Mora, fueron determinantes para la decisión del 1er. Congreso Nacional, que lo designó Vocal Secretario de la Junta Superior Gubernativa. Cuando la ocupación de Pan de Azúcar por los portugueses, de la Mora fue comisionado en 1812 para organizar en Concepción un contingente militar para la represión de los intrusos. Ya en la referida ciudad, organizó el Cabildo local.

En ausencia del Dr. Francia, retirado voluntariamente de las funciones gubernativas; la Junta, entonces con Yegros, Caballero y de la Mora, produjo 2 documentos trascendentales, de notables previsiones: el Bando del 6 de enero de 1812, y la Instrucción para el Maestro de Escuela. No podía ser sino de la Mora el autor intelectual de tales documentos; a través de ellos, aquel primer gobierno nacional expuso sus bellos idearios en materia de desarrollo económico, libre navegación de los ríos, desarrollo de la educación mediante la reapertura del Colegio Seminario de San Carlos, la creación de la Sociedad Patriótica Literaria. "El ilustre Cabildo -dice la Instrucción- cooperará con su celo y patriotismo, que los padres manden sus hijos a las escuelas... así el Paraguay será un semillero y Areópago de las ciencias..."

De la Mora fue separado del gobierno a causa del extravío del anexo del Tratado del 12 de octubre de 1811 con Buenos Aires, y no fue repuesto no obstante haber sido encontrado el documento. Años más tarde, fue reducido también a prisión, hasta su muerte en agosto de 1835. Estaba casado con Josefa Antonia Coene; Manuel Pesoa anota que fueron sus hijos Ana Josefa, Saturnina Rosa, Jovita Beatriz, Fernando y Rafael de la Mora. Hijo natural de Rafael fue Benigno Ferreira, general y doctor. Sus descendientes se proyectan hasta nuestros días; los Heisecke-Ferreira, Barriocanal-Mora, Mora-del Casal, Cálcena-Mora, Mora-Molas, Saguier-Mora y otros.

 

VICENTE ANTONIO MATIAUDA

Oriundo de Itapúa, era hijo del español Manuel Matiauda y Marzola y de la paraguaya Gregoria Zorrilla Franco de Torres, nació alrededor de 1780, estudió Filosofía en Colegio Carolino y luego se incorporo a la milicia. A poco de la victoria sobre Belgrano, Fulgencio Yegros, su pariente, Gobernador de las Misiones, con sede en Itapúa, tiene en él, un valioso colaborador. . Producida la independencia, el cap. Matiauda es Delegado de Gobierno en Candelaria, en las Misiones sobre la banda izquierda del Paraná.

Ciertamente, por sus estudios y su inteligencia, el cap. Matiauda no fue un mero receptor de órdenes. Supo apreciar en su exacta dimensión la transcendencia geopolítica de una Integración de Estados para resistir con éxito la común amenaza absorcionista de Bs. As. y Río de Janeiro. Tal la motivación de una proyectada Confederación de los Pueblos Libres, alentada por Artigas, que debían integrar el Paraguay, la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y Río Grande del Sur. El cap. Matiauda, que mantenía correspondencia con Artigas, propuso a los Cónsules -Francia /Yegros- la ejecución a su cargo de una operación inmediata; someter a las fuerzas de Buenos Aires en las Misiones, establecer una efectiva conexión con las fuerzas artiguistas y extender la ocupación paraguaya de las Misiones entre el Paraná y el Uruguay.

El Dr. Francia, dueño y señor de las decisiones, no quiso aventurarse en una intervención extra frontera; y no se apartó nunca de su política de no intervención. Matiauda, frenado en sus impulsos políticos, dejó sus funciones y se incorporó a las fuerzas de Artigas; costosa le resultó su independencia de criterio. El Supremo no olvidó su desobediencia, según tradición familiar, a su regreso lo recluyó en prisión. Liberado, vivió en Yuty, presumiblemente allí murió.

Admira a la distancia la idea de una Confederación y la coyuntura histórica que con visión de futuro quiso aprovechar el cap. Matiauda. En aquel momento, un golpe de audacia y decisión pudieron colocar al Paraguay en una envidiable posición de preeminencia. Medio siglo más tarde, cuando el Mariscal alentó un entendimiento parecido con Uruguay; las condiciones ya no se daban.

El cap. Matiauda dejó hijos. PA Alvarenga Caballero anota que Francisco Matiauda se casó con Rafaela Espínola; su hijo Gregorio Matiauda Espínola, casado con Viviana Aquino Yegros, son los padres de Heriberta Matiauda Aquino, casada con Hugo Stroessner; padres de S.E. el general Alfredo Stroessner Matiauda.

 

VICENTE IGNACIO ITURBE

Oriundo de San Pedro de Ycuá-mandyjú, habría nacido por 1785; hijo de Antonio Iturbe y María del Carmen Domínguez, Combatiente destacado en Paraguarí y Tacuary contra Belgrano, fue convicción y decisión por la independencia junto al cap. Cavallero, desde el día en que ambos volvieron a la capital tras la victoria contra la fuerza porteña. Sin imaginar su vinculación revolucionaria, en la mañana del 14 de mayo, el Síndico-Procurador Juan Antonio Fernández, lo afirma J.C. Chaves, comentó a Iturbe que el Gobierno estaba en la pista de los propósitos de sospechosas reuniones. De ahí en más, tras comunicación con P.J. Cavallero y la descontada adhesión de M.J. Troche, de guardia en el Cuartel de Infantería, la decisión por el pronunciamiento fue inmediata.

La decisión de los Iturbe fue importantísima dado su prestigio y arrastre entre otros oficiales jóvenes, todos comprometidos en la comunión de propósitos con el cap. Cavallero, acatado sin reservas como jefe de la oficialidad joven de la capital en su pronunciamiento por la independencia. VI Iturbe era instruido; uno de los pocos entre la oficialidad revolucionaria, con JB Rivarola y V.A. Matiauda, ex alumnos del Colegio Carolino.

Pasada las 10 de la noche del 14 de mayo, el Comando revolucionario se instaló en el Cuartel de Infantería, y ya en las primeras horas de día 15, Iturbe llevaba al gobernador Velazco la intimación suscripta por el cap. Cavallero. Según el informe del teniente D. José de Abreu, jefe de un contingente portugués que había llegado desde el Brasil, mientras aguardaba en la guardia de la Casa de Gobierno la respuesta del Gobernador, el cap. Iturbe se mostró decidido y enérgico. Tras sucesivas notas intercambiadas, de algunas de las cuales era portador el cap. JB Rivarola, Iturbe recibió la rendición del Gobernador, al amanecer del 15.

El cap. Iturbe está sindicado como el expositor de una velada oposición a la candidatura del Dr. Francia como uno de los diputados del Cuartel revolucionario a integrar el Gobierno Provisorio; oposición obviada mediante la intervención de fray Dr. Fernando Cavallero. A poco de la independencia, el cap. Iturbe desempeñó las funciones de Delegado de Gobierno y Jefe de las milicias de Villa de San Pedro. Con motivo de la conspiración del año 20, fue apresado; sufrió prolongada prisión y fusilado en 1837.

Vicente Ignacio Iturbe estaba casado con Luisa Bernarda de Echague. Según J.W. Colnago Valdovinos; su hijo, cap. Policarpo Iturbe de la escolta del Mariscal, murió en la defensa de Humaitá. Su hermano, el teniente Juan Manuel Iturbe, tuvo también decidida participación en la gesta libertaria de 1811.

 

JUAN BAUTISTA RIVAROLA

Oriundo de Barrero Grande -Eusebio Ayala- era hijo del cap. Juan Bautista Rivarola y María Antonia Recalde; habría nacido por 1785. En las jornadas por la independencia, el cap. Rivarola actuó en estrecha colaboración con sus cuñados; de éstos, el teniente Gervasio Acosta murió heroicamente en Tacuary en oportunidad de una briosa carga de la caballería paraguaya. Su hermano, teniente Juan Bautista Acosta, era el oficial de guardia que decidió la adhesión del Cuartel de la Rivera a favor de la Revolución. El cap. Rivarola cumplió destacada actuación en Paraguarí y Tacuary.

El Semanario del 10 de marzo de 1866, memorando la victoria final sobre Belgrano, dice: "Se ha hecho espectable por su valor, intrepidez y prudencia, el General de División don Juan Manuel Gamarra, y asimismo se ha distinguido el Comandante de Vanguardia don Fulgencio Yegros, el intrépido Comandante de caballería don Gervasio Acosta y su segundo don Carlos Santos; el comandante de caballería don Fortunato Acosta, el valeroso capitán Amancio Insaurralde, el comandante de caballería don Sebastián Taboada, el capitán de caballería don Francisco Barrios, el capitán de caballería don Juan Bautista Rivarola y su teniente don José Antonio Sosa; los tenientes de urbanos don Fernando Gavilán y don Manuel Ferreira con su alférez don José Mariano Mancuello; los capitanes don Antonio Tomás Yegros y don Pedro Juan Caballero, el intrepidísimo teniente don José Mariano Recalde, y los famosos ayudantes don Vicente Iturbe y don Mariano Mallada, como también el teniente de cazadores don José Antonio Yegros... ". Cuántos nombres desconocidos en nuestra galería de Próceres!

Sin duda desmovilizado después de Tacuary, el cap. JB Rivarola era asiduo concurrente a las reuniones de la oficialidad patricia. Su presencia en la capital tampoco podía extrañar, pues tenía casa -de su suegra, Juana Isabel Cabañas de Acosta- a pocos metros de la hoy Casa de la Independencia. PJ Cavallero, V.I. Iturbe y J.B. Rivarola fueron los 3 capitanes de la victoriosa conducción de la gesta de mayo. Y fue Rivarola el único miembro de la triunfante oficialidad que usó de la palabra en el primer Congreso nacional.

Sobrevivió al vendaval de 1820 y al mismo Dictador. Asistió como diputado de su pueblo al Congreso de 1841; presentó un Proyecto de Constitución que no halló eco por la oposición de C.A. López. Regresó a su hacienda de las Cordilleras y murió en 1857. Casado con Gregoria Acosta, enviudó y contrajo segunda nupcias con su cuñada, Felipa Acosta. Dejó numerosos hijos: de ellos Cirilo Antonio Rivarola, fue el primer Presidente con la Constitución de 1870.

 

PEDRO JUAN CAVALLERO

Nació en Tobatí en 1785; era su madre Lucía García y su padre el Comandante Luis Cavallero; éste murió a resultas de las fatigas, tras el cumplimiento de una    ardua y decisiva misión poco antes de la batalla de Tacuary. El cap. Cavallero tuvo relevante actuación contra Belgrano en Paraguarí y Tacuary. Cuando era inminente el descubrimiento del proceso revolucionario, PJC asumió la jefatura de los patriotas en ausencia de los jefes de mayor jerarquía, Yegros y Cavañas.

En la noche del 14 de mayo el Cap. Cavallero, ocupó el Cuartel de Infantería o Cuartel de la Plaza, también conocido como Cuartel del Colegio, porque estaba contiguo al Colegio Carolino. Establecido el Cuartel revolucionario con la jefatura del Cap. Cavallero, a su comando se subordinaron esa misma noche las guarniciones del Cuartel de la Ribera y de la Maestranza de Artillería.

Amanecía el día 15 de mayo y con él la independencia del Paraguay, ofrenda de la decisión y valor de jóvenes capitanes y tenientes. Una salva de 21 cañonazos saludó el nacimiento de la Patria independiente. Al día siguiente asumía el Triunvirato o Gobierno Provisorio, con los diputados designados por el Cuartel revolucionario, el Dr. J G Rodríguez de Francia y el Cap. Juan Valeriano de Zeballos, asociados a Velazco.

En decisión que lo enaltece, PJ Cavallero no había querido ninguna figuración en el Gobierno; solo aguardaba la llegada de Fulgencio Yegros para darle el parte de la victoria. El 1er. Congreso nacional, del que fue co-Presidente, le designó miembro de la Junta Superior Gubernativa. Y fue Presidente con Fulgencio Yegros y el Dr. Francia, del 2° Congreso, que estableció el Consulado y proclamó la República. Lo mismo que Yegros y otros con la exaltación del Dr. Francia, Cavallero fue marginado de toda figuración político-militar. Involucrado en la supuesta conspiración del año 20, fue reducido a prisión y se suicidó en su celda. Se le atribuye haber escrito en la pared. "Bien sé que el suicidio es contrario a la Ley de Dios y de los hombres, pero la sed de sangre del tirano de mi patria, no se aplacará con la mía", pensamiento muy profundo para un modesto oficial de urbanos. Casado con Juana Mayor, fueron sus hijos Francisco Solano, Liberta Patricia, Justo Abel, Juan Pedro, Rosa Casta y Felipa Dolores, ésta y su esposo Luís Bareiro, son los padres de Cándido Bareiro, destacada figura en el servicio exterior del Mariscal, y Presidente de la República en la post guerra.

 

MAURICIO JOSÉ DE TROCHE

Oriundo de San Isidro Labrador de Curuguaty, nació en 1786; era hijo de José de Troche, cuyos ascendientes eran los fundadores y regidores del Cabildo de aquella lejana población, centro de la producción yerbatera de la Provincia. Tras la victoriosa campaña contra las fuerzas invasoras al mando de Manuel Belgrano, fue ya incontenible el fermento revolucionario, pero los jefes paraguayos habían sido alejados; Cavañas ya sin mando de tropa, en su hacienda de las Cordilleras, y Yegros en Itapúa. La llegada el 10 de mayo del oficial portugués Tte. José de Abreu, llenó de inquietud a los jóvenes conspiradores de la capital, y más aún cuando en la mañana del 14 de mayo, Iturbe fue informado de que el Gobierno seguía la pista de una conspiración. En esa hora crucial, la decisión de Troche por la independencia aseguró el triunfo del pronunciamiento revolucionario y la independencia patria.

Debemos a B. Riquelme García la nómina de la Compañía de Urbanos de Curuguaty, que al mando del cap. Troche guarnecía dicho Cuartel en la noche del 14 de mayo. Su fidelidad a la tierra de su nacimiento fue el santo y seña de nuestra independencia. Nada más justo que perpetuar sus nombres: Sargentos Pedro Juan Ortellado y Custodio Arias; Cabos Agustín Barreto, José Ignacio Santander y Francisco Villar; Soldados Juan de la Cruz Benítez, Juan de la Cruz Peralta, Pedro Juan Moreira, Pedro Juan Bría, Vicente Ferrer Echeverría, Pedro Antonio Portillo, José Felipe Báez, Manuel Oviedo, Santiago Méndez, Andrés Figueredo, José Ignacio Báez, Andrés Balmaceda, Gerónimo Garcete, José Ortigoza, Felipe Paredes, Pedro José Verán, Vicente Troche, Narciso González, Roque Ortellado, Pedro Pablo Báez, Fernando Lobos, Luis Núñez, José Ortigoza, Sebastián Villar, Francisco Solano Troche, Laureano Portillo; Hilario Troche y Miguel Ángel Alfonso.

Luego, en el 1er. Congreso Nacional, M J Troche fue de los sufragantes por la afirmación de nuestra independencia. Siguió sirviendo con su proverbial humildad, y también le alcanzó la terrible represión francista; fue el último de los ajusticiados, por reales motivos ignorados, ya en 1840, a pocos meses de la muerte del Dictador. El prócer falleció soltero; su descendencia se proyecta hasta nuestros días a través de sus numerosos hijos reconocidos. Civiles, militares, profesionales, todos han sabido honrar la ilustre trayectoria de aquel artífice de nuestra independencia. Un teniente Mauricio José Troche, fue el mejor egresado de su promoción de la Escuela Militar y combatió en el Chaco. El teniente Reinaldo Gilberto Troche; fue de los que protagonizaron la proeza de Yrendagué.

 

PBRO. JOSÉ AGUSTÍN MOLAS

Oriundo de Santa María de las Misiones; estudió en el Colegio Carolino, ordenándose de sacerdote. Era capellán del Ejército, que en Paraguarí y Tacuary afirmó con sus victorias, la decisión paraguaya de no someterse a la hegemonía de Buenos Aires. Según la "Relación" publicada en El Semanario, "...el valeroso capellán del ejército... en lo más recio de la pelea - Tacuary - acudía a ejercer su ministerio y a socorrer a los heridos, hasta llegar a auxiliar a los mismos enemigos.

Consumada la victoria de las fuerzas para    guayas, el P. Molas y Belgrano sostuvieron una enjundiosa discusión; éste alegando que Bs. As. tenía autoridad sobre las demás Provincias; replicó Molas, señalando que con los mismos argumentos que asistían a Bs. As. también el Paraguay y las otras Provincias tenían el derecho de optar por la independencia.

Sin ninguna duda, el Clero en su gran mayoría, en pensamiento y acción estuvo plenamente identificado con la decisión por la independencia nacional. Además de los muy conocidos - F.J. Bogarín y F. Cavallero - cabe la mención de los superiores de las respectivas Ordenes: fray Manuel Tadeo de la O, mercedario; fray Felipe Santomé, franciscano; fray Bernardino Enciso, dominico; y con los citados, los Pbros. Sebastián Patiño, José Ignacio Caballero de Bazán, Marco Antonio Maíz, Bartolomé José Amarilla, Manuel Antonio Corvalán, entre tantos. De ellos, - S. Patiño y MA Corvalán, por ej. - definieron su posición con encendida elocuencia en el 1er. Congreso Nacional.

Del Pbro. JA Molas no ha trascendido referencias de su actuación en los ajetreos revolucionarios. Pero sí de su decidida y heroica actuación en los combates de Paraguarí y Tacuary. Y especialmente, su sólido alegato y fundamento de la decisión paraguaya, en su comentada discusión con el general Belgrano.

- Esta Provincia propuso a la capital una correspondencia fraternal y armoniosa cuando la resolución del 24 de julio; suspendiendo sí todo reconocimiento de superioridad... y la Junta de Buenos Aires, desentendiéndose de los motivos y razones de aquélla, respondió con amenazas...

- El pueblo de Buenos Aires no tiene autoridad por capital, de subyugar a las demás Provincias, sino únicamente representar sus derechos... como cada Provincia los tiene...

El alegato expuesto por el Pbro. Molas, más de 2 meses antes del pronunciamiento de mayo, desmiente rotundamente la afirmación de historiadores argentinos, de que la idea de independencia, la trajo Belgrano al Paraguay.

 

JUANA MARÍA DE LARA (*)

Hija del español Carlos José de Lara y de la paraguaya Luisa de Villanueva y Otazú, nació en Asunción por 1760. Contrajo matrimonio en 1787 con el cap. José Díaz de Bedoya, que llegó a desempeñar las funciones de Regidor del Cabildo asunceno. Este era viudo de su tía, y correspondió a doña Juana criar a los cuatro hijos de su esposo. Uno de ellos el Dr. Ventura Díaz de Bedoya, jurisconsulto recibido en Buenos Aires, se identificó con los partidarios de la unión con la capital del ex Virreynato. Su hermana, Manuela Díaz de Bedoya fue la madre del general Vicente Barrios.

Viuda en 1806 y en buena posición económica, doña Juana María se consagró a obras piadosas. Profesó en la tercera Orden de penitencia de la comunidad franciscana, en cuya Orden militaba su tío, fray Dr. Fernando Cavallero. Al secularizarse los Conventos, en 1824, la imagen de San Francisco de Asís, entonces en el Altar mayor del Convento, fue entregada a doña Juana.

La proximidad de su vivienda con la casa de los hermanos Pedro Pablo y Sebastián Martínez Sáenz, en donde tenían lugar las reuniones secretas de los conjurados; los Yegros, de la Mora, PJ Cavallero, los Acosta, los Aristegui, los Iturbe, JB Rivarola y otros, todos parientes cercanos y ligados por vínculos de consanguinidad a doña Juana, permitió que ella estuviese al tanto del movimiento destinado a poner término al poder español en Asunción. La calidad de Mayordoma ya citada, y sus idas y venidas a casa de los cofrades, la convertían en agente principalísimo para transmitir instrucciones, sin que ninguna sospecha pudiese recaer sobre ella, máxime si se atiende al hecho de su viudez de un Regidor español. La residencia de doña Juana -en la esquina actual de Benjamín Constant y 14 de Mayo- a menos de 100 metros de la hoy Casa de la Independencia, facilitó la fluida comunicación con los gestores de nuestra emancipación. Y fue por su intervención que a las 10 de la noche del 14 de Mayo, un repiqueteo de las campanas de la Catedral, anunciaba la marcha hacia la independencia.

Fue en razón de lo expuesto que en la mañana augural del 15 de Mayo de 1811, nadie pudo alegar mejores títulos para ser la primera patricia paraguaya que llegara hasta el Cuartel revolucionario, a festejar el triunfo de la Patria naciente.

Doña Juana María de Lara viuda de Bedoya, falleció en 1825.

(*) de José W. Colnago Valdovinos.

 

JOSÉ FÉLIX BOGADO

Se incorporó como voluntario a las órdenes de San Martín, después del combate de San Lorenzo, en 1812. Tenía ya entonces unos 35 años de edad, y se ignora sus antecedentes. Tres años más tarde, en 1816, era Alférez de los Granaderos a Caballo en Mendoza. Y enseguida la campaña heroica; el cruce de los Andes, sacrificios y contrastes y los triunfos consagratorios: Chacabuco y Maipú, los ascensos de Teniente a Ayudante Mayor y las condecoraciones al valor: "Chile, al valor y constancia de los vencedores de Maipú": Argentina, al heroico defensor de la Nación, en Maipú", y la peruana "Yo fui del Ejército Libertador". De regreso al Río de la Plata, falleció en San Nicolás, en noviembre de 1829.

"La batalla de Junín  -anota el escritor argentino Adolfo P. Corranza - fue una escena de heroísmo y de bravura; la lanza y el sable hicieron estragos... Suarez fue el héroe de ese día, al frente de los Húsares de Junín, y Bogado, mandando a los Granaderos de los Andes, se hicieron acreedores a la medalla de oro que el Libertador concedió a sus compañeros de glorias y de triunfos...

... El general Canterac, después de su desgracia en Junín, indicó a La Serna -el Virrey- la necesidad de arriesgar una batalla decisiva, como en efecto lo fue la de Ayacucho... La batalla comenzó con los primeros albores y la lucha fue reñida hasta el medio día, en que los patriotas eran dueños del campo... Miller ocupó el centro con su división, y en ella formaban los Granaderos de los Andes, cuyo jefe era Bogado... El resultado de aquel día no pudo ser de mayor trascendencia... como que fue la última batalla de la independencia americana... Más de 3.000 hombres quedaron fuera de combate y como 2.000 prisioneros; con el Virrey, mariscales, generales y más de quinientos de menor graduación... Bogado fue hecho coronel sobre el campo de batalla por Bolívar, siguiendo con el mando de los restos gloriosos del Regimiento... De los 125 hombres que salieron del cuartel del Retiro en 1815 para engrosar el Ejército que se formaba en Mendoza, sólo volvían siete, después de once años de campañas. Y Bogado que fuera como soldado entonces, venía mandando los últimos restos de los libertadores del Continente... los famosos Granaderos a Caballo.

J F Bogado, "el Guaireño", es la síntesis de valor de otros paraguayos; Bonifacio Ramos, Ramón Díaz, Patricio Maciel, Patricio Oviedo; próceres de la independencia de medio continente.

 

 

Fuente:

BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES

Obra de LUIS G. BENÍTEZ

Ilustraciones de LUIS MENDOZA, RAÚL BECKELMANN,

MIRIAM LEZCANO, SATURNINO SOTELO, PEDRO ARMOA.

Industrial Gráfica Comuneros,

Asunción – Paraguay

1986 (390 páginas)




 

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