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ATENEO PARAGUAYO (1883)
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  Obras en exposición
Sin Nombre 735 - Dibujo de Juan Max Boettner
Sin Nombre 704 - Dibujo de Juan Max Boettner
DEL PLACER Y DEL DESTINO - Exposición Colectiva - Martes, 11 de Noviembre de 2014
Sin Nombre 664 - Dibujo de Juan Max Boettner
12nArte - Exposición Colectiva - Martes, 10 de Diciembre de 2019
Sin Nombre 769 - Dibujo de Juan Max Boettner
Sin Nombre 750 - Dibujo de Juan Max Boettner
12nArte - Exposición Colectiva - Martes, 10 de Diciembre de 2019
ATENEO PARAGUAYO - UNDÉCIMA DÉCADA: 1983 – 1992 - Por MANUEL MARTÍNEZ DOMÍNGUEZ
Sin Nombre 675 - Dibujo de Juan Max Boettner
 

ATENEO PARAGUAYO (1883)
ATENEO PARAGUAYO (1883)


OBJETIVOS E HISTORIA

ATENEO PARAGUAYO (1883-2009)


OBJETIVOS:

•        Es una Sociedad Civil sin fines de lucro, pionera en la cultura nacional

•        Fundado en 1883, constituye la reserva cultural más importante del país

•        La más antigua y prestigiosa escuela de artes del país, en 1972 incorpora cursos de formación para el docente del arte para las escuelas y colegios

•        Auspicia cursos libres y académicos para niños, jóvenes y adultos

•        Contempla niveles de formación pre-profesional y profesional en Educación Musical, Artes Plásticas, y Teatro

•        Implementa programas de estudios exclusivos, con equiparación a nivel universitario en el exterior

•        Cuenta con un selecto y renombrado plantel docente para la atención de las diversas cátedras.


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HISTORIA - A 126 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL ATENEO PARAGUAYO

El ATENEO PARAGUAYO es una sociedad civil sin fines de lucro que presta servicios en pro del cultivo, la preservación, la enseñanza y la difusión de las Artes, las Ciencias y las Letras.

Abocado desde hace más de ciento veinte años en la consecución de estos  propósitos, constituye en sí un Patrimonio Cultural Nacional, que busca la jerarquización de la profesión artística, el ejercicio de la docencia y la búsqueda constante de talentos para el Arte del Paraguay. Fue fundado el 28 de Julio de 1883 el domicilio del Sr. Adolfo Decoud. El Acta de Fundación, de puño y letra de Cecilio Báez, lo suscriben los Señores Ramón Zubizarreta, Guillermo Stewart, Benjamín Aceval, Antonio Codas, Adolfo P. Carranza, J. Nicolás González, Alejandro Audivert, Braulio Artecona, S. Cardozo, Abdón Alvarez, Juan Martín Yañis, Gerónimo Pereira Cazal, el ya citado Cecilio Báez, quien fuera nombrado Secretario en esa ocasión, Adolfo Decoud, Leopoldo Gómez de Terán, José Billordo y Alfredo de Rocha Farías.

El 22 de Abril de 1885: Se redactan los Estatutos del Ateneo Paraguayo. Suscriben los Señores J. S. Bazán como Presidente, Saúl Cardozo como Secretario, además de Juan Crisóstomo Centurión, Abdón Alvarez, Alejandro Audivert, J. I. Billordo, Cecilio Báez, M. Avila, G. Pereira Cazal, I. I. Franco, Juan A. Aponte, Juan Quell, E. Bello, Jorge López Moreira, Juan Bautista Gaona, B. Barrena, J. M. Ravera, J. Nicolás González, Emilio Aceval, Ignacio Ibarra, José G. Vera, Luis Coulaud, Benjamín Aceval, José Segundo Decoud, R. Zubizarreta, Ricardo Torres, Tiburcio Durañona, Guillermo Stewart, Pedro P. Caballero y Ernesto Meyer.

A poco de quedar establecido el Ateneo Paraguayo, se inician en su seno gestiones para la creación de la Universidad Nacional de Asunción, que quedó fundada en 1889 con las Facultades de Medicina, Derecho y Matemáticas. En fecha imprecisa de ese mismo año, se disuelve momentáneamente la sociedad, al parecer, por desavenencias políticas existentes entre sus miembros, las que serían lógicas en esos difíciles momentos de post guerra.

Después de seis años, el 10 de Julio de 1895 se constituye Instituto Paraguayo, como reapertura del Ateneo Paraguayo. Suscriben el Acta de Fundación los Señores Daniel Aguirre, Eduardo Amarilla, Vicente Cabrera, Manuel E. Carvallo, Eustaquio Casco, José Chiriani, Leopoldo R. Elizeche, Manuel E. Gómez, Carlos L. Isasi, Ramón Lara Castro, Nicolino Pellegrini, Juan F. Pérez, Teófilo R. Zaldívar, Cleto de J. Sánchez.

En 1905, el Gobierno de la República del Paraguay, que a lo largo de estos ciento veinte años distinguió al Ateneo con magníficos decretos presidenciales, cede al Instituto Paraguayo el inmueble donde otrora se levantara la residencia presidencial de Don Carlos Antonio López, en la esquina formada por las calles Buenos Aires (actual El Paraguayo Independiente) e Independencia Nacional, para construcción de su sede social

El 25 de Abril de 1913, ex estudiantes en el extranjero, reunidos en la sala de la Academia de Bellas Artes, fundan el Gimnasio Paraguayo, entidad dedicada a la difusión de  las Artes, las Letras y posteriormente al cultivo de diferentes disciplinas atléticas, inspirada en la búsqueda del ideal helenístico de mente sana en cuerpo sano. Firman el acta de fundación Juan A. Samudio, Juan B. Nacimiento, Ramón Sosa, E. Elizeche Vallejos, Justo R. Vera, Francisco Almeida, Venancio B. Galeano, Anastacio Fernandez Centurión, Manuel Peña, Desiderio M. Segovia, Luis T. Migone, Luis Valdez, Onésimo González y Máximo T. Croskey.

Al año siguiente de quedar constituido el Gimnasio Paraguayo, una carta dirigida al entonces Presidente del Instituto Paraguayo, Dr. Luis A. Riart, y firmada por los respectivos Presidentes del Gimnasio Paraguayo y del Club de Gimnasia y Esgrima, propone la sede del Gimnasio Paraguayo para uso conjunto de las tres instituciones, además del Escudo del Gimnasio, que ostenta el perfil de la Palas Atenea, para uso de las instituciones.

Posteriormente, el 15 de Setiembre de 1917 el Instituto Paraguayo inicia gestiones de fusión con el Gimnasio Paraguayo y el Club de Gimnasia y Esgrima, enviando una carta propuesta a los Presidentes de esas Instituciones: al Dr. Manuel Peña, Presidente del Gimnasio Paraguayo, y al Dr. Miguel Angel Soler, Presidente del Club de Gimnasia y Esgrima. Después de años de arduas negociaciones, el entonces Ministro de Educación y Justicia, Dr. Justo Prieto, logra que el 22 de Diciembre de 1933 se realice la anhelada fusión del Gimnasio Paraguayo y el Instituto Paraguayo, con el nombre primitivo del Instituto: Ateneo Paraguayo. En el despacho del Ministro firman el Acta de fusión el Ing. Baltasar Ballario y Venancio B. Galeano por el Gimnasio Paraguayo, y el Sr. M. Eliseo Sisa y el maestro Remberto Giménez por el Instituto Paraguayo.

El 21 de Enero de 1934 asume la Presidencia del Ateneo el Ingeniero Baltasar Ballario, quien será el primero de una pléyade de ilustres representantes del intelectualismo nacional, que al presidirlo, dotarán al Ateneo Paraguayo de notable excelencia. La Primera Comisión Directiva estuvo integrada, además del Ing. Ballario, por los Titulares Sr. Venancio B. Galeano, el artista Juan A. Samudio, Tomás Osuna y Teresa Lamas Carísimo de Rodríguez Alcalá, y los Suplentes  Sr. Luis Rufinelli y el célebre pintor Modesto Delgado Rodas.

El 18 de Mayo de 1945 el Presidente Higinio Morínigo firma del Decreto No. 9.175 , que constituye la Comisión Oficial Constructora del Edificio del Ateneo Paraguayo, siendo designado Presidente de dicha Comisión el Dr. Washington Renna y Tesorero el Sr. Harmodio González F. En este contexto, el 23 de Enero de 1946 se realiza lo que sería el primer concurso para la construcción de un edificio en el Paraguay. Se licita la construcción de un Palacio de las Bellas Artes, un edificio verdaderamente ornamental para la ciudad de Asunción, para sede del Ateneo Paraguayo en el terreno cedido al Instituto Paraguayo. Resulta ganador del Concurso el proyecto titulado “Colonial”, del Ingeniero y Arquitecto Bruno E. Paprocki. El 5 de Abril del 46 se firma el Convenio con Paprocki,  para la Dirección de Obras del Edificio Sede del Ateneo Paraguayo en Asunción. El proyecto está valuado en Gs. 350.000 (Trescientos cincuenta mil guaraníes), iniciándose la construcción del magno edificio el 23 de Abril de ese año. Antes de cumplirse un año de iniciadas las obras, exactamente el 27 de Febrero de 1947 se paraliza la construcción a raíz del incidente perpetrado entre la puesta en escena de la obra titulada “La mujer del Ministro” y el Sr. Ministro de Hacienda Juan Natalicio González, quien toma el argumento de la obra a título personal. El 30 de Abril de 1947 se presenta el Balance de Sumas y Saldos de la Comisión Oficial Constructora del Edificio del Ateneo Paraguayo aprobado por el Ministerio de Educación, lamentando la interrupción de la monumental obra debido al “Conflicto del 47”

El 29 de Junio de 1960 se adquiere la actual Sede del Ateneo Paraguayo, sobre la calle Ntra. Sra. de la Asunción, propiedad de la Sra. María Cristina Vierci Machain, viuda del Dr. Alejandro Dávalos, Ministro de Salud del Gobierno del Mca. Estigarribia, en Gs. 1.500.000 (Guaraníes un millón quinientos mil).

Hasta entonces, el ATENEO ocupaba los pisos altos del Palacio Barrios, ubicado en la esquina formada por las calles Presidente Franco e Independencia Nacional, bellísima construcción del siglo XIX de la que sólo quedan fotografías y en su lugar un adefesio utilizado como estacionamiento, que paradójicamente lleva el nombre de “Ateneo”.

El 6 de Diciembre de 1964 se funda el Centro de Estudios Antropológicos del Ateneo Paraguayo, con la incorporación del Centro de Estudios Antropológicos del Paraguay.

Ampliando el ámbito de su contribución académica, en 1972 el ATENEO se constituye en el primer Instituto de Formación Pedagógico-musical, y hasta la fecha, vanguardia de la Educación Musical en el Paraguay. Sus programas de estudio son equiparables a los de prestigiosas universidades del extranjero, y son reconocidos por el Decreto No. 43474/32 del Superior Gobierno de la Nación, privilegio éste entre otros, que le fuera concedido en virtud a que fuera por varias décadas la casa rectora de todo el quehacer artístico de la nación.

El 8 de Marzo de 1991, reunidos en Magna Asamblea General Extraordinaria, los socios del Ateneo Paraguayo, los directores, profesores, alumnos, y amigos y colaboradores de la Institución, para regir los destinos del Ateneo Paraguayo otorgan la Presidencia de la Sociedad al Dr. Jorge Raúl Garcete, y a su vez confieren el título honorífico de Presidente Honorario al Prof. Michele Annicchiarico.

Desde Noviembre de 2003, el ATENEO es integrante de la Honorabilísima Junta Directiva de la Asociación Iberoamericana y Filipina de Ateneos (A.I.F.A), en calidad de vocal, poniendo de manifiesto una vez más, ser la ÚNICA INSTITUCIÓN DE CULTURA DEL PARAGUAY DE PRESTIGIO Y RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL.

En el año 2005, el Ateneo pone de manifiesto ser la vanguardia en lo que a pedagogía musical se refiere, trayendo al Paraguay el método Suzuki, de enseñanza de instrumentos musicales a niños desde los 3 años.

Ese mismo año, bajo los auspicios de la Unión Latina, se dicta un Diplomado en Latín, dirigido a lingüistas, filólogos, estudiosos de lenguas neolatinas y artistas.

En el 2007 se incorporan cursos de estimulación musical temprana, para niños desde que aprenden a caminar, así como cursos de Filosofía dirigidos al público en general.

Cada dos meses el Departamento de Artes Escénicas abre cursos de técnicas de actuación e interpretación teatral que culminan con una presentación en un nuevo espacio habilitado para el Teatro: El Altillo del Ateneo Paraguayo.

En mayo de 2007, el ATENEO recupera el dominio de su histórica propiedad, donde se levantara la residencia presidencial de Carlos Antonio López, merced al nuevo contrato de alquiler, firmado 49 años después.

Actualmente el ATENEO cuenta con cinco direcciones:

·         La Dirección General;

·         El Dpto. de Educación Musical, a cargo del Prof. Alvaro Wilson Morel Aquino;

·         La Dirección de Artes Visuales, con la Doctora Nélida Amabile al frente;

·         El Departamento de Artes Escénicas, bajo la titularidad del Lic. William Valverde García;

·         La Dirección de Cultura Guaraní, con Don Félix de Guarania como director.

EL 28 de julio de 2007, día en que se celebró el 124º Aniversario de Fundación, sesionaron en Asunción los presidentes de Ateneos miembros de la Junta Directiva de la Asociación Iberoamericana Filipina de Ateneos, hecho conmemorado por un matasellos del correo paraguayo.

El 21 de abril de 2008, la actual Comisión Directiva, presidida por el Maestro Narciso R. Colmán (h) adquiere la Casa Trasfí, propiedad colindante a la sede del ATENEO, con el propósito de ampliar el local de la sede.

Este 28 de Julio, el ATENEO celebró sus 125 años con la emisión de un sello postal por parte del Correo Paraguayo, así como con una presentación teatral y una muestra colectiva de pintura, escultura y cerámica escultura a cargo de más de 20 artistas plásticos paraguayos.

(Registro: Setiembre 2009)

 

 

DIRECCIÓN: Ntra. Sra. de la Asunción 820 c/ Humaitá

NÚMERO DE TELÉFONO: (021) 491-495

EMAIL: ateneo_paraguayo@yahoo.com

SECRETARIO ADMINISTRATIVO:

·         LUNES A VIERNES, de  7:30 a 12:30  y de 18:00 a 21: 30.

·         SÁBADOS: 7:30 a 13:00 y de 14:30 a 17:30

·         NELDA VELÁZQUEZ, Secretaria Administrativa. Lunes a viernes de 8:00 a 11:00 Tarde: 14:00 a 19: 00.

 

 

EL PRIMER ATENEO PARAGUAYO (HISTORIA – RAÚL AMARAL)

La historia del primer Ateneo Paraguayo comienza el 28 de julio de 1883 -hace noventa años- y se extingue, sin fecha precisa, en 188978. El tramo de su actuación corresponde a lo que don ARSENIO LÓPEZ DECOUD denominaba “el gobierno de los viejos generales” (79): inaugura sus actividades durante la presidencia del Gral. BERNARDINO CABALLERO (1880-1886) y las finaliza bajo las del Gral. PATRICIO ESCOBAR (1886-1890). Dos institutos de enseñanza habían sido ya fundados: el Colegio Nacional y su anexa Escuela de Derecho, segunda en la historia de la

enseñanza oficial. El Ateneo desaparecerá en vísperas de la creación de la Universidad Nacional (80). Entre sus integrantes más entusiastas figuraron el Dr. BENJAMÍN ACEVAL, a cuya iniciativa se debe la existencia del Colegio81, y don José Segundo Decoud, que no sin esfuerzo pudo lograr la apertura de los claustros universitarios (82).

Contemporáneos de esta entidad fueron otros dos Ateneos ríoplatenses: el de Montevideo, que en las últimas dos décadas del siglo anterior cobijara la polémica entre espiritualistas y positivistas83 y el de Buenos Aires que funcionaba en 1893, con la presidencia de CARLOS GUIDO Y SPANO y que no obstante el marcado tradicionalismo de algunos de sus miembros (Obligado, Oyuela), acogió ese año con simpatía al recién llegado Rubén Darío (84).

Hubo otro, más al norte del continente, en México, entre 1909 y 1914, en el que la juventud libraba batalla contra el pensamiento “científico” impuesto por la dictadura de Porfirio Díaz85.

78 - Según Juan Francisco Pérez Acosta (1873-1968) este Ateneo “surgió en 1883 en forma concreta y promisoria. v. NÚCLEOS CULTURALES DEL PARAGUAY CONTEMPORÁNEO, Buenos Aires, 1959, p. 21. Carlos R. Centurión en HISTORIA DE LAS LETRAS PARAGUAYAS,Buenos Aires, 1948, t. II, p. 148 expresa que la biblioteca del Instituto Paraguayo fue formada con la que pertenecía al AteneoParaguayo, “otra institución similar fundada en 1885 y desaparecida años después”. por su parte el citado Pérez Acosta (p. 42),refiriéndose al Instituto sólo alude al “plantel de Biblioteca”, sin fijar concretamente su procedencia.

La reunión constituyente se efectuó en casa del Dr. Adolfo Decoud, en Asunción, teniendo lugar las sesiones públicas en el club del Progreso. Redactor del acta inicial y secretario de esa sesión fue Cecilio Báez, que era el más joven de los firmantes con 21 años de edad, en tanto que figuraba como uno de los más provectos el Dr. Ramón Zubizarreta, con 43. También aparece allí, además de todos los mencionados, el Dr. ALEJANDRO AUDIBERT (1859-1920).

Entre muchos, prestaron su adhesión, en carácter de asociados, quienes con el tiempo habrían de ser presidentes de la República: EMILIO ACEVAL (1898-1902), ANDRÉS HÉCTOR CARVALLO (1902), JUAN B. GAONA (1904-1905) y el propio BÁEZ (1905-1906).

NOTAS:

79 - El otro general era Juan B. Eguszquiza, que gobernó desde 1894 a 1898 y a quien el diario “El Progreso, que le era adicto, calificaba de “simpático soldado de la Constitución”. López Decoud pertenecía a esa corriente de ideas e integró la redacción de dicho vocero.

80 - v. Ignacio Amado Berino, DOCTOR RAMÓN FERMÍN ZUBIZARRETA, JURISCONSULTO Y EDUCADOR. En el LXI aniversario de su muerte, Asunción, 1963, p. 20, 23, 25 y 27. Cfr.: Cecilio Báez, RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PARAGUAY... Asunción, 1910, p. 208.

81 - Berino, ob. cit., p. 23 y Báez, ob. cit., p. 208.

82 - Berino, ob. cit., p. 25.

83 - Alberto Zum Felde: “LA ÉPOCA DEL ATENEO”(En: PROCESO INTELECTUAL DEL URUGUAY. Del coloniaje al romanticismo, 3ª. ed.,

Montevideo, 1967 t. I, p. 161/172. Arturo Ardao: ESPIRITUALISMO Y POSITIVISMO EN EL URUGUAY. Montevideo, 2ª ed. 1968.

84 - Rubén Darío no menciona expresamente al Ateneo a su llegada a Buenos Aires, pero sí a varios de sus integrantes. v. “AUTOBIOGRAFÍA” (caps. XXXV y XXXVI) (En: OBRAS COMPLETAS. POESÍAS, Buenos Aires, 1958, p. 44/45. También en los festivos “Versos del Año Nuevo” (1910): “PARÉNTESIS” El Ateneo/ Vega Belgrano. Ezcurra/ Discurre. Pedro despanzurra/ a Juan. Surge el vocablo feo:/ “Decadente”. ¡Qué horror! ¡Qué escándalo!/ La peste se ha metido en casa/ ¡Y yo soy el

culpable, el vándalo!...” (v. ob. cit., p. 399).

85 - v. Pedro Henríquez Ureña: “Los problemas de hoy (1920 – 1940)” (En: LAS CORRIENTES LITERARIAS EN LA AMÉRICA HISPÁNICA, 3ª. reimpresión, México, 1969, p. 191 y 268.

 

PROPÓSITOS BÁSICOS

Dos fueron los propósitos enunciados:

a) Fomentar el espíritu mediante el cambio de ideas;

b) Estas se manifestarán en disertaciones escritas de acuerdo a lo que prevenga el reglamento. La redacción de éste, por otra parte, había quedado encomendado a una comisión formada por el referido Dr. Decoud, el publicista argentino Dr. Adolfo P.

Carranza (director de la “Revista Nacional” de Buenos Aires) y don Antonio Codas (86).

En 1892 funcionó fugazmente un centro “Cultura Literaria”, presidido por Manuel Domínguez, que aún era estudiante de derecho, y desde 1895 el Instituto Paraguayo, cuya Revista se editó desde el año siguiente hasta 1909 (87).

Expresión cabal del Ateneo fueron sus publicaciones, editadas separadamente, pero con fecha conjunta (1888) e idéntico tamaño (0,16 x 0,25), de acuerdo a la siguiente trascripción:

1) “Ateneo Paraguayo/ Composiciones literarias/ leídas/ en la velada del 25 de octubre de 1886/ Primer fascículo/ Buenos Aires/ Imp. de M. Biedma, Bolívar 535 (nuevo)/ 1888” (74 p.) (88).

2) “Ateneo Paraguayo/ Composiciones literarias/ leídas/ en la velada celebrada en conmemoración/ del 2º aniversario de su fundación/ Bs. As./ Imprenta de M. Biedma, Belgrano (sic) 535 (nuevo)/ 1888” (69 p.) (89). corresponden al 25 de octubre de 1886, con excepción de la de Báez, que está fechada el 25 de enero de ese año.

3) “Ateneo Paraguayo/ Composiciones literarias/ leídas/ en la velada celebrada el 22 de octubre de 1887/ 3º aniversario de su fundación/ Bs. As./ Imprenta de M. Biedma, Bolívar 535 (nuevo)/ 1888” (46 p.) (90).


CONTENIDO DE LOS FASCÍCULOS

El primero se abre con el discurso del presidente, pronunciado “en la velada literaria del 25 de octubre”, no aclarándose el año (p. 3/10); incluye cuatro poemas: “PATRIA”, del argentino Leopoldo Díaz (1862-1947) (p. 11/13); “LA SIBILA PARAGUAYA” de Victorino Abente (1846-1935)

(p. 15/20), con dedicatoria a José Segundo Decoud; “AL PARAGUAY”, de la “maestra y poetisa uruguaya” María Arias (p. 35/36), y “RAFAELA” (p. 37/59), sin especificación de autor, pero que Pérez Acosta da como del diplomático boliviano Dr. Claudio Pinilla (91). Hay además, dos conferencias: una del Cnel. Juan Crisóstomo Centurión, que aparece sin denominación, si bien Pérez Acosta proporciona el título de “SOBRE EL DESPOTISMO DEL DR. FRANCIA” (92), y “RELIGIÓN E INSTRUCCIÓN” de Cecilio Báez (p. 61/68), clausurándose con un discurso del Dr. Zubizarreta (p. 69/74) a nombre de la junta directiva.

El segundo contiene el discurso de apertura del Dr. Aceval (p. 3/7), continúa con “LEYENDA GUARANÍ” de José de la Cruz Ayala (p. 9/17), uno de los primeros aportes hechos en prosa a lacorriente nativista (93). Luego una extensa colaboración: “EL CORONEL BOGADO”, que aunquesin firma se la identifica como del Dr. Carranza (p. 19/52) y más adelante “ALGUNAS MÁXIMAS DE CICERÓN” del Dr. Zubizarreta (p. 53/64) (94)  y “LA MUJER”, de don Jorge López Moreira (p. 65/69)95.

Más breve que el anterior es el tercer y último fascículo, que incorpora el discurso del presidente, Dr. José Z. Caminos (p. 3/11); dos poemas: “EXCELSIOR” (p. 13/20) de OLEGARIO ANDRADE, hijo del difunto poeta argentino, como aclara Pérez Acosta (96), y “EL HIERRO Y EL ALAMBRE” de CLAUDIO PINILLA (p. 27/31) y otras tantas conferencias: “EL ASIA” (p. 21/26), esquemático ensayo del joven estudiante Manuel Domínguez, y la “CONFERENCIA LEÍDA EN EL ATENEO POR JOSÉ S. DECOUD” (p. 33/46), infiriéndose que se trata del contenido del opúsculo inmediatamente editado: “LA LITERATURA EN EL PARAGUAY” (Buenos Aires, 1889) (97).

 NOTAS:

86 - Carranza fue el autor de la primera biografía del Cnel. Bogado que allí se inserta.

87 - v. Pérez Acosta, ob. cit., p. 33.

88 - El texto del Cnel. Centurión aparece como conferencia pronunciada en 25 de enero de 1885. Las demás composiciones

89 - Si se toma como fecha de fundación efectiva a 1883 no tocaría al 2do. aniversario. Por lo demás, ninguno de los trabajos incluidos está datado. Como curiosidad puede advertirse una errata edilicia: en lugar de Bolívar el domicilio de la casa impresora ha sido desplazado a la calle Belgrano, que corta con aquella.

90 - Firma el discurso inicial como presidente, el Dr. José Zacarías Caminos. En el anterior ha figurado el Dr. Benjamín Aceval, no especificándose en el primer fascículo el nombre del titular. Las composiciones corresponden a esa fecha. Estos tres ejemplares han sido consultados de un volumen encuadernado con dedicatoria de Juan Francisco Pérez Acosta a Eloy Fariña Núñez, en enero de 1920. Tal tomo pertenece a la compatriota Profesora Dora Ibarra González, residente en Buenos Aires, gracias a cuya gentileza ha sido posible la lectura de dicho material bibliográfico.

91 - Pérez Acosta, ob. cit., p. 24.

92 - Pérez Acosta, ob. cit., p. 23.

93 - José de la Cruz Ayala (Mbuyapey, Paraguay, 1863 – Entre Ríos, Argentina, (1892), conocido por el seudónimo periodístico de “Alón”, presentó esa “Leyenda guaraní” con tal título, que figura en fascículo 2do., p. 9, y que Pérez Acosta trascribe en ob. cit., p. 23. Centurión, ob. cit., p. 109, lo modifica por “Leyenda del urutaú”, que no es el de la primera versión. Cfr. Báez, ob. cit., p. 211. O’Leary, antes de su conocida polémica trazó su elogio (En: “La Prensa”, Asunción, 19 de diciembre de 1900, p. 3.)

94 - Guido y Spano argumentaba que “el comercio con los autores clásicos fortalece el espíritu” (v. Carta a Ernesto Quesada, en: “Nosotros”, Buenos Aires, Año XII, Nº. 114. 1918)

95 - Recuérdese que el tema del feminismo atrajo sobremanera a los novecentistas, entre ellos Pane y López Decoud. Este vendría a ser un estimable precedente literario.

96 - Pérez Acosta, ob. cit., p. 22.

97 - Trátase del primer aporte sobre el tema, desde un punto de vista específicamente romántico. El título, como se advierte, le fue incorporado con posterioridad

 

HISTORIA, FINES, MISIÓN

Los discursos de los respectivos presidentes más que piezas oratorias de circunstancias constituían una verdadera exposición de propósitos, a la vez que un programa de actividad cultural. El Dr. Aceval esboza, en el suyo, la historia del Ateneo al recordar que cuatro años atrás (1883) “un grupo de cerebros entusiastas” se reunía “para dar forma a una asociación que apartada de las indecisiones del mercantilismo y del lucro, tuviera como centro de acción el campo también fecundo de la idea” (II, 4).

¿Qué fines cumplía la entidad nacida tan auspiciosamente? El Cnel. Centurión se había referido en su conferencia a “este naciente centro de ilustración” cuya “plausible y patriótica idea” es la de “mejorar las condiciones morales e intelectuales del Paraguay” (I, 21). Por su lado el Dr. Aceval indicará en el siguiente que se trata de un centro “ajeno a las caliginosas pasiones de la política”, que abre sus puertas sin preguntar nacionalidad, credo político, ni religión”, afirmando que “basta que sea un amante del saber para que tenga asiento en el Ateneo” e invita para que vengan “los amigos del Paraguay, los que quieran y busquen su engrandecimiento y su gloria”... “traiga cada uno una piedra para la construcción de edificio literario” (II, 4). En cuanto al Dr. Zubizarreta, en su alocución interpreta que “estímulo para el estudio es el ateneo Paraguayo, que no tiene ni puede tener mejores títulos” (II, 64).

Pero lo que importa ante todo es resaltar la misión que se han impuesto sus integrantes:

Para quien ejercía la presidencia de la institución durante la velada del 25 de octubre de 1886, este Ateneo “es un modesto centro de luces que nació y vive sus propósitos nobles, ofreciendo un palenque a la inteligencia que se cultiva para que venga a él a coger laureles sin verter sangre y sin derramar lágrimas...” (I, 7). En cambio para Zubizarreta debe considerársele como

“el nexo entre la sociedad y los hombres pensadores” para evitar el aislamiento de éstos; espera, asimismo, que “el entusiasmo juvenil domine al Ateneo aventurándose en ensayos de todo género” (I, 72).

El Dr. Aceval, en tanto ha calificado de “humilde” a la novel entidad, aguardando que en el futuro sea recordada como una de las decididas cooperadoras del “refinamiento de la cultura intelectual del pueblo paraguayo” (II, 4). Debe tenerse en cuenta que el titular inicial había sintetizado aún más los fundamentos de esa misión: “Nuestros anhelos -dirá- para difundir conocimientos en las ciencias, las letras y las artes deben ser constantes y metódicos para conseguir no sólo despertar el gusto por las letras sino llevar a la práctica las teorías que hubiéramos aprendido” (I, 4). El Dr. Caminos, a su vez, tras de invitar a huir de las “sombras del pasado” agrega que en medio del porvenir incierto se dibuja “la figura simpática de este “Centro”, que ha mantenido su cohesión “desafiando las contrariedades” para seguir como “guardia avanzando del progreso, dirigiendo la marcha de nuestro mundo moral” (III, 10).

Para José Segundo Decoud -teórico literario- “la institución fundada es una nueva tribuna del pensamiento” (III, 35), pero el año anterior (1886) el Dr. Zubizarreta había ironizado crudamente sobre la indiferencia pública, manifestando que el Ateneo ha procurado “sostener algunas cátedras con el objeto de vulgarizar los conocimientos más indispensables a los ciudadanos de un país libre”, no obstante lo cual “este pobre ensayo” ha tenido que luchar “con el vacío del local, donde apenas reunía una docena de oyentes recogidos por algún solícito secretario en las salas de billar”. No obstante, persuade que es hora de que los jóvenes “hagan aquí sus esfuerzos para descubrir la verdad en el vasto campo de la ciencia y del arte” (I, 71).

Silenciosamente se apagó este primer Ateneo, manifestación inicial del romanticismo posterior a 1870, aunque no sin que, en menos de dos décadas, se cumpliera el llamado del anciano maestro: Cecilio Báez, de 25 años, y Manuel Domínguez, de 19, iniciaban allí una tarea intelectual sin pausas y un rectorado cultural que se prolongaría dentro y fuera de la Universidad. (1973)

 

LOS DOS ATENEOS

En estos días ha sido recordado el silencio en que transcurriera el “centenario” del actual Ateneo Paraguayo, señalándose, a la vez, la ausencia de actividades públicas que determinaran un conocimiento cierto de su quehacer cultural.

Según versiones desprovistas de respaldo documental y aún de la lógica en que fueron discurriendo los acontecimientos a largo de los años, esta institución que actúa entre nosotros es la misma que fuera fundada veinte años antes de terminar el siglo.

A pesar de la buena voluntad de poder rendir tributo celebratorio a la única entidad que habría podido sobrevivir a nuestros avatares temporales y de los otros, no se deduce que esto pudiera provenir de aquello.

El entusiasmo, o quizá la nostalgia, de don Juan Francisco Pérez Acosta, le hizo intentar aquel entronque, manifestándolo de pasada, sin el aporte de las pruebas a que era tan afecto el ilustre publicista nacional.

Pero luego de historiar los inicios del primer Ateneo y de sugerir la aludida continuidad, al referirse al segundo y nuevo Ateneo creyó conveniente advertir que el nombre tomado de la fusión del Instituto y del Gimnasio era como un homenaje que se rendía a ese agrupamiento intelectual de la posguerra. Nada más. Y la verdad es que se trataba no de una prolongación a todas luces imposible sino del reconocimiento a un esfuerzo pretérito.

Nunca se volvió sobre el tema hasta que hace una década, desde la “Revista del Ateneo”, se hiciera mención de los noventa años a cumplir en julio por parte de la corporación madre. Ni siquiera los historiadores locales de la cultura han insistido en la cita de aquellos comienzos y en su permanencia a lo largo nada menos que de una centuria.

Sabido es que el Ateneo (I) (así habrá que nombrarlo en adelante) nació de la iniciativa privada el 28 de julio de 1883, en la “casa-habitación” -como dicen las crónicas- del Dr. ADOLFO DECOUD, un paraguayo deraciné (hay que expresarlo piadosamente en francés) tanto del Paraguay, donde había visto la luz, como de la Argentina, donde pretendía haber nacido. Pero esa es otra historia que han desnudado los valiosos novecentistas don JUAN E. O’LEARY y don SILVANO MOSQUEIRA.

Aprobados sus estatutos y reglamentaciones correspondientes, en 1885 pasó a celebrar sus veladas literarias en el Club del Progreso, Fue redactor del acta de fundación el Dr. CECILIO BÁEZ -por entonces de apenas 23 años. Ha quedado reconocido como autor de la idea el Dr. ADOLFO P. CARRANZA, secretario de la Legación argentina, hombre de vastas inquietudes y con posterioridad dedicado a los estudios históricos en su país.

Por la misma época en que la sociedad concretaba su existencia legal se producía el regreso del Dr. Carranza a Buenos Aires.

Sus empeños subsistieron y paraguayos prestigiosos como los Dres. BENJAMÍN ACEVAL y JOSÉ ZACARÍAS CAMINOS cumplieron la tarea de presidir las sesiones y también los actos públicos, donde se leían ensayos y poesías. Allí lo hizo el joven poeta y diplomático argentino LEOPOLDO DÍAZ, que luego se sumara al movimiento modernista acaudillado por RUBÉN DARÍO y que volviera al Paraguay en 1925. Allí disertaron desde el acatado maestro Dr. RAMÓN ZUBIZARRETA y el más tarde mítico “Alón”, hasta un adolescente de seguro porvenir que se llamaba MANUEL DOMÍNGUEZ. Bajo esos auspicios había leído JOSÉ SEGUNDO DECOUD su hoy tan olvidada como necesaria conferencia sobre “LA LITERATURA EN EL PARAGUAY”.

Tres fascículos -no otro tipo de publicación- editó el Ateneo en 1888. Y al año siguiente se evaporaba. Se había producido el canto del cisne.

A poco más de un lustro de levantada la ocupación extranjera y algo atemperada –aunque no del todo- la borrasca política, esa aparición del Ateneo (I) significaba mucho. Se reunían en él ciudadanos de distintas tendencias y aún aquéllos que no habían abandonado su tierra durante la invasión de la Triple Alianza, con los que provenientes de las vecindades retornaron con las tropas vencedoras cuando la guerra no mostraba -¡todavía!- su terminación.

Puede afirmarse que esa fue la manifestación concreta del posromanti-cismo nativo, que penosamente y en medio de tantas vicisitudes retomaba el camino inaugurado en 1860 desde el Aula de Filosofía y a medio truncar tras el desangre bélico. Se nuclean en ese Ateneo (I) los nacidos entre 1840 y 1860 -con algunas excepciones previas-, sumando su aporte los que han sido denominados “maestros españoles de la cultura paraguaya moderna” (RAMÓN ZUBIZARRETA, VICTORINO ABENTE). Ya en 1890 la frágil institución empezaba a ser un recuerdo.

Inmediatamente después de la desaparición del primer Ateneo, en 1893, surge otra agrupación de efímera vida: “Cultura Literaria”, que contara con el apoyo de MANUEL DOMÍNGUEZ y cuya meteórica actividad fuera cantada en versos eufóricos y a la par sentimentales por JUAN FRANCISCO PÉREZ ACOSTA, estudiante de cumplidos veinte años.

Entre tanto, los alumnos del Colegio Nacional de la Capital (o sea el segundo Colegio, pues el primero duró de 1872 a 1877) esparcían en las aulas sus incipientes aportes mediante organizaciones internas que exaltaban la pasión por las letras, que se vería reflejada en hojas que se denominaban “La Juventud” o “El Estudiante”.

Aún en 1891 los periódicos, en la columna editorial, habían incitado a un retorno de las funciones que con tanto denuedo emprendiera el viejo Ateneo. Mas éste se iba perdiendo en el olvido tras el desalojo de su local de actos al ser rematado el mobiliario del Club del Progreso (donde se alojaba) y clausuradas sus instalaciones.

Cuarenta y cinco años más tarde, en época muy diferente y con intereses culturales propios de la misma, se funda otro Ateneo (que para comodidad del lector pasará a denominarse Ateneo (II). Ocurre esto a principios de 1934 como culminación de las gestiones que se venían realizando para confundir en una sola dos entidades que se hallaban en manifiesta decadencia: el Instituto Paraguayo, iniciado en 1895, y el Gimnasio Paraguayo, en 1913.

Obvio resultará afirmar que los patrocinantes no eran los mismos y que en el acta de nacimiento no se alude para nada a que este Ateneo (II) sea la continuación del Ateneo (I), muerto y sepultado casi medio siglo antes. Tampoco se alude a la circunstancia de que viven aún por ese tiempo el secretario de la antigua sociedad: Dr. Cecilio Báez, y uno de los colaboradores de las veladas: el Dr. Manuel Domínguez, quienes ni siquiera figuran como miembros honorarios.

De igual modo no se incluyen los nombres de dos de los participantes de los fascículos: don Victorino Abente, que residía en Areguá, y Leopoldo Díaz, que se hallaba en la Argentina.

Es más: cuando en 1941 muere el Dr. Báez se publica en la Revista del Ateneo (II) una necrológica con su fotografía, evocándoselo como socio y como figura ilustre de la cultura nacional, sin la menor recordación en su calidad de fundador sobreviviente del Ateneo (I).

Habrá que agregar que la citada Revista publicó 20 números y que ni en el editorial del primero, ni en el resumen de actividades incluido en los sucesivos, se aclara que este Ateneo sea el mismo de 1883 o por lo menos el heredero de sus ideales.

El Ateneo de 1934 responde -por supuesto- a un tiempo diametralmente distinto, signado por las últimas manifestaciones del posmodernismo y aún del tercer tramo de la poética modernista, de la que el fallecimiento de Ortiz Guerrero vendría a ser como el punto final, el símbolo de una despedida.

Algo faltará para que una corriente renovadora aparezca con los nombres de Julio Correa, Herib Campos Cervera y Josefina Plá, si es que se toma al año de 1940 como línea de arranque de lo que se ha dado en denominar -sin mucha discriminación- vanguardismo y cuyo nombre más trascendente, y el más alto, será el de Oscar Ferreiro.

Este Ateneo (II) cobija muchas cosas, no un segmento de la cultura nacional y su expresión literaria, según ocurriera con el Ateneo (I). Basta un simple cotejo de temas y estilo entre los fascículos de éste y la Revista de aquél, para darse cuenta que en modo alguno se hallan unidos o continuados.

El nuevo Ateneo representa, sí, la fusión de dos imágenes, facilitando la creación de una sola: tiene las características de universidad popular o academia libre, que distinguiera al Instituto, y el afán cultural que fuera propio del Gimnasio.

El ejemplo del periodismo nacional resulta por demás elocuente: hay en su trayectoria numerosos diarios que han extraído de otros más antiguos su denominación, habiendo repeticiones de hasta tres y cuatro veces, sin que a nadie de la segunda o tercera versión se le ocurriera celebrar como propio el aniversario de la publicación inicial.

No muy diferente debería ser el caso del Ateneo (II), que no tiene más relación con el primero que el nombre. Que se diga entonces lo que especificó Pérez Acosta al indicar que se trata de un homenaje al pasado y no de una retoma de su historia.(1983)

Fuente: ESCRITOS PARAGUAYOS – 1- INTRODUCCIÓN A LA CULTURA NACIONAL. Ensayos de RAÚL AMARAL. Esta es una edición digital corregida y aumentada por la BVP, basada en las ediciones Mediterráneo (1984), la edición de Distribuidora Quevedo (2003), así como de fuentes del autor. Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY



EL INSTITUTO PARAGUAYO


Fundado en 1895, en las circunstancias que hemos referido, el Instituto Paraguayo agrupaba al mundo intelectual de la época —graduados universitarios, bachilleres, periodistas, extranjeros ilustrados— y promovía actividades culturales.

Su tribuna de conferencias fue ocupada por los paraguayos y extranjeros de mayor relevancia.

Desde 1896 hasta 1909, apareció la “Revista del Instituto Paraguayo”, al frente de la cual se sucedieron Manuel Gondra, Cleto J. Sánchez, Guido Boggiani, Belisario Rivarola y Viriato Díaz Pérez. Ha sido ésta la más trascendente de las realizaciones en su género en nuestra patria. En sus páginas es posible hallar casi toda la producción científica y humanística del Paraguay de fines del siglo XIX y comienzos del XX.

Colaboraban allí Decoud, Godoi, Centurión, Domínguez, Báez, Gondra, Moreno, López Decoud y los extranjeros que se incorporaban a nuestra vida cultural, como Boggiani, Hassler Bertoni y Rey de Castro. Hasta Ricardo Palma, desde el Perú le hizo llegar la primicia de algunas “Tradiciones” aún inéditas. También se dieron a conocer poemas de Guanes, Pane y O’Leary.

La revista publicó, por entregas sucesivas o en tirada aparte, obras extensas y completas, entre las que cabe recordar los “Comentarios” de Alvar Núñez Cabeza de Vaca; “Los pájaros del Paraguay”, de Félix de Azara; “Veinte años en un calabozo”, de Ramón Gil Navarro, con prólogo de Manuel Domínguez; “Los límites del Paraguay”, de Juan León Mallorquín; “Cartas polémicas sobre la guerra del Paraguay”, cruzadas entre Bartolomé Mitre y Juan Carlos Gómez; “La cuestión monetaria en el Paraguay”, de Rodolfo Ritter; y la ya mencionada “Colección Garay” de documentos históricos, así como también capítulos sueltos de “El evangelio de los pueblos libres”, de José Segundo Decoud.

También se exhumó “Camire”, novela nacional que habría sido traducida del francés en 1811, y se dieron a conocer crónicas y documentos antiguos sobre la campaña militar de los comuneros de 1724, los estudiantes paraguayos en la Universidad de Córdoba, el Célebre informe del gobernador Pinedo acerca de la pobreza de la provincia y la opresión de los indios, las actas del Congreso Nacional de 1841, la nomenclatura urbana en 1849, las “Cartas históricas” de Peña, las protestas de las Repúblicas del Pacífico con motivo de la publicación del tratado secreto de la triple alianza y muchas otras fuentes históricas de similar interés.

La revista desapareció en 1909 porque sus promotores y redactores no pudieron seguir dedicándole su tiempo deludo a que habían llegado a las más altas funciones en la conducción de la sociedad paraguaya en todos los órdenes.

El Instituto Paraguayo no se limitó a su revista y a su tribuna de conferencias. Organizó una sección de esgrima y gimnasia, con sala de armas y otras instalaciones. Habilitó una biblioteca y archivo histórico, y mantuvo activo canje con publicaciones y entidades culturales de todo el mundo. Para la sección de música, fue contratado el maestro Miguel Morosoli, se organizaron cursos del más alto nivel y se llegó a contar con orquesta y estudiantina. En sus clases de dibujo y pintura se formaron muchos artistas plásticos. Se dictaron también cursos de otras especialidades de innegable utilidad social, tales como telegrafía, fotografía, contabilidad y lenguas vivas (inglés, francés e italiano). La promoción y orientación de estas actividades, que no fueron todas simultáneas, corrió en gran medida a cargo de Cleto J. Sánchez (1867-1938) y Juan Francisco Pérez Acosta (1873-1968).

Desde 1905, el Instituto desenvolvió su acción en un edificio de su propiedad, cedídole por el Estado, y por espacio de cuarenta años ejerció efectiva influencia en el desarrollo de la vida cultural, hasta que en 1933 se fusionó en el Gimnasio Paraguayo para dar nacimiento a una nueva asociación, el Ateneo Paraguayo.

Fuente: BREVE HISTORIA DE LA CULTURA EN EL PARAGUAY. Por RAFAEL ELADIO VELAZQUEZ. Asunción-Paraguay, 1966. Editôra Lítero-Técnica, Curitiba, Paraná, Brasil.



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