ARTE ACTUAL EN EL PARAGUAY 1900-1995 (2陋 EDICI脫N)
ANTECEDENTES Y DESARROLLO DEL PROCESO EN LAS ARTES PL脕STICAS
Textos de JOSEFINA PL脕 ; OLGA BLINDER ; TICIO ESCOBAR.
Editorial Don Bosco,
Dise帽o de tapa: Osvaldo Salerno,
Asunci贸n-Paraguay, 1997. 197 pp.
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INDICE
PRESENTACI脫N
-聽聽聽聽聽聽聽聽聽 GRUPO ARTE NUEVO, JOSEFINA PL脕
-聽聽聽聽聽聽聽聽聽 SIETE D脡CADAS EN LAS ARTES PL脕STICAS, TICIO ESCOBAR
-聽聽聽聽聽聽聽聽聽 RECUERDOS Y ALGO M脕S, OLGA BLINDER .
DOCUMENTOS 1952 - 1995
路聽聽聽聽聽聽聽聽 ARTE CONTEMPOR脕NEO, JO脙O ROSSI
路聽聽聽聽聽聽聽聽 ARTE CONTEMPOR脕NEO, JOSEFINA PL脕
路聽聽聽聽聽聽聽聽 POR UN ARTE NUEVO, RAMIRO DOM脥NGUEZ
路聽聽聽聽聽聽聽聽 EL MOVIMIENTO RENOVADOR EN NUESTRA PINTURA, JOSEFINA PL脕
路聽聽聽聽聽聽聽聽 LA PINTURA PARAGUAYA MODERNA, MIGUEL 脕NGEL FERN脕NDEZ
路聽聽聽聽聽聽聽聽 TRES PINTORES PARAGUAYOS, JOSEFINA PL脕
路聽聽聽聽聽聽聽聽 "ART IN LATIN AMERICA TODAY" PARAGUAY, MIGUEL 脕NGEL FERN脕NDEZ
路聽聽聽聽聽聽聽聽 EXPOSICI脫N COLECTIVA, L脥VIO ABRAMO
路聽聽聽聽聽聽聽聽 EL OJO DE LA CR脥TICA, 脫SCAR TRINIDAD
路聽聽聽聽聽聽聽聽 LA PL脕STICA PARAGUAYA, TICIO ESCOBAR
路聽聽聽聽聽聽聽聽 UNA D脡CADA SIN HISTORIA, JUAN MANUEL PRIETO
路聽聽聽聽聽聽聽聽 ESE GRATO RECUERDO DEL PRESENTE, JOS脡 LUIS APPLEYARD
路聽聽聽聽聽聽聽聽 PREMIO BENSON & HEDGES, TICIO ESCOBAR
路聽聽聽聽聽聽聽聽 LA RECREACI脫N DE LA HISTORIA EN COLOMBINO, JORGE GLUSBERG
路聽聽聽聽聽聽聽聽 OCUPANDO UN ESPACIO, JES脷S RUIZ NESTOSA
路聽聽聽聽聽聽聽聽 30 IM脕GENES DEL CEMENTERIO DE LUQUE DE RICARDO MALDONADO, OLGA BLINDER
路聽聽聽聽聽聽聽聽 LA DESTRUCCI脫N DE LOS DECORADOS, LULY CODAS
路聽聽聽聽聽聽聽聽 FOTOGRAF脥AS "UNA VISI脫N RETROSPECTIVA", JES脷S RUIZ NESTOSA
路聽聽聽聽聽聽聽聽 POMOKOI EN ALEMANIA, DOROTH脡E WILLERT
路聽聽聽聽聽聽聽聽 ARTE - SANOS: 20 A脩OS, OLGA BLINDER
路聽聽聽聽聽聽聽聽 TRES N脷CLEOS PARA LAS ARTES PL脕STICAS, GERARDO ESCOBAR - INSTITUTO DE ARTE 鈥 IDEA
CUADROS SIN脫PTICOS
路聽聽聽聽聽聽聽聽 ETAPAS, CARACTER脥STICAS Y T脡CNICAS: SUS REPRESENTANTES
路聽聽聽聽聽聽聽聽 INSTITUCIONES DE ENSE脩ANZA Y PROFESORES
路聽聽聽聽聽聽聽聽 GALER脥AS Y MUSEOS
路聽聽聽聽聽聽聽聽 LIBROS Y REVISTAS QUE SE OCUPAN DE LAS ARTES PL脕STICAS
DATOS BIOGR脕FICOS DE LOS ARTISTAS MENCIONADOS .
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PRESENTACI脫N
"De no hacerse, en breve, esta s铆ntesis en la que habr铆a
de estudiarse 铆ntegramente el esfuerzo que hiciera el
Paraguay en este orden de la cultura humana que se
聽llama la producci贸n art铆stica; de no hacerse inmediatamente,
sobre todo la reconstrucci贸n del pasado,
m谩s tarde 驴qui茅n la har谩?. Cuando falten los jalones
y se haya roto a煤n m谩s el hilo de la tradici贸n 驴qui茅n
聽le anudar谩?. El pasado, a veces se esfuma y no deja
en pos de s铆 ni sus glorias ni sus ense帽anzas, ni su
recuerdo mismo a quienes no quisieron o no supieron
hacerse dignos de 茅l...".
Dr. VIRIATO D脥AZ P脡REZ "El Liberal" 1潞-1-1917
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A partir de las palabras de Don VIRIATO D脥AZ P脡REZ y animada por ellas, en 1956 escrib铆 unas p谩ginas que pretend铆an, inmodestamente, reunir algunos datos sobre "LA PINTURA EN EL PARAGUAY" y que, respondiendo a su invitaci贸n, le铆 en la Sociedad de Arquitectos de S茫o Paulo, Brasil. Comenzaba diciendo: "Pretender hacer una historia de la pintura en el Paraguay es tarea que compete a hombres capacitados para hurgar en archivos, bibliotecas, en colecciones de peri贸dicos y en memorias... Porque hablar de pintura, de historia de la pintura en nuestro pa铆s, significa comenzar de lejos, de las Misiones Jesu铆ticas (1600 m谩s o menos) o de muy cerca, tan cerca que deja de ser historia y se convierte en recuerdos". Hoy, pasados los a帽os y con una perspectiva diferente, creo todav铆a que lo que VIRIATO D脥AZ P脡REZ planteaba sigue siendo tan vigente como entonces y que tenemos el deber de reunir nuestros recuerdos, de hurgar en nuestra memoria, para que "no falten los jalones", ni se esfume el pasado, dejando el hueco que, tantas veces, se llena m谩s tarde de datos inexactos.
Cuando el CENTRO CULTURAL PARAGUAYO AMERICANO festejaba, en 1982, sus 40 a帽os organiz贸 una serie de paneles sobre distintos aspectos de la cultura del Paraguay y su desarrollo en esas mismas cuatro d茅cadas Me toc贸 coordinar la mesa que trataba sobre "40 A脩OS EN LAS ARTES PL脕STICAS" y ese hecho me sugiri贸 la idea ele reunir algunos de los temas que se trataron en dicha ocasi贸n y publicar las opiniones de quienes, de una u otra manera, fueron y son protagonistas del proceso.
Poco a poco la idea fue tomando forma, y 茅ste es el resultado. No se pretende presentar un panorama exhaustivo, ya que eso dar铆a lugar a un estudio m谩s profundo y me ver铆a obligada a recurrir a m煤ltiples y diferentes fuentes de datos. Esa alternativa, v谩lida cuando la historia se aleja en el tiempo, tiene sus riesgos cuando es muy pr贸xima, y puede desconcertar al lector present谩ndole puntos de vista subjetivos y contradictorios.
Por ese motivo, aunque pueda parecer menos objetivo, decid铆 reunir las opiniones de quienes, al enfocar los acontecimientos desde tres diversas 贸pticas, complementan la informaci贸n de lo que fue, en un momento dado, el panorama pl谩stico de nuestro pa铆s.
JOSEFINA PL脕 eligi贸 escribir sobre el "GRUPO ARTE NUEVO: G脡NESIS, OBRA Y SIGNIFICADO". Ofrece datos que dif铆cilmente pueda dar ninguna otra persona, porque est谩n avalados por el rol intelectual que le toc贸 desempe帽ar en la formaci贸n del Grupo y en su posterior desarrollo.
Siendo la mayor de los cuatro componentes del grupo original, ten铆a una visi贸n m谩s clara, ya que hab铆a participado en otros movimientos art铆sticos en nuestro pa铆s y en Europa, acompa帽ando a ANDR脡S CAMPOS CERVERA, su marido, cuya obra pl谩stica es m谩s conocida bajo la firma de JULI脕N DE LA HERRER脥A. Ten铆a, adem谩s, la experiencia de los grupos literarios y po茅ticos que conformaron la generaci贸n del 40 (con HERIB CAMPOS CERVERA, AUGUSTO ROA BASTOS, ELVIO ROMERO, OSCAR FERREIRO y EZEQUIEL GONZ脕LEZ ALSINA) y sus m煤ltiples facetas -cuentista, poeta, historiadora- le dan la posibilidad de comprender la pl谩stica desde una perspectiva m谩s amplia; su aporte, por eso, es fundamental en este recuento de lo que fue ese per铆odo de nuestra historia cultural. Sin embargo, no se debe dejar de lado el trabajo que realiz贸 como ceramista, qu茅 fue de gran importancia, pues no s贸lo plasm贸 sus propias creaciones sino que form贸 a quienes, reconoci茅ndola o no como maestra, siguieron trabajando y se consagraron en el arte del barro, el esmalte y el fuego.
Es en su papel de artista, poseedora de mayor experiencia y m谩s profundo saber, que JOSEFINA PL脕 asumi贸 naturalmente el liderazgo del GRUPO ARTE NUEVO. A ella tenemos la suerte de poder recurrir para publicar ahora sus testimonios en este aspecto de la historia art铆stica del Paraguay.
Fui el miembro m谩s joven del Grupo y por eso, quiz谩, me toc贸 desencadenar el movimiento. En aquel momento mi posici贸n no estaba definida intelectualmente y los acontecimientos me llevaron a unirme a aquellos artistas que no coincid铆an con la posici贸n tomada por los directivos del CENTRO DE ARTISTAS PL脕STICOS. Fue su compa帽铆a y su apoyo los que me ayudaron a comprender la responsabilidad que ten铆amos cada uno de los que en aquel preciso momento deb铆amos poner nuestro peque帽o grano de arena en algo que, en mi caso, todav铆a no comprend铆a muy bien y, por eso mismo, tampoco pod铆a presumir la trascendencia que tendr铆a en el futuro.
Pasados los a帽os fui comprendiendo que los acontecimientos no se dan caprichosamente y que cada actitud repercute m谩s all谩 de lo que sospechamos en el momento. Fue dif铆cil para m铆 entender c贸mo se fueron uniendo los hechos y por eso creo que mi experiencia puede servir a otros que, leyendo estas p谩ginas, tendr谩n una informaci贸n que les ayudar谩 a entender m谩s f谩cilmente el proceso que se dio para que las artes pl谩sticas en el Paraguay llegaran a 1980 en la forma que lo hicieron.
Creo que la aproximaci贸n al mismo per铆odo desde otro 谩ngulo es sumamente importante y a TICIO ESCOBAR le corresponde, por derecho propio, plantear su punto de vista en relaci贸n a las "SIETE D脡CADAS EN LAS ARTES PL脕STICAS EN EL PARAGUAY". Nos ofrece un enfoque diferente, ya que por no haber pertenecido al grupo -naci贸 en 1947- y haberse relacionado al quehacer art铆stico desde la posici贸n de cr铆tico, puede tomar distancia para tener una visi贸n total de los hechos. Eso le permite percibir un panorama m谩s complejo, en el que otras variables -econom铆a, pol铆tica, etc.- entran en juego en la din谩mica del proceso. Esos dos aspectos, la juventud y su formaci贸n est茅tico-filos贸fica, le llevan a enfocar el mismo lapso de tiempo y los mismos acontecimientos d谩ndoles un planteamiento distinto y con un objetivo, m谩s que nada, descriptivo. Por otra parte, el directo conocimiento de la obra de la mayor铆a de los artistas que realizaron su tarea en ese per铆odo hace que sea m谩s v谩lida la cita nominal de los mismos.
Los tres escritos se complementan con fotograf铆as de las obras que consideramos que el lector necesita conocer para adentrarse en las ideas que se proponen.
Este peque帽o volumen pod铆a haber terminado ah铆, pero pens茅 que hac铆a falta algo m谩s. Era importante documentar, en alguna medida, lo que los autores plantean y por eso reproducimos algunos textos, notas period铆sticas, presentaciones y comentarios publicados entre 1950 y 1980 en diversos medios de nuestro pa铆s y del exterior. Las transcripciones servir谩n para que el lector pueda ubicarse, a trav茅s de ellas, en ese lapso de tiempo y conocer, en sus fuentes, lo que escrib铆an quienes orientaban a la opini贸n p煤blica en materia art铆stica.
Es necesario para completar este trabajo, ofrecer en forma clara y sint茅tica una visi贸n cronol贸gica de los acontecimientos. Para eso, con la invalorable y eficaz colaboraci贸n de JOSEFINA PL脕 y TICIO ESCOBAR elabor茅 los cuadros sin贸pticos correspondientes a:
- Caracter铆sticas, t茅cnicas y representantes de los movimientos art铆sticos desde principios del siglo XX hasta 1980.
-Cronolog铆a de los hechos m谩s resaltantes relacionados con las artes pl谩sticas: libros, revistas, galer铆as de arte, colecciones y museos.
- Instituciones dedicadas a la formaci贸n art铆stica y sus profesores.
Espero que los j贸venes que estudian en los centros de ense帽anza media y superior de nuestro pa铆s encuentren aqu铆 respuestas al despertar de sus inquietudes que, tantas veces, se les hace muy dif铆cil satisfacer. A ellos van dedicadas estas p谩ginas.
En esta edici贸n, actualizada hasta 1995, se sigue respetando la estructura general de la primera edici贸n pero se a帽ade un complemento que ha escrito el propio TICIO ESCOBAR, ampliando su estudio anterior de las 7 D脡CADAS DE LA PL脕STICA PARAGUAYA que figuran en la primera edici贸n de este libro; y tambi茅n se incluyen algunos documentos que se acercan al momento actual sustituyendo a otros que con el correr del tiempo se consideraron prescindibles.
Del mismo modo se intent贸 actualizar los cuadros sin贸pticos y las biograf铆as de los artistas.
OLGA BLINDER
GRUPO ARTE NUEVO: G脡NESIS, OBRA Y SIGNIFICADO
Fue al mediar el siglo, como si la fecha se quisiera hacer f谩cil de recordar. En rigor, como se ver谩, media centuria exacta desde la salida del pa铆s de la primera generaci贸n de artistas a trav茅s de cuyas becas se hizo evidente la preocupaci贸n oficial de la 茅poca por la cultura (Alborno, Samudio, Colombo, S谩nchez, 1903; antes hab铆a salido por su cuenta Delgado Rodas (Delgado Rodas, estudiante en Buenos Aires, realiza su primera muestra en Asunci贸n en 1903); unos a帽os despu茅s lo har铆a Campos Cervera; pero estos dos 煤ltimos por sus propios medios).
Estos pintores, "el grueso de la columna", becados en 1903, estudiaron todos en Italia; en Roma, principalmente. Delgado Rodas y Campos Cervera estudiaron tambi茅n en Italia, pero breve mente, por lo menos el segundo. Delgado Rodas hab铆a estudiado primero en Buenos Aires; m谩s tarde fue a Europa. En lo que se refiere a Campos Cervera, sus estudios principales transcurrieron en Madrid y Par铆s -sobre todo en Par铆s. Estos hechos signaron no s贸lo la formaci贸n de unos y otros, sino tambi茅n, en gran manera, su trayectoria, y con ella determinadas actitudes ulteriores en el inevitable enfrentamiento con la circunstancia.

JUAN A. SAMUDIO
PAISAJE, 1924
脫LEO SOBRE MADERA
En efecto, de los cuatro primeros mencionados, los tres supervivientes (S谩nchez muri贸 en Italia) al encarar el conflicto inevitable entre su vocaci贸n y las condiciones planteadas por el medio; puestos a optar entre la adaptaci贸n, el abandono o la iniciaci贸n de una bohemia local, tomaron su decisi贸n eligiendo la v铆a primera, la de las concesiones. Una vez en el pa铆s, anclaron en 茅l y ya no se movieron de 茅l en procura de una renovaci贸n de horizontes. En cambio, los dos 煤ltimos hicieron de su vida -sobre todo Campos Cervera- un constante pendular entre el terru帽o y el exterior. No se vieron enfrentados a esa situaci贸n, simplemente; o si alguna vez ella asom贸 en el horizonte, la ignoraron.
Esta actitud les permiti贸 acendrar libremente sus propios recursos; independizarse del ambiente e imponer, en cada contacto, su personalidad sin interferencias. Esto es especialmente efectivo en lo que se refiere a Andr茅s Campos Cervera.
Delgado Rodas, en realidad, representa en este sentido quiz谩 un t茅rmino medio entre ambas actitudes. Fue, por vocaci贸n, el 煤nico pintor de desnudos. (Campos Cervera pint贸 algunos como disciplina de taller; Bestard tambi茅n realiz贸 alguno bueno; pero fueron ocurrencia espor谩dica en ambos, y todos realizados en el exterior; en cuanto a Alborno y Samudio, no sabemos que pintasen ninguno. Tambi茅n pint贸 algunos desnudos -no muchos- Roberto Holdenjara).
En Delgado Rodas, su vocaci贸n por el desnudo, estimulada en Italia, sintoniz贸 quiz谩 una que podr铆amos llamar "debilidad" local por el g茅nero, en aquella 茅poca. Y pint贸 muchos de esos cuadros, aunque tambi茅n paisajes y retratos.
No es de este momento, y requerir铆a largo espacio, un an谩lisis de la circunstancia a que hice abstracta referencia y que ejerci贸 presi贸n desde el primer instante sobre los artistas reci茅n llegados, someti茅ndolos a una revisi贸n de recursos. Hace ya bastantes a帽os, treinta y cinco o m谩s, vengo aludiendo a tal situaci贸n, que debi贸 gravitar en el esp铆ritu de estos entusiastas pioneros en medida cuya magnitud s贸lo el que conozca la delicada contextura del nervio artista podr谩 apreciar.
Eran todos ellos sin excepci贸n, pintores natos. Los cuadros que de ellos se conservan en el Museo de Bellas Artes y en colecciones particulares, de fecha coincidente con su llegada o poco posterior a ella, lo prueban suficientemente. Son testimonio innegable de su personalidad pict贸rica y dan la medida de lo que de ellos pod铆a esperar el arte nacional. Y lo l贸gico era que una vez adquiridos los conocimientos de oficio, estos artistas hubiesen evolucionado, conduciendo la pl谩stica local a un desarrollo paralelo al que experiment贸 la pl谩stica de los pa铆ses m谩s vecinos.

ANDR脡S CAMPOS CERVERA
SIN T脥TULO - 35 x 25 cm. - 1934
T脡MPERA SOBRE PAPEL.
COLECCI脫N DEL CLUB CENTENARIO
Pero las circunstancias culturales creadas por cuarenta a帽os de retraso en el indispensable intercambio, limitando la visi贸n art铆stica; los preconceptos est茅ticos l贸gicos de un ambiente en el cual, si era intensa la voluntad de cultura, 茅sta no hab铆a tenido oportunidad de desarrollar sus posibilidades receptivas y cr铆ticas; el enclaustramiento, en suma, cortando toda posibilidad de acercamiento a las corrientes pl谩sticas vivas, oper贸 sobre los artistas; gravit贸 sobre ellos, impidiendo que su acci贸n alcanzase las dimensiones de que era pasible.
Quiz谩 haya de transcurrir todav铆a alg煤n tiempo para que sea factible encarar estas cuestiones con la amplitud cr铆tica necesaria. Aqu铆 y ahora, y porque lo consideramos imprescindible como antecedente y factor bastar铆a se帽alar el simple hecho concreto: la situaci贸n estacionaria configurada en el arte nacional en los lustros que van de 1920 a 1950, con excepci贸n de la actuaci贸n de un Guevara (que trabaj贸 toda su vida en el exterior) de un Campos Cervera (que pr谩cticamente s贸lo realiz贸 en el medio una exposici贸n pict贸rica, en 1920) de un Bestard, cuyos interesantes primeros paisajes de cu帽o pissarriano retroceden luego hacia un moderado pos-impresionismo cuyo fruto son sus vistosos "patios".

PABLO ALBORNO
SIN T脥TULO. 59 x 70 CMS. 1935
脫LEO SOBRE MADERA
COLECCI脫N DEL CLUB CENTENARIO. ASUNCI脫N
Ofelia Echag眉e Vera, en su momento portadora de nuevos conceptos pict贸ricos, y a la cual interceptaron en sus posibilidades activas factores cuyo an谩lisis tampoco intentaremos. Campos Cervera, llegado al pa铆s en 1920, realiz贸 como se ha dicho una exposici贸n (que marc贸 sin embargo huellas rastreables en la pintura local, y en alg煤n caso quiz谩 decidi贸 vocaciones) pero a partir de esa fecha, aunque residi贸 en el pa铆s, alternando con temporadas en el exterior, algunos a帽os, no volvi贸 a pintar para exposiciones.
El intercambio -insistimos en 茅l por su papel decisivo y porque es un hecho que muchos a煤n pueden recordar- con el exterior, no exist铆a: los pintores locales no hab铆an realizado fuera del pa铆s desde 1910 a 1950 m谩s que dos exposiciones (1933 y 1934) colectivas ambas, y una individual (1938). (No se incluyen por supuesto las realizadas por artistas paraguayos residentes en el exterior, ya que ellas no pod铆an aportar nada a la modificaci贸n del statu quo local, aunque s铆 al prestigio del arte nacional).
Aunque durante esos a帽os se produce el hecho -de dimensiones a煤n no bien apreciadas- de la manifestaci贸n del mismo Andr茅s Campos Cervera como ceramista, el aporte de este artista no se har谩 sentir fermentalmente hasta unos a帽os m谩s tarde, y por otros cauces de magisterio. Es indudable la influencia de este artista en la aparici贸n, despu茅s de 1945, de un inter茅s por la cer谩mica que ha ido en aumento al correr del tiempo, aunque durante lustros no haya cristalizado en personalidades pl谩sticas dignas de menci贸n, si se except煤a al hace poco tiempo fallecido, Jos茅 Laterza Parodi. Actualmente sin embargo, ese inter茅s se organiza en forma de talleres colectivos, que es de esperar rindan sus frutos, a su debido tiempo.
Durante los a帽os mencionados, pues, el arte nacional no se hace sentir en el exterior, exceptuada sea la cer谩mica. Tampoco recibe aportes significativos del exterior: los artistas que durante ese medio siglo visitan el pa铆s, nada nuevo traen a 茅l; se trata de artistas desplazados de su medio por uno u otro motivo -con rara excepci贸n, inadaptados cronol贸gicos, rezagados acad茅micos, refugiados de guerra- y cuyo bagaje no rebasa conceptiva ni pl谩sticamente el nivel local, en los m谩s de los casos es inclusive inferior.
La cr铆tica no exist铆a, pues no pod铆a darse ese nombre al comentario bienintencionado o la nota hospitalaria. Esta cr铆tica no pod铆a favorecer o ayudar, salvo excepci贸n, sino la promoci贸n ele los mediocres.
Faltan las instituciones formativas abiertas a las corrientes mundiales (el Ateneo Paraguayo desempe帽ar谩 en esos lustros tarea meritoria -pero insuficiente l贸gicamente, dado lo expuesto- con sus clases de dibujo y pintura). Faltan revistas propias y ajenas; falta informaci贸n: la que se da espor谩dicamente es la de una charla de caf茅 entre profanos; la rutina sustituye a la observaci贸n, la an茅cdota a la cr铆tica, y el chiste al concepto est茅tico.
As铆, en el ambiente, expresionismo y surrealismo son alardes sin consistencia o pobres payasos ridiculizados: lenguajes sin otro significado que el capricho, la arbitrariedad o el ansia de singularizaci贸n. (Una compilaci贸n de los chistes repetidos por ejemplo acerca de Picasso, ser铆a bastante nutrida). De la repetici贸n de los s铆mbolos gratos al p煤blico corriente se llega a deducir, y se dice en letra de molde "que ya se entrev茅 la cristalizaci贸n ale un estilo paraguayo en la pintura". Quiz谩 estas palabras ingenuas excusen toda otra explicaci贸n.
As铆 vemos en esos a帽os surgir pintores, por suerte no muchos, que tal vez pudiesen haber hecho algo, de haber sido asistidos por un medio adecuado; pero que, marginados de todo apoyo, se conformaron siempre con el magro deleite de alguna gacetilla complaciente; y vegetaron: algunos hasta el fin, dentro de esos l铆mites precarios; fracasados dignos de mejor suerte.
El hecho permanece inamovible: la pintura paraguaya local 鈥搇a redundancia no necesita mayor aclaraci贸n: ya se ha mencionado el hecho de que los destacados artistas nacionales de ese tiempo hayan trabajado en el exterior- permanec铆a en general anclada en sus manifestaciones generalizadas y aceptadas por el p煤blico en un pos-impresionismo de cu帽o m谩s bien acad茅mico, sin que hubiesen existido, a los efectos pr谩cticos, para este medio, las corrientes art铆sticas posteriores a 1900 y que son ya el anticipo de las grandes corrientes, ef铆meras o no, paralelas al desquicio espiritual del mundo, en la segunda mitad del siglo o un poco antes. No se creaba una tradici贸n en el sentido de sedimento 煤til y progresi贸n evolutiva.

MODESTO DELGADO RODAS
"DESNUDO". 25 x 34 CMS.
脫LEO SOBRE MADERA
COLECCI脫N PILAR BURR脫
Es en estos momentos cuando se produce la llegada de Wolf Bandurek, casi coincidente con la fecha de la guerra mundial segunda.
Bandurek no tra铆a tampoco lo que se podr铆a llamar novedades en recursos pl谩sticos o en corrientes: aqu茅llos, en 茅l no exced铆an ni mucho menos a los que por esa misma fecha, pod铆an ofrecer los pintores locales. Estas, las conoc铆a, las comprend铆a, pero su personalidad pict贸rica hab铆a sido configurada por una formaci贸n primigenia. Inclusive cab铆a decir que en cierto modo, era menos actual que ellos: los cuadros pintados a su llegada se asimilaban bastante a la llamada "pintura negra". Pero tra铆a en cambio un potencial humano ansioso de expresi贸n; una savia regeneradora de contenidos. Tra铆a la emoci贸n, el por qu茅, ausentes hasta entonces de esta pl谩stica. Tra铆a el estremecimiento humano, localmente perdido en el ejercicio de lo pintoresco, esa obsesi贸n rom谩ntica, idealizante. La an茅cdota, en la pintura de Bandurek, se hac铆a historia.
In煤til decir -porque se comprende de antemano, y adem谩s a煤n viven muchos que lo pueden recordar- que la pintura de Bandurek fue un impacto local, pero no una lecci贸n. (De momento, al menos). Una lecci贸n no es tal si no es recibida como tal; y como tal por lo menos, es meditada. Para la inmensa mayor铆a, de la que no se exceptuaron artistas, Bandurek no era sino un mani谩tico de la tristeza; sus campesinos paraguayos eran jud铆os disfrazados; y aquellas mujeres de rostro demacrado, aquellas viejecitas resignadas y aquellas j贸venes prematuramente viejas, no exist铆an sino en la imaginaci贸n del pintor.
Pero "no hay camino in煤til". A煤n despu茅s de ausentado Bandurek, esa lecci贸n aparentemente dicha en el desierto hab铆a repercutido 铆ntimamente en un grupo de futuros pintores; en j贸venes que a煤n no pintaban, pero que ve铆an pintar y quer铆an pintar. (A esto aludimos al decir que su pintura no fue de momento, lecci贸n). Qued贸 tambi茅n una vaga inquietud en las entretelas creativas de gente menos joven y que ya llevaba alg煤n tiempo pintando, pero que sent铆a la angustia de efectivas aunque no definidas limitaciones.
Segu铆an pues surgiendo en esos a帽os vocaciones. Vocaciones de notorio potencial. Ya hemos visto el horizonte que se les ofrec铆a: sin becas (la 煤ltima beca de arte fue la otorgada a Ofelia Echag眉e Vera (1940-1946) sin maestros "al d铆a", sin posibilidades de intercambio en ninguno de los dos sentidos; sin contactos por tanto con el exterior y, con ellos, ocasi贸n de las indispensables vivencias est茅ticas.

JULI脕N DE LA HERRER脥A
SIN T脥TULO. 1936.
CER脕MICA ESMALTADA
COLECCI脫N MPAC, ASUNCI脫N
Salir al exterior, especialmente para las mujeres, no es f谩cil: los artistas en general son miembros de familias de cierta dignidad social, pero pobres: a veces simplemente pobres: salir por su cuenta no les resulta factible. (Si han habido becados para arte en el exterior en los 煤ltimos lustros, lo han sido por cuenta de instituciones extranjeras o de relaciones internacionales, como el Instituto Hisp谩nico).
Ofelia, a la cual ya hemos mencionado, regresa de Buenos Aires y Montevideo en 1946 con un bagaje t茅cnico y conceptivo que representa ya cierto adelanto sobre los esquemas locales. Su ejemplo enfervoriza sin duda a las vocaciones noveles del momento. Todas ellas, advi茅rtase, femeninas: Edith Jim茅nez, Alicia Bravard, Leonor Cecotto, Monserrat Sol茅. Pero por el momento a煤n esas vocaciones no entrev茅n su ruptura con el medio. Una ruptura imprescindible para cimiento de una nueva situaci贸n, pero imposible tambi茅n de momento por las circunstancias mencionadas.
Las vocaciones masculinas surgidas dentro de la d茅cada del 40 al 50 muestran, caso curioso, mucho menos potencial que las femeninas; en rigor, ninguno de los que formar铆an esa generaci贸n lleg贸 a una ampliaci贸n de su horizonte pict贸rico sino bastante tarde ya: Guillermo Ketterer, Ra煤l de Laforet. La obra del primero tiene un lugar 煤nico, como conato entre las corrientes experimentalmente ensayadas por estos artistas.
Es en este momento cuando llega al pa铆s Jo谩o Rossi, joven pintor brasile帽o. Viene de Montevideo contratado por la Asociaci贸n Cristiana de J贸venes como instructor de pr谩ctica f铆sica.
Todo empleo que distraiga tiempo es un obst谩culo para la creaci贸n personal, que no tiene horario y cuya visita por tanto, est谩 siempre en conflicto con otras ocupaciones, con sus extempor谩neas urgencias. Sin embargo Rossi se las arregla para hacer amigos, pintar (a la acuarela por entonces) ver c贸mo puede, en alguna forma, solidarizarse con las inquietudes que siente bullir en el ambiente y a la vez le den oportunidad de realizar algo, de desplegar su capacidad de magisterio. De la perfecta adaptaci贸n de hombre a circunstancia surge la chispa.
En efecto, la situaci贸n aludida no ha pasado inadvertida a unos pocos que de tiempo atr谩s vienen se帽alando en la prensa escrita o radial, en la c谩tedra, en los cen谩culos y en general, en los entonces a煤n escasos medios de comunicaci贸n, la necesidad ele una actualizaci贸n de las artes pl谩sticas: la ya ineludible precisi贸n de que el arte nacional empareje en su visi贸n del momento humano con el arte de otros pa铆ses del continente, cuando menos, cumpliendo con su definici贸n, "arte, or谩culo del tiempo". O si se quiere un r贸tulo menos grandioso, por lo menos aqu茅l, ineludible: "arte, testigo de su tiempo". La presencia de Jo芒o Rossi ser谩 la catalizadora de estos elementos dispersos.
Jo芒o Rossi realiza una exposici贸n de acuarelas; da conferencias, dicta cursillos. Unos pocos meses son suficientes para dar estado de hecho a esas inquietudes y para que en los pintores j贸venes comience a organizarse una conciencia activa; bien que 茅sta, de momento, se manifieste s贸lo en una mayor frecuencia de los encuentros y de exposiciones. Exposiciones noveles: este es importante. Los artistas que participan de estas inquietudes constituyen ya un grupo numeroso: el deseo de dar una forma a esas inquietudes crece: pero la oportunidad no se ofrece todav铆a, o simplemente, es tan grande el panorama de lo que hay que Nacer, que no se formula a煤n un programa adecuado. Unifica al grupo la conciencia ya mencionada de que "hay que hacer algo".
Durante mucho tiempo se habl贸 de la "poes铆a paraguaya, una inc贸gnita". La pl谩stica paraguaya es una segunda inc贸gnita de la cual no se habl贸 nunca. El arte nacional no puede seguirsiendo esa inc贸gnita.
La mayor铆a en el grupo siguen siendo mujeres: Alicia Bravard, Leonor Cecotto, Edith Jim茅nez, Montserrat Sol茅, Olga Blinder, Lila Maz贸, Lil铆 del M贸nico... Hay tambi茅n hombres: Francisco Torn茅 Gavald谩, Jaime Bestard, Jos茅 L. Parodi, Luis Toranzos, Pedro Di Lascio, Herminio Gamarra Frutos, V铆ctor Soler, Ra煤l De Laforet, Leonardo Torfs, Mariano Grotovsky... Hermann Guggiari, reci茅n llegado de Buenos Aires, en donde se form贸.

ROBERTO HOLDEN JARA
"INDIO". 脫LEO SOBRE TELA
COLECCI脫N PRIVADA
Esta enumeraci贸n es meramente cuantitativa, por cuanto no todos, al sumarse, curiosos, aceptan el compromiso de renovaci贸n: algunos contin煤an definitivamente con su f贸rmula previa, que no difiere de la tradicional (si se except煤a a Pedro Di Lascio, consecuente ingenuista hasta su muerte en 1979). Tampoco modificar谩 su rumbo Francisco Torn茅 Gavald谩, espa帽ol, acuarelista, residente desde 1950 en el pa铆s, y que ha permanecido invariable en su personalidad, fiel a su t茅cnica y motivos hasta hoy, pero que dentro de esa actitud consecuente, conforme en todo a un temperamento y a una 茅tica, contribuy贸 no poco a la consolidaci贸n c铆e la nueva etapa. Del exterior ha llegado tambi茅n por entonces Lil铆 del M贸nico, quien ha estudiado en Suiza y al llegar toma clases con Bestard; pero no tarda en colocarse del lado de los disidentes.
Pensando dar una forma eficaz a esos esfuerzos, o por mejor decir a esa actitud, los artistas mencionados (y otros que no se nombran simplemente porque no participaron en ninguna forma, positiva o negativa, en el movimiento cuya cr贸nica nos interesa, limit谩ndose a permanecer espectadores), se agrupan bajo la presidencia de Roberto Holdenjara, en el Centro de Artistas Pl谩sticos. Secretario, Jo谩o Rossi. Este Centro realz贸 algunas exposiciones, entre ellas el Primer Sal贸n Femenino de Artes Pl谩sticas en el pa铆s. Pero el problema b谩sico, la sensaci贸n de desfase, no hizo sino acentuarse. Se producen dos hechos importantes.
El primero, es la publicaci贸n de lo que pudiera considerarse Manifiesto del Arte Moderno Paraguayo. Se public贸 como introducci贸n al cat谩logo de la primera exposici贸n de Olga Blinder, (1952) una de las m谩s activas disidentes, y la firmaron Jo芒o Rossi y quien esto escribe, en textos separados.
El segundo, poco tiempo despu茅s, es la selecci贸n realizada por un jurado en el que participaron elementos del Centro mencionado, de los artistas que deb铆an asistir ese a帽o (1953) a la II Bienal de San Pablo. Era la primera vez que el pa铆s recib铆a una invitaci贸n para un acontecimiento art铆stico de esa magnitud. Es verdad que antes recibiera una para la Exposici贸n del Centenario Argentino (1910) y tambi茅n para la Feria Internacional de Chicago en 1939; pero estas exposiciones no asumieron, como es obvio, el car谩cter de primario contacto con corrientes mundiales; ni las dimensiones espectaculares ecl茅cticas y experienciales de la mundial de San Pablo: la 煤ltima, sobre todo, por sus caracter铆sticas de feria, y el escaso aporte local mismo, no tuvo en absoluto trascendencia para el pa铆s.
La discusi贸n del jurado puso paladinamente de relieve el nivel y el criterio que en materia selectiva reg铆an; de ellos pueden deducirse las pautas cr铆ticas; y con 茅stas, el ambiente general en materia de artes pl谩sticas. Unos criterios se inclinaban a enviar a los veteranos por derechos de edad; otros suger铆an enviar paisajes y figuras campesinas, porque eso era lo representativo paraguayo... Y al cabo, prevaleci贸 el criterio tradicional, al menos cuantitativamente. Fueron all谩 y la cr铆tica brasile帽a se despach贸 con un juicio que el jurado hab铆a ya formulado "in mente"; juicio del que solo se salv贸 una escultura de madera de Parodi; el primer ensayo del artista en este g茅nero.
Este 煤ltimo hecho "precipit贸 los acontecimientos", como dec铆an los cronistas de anta帽o. Surgi贸 en un estallido el Grupo Arte Nuevo.

JOS脡 LATERZA PARODI/
JOSEFINA PL脕
SIN T脥TULO. 25 X 17 X 17 CMS.
CER脕MICA ESMALTADA
Lo formaron, de entrada, cuatro; yo -me pongo por delante por derechos de edad- Olga Blinder, Lil铆 del M贸nico y Laterza Parodi. Como se ve, en este movimiento predominan las mujeres. Enseguida se nos acercaron con prop贸sito solidario m谩s o menos concreto, otros: Francisco Torn茅 Gavald谩, Edith Jim茅nez, Leonor Ceccotto, Pedro Di Lascio, Luis Toranzos, Mariano Grotovsky y en general, todos los anteriormente nombrados y afectados en mayor o menor medida por el virus de la disidencia. Tambi茅n se acercaron Guillermo Ketterer, Herminio Gamarra Frutos, Leonardo Torfs, Ra煤l De Laforet, Nu帽ez Soler (h) y otros. En los nombrados, el acercamiento no siempre supuso una participaci贸n activa. Varios continuaron en su l铆nea, y algunos dejaron m谩s tarde de pintar. Poco despu茅s se sumaron expl铆cita o impl铆citamente otros muy j贸venes todav铆a en el momento de la explosi贸n, o ausentes en el momento de ella, Aldo Delpino, Carlos Colombino.
El grupo se inici贸 organizando conferencias, exposiciones conjuntas; publicaciones en la Prensa. Nuestro lema, no expl铆cito, pero evidente, era que el movimiento se demuestra andando. Fueron meses y a帽os de actividad asombrosa.
Meses y a帽os en los cuales el entusiasmo, el fervor, nacidos de la convicci贸n de que a la par que se estaba haciendo algo que la cultura nacional necesitaba desesperadamente, se hac铆a tambi茅n algo por la salvaci贸n individual de los artistas, afront贸 y enfrent贸 situaciones, alguna vez riesgosas; otras veces quiz谩 algo peor; porque el desd茅n, y sobre todo el rid铆culo pueden a veces operar psicol贸gicamente peor -desintegrar la voluntad, desorientar, enfriar entusiasmos- que la abierta hostilidad que a lo mejor suscita o estimula en el individuo el potencial defensivo.
Tuvimos desde luego, y es grato recordarlo, el apoyo moral y la compa帽铆a de personas de distintos c铆rculos pero coincidentes en ese entusiasmo por la renovaci贸n, y que aportaron su colaboraci贸n; no s贸lo con su presencia animadora, sino pr谩ctica, con cr铆ticas, publicidad o conferencias, como el entusiasta y culto Domingo Franchi; el noble Dr. Juan Max Boettner; los amigos poetas de la Facultad de Filosof铆a; Ramiro Dom铆nguez y Miguel 脕ngel Fern谩ndez, cr铆ticos.
Aunque se ha dicho a menudo, quiz谩 convenga de nuevo recordarlo: el grupo no tuvo estatuto ni reglamento; no hab铆a reuniones fijas; era una simple voluntad un铆voca que se manifestaba constantemente en la unanimidad de la acci贸n: no hab铆a en el grupo "te贸ricos", sino para la exposici贸n y difusi贸n de principios est茅ticos o hechos art铆sticos universales.
En 1954, cre铆mos ya necesario realizar una exposici贸n conjunta. Era preciso justificar actitudes; mostrar que esa rebeld铆a ten铆a una raz贸n; 茅ramos algo que deb铆a probar su necesidad, y tambi茅n su eficacia.
El grupo no pudo conseguir un local de los pocos que por entonces hab铆a en la capital, c茅ntricos: necesit谩bamos lo fuese, para dar al p煤blico las mayores oportunidades posibles de asistencia.
No eran muchos los disponibles c茅ntricos, es verdad, y quiz谩 valga la pena recordar que nada en ellos se aproximaba a lo que supone un sal贸n de exposiciones con la espec铆fica instalaci贸n correspondiente. Eran simplemente salones de actos de instituciones o entidades culturales que fung铆an gentilmente como tales salas cuando se deseaba realizar alguna exposici贸n. En ese sentido, estas instituciones fueron durante muchos a帽os, colaboradoras eficaces de estos aspectos culturales. Es verdad que hasta entonces, las exposiciones se daban cada muerte de obispo; a煤n en los 煤ltimos lustros no pasaban de tres o cuatro las exposiciones anuales. No estaban pues, atorados los salones; pero esta vez todos los solicitados se mostraron por un motivo u otro, en franca o impl铆cita negativa.
驴Se arredraron por ello los componentes del grupo? Nada de eso. Al contrario. Todos sintieron que les sub铆a la fiebre del entusiasmo y se les endurec铆a esa estupenda testarudez propia de los pioneros de todos los tiempos. La idea salvadora fue de Lil铆 del M贸nico. -Expondremos en las vitrinas de la calle Palma!
Confieso que a m铆 al principio la cosa no me agrad贸 mucho, aunque todos los dem谩s se mostraban de acuerdo. Y era que ellos, m谩s j贸venes, o extranjeros, no hab铆an sido como yo testigos del espect谩culo que all谩 por los a帽os 30 y a煤n m谩s adelante ofrec铆an los cuadros de Fulano o Mengano (generalmente esperpentos de forasteros desgaritados o de principiantes locales) expuestos en extrema unci贸n publicitaria en las vitrinas mencionadas; por lo regular destinados a rifas o ventas de beneficencia. Pero nos hall谩bamos ante el inflexible dilema: vitrina o muerte civil.
(Es verdad que a煤n quedaba una tercera salida: exponer en la Plaza Uruguaya. Pero esta 煤ltima opci贸n ofrec铆a tantos inconvenientes, que no creo hubi茅ramos podido superarlos).
La iniciativa hall贸, entre los comerciantes, mucho m谩s hospitalidad que entre los patrocinadores de cultura; y la exposici贸n llen贸 las vitrinas de seis cuadras de la calle Palma, desde Alberdi hasta Montevideo.
Tuvimos ocasi贸n de comprobar, all铆, el alcance de ojos y o铆dos, si nuestra voluntad y convicci贸n eran aut茅nticas o no. El p煤blico que recorr铆a la calle Palma y miraba las vitrinas, ten铆aforzosamente que ver las obras expuestas. Ten铆a que verlas, si quer铆a ver las camisas, corbatas, pitilleras, perfumes, saltos de cama, pantuflas, camisones. Tuvimos el vernissage m谩s concurrido de todos los tiempos, sin necesidad de invitaci贸n y sin bocadillos. Ese p煤blico, con sus excepciones consoladoras, por supuesto, re铆a a mand铆bula batiente, hac铆a chistes de gustos variados, pero pocos, por supuesto, de nuestro gusto; y en suma, fue una versi贸n no abreviada del suplicio de la picota. Ello era, por lo dem谩s, l贸gico.
Un paisaje cubista o una composici贸n fauve, para este p煤blico virgen de modernidades pl谩sticas -a煤n las ya tan poco modernas como las mencionadas y precedidas de tan mala publicidad como la que ac谩 se hac铆a al arte moderno- no representaban, en su te贸rico conocimiento, sino divertidos experimentos u ocurrencias extravagantes; ahora sus artistas le ofrec铆an la oportunidad de ver de cerca algo que s贸lo conoc铆an por los aludidos "generosos" comentarios sobre arte de cuando en cuando transcriptos en la Prensa, que eleg铆a, con rara unanimidad, siempre lo peyorativo, la nota sensacionalista o ridiculizante, acerca de las "chifladuras" del susodicho arte moderno.
Recuerdo que el chiste de m谩s 茅xito fue el archiconocido del burro al cual se le ata a la cola un pincel empapado en color, se le arrima luego a la cola un lienzo, el burro ocupado en espantarse las moscas le sacude a la tela y pinta un magn铆fico cuadro, en abstracto informal el m谩s puro.
En el t铆tulo de esa exposici贸n, PRIMERA SEMANA DE ARTE MODERNO PARAGUAYO, hab铆a quiz谩 un eco rom谩nticamente desprendido de la famosa del Brasil de 1922, treinta y dos a帽os antes; aunque, naturalmente, el t铆tulo era dif铆cil de cambiar. Sin embargo, habr铆a sido completamente in煤til buscar en esa muestra las audacias de la brasile帽a. Los atrevimientos de nuestros primeros artistas modernos eran bastante morigerados. Ni pod铆a ped铆rseles m谩s. Al buscar la contemporaneidad, el arte paraguayo no pod铆a hacerlo prescindiendo, en un salto abismal, de cincuenta a帽os de modernidad pl谩stica universal.
Y sin embargo, tal como fue esa Primera Semana de Arte Moderno Paraguayo, fue un verdadero acto heroico en el cual los participantes, la mayor铆a mujeres, echaron el resto de su aguante y optimismo para llegar hasta el final. Pero logr贸 su objetivo.
A partir de ese momento memorable, d铆a del mes de junio de 1954, las artes pl谩sticas paraguayas no fueron ya las mismas. Se hab铆a iniciado lenta pero segura la revisi贸n; el tim贸n hab铆a hecho un giro de 180 grados. Los hechos posteriores han dado la raz贸n a aquellos entusiastas pioneros. El lugar que las artes paraguayas ocupan hoy dentro y fuera del pa铆s, es la obra innegable de aquellos artistas -nueve, en total- y los que en torno a estos se agruparon ofreciendo y recibiendo solidaridad en pensamiento y acci贸n.
He aqu铆 los nombres de los participantes: Lil铆 del M贸nico/ Olga Blinder/ Jos茅 L. Parodi/ Josefina Pl谩/ Mariano Grotovsky/ Edith Jim茅nez/ Joel Fil谩rtiga/ Ruth Fisher.

LILI DEL M脫NICO
"FIGURAS". 45 x 48聽 CMS. - 1954
COLECCI脫N DEL MPAC - ASUNCI脫N
Coincidiendo quiz谩 con el final de esta exposici贸n, el grupo recibir谩 de Buenos Aires una invitaci贸n para exponer en la Sala de la Sociedad de Artistas Pl谩sticos, en la calle Florida y Paraguay, esta invitaci贸n que ven铆a a ser algo as铆 como una confirmaci贸n de la que el movimiento renovador representaba, fue l贸gicamente aceptada, y a Buenos A铆res fuimos las cuatro cabezas del grupo Lil铆, Parodi, Olga y yo. La exposici贸n fue recibida gentilmente; mucho p煤blico se interes贸, la visitaron muchos artistas argentinos y la prensa, si no desbord贸 de elogios no se mostr贸 tampoco reticente. El grupo complet贸 su cat谩logo con una peque帽a colecci贸n de obras de Juli谩n de la Herrer铆a. Alg煤n cr铆tico recordaba todav铆a algunas de las piezas que fueron expuestas en 1933 en esa capital.
El saldo de la exposici贸n fue pues favorable; lo 煤nico que discrep贸 fue el parecer de algunos colegas (a quienes molestaran conceptos en la presentaci贸n que encabezaba el cat谩logo). Pero esto no incidi贸 en el balance psicol贸gico de la situaci贸n. El grupo se sinti贸 animado, exhortado a seguir con m谩s entusiasmo a煤n. Puede decirse que esa exposici贸n "Bautismo de fuego" no s贸lo afirm贸 a los participantes; decidi贸 a otros. Y a partir de entonces, se escalonan los 茅xitos.
Ya en la IV Bienal de San Pablo (1957) la representaci贸n paraguayarecibe la primera distinci贸n internacional de alto niveldesde 1912, fecha en la cual Andr茅s Campos Cervera obtieneMedalla (le Plata en la Exposici贸n Internacional del Grabado de Barcelona(La Exposici贸n del Centenario de la Independencia Argentina, en la que Alborno y Samudio obtuvieron medalla de bronce, fue de fecha anterior (1910)). Esa distinci贸n recay贸 en quien esto escribe, conjuntamente con Jos茅 L. Parodi. Sigue la serie de distinciones con las obtenidas en los a帽os siguientes y hasta 1965. Despu茅s de esta fecha obtienen otras, artistas del grupo: pero ellas quedan hiera de la 茅poca que considero como la de irradiaci贸n directa y decisiva del grupo; ya "la cosa" est谩 en marcha y han surgido otros artistas j贸venes, al flanco del grupo o no.
Sin embargo, creo que la fecha 1965 grata al o铆do porque "media" la d茅cada, podr铆a avanzar hasta 1966, fecha en la cual el grupo expone por segunda y 煤ltima vez (en sus componentesfundadores) en el exterior. Tambi茅n en Buenos Aires, en la Galer铆a ISMOS. Lil铆, Olga y yo formamos el tr铆o femenino, Parodi complet贸 el grupo fundador; pero esta vez estuvo presente Carlos Colombino, poseedor ya para entonces de una l煤cida trayectoria, considerablemente acumulatoria de prestigio en los tres 煤ltimos lustros. La exposici贸n fue muy atendida de p煤blico y cr铆tica.
Los miembros fundadores y los que luego formarnos en el inolvidable desfile de la Primera Semana de Arte Moderno se Hab铆an encontrado ya localmente en la Retrospectiva que organic茅 yo (damas delante) con Miguel 脕ngelFern谩ndez, en 1964, en el SEPRO. En 1979 volvimos a encontrarnos casi todos de nuevo, en la segunda Retrospectiva, al cumplirse "Las bodas de plata" del Grupo, en el Sal贸n del Centro Cultural Paraguayo Americano. Y al abrazarnos emocionados, lo 煤nico que atinamos a decir fue: "C贸mo trabaj谩bamos". Creo que nunca en el pa铆s se trabaj贸 en arte con m谩s entusiasmo, fe y solidaridad.
Para entonces (en realidad desde 1956) varios de estos artistas, especialmente mujeres, hab铆an dejado, al menos como ocupaci贸n principal, la pintura y se hab铆an dedicado a la gubia. Tambi茅nen este aspecto es necesario anotar la acci贸n del Grupo Arte Nuevo como promotor e incentivador.
En efecto,el primer taller de grabado en el Paraguay (Taller colectivo; individualmente algunos artistas hab铆an tenido el suyo antes de entonces, sin que su obratuviese en absoluto trascendencia magistral ya que trabajaron solos y sin comunicar t茅cnicas ni entusiasmos a nadie) se abri贸 en esa fecha bajo la direcci贸n de Livio Abramo, prestigioso artista brasile帽o al cual mucho debe el arte nacional por su magisterio inapreciable y su invariable actitud optimista y constructiva. Repito que este taller puede considerarse como una proyecci贸n directa de la acci贸n de Arte Nuevo, porque fueron las conexiones establecidas por artistas de este grupo en el Brasil, las que llevaron primariamente a la gesti贸n para el establecimiento de dicho taller en el Instituto Cultural Paraguay-Brasil,hoy Centro de Estudios Brasile帽os, que sigue cobijando dicho taller, en una obra de proyecciones considerables.
El grupo de grabadores all铆 formados, lo constituyeron de entrada elementos del grupo: Olga Blinder, Edith Jim茅nez, Leonor Ceccotto, Pedro Di Lascio, Jos茅 L. Parodi y otros elementosnuevos, como Lotte Schulz y Adela Solano L贸pez. M谩s tarde, se incorporaron otros j贸venes cuyo trabajo dio al Taller continuidad y afirmaci贸n de valores.
Quiero repetir lo dicho al principio; no todos los j贸venes han o铆do hablar del Grupo Arte Nuevo; los m谩s, nacidos ya dentro de su 茅poca de afirmaci贸n plena, lo consideran como algo quepertenece al pasado. O creen que sus efectos han cesado en un momento determinado; lo cual puede llevar a que se sientan a s铆 mismo como exentos de gravitaci贸n alguna con respecto a 茅l.

PEDRO DI LASCIO
"SIESTA EN CAACUPE". 50 x 60 CMS.
脫LEO SOBRE TELA
Pero en primer lugar, los principales artistas arriba mencionados -menos Pedro Di Lascio, Leonor Ceccotto, Guillermo Ketterer, Mariano Grotovsky y Jos茅 L. Parodi, fallecidos (Hay que advertir que su fallecimiento se produce (excepto en el caso de Grotovsky) en a帽os muy recientes y que hasta su fallecimiento todos permanec铆an activos.) siguenvivos, activos y acendrando madurez. Formando hace ya treinta a帽os, un grupo caracterizado por su cohesi贸n y al cual se fueron sumando valores j贸venes, crearon con su decisi贸n, su entusiasmo y sus respectivos est茅ticos bagajes; y, sobre todo, afrontando todos los riesgos de una acci贸n innovadora, un ambiente, un clima para la creaci贸n. Promovieron un intercambio; asentaron un prestigio; movilizaron posibilidades que las generaciones j贸venesrecibieron como vi谩tico. Es preciso sin embargo decir que estas generaciones saben en general corresponder al compromiso, y lo prueba la honrosa acogida que su obra est谩 mereciendo en el exterior, y que a su vez enriquece la obra previa, y acrece el prestigio de la pl谩stica nacional.
Como se ha dicho, los pintores del grupo inicial siguen en pie casi todos, aunque algunos de ellos abandonara temporalmente la pintura por el grabado. Entre ellos Edith Jim茅nez y Olga Blinder; aunque la primera ha reanudado esas actividades los 煤ltimos a帽os. Son incontables las exposiciones realizadas por estos artistas, individualmente o en grupos, dentro y fuera del pa铆s. Incontables tambi茅n las muestras internacionales a las cuales han asistido invitados; ya que son ellos los que rompieron la marcha de la pl谩stica paraguaya hacia esta personer铆a internacional y siguen, en conjunto, encabez谩ndola. Personer铆a que se extiende a muchos pa铆ses europeos e inclusive a alguno asi谩tico. Sus obras figuran en numerosos museos, y son importantes tambi茅n, como ya se dijo, las distinciones recibidas despu茅s de 1965, entre las cuales figura el Gran Premio en la Bienal de Quito de 1972, otorgado a Carlos Colombino.
Ahora bien, esta primerapromoci贸n de la pl谩stica moderna paraguaya que permanece enla brecha desde hace treinta a帽os, no habr铆a podido llegar a esta situaci贸n y mantenerla sin haber llegado en su carrera a la etapa de las definiciones personales.
No le ha resultado f谩cil a sus componentes llegar a ella, dados los antecedentes expuestos brevemente a lo largo de esta recensi贸n. Estos artistas se han visto obligados a quemar etapas, a condensar experiencias, abreviar tramos. No ha existido para ellos, ni experimental ni hist贸ricamente, una pintura cubista, una pintura fauve, una pintura abstracta, un expresionismo, un surrealismo. Han tenido que saltar en la mayor铆a de los casos, de la etapa acad茅mica mencionada, a aquellas, posteriores, sin la seguridad que proporciona el paso por las previas jornadas.
Es posible que en la trabajosa trayectoria mucho de la energ铆a inicial haya tenido que perderse fatalmente; pero es evidente, que de ese primigenio caudal qued贸 lo suficiente para llegar a los m谩s al buen puerto y capacitarles para afrontar la responsabilidad.
Pedro Di Lascio fiel a su f贸rmula ingenua que le permiti贸 ser siempre actual, falleci贸 en 1978. Jos茅 L. Parodi, ceramista y escultor, ganador, en colaboraci贸n, del Premio Arno en la VI Bienal de San Pablo, fue un devoto del tema ind铆gena, del cual dej贸 amplia prueba en cer谩mica como en escultura, en piezas de tama帽o de exposici贸n como en murales y obras monumentales en madera. En 1971 tuvo el privilegio de una Sala especial en la Bienal de San Pablo de ese a帽o. Falleci贸 en 1981.
聽
LEONOR CECCOTTO
"CINECIAS". 0,69 x 1,60 CMS. 1976
脫LEO SOBRE TELA
COLECCI脫N DE TICIO ESCOBAR
Leonor Cecotto, pintora que se inici贸 con un figurativismo cuasi-acad茅mico, al cual procur贸 incorporar rasgos m谩s modernos, y que luego hizo pintura de acento decorativo, cultiv贸 durante a帽os el grabado con una t茅cnica muy personal en motivos y rasgos; falleci贸 el a帽o corriente, 1982. Falleci贸 Ra煤l De Laforet, quien en los 煤ltimos tiempos maduraba m贸dulos sintetizantes y geometrizantes. Ya me he referido a Guillermo Ketterer. Muchos a帽os antes hab铆a fallecido Mariano Grotovsky, entusiasta adherente del movimiento aunque fue poco lo que a 茅ste pudo aportar.
Alicia Bravard, Lila Maz贸 y Montserrat Sol茅 han dejado, al parecer, de pintar. Leonardo Torfs, que se adhiri贸 al grupo con entusiasmo, desvi贸 luego y m谩s tarde regres贸 a su pa铆s, B茅lgica.
Aldo Delpino abandon贸 la pintura antes de cumplir los veinte a帽os. Herminio Gamarra Frutos que frecuent贸 tambi茅n las reuniones, no parece haber sentido est铆mulo mayor para cambiar su visi贸n del paisaje, a la cual permanece fiel.
La ausencia de estos artistas, algunos de ellos como Jos茅 L. Parodi, de b谩sica importancia en el movimiento Arte Nuevo, ha disminuidoen n煤mero pero no en empuje vocacional la acci贸n de dicho grupo y sus seguidores. Siguen activas en diverso grado Olga Blinder, Edith Jim茅nez y Lil铆 del M贸nico.
La primera, la m谩s intelectual quiz谩 de nuestros artistas, muestra en su obra el progresivo cu帽o de una personalidad que tantea con lucidez en busca de las necesarias experiencias, 煤tiles y enriquecedoras. Pasa por el cubismo, el expresionismo de tono decorativo, un expresionismo de contenido c贸smico; un abstracto l铆rico que toma 煤ltimamente contacto con formas m谩s audaces a trav茅s de la identificaci贸n visual intuitiva de soporte, materia y motivo. Sus grabados figurativos que someten curiosamente a lavez lo figurativo a la deformaci贸nexpresionista y al rigor geom茅trico de lo decorativo, son de lo mejor de esta disciplina en nuestra pl谩stica.
Edith Jim茅nez, imaginativa y sensitiva m谩s que intelectual, abandonando sus primeros ensayos cubistas (Bienal paulista de 1955) y fauve (exposici贸n Arte Moderno 1957) ha realizado grabados de un restallante abstracto expresionista, y otros dentro de otras vertientes, cuyo valor han reconocido las distinciones obtenidas y su inclusi贸n en colecciones. 脷ltimamenteha vuelto a la pintura con paisajes donde preside a trav茅s de la simplificaci贸n de las formas, y sobre todo de un colorido evanescente, un aura po茅tica altamente sugestiva.
Lil铆 del M贸nico, 煤nica pintora que "hizo" pintura de rasgos fauve en un comienzo, regres贸 hacia un figurativismo m谩s tradicional en los 煤ltimos tiempos; pero su fuerte han sido siempre los motivos florales donde una pincelada y color posimpresionistas animan composiciones de inclinaci贸n decorativa.
Francisco Torn茅 Gavald谩 persiste fiel a su vertiente naturalista, a su t茅cnica -la acuarela- y su motivaci贸n (el paisaje) aunque sus cuadros ganan en finura y acendran matices al correr de los a帽os.
Herman Guggiari, quienha seguido un rumbo inequ铆vocamente progresivo en la sedimentaci贸n de sus experiencias, se ha colocado r谩pidamente en indiscutible lugar de avanzada en nuestra escultura e inclusive en el ranking de la escultura latinoamericana; y ha sido distinguido en nuestras internacionales como la de San Pablo.
Surgido al flanco del Grupo Arte Nuevo con el cual tom贸 contacto en 1955, Carlos Colombino que se adelanta r谩pidamente al grupo en su trayectoria, es, en este momento, seguramente, el pintor m谩s destacado con que cuenta el Paraguay. Carlos Colombino, arquitecto brillante, es tambi茅n grabador y en esta disciplina ocupa lugar de avanzada formal. Ha ganado premios internacionales importantes, entre ellos el Gran Premio dela Bienal de Quito en 1972. Junto con Olga Blinder funda la Colecci贸n Circulante de Arte Contempor谩neo que pronto llegar谩, con la inauguraci贸n del local propio, a la categor铆a de Museo. En 茅ste ser谩 posible por primera vez apreciar la evoluci贸n de lapl谩stica nacional en esos aspectos en el 煤ltimo cuarto de siglo, especialmente en lo que a grabado y dise帽o se refiere, permitiendo a las generaciones m谩s j贸venes estudiar su desarrollo y no s贸lo en sus aspectos locales.

CARLOS COLOMBINO
SERIE "DURERO". 50 x 60 cms.
XILOPINTURA
COL. MARISA DE SAPENA
La obra de Colombino merecer铆a de por s铆 un especial estudio que aqu铆 no podemos dedicarle. Se帽alaremos s贸lo en ella la cuidadosa progresi贸n de las experiencias que agotan, cada una de ellas, sus posibilidades antes de entrar en la siguiente y buscan con tenacidad la adecuaci贸n de soporte, materia y expresi贸n. As铆 la pintura sobre madera, y en ella especialmente lo que llama xilopintura por la combinaci贸n o simbiosis expresiva que consiguen grabado y pintura en perfecta fusi贸n-correlaci贸n pl谩stica.
Dentro de esta t茅cnica que en s铆 misma conlleva ya una fuerte carga expresiva, Colombino ha evolucionado o mejor dicho se ha configurado tem谩ticamente, desde un decorativismo de motivaci贸n vegetal a un expresionismo donde alienta una protesta humana; m谩s tarde a un expresionismo-onirismo (o simbolismo) donde ten铆an lugar especial los espacios virtuales y finalmente su serie sobre Durero, fascinantes traslaciones "destructivistas" a trav茅s de las cuales da una fisonom铆a a la concepci贸n metaf铆sica del tiempo como desfigurador o destructor de formas como medio de instaurar otras nuevas, en lo mental como en lo f铆sico.
Joel Fil谩rtiga, llegado al grupo tard铆amente a causa de su juventud, como Colombino o Aldo Delpino; m茅dico dedicado abnegadamente a su magisterio, ha encontrado sin embargo la manera de llevar adelante con continuidad relativa su vocaci贸n art铆stica, el dise帽o; en este ejercicio del dibujo como categor铆a aut贸noma, puede consider谩rsele precursor. Lo caracteriza en su mejor nivel un surrealismo afianzado en composiciones de un inagotable barroquismo, altamentesugestivo pl谩stica e imaginativamente.
El Grupo Arte Nuevo, sigue, como ya dije, en pie y activo en muchos de sus miembros principales. Eran lo bastante j贸venes al comenzar -la mayor铆a pertenecer铆an a la generaci贸n del 50, nivel inferior-. Otros pertenecen a la del 60, aunque se anticiparon a ella, como Colombino y Fil谩rtiga. Todos ellos todav铆a pueden dar mucho al arte paraguayo. Pero desde ahora tienen ya asegurado un lugar 煤nico en la historia del arte nacional.Fueron los que echaron las bases, asentaron el ejemplo y corrieron los riesgos.
Si puede hablarse de un comienzo de tradici贸n en lo moderno (en lo que 茅sta supone de continuidad y de l贸gicas mutaciones de una trayectoria) ese comienzo est谩 en ellos, aunque en ning煤n momento desconozcan lo que las generaciones anteriores les legaron con la simple lecci贸n de su perseverancia, de su presencia hist贸rica, y se puede estar seguros que siempre recordar谩n con gratitud y emoci贸n lo que deben a un Juli谩n de la Herrer铆a, a un Guevara, a una Ofelia Echag眉e Vera, a un Bestard. Y desde luego, a Jo芒o Rossi, el detonador de su rebeld铆a. Una rebeld铆a que las facilidades, el ambiente, la apertura a la consideraci贸n internacional de que es ahora objeto el arte paraguayo y en las cuales hallaron su apoyo las promociones siguientes a partir de 1965, son obra suya. Este es un m茅rito que la historia de nuestras artes no les podr谩 nunca regatear.
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