RELACIÓN PARAGUAY Y BRASIL
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POSTERIOR A LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
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Los últimos acontecimientos
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El Imperio vencedor se vio afrontado a difÃciles situaciones desencadenadas por la larga y desgastante guerra del Paraguay. Los gastos de la contienda fueron enormes para el Brasil: 640.000 contos de reis, suma equivalente a once veces el presupuesto nacional del año 1864, acarrearÃan un déficit que persistió hasta la caÃda del Imperio en 1889. La deuda con los banqueros ingleses era de tal volumen, que algunos cronistas aseguran haber sido el comienzo de la colosal deuda externa de la actualidad. En una carta fechada del 23 de octubre de 1869, pocos meses antes de la inmolación de Cerro Corá, escribÃa el polÃtico Penedo al marqués de Cotegipe: "Paraguay queda reducido a mujeres y nosotros a mendigos."
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Las relaciones diplomáticas del Brasil con Gran Bretaña habÃan sufrido profundas grietas, a raÃz de incidentes conocidos como la Cuestión Christie. Para recuperar el apoyo inglés, Brasil se envolvió en una polÃtica de concesiones y empréstitos. El Banco Mauá quebró en 1878 por maniobras y presiones de Rothschild, llevando a la ruina a los astilleros, bancos y demás empresas.
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Surgió en el Brasil una nueva expresión de fuerza polÃtica: el ejército. Los militares triunfadores en la guerra, se negaron a asumir el degradante papel de represores de esclavos negros huidos. De las filas del ejército surgieron los hombres que irÃan a renovar la arcaica estructura cortesana, heredada de Portugal. En 1871 se aprobaba la Ley del Vientre Libre dictada por la regente imperial, la princesa Isabel. Los prohombres que abolieron el Imperio e instituyeron la República, eran los combatientes de las campañas del Paraguay, Deodoro da Fonseca, Floriano Peixoto y otros conocidos lÃderes republicanos.
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Brasil, Cuba y Paraguay eran los últimos paÃses en permitir la esclavitud después de terminada la guerra de Secesión en los Estados Unidos. Como los esclavos componÃan el veinticinco por ciento de la población brasileña y eran los únicos trabajadores agrÃcolas, el fantasma de la libertad a los negros despertó una gran impopularidad entre los cortesanos imperiales, todos integrantes de la clase dominante, poseedora de tierras y fortunas. Extensos debates se desataron en la prensa y el Senado. Los esclavos excombatientes de la guerra del Paraguay, muchos de ellos cargados de medallas y galones, se resistÃan a acatar la potestad de sus antiguos señores.
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Al igual que los militares, los esclavos liberados pasarÃan a constituir una poderosa masa humana, representando los sentimientos más entrañables de la sociedad moderna del Brasil. La polÃtica diplomática brasileña continuarÃa a lo largo de su historia con la misma orientación signada por la firmeza de sus decisiones y la clara definición de sus rumbos. El legado de la ágil y visionaria polÃtica portuguesa se harÃa notar en el tratamiento ceremonioso pero inflexible de los hombres de la escuela del barón de RÃo Branco (89).
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Cinco siglos de errores diplomáticos y ceguera polÃtica hicieron naufragar los planes coloniales de la España evangelizadora y culta de la reina Isabel la Católica.
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La provincia que sirvió de antemural en la defensa de los intereses de la corona, resultó, a la postre, una nación sin lÃmites definidos y sometida a la avidez y la codicia de portugueses y sus aprovechados alumnos, los brasileños. Solamente una historia llena de actos de heroÃsmo y sacrificio, permitió que subsistiera la pequeña República del Paraguay, otrora, Provincia Gigante de las Indias.
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Editorial El Lector,
Diseño de Tapa: Ca'avo-Goiriz
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Imagen 38.
Militares brasileños en la construcción de un monumento conmemorativo
en la lÃnea de los hitos demarcatorios
de los lÃmites establecidos por el Tratado de 1872.
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La escasa población sobreviviente a la tragedia sufrió las calamidades del hambre, la humillación y el despojo de sus bienes y propiedades. Las tierras públicas fueron vendidas a precios irrisorios permitiendo la organización de inmensos latifundios extranjeros dedicados a la explotación de la yerba mate, la ganaderÃa y la exportación de maderas, rubros éstos marcados por el sufrimiento y el dolor del obrero paraguayo.
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Pero, ¿podrán sobrevivir los pequeños estados de frágil economÃa como el Paraguay, ante la avasallante opresión de vecinos tan poderosos? ¿Tendrá el Tratado de Asunción en el que se acordó el funcionamiento de un mercado común del sur (Mercosur), la misma efÃmera utilidad de Tordesillas o San Ildefonso? Aflora a la memoria esta conocida reflexión:
Si no sabemos porqué ocurrió, entonces, ¿cómo podemos tener la certeza de que no ocurrirá ahora?
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NOTAS:
89- Poco antes de la construcción de la represa de Itaipú, el Paraguay tuvo que sostener una seria disputa con el Brasil por la interpretación de las cláusulas del Tratado de 1872, que se referÃa a una lÃnea que siguiera las altas cumbres de las sierras del Mbaracayu. Antes de llegar a un acuerdo definitivo, el gobierno brasileño fundó una villa en las riberas del Paraná y dentro de las tierras cuestionadas. SerÃa más adelante el municipio de Mundo Novo. Por fortuna, el nivel de las aguas represadas del lago artificial hicieron desaparecer los históricos Saltos del Guairá, cuya soberanÃa compartida era defendida por el Paraguay y con ello, el conflicto quedó relegado al olvido. (Nota del autor).
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