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CARLOS ZUBIZARRETA (+)
  CIEN VIDAS PARAGUAYAS - Por CARLOS ZUBIZARRETA - A帽o 2011


CIEN VIDAS PARAGUAYAS - Por CARLOS ZUBIZARRETA - A帽o 2011

CIEN VIDAS PARAGUAYAS


Por CARLOS ZUBIZARRETA

Pr贸logo a esta edici贸n CARLOS VILLAGRA MARSAL

Pr贸logo a la 2陋 edici贸n de 1985

ALFREDO M. SEIFERHELD

Comisi贸n Nacional de Conmemoraci贸n del Bicentenario

de la Independencia del Paraguay

Biblioteca Bicentenario N潞 6

EDITORIAL SERVILIBRO

Direcci贸n Editorial: VIDALIA S脕NCHEZ

Dise帽o de tapa: CELESTE PRIETO

Asunci贸n 鈥 Paraguay

2011 (240 p谩ginas)

PREFACIO A ESTA EDICI脫N

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Es apropiado indicar que Carlos Zubizarreta (Asunci贸n, 1904-1972) es uno de los ocho o diez grandes escritores mediante quienes el Paraguay, hasta ahora, ha enriquecido la literatura, la cr贸nica y el ensayo de nuestra Am茅rica.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Por lo general, cada libro suyo se constituye en una duradera, espl茅ndida aleaci贸n de rigor hist贸rico, maestrazgo verbal y penetrante reflexi贸n acerca de los avatares de la patria y su gente: Acuarelas paraguayas, Capitanes de la Aventura, Historia de mi Ciudad; tambi茅n es el caso de Cien vidas paraguayas, texto que decidimos incorporar a la BIBLIOTECA BICENTENARIO en la certeza de que esta reuni贸n bibliogr谩fica conmemorativa resultar铆a incompleta sin la inclusi贸n del presente volumen. Cien vidas paraguayas no es solamente invocatorio y repaso de otras tantas "personalidades fallecidas que, de alguna manera, forjaron la historia paraguaya", seg煤n manifiesta el propio autor en la Advertencia a la 1陋. edici贸n, sino una memoria, concisa pero cabal y eficaz, de los trajines, malaventuranzas, severidades y regocijos de la naci贸n, desde el arribo del primer europeo a estas tierras hasta, digamos, mediar el siglo pasado.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Por otro lado, Cien vidas paraguayas no tiene tan s贸lo "una modesta intenci贸n did谩ctica", conforme se帽ala igualmente la humildad del autor, sino que compone un insoslayable material de informaci贸n (pocas veces agrupada en conjunto) para sentir y comprender el entero pa铆s, especialmente desde la c煤spide de la evocaci贸n bicentenaria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Me remito adem谩s a los argumentos del mismo Carlos Zubizarreta, y a los de Alfredo Seiferheld en su Pr贸logo a la 2a. edici贸n, sobre la oportunidad de inserci贸n, en esta centena de biograf铆as, de extranjeros que vivieron cierto tiempo o se radicaron en el Paraguay, jug谩ndose por 茅l a las duras y a las maduras.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Por 煤ltimo, d茅jeseme dedicar este umbral de palabras justamente a Carlitos Zubizarreta, de inolvidable conversaci贸n y escritura, que fue mi maestro y amigo de mi padre y m铆o.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Carlos Villagra Marsal

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 脷ltima altura, febrero 2011

PR脫LOGO A LA SEGUNDA EDICI脫N

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Desde que Plutarco escribi贸, hace casi dos mil a帽os, sus Vidas paralelas, el g茅nero biogr谩fico sufri贸 la influencia de los diversos per铆odos hist贸ricos y corrientes literarias que cruzaron los caminos de la humanidad. Desprendida de su af谩n moralizador, primer signo com煤n en las historias de vidas griegas y romanas, la biograf铆a lleg贸 a nuestros d铆as no carente de un objetivo 茅tico, aunque con un mayor af谩n por la verdad y por la precisi贸n literaria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Las letras paraguayas no han sido fecundas en biograf铆as. Arturo Bray, Julio C茅sar Chaves, Justo Pastor Ben铆tez, Juan E. O'Leary y unos pocos m谩s cultivaron este g茅nero sin ignorar, en otro aspecto, la densa obra de Carlos R. Centuri贸n y el aporte sostenido de J. Arturo Alsina y Ra煤l Amaral, argentinos de cuna ambos, pero paraguayos de adopci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Carlos Zubizarreta agrega su nombre a tan breve n贸mina. Sus Cien vidas paraguayas representan el esfuerzo m谩s completo por reunir los perfiles del tr谩nsito por este pa铆s de un centenar de ciudadanos ilustres, desde el amanecer de la conquista europea hasta un cuarto de siglo atr谩s, momento de aparici贸n del libro en su edici贸n primigenia. Como lo aclara su autor, no todos los incluidos por 茅l fueron paraguayos, entendido por esto la ciudadan铆a natural. Pero, 驴qui茅n podr铆a dudar de la paraguayidad de espa帽oles y portugueses que galvanizaron la nacionalidad en sus or铆genes remotos, o de la de quienes como Guido Boggiani, Viriato D铆az P茅rez, Rafael Barrett, Mois茅s Bertoni o Juan Belaieff incorporaron, como afirma Zubizarreta, su esfuerzo vital al acervo de la civilizaci贸n del pa铆s?

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El gran bi贸grafo que fue Stefan Zweig, sosten铆a en El mundo de ayer que mientras los escritores, en su mayor铆a, "no pueden decidirse a silenciar algo de lo que saben, y con cierto enamoramiento de cada l铆nea lograda pretenden mostrarse m谩s amplios y profundos de lo que en realidad son", su ambici贸n (la de Zweig) consist铆a en "saber siempre m谩s de lo que queda de manifiesto". Parecida actitud de elaboraci贸n literaria puede atribuirse tambi茅n a Zubizarreta en Cien vidas paraguayas: la obra pudo haber sido mucho m谩s extensa. Pero su autor dedic贸, en promedio de la edici贸n original, menos de dos p谩ginas a cada descripci贸n, prefiriendo remitir al lector, bibliograf铆a al pie mediante, a una mayor informaci贸n sobre cada s铆ntesis elaborada. Aunque el lector perdiera con ello el volumen, Zubizarreta no sacrific贸 la fluidez del relato, caracter铆stica que hace de 茅l uno de los escritores paraguayos de prosa m谩s castiza y de mejor dominio de la lengua.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Carlos Zubizarreta no fue un historiador, aunque a menudo resulte comprometedor trazar una l铆nea demarcatoria entre el ensayista, el historiador y el novelista. Poseedor de un l茅xico "rico en s铆 mismo en matices y ajustado a los conceptos", seg煤n Carlos R. Centuri贸n, su hom贸nimo Zubizarreta comenz贸 haciendo literatura en los a帽os veinte, 茅poca de un estallido cultural sin precedentes en el Paraguay. Dio a la estampa numerosos art铆culos en la prensa diaria, como tambi茅n en las revistas Alas y Juventud. Abogado de profesi贸n, debi贸, como casi todos, atender a su supervivencia econ贸mica para, en las pocas horas restadas al descanso, dedicarse a su vocaci贸n literaria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Sus Cien vidas paraguayas son un provechoso material did谩ctico, a la vez que una rica cantera de datos, muchos hoy esquivos para con el investigador. Con ellas, Zubizarreta rescat贸 la figura del h茅roe civil paraguayo, tan eclipsado por los galones del uniforme y por las glorias del campo de batalla. En los a帽os que corren, en que este pa铆s necesita vigorizar su condici贸n civilista de pasado y presente, la obra de Carlos Zubizarreta, sin ignorar m谩rtires y sobrevivientes de nuestras dos guerras, resalta el aporte de ciudadanos acaso menos conocidos, pero destacados en campos tan conexos como la educaci贸n, las artes y la literatura.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Agotado este libro hace tiempo, su reedici贸n -que es la primera en el Paraguay-por la Editorial Araver谩, actualiza en sus p谩ginas la vida de muchos paraguayos que no siempre conocieron el 茅xito en su corto o largo tr谩nsito. Pero Zubizarreta antepuso lo moral a lo material. Sus personajes fueron de suerte dispar; triunfos y fracasos jalonaron su paso. Unos han sido grandes en lo cultural, m谩s peque帽os en lo pol铆tico. No pocos pagaron con su vida un ideal trunco. Siete compatriotas escogidos por 茅l fueron muertos por manos y armas paraguayas, en momentos de oscuridad y fanatismo.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La obra de Zubizarreta evoca tambi茅n a siete religiosos de todas las 茅pocas. Asimismo, a cuatro mujeres. Solamente a cuatro. La omisi贸n pudo haberse salvado, como lo prometi贸 el autor, en un volumen que ya no ver铆a la luz. La historia del Paraguay y la historia de sus actos trascendentes siguen siendo historia de hombres. No por menosprecio a la mujer, sino por la actitud an贸nima de 茅sta. La mujer paraguaya ha forjado, en puridad de raz贸n, la nacionalidad. Detr谩s de cada perseguido, de cada encerrado, de cada sacrificado y de cada exiliado, siempre existi贸 una mujer que ha sido olvidada.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En su conjunto, Cien vidas paraguayas re煤ne un selecto n煤cleo de varones que hasta mediados del siglo XX molde贸 m谩s de cuatrocientos a帽os del ser nacional. El Paraguay se consolid贸 con ellos y el civismo tuvo a la mayor铆a como su expresi贸n m谩s concreta. Las vidas f铆sicamente ausentes que Zubizarreta rescata en estas p谩ginas no han muerto en la fr铆a cronolog铆a. Su trascendencia escapa a las fechas porque se proyecta sin t茅rmino, con el vigor de las cosas perdurables.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Alfredo M. Seiferheld

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Asunci贸n, marzo de 1985

ADVERTENCIA 1

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Este libro se ha escrito por feliz iniciativa de Ediciones Nizza, sello publicitario que se aboca en el Paraguay a eficiente labor de divulgaci贸n cultural, digna del mayor encomio y de la m谩s c谩lida adhesi贸n nacional.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Consecuente con el prop贸sito de la casa editora, la obra no alienta definida pretensi贸n literaria sino modesta intenci贸n did谩ctica para un f谩cil y c贸modo conocimiento -en pa铆s donde no son asequibles las fuentes de consulta- de personalidades fallecidas que, de alguna manera, forjaron la historia paraguaya. Por eso incluye tambi茅n la biograf铆a de hombres ilustres nacidos fuera del solar patrio pero cuyo esfuerzo vital qued贸, de modo permanente, incorporado al acervo de la civilizaci贸n del pa铆s. Mirados por nosotros, esos hombres no son, pues, extranjeros.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Dedicado preferentemente a uso inmediato de maestros, estudiantes y esp铆ritus curiosos de la vida nacional, el libro intenta ser un simple manual de r谩pida consulta. Para suplir las naturales deficiencias de la brevedad en la referencia biogr谩fica, se agrega al final de cada nota una lista bibliogr谩fica a la cual los interesados en ahondar su conocimiento de determinada figura, aqu铆 recordada, pueden recurrir en procura de m谩s completa documentaci贸n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Se ha puesto particular empe帽o en que la informaci贸n suministrada est茅 revestida de la mayor objetividad posible. El autor ha omitido, siempre que pudo, su particular juicio sobre hombres, sucesos y situaciones prefiriendo avalar todo enjuiciamiento con el criterio de m谩s ilustres y autorizadas opiniones. Es muy dif铆cil hablar de las cosas paraguayas. Dif铆cil y peligroso. Se corre siempre el riesgo de ser mal interpretado, de herir delicad铆simas susceptibilidades hist贸ricas o de discrepar con personales sentimientos apasionados. Permita Dios que este empe帽o haya sorteado con fortuna esos riesgos.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La enunciaci贸n electiva de las figuras recordadas en el libro no implica, por otra parte, una deliberada selecci贸n excluyente. La limitaci贸n num茅rica impuesta al trabajo debi贸 ocasionar, necesariamente, sensibles omisiones que no son premeditadas sino debidas a involuntario olvido, a fallas en la revisi贸n del panorama hist贸rico o a falta de documentaci贸n oportuna. Tales omisiones ser谩n salvadas en un segundo volumen, contemplado en los prop贸sitos editoriales.

1De la primera edici贸n.



INDICE

PREFACIO A ESTA EDICI脫N

PR脫LOGO A LA SEGUNDA EDICI脫N

ADVERTENCIA

ALEJO GARC脥A

SEBASTI脕N CABOTO

PEDRO DE MENDOZA

JUAN DE AYOLAS

JUAN DE SALAZAR Y ESPINOSA

ALVAR N脷脩EZ CABEZA DE VACA

DOMINGO MART脥NEZ DE IRALA

RUIZ D脥AZ MELGAREJO

PEDRO DORANTES

NUFRIO DE CHAVES

JUAN DE GARAY

RUY D脥AZ DE GUZM脕N

FRAY LUIS DE BOLA脩OS

HERNANDARIAS

HERNANDO DEL TREJO Y SANABRIA

R. P. ROQUE GONZ脕LEZ DE SANTACRUZ

R. P. ANTONIO RUIZ DE MONTOYA

FRAY BERNARDINO DE C脕RDENAS

JOS脡 DE ANTEQUERA Y CASTRO

FERNANDO MOMPOX DE ZAYAS

RAFAEL DE LA MONEDA

R. P PEDRO LOZANO

F脡LIX DE AZARA

JUAN FRANCISCO DE AGUIRRE

R P AMANCIO GONZ脕LEZ ESCOBAR

PEDRO VICENTE CA脩ETE

FULGENCIO YEGROS

PEDRO JUAN CAVALLERO

VICENTE IGNACIO ITURBE

MAURICIO JOS脡 TROCHE

MANUEL ATANASIO CABA脩AS

JOS脡 F脡LIX BOGADO

JOS脡 GASPAR DE FRANCIA

FERNANDO DE LA MORA

MARIANO ANTONIO MOLAS

AIM脡 BONPLAND

CARLOS ANTONIO L脫PEZ

JUAN BAUTISTA RIVAROLA

JUAN ANDR脡S GELLY

ANDR脡S GILL

JOS脡 BERGES

FRANCISCO SOLANO L脫PEZ

ELISA ALICIA LYNCH

JOS脡 D脥AZ

JOS脡 MAR脥A FARI脩A

FIDEL MA脥Z

PANCHA GARMENDIA

NATALICIO TALAVERA

FRANCISCO WISNER DE MORGENSTERN

BERNARDINO CABALLERO

CIRILO ANTONIO RIVAROLA

JUAN BAUTISTA GILL

JOS脡 SEGUNDO DECOUD

FACUNDO MACHA脥N

FACUNDO INSFR脕N

PATRICIO ESCOBAR

JOS脡 DE LA CRUZ AYALA (AL脫N)

RAM脫N ZUBIZARRETA

BENIGNO FERREIRA

JUAN B. EGUSQUIZA

BENJAM脥N ACEVAL

JUAN SILVANO GODOY

BLAS GARAY

MANUEL DOM脥NGUEZ

FULGENCIO R. MORENO

CECILIO B脕EZ

MANUEL GONDRA

VIRIATO D脥AZ P脡REZ

ANDR脡S BARBERO

VICTORINO ABENTE

GUIDO BOGGIANI

ADELA Y CELSA SPERATTI

RAFAEL BARRETT

IGNACIO A. PANE

RAM脫N INDALECIO CARDOZO

ALEJANDRO GUANES

MOIS脡S SANTIAGO BERTONI

JUAN SINFORIANO BOGAR脥N

ARSENIO L脫PEZ DECOUD

SILVIO PETTIROSSI

DELF脥N CHAMORRO

ELOY FARI脩A N脷脩EZ

ANTOL脥N IRALA

ELIGIO AYALA

ADRIANO IRALA

JUAN BELAIEFF

EUGENIO GARAY

JULI脕N DE LA HERRER脥A

MANUEL ORTIZ GUERRERO

AGUST脥N BARRIOS

EUSEBIO AYALA

JOS脡 F脡LIX ESTIGARRIBIA

GER脫NIMO ZUBIZARRETA

FRANCISCO BRIZUELA

JULIO CORREA

F脡LIX CABRERA

TEODORO ROJAS

LUIS IRRAZ脕BAL

H脡RIB CAMPOS CERVERA



CARLOS ANTONIO L脫PEZ

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Anota Justo Pastor Ben铆tez que la biograf铆a de Carlos Antonio L贸pez "est谩 escrita al pie de sus obras en las piedras, ladrillos y el hierro de sus construcciones". Pero si 茅stas fueron s贸lidas y abundantes, m谩s arduo y encomiable es su esfuerzo constructivo de la afirmaci贸n soberana del Paraguay, imponi茅ndola al respeto de la conciencia americana, a pesar de las equivocaciones de su pol铆tica internacional. Pero el reparo implica ya la admisi贸n de un juicio; y ser铆a prop贸sito harto ambicioso para la simple nota biogr谩fica la formulaci贸n de enjuiciamientos reservados a la historiograf铆a documentada de una figura con tan enorme significado en la patria paraguaya.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Carlos Antonio L贸pez no naci贸 en el pueblo de Sant铆sima Trinidad, como han divulgado anteriormente muchos historiadores copi谩ndose unos a otros, sino en Manor谩, suburbio de la Asunci贸n actual, el 4 de noviembre de 1792, siendo bautizado en julio del a帽o siguiente por un fraile franciscano en la cercana iglesia de la Recoleta. Fue uno de los ocho hijos -seis varones y dos mujeres- de don Miguel Cirilo L贸pez y de do帽a Melchora Insfr谩n, "nobles, limpios, sin mala raza ni tacha". "Si en algo se afanaba don Miguel Cirilo -dice el historiador Chaves-, era en asegurar a sus hijos el mejor porvenir; varios de ellos recibieron la m谩s aventajada educaci贸n que era dable obtener en el pa铆s por aquella 茅poca. Mart铆n, el primog茅nito, sigui贸 la carrera eclesi谩stica; se hizo franciscano y fue m谩s tarde, durante largos a帽os, p谩rroco de Yute. Basilio Antonio fue tambi茅n franciscano y, cuando el dictador Francia seculariz贸 las 贸rdenes religiosas, ocup贸 el curato de Piray煤; despu茅s llegar铆a a obispo. De los hijos del sastre, nacidos en aquella humilde casa de Manor谩, uno llegar铆a a ser el jefe del poder temporal y otro del espiritual, simult谩neamente. Pero era a Carlos Antonio a quien le estaba reservado el mejor porvenir...".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Desde muy ni帽o, con reconcentrada aplicaci贸n al estudio, frecuent贸 la pobre escuelita anexa al convento franciscano de la Recoleta, donde fray Buenaventura Sendagorda fue su maestro. M谩s tarde pas贸 al Real Seminario de San Carlos, 煤nica instituci贸n asuncena de estudios superiores, como alumno mante铆sta. En 1808 aprueba all铆 su examen de Filosof铆a y, al a帽o siguiente, el de Teolog铆a. Finalizados sus estudios de las 贸rdenes menores, se inicia en la docencia. "Su mocedad le ha impedido tomar parte en los sucesos de esos a帽os: las batallas de Paraguar铆 y Tacuar铆; la revoluci贸n del 14 de mayo; los Congresos de 1811 y 1813; el proceso pol铆tico que tuvo como final la formaci贸n de la primera Rep煤blica independiente en la Am茅rica del Sur, y la entronizaci贸n del doctor Francia en el poder...".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1814, Carlos Antonio L贸pez fue nombrado catedr谩tico de Artes en el Seminario de San Carlos y, tres a帽os m谩s tarde, profesor de Teolog铆a. Mientras tanto ejerc铆a tambi茅n la profesi贸n de abogado, en la que pronto se destac贸 por su talento y probidad. Probidad, austera probidad; 茅sta es, fundamentalmente, la cualidad que habr谩 de distinguirle en el consenso un谩nime de sus conciudadanos.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1826, el abogado y catedr谩tico contrae matrimonio con do帽a Pabla Carrillo, rica dama de prosapia patricia cuyo patrimonio pasa a la administraci贸n de su marido. L贸pez es ya un hombre prominente y esa prominencia social implica un serio peligro en los d铆as inseguros de la dictadura. Temeroso del doctor Francia y con prudente precauci贸n, prefiere la vida recogida de su quinta de Ybyray -el actual Jard铆n Bot谩nico en Sant铆sima Trinidad- a la vida ciudadana. Pero a煤n all铆 se corren riesgos imprevisibles. En el a帽o 1837, se retira m谩s lejos a煤n y va a vivir a la estancia de Olivares, cerca de Rosario de Ycuamandiy煤, extensa propiedad de su esposa. As铆 capea el tiempo tormentoso de la dictadura francista el hombre paciente que espera la hora propicia de su destino.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Muerto Jos茅 Gaspar de Francia, los militares lo hacen buscar en aquel retiro apacible, a fines de 1840. En el pa铆s raleado de clase directiva son necesarios sus luces y el asesoramiento de su cultura. Carlos Antonio L贸pez comienza su actuaci贸n p煤blica como consejero y secretario de Mariano Roque Alonso, durante el gobierno de la Comandancia de Armas, hasta que el Congreso de 1841 lo coloca con 茅ste en el Consulado. Su avasalladora personalidad va a desplazar pronto a su colega. En efecto, el

Congreso de 1844 elimina del gobierno a Mariano Roque Alonso y nombra a Carlos Antonio L贸pez presidente por el per铆odo de 1844 a 1854.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Durante esa d茅cada, los actos m谩s relevantes del mandatario consisten en la en茅rgica y sostenida defensa de los derechos paraguayos a la Independencia, cuestionados por Rosas; en la aprobaci贸n de la carta org谩nica de 1844; en el reconocimiento de la Independencia del Paraguay por el Imperio del Brasil; en la aparici贸n de El Paraguayo Independiente, en 1845, primer peri贸dico paraguayo y 贸rgano oficial del gobierno, del cual el propio L贸pez es principal colaborador; en la ocupaci贸n del territorio de Misiones -1845-, y en la posterior alianza con el Brasil, el a帽o 1850. Ca铆do Rosas del poder, la Confederaci贸n Argentina reconoce la Independencia del Paraguay, en 1852. Un a帽o m谩s tarde -1853- se firman importantes acuerdos con los Estados Unidos de Am茅rica, con Inglaterra, con Francia y con Cerde帽a.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 As铆 llega el fin de su primer per铆odo presidencial. El Congreso de 1854 quiere reelegirlo por otro per铆odo igual; pero Carlos Antonio L贸pez acepta el mandato solamente por tres a帽os. Durante este nuevo gobierno se suscitan graves conflictos con los Estados Unidos norteamericanos, con la Argentina, con el Brasil y con Francia; pero, con menos o m谩s airosa suerte, todos se solucionan pac铆ficamente.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El Congreso reunido el a帽o 1857 reelige a Carlos Antonio L贸pez por tercera vez para un per铆odo de diez a帽os, que esta vez no tiene ya reparos en aceptar. La ciudadan铆a, acomodada a su autoridad, no concibe que pueda ser otro hombre quien rija los destinos del pa铆s. El acontecimiento m谩s destacado de este tiempo fue la mediaci贸n de su hijo Francisco Solano -entonces brigadier-, el a帽o 1859, en la guerra civil que aflig铆a a la Confederaci贸n Argentina. El joven militar paraguayo cumple su misi贸n poniendo paz entre Buenos Aires y Urquiza en el pacto de San Jos茅 de Flores, sin advertir que su personal triunfo diplom谩tico perjudicaba los vitales intereses nacionales. "Este triunfo -dice Chaves- debilit贸 la posici贸n internacional del Paraguay y abri贸 paso al desastre. 隆Cu谩n extraviados son los senderos que escoge el destino de hombres y pueblos! El pacto de San Jos茅 de Flores dar铆a lugar a la hegemon铆a de Buenos Aires y al ostracismo de Urquiza. Para el Paraguay result贸 fatal que la unidad argentina se consolidara tomando como base el centralismo porte帽o, y no la corriente del litoral a la cual estaba ligada nuestra suerte y nuestro destino por m煤ltiples razones. Y para L贸pez y su r茅gimen result贸 igualmente fatal que el liberalismo porte帽o pasara a regir el tim贸n de la naci贸n argentina".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El a帽o 1860 se帽ala el apogeo de los dieciocho a帽os del gobierno de don Carlos. El progreso general de la naci贸n se traduce en todos los 贸rdenes. Se inaugura con grandes festejos el templo de la plaza fuerte de Humait谩. La poblaci贸n asuncena ve correr alborozada el ferrocarril reci茅n construido en su primer tramo, que une la hermosa estaci贸n de Asunci贸n con el pueblo de la Sant铆sima Trinidad. Una peque帽a flota nacional surca los r铆os y pone en contacto al pa铆s con las naciones del Plata, abriendo la puerta al mar. Las modernas fundiciones de hierro de Ybicu铆 baten el metal como un canto al progreso. En la capital trabaja con ardor un moderno arsenal. El tel茅grafo une esta ciudad con Paso de Patria. La producci贸n y el comercio se desarrollan aceleradamente y las exportaciones doblan el crecido monto de la importaci贸n. Por primera vez en la historia de la vieja ciudad, la fisonom铆a edilicia de Asunci贸n se orna con edificios de jerarqu铆a. Contratados por el gobierno, vienen a trabajar al Paraguay muchos t茅cnicos europeos y, becados por el Estado, marchan a Europa j贸venes paraguayos a recoger cultura.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Dos a帽os despu茅s -en la madrugada del 10 de setiembre de 1862- don Carlos Antonio L贸pez entregaba su alma a Dios, luego de recibir los 煤ltimos sacramentos del presb铆tero Fidel Ma铆z. Su cuerpo fue sepultado ese mismo d铆a en la iglesia de Sant铆sima Trinidad, que 茅l hiciera edificar. En 1936, los restos se trasladaron al Pante贸n Nacional de los H茅roes.

BIBLIOGRAF脥A

Julio C茅sar Chaves: El presidente L贸pez.

Pelma Horton Box: Los or铆genes de la guerra de la Triple Alianza, Carlos Antonio L贸pez.

Efra铆m Cardozo: El Paraguay Independiente.



JUAN BAUTISTA RIVAROLA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Cuando se produce la revoluci贸n emancipadora, en mayo de 1811, Juan Bautista Rivarola aparece en el escenario pol铆tico, a pesar de su juventud, junto a los pr贸ceres de la Independencia, y desde entonces su acci贸n p煤blica -aunque corta e intermitente- le coloca entre los varones esclarecidos de la patria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Hab铆a nacido el a帽o 1789 en Barrero Grande, donde su familia pose铆a extensas estancias. El joven viene a la Asunci贸n como alf茅rez de las milicias de su pueblo, llamadas para defensa de la provincia amenazada por la expedici贸n armada de Belgrano. Se bate en las acciones de Paraguar铆 y Tacuar铆, que le valen su ascenso a teniente. Act煤a luego, al lado de Cavallero, Iturbe y Troche, en el pronunciamiento del Cuartel de la Ribera. Su firma aparece en la comunicaci贸n a Velasco que deroga su mando personal y en el acta del juramento prestado, el 16 de mayo de 1811, por Jos茅 Gaspar de Francia, Juan Valeriano Zeballos y Pedro Juan Cavallero. Cuando se establece el primer gobierno consular en 1813, es ya capit谩n y, considerando terminada su misi贸n militar, solicita su retiro del ej茅rcito. Desempe帽a luego diversas funciones de car谩cter civil y, en 1816, es electo alcalde del Cabildo asunceno.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero atento a los recelos que suscita en Francia, abandona Asunci贸n y toda injerencia en la vida p煤blica para volver a su actividad privada de estanciero en Las Cordilleras.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Aquella medida de prudencia no hab铆a de salvarle. A ra铆z de la conspiraci贸n de 1820, Juan Bautista Rivarola fue apresado con sus gloriosos compa帽eros de la revoluci贸n emancipadora para ser encerrado en las mazmorras del dictador. Dicen las cr贸nicas que logr贸 salvar la vida y recuperar m谩s tarde la libertad gracias a la feliz intercesi贸n de una de sus hijas, ahijada de Francia. Reintegrado a sus lares nativos, Rivarola deb铆a aparecer s贸lo despu茅s de la muerte de Francia, como diputado al Congreso reunido el 12 de marzo de 1841 que va a votar el consulado de Mariano Roque Alonso y Carlos Antonio L贸pez.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La prisi贸n sufrida no le hab铆a amilanado el 谩nimo y en aquella hist贸rica asamblea tuvo el valor de alzar la voz para disentir con la sumisi贸n que se advert铆a en ella. "Los anhelos de libertad y de justicia que vienen del hontanar de la historia paraguaya -dice Chaves- tuvieron su vocero en uno de los diputados, Juan Bautista Rivarola, pr贸cer de la Independencia, quien tra铆a al recinto el eco de los ideales de mayo de 1811. Objet贸 la forma precipitada y sumaria en que se pretend铆a constituir un gobierno; pidi贸 que se pusiese t茅rmino al per铆odo del personalismo y de la arbitrariedad, causa fundamental de los males padecidos por el pa铆s, y se dictase una Constituci贸n para abrir paso a un r茅gimen m谩s tolerable despu茅s de una larga tiran铆a".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Luego de esta breve pero brillante actuaci贸n p煤blica, Juan Bautista Rivarola retorna nuevamente a sus valles cordilleranos. En 1844 suena su nombre como posible candidato a presidente de la Rep煤blica, pero el pr贸cer no interviene en la pol铆tica y permanece retirado en sus estancias o en Barrero Grande hasta la hora de su muerte, ocurrida el a帽o 1864.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Las cartas del naturalista sueco Eberhard Munck, que fuera m茅dico de Carlos Antonio L贸pez y fusilado por el mariscal Francisco Solano L贸pez en Azcurra, contienen algunas curiosas referencias, poco conocidas, sobre su vida privada y su familia. "Era antes una de las personas m谩s ricas del pa铆s -dice-, propietario de varias estancias, pero durante el gobierno de Francia sufri贸 grandes p茅rdidas que dejaron muy reducidas estas riquezas. Es padre de siete hijos y cinco hijas..."

BIBLIOGRAF脥A

Julio C茅sar Chaves: El presidente L贸pez. La revoluci贸n del 14 y 15 de mayo.

Efra铆m Cardozo: El Paraguay independiente.

R. Antonio Ramos: Juan B. Rivarola, Cirilo A. Rivarola y Eusebio Ayala, tres hijos preclaros de Barrero Grande (Conferencia).

Carlos R. Centuri贸n: Historia de las letras paraguayas.



FRANCISCO SOLANO L脫PEZ

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 No es secreto para nadie que el juicio hist贸rico sobre Francisco Solano L贸pez se ha visto enturbiado por pasiones enconadas. De su figura se pretendi贸 hacer bandera pol铆tica. Otros quisieron arrojar sobre ella los rencores acumulados por heridas familiares, que a煤n no pod铆a curar la proyecci贸n del tiempo. Pero hay una verdad incuestionable: el Mariscal L贸pez significa para los paraguayos algo m谩s que un personaje de su historia: es todo un s铆mbolo que encarna la resistencia heroica, las virtudes guerreras de la raza, los atributos esenciales de la nacionalidad.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Su biograf铆a no cabe en breves p谩ginas. La presente nota consignar谩 s贸lo una sencilla rese帽a cronol贸gica de esa vida, para que sirva de 铆ndice al mejor estudio de su proyecci贸n en la historia patria.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Cinco hijos leg铆timos engendr贸 don Carlos Antonio L贸pez en su uni贸n con do帽a Juana Carrillo. Francisco Solano; Inocencia, casada luego con el general Vicente Barrios; Venancio; Rafaela, quien contrajo matrimonio con don Saturnino Bedoya y, ya viuda, volvi贸 a casar terminada la guerra con el brasile帽o Melc铆ades Augusto Acevedo Pedra; y Benigno. El primog茅nito parece haber nacido el 24 de julio de 1826 y fue su padrino don L谩zaro Rojas Aranda. No hay certeza sobre la fecha porque la partida bautismal desapareci贸 de los archivos parroquiales. Francisco Solano hizo sus primeros estudios con el maestro argentino Juan Pedro Escalada y, m谩s tarde, con el jesuita Bernardo Par茅s. Quince a帽os contaba cuando el fallecimiento del dictador Francia llev贸 a su padre a la vida p煤blica. Tal circunstancia y su cong茅nita ambici贸n de cultura le permitieron una formaci贸n intelectual muy superior a la ense帽anza recogida de sus maestros. Le铆a mucho; aprendi贸 a hablar correctamente el franc茅s y algo de ingl茅s, a煤n antes de su viaje a Europa. Fuerte y decidida vocaci贸n castrense lo llev贸 a ingresar muy joven en el ej茅rcito, si ej茅rcito pod铆a llamarse a la peque帽a milicia existente en el pa铆s en los primeros tiempos de la administraci贸n p煤blica de don Carlos. Era el propio Francisco Solano quien deb铆a crearlo luego. A esa tarea exclusiva dedicar铆a su mejor af谩n desde la adolescencia hasta el estallido de la guerra contra la Triple Alianza. En 1845 era ya coronel y, cuando un a帽o despu茅s la alianza suscrita por el Paraguay con la provincia de Corrientes el 21 de noviembre de 1845 determin贸 la ayuda militar, Francisco Solano L贸pez fue nombrado comandante del cuerpo expedicionario.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 "En 1846 estaban ya frente a frente y en son de guerra -dice Bray- las provincias de Corrientes y Entre R铆os; esto es, Madariaga, gobernador de la primera, y el general Urquiza, por aquel entonces hombre de Rosas y sostenedor de su dictadura". Francisco Solano improvis贸 en Villa del Pilar un ej茅rcito de 4.200 hombres que deb铆a ponerse a las 贸rdenes del general Paz, "director de la guerra". En esa estada de Pilar conoci贸 a Juanita Pesoa, que le dar铆a tres hijos naturales.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Antes de marchar el ej茅rcito a Corrientes, se realiz贸 el primer juramento a la bandera paraguaya, creada por ley del 25 de noviembre de 1842. Deshecha la alianza, el cuerpo expedicionario regres贸 al Paraguay, ese mismo a帽o 1846, sin haber entrado en combate. De esa estada en Corrientes qued贸 la interesante correspondencia con su padre, publicada por el historiador O'Leary.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En el pa铆s, se reintegr贸 a su tarea de organizaci贸n militar. El a帽o 1849 fue comandante de la divisi贸n paraguaya que reocup贸 las Misiones al sur del Paran谩 y, posteriormente, era nombrado jefe del ej茅rcito nacional, con asiento en Pilar. En 1853, ya brigadier general, marchaba en misi贸n especial a Europa, con el prop贸sito aparente de establecer relaciones diplom谩ticas con Gran Breta帽a, Francia, Prusia y Cerde帽a; pero, en realidad, para adquirir barcos y armamento. Le acompa帽aban su hermano Benigno como secretario y los capitanes Yegros, Aguiar y Brizuela como edecanes. La misi贸n paraguaya visit贸 Francia, Gran Breta帽a, Espa帽a, Italia y Cerde帽a. En Par铆s conoci贸 a la irlandesaElisa Lynch, llamada a ser la compa帽era de su vida y la madre de sus hijos; firm贸 un contrato de colonizaci贸n que deb铆a traducirse en el fracaso de la colonia Nueva Burdeos, establecida en el actual asiento de Villa Hayes. En Inglaterra se adquiri贸 el buque Tacuar铆 y alg煤n armamento transportado con 茅l. El resto de las adquisiciones no deb铆a llegar ya al Paraguay.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Regres贸 al pa铆s a fines de 1854. Dos a帽os despu茅s fue designado plenipotenciario a R铆o de Janeiro para tratar con el canciller Paranhos sobre navegaci贸n de los r铆os, pero una enfermedad impidi贸 su viaje siendo entonces reemplazado por Jos茅 Berges. En 1856 era designado ministro de Guerra y, en el Congreso reunido en Asunci贸n un a帽o despu茅s, que reeligi贸 a Carlos Antonio L贸pez, son贸 tambi茅n su nombre como candidato a la presidencia. El a帽o 1858 fue nombrado plenipotenciario especial para tratar con Paranhos, en Asunci贸n, sobre detalles de la libre navegaci贸n de los r铆os, tratativa que materializ贸 en el convenio suscrito entonces.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El a帽o 1859 fue mediador en el conflicto entre los gobiernos de Paran谩 y Buenos Aires. El 27 de setiembre part铆a de Asunci贸n a bordo del Tacuar铆, acompa帽ado por un s茅quito formado por el mayor Jos茅 Mar铆a Aguiar, el capit谩n R贸mulo Yegros y los alf茅reces Jos茅 D铆az y Pedro Duarte. El acuerdo logrado por L贸pez el 11 de noviembre con el pacto de San Jos茅 de Flores establec铆a entre otras cl谩usulas: "1掳: Buenos Aires se declara integrante de la Confederaci贸n Argentina y verificar谩 su incorporaci贸n por la aceptaci贸n y jura solemne de la Constituci贸n Nacional. 4掳: La Rep煤blica del Paraguay, cuya garant铆a ha sido solicitada tanto por el Excelent铆simo Se帽or Presidente de la Confederaci贸n Argentina cuanto por el Excelent铆simo Gobierno de Buenos Aires, garante el cumplimiento de lo estipulado en este convenio".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Despu茅s de lograr as铆 la unificaci贸n argentina que tan nefasta ser铆a luego para el destino del Paraguay, L贸pez se reintegra nuevamente a sus tareas preferentes. Organiza un moderno ej茅rcito disciplinado. Visita constantemente la fortaleza de Humait谩, reci茅n construida. En Asunci贸n es incesante su actividad oficial; hace intensa vida social y no le falta tiempo para leer. Su biblioteca se enriquece con regulares remesas de libros. Se ha iniciado el apogeo del gobierno de don Carlos y el pa铆s respira bienestar y progreso.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 A mediados de 1862, es designado sucesor de su padre en el gobierno, por el pliego de reserva firmado por don Carlos para caso de acefalia del Ejecutivo, hasta tanto se re煤na el Congreso que deba elegir nuevo mandatario. El 10 de setiembre fallece don Carlos Antonio L贸pez y, conforme con lo dispuesto en dicho pliego, el ministro de Guerra Francisco Solano L贸pez asume el mando provisorio. El Congreso reunido el 16 de octubre lo elige entonces presidente de la Rep煤blica por un per铆odo de diez a帽os.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Sus primeros tres a帽os de gobierno se caracterizan por una intensa actividad en la administraci贸n p煤blica, prosiguiendo la obra progresista de don Carlos. El ferrocarril se prolong贸 a Piray煤. Comenzase la construcci贸n del Palacio de Gobierno, del Oratorio de la Virgen de Asunci贸n, de un moderno teatro. La agricultura merec铆a atenci贸n oficial preferente, cre谩ndose premios de est铆mulo. Se fundaron nuevas escuelas y muchos j贸venes salieron becados para Europa. Pero se acercaba la hora tr谩gica de la guerra y el Paraguay, advirti茅ndola llegar, se transformaba aceleradamente en potencia militar. Cerca del pueblo de Piray煤, al pie de la cordillera de Azcurra, se form贸 un nuevo campamento, el de Cerro Le贸n, donde se reunieron 5.000 soldados. Nuevos contingentes eran enviados a la fortaleza de Humait谩.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El relato de esa guerra rebasa la breve nota biogr谩fica y, m谩s a煤n, el de las causas que la provocaron. Deben s贸lo rese帽arse a grandes rasgos. El Brasil interviene decidida y ostensiblemente en la pol铆tica interna del Uruguay apoyando al general Flores y a su Partido Colorado. En la delicada situaci贸n internacional del Plata, hace repentina demostraci贸n de fuerza militar con el pretexto de un peque帽o incidente fronterizo en R铆o Grande do Sul y despacha al consejero Jos茅 Antonio Saraiva a Montevideo para exigir reparaciones perentorias. "Los blancos de Montevideo se alarmaron con raz贸n -dice Chaves-; y en la emergencia pensaron m谩s que nunca en el Paraguay. Jos茅 V谩squez Sagastume fue el personero elegido. Deb铆a demostrar el grave riesgo de una absorci贸n del Uruguay y del Paraguay por sus poderosos vecinos y pedir una gesti贸n diplom谩tica del gobierno de Asunci贸n ante el Imperio... V谩squez Sagastume -sin autorizaci贸n de su gobierno- requiri贸 el 13 de junio de 1863 la mediaci贸n del Paraguay en el conflicto entre el Uruguay y el Brasil. El gobierno de Asunci贸n despach贸 un mensajero especial a R铆o de Janeiro para informar al gobierno imperial haber aceptado ejercer la mediaci贸n solicitada por el ministro uruguayo. El ofrecimiento de mediaci贸n lleg贸 cuando en el Uruguay se mov铆a otra mediaci贸n a cargo de un tercero, formado por el ministro ingl茅s Thornton, el canciller argentino Elizalde y el representante brasile帽o Saravia, que trataba de poner fin a la guerra civil entre blancos y colorados. El imperio contest贸 a la Asunci贸n que consideraba innecesaria su mediaci贸n y hasta el gobierno uruguayo declar贸 que no har铆a uso por entonces de los buenos oficios del gobierno paraguayo. Este doble desaire diplom谩tico molest贸 vivamente a L贸pez".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Poco despu茅s, el Brasil comenzaba sus actos de agresi贸n contra el gobierno blanco del Uruguay. Al conocerse estos sucesos en Asunci贸n, el presidente L贸pez, influido por V谩squez Sagastume, se afirm贸 en su temor de que "el Brasil conquistar铆a el Estado Oriental como primer paso de un ataque decisivo al Paraguay. El ministro imperial Salvan Vianna de Lima -acabado de llegar a la Asunci贸n-, obrando en forma harto sospechosa, nada hizo por clarificar el ambiente. El 30 de agosto, en nota dirigida al plenipotenciario brasile帽o, el canciller Berges lanzaba su hist贸rica protesta: Su Excelencia el Presidente de la Rep煤blica ha ordenado al abajo firmado declare a V.E. ... que el gobierno de la Rep煤blica del Paraguay considerar谩 cualquier ocupaci贸n del territorio oriental por fuerzas imperiales... como atentatoria al equilibrio de los Estados del Plata, que interesa a la Rep煤blica del Paraguay como garant铆a de su seguridad, paz y prosperidad, y que protesta de la manera m谩s solemne contra el acto, descarg谩ndose desde luego de toda responsabilidad de las ulterioridades de la presente declaraci贸n. A pesar de esta firme posici贸n, poco despu茅s se produc铆a la invasi贸n brasile帽a del Uruguay. La reacci贸n paraguaya se afirm贸 con el apresamiento del buque Marqu茅s de Olinda, que el 10 de noviembre de 1864 entr贸 a la rada de Asunci贸n, en viaje regular a Matto Grosso y, en nota del 12 de ese mes, Berges comunic贸 al representante brasile帽o que quedaban rotas las relaciones entre los dos gobiernos y prohibida la navegaci贸n de los r铆os de la Rep煤blica para la bandera de guerra y mercante del Imperio.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 "Comenz贸 la guerra -dice Chaves- con graves problemas pol铆ticos y estrat茅gicos para los dos beligerantes que, a pesar de poseer extensas fronteras comunes, no pod铆an atacarse directamente por estar separados sus centros vitales por desiertos y distancias invencibles...". La primera ofensiva paraguaya consisti贸 en la campa帽a de Matto Grosso, confiada al general Vicente Barrios, el 24 de diciembre de 1864, con 3.200 hombres embarcados en "cinco vapores y tres goletas", objetivo que se cumpli贸 con 茅xito.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Mientras tanto, L贸pez se aprestaba a la ofensiva sobre R铆o Grande del Sur, para lo cual deb铆a cruzar el territorio litigioso de Misiones. Inform贸 a Urquiza de la operaci贸n proyectada, advirtiendo que ese cruce necesario no era "una amenaza a las provincias amigas de Entre R铆os y Corrientes ni al gobierno nacional argentino". Urquiza expres贸 su apoyo a L贸pez, admitiendo sus razones; pero le sugiri贸 la conveniencia de solicitar oficialmente el tr谩nsito al gobierno de Buenos Aires. L贸pez lo complaci贸, disponiendo que la Canciller铆a pidiese la autorizaci贸n. El 14 de enero de 1865, Berges se dirig铆a al canciller Elizalde solicitando que "los ej茅rcitos de la Rep煤blica del Paraguay puedan transitar el territorio argentino de la provincia de Corrientes en el caso de que a ello fuesen obligados por las operaciones de la guerra...". Pero la Canciller铆a neg贸 el permiso "en el preciso instante en que la escuadra y el ej茅rcito imperiales de la Banda Oriental usaban de la Argentina como base de operaciones".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El 5 de marzo se reuni贸 en Asunci贸n un congreso extraordinario que nombr贸 a L贸pez mariscal de los Ej茅rcitos de la Rep煤blica; cre贸 la Orden Nacional del M茅rito y autoriz贸 la contrataci贸n de un empr茅stito. El 17 de ese mes, ante la noticia de que la Argentina hab铆a permitido la subida del r铆o Paran谩 a la escuadra brasile帽a del almirante Tamandar茅 que ven铆a a bloquear Tres Bocas, autoriz贸 la declaraci贸n de guerra al gobierno argentino. El 19 se clausuraron las sesiones del Congreso. Al d铆a siguiente el ferrocarril llegaba ya a Paraguar铆 y el tel茅grafo a Humait谩. El 3 de abril sal铆a de Humait谩 el teniente Ceferino Ayala llevando la declaraci贸n oficial de guerra. Una columna paraguaya al mando del general Robles atac贸 y ocup贸 la ciudad de Corrientes progresando hacia el Sur, mientras el canciller argentino Elizalde, el representante brasile帽o Octaviano y el uruguayo Carlos de Castro firmaban el tratado secreto de la Triple Alianza, el primero de mayo de 1865. Breves d铆as despu茅s part铆a de Encarnaci贸n otro ej茅rcito a las 贸rdenes del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia. Mientras Robles avanzaba por la orilla del r铆o Paran谩 y Estigarribia por la izquierda del r铆o Uruguay, este 煤ltimo ocup贸 San Borja el 11 de junio. "La resistencia brasile帽a era nula y el p谩nico cund铆a en todo el R铆o Grande del Sur". El mariscal L贸pez traslad贸 su Cuartel General a Humait谩.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 A fines de junio, el comandante de la divisi贸n del Sur, general Robles, era relevado del mando, sometido a proceso y fusilado por indisciplina y por haber aceptado cartas de miembros de la Legi贸n Paraguaya. Lo reemplaz贸 el general Resqu铆n. El ej茅rcito de 8.000 hombres reunido por Urquiza para apoyo de los aliados se dispers贸 la noche del 3 de julio "porque los entrerrianos no quer铆an pelear contra los paraguayos sino contra los porte帽os y brasile帽os. Otro contingente reunido en Toledo corri贸 igual suerte y Urquiza renunci贸 a intervenir en la campa帽a". La divisi贸n de Estigarribia se hab铆a apoderado de Uruguayana y su segundo Duarte ocupado Paso de los Libres, el 2 de julio; pero en su progresi贸n no pod铆an ser apoyados. El 17 de agosto, el destacamento Duarte fue casi exterminado tras heroica lucha en la batalla de Yatay, sin que Estigarribia acudiera en su auxilio desde el otro lado del r铆o. Los aliados se concentraron luego sobre Uruguayana con poderosas fuerzas apoyadas por unidades navales y, el 19 de setiembre, Estigarribia se rend铆a con todo su ej茅rcito.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El fracaso de la ofensiva hizo necesaria la evacuaci贸n del territorio de Corrientes y el repaso del r铆o Paran谩 para establecerse en Paso de Patria. La operaci贸n, cumplida con 茅xito a pesar de tanto riesgo, marca el fin de la primera etapa de la guerra. Va a iniciarse la segunda, jalonada por las campa帽as de Humait谩, Pikysyry y Las Cordilleras. Su relato no cabe aqu铆. Baste s贸lo consignar que la victoria de Curupayty paraliza por un tiempo la progresi贸n ofensiva de los ej茅rcitos aliados y da un respiro a la resistencia paraguaya. Corrales, Estero Bellaco, Tuyuty, Yatayty Cor谩, Boquer贸n y Sauce han sido p谩ginas de gloria escritas con la sangre de un pueblo que sabe morir con imp谩vido valor, pero no puede detener la invasi贸n del enemigo. Deshecho el cuadril谩tero de la resistencia, Humait谩 debe caer. L贸pez traslada su Cuartel General a San Fernando, antigua estancia del Estado ubicada al norte del r铆o Tebicuary. All铆 se desarrollan los sucesos m谩s dolorosos de la guerra. Fundado en informaciones llegadas de Asunci贸n, el gobierno acus贸 de conspiraci贸n y connivencia con el enemigo a las principales figuras del r茅gimen. Se formaron entonces los famosos tribunales de sangre para el procesamiento sumario de los sindicados. Fueron sentenciados culpables los dos hermanos del Mariscal, Venancio y Benigno, sus dos cu帽ados Saturnino Bedoya y el general Barrios, el canciller Berges, el obispo Palacios y centenares de hombres y mujeres entre quienes contaban sacerdotes, militares, periodistas, comerciantes, t茅cnicos extranjeros. El ministro norteamericano Washburn fue se帽alado como el director de la conspiraci贸n, en la cual estaban tambi茅n complicados los c贸nsules de Francia, Italia y Portugal. De junio a diciembre de 1868 fueron fusilados 400 personas, entre las cuales se hallaban Benigno L贸pez, el obispo Palacios, Jos茅 Berges, los generales Barrios y Bruguez, los orientales Antonio de las Carreras y Francisco Rodr铆guez Larreta, el boliviano Trist谩n Roca, Saturnino Bedoya, Juliana Insfr谩n de Mart铆nez, esposa del defensor de Humait谩. El ministro Washbum debi贸 abandonar el pa铆s; el historiador norteamericano Bliss y el farmac茅utico Mastermann fueron rescatados por su gobierno.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Tras esta ola de sangre, las campa帽as de Pikysyry y Las Cordilleras son ya una cruenta epopeya de dolor, al frente de la cual est谩 el Mariscal engrandecido por la adversidad. El 14 de febrero de 1870, la lenta retirada de los restos del ej茅rcito llega a Cerro Cor谩. "Ahora s贸lo le falta al Mariscal cumplir su solemne juramento, empe帽ado despu茅s del 24 de mayo de 1866 y renovado en Lomas Valentinas: Morir con sus 煤ltimos soldados, sobre el 煤ltimo campo de batalla. L贸pez crea la medalla de Amambay para todos los que con 茅l llegaron a Cerro Cor谩, unos 500 jefes, oficiales y soldados -hab铆a batallones que s贸lo contaban con tres hombres-, y se apresta al sacrificio.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La columna brasile帽a despachada desde Concepci贸n al mando del general Correa da C谩mara lo alcanza el primero de marzo y el Mariscal L贸pez la enfrenta con doscientos hombres. En la primera refriega es herido de un lanzazo en el bajo vientre por el cabo Francisco Lacerda -Chico Diabo- y en la frente por el sablazo de un oficial. Auxiliado por algunos valientes puede llegar a orillas del Aquidab谩n, donde le alcanza el propio general Correa da C谩mara, quien le intima rendici贸n; pero el herido le tira un sablazo exclamando con voz eterna que muere por la patria. "C谩mara orden贸 a un soldado que le quitase la espada, 茅ste le sujet贸 por el pu帽o y juntos rodaron luchando. L贸pez cay贸 dos veces al agua. Otro soldado se aproxim贸 y, aprovechando un instante en que el Mariscal se desprend铆a de su contrincante, le dispar贸 un tiro al coraz贸n". As铆 muri贸 el Mariscal Francisco Solano L贸pez.

BIBLIOGRAF脥A

Juan E. O'Leary: Alianza del Paraguay con Corrientes; El mariscal L贸pez; Nuestra epopeya.

J. Natalicio Gonz谩lez: El mariscal L贸pez.

Julio C茅sar Chaves: El presidente L贸pez; Compendio de historia paraguaya; Cartas y proclamas del mariscal L贸pez.

Efra铆m Cardozo: El Paraguay independiente.

Arturo Bray: Solano L贸pez, soldado de la gloria y del infortunio.

Carlos Pereyra: Solano L贸pez.

Washbum: La guerra del Paraguay.

Mastermann: Historia de la guerra del Paraguay.

Juan Cris贸stomo Centuri贸n: Memorias.

ELISA ALICIA LYNCH

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Apasionados antagonismos y hondos resentimientos de una 茅poca tr谩gica de la historia paraguaya han recargado con tintas sombr铆as los perfiles de esta mujer, de fuerte personalidad que lig贸 su destino al del Mariscal Francisco Solano L贸pez. Pero la biograf铆a objetiva debe reconocer que la intolerancia, el sectarismo, la calumnia, la injuria se cebaron en ella como chacales implacables, a煤n sin esperar que llegara su hora de adversidad.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Elisa Alicia Lynch hab铆a nacido el a帽o 1835 en Cork, poblaci贸n de Irlanda sobre el r铆o Lee. Proven铆a de una acomodada familia burguesa de marinos y magistrados. Al morir su padre, se traslad贸 a Londres y luego a Par铆s, donde resid铆a una hermana casada con un m煤sico distinguido. En Francia la conoci贸 Carlos Xavier de Quatrefages, m茅dico militar franc茅s, y se cas贸 con ella cuando la linda irlandesa contaba apenas quince a帽os. El matrimonio march贸 luego a Argelia, pues Quatrefages ten铆a un destino en el ej茅rcito colonial. Pero a los tres a帽os de casada, Elisa Alicia Lynch se separ贸 del marido, a quien no amaba, y se traslad贸 a vivir a Par铆s, con su hermana y su cu帽ado. All铆 trab贸 relaci贸n, en 1853, con el joven brigadier Francisco Solano L贸pez, que por entonces realizaba en Europa una gira oficial, enviado por su padre el presidente don Carlos.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Esta relaci贸n signific贸 para ella el 煤nico amor de su vida, y cuando L贸pez regres贸 a su patria, no tuvo reparo en abandonar la c贸moda existencia europea para seguir al hombre que amaba, a un mundo desconocido. Esa mujer no era la fr铆vola coqueta de vida disipada que han pintado algunos enemigos. A pesar de la situaci贸n irregular en que la colocaba su separaci贸n matrimonial, era una dama de refinada cultura, ubicada en un medio social elevado, en un pa铆s que entonces era el m谩s civilizado del orbe.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Su llegada a la Asunci贸n no fue un 茅xito, precisamente. L贸pez la instal贸 en casa separada, d谩ndole como ama de llaves a Isidoro D铆az, hermana de Jos茅 Eduvigis D铆az, que despu茅s se cubrir谩 de gloria en Curupayty, y esa muchacha paraguaya se convirti贸 en su amiga fiel y abnegada hasta los tristes d铆as postreros. Su amante la mimaba y regalaba rode谩ndola de lujos inusitados para la sencilla poblaci贸n asuncena, satisfaciendo sus menores caprichos; pero s贸lo la visitaba discretamente, porque el celoso respeto a la autoridad paterna impon铆a forzosas restricciones a su amor. La irlandesa deb铆a vivir en soledad, aislada en el medio hostil que la rodeaba por doquier. Era natural que esa sociedad pacata, religiosa, apegada a las r铆gidas costumbres espa帽olas, repudiara a "la intrusa", gravemente escandalizada ante su sola presencia en la ciudad. Muchas familias linajudas demostraban ostensiblemente su hostilidad y, en ese clima inamistoso, se denotaban particularmente por su sa帽a madame Chatelet, esposa del c贸nsul de Francia, y do帽a Pura, consorte de Ildefonso Bermejo, maestro espa帽ol contratado, que no era precisamente una mujer de vida honesta. No es extra帽o, pues, que Bermejo nos dejara m谩s tarde un cruel retrato de la Lynch en el sucio panfleto que escribi贸 sobre el Paraguay, como gratitud al pa铆s que le daba el pan y la salsa.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La muerte del presidente Carlos Antonio L贸pez, ocurrida el 10 de setiembre de 1862, puso alivio en la triste condici贸n social de la extranjera. Un mes despu茅s, su amante era ya el todopoderoso jefe de la naci贸n paraguaya. Elisa Lynch, aunque siempre resistida por el patriciado asunceno, tuvo entonces muchos amigos y aduladores. Recib铆a en su casa, daba fiestas al margen del protocolo oficial. La historia ha recogido la cr贸nica de un fastuoso baile de disfraces organizado por la irlandesa, el 7 de noviembre de 1863, en los salones del Club Nacional.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La ciudad de sencilla vida provinciana comenzaba a experimentar el influjo poderoso de su cultura y refinamiento. Ese mismo a帽o vinieron contratadas de Par铆s las se帽oritas Luisa Balet y Dorotea Dupart para dirigir una escuela superior femenina. Decluny abr铆a su academia de franc茅s y m煤sica, Bignon inauguraba el primer consultorio dental de Asunci贸n. De Par铆s se importaban muebles, ropas, libros y revistas.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En su vida de hogar era Elisa Lynch una dama correcta y una madre ejemplar. Adem谩s de su hijo mayor Francisco, hab铆an nacido aqu铆 Corina, ni帽a que muri贸 muy peque帽a; Enrique, venido al mundo en 1859; Federico Morgan Lloyd, en 1860, y Carlos

Honorio, en 1861. M谩s tarde deb铆an seguirlos Leopoldo, de precaria salud, que muri贸 apenas llegado a Londres, y tres criaturas perdidas durante los cruentos a帽os de la guerra. Adem谩s de los propios hijos, Elisa Lynch cri贸 y educ贸 a los tres hijos que Juanita Pesoa dio al Mariscal en Pilar, y a Rosita Carreras, de otra madre. En otro aspecto, como buena irlandesa, se mostraba interesada y previsora. La dispendiosa generosidad de L贸pez le permit铆a acumular crecida fortuna personal. Pero, por atavismo de raza, la Lynch entend铆a que no existe mejor colocaci贸n de caudales que en la propiedad de la tierra, y ese criterio burl贸 sus previsiones. Adquiri贸 mucha en el Paraguay, pag谩ndola a vil precio. L贸pez le don贸, adem谩s, tres mil leguas de tierras fiscales. Pero toda esa riqueza se perdi贸 m谩s tarde para ella, confiscada por el Estado. Apenas pudo salvar algunas importantes sumas en oro, entregadas al general Mac Mahon, representante de los Estados Unidos; pues tambi茅n perdi贸 en Inglaterra la reclamaci贸n judicial contra el m茅dico ingl茅s Steward, a quien sosten铆a haber entregado en custodia, en el Paraguay, m谩s de doscientas mil libras esterlinas.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Cuando estall贸 la guerra se puso de manifiesto la abnegaci贸n y fidelidad de Elisa Lynch. Sigui贸 al lado del Mariscal. Vivi贸 la dura vida de los campamentos, hizo todo el calvario de la Residenta -el heroico 茅xodo de la retirada- y, en Cerro Cor谩, al mismo tiempo que mataban a Francisco Solano L贸pez, vio morir de un sablazo a su hijo Panchito, de catorce a帽os, que promovido coronel desde los once, segu铆a a su padre como edec谩n.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Despu茅s de la muerte del Mariscal, Elisa Lynch y los suyos fueron trasladados por el vencedor a Concepci贸n y all铆 embarcados en el Princesa, barco brasile帽o que los transport贸 a la Asunci贸n. Guardaba detenci贸n a su bordo cuando su equipaje fue escrupulosamente revisado por oficiales brasile帽os, acusada por las nuevas autoridades paraguayas de haberse incautado de los restos del tesoro nacional y de joyas de damas asuncenas entregadas como contribuci贸n de guerra. A fines de mayo de 1870, la Lynch con sus hijos embarcaba en el Jaur煤, camino del destierro. Pocos d铆as m谩s tarde regresaba en el City of Limeric.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En el a帽o 1875 regres贸 a la Asunci贸n con su hijo Enrique, autorizada por el presidente Gill, para reivindicar sus bienes muebles confiscados; pero fue reembarcada de vuelta al d铆a siguiente de su llegada, ante la hostilidad de la opini贸n p煤blica.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Falleci贸 en Par铆s, el 25 de julio de 1886 y yace sepultada en el cementerio de P茅re Lachaise. Cualquiera sea el juicio que merezca su vida, hay que reconocer que ning煤n documento serio prueba que su influencia pol铆tica -muy escasa por cierto- ocasionara da帽os premeditados para nadie. Sus pocas intervenciones conocidas fueron siempre ben茅ficas.

BIBLIOGRAF脥A

Ildefonso Bermejo: Episodios de la vida privada, pol铆tica y social del Paraguay.

Juan E, O'Leary: Ildefonso Bermejo, falsario, impostor y plagiario; El mariscal Francisco Solano L贸pez.

Mac Mahon: Memorias.

Jorge F. Mastermann: Siete a帽os de aventura en el Paraguay.

Charles Washburn: Historia de la guerra del Paraguay.

Mar铆a Concepci贸n Leyes de Chaves: Madame Lynch.

Henri Pitaud: Madame Lynch,

Arturo Bray: Hombres y 茅pocas del Paraguay.

William E. Barrett: Una amazona.



PANCHA GARMENDIA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Una arraigada leyenda, m谩s bella que su historia, vela como antifaz de raso pudoroso el rostro verdadero de esta figura de tragedia. Pero la referencia biogr谩fica objetiva se ve forzada a develarlo. Pancha Garmendia era una joven asuncena de peregrina hermosura, hu茅rfana desde temprana edad. Su madre paraguaya se llamaba do帽a Dolores Duarte de Garmendia, y su padre, el acaudalado comerciante vizca铆no de Asunci贸n, don Juan Francisco Garmendia, fue arruinado y fusilado por el dictador Francia. El presb铆tero Fidel Ma铆z le calculaba trece o catorce a帽os de edad cuando la conoci贸 en 1842. La ni帽a viv铆a entonces en una casa al lado de la suya, recogida y criada por la familia de Jos茅 de Barrios, espa帽ol, casado con la dama paraguaya do帽a Manuela Bedoya.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El joven Francisco Solano L贸pez, coronel de Guardias Nacionales en el a帽o 1844, la requiri贸 de amores visit谩ndola muy a menudo. Parece que la ni帽a recatada al par que hermosa, resisti贸 victoriosamente los ataques del gal谩n. La opini贸n p煤blica antilopizta ha pretendido ver en aquel frustrado amor铆o la raz贸n de un odio sostenido, por parte del pretendiente despechado, que debi贸 desembocar en el fusilamiento de la v铆ctima inocente, como injusta represalia, tras el apresamiento del hermano Juan Francisco Garmandia Duarte.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Analizando serena y fr铆amente el incidente, es muy dif铆cil creer que el fracaso de una aventura amorosa de la juventud haya llevado a L贸pez a esa est茅ril crueldad contra una doncella desamparada y posiblemente olvidada ya en medio de otras preocupaciones tan graves y trascendentales como el destino de la patria. Adem谩s, no es presumible que en la vida sentimental del Mariscal, colmada por un firme amor compartido, ardieran rescoldos de odio por un antiguo fuego de pasi贸n que -si fue tal- debi贸 apagarse mucho tiempo antes.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Y si es poco probable la existencia de tan hondo resentimiento en el pretendiente de otrora, hay que desechar, por otra parte, la celosa o rencorosa intervenci贸n de la Lynch como causa de esa suerte tr谩gica. La historia no ha probado un solo caso de crueldad premeditada en la abnegada compa帽era de L贸pez y sus pocas intervenciones conocidas en pol铆tica fueron siempre ben茅ficas. No; Elisa Lynch no pod铆a abrigar celos ni rencores de esa sombra estremecida por el infortunio.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Los hechos escuetos se帽alan que Pancha Garmendia -que hab铆a permanecido soltera todos esos a帽os- se vio acusada de conspiraci贸n, con causa o sin ella, en las postrimer铆as de la guerra. Tras sufrir cruentas privaciones con otros muchos complicados en un lugar llamado Espad铆n, situado en las alturas de San Isidro de Curuguaty, a poca distancia de Ypejh煤, fue llevada a Itanar谩. All铆 se hallaba acampado el ej茅rcito nacional, un poco m谩s arriba de Villa Ygatim铆.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El padre Ma铆z, testigo presencial, relata su llegada: "Ven铆a a pie, en un cuadro de soldados armados, tapada con un pedazo de bayeta rosada; descalza, con un ligero y gastado vestido que apenas bastaba a cubrir el cuerpo visiblemente extenuado, marchita del todo; pero, mismo as铆, con sus perfiles de peregrina y encantadora hermosura. Dio la coincidencia de encontrarse L贸pez fuera de la casa que habitaba y sobre el camino que ten铆a la Pancha, para all铆 afrontarse con ella. Otra coincidencia tambi茅n la de hallarme yo en ese momento con L贸pez, para haber presenciado aquel encuentro de tan profundas impresiones para m铆..., pero que al parecer, en nada conmovi贸 ni inmut贸 a aquel hombre fr铆o, de car谩cter tan adusto, marmolizado estoicamente. La Pancha no pudo ocultar la sorpresa que le caus贸 la presencia de improviso de L贸pez, pues se detuvo, casi retrocediendo, al verlo... L贸pez avanza un poco hacia la est谩tica Pancha, le tiende la mano y, con muestras de afabilidad, la invita a pasar a la habitaci贸n de su casa. Yo me retir茅 a mi rancho, pero despu茅s que vi tambi茅n a la Lynch salir a recibir a la Pancha con muestras igualmente de alegr铆a. La obsequi贸 con una cena y pocos momentos despu茅s la Pancha fue de all铆 conducida a la mayor铆a del Cuartel General, en calidad de prisionera incomunicada... Pocos d铆as despu茅s, march贸 de all铆 el ej茅rcito a un lugar llamado Arroyo Guaz煤 y de aqu铆 a otro denominado Zanja Jh煤. Sabedor de que en Arroyo Guaz煤 hab铆an sido ejecutados varios presos, pregunt茅 al coronel Centuri贸n, que corr铆a con ellos por la Pancha, creyendo que fuese tra铆da a Zanja Jh煤; pero cu谩l fue mi sorpresa cuando me dijo que ella tambi茅n hab铆a sido muerta a lanza...". La ejecuci贸n se consum贸, en efecto, el 11 de diciembre de 1869, en Arroyo Guaz煤. El coronel Barrios, a cuyo cargo corri贸, da de ella una cr贸nica escalofriante. Y sobre el recuerdo de la tr谩gica hero铆na sigue flotando la leyenda.

BIBLIOGRAF脥A

J. P. Canet: Pancha Garmendia.

Juan Cris贸stomo Centuri贸n: Memorias.

H茅ctor F. Varela: Elisa Lynch.

Fidel Ma铆z: Carta del 7 de setiembre de 1907 al profesor Marcelino P茅rez Mart铆nez.



FRANCISCO WISNER DE MORGENSTERN

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 "El estudio de la geograf铆a en el Paraguay -dice Guillermo Tell Bertoni- marca tres per铆odos de intenso progreso separados por largos intervalos de inactividad. En la 茅poca precursora, el gran ge贸grafo F茅lix de Azara, con otros integrantes de las comisiones de l铆mites con las colonias portuguesas, como Francisco de Aguirre, Diego de Alvear y Andr茅s de Oyarvide, recogieron y dieron a publicidad un tesoro de informaciones geogr谩ficas. En la segunda 茅poca de transformaci贸n, Alfredo Du Graty, en su obra La Republique du Paraguay, publicada en Bruselas el a帽o 1862, consigna numerosas informaciones de car谩cter geogr谩fico y un interesante mapa. Pero la m谩s valiosa contribuci贸n al conocimiento de la geograf铆a nacional es la de Wisner de Morgenstern, cuyo Mapa del Paraguay -editado en Viena el a帽o 1873- constitu铆a hasta hace muy poco tiempo la base cient铆fica de toda la cartograf铆a paraguaya".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El coronel de ingenieros h煤ngaro Francisco Wisner de Morgenstern vino a la Am茅rica meridional una vez retirado del servicio activo en su patria y se incorpor贸 al ej茅rcito del general Paz en la provincia de Corrientes. Cuando dicho jefe abandon贸 el mando del ej茅rcito aliado, en abril de 1846, y se refugi贸 en territorio paraguayo, Wisner con otros jefes lo siguieron a este pa铆s. El gobierno de don Carlos Antonio L贸pez contrat贸 sus servicios nombr谩ndolo comandante en jefe de la escuadra nacional; y desde entonces, tuvo importante y diversa actuaci贸n t茅cnica durante el gobierno de don Carlos y fue ingeniero jefe del ej茅rcito paraguayo en la guerra contra la Triple Alianza. Wisner aconsej贸 a don Carlos la audaz ocupaci贸n militar de las Misiones del sur y la promoci贸n de un levantamiento en la provincia de Corrientes. A su mando estuvo la divisi贸n paraguaya que march贸 a Hormiguero, en la frontera del r铆o Uruguay. Cay贸 luego en desgracia con el joven brigadier Francisco Solano L贸pez y, tras corta prisi贸n, fue confinado a los yerbales del Paran谩 durante algunos a帽os; pero, llamado nuevamente por don Carlos, se le encomend贸 la fortificaci贸n del fuerte de Olimpo. En 1859, acompa帽贸 a Francisco Solano L贸pez en su viaje al Plata para la mediaci贸n entre Buenos Aires y la Confederaci贸n. Trabaj贸 activamente en la construcci贸n del ferrocarril, inaugurado en 1861; dirigi贸 las fortificaciones de Humait谩 y traz贸 los planos para la iglesia de San Carlos Borromeo, all铆 erigida en homenaje al presidente L贸pez.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Desatada la guerra de la Triple Alianza, Wisner de Morgenstern fue incorporado al Cuartel General para prestar servicios como ingeniero jefe del ej茅rcito, hasta caer prisionero en la acci贸n de Lomas Valentinas. A su genio militar se deben las obras de defensa m谩s importantes, tales como la de Curupayty.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Ligado al Paraguay por un cuarto de siglo de vida y por haber formado familia paraguaya, el militar h煤ngaro regres贸 nuevamente a la Asunci贸n cuando fue liberado y, en 1871, presentaba un informe sobre la riqueza p煤blica de su patria de adopci贸n recomendado cierto plan de explotaci贸n forestal y yerbatera. Por esa misma 茅poca se publicaban en Buenos Aires trabajos suyos sobre historia y geograf铆a.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero su obra m谩s divulgada, sobre la Independencia y la vida y gobierno del doctor Francia, escrita a pedido del Mariscal el a帽o 1864, no pudo ser publicada oportunamente por el estallido de la guerra. Recogidos sus originales por el se帽or don Juan Boglich, 茅ste los edit贸 por primera vez en Concordia -Entre R铆os-, el a帽o 1923.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El coronel Wisner ejerci贸, durante sus 煤ltimos a帽os de vida, el cargo de director de Ferrocarriles Nacionales, en Asunci贸n. No se conocen datos sobre la fecha exacta de su muerte.

BIBLIOGRAF脥A

Julio C茅sar Chaves: Pr贸logo a El Dictador del Paraguay J. G. de Francia, por Wisner.

Guillermo Tell Bertoni: Archivo in茅dito.

Arsenio L贸pez Decoud: La guerra de la Triple Alianza (脕lbum Gr谩fico de 1911).



FACUNDO INSFR脕N

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Cuando se recuerda la personalidad del doctor don Facundo Insfr谩n se habla de su actuaci贸n p煤blica, sin destacar suficientemente que fue el m茅dico m谩s ilustre de su 茅poca. Hab铆a nacido el a帽o 1862 en el pueblo de Ybycu铆, en el seno de una familia de a帽eja tradici贸n patricia.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Despu茅s de realizar sus primeros estudios en la Asunci贸n, Facundo Insfr谩n march贸 a Buenos Aires y en la Universidad de aquella ciudad sigui贸 la carrera de Medicina, que coron贸 el a帽o 1889. Vuelto al Paraguay, se entreg贸 al ejercicio de su profesi贸n como a un verdadero apostolado. Desgraciadamente para la ciencia y el bien de sus conciudadanos, era constantemente reclamado por la funci贸n p煤blica; pero ni los afanes pol铆ticos lograron sustraerle completamente de la Medicina.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En la vida pol铆tica le toc贸 desempe帽ar bancas en el Parlamento, las carteras de Justicia e Instrucci贸n P煤blica, del Interior y de Relaciones Exteriores. Durante el gobierno del ilustre presidente Juan Bautista Eguzquiza, Insfr谩n ejerci贸 la vicepresidencia de la naci贸n. Pero su acci贸n m谩s se帽alada en la administraci贸n consisti贸 en haber sido uno de los fundadores de la Facultad de Medicina de Asunci贸n, miembro del primer plantel de profesores y decano de ella.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Su fin fue tr谩gico. La renuncia exigida por el coronel Juan Antonio Escurra, en clima de subversi贸n, al presidente don Emilio Aceval, era considerada por el Parlamento, la tarde del 9 de enero de 1901. "Los bandos colorados en pugna -relata Carlos R. Centuri贸n- constitu铆an retenes de pasi贸n. Un incidente balad铆 fue la chispa. Ofendido por las palabras del senador Federico Bogar铆n, Eduardo Fleitas, pistola en mano, se dirigi贸 a aquel cruzando el recinto. Vicente Rivarola, muy joven entonces y sobrino del primero, viendo la vida del t铆o en peligro inminente -pues Fleitas era hombre valiente y decidido-, irrumpi贸 en la sala y haciendo frente a 茅ste le dispar贸 un tiro de rev贸lver. Bast贸 el estampido para que la gresca se generalizara tumultuosamente. Representantes y p煤blico se trabaron en lucha. O铆do el tumulto por Manuel Gorostiaga, que se hallaba frente al cercano Cuartel de Artiller铆a, donde se exhib铆an algunos ca帽ones, mand贸 preparar una pieza y orden贸 que se hiciera fuego sobre el Cabildo... Esta ocurrencia evit贸 una desgracia mayor. No obstante, entre los estropicios y muebles deshechos, se sacaron algunos heridos y el cad谩ver del senador Facundo D. Insfr谩n. La muerte de este preclaro ciudadano caus贸 hondo pesar".

BIBLIOGRAF脥A

G贸mez Freire Esteves: Historia contempor谩nea del Paraguay.

Carlos R Centuri贸n: Historia de las letras paraguayas.



RAFAEL BARRETT

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 "Era ciertamente un pensador -lo defini贸 Dom铆nguez-, un hijo de la luz. El ge贸metra estaba enterado de la literatura francesa contempor谩nea. Con reminiscencia de Maeterlink, siguiendo a Paul Adam en alguna de sus tesis y en la marcha precipitada del pensamiento, dio en el Paraguay y en Montevideo expresi贸n a las inquietudes del alma moderna... A tenor de cada impresi贸n, marejadas de ideas brotaban de 茅l. Las meditaba, las apretaba en breve espacio e iba destilando la sustancia luminosa, poco a poco, intr茅pidamente, con dicci贸n victoriosa".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El ensayista, consumido tempranamente en su propio fuego, era de origen catal谩n. Ramiro de Maeztu refiere que apareci贸 Barrett en Madrid el a帽o inicial del siglo, haciendo vida rumbosa de se帽orito rico con alg煤n dinero heredado que le dur贸 muy poco. "Un poquito m谩s ancho de pecho y habr铆a podido servir de modelo para el Apolo del romanticismo". Con la pobreza que sucedi贸 al fugaz per铆odo de esplendor vino tambi茅n la esquivez del alto mundo social madrile帽o que le acogiera pr贸spero. La amargura de ese agravio y ciertos rumores de esc谩ndalo con que se vio afrentado, forjaron en el joven un hondo resentimiento que le hizo emigrar a Am茅rica y deb铆a influir poderosamente en el anarquismo de su ideolog铆a.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Rafael Barrett lleg贸 a Buenos Aires en el a帽o 1903 y comenz贸 a colaborar en El Diario Espa帽ol. Sus breves comentarios, aparecidos semanalmente bajo el ac谩pite de Moralidades actuales, revelaron de inmediato al gran escritor. Nervioso, impulsivo, violento, no tard贸 en re帽ir con su director por la acritud nihilista de sus cr贸nicas y se traslad贸 al Paraguay, en 1904, a auscultar la herida reciente de la guerra civil. En aquel clima agitado, de pol铆tica incierta, el brillante talento del ensayista hall贸 ancho cauce para la expresi贸n revolucionaria de su amargo descreimiento. En Los Sucesos y La Tarde aparecieron sus primeros art铆culos, que ya defin铆an el glosador incisivo, agil铆simo. Viv铆a como pod铆a, con los cincuenta pesos cobrados por art铆culo y ayudado por alg煤n modesto cargo en el Departamento de Ingenieros, primero, y luego en la empresa del ferrocarril.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Herido ya por el mal que deb铆a consumirlo, construy贸 un hogar paraguayo cas谩ndose con do帽a Francisca L贸pez Ma铆z, en 1906. Pero pronto tuvo que abandonar los cargos que aliviaban su pobreza buscando aire puro para sus pulmones enfermos. Vivi贸 en San Bernardino, en Aregu谩, y desde all铆 segu铆a escribiendo para los peri贸dicos de Asunci贸n y de Montevideo. As铆 fueron brotando esos chispazos de luz dura, reunidos m谩s tarde en El terror argentino, El dolor paraguayo, Lo que son los yerbales, Mirando vivir. Desde Espa帽a le escrib铆an Valle-Incl谩n y Blasco Ib谩帽ez; desde Montevideo lo alentaban las voces augustas de Jos茅 Enrique Rod贸 y Carlos Vaz Ferreira. En 1908, el izquierdismo de Barrett, su anarquismo, se agudiza. "Es el a帽o en que 茅l comienza a bajar las gradas que conducen al fondo social, junto a la casa entenebrecida. Participa en m铆tines; dice su palabra encendida. Se da a los desheredados en cuerpo, ya que en alma se les hab铆a dado siempre. Sobre La Tierra, La huelga y El problema sexual dice sus primeras conferencias a los obreros nativos". Con Bertotto como administrador, funda la revista Germinal, de vida ef铆mera; luego El Nacional. Durante la revoluci贸n de 1908, Rafael Barrett desaf铆a a las balas recorriendo las calles de Asunci贸n en un carrito para recoger heridos. Desaf铆a tambi茅n con sus art铆culos la ira del coronel Jara, entronizado en el poder.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En 1910, anuncia su retorno a Europa. Es ya un espectro se帽alado por la muerte. En setiembre de ese a帽o parte solo, para morir, dejando en Asunci贸n a sus dos seres queridos: la esposa y el hijo. Con el tenue soplo de vida que a煤n le resta, sigue escribiendo. Hasta que, el 17 de diciembre de 1910, le alcanza la muerte en una villa gascona, cerca de su tierra natal. Pocos d铆as despu茅s, el Diario de Asunci贸n publicaba, ya p贸stumo, su 煤ltimo ensayo sobre "la muerte de Tolstoi".

BIBLIOGRAF脥A

Manuel Dom铆nguez: Estudios hist贸ricos y literarios.

Jos茅 Enrique Rod贸, Carlos Vaz Ferreira, Ramiro de Maetzu, J.C. O.:

Noticias y juicios (en la edici贸n de Americalee, de sus Obras Completas).

IGNACIO A. PANE

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Por su dinamismo intelectual y su excesiva dedicaci贸n al trabajo, que agotaron r谩pidamente su vida, lo han comparado a una buj铆a que ardiera por ambos extremos. "De la c谩tedra de la Escuela Normal -refiere Ben铆tez- iba presuroso a la del Colegio Nacional y, por la tarde, a la Universidad. Entre tanto hab铆a escrito un art铆culo para el diario Patria y luego concurrir铆a a discutir en las sesiones de la C谩mara de Diputados. Ese esfuerzo cort贸 su existencia cuando comenzaba la granaz贸n... Fue proteiforme e incansable, hasta caer agotado a los treinta y siete a帽os, despu茅s de ilustrar con su palabra la c谩tedra, la prensa, la magistratura, el Parlamento y la tribuna popular".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Nacido en Asunci贸n, el a帽o 1883, perteneci贸 a la generaci贸n que se dio en llamar del Instituto. Su avidez de ilustraci贸n lo convirti贸 tempranamente en un erudito. Apasionado por la Sociolog铆a, dict贸 c谩tedra de esta disciplina y ense帽贸 tambi茅n Filosof铆a y Preceptiva literaria. Era maestro de doctrina, de convicciones y de alto valor c铆vico. Su exaltado nacionalismo lo convirti贸 en uno de los tres paladines de la campa帽a reivindicatoria del mariscal L贸pez. Desde muy joven milit贸 en las filas del Partido Nacional Republicano y, durante su representaci贸n en el Parlamento, esa agrupaci贸n pol铆tica tuvo en 茅l su m谩s brillante tribuno, temible en la pol茅mica.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En el campo de la Sociolog铆a, Ignacio A. Pane fue un expositor anal铆tico, de marcado eclecticismo que no se proyectaba, por cierto, en sus convicciones hist贸ricas ni en sus creencias religiosas. Porque el doctor Pane era nacionalista, conservador y cat贸lico.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Como periodista, colaboraba regularmente en La Semana, La Democracia y La Patria, dirigido 茅ste 煤ltimo 贸rgano por Enrique Solano L贸pez. Muchas de sus colaboraciones iban firmadas con el seud贸nimo de Mat铆as Centella.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Ignacio A. Pane falleci贸 en Asunci贸n el a帽o 1920. Adem谩s de su primera producci贸n po茅tica, ha dejado trabajos de significaci贸n tales como Lecciones de literatura preceptiva, Sociolog铆a, El indio guaran铆, La familia paraguaya, El m茅todo y la ciencia social, Conceptos de Filosofa, Geograf铆a Social.

BIBLIOGRAF脥A

Justo Pastor Ben铆tez: P谩ginas libres; El solar guaran铆.

Carlos R. Centuri贸n: Historia de las letras paraguayas.

Sinforiano Buz贸 G贸mez: 脥ndice de la poes铆a paraguaya.



SILVIO PETTIROSSI

"Vol贸 como no vuelan ni las 谩guilas", le cant贸 la oda heroica de Fari帽a N煤帽ez. Con el fuego de Prometeo desaf铆o a los dioses del peligro y los dioses del peligro devoraron al magn铆fico campe贸n del espacio cuando contaba apenas veintiocho a帽os.

Con el brasile帽o Santos Dumont, el peruano Geo Chaves y el argentino Jorge Newbery, Silvio Pettirossi forma el cuarteto de los precursores de la aviaci贸n en Sudam茅rica. Pero el piloto paraguayo alcanz贸 alta cima inigualada por sus gloriosos compa帽eros porque fue, en sus d铆as, el mejor aviador del mundo. Quiz谩s hasta hoy mismo, con el enorme adelanto alcanzado en la t茅cnica del vuelo, sean muy pocos los hombres que puedan paragon谩rsele en el peligroso arte de la acrobacia a茅rea.

Hab铆a nacido en la Asunci贸n, el 15 de junio de 1887, en el seno de una honorable familia burguesa. Su padre, don Antimo Pettirossi, era un italiano que hizo fortuna como constructor; su madre do帽a Rufina Pereira Rold谩n, era de vieja cepa paraguaya. El muchacho demostr贸 desde muy joven su genio inquieto, su osad铆a, su amor al peligro. Por puro esp铆ritu de aventura, en 1904, se alist贸 casi chiquillo -diecisiete a帽os- en las fuerzas revolucionarias del coronel Albino Jara y gan贸 en las acciones de aquella guerra civil su estrella de alf茅rez. Rod贸 luego alg煤n tiempo por Buenos Aires y all铆 trab贸 amistad con el c茅lebre aviador argentino Jorge Newbery, quien prendi贸 en su alma 谩vida de emociones la fiebre del vuelo, riesgo peligroso entonces porque la aviaci贸n estaba en pa帽ales y distaba mucho del relativo margen de seguridad que ofrecen las m谩quinas modernas.

Silvio Pettirossi regres贸 a la Asunci贸n y logr贸 que el general Patricio Escobar, a cuyo lado actuara en la revoluci贸n de 1904, lo alentara en su incontenible vocaci贸n alcanzando para el muchacho una beca oficial que le permitir铆a estudiar en Francia. Pero surgieron inconvenientes para el ingreso del becado paraguayo en una academia militar t茅cnica. Francia no contaba a煤n con escuelas castrenses de vuelo y sus propios aviadores militares estudiaban en academias particulares. La representaci贸n consular paraguaya en Francia, a cargo del se帽or Sauze, logr贸 entonces que el joven aspirante ingresara en la escuela de vuelos de la f谩brica Duperdussin, de Reims. El 17 de febrero de 1913, Pettirossi obten铆a all铆 su brevet de piloto civil, otorgado por el Aero Club de Francia. S贸lo a los oficiales franceses el Estado Mayor les exped铆a luego el t铆tulo de aviadores militares.

Desde el instante mismo en que el piloto paraguayo realiz贸 su primer vuelo solo, dej贸 a la gente estupefacta con sus escalofriantes acrobacias. Pocos d铆as despu茅s, solicitaba que los organismos t茅cnicos de aquel pa铆s homologaran su intento de batir el r茅cord mundial de looping, ostentado entonces por el as franc茅s P茅gaud con catorce loopings consecutivos. Pettirossi lo bati贸 con treinta y siete. Los meses que siguieron a su triunfo fueron un constante desaf铆o a la muerte, violando las leyes conocidas de la gravedad y la estabilidad en el espacio. El aviador paraguayo, con su flamante Duperdussin, especialmente construido bajo su vigilante supervisi贸n, escandalizaba los cielos franceses con sus vuelos invertidos y sus piruetas espectaculares.

Ya aureolado por la fama, Silvio Pettirossi regres贸 a Sudam茅rica en 1914. Sus demostraciones de magn铆fica acrobacia asombraron a Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile. En la capital uruguaya el 铆dolo de multitudes contrajo matrimonio con una hermosa dama criolla llamada Sara Usher Conde. En noviembre de ese mismo a帽o, Asunci贸n aclamaba a su hijo ilustre y un delirio de entusiasmo colectivo premiaba sus demostraciones de acrobacia realizadas, primero, en los bajos del Cabildo y luego cerca de las instalaciones del Telefunken de Correos y Tel茅grafos, en Puerto Sajonia.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El gobierno de don Eduardo Schaerer ascendi贸 al famoso aviador a teniente primero y le encomend贸 la compra en Estados Unidos de dos aparatos con los cuales deb铆a organizar en nuestro pa铆s la futura Escuela de Aviaci贸n. En cumplimiento de ese cometido se encontraba Silvio Pettirossi en San Francisco de California cuando esta ciudad realiz贸 la Exposici贸n Mundial de 1915. Entre los n煤meros sensacionales de aquellos festejos, figuraba el Concurso Internacional de Aviaci贸n. Pettirossi decidi贸 participar en la prueba con la pesada m谩quina adquirida para su gobierno. Confundido entre las grandes celebridades mundiales de la incipiente aviaci贸n de aquella 茅poca, Pettirossi advirti贸 que el pabell贸n de su patria no ondeaba entre las banderas de los pa铆ses participantes del concurso, que tremolaban alrededor de la pista. Cuando le tocaba el turno de su exhibici贸n, lanz贸 una bandera paraguaya al remontar el vuelo. Pocos instantes despu茅s, al terminar las pruebas, ese pabell贸n era izado al tope del m谩stil que proclamaba al vencedor, ante la estupefacci贸n pasmada de la muchedumbre.

Luego de su resonante triunfo mundial, Silvio Pettirossi fue invitado por el Brasil para realizar otra exhibici贸n y el gobierno brasile帽o le ofreci贸 un ventajoso contrato por cinco a帽os; honor que debi贸 declinar el oficial que se aprestaba a organizar la Escuela de Aviaci贸n Militar en el Paraguay. Se encontraba en Buenos Aires cuando decidi贸 cambiar las alas de su viejo Duperdussin, desgastadas por el tremendo esfuerzo a que eran constantemente sometidas. Su fiel mec谩nico franc茅s, que siempre lo acompa帽aba desde los d铆as in铆ciales, dirigi贸 los trabajos. El 17 de octubre de 1915, una hermosa ma帽ana porte帽a, Pettirossi realizaba en el aer贸dromo en La Plata, con su m谩quina recientemente reacondicionada, un vuelo de "inauguraci贸n", cuando los escasos espectadores lo vieron precipitarse a tierra, como p谩jaro abatido por la muerte.

La comisi贸n t茅cnica nombrada por el gobierno argentino para investigar las causas del accidente estableci贸 que era debido a fallas por "la mala calidad de los cables empleados para tensores", asegurando, adem谩s, que 茅stos "eran los mismos que el Duperdussin hab铆a tra铆do de f谩brica". La Naci贸n de Buenos Aires, lamentando el siniestro que conmovi贸 al alma argentina, dec铆a el d铆a siguiente: "Silvio Pettirossi ca铆do ayer en Punta Lara, era uno de nuestros m谩s prestigiosos aviadores. Y decimos nuestro deliberadamente porque el piloto paraguayo fue para la aviaci贸n argentina uno de los m谩s entusiastas propagandistas, propulsor con el ejemplo, mezcla de audacia y de pericia, que forjaba la legi贸n de pilotos con la natural emulaci贸n que surg铆a de sus proezas. Aviador de la eterna sonrisa, de los gestos ampl铆simos y nerviosos como la acrobacia de su aparato que manejaba con experiencia y rara intuici贸n; de fantas铆a creadora, cuya ideaci贸n encontraba en el brazo robusto y decidido el ejecutor inmediato; el aviador popular por su valor, por su audacia y desprecio del peligro, tan abierto en sus gestos como en sus sentimientos".

Sus restos mortales fueron acompa帽ados por el duelo oficial y crecida muchedumbre hasta la d谩rsena sur, donde el Guaran铆 los esperaba para entregarlos, en Asunci贸n, al acongojado pueblo paraguayo.

BIBLIOGRAF脥A

Leandro Aponte: Silvio Pettirossi.

Eloy Fari帽a N煤帽ez: Oda heroica a Silvio Pettirossi.

Silvio Pettirossi: El looping the loop es secundario. La Naci贸n de Buenos Aires, 18 de octubre de 1915.



FRANCISCO BRIZUELA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Probo, austero y valiente, era un soldado chapado a la antigua que se jugaba la vida y la suerte por cada convicci贸n, como un mosquetero rom谩ntico. Jam谩s dud贸 en abrazar una causa y jam谩s la abraz贸 sino por 铆ntimo convencimiento. Hijo de don Ram贸n Brizuela y de do帽a Cristina B谩ez, hab铆a nacido en el pueblo de Carapegu谩 el 17 de febrero de 1879.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Fue dado de alta en el ej茅rcito nacional el 5 de enero de 1905, como teniente segundo en comisi贸n, y destinado a prestar servicio en la Infanter铆a. Por decreto del 20 de abril de 1906, se le nombr贸 cadete del segundo curso de la primitiva Escuela Militar para que completara su formaci贸n acad茅mica. Tres veces fue separado de la carrera por causas pol铆ticas; pero siempre volv铆a a la actividad castrense por irrenunciable vocaci贸n. Por los conocidos sucesos del a帽o 1911, se le dio de baja el primero de abril de ese a帽o, sin proceso alguno, siendo ya capit谩n. Un a帽o m谩s tarde era reincorporado a las filas con goce de sus derechos militares durante el tiempo que estuvo fuera de servicio. Desde junio de 1918 a setiembre de 1919, el mayor Brizuela ejerci贸 con energ铆a, eficiencia y entera correcci贸n las funciones de jefe de Polic铆a de la capital. Cuatro a帽os despu茅s -el 5 de febrero de 1923- era nuevamente separado del ej茅rcito.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En la primera movilizaci贸n general del a帽o 1923 y en la movilizaci贸n de 1932 fue de los primeros jefes en retiro que se presentaron a reclamar un puesto de combate. A pesar de su edad, tuvo en la guerra del Chaco una actuaci贸n magn铆fica comenzando por desempe帽arse en el comando de la IV Divisi贸n de Infanter铆a para terminar la campa帽a como comandante del III Cuerpo de Ej茅rcito, con el grado de coronel. Fue citado en la Orden del d铆a "por la decidida y en茅rgica conducci贸n de su destacamento, formado por los Regimientos 7 de Infanter铆a y 3 de Caballer铆a, comisionado a Nanawa en enero de 1933, donde pudo intervenir oportunamente contra la primera gran ofensiva enemiga en dicho sector, evitando la ca铆da de nuestras posiciones y el aniquilamiento de V Divisi贸n". Fue honrado tambi茅n con la condecoraci贸n al valor militar Cruz del Chaco.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El coronel Francisco Brizuela particip贸 en la revoluci贸n de 1947. Con un grupo de dirigentes revolucionarios se aprestaba a levantar vuelo desde Montevideo en un hidroavi贸n contratado para transportarlos al lago Ypacara铆, cuando falleci贸 tr谩gicamente la noche del 14 de agosto de ese a帽o. La m谩quina sobrecargada por el peso de cajones de municiones, volvi贸 a precipitarse al agua al levantar vuelo. Sobrevivientes de aquel accidente relatan que el coronel Brizuela cedi贸 su turno de salida a otro compa帽ero m谩s joven, que puso as铆 salvarse. Gesto digno de la postura de su vida.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Francisco Brizuela estaba casado con do帽a Sof铆a Rol贸n y dej贸 descendencia.

BIBLIOGRAF脥A

Estado Mayor General del Ej茅rcito: Legajo personal del coronel Francisco Brizuela.

Informaci贸n personal.

JULIO CORREA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Julio Correa naci贸 en Asunci贸n el a帽o 1890. Hu茅rfano a muy temprana edad y perdida la fortuna familiar, otrora bastante crecida, debi贸 abandonar sus estudios para ganarse la vida. Mientras ejerc铆a un modesto cargo en la Municipalidad, llenaba el dorso de boletas de multa y papeletas municipales con versos sencillos y espont谩neos, inspirados por la musa popular; versos que, por timidez y modestia, nunca se atrev铆a a publicar. Hasta que, obligado por los amigos, comenz贸 a colaborar en peri贸dicos locales adquiriendo pronta popularidad con sus poes铆as, sus cuentos de hondo sentimiento humano y sus c茅lebres Dialoguitos callejeros.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Correa fue, al igual que Ortiz Guerrero, el poeta mejor consustanciado con el pueblo y el escritor m谩s popular. Pero no ha sido la poes铆a lo que le brind贸 fama y nombrad铆a sino su posterior condici贸n de autor y actor teatral. En tal sentido, Correa debe ser considerado con justicia el iniciador del teatro vern谩culo paraguayo.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Estren贸 su primera obra, Sandia Ybyg眉y (alusi贸n al emboscado durante la guerra con Bolivia), el 5 de enero de 1933, en el Teatro Nacional -hoy Municipal- con una compa帽铆a de aficionados extra铆da de la aut茅ntica entra帽a del pueblo y en la cual el autor y su esposa Georgina representaban los roles protag贸nicos. El 茅xito fue resonante. Pronto siguieron a esta comedia, en r谩pida sucesi贸n, Guerra-ay谩, Terejh贸 yey frentepe, Peicha guarante, 脩ande mbaer谩 y, Pleito Tir茅, Ycuajh煤gui re铆, Po 谩 nda yocoi, yby yara, Cara铆 Ulogio, Honorio causa, La culpa del bueno (en espa帽ol) y Kar煤 pok谩.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 "Cuando Correa y su gente trabaja -opin贸 de su teatro H茅rib Campos Cervera-, se nota que el contacto emocional es permanente, que hay una comunicaci贸n viviente -tal como quer铆a Tolstoi que fuera todo arte humanamente social- entre el p煤blico que mira y oye y los actores que trabajan. Por momentos, la multitud ruge, apoya o desaprueba, en voz alta, lo que se dice en la escena... A medida que el drama desarrolla su acci贸n, va desapareciendo todo ese l铆mite convencional que separa al espectador del espect谩culo...".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Sus 煤ltimas comedias fueron Cara铆 Ulogio, representada en 1944, y Honorio causa, el a帽o siguiente. Julio Correa falleci贸 en Luque el 14 de julio de 1953, dejando una obra p贸stuma, Sombrero ca谩. Sus poes铆as se recopilaron en un libro titulado Cuerpo y alma. Adem谩s de sus Dialoguitos callejeros, que aparec铆an en el semanario Guaran铆, escribi贸 tambi茅n cuentos tan llenos de gracejo como Nicolasita del Esp铆ritu Santo, El hombre que rob贸 una pava, Ruperto, El borracho de la casa, dispersos en distintos peri贸dicos de la 茅poca. Alguien dijo en elogio de Correa: "Am贸 y sirvi贸 a su pueblo. Fue en may煤sculas de bondad y lealtad el amigo y compa帽ero. Posey贸 la sabidur铆a que es la ciencia del coraz贸n asistida por el m谩gico poder de la intuici贸n. En el crisol de su iluminado talento, vida y obra se fundieron en un gran acto de fe".

BIBLIOGRAF脥A

Viriato D铆az P茅rez: La intelectualidad paraguaya (en Historia Universal de la Literatura, por Santiago Prampolini).

Carlos R. Centuri贸n: Historia de las letras paraguayas.

H茅rib Campos Cervera: Julio Correa, creador del teatro guaran铆.

Sinforiano Buz贸 G贸mez: 脥ndice de la poes铆a paraguaya.

F脡LIX CABRERA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Ninguna haza帽a singular destaca a este soldado 铆ntegro, paradigma de la modestia y del valor disciplinado. En la guerra del Chaco cumpli贸 su deber como tantos otros. Por eso su inclusi贸n en el recuerdo biogr谩fico es homenaje a los ca铆dos en esa guerra, a los h茅roes que a煤n viven, a los soldados an贸nimos que tambi茅n merecen biograf铆as.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Hijo de don Antonio Cabrera y de do帽a Antonina Pros, F茅lix Cabrera naci贸 en San Pedro del Paran谩 el a帽o 1889. Ingres贸 en el ej茅rcito nacional como teniente segundo en comisi贸n, el 5 de julio de 1910, y fue destinado a prestar servicio en el arma de Infanter铆a. Por decreto del 27 de marzo de 1912, que declaraba disuelto al ej茅rcito que sosten铆a al gobierno anterior, qued贸 fuera de sus filas; pero se reincorpor贸 nuevamente dos meses despu茅s. Un a帽o m谩s tarde -el 28 de febrero de 1913- era comisionado en misi贸n de estudios a Chile, sirviendo dos a帽os en la milicia chilena.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 A su regreso al pa铆s, recibe varios destinos sucesivos con mando de tropa en la IV, I y III Zonas Militares hasta que, en setiembre de 1915, se le concede la baja a su pedido. Pero, al estallar la subversi贸n militar del 27 de mayo de 1932, el teniente primero F茅lix Cabrera se reincorpora nuevamente a las fuerzas leales al gobierno constituido. El a帽o 1928, siendo mayor, es nombrado comandante de la l铆nea de fortines en el sector central del Chaco, despu茅s de haber seguido los cursos de perfeccionamiento militar que m谩s tarde completar谩 con los de la Escuela Superior de Guerra para obtener su brevet de oficial de Estado Mayor.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Al estallar la guerra del Chaco, Cabrera comienza la campa帽a como comandante del Regimiento 5 de Infanter铆a "General D铆az". En junio de 1933 gana su ascenso a teniente coronel y seis meses despu茅s -el 15 de diciembre- sus presillas de coronel por m茅ritos de guerra. Desempe帽a entonces el comando de la gloriosa VIII Divisi贸n, al frente de la cual se bate con valor y eficacia tales que le valen su citaci贸n en la Orden del D铆a y la condecoraci贸n al valor militar Cruz del Chaco.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Dos a帽os despu茅s de terminada la guerra del Chaco, el coronel F茅lix Cabrera era nuevamente dado de baja del ej茅rcito. Fuera de sus filas le alcanz贸 la muerte el a帽o 1943. Estaba casado con do帽a Ana Romero y dej贸 descendencia.

BIBLIOGRAF脥A

脕ngel F. R铆os: La defensa del Chaco.

Carlos J. Fern谩ndez: La guerra del Chaco. Estado Mayor General del Ej茅rcito: Legajo personal del coronel F茅lix Cabrera.

聽TEODORO ROJAS

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Este bot谩nico paraguayo naci贸 en Asunci贸n el 25 de setiembre de 1877 y muri贸 el 3 de setiembre de 1954 en Sant铆sima Trinidad. Su larga vida estuvo dedicada por entero al estudio de la flora paraguaya y de las regiones lim铆trofes del Brasil y la Argentina.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Era un autodidacta, sin t铆tulos acad茅micos. Se inici贸 en la disciplina all谩 por el a帽o 1896, como ayudante del doctor Emilio Hassler, a quien sucedi贸 y super贸 luego en sus investigaciones cient铆ficas. Pas贸 despu茅s a trabajar con el doctor Fiebrieg, y la magn铆fica obra del Jard铆n Bot谩nico de Asunci贸n es en gran parte suya.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Hassler se帽alaba en 1909, en conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias M茅dicas de Buenos Aires, refiri茅ndose a su colaborador: "De 573 especies recolectadas por el se帽or Rojas, 271 eran nuevas para la regi贸n y, de esas, 16 nuevas para la ciencia. El estado actual de nuestros conocimientos sobre la flora del Pilcomayo nos da 701 especies de plantas vasculares. La colecci贸n Rojas representa, pues, el 80 por ciento de lo conocido...". Y Bertoni, en autorizado juicio, expres贸: "Entre todos los bot谩nicos que estudiaron la flora del Paraguay, el que tiene m谩s pr谩ctica para una r谩pida determinaci贸n de todas las plantas y el que est谩 en mejores condiciones de costumbre y ejercicio para reconocer inmediatamente una especie paraguaya y asignarle con prontitud su verdadero nombre cient铆fico, as铆 en los campos y selvas, as铆 en el herbario o museo, es, fuera de toda duda -para m铆- Teodoro Rojas".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 El modesto cient铆fico paraguayo recorri贸, pr谩cticamente, todo el pa铆s en la comisi贸n de su especialidad. Fue naturalista agregado a la misi贸n Ayala-Krausse, que en 1906 tuvo a su cargo el estudio del r铆o Pilcomayo para fijaci贸n de la frontera con la Argentina. Explor贸 el Chaco hasta el Parapit铆. En el a帽o 1933, form贸 parte de la comisi贸n paraguayo-brasilera que estudi贸 la zona del Amambay. Algunos de sus trabajos fueron publicados en los Estados Unidos, en 1945, por la categor铆a y autoridad de sus conclusiones. Baste se帽alar que la ayuda agropecuaria norteamericana, materializada en el Paraguay desde 1941 -STICA-, luego de abocarse por a帽os al estudio y experimentaci贸n de nuestros pastos para selecci贸n de la especie m谩s conveniente, lleg贸 a la conclusi贸n de que el "pasto Rojas" -por cuya siembra bregara por lustros nuestro bot谩nico- constitu铆a la variedad m谩s aconsejable.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En m茅rito de su relevante contribuci贸n a la ciencia bot谩nica del Paraguay, Teodoro Rojas fue condecorado con la Orden Nacional del M茅rito.

BIBLIOGRAF脥A

Benigno Riquelme Garc铆a: Apuntes in茅ditos sobre Teodoro Rojas.

Emilio Hassler: El bot谩nico paraguayo Teodoro Rojas.

Guillermo Tell Bertoni: Teodoro Rojas.



H脡RIB CAMPOS CERVERA

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Ten铆a sangre de intelectuales por las cuatro ascendencias, y la herencia biol贸gica se trasunta en el gran poeta como dolorosa hipersensibilidad, fina percepci贸n est茅tica y vibrante vitalidad expresiva. "Su poes铆a -dice Walter Wey- diluye extraordinaria fuerza creadora en palabras musicales casi impalpables". La riqueza de ese lenguaje, la magnificencia de sus met谩foras y el alcance metaf铆sico de su inspiraci贸n imponen l铆mites aristocr谩ticos a su trascendencia popular.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Hab铆a nacido en Asunci贸n, en 1905. Por su padre, periodista del mismo nombre, descend铆a de una familia de artistas; por su madre, Alicia D铆az P茅rez, de intelectuales y escritores. "Heredero de esa sangre rebelde -reflexiona Josefina Pl谩-, en plena disidencia con todo y con todos, fue un ni帽o de tez aceitunada y ojos azules que desde temprano empez贸 a volcar en versos angustiados la inconformidad que su padre y su abuelo hab铆an volcado en la prensa diaria". Sus ideales de reivindicaci贸n social lo llevaron por dos veces al destierro. Pero su izquierdismo estaba amasado con romanticismo y -como se ha se帽alado- no era posible que su temperamento de introverso integral pudiera derivar hacia la lucha pol铆tica.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 H茅rib Campos Cervera estudi贸 Ingenier铆a en Asunci贸n, sin que la frecuentaci贸n de las matem谩ticas lo apartara de la tarea vocacional. Ya graduado, dict贸 la c谩tedra de Filosof铆a en el Colegio Nacional y en la Escuela Normal de Profesores.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 La primera producci贸n del joven poeta, en peri贸dicos estudiantiles y revistas literarias, lo revela como un rom谩ntico. Deriva muy luego hacia el modernismo, que se manifiesta tard铆amente en el medio nacional, sin etapas intermedias si se except煤a la acci贸n despejante de Julio Correa.

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 Pero H茅rib Campos Cervera est谩 llamado a realizar la misi贸n renovadora en la poes铆a paraguaya. Madurado en el exilio con fecundos contactos culturales y la frecuentaci贸n de grupos de vanguardia -en la que destaca su conocimiento personal de Garc铆a Lorca-, su influencia habr谩 de proyectarse hondamente sobre la brillante generaci贸n actual para evolucionar la po茅tica nacional. A su regreso del destierro, en 1938, form贸 cen谩culos, dio conferencias, orient贸 vocaciones, desarrollando una poes铆a solidaria de toda emoci贸n, vital y, paralelamente, otra confesional, imbuida en Rilke, cuya t茅cnica supera la visi贸n est茅tica, va de lo objetivo a lo dial茅ctico y se identifica en forma ag贸nica con el genio de la tierra. "Antes de H茅rib Campos Cervera -se帽ala agudamente Josefina Pl谩- la poes铆a paraguaya, con pocas excepciones conocidas, discurre por los cauces de un intimismo ret贸rico de superficialidad declamatoria, de musa er贸tica o estro descriptivo contenido en los l铆mites del pintoresquismo. La angustia de existir que gravit贸 sobre la generaci贸n de 1923 no alcanz贸 anteriormente a manifestarse con veracidad sino en versos juveniles de unos pocos, como Heriberto Fern谩ndez, que puede ser considerado, en este sentido, un precursor".

聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽聽 En veinte a帽os de producci贸n, el poeta s贸lo alcanz贸 a seleccionar veintiocho poemas para su publicaci贸n en Ceniza redimida, libro aparecido en Buenos Aires el a帽o 1950. Su anunciada novela Hombres de la selva nunca vio la luz p煤blica y los originales de Romancero del destierro, segunda colecci贸n de poemas de su 煤ltimo exilio, parecen haberse extraviado en Montevideo. H茅rib Campos Cervera falleci贸 en Buenos Aires el 28 de agosto de 1953.

BIBLIOGRAF脥A

Sinforiano Buz贸 G贸mez: 脥ndice de la poes铆a paraguaya.

Walter Wey: Poes铆a paraguaya, historia de una inc贸gnita.

Josefina Pl谩: La poes铆a de H茅rib Campos Cervera (Conferencias pronunciadas en el Centro Paraguayo de Buenos Aires, en la Facultad de Filosof铆a de Asunci贸n y en Radio Cultura, de Sao Paulo).

Viriato D铆az P茅rez: Literatura del Paraguay, cap铆tulo en la Historia Universal de la Literatura, de Santiago Prampolini.

Carlos R. Centuri贸n: Historia de las letras paraguayas.



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