En 1980, el diario Última Hora publicó un artículo que hacía hincapié en un hecho que ya no era novedad entonces: que la música paraguaya iba en franco retroceso. Había sido excluida de las pistas de baile y cada vez se la escuchaba menos en otros ámbitos.
El futuro era sombrío: de a poco la memoria colectiva iría borrando de su registro las obras de los creadores populares. El futuro probable se perfilaba único e indiscutible: el olvido.
Uno de los lectores de aquel texto fue el músico, docente y compositor Virginio Villagra Bazán, nacido en Asunción el 21 de mayo de 1928. Conmovido, pensó que algo debía hacer de inmediato.
"Leí el comentario. Era muy cierto lo que en él se expresaba. Yo lo veía así. Coincidía con el articulista que señalaba que, de continuar en la situación en la que estábamos, la música Y nuestra cultura en general-iban a ir de mal en peor, convirtiéndose tan solo en una leyenda, algo que solo iba a ser recordado, pero ya sin vida entre la gente", rememora el hombre que formó parte de la orquesta del maestro Carlos Lara Bareiro en la década de 1950 y enseña música en su domicilio del barrio Vista Alegre, cerca del Mercado 4.
"De lo que yo estaba convencido era de la necesidad de que se proyectara en obras de mayor vuelo aquello que ya formaba parte de nuestra identidad en las composiciones nacionales, sean cuales fueren su género", continúa.
"Lo que se me ocurrió -sigue relatando-,fue que debía escribir una guarania estilizada, es decir con una forma más elaborada al estilo Emilio Bigi usando los conocimientos que había adquirido a lo largo de mi carrera. Tomo lo tradicional, pero le agrego elementos propios de una creación más ambiciosa. Se supera lo tradicional y se entra a algo más avanzado".
El poeta Guillermo Molinas Rolón, alrededor de 1920, en su poema En la fiesta de la raza -que apareció en el libro El Parnaso paraguayo-, había escrito: "Y fue también Guarania la región prometida/ como tierra de ensueño, de ilusión y de vida/tierra donde crecieron las flores sunuarias/de robustas pasiones y gentes fabularías... ". De esta estrofa José Asunción Flores tomó el nombre para el género musical que había salido de su talento de creador.
"Se me vinieron a la cabeza aquellos versos que habían servido a Flores para ponerle nombre a lo que creaba: Guarania. Uniendo eso a lo que acababa de leer, me inspiré: Y la usé en parte en mi composición. En el piano, la letra y la música iban naciendo juntas. Avanzaba un poco y me quedaba. Finalmente uní las partes para ensamblar todo y dejarlo terminada. Lo que quería era, sobre todo, que los jóvenes la escucharan y aprendieran a amar lo nuestro", explica Villagra Bazán.
La obra fue estrenada el 13 de setiembre de 2007 en el templo de la Virgen del Rosario, en barrio Jara, por la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Asunción. La letra fue cantada por Gonzalo González.