Nada es semejante
Vitrales de Marcelo Medina
NADA ES SEMEJANTE
Vitrales de Marcelo Medina
El espejo ha irrumpido en las artes plásticas mediante articulaciones que contribuyeron técnicamente con el desarrollo de obras —ya sea en la elaboración de autorretratos como en el estudio de la perspectiva
Pero, sobre todo, el espejo se ha destacado como elemento dentro del campo de la representación donde su potencia mimética
esto es, la capacidad de reflejar una imagen de la realidad- es destacada en
piezas que describen sus usos cotidianos y aún los asombrosos, o expanden el campo de la representación permitiendo inscribir incluso la figura del propio artista en la escena.
Pero los espejos destacan, además, por la fuerza de su propia objetualidad. Sin importar la materialidad de sus superficies, los espejos han recibido tratamiento como dispositivos visuales estéticos, y como tales se les ha otorgado un contorno acorde: marcos ornamentales que delimitan, además, las fronteras de la imagen propia, ahora repetida. que coronan bellamente el yo.
En su carácter de colector, Marcelo Medina se ha encontrado con espejos. Algunos le han seducido por la calidad estética de sus diseños; otros, por las memorias que los atraviesan, cifradas en inscripciones de nombres, signaturas de fechas, o el pulido propio de los objetos acariciados por sus propietarios. Medina ha convivido con estos espejos en su taller, donde los ha intervenido pictóricamente abstractos y operaciones mixtas que incluyen la incrustación de materiales de cualidades contrastantes, ora preciosistas, ora precarias: desde perlas hasta objetos utilitarios como cepillos, o incluso porciones de alfalto.
¿Pero qué es lo que se juega en la intervención de estos espejos marcados además por la ya mencionada dimensión biográfica: la del artista que ha convivido con las piezas?
En El estadio del espejo como formador de la función del yo, famosa conferencia dictada por Jacques Lacan en 1949, el psicoanalista describe la psique desde una perspectiva evolutiva, en la que la aparición del autorreconocimiento, la consciencia imaginaria del yo, está definida por un sentido de goce que, como se sabe, comporta una forma doliente de placer.
El gesto pictórico y de gestión matérica de Medina perturba la superficie reflexiva, capaz de reproducir la imagen propia. En los espejos multiplicados, el cuerpo puede aparecer dividido, fragmentado; en aquellos intervenidos, también: la visión holística del sujeto se ve interrumpida, atravesada de pronto por marcas extrañas que posponen el encuentro con una visión entera de sí.
Esta es la segunda exposición de carácter abstracto del artista, cuyas figuraciones expresivas habitualmente plantean situaciones inquietantes y ambiguas, o destacan por su carácter icónico. Las abstracciones de los vitrales de Medina exhiben formas de naturaleza orgánica y una materialidad densa: sobre la superficie límpida del espejo, impregnaciones cargadas, máculas... Cierta intención declaradamente provocadora define la operación artística de Medina en esta serie, pero en el corazón de toda
Intervenidos para describir los relieves del pensamiento poético del artista, estos vitrales también expresan una pulsión del autor por no mantenerse estático. Moviéndose a través del gabinete de espejos de Marcelo Medina, uno podría especular que nada es semejante.
Damián Cabrera
Asunción, agosto de 2025
Video visita
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
(Hacer click sobre la imagen)