LAS VOCES DE LA MEMORIA
HISTORIAS DE CANCIONES POPULARES PARAGUAYAS
TOMO IV
Autor y ©: MARIO RUBÉN ÁLVAREZ
Edición del autor y Julián Navarro Vera
Dibujo y diseño de tapa: Nicodemus Espinoza - NICO
Editora Litocolor S.R.L.
Asunción-Paraguay 2009
A JOSÉ P. GUGGIARI
UNA LETRA INÉDITA DE EMILIANO R. FERNÁNDEZ
Letra: EMILIANO R. FERNÁNDEZ
Música: EUSEBIO GONZÁLEZ
Emiliano R. Fernández era un andariego. A pie, a caballo, en carreta, llegaba a todos lados. Una mañana se lo encontraba en Caballero, otra tarde en el Km. 61 de Carlos Casado en el Chaco. La noche lo sorprendía en "Caballero pueblo" y miraba los ojos del alba en Puerto Yvapovó, cerca de Concepción. Caminando sin tregua ni fatiga, con su poesía despierta, a flor de manos, llegó a la compañía Cabañas, de Caacupé. Frecuentaba ese lugar pues allí residía su padrino de casamiento y amigo, el poeta MATÍAS NÚÑEZ GONZÁLEZ (nacido en Cabañas el 24 de febrero de 1903).
En ese lugar, en la casa de un señor de apellido Careaga, el autor de PYHARE AMANGÝPE conoce al músico EUSEBIO GONZÁLEZ VERA, quien tiene 84 años en el momento en que se escribe esta historia y vive aún en la Compañía Cabañas, Caacupé.
RAMÓN CAJE, del diario última Hora y ocasional colaborador de esta memoria de papel, conversó en su casa con el músico y compositor, rescatando así del silencio y del seguro olvido al que hubiera estado condenado el poema que sólo registra el recuerdo de ese artista ya anciano.
"Después de conocernos nació entre nosotros una amistad. Y Emiliano, generoso como era, me regaló una letra suya no registrada", le cuenta González Vera, acotando que el encuentro se habría producido alrededor de 1940.
-Te estuve observando y tocás bien-, le elogió Emiliano-. Por eso te voy a regalar esta obra mía para que le pongas música-, remató el poeta.
Eusebio, inmediatamente, se abocó a la tarea. De su inspiración iba brotando la melodía para unos versos que si bien le habrán resultado extraños -por el destinatario-, también pudieron serle familiares por el tema que abordaba.
A JOSÉ P (DE PATRICIO) GUGGIARI se llama la poesía de Emiliano. Por la situación que describe tuvo que haberlo escrito en 1928 ó 1929 después de la primera gran movilización para enfrentar a los bolivianos tras el incidente del Fortín Vanguardia (5 de diciembre de 1928) en el que tropas paraguayas atacaron a las bolivianas. El episodio se sumaba al que había ocurrido el 25 de febrero de 1927 con la muerte del Teniente Adolfo Rojas Silva y sus soldados. Pareciera que al desmovilizarse los candidatos a combatientes -entre ellos el voluntario Emiliano R. Fernández-, tras la Conferencia de Washington donde se pospuso el inicio de la contienda bélica, el vate se despidió de quien consideraba su jefe natural, el entonces Presidente de la República, del Partido Liberal.
El poeta de Yvy Sunu, ávido de combate en defensa de la patria, dirigiéndose a quien era conocido popularmente como José P, le aclara que tomará las armas para pelear contra los invasores, pero nunca ya contra sus hermanos. Por lo visto a Emiliano le había conmovido profundamente su participación en la revolución de liberales contra liberales -sáko mbyky contra sáko puku , en filas gubernistas combatiendo hasta Ka'i Puente (Hoy Coronel Bogado), en la batalla decisiva donde el alzado coronel Adolfo Chirife fue derrotado por las fuerzas constitucionales al mando de José Félix Estigarribia.
Eusebio González Vera aseguró que Emiliano le dio la letra alrededor de 1940. Resulta extraño que el poeta guardara tanto tiempo su obra. Es probable que a esa altura ya tuviese una melodía -rasguido doble tal vez, como acostumbraba-, y que, fiel a su práctica, hallase el clima espiritual de comunicación propicio para darle a un compositor en busca de una nueva melodía.
Fuente: EUSEBIO RAMÓN VERA.
A JOSÉ P GUGGIARI
Opáma che ruvicha ko kytyapu oikova'ekue
iporãntema ningo che cherogami aha ahecha
oime taita ha mama, che ra'y tavymimi,
ahejava'ekue avei ponóike romomarã.
Bolivia oúrõ guarãnte a la furia ajuva'ekue
che konkúrso a'ofrese huguaitĩvo aha haguã
porque asela che retã ñande Chaco guasuete
ndoitiraichéne avave ndosói aja che jyva.
Voluntário aju va'ekue añete añepresenta
heta he'íva oñekuã, chéve umíva mba'evete
che aikuaa la che rape, ne'írã añesambyhy
péro oikótarõ la mbaipy pohejáta mante che.
Bolivia ku okyhyje, rei ñande rete yuhéi,
umíva na'ikuimba'éi, no'afrontáiko mba'eve,
pero che añandupaite na'umívaiha la maka
sino ko'ápe oĩ la tata ha umívagui che ajerese.
Hetáma ajehogea káusa yma che tavy
ha upéva chembopire rasy, chembokaigue ja'eha
ajevérõ nde che taita, ñandétaramo oñondive
porque che ndajúi va'ekue che ermáno ajuka haguã.
Pero ko'ápe aime, che retia'énte akói
opa voi che remói Bolivia ndieta guive
anínte upégui ñasẽ tia Chika hu'y mombópe
ni noticia mboka che pópe hasta otro día, tío José.
Letra: Emiliano R. Fernández
Música: Eusebio González
PEDRO CANOERO
UNA VIDA LLEVADA POR EL RÍO
Letra y música: TERESA PARODI
El viento de setiembre, lentamente, mecía el agua del lago Ypacaraí y la canoa bailaba al son de una música de olas crecidas. Los pasajeros que el canoero llevaba no eran los habituales. Se les notaba diferentes en los comentarios, en la emoción y en el trato con el propietario de la embarcación de recreo. Eran TERESA PARODI y algunos de los integrantes del grupo vocal Cantoral que habían venido para el FESTIVAL DEL LAGO YPACARAÍ en "la vieja Tacuaral".
- Ud. es correntina, verdad-, le preguntó el canoero a la rubia cantautora mientras se alejaban de la costa.
-Sí-, le respondió ella sin recurrir al lugar común del cómo lo sabe porque de sobra conocía que su acento y en particular su rr medio mordida -proveniente del guaraní incrustado en el castellano regional, sin duda-, la delataban a simple palabra.
"Era moreno, quemado por el sol. Me pareció una persona maravillosa habitando el agua. Recuerdo que cuando iba a subir a su canoa, hizo un gesto de como quien abre una puerta e invita a pasar a su casa. Eso me encantó. Tenía una radio portátil, una mantita, un calentadorcito. Al percatarse de mi origen, empezó a hablarme y a cantar chamamés antiguos", cuenta Teresa en el Club 24 de Mayo de Ypacaraí mientras espera su turno para actuar en la 28a edición del Festival del Lago Ypacaraí.
Ella no le preguntó su nombre, pero desde el primer momento entre el canoero y la pasajera ocasional se estableció una comunicación -desde los afectos comunes descubiertos al inicio de la conversación-, muy fluida.
"Al regresar a Buenos Aires -creo que habrá sido 1982 ó 1983-, en el camino, fui componiendo, simultáneamente, la letra y la melodía. Le llamé PEDRO CANOERO porque me pareció que así debía llamarle", acota la correntina. Pedro es Juan, Luis, Andrés y todos los que en la tierra viven sobre las olas reman-do por la supervivencia cotidiana. Acaso porque el río es más universal que el lago, la maestra de grados -enseñó, en los primeros años de ejercicio de la docencia, en el monte misionero, al costado de una picada-, nacida en Corrientes, lo escogió para expresar una situación existencial.
Desde entonces, Pedro canoero es todo aquel que -en agua o tierra-, navega por la vida abrigando contra viento y marea una esperanza, aun cuando su orilla no sea visible.
Fuente: Teresa Parodi.
PEDRO CANOERO
Pedro canoero,
todo tu tiempo se ha ido
sobre la vieja canoa
lentamente te lo fue llevando el río.
Pedro canoero,
ya no has vuelto con la costa
te quedaste en la canoa
como un duende sin edad y sin memoria.
Estribillo
Pedro canoero te mecía el agua
lejos de la costa cuando te dormías
Pedro canoero, corazón de arcilla
sobre la canoa se te fue la vida.
Pedro canoero
la esperanza se te iba
sobre el agua amanecida
tu esperanza Pedro al fin no tuvo orilla.
Letra y música: Teresa Parodi
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