Facsimilar de un documento originado en el Departamento de Organización Exterior de Berlín,
solicitando a comienzos de 1938 una decisión respecto de una transferencia de 500 Reichmark
para fines educativos, destinados al "Landesgruppe Paraguay".
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El 20 de mayo de 1938, poco más de dos meses después de la anexión de Austria al Tercer Imperio, el jefe del partido nazi en el Paraguay, REIMER BEHRENS, informaba a Alemania que en el Paraguay "todo estaba tranquilo" y que no se observaba "un peligro inmediato" para la causa. Para evitar problemas con el gobierno, el partido había decidido suspender cualquier actividad hacia afuera, depurando en el ínterin sus cuadros internos. La dirigencia del partido y de sus organizaciones como el denominado "OPFERRING" o "Anillo del Sacrificio", debían convertirse en núcleos exclusivos de alemanes naturales o "REICHSDEUTSCHE", eliminando paulatinamente de ellas a los "VOLKSDEUTSCHE" (ciudadanos de origen alemán, nacidos fuera de las fronteras austro-alemanas), así como a quienes tenían doble nacionalidad. El telegrama de referencia, cursado como era habitual por intermedio de la Legación, llevaba la "plena conformidad" del ministro Buesing. (21)
Behrens, un excombatiente alemán de la anterior guerra, se había hecho cargo de la conducción partidaria el año 1936, reemplazando al mayor S.R. REITZENSTEIN. Dos veces condecorado por el gobierno de Hitler, Behrens disimuló sus actividades desde el Banco Germánico, del cual era funcionario. En noviembre de 1940 la Legación de Alemania se dirigió a la cancillería elogiando el trabajo de Behrens, cuya habilidad y capacidad eran "tan grandes que incluso durante la guerra el NSDAP estuvo en actividad sin ninguna interrupción" (22)
Junto con Behrens, perseguían iguales propósitos varios otros prominentes simpatizantes del nazismo o afiliados a él. Entre aquellos se encontraba el pastor de la Iglesia Evangélica, KARL RICHERT, que hacía constantes viajes al interior promoviendo las ideas nacionalsocialistas junto a su labor religiosa. En mayo de 1940 el ministro Buesing lo recomendaba para una condecoración, significando que Richert, a la par de su misión religiosa, "es cada vez más activo en favor de los intereses de Alemania". Y al tiempo de calificar su trabajo de "ejemplar", indicaba que el pastor "vivía por el interés en su vieja madre patria, con discursos y exhibición de filmes". (23) El año 1934, según informe de la embajada norteamericana redactado en 1946, Richert se había ocupado del caso del ciudadano judío alemán RUDOLF HIRSCH, solicitando información sobre éste a la policía de Hamburgo. Richert quería probar que Hirsch, que había llegado al Paraguay, tenía razones para odiar a Alemania, las que no eran de orden racial como éste afirmaba. (24) El pastor Richert creó además un internado para jóvenes, en 1939, y siguió siendo cabeza de su iglesia hasta el año 1965, en que regresó a Alemania.
Conforme a los papeles de la Legación del Reich, otros dirigentes nazis vivían en el interior, entre ellos ALBERT SIEHR y GUSTAV VOLLING, jefes del partido en San Bernardino, desde 1937; también WALTER HAASE, que tenía igual cargo en la Colonia Independencia: Haase había sido incluso positivamente calificado por la Legación alemana por su activa participación en la promoción del germanismo en la colonia. En Capitán Meza resaltaba, por su parte, según aquellos archivos, ADOLF HANSEN, jefe del grupo local desde 1933 y promotor del nacionalsocialismo en la zona. En la colonia Carlos Pfannl era también citado FRITZ PFEIFFER, designado en 1939 como jefe de la juventud hitleriana del lugar, a la vez que director de la escuela alemana de Colonia Independencia. El 3 de marzo de 1940 el cónsul Brixner lo describía así: "Pfeiffer ocupa su puesto de jefe del NSDAP local con gran eficiencia y tiene particularmente una fuerte influencia en la juventud, a la que instruye cuidadosamente en la doctrina nacionalsocialista". Pero, según la carta, "tiene poca simpatía hacia los católicos fervientes" (25)
En la capital comenzaban también a incrementar su actividad otros afiliados, como el argentino-alemán CARLOS KLUG, KARL KNAUER (a quien la Legación describía en 1939 como "uno de los primeros que siempre ofrece su colaboración al partido"), LEONHARD SCHMULL y GEORG SCLULEIDER. Este ocupaba en 1939 el importante cargo de presidente de la UNIÓN GERMÁNICA DEL PARAGUAY, y en ese carácter cumplió un rol destacado en la promoción del nacionalsocialismo en el país. Su asistente y secretario, GERD VON SCHUTZ, así como la esposa de éste, GERTRUD, están también citados en los archivos alemanes por su labor en pro de "todas las aspiraciones alemanas", como afiliados al partido. (26)
Párrafo aparte merecen RUDOLF PETZ y FRANZ POWARZYNSKI, ambos maestros de escuela. Petz, que comenzó enseñando en Hohenau entre 1928 y 1930, se trasladó a Asunción e ingresó al partido nazi en abril de 1933, conforme a los archivos partidarios, con el número 1563-195. Profesor del colegio alemán de Asunción, Petz fue de febrero de 1934 a noviembre de 1935 tesorero del partido. Descripto como "indubitablemente leal a la causa del nacionalsocialismo y devoto de ella", Petz consiguió ciudadanía alemana antes de 1938, pero sus huellas se perdieron a comienzos de los años cuarenta. En cambio Powarzynski, también maestro del colegio, fue nombrado jefe de la juventud de la Unión Germánica a finales de los años treinta, afiliándose al partido por la misma época. Pero no tuvo mayor proyección dentro del nazismo, según indicaban sus superiores. (27) A muchos kilómetros de distancia, en el Paraguay, era fácil ser un activista nazi. Lejos del peligro de la guerra, con un océano separando los sufrimientos y las penurias, no se renunciaba a mucho mostrándose patriota. Por el contrario, era provechoso y recomendable. Los nacionalsocialistas del Paraguay, con escasas excepciones, fueron poco consecuentes, fanáticos durante el conflicto, no pensaron en presentarse a las filas de la WEHRMACHT, y abdicaron, en mayoría, de los principios nazis cuando el final de la guerra los puso en el bando de los derrotados.
Pero a finales del treinta y nueve y comienzos del cuarenta la euforia era justificada. Casi todos habían olvidado cómo Hitler se consolidó en el poder y qué precio había sido pagado por el pueblo alemán en esos años. En tal contexto, la mayor parte de sus integrantes se había unido en la guerra de agresión desencadenada en Europa. El Paraguay era apenas un reflejo de tanta inconsciencia. Aquí el nazismo, con sus cuadros formados, esperaba una oportunidad, en tanto debía mantener buenas relaciones con el nuevo gobierno y mostrarse insospechable de cualquier actitud antiparaguaya.
La designación del general Estigarribia no había sido del todo bien recibida por la WILHELMSTRASSE BERLINESA. El 16 de junio de 1939 su Legación informó respecto de la próxima asunción presidencial, recordando la actuación de Estigarribia en Washington y el hecho que su regreso debía hacerse "en uno de los más modernos aviones Pan-Air puesto a su disposición por Washington” (28) Estos antecedentes, si bien podían entorpecer el esfuerzo alemán por acercarse al Paraguay, estaban compensados con la creciente propaganda que el Reich había hecho durante esos años, penetrando sutilmente en diversos estratos con poder de decisión. Entre ellos estaba el Ejército, que había sido sensibilizado en provecho de los ideales “pacíficos” de Alemania por terminar, por una vez, con el viejo imperialismo británico, que mantenía enojosos enclaves en el Caribe, en Belice, en las Guayanas y en las islas Malvinas.
El 11 de septiembre de 1939, tres días antes de la declaración oficial de la neutralidad paraguaya, la Legación alemana en Asunción informaba detalladamente al Ministerio de Relaciones Exteriores en Berlín acerca de las medidas de emergencia tomadas por y para la colonia alemana en el Paraguay con motivo de la guerra. Siguiendo instrucciones precisas, la conducción del partido nazi decidió subordinarse, por razones de estrategia, al jefe de la representación diplomática, a fin de no dividir las fuerzas y crear, al mismo tiempo, una metodología única para la acción.
El informe de Buesing comenzaba señalando que "el jefe de la NSDAP en Paraguay, camarada REIMER BEHRENS, me manifestó, apenas estallada la crisis, que el partido se ponía con todas sus formaciones a disposición incondicional de la Legación". Indicaba además haberse puesto de acuerdo con Behrens en las iniciativas que debían tornarse en atención al decreto del Fuehrer, que subordinaba el partido a los jefes de misiones mientras durase la guerra. Estas medidas abarcaban también aspectos de la presencia y actitud alemanas en el Paraguay. La primera iniciativa consistió en la formación de un “KOLONIEBEIRAT" o "Junta Colonial" compuesta de ocho hombres, todos los cuales habían demostrado su lealtad "realizando exitosos trabajos en favor de Alemania". En su composición entraban dos comerciantes independientes, dos alemanes que vivieron en el Paraguay el desarrollo de la anterior guerra, dos empleados, un capataz y un representante campesino. Dos de los miembros habían combatido por Alemania de 1914 a 1918 y solamente cuatro en total, para no despertar sospechas, eran afiliados al partido, si bien los demás también simpatizaban con él. (29) Buesing aclaraba a Alemania que la junta tendría solamente voz, pero que él se reservaría la decisión final.
Simultáneamente, se decidía la creación de una caja denominada "DEUTSCHE HILFE" o "Ayuda a Alemania", que funcionaría en Asunción para colectar fondos de la colonia alemana en el Paraguay. Con ella, afirmaba Buesing, "pienso reemplazar la asistencia proveniente del Reich en la medida de lo posible", dadas las especiales contingencias del momento. El objetivo, añadía, "es comprometer a cada alemán a depositar un monto mensual en esta caja". Estos fondos debían emplearse en cuatro rubros principales: propaganda, N.S.V. ("Sociedad Nacionalsocialista de Auxilios"), las escuelas alemanas del Paraguay y los camaradas que, por la guerra, necesitaren de asistencia.
El tema de la propaganda, que la Legación calificaba de "particularmente importante", ocupaba un lugar destacado. "El perfeccionamiento del sistema de informaciones -declaraba Buesing- lo he tomado muy a pecho. El servicio de la Agencia Transoceánica fue montado para trabajar todo el día. Por lo demás, el mismo ha sido puesto a disposición de la prensa local escrita varias veces al día. Para ello fue necesario equipar una oficina propia, en la cual un camarada ordena los despachos y otro los dicta cuando hace falta. De esta manera, fue posible acercar cuanto antes el material de la 'TRANSOZEAN' en forma utilizable, varias veces a las redacciones de prensa. Para ello también se hacen las correspondientes traducciones", añadía Buesing. (30)
El mismo informe ponía énfasis en la importancia de la propaganda, agregando el ministro alemán: "He firmado con una emisora de onda corta local, que se oye bien en toda Sudamérica (inclusive en Alemania), un contrato para que ella transmita el primer y segundo servicio diario de la radio alemana en español, incluyendo boletines especiales. El mismo empresario posee aquí una radio de onda media, que durante el día trae noticias del servicio transoceánico... Por su parte, un miembro de la Junta Colonial tiene a su cargo el control y empleo del aparato de propaganda... El aparato de propaganda funciona a satisfacción” (31)
La Legación del Reich en Asunción se ocupaba también de cuestiones menores, aunque muy propias del nacionalsocialismo, como el tema de la lealtad de los alemanes residentes en el Paraguay. "En casos aislados pudo comprobarse -decía Buesing en la carta- que algunos comerciantes alemanes no se han mostrado dispuestos a seguir representando a firmas alemanas. He debido abstenerme de tomar medidas contra estos elementos para no perjudicar las muy importantes relaciones comerciales exteriores. Pero he ordenado la confección de listas negras en las cuales se incluyan a los comerciantes alemanes que han retirado sus depósitos del Banco Germánico, a los comerciantes que se han manifestado despreciativamente hacia la madre patria o hacia el Fuehrer, etc. En su oportunidad serán tomadas las decisiones para encontrar substitutos para estos indignos representantes” (32)
Buesing informaba, finalmente, haber convocado a la colonia alemana para el día 17 de septiembre de 1939 a una reunión en el Colegio Alemán de Asunción, a fin de realizar un acto de lealtad, a la vez de indicar las pautas a seguir por todos en la emergencia. "Hasta donde puedo juzgar, enfatizaba el informe, debo decir que la colonia alemana en el Paraguay cumplirá incondicionalmente sus obligaciones de lealtad hacia la patria". (33) Entre los leales, naturalmente no se encontraban aquellos pocos alemanes que por razones políticas permanecían en desacuerdo con el nacional-socialismo. Para la Legación y para el partido, se trataba de "traidores" que, oportunamente, recibirían el castigo de tales.
La movilización alemana en el Paraguay comenzó también a ser observada con mayor atención por la Legación de los Estados Unidos de América, a cargo del ministro FINDLEY HOWARD. Si bien los norteamericanos no estaban en guerra, veían con preocupación el avance de las ideas nacionalsocialistas y se disponían a combatirlas poniendo en juego, esencialmente, sus recursos financieros. Las primeras noticias sobre las actividades nazis en el Paraguay, de esa fuente, se habían transmitido al Departamento de Estado todavía en tiempos del presidente Felix Paiva, provenientes de Buenos Aires. Así, un informe redactado en abril de 1939 con carácter de "estrictamente confidencial" hacía especial referencia a los agentes nazis que operaban en la Argentina, el Paraguay y el Uruguay, así como a los simpatizantes del nacionalsocialismo, mimetizados en diversas corrientes "nacionalistas" que buscaban, en el caso del Paraguay, evitar la asunción de Estigarribia.
La información, suscripta por el cónsul general de los Estados Unidos en la capital argentina, DAVIS MONNETT, y dirigida al Secretario de Estado norteamericano CORDELL HULL, ponía el acento en las agrupaciones de rusos blancos, ex-oficiales zaristas, que todavía antes del acuerdo ruso-alemán de agosto de 1939 confiaban en que el Tercer Imperio alemán podía ser el vehículo para devolverles a su patria. Los datos contenidos en el informe provenían de ALEJO (ALEXIUS) PELIPENKO, un obispo católico de Buenos Aires, ciudadano de origen ruso que había militado en Múnich, por cuatro años, en el partido nazi en favor de una Ucrania independiente. Pelipenko, que seguía manteniendo vínculos con el nacionalsocialismo, se convirtió en informante del consulado norteamericano desde que en 1938 llegó a la Argentina como pastor de la Iglesia ucraniana para el Uruguay, el Paraguay y la Argentina. En una de sus relaciones sobre las actividades nazis, que decía conocer muy de cerca, Pelipenko afirmaba que "en Asunción existe un importante grupo de rusos blancos, ex-oficiales, algunos de los cuales se hallan en actividad en el Ejército paraguayo". Según este nacionalista ucraniano, estos hombres "eran susceptibles de promesas alemanas para una Ucrania independiente y para la restauración de la aristocracia ucraniana y constituían un terreno fértil para la corrupción nazi". Sus actividades consistían en esparcir las ideas nacionalistas entre los oficiales, "para socavar donde fuese posible la influencia del general Estigarribia... pues la aspiración de Alemania consiste en tener en el Paraguay un gobierno 'nacionalista' que pueda ser utilizado como centro para actividades en Sudamérica". (34)
El reporte que el cónsul Monnett recogiera de Pelipenko indicaba que entre los oficiales rusos que impulsaban la corriente nacionalista en el Paraguay se encontraban el general NICOLÁS ERN, su principal propiciador, así como el general JUAN BELEYEFF (sic) y otros de apellido TSCHRIRKIN, TERESZCZENKO, ROIBOUL, etc. Pelipenko también hacía alusión a un "Herr Thomas", que era uno de los responsables del BANCO GERMÁNICO DE ASUNCIÓN. Karl Thomas, pues de él se trataba, hacía, según la misma fuente, los contactos entre la Legación de Alemania, las organizaciones nazis de la Argentina y los rusos "fascistas" del Paraguay. (35)
Un punto importante de convergencia de estos elementos era la localidad de Clorinda, frente a Asunción, en territorio argentino; específicamente un hotel-restaurant de propiedad de un alemán que era el "Fuehrer" de Formosa, según Pelipenko. Este, que asistió a una reunión en ese lugar, supo durante el viaje que la aspiración de los nacionalsocialistas "era inducir al Ejército paraguaya a forzar a Estigarribia a seguir el programa del coronel Franco o a lograr una sublevación en contra suya para imponer un gobierno nacionalista subordinado a la influencia alemana". Pelipenko reveló que tal propósito debía ser alcanzado "inexorablemente y con rapidez". (36)
La postura de los muchos ex-oficiales zaristas del Paraguay era comprensible: habían sido despojados de sus bienes e influencias, y pretendían recuperarlos, no importaba si con razón o sin ella. El anticomunismo alemán les brindaba la última oportunidad, que no debía ser desaprovechada. En el Paraguay, todos ellos gozaban de un merecido crédito. Habían combatido con valor durante la guerra de 1932 a 1935 contra Bolivia, sin pedir nada a cambio. Varios habían caído y los demás ocupaban importantes cargos como instructores del Ejército, profesores de ingeniería y matemáticas, etc. Su presencia en los círculos "nacionalistas" opuestos al marxismo era vista como cosa natural. Estaban mucho más cerca del nacionalsocialismo que del liberalismo. Pero el pacto, ruso-alemán del 23 de agosto de 1939 fue una puñalada por la espalda para todos. Hasta que en junio de 1941 Hitler se lanzó sobre Rusia, reclutando de nuevo a muchos de aquellos ex-zaristas.
En el análisis de la situación política paraguaya entre 1939 y 1940 queda todavía por develarse el verdadero rol de la Legación del Reich en las inquietudes surgidas en el Ejército en contra del general Estigarribia.
Alemania disponía de recursos financieros para comprar periodistas, políticos y militares, como lo había hecho en naciones vecinas. Las posibilidades que disponía en el Paraguay la convertían en árbitro de una inestable política, que no atinaba el rumbo a tomar.
Pero la promoción del nazismo no se limitaba, para los Estados Unidos, a los ex-oficiales rusos. Otras cuestiones habrían de llamar su atención con el paso de los meses, si bien las noticias eran todavía relativamente tranquilizadoras en 1939. El 29 de noviembre Howard reportaba sobre la posibilidad que el Paraguay pudiera convertirse en el centro de la propaganda nazi en el continente, conforme a una denuncia recibida del titular de la Cámara de Diputados, GERÓNIMO RIART. El diplomático norteamericano se hacía también eco, ese mismo día, de una información recibida del canciller paraguayo Justo Prieto, quien en viaje a la conferencia de consulta de ministros de Relaciones Exteriores de ciudad de Panamá del 23 de septiembre al 3 de octubre, fue urgido por el secretario de la Embajada de Alemania en Santiago de Chile a presentar un proyecto de revisión de todos los tratados de fronteras en América, sugerencia que fue rechazada. (37)
Al día siguiente, el ministro Howard informaba a Washington sobre su conversación con Prieto, quien le había asegurado que en el Paraguay no existían sentimientos favorables al nazi-fascismo, pero que a pesar de todo sería emprendida una intensa campaña publicitaria para impedir los esfuerzos propagandísticos de las potencias totalitarias, hasta acallarlos. El 6 de diciembre del mismo año Howard comunicaba que el presidente Estigarribia había indicado que el Paraguay ya no toleraría ninguna propaganda nazi. Y el 20 de diciembre de 1939 se hacía eco de la circulación de diverso material propagandístico procedente de Buenos Aires, algunos de ellos colocados en correos de Asunción sin indicación de remitente. En otros casos, eran documentos oficiales alemanes, traducidos abiertamente y expedidos por la Legación en Asunción. Se trataría, según Howard, de un plan de distribución general de material propagandístico.
En este último caso, resultaba difícil impedir su circulación sin enturbiar las relaciones paraguayo-germanas. El Paraguay, como los Estados Unidos y toda América, permanecía neutral. La vinculación con la Legación de Alemania era cordial y no había motivos valederos para protestar. Era riesgoso distinguir entre un material de propaganda y otro informativo, aunque éste contuviese elementos de aquél. La única salida era enfrentar la situación con las mismas armas. Así lo comprenderían norteamericanos e ingleses en el Paraguay, un par de años más tarde.
CITAS
12) Informe del Agregado Legal de la Embajada de los Estados Unidos de América en Asunción del 27 de mayo de 1946, que transcribe extractos de los archivos de la Legación de Alemania en el Paraguay. Folio 21, p.4, Archivo Político del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal de Alemania, Bonn
13) ídem, folio 20, p. 1.
14) Giudici, Ernesto, "Hitler conquista América", Editorial Acento, Buenos Aires, 1938, p. 244.
15) Informe del Agregado Legal de la Embajada de los Estados Unidos en Asunción, cit., folio 127, p.11 .
16) Idem, folio 27, pp. 1/2.
17) Idem, folio 24, p. 1.
18) Referencias de Bertoldo Seiferheld al autor.
19) Documentación de la Jefatura de la A.O. ("Auslandsorganisation"), Departamento de Organización Extranjera del Ministerio de Relaciones Exteriores del III Reich. Paraguay y Perú, 1937-1941, No. 28, documento No. 168682, Archivo Político del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal de Alemania, Bonn.
20) Documentación de la Jefatura de la A.O., cit., doc. No. 168687.
21) Idem, doc. No. 168686.
22) Informe del Agregado Legal de la Embajada de los Estados Unidos en Asunción, cit., folio 24, pp. 1 y 4.
23) Idem, folio 24, p.4.
24) Idem, folio 101, p.5.
25) Idem, varios folios. 26) ídem, ídem.
27) Idem, folios 101, 24 y 158.
28) Documentación de la Jefatura de la A.O., cit., doc. No. 168691.
29) Idem, doc. No. 168702/05.
30) Idem, ídem.
31) Idem, ídem.
32) Idem, ídem.
33) Idem, ídem.
34) Archivo Nacional de Washington, Record Group 59, General Records of the Department of State, Washington, D.C., documento No. 800.20210/315.
35) Idem, ídem.
36) Idem, ídem.
37) Idem, doc. No. 800.20210/447 y 448
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LOS AÑOS DE LA GUERRA GOBIERNOS DE
JOSÉ FÉLIX ESTIGARRIBIA e HIGINIO MORÍNIGO (1939/1945)
Revisión técnica: Alfredo Seiferheld
Corrección: Ada Rosa de Wehrle
Editorial Histórica.
Asunción-Paraguay 1986
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