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ALFREDO M. SEIFERHELD R. (+)
  NAZISMO Y FASCISMO EN EL PARAGUAY (1936/1939), 1985 - Por ALFREDO M. SEIFERHELD


NAZISMO Y FASCISMO EN EL PARAGUAY (1936/1939), 1985 - Por ALFREDO M. SEIFERHELD

NAZISMO Y FASCISMO EN EL PARAGUAY


V脥SPERAS DE LA II GUERRA MUNDIAL


GOBIERNOS DE RAFAEL FRANCO Y F脡LIX PAIVA聽 (1936/1939)


por 聽ALFREDO M. SEIFERHELD

Revisi贸n t茅cnica: Alfredo Seiferheld
Tapa: Jorge Gonz谩lez Saborino
Asunci贸n-Paraguay 1985
Por primera vez, un escritor paraguayo aborda el tema, de palpitante actualidad, de la influencia del nazi-fascismo en el Paraguay en v铆speras de la segunda guerra mundial. Alfredo M. Seiferheld inicia su estudio con la ca铆da del gobierno liberal de Eusebio Ayala y lo concluye con la asunci贸n del general Jos茅 F茅lix Estigarribia, relatando la toma del poder por el coronel Rafael Franco y su reemplazo, 18 meses despu茅s, por F茅lix Paiva. La historia de estos tres a帽os y ocho meses cargados de expectativas -enero de 1936 a agosto de 1939- acaba diecis茅is d铆as antes del estallido de la guerra mundial. En el libro, el autor revela aspectos poco conocidos de la historia del nazismo, como la fundaci贸n del partido nazi en el Paraguay en 1929, el primero en el mundo fuera de las fronteras alemanas y austr铆acas. Alfredo M. Seiferheld mantiene adem谩s el inter茅s mediante un mesurado equilibrio en la exposici贸n de sucesos europeos y locales. "Nazismo y fascismo en el Paraguay", que tambi茅n recoge el trascendente tema del antisemitismo, es a la vez un valioso estudio de historia pol铆tica contempor谩nea del Paraguay, referido a la segunda mitad de los a帽os treinta.

FOTO DE TAPA: 22 de agosto de 1935: el general Jos茅 F茅lix Estigarribia encabaza el desfile de la victoria del Chaco, sobre la avenida Colombia, actual Mariscal L贸pez. A su derecha, el edificio de la Legaci贸n de Alemania en Asunci贸n con las banderas nazi y alemana saludando a los vencedores (Fototeca: An铆bal Ferreira Menchaca)

PR脫LOGO

Un proceso hist贸rico no se halla articulado solamente con los hechos. Detr谩s de 茅stos hay tambi茅n, adem谩s de los intereses materiales concretos, factores ideol贸gicos que dan perfil y permiten definir su car谩cter global. En la historiograf铆a paraguaya, pocos trabajos han tenido el prop贸sito de mostrar la interacci贸n pol铆tico-ideol贸gica existente en los acontecimientos y sistemas estudiados. Y eso que ha predominado casi unilateralmente la descripci贸n pol铆tica, en desmedro de una visi贸n de conjunto que interpretara, sobre todo, los problemas estructurales que determinan y condicionan el curso de los sucesos hist贸ricos.

Quiz谩 una sensible limitaci贸n intelectual fuese la causa de esa fragmentariedad en la tarea del historiador. Despreocupado del cono-cimiento cient铆fico de la historia, la mayor铆a estim贸 siempre que la relaci贸n de los hechos y la exhumaci贸n de los documentos bastaban para hacer "historia". Las disciplinas auxiliares, como la sociolog铆a, la antropolog铆a, la econom铆a, la ciencia pol铆tica y la filosof铆a, parec铆an no existir. As铆 nuestra historiograf铆a se ha reducido, hasta ahora, a una mera narraci贸n pol铆tica del pasado. Obviamente, con ello se ha dejado de explicarlo.

Este problema es aun mayor respecto a la historia reciente. En la antesala de lo actual comienzan a emerger las l铆neas que dar谩n el marco singular al sistema socio-pol铆tico del presente. De ah铆 que el simple cronicismo acerca de los acontecimientos previos a nuestra 茅poca poco puede servirnos para entender la realidad de hoy. En la ausencia de un an谩lisis explicativo del pasado inmediato no s贸lo se elude su conocimiento, sino tambi茅n se contribuye a opacar la verdad del presente. Tal vez, por eso no se ha encarado todav铆a una investigaci贸n cient铆fica de los or铆genes del sistema ideol贸gico y pol铆tico del Paraguay actual.

Ninguna sociedad es impermeable a las corrientes ideol贸gicas de su tiempo. La nuestra no es una excepci贸n. No obstante, hubo un interregno de relativa originalidad: el Estado agrarista y autonomista del Dr. Jos茅 Gaspar de Francia. Su posterior intento de modernizaci贸n, con el modelo ya mercantilista de los L贸pez, a煤n quiso conservar la autonom铆a, particularmente en su esquema pol铆tico. Pero el ejemplo y la atipicidad no pod铆an continuar, tal como efectivamente ocurri贸 despu茅s.

El liberalismo que sigui贸 no vino sin embargo s贸lo con su ideal de la democracia. Junto con su postulado jur铆dico de la libertad, la igualdad y la soberan铆a popular, trajo e impuso el libre comercio, la propiedad privada -de la tierra y de los medios de producci贸n- y la acumulaci贸n capitalista, con su correspondiente jerarqu铆a social. Esa ideolog铆a representaba un desfase entre las condiciones reales de la sociedad y sus ideas-fuerza. El pa铆s, destrozado tras la guerra, no pod铆a adecuarse a su modelo de sociedad. Pasado el tiempo, demostr贸 no obstante ser 煤til para legitimar y garantizar un proceso de desigualdad social y econ贸mica.

En ese sentido, el Estado Liberal fue relativamente eficaz. Su aparato jur铆dico sirvi贸 para la implicaci贸n de una modalidad econ贸mica que se ajustaba a las exigencias del contexto internacional. Pero el car谩cter extractivo de la producci贸n -ligada a intereses transnacionales- y el irrelevante crecimiento de la econom铆a agro-exportadora, no permitieron la expansi贸n de la burgues铆a ni de una clase media clientelista. En cambio, la pobreza se hab铆a extendido, y con ella el descontento popular.

A esa circunstancia se agregaba el hecho de que el Estado liberal no pudo consolidarse en su estructura pol铆tica. El bipartidismo no funcionaba como sistema alternativo. Y dentro del propio partido gobernante reinaba la anarqu铆a. As铆, la "democracia representativa", aun cuando trataba de preservar un margen de libertad bastante gran-de para la 茅lite pol铆tica, no parec铆a ser ya id贸nea para salvaguardar los intereses del orden establecido o, quiz谩, para encontrar algunas respuestas a las contradicciones sociales.

La guerra del Chaco contribuy贸 a ampliar el escenario del conflicto. Los militares ya no querr谩n, de ah铆 en m谩s, ser simplemente la guardia pretoriana del poder civil. Adem谩s, el nacionalismo hab铆a resurgido, no tanto como un "hacer-la-naci贸n", sino m谩s bien como un "sentimiento-de-naci贸n".

Estamos, pues, frente a la decadencia pol铆tica del liberalismo local y ante la insurgencia de los "valores" y "principios" de las ideolog铆as del "nacionalsocialismo" y del "fascismo". En las d茅cadas del 30 y del 40, ellas sientan plaza en la enrarecida atm贸sfera de la pol铆tica paraguaya. Es ese el per铆odo que estudia Alfredo M. Seiferheld, para ofrecernos unos cuadros bastante v铆vidos de las luchas que, en el interior de nuestro proceso hist贸rico, llevan a cabo sus ep铆gonos a fin de dar un marco de justificaci贸n ideol贸gica a sus afanes de poder y dominaci贸n.

Una esquem谩tica exposici贸n de los condicionantes hist贸ricos y de las ideas que sirvieron de hilo conductor a la pol铆tica nazista y fascista, en su lugar de origen, nos permitir谩 seguramente extrapolar lo que sucedi贸 despu茅s en el Paraguay y comprender hasta qu茅 punto esas ideas encajaban -y son v谩lidas a煤n- para apuntalar un orden en franco deterioro y remozarlo mediante un sistema autoritario.

En 1919 comenz贸 en Alemania un movimiento pol铆tico denominado "nacionalsocialismo", que pronto fue popularmente conocido como partido nazi. Con rapidez se convirti贸 en un movimiento de masas. Con Adolfo Hitler a la cabeza consigui贸 en las elecciones de 1933 -la 煤ltima vez que participaron partidos de oposici贸n- unos 17 millones de votos. As铆, la mitad del electorado alem谩n hab铆a optado por un programa antidemocr谩tico, totalitario y militarista. Cat贸licos, conservadores y liberales votaron por el nazismo, pues ve铆an en 茅l la fuerza de contenci贸n que pondr铆a t茅rmino a la expansi贸n socialista. Una vez en el poder, el r茅gimen nazi complet贸 su modelo pol铆tico e ideol贸gico. Autoritarismo y partido 煤nico fueron su instrumento de monopolizaci贸n del poder. La libertad de prensa se convirti贸 en prensa regimentada. La cr铆tica se consideraba enemiga; s贸lo se consent铆a la propaganda. Todo el sistema educativo qued贸 bajo el control del partido. La juventud se organizaba en funci贸n de la defensa y promoci贸n de la "fe nacionalista" y como vocaci贸n de lealtad al "l铆der". Todos los sindicatos obreros fueron declarados ilegales y sustituidos por un Frente Unido de Trabajadores, controlado por el gobierno.

Las iglesias cristianas llegaron a ser perseguidas cuando se opusieron a la pol铆tica oficial. Ej茅rcito, partido y gobierno se vieron obligados a identificarse, sacrificando su rec铆proca autonom铆a bajo la subordinaci贸n del jefe del Ejecutivo. Cuando en 1945 la Alemania nazi perdi贸 la guerra, no s贸lo hab铆a "legado" a la humanidad la experiencia pol铆tica m谩s atrozmente represiva, sino tambi茅n el asesinato de casi seis millones de jud铆os, al impulso de una pol铆tica antisemita que se propuso la "soluci贸n final" de la cuesti贸n hebrea.

Las bases del apoyo social del nazismo fueron amplias y policlasistas. El respeto por la autoridad, profundamente arraigado en el pueblo alem谩n, no hizo dif铆cil la aceptaci贸n del sistema. Pero, sobre todo, implic贸 la adhesi贸n de la clase media baja y del empresariado industrial y financiero, adem谩s de los grandes terratenientes. Los empleados asalariados, los maestros y los funcionarios p煤blicos que deseaban ascender y sent铆an envidia por la opulencia, a la vez que tem铆an el trabajo, se dejaron manipular por la astuta propaganda que jug贸 con sus temores y ansiedades, atacando "la esclavitud del capitalismo inhumano" y el car谩cter "antinacional del marxismo bolchevique". Mientras, la clase econ贸micamente poderosa vio en el nazismo un decisivo aliado, tanto por su apoyo a la expansi贸n productiva y comercial, como por su promesa de abolir los sindicatos libres y mantener el r茅gimen de salarios. Asimismo, otro grupo social cuya colaboraci贸n fue decisiva era el de los militares. Las virtudes de la disciplina, del amor a la patria, del hero铆smo y de encarnaci贸n de la "raza superior", cotidianamente ensalzadas, sirvieron de motivaci贸n psicodin谩mica para que los militares se identificasen con el nazismo.

Si bien la gran depresi贸n econ贸mica fue la causa principal del ascenso del nazismo, no debe prescindirse del papel ideol贸gico. El romanticismo alem谩n y la tradici贸n filos贸fica que hac铆an derivar la paz, el bienestar y la justicia del poder absoluto del Estado regulador y de la eficacia de la autoridad, contribuyeron a forjar una doctrina que actu贸 como su "concepci贸n del mundo". La teor铆a organicista del Estado, basada en la raza y en la comunidad, en el destino manifiesto y en el esp铆ritu colectivo, fue sumamente 煤til para que el pueblo estimara menos los principios de la libertad, de la autonom铆a y de la igualdad. El culto a la personalidad, en tanto ella simboliza la capacidad paradigm谩tica, el "carisma" del poder e incluso la voluntad "providencial" como designio para la "grandeza nacional", lleg贸 a ser una de las formas de idolatr铆a popular "leg铆tima", puesto que el Estado necesita de un "conductor". Adam M眉ller, Julius Langbehn, Paul de Lagarde, Heinrich von Treiste y Moeller van den Brick son algunos de esos ide贸logos que desarrollaron una filosof铆a social en la que tuvieron preeminencia los valores del nacionalismo, del racismo, del autoritarismo y del absolutismo estatal. El nazismo se apropia de esa filosof铆a, la asume, y su principal ideol贸gico, Alfred Rosenberg, rechazar谩, en su nombre, la herencia del racionalismo, acusando a la raz贸n su "falsa" pretensi贸n de querer constituir una sociedad igualitaria y democr谩tica. El racionalismo -dijo- es causante de esta ilusi贸n que ha creado la "enfermedad" del di谩logo, de la discusi贸n y de la tolerancia. La "unidad de la naci贸n" est谩 por encima de cualquier otro objetivo, y procurar una moral superior a ella equivale a complotar contra la seguridad del Estado, m谩ximo "bien" al que debe aspirar el ciudadano.

En el trabajo de Seiferheld se encontrar谩, al apelar a la literatura pol铆tica de inspiraci贸n nazi-fascista, como soporte documental, la re-producci贸n de estos "ideales" en el proceso de instauraci贸n del autoritarismo "moderno" en el Paraguay. En lo que respecta al modelo pol铆tico, la similitud de procedimiento no deja de ser elocuente.

El fascismo, t茅rmino empleado para designar un r茅gimen totalitario, tuvo su origen hist贸rico en Italia. Surgi贸 en ese pa铆s motivado en gran parte por el fracaso de las instituciones parlamentarias y la debilidad de los liberales en el poder para hacer frente a las agitaciones econ贸micas y sociales, derivadas de la crisis que sigui贸 a la primera guerra mundial. El fascismo, que gobern贸 desde 1922, aprovech贸 el descontento de la clase obrera, el exacerbado patriotismo del momento, la predisposici贸n psicol贸gica de los ex combatientes de la guerra de no mantenerse al margen del poder y los temores de la burgues铆a, de los liberales y de los cat贸licos "ante el peligro socialista". Su populismo lo consigui贸 insistiendo en la necesidad de restablecer la autoridad del Estado, de convertirlo en baluarte de la ley, del orden y del progreso. Su l铆der, Benito Mussolini, estableci贸 privilegios institucionales a fin de hacer inexpugnable su posici贸n y control del poder, como Jefe de Estado y l铆der del partido. No permiti贸 competencia a su persona y mont贸 un sistema de comunicaci贸n y propaganda no s贸lo destinado a promover su "imagen carism谩tica" sino fundamentalmente a identificarlo con el partido, la naci贸n y el ej茅rcito. El partido, por su parte, lleg贸 a ser el instrumento de poder, de movilizaci贸n de las masas y de penetraci贸n en todas las esferas, asociaciones, instituciones y actividades nacionales. Afiliarse a 茅l era imprescindible para ocupar cargos p煤blicos y, en especial, para ser considerado "bueno y patri贸tico" ciudadano.

"El gobierno 'totalitario' de un partido sobre una naci贸n es una experiencia nueva en la historia", dijo Mussolini. Ten铆a raz贸n, puesto que se lo emple贸 para la represi贸n sistem谩tica contra los "enemigos" de la "patria", para controlar la vida del individuo y establecer un mecanismo de seguridad de car谩cter intimidatorio, que espiaba no solamente la acci贸n de los "opositores" sino tambi茅n de los propios militantes del partido. La sacralizaci贸n del "orden" y la "disciplina" se mezcl贸 con el culto a la figura del jefe, cuya voluntad de poder se justificaba con la mitoman铆a que afirma su calidad de "ser el fiel int茅rprete de los manes de la nacionalidad" y "preclaro ejecutor de la reconstrucci贸n nacional".

Con el idealismo de Gentile, el fascismo configur贸 una ideolog铆a que concedi贸 al Estado un papel absoluto, mientras que a los individuos y a los grupos sociales un rol relativo. Estos 煤ltimos son tolera dos en tanto se subordinan al Estado y no pueden atacarlo. El Estado, al proponerse el "bien com煤n" de la naci贸n y al concebirse con "voluntad propia", tiene un "fin 茅tico". Por lo tanto, debe ser conciliado como un "organismo superior", capaz de regular la vida de la sociedad y conducirla hacia su autoglorificaci贸n.

En lo econ贸mico, el fascismo introdujo la modalidad de las corporaciones, que era el mejor ejemplo de uno de sus dogmas esenciales: la supremac铆a del t茅cnico sobre el pol铆tico, de la econom铆a sobre las "est茅riles" instituciones c铆vicas, como las "parlamentarias". Habr铆a que sustituir la "hueca ret贸rica" por la "eficacia de la acci贸n". No obstante, las corporaciones devinieron finalmente en arma pol铆tica, al ser utilizadas tambi茅n como instrumentos de control gubernamental sobre los sectores obreros y las asociaciones patronales. Pero, b谩sica-mente, ellas representaron la intervenci贸n estatal en la actividad econ贸mica; la "nacionalizaci贸n" de algunos medios de producci贸n y de servicio p煤blico.

El fascismo no muri贸 con Mussolini en 1945. La historia del Estado policiaco-represivo ni del partido monopolista acab贸 con 茅l. Co-mo tampoco el poder vertical y personalista. Ya con anterioridad se hab铆a extendido en el continente europeo y arribado a Am茅rica Latina. En Espa帽a y Portugal ech贸 ra铆ces con Franco y Salazar. Algunas de sus caracter铆sticas tuvieron concreta manifestaci贸n en el r茅gimen de De Gaulle en Francia. En Am茅rica Latina, el fascismo se convirti贸 en la pesadilla de las instituciones republicanas. Desde mediados de la d茅cada del 30, no dej贸 descansar a los t铆midos intentos de democratizaci贸n, perturb谩ndolos siempre con reg铆menes discrecionales y autocr谩ticos. De norte a sur, de Venezuela a la Argentina, pasando por el Brasil, la influencia de su doctrina se vio reflejada en una pr谩ctica totalitaria que, sin poder afirmarse, interfer铆a los esfuerzos por consolidar las libertades c铆vicas y el sistema democr谩tico de gobierno.

En el Paraguay, al t茅rmino de la guerra del Chaco, las condiciones hist贸ricas estaban dadas para el surgimiento de una corriente pol铆tica que suscribiera tanto el nacionalismo exasperado del nazismo como la propuesta tecnocr谩tica corporativista del fascismo. El Partido Liberal, largos a帽os en el poder, no tendr铆a ya la suficiente fuerza como para garantizar el "orden" y la "paz" que el "pa铆s" necesitar铆a para superar las agudas contradicciones econ贸micas y sociales a las que le hab铆a sumido un Estado formalista, impasible al abuso del legalismo que permit铆a toda clase de expoliaciones a los estratos despose铆dos de la poblaci贸n. En el Partido Colorado, tambi茅n de extracci贸n ideol贸gica liberal, hac铆a tiempo que las ideas-fuerza motoras del inconsciente colectivo hab铆an erosionado la ortodoxia de su doctrina, al difundirse en su seno nuevos valores, con los cuales precisamente el nazismo y el fascismo hicieron eclosi贸n. O'Leary hab铆a dado la base del culto a la heroicidad -culto no a la raz贸n, al civismo y a la democracia, sino a hombres que cumplieron un papel b茅lico-patri贸tico en el pasado-; y Dom铆nguez, la autoestimaci贸n de la "raza superior". A la revalorizaci贸n de lo "heroico" y a la sublimaci贸n de la "raza" -concepto zool贸gico, no biol贸gico- como infraestructura emocional, Natalicio Gonz谩lez sum贸 la arquitectura aparentemente racional para pretender la remoci贸n "organicista" del Estado paraguayo. A la denuncia de que el "derecho" no bastaba para que cumpliera un rol de m谩s efectiva regulaci贸n en la vida nacional, formul贸 la necesidad del paso a un "Estado de Justicia", cuya funci贸n sea "servir al hombre libre". Pero lo determinante es el papel absolutista que otorg贸 al Estado, al conferir no a la sociedad sino a 茅ste la iniciativa y la acci贸n para dirigir el "destino de la naci贸n". Con ello, el Partido Colorado estaba predispuesto a contribuir con la liquidaci贸n pol铆tica del Estado liberal, pero no en la direcci贸n, por ejemplo, de una sensibilidad socializante insinuada en Blas Garay y en Ignacio A. Pane, que careci贸 de continuidad en el partido, sino en la de algunos elementos ideol贸gicos muy fuertes del fascismo y del nazismo.

La "revoluci贸n de febrero" de 1936 potencializ贸 los factores hist贸rico-institucionales para la instauraci贸n del nazi-fascismo en el Pa-raguay, en el marco de una ambig眉edad y plural posici贸n ideol贸gica. Un sector, el de mayor peso pol铆tico, abraz贸 las ideas del fascismo y, seguramente, alent贸 la alianza c铆vico-militar para gobernar el pa铆s. Otro, el liderado por Stefanich, opt贸 por el reformismo "solidarista", un sincretismo ideol贸gico que trat贸 de conciliar el comunitarismo cat贸lico con el neo-subjetivismo moralista de corte liberal. Y, por 煤ltimo, el sector que propugnaba el socialismo, con Anselmo Jover Peralta. El triunfo de la, primera tendencia represent贸 el gran eslab贸n inicial del proceso de fascistizaci贸n de la pol铆tica paraguaya y del Estado. Ese triunfo se afirm贸 despu茅s, cuando el poder se desplaz贸 efectivamente hacia el predominio de la fuerza militar, y adquiri贸 las formas jer谩rquicas y represivas del autoritarismo. Facciones conservadoras del liberalismo, del febrerismo y del Partido Colorado prestaron su colaboraci贸n para esa estrategia.

En lo formal jur铆dico, instancia de legitimidad de una ideolog铆a dominante, el adefesio constitucional de 1940 consagr贸 el desequilibrio en la estructura de poder del Estado, dando testimonio de que el fascismo hab铆a penetrado en las capas pol铆ticas de este pa铆s.

Pero el Estado, aun con la aparente disoluci贸n de su contenido y envoltura liberal, 驴no adquiri贸 un sistema de poder autoritario para conservar los privilegios sociales existentes? 驴No cambi贸 algo en lo pol铆tico para que, con algunas variantes, la estructura econ贸mica montada con el liberalismo tuviese continuidad y mejor protecci贸n? En fin, 驴hasta qu茅 punto el fascismo local no es m谩s que la intervenci贸n de las fuerzas represivas para asegurar la inmovilidad de la vieja estructura social?

El libro de Alfredo M. Seiferheld no resuelve expl铆citamente estos interrogantes, pero aporta las materias primas para una hermen茅utica cr铆tica de la historia contempor谩nea del Paraguay. Con la profusa documentaci贸n del historiador que trabaja con las fuentes y, en base a ella, construye la trama argumental y descriptiva de su objeto de investigaci贸n, ofrece una obra 煤til para la interpretaci贸n anal铆tica de la g茅nesis y arraigo de las modalidades fundamentales de la ideolog铆a nazi-fascista en el pa铆s. En un amplio friso, casi gr谩fico en sus significaciones, revela sorprendentes complicidades e identificaciones con esa ideolog铆a, de las que no escapar谩n ilustres figuras e instituciones nacionales. Haciendo abstracci贸n de lo dedicado al "antisemitismo" y acaso aun con 茅l, Seiferheld ha elaborado un referente valioso para la explicaci贸n causal del modelo pol铆tico que ha inficionado compulsivamente el proceso c铆vico de nuestra historia. En ese sentido, el libro es una clave pr贸xima para entender la quietud en la que inercialmente quedaron prisioneras nuestras actuales vicisitudes c铆vicas de libertad y democracia.

El nazi-fascismo no es, en efecto, una experiencia clausurada en la historia del Paraguay. Sus variantes pol铆ticas tienen todav铆a, con mayor o menor rigor, una continuada vigencia. Bastar铆a recordar, como tipificaci贸n relacional, algunas de sus caracter铆sticas para verificar su incidentalidad. Est谩n, de hecho, presentes los m茅todos funcionales de un sistema vertical de poder, de un Estado que se esfuerza por ser eficiente en su capacidad represiva, de un partido oficialista que no oculta su voluntad de monopolizaci贸n pol铆tica, de una pr谩ctica que identifica gobierno con Estado y que utiliza, adem谩s, los aparatos de 茅ste para la propaganda y actividades proselitistas del partido.

De igual manera, est谩n los elementos manipuladores de conciencia colectiva, como la apelaci贸n reiterativa y meramente emocional al nacionalismo, el rito cotidiano del culto a la personalidad, la actitud maniquea de dividir la naci贸n entre buenos y r茅probos, la apropiaci贸n unilateral de los valores c铆vico-nacionales, y la agresi贸n verbalizante y represiva contra el pluralismo ideol贸gico.

La historia tiene la obligaci贸n de explicar los factores concurrentes que estructuran como un todo las articulaciones de este proceso. La clarificaci贸n que logre exponer al respecto, contribuir谩 a su supe raci贸n. El conocimiento objetivo que aporta la historia es un puente hacia el estadio superior de la sociedad, en el salto hacia el reino de la libertad. Para cada hombre y todos los hombres.

JUAN ANDR脡S CARDOZO


INTRODUCCI脫N
Dos hombres de formaci贸n y car谩cter radicalmente dispares gobernaron el Paraguay durante los tres a帽os y medio que antecedieron a la eclosi贸n de la segunda guerra mundial. El coronel Rafael Franco y el doctor F茅lix Paiva no ten铆an parecido alguno, excepto que ambos eran paraguayos. El primero, un joven y valiente militar de 39 a帽os, sin experiencia ni pol铆tica ni p煤blica; Paiva, a los 60, casi un anciano, un hombre digno, de Derecho y de partido, hasta entonces el de m谩s edad entre los mandatarios paraguayos al asumir la presidencia.

El 煤nico rasgo com煤n a ambos era que para la 茅poca -segunda mitad de los a帽os treinta- ninguno de ellos hubiera alcanzado la primera magistratura en circunstancias normales. Lo que indicaba que el Paraguay viv铆a d铆as de inestabilidad, secuela inevitable de la guerra que acababa de concluir por el Chaco. Franco representaba las nuevas inquietudes; Paiva, en cambio, era el prototipo de un tiempo que luchaba por sobrevivir. Y ambos, insertos en aquel periodo de transici贸n, sumaron cuarenta y dos cruciales meses de gobierno, en un momento no menos crucial de lo historia de la humanidad.

Estas p谩ginas no pretenden hacer un an谩lisis pol铆tico del per铆odo 1936-1939, sino apenas destacar sus complejos elementos, en medio de los fundamentales cambios de estructura que se operaban en Europa, concretamente en Alemania, Italia y Rusia. El Paraguay pertenec铆a a ese mundo y, como tal, no fue ajeno a sus desbordes.

El a帽o 1936 es, pues, algo m谩s que una l铆nea divisoria arbitrariamente trazada para facilitar la tarea historiogr谩fica. Principia por entonces en el Paraguay un serio cuestionamiento del liberalismo como doctrina y accionar pol铆tico, a cuyo amparo se hab铆an consolidado las instituciones republicanas y abierto las puertas a la inmigraci贸n. Esta segunda mitad de la d茅cada del treinta marca, asimismo, el inicio de las convulsiones de la posguerra con la revoluci贸n del 17 de febrero de 1936; provoca la cr铆tico a la Constituci贸n jurada en 1870 y derogada bajo el gobierno revolucionario, y delata un mayor af谩n de modernizaci贸n del pa铆s mientras empresas extranjeras, buscadores de petr贸leo, inversionistas, etc. ponen su mirada en 茅l. Del mismo modo, significa la negociaci贸n de los primeros cr茅ditos norteamericanos obtenidos por el general Jos茅 F茅lix Estigarribia como ministro paraguayo en Washington, el a帽o 1939.

Sucesos de gravitaci贸n dominan los acontecimientos mundiales, llevando los intentos de paz por el despe帽adero: la consolidaci贸n del fascismo en Italia y del nacionalsocialismo en Alemania; la guerra civil espa帽ola que es su primer campo de experimentaci贸n; el rearme alem谩n y la belicosidad italiana en Etiop铆a y Albania; el "Anschluss" o anexi贸n de Austria al Tercer Reich, y el pacto de Munich, a cuya claudicaci贸n se suma su desconocimiento por Alemania para borrar a Checoeslovaquia como naci贸n, son eslabones de una misma cadena que sojuzgar谩 por la fuerza y el amedrentamiento.

En este encuadre, las doctrinas totalitarias tambi茅n alcanzan Sudam茅rica. El servicio de inteligencia alem谩n env铆a o recluta agentes, al tiempo que circula una densa propaganda, h谩bilmente encubierta. Todo ello sin descartar la posibilidad -a煤n remota- de que la importante comunidad alemana sirviera alg煤n d铆a como quinta columna a los prop贸sitos del nazismo.

Si bien la filial del Partido Nazi (NSDAP) se organiz贸 en el Paraguay por iniciativa individual en 1929, es decir cuatro a帽os antes de la toma del poder por Adolfo Hitler, el pa铆s no tuvo para Alemania, con mucho, la importancia que se asignaba a la mayor铆a de los dem谩s en Sudam茅rica. Carente el Paraguay de costas mar铆timas, los esp铆as al servicio del "Abwehr" (Amt-Ausland der Oberkommando der Wehrmacht) o Departamento Exterior del Comando Superior de las Fuerzas Armadas, nada ten铆an que reportar de aqu铆 sobre movimientos de buques mercantes o de la Armada, carga y descarga de productos, rutas mar铆timas, etc., como era el caso desde el litoral del Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Per煤 e incluso el Ecuador. Tampoco ten铆a el Paraguay un volumen comercial que interesase, pues no era productor de ning煤n rubro que no se manufacturaba allende sus fronteras, Incluso Bolivia, mediterr谩nea como el Paraguay, ten铆a una explotaci贸n mineral estrat茅gicamente apetecida.

Con todo, el Paraguay formaba parte del continente y estaba destinado a cumplir alg煤n servicio. Aislado por la geograf铆a, el pa铆s pod铆a proveer, en caso urgente, de refugio a agentes perseguidos o descubiertos en los pa铆ses vecinos. Stanley E. Hilton, autor del m谩s importante estudio que conocemos sobre el espionaje alem谩n en Sudam茅rica de antes y durante la segunda guerra mundial, refiere una de estas situaciones. Walter Giese, esp铆a nazi en el Ecuador, corr铆a peligro de ser deportado en tiempos de guerra. La central del "Abwehr" en Hamburgo instruy贸 para que, en caso de producirse su expulsi贸n, Giese, al铆as "Grifo", se dirigiese a Chile o al Paraguay.

El Paraguay tambi茅n pod铆a facilitar documentaci贸n falsa a quienes la necesitasen, como ocurrir铆a con varios agentes nazis, as铆 como con algunos ex-tripulantes del "Graf Spee" acorazado hundido frente a Montevideo a finales de 1939. Por su posici贸n de encrucijada, su territorio era un puente para las redes de espionaje montadas en sus grandes vecinos. Y pod铆a, como aconteci贸 finalmente, servir como refugio a elementos nazis huidos de Europa o del mismo continente americano.

Esta obra, que pretende reconstruir los a帽os previos al estallido de la guerra, adolece de importantes vac铆os. No hemos podido localizar los archivos que pertenecieron a la Legaci贸n de Alemania en Asunci贸n y que en octubre de 1946, durante el gobierno del general Higinio Mor铆nigo, hab铆an pasado a la "Comisi贸n Asesora de la Propiedad Enemiga" creada para manejar y administrar bienes que fueron del Eje. Tampoco hemos podido dar con los papeles del "Deutscher Volksbund fuer Paraguay" o "Uni贸n Germ谩nica", los que tras su clausura el 29 de octubre de 1943 pasaron a poder del Ministerio del Interior. 聽Esa instituci贸n cumpli贸 un importante papel en la organizaci贸n de la propaganda nacionalsocialista en el pa铆s.

Pero el Paraguay ser铆a mucho m谩s vulnerable a la influencia ideol贸gica que a la pol铆tica. Su cuerpo social se contagi贸 del virus fascista y de la doctrina racial nazi que predicaba la segregaci贸n y la superioridad aria. Mientras contingentes de jud铆os buscaban refugio en alg煤n rinc贸n del mundo, la tesis de su minusval铆a lleg贸 al Paraguay bloqueando su ingreso. Con todo, muchos eludieron las restricciones legales, y provistos de documentaci贸n incompleta o adulterada traspusieron sus fronteras.

El nazismo introdujo aqu铆, entre otros elementos, el manique铆smo y el odio al adversario pol铆tico, los que todav铆a subsisten en la vida c铆vica paraguaya. Pero sus partidarios de allende y aquende las fronteras no advirtieron -o no les preocup贸- que semejante actitud, 聽junto al menosprecio que sent铆an por quienes no compart铆an sus sentimientos, conduc铆an inevitablemente a un nuevo enfrentamiento b茅lico. Cuando a mediados de agosto de 1939 F茅lix Paiva, sucesor de Rafael Franco, entregaba la banda presidencial al general Jos茅 F茅lix Estigarribia, faltaban apenas dos semanas para que una nueva guerra fuese el corolario de esa siembra de odios.

En 1985 se cumplieron cuarenta a帽os del final del enfrentamiento, en el que tambi茅n se derram贸 sangre latinoamericana. Desde entonces, el mundo no es el de antes. Tambi茅n en el Paraguay el totalitarismo dej贸 secuelas en su legislaci贸n y en la actitud pol铆tica de sus hombres. La tesis de la superioridad 茅tnica no triunf贸, pero prevaleci贸 la concepci贸n de una sociedad para superiores e inferiores, para buenos y malos, para patriotas y anti-patriotas, conforme la supremac铆a de una u otra ideolog铆a. Ha sido 茅sta la gran herida que dejaron al mundo aquellos convulsionados a帽os.
A. M. S.


INDICE
PROLOGO - JUAN ANDR脡S CARDOZO
INTRODUCCI脫N
路 Muerte de Salom贸n Sirota/ Febrero de 1936: errores gubernistas precipitan los acontecimientos/ La I Divisi贸n de Campo Grande aparece en el escenario pol铆tico paraguayo
II* RACISMO Y TOTALITARISMO EMERGEN DE LA CONFUSION REVOLUCIONARIA
路 La amalgama de ideolog铆as lleva a la discrepancia revolucionaria "Ni Roma, ni Berl铆n, ni Mosc煤"

III* LA INTOLERANCIA POLITICA Y RACIAL ACOMPA脩A A LAS IDEAS TOTALITARIAS

IV* PANGERMANISMO Y SUE脩OS IMPERIALES DE ROMA ALCANZAN SUDAMERICA
Se constituye en el Paraguay el primer partido nazi extranjero del mundo/ La canciller铆a del Reich designa a Hans Buesing como ministro plenipotenciario ante el gobierno de la revoluci贸n / Italianos del Paraguay saludan con el brazo en alto Roosevelt: primer presidente norteamericano que visita Sudam茅rica/ Jud铆os alemanes buscan refugio en el Paraguay/ El nacionalsocialismo se infiltra en las colonias menonitas/ Se aplican las primeras restricciones legales a la inmigraci贸n

V* SE DESMORONA EL GOBIERNO DE LA REVOLUCI脫N
Arturo Bray: jefe de polic铆a de la capital / Alemania extiende sus fronteras: anexi贸n de Austria y claudidicaci贸n en M煤nich/ Las grandes potencias luchan por los mercados sudamericanos.

VI* FALLIDA INMIGRACI脫N SEMITA A CONCEPCI脫N

路 Se radicaliza la posici贸n nazi-fascista en Europa/ La penetraci贸n nazi se consolida en el Paraguay / Se motivan las primeras discusiones parlamentarias/ La ideolog铆a fascista gravita en algunos sectores del pa铆s

VII* AM脡RICA DEJA DE SER PARA TODOS LA NUEVA TIERRA PROMETIDA
路 No prospera una legislaci贸n contra la inmigraci贸n jud铆a/ Se estimula el negociado de visas y pasaportes/ Se manifiesta preocupaci贸n por una posible penetraci贸n japonesa en el Paraguay/ "El Tiempo" reacciona ante la candidatura de Estigarribia/ Ca铆da de Barcelona y Madrid. El acuerdo de M煤nich queda hecho trizas/ La propaganda radial del nacionalsocialismo tambi茅n llega al Paraguay/ El Partido Comunista ofrece su colaboraci贸n a Estigarribia/ Estigarribia apoya una pol铆tica inmigratoria sin restricciones/ Toca a su fin el gobierno de Paiva
CITAS
AP脡NDICE DOCUMENTAL
HISTORIA Y PROGRAMA DE LA
"ORGANIZACION DE LOS ALEMANES EN EL EXTRANJERO"

(Del "Anuario de la Organizaci贸n Exterior del NSDAP", 1939) Organizaci贸n: Todas las personas de sangre alemana que viven m谩s all谩 de las fronteras del Reich como alemanes y los que poseen la ciudadan铆a alemana son los llamados "alemanes del extranjero" (Auslandsdeutsche).

脷nicamente de estos ciudadanos alemanes se ocupa la "Organizaci贸n de los alemanes en el Extranjero". No es posible decir la cantidad exacta de ellos. Alemanes del extranjero, desde el punto de vista de la Organizaci贸n, son tambi茅n los 80.000 pertenecientes a los oficios relacionados con la marina.

Las principales particularidades de la Alemania precursora del nacionalsocialismo, es decir, la divisi贸n en peque帽os Estados y partidos, ha sido el aspecto preponderante que presentaban las colectividades en el extranjero antes y despu茅s de la guerra mundial, hasta el a帽o 1933. Los distintos grupos de partidos guiados por intereses personales, etc., nunca han podido implantarse en el exterior. Por estas razones los alemanes del extranjero no han formado parte de ellos, siguiendo en consecuencia sus propios caminos. Detr谩s de una Alemania deshecha y debilitada, que demostraba muy poco inter茅s por sus s煤bditos residentes en el extranjero, se reunieron los que pose铆an a煤n el esp铆ritu de solidaridad, y los que estaban ligados por distintas razones (por ejemplo: escuelas, iglesias, deporte), a clubes y asociaciones de car谩cter "no pol铆tico". Los primeros han alcanzado a veces 茅xitos sorprendentes, mientras que los 煤ltimos se agotaron en simples reuniones de car谩cter patri贸tico, -separados por su posici贸n social y su fortuna- no ayudando mayormente a reemplazar la patria. Se ocupaban solamente en formalidades, no comprendiendo tampoco las exigencias del nacional-socialismo.

Las primeras asociaciones nacionales-socialistas en el extranjero se formaron sin ayuda de la patria. Su fundaci贸n se basaba en el deseo de los alemanes del extranjero de pertenecer a la "NSDAP" demostrando su adhesi贸n hacia Adolfo Hitler. Para la mayor铆a de los alemanes residentes en el extranjero fue una gran sorpresa el 茅xito logra-do por el nacionalsocialismo en el plebiscito del 14 de septiembre de 1930, pues no ten铆an ninguna impresi贸n personal del desastre econ贸mico de la Rep煤blica de Noviembre, como tampoco de la peligrosa penetraci贸n del comunismo y del comienzo de una nueva y mejor Alemania bajo la direcci贸n del nacionalsocialismo.
Tom贸 la iniciativa de combatir este mal un grupo de hombres, antiguos residentes en el extranjero, los cuales se reunieron en Hamburgo, en el oto帽o de 1930, para comenzar los trabajos preliminares destinados a fundar una oficina de servicio (Dienststelle), que el 1掳 de mayo de 1931 tom贸 el nombre "Secci贸n para el extranjero de la NSDAP" con sede en Hamburgo. Todo alem谩n residente en el extranjero deb铆a figurar, sin excepci贸n alguna, en el registro de la "Secci贸n para el extranjero". Ya en el a帽o 1931 pudieron formarse nuevos grupos y en 1932 fund谩ronse los primeros grupos de distrito.

En los primeros meses despu茅s de la toma del poder por el nacionalsocialismo, esa "organizaci贸n" llev贸 por un tiempo el nombre de "Secci贸n para los alemanes en el extranjero bajo la direcci贸n de la AO", hasta que el 3 de octubre de 1933 le fue entregada al representante del F眉hrer, bajo la denominaci贸n de "Organizaci贸n de los alemanes en el extranjero de la NSDAP".

Los miembros del partido en el extranjero son subordinados a la "AO" (Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero). La "AO" es la 煤nica secci贸n del partido para todos los grupos en el extranjero. Las comunicaciones oficiosas entre todas las secciones del partido con las organizaciones de la "NSDAP" en el extranjero son enviadas por intermedio de la "AO". Seg煤n una disposici贸n de 16 de marzo de 1934, el representante del F眉hrer orden贸 que tambi茅n todos los miembros del partido que poseen un registro mar铆timo, y los pilotos alemanes, deben estar subordinados a la "AO".

Estas disposiciones pusieron fin a todos los malentendidos que se produc铆an en el trabajo alem谩n en el extranjero. En marzo de 1935 la "AO" estableci贸 su sede en Berl铆n, contando ya con 170 empleados oficiales.

Despu茅s que el nacionalsocialismo tom贸 el poder, aument贸 grandemente la cantidad de miembros de los distintos grupos y asociaciones. 548 "grupos de pueblo" y puntos de apoyo, adem谩s de 45 "grupos de distrito" independientes, y 1097 grupos en la marina, forman hoy la "Organizaci贸n de los alemanes en el extranjero".


LOS DIEZ MANDAMIENTOS PARA LOS ALEMANES DEL EXTRANJERO

Ya en el a帽o 1931 fue formulada la tesis que sirve como mandamientos para cada miembro de partido de la Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero, contenidos 茅stos en el carnet de socio que se le entrega.

Son los siguientes:

1. Respeta las leyes del pa铆s cuyo hu茅sped eres.

2. La pol铆tica del pa铆s que te brinda hospitalidad, d茅jala hacer a sus habitantes. No te intereses en la pol铆tica interna de un pa铆s extra帽o. No participes en ella ni siquiera en forma de una conversaci贸n.

3. Confi茅sate siempre y en todas partes como miembro del partido.

4. Habla y obra siempre de tal manera, que hagas honor al nacionalsocialismo y, en esa forma, a la nueva Alemania.
5. Trata de ver en cada alem谩n del exterior a tu connacional, es decir, a una persona de tu sangre y manera de ser. Dale la mano sin tomar en consideraci贸n el cargo que ocupa. Todos somos "trabajadores" de nuestro pueblo.

6. Ayuda de coraz贸n a tus connacionales cuando viven, sin culpa, en la miseria.

7. No seas 煤nicamente socio sino tambi茅n, y en primera l铆nea, colaborador. Instr煤yete sobre historia, programa, etc., del nacionalsocialismo.
8. Propaga y lucha d铆a a d铆a para el ingreso de todos los alemanes en el partido. Conv茅ncelos sobre la rectitud de nuestra evoluci贸n; la necesidad de nuestro 茅xito, para que siga viviendo Alemania. Lucha con armas espirituales.

9. Lee nuestro 贸rgano de partido, impresos y libros.

10. Ponte en relaci贸n con todos los miembros del partido de tu lugar. Si existe all谩 un "punto de apoyo" o un "grupo de pueblo", debes serle un colaborador disciplinado y laborioso. No trates 煤nica mente de no provocar conflictos, sino que pon todas tus fuerzas para evitar desacuerdos.
Estos diez mandamientos revelan el sentido que da la Alemania nacionalsocialista al trabajo alem谩n en el extranjero. Antes significaba el trabajo alem谩n en el extranjero apelar a la compasi贸n de los connacionales o trabajos muy intensos en los archivos y, en algunos casos, ayuda material. El trabajo alem谩n en el extranjero bajo el nacional-socialismo, significa la inclusi贸n del hombre, su clasificaci贸n y su arrojo. El reconoce solamente como ley suprema el derecho de la comunidad del pueblo; de la que la comunidad de los alemanes en el extranjero ("Auslandsdeutschtum") forma solamente una parte. El tiene como principal objeto, lo siguiente: el Reich y su pueblo no est谩n para la comunidad alemana en el extranjero, sino que ellos exigen lo contrario, es decir, que la comunidad alemana en el extranjero, deber谩 tomar parte en los deberes de la Naci贸n. Preparar a la comunidad alemana en el extranjero para esos deberes, es el trabajo de la "Organizaci贸n nacionalsocialista de los Alemanes en el Extranjero". El prop贸sito de su trabajo es conseguir la unidad de destinos, por dentro y por, fuera.
Para conseguir esto, es indispensable establecer la verdadera comunidad del pueblo en el exterior. Puede ser 煤nicamente nacional-socialista. Tiene que estar en condici贸n de ayudar en toda forma, sin distinci贸n de clases. El alem谩n del extranjero carece de la protecci贸n y direcci贸n del Estado, lo que le da al alem谩n en su pa铆s el sentimiento de estar incorporado al gran mecanismo nacional. La organizaci贸n de los alemanes en el extranjero comprende a aqu茅llos que contemplan su colaboraci贸n a los deberes alemanes y a los prop贸sitos del F眉hrer como el contenido de su vida; y tambi茅n a los que no son miembros del partido, de viejas asociaciones, etc., si es que quieren ser alemanes. El sentimiento de pertenecer de cualquier manera al nacionalsocialismo le da a cada uno, otra vez, un objetivo a su vida. Que esta unidad de pueblo se consigue luchando, es l贸gico y bueno. Lucha, produce vida; pero es fatal cuando el idealismo se pierde en el terreno de la lucha personal, o cuando se desarrollan semejantes diferencias bajo los ojos del pa铆s que brinda hospitalidad. Por eso la lucha alemana en el extranjero exige mucha disciplina. Por eso es muy grande la responsabilidad de la Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero al elegir a sus representantes y colaboradores.
Una fuerte y unida comunidad de pueblo en una colonia alemana en el extranjero y en un vapor alem谩n, es la condici贸n de ser en el mundo y en el pa铆s en donde residen, o sea, un todo. Es el representante de un pa铆s grande y laborioso. No es una c茅lula de un "imperialismo conspirador", que espera la oportunidad para perjudicar al pa铆s donde es hu茅sped -de lo que se ha acusado a la Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero, con mala intenci贸n, es decir, de los que antes se han burlado de ellos por su indignidad-, sino que es un conjunto de orden y comprensi贸n. El "mandamiento" de la no-intervenci贸n en la pol铆tica del pa铆s que los hospeda y la idea que tiene formada el nacionalsocialismo de la dignidad de otros pueblos, hablan en contra de los ataques hacia la "AO". A ning煤n Estado se le puede negar compenetrar a sus ciudadanos en el extranjero de sus ideas. Tampoco al Tercer Reich. Y nada en el mundo puede quitarle la responsabilidad que siente un alem谩n del extranjero por su pueblo y por su Reich. La legalidad de la Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero se basa en la m谩s 铆ntima ley de la mundivisi贸n nacional-socialista, que solamente quiere ser para el pueblo alem谩n. Reconocerla y hacer efectivas las fuerzas de la comunidad alemana en el extranjero, significa para el Estado ajeno una comunidad de hu茅spedes disciplinados y leales dentro de sus fronteras.

La Organizaci贸n de los Alemanes en el Extranjero no llegar铆a a conseguir su finalidad si no hubiera tomado por principio hacer desaparecer la desvinculaci贸n de los alemanes del exterior con el Reich, a causa del separatismo del Estado existente hace varios siglos. La direcci贸n nacionalsocialista del Reich ha reconocido este mal y est谩 decidida a combatirlo. Hay que mencionar aqu铆 que tienen gran 茅xito las instituciones educacionales nacionalsocialistas en el intercambio escolar, y que el Jefe de la Juventud alemana del Reich Alem谩n ha ordenado recientemente que todos los jefes superiores de la juventud hitleriana deben haber permanecido un tiempo en el extranjero.
La Organizaci贸n de los Alemanes del Extranjero, que es al mismo tiempo la uni贸n de millones de hombres y mujeres alemanes que conocen el extranjero, no dejar谩 de cumplir los importantes deberes que quiere realizar.
Enlace recomendado al libro:


LOS A脩OS DE LA GUERRA
GOBIERNOS DE JOS脡 F脡LIX ESTIGARRIBIA e HIGINIO MOR脥NIGO (1939/1945)

Revisi贸n t茅cnica: Alfredo Seiferheld

Correcci贸n: Ada Rosa de Wehrle

Editorial Hist贸rica.

Asunci贸n-Paraguay 1986



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